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Fragmento tomado de: Klein, Irene (2007), El taller del escritor universitario, Buenos Aires, Prometeo Libros.
Leer y comprender
Cabe recordar que es solo a través de la lectura de fuentes bibliográficas que el estudiante se vincula con los
contenidos de una materia, es decir, aprende. No basta con que concurra a clase, escuche la exposición del
docente, tome apuntes. Esto, sin duda, acompañará su proceso de lectura y aprendizaje orientándolo en el modo,
que es específico de cada disciplina, en que se espera que lea la bibliografía, pero en sí mismo resulta insuficiente.
La lectura de fuentes bibliográficas generalmente comprende diversas instancias. Una lectura de carácter más
general suele preceder a otra más profunda y detenida en la que el lector se formula preguntas acerca de lo que lee,
lo vincula con lo que ya sabe, establece recapitulaciones, vuelve sobre lo ya leído. El lector actúa de manera
estratégica para garantizar una lectura eficaz y controlada que permita la elaboración de significados que
caracterizan al aprendizaje (Solé, 1992) porque leer no es un proceso pasivo de decodificación de la palabra
escrita. Implica un proceso de lectura estratégica y comprensiva en el que el lector interactúa (Kintsch, 1998) con
la propuesta de organización textual realizada por el autor del texto, identifica las ideas más pertinentes que
globalizan la información y la manera como el escritor las ha puesto en relación a través de una estructura retórica
determinada.
Es decir, el lector comprende un texto si es capaz de decir de qué se trata el texto. Recuperar la macroestructura
implica tomar conciencia de que todo texto obedece a un plan de acción que es […] resultado de la selección y
ordenación de las ideas que un escritor ha realizado en el texto. […]
Las macrorreglas la supresión, la selección, la generalización y la construcción son procedimientos que utiliza el
lector para reducir la información semántica.
La supresión permite eliminar la información incidental, irrelevante o redundante, como detalles, ejemplos,
repeticiones, o sea, aquella información que se considera innecesaria para la construcción de la estructura global del
significado del texto o macroestructura semántica.
La selección implica la omisión de elementos que son condiciones o consecuencias de otro elemento no omitido.
La generalización es el procedimiento por el que se sustituyen diversos elementos por un concepto más abstracto o
general (por ejemplo, en el caso de las enumeraciones, se las integra bajo una categoría o conceptos que designan al
conjunto).
La construcción o integración es la deducción que se realiza partir de la información explícita que provee el texto.
Las macrorreglas permiten condensar el texto y reducirlo a sus macro-proposiciones. La macroestructura, en
tanto descripción de la estructura semántica del texto, remite de algún modo al plan de texto que ha elaborado el
escritor para otorgarle coherencia global. Por lo tanto, si los lectores elaboran un resumen a partir de la
identificación de la macroestructura de un texto, los escritores producen un texto a partir de una macroestructura
o plan de texto. Ambos procesos implican una construcción significativa que permite sostener la coherencia
textual.
Sin embargo, la coherencia textual no es una mera propiedad abstracta del texto sino un fenómeno
interpretativo en el que intervienen los conocimientos del sujeto lector. En otras palabras, el significado del
texto no proviene solo del texto sino que es resultado de un proceso en el que interactúan el texto y el lector, o
sea, las propiedades del texto y las posibilidades cognitivas del lector. Esto no significa que las interpretaciones
sean totalmente arbitrarias porque el autor del texto fuente emplea recursos, pistas (como el uso de títulos,
subtítulos, bastardillas, palabras clave, etc.) para señalar la macroestructura que él quiso atribuirle. Aun cuando los
distintos lectores realicen diferentes resúmenes de un mismo texto, todos ellos se basan en las mismas macrorreglas
que organizan y reducen la información.
De todos modos, el hecho de utilizar las macrorreglas no es garantía de que el lector haya reconocido las ideas
fundamentales del texto. Es necesario que el lector que elabore un resumen de la bibliografía como estrategia de
estudio distinga qué información es relevante de la que no lo es y reconozca el modo, en que las ideas están
organizadas en el texto fuente. Solo si recupera la macroestructura semántica del texto que lee, será capaz de re-
construir el contenido de ese texto en el momento del examen.