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INSTITUTO DEL ROSARIO

PROF. “GABRIELA MISTRAL”


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La reescritura de Brunilda en El anillo del nibelungo

Carrera: Profesorado de Lengua y Literatura.

Espacio curricular: Literatura Europea II

Curso: Tercer año.

Docente: Mónica Vanzetti.

Alumna: Conrero, Diana.

Ciclo lectivo: 2013

Lugar y fecha: Villa María, abril de 2013.

1
La reescritura de Brunilda en El anillo del nibelungo
Conrero, Diana
3º año Prof. de Lengua y Literatura
Instituto del Rosario- Prof. “Gabriela Mistral”
Introducción
En el presente trabajo de investigación, enmarcado en la cátedra Literatura
Europea II a cargo de la profesora Mónica Vanzetti, nos proponemos realizar un
recorrido comparatístico partiendo del poema épico de origen germano El cantar de los
nibelungos (s. XIII) para contrastarlo con el ciclo de cuatro óperas que nos ofrece el
compositor alemán Richard Wagner1, El anillo del nibelungo, escrito entre los años
1848 y 1874. Nos centraremos específicamente en cómo se representa en ambas obras a
la valquiria Brunilda e intentaremos, por un lado, comprender el enojo y humillación
que siente al enterarse de que no fue Günther el que ganó las pruebas matrimoniales que
ella proponía; y por otro lado, otorgar un posible sentido a las mismas.
De esta manera, llevaremos adelante nuestro análisis partiendo de la mirada
comparatística y siguiendo los presupuestos formulados por George Steiner2, para quien
todo acto de recepción de una forma dotada de significado, en el lenguaje, en el arte o
en la música, es comparativa, por lo tanto, “leer es comparar” (1997: 139); y en relación
directa a estas teorías, tendremos en cuenta los postulados de Terry Eagleton3 quien
establece que “las sociedades “reescriben”, así sea inconscientemente, todas las obras
literarias que leen” (24) y enfatiza que para él, “leer equivale siempre a “reescribir”
(24). En otras palabras, reescribir una obra sería “una forma de escribir que, partiendo
de una escritura ajena, más se aproxima a la obra original” (2001:3), es decir que se
modifica la realidad conocida y se transforma, logrando así una creación distinta pero
conectada referencialmente con la idea original.

1
Richard Wagner, (Leipzig, Reino de Sajonia, Confederación del Rin, 22 de mayo de 1813 –
Venecia, Reino de Italia,13 de febrero de 1883), fue un compositor, director de
orquesta, poeta, ensayista, dramaturgo y teórico musical alemán del Romanticismo.
2
George Steiner (París, 23 de abril de 1929), es un profesor, crítico y teórico de la literatura y de la
cultura, y escritor. Es profesor emérito del Churchill College de la Universidad de Cambridge (desde
1961) y del St Anne's College de la Universidad de Oxford. Su ámbito de interés principal es la literatura
comparada.
3
Terry Eagleton (nacido en Salford, Lancashire, hoy Gran Manchester, Inglaterra, el 22 de
febrero de 1943) es crítico literario y de la cultura. Una introducción a la teoría literaria (1983),
seguramente su obra más conocida, traza la historia de los estudios literarios contemporáneos, desde
el romanticismo del siglo XIX al posmodernismo de las últimas décadas.

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Es desde los lineamientos de las teorías del comparativismo y de las reescrituras,
que nos posicionamos para llevar a cabo entonces esta investigación acerca del Cantar
de los nibelungos y la adaptación propuesta por Wagner, El anillo del nibelungo.
El Cantar de los nibelungos
El Cantar de los nibelungos (s. XIII) es una amalgama de muchas de las
leyendas existentes acerca de los nibelungos –pueblo mitológico de enanos de las
leyendas germanas, que viven en las profundidades de la tierra-, en el que se entretejen
hechos y personajes históricos con creencias mitológicas. Por la profundidad de su
contenido, complejidad y variedad de motivos, se convirtió en el gran cantar de gesta
alemán, con la misma jerarquía literaria del Poema del Mío Cid (s. XI) en España, o La
Chanson de Roland (s. XI) en Francia.
Este poema cortesano y lleno de venganza nos presenta a la reina de Islandia,
Brunilda cuando el rey burgundio Günther le pide al gran héroe alemán, Sigfredo, que
lo ayude a conquistarla. “Vivía, del ancho mar al otro lado, una reina más famosa que
ninguna sobre la faz del planeta. Su belleza era magna, su fuerza era irrefrenable: con el
asta de su lanza despedía a sus galanes” (85). Estas primeras líneas mucho nos dicen de
Brunilda, observamos que es una mujer con grandes aptitudes para el combate, reina de
una sociedad de mujeres, en donde ella es la figura representante del liderazgo político,
de la autoridad moral y del control de lo que sucede en sus posesiones. Un dato no
menos importante es que este personaje determina con quien ha de casarse y propone
una serie de pruebas que los pretendientes deben pasar para conseguir su mano. El rey
Günther, por sí solo, es incapaz de vencer la indomable fuerza de esta valquiria, razón
por la cual pide la ayuda de Sigfredo quien, valiéndose de su capa mágica y de la gran
fuerza que esta le proporciona, logra el triunfo en los retos propuestos. Brunilda, la gran
reina guerrera, es engañada por estos hombres, y ante la derrota, concede su mano a
Günther y deja todo su reino y sus dominios para seguir a su nuevo esposo. Tiempo
después, conoce por Crimilda que su esposo no ganó limpiamente su mano, que sus
pruebas fueron burladas por Sigfredo y que éste fue quien, en su noche de bodas, luchó
con ella hasta dejarla sumisa en los brazos de Günther. Este hecho genera una gran
enemistad entre las reinas y las ofensas hacia Brunilda llegan a oídos de Haguen, el fiel
vasallo burgundio, que jura que “¡El marido de Crimilda lo pagará con su sangre!”
(183). La muerte de Sigfredo desencadenará la gran tragedia de hunos y burgundios por
todos conocida.

3
Es en este punto, donde debemos preguntarnos qué es lo que realmente
desencadena el enojo de Brunilda. Por un lado, podríamos decir que su enfurecimiento
proviene de verse burlada como mujer, como reina y como la gran guerrera que es, pero
por otro lado, podría suceder que su disgusto surgiera al darse cuenta de que el hombre
que tiene a su lado no es digno de ella, ya que no fue él quien obtuvo el triunfo en las
difíciles pruebas que proponía a todos sus pretendientes.
En El anillo del nibelungo, Wagner parece ser partícipe de estos supuestos. En
su ópera, dedica un ciclo exclusivamente a Brunilda, denominado “La valquiria” en el
que la presenta como la hija favorita de Wotan, considerado el dios principal de la
mitología nórdica, también conocido como Odín, y Erda, la mujer de la sabiduría
infinita. La función de Brunilda en esta obra es “cabalgar entre las nubes llevando los
cadáveres de los héroes muertos en combate, que luego formarían las legiones del
Walhalla para defender la tranquilidad y el dominio de los dioses” (15). Brunilda pierde
el favoritismo de su padre cuando decide salvar la vida de Siegmund, condenado a
morir en batalla, después de que la historia de amor de este guerrero y la joven Siglinda
la conmovieran. La valquiria siente tocado su corazón por la prueba de tan grande amor
entre los jóvenes y decide desobedecer a Wotan para que Siegmund pueda vivir con su
esposa y el hijo que viene en camino (Sigfredo). El gran dios, terriblemente enojado, no
solo deja indefenso en la batalla a Siegmund sino que ejerce en su hija un castigo
ejemplar y duro. Brunilda es expulsada del ejército divino y de la raza de los dioses y
convertida en una mortal “deberá hilar y obedecer a un hombre siendo el blanco de las
burlas” (19).
Este fragmento justificaría entonces, la primera postura que planteamos
anteriormente; es decir, Brunilda es y se siente burlada por Günther y Sigfredo en El
cantar de los nibelungos como parte del castigo impuesto por Wotan.
Pero la ópera continúa con una súplica de Brunilda a su padre, “si ha de
expulsarla del reino de los dioses para que se someta a un hombre, que este no sea
indigno ni cobarde” (19). Wotan decide sumirla en un profundo letargo para que, quien
logre despertarla se convierta en su esposo. La bella valquiria, preocupada por la
simpleza de la prueba, ruega a su padre que “ardientes llamas circunden la roca donde
duerma y que devoren a quien se atreva a acercarse; así solo el más valeroso de los
hombres logrará despertarla” (19). De manera que, con este último fragmento,
podríamos demostrar que la segunda suposición también es correcta, Brunilda desea que

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quien logre pasar las pruebas sea un hombre valiente y digno de ella, una gran guerrera
hija de un gran dios.
El cantar de los nibelungos y El anillo del nibelungo se fusionan en un mismo
hecho: Sigfredo es quien rescata a Brunilda en ambos casos. En la ópera de Wagner,
una vez que despertó y enamoró a la valquiria, Sigfredo se dirige a vivir sus aventuras
para convertirse en un gran héroe; pero sucede que se encuentra con los reyes
burgundios Günther y Gudruna (Crimilda, en El cantar de los nibelungos), que movidos
por la malicia de Haguen, le dan un brebaje mágico con el que olvida a Brunilda y se
enamora de la princesa burgundia. La historia prosigue como la conocemos: Günther
pide a Sigfredo que rescate a Brunilda para que sea su esposa y este, por el amor hacia
Gudruna ayuda al burgundio. Lo que queremos rescatar con esto, es que siempre es
Sigfredo el héroe destinado a Brunilda, tanto en el cantar del siglo XIII como en la
adaptación del siglo XIX; él, con su fuerza, valentía, coraje y la dignidad propia del
gran príncipe y héroe que es, es el encargado de vencer las pruebas matrimoniales que
ella propone en El cantar de los Nibelungos, y también es el encargado de rescatarla del
eterno letargo en que queda sumida en El anillo del Nibelungo.
Conclusión
En esta breve investigación se decidió trabajar solamente una de las numerosas
reescrituras que existen de El cantar de los nibelungos (s. XIII), El anillo del Nibelungo
de Richard Wagner (s. XIX), con el objetivo de mostrar otra representación del
personaje de Brunilda pero que, sin embargo, continua referencialmente unido al cantar
anónimo por medio de las pruebas y la función del príncipe Sigfredo.
Podemos decir que Brunilda, representada como una gran reina o como la hija
favorita del dios Wotan, es una mujer que se hace cargo de sus decisiones y de las
consecuencias que estas puedan acarrear, ya sean convertirse en la esposa de Günther
cuando cree que este ganó las pruebas o perder su inmortalidad por desobedecer a su
padre. Como esposa, la bella valquiria solo espera un hombre digno de ella, un par que
esté a su altura como soberana y guerrera, razón por la cual plantea pruebas a sus
pretendientes o, en el caso de la ópera, pide a su padre que la proteja en su letargo con
grandes llamas de fuego. A raíz de esto, comprendemos el enojo de Brunilda en El
cantar de los nibrlungos, cuando conoce que Sigfredo fue, en ambos casos, el verdadero
vencedor en las pruebas, ya que es él, por sus grandes cualidades de guerrero, el
indicado para convertirse en el esposo que Brunilda espera. Sin embargo esto no ocurre
ni, ya que por una razón u otra, el héroe se casa con Crimilda.

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Es destacable el gran aporte que Richard Wagner realiza con esta ópera ya que
nos muestra una leyenda de masivo conocimiento, incorporando nuevos elementos y
situaciones que hacen que El anillo del nibelungo sea una magnífica reescritura de El
cantar de los Nibelungos.

6
Bibliografía

1. Anónimo. El cantar de los Nibelungos. Buenos Aires: Longseller, 2004.


2. Eagleton, Terry. Una introducción a la teoría literaria. Buenos Aires:
Fondo de Cultura Económica, 1998.
3. Pociña, Andrés, Márquez, Jorge y otros. “La reescritura de los clásicos”.
En Las puertas del drama, Nº 6, 2001.
4. Steiner, Jorge. Pasión intacta. Madrid: Editorial Norma SA, 1997.
5. Wagner, Richard. El anillo del Nibelungo.
http://www.gutenscape.com/documentos/28bc20a0-68ce-49bc-80f7-cbe2a302bb5a.pdf,
abril 2013.

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