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Introducción a la emoción

El comportamiento emocional incluye conductas tan primarias como las de ira o miedo,
expresiones tan universales como reír o llorar, reacciones corporales automáticas, como el sonrojo
o la piloerección (contracción involuntaria de los músculos erectores del pelo), y estados de ánimo tan
simples, por lo frecuentemente experimentados, como la tristeza o la alegría. Se trata de conductas
llamadas primarias, de carácter supuestamente universal; son respuestas que podemos evocar o
incluso condicionar. Cualquier individuo conoce las sensaciones que se experimentan ante estas
reacciones emocionales, porque las ha podido vivir frecuentemente a lo largo de su vida. A pesar
de todo, los psicólogos no hemos sido capaces de explicar este proceso básico, que son las
emociones, mediante una teoría que dé cuenta de todos los elementos implicados y sus relaciones,
de una manera adecuada, única, descriptiva, explicativa y predictiva. En su lugar, tenemos una

Teorías de la emoción 2 inmensa colección de teorías sobre las emociones, para todos los gustos,
que no se corresponde en absoluto con el escaso volumen de investigación que han generado. Lo
que a simple vista podría parecer como una tarea simple, elaborar una teoría que explique por qué
y cómo la gente ríe, llora, se sonroja, etc., ha resultado ser una tarea muy compleja. Han sido
muchos los autores que han intentado simplificar el
problema, tratando de reducir las emociones a simple activación fisiológica, o mera
experiencia afectiva, o pura respuesta observable, pero al final, la historia se ha
encargado de recordarnos que las emociones no son sólo uno de estos elementos,
sino la conjunción de todos ellos interrelacionados.
Una teoría general de la emoción debe dar cuenta de al menos los siguientes
elementos y sus interrelaciones: 1) una situación o estímulo, que reúna ciertas
características o cierto potencial emocional, como generador de emociones; 2) un
sujeto capaz de percibir esta situación, procesarla correctamente y reaccionar
adecuadamente ante ella; 3) el significado que el sujeto concede a dicha situación; 4) la
experiencia emocional que el sujeto siente en esta situación; 5) la reacción corporal; y
6) la expresión motora-observable.
En una reacción emocional normalmente suelen estar todos estos elementos en
una u otra forma. Si no existe una situación de tipo emotivo, a la que el sujeto concede
este significado (de una manera personal, íntima e idiosincrásica), aunque haya una
reacción corporal, no se suele considerar esta reacción como emocional. La situación
por sí sola, por muchos elementos emotivos que contenga, puede no ser suficiente
para provocar una reacción emocional; pero normalmente las reacciones emocionales
suelen estar asociadas a (provocadas por) una determinada situación.
El estado previo del sujeto (de su organismo, su experiencia con la situación, su
predisposición, su voluntad, sus pensamientos, su entrenamiento con respuestas
fisiológicas no voluntarias, etc.) puede modular ampliamente la reacción emocional,
hasta el punto de disminuir su intensidad, incrementarla, suprimirla del todo, o modificar
el tipo de emoción que experimente. Puede que el sujeto inhiba voluntariamente por
completo la expresión motora-observable de su emoción, como el llanto por ejemplo
(en ese caso habría que considerar si ha llegado a producirse la reacción emocional, o
no, según otros índices)

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