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RECURSO DE APELACIÓN.

S.J.L. DE FAMILIA DE TALCA.

JUAN PABLO ROJAS DÍAZ, abogado, por la parte demandante, en


causa sobre aumento de alimentos, caratulada “TORRES CON
BERRIOS”, RIT C-1180-2017, de este tribunal, a US. con respeto digo:

Que dentro del plazo legal correspondiente, vengo en presentar


recurso de apelación en contra de la sentencia definitiva dictada en esta
causa y notificada con fecha 14 de diciembre de 2017, de acuerdo a los
argumentos de hecho y derecho que a continuación paso a exponer:

I.- ANTECEDENTES.

1.- Con fecha 9 de junio de 2017 mi representada, doña Eva Torres Farías
presentó demanda de aumento de alimentos en contra del padre de sus
dos hijos don Gastón Berríos González.

2.- Se invocó en aquella oportunidad como fundamento para aumentar la


pensión de alimentos, que esta había sido fijada originalmente en 1,67
ingresos mínimos mensuales y luego rebajada a un 40% de un ingreso
mínimo remuneracional, dado el estado de transitoria cesantía del
demandado. Sin embargo, a la fecha de presentación de la demanda, el
demandado había recuperado su posición social volviendo a percibir
remuneraciones superiores a un millón de pesos.

3.- Que el petitorio de esta parte en dicha demanda fue el siguiente:


“tener por interpuesta demanda de aumento de alimentos en contra de
don GASTON ESTEBAN BERRIOS RODRIGUEZ, y condenarle en
definitiva al aumento de la pensión de alimentos en favor de sus hijos
Isidora Ignacia y Esteban Alonso, ambos de apellidos Berríos Torres, a la
suma equivalente a 1,67 ingresos mínimos mensuales”.

4.- Por su parte la demandada contestó la demanda señalando en síntesis


que se oponía al aumento, dado que, si bien su representado había tenido
trabajo durante un tiempo, al mes de junio de 2017 lo había vuelto a
perder. Asimismo en el petitorio de la contestación de la demanda, la
demandada pidió expresamente: “tener por contestada de la demanda de
aumento de alimentos rechazando el monto pedido por la parte
demandante, y solicitando se mantenga la pensión de alimentos actual en
los términos indicados por esta parte, no superior a los $108.000 (ciento
ocho mil pesos) o la suma que Ssa. determine de acuerdo a derecho y al
mérito de los antecedentes puestos a su disposición, por condecirse
aquello con la realidad del alimentante que no cuenta con un trabajo
estable en estos momentos y sus condiciones de salud no le permiten
acceder a uno como el que mantenía, por la razón de que ambos padres
deben aportar a dichos gastos”

II.- LA SENTENCIA.

La sentencia definitiva dictada en esta causa, concluyó que “aun cuando


podría justificarse un aumento en la pensión de alimentos, adecuada a la
actual capacidad económica del demandado, no es posible acceder al
aumento solicitado en el monto expresamente demandado”.

Si bien la juez a quo concluyó que existía mérito para acceder al aumento
de la pensión de alimentos, por resultar la actual pensión insuficiente para
cubrir las necesidades de los alimentarios, no dio lugar al total de ella por
no ser suficientes, a su juicio, los ingresos del demandado.

Asimismo, esgrime la juzgadora no haber sido puesto dentro de su


competencia, el poder otorgar una suma inferior al restablecimiento de la
pensión de alimentos original. La transcripción exacta es la siguiente:
“Que, no obstante, como ya se dijo, la pensión de alimentos es
insuficiente para satisfacer las necesidades de los alimentarios, la parte
demandante solo ha requerido a este tribunal que se restablezca el monto
primitivo de la pensión de alimentos, esto es, la suma de un 1,67 ingreso
mínimo mensual, ($450.900), y no ha entregado más competencia a esta
jueza para decidir de acuerdo al mérito de los antecedentes. Que el monto
anterior no puede ser decretado, en razón de que la capacidad económica
del demandado, como también ya se dijo, no permite hacer frente a dicha
cantidad”.

He ahí los dos principales motivos de esta apelación, primero que todo
por no dar lo que se pidió y segundo por errar la juez a quo en la
comprensión de su propia competencia, limitándola de manera
innecesaria e injustificada desde el punto de vista jurídico.

III.- AGRAVIO Y FUNDAMENTOS DE LA APELACIÓN.

1.- Sobre no haber accedido a la totalidad de lo pedido en la demanda.

La juez a quo no accedió al restablecimiento de la pensión inicial fundada


en un cálculo que a juicio de esta parte resulta ser absolutamente sesgado
y motivada por una autoimpuesta limitación, la que resulta inaplicable
para el juez en este caso particular.

La sentencia apelada, para calcular los ingresos del demandado, expone


un razonamiento que adolece de cierta arbitrariedad, pues evitando
evaluar lo que el demandado percibe al momento de la audiencia de juicio
($842.000) o lo que percibía al momento en que se presentó la demanda
($2.018.547), prefiere recurrir a un alambicado sistema de promedios
acerca de los ingresos del demandado durante los últimos dos años, que
evita considerar la realidad actual, atenuándola mediante la inclusión en
el cálculo de periodos de cesantía del demandado, lo que disminuye
ostensiblemente a cifra sobre la que la juez debió aplicar el Derecho.

Si miramos el presente caso desde la órbita exclusivamente procesal, la


juez a quo debió resolver de acuerdo a los antecedentes de hecho que
existían al mes de junio de 2017 y en esa situación el demandado percibía
la suma de $2.018.547 y sobre aquel monto era perfectamente posible
que se concediera una pensión del 1.67% ingresos mínimos mensuales
sin infraccionar la disposición del artículo 7 de la Ley 14.908. Sin embargo,
la sentenciadora usa el momento en que se trabara la Litis, solo para fijar
el monto de lo pedido por la demandante, mientras que para calcular el
monto de las rentas del demandado usa un nuevo momento procesal que
es la fecha en que se celebrara la audiencia de juicio. Ambos factores
sumados, llevaron a que se resolviera la presente causa de manera tan
perjudicial para los intereses de los adolescentes alimentarios.

2.- Sobre no haber accedido parcialmente a la demanda.

a) Respecto a las peticiones concretas que las partes pusieron en la órbita


de competencias del Tribunal.
Respecto del motivo que expone la sentenciadora para negar lugar a
acceder parcialmente a la demanda es que no tenía competencia para
resolver por debajo de lo pedido, dado que no le había sido solicitado por
el demandante.

Sobre el particular conviene recordar, que no solo la demandante litigó


en esta causa, sino que también la demandada quien expresa y
claramente señaló en el petitorio de su contestación que pedía a su
señoría “se mantenga la pensión de alimentos actual en los términos
indicados por esta parte, no superior a los $108.000 (ciento ocho mil
pesos) o la suma que Ssa. Determine de acuerdo a derecho y al
mérito de los antecedentes puestos a su disposición” (lo
ennegrecido es mío).

Por lo tanto, no es efectiva aquella premisa sobre la que la sentenciadora


edifica su argumentación, acerca de que los litigantes no pusieron dentro
del espacio de competencia de la magistrada a quo la posibilidad de fijar
la pensión de alimentos por debajo de lo pedido por el demandante.
Aquella conclusión brota palmaria de la simple lectura de las
presentaciones de las partes en la etapa de discusión. No puede la
sentenciadora estarse a las peticiones de una sola de las intervinientes
absteniéndose de valorar las de la contraria en su juicio acerca de la
competencia que poseía, como lo hace prescindiendo completamente de
las peticiones concretas formuladas por la demandada, las que también
deben servir para delimitar el contenido de la Litis.

b) Sobre la necesidad de evitar la sobre-formalización en esta clase de


procedimientos y estarse al fondo del caso.

No es un asunto controvertido que el procedimiento de familia se


encuentra condicionado por la des-formalización en razón de las materias
que se resuelven en esta clase de procedimientos. En palabras del
profesor CARRETTA MUÑOZ, “el proceso, atendido su carácter
instrumental, posee características distintivas según sea el derecho
material que encause. Se comprende, por ejemplo, que si lo tutelado
es el derecho de un infante que ha sido vulnerado, se requiera la mayor
diligencia procesal para restablecer aquel derecho. De acuerdo a ello, las
formas rituales, de vital importancia para el establecimiento de un debido
proceso, se presentan de manera menos rígida en procedimientos de
familia que en un litigio civil patrimonial, en favor de un avance más
eficiente del iter procesal”1. Podemos discurrir sobre interrogantes
teóricas acerca de si la des-formalización es o no un principio, entendido
en el sentido dogmático, pero aquello es indiferente a la solución de esta
controversia, donde sí resulta importante determinar si el procedimiento
es rígido y formal, o por el contrario es des-formalizado. Sobre esta última
idea no existe controversia alguna.

La interpretación que hace la sentenciadora, es a todas luces antojadiza


a juicio de esta parte, es más, no se hace cargo en caso alguno de
fundamentar jurídicamente su razonamiento ni de exponer los
antecedentes normativos que la llevan a sostener la existencia de un
formalismo como el aplicado en el contexto de un procedimiento
conocidamente des-formalizado, de acuerdo a lo dispuesto en el artículo
9 de la Ley 19.968.

Asimismo, es preciso agregar que el procedimiento de familia se


encuentra inundado por otro incuestionado principio, cual es el interés
superior del niño, niña o adolescente. En el caso concreto se trata de
dos adolescentes de 14 y 17 años, cuyo derecho de alimentos es
precisamente lo que se ha ventilado en esta causa, por lo tanto, no se
debe perder de vista este principio inspirador del derecho nacional e
internacional de los derechos de los niños, niñas y adolescentes, el que a
todas luces ha sido transgredido en favor de un cuestionable formalismo.

Por último, es preciso señalar que la competencia que la magistrada a quo


tenía para fallar la presente causa está dada por la Ley y no por las partes
como ocurriría en juicio declarativo civil, pues el artículo 333 del Código
Civil menciona expresamente la facultad y el deber del juez quien
“reglará la forma y cuantía en que hayan de prestarse los
alimentos” teniendo a partir de esta norma amplias facultades para
extenderse a lo que estime conveniente.

1
CARRETTA MUNOZ, Francesco. La desformalización del proceso judicial de familia e
infancia. Revista de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso [online].
2014, n.42 pp.481-495. Disponible en: http://dx.doi.org/10.4067/S0718-
68512014000100014.
POR TANTO, en mérito de lo expuesto, normas legales citadas y demás
que SS. considere pertinentes,

RUEGO A US., tener por presentado recurso de apelación en contra de la


sentencia definitiva dictada en esta causa con fecha 14 de diciembre del
presente año 2017, elevar los antecedentes al conocimiento de la
Ilustrísima Corte de Apelaciones de Talca, para que este Ilustrísimo
Tribunal la revoque conforme a derecho, acogiendo la demanda,
aumentando la pensión de alimentos en los términos solicitados en la
demanda al equivalente de un 1,67 ingresos mínimos mensuales o en la
proporción que dicho Ilustrísimo Tribunal considere pertinente de acuerdo
al mérito del proceso.

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