La importancia de ver la capacitación como un elemento estratégico de
la organización. El entrenamiento es generalmente aceptado como una de las mejores soluciones para incrementar la productividad de las organizaciones mediante la mejora de las habilidades y el conocimiento de los empleados. En este sentido, la planificación de la capacitación y el desarrollo del talento humano es clave para la determinación del destino de las organizaciones, que más allá de tomar una postura reactiva frente al entorno cambiante donde el entrenamiento es una solución genérica para las contingencias, actúan proactivamente.
Para que la capacitación pueda tener un sentido estratégico es vital que
se ajuste a las necesidades de la organización. Con este propósito, el Análisis de Necesidades de Capacitación se aproxima a las necesidades del negocio, las características del cargo actual y de las personas que ocupan el cargo, presentando una visión tridimensional del proceso de capacitación.
El Análisis de Necesidades de Capacitación levanta la información
necesaria para ejecutar un programa de capacitación. Esto lo logra mediante un análisis segmentado en tres dimensiones:
1- Organización
¿Cuál es el contexto del negocio?
2- Cargo
¿Qué conocimientos, destrezas y/o habilidades se necesitan para
desempeñarse óptimamente en la posición?
3- Individuo
¿Cuál es la diferencia entre el perfil de la persona que ocupa el cargo y el
perfil requerido para un desempeño óptimo? De esta forma, los resultados del ANC son un elemento fundamental para la planificación de la estrategia de capacitación y, especialmente, para la evaluación de los resultados de la intervención. Este fue el caso de un proyecto de capacitación durante el 2010, dirigido por Steve Denby, Consultor especializado en servicios de Capacitación.
El cliente fue una empresa británica de seguros que quería sostener su
agresivo crecimiento en medio de la crisis financiera que sacude el mercado mundial. En efecto, el uso del ANC permitió que el cliente comprendiera el alcance y las razones de las recomendaciones, facilitando la implementación del proceso de capacitación y generando indicadores de gestión para el proyecto desde el inicio.
Adicionalmente, el ANC dio una visión articulada del proceso de ventas,
conectando el potencial de cada individuo con la estrategia de la organización, comprendiendo el papel de su rol en el funcionamiento del negocio. De esta manera, los resultados obtenidos fueron los esperados y, adicionalmente, se logró fomentar una cultura de desarrollo y aprendizaje permanente en la organización.
La razón es sencilla: si una intervención organizacional está basada en
las necesidades del negocio y se alinea con su estrategia no tendrá un efecto perecedero. Toda intervención efectiva altera el funcionamiento de la organización como un todo, de manera progresiva, así sea sutilmente.
En este sentido, cabe destacar que el ANC es un proceso de diagnóstico
organizacional muy potente y que puede generar información valiosa para tomar decisiones estratégicas que no se restringen al proceso de capacitación.