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ESTADO DE SITIO
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Como bien afirman Carlos Blancas Bustamante, Marcial Rubio Correa y Cesar Landa Arroyo
(derecho constitucional general. Lima: fondo editorial de la pontificia universidad católica del
Perú, 1992), la normatividad jurídica que regula la constitución, vida y acción del estado
supone, como premisa para su aplicación, una situación de normalidad y equilibrio político,
social y económico, tanto en el ámbito nacional como internacional. Ahora bien, cuando dicha
situación de regularidad plenaria desaparece o se ve alterada como consecuencia de factores
perturbadores de diversa índole, al estado se le hace más difícil e incluso imposible actuar con
arreglo a sus normas ordinarias, las que revelan ineficaces para afrontar una situación que
puede poner en serio peligro la existencia misma del cuerpo político, la plenitud del ejercicio
del poder o el goce duradero de los derechos constitucionales.
Esta si bien puede ser predeterminada por su naturaleza y consecuencias políticas, sociales o
económicas, en cambio no alcanza a ser precisada en el tiempo en que se desarrollara.
1. EL RÉGIMEN DE EXCEPCIÓN
Hace referencia a aquellas “competencias de crisis” que la Constitución otorga al
Estado con el carácter de extraordinarias, a efectos de que pueda afrontar hechos, sucesos
o acontecimientos que, por su naturaleza, ponen en peligro el normal funcionamiento de
los poderes públicos o amenazan la continuidad de las instituciones estatales y los
principios básicos de convivencia dentro de una comunidad política.
Carlos S. Fayt [Derecho político. Buenos Aires: La Ley, 2003] señala que tras la
declaración de dicho régimen se coloca en manos del Poder Ejecutivo la potestad de
adoptar un conjunto de medidas de carácter preventivo o represivo.
Estas se aplicarán áreas precisadas y con una intención que quedan sujetas a la
evaluación del grado y naturaleza de los hechos anormales.
En ese contexto, uno de ellos era instituido por el Senado romano como soberano
temporal, con el título de dictador. Esta autoridad, dotada de competencias
extraordinarias, quedaba librada legalmente de cualquier tipo de control proveniente
de la provocatio ad populum o apelación ante los comicios, del veto de los Tribunos de
la Plebe, así como de la intercessio de los magistrados.
En realidad, la dictadura romana actuaba y se justificaba en aquel aserto que dice “que
cesen las leyes para que puedan regir las leyes”, es decir, aceptamos la situación de
excepcionalidad para recuperar la normalidad.
Entre los requisitos exigidos para el establecimiento legitimado de la dictadura se
encontraban los cinco siguientes:
Al concluir sus labores, debía comparecer ante este a efectos de rendir cuenta de sus
actos. En efecto, al vencimiento del “período de dictadura” las competencias
excepcionales (suma de facultades civiles y militares) del gobernante caducaban y este
era objeto de una prolija investigación acerca de su conducta funcional. Ahora bien, la
historia recuerda que cuando el período de dictadura fue sobrepasado o el Senado no
quiso o no pudo llevar a cabo su tarea de control a posteriori, se sepultará todo rasgo
de juridicidad.
Tal el caso de Cayo Julio César (100-44 a.C.) que tras su victoria sobre Pompeyo
gobernó al margen del derecho, hasta su asesinato en el Senado el 15 de marzo del año
44 a.C. Posteriormente en las experiencias históricas de Francia, Inglaterra y Estados
unidos entre los siglos XVI y XX, irán apareciendo otras modalidades del régimen de
excepción; las mismas que serán reseñadas más adelante.
h. Determinación espacial del régimen de excepción. En ese sentido, la acción del Estado
premunido de competencias reforzadas se hace presente en el lugar en donde se producen
las situaciones de anormalidad. De allí que se precise que la medida tiene carácter
nacional, regional, departamental o local.
a) La situación de anormalidad
Implica la existencia de una circunstancia fática, peligrosa o riesgosa que exige una
respuesta inmediata por parte del estado. Esta situación anómala o demanda una
solución casi instantánea, su pena de producirse un grave daño que comprometería a la
estabilidad o supervivencia del estado.
c) La legalidad excepcional
Implica la existencia de un marco normativo derivado de una grave situación de
anormalidad, lo cual, sin embargo, vincula al acto estatal necesario con los valores y
principios mismos del estado de derecho.
En dicho contexto, si bien las normas que consagra los derechos fundamentales de las
personas son previstas para su goce pleno en situaciones de normalidad, en cambio
durante los” tiempos de desconcierto” pueden convertirse en instrumentos para la
destrucción del propio orden constitucional que lo reconoce y asegura. Por ende, en
vía de excepción, legislativamente es admisible la suspensión o limitación de algunos
de dichos derechos; sin que ello signifique llegar al extremo de consagrar un estado de
indefensión a reglas, principios y valores que justifican su existencia y finalidad.
a) Fáctica
En cuanto completa las situaciones, hechos o casos de anormalidad.
b) Normativa
En cuanto describe las reglas que regulan las situaciones de anormalidad.
c) Axiológica
En cuanto plantea la legitimación de los fines que se persiguen alcanzar
con la aplicación de determinados actos estatales.
En ese sentido, la declaratoria del régimen de excepción se justifica en la
medida que se acredita lo siguiente:
La necesidad de asegurar la existencia misma del estado.
La necesidad de asegurar prospectivamente la libertad y la seguridad ciudadana.
se establece cuando el Estado presenta una situación de peligro inminente: de una invasión,
guerra exterior o guerra civil.
guerra exterior se describe como aquella situación de agresión o defensa bélica, a la que se
suma la ruptura de relaciones diplomáticas y comerciales entre dos o más estados beligerantes.
Guerra civil Es aquella situación de violencia continua y sistemática entre dos o más grupos
de ciudadanos de un mismo Estado. Implica un conflicto armado interno.
Dentro de este contexto de situación, el estado de sitio deviene en una verdadera dictadura
legal.
La declaración del estado sitio puede generar la suspensión del ejercicio de casi la totalidad de
los derechos fundamentales reconocidos por la constitución.
señala que el estado de sitio es una situación legal dispuesta para asegurar la paz pública,
mediante la que se dispone y organiza el robustecimiento del órgano Ejecutivo, el cual puede
transferir a la autoridad militar parte del poder de policía sobre la población. En ese sentido, el
estado de sitio puede llevar a que la autoridad política encargue el control interno del país a las
fuerzas armadas.
1832, el rey Luis Felipe I decretó el estado de sitio en la ciudad de París por razones
de perturbación interna.
Con la dación de dicha Constitución, se consagró la existencia de dos tipos de estado de sitio.
Corte Suprema Argentina en el caso Granada vs. Jorge Horacio (1985) “los
acontecimientos que justifiquen la adopción del estado de sitio deben ser de una
gravedad que racionalmente obliguen al uso de las medidas defensivas, en sus aspectos
preventivos o represivos, y pongan en riesgo inminente a las autoridades constituidas o a
la Constitución.
El acto declarativo del estado de sitio debe reunir cinco recaudos: motivos determinantes
de la declaración, finalidad perseguida, duración, extensión territorial y efectos de dicha
medida.
En ese sentido, la no previsibilidad judicial se sustenta en la tesis que cada órgano político
tiene una “zona de reserva” que no puede ser invadida por el Poder Judicial.
Así, el 2 de abril de 1892, el presidente Carlos Pellegrini declaró el estado de sitio en todo
el territorio de la República en razón de estarse promoviendo una rebelión. Como
consecuencia de ello, se ordenó la detención de una decena de personas, entre ellos el se -
nador Leandro N. Alem.
Alem es detenido, empero lo, alcanzar a la ciudadanía una pro testa escrita en donde
sostenía que "se somete a la fuerza, sin someterse a la ilegalidad".