Vous êtes sur la page 1sur 13

ISEGORÍA.

Revista de Filosofía Moral y Política


N.º 41, julio-diciembre, 2009, 217-229
ISSN: 1130-2097

NOTAS Y DISCUSIONES

Ética y sociedades tecnológicas


Ethics and technological societies
JAVIER ECHEVERRÍA
Ikerbasque/CSIC

RESUMEN. Dos libros recientes de Olivé y ABSTRACT. Two recent books of Olivé and
Queraltó, ambos partiendo de concepciones Queraltó, both starting from pluralist, prag-
filosóficas pluralistas, pragmáticas, axiológi- matic, axiological, contextual and realistic
cas, contextuales y realistas, han reanimado philosophical conceptions, have reanimate
la discusión entre filósofos morales y epis- the discussion among moral philosophers and
temólogos en torno a la ética y las nuevas epistemologists concerning ethics and new
tecnologías. Olivé propugna una ética inter- technologies. Olivé claims for an intercultural
cultural, Queraltó propone un refuerzo mutuo ethics, Queraltó proposes a mutual reinforce-
entre los valores morales y tecnológicos. Esta ment between moral and technological val-
nota compara ambas contribuciones y plantea ues. This note compares both contributions
de nuevo el problema de la ética en las socie- and poses again the problem of ethics in con-
dades tecnológicas contemporáneas. temporary technological societies.
Palabras clave: infoética, ética de la ciencia Key words: infoethics, ethics of science and
y la tecnología, ciencia, tecnología y valores. technology, science, technology and values.

Convergencias y divergencias Castells, La Era de la Información, Ma-


drid, Alianza 1996-98). También aparecen
La amplia difusión de las tecnologías de la nuevos problemas morales, algunos de los
información y las comunicaciones en las cuales fueron analizados en el número 34
sociedades contemporáneas está generan- de esta revista (enero-junio de 2006), de-
do profundas transformaciones sociales, dicado monográficamente a la Infoética:
económicas, políticas y jurídicas, hasta el los desafíos morales de las nuevas tecno-
punto de que muchos hablan de una revo- logías.
lución tecnológica e incluso de que esta- La publicación reciente de un libro
mos entrando en una nueva era (Manuel de León Olivé (2007) 1 y otro de Ramón

[Recibido: Nov. 09 / Aceptado: Nov. 09] 217


Javier Echeverría

Queraltó (2008) 2 vuelve a plantear el de- diera caracterizar a este comienzo del si-
bate sobre la incidencia de las tecnolo- glo XXI, trátese de las sociedades de
gías contemporáneas en la filosofía prác- la información y del conocimiento o,
tica, y más concretamente en la ética. más genéricamente, de las sociedades
Esta nota pretende continuar la discusión tecnológicas, como Queraltó propone
entonces iniciada, analizando las princi- denominarlas. Comentaré primero las
pales propuestas que León Olivé y Ra- concordancias entre ambos autores, lue-
món Queraltó han hecho en esas dos go algunas discrepancias. Tanto las unas
obras. Ambas contienen aportaciones re- como las otras son significativas y permi-
levantes a la filosofía contemporánea ten plantear problemas importantes para
de la tecnología, pero también a los pro- la filosofía moral y la filosofía política,
blemas infoéticos, puesto que otorgan como intentaré mostrar al final de esta
una importancia especial a las tecnolo- nota crítica.
gías de la información y de la comunica- Olivé y Queraltó convergen en tres
ción (TIC) en la configuración del mundo puntos importantes: afirman el pluralis-
contemporáneo. Sin embargo, no se res- mo, asumen el pragmatismo y atribuyen
tringen a la infoética y abordan la rela- gran importancia a los valores en relación
ción entre moral y tecnología en toda su a la ciencia y la tecnología. Olivé lo dice
generalidad. Partiendo de un comentario muy claramente: «la ciencia no es éti-
conjunto a estos dos libros pretendo abrir camente neutral, ni lo es desde un pun-
un diálogo sobre ética y tecnociencia que to de vista político, ni social, ni cultural»
continúe el debate iniciado en Isegoría en (p. 22). Otro tanto afirman ambos de la
torno a la infoética y lo vincule con cues- tecnología, con lo que el problema que
tiones ontológicas y epistemológicas que, cada cual aborda, el de las sociedades del
como señalan Queraltó y Olivé, son inse- conocimiento (Olivé) y el de las socieda-
parables de la problemática moral que des tecnológicas (Queraltó), lo encaran
constituye el núcleo de sus respectivas ambos desde una perspectiva axiológica,
investigaciones. incluyendo los valores morales como
León Olivé publicó en 2000 un libro factores de análisis, pero también otros
pionero sobre estas cuestiones, El bien, el valores. La ciencia aporta los valo-
mal y la razón: facetas de la ciencia y la res epistémicos (coherencia, generalidad,
tecnología. Ramón Queraltó es autor asi- precisión, verificabilidad, etc.) y las ac-
mismo de dos volúmenes sobre filosofía ciones tecnológicas están guiadas por va-
de la tecnología: Mundo, tecnología y ra- lores como la utilidad, la eficiencia, la
zón en el fin de la Modernidad (1993) y eficacia y la funcionalidad. Al confrontar
Ética, tecnología y valores en la sociedad la ética con la ciencia y la tecnología con-
global (2003). Aunque mantienen las temporáneas es preciso asumir el plura-
posturas básicas de sus escritos anterio- lismo axiológico, al menos al principio,
res, el ritmo de cambio tecnológico es tan puesto que hay que tener en cuenta diver-
rápido que los filósofos de la tecnología sos tipos de valores, sin perjuicio de que
nos vemos llevados a actualizar y renovar luego se atribuya mayor relevancia a
con cierta frecuencia nuestros análisis, unos u otros.
adecuándolos a la evolución de las nue- Un cuarto punto en el que ambos au-
vas tecnologías, que plantean una y otra tores también confluyen es su distancia-
vez nuevos desafíos. Llama la atención el miento del relativismo ontológico, puesto
hecho de que los dos reflexionan a fondo que los dos se afirman como realistas,
sobre la modalidad de sociedad que pu- aunque con diversos matices. Ahora

218 ISEGORÍA, N.º 41, julio-diciembre, 2009, 217-229, ISSN: 1130-2097


Ética y sociedades tecnológicas

bien, tanto Olivé como Queraltó son pen- maciones estructurales, institucionales,
sadores contextualistas, es decir, tienen legislativas y de políticas públicas para
muy en cuenta el contexto histórico y so- establecer auténticos sistemas de innova-
cial en el que las ciencias y las tecnolo- ción» (p. 14). Por tanto, su libro presta
gías surgen y se desarrollan, lo que supo- considerable atención al nuevo contrato
ne un quinto punto de coincidencia entre social sobre la ciencia y la tecnología (ca-
sus respectivas actitudes filosóficas. Asu- pítulo 2), a la diversidad cultural (capítu-
mir posturas pragmatistas, pluralistas lo 3) y a las políticas de la ciencia (ca-
y contextualistas no implica aceptar el re- pítulo 6). Queraltó, por su parte, asume
lativismo epistemológico, y mucho me- la multiculturalidad como un hecho de
nos el ontológico. Olivé y Queraltó de- nuestra época (p. 11), pero pone el acento
fienden concepciones realistas, aunque en la derrota de la Modernidad y afirma
desde planteamientos distintos. El plura- que no sólo estamos ante un cambio de
lismo no sólo es conjugable con el realis- época, sino ante un cambio de era, la Era
mo, en realidad constituye su núcleo on- Tecnológica (p. 12). Según él, para seguir
tológico básico, puesto que la realidad es orientando las prácticas y las vidas huma-
plural. Leibniz subrayó esta idea hace si- nas, la ética ha de adoptar la estrategia de
glos, al igual que James, Peirce y otros Ulises y su caballo de Troya, es decir,
muchos filósofos del siglo pasado. El convertirse en una «ética tecnológica»,
pluralismo ético no se confunde con el lo que implica introducir algunos valores
relativismo: en esta afirmación concuer- de la tecnología en el núcleo de la moral.
do plenamente con ambos autores. Por Su preocupación última es la felicidad
mi parte, añadiría que el monismo es la humana, entendida desde una perspectiva
ideología a combatir, sea en ontología, individual. Queraltó apenas se ocupa de
epistemología, metodología, axiología o las políticas de la ciencia, porque su obje-
en los estudios sociales y culturales de la tivo consiste en promover una ética basa-
ciencia y la tecnología. Sería interesante da en la noción de vida feliz, analizando
saber cómo se definen Olivé y Queraltó de qué manera las nuevas tecnologías
en torno a la oposición monismo/plura- pueden incrementar o disminuir la felici-
lismo. dad humana. Mientras que Olivé afirma
La convergencia de ambos pensado- una racionalidad plural, Queraltó tam-
res en los cinco puntos recién menciona- bién se manifiesta como un pluralista
dos no impide que luego diverjan en otras (apartado I.6), pero desde una perspecti-
cuestiones. Esas diferencias son enri- va individual y raciovitalista que, según
quecedoras para el lector, precisamente mi interpretación, Olivé no negaría, pero
porque existe un marco filosófico par- probablemente complementaría con una
cialmente común en el que ambos pro- racionalidad social y cultural. El debate
fundizan, siguiendo rutas diferentes. El sobre el sujeto individual y colectivo, que
pluralismo que ambos afirman no se limi- ha sido replanteado recientemente en el
ta a la teoría, ante todo es una actitud libro La Ciencia y sus sujetos, editado en
práctica. Olivé muestra una gran sensibi- 2009 por Fernando Broncano y Ana Rosa
lidad hacia el contexto cultural y social Pérez Ransanz, subyace a las dos obras
en el que se desarrollan la ciencia y la que estoy comentando. En esa tercera
tecnología, y en particular los sistemas de obra, en la que Olivé publica un artícu-
innovación en América Latina: «el gran lo 3, el filósofo mexicano afirma clara-
desafío de México y los demás países la- mente que «hay una pluralidad de sujetos
tinoamericanos es realizar las transfor- de las ciencias y su identificación puede

ISEGORÍA, N.º 41, julio-diciembre, 2009, 217-229, ISSN: 1130-2097 219


Javier Echeverría

hacerse por medio del análisis de las hoy en día de tecnociencias: «la tecnolo-
prácticas científicas» 4. Las diferencias gía es una condición de posibilidad de la
de matices y orientaciones entre ambos ciencia como tal» (p. 28). Sin embargo, la
pensadores son muy interesantes porque mediación tecnológica afecta a la huma-
emanan de planteamientos claros, pro- nidad en su conjunto, puesto que «la téc-
fundos e incisivos. La lectura paralela de nica acompaña al hombre en su quehacer
los dos constituye una excelente intro- en el mundo y en la vida» (p. 27). A con-
ducción a las cuestiones éticas suscitadas tinuación, Queraltó afirma la existencia
por el actual auge de las tecnologías. El de una racionalidad tecnológica (p. 32)
diálogo entre filósofos españoles y lati- que ya no intenta responder a la pregunta
noamericanos, que en el caso de México «¿qué es esto?», sino a la cuestión prag-
se remonta al exilio tras la guerra civil, mática «¿para qué sirve esto?». Según él,
sigue mostrándose muy fecundo. un objeto es tecnológico en la medida en
que resulta ser operativo en la realidad,
¿Es posible una ética general de modo que «el criterio constituyente de
para las sociedades tecnológicas? la racionalidad tecnológica es el criterio
de eficacia operativa, o sea, el de produ-
Olivé y Queraltó asumen la emergencia de cir un resultado inmediato en la realidad
la tecnociencia, un híbrido entre ciencia y según la acción diseñada (eficacia) con el
tecnología que ha surgido a finales del si-
menor coste general, temporal y de cual-
glo XX, si no antes. Queraltó ilustra bien el
quier otro tipo (operatividad); así, la di-
concepto de tecnociencia, al decir que «la
mensión tecnológica es básicamente la
técnica no es únicamente un instrumento
sino una mediación; la diferencia es de ra- dimensión pragmática y no tanto la di-
dical importancia» (p. 27). Coincido ple- mensión teorética» (p. 33). Esta es la pri-
namente con él en que hay que superar la mera gran tesis de Queraltó, en la que
concepción instrumentalista de las tecno- vuelve a afirmar una teoría de la raciona-
logías, en particular de las TIC, porque és- lidad que ya había presentado en obras
tas son constitutivas del sujeto contempo- anteriores. Podría objetarse que no todas
ráneo y no se reducen a simples herra- las acciones tecnológicas, y menos las
mientas que maneje a su antojo un sujeto tecnocientíficas, respetan el principio de
previamente constituido. Los nativos digi- generar los menores costes posibles. De
tales, por ejemplo, están radicalmente me- hecho, hay muchos ejemplos empíricos
diatizados por las tecnologías. No se limi- de tecno-acciones que no cumplen esa re-
tan a utilizarlas, sino que las TIC han con- gla, e incluso despilfarran recursos. Ello
formado sus habilidades y competencias implicaría afirmar que muchas acciones
mentales, y por ende su modo de estar en tecnológicas no son racionales, en la me-
el mundo. La diferencia es importante, dida en que no responden al criterio de
como señala Queraltó, refiriéndose a la eficacia operativa. Queraltó denomina
mediación tecnológica del ser humano en operatividad a la norma de minimización
general, en la que fundamenta su tesis de de los costes, lo que muestra un claro pa-
que, hoy en día, vivimos en sociedades rentesco con el criterio de maximización
tecnológicas. Puesto que las relaciones so- de la relación coste/beneficio defendido
ciales están mediatizadas de principio a por los teóricos de la decisión racional. A
fin por las tecnologías, es lógico hablar de mi modo de ver, no queda claro si el pre-
sociedades tecnológicas. conizador de la estrategia de Ulises al re-
Esta argumentación también vale vés acepta la racionalidad maximizadora
para la ciencia y por eso hay que hablar como modelo base para la racionalidad

220 ISEGORÍA, N.º 41, julio-diciembre, 2009, 217-229, ISSN: 1130-2097


Ética y sociedades tecnológicas

tecnológica o si, por el contrario, admite Estas son las señas de identidad de la ra-
modelos basados en la racionalidad axio- cionalidad actualmente imperante, que es
lógica acotada de Paul Simon y sus se- una racionalidad fuerte (p. 38), indepen-
guidores. A veces alude a modelos acota- dientemente del problema de quién sea el
dos basados en la noción de satisfacción, sujeto que mantiene esa intencionalidad
otras veces propugna modelos maximiza- y alimenta la tendencia expansiva señala-
dotes. Entiendo que el debate entre la ma- da, así como la exigencia maximizadora.
ximización y la satisfacción de umbrales A mi modo de ver, la respuesta a la pre-
mínimos en teoría de la racionalidad no gunta sobre el sujeto de la tecnología tie-
es una cuestión trivial y pediría a Queral- ne relevancia filosófica, puesto que, a
tó una mayor clarificación sobre sus pos- continuación, Queraltó enuncia su segun-
turas al respecto. Valga esta duda como da tesis: si la ética quiere ser eficaz y pre-
comentario crítico inicial a la primera tende orientar las acciones humanas,
gran tesis de Queraltó, que parece afir- ha de interiorizar esta nueva modalidad
mar que la eficiencia es el valor predomi- de racionalidad, bien es cierto que para
nante para las tecnologías, idea en la que transformarla. El sujeto ético ha de ser,
concide con autores como Miguel Ángel en parte, un sujeto tecnológico.
Quintanilla, quien afirmó la primacía de Llegamos así al enunciado princi-
la eficiencia en filosofía de la tecnología pal del libro de Queraltó, la estrategia del
desde su libro de 1989 (Tecnología, un caballo de Troya al revés. Esa metáfora
enfoque filosófico, Madrid, Fundesco), ya la había utilizado en una obra anterior
que fue reeditado en 2005 con ampliacio- (2003). Ahora profundiza en ella y extrae
nes y comentarios a sus críticos (México, interesantes consecuencias de su uso sis-
Fondo de Cultura Económica). temático. La ética que defiende es con-
La segunda tesis de Queraltó es toda- textualista, puesto que «la faena ética pri-
vía más radical, puesto que afirma que la mordial consiste en buscar el ajuste con la
tecnología tiene su propio impulso a cre- circunstancia» (p. 68). Partiendo de esta
cer y a incrementar su capacidad trans- tesis, que algunos filósofos morales criti-
formadora del mundo, con lo cual parece carían por no estar basada en principios y
atribuirle una esencia o dínamis propia, ser puramente adaptativa, Queraltó critica
de raigambre ontológica, a la que en un las éticas «piramidales, en cuya cúspide
momento dado compara con una volun- se hallan principios sólidamente funda-
tad de poder (p. 37). No queda claro si es mentados en algún orden trascendental»
la propia tecnología la que tiene esa pul- (p. 81). Él afirma una ética realista y prag-
sión al crecimiento, en cuyo caso la filo- mática, en la que los valores valen en la
sofía de la tecnología de Queraltó tendría medida en que resuelven problemas, y en
un claro trasfondo metafísico, o si son los particular problemas vitales. La tecno-
agentes que controlan y dominan las tec- logía resuelve problemas, de ahí su rele-
nologías los que muestran ese afán de do- vancia axiológica, social y vivencial. En
minio, como por mi parte tiendo a pensar, último término, Queraltó defiende los sis-
con las consiguientes implicaciones so- temas de valores que son dinámicos y
ciales, políticas y jurídicas. En todo caso, adaptativos, lo cual no implica relativismo
Queraltó define la racionalidad tecnoló- alguno, según subraya más de una vez. Es
gica en base a tres características princi- cierto que algunos sistemas de valores,
pales: eficacia operativa, autoexpansión por ejemplo los democráticos, han mos-
propia e intencionalidad transformadora trado mayor capacidad para resolver pro-
y modificadora de la realidad (ibid.). blemas sociales, políticos y convivencia-

ISEGORÍA, N.º 41, julio-diciembre, 2009, 217-229, ISSN: 1130-2097 221


Javier Echeverría

les, o cuando menos para proporcionar un concebida. Tiempo habrá de comentarla


marco de solución a dichos problemas. con mayor detalle. El debate podría co-
Queraltó siempre tiene presente lo cualita- menzar con una pregunta: ¿cuáles son los
tivo cuando se refiere a valores, no sólo lo valores éticos predominantes? Al respec-
cuantitativo. Para resumir su segunda pro- to, Queraltó aporta una respuesta muy
puesta introduce la interesante noción de clara, que conforma su tercera gran tesis,
red de valores (pp. 86 y siguientes), a par- con la que completa su propuesta de una
tir de la cual renueva su propuesta de la ética pragmática para las sociedades tec-
estrategia de Ulises. El problema ético nológicas: el principal valor ético es la fe-
consiste en «cómo hacer realmente efecti- licidad, entendida como felicidad en la
vos a los valores en la situación actual» vida, es decir, como vida feliz. Tanto los
(p. 89), marcada por el predominio de la valores como las tecnologías valen en la
racionalidad tecnológica. Puesto que di- medida en que contribuyen a aumentar
cha racionalidad depende de la cuestión la felicidad de los seres humanos mien-
«¿para qué sirve esto?», una ética pragmá- tras éstos viven, dado que la propuesta
tica ha de responder a la pregunta «¿para del filósofo sevillano es inmanentista.
qué sirven los valores?». La respuesta que Propuesta elogiable y bienintencionada,
aporta es la siguiente: «la ética me puede pero, a mi entender, excesivamente opti-
servir porque constituye una herramienta mista. Pienso que la ética no debe abor-
para solucionar problemas de la vida hu- dar sólo la cuestión de los bienes, en este
mana, y no porque lo afirme tal o cual au- caso la felicidad, sino también los males,
toridad científica, religiosa, política, etc.» pongamos por caso la desdicha. Evitar la
(p. 91). La ética deja de ser piramidal y de infelicidad parece una regla plausible y
fundamentación transcendental para con- menos maximalista que la búsqueda de la
vertirse en una ética como interés y conve- felicidad, al menos para el conjunto de
niencia (ibid.). Al justificar los valores en los seres humanos, dadas las condiciones
la medida en que sirven para resolver con- y circunstancias en las que se desenvuel-
flictos y problemas de la vida, Queraltó ven las vidas de la mayoría de la pobla-
culmina su estrategia del Caballo de Troya ción.
al revés. Si los valores fueran concebi- ¿Cómo justifica Queraltó esta terce-
dos e introducidos así, como herramientas ra tesis? Probablemente es el punto más
para resolver problemas de diversa índole, criticable de toda su exposición, pues-
una sociedad tecnológica los percibiría to que afirma más de una vez que «el de-
como algo interno a ella y constitutivo del seo de felicidad entendido formalmente
núcleo convivencial. En tal caso, asumiría —y no en sus contenidos concretos para
la ética como un auténtico regalo para la cada individuo— es un hecho antropoló-
racionalidad, al fundamentarla en valores. gico originario; se trata de un “factum”»
Sin embargo, la ética no sería «un caballo (p. 45). El deseo de ser feliz, según él, es
destructivo, sino constructivo» (p. 93), de un dato empírico incondicional: interesa
ahí la metáfora del caballo de Troya al re- y conviene, tanto al hombre como a la
vés. Ética y tecnología habrían producido mujer, de modo que la felicidad se ade-
una síntesis entre ambas, que debería ser cua perfectamente a una ética del interés
válida para las sociedades tecnológicas y la conveniencia. Una respuesta así es
contemporáneas. clara, efectivamente, lo que no equivale
La propuesta es interesante, aunque a decir que resulte satisfactoria. En pri-
podría discutirse, en particular la posible mer lugar, habría que justificar la exis-
condición instrumental de una ética así tencia de hechos antropológicos origina-

222 ISEGORÍA, N.º 41, julio-diciembre, 2009, 217-229, ISSN: 1130-2097


Ética y sociedades tecnológicas

rios de esta índole, puesto que de manera Ética y sociedades multiculturales


similar un filósofo utilitarista podría res-
ponder que hay un factum anterior al de- Ahora bien, ¿todas las sociedades son
seo de felicidad, consistente en la satis- tecnológicas en el sentido de Queraltó?
facción de las necesidades básicas; ello Pienso que León Olivé pondría en duda
le permitiría fundamentar su ética en di- esa universalización, aunque probable-
cho factum de la necesidad, pasara lo mente simpatizaría con otras propuestas
que pasase con la falacia naturalista. En del profesor sevillano. De hecho, Olivé
segundo lugar, habría que aclarar qué es distingue entre moral y ética en base a la
el deseo, cuestión ésta que nuestro autor existencia de diversas comunidades: «por
no aborda en este libro y que no parece moral se entiende moral positiva, es de-
sencilla de dilucidar. En tercer lugar, ha- cir, el conjunto de normas y valores mo-
bría propuestas alternativas que, proce- rales de hecho aceptados por una comu-
diendo de la racionalidad acotada, serían nidad para regular las relaciones entre
menos ambiciosas y menos optimistas, sus miembros; por ética se entiende el
pero acaso más realistas y más generali- conjunto de valores y normas racional-
zables al conjunto de los seres humanos. mente aceptados por comunidades con
Por ejemplo, la que yo mismo he defen- diferentes morales positivas, que les per-
dido en otros lugares diciendo que el in- miten una convivencia armoniosa y pací-
cremento de los bienes y la mengua de fica y que incluso puede ser cooperativa»
los males es la regla básica de la raciona- (p. 89). Esta distinción entre comunidad
lidad axiológica, renunciando al ideal y sociedad, según la cual una sociedad in-
regulativo de llegar a ser feliz y preten- tegra varias comunidades distintas, es bá-
diendo, más modestamente, ser menos sica a la hora de abordar la cuestión de las
infeliz. Independientemente de las res- comunidades del conocimiento y de la
puestas que se puedan dar a estas tres sociedad del conocimiento. Una sociedad
objeciones posibles a la tercera tesis de del conocimiento ha de ser capaz de inte-
Queraltó, la raigambre aristotélica de grar en su seno a diferentes comunidades
sus propuestas queda clara, como reco- del conocimiento. La propuesta de Olivé
noce netamente el autor. Su teoría de la tiene mucho recorrido en esta dirección,
racionalidad tecnológica y su concep- porque cabe plantear las peculiaridades
ción de los valores aparecen vinculadas de la ética en una eventual sociedad del
a esta tercera tesis eudaimonista, que re- conocimiento que partiera de tradiciones
queriría una argumentación más detalla- culturales diversas. Al final de esta nota
da para que pudiera tener mayor grado volveré sobre esta cuestión.
de aceptación, y por ende mayor eficacia A mi juicio, la contribución más ori-
operativa. Ello no disminuye el gran in- ginal del libro de Olivé, habiendo varias
terés del conjunto de su propuesta, y en importantes, consiste en vincular el pro-
particular su adecuación a los problemas blema de la pluralidad de comunidades a
de las sociedades contemporáneas, que, la ética: «el problema central de la ética
efectivamente, son tecnológicas. Las es la fundamentación de normas legíti-
tecnologías mediatizan la vida humana, mas de convivencia para la acción y para
y por ende las costumbres. Si ello es así, la interacción entre seres humanos; la
también mediatizan la moralidad y el posibilidad de llegar a acuerdos sobre
ethos. Esta argumentación es básica para normas legítimas entre grupos con mora-
entender los problemas morales suscita- les positivas distintas reside en que cada
dos por las tecnologías contemporáneas. grupo encuentra razones para aceptarlas,

ISEGORÍA, N.º 41, julio-diciembre, 2009, 217-229, ISSN: 1130-2097 223


Javier Echeverría

aunque esas razones, por depender de las formas de producción y aprovecha-


morales diferentes, no sean las mismas» miento del conocimiento. En tercer lugar,
(ibid.). La ética resulta ser una mediación ello implica promover la ciencia y la tec-
entre diversas culturas y comunidades, nología, puesto que ambas son los moto-
tesis ésta de gran originalidad y relevan- res del desarrollo en las sociedades del
cia para la filosofía moral, sobre la que conocimiento. En cuarto lugar, hay que
habrá que discutir a fondo en los próxi- revalorizar los conocimientos tradiciona-
mos años. Por mi parte, sólo voy a co- les, considerándolos seriamente como
mentarla en relación a las culturas y co- posibles fuentes de innovación. En quin-
munidades científicas y tecnológicas, que to lugar, hay que combatir la segregación
también son varias, como dijo Galison. y la creación de ghettos del conocimien-
Olivé concibe la ética de manera to, como lo serían unas eventuales «uni-
muy diferente a la de Queraltó, por lo que versidades indígenas» (p. 77). En sexto
no es de extrañar que las diferencias lugar, hay que incluir a todos los sectores
de orientación entre ambos pensadores en las políticas educativas y de comuni-
sean importantes. Puesto que las tecnolo- cación de la ciencia, no sólo a los exper-
gías de la información y la comunicación tos. Por último, «es necesario reformular
transforman las acciones e interacciones los proyectos nacionales en el marco del
humanas, resulta lógico que Olivé inves- novedoso contexto globalizado y de la
tigue los cambios que dichas tecnologías sociedad del conocimiento, en un mundo
aportan a las morales positivas de las di- que sigue siendo multicultural» (ibid.).
versas comunidades, y en último término La agenda que propone Olivé para
a la ética. En su caso, su preocupación una sociedad intercultural del conoci-
principal es México, así como Latino- miento parece ponderada y plausible. Ha-
américa, con su rica diversidad cultural. bría muchas cosas a comentar al respec-
Una de sus aportaciones más interesantes to, en particular el cuarto punto, en el que
es el conjunto de tesis a favor de una so- Olivé parece sugerir que la innovación
ciedad multicultural justa. Al respecto, sería el tipo de actividad capaz de inte-
aporta hasta siete tesis, que merece la grar las diversas modalidades de cono-
pena resumir. cimiento, incluidos los conocimientos
La primera afirma la cultura de la in- tradicionales, no sólo la ciencia y la tec-
terculturalidad, «entendida como la con- nología. Por mi parte, pienso que las so-
ciencia de que la mayoría de las socieda- ciedades innovadoras, supuesto que una
des nacionales y la comunidad interna- noción así tenga sentido (véase el recien-
cional son multiculturales» (p. 75). En te informe del Gobierno británico, Nation
América Latina, «esto implica desarrollar Innovation, 2008, así como estudios y
proyectos educativos a favor de la multi- obras recientes en Estados Unidos con el
culturalidad dirigidos a todos los sectores mismo título), sería estrictamente plural
sociales y no exclusivamente a los pue- en su estructura. Es cierto que las investi-
blos indígenas» (ibid.). En segundo lugar, gaciones científicas y los desarrollos tec-
«se necesita el reconocimiento en pie de nológicos son fuentes muy relevantes de
igualdad de todos los pueblos» (ibid.), lo innovación, pero también es cierto que
que implica garantizar la satisfacción de hay una pluralidad de fuentes de innova-
las necesidades básicas de los diversos ción (von Hippel 2005) y que cabe hablar
pobladores y promover su participación de amplias zonas de innovación oculta
efectiva en la toma de decisiones relati- (hidden innovation, NESTA 2007) en los
vas a las recursos naturales, así como a sistemas regionales y nacionales de inno-

224 ISEGORÍA, N.º 41, julio-diciembre, 2009, 217-229, ISSN: 1130-2097


Ética y sociedades tecnológicas

vación, de los que deberían pasar a for- bioéticas no surgen de principios absolu-
mar parte las culturas indígenas, según tos a priori, al igual que vimos en el caso
interpreto la propuesta de Olivé. Por tan- de Queraltó. Sin embargo, su aceptabili-
to, las sociedades del conocimiento, si dad depende de diferentes grupos socia-
llega a haberlas (cosa que Olivé también les con distintas morales positivas, razón
pone en duda), habrán de ser capaces de por la cual las normas han de ser argu-
integrar diferentes tipos de conocimiento, mentadas y negociadas. No existe un úni-
razón por la cual serán estructuralmente co conjunto de razones universales para
plurales. En ese contexto, incluso la pri- aceptar o rechazar una norma. Son los
macía del conocimiento científico y tec- grupos sociales, varios grupos sociales
nológico que Olivé parece aceptar resul- diferentes, quienes han de encontrar ra-
taría cuestionable, al menos mientras no zones para aceptarla, si de verdad se
se justifique la superioridad de unas for- quiere que una norma llegue a ser vigente
mas de conocimiento sobre otras. En en una sociedad multicultural. Lo impor-
nuestros caso, ello implicaría la superio- tante es lograr «una convivencia ar-
ridad de unas culturas epistémicas sobre moniosa entre diversos grupos sociales,
otras, tesis ésta contraria al multicultura- religiosos y étnicos» (p. 92). Ésta es la ta-
lismo que defiende Olivé. En suma: al rea de la ética, muy diferente a la que le
proponer los sistemas de innovación asignaba Queraltó. Comprobamos así
como los ámbitos integradores de las di- cómo, partiendo de posiciones pluralistas
versas culturas epistémicas, Olivé señala y pragmáticas similares, las diferencias
una vía muy interesante, que sin duda hay entre unos pensadores y otros pueden re-
que indagar, pero cuyo recorrido también sultar muy significativas en relación a la
presenta dificultades. filosofía moral.
Yendo al fondo de la cuestión, lo no- En el caso de Olivé, la ética requiere
table es que la agenda política, social y de una epistemología de apoyo, que él
cultural que promueve Olivé tiene una desarrolla ampliamente, con la noción de
fundamentación ética, lo que podría con- práctica cognitiva como noción princi-
tribuir a posibilitar una mejor conviven- pal. Una práctica así incluye un conjunto
cia de diversas comunidades y culturas de representaciones, creencias y teorías,
en las sociedades del conocimiento. Su pero también otro conjunto de normas,
concepción de la ética tiene un fuerte reglas, instrucciones y valores. Las prác-
componente social, en el sentido de inter- ticas que generan conocimiento parten de
comunitaria. Además, la ética está cla- una epistemología y de una axiología, y
ramente vinculada a la política y al de- en ellas no sólo se valoran los resultados,
recho. En el caso de la ciencia y la tec- también las acciones. En este punto coin-
nología, el imperativo ético consiste en cido plenamente con Olivé, así como con
promover su difusión en diversas comu- su tesis sobre los valores, según la cual
nidades y sectores sociales, siendo las éstos «se conforman dentro de cada prác-
políticas educativas y de comunicación el tica específica» (p. 94). Los valores no
instrumento principal para ello. Toda la son entidades pre-existentes ni atempora-
segunda parte del libro, posiblemente les, como tradicionalmente ha ocurrido
la más novedosa en la larga trayectoria de en filosofía de los valores, sino que se
Olivé como pensador, está dedicada a la conciben y se aplican según el contexto
ética y la política de la ciencia y la tecno- en el que actúa cada agente moral, inclu-
logía, partiendo de las tesis que acaba- yendo su contexto social y cultural. Olivé
mos de mencionar. Las normas éticas y culmina así una larga trayectoria de la fi-

ISEGORÍA, N.º 41, julio-diciembre, 2009, 217-229, ISSN: 1130-2097 225


Javier Echeverría

losofía de la ciencia de finales del si- la cuestión de la eficiencia, que para au-
glo XX, que fue sugerida por Kuhn e im- tores como Quintanilla y el propio Que-
pulsada por Laudan, Putnam, Longino y raltó resulta básica para la filosofía de la
otros muchos pensadores, incluidos al- tecnología. Pienso que no, que en rela-
gunos y algunas hispano-parlantes. La ción a ese valor tecnológico ambos dife-
noción de práctica cognitiva puede ser rirán en aspectos importantes, puesto que
fundamental para teorizar sobre las socie- para Queraltó la ética ha de tener un alto
dades del conocimiento, de la misma ma- grado de eficacia operativa, en eso se
nera que la filosofía de la ciencia del si- basa su estrategia del caballo de Troya al
glo XX, que inicialmente se centró en el revés. Considero que Olivé se mostra-
conocimiento, la epistemología y la me- ría bastante más escéptico con respecto a
todología, fue evolucionando hacia unos la eventual eficiencia de la ética a la hora
estudios de la práctica científica. Cada de regular comportamientos humanos,
comunidad de conocimiento tendría sus en particular si dichas conductas son co-
propias prácticas cognitivas. Una socie- lectivas, tienen componentes políticas y
dad del conocimiento habría de ser capaz afectan a comunidades culturales distin-
de integrar esa diversidad de prácticas en tas. La interculturalidad plantea proble-
un sistema de innovación, independiente- mas importantes al pensamiento ético,
mente de la escala a la que dicho sistema cuyo tratamiento resulta indispensable en
se despliegue. Así interpretadas, las pro- sociedades como las actuales, amplia-
puestas de Olivé se muestran altamente mente interconectadas mediante las tec-
promisorias para pensar algunos de los nologías de la información y la comuni-
grandes temas de nuestra época, como es cación. Tengo mis dudas de que un «mis-
el de las sociedades del conocimiento. mo caballo de Troya» pudiera valer para
La estimación de los riesgos aporta las diversas culturas. Pienso más bien
una segunda noción básica para la ética que harían falta varios caballos de Troya,
intercultural que Olivé promueve, puesto y diferentes entre sí.
que los riesgos son concebidos de manera Por otra parte, cabría aducir otra ob-
distinta según las culturas. La concepción jeción a Queraltó, basada en ideas ex-
contextualista del autor adquiere una ex- puestas por Miguel Ángel Quintanilla en
presión clara y neta en su tratamiento del un escrito relativamente reciente, en el
problema de los riesgos, cuestión a la que que duda de que se pueda «crear una nue-
dedica gran atención. Otro tanto sucede va ética global del desarrollo tecnológi-
con uno de los valores tecnológicos bási- co», y ello porque «si tomamos en serio
cos, la eficiencia, la cual «es relativa a los las características peculiares de la diná-
criterios que se usen para determinar el mica de los sistemas tecnológicos de
conjunto de resultados» (p. 105). En ge- nuestra época, hay razones de sobra para
neral, los diversos criterios de evaluación sospechar que ningún código moral for-
de los resultados de las acciones humanas mulado de acuerdo con criterios que nos
están mediatizados culturalmente. Más parecen viables en el momento será ca-
claramente: «al igual que la racionalidad paz de resistir los cambios de mentalidad
instrumental, la eficiencia depende de los que la continua creación de nuevas posi-
agentes y de los contextos, es relativa a bilidades técnicas inducirá en nuestras
ellos; pero esto no significa que sea algo sociedades» 5. Comprobamos así que las
subjetivo» (p. 106). éticas contextualistas pueden encontrarse
Sería interesante comprobar si Que- con problemas en épocas de rápido cam-
raltó y Olivé están de acuerdo en torno a bio social, como está ocurriendo a princi-

226 ISEGORÍA, N.º 41, julio-diciembre, 2009, 217-229, ISSN: 1130-2097


Ética y sociedades tecnológicas

pios del siglo XXI. El contexto puede o atemporal de los mismos. Coincido con
cambiar muy rápidamente, obligando a Olivé cuando afirma que «los valores no
los pensadores éticos a renovar sus plan- existen por sí mismos, independiente-
teamientos una y otra vez. Cierto es que mente de las acciones de evaluación por
Quintanilla acepta luego que es posible parte de los agentes; los valores existen
proponer una ética de la sociedad tecno- sólo cuando ciertos agentes valoran algo
lógica, siempre que sea una ética de pro- en circunstancias específicas» (p. 129).
cedimientos, punto éste que también sub- Pienso que también Queraltó estaría de
raya Queraltó, cuya concepción última de acuerdo en este punto, salvo quizás en el
la ética es formal, sin entrar en conteni- caso de la felicidad, él tendrá que aclarar
dos. Sin embargo, Quintanilla subraya su postura al respecto. En todo caso, con-
que el cambio tecnológico suscita cam- cluyo que la tecnociencia contemporánea
bios en los propios sistemas de valores 6 se caracteriza por la existencia de siste-
y por ello piensa que la ética que pudie- mas de valores parcialmente contrapues-
ra elaborarse para las sociedades tecno- tos. La noción de interculturalidad de
lógicas será necesariamente provisio- Olivé podría ampliarse, como él mismo
nal, dado el veloz ritmo de cambio tecno- sugiere, a los diversos sectores sociales
lógico. Por mi parte, dudo incluso de que que intervienen en las agendas tecnocien-
pueda haber una ética con las pretensio- tíficas, es decir a las comunidades cientí-
nes de universalidad que tradicionalmen- ficas e ingenieriles, pero también a los
te ha tenido la filosofía moral. No preten- expertos en política científica, a las insti-
do desarrollar en esta nota el debate, sino tuciones y empresas que invierten en
sólo apuntarlo, pero hay razones de peso I+D+i, a los gestores del conocimiento, a
para dudar que la ética pudiera llegar a te- los juristas que diseñan los contratos de
ner la eficacia operativa que Queraltó le explotación de las patentes y de las licen-
atribuye si se cumple la estrategia del ca- cias de uso de las innovaciones tecnoló-
ballo de Troya al revés. Tanto la diversi- gicas e incluso a los ministerios, organi-
dad cultural como el rapidísimo cambio zaciones y agencias de índole militar que
tecnológico y su consiguiente incidencia también impulsan la I+D+i. Todas esas
sobre los sistemas de valores ponen en culturas están presentes en el núcleo de
cuestión la pretensión de primacía de la la tecnociencia, y tienen un peso relativo
ética en el conjunto de la filosofía moral. más o menos importante en la toma de
De hecho, Quintanilla también señala decisiones y en la selección de las líneas
que una eventual ética para las socieda- estratégicas. No sin conflictos, conviven
des tecnológicas, además de provisional entre sí, resolviendo sus diferencias por
y procedimental, habría de «tener una di- la vía de la cooperación, de la competen-
mensión pública y remitir directamente a cia y, llegado el caso, también del con-
la acción política» 7. Igual hay que co- flicto, más o menos abierto. Fuera del nú-
menzar a hablar de un sistema de valores cleo de la tecnociencia, en cambio, están
político-morales que se contrapone a los las diversas sociedades civiles, con su
valores propios de la tecnociencia, sin propia diversidad cultural, incluidos los
llegar a ejercer ni siquiera un control efi- pueblos indígenas. Promover la partici-
caz de muchas actividades tecnocientí- pación ciudadana en la toma de decisio-
ficas. nes sobre ciencia y tecnología, como Oli-
La discusión que acabamos de esbo- vé defiende (capítulo 7), es una propuesta
zar remite a una cuestión clásica en filo- elogiable, puesto que implicaría incre-
sofía de los valores: el carácter temporal mentar la diversidad de culturas actuan-

ISEGORÍA, N.º 41, julio-diciembre, 2009, 217-229, ISSN: 1130-2097 227


Javier Echeverría

tes en la tecnociencia, que ya de por sí es Debate abierto


estimable. Lo que me resulta más dudoso
es que los agentes tecnocientíficos domi- Habría otras muchas cuestiones a comen-
nantes, y en cada contexto los hay, vayan tar, tanto del libro de Olivé como del de
a estar por la labor; de hecho no parece Queraltó, en particular si el debate se abre a
suceder así. A mi modo de ver, las em- otros pensadores, como acabamos de com-
presas y agencias tecnocientíficas son los probar. Desde perspectivas comunes, pero
agentes dominantes en la mayoría de las con orientaciones diferentes, ambas son
situaciones, y la mayoría de ellas tienden obras de alto nivel filosófico, competentes,
a considerar a las personas como clientes bien escritas y se leen con interés. Las dos
potenciales, más que como ciudadanos se inscriben en una misma corriente de
con capacidad para argumentar y partici- pensamiento, que subraya la importancia
par en la toma de decisiones sobre la tec- de la práctica, la pluralidad y los valores.
nociencia. Si, como llega a decir Queral- En conjunto, muestran que tanto a un lado
tó, la tecnociencia es voluntad de poder y como al otro del Atlántico se están publi-
tiende a expandirse por su propia dinámi- cando libros de alta calidad sobre temas de
ca, difícilmente podrá ser controlada por filosofía de la ciencia y de la tecnología, en
una voluntad moral que intente armoni- los que también se abordan problemas éti-
zar las diversas culturas que intervienen cos suscitados por la profunda transforma-
en la actividad tecnocientífica, sea como ción tecnológica que se ha producido en
sujetos agentes o como sujetos que pade- casi todo el mundo a finales del siglo XX.
cen las consecuencias y riesgos, por Olivé y Queraltó se atreven a pensar algu-
ejemplo medioambientales, que algunas nos de los grandes temas de nuestro tiem-
tecnociencias contemporáneas generan. po, y para ello investigan, comentan y de-
También los agentes tecnocientíficos do- baten asuntos candentes, ambos con el cla-
minantes tienen sus propios valores, al- ro objetivo de contribuir al bienestar social
gunos de los cuales chocan con valores de sus contemporáneos. La filosofía de la
culturales y ecológicos fuertemente acen- ciencia en lengua española está generando
drados en las diversas sociedades. A mi durante los últimos años publicaciones que
modo de ver, los conflictos entre algunos están en la vanguardia del pensamiento in-
agentes tecnocientíficos y determinados ternacional, como se comprueba en los di-
grupos sociales son inexorables, lo más versos congresos internacionales. Por lo
que se puede hacer es gestionarlos y, en que a la filosofía de la ciencia y de la tecno-
su caso, crear marcos integradores en los logía respecta, ya existe un espacio ibero-
que puedan desarrollarse sin graves rup- americano del conocimiento sólidamen-
turas ni conflictos violentos. Vuelvo a la te constituido, y que continúa creciendo.
propuesta, que es estrictamente formal y Estos dos libros lo ilustran muy bien. Es de
procedimental, consistente en evitar o resaltar que, pese a sus diferentes concep-
menguar los males previsibles, al menos ciones de la ética, ambos coincidan en pro-
como primera fase en la emergencia de blematizar la relación entre las tecnologías
las sociedades tecnológicas y del conoci- y la ética. Isegoría tendrá que seguir ocu-
miento. pándose de estas cuestiones.

228 ISEGORÍA, N.º 41, julio-diciembre, 2009, 217-229, ISSN: 1130-2097


Ética y sociedades tecnológicas

BIBLIOGRAFÍA A. R. Pérez Ransanz (eds.), La cien-


cia y sus sujetos, México, Siglo XXI,
F. Broncano y A. R. Pérez Ransanz 2009, pp. 201-223.
(2009) (eds.): La ciencia y sus suje- Queraltó, R. (1993): Mundo, tecnología
tos, México, Siglo XXI. y razón en el fin de la Modernidad,
Castells, M. (1996-98): La Era de la Barcelona, PPU.
Información, Madrid, Alianza, 3 vols. — (2003): Ética, tecnología y valores en
DIUS (13 marzo 2008): Innovation Na- la sociedad global, Madrid, Tecnos,
tion, Department for Innovation, Uni- 2003.
versities & Skills (DIUS), UK Go- — (2008): La estrategia de Ulises o Éti-
vernment, Crown. ca para una Sociedad Tecnológica,
NESTA (2007): Hidden Innovation, Madrid-Sevilla, Doss Ediciones y
London, NESTA. CICTES (Centro Iberoamericano de
Olivé, L. (2000): El bien, el mal y la ra- Ciencia, Tecnología y Sociedad).
zón: facetas de la ciencia y la tecno- Quintanilla, M. A. (2005): Tecnología:
logía, México, Paidós. un enfoque filosófico y otros ensayos
— (2007): La ciencia y la tecnología en de filosofía de la tecnología, México,
la sociedad del conocimiento: Ética, FCE.
política y epistemología, México, Von Hippel, E. (1988): The sources of in-
FCE. novation, New York, Oxford Univ.
— (2009): «Los sujetos en las ciencias: Press.
estado de la discusión y prospectiva — (2005): Democratizing Innovation,
en Iberoamérica», en F. Broncano y Cambridge, MA: MIT Press.

NOTAS

1 León Olivé, La ciencia y la tecnología en la 3 «Los sujetos en las ciencias: estado de la discu-

sociedad del conocimiento: Ética, política y episte- sión y prospectiva en Iberoamérica», pp. 201-223.
mología, México, FCE, 2007, 239 páginas, ISBN 4 L. Olivé, 2009, p. 210.

978-968-16-8504-1. 5 Quintanilla, 2005, p. 235.


2 Ramón Queraltó, La estrategia de Ulises o Ética 6 Quintanilla, o.c., p. 237.

para una Sociedad Tecnológica, Madrid-Sevilla, Doss 7 Ibid.

Ediciones y CICTES (Centro Iberoamericano de Cien-


cia, Tecnología y Sociedad), 2008, 245 páginas, ISBN
978-84-612-4701-1.

ISEGORÍA, N.º 41, julio-diciembre, 2009, 217-229, ISSN: 1130-2097 229

Vous aimerez peut-être aussi