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LIBRO PRIMERO
DE LAS PERSONAS
TITULO I
CAPITULO I
II. Al que está por nacer se lo considera nacido para todo lo que pudiera
favorecerle, y para ser tenido como persona basta nacer con vida.
III. El nacimiento con vida se presume, salva la prueba contraria, siendo
indiferente que se produzca naturalmente o por procedimientos
quirúrgicos.
El individuo, sea porque tiene que ver con otros individuos o con el Estado o
sus diversos órganos, entra, dice Messineo, muchas veces sin saberlo o en una
medida a menudo insospechada para él, en relaciones que, por razón de su cualidad,
son relaciones de derecho o jurí dicas, lo que hace de tal individuo participe
protagonista en la vida del derecho. En su aspecto sustancial, este tener que ver con
el derecho, supone dos manifestaciones diversas y aún contrapuesta: se tiene o se
pretende tener un derecho o se esta sometido al derecho. El concepto técnico del
primer significado, designa lo que se llama derecho subjetivo; el segundo, lo que se
llama derecho objetivo. En el primer caso, hay una potestad o una pretensión: el
sujeto puede; en el segundo caso hay una regulación de deberes. Todo ello supone
organización, esto es, ordenamiento. Y el concepto fundamental del ordenamiento
jurí dico es el de relación jurí dica (Messineo). En suma: del derecho del individuo
deriva la relación jurí dica entre individuos.
La relación jurí dica, denota esencialmente una relación í nter subjetiva entre
dos o más sujetos, de los cuales uno o algunos son sujetos activos y el otro u otros
sujetos pasivos. Nótese que el art. 450, siguiendo los lineamientos de su fuente
legislativo (Cgo. it. art. 1321), textualmente emplea expresión relación jurí dica y véase
la demostración ejemplificativa de la interrelación de los sujetos activos y pasivos de
tal relación en la anot. al art. 74.
Ahora bien, el sujeto de la relación jurí dica, es la persona, esto es, el hombre,
el ser humano o la persona fí sica, individual y, por asimilación, la persona colectiva o
moral.
La persona individual, goza de una serie de status o cualidades jurí dicas, que
se refieren a la persona en sí : status personae o a sus relaciones con la familia o
con el Estado. La cuestión del status de la persona, por lo regular, se hace coincidir
con la relativa a su capacidad de derechos y su capacidad de obrar, que ha de
considerarse como propia del contenido del status de persona, porque la existencia
de ésta como sujeto investido de personalidad, cuyo reconocimiento, en cada
hombre, en cuanto tal, es la base fundamental e insuprimible de todo ordenamiento
jurí dico moderno, consagrada ya internacionalmente en la Declaración Universal de
los Derechos del Hombre de 10 de Dic. de 1948 (art. 6) y en la Declaración
Americana de los Derechos y Deberes del Hombre de 2 de mayo de 1948 (art. XVII),
tiene una valoración ética y jurí dica de trascendental importancia en los momentos
actuales para la evolución hacia un difí cil, pero anhelado y necesario, Estado
supranacional de Derecho, según señala con muy buen criterio Castán Tobeñas.
De lo dicho, deriva inconfundiblemente que el término técnico persona designa
al sujeto del derecho: ser sin el cual no se puede concebir una regla de derecho o
una institución jurí dica y quién, por lo tanto, es susceptible de los beneficios, de las
coacciones y de la observancia del ordenamiento de esas reglas e instituciones
(Bonnecase). La persona es la que vive la vida jurí dica y solamente los seres
humanos son personas fí sicas individuales en la terminologí a del art. (Mazeaud).
El Cgo. abrg. (art. 507) exigí a la viabilidad (de vitae habilis: aptitud para vivir
durante un mí nimo de 24 horas), condición originaria del derecho romano transmitida
por las partidas. Se considera absurdo, actualmente, hacer depender la capacidad de
derecho de la persona de la circunstancia de haber sobrevivido horas más u horas
menos. Además se requerí a que el nacido tenga figura humana, condición reputada
ociosa porque todo ser procedente de la unión sexual del hombre y mujer, ha de
tener siempre los rasgos caracterí sticos y generales de la especie humana
(Scaevola).
El artí culo ignora los casos de partos en que nacen dos o más individuos. Si
bien el avance de la ciencia hace inútiles las presunciones del régimen anterior (p.c.
art. 267), era aconsejable reglamentar la materia pues que, la prioridad del
nacimiento, puede hallarse relacionada en ocasiones con determinados derechos, que
no siempre son únicamente los de primogenitura admitida en algunas otras
legislaciones. El artí culo 43 de la Ley del Registro Civil previene para el caso que se
asentarán tantas partidas, cuantos fueren los nacidos con especificaciones de rasgos
caracterí sticos que, en lo posible, permita a que más tarde sean distinguidos de
manera de facilitar su identificación individual.
El hecho del nacimiento no basta, en rigor, para el ingreso del sujeto (aunque
nacido ya) en la vida jurí dica. Debe ser inscrito como nacido y con todos los datos
en el Registro Civil (Arts. 1527 y 30 L. Reg. Cvl.). Mientras no se realiza esta
inscripción el sujeto está privado de la existencia legal, es decir, de la adquisición del
estado de persona, en el sentido de que, aún cuando materialmente exista, no consta
que el sujeto haya nacido (Messineo).
Tiene más duración que la vida humana en el caso del póstumo por nacer que
se le considera existente desde la concepción; en las presunciones de supervivencia
de los que mueren simultáneamente en las legislaciones que las admiten y en la
ausencia que considera viva a una persona que realmente ha podido morir antes que
sea declarada la presunción de su muerte.
Tiene una existencia más corta que la vida humana en el caso del nacido no
viable, cuya existencia pre-natal desaparece ante la no viabilidad y en el caso de la
muerte civil, institutos que el ordenamiento jurí dico vigente ya no reconoce.
La evolución del derecho presenta tres casos de muerte: Este artí culo trata de
la muerte natural: real y positiva. Su prueba está reglamentada por los Arts. 61 y s.
de la Ley del Registro Civil.
Abandona el Código las antiguas leyes, que tení an su razón de ser para suplir
con presunciones legales la dificultad de averiguar la verdad, cuando ocurrí a el
fallecimiento de varias personas sin conocerse positivamente el instante del óbito de
cada una, en razón de la edad o sexo de las mismas (art. 267 p. c. abrg.).
Las presunciones que la ley crea sirven para definir derechos en interés de la
sociedad. Tales los casos de las concepción del hijo de la mujer que contrae
segundas nupcias, dentro de los 300 dí as de disuelto o anulado el primero (art. 179
c.f.) y del nacido dentro de los 300 dí as después de muerto el de cujus que se
considera concebido a tiempo de abrirse la sucesión (art. 1008, II).
CAPITULO II
DE LA CAPACIDAD
ART. 3.- (Capacidad jurí dica; limitaciones). Toda persona tiene capacidad
jurí dica. Esta capacidad experimenta limitaciones parciales sólo en los casos
especialmente determinados por la ley.
Jurisprudencia
"La capacidad legal para ser sujeto de derecho, con derechos, acciones y
obligaciones, se adquiere al tiempo de nacer" (G.J. Nº 1585, p. 61).
ART. 4.- (Mayorí a de edad y capacidad de obrar).
I. La mayorí a de edad se adquiere a los veintiún años cumplidos.
II. El mayor de edad tiene capacidad para realizar por sí mismo todos los
actos de la vida civil.
Mientras la capacidad jurí dica (de goce) supone la aptitud para ser sujeto de
derechos, que es una cualidad jurí dica de la persona, la capacidad de obrar (de
ejercicio), es la aptitud para adquirir y para ejercitar con la propia voluntad, o sea,
por sí sólo derechos y obligaciones jurí dicas (Messineo).
Jurisprudencia
1.- "La mayorí a fijada a los 21 años de edad, habilita a las personas de
pleno derecho para el ejercicio de todos los actos jurí dicos, haciéndose
cesar, también de pleno derecho, la tutela a que estaban sujetas" (G.J.
Nº 274, p. 1779).
6.- "Una persona que está legalmente capacitada para suscribir un contrato
y obligarse a él, no puede en ningún caso alegar la incapacidad de la
otra parte después de perfeccionada la obligación, siendo únicamente
la prohibida o incapacitada la que puede hacer ese reclamo de nulidad"
(G.J. Nº 1182, p. 73).
7.- "Todo mayor de edad, para ser representado en juicio debe otorgar el
respectivo poder que faculte para que quién le represente actúe con
personerí a legal" (G.J. Nº 1585, p. 61).
8.- "La capacidad de obrar, definido como el poder de realizar actos con
eficacia jurí dica, en razón de la edad, se la adquiere a los 21 años,
según dispone el art. 256 (4) del c.c." (G.J. Nº 1588, p. 75).
9.- Véase los casos Nos. único del art. 3 y 2 y 3 del art. 483.
Por regla general para los mayores de años rige la presunción de capacidad:
todo ome es cuerdo, e en su memoria, fasta que se prueve lo contrario (P. 3ª. tí t. 16,
ley 2ª.). La interdicción debe ser judicialmente declarada para incapacitar a quienes
adolecen de "enfermedad habitual de la mente" (art. 343 c.f.), disposición que
exagera la máxima simplí citas legibus amica con una generalización propia de la
imprecisión. La doctrina y la práctica dan diversa consideración, por sus variados
alcances y consecuencias, a la locura, la demencia, la imbecilidad, el idiotismo, la
sordomudez, la prodigalidad, el alcoholismo. No puede la ley abarcar las
enfermedades mentales en un sólo concepto y significarlas con una sola palabra
(Scaevola). La prodigalidad por ejemplo, desde el Derecho romano y las partidas ha
provocado restricciones, así sean limitadas (especiales) de la capacidad con la
designación de un asesor (curador), para litigar, transigir, tomar prestado, recibir un
capital mueble y dar carta de pago de él, enajenar e hipotecar sus bienes. El Código,
en su art. 1119, declara incapaces de testar a los sordomudos y mudos que no
sepan o no puedan escribir. He ahí un ejemplo de una restricción limitada o especial
de la capacidad.
El Código Civil alemán - de precisión cientí fica tan admirada - distingue entre
las causas de interdicción la enfermedad de la mente (locura, demencia) de la
debilidad intelectual (imbecilidad, sordomudez) e incluye en las reglas pertinentes a
los pródigos y alcohólicos, porque se exponen y exponen a su familia a la indigencia.
Jurisprudencia
5.- "Para que la demencia sea motivo para que constituya a un mayor de
edad en la incapacidad de contratar y ejercer los actos de la vida civil,
o sea, en el estado de interdicción, es necesario que ésta sea
judicialmente declarada" (G.J. Nº 882, p. 26).
7.- "A los interdictos debe nombrárseles curador aún cuando tengan
intervalos de lucidez" (G.J. Nº 1220, p. 78).
8.- "Debe comunicarse al Ministerio Público las causas en que una de las
partes es defendida por un curador, como aquéllas en que intervienen
menores" (G.J. Nº 1251, p. 52).
9.- "La incapacidad de obrar para los menores de edad y los, interdictos,
es absoluta" (G.J. Nº 1255, p. 54).
11.- "Siendo de orden público las leyes que prescriben la defensa de los
incapacitados, no puede omitirse la intervención del Ministerio Público"
(GG. JJ. Nos. 1289, p. 32 y 1292, p. 43).
12.- "La interdicción afecta al orden público y (por tanto) debe ser declarada
por sentencia, luego de haberse comprobado la enajenación mental de
la persona" (Labores Judiciales 1972, p. 93).
13.- "Para que surta efectos legales la interdicción, conforme al art. 258
(343 c.f.) del c.c. es preciso que sea declarada mediante sentencia
ejecutoria, pronunciada en juicio contradictorio" (Labores Judiciales
1973, p. 170).
14.- "No pueden ser actores ni reos los menores de edad y siempre que
éstos tengan que demandar o ser demandados, se pedirá previamente
el nombramiento de un curador que se apersone por ellos en clase de
tal" (Labores Judiciales 1973, p. 101).
Debe destacarse que este capí tulo contiene, diseminadas y mezcladas, reglas
relativas a los derechos de la personalidad y a los derechos del hombre. La teorí a de
los primeros es propia del Derecho privado. Los segundos, presuponen la declaración
de los derechos fundamentales, que en ningún caso pueden ser considerados con
separación de toda a la constitución jurí dica del Estado (Del Vecchio, cit: de Castán
Tobeñas).
Los Hnos. Mazeaud, también advierten que es un error confundir, como ocurre
frecuentemente, los derechos del hombre y los derechos de la personalidad.
Son muchos, ciertamente, según el ilustre autor de "Los Derechos del Hombre"
(Castán Tobeñas), los puntos de coincidencia entre los derechos del hombre y los de
la personalidad, porque unos y otros pueden conceptuarse como derechos naturales,
ya que los derechos de la personalidad representan atributos, que corresponden a la
persona por su misma naturaleza y están enraizadas en la propia condición del ser
humano. Más, los derechos de la personalidad tienen siempre una esfera más
reducida que la de los derechos humanos, que corresponden al dominio de aplicación
de la protección constitucional, en tránsito a su protección internacional, así sea
todaví a imperfecta esta última (Carta de las Naciones Unidas, de 26 de junio de
1945, Preámbulo y art. 1º prf. 3).
III. Una persona puede revocar siempre los actos de disposición sobre su
propio cuerpo.
El Anteproyecto de Ossorio (art. 11) propuso: "La persona humana es libre por
esencia. Los derechos de la personalidad son irrenunciables por el individuo y no
admite más regulaciones que las establecidas por ley legí timamente dictadas". Juzga
el autor del Anteproyecto, necesidad primordial de los tiempos presentes proclamar
cuantas veces fuese necesario la libertad humana, ante el avance de las corrientes
racistas y totalitarias de uno u otro extremismo.
Según una somera reseña histórica, entre los antiguos cada individuo era
conocido sólo por su nombre propio: Adán, Eva, Abraham, Ciro, Jerjes, Alejandro,
Prí amo, Ulises, Menelao, Casandra, etc. Lo propio ocurrí a entre los germanos, cuyos
reyes son conocidos también sólo por su nombre propio individual: Ataulfo,
Turismundo, Alarico, &. Entre los hebreos y musulmanes, empleando el nombre del
padre en genitivo se facilita la individuación por la señal de filiación directa: ben Hur,
Mohamed ben Mahmud; ben significa hijo de, designación también frecuente en
Rusia: Fedor Ivanovich (hijo de Ivan).
Fueron los romanos quienes además del nombre propio introdujeron el uso de
los dos apellidos: uno aplicado al tronco que pasaba a todas sus ramas y el otro que
designaba cada rama. Los Hnos. Mazeaud, siguiendo una información de Lebel (Les
noms des personnes), explican el caso con los ejemplos clásicos de Escipion (Lucius
Cornelius Cnaeí filius Scipio) y Cicerón (Marcus Tullius Marci filius Cicero). Cada
ciudadano llevaba: 1º un praenomen (Lucius o Marcus); 2º un nomen gentilicum
(Cornelius o Tullius) o nombre de la gens a la cual pertenecí a el individuo; 3º el
praenomen del pater en genitivo (Cnaei filius o Marcifilius = hijo de Cnaei o de Marci)
que indicaba la filiación, y 4º un cognomen (Scipio o Cicero), que era el nombre de
los miembros de la domus (casa, domicilio) en el sentido estricto por oposición a la
gens. Así el nombre indicaba la gens y la familia (apellidos) a que pertenecí a el
individuo que llevaba, como vocativo individual, el praenomen.
El cambio o adición del nombre no altera la condición civil del que lo obtiene,
ni constituye prueba de filiación. Esta es una consecuencia lógica de las reglas que
protegen el derecho al nombre y debió consignarse en regla expresa, como, por
ejemplo, lo hace el código civil peruano (art. 17).
Los cambios por ví a de consecuencia se presentan: 1º) En el matrimonio.
Hasta ahora la costumbre era el único fundamento para que la mujer casada usara el
apellido del marido. 2º) Las acciones de investigación de la paternidad, (arts. 191,
206 y 212 c.f.) y el reconocimiento de hijo natural (art. 195 c.f.), producen de hecho
un cambio de nombre, aunque en derecho puede considerarse más bien una
rectificación o, si se quiere, el restablecimiento de la verdad jurí dica. 3º) En la
adopción se produce por la adición de un segundo apellido (el del adoptante) o del
cambio liso y llano del propio por el de aquél (art. 224 c.f.). En la arrogación del hijo
propiamente no hay cambio, o mejor, simplemente se borra toda evidencia de él (art.
239 c.f.).
Jurisprudencia
ART. 10.- (Apellido del hijo). El hijo lleva el apellido o apellidos del progenitor
o progenitores respecto a los cuales se halla establecida su filiación.
IV. En otros casos el uso del nombre se rige por las disposiciones
particulares de la ley.
Conc: Const. 32 -
Materia más propia de los arts. 12 y 14 de la Constitución o del Capí tulo IV,
Tí tulo I del Libro V del Código, si se querí a destacar en la esfera del Derecho civil la
nulidad proclamada. También podí a figurar el precepto en el extrañado Tí tulo
Preliminar.
Por otra parte, la brevedad del epí grafe parece más propia de una disposición
procesal y, en este caso, no dice nada de lo que contiene el texto.
ART. 17.- (Derecho al honor). Toda persona tiene derecho a que sea
respetado su buen nombre. La protección al honor se efectúa por este Código y
demás leyes pertinentes.
El derecho a la intimidad es una cosa cada dí a más real y más viva que el
derecho moderno no puede dejar desamparada (Ossorio). La jurisprudencia de los
Estados Unidos, donde la protección legal de este derecho tiene un extraordinario
desarrollo, ofrece muchos casos ilustrativos (Ossorio):
La hija del primer matrimonio de una señora, intentó publicar las cartas
confidenciales que ésta recibiera antes de su primer matrimonio, durante su viudez y
durante sus segundas nupcias. El cónyuge viudo (el de las segundas nupcias),
demandó que se suspendiera la publicación y se le devolviera toda la
correspondencia. El tribunal prohibió la publicación de las cartas escritas por el actor
y rechazó los otros extremos de la demanda.
II. No surten ningún efecto legal las cartas y otros papeles privados que
han sido violados o sustraí dos, ni las grabaciones clandestinas de
conversaciones o comunicaciones privadas.
Las reglas relativas a los derechos de la personalidad, como todas las que
como ellas conciernen al interés de la comunidad son de orden público. Luego toda
limitación no autorizada por la ley, es una arbitrariedad que afecta a ese orden
público, (v. lo pertinente en la anot. al art. 6).
ART. 22.- (Igualdad). Los derechos de la personalidad y otros establecidos por
el presente Código, se ejercen por las personas individuales sin ninguna
discriminación.
* * *
Las actas del estado civil, mencionadas entre los elementos de individuación
de la personas, tienen carácter esencialmente reglamentario y son materia de ley
especial: la abreviadamente llamada del Registro Civil (la ley de su creación - 26 de
noviembre de 1898 - la llamada Registro del estado civil de las personas, que es lo
correcto).
El código incorpora a sus disposiciones (Libro V, Tí tulo V, Capí tulo II), las
reglas básicas y principios generales que informan esta reglamentación (art. 1524) y
su eficacia probatoria (art. 1534).
El Código abrogado carecí a de ellas, porque los traductores del Código francés
desconocieron la importancia de las disposiciones sustantivas y solamente
consignaron las adjetivas propias de la ley procesal (Canedo).
Constituyen la expresión sintética de los elementos de individuación de las
personas individuales. Son documentos jurí dicos auténticos, sentados en registros
públicos por oficiales del estado civil, cuya función es fijar, respecto de todos, la
individuación de las personas (Bonnecase).
Es de interés público que la persona sea, para los efectos penales, judiciales,
administrativos, tributarios, etc., exactamente identificada y se haga imposible o difí cil
el cambio entre dos personas. (Messineo).
Es principio básico del estatuto personal, que las leyes que regulan la
capacidad legal, condición, estado y derechos y deberes de familia de las personas,
siguen a éstas donde quiera que vayan. Son leyes personales porque afectan
directamente a la personalidad. Acompañan a la persona, como su sombra, y no la
abandonan en tanto que conserva la nacionalidad de donde derivan (Laurent, cit. por
Scaevola). Así , por ejemplo, un menor de edad en Bolivia no será mayor en la
Argentina, aunque el número de años señalado en ésta sea inferior al de aquélla.
Falta una definición adecuada y falta, más aún, la concordancia que debió
informar la nueva codificación. Por ejemplo, en materia de divorcio, la Ley de 15 de
abril de 1932 (art. 24) y el actual Código de Familia (art. 132, 1ra. parte), en el
ámbito del estatuto personal, mantienen con extraño criterio un principio del estatuto
formal: locus regit actum; absurdo que resalta más con la disposición de la segunda
parte del citado art. 132 del Código de Familia que admite, para los bolivianos
únicamente, la ley del estatuto personal. Por su parte el Código del Menor (art. 5º),
proclama esa ley inequí vocamente: "Los bolivianos residentes en el extranjero, están
comprendidos en los alcances de este Código".
Jurisprudencia
DEL DOMICILIO
Se ha dicho que no es materia del Derecho civil, por que más parece
concernir al procedimiento o a los derechos polí ticos (Laurent, cit. de Scaevola). Pero
siendo elemento especialmente atinente a la individuación de la persona no puede
tener otra ubicación más adecuada que esta (Mouricault, cit. Scaevola).
La doctrina distingue el domicilio polí tico del civil; el general u ordinario del
especial; el natural o de origen del voluntario o de hecho; el necesario o real del
legal, etc. En la práctica la ley se refiere simplemente al domicilio, sin preocuparse
mucho en destacar explí citamente las distinciones.
El art. abandona el sistema del c.c. abrg. (art. 47) que es el del c.c. francés
(art. 102), correspondiente también al seguido por el c.c. italiano de 1865 y 1942
(arts. 16 y 43), y adopta el sistema alemán, con formulación semejante a la del
Anteproyecto del Código civil francés (arts. 224 y 225), que introduce esa reforma en
la materia, como solución indispensable, según los Hnos. Mazeaud, para los
inconvenientes del sistema del c.c. francés vigente que separa al domicilio de la
residencia, derivados de la multiplicidad actual de una persona y que trae la
dificultad, para terceros, de determinar cual sea la principal actividad o el principal
establecimiento o para el caso de personas que no tengan ninguna actividad (v. gr.
los rentistas). En el hecho, sólo se a invertido la formulación precedente y la solución
invocada, aceptable para algunos casos que no constituyen la generalidad, no parece
introducir un mejor sistema que el abandonado. En los centros urbanos por lo
regular, la residencia y la principal actividad no están localizadas en el mismo lugar
(local o edificio), aunque si en la misma ciudad o poblado, lo que no ofrece mayores
dificultades.
El art. 101 del p.c. obliga a los litigantes a constituir domicilio legal, dentro de
un limitado perí metro adyacente a los tribunales, para las incidencias procesales, así
tengan domicilio real en la misma ciudad o municipio. El art. 540 del mismo cuerpo
de leyes obliga a constituir domicilio legal o adjudicatario de una subasta pública.
Jurisprudencia
1.- "El art. 47 (24 actual) del c.c. al señalar el domicilio de las personas en
el lugar donde tienen el principal establecimiento, se refiere únicamente
a los establecidos en el paí s y de ninguna manera a los que se hallan
en el extranjero" (G.J. Nº 445, p. 738).
2.- "La finada tuvo el domicilio del marido según la presunción legal,
corroborada con declaraciones testificales que justifican el hecho de
que ella residí a habitualmente, donde tení a casa abierta (con el marido)
y relaciones de familia, lo que constituye el establecimiento principal a
que se refiere el art. 47 (24) del c.c." (G.J. Nº 715, p. 37).
3.- "El domicilio legal concedido como privilegio para determinados actos,
queda limitado al objeto o autorización especial establecido en el
privilegio y no comprende lo que esta fuera de él" (G.J. Nº 717, p. 15).
4.- "La competencia del juez se determina por el domicilio del demandado
según el art. 47 (24) del c.c. y el 18, caso 4º de la l.o.j." (G.J. Nº 949,
p. 11).
5.- "Por lo dispuesto por el art. 47 (24) del c.c. el domicilio de una persona
en cuanto al ejercicio de sus derechos civiles, está en el lugar donde
tiene su principal establecimiento, y según el 53 del mismo, el del
menor no emancipado es el de sus padres o tutores" (G.J. Nº 1054, p.
20).
6.- "Conforme al art. 118 (101 actual) del p.c. todo actor o demandado
está en la obligación de indicar la casa en la cual debe ser buscado
para las actuaciones del juicio, la que puede ser diferente o distinta al
domicilio definido por el art. 47 (24 actual) del c.c." (G.J. Nº 1277, p.
13).
8.- "El art. 5º de la ley de divorcio absoluto que dispone que el juicio de
desvinculación, se sustanciará ante el Juez de Partido del "último
domicilio del demandado", es de preferente aplicación a cualquier otra
disposición general" (Lab. Jud. 1973, p. 161).
ART. 25.- (Personas sin residencia fija). Las personas que por su género de
vida no tienen residencia en un lugar determinado, se consideran domiciliadas en el
lugar donde se encuentran.
Según el Código de familia (art. 97, deben elegir domicilio matrimonial ambos
cónyuges, o el juez para el matrimonio o para cada cónyuge separadamente, a falta
de acuerdo conyugal.
Esta disposición antes que asegurar la unidad de la familia en interés de la
sociedad, crea ingredientes propicios para la anarquí a familiar y una incertidumbre
evidente para los terceros que traben relaciones jurí dicas con el matrimonio.
Condescendencia al parecer excesiva con las exigencias de la sedicente liberación
femenina, que en demérito de sus loables fines, deteriora la seguridad que la mujer
busca en el matrimonio, con detrimento de la formación de los hijos y a pesar de la
protección del matrimonio y de la familia que solemnemente proclama la Constitución
(art. 193).
Tanto los códigos del modelo francés como los inspirados en el cientí fico
código alemán de 1900 declaran que la mujer casada tiene el domicilio del marido,
sin que ello autorice suponer propósito deliberado de subalternizarla dentro del
matrimonio.
Jurisprudencia
"Si bien según el art. 53 (26) del c.c. el domicilio de la mujer casada
es el del marido, tal disposición es aplicable dentro del régimen
armónico de la sociedad conyugal y de ninguna manera cuando se
trata de romper el ví nculo matrimonial y sobreviene la separación
voluntaria o por mandato judicial" (G.J. Nº 1297, p. 65).
2.- "No estando señaladas por la ley esas circunstancias (las del cambio),
la apreciación de las que ocurran en cada caso particular, queda
librada según el art. 938 (1320) del c.c., al prudente arbitrio del Juez"
(G.J. Nº 560, p. 5).
3.- "El art. 118 (101) del p.c. que ordena el señalamiento de domicilio por
los litigantes, para hacerles las notificaciones, implica la obligación de
señalarlo en el asiento del Juez de la causa; y si se traslada el
expediente (la causa) a otro Juez de distinto asiento (declinatoria,
recusación, inhibitoria, conflicto de competencia) se impone el deber de
nueva fijación de domicilio" (G.J. Nº 599, p. 7).
4.- "No estando determinados por la ley las circunstancias que manifiestan
la intención de trasladar el domicilio, la apreciación de ellas en cada
caso particular, queda librada al criterio de los jueces de grado" (G.J.
Nº 901, p. 56).
Jurisprudencia
Jurisprudencia
3.- "No es competente el Juez parroquial (de Mí nima cuantí a), para
certificar sobre el domicilio de las personas" (G.J. Nº 1351, p. 9).
CAPITULO V
DE LA AUSENCIA
SECCION I
DE LA DECLARACION DE AUSENCIA
Este artí culo contiene la presunción del Cgo. abrg. Da lugar a la Constitución
de una representación interina del ausente hasta que la ausencia sea declarada, que
determina una especie de imposibilidad de obrar (Messineo).
Jurisprudencia
1.- "El art. 55 (31) del c.c. concordante con el 585 (695) de su Pdto.
autoriza la designación de un defensor que administre los bienes de
una persona que se presume ausente cuando ésta no ha constituido
apoderado especial y hay necesidad de proveer a esa administración"
(G.J. Nº 1259, p. 28).
2.- "Se entiende jurí dicamente como presunto ausente al que no se halla
en su domicilio o residencia, ni se sabe donde se encuentra y hay
incertidumbre a cerca de su existencia" (G.J. Nº 1259, p. 28).
3.- "Cuando se trata de demandar a una persona que está ausente porque
se desconoce su paradero, corresponde nombrar un defensor para que
lo represente en el juicio" (G.J. Nº 1212, p. 68).
4.- "No quedan desamparados los bienes cuando hay una persona
encargada de la atención y cuidado de ellos, por lo que no existe la
necesidad que requiere el art. 55 (31) del c.c. para presumir la
ausencia y nombrar defensor que los administre" (G.J. Nº 1259, p. 28).
Jurisprudencia
"Se hace mala aplicación de los arts. 58 y 59 (32) del c.c. cuando se ordena
previa averiguación de la ausencia, para declarar ésta" (G.J. Nº 1212, p. 69).
Los efectos jurí dicos de la declaración de ausencia respecto de los bienes del
ausente, para el Tdo. de Mvo. se determina por el principio de la lex rei sitae (art.
10º).
Jurisprudencia
"Al negar personerí a en juicio de ausencia de la presunta heredera de un
ausente, se viola el art. 62 (33, II) del c.c." (G.J. Nº 1585, p. 81).
SECCIÓN II
Mejor epí grafe para el art. habrí a sido: declaración de muerte presunta, porque
la declaración judicial es requisito esencial.
ART. 41.- (Fecha del fallecimiento presunto). La sentencia fija fecha para el
fallecimiento presunto: en los casos 1 y 3 del artí culo anterior, en la fecha
correspondiente al suceso si ella es conocida, o en la del término medio entre el
principio y fin de la época en que ocurrió o pudo ocurrir; y en el caso 2, en la fecha
correspondiente a la finalización de la guerra.
Respecto del art. 44 nótese que, como en el caso del art. 33, otras
legislaciones exigen el transcurso de seis meses para la ejecución de la sentencia.
Las consideraciones hechas respecto del art. 37, tienen aplicación para el art.
45 en lo que le sean pertinentes.
SECCIÓN III
Según este artí culo, aquél que reclame un derecho perteneciente a una
persona que ha desaparecido de su domicilio, considerado ausente presunto o
declarado ausente propiamente dicho, según las reglas de las secciones precedentes
del Capí tulo, debe probar la existencia de dicha persona cuando era necesaria (esa
existencia), para adquirir el derecho reclamado.
ART. 49.- (Petición de herencia y otros derechos). Lo previsto en los artí culos
47 y 48 no perjudica la petición de herencia ni los otros derechos que correspondan
a la persona cuya existencia se ignora o a sus herederos o causahabientes, salvo los
efectos de la prescripción y de la usucapión.
T I T U L O II
CAPITULO I
DISPOSICIONES GENERALES
La enumeración del segundo párrafo, que pudo ser más prolija, distingue entre
asociaciones, corporaciones y fundaciones, cuyo estudio cientí fico requerirí a
demasiado espacio. Reducido el tema a la esfera práctica de estas anotaciones, las
asociaciones o corporaciones pueden ser de interés público: gremiales, mutualistas,
asistenciales y todas las comprendidas en el párrafo 3); de interés privado; culturales,
deportivas. Las fundaciones, son entidades en las que desaparece casi por completo
los intereses individuales y, por el contrario, lo absorbe todo el fin social: un hospital,
una escuela, etc.
Jurisprudencia
Véase los casos Nos. único del art. 86 y 4 del art. 992.
Quiere decir que concordando dicha disposición con la de este art. los Estados
extranjeros pueden tener propiedades en el territorio nacional, lo que
automáticamente pone en funcionamiento el privilegio de la extraterritorialidad, por el
cual no pueden ser sometidos a la jurisdicción de un poder extraño sin perder en
cierta medida su soberaní a. Estas consideraciones han dificultado permanentemente
considerar a los Estados extranjeros como personas colectivas de derecho privado. El
Proyecto Toro y el Anteproyecto Ossorio no lo hacen y de las legislaciones
extranjeras mencionadas en estas anotaciones, sólo incluye la argentina.
Para salvar las observaciones que suscitan las dificultades aludidas, se piensa
que la fórmula "de acuerdo a las normas de derecho internacional" es suficiente
aunque, en realidad, no lo es.
Así , el inmueble adquirido y ocupado en propiedad, por la legación de un
Estado extranjero, se dice, goza de la extraterritorialidad en cuanto protege a todos
los miembros de la legación y demás personas que habitan en él, porque se supone
que viven en territorio de su propio paí s; pero, en su calidad de adquirente, como
persona capaz de contraer obligaciones, puede ser demandado por reivindicación, por
ejemplo, ante los tribunales del paí s en que esta ubicado el inmueble. Mientras el
Estado extranjero procede como soberano no puede ser sometido a la jurisdicción de
otro Estado, más no así cuando obra como persona de derecho privado (Machado).
Como reacción contra tales derivaciones y, más que todo, como medio de
defensa contra los trust internacionales (hoy más elegantemente nominadas como
empresas supranacionales), desde hace algún tiempo viene afirmándose la teorí a de
que las personas colectivas no tienen nacionalidad sino domicilio, pretendiéndose con
ello contrarrestar en alguna medida, la acción nociva de los grandes poderes
soberanos que utilizan las supranacionales para los fines propios de su polí tica,
aunque la pretensión siempre resulta frustránea bajo el imperio de las diferencias
pronunciadas en la relación de fuerza que es la que, en definitiva, impone su
realidad.
Resulta de lo dicho que el tema debió considerarse con más detenida reflexión
para lograr una regla mejor adecuada a la realidad o, por lo menos, limitando ese
reconocimiento a los Estados extranjeros en este orden a los fines y dentro de los
lí mites de las relaciones diplomáticas y, en cuanto a la Santa Sede, como lo hace la
constitución, a tenor de los concordatos y acuerdos que tiene establecidos con el
Estado.
Jurisprudencia
"Según el art. 24, concordante con el 8º, inc. 1º, de la Const. las
empresas y súbditos extranjeros, están sometidos a las leyes
bolivianas, preceptos cuya observancia es de orden público, por
corresponder a los atributos de la soberaní a" (G.J. Nº 1591, p. 166).
Jurisprudencia
1.- "En concepto del art. 187 de la loj., el ministerio público sólo debe
intervenir como parte principal en los procesos instaurados por o contra
el Estado (como tal) y en la especie, el Banco del Estado -como
cualquier entidad autónoma- puede ser demandante o demandado sin
necesidad de intervención fiscal" (G.J. Nº 1608, p. 90).
Jurisprudencia
1.- "El domicilio de las empresas que tienen varios centros de explotación y, por
consiguiente, varias administraciones, es el de la administración central respectiva,
según la L. de 12 de Feb. de 1927 (que en la generalidad de las compilaciones se
cita como L. de 23 de Feb. de 1927)" (G.J. Nº 1276, p. 125).
2.- "Demandado el Alcalde Municipal de... por actos ejecutados en ejercicio de sus
funciones, su domicilio para la notificación correspondiente a los fines del art. 57 del
c.c., está en la sede de la Alcaldí a donde desempeña sus funciones a tenor del art.
55 del mismo cuerpo legal" (Lab. Jud. 1979, p. 97).
3.- El domicilio de las personas colectivas es el lugar fijado en el acto constitutivo y,
a falta de éste, el lugar de su administración, según el art. 55 del c.c." (Lab. Jud.
1983, p. 82).
ART. 57.- (Responsabilidad por hechos ilí citos). Las personas colectivas son
responsables por el daño que sus representantes causen a terceros con un hecho
ilí cito siempre que dichos representantes hayan actuado en tal calidad.
CAPITULO II
DE LAS ASOCIACIONES
Conc: c.c. 58 - 68 -
La negativa a que se refiere el art. 59, supone una resolución del Poder
Ejecutivo en concepto a los arts. 127, caso 8º in fine de la constitución y 53, caso
10º, también in fine, de la l.o.j. Y esa resolución abre la jurisdicción y el
procedimiento contencioso-administrativo, ahora convenientemente reglamentado en el
p.c. (arts. 778 y s.).
Si por efecto de los recursos que prescribe la ley, puede llegar el caso al
Tribunal Supremo, no atenúa en nada la alteración observada, pues que, además,
supone un dispendio de tiempo y gastos perjudiciales al interesado -o a los
interesados- que crea lesionado o perjudicado su derecho por la negativa.
Conc: c.c. 60 -
Es una realidad jurí dica aún sin el reconocimiento a que se refiere en el art.
58, y el ordenamiento jurí dico no puede prescindir de esa realidad. Por eso le
confiere fuerza y aptitud para operar en las relaciones jurí dicas, como sujeto
autónomo respecto de sus componentes.
Su existencia termina por las causas detalladas en este artí culo y con los
efectos señalados en el art. 65 y s.
Jurisprudencia
DE LAS FUNDACIONES
ART. 67.- (Objeto). La fundación tiene por objeto afectar bienes, por la
voluntad de una o más personas, a un fin especial no lucrativo.
Conc: c.c. 58 - 63 - 64 - 65 -
Las fundaciones han adquirido un desarrollo considerable. Basta citar las más
conocidas, para comprender el aserto: Rockefeller, Carnegie, Solvay; los premios
Nóbel, Goncourt, etc. En Bolivia: la Fundación Patiño. Se constituye por un acto
público ad hoc.
CAPITULO IV
OTRAS DISPOSICIONES
ART. 72.- (La comunidad campesina). La comunidad campesina se rige por las
leyes que le conciernen.
II. Es aplicable a los bienes y fondos de éstos comités lo previsto por el artí culo
66-IV.
LIBRO SEGUNDO
TITULO I
DE LOS BIENES
CAPITULO UNICO
DISPOSICIONES GENERALES
SECCIÓN I
I. Son bienes las cosas materiales e inmateriales que pueden ser objeto
de derechos.
II. Todos los bienes son inmuebles o muebles.
La ley debe establecer sus preceptos por el mismo orden con que en la
realidad se producen y tal como en la vida se hace patente su necesidad. Las
relaciones del Derecho Civil descubren, primeramente, un sujeto que las realiza;
luego presenta un conjunto de medios o condiciones sobre los que aquél actúa:
objetos de la naturaleza que le rodean y satisfacen sus exigencias, y prestaciones
que como ser sociable mantiene con sus semejantes (Scaevola).
Siguiendo este orden de ideas, toda ley civil empieza regulando el derecho de
la personalidad, con todas sus modificaciones y modalidades (Libro Primero).
Continúa con el desarrollo normativo sobre las cosas o bienes, materia de este Libro
Segundo.
El derecho real no consiste en la relación jurí dica entre una persona y una
cosa, según la célebre definición generalmente admitida de Aubry y Rau, (cit. de
Planiol y Ripert) que Mazeaud acepta y sostiene no obstante su carácter de autor
moderní simo, La cosa es objeto de derecho y la relación que se da con el objeto es
de hecho, no jurí dica, y ese hecho es la posesión.
Si todo derecho, por definición, es una relación entre personas -"verdad
elemental sobre la que esta fundada toda la ciencia del Derecho"- el derecho real,
como todos los otros derechos, tiene necesariamente un sujeto activo, un sujeto
pasivo y un objeto. La definición criticada establece relación entre el sujeto activo y
el objeto de su derecho: la cosa poseí da. Aplicadas estas ideas al derecho de
propiedad, por ejemplo, aparecen el propietario como sujeto, todo el mundo -excepto
el propietario- como sujeto pasivo, y la cosa, en su lugar, como objeto de derecho
(Planiol y Ripert). Si es titular activo del derecho erga omnes.
La doctrina corriente distingue, por eso, la cosa del bien, porque se dan cosas
que no son bienes como la luz, el aire, el agua del mar, no susceptibles de constituir
objeto de derechos, según la fórmula del art. 74, o se dan bienes que no son cosas,
como las actividades humanas: servicios y prestaciones. Un criterio diferencial diverso
sostiene Messineo: bien en sentido jurí dico serí a una cosa idónea para cumplir una
determinada función económica y social, habida cuenta que la cosa, en sí entidad
extra jurí dica, es en cierto modo un bien en estado potencial, que se convierte en tal
cuando una particular calificación jurí dica le da la idoneidad para cumplir la función
económica y social indicada. En rigor, es el mismo concepto de las Partidas ya
citado: el bien jurí dicamente considerado es la cosa útil susceptible de apropiación
privada. Entre las especificaciones del concepto de bien, también se suele llamar
bienes jurí dicos, las utilidades patrimoniales y no-patrimoniales, incluí das las que
provienen de las energí as humanas o naturales, como las mencionadas en el art. 76
(Messineo).
Hay distinciones que sólo se aplican a las cosas materiales y también son
tres: a) consumibles y no consumibles; b) fungibles y no fungibles, y c) cosas que
tienen dueño o que no tienen dueño o vacantes.
Hablando propiamente, el suelo y los edificios serí an los únicos inmuebles por
su naturaleza y bajo esta expresión sólo deberí a comprenderse las cosas que no
pueden transportarse de un lugar a otro, sin que sufran en su integridad material
(Messineo), quae movero non possunt (Braudry - Lacantinerie, citado por Machado).
Se señala, sin embargo, el desplazamiento de obras fijas importantes sin demolerlas
como algo común en las Estados Unidos y el traslado "toda entera de la Fontaine du
Palmier" en Parí s, para la apertura de un boulevard, de lo cual se concluye que debe
darse a las cosas el carácter de inmuebles, según que lo sean de una manera
durable y habitual o aquéllas cuya función es la de ser inmuebles, aunque
ocasionalmente pueden ser desplazadas por medios extraordinarios (Planiol y Ripert).
Por eso, actualmente se da carácter relativo a la noción de cosa inmueble, que
depende del estado de desarrollo de la técnica, la cual puede hacer muebles algunas
cosas consideradas ordinariamente como inmuebles (Messineo).
Siendo los bienes, como cosas jurí dicamente consideradas, el objeto de las
relaciones jurí dicas, para que llenen tal función se les atribuye (Messineo)
principalmente: A) un valor económico de uso o de cambio, de que carecen las cosas
inapropiables en general, como el aire, la luz, el agua del mar, v. gr., que son res
communes omnium; B) la separabilidad, que dá a cada bien autonomí a propia; C) su
libre alienabilidad, noción comprensiva de la comerciabilidad, como regla general;
pues, se exceptúa los bienes del dominio público y también los bienes de incapaces
para los cuales al efecto se requiere autorización previa y expresa; D) nacionalidad,
para algunos bienes, como las naves y aeronaves, cuando la cosa en cuestión esta
sometida a inscripción en determinado registro público (c.c. art. 1395, 5) y c. aér.
arts. 47 y s.).
II, por su alienabilidad o inalienabilidad, dejando fuera del comercio los bienes
de dominio público, los bienes gravados con inalienabilidad y que por tanto son
inembargables además (ej: patrimonio familiar, c.f. art. 30) y los sometidos a
restricciones legales respecto de su enajenabilidad (ej: D.S. 4008 de 30 de Marzo de
1955, que establece dentro de la legislación de la reforma agraria, normas restrictivas
para la venta de terrenos; v. en la anot. al art. 85, lo pertinente).
III, por su utilización, por cuya virtud se distinguen las cosas fructí feras, que
producen frutos periódicamente y sin alteración ni disminución sensible de su
sustancia (art. 83) y las no fructí feras que no son susceptibles de producir frutos y
cuya aplicación práctica se explica, v. gr., en el usufructo. Caen dentro de esta
distinción (por su utilización) las cosas consumibles y no consumibles (art. 79), las
fungibles y no fungibles (art. 78) y las divisibles y no divisibles (art. 80).
Jurisprudencia
SECCIÓN I
DE LOS BIENES INMUEBLES Y MUEBLES
II. Son también inmuebles las minas, los yacimientos de hidrocarburos, los lagos,
los manantiales y las corrientes de agua.
Entrando en la materia del artí culo 75, habida cuenta su naturaleza estricta o
su aplicación, siempre se incluyeron entre los inmuebles las tierras y edificios (ley
natural), las estatuas, pinturas, máquinas, abonos, etc. (ley de aplicación) y las
concesiones administrativas y demás derechos reales (ley de conceptuación jurí dica),
(Ossorio). La ley de aplicación incluye a muebles que han sido fí sicamente adheridos
y aquellos que sin estarlo, están destinados al inmueble por la finalidad que deben
cumplir en él.
El artí culo se refiere únicamente a los inmuebles por excelencia, los que lo
son natural, gramaticalmente entendidos y a los objetos que están adheridos,
formando parte o en dependencia de ellos. Se ha omitido los bienes que se reputan
inmuebles a causa de su destino, mutilando así la concordancia necesaria que debe
existir en todo el ordenamiento jurí dico y del cual, el Código civil sólo es parte.
En efecto, mientras el artí culo siguiente define como muebles a todos los
demás bienes no consignados en éste, el Código de Minerí a (art. 8) también
considera inmuebles los bienes destinados a la operación de una concesión minera
con carácter permanente, como las maquinarias, instrumentos, equipos, animales y
vehí culos empleados en su servicio. El art. 185 del mismo Código, declara inmuebles
por su destino las maquinarias, herramientas y otros implementos que el minero
hubiese hipotecado conjuntamente con la concesión.
Todas las legislaciones, aún las más avanzadas, detallan en mayor o menor
medida las cosas muebles que, sin constituir parte de la cosa principal inmueble ni
estar adheridas a ella, se reputan inmuebles accesorios, por decirlo así , en razón del
uso duradero a que son destinadas y de la relación visible con la cosa principal en
que por su finalidad se encuentran. (El Código ha adoptado para esta categorí a de
bienes el italianismo pertinenze, que se examina en la notación al art. 82).
Entre las cosas reputadas inmuebles por la finalidad a que están destinadas -
según otras leyes, Código de Minerí a, v. gr.- se puede también enunciativamente
señalar: máquinas, herramientas, utensilios de industria, abonos, semillas (que están
en la tierra en que serán utilizadas), alambiques, lagares, calderas, cubas, molinos,
diques flotantes, redes de telecomunicaciones, material rodante de ferrocarriles y
también los animales de labor en las fincas donde trabajan, alimentos para estos, etc.
Según el Código alemán, modelo de la legislación civil del siglo XX, las cosas
reputadas inmuebles -que llama cosas accesorios (zubehor)- no pueden ser
embargadas por separado, para evitar la desorganización de la cosa principal a cuyo
funcionamiento están destinadas.
Responden a esta orientación, indudablemente, las previsiones del art. 450 del
c. com. relativo a la preservación de la unidad de la empresa comercial, que es un
complejo orgánico que constituye o una universitas facti o una universitas jure
(Scaevola), preservación que se atiende preferentemente inclusive en caso de
embargo o de quiebra (c. com. arts. 456 y 1618), y las del art. 172 del p.c. atinente
a las medidas que el juez debe arbitrar respecto de los establecimientos comerciales
o industriales, cuando son objeto de medidas precautorias, como un embargo, v. gr.
Los inmuebles por destino tienen una inmovilización meramente jurí dica y
ficticia, no material ni real, por la razón práctica de asegurar la utilidad general. La
separación podrí a tener efectos perjudiciales varios; v. gr., en el embargo separado
de los accesorios como muebles que realmente son, se dejarí a al propietario de un
fundo sin poder explotar su bien; la partición que separe los mismos en lotes
diferentes darí a el mismo inconveniente, etc. Sin embargo esto es lo que permite el
art. 82, como se verá luego, fundado en la clasificación de este artí culo que, sin otra
razón que la de adoptar los preceptos de su modelo italiano demasiado
ajustadamente, se aparta radicalmente de la tradición del propio ordenamiento
jurí dico.
Jurisprudencia
1.- "La caja de hierro asegurada dentro de una pared con ladrillos y yeso
por el propietario, se considera puesta para que se conserve
perpetuamente en la casa vendida" (G.J. Nº 849, p. 20).
2.- "Los muebles asegurados con yeso, cal o cimiento que el propietario
pone en el fundo para que se conserven perpetuamente, se reputan
inmuebles" (G.J. Nº 935, p. 19).
ART. 76.- (Bienes muebles). Son muebles todos los otros bienes. Se incluyen
entre ellos las energí as naturales controladas por el hombre.
Fte: Cgo. it. 812 - 814 -
Precd: c.c. abrg. 276 - 277 - 280 - 281 - 282 -
Conc: p.c. 700 - 704 -
c.c. 139 - 141 - 142 - 143 - 218 -
Los muebles son tales, por su naturaleza (corpóreos) o por el objeto al cual se
aplican (incorpóreos, considerados en la 2ª parte del art. 81). También se distingue
los muebles por anticipación. Son aquellos que no son vistos en su estado actual,
unidos a la tierra, sino en su estado futuro como distintos y separados: las cosechas
pendientes aún, pero en cierto estado de madurez, los cortes de madera por hacer.
Las cosechas aún no realizadas, en caso de embargo o de venta se consideran
muebles (art. 83, II y III).
ART. 77.- (Muebles sujetos a registro). Los bienes muebles sujetos a registro
se rigen por las disposiciones que les conciernen y, en su defecto, por las de los
bienes muebles.
Los naví os eran considerados muebles por el Código anterior (art. 280). Al
respecto no hay uniformidad de criterio en las legislaciones. Unas consideran
muebles a los naví os (Francia), otras las consideran inmuebles (Perú). Cosa similar
ocurre con las aeronaves.
Jurisprudencia
II. Las cosas fungibles tienen entre sí el mismo valor liberatorio en el pago, salvo
voluntad diversa.
ART. 79.- (Cosas consumibles). Son consumibles las cosas que se destruyen o
desaparecen con el primer uso que se hace de ellas.
Noción atinente sólo a las cosas propiamente dichas, a los objetos corpóreos.
Hay cosas que no se pueden usar sin consumirse. El consumo puede ser material,
que destruye la cosa: bebidas, comestibles, combustibles, v. gr.; puede ser jurí dico
mediante enajenación, caso de la moneda.
Con frecuencia las cosas consumibles por el primer uso son al mismo tiempo
fungibles: moneda, alimentos, bebidas, combustibles, lo que hace se confundan estas
dos distinciones, aunque con escasos inconvenientes en la práctica. Planiol y Ripert,
encuentran alguna diferencia entre cosas fungibles, esto es, de igual valor liberatorio,
pero que no se consumen con el primer uso; por ejemplo, los lotes de una
urbanización nueva: siempre se encontrara varios lotes equivalentes que serán
fungibles entre si, pero no consumibles.
II. Se consideran también indivisibles las cosas que no pueden fraccionarse por
disposición de la ley o la voluntad humana aunque de hecho sean
pasibles de división.
Jurisprudencia
Los derechos reales que siempre son inmuebles, porque sólo pueden
establecerse sobre inmuebles, son las servidumbres (art. 275 del Cgo. abrg.) los
derechos especiales de uso y habitación y la anticresis. En el régimen anterior podí a
incluirse la hipoteca; pero, la reglamentación de lo muebles sujetos a registro, con
anterioridad a la vigencia del Código, la excluye del grupo.
La segunda parte del artí culo se refiere a los bienes incorpóreos. Tratándose
de los derechos, el carácter mobiliario es la regla general; el derecho considerado
como inmueble es la excepción (Planiol y Ripert).
Los objetos que por si no tienen existencia material sino en cuanto van
unidos, se refieren o hacen relación a bienes muebles naturalmente, son los que
según la disposición tienen también la consideración de muebles. Puede citarse
ejemplificativamente: rentas o pensiones, que pueden ser perpetuas o vitalicias, tener
o no origen hereditario o estar constituí das a tí tulo oneroso o gratuito y siempre que
no graviten sobre un bien raí z, caso en el cual devienen inmuebles; el derecho de
monopolio temporal de explotación que otorga la propiedad literaria, artí stica o
industrial (para autores o inventores); el fondo de comercio que comprende el crédito
o fama de un establecimiento mercantil y que es propio del Código de la materia;
créditos de sumas exigibles, referidas a la prestación principal del capital, por
oposición a las rentas o intereses; todas las obligaciones de hacer o de no hacer, en
las cuales aunque fuesen relativas a un inmueble el objeto de ellas constituye el
hecho del hombre, más que la cosa misma; las acciones, intereses y dividendos en
las sociedades.
Jurisprudencia
1.- "Siendo bienes muebles incorporales las acciones de Banco, los tí tulos
de ellas endosados e inscritos, constituyen el justo tí tulo que confiere la
propiedad y posesión" (G.J. Nº 741, p. 8).
PERTENENCIAS
III. Los actos respecto a la cosa principal comprenden también las pertenencias.
Sin embargo, éstas pueden constituir el objeto de actos o relaciones
jurí dicas separados, salvo los derechos adquiridos por terceros.
Son titulares de otro derecho para los fines del artí culo (II), el locatario, el
arrendatario, el usufructuario. El parágrafo III puede ocasionar más dificultades que
soluciones. Pues, según el, los actos que afectan a la cosa principal, afectan
igualmente a las llamadas pertenencias, por ejemplo una hipoteca, aunque, según el
artí culo, muebles e inmuebles pueden ser objeto separadamente de actos jurí dicos,
salvo derechos adquiridos de terceros. Si la hipoteca comprende ambas cosas, no
hay posibilidad de disposición separada. Si a pesar de ello se da paso a la
disponibilidad separada, los derechos adquiridos por terceros en la hipoteca de la
hipótesis no funcionan.
Jurisprudencia
1.- "No se reputan bienes inmuebles por su destino las ovejas, que no son
animales destinados a la labranza" (G.J. Nº 646, p. 18).
SECCIÓN II
DE LOS FRUTOS
II. Los frutos, antes de ser separados, integran la cosa; pero puede disponerse
de ellos como de cosas muebles futuras.
III. Los frutos pertenecen al propietario de la cosa que los produce, excepto
cuando su propiedad se atribuye a otras personas, caso en el cual se los
adquiere por percepción.
Los frutos naturales comprenden los productos del suelo: cereales, forraje,
madera, etc., y los productos animales: pelo, lana, huevos, carne, leche, etc. De los
bienes también se obtienen ciertos productos y que se llaman así , productos, porque
no tienen como los frutos naturales periodicidad regular o porque al ser percibidos se
agota la sustancia de la cosa que los produce, como los cortes de árboles, las
materias extraí das de los yacimientos mineros y petrolí feros y canteras (Planiol y
Ripert). Puede llamarse frutos a los productos industriales, porque hay periodicidad
regular y no hay agotamiento de la sustancia.
Habrí a sido mejor trascribir directamente la traducción que del art. 820 del
Cgo. It. da Sentis Melendo en el Manual de Messineo: "son frutos naturales aquellos
que provienen directamente de la cosa, concurra o no en ellos la obra del hombre,
como los productos agrí colas, la leña, los partos de los animales, los productos de
las minas, canteras y turberas".
Los párrafos II y III, han sido considerados ya al tratar de los muebles por
anticipación (anot. al art. 76).
Jurisprudencia
1.- "La cosa vendida, mueble o inmueble, se entrega según el art. 1033 en
el estado que esté al tiempo de la venta y desde entonces los frutos
pertenecen al comprador" (G.J. Nº 531, p. 11).
3.- "La subasta que recae sobre un fundo rematado sin inclusión de los
frutos pendientes y que no pudieron ser estimados al tiempo de la
subasta, no comprende a éstos" (G.J. Nº 667, p. 20).
4.- "La adjudicación en remate de una finca, con todas sus mejoras y
accesorios, sin reserva alguna, no comprende los frutos recolectados, y
separados del inmueble antes de la fecha de la adjudicación, porque
una vez cortados y separados del inmueble de que hací an parte, son
bienes muebles independientes y no constituyen mejoras ni accesorios"
(G.J. Nº 695, p. 13).
ART. 84.- (Frutos civiles). Los intereses del capital, el canon del arrendamiento
y otras rentas análogas son frutos civiles. Se adquieren dí a por dí a,
proporcionalmente a la duración del derecho.
SECCIÓN III
PERTENECEN
ART. 85.- (Bienes del Estado y entidades públicas). Los bienes del Estado, de
los municipios, de las universidades y otras entidades públicas, se determinan y
regulan por la Constitución y las leyes especiales que les conciernen.
Surge aquí una importante cuestión. Deriva del silencio que ocasiona la
señalada simplificación del precepto: es la relativa a la diferenciación de bienes del
dominio público y bienes patrimoniales del Estado.
La Ley de Reforma Agraria, por ejemplo, señala que los caminos aunque
hubiesen sido abiertos por particulares, los lagos, lagunas, rí os, son de dominio
público (art. 3º). Luego dispone la reversión al dominio público de todos los árboles
de goma y castaña (art. 70) y declara a éstos últimos de aprovechamiento común
(art. 72).
Nótese respecto de los bienes de domino público, que el Estado tiene derecho
al uso directo, así como todo individuo tiene igual derecho público de uso, aunque
limitado únicamente por las exigencias del uso correspondiente al Estado y a los
otros individuos. El del individuo, uti civis (como ciudadano), es un verdadero y
propio derecho subjetivo público (personal) al uso de los bienes de dominio público
(Messineo).
A diferencia de los bienes del domino público, están los bienes patrimoniales
del Estado (o de sus órganos dependientes). Son los bienes del domino del Estado,
que pueden ser bienes destinados a la utilidad pública y bienes privados del Estado.
Solo los bienes del dominio del Estado lo son únicamente de utilidad pública (minas
nacionalizadas, industria petrolí fera, ferrocarriles, etc.). Estos tienen por objeto el
fomento y desarrollo de la riqueza nacional o la atención de algún servicio público.
Sobre los bienes patrimoniales el Estado ejerce un verdadero derecho de propiedad,
diferenciado según la clase de bienes, la actividad o el servicio público a que se
afectan (Scaevola, Bielsa).
Jurisprudencia
3.- "Los bienes que pertenecen al dominio público, como los caminos,
sendas, rí os, puentes, calles, plazas públicas, etc., no son susceptibles
de una propiedad particular y, por tanto, no son embargables porque
son inalienables e imprescriptibles, a diferencia de los bienes fiscales o
comunales que constituyen un patrimonio que no revisten las
caracterí sticas de aquéllos y pueden, por tanto, ser embargables" (G.J.
Nº 1203, p. 61).
6.- "El Estado puede hacer -con el respaldo de las disposiciones legales
pertinentes- que cese el uso a que están destinados los bienes del
dominio público y que pasen a otra categorí a" (G.J. Nº 1278, p. 28).
ART. 86.- (Bienes de las personas particulares). Los bienes de las personas
particulares, sean ellas individuales o colectivas, se rigen por las disposiciones del
Código presente y otras que les son relativas.
Jurisprudencia
DE LA POSESIÓN
CAPITULO I
DISPOSICIONES GENERALES
II. Una persona posee por sí misma o por medio de otra que tiene la detentación
de la cosa.
Casi todos los autores ponderan como una de las materias más difí ciles en el
estudio del derecho, la de la posesión. Su propia etimologí a, ha sido muy discutida. A
tenor de la ley 1, t. II del Lib. 41 del Digesto y ciertos textos canónicos (cits. de
Scaevola), algunos tratadistas derivan la palabra posesión de positio sedium, para
singularizar la insistencia, que es el carácter esencial de ella y elemento asimilado en
la definición de las Partidas (3ª, t. 30, ley 1, cit. ibidem): possession tanto quier dezir
como ponimiento de pies. Otros fijan la etimologí a en possum et sedere, visto que la
partí cula po, como reflexivo, particulariza en un objeto una acción o influencia
determinada. También se indica pote sedere, para destacar la posesión como hecho,
en contraposición a la propiedad derecho. Finalmente se señala que proviene de
posse: poder o facultad, etimologí a que es la más adecuada.
Para Messineo, la antigua disputa, que no tiene razón ya de ser, dice (y que
Ossorio considera pueril), de si la posesión es un hecho o un derecho, se resuelve
observando que la misma nace como relación de hecho (aprehensión o uso), pero
que luego de nacida se convierte en relación de derecho, en cuanto inmediatamente
produce efectos jurí dicos, por los cuales al poseedor, como tal, se le admite continuar
poseyendo.
Messineo anota al art. 1140 del Cgo. It. (87 del Código que ha de entenderse
por posesión de cosa (poder sobre la cosa) el ejercicio de hecho, correspondiente al
derecho de propiedad, y por posesión de un derecho (otro derecho real del art. 87, I.
in fine) el ejercicio de hecho correspondiente a uno de las derechos reales de goce
sobre cosa ajena, como el usufructo, el uso, habitación, servidumbre: iuris quasi
possessio.
Jurisprudencia
III. La posesión actual no hace presumir la posesión anterior; pero si hay tí tulo
que fundamenta la posesión, se presume que se ha poseí do en forma
continua desde la fecha del tí tulo, salva la prueba contraria.
Hay vicios que la hacen jurí dicamente inútil para lograr sus principales efectos:
ejercicio de las acciones posesorias y usucapión o prescripción adquisitiva. Se
requiere, pues, que sea exenta de violencia (pací fica), de clandestinidad (pública),
(art. 1462-III), exenta de discontinuidad (continua) y que no sea equí voca, lo que
generalmente se da en los actos de conservación en las propiedades indivisas.
Los efectos jurí dicos de la posesión difieren del derecho de poseer como
resultado de la propiedad que sólo pertenece al propietario y a los que detentan por
él (usufructuario, arrendatario, etc.). Ninguna otra persona tiene derecho a poseer su
cosa. Contrariamente, todo poseedor de hecho, cualquiera que sea, puede reclamar
las consecuencias jurí dicas de la posesión (Planiol y Ripert).
Las presunciones establecidas por el art. son de las previstas en el art. 1328,
III): iuris tantum. La regla del párrafo II, se ajusta al aforismo probatis extremis,
media praesumuntur (probada la posesión de los extremos, se presume la del tiempo
intermedio). La demostración del hecho contrario que destruya las afirmaciones del
poseedor, rompe la continuidad de la posesión y la invalida para surtir efectos
jurí dicos.
Cabe, para cerrar esta anot., una referencia, siquiera somera, de lo que en la
doctrina (y en algunas legislaciones) se distingue como especies de la posesión, para
distinguir sus diversas clases y que, según anota Sánchez Román (cit. Scaevola)
muchas de ellas parecen hijas de la sutileza de los escritores:
La posesión es natural o civil (p.c. art. 607) según trate de la tenencia material
de una cosa o del disfrute de un derecho simplemente. La natural, también, se dice,
consiste en la tenencia de una cosa con la intención de guardarla; puede ser justa, si
está autorizada por la ley, como en el caso del acreedor prendario, e injusta cuando
esta reprobada por la ley: caso del ladrón o del poseedor de mala fe.
Jurisprudencia
2.- "Según el art. 1536 (88) del c.c., el poseedor actual que prueba haber
poseí do antiguamente, se presume haber poseí do en el tiempo
intermedio, mientras no se justifique otra cosa y, en la especie, las tres
transmisiones de las terrenos documentalmente probadas, hacen
presumir la posición continuada por más de 35 años en los inmuebles
litigados" (G.J. Nº 782, p. 29).
4.- Véase los casos Nos. 5 y 8 del art. 100 y 1 del art. 110.
ART. 91.- (Cosas fuera del comercio). La posesión de cosas fuera del
comercio no produce ningún efecto. Se salva lo dispuesto respecto a las acciones
posesorias en el libro V del Código presente.
Jurisprudencia
II. La buena fe se presume; y quien alega que hubo mala fe, debe
probarla.
III. Para los efectos de la posesión sólo se tomará en cuenta la buena fe
inicial.
Jurisprudencia
1.- "La buena fe se presume siempre y el que alega que hubo mala fe,
debe probarla" (G.J. Nº 247, p. 1428).
2.- "La buena fe se presume siempre y quien alega que hubo mala fe
debe probarla, según dispone el art. 1525 (93) del c.c." (G.J. Nº 1300,
p. 67).
3.- "La posesión del inmueble no puede reputarse amparada por la buena
fe, en la especie, porque desde el principio, o sea desde la compra del
mismo, la compradora tení a conocimiento de que compartí a el dominio
sobre el bien con la actora, por lo que en la orden de pagar la parte
correspondiente de los frutos se ha aplicado correctamente los arts.
294 y 295 (94) del c.c." (G.J. Nº 1621, p. 104).
CAPITULO II
SECCIÓN I
ART. 94.- (Frutos). El poseedor de buena fe hace suyos los frutos naturales
percibidos y los civiles producidos hasta el dí a de la notificación legal con la
demanda y sólo está obligado a restituir los adquiridos con posterioridad a la
notificación.
Dice el Digesto (Lib. 22, tí t. 1, ley 25, cit. Scaevola): porro bonae fidei
possesor percipiendis fructibus id juris habet, quod dominis praediorum tributum est
(el poseedor de buena fe tiene el mismo derecho que el dueño en cuanto a la
percepción de los frutos).
Jurisprudencia
8.- "La simple tenencia de los bienes, sin ningún tí tulo traslativo de
dominio, es motivo que por si excluye la presunción legal de
buena fe y da lugar a la responsabilidad de los frutos" (G.J. Nº
646, p. 19).
9.- "El hecho de haber sido amparados judicialmente en su
posesión, excluye en los demandados la mala fe que habrí a
dado lugar a responsabilidad respecto de los frutos percibidos"
(G.J. Nº 654, p. 26).
ART. 96.- (Reparaciones). El poseedor, aunque sea de mala fe, tiene derecho
a que se le reembolse el importe de las reparaciones extraordinarias estimado a la
fecha del reembolso.
Omite el artí culo una regla muy generalizada: las mejoras no debidas a la
voluntad o acción del poseedor -provenientes de la naturaleza o del tiempo- tales
como el aluvión, el crecimiento de las vegetales, el aumento de valor en las
propiedades de zonas populosas o de las nuevas urbanizaciones, etc., son
inindemnizables.
El párrafo tercero del art. (mejoras extrí nsecas según Messineo), es inútil
como las mejoras suntuarias. Los dos párrafos primeros eran suficientes.
Jurisprudencia
SECCIÓN II
MUEBLES
ART. 100.- (La posesión vale por tí tulo). La posesión de buena fe de los
muebles corporales vale por tí tulo de propiedad, salva la prueba contraria.
1.- "Siendo bienes muebles e incorporales las acciones de Banco, sólo los
tí tulos de ellas, endosados e inscritos, constituyen el justo tí tulo y
confieren la propiedad y posesión" (G.J. Nº 742, p. 8).
2.- "Tratándose de bienes muebles la posesión vale por tí tulo según este
art." (G.J. Nº 762, p. 15). En = sentido (G.J. Nº 708, p. 11). En =
sentido (G.J. Nº 725, p. 15).
4.- "La posesión vale por tí tulo de propiedad en materia de muebles" (G.J.
Nº 820, p. 50).
6.- "La disposición del art. 1559 (100) del c.c., que declara que la posesión
en materia de muebles vale por tí tulo, no excluye la prueba
contradictoria cuando no existe derecho adquirido por un tercero
apoyado en la posesión" (G.J. Nº 1214, p. 97).
7.- "En materia de muebles la posesión vale por tí tulo" (G.J. Nº 1297, p.
17).
9.- Véase el caso único del art. 103 y el Nº 1 del art. 149.
Jurisprudencia
Véase la del art. anterior.
ART. 102.- (Excepción).
I. No obstante lo dispuesto en el artí culo anterior, la persona que ha perdido o a
quien se le ha robado una cosa mueble puede reivindicarla de un
tercer poseedor en el plazo de un año computable desde la pérdida o
el robo.
Jurisprudencia
1.- "La compra de las joyas hecha a un reo prófugo por el comerciante
(demandado) no le da derecho a éste para exigir de la propietaria la
restitución del preció que pagó, porque no las compro en feria o
remate público, ni de mercader que vende cosas semejantes, siendo
inaplicable al caso la disposición del art. 1561 (102, II) del c.c." (G.J.
Nº 628, p. 3).
Jurisprudencia
"La posesión de un objeto mueble vale por tí tulo, según el art. 1559
(100) del c.c. y según el art. 732 (103) del mismo código, la persona
que ha sido puesta en posesión real de una cosa (mueble) es preferida
y se hace propietaria, aunque el tí tulo sea posterior en fecha, pero
siempre que la posesión sea de buena fe" (G.J. Nº 1192, p. 102).
II. Los tí tulos al portador y los objetos del patrimonio histórico, artí stico y
arqueológico de la Nación se rigen por las disposiciones que les
conciernen.
La fórmula del art. 100, que es reproducción del art. 1559 del Cgo. abrg. tiene
su origen en la jurisprudencia del Chatelet de Parí s (antiguo tribunal criminal de la
capital francesa: Alcalá-Zamora y Castillo), que para sortear los inconvenientes de la
reivindicación mobiliaria en el desarrollo del comercio, después de una evolución de
la primera regla que sentó: la posesión es una presunción de tí tulo, proclamó el
categórico adagio que paso al art. 2279 del Cgo. francés: en fait de meubles la
possessión vaut titre (Mazeaud). Por eso, se consigna la regla del Cgo. francés como
la verdadera fuente del art. 100.
Pero, a pesar de la duplicación del principio (en el art. 100, formulado según
el tenor del art. 1559, segunda parte, y en el art. 101, formulado según el art. 1153
del c.c. italiano), puede admitirse cierta diferencia entre ambas disposiciones, en
cuanto a sus alcances y efectos. Si según el art. 93, I), se reputa poseedor de buena
fe al que ignora que en su tí tulo o modo de adquirir existe un vicio que le invalida,
quiere decir que, como se infiere claramente del art. 101, I) en la posesión de las
cosas muebles no se prescinde de tí tulo, sino en cuanto por este se entiende el
instrumento público en el que conste el carácter de la transmisión, más no en el
sentido de que baste el mero hecho de la tenencia sin necesidad de ningún otro
requisito, conforme observa, con buen criterio, Scaevola, al comentar las
disposiciones equivalentes del c.c. español (arts. 433 y 464). Esta consecuencia no
parece derivar del principio del art. 100 de cuya formulación puede deducirse que
basta el mero hecho de la tenencia sin necesidad de ningún otro requisito que no
sea la buena fe, o que, el tí tulo, en su más amplio concepto, estarí a implí citamente
envuelto en la buena fe.
a) La posesión debe recaer sobre cosa mueble que no haya sido perdida
ni robada.
La regla del art. 103, como la de los arts. 100 y 101, está inspirada en la
conveniencia de favorecer la circulación de la riqueza (Messineo). Estos resuelven el
posible conflicto entre el propietario y el tercero adquirente poseedor de buena fe. El
art. 103 resuelve el conflicto entre dos o más adquirentes del mismo causante
(propietario). En el caso de los arts. 100 y 101 se contempla los efectos de una
adquisición a tí tulo originario, en el del art. 103 los de una adquisición a tí tulo
derivativo.
Jurisprudencia
TITULO III
DE LA PROPIEDAD
CAPITULO I
DISPOSICIONES GENERALES
El epí grafe de este tí tulo tomado tal cual de su modelo italiano, es impropio.
La propiedad, por sí sola, es un fenómeno del dominio de la Economí a polí tica, como
fuente principal de satisfacción de las necesidades del hombre. La ciencia jurí dica
examina el derecho de propiedad y, o sea, la propiedad sometida a las normas de la
relación jurí dica que faculta al dueño para usarla, disfrutarla o repeler a otros,
mediante las acciones eficaces, y obligarle a respetar sus derechos. (Véase: relación
jurí dica que proviene del derecho real en la anot. al art. 74).
Planiol y Ripert, reducen la cuestión dentro del ámbito del Derecho civil, a
saber únicamente si es una institución que merece actualmente ser conservada y
piensan que la propiedad individual justifica ampliamente su existencia, por los
servicios que ha prestado a la humanidad, y concluyen con Cauwés que la propiedad
individual y libre es para las sociedades civilizadas una necesidad económica.
Mazeaud la considera la condición esencial de la independencia y de la libertad del
hombre: el que nada propio tiene, depende por entero de los demás, del Estado si
éste es el dueño de todos los bienes o de aquellos que los poseen.
Digna de meditarse es, sin duda, la admonitoria conclusión del insigne autor:
la sociedad actual está enfrentada a la tarea de adaptar la vieja institución de la
propiedad privada a la acción de las nuevas fuerzas del industrialismo si no quiere
verla, en caso de fracasa, barrida por la revolución o hinchada monstruosamente
hasta convertirse en un peligro mortal para la salud social de la civilización. Esta
adaptación -termina- exige compensar pací ficamente la mala distribución de la
propiedad privada, que el impacto del industrialismo determina automáticamente,
mediante una redistribución consciente, racional y equitativa, por la intervención del
Estado.
Las voces propiedad y dominio, se ven en la actualidad indistintamente
empleadas. Ambos conceptos son ahora equivalentes gramatical y jurí dicamente y
muchas legislaciones las emplean como sinónimas (Argentina, Uruguay, Guatemala,
etc. También el Anteproyecto de Ossorio, art. 423).
El segundo prf. del artí culo se refiere al jus vindicandi, que es la facultad más
fundamental entre todas las que conforman el derecho total de propiedad (Scaevola),
que supone la de exclusión, la de goce privativo respecto de cualquier otro persona,
que intente indebidamente participar de las derechos del propietario.
Jurisprudencia
1.- "El secuestro judicial, como una restricción del derecho de propiedad
impide al propietario el ejercicio pleno de las facultades que le confiere
este artí culo" (G.J. Nº 402, p. 318).
2.- "A tenor de la ejecución librada en 1647 por mandato del Virrey del
Perú, el cacique de Machaca no obtuvo por la composición el derecho
de disponer libremente de las tierras que fueron objeto de ésta, en
razón de habérsele prohibido venderlas, trocarlas, traspasarlas y
donarlas, actos en los que consiste principalmente el derecho de
dominio" (G.J. Nº 543, p. 2).
3.- "Los derechos que acuerda el art. 289 del c.c. no son absolutos, y
pueden modificarse por la ley y por los contratos que se celebren con
referencia a la propiedad" (G.J. Nº 583, p. 2).
5.- "La preceptuación imperativa contenida en el art. 289 (105) del c.c.,
reconoce al derecho de propiedad la facultad de gozar y disponer de
las cosas de modo que no se haga un uso prohibido por las leyes"
(G.J. Nº 1314, p. 8).
6.- "Por lo dispuesto en el art. 291 (105) del c.c., la propiedad de una
cosa mueble o inmueble, da al propietario derecho sobre todo lo que
produce y sobre todo lo accesorio a ella" (G.J. Nº 1315, p. 54).
9.- Véase los casos Nos. 6 del art. 127 y 9 del art. 1538.
Para los seguidores de la tesis social "el hombre esta vinculado al cuerpo
social, debe hacer todo lo que exige el interés social" (Danton, cit. por Ossorio), y en
la emergencia de un antagonismo entre la propiedad individual y el interés social, es
éste el que debe prevalecer.
Entre los autores modernos, León Duguit (cit. de Ossorio) ha sido infatigable
sostenedor del principio: todo individuo -afirma- tiene en la sociedad la obligación de
cumplir una función determinada en razón del lugar que en ella ocupa.
La función social supone que la propiedad cumpla también una finalidad social.
Pero una cosa es ejercer también una función social y otra es que la propiedad sea
exclusivamente una función y que el propietario, al actuar, no pueda conseguir
ningún interés propio (Messineo). Como instituto de derecho privado esta limitada por
la función social en interés público solamente, ya que si fuera exclusivamente una
función, devendrí a instituto de derecho público y serí a exclusivamente, también, un
conjunto de deberes solamente.
Jurisprudencia
2.- Véase el caso Único del art. 212, y el Nro. 17 del art. 108.
ART. 107.- (Abuso del derecho). El propietario no puede realizar actos con el
único propósito de perjudicar o de ocasionar molestias a otros, y, en general, no le
está permitido ejercer su derecho en forma contraria al fin económico o social en
vista al cual se le ha conferido el derecho.
El tí tulo del art. 833 del Cgo. italiano, de donde se ha tomado este art., habla
de actos de rivalidad (emulazione = emulación, rivalidad), que el propietario no puede
realizar sin otro objeto que dañar o causar molestias a otro.
El abuso de derecho, desde luego no ha de confundirse con los actos ilí citos,
que están especificados por el Código y tiene su tratamiento y sanción propios: actos
simulados, fraudulentos, culposos, etc.
Se considera el principio aludido en el epí grafe de este artí culo una innovación
revolucionaria contemporánea. Sin embargo tiene tanta antigüedad como el axioma
summum jus, summa injuria, que advierte contra el máximo rigor del derecho como
fuente de daños, axioma que indudablemente inspiró esta sentencia ciceroniana:
primus justiciae munus est, ut ne cui quis noceat (la primera regla de la justicia es
que ninguno haga daño a otro), tal cual lo dicen también las Partidas (3ª, tí t. 32, ley
19, cit. de Ossorio): si lo que quisiese facer non lo hubiese menester, más se
moviese maliciosamente por facer mal a otros.
Caso Lingard: "... no pudo disponer de su taller de sombrererí a en forma tal que
molestara a sus vecinos con evaporaciones desagradables e insalubres; que a
todos se permite disponer de su propiedad como mejor le plazca, pero sin
perjudicar a tercera persona" (Corte de Metz, 10 Nov. 1808).
Caso Mercy: "Las personas sólo pueden usar de sus propiedades respetando la de
su vecino; que siendo que sus respectivos derechos iguales, el de cada uno
de ellos necesariamente debe conciliarse con el de los demás" (Corte de
Metz, 16 Ago. 1820).
Caso Doerr: "La moral y la equidad se oponen totalmente a que la justicia sancione
una acción inspirada por la mala voluntad; realizada bajo el imperio de una
mala pasión, que no esta justificada por ninguna utilidad personal y que causa
un grave perjuicio a tercero" (Corte de Colmar, 2 Mayo 1855).
Caso Savart: "(Es el) único objeto perjudicar al vecino e impedirle que goce de su
propiedad, disminuyendo la luz de que goza; que semejante acto, sanamente
apreciado con la ayuda de la regla: malitiis non est indulgendum, constituye
uno de las casos de cuasi-delito" (Trib. de Sedan, 17 Dic. 1901).
Caso Bayard: " El dispositivo no presenta para la explotación del terreno de...
ninguna utilidad y (fue) edificado únicamente con el fin de dañar... (por lo que
se) pudo apreciar por parte de... existí a abuso de su derecho" (Corte de
Casación de Francia, 3 Ago. 1915).
Caso Briquet: "El electricista Briquet que comercia con aparatos de radiofoní a se vio
imposibilitado en el curso de 1929 de recibir de manera regular las audiciones
radiofónicas y de hacer que funcionen los aparatos que tení a su tienda...
(debido a)... perturbaciones provenientes del funcionamiento de aparatos de
radiotermia instalados en una casa vecina perteneciente al Dr. Secret... daño
que debe ser reparado" (Corte de Amiéns, 21 Dic. 1932).
Jurisprudencia
2.- Véase los casos Nos. 17 del art. 108 y el único del art. 481.
III. Si el bien expropiado por causa de utilidad pública no se destina al objeto que
motivó la expropiación, el propietario o sus causahabientes pueden
retraerlo devolviendo la indemnización recibida. Los detrimentos se
compensarán previa evaluación pericial.
Fte: Cgo. it. 834 -
Precd: c.c. abrg. 290 -
Conc: Const. 22 - L. 30 Dic. 1884 - c. aér. 40 - c. min. 86 - 136 -
y s. - L. Hds. 68 y s. - L. 13 Nov. 1909, art. 18 - L. 12 Dic. 1916, art.
60 -
c.c. 110 -
Alcanza no sólo a las cosas, sino también a los derechos intelectuales o sobre
bienes materiales, como por ej: el derecho de autor (L. 13 Nov. 1909, art. 18) o la
propiedad industrial (L. 12 Dic. 1916, art. 60). Para todos los casos el principio y
fundamento jurí dico es el mismo. Inclusive para las expropiaciones regladas por el c.
min. (arts. 281 y 313 a 320, además de los citados en la concordancia), una vez que
la industria minera está investida (mas que revestida) del carácter de utilidad pública,
por definición (c. min. art. 7).
Ihering (El fin del Derecho, cit. de Bielsa) define la expropiación como la
solución que concilia los intereses de la sociedad con los del propietario.
La expropiación en materia minera está reglada por los arts. 136 y s. del Cgo.
del ramo, en materia petrolera por los arts. 68 y s. de la Ley de Hidrocarburo, y en
materia de aropuertos por el art. 40 del Cgo. Aeronáutico.
Jurisprudencia
8.- "La enajenación de terrenos por razón de utilidad pública, es una venta
forzosa en la que no puede darse al inmueble adquirido otro destino y
ejercer otros derechos sobre él que el establecido en las leyes que
preconizaron la razón de su utilidad pública" (G.J. Nº 1224, p. 45).
9.- "Es requisito una ley del Congreso para una expropiación, sólo cuando
la realización de la obra que la motiva exija establecer contribuciones
que graven una o más circunscripciones, siendo en los demás casos
materia de decreto del Poder Ejecutivo" (G.J. Nº 1227, p. 11).
12.- "No llena su finalidad jurí dica la expropiación destinada a transferir una
propiedad privada al dominio público para simplemente transmitirla a
una persona jurí dica (colectiva según el art. 52 c.c.), como lo es la
Asociación de Periodistas en el caso de autos" (G.J. Nº 1280, p. 9).
14.- "Nadie puede ser obligado a ceder su propiedad sino por causa de
necesidad y utilidad pública y previa indemnización justa" (G.J. Nº
1314, p. 8).
17.- "A tenor del art. 7, inc. i) de la Const., la propiedad privada debe
cumplir una función social, previsión que en el caso de autos no puede
cumplirse por tratarse de un lote enclavado (sin salida a la ví a pública)
cuya función social resulta impracticable" (G.J. Nº 1607, p. 40).
19.- "El justo precio como valor real del inmueble expropiado debe
determinarse mediante tasación pericial según los arts. 16 a 21 del
D.S. de 4 de abril de 1879, ley por virtud de la de 30 Dic. de 1884, ya
que la tasación catastral no refleja la valoración real porque sólo
consulta el criterio unilateral de los funcionarios estatales respectivos,
que impide considerar como justa tal apropiación" (Lab. Jud. 1979, p.
59).
20.- Véase los casos Nos. 1 del art. 106 y 3 del art. 262.
La Ley de Ref. Agr. (art. 58) declara inalienables las propiedades de las
comunidades indí genas.
Véase además las anots. a los arts. 74, punto II, y 85.
Jurisprudencia
1.- "Acreditado que los terrenos han sido adquiridos a tí tulo sucesorio,
corroborado además por su posesión pací fica desde tiempo inmemorial,
la adjudicación administrativa que alega el demandado no puede
destruir el derecho de los demandantes" (G.J. Nº 614, p. 9).
2.- "Reconocido que X poseyó los terrenos con todas las condiciones
requeridas por ley, al declarársele propietario de ellos, se ha hecho
justa aplicación del art. 438 (110) del c.c." (G.J. Nº 519, p. 19).
3.- "Según el art. 437 (110) del c.c. la sucesión es uno de los medios de
adquirir la propiedad, más ha de acreditarse no sólo la posesión sino la
calidad de heredero testamentario o abintestato" (G.J. Nº 624, p. 4).
5.- "Por lo dispuesto por los arts. 437 (110) y 668 (668) del c.c. uno de los
medios de transmitir y adquirir la propiedad de los bienes es la
donación, que aceptada transfiere al donatario el dominio de la cosa
donada, aunque no haya habido tradición de ella" (G.J. Nº 648, p. 16).
7.- Véase los casos Nos. 5 del art. 134 y 6 del art. 1453.
CAPITULO II
DE LA PROPIEDAD INMUEBLE
SECCIÓN I
DISPOSICIONES GENERALES
Fte: 840 -
Precd: c.c. abrg. 297 -
Conc: c. com. 11, 3) - c. min. 2 -
c.c. 127 - 146 - 153 - 201 - 203 - 209 -
Las sustancias y objetos que se nombran en el párrafo II, son del patrimonio
del Estado y todos ellos están sometidos a regí menes especiales señalados al tratar
del art. 85, las relaciones del propietario del suelo con los titulares del derecho de
explotación de esas sustancias (así fuese el propio Estado), se regulan en esos
regí menes especiales.
Jurisprudencia
"Según los arts. 296 y 297, III del c.c. la propiedad de un terreno trae consigo
la propiedad exterior e interior del mismo" (G.J. Nº 1476, p. 61).
Jurisprudencia
1.- "Es de competencia del Juez Instructor aprobar el deslinde concluido, sin
perjuicio de reservar para la ví a respectiva la oposición que se hubiese
formado al restablecimiento de uno o más mojones" (G.J. Nº 422, p.
536).
2.- "La solicitud de deslinde no puede interrumpirse por la oposición de los que
no son expresamente demandados, quienes no tienen acción para
hacer contencioso un deslinde que ni aún los demandados podí an
interrumpir" (G.J. Nº 510, p. 5).
3.- "Cuando la oposición se deduce contra todos los lí mites, debe remitirse el
asunto al conocimiento del Juez de Partido" (G.J. Nº 555, p. 24).
4.- "La oposición que se forma sobre algún lí mite particular no embaraza el
deslinde voluntario; pero en caso de formularse contra todos los
linderos, cesa la jurisdicción voluntaria". (G.J. Nº 578, p. 7).
5.- "Previniendo los arts. 361, 400 y 590 (682 s. del vigente) del p.c. que la
demanda de deslinde se promueva con los documentos necesarios,
libra al juicio del actor la presentación de los que estimare más
adecuados a la defensa de sus derechos, puesto que (la ley) no los
señala determinadamente" (G.J. Nº 711, p. 4).
SECCIÓN II
SUBSECCION I
II. Cuando un edificio amenaza ruina, el vecino puede exigir la demolición o las
reparaciones necesarias, según corresponda.
SUBSECCION II
SUBSECCION III
EXCAVACIONES Y PLANTACIONES
Los reglamentos respectivos, son los que norman las actividades que implican
las construcciones o instalaciones mencionados en el art. y que, según los casos,
corresponde establecerlos al órgano administrativo o al municipio respectivos. Tienen,
por eso, relación con la materia las disposiciones de los arts. 17, incs. 17 y 31, y 26,
inc. 18 de la L. orgánica de municipalidades de 2 de Dic. de 1942.
Jurisprudencia
"Un horno construido contra la pared de la casa vecina y cuyo uso según
estipulación escriturada se permitió por cinco años, da lugar a una acción real
de servidumbre" (G.J. Nº 778, p. 60).
II. Los setos vivos pueden ser plantados en el lí mite entre dos fundos.
El Código abrg. señala una distancia de dos varas para los árboles de tallo
alto y una vara para formar setos vivos.
El art. ha omitido especificar en las reglas que contiene, cómo se miden las
distancias mí nimas que establece, cual lo hace el c.c. abrg. o la hace el vigente, por
ej., como corresponde respecto de las distancias para las vistas directas y oblí cuas
(arts. 124 y 125). La disposición fuente, en su parágrafo 6º, dice:
"La distancia se mide desde la lí nea del lindero a la base del tronco del árbol
en el momento de la plantación, o desde dicha lí nea al lugar donde se hizo la
siembra".
Jurisprudencia
SUBSECCION IV
2) La abertura o ventana debe tener una raja de hierro cuyos huecos no sean
mayores de un decí metro cuadrado y un bastidor fijo con vidriera
cerrada.
II. Quien adquiere la copropiedad del muro puede cerrar las luces si es
que en él apoya su edificio.
II. Tampoco pueden tenerse vistas oblicuas sobre el fundo vecino sino a
sesenta centí metros de distancia.
Fte: Cgo. It. 905 - 906 -
Precd: c.c. abrg. 412 - 413 -
Conc: c.c. 125 -
Se considera en esta artí culo, así como en los artí culo 119 y 120, constituyen
una servidumbre negativa de distancia, consistente en la prohibición de un uso
especifico de la cosa (no construir a cierta distancia) en provecho del fundo contiguo
(Scaevola). El precepto reglamenta el derecho a tener vista, con restricciones
análogas, por su significación, a las que determina el art. 122 al regular el derecho
de luces. Es el segundo tipo de abertura hacia el fundo vecino (v. la anot. al art.
122), que se llama vista o perspectiva, porque además de permitir, desde luego,
recibir luz o aire, permite también ver, esto es, asomarse y mirar sobre el fundo
vecino, sin la ayuda de medios artificiales como escaleras o similares.
Vistas directas o rectas son las que están emplazadas en una pared paralela a
la lí nea divisoria, que divide los predios y desde las cuales se mira de frente al fundo
vecino, sin necesidad de volver la cabeza. Las oblicuas son aquéllas en las que el
muro en que están emplazadas, forma ángulo con la lí nea divisoria desde la cual no
puede mirarse de frente, razón de las diversas distancias consignadas en el primero
y segundo párrafo del artí culo.
Jurisprudencia
1.- "Que encontrándose las ventanas cuestionadas a mayor distancia de
seis pies del fundo demandado al negar su subsistencia y ordenar su
clausura se ha violado el art. 412 (124)" (G.J. Nº 780, p. 45).
SUBSECCION V
ART. 126.- (Caí das de aguas pluviales). El propietario debe construir sus
techos de manera que las aguas pluviales caigan sobre su fundo o sobre la ví a
pública. No puede hacerlas caer sobre el fundo del vecino.
Por tales razones, la construcción de los techos de los edificios, debe hacerse
de modo que las aguas de lluvia caigan sobre el terreno que pertenece al propietario
del fundo y la prohibición no permite que se las haga caer sobre el fundo vecino. El
empleo de canaletas o tubos pluviales, por medio de los cuales se vierte el agua
sobre el terreno del propietario del edificio, o a las alcantarillas según las
especificaciones de los reglamentos municipales, es un medio admitido que no
contradice el precepto del art.
Jurisprudencia
1.- "El art. 415 (126) del c.c. prescribe que el propietario debe construir
sus techos de manera que las aguas se escurran sobre su fundo o
sobre la ví a pública y, en el caso, la orden de destruir la canaleta
recolectora que las hace escurrir a patio propio, conculca la citada ley"
(G.J. Nº 870, p. 45).
2.- "Que las aguas pluviales discurran del techo de una casa para ser
recibidas en el fundo vecino, mediante una canaleta existente entre las
dos propiedades colindantes, no supone violación del art. 415 (126) del
c.c." (G.J. Nº 1036, p. 32).
3.- "Que la canaleta que cae sobre el techo del actor es defectuosa por
los rebalses que ocasiona y porque al descansar sobre el predicho
techo determina una limitación del ejercicio de dominio propietario para
el caso de futuras construcciones (debiendo) prolongársela directa y
horizontalmente hasta la casa del demandado" (G.J. Nº 1219, p. 51).
SECCIÓN III
SUBSECCION I
DE LA ACCESIÓN
ART. 127.- (Obras hechas sobre o bajo el suelo). Todas las construcciones,
plantaciones u obras hechas sobre o bajo suelo pertenecen al propietario de éste,
salvas las modificaciones que establecen los artí culos siguientes o a menos que
resulte otra cosa del tí tulo o de una disposición de la ley.
Explicando la disposición fuente (c.c. it. art. 934), Messineo dice que en su
significado estricto, accesión ha de entenderse como el derecho sobre lo que,
perteneciendo o no a un determinado propietario, se incorpora o une, sea por causa
natural, sea por un acto humano, a una cosa inmueble o suelo de esa propietario, y
si pertenece a otro, pasa por virtud de la incorporación a la propiedad de éste sin
poder ser reivindicada.
Este artí culo es aplicación del principio de que lo accesorio sigue a lo
principal, que el Cgo. abrg. lo proclama expresamente en el art. 296. El precepto
constituye una verdadera presunción juris tantum, esto es, susceptible de ser
contradicha mediante prueba contraria.
Jurisprudencia
3.- "La presunción establecida por el art. 297 (127) del c.c., de que las
construcciones, plantaciones y labranzas hechas en un terreno se
reputan verificadas por el propietario, no siendo jure et de jure admite
la prueba contraria" (G.J. Nº 757, p. 10).
4.- "Según el art. 296 (sin equivalente) del c.c. todo lo que se une e
incorpora a una cosa, pertenece al propietario de ella. Si se halla
poseí do en mancomún, cualquiera incorporación, aunque fuese por
causa del trabajo ejecutado por uno de las condóminos forma parte de
todo el inmueble" (G.J. Nº 1092, p. 7).
7.- "Según los arts. 296 y 297 (127) del c.c. la propiedad de un terreno
trae consigo... la de todo lo que se le une o incorpora" (G.J. Nº 1476,
p. 61).
8.- "Por derecho de accesión todo lo que se une o incorpora a una cosa
pertenece al propietario de ella, conforme determina el art. 296 del c.c.
y tratándose de inmuebles, como el caso sub-lite, la cosa principal es
el terreno de acuerdo al art. 297 (127) del mismo c.c." (G.J. Nº 1489,
p. 108).
Las reglas que constituyen la materia de los artí culos 127 al 130 inclusive,
comprenden varias modalidades bien diferenciadas. Las edificaciones, plantaciones u
obras se llevan a cabo: a) en suelo propio con materiales ajenos (caso de este art.);
b) en suelo ajeno con materiales propios (art. 129); c) en suelo ajeno con materiales
ajenos, art. 130), y d) en suelo propio con materiales propios (art. 127 ya anotado)
cuya simplicidad excusa mayores comentarios.
En el caso de este art. debe consignarse si el propietario usó los materiales
creyéndolos suyos, o si lo hizo convencido de que no eran suyos. Las consecuencias
secundarias de ambas situaciones son diversas. La consecuencia principal, haya o no
buena fe, es que lo edificado, plantado y sembrado se otorga al dueño del terreno
por el principio base de toda la teorí a de la accesión, visto ya en el artí culo anterior.
El dueño adquiere la propiedad de los materiales utilizados, con la única limitación
inserta en el párrafo I, in fine, de que el dueño de los materiales puede retirarlos sin
menoscabo de la obra construí da o antes que hayan echado las raí ces tratándose de
plantaciones.
Sin embargo, la regla de este artí culo se aplica raramente, porque quien
emplea materiales ajenos, casi siempre esta protegido por el principio: en materia de
muebles la posesión vale por tí tulo (art. 100), porque esos materiales en el momento
en que se los utiliza son, en efecto, muebles y el poseedor de ellos tiene, además, la
presunción de buena fe en su favor (Planiol y Ripert). Para demostrar que el
propietario actuó de mala fe, el dueño de los materiales tiene que probar que aquél,
en el momento de utilizarlos, sabí a que no le pertenecí an.
ART. 129.- (Obras hechas por un tercero con materiales propios).
I. Cuando las construcciones, plantaciones u obras han sido hechas por
un tercero y con sus propios materiales, el propietario del fundo tiene
derecho a retenerlas u obligar al tercero a que las retire.
III. Si el propietario quiere que se las retire, se hará a costa del tercero
quien puede, además, ser condenado al resarcimiento de los daños.
Sin embargo, el propietario no puede obligar al tercero a que retire las
construcciones, plantaciones u obras hechas con su conocimiento y sin
su oposición o cuando el tercero las ha hecho de buena fe.
Aunque el art. no lo dice, debe entenderse que el pago se hace con los
valores del dí a de la restitución. Correspondiendo la elección al propietario del
terreno, pagará siempre el importe menor porque, también siempre, se da una
diferencia entre el aumento de valor obtenido y el costo. Si el aumento del valor es
inferior al costo, el propietario paga el valor de lo que recibe, aunque pierda el
constructor que pagó más por el costo. Si el aumento del valor es superior al costo,
el propietario gana pero sin enriquecerse a costa del constructor que recibe lo que
gastó. En ambos casos, se dice, la opción concedida al propietario del terreno se
funda en el principio (art. 961) de que nadie puede enriquecerse a costa ajena
(Planiol y Ripert).
Los gastos de puro lujo o mero recreo no pueden ser abonables al dueño de
los materiales, porque siendo más resultado del capricho y nada esenciales a la
producción y utilidad del bien, debe aplicarse lo dispuesto por el art. 97, II).
Si el propietario prefiere que los materiales sean retirados, se hará acosta del
tercero intruso, con la condenación de daños. Esta condenación no opera en todos
los casos. El artí culo dice que el tercero intruso puede ser condenado por ellos, sin
pormenorizar cuando o en qué circunstancias. Debe entenderse que procede cuando
el tercero actuó de mala fe o cuando la entrega del bien se demora por efectos de
los trabajos de demolición y retiro. Si el hecho se hubiera ejecutado sin oposición, a
la vista, ciencia y paciencia del propietario del suelo (en este caso la mala fe está en
el propietario, caso que deberí a tenerse en cuenta), no se puede exigir la demolición
o retiro de las construcciones.
El tercero es de buena fe, en esta alternativa, cuando cree ser propietario del
terreno en que hace la construcción o plantación, en tanto en cuanto se apoye en un
justo tí tulo, posea o no posea el terreno.
La regla general de este artí culo, examinada hasta aquí , tiene en la legislación
nacional una excepción importante. La establece la Ley de 3 de Diciembre de 1883,
equí vocamente llamada de expropiación en el radio urbano. En su mérito el
propietario del suelo dentro del radio urbano de las ciudades, pueblos y cantones,
está obligado a vender el sitio correspondiente a los dueños de los edificios
construí dos sobre su terreno. La disposición comprende al dominio patrimonial de los
municipios inclusive. Las leyes de 12 de Mayo de 1941 y 26 de Noviembre de 1947,
complementan y modifican en parte dicha Ley de 1883, pero sin alterar su finalidad
fundamental.
El artí culo 938 del Código italiano, contiene una disposición en alguna medida
similar a la Ley de 3 de Dic. de 1883. Dice que en la construcción de un edificio que
ocupe una porción del fundo contiguo (al propio), se atribuirá la propiedad del suelo -
según las circunstancias- al constructor, contra pago del doble de su valor o el
resarcimiento del daño. La oposición del propietario del terreno, sólo procede dentro
de los tres meses de iniciada la construcción.
III. En caso de no ser posible el retiro de las obras, el tercero que empleó
los materiales ajenos y el propietario que haya procedido de mala fe,
están solidariamente obligados a pagar el valor de los materiales al
dueño de éstos y a resarcir los daños que le hubiesen causado. Si el
propietario del suelo estuvo de buena fe, el dueño de los materiales
sólo puede exigir el abono de su valor si todaví a no lo hubiese pagado
al tercero que los empleó.
En el caso de este artí culo intervienen tres personas: el propietario del terreno,
el dueño de los materiales y el que lleva a cabo la construcción o plantación.
Los plazos de seis meses para efectuar o intentar el retiro de los materiales o
la reivindicación de los mismos (arts. 128, 129 y 130), son de prescripción extintiva
(art. 1492).
Un mejor orden lógico consignarí a esta disposición antes que las precedentes,
ya que, como en todos los problemas análogos, es más propio estudiar primero las
formas en que intervienen únicamente la naturaleza y después las provenientes de la
industria del hombre.
Jurisprudencia
1.- "Por el art. 301 (131) del c.c. el aluvión aprovecha al propietario de la
ribera, resultando, en consecuencia, que el terreno disputado por donde
corrí a el rí o... es de propiedad del dueño de la ribera (abandonada por
el rí o)" (G.J. Nº 541, p. 11).
2.- "Según el art. 296, (sin equivalencia) todo lo que se incorpora a una
cosa pertenece al propietario de ella y conforme al 301, el aluvión
aprovecha al propietario de la ribera, sin que el dueño de la otra pueda
reclamar el terreno que haya perdido" (G.J. Nº 720, p. 38).
Jurisprudencia
ART. 133.- (Cambio de curso de las aguas y otros casos). Los problemas
relativos al cambio de curso de las aguas, formación de islas y otros semejantes, se
rigen por las leyes especiales de la materia.
El álveo o fondo natural de los lagos, lagunas, charcas, es el terreno que las
aguas ocupan en su mayor altura ordinaria. Si no pertenecen al Estado o a un
particular por tí tulo especial de dominio, son de propiedad de los dueños de las
fincas colindantes (arts. 54 y 55 L. Ags.).
SUBSECCION II
DE LA USUCAPIÓN
Jurisprudencia
Prescriptibilidad
1.- "La prescripción de dominio de las cosas imprescriptibles no se gana
en ningún tiempo" (G.J. Nº 211, p. 1141).
2.- "La necesidad de un término para la prescripción es de interés público,
porque afecta a la seguridad de la propiedad, a su transmisibilidad y a
la tranquilidad (social)" (G.J. Nº 490, p. 3).
3.- "La prescripción (usucapión) no es un modo de adquirir la propiedad
oponiéndola al Estado, ni aún alegando la posesión treintañal
(extraordinaria), pero sí lo es oponiéndola a otro particular (tratándose
de concesiones mineras)" (G.J. Nº 1283, p. 124).
Justo tí tulo
12.- "La prescripción de dominio no se gana con tí tulo viciado en su forma,
cual es el instrumento privado de venta, cuando debió otorgarse para
su validez en instrumento público" (G.J. Nº 211, p. 1141).
14.- "La posesión fue dada proindiviso, careciendo, por tanto, los
demandados de justo tí tulo, puesto que no constituye la mencionada
posesión y no pueden ganar (por tanto) la prescripción de diez (ahora,
cinco) años, por falta de los requisitos exigidos por ley" (G.J. Nº 580, p.
9).
15.- "Siendo nula la donación por no haber sido aceptada, no hay causa
idónea para transferir el dominio de la cosa donada, por lo cual no
existe justo tí tulo para prescribir" (G.J. Nº 604. p. 4).
16.- "No habiéndose pagado í ntegramente el precio de la cosa y
dependiendo de este requisito la perfección de la venta, no se han
efectuado realmente la perfección, y transferencia mencionadas, (por lo
cual) no hay justo tí tulo de dominio para ganar la prescripción
adquisitiva" (G.J. Nº 623, p. 17).
19.- "El legado hecho por el testador es tí tulo traslativo de dominio, cual lo
requiere este art. 1517 (134) del c.c., para fundar la prescripción de
dominio" (G.J. Nº 709, p. 53).
21.- "La venta hecha por quien no debí a y respecto de cosa ajena está
viciada de nulidad desde su origen... y no constituye justo tí tulo, con
causa idónea y no puede apoyar la prescripción argüida" (G.J. Nº 795,
p. 18).
22.- "La prescripción de dominio carece del justo tí tulo requerido por el art.
1517 (134) del c.c., cuando se invoca una sucesión en la cual se
supone comprendidos los terrenos indebidamente poseí dos" (G.J. Nº
823, p. 12).
26.- "Falta justo tí tulo para alegar prescripción adquisitiva respecto de los
bienes poseí dos proindiviso, por cuya razón es nula la venta hecha de
los mismos por uno sólo de los copropietarios, por ser de cosa ajena
de acuerdo al art. 1528 (sin equivalente preciso) del c.c." (G.J. Nº
1320, p. 36).
31.- "El art. 1518 (134) del c.c. no permite usucapir a quien posee la cosa
precariamente, sea a tí tulo de arrendatario o usufructuario" (G.J. Nº
1355, p. 57).
32.- "El tí tulo nulo por falta de forma no puede servir de base a la
prescripción ordinaria de 10 (5) años" (G.J. Nº 1455, p. 56).
34.- "Para invocar justo tí tulo, es preciso que el instrumento haya sido
registrado en las oficinas de los derechos reales, ya que la L. de 15 de
Nov. de 1887, invocada como violada, sólo da efectos entre las partes
contratantes sin perjudicar a terceros, a los contratos de mutación,
transmisión o limitación de derechos no registrados en derecho reales"
(G.J. Nº 1585, p. 101).
36.- "No hay justo tí tulo -ni buena fe- para prescribir a tenor del art. 1516
(134) del c.c. en el demandado, porque como Vocal activo de la Caja
Ferroviaria de Seguridad Social, cargo que ejercí a cuando se le
extendió el tí tulo de fs., estaba impedido para adjudicarse tal propiedad
por virtud de la prohibición del D.S. Nº 2390 de 13 de Feb. de 1951"
(G.J. Nº 1591, p. 64).
37.- "Probado que la recurrente era inquilina del inmueble hasta 1964, como
detentadora precaria carecí a de todo derecho para pretender la
prescripción adquisitiva en su favor" (G.J. Nº 1609, p. 140).
38.- "No existiendo justo tí tulo, no existe la causa idónea para poder
prescribir (usucapir)" (G.J. Nº 1610, p. 50).
40.- "El art. 134 del c.c. vigente, como el 1516 del c.c. abrg., exige para la
declaratoria de la usucapión como requisito sine qua non, el tí tulo
idóneo o justo tí tulo" (G.J. Nº 1728, p. 81).
41.- Véase los casos Nos. único del art. 92 y 16 y 17 del art. 1233.
Buena fe.
42.- "La buena fe requerida por el art. 1522 (134) del c.c. para la
adquisición de un inmueble, es diferente de la exigida por los arts. 291
y 292 (94) para la prescripción de los frutos, siendo necesaria para
aquélla un tí tulo real y válido y bastante para ésta un tí tulo aunque sea
nulo hasta el momento en que el poseedor conoce éstos vicios" (G.J.
Nº 247, p. 1427).
44.- "El primer poseedor adquirió y retuvo las estancias con mala fe por
todo el tiempo de su posesión. El demandado, comprador de los
derechos de aquél, tuvo buena fe de su parte pero su posesión
personal no ha llegado al término requerido por el art. 1556 (134) del
c.c., sin que le sea lí cito completar dicho término con la posesión de
mala fe de sus antecesores" (G.J. No. 567, p. 22).
47.- "Según el art. 1525 (93, II) del c.c., la buena fe se presume siempre y
aquél que alegue que hubo mala fe está obligado a probarla. La
demandante no acreditó que las compras sucesivas de los terrenos
hubiesen sido hechas con conocimiento de que no eran dueños los
vendedores, por lo cual debe presumirse que esas adquisiciones se
hicieron de buena fe" (G.J. Nº 782, p. 29).
48.- "La buena fe requerida por este art. para la adquisición de la propiedad
de un inmueble, difiere de la que exigen los arts. 294 y 295 (94) del
c.c. para adquirir los frutos, siendo necesaria para aquélla un tí tulo real
y válido y bastante para ésta un tí tulo aunque sea nulo, hasta el
momento en que el poseedor conoce sus vicios" (G.J. Nº 1300, p. 67).
49.- "Adquiridos los terrenos en subasta pública con todas las formalidades
legales y poseí dos desde entonces con justo tí tulo y buena fe por más
de 18 años, se opera la prescripción" (G.J. Nº 1360, p. 17).
50.- "Para que se opere la usucapión debe concurrir la buena fe" (Lab. Jud.
1981, p. 147).
Posesión
51.- "Se justifica la prescripción de dominio con la concurrencia de todos los
requisitos que prescribe el art. 1516 (134) del c.c." (G.J. Nº 682, p. 26).
53.- "A mérito de la presunción del art. 1536 (88, II) del c.c., el demandado
actual poseedor de los terrenos cuestionados, ha poseí do (dichos
terrenos) durante 30 años, por cuya razón ha probado la prescripción
que opone" (G.J. Nº 822, p. 51).
58.- "No funda posesión para prescribir, según el art. 1534 (90) del c.c., el
hecho de estar en un terreno como tolerado o consentido, por ser
mozo al servicio del propietario" (G.J. Nº 1353, p. 22).
59.- "Un acto de pura facultad no funda posesión para prescribir, según el
art. 1534 (90) del c.c. sin tener tí tulo alguno traslativo de dominio ni
justificar alguna causa idónea que le hubiera hecho propietario" (G.J.
Nº 1353, p. 26).
63.- "Quien pretenda adquirir las cosas por prescripción, debe probar las
condiciones exigidas por el art. 1516 (134) del c.c., siendo suficiente
que falte una de ellas para que no pueda ser declarada, según
reiterada jurisprudencia" (G.J. Nº 1612, p. 106).
64.- "La usucapión se opera según los arts. 1516 (134) y 1556 (138) del
c.c. abrg., aplicable en autos por mandato del art. 1567 del c.c. vigente
cuando concurren: 1) justo tí tulo; 2) buena fe; 3) cosa sin impedimento;
4) posesión continuada, y 5) tiempo señalado por la ley (G.J. Nº 1678,
p. 199).
66.- "La posesión para usucapir se computa desde la fecha en que ella
empieza y no desde que el poseedor alcanzó la mayorí a de edad"
(Lab. Jud. 1980, p. 192).
67.- "Uno de los requisitos fundamentales para que proceda la usucapión es
la posesión ejercida por el poseedor en la propiedad con ánimo de
dueño" (Lab. Jud. 1984, p. 126).
71.- Véase los casos Nos. 2 del art. 110 y 5 del art. 138.
ART. 135.- (Posesión viciosa). La posesión violenta o clandestina no funda
usucapión sino desde el dí a en que cesan la violencia o clandestinidad.
Jurisprudencia
1.- "La posesión de los terrenos fue interrumpida desde el dí a siguiente del
juicio y continuó la interrupción por las diferentes actuaciones del
proceso. Una posesión constantemente interrumpida no causa
posesión" (G.J. Nº 16, p. 132).
2.- "Conforme al art. 1541 (1503) del c.c. para que tenga lugar la
interrupción civil, no es bastante que se expida el decreto judicial, sino
que se cite a la persona que trata de ganar la prescripción" (G.J. Nº
648, p. 30).
3.- "No hay ley que suspenda el transcurso de los término de la
prescripción contra los menores y lejos de esto el art. 242 del c.c. (339
c.f.), los sujeta al derecho común y por consiguiente a las
consecuencias del transcurso de dichos términos" (G.J. Nº 693, p. 12).
5.- "La prescripción corre aún para los menores de edad, quienes no
pueden alegar la falta de capacidad para establecer un privilegio que
no está reconocido legalmente y que es contrario a lo dispuesto por el
art. 242 del c.c. abrg. (139 del c.f.) que hace responsables a los tutores
o administradores de sus bienes en concordancia con el art. 235 del
citado código (299 del c.f.) y, por tanto, en la especie, se ha dado
correcta aplicación al art. 1556 (134) del c.c." (G.J. Nº 1239, p. 38).
6.- "La existencia de juicios recí procos que las partes han sustentado por
años, evidencia que la posesión pací fica y continuada del inmueble no
ha sido probada y que (por el contrario) la prescripción alegada estuvo
interrumpida" (G.J. Nº 1615, p. 38).
Jurisprudencia
Para cerrar el examen del instituto que regula la Subsección que termina con
este art., queda por comentar dos aspectos relativos a los efectos de la prescripción
adquisitiva o usucapión.
Jurisprudencia
1.- "En las ventas judiciales, cuando estas recaen sobre bienes que no son
del deudor o no son materia de juicio, los perjudicados tienen a salvo,
en la ví a ordinaria, la acción reivindicatoria que les corresponde, dentro
de las previsiones del art. 451 (490) del p.c. y con el plazo de
prescripción prevenido por el art. 1565 (138) del c.c." (G.J. Nº 1229, p.
121).
2.- "Si bien según el art. 1565 (138 y 1507) del c.c. las acciones reales
prescriben en el término de 30 (10) años, mediante la pérdida de los
derechos por la sola omisión de su ejercicio en el transcurso de ese
tiempo, para ser considerada como tí tulo adquisitivo, precisa que sea
acreditada la posesión continuada y no interrumpida que evidencie
igualmente el abandono de quienes, por tí tulo propietario, son dueños
de los inmuebles respecto de los cuales se alega esta prescripción
(usucapión) que se alcanza sin más tí tulo que el de la posesión" (G.J.
Nº 1299, p. 57).
4.- "La posesión continuada que requiere este art. ha de ser pací fica e
ininterrumpida según prevé el art. 1538 (135 y 137) del c.c." (G.J. Nº
1317, p. 112).
7.- "Debidamente acreditado que han transcurrido más de los 30 (10) años
que exigen los arts. 1565 y 1566 (138) del c.c., se opera la
prescripción extintiva o liberatoria" (G.J. Nº 1358, p. 67).
9.- "La prescripción treintañal, que se alega con cita expresa del art. 1565
(138) del c.c., no se ha operado en la especie, en razón de que la
notificación judicial efectuada la ha interrumpido" (G.J. Nº 1585, p.
101).
10.- "De acuerdo al art. 1565 (138) del c.c. no es necesario acreditar otro
requisito que el de la posesión continuada con ánimo de dueño por el
tiempo indicado para que se opere tal prescripción (usucapión)" (G.J.
Nº 1587, p. 40).
11.- "Si la propiedad ha sido poseí da con ocupación y dominio de hecho por
más de 30 años (ahora 10), se gana la prescripción treintañal
(decenal), que no necesita más tí tulo que la posesión continuada y no
interrumpida durante ese tiempo" (G.J. Nº 1617, p. 118).
13.- Véase los casos Nos. 3, 27 y 53 del art. 134 y 16 del art. 1233.
CAPITULO III
DE LA PROPIEDAD MUEBLE
SECCIÓN I
DISPOSICIÓN GENERAL
SUBSECCION I
DE LA OCUPACIÓN
ART. 140.- (Muebles de nadie). La propiedad de los muebles que no
pertenecen a nadie se adquiere por la ocupación.
Cosas de nadie, son las que por naturaleza, pueden ser objeto de propiedad
privada y que aunque nada impide que tengan dueño, de hecho no le tienen. Tal el
caso de las tierras de paí ses deshabitados y de los animales salvajes (Planiol y
Ripert): res nullius cedit primo ocupanti.
Correspondí a regularlas en la sección III del Capitulo Único del Tí tulo I de este
Libro. El Código, según se ve, ha preferido seguir la opinión de dejar los nullius a las
disposiciones que se ocupan del único modo por el cual se hacen de propiedad de
cada uno: la ocupación. Dicha opinión, estima que los bienes que no pertenecen a
nadie, no deben regularse en la parte del Código en que se trata, precisamente, de
las cosas según las personas a quienes pertenecen. Argumentación equí voca, visto
que el Tí tulo I se refiere fundamentalmente a los bienes y los nullius están entre los
bienes.
El art. 285 del Cgo. abrg. atribuye al dominio público (por defectuosa
traducción del art. 539 del Cgo. francés, que lo hace al Estado), " todos los bienes
vacantes y sin dueño y los de las personas que mueren sin herederos, o cuyas
herencias han sido abandonadas".
Ese dominio eminente, se extiende aún a los muebles, por ejemplo en las
herencias vacantes (art. 1111). Pues, la universalidad de los muebles no pueden ser
objeto de ocupación. Por aplicación del art. antes citado, pertenecen al Estado.
Parece justificado, por eso, el que se haya juzgado más lógicos a los jurisconsultos
franceses que redactaron el Código de 1804, porque prescindieron de desarrollar la
ocupatio como institución jurí dica (Scaevola). Solo puede aplicarse sobre muebles
aislados. La caza, la pesca, la aprehensión de enjambres de abejas y la apropiación
de las cosas muebles abandonadas (derelictae), parecen no justificar por si solas
esta Subsección, habida cuenta el principio del art. 100: tratándose de muebles la
posesión vale por tí tulo. No son nullius en realidad, porque inclusive son susceptibles
de reivindicación por parte del propietario. Bien podí a habérselos considerado como
casos de usucapión o de posesión de bienes muebles.
II. El propietario que antes de los tres meses señalados recupere la cosa, debe
pagar el quinto de su valor a tí tulo de premio al que la encontró.
Vencido el plazo, el dueño pierde su derecho y el precio de la subasta
se adjudica a la municipalidad del lugar, deduciéndose previamente el
premio que en este caso se amplí a a la cuarta parte.
Estas son las cosas derelictae que los romanos diferenciaban de las nullius.
Comprenden las cosas perdidas o voluntariamente abandonadas para que las tome el
primero que se apodera de ellas. Los reglamentos de los servicios aludidos en el art.
contienen las disposiciones pertinentes. Siempre debe tenerse en cuenta el principio
de que en las cosas muebles, la aprehensión u ocupación es el único tí tulo de
propiedad, con excepción de las cosas robadas o perdidas. Esta excepción, a su vez,
tiene la del art. 149, que permite usucapir con la mala fe en diez años.
La L. Ads. (art. 287 y s.) dispone el remate de una mercaderí a abandonada. El
abandono es expreso cuando el interesado hace renuncia escrita o de hecho cuando
así resulta de los actos de aquél. Igual tratamiento se a los paquetes postales y
equipajes abandonados (art. 177 L. Ads.).
Para los tratadistas, en el caso del propietario hay más accesión que
ocupación. Esta sólo puede invocarse propiamente en el caso del descubridor que no
es el propietario del terreno.
SUBSECCION II
DE LA ACCESIÓN
Las modalidades de este genero de accesión presenta han sido reducidas por
los tratadistas a tres: unión o adjunción, mezcla o conmixtion y especificación. Este
art. trata de las dos primeras.
Si todo esto ocurre por voluntad de los dueños, en opinión de los tratadistas
no hay accesión propiamente. Se supone que hay convención y habrá de aplicarse
las reglas pertinentes. Cuando interviene la casualidad o la acción unilateral de uno
de los dueños, funcionan las reglas de esta subsección. Además debe considerarse la
buena o mala fe del que hizo la mezcla o la unión.
Si todo esto ocurre por voluntad de los dueños, en opinión de los tratadistas
no hay accesión propiamente. Se supone que hay convención y habrá de aplicarse
las reglas pertinentes. Cuando interviene la casualidad o la acción unilateral de uno
de los dueños, funcionan las reglas de esta subsección. Además debe considerar la
buena o mala fe del que hizo la mezcla o la unión.
SUBSECCION III
DE LA USUCAPIÓN
Proclamar tan explí citamente que la mala fe sirve para usucapir, equivale a
proclamar que el crimen rinde frutos. Ossorio, al comentar la teorí a de Ihering, sobre
la protección posesoria: "ha sido introducida en favor de las gentes honradas... pero
los pillos se aprovechan necesariamente también de ellas" (Anteproyecto, art. 531),
reacciona contra esa equiparación de los pillos con las personas honradas.
Jurisprudencia
La formulación del parágrafo II, debió utilizarse también para la redacción del
art. 149, supra.
Jurisprudencia
SUBSECCION IV
DE LA POSESIÓN
SECCIÓN III
DE LAS AGUAS
II. Las aguas medicinales se rigen por las disposiciones que les conciernen.
Las legislaciones que distinguen con propiedad minuciosa las cosas del
dominio público y las del dominio privado, regulan esta materia con la facilidad propia
de tal distinción. El Código se ha concretado a tomar alguna que otra disposición de
su modelo, apenas para dar idea de que el tema no ha sido desatendido, antes que
para ofrecer un conjunto sistemático de los principios sustantivos, propios del
Derecho civil en la materia.
El art. se refiere a estas ultimas, concordando con los preceptos de los arts.
1º y 5º de la L. Ags.
Las aguas subterráneas también pertenecen al propietario del fundo, sea que
ellas broten naturalmente o por efecto del trabajo del hombre, por aplicación del art.
111 y por disponerlo así , expresamente los arts. 1º y 5º de la L. Ags. El propietario
del terreno en el que nace un manantial, no puede alterar su curso cuando de ese
manantial se proveen del agua necesaria los habitantes de una villa o pueblo (art. 8º
L. Ags.).
El art. 18 de la misma ley, reglamenta el uso y aprovechamiento de las aguas
minero-medicinales, que podí an ser objeto de expropiación por causa de salud
pública, para el establecimiento de balnearios. Ahora son del dominio originario del
Estado (Const. art. 136).
Jurisprudencia
Jurisprudencia
2.- "El auto recurrido al ordenar que se borre la acequia, cuyo declive
desví a el curso de dichas aguas, y debiendo los demandados hacer uso
únicamente de las escurriduras que nazcan tanto de la acequia
principal como de los fundos superiores inmediatos, no se infringió los
arts. 382 y 384 (155) del c.c." (G.J. Nº 668, p. 53).
4.- "Que ambos fundos desde tiempo inmemorial han regado y riegan sus
tierras con las aguas de aquél rí o, cuyo aprovechamiento por parte del
demandado, en épocas de escasez, en servicio exclusivo de su
propiedad, ha sido indebido y atentatorio al derecho que en este orden
corresponde también al demandante, que no puede ser privado del usa
de dichas aguas en virtud de lo dispuesto por el art. 383 (154) del c.c."
(G.J. Nº 1018, p. 58).
Jurisprudencia
"La colisión de derecho entre particulares sobre el uso de aguas, debe ser
juzgada y resuelta por la justicia ordinaria, de acuerdo con el caso 1º del art.
140 (122) de la Const." (G.J. Nº 1208, p. 5).
II. Ni el dueño del fundo inferior puede hacer obras que impidan ese curso, ni el
del fundo superior puede hacerlo más gravoso.
En el Cgo. abrg. (art. 379), este precepto se considera regla propia de las
llamadas servidumbres naturales. Está agrupado en esta sección con más propiedad.
Indudablemente parece este su lugar, habida cuenta que la sujeción a una ley
natural, cual es la de que las aguas del predio superior caigan sobre el inferior,
siguiendo el curso determinado por la naturaleza, no puede estrictamente estimarse
servidumbre (Scaevola).
El art. se refiere a las aguas que naturalmente y sin obra del hombre
desciende de los predios superiores, sean pluviales o vivas; excluye pues las aguas
cuyo descenso es producto de actos humanos. Tal exclusión está implí cita en el
precepto. La L. Ags. (art. 93) la establece expresa y claramente.
La obligación no sólo consiste en recibir las aguas que fluyen naturalmente del
predio superior, sino también la tierra o piedras que aquéllas arrastran en su curso.
Si están vedadas tanto las obras que impidan la obligación, como las que la
agravan, es indudable que son lí citas las demás. Este criterio se apoya en la L. Ags.
cuyos arts. 99 y 100 autorizan al propietario del fundo inferior para construir ribazos,
malecones o paredes que regularicen el curso de las aguas, sin estorbarlo, o para
aprovecharlas, y al del fundo superior para verificar iguales construcciones sin
agravar la obligación, para suavizar la corriente e impedir el arrastre de la tierra
vegetal o de los desperfectos de las fincas.
Jurisprudencia
1.- "Los fundos inferiores están sujetos a recibir de los superiores o más
elevados, las aguas que fluyen naturalmente, sin que la mano del
hombre haya contribuí do a ello" (G.J. Nº 712, p. 10).
2.- "El propietario del fundo inferior no puede hacer cosa alguna que
tienda a disminuir y hacer incómodo el uso de ella (se trata el caso
como servidumbre), pero esta disposición no puede favorecer al
propietario del fundo superior para reagravar el desagüe de aguas
pluviales" (G.J. Nº 712, p. 10).
3.- "Los fundos inferiores están sujetos a recibir de los superiores las
aguas que fluyen naturalmente" (G.J. Nº 883, p. 23).
CAPITULO IV
DE LA COPROPIEDAD
SECCIÓN I
II. El concurso de los copropietarios, tanto en los beneficios como en las cargas,
está en proporción a sus cuotas respectivas.
ART. 160.- (Uso de la cosa común). Cada propietario tiene derecho a servirse
de la cosa común, siempre que no altere su destino ni perjudique el interés de la
comunidad, ni impida a los demás participantes usarla según sus derechos. Puede
asimismo ceder a otro el goce de la cosa dentro de los lí mites de su cuota.
Jurisprudencia
El gravamen hipotecario esta sometido a las reglas del art. 1374, y recae
sobre la porción de bienes que se asigne en la división al deudor hipotecario.
Jurisprudencia
"La falta de delimitación de una propiedad indivisa, poseí da por dos o más
copropietarios, no otorga a ninguno de éstos derechos de posesión material y
libre administración sobre parte o la totalidad del bien poseí do en común y
cada condómino representa un derecho complejo y absoluto sobre una parte
alicuota abstracta, por lo que toda apropiación sin el consentimiento de los
condóminos es arbitraria y atentatoria de los derechos reconocidos a cada
copropietario en la totalidad del bien de posesión común" (G.J. Nº 1362, p.
60).
Este artí culo y los que le siguen hasta el 171 inclusive, establecen reglas
sobre la terminación de la comunidad, porque se relacionan con las formas posibles
de dar fin a la indivisión.
Este ar
SECCIÓN II
ART. 173.- (Presunción de medianerí a del muro divisorio). El muro que separa
edificios se presume medianero en toda su altura o hasta la parte en que uno de los
edificios comience a ser más elevado, e igualmente el que divide patios, jardines,
huertos y aún recintos en los campos.
1.- "La presunción legal determinada en este art. 390 (173) ha sido
declarada destruí da, en el concepto de haberse producido de contrario
un tí tulo bastante y en el de existir señales opuestas a esa presunción"
(G.J. Nº 448, p. 764).
2.- "No habiéndose justificado que haya tí tulo o señales que acrediten que
la pared de que se trata es de la propiedad exclusiva de la
demandante, subsiste la presunción legal de que es medianera
conforme al indicado art. 390 (173) del c.c." (G.J. Nº 865, p. 44).
Jurisprudencia
ART. 175.- (Adquisición de la medianerí a). El propietario cuyo fundo linda con
un muro exclusivo, puede adquirir la medianerí a de todo o parte de dicho muro
pagando la mitad de su valor actual o de la porción que quiera hacer común, más la
mitad del valor que tiene el suelo sobre el cual el muro está construí do.
Jurisprudencia
1.-" El art. 397 (175) del c.c. faculta a todo propietario cuyo fundo colinda
con una pared divisoria, hacerla medianera en parte o en el todo,
pagando al dueño de ella la mitad de su valor y al declararse (así ) no
se ha infringido la ley cuya violación se acusa" (G.J. Nº 886, p. 86).
2.- "El art. 397 (175) del c.c. faculta para que un propietario cuya
propiedad colinda con una pared, la haga medianera con las
formalidades que detalla dicho art." (G.J. Nº 1253, p. 18).
3.- "El vecino que quiera hacer suya la medianerí a, debe proceder
conforme determina el art. 396 (175) del c.c." (G.J. Nº 1320, p. 28).
Jurisprudencia
Jurisprudencia
II. Si uno de los propietarios se sirve del foso para el riego de sus tierras o los
sedimentos y expurgos se arrojan sólo al lado de su fundo, se presume que el foso
le pertenece exclusivamente.
ART. 181.- (Medianerí a de setos vivos y cercas). El seto vivo y la cerca entre
dos fundos se presumen medianeros, a no ser que cierren sólo uno de los fundos o
haya otro signo contra la presunción.
SECCIÓN III
DE LA PROPIEDAD HORIZONTAL
El Código español de 1889, es uno de los primeros que legisla con algún
mayor detenimiento incluyéndola dentro de la doctrina de la comunidad o
copropiedad como caso especial de propiedad y no como limitación de esta, o forma
de servidumbre. Rechaza el concepto de servidumbre porque el dueño de un piso o
de un departamento, dentro del régimen de la propiedad horizontal, se sirve de éstos
a tí tulo de propietario, no ex jure servitutis. El propietario de un piso o departamento,
utiliza el portal, la escalera, el ascensor, los muros maestros, los tejados o las
terrazas, el sótano, los pasillos, y todas las cosas comunes, por su calidad de tal,
porque son suyas en unión con los demás copropietarios, no en concepto de
servidumbre que supone cosa ajena (Scaevola).
Este derecho importa una especie de comunidad sobre cosas que pueden ser
útiles a todos las propietarios. Se diferencia esencialmente de la servidumbre, porque
ésta se establece sobre la heredad de un propietario para el uso de otra heredad.
En este caso se trata del derecho de cada uno de los propietarios, que afecta a
cada parte y a la totalidad del objeto común (Rogron, cit. por Scaevola).
Todas las partes comunes, pertenecen por indiviso a los propietarios sin que
quepa otro medio de dominio. La división del condominio supone la separación
material sin menoscabo de la cosa, como de v. gr., las diversas porciones de un
terreno loteado. Un edificio en propiedad horizontal no se puede dividir sin alterar su
esencia, sin destruirlo, como no se puede (dice Scaevola citando "al más irónico de
los jurisconsultos romanos: Trebacio"), dividir una nave sin dividirla de veras.
Esta naturaleza jurí dica doble del derecho de copropiedad urbana, ha sido
desarrollada por la jurisprudencia francesa (interpretando la ley francesa de 1938
sobre la materia), según la cual cada departamento (piso, porción de piso o local),
es objeto de una propiedad privativa y de una cuota parte de la copropiedad de las
partes comunes (Mazeaud).
Según explica Messineo el art. 1117 del c.c. italiano, fuente del art. 187 de la
Sección en examen, en el condominio de las parte comunes debe tenerse en cuenta
que tal condominio sólo existe en cuanto a algunos aspectos, cual se ve en las tres
diversas relaciones de verdadera y propia copropiedad -en tanto no exista tí tulo en
contrario- que sólo ejemplificativamente señala dicho art. 187: a) las partes del
edificio que son necesarias para el uso común (inc. 1); b) los servicios en común
(inc. 2), y c) las obras e instalaciones de uso y goce común (inc. 3) y arts. 185 y
186).
ART. 186.- (Uso del piso o compartimiento). Cada propietario usará de su piso
o compartimiento conforme al destino que el reglamento respectivo asigne al edificio,
y no podrá cederlo gratuita u onerosamente para un fin distinto.
3) Las obras e instalaciones que sirvan para el uso y goce común, como
ascensores, acueductos, plantas para agua, gas, calefacción, energí a
eléctrica, y otras similares, hasta el punto de separación de las plantas
respecto a los espacios que correspondan exclusivamente a los
propietarios singulares.
Solum partem esse aedium (el sueldo es parte de los edificios: Digesto, Lib.
VI, t.I, ley 49; cit. Scaevola).
II. Cada copropietario puede usar las partes comunes conforme a su destino pero
sin perjudicar el derecho de los demás.
ART. 190.- (Indivisión forzosa). Son de indivisión forzosa las partes comunes
del edificio.
II. En caso de perecimiento de una parte menor, cada propietario debe contribuir
a la reconstrucción de las partes comunes en proporción a su derecho.
III. La indemnización pagada por el seguro en relación a las partes comunes debe
aplicarse a la reconstrucción de ellas.
III. Las normas del reglamento no pueden disminuir los derechos que los
copropietarios tengan como consecuencia de la adquisición, ni pueden derogar las
disposiciones de los artí culos 188 - III, 189, 190, 192, 195, 196 - II y 197.
II. Los acuerdos de la asamblea deben ser adoptados por el número de votos que
represente al menos los dos tercios del valor que tenga el edificio, y obligan a los
que disienten.
Jurisprudencia
CAPITULO V
SECCIÓN I
Este capí tulo es, en realidad, una reglamentación detallada de los alcances
del art. 111, relativo a la extensión del derecho del propietario en la propiedad
territorial.
Quien como dueño disfruta una heredad, puede hacer de su superficie, del
subsuelo y del espacio aéreo correspondiente, en la altura susceptible de ocupación,
todo lo que esta permitido hacer de la propiedad; consiguientemente, puede efectuar
las concesiones que regula este capí tulo.
Id, quod nostrum est, sine facto nostro ad allium transferri non potest (lo que
es nuestro no se puede transferir a otros sin nuestro hecho; Digesto, Lib. 50, t. 17,
regla 11), que las leyes de Partida (7ª t. 34, regla 13, citas de Scaevola) expresan
así : la cosa que es nuestra non puede passar a otri sin nuestra palabra, o nuestro
fecho.
SECCIÓN II
DE LA SUPERFICIE
Nótese, por ejemplo, el prf. II del art. 206 sobre el contenido del derecho de
superficie.
Jurisprudencia
II. Las normas del derecho de superficie serán aplicadas al derecho de propiedad
en todo cuanto no se oponga a su naturaleza.
DE LA PROPIEDAD AGRARIA
Ni que decir del revuelo que la proposición produjo en su tiempo, que previó
el propia anteproyectista y cuyo comentario anticipado sobre ello merece
transcribirse literalmente:
"Descuento que este concepto, así como los artí culos inmediatos, serán
tenidos como revolucionarios, olvidándose de que sus antecedentes están en
doctrinas católicas bien conocidas, y en las teorí as georgistas, que de
revolucionarias no tienen nada. Muy al contrario, pienso que la honda
evolución que propongo, tiene un gran sentido conservador. Todo depende de
lo que entendamos por conservador. La gente tiene de ello una idea
equivocada. Cree que lo conservador es que en cada nación haya unas
docenas de hombres riquí simos y unos millones de seres hambrientos. En mi
sentir, lo conservador es todo lo contrario: que haya unos millones de seres
satisfechos de la vida, aunque unas cuantas docenas vivan irritadas por no
poder ser tan poderosos como quisieran".
Desde luego, la solución arbitrada con la reforma agraria de 1953, está lejos
de ser la más indicada para resolver cuestión de tanta trascendencia. Sus efectos
negativos están a la vista particularmente en el fantasma del minifundio que se
presenta como problema más grave aún que el que determinó la reforma. Es que se
olvidó al acometer la empresa, sin otro objetivo real en mira que el aprovechamiento
polí tico del campesinado -objeto que se mantienen vigente sin ninguna variación- que
la reforma agraria no supone un simple reparto de tierras ni un sistemático desmonte
del sistema latifundista. No era suficiente un decreto reordenador, sino una lenta
preparación técnica personal, según advierte, con innegable buen criterio, Hernández
Sánchez - Barba, en un medular estudio sobre los problemas iberoamericanos
(Espasa- Calpe: Historia Universal, tomo XI).
Jurisprudencia
1.- "Si se tiene en cuenta que de conformidad a los arts. 175 y 176 de la
Const., son los organismos de Reforma Agraria los encargados de la
dotación de las tierras a quienes solicitan y cumplen con los requisitos
preestablecidos, la ocupación por la mencionada colonia (autorizada
por el Instituto de Colonización), en los terrenos de propiedad de la
demandante resulta ilegal y restrictiva de los derechos propietarios
garantizados por la Constitución y las leyes" (G.J. Nº 1565, p. 105).
2.- "El D.S. 3464 de 2 de Agosto de 1953, con fuerza de ley por
disposición de la de 19 de Octubre e 1956, se refiere a las tierras
fuera del radio urbano de las poblaciones, que pertenecen al dominio
patrimonial del Estado y que en determinadas condiciones pueden y
deben revertir y según el D.S. 3819 de 27 de Agosto de 1954, con
fuerza de ley de la misma anteriormente citada y que es referente a la
reforma urbana, la ley fundamental de la reforma agraria alcanza a las
propiedades ubicadas en la parte suburbana de las ciudades y no a
las que se encuentran dentro del radio urbano" (G.J. Nº 1612, p. 75).
II. Los otros modos de adquirir dicha propiedad son los previstos en este Código,
en cuanto sean compatibles con su naturaleza especí fica.
2.- Véase los casos Nº 3 del art. 210 y 1 del art. 212.
ART. 212.- (Conservación de la propiedad agraria). El trabajo es el medio
para la conservación de la propiedad agraria. Los fundos abandonados o los que no
se trabajen revierten al Estado conforme a las leyes especiales pertinentes.
Jurisprudencia
"Probado que el recurrente, abandonó los terrenos consolidados en su favor,
por cuya razón no cumplí a con éstos, como era su deber, una función social,
correspondí a disponer, como se hizo, su reversión al dominio del Estado por
imperio de las leyes pertinentes" (G.J. Nº 1619, p. 16).
Jurisprudencia
1.- "Las prioridades alegadas por la actora sobre los predios cuestionados,
deben hacerse valer ante la jurisdicción agraria, de acuerdo al D.S.
3471 convertido en Ley por la de 29 de Oct. de 1956, toda vez que la
justicia ordinaria no puede intervenir en los actos de aquélla
jurisdicción a tenor de lo dispuesto por los arts. 175 y 176 de la
Const." (G.J. Nº 1585, p. 79).
4.- "De acuerdo a los arts. 162 y 164 del D.L. 3464 de 2 de Agosto de
1953, con fuerza de ley por disposición de la de 29 de Octubre de
1956, corresponde a la Presidencia de la República resolver en
definitiva y con potestad propia, las cuestiones emergentes de la
aplicación de los decretos y demás disposiciones legales relativas a
materia agraria" (Lab. Jud. 1979, p. 60).
CAPITULO I
DEL USUFRUCTO
SECCIÓN I
DISPOSICIONES GENERALES
e) La temporalidad de la duración.
f) La intransmisibilidad a los herederos.
El Código no da una definición. El art. 319 del Cgo. Abrg. define el usufructo
como derecho de gozar de una cosa ajena, como el propietario mismo, pero con la
obligación de conservar la sustancia.
Mazeaud propone una definición que pone de relieve los caracteres esenciales
del usufructo: derecho real, vitalicio como máximo, que confiere a su titular el uso y
el goce de una cosa que pertenece a otro o el de un derecho cuyo titular es otra
persona y es susceptible de posesión.
La etimologí a de la palabra usufructus abarca dos elementos del derecho de
propiedad: usar de la cosa y percibir sus frutos. Por eso, los romanos la definí an: jus
alienis rebus utendi fruendi salva rerum substantia.
Jurisprudencia
II. El usufructo constituido en favor de una persona colectiva no puede durar más
de treinta años.
"Ususfructus sine persona constitui non potest" = (El usufructo no puede ser
constituido sin la persona). Hermogeniano. Digesto, ley 61, tí t. 1, Lib. 41.
"Ususfructus sine persona esse non potest" = (El usufructo no puede existir
sin la persona). Paulo. Digesto, ley 26, tí t. 3, Lib. 45.
Jurisprudencia
3.- "Al haberse constituido la herencia temporal bajo la obligación implí cita
de conservar los bienes para transmitirlos en propiedad definitiva al
otro heredero, coloca al instituido temporalmente en las condiciones
del usufructuario, sujeto por consiguiente a las leyes que rigen la
materia" (G.J. Nº 598, p. 5).
6.- "El derecho de usufructo vitalicio otorgado sobre una fracción del
inmueble embargado no puede impedir la venta de éste en pública
subasta, porque a cualquier dominio que pase (el inmueble) se
sobreentiende que ha de ser con la merituada limitación (usufructo)"
(G.J. Nº 983, p. 26).
ART. 218.- (Objeto del usufructo). El usufructo puede ser establecido sobre
toda clase de bienes muebles e inmuebles.
Jurisprudencia
"Según la escritura de constitución social, el socio... al aportar el Ingenio, no
transfirió a la sociedad el dominio pleno de éste, sino únicamente el uso para
el beneficio de los minerales que (la sociedad) explotare, habiendo retenido la
propiedad del fundo que bien puede hipotecar y aún vender sin que ello
importe desmembración de los intereses sociales" (G.J. Nº 497, p. 10).
ART. 219.- (Cesión del usufructo).
I. El usufructuario puede ceder su derecho por cierto tiempo o por todo el de su
duración, a menos que esté prohibido de hacerlo por el tí tulo constitutivo.
Esta facultad engendra la posibilidad del embargo del usufructo, pues que
constituye un derecho importante para garantí a de los acreedores, quienes inclusive
pueden pedir su remate, excepto el usufructo legado a tí tulo de pensión alimenticia
declarada inalienable por el testador (Planiol y Ripert).
ART. 220.- (Efectos). Los efectos del usufructo se rigen por el tí tulo
constitutivo y, no estando previstos en éste, por las disposiciones del capí tulo
presente.
Precd: 357 -
Conc: c.c. 216 - 247 - 248 -
La Partida 3a. (t. 31, 1, 22), resume la noción de lo que debe entenderse
como comportamiento de un buen padre de familia, diciendo: "Guisada cosa es e
derecha, que cualquier a quien fuesse otorgado el usofruto de alguna casa, o de
alguna heredad, o en algunos ganados, que assi como quiera auer la pro en que le
es otorgado este derecho, que pune cuanto pudiere, de la aliñar e de la guardar, e
de la enderecar bien e lealmente de manera que si fuere casa que la repare, e la
enderece que no caya, nin se empeore por su culpa. E si fuere heredad, que la
labre bien, e la aliñe. E si fuere viña, o huerta, que haga esso mismo. E si se
secaren algunas vides, o árboles, que planten otros en su lugar...".
El prg. III es una obligación del usufructuario, que los codificadores han
colocado entre los derechos que nacen del usufructo (derechos del usufructuario),
arrancándolo del art. italiano 1001, in fine, esto es, del art. 233 del Código.
Jurisprudencia
1.- "El usufructo dejado a ... en la casa, descansa sólo en las tres cuartas
partes de ella, puesto que en vida del testador se declaró en juicio que
la otra cuarta parte pertenecí a en propiedad a... en cuyo concepto, los
procedimientos seguidos por éste para obtener su valor, no perjudican
al usufructuario"(G.J. Nº 769, p. 8).
2.- "Es inadmisible toda interpretación contraria al texto claro y explí cito de
los arts. 319 y 358 (221 y 244, 3) del c.c., según los cuales el
usufructo otorga el derecho de gozar de las cosas cuya propiedad
pertenece a otro con cargo de conservar la sustancia de ellas y la
venta de la cosa sujeta al usufructo no altera el derecho del
usufructuario si no ha renunciado formalmente" (G.J. Nº 1357, p. 11).
El artí culo no menciona los frutos industriales, que han sido mencionados en
la nota al art. 83. El carácter eminentemente industrial de la época, exige que se
conceda preferente importancia a éstos frutos, también llamados fabriles, que pueden
estar comprendidos en la regla del artí culo sin inconveniente ninguno. Los productos
fabriles que no se hallen terminados al comenzar el usufructo pertenecerán el
usufructuario, sin obligación a abonar gasto alguno, y los que no se hallen
terminados al extinguirse el usufructo pertenecerán al propietario con la obligación
señalada en el párrafo III) del artí culo.
Jurisprudencia
"El actor dio su casa a sus hijos, en simple usufructo y éstos a mérito de esa
posesión precaria hicieron reconstrucciones y obras nuevas en el inmueble
para gozar de ellas mientras dure el usufructo indemnizándose así del valor
empleado como lo establece el art. 336 (223), II)" (G.J. Nº 827, p. 39).
II. Los árboles frutales que perecen y los arrancados o tronchados por accidente
pertenecen al usufructuario.
III. En cualquier caso, el usufructuario debe reemplazar los árboles que han
perecido.
En términos genéricos, el artí culo comprende el caso normal, por así decirlo,
de árboles tronchados o arrancados por accidente, pero no da una regla para el
caso de la desaparición de árboles en número considerable, por consecuencia de un
siniestro por ejemplo, que no fuese posible o resultase gravosa su reposición.
Los árboles que perecen, que otras legislaciones también llaman pies muertos,
prestan al usufructuario la utilidad señalada en el párrafo II, pues puede
aprovecharse de ellos con la obligación de sustituirlos, se supone en igual cantidad y
calidad.
El usufructuario tiene que reponer los animales que mueran o que él dispone
con los que van naciendo, aprovechándose del excedente que resulte. Esta
obligación, según la regla, sólo se cumple reemplazando las cabezas desaparecidas
con crí as procedentes del mismo usufructo. Ahora bien, si éstas no existen, porque
el ganado es estéril (caso contemplado en otras legislaciones) o por causas ajenas a
la diligente atención del usufructuario, éste no esta sujeto a la obligación de
reposición. El artí culo limita la obligación de reponer las cabezas dispuestas o
muertas con las crí as del rebaño en usufructo.
Tampoco dice nada el artí culo sobre la desaparición total del ganado en que
se constituyere el usufructo, sin culpa del usufructuario y por efecto de un caso
fortuito (siniestro, epidemia, etc.).
Este artí culo plantea lo que ("con propiedad de dicción algún tanto discutible",
dice Scaevola), se denomina cuasi-usufructo desde los romanos que lo instituyeron
recién en tiempos del Imperio, como remedio a los inconvenientes que resultaba del
usufructo de la universalidad de bienes en que habí an cosas consumibles.
Por eso, siguiendo la definición del c.c. francés (art. 587). Capitant, da esta
noción: expresión doctrinal usada para designar el usufructo de cosas que se
consumen con el primer uso y que, por esta razón, confiere al usufructuario el
derecho de consumirlas o enajenarlas, con cargo de devolver al final del usufructo
igual cantidad de ellas, de la misma especie y valor, a su justo precio.
II. Al final del usufructo se abona la diferencia que exista entre el valor actual y el
que se estableció por inventario.
II. El capital cobrado debe ser invertido de modo fructí fero y a él se transfiere el
usufructo. En caso de desacuerdo sobre la forma de inversión, el juez decide.
SECCIÓN III
II. Debe levantar un inventario de los bienes sujetos al usufructo, con descripción
de su estado, previa citación del propietario, y otorgar una garantí a suficiente, a
menos que se halle dispensado de darla por el tí tulo constitutivo. El vendedor y
donante que se reservan el usufructo están dispensados de otorgar la garantí a; pero
si uno u otro ceden su derecho, debe darla el cesionario.
El propietario que no obtuviese las fianzas que exige la ley, puede resistir la
entrega de la cosa o negarse a dar la tenencia de la misma.
Jurisprudencia
Jurisprudencia
"Entre las obligaciones del usufructuario, conforme a los arts. 343 y 344 (235-
236) del c.c., sólo se encuentra la de atender a las reparaciones menores,
más no a las mayores que son de cargo del (nudo propietario)" (G.J. Nº 551,
p. 11).
ART. 237.- (Ruina parcial). Son aplicables las disposiciones anteriores cuando
por vetustez o caso fortuito se arruina parcialmente un edificio que sea parte
accesoria necesaria del fundo sujeto al usufructo.
II. Respecto al año de comienzo y fin del usufructo, los impuestos y cargas se
reparte entre el propietario y el usufructuario proporcionalmente a la duración de sus
respectivos derechos.
Fte: Cgo. it. 1008 -
Precd: c.c. abrg. 346 -
Conc: c.c. 235 - 243 - 253 -
La venta de bienes que autoriza el párrafo primero del artí culo, implica una
disminución en el capital usufructuario equivalente a la suma sin redituar, que el
usufructuario debe anticipar si no quiere exponerse a que el dueño ejercite su
derecho en tal forma.
V. la anot. al art. 1404 sobre el derecho de retención, que este art. reconoce
al usufructuario y sus causahabientes, hasta que sean reintegrados por los
desembolsos señalados en él.
La obligación impuesta por este artí culo al usufructuario, tiene relación sólo
con las lesiones o intentos de quebrantar los derechos de propiedad, que por no
ejercitarlos directamente tan de cerca y en su integridad el dueño, no puede saber
tan bien como el usufructuario si esos derechos son puestos en discusión o llegan a
ser violados.
En el caso 1) del artí culo, es consecuencia lógica del respeto debido al acto
de voluntad que constituyo el usufructo: contrato, testamento, etc.
El caso 2) es consecuencia lógica del precepto del art. 1492: los derechos se
extinguen cuando su titular no los ejerce durante el tiempo que la ley establece.
El caso 3) es uno de confusión (art. 376), pero que los romanos llamaban en
el usufructo consolidatio, según el principio si fructuarius propietatem rei adquisierit,
quae res consolidatio apellatur (Paulo, cit. por Planiol y Ripert). Una redacción
apropiada debí a simplemente decir "por consolidación" o "por consolidación de la
nuda propiedad en la persona del usufructuario" si se querí a más explicitud.
Jurisprudencia
1.- "El escrito presentado solicitando la posesión de los bienes, aleja toda
presunción de renuncia" (G.J. Nº 598, p. 5).
3.- "El usufructo concluye por el abuso del usufructuario previo fallo de los
tribunales de Justicia" (G.J. Nº 665, p. 6).
4.- "Existiendo término estipulado para la duración del usufructo, es
innecesario el requerimiento de mora para su cumplimiento porque se
extingue al vencimiento del término conforme al art. 354, caso 2º (244
caso 1º) del c.c." (G.J. Nº 1260, p. 26).
CAPITULO II
ART. 253.- (Obligaciones). Si el titular percibe todos los frutos u ocupa toda la
casa, queda obligado a las reparaciones y gastos ordinarios y al pago de los
impuestos y cargas, lo mismo que el usufructuario; en caso diverso contribuye en
proporción a los frutos que percibe o al compartimiento que ocupa.
Puede decirse que este es el único artí culo, dentro del capí tulo a que
pertenece, que regula las obligaciones del usuario y del que tiene a su favor un
derecho de habitación y cuya doctrina se puede condensar diciendo, que si dichas
personas consumieren todos los frutos de la cosa ajena o habitaren toda la casa o
aprovechamientos bastantes para cubrir los gastos y cargas, tendrán las mismas
obligaciones que el usufructuario respecto de los reparos ordinarios de conservación,
pago de contribuciones y gastos de cultivo (Scaevola).
DE LAS SERVIDUMBRES
CAPITULO I
DISPOSICIONES GENERALES
Es viejo axioma que "La servidumbre nunca puede consistir en hacer algo"
(servitus in faciendo consistere nequit), cuyo concepto deriva del primer principio
general glosado para este art., al cual se le ha dado en su formulación una versión
tergiversada del art. 1027 del c.c. italiano, que se supone en su fuente. En efecto,
dicho art. del Cgo. modelo dice:
Noción análoga expresa el c.c. francés (art. 637), modelo del c.c. abrg.
cuando dice: "es una carga impuesta sobre una heredad para el uso y provecho de
otra, perteneciente a distinto propietario", y que también es similar a la del c.c. abrg.
(art. 372) que considera la servidumbre "derecho y uso que uno tiene en los edificios
o heredades ajenas, para servirse de ellas, en utilidad de las suyas", definición
tomada por el c.c. abrg. de las Partidas (3ra., tí t. 31, ley 1), para las cuales, es
servidumbre "el derecho o uso que ome ha en los edificios o en las heredades
ajenas para servirse de ellas a pro de las suyas".
El contenido que atribuye este artí culo a la institución que ahora se examina,
importa una especie de definición que no corresponde ni a la historia ni a la doctrina
de ella. En efecto el precepto presenta la servidumbre como carga o gravamen para
utilidad o beneficio propios, esto es, personales del dueño del inmueble dominante.
Dentro de ese criterio, el Cgo. abrg. (art. 416), permite a los propietarios
establecer servidumbres en favor de sus propiedades o contra ellas, pero con
condición de que los servicios establecidos no sean impuestos contra la persona, ni
en favor de ella, sino solamente para el fundo. Esto significa que la servidumbre esta
unida indisolublemente al derecho de propiedad sobre el predio dominante
(Mazeaud).
Jurisprudencia
Precd: 377 -
Conc: c.c. 255 - 257 - 286 -
PRINCIPIO GENERAL
Según su finalidad u objeto, otra división originaria del Derecho romano, las
distingue en positivas y negativas. Las primeras imponen al dueño del fundo
sirviente, la obligación de dejar hacer alguna cosa o de hacerla por sí mismo:
servidumbre de paso, acueducto, v. gr., las segundas que prohí ben al dueño del
predio sirviente hacer algo que serí a lí cito sin la servidumbre: prohibición de construir
o de cercar fundos para dejar apacentar ganados, por ejemplo.
Jurisprudencia
Jurisprudencia
4.- "Según el art. 378 (259) del c.c. las servidumbres se derivan de las
obligaciones impuestas por la ley o de las convenciones de los
particulares, en ninguna de las cuales está comprendida la
servidumbre de uso de zaguán y puerta de calle y cuya reivindicación
se demanda" (G.J. Nº 726, p. 27).
5.- "Por lo dispuesto en el art. 378 (259) del c.c. las servidumbres que no
derivan de las obligaciones dispuestas por la ley, pueden establecerse
por convenciones particulares; pero en este último caso se precisa la
concurrencia de los requisitos señalados por el art. 699 (452) del c.c."
(G.J. Nº 1188, p. 5).
CAPITULO II
Son también servidumbres legales, las que el artí culo siguiente llama
administrativas, porque la autoridad administrativa sólo puede constituirlas "en los
casos especialmente determinados por la ley", como reza el modelo italiano (1032)
de este artí culo.
1.- "La ley, conforme prevé el art. 389 (260) del c.c., sujeta a los
propietarios colindantes a diversas obligaciones recí procas
independientes de toda convención y entre ellas está el derecho de
pasaje" (G.J. Nº 1298, p. 18).
Jurisprudencia
DE LA SERVIDUMBRE DE PASO
II. El paso se concede por la parte más próxima a la ví a pública, más corta y
menos perjudicial al fundo sirviente, pudiendo establecerse también mediante
subterráneo cuando resulte preferible en consideración al beneficio del fundo
dominante y el perjuicio del fundo sirviente. Esta misma disposición se aplica
para obtener el uso de pasos anteriormente existentes.
Aunque el artí culo sólo se refiere a los fundos (fincas rústicas), en sus dos
primeros párrafos, se trata de una servidumbre común a los predios rústicos y
urbanos, pues que éstos, aunque demasiado imprecisamente, están mencionados en
el párrafo III. Esta conclusión deriva, además, de que no hay estipulación expresa en
el Código, que excluya a las construcciones y predios urbanos y por la razón de la
necesidad de paso, fundamento de esta servidumbre.
Jurisprudencia
1.- "El indicado derecho de pasaje de la tienda al corral constituye un
derecho real de servidumbre en los términos expresados en la
escritura de... y no un simple derecho de uso limitado a la persona
de... cuyo fallecimiento no ha ocasionado la caducidad de esa
servidumbre, no siendo aplicables al caso los arts. 354 y 326 (244 y
222) del c.c." (G.J. Nº 679, p. 3).
2.- "En el terreno de la actora existe una senda por la cual se transita, no
sólo con objeto de sacar agua de los manantiales ubicados en la
margen de esa senda, sino también para entrar y salir a la calle, por
no existir otras ví as utilizables, lo que no contradice la existencia de
una servidumbre de pasaje" (G.J. Nº 1256, p. 58).
3.- "Los arts. 262 y 264 del c.c., que reconocen y autorizan el derecho a
obtener paso por el fundo vecino -y con mayor razón cuando se trata
de una división- son preceptos de aplicación general por tratarse de un
principio universal inminente de derecho concordante con los principios
constitucionales relativos a la (función social de la) propiedad" (G.J. Nº
1607, p. 40).
5.- Véase los casos Nos. 17 del art. 108, 1 del art. 260, y único del art.
261.
II. Cuando en virtud del paso se deja sin cultivar una zona del fundo sirviente la
indemnización se determinará en una zona cultivada equivalente al valor del
terreno que se ocupe.
III. Se salvan los acuerdos entre partes.
Jurisprudencia
DE LA SERVIDUMBRE DE ACUEDUCTO
Jurisprudencia
El art. 119 de L. Ags. tiene relación con este precepto y con la posibilidad de
establecer la servidumbre forzosa de acueducto dentro de otro acueducto.
II. Los solicitantes deben convenir previamente sobre los porcentajes con los que
contribuirán al pago de la indemnización y otros gastos así como sobre
turnos.
El Código emplea tres artí culos (259, 260, 274), para regular la constitución
de las servidumbres, cuando sobraba uno y podí a utilizar el espacio de dos diversas
reglas que inexplicablemente omite.
Debe tenerse presente, además, lo dicho a propósito del art. 255: la libertad
de contratación y la libertad de disposición en este orden tienen restricciones
importantes, que están implí citas en los principios generales, aunque el Código las
haya soslayado. Esos principios que están recogidos en el Cgo. abrg. (art. 416),
establecen: 1º) el respeto debido a las reglas de orden público, que dominan todas
las convenciones; 2º) la servidumbre no puede ser impuesta a (contra) la persona ni
en favor de la persona, sino solamente en el desmembramiento de la propiedad: el
propietario del fundo dominante tiene un derecho real para utilizar en predio ajeno,
como pasar por él, extrae agua, etc., y en el propietario de la finca sirviente
solamente está obligado a dejar disfrutar ese derecho, sin otra obligación tendiente a
ese fin (Planiol y Ripert). Luego no puede constituirse prestaciones personales como
servidumbres, según deja inferir el art. 255.
Es principio, admitido sin contradicción, que ningún condómino pude ser por sí
sólo imponer servidumbre sobre la cosa común: unus ex dominis communium
aedium servitutem imponere non potest (Digesto, Lib. 8, tí t. 1, ley 2, cit. Scaevola).
Jurisprudencia
La regla general relativa a éstos dos artí culos, está dada en el art. 259, que
dispone que las servidumbres pueden tener entre otras causas un acto de voluntad
de propietario. El art. 277, expresa un excepción a esa regla general, excluyendo las
servidumbres no aparentes de esa facultad reconocida al propietario y el art. 278
supone una presunción cuando el propietario no ha dejado constancia expresa en el
tí tulo correspondiente.
Generalmente, ocurre que el propietario establece por las necesidades del uso
o por la costumbre, entre dos propiedades que le pertenecen o entre dos partes de
una misma heredad, un estado de hecho equivalente a una servidumbre en el caso
de predios perteneciente a propietarios distintos. Mientras los dos inmuebles (o las
dos partes de uno), pertenecen al mismo propietario no hay servidumbre, como se
expresó en la anotación del art. 255, al destacar uno de los elementos de la
servidumbre con la regla nemini res sua servit: coexistencia de dos propietarios
distintos. Más, cuando llegan a separarse esas dos propiedades o esas dos partes
de una y a pertenecer a dos propietarios distintos, la servidumbre nace sin tí tulo ni
usucapión. La causa de su origen recibe el nombre de destino del padre de familia o
propietario.
Para que la regla del artí culo tenga cumplida aplicación, debe la servidumbre
constituida así , reunir los siguientes elementos: 1º) que las dos propiedades
actualmente separadas (por enajenación o testamento), hayan pertenecido
anteriormente al mismo propietario; 2º) que ese propietario anterior, autor del estado
actual de las propiedades, fue quien creó el estado de hecho, del cual surge la
servidumbre que antes no habí a existido; 3º) que el estado de hecho sea
permanente, constitutivo de servidumbre, y 4º) que la servidumbre así surgida sea
aparente (Planiol y Ripert).
Jurisprudencia
"Que refiriéndose este art. 420 (278) del c.c. a uno de los modos de
establecer la servidumbre, por destino del padre de familia, es indistinto que
se trate de dos herederos diferentes, como dice el artí culo o de una sola que
llegue a fraccionarse, y que de simple servicio pase a ser una servidumbre
cuando las partes fraccionadas resultan de dos dueños distintos" (G.J. Nº
1483, p. 12).
Cgo. abrg. (arts. 418 y 419), como casi todas las legislaciones, establece que
la usucapión ordinaria podí a operarse en las servidumbres continuas y aparentes y
para las continuas no aparentes y las discontinuas aparentes o no aparentes,
requiere la prescripción extraordinaria o inmemorial.
Jurisprudencia
Jurisprudencia
Esto es, según Messineo, tanto respecto de los que sea necesario para usar
de la servidumbre, como a su ejercicio, es referencia atendible la práctica del año
anterior tratándose de servidumbres ejercitadas a intervalo no mayor de un año y
para los casos en que ese intervalo es superior a un año, según la práctica del
último goce.
Son múltiples los ejemplos que puede darse. Del derecho referente a la
ejecución de obras (que es accesorio a la servidumbre), se ocupa el art. siguiente.
Dentro de este art. 282, puede señalarse como derechos accesorios:
- El del predio dominante, para mantener el curso natural de las aguas e
impedir que se lo estorbe o dificulte en el fundo sirviente.
El precepto consagra una máxima del derecho natural: el que quiere el fin,
quiere los medios (Laurent, cit. por Scaevola). Serí a absurdo impedir al que tiene
derecho a una servidumbre, usar de los medios necesarios para aprovecharla.
Conforme a esta doctrina, el propietario del fundo beneficiado con la servidumbre
puede hacer todas las obras necesarias para el uso y conservación de ella. Otras
legislaciones, establecen los requisitos que deben concurrir para el ejercicio del
derecho concedido por este artí culo: 1º) necesidad evidente de las obras; 2º)
respetar el status quo de la servidumbre (art. 284), y 3º) tiempo y forma
convenientes para causar la menor incomodidad posible en la realización de las
obras al dueño del predio sirviente.
Jurisprudencia
1.- "Los jueces al ordenar el restablecimiento de la antigua bocatoma en
las condiciones de solidez que tení a antes, así como las demás obras
necesarias para facilitar el uso de las servidumbre, autorizando al
mismo tiempo a la actora para hacer las obras estrictamente
necesarias para el goce de su derecho, se han ajustado a los arts.
424, 425 y 427 (283 y 284) del c.c." (G.J. Nº 643, p. 10).
2.- "Los Arts. 427 y 428 (284) relativos a los derechos del propietario del
fundo a que se debe la servidumbre, suponen el preexistencia (de
ésta) y no pueden tener aplicación (cuando no se ha probado) que
haya servidumbre alguna" (G.J. Nº 688, p. 37).
Este precepto, en realidad, prohí be alterar la servidumbre, por que tal cosa
implicarí a la constitución de una nueva. No alterar la servidumbre ni hacerla más
gravosa presuponen respetar el estatus quo, mantener el estado de hecho
determinado por el tí tulo de la servidumbre, porque hacerla más o menos gravosa
supone una alteración.
Jurisprudencia
1.- "Según el art. 427 (284) c.c. el propietario del fundo sirviente no puede
hacer cosa alguna que tienda a disminuir y hacer incómodo el uso de
la servidumbre" (G.J. Nº 712, p. 10).
2.- "Conforme al art. 428 (284) del c.c. el que tiene derecho de
servidumbre, no puede usar de él sino según su tí tulo y no puede
hacer en el fundo sujeto a la servidumbre cambiamientos que agraven
la condición del primero" (G.J. Nº 712, p. 11).
5.- "El propietario del fundo dominante no puede cosa alguna que agrave
la servidumbre del fundo sirviente y no están permitidas las
modificaciones que contravengan los dispuesto por los arts. 379, caso
3º, y 428 (284) del c.c. y, en la especie, al ordenar los jueces de
grado la restitución de la servidumbre no han infringido los arts. 424 y
427 (283 y 284) del c.c." (G.J. Nº 1235, p. 50).
III. El dueño del fundo dominante puede también pedir el traslado si le resulta
más ventajoso y no ocasiona daño al dueño del fundo sirviente.
De la concisa dada por éste artí culo, puede extraerse los requisitos que son
indispensables para el traslado:
2º) Ofrecer al dueño del fundo dominante otro lugar o forma igualmente
cómodos en reemplazo de los anteriores que se quiere substituir.
3º) No resultar perjuicio alguno para el dueño del fundo dominante y para
quienes tienen derecho al uso de la servidumbre.
Otras legislaciones, disponen que el costo del traslado correrá por cuenta de
quien intente el traslado. Para el caso del artí culo, corresponde al dueño del fundo
sirviente alternativa del párrafo II y al del fundo dominante en la del párrafo III.
Jurisprudencia
Jurisprudencia
Por aplicación de las reglas generales y del art. 275, cuando el fundo
dominante pertenece a muchos copropietarios (comunidad), el uso que haga uno de
ellos de la servidumbre, impide la prescripción respecto de los demás.
Jurisprudencia
1.- "No hubo omisión de la demandante en el ejercicio de su derecho para
gozar de la servidumbre mediante la acequia (por lo que no ha sido)
posible que esté ganada la prescripción según los arts. 462 y 434
(287, 3 y 289) del c.c." (G.J. Nº 789, p. 16).
3.- "Que si bien han transcurrido más de diez años, sin que los
demandantes hubieran hecho uso de su servidumbre mencionada, no
se ha extinguido ésta mediante la prescripción establecida en el art.
432 (287, 3) del c.c. porque siendo ella común a muchos, el uso que
haga uno de ellos impide la prescripción repecto de los demás, como
declara el art. 435 (287, 3) del c.c." (G.J. Nº 874, p. 81).
El art. 430 del Cgo. abrg., como muchas otras legislaciones, prevé que las
servidumbres reviven "cuando las cosas se restablecen de manera que se pueda
hacer uso de ellas", Disposición racional, inexplicablemente omitida en el Código. Si
la fuente, el pozo, o el acueducto del ejemplo vuelven a fluir, naturalmente que la
servidumbre debe restablecer. El artí culo citado exceptúa los casos en que se haya
vencido el plazo de prescripción, lo cual puede discutirse teniendo en cuenta el
carácter de fuerza mayor del hecho.
No tiene relevancia alguna esta disposición. Así se usa el 10% del derecho de
servidumbre, si es que se puede usar el ejemplo para hacer comprender
gráficamente el significado del artí culo, es suficiente para mantenerlo vigente. La ley
impone usar la servidumbre para que no prescriba, pero no determina la entidad del
uso.
Corresponde este precepto al de art. 434 del Cgo. abrg. que como la
generalidad de las legislaciones, dispone que la forma de usar la servidumbre puede
prescribirse, como la servidumbre misma y de la misma manera. La forma o manera
de prestar una servidumbre es estar en vida, en movimiento, es el hecho de la
servidumbre. Si se quiere diferenciar el tiempo de forma o de manera, igualmente es
el hecho de la servidumbre y claro está que puede perderse por el no uso durante el
tiempo establecido por la ley, de igual modo que el derecho de servidumbre.
LIBRO TERCERO
DE LAS OBLIGACIONES
PARTE PRIMERA
DE LAS OBLIGACIONES EN GENERAL
TITULO I
DEL EFECTO DE LAS OBLIGACIONES
CAPITULO I
DISPOSICIONES GENERALES
La obligación: nexum o vinculum, para los romanos, era la cadena legal que
sujeta al hombre por efecto de ciertos actos voluntarios, esto es, que tení a sólo un
carácter contractual, como resultado de un pacto. En un avance mayor del Derecho
(Scaevola), la obligación es algo más: no depende necesariamente del contrato y a
veces no tiene nada de común con él, aunque sin embargo, produce todos los
efectos que los romanos asignaron a las obligaciones.
Sin embargo, algunas legislaciones las dan como reglas de aplicación práctica
por ejemplo el Código alemán (art. 241): derecho o facultad jurí dica de exigir una
prestación jurí dica (dar, hacer) o abstención (no hacer), (Loewenwarter).
Parece que hubo intención de ajustar el plan del Código a este método, pero
sus reglas arrancan directamente de los efectos de las obligaciones. Nótese, así , que
la influencia renovadora de los autores modernos citados y la de Códigos italiano,
cuyas reglas se han adoptado preponderadamente, no han servido de mucho para
superar la influencia del viejo sistema; se ha empezado por el efecto de las
obligaciones abandonando a la doctrina y la jurisprudencia (seguramente), la
consideración de las obligaciones en si mismas, y éste primer artí culo del Libro ha
sido destinado a la noción de la ejecución forzosa (párrafo II del art.) que en la
estructura del Cgo. modelo está normada en el Libro relativo a la Tutela del
Derecho, del que se han tomado algunas disposiciones en el Tí tulo III del Libro 5º
(Protección Jurisdiccional de los derechos, arts. 1465 y 1467 v. gr.). Los arts. 292,
293 y 294 siguientes, de este cap. corresponden a las reglas preliminares de
carácter general con las que el Cgo. modelo empieza la normativa de las
obligaciones, resultando de ese modo que este art. 291 es ajeno a la temática del
capí tulo.
c) Son obligaciones ordinarias aquéllas por las cuales el deudor responde con
todo su patrimonio (caso del art. 1335. Son reales, las que no comprometan más allá
de la cosa a la que está ligada (propter rem: casos de los arts. 1360, 1368 y 1461,
por ej.). La obligación o derecho de crédito, suele contraponerse al derecho real, con
la cual, sin embargo, tiene en común el formar parte de los derechos patrimoniales
(Messineo). Siendo el carácter fundamental de la obligación un ví nculo de derecho
personal (entre personas), se le opone al derecho real, porque su eficacia está
subordinada a la solvencia del deudor y carece del derecho de persecución y del de
preferencia, propio de los derechos reales.
e) Se distingue las obligaciones morales de las jurí dicas y las naturales de las
civiles, sobre las cuales ya se ha dado la noción pertinente en los párrafos
anteriores. La obligación natural, es un caso de deuda sin responsabilidad, esto es,
no exigible (v. la anot. al art. 964).
Jurisprudencia
"Son acreedores no solamente los que tienen derecho a una suma de dinero
o a una especie determinada, sino todos los que tienen acción para exigir el
cumplimiento de una obligación cualquiera" (G.J. Nº 1298, p. 106).
La obligación supone un derecho que puede ser valuado en dinero, esto es,
un derecho patrimonial. Sin embargo, cuando el art. habla del interés del acreedor,
aún cuando tal interés no sea patrimonial, ha de tenerse en cuenta que la ley se
refiere a que ciertos derechos (que se encuentran fuera del derecho de las
obligaciones, como los de la personalidad; arts. 6 y s., los de familia; c.f. arts. 97,
175, 258; el derecho al honor: art. 17, a la vida: art. 6, a la libertad: art. 8) cuando
son violados, originan una obligación de resarcimiento valuable en dinero.
ART. 293.- (Relaciones entre deudor y acreedor). Las relaciones del acreedor
con el deudor en cuanto al ejercicio de sus derechos así como en cuanto a las
garantí as de la obligación se rigen por las disposiciones pertinentes del libro V del
Código presente.
El art. alude a los institutos que el Código regula en el tí tulo II de dicho Libro
V: de la garantí a patrimonial de los derechos; al tí tulo III del mismo Libro: de la
protección jurisdiccional de los derechos, y al capí tulo III del Tí tulo V del registro de
los derechos reales.
SECCION I
DEL CUMPLIMIENTO EN GENERAL
SUBSECCION I
DE LOS SUJETOS DEL CUMPLIMIENTO
Jurisprudencia
1.- "El pago hecho por un tercero extingue la obligación principal conforme
a este art. cuando aquél obra en descargo del deudor. Verificado el
pago a nombre y en descargo de la fiadora, cuya obligación es
subsidiaria, no es aplicable esta disposición" (G.J. Nº 308, p. 2044).
3.- "El coobligado puede satisfacer las obligaciones de sus compartes, sin
necesidad de autorización expresa de los mismos, según el art. 827
(295) del c.c." (G.J. Nº 1208, p. 22).
4.- "Nadie puede ser obligado al pago de una deuda ajena, salvo que de
su consentimiento o mandato para ello" (A.S. Nº 18 de 7-III-80).
Quien paga mal paga dos veces, dice el axioma. Resulta de ello como el
determinar con exactitud a quien debe ser hecho el pago.
Puede ocurrir que el pago sea hecho a persona que no reúne ninguna de las
condiciones dichas, entonces hay lugar a lo previsto en el párrafo II, en el que
propiamente se da el caso del pago mal hecho y que puede hacerse válido, cuando
lo ratifica o confirma el acreedor expresa o tácitamente, o cuando el pago a
procurado provecho al acreedor.
Se dice que el receptor del pago está legitimado para recibirle, cuando
demuestra (Messineo) las siguientes condiciones: existencia del derecho de crédito
(art. 1238), que ese derecho corresponde a quien alega pretensión al cumplimiento,
identidad del que pretende el cumplimiento con aquél a quien corresponde el
derecho de crédito, y capacidad para recibir el cumplimiento (art. 299). La
legitimación para pretender el cumplimiento de la obligación, en la terminologí a
técnica, es más propia cuando esta circunscrita a los tí tulos-valores en materia
comercial y legitimado es quien esta investido de la posesión de los mismos con
arreglo a las reglas de su circulación, sea o no el titular del derecho en ellos
consignado. El término ha sido tomado de la disposición fuente, que legisla materia
civil y comercial a la vez.
Jurisprudencia
1.- "Es válido el pago hecho de buena fe al que está en posesión del
crédito, aunque después la posesión sea vencida en juicio" (G.J. Nº
584, p. 8).
2.- "El pago hechas a personas extrañas, que no tienen poder del
acreedor, no es válido según este art." (G.J. Nº 594, p. 4).
3.- "El pago para ser apreciado como tal y surtir los efectos previstos por
el art. 825, inc. 1º (351, 1) debe reunir las condiciones requeridas por
el 930 (297)" (G.J. Nº 623, p. 10).
6.- "Son de abono legal los pagos hechos al Administrador del Banco
nombrado conforme al reglamento de Bancos" (G.J. Nº 793, p. 9).
7.- "El pago hecho por los deudores a la... sabiendo que ya no era
acreedora de ellos, ha sido hecha contra lo prescrito por el art. 830
(297) y no puede aceptarse como legal" (G.J. Nº 804, p. 26).
II. Quien recibió el pago puede ser obligado a restituirlo frente al verdadero
acreedor, conforme a las reglas de la repetición de lo indebido.
La buena fe, como se ha visto anteriormente, toda vez que ella es invocada
en las reglas del Código, requerida para ser convalidada jurí dicamente, no ha de ser
simplemente la subjetiva, esto es, la vana credulidad resultado de la inexperiencia o
de la ignorancia, sino la que tiene por fundamento el error perdonable por efecto de
la ignorancia justificada por la apariencia (Giorgi).
Jurisprudencia
La regla general exige que el acreedor debe ser capaz de recibir el pago. La
razón (dice Giorgi), es que la aceptación del pago produce la enajenación del crédito
y no puede hacerse válidamente por quien no tenga facultad de enajenar.
ART. 300.- (Pago efectuado por un incapaz). El deudor que paga lo debido no
puede impugnar luego el pago alegando su propia incapacidad.
En las legislaciones antiguas (art. 829 del Cgo. abrg. por ejemplo), salvo
tratándose de suma de dinero o de cosa consumible por el primer uso, todo pago
hecho por un incapaz era nulo, dada la regla solvere est alienare: El pago es un
traspaso de propiedad, decí a Bigot de Préameneu (cit. de Giorgi), en la exposición
de motivos del Código francés.
El artí culo no parece haber destruido esa regla, que es consecuencia de los
principios generales, salvo en lo tocante a que la impugnación del pago, fundada en
esa causa de anulabilidad, no puede ser hecha por el propio incapaz invocando su
propia incapacidad. Se deduce además que esa impugnación puede ser hecha por
otros interesados.
El art. 130 del p.c., señala los efectos de la citación, entre los que el inc. 2)
indica que causara los previstos por el c.c., uno de los cuales es el que determina
este art. Las notificaciones con una retención o embargo (art. 504, p.c.) o con
oposiciones (de terceros excluyentes o de derecho preferente: p.c. arts. 358 y 362),
constituyen al deudor notificado en depositario, con las obligaciones que señalan
para este los arts. 160 y 161 del mismo p.c.
Aun cuando el plazo del pago haya llegado, el pago no puede ser efectuado
en perjuicio de un embargo o de una oposición. Es regla concreta que no ofrece
dudas. (V. además la anot. al art. 311).
Jurisprudencia
2.- "La retención permitida por el art. 471 (504) del p.c., es una simple
medida preventiva que no da derecho de dominio al acreedor que la
pide, mientras no lo resuelva así el juez a cuya disposición están las
sumas embargadas" (G.J. Nº 595, p. 6).
3.- "El pago hecho por los deudores contraviniendo la prescripción del art.
833 (301) del c.c., no puede ser aceptado como legal" (G.J. Nº 804, p.
26).
SUBSECCION II
DE LA DILIGENCIA EN EL CUMPLIMIENTO
La diligencia propia del bonus pater familias, según su noción romaní stica, se
aprecia in abstracto, es decir con relación a un tipo ideal, según criterio objetivo y
general, que en la materia supone una persona que tiene presentes los propios
compromisos y es consciente de las respectivas responsabilidades (Messineo),
concepto que se contrapone a la apreciación de la diligencia in concreto, que es la
que el hombre medio pone en sus propios asuntos (diligentia quam in suis).
Este artí culo se complementa con el anterior. Es más, ambos dos son partes
integrantes de un sólo precepto, porque la diligencia de pater familias que la ley
impone al deudor, está en relación principalmente con la conservación de la cosa.
Jurisprudencia
1.- "El pago como medio de extinción de las obligaciones (vale decir como
medio de cumplimiento) puede contraerse tanto en el dar como en el
hacer o no hacer y de ello resulta que si la obligación consiste en la
entrega o restitución de un bien, su cumplimiento funda la excepción
de pago que válidamente puede ser opuesta en cualquier estado de la
causa, cuando se la hace con sujeción a la ley y a la obligación a que
está referido dicho pago" (G.J. Nº 1602, p. 145).
Entre las obligaciones de género son tí picas las que tienen por objeto
entregar una suma de dinero o cantidad de moneda (obligaciones pecuniarias, arts.
404 y s.). Son frecuentí simas en las transacciones diarias, sea porque el dinero
constituye o el precio de la compraventa o del arrendamiento, o el objeto del mutuo,
comodato, prenda, o de diversos contratos bancarios (v. gr. apertura de crédito, c.
com. art. 1309) y de diversas obligaciones que nacen de tí tulos-valores (letra de
cambio, cheque, pagaré, etc.), cuyas prestaciones se resuelven en la dación de una
suma de dinero. En éstos casos, el cumplimiento consiste en pagar la suma, pago
stricto sensu que tiene efecto liberatorio para el deudor.
Jurisprudencia
II. Cuando la deuda tiene una parte lí quida y otra ilí quida, el acreedor puede
exigir y el deudor hacer el pago de la primera, sin esperar la liquidación de la
segunda.
El pago debe ser completo de tal manera aunque la obligación sea divisible,
debe ser cumplida como si fuese indivisible. Inversamente, según se puede deducir
de la regla, el acreedor tampoco puede tomar parte del crédito solamente y rehusar,
a despecho del deudor, el resto cuando la deuda sea exigible. Tan dueño es el
acreedor de pedir sólo una parte, como el deudor tiene el derecho de pagarle todo.
Es de lógica elemental que el pago con cosas ajenas sea nulo. La extensión
de esta regla, debe además conciliarse con el principio del art. 100: en materia de
muebles la posesión vale por tí tulo.
Queda por averiguar la situación del propietario de la cosa que el deudor usó
para pagar su obligación. Por regla general, tiene derecho a la reivindicación de la
cosa, aunque no tan sencillamente como parece. Si el acreedor recibió de buena fe,
en pago de su crédito, un mueble ajeno, parece imposible la reivindicación ante el
principio enunciado por el art. 100, salvo que se alegue y demuestre el extraví o o el
hurto de la cosa, que ya es cuestión diversa.
Ha de tenerse como excepción a la regla del artí culo, el pago hecho con una
cantidad de dinero o de cosa que se consuma con el uso, si el acreedor ignoraba
que la cosa pertenecí a a otro propietario y la consumió de buena fe.
III. No reviven las garantí as prestadas por los terceros, salva la voluntad
diversa de ellos.
El parágrafo IV, deroga prácticamente estas reglas con la disposición del art.
309. La disposición fuente no contiene tal salvedad, porque tampoco tiene
disposición análoga a la de dicho art. 309, que tiene fuente diversa.
Jurisprudencia
La cesión de que se trata este art. se produce según las reglas de los arts.
384 y s. Si el acreedor acepta el pago de un crédito en lugar de la prestación
debida por el obligado, no hay ningún problema salvo la salvedad inserta en el
artí culo in fine. Cuál es esa voluntad diversa de las partes? Si se acepta el crédito
como pago y aquél ha sido hecho efectivo, el crédito ha sido cobrado y la obligación
se extingue. Si resulta una voluntad diversa de las partes, simplemente no hay
cumplimiento de la obligación, no hay pago y, consiguientemente, no hay extinción
de la obligación. Podrá haber cualesquier otros convenios o contratos que deberán
someterse a sus reglas pertinentes. La salvedad es una simple incoherencia del Cgo.
modelo, que también ha sido copiada. El artí culo, ha omitido traducir la última parte
del equivalente italiano, que sí tiene importancia. Se refiere a la responsabilidad del
cedente por la insolvencia de su deudor prevista en el art. 394.
Además este art. 308 deja entender que quien cede un crédito para pagarse
es el propio acreedor. Defecto de traducción o comprensión correcta de su modelo
italiano (art. 1198) que dice: cuando en lugar del cumplimiento se cede un crédito, la
obligación se extingue, etc.
Jurisprudencia
1.- "El art. 838 (309) autoriza al juez para mandar pagar de diferente
modo al que se ha pactado" (G.J. Nº 581, p. 4).
2.- "Los jueces hacen mala aplicación del art. 838 (309), que se refiere al
deudor que no puede pagar en la misma especie y modo a que se
obligó (y no) a los acreedores que son los únicos en la actual
emergencia discuten" (G.J. Nº 770, p. 7).
4.- "Los jueces con la facultad que les da este artí culo, determinan que no
pudiendo el deudor hacer el pago en goma, como se pactó, lo haga en
dinero, calculándose el precio... no infringen el citado art. que deja al
criterio del juez la sustitución de la materia de pago" (G.J. Nº 818, p.
44).
6.- "La facultad que reconoce esta disposición legal al deudor, para pagar
su deuda con cosas diferentes a las estipuladas, cuando no puede
hacerlo del modo pactado, ha de entenderse referida a las
obligaciones que tienen origen contractual" (G.J. Nº 1602, p. 146).
La regla sobre el lugar del pago supone dos hipótesis: a) que el lugar esté
determinado en el convenio, y b) que no se haya determinado expresamente.
Las reglas de los párrafos II y III son suficientemente claras. Sólo queda
añadir que si el convenio -caso de determinación expresa- señala un domicilio
especial (art. 29, II), la obligación deberá cumplirse en ese domicilio.
En los casos en que el cumplimiento ha de hacerse en el domicilio del
deudor, corresponde al acreedor presentarse en él para pedir el cumplimiento. El
deudor queda constituí do en mora sólo cuando el acreedor le requiere el pago en su
domicilio.
Los arts. 636 del c.c. y 850 del c. com., contienen reglas particulares de
cumplimiento en materia de compraventa.
Jurisprudencia
"No estando expresamente estipulado que el sólo vencimiento del plazo baste
para que el deudor caiga en mora, es necesario que éste sea previamente
(demandado) para que cumpla su obligación; sin esta circunstancia no puede
exigí rsele la pena convenida para el caso de que no cumpla su obligación o
no pague su deuda en el término pactado" (G.J. Nº 613, p. 4).
Para todas las reglas de término para el cumplimiento, así esté vencido éste y
la obligación se haya hecho exigible, rige la regla del art. 301 cuando se presenta
oposición al pago o embargo de la cosa debida.
Jurisprudencia
Cuando el término está fijado a favor del deudor, el acreedor, no puede, por
lo regular, negar el cumplimiento que el deudor quiera hacer antes del vencimiento
del término. Esta regla está derogada en el caso del deudor cambiario que paga
antes del vencimiento y que lo hace a su propio riesgo y peligro (c. com. art. 567).
La presunción del art. en favor del deudor, cuando el término no resulta estar
establecido convencionalmente a su voluntad, se explica por que se considera que el
interés en el término es especialmente suyo, regla que tiene un ejemplo exacto en el
primer parágrafo del art. 850.
Jurisprudencia
"Usando del derecho que le confiere el art. 778 (313) del c.c. el deudor
(puede) renunciar al término que se le concedió y cancelar su crédito
(obligación) antes del vencimiento de este" (G.J. Nº 519, p. 2).
ART. 314.- (Término pendiente).
I. El acreedor no puede exigir el cumplimiento antes de vencerse el término, a
menos que este último se haya establecido exclusivamente a su favor.
Este art. comprende en realidad una renuncia del plazo. Si está establecido
por el convenio o según las circunstancias en favor del acreedor, éste al exigir la
prestación antes del cumplimiento del plazo, renuncia a éste. Si está establecido en
favor del deudor, o por el silencio del convenio y ausencia de circunstancias que
permitan determinarlo se presume establecido a favor del deudor, éste renuncia al
plazo, anticipándose en el cumplimiento. La excepción de la ignorancia del plazo por
parte del deudor para los fines del párrafo II, es una posibilidad remota.
Jurisprudencia
"Los jueces al ordenar que el recurrente sustituya la fianza con otra de igual
valor en el término de tres dí as no infringen el art. 777 (314), por no haberse
probado oportunamente la excepción de plazo vencido" (G. J. Nº 824, p. 43).
Los arts. 453, 460, 806, 890, 893 y 1337 del c. com., reglan diversas
situaciones de las que deriva la caducidad del término y los arts. 578 y 1592 del
mismo cuerpo legal, declaran vencidos los plazos por efecto de la declaratoria de
quiebra. En materia de los concursos reglados por el p.c., para deudores no
comerciantes, aunque se ha omitido en él la regla expresa pertinente, la caducidad
del término es consecuencia de lo dispuesto por este art., que ha de aplicarse
concordantemente con el 563 del citado p.c., que al declarar la universalidad del
concurso, establece que él comprenderá todas las obligaciones del deudor, lo que
implí citamente importa la caducidad de los términos.
Jurisprudencia
2.- "El concurso de acreedores, a que se refieren los arts. 508 y 511 (564
y 570) del p.c., es una consecuencia del proceso ejecutivo, aunque
ello no obsta a que sobre la base de un juicio de esta naturaleza se
promueva el concurso con acreencias que no participan de la calidad
ejecutiva, en razón de que el deudor no puede reclamar el beneficio
del término, cuando ha quebrado o ha disminuido las seguridades que
habí a dado al acreedor según el art. 779 (315) del c.c." (G.J. Nº 1564,
p. 64).
SUBSECCION V
DE LA APLICACION DE LOS PAGOS
Las reglas de la imputación del pago son aplicables tanto al caso del deudor
que tiene varias deudas respecto del mismo acreedor, como al del que sólo tiene
una, o al que está obligado a pagar parcialmente.
Cuando hay pluralidad de obligaciones rigen las reglas del artí culo, que son
tan antiguas como el Derecho romano y, por regla general favorables al deudor. Este
al pagar puede declarar la deuda que quiere extinguir. Si no usa esa facultad, la
elección pasa a ser facultad del acreedor. Si tampoco lo hace éste, se aplica la regla
legal que contiene el artí culo.
Jurisprudencia
1.- "Este art. (847) (316), sólo es aplicable en los casos en que las
deudas son exigibles y no están sujetas a ninguna condición" (G.J. Nº
255, p. 1496).
3.- "Los artí culos 844 y 847 (316, I y II) estatuyen la imputación de pagos,
de la manera que ellos determinan en el (entendido) de que una
misma persona es deudora de dos o más deudas" (G.J. Nº 302, p.
1998).
4.- "La aplicación del pago al crédito que más interesa al deudor,
conforme al art. 847 (316) sólo tiene lugar cuando hay distintas
obligaciones contraí das por el deudor en diversas fechas" (G.J. Nº 575,
p. 9).
II. Pero el pago hecho al capital y a los intereses, sin observación del
acreedor, se imputa en un quinto al capital y el saldo a los intereses.
En cuanto a los pagos parciales, estando sujetos estos, por la regla general
(art. 317), a la aprobación de acreedor, en realidad corresponde a este y no al
deudor hacer la aplicación, porque es el interés del acreedor y no del deudor el que
la ley tiene en cuenta al fijar la norma fundamental.
Jurisprudencia
1.- "Con arreglo a este artí culo 845 (317) los pagos parciales que se
hubiesen hecho se aplican de preferencia a los intereses devengados"
(G.J. Nº 533, p. 13).
2.- "Según este art. 845 (317) del c.c. el deudor de una deuda con
intereses y réditos, no puede, sin el consentimiento del acreedor,
aplicar el pago que hace al capital con preferencia a los intereses"
(G.J. Nº 575, p. 9).
3.- "El pago parcial debe aplicarse de preferencia, no al capital sino a los
intereses devengados, pues que al respecto, no existe (en la especie)
convención ni resolución judicial que determine lo contrario" (G.J. Nº
625, p. 9).
4.- "Como establece el art. 845 in fine (317, II) del c.c., los pagos
parciales deben aplicarse siempre en amortización de intereses" (G.J.
Nº 1362, p. 27).
ART. 318.- (Recibo con imputación). El deudor de varias deudas que acepta
un recibo por el cual el acreedor ha imputado el pago a una de ellas, no puede
reclamar una imputación diversa, a no ser que haya habido sorpresa o dolo por
parte del acreedor.
Jurisprudencia
1.- "Este art. 846 (318) no libra exclusivamente a la voluntad del acreedor
la aplicación de un pago hecho por el deudor de diferentes deudas,
sino que la hace depender del consentimiento tácito de éste al aceptar
el finiquito en que el acreedor imputa el pago de una deuda
señaladamente" (G.J. Nº 818, p. 44).
ART. 319.- (Gastos del pago). Los gastos del pago corren por cuenta del
deudor.
II. El recibo otorgado por el capital, sin reserva de los intereses, hace
presumir el pago de éstos últimos.
Las reglas de los arts. 320, 321 y 322 deben entenderse aplicables a todas
aquéllas convenciones que no requieran ciertas solemnidades, tales como su
extensión en documento público y su inscripción en registro especial, cual lo
establecen por ejemplo para la hipoteca los arts. 491 y 1390. En esta clase de
convenciones, el pago y la extinción de la obligación deben hacerse como en su
constitución, mediante documentos públicos.
SUBSECCION I
DE LA SUBROGACION CONVENCIONAL
La subrogación es una figura jurí dica sui generis, ni toda cesión de crédito ni
todo pago, cuyos primeros gérmenes se encuentra en el Derecho romano y cuyas
reglas fueron formuladas en el antiguo derecho francés por Dumoulin, Pothier y otros
(Giorgi).
La subrogación a parte creditoris que regla este art., supone dos requisitos
intrí nsecos: consentimiento y capacidad del acreedor y pago con dinero del tercero
no obligado o ajeno a la obligación. Los requisitos extrí nsecos son: constancia
expresa y pago simultaneo a la constancia. El consentimiento del acreedor puede
manifestarse personalmente o mediante su representante. El dinero para el pago
debe provenir de un tercero extraño a la obligación, no obligado a pagar: pues, si el
dinero fuese del deudor la subrogación serí a inconcebible. No se requiere para nada
el consentimiento del deudor.
La subrogación por recibo, como también se llama la que regla este artí culo,
además de expresa, tiene que ser contemporánea del pago. La razón es clara: si
fuese posterior serí a inútil, porque no podrí a hacer revivir los derechos y garantí as
extinguidos ipso jure e irreparablemente por el pago; por breve que fuese el
intervalo, la subrogación serí a nula (Giorgi, Messineo). Por eso es preciso que el
recibo subrogatorio tenga fecha cierta, para ser oponible válidamente a terceros
(Mazeaud).
Jurisprudencia
1.- "Para evitar que nuevos acreedores que no son privilegiados puedan
ser subrogados, en fraude y en perjuicio de otros acreedores, requiere
el art. 841 (324) la doble constancia expresa del préstamo y del recibo
del vendedor hecha a un mismo tiempo" (G.J. Nº 123, p. 396).
7.- "Este art. dispone que en el pago con subrogación convencional debe
hacerse ambas cosas al mismo tiempo, porque el pago extingue el
derecho del acreedor, y mal podrí a ceder después lo que no tiene"
(G.J. Nº 796, p. 16).
Exige esta figura jurí dica para su validez, tres requisitos intrí nsecos: a)
préstamo hecho por tercero al deudor, b) inversión de ese préstamo en la extinción
de la deuda, y c) manifestación del consentimiento de prestar y de recibir el dinero
para extinguir la deuda a subrogarse.
Los requisitos extrí nsecos están constituidos por las actas de préstamo y de
recibo. Es indispensable que el acta de préstamo declare que se toma el préstamo
para hacer el pago y que el recibo declare ha sido hecho con el dinero proveniente
de ese préstamo. Empréstito y recibo son documentos que deben contener distintos
enunciados, sin que puedan suplirse el uno por el otro.
Esas son las normas requeridas para la validez de esta subrogación. Si ellas
son omitidas el acto es nulo, sin que sea posible repararlas con actos posteriores. Si
el préstamo no habla del destino, si el recibo calla ha cerca de la precedencia del
dinero, habrá un préstamo y un pago puro y simple. Finalmente nótese que en rigor,
es un contrato solemne.
Jurisprudencia
1.- "No consta haberse otorgado ningún contrato de subrogación con las
solemnidades prescritas por el 3er. inciso de este artí culo 841 (325).
Las presunciones y raciocinios invocados en favor de la subrogación,
no pueden, por lo mismo decidirse conforme al 2º inciso del mismo"
(G.J. Nº 300, p. 1979).
3) A favor del que estando obligado con otros o por otros al pago de una deuda,
la satisface.
4) A favor del heredero beneficiario que paga con dinero propio las deudas de la
herencia.
La subrogación por pago del acreedor posterior (caso 1), tiene su origen en el
ius offerendi de los romanos, restringida al acreedor posterior inmediato, modificada
con el transcurso del tiempo hasta su actual forma en que cualquier acreedor
posterior, inclusive quirografario (acreedor puro y simple sin privilegio ni garantí a
real), sin necesidad de usar el desaparecido ius offerendi, toma el lugar del acreedor
pagado al sólo objeto -nótese bien- de reembolsarse de la suma pagada y nunca
para satisfacerse de su crédito propio que queda en el grado de prelación que tení a.
Esto hace surgir el interrogante sobre su utilidad. Y efectivamente la tiene a pesar
de la apariencia contraria: puede ser conveniente para el acreedor posterior impedir
la subasta con que amenaza el acreedor anterior, sea para esperar momentos más
propicios, sea para evitar gastos y litigios. Es una subrogación concedida más en
interés del tercero que paga, que en el del deudor y justificada porque no trae
perjuicio para nadie (Giorgi).
- La del avalista o avalante que paga por el avalado (c. com. art. 563).
- La del fiador que paga por el fiado (c. com. art. 912 y c.c. art. 934).
Está permitido a las partes restringir por pacto explí cito los efectos de la
subrogación. Pero, en ningún caso, pueden las partes por medio de una subrogación
convencional obtener efectos más ventajoso que los de la subrogación legal (Giorgi).
Jurisprudencia
1.- "Por disposición del art. 842 (326) fue subrogado la... a la... como
adquirente de la casa con su dinero, habiendo oblado el crédito de la...
a cuyo favor estaba afecta la casa" (G.J. Nº 9, p. 62).
2.- "El Estado ha sido pagado por las fiadoras, subrogándose éstas no
pueden ejercer sino los mismos derechos que tení a el Estado contra el
deudor" (G.J. Nº 271, p. 1753).
3.- "No consta que los garantes hubieran pagado al Banco la suma
garantizada para quedar subrogados en los derechos de éste y tener
acción en el juicio de concurso y aceptar la concurrencia (de aquéllos)
y dado lugar a su crédito en la sentencia de grados, se viola este
artí culo en su caso 3º" (G.J. Nº 725, p. 22).
4.- "El fiador que paga la deuda adquiere los derechos del acreedor,
(mas) la subrogación de éstos derechos se halla subordinada a lo
dispuesto por el art. 842 (326)" (G.J. Nº 746, p. 18).
5.- "Según este art. caso 3º, es legal la subrogación en favor del que,
estando obligado con otro al pago de una deuda, tiene interés en
satisfacerla. Se le da aplicación, al reconocer que se realizó esa
subrogación en favor de... que ha pagado lo que debí a conjuntamente
con sus dos hermanos y cuya satisfacción le interesaba" (G.J. Nº 807,
p. 27).
SUBSECCION I
DE LA MORA DEL ACREEDOR
La mora del acreedor es una situación del acreedor que se presenta cuando,
éste, sin causa justificada se rehusa a recibir el pago o cumplimiento de su crédito
(Capitant). Esta situación se presenta a partir de la oferta pertinente y la
consignación que efectúa el deudor (arts. 329 a 338), hechas las cuales el deudor
queda liberado y los riesgos de la cosa recaen en el acreedor.
Jurisprudencia
2) No tiene derecho a los intereses ni a los frutos que no hayan sido percibidos
por el deudor.
Así como puede ocurrir un retardo culposo o doloso del deudor (mora del
deudor, art. 340 y s.), puede presentarse el hecho injustificado (aunque no sea
culposo ni doloso: Messineo) del acreedor, que no quiera recibir el cumplimiento, o
se abstenga de hacerlo, evitando así que el deudor pueda cumplir su obligación. Es
la mora del acreedor, que se establece con la citación de la oferta de pago
generalmente, situación de derecho que sólo puede ser obtenida por el deudor,
ateniéndose al procedimiento que fija la ley.
No es esta una regla general para todas las obligaciones. Es más aplicable a
las obligaciones pecuniarias y concediendo mucho (Giorgi) a las de género. Los
requisitos que señala el art., se refieren en realidad a obligaciones pecuniarias (art.
708 p.c.). Para las cosas de cuerpo cierto y determinado rige el art. 330, II) del c.c.
y el 709 del p.c.
Para surtir plenos efectos la oferta debe ser hecha por quien puede pagar y
hacerse a quien pueda recibir, en tiempo y lugar debidos y debe ser completa, libre
y real.
Los tres primeros requisitos son obvios. La notificación del acreedor con
intimación para que reciba el pago, pone en mora a aquél para los fines de los arts.
327 y 328. La notificación es absolutamente necesaria para la convalidación de la
consignación.
Jurisprudencia
1.- "La oferta del capital hecha por el ejecutado y aceptada por el
ejecutante, así como la satisfacción de intereses acreditada por
recibidos, constituyen un pago y no oferta y consignación" (G.J. Nº
574, p. 18).
2.- "El depósito hecho como efecto de la nulidad del contrato anticrético
para que el acreedor reciba la expresada cantidad, no constituye oferta
de pago y consignación, porque no se demandó en ese sentido" (G.J.
Nº 716, p. 27).
4.- "Las letras de cambio con que el ejecutado hace oferta de pago (en
ejecución de sentencia) no reúne los requisitos de este artí culo 849
(329) para que sean admitidas" (G.J. Nº 806, p. 25).
5.- "Si bien en el caso de autos, las partes que intervienen son las
mismas y la obligación es la misma, en cambio la cantidad depositada
en oferta de pago no es igual con relación a la oferta anterior,
diferencia que surge del tipo de interés con relación a la oferta
desestimada por el auto supremo de fs..., y los jueces de grado al
aceptar la nueva oferta de pago han dado correcta aplicación a los
arts. 848, 849 y 850 (329 y 332) del c.c., sin infringir el art. 936 (1319)
del mismo código" (G.J. Nº 1591, p. 100).
7.- "Según los arts. 848 y 849 (329) del c.c., las ofertas de pago hechas
por el deudor al acreedor que rehusa recibirlo y seguido de
consignación, extinguen la obligación cuando son hechas
legí timamente, lo que supone que debe comprender toda la suma
adeudada y demás condiciones que exige el citado art. 849 (329)"
(G.J. Nº 1616, p. 94).
8.- "La oferta de pago y consignación previstas por los arts. 329 y 332 del
c.c. y 708 del p.c., presuponen la existencia de una relación obligatoria
cierta y admitida por acreedor y deudor y la circunstancia de que
aquél se niega a recibir el pago que éste le ofrece" (A.S. Nº 93 de 17-
6-80, S.C. 1º, inéd.)
9.- "Según este art. y los casos 1) y 2) del art. 332, la oferta de pago y
consignación válida no sólo debe comprender la suma total adeudada
e intereses y gastos lí quidos, sino también una suma adicional
suficiente que cubra los gastos ilí quidos" (G.J. Nº 1678, p. 161).
11.- "La oferta de pago y consignación, previstas por los arts. 329 al 338
del c.c. y 708 del p.c., presuponen la existencia de una relación
obligatoria cierta y admitida por acreedor y deudor y la circunstancia
de que aquél se niegue a recibir el pago (Lab. Jud. 1980, p. 146).
13.- "Para que la oferta de pago sea válida, es preciso que el término esté
vencido" (Lab. Jud. 1983, p. 190).
La oferta tiene que ser real, esto es, acompañada de la exhibición efectiva de
la cosa ofertada. Tratándose de dinero, con mejor criterio el p.c., exige el certificado
de depósito bancario correspondiente a la orden del juez (art. 708), mientras el
Código, en este artí culo, con criterio bastante anacrónico, exige la exhibición de las
monedas o los billetes, los que, en caso de ser aplicado el artí culo deberán ser
minuciosamente detallados por su numeración. Lo que el derecho exige es que la
oferta no sea verbal, aparente e ilusoria, sino concreta y verdadera para que
produzca la liberación del deudor.
Jurisprudencia
Jurisprudencia
3.- "Mientras no sea aceptada la oferta de pago no basta por sí sola para
desligar al deudor de las obligaciones contraí das, siendo necesario,
para producir ese efecto, que tenga lugar la consignación mediante la
orden judicial respectiva" (G.J. Nº663, p. 20).
5.- "Se violó este art. 848 (331) al aplicarlo limitándolo sólo a las
obligaciones que nacen del contrato de préstamo y no a las que
resulten de cualquier otra fuente" (G.J. Nº 717, p. 10).
6.- "No tiene valor jurí dico la oferta de pago por no haberse hecho la
consignación de la respectiva suma de dinero infringiendo el art. 848
(331), sin que, por lo mismo, se hubiese extinguido la obligación
contraí da" (G.J. Nº 751, p. 48).
2) El deudor haya entregado la cosa con los intereses y los frutos debidos hasta
el dí a de la oferta, en el lugar indicado por la ley o, en su defecto, por el
juez.
Jurisprudencia
1.- "Las ofertas de pago hechas por el deudor al acreedor que rehusa
recibirlo y seguida de la consignación, extinguen la obligación cuando
han sido efectuadas legí timamente para lo cual deben comprender toda
la suma adeudada, con más intereses devengados y los gastos lí quidos
e ilí quidos" (G.J. Nº 527, p. 18).
2.- V. los casos Nos. 5, 6, 7, 9 y 16 del art. 329.
Jurisprudencia
2.- "Para que la oferta de pago pueda ser tenida en cuenta e imputarse
válidamente el pago de capital de la obligación perseguida, es
necesaria la existencia de la respectiva resolución judicial ejecutoriada
que la declare válida, emanada del correspondiente proceso con que
se sustancia este tipo o especie de acción" (G.J. Nº 1676, p. 117).
5.- "El pago para ser válido debe haber sido aceptado por el acreedor o
haberse declarado tal por sentencia final, sin que pudiera existir la
tercera posibilidad" (Lab. Jud. 1989, p. 561).
Jurisprudencia
En algunas situaciones particulares, como la que regla el art. 968, II), quien
recibe el pago indebido procediendo de mala fe, responde aún por el caso fortuito y
la fuerza mayor.
jurisprudencia
1.- "Los arts. 729 y 730 (341) se refieren únicamente a los daños y
perjuicios que se pagan cuando hay tardanza u omisión en el
cumplimiento de la obligación o dejan de pagarse cuando la falta
proviene de causa extraña, de fuerza superior o de un acontecimiento
fortuito" (G.J. Nº 211, p. 1444).
2.- "Requerido para cumplir el contrato, lejos de hacerlo dio lugar a que
se lo demande para la indemnización de daños por su negativa y al
ordenarse el resarcimiento de daños se hace justa aplicación del art.
739 (339) que condena en daños e intereses al deudor que
maliciosamente retarda o elude el cumplimiento de su obligación" (G.J.
Nº 848, p. 12).
5.- "En las obligaciones de hacer son aplicables los daños del
incumplimiento desde el dí a de la mora según los arts. 739 y 730 (339
y 340) del c.c." (G.J. Nº 1211, p. 8).
8.- "Todo incumplimiento del contrato, que es ley para las partes según el
art. 725 (519) del c.c. se traduce en el resarcimiento de daños
conforme al art. 739 (339) del mismo código" (G.J. Nº 1263, p. 63).
Jurisprudencia
2.- "Conforme a los arts. 730, 739 y 746 (339 y 340) el deudor se
constituye en mora mediante requerimiento formal del acreedor o
demanda legalmente notificada" (G.J. Nº 648, p. 28).
3.- "El obligado se hace moroso sólo cuando es requerido por el acreedor,
salvo estipulación contraria" (G.J. Nº 795, p. 470).
6.- "La Corte Suprema de Justicia tiene bien sentada la doctrina de que el
requerimiento de mora no es sino una simple diligencia previa que
concluye con la notificación del citado y cuyo objeto o finalidad no es
más que el de constituir en mora al obligado" (G.J. Nº 1611, p. 105).
7.- "Según los arts. 340 y 341 del c.c. constituye en mora el requerimiento
judicial u otro acto equivalente, que es innecesario si se ha convenido
que el deudor incurre en mora por el sólo vencimiento del término, o
cuando la obligación proviene de hecho ilí cito, o el deudor declara por
escrito que no cumplirá la obligación o, finalmente cuando así lo
dispone la ley en casos especí ficamente determinados" (G.J. Nº 1680,
p. 160).
9.- "El requerimiento de mora termina con la citación del requerido por
tratarse de un acto que entre sus consecuencias, hace al deudor
responsable de los daños que sufre el acreedor" (Lab. Jud. 1983, p.
99).
10.- V. los casos Nos. 5, 6 y 9 del art. 339; 3 del art. 341; 22 y 32 del art.
568, y 5 del art. 639.
Jurisprudencia
1.- "Las palabras del art. 730 (341) declarando la mora por ley de la
convención, no son sacramentales, no son esenciales a ella y pueden
suplirse y expresar por otras que manifiesten la idea y voluntad de los
contratantes" (G.J. Nº 98, p. 905).
4.- V. los casos Nos. único del art. 310, 9 del art. 339, y 7 del 340.
Entre los efectos de la mora además del que hace correr en contra del
deudor los daños y perjuicios llamados moratorios, esta el que pone a cargo del
moroso los riesgos de la cosa. Es de rigor que cuando se ocasiona un daño, quien
lo produce esta obligado a repararlo. El precepto señala además, que la falta de
cumplimiento de la obligación del deudor moroso le hará responsable de los riesgos
que su morosidad ha originado.
Esta regla, sin embargo, carece de eficacia, cuando el caso fortuito o fuerza
superior han sido precedidos o acompañados de culpa o dolo del deudor (que
corresponde examinar al tratar de los hechos ilí citos arts. 984 y s.). Tocante a este
precepto, el deudor corre los riesgos de la cosa, incluidos el caso fortuito y la fuerza
mayor, cuando por su cumplimiento es constituido en mora.
Si la mora esta de parte del acreedor (art. 327), la responsabilidad del deudor
disminuye o desaparece. La última parte del párrafo I del art. la disminuye en el
supuesto de que haya sido inevitable la pérdida de la cosa, aún cuando el deudor no
hubiese incurrido en incumplimiento y la cosa hubiese sido entregada al acreedor.
Jurisprudencia
ART. 344.- (Resarcimiento del daño). El resarcimiento del daño, en razón del
incumplimiento o del retraso, comprende la pérdida sufrida por el acreedor y la
ganancia de que ha sido privado, con arreglo a las disposiciones siguientes.
Surge una pregunta previa, sobre, el por qué el Código regula en este
capí tulo la reparación del daño a causa del incumplimiento de las obligaciones, que
en el fondo no es más que una especie de reparación por hecho ilí cito, que está
regulado en otro tí tulo y parte (arts. 984 y s.) Giorgi, contesta el interrogante,
indicando que ha sobrevivido el concepto romano de no considerar nunca, como
obligación nueva y diversa de la primitiva, la emergente del incumplimiento
contractual imputable al deudor. Si se puede discutir la noción de hecho ilí cito que
se atribuye al incumplimiento, baste recordar que esa noción faltando a las
prescripciones de los arts. 291 y 339, es incurrir en un hecho ilí cito.
Los arts. 344, 345 y 346, podí an haber sido formulados en uno y con mejor
concordancia, pues, en su aparente claridad, encierran una contradicción de bulto.
La debida interpretación de sus disposiciones exige examinar el concepto jurí dico del
daño, para luego ver cuál es el daño resarcible y a quién corresponde el peso de la
prueba.
La valoración del daño directo (art. 346) para determinar la medida del
resarcimiento, supone, entonces, la pérdida efectiva que sufre el acreedor o daño
emergente, que es el elemento positivo del instituto y que está constituido por la
prestación que falta, es decir, que no se ha hecho, por una parte. Por la otra, el
elemento negativo o falta de ganancia o lucro cesante, toda vez que pueda ser
configurable como elemento de daño directo, esto es, como acrecimiento patrimonial
que el acreedor verosí milmente hubiera obtenido si el cumplimiento se hubiera
producido (por ej.: reventa, con provecho, de la casa que debí a ser entregada y no
lo fue), pero que no se obtuvo justamente por razón del incumplimiento. Así , dice
Messineo, el lucro cesante es un componente del daño directo y resarcible. La
responsabilidad del resarcimiento, desde los romanos (Scaevola), distingue dos
aspectos o manifestaciones, clásicamente conocidas: el daño emergente o damno
vitando que corresponde exactamente a la pérdida sufrida y el lucrum captando que
representa la ganancia dejada de percibir por efecto directo del daño.
Los resultados son los mismos que en el régimen abrogado, cuyos arts. 742,
743 y 744 han sido repetidos en los arts. 344, 345 y 346.
Jurisprudencia
4.- "Los fallos de instancia al declarar que los daños no se han justificado
en forma legal, no atentan contra la cosa juzgada como se argumenta
en el recurso, una vez que se han dado sobre la base de la prueba
aportada que ha sido apreciada sin infringir ninguna regla de criterio
legal" (G.J. Nº 1308, p. 43).
5.- "Conforme al art. 742 (344) del c.c. los daños e intereses debidos al
acreedor nacen, en general, de la pérdida que ha sufrido y de la
ganancia de que ha sido privado (y) para concretar la utilidad que es
en lo que realmente consiste "la ganancia de que ha sido privado"
(debe averiguarse en juicio)" (G.J. Nº 1317, p. 105).
6.- "Según los arts. 742 y 746 (344 y 347) del c.c. los daños resultantes
de la falta de cumplimiento en la obligación, o de la demora en la
ejecución de un contrato, hacen correr los intereses legales desde la
fecha de la demanda" (G.J. Nº 1362, p. 31).
Jurisprudencia
3.- "Conforme a los arts. 742 y 744 (345 y 346) hacen parte de daños los
ocasionados por efecto inmediato y directo de la ejecución del
contrato" (G.J. Nº 592, p. 8).
4.- "Conforme a los arts. 743 y 744 (345 y 346) tales perjuicios no deben
comprender sino lo que han sido previstos o podido preverse desde el
contrato, y que hayan sido consecuencia inmediata y directa de la falta
de cumplimiento de la convención" (G.J. Nº 702, p. 4).
5.- V. los casos Nos. 8 del art. 339 y 3 y 4 del art. 344.
ART. 346.- (Daños inmediatos y directos). Aunque haya dolo del deudor, el
resarcimiento no debe comprender, en cuanto a la pérdida experimentada por el
acreedor y la ganancia de que ha sido privado, sino lo que sea consecuencia
inmediata y directa del incumplimiento.
Jurisprudencia
1.- "Hacen parte de los daños ocasionados por efecto inmediato y directo
de la inejecución del contrato, tanto la pérdida de los gastos
efectuados para el transporte del ganado, cuanto la ganancia que pudo
reportar mediante el abono por su conducción" (G.J. Nº 592, p. 9).
2.- "Los jueces para fijar y apreciar los daños deben referirse a las causas
inmediatas de la obligación, sin poder asentar sus resoluciones con
respecto a hechos o acontecimientos futuros e imprevisibles por su
naturaleza" (G.J. Nº 1230, p. 10).
4.- "De acuerdo al art. 744 (346) del c.c., como una de las excepciones y
modificaciones a lo previsto por el art. 744 (344) del mismo cuerpo
legal, los daños e intereses por la pérdida experimentada por el
acreedor o de la ganancia de que ha sido privado, sólo deben
comprender lo que sea una consecuencia inmediata y directa de la
falta de cumplimiento" (G.J. Nº 1602, p. 142).
Jurisprudencia
1.- "En las obligaciones que tienen por objeto el pago de una suma
determinada, los daños y perjuicios procedentes de la mora en la
ejecución, consisten en la condenación al pago de los intereses
legales" (G.J. Nº 454, p. 8).
3.- "El mandatario debe, conforme al art. 1344 (820) los intereses de
sumas que ha empleado en su uso, desde el dí a en que las empleó, y
los correspondientes a aquéllas en que saliere alcanzado, desde el dí a
en que se hubiese constituido en mora" (G.J. Nº 720, p. 41).
4.- "La condenación al pago de los intereses debe satisfacerse sólo desde
el dí a de la demanda, excepto en que en los casos en que la ley los
hace correr antes" (G.J. Nº 720, p. 41).
5.- "No siendo abonable a enunciada cantidad ni requeridos esos pagos,
tampoco son abonables los intereses a que con mala aplicación del
art. 746 (347) se condena a los demandados" (G.J. Nº 721, p. 7).
11.- "En las obligaciones de pago de una suma determinada, los daños
consisten en el interés legal que debe satisfacerse desde el dí a de la
demanda" (G.J. Nº 897, p. 53).
13.- "Los intereses son debidos no sólo mediante libre estipulación, sino
también por ministerio de la ley, en compensación de los daños
resultantes de la demora en la ejecución de obligaciones consiste en
sumas determinadas" (G.J. Nº 938, p. 37).
15.- V. los casos Nos. 1 del art. 340 y 6 del art. 344.
II. No hay lugar al resarcimiento por el daño que el acreedor hubiera podido
evitar empleando la diligencia ordinaria.
ART. 349.- (Responsabilidad por hecho de los auxiliares). El deudor que para
cumplir la obligación se vale de terceros, responde de los hechos dolosos o culposos
de éstos, salva voluntad diversa de las partes.
CAPITULO I
DISPOSICION GENERAL
Jurisprudencia
1.- "El pago hecho por el deudor de cualquiera de los modos prescritos
por el art. 825 (351) del c.c., extingue su obligación, sin que se pueda
decir que semejante pago destruye la cosa juzgada que lo ordenó"
(G.J. Nº 39, p. 5).
3.- "El auto que declara extinguida la obligación a mérito de una escritura,
que luego fue anulada como consecuencia de la nulidad de la
transacción que acredita, queda sin efecto, retrotrayéndose de este
modo las cosas a su estado anterior" (G.J. Nº 581, p. 11).
4.- "La excepción de pago opuesta por el ejecutado es procedente por
estar justificada por el documento que lo acredita, cuya admisión no
viola lo dispuesto por el art. 825 (351) del c.c." (G.J. Nº 795, p. 15).
5.- "El pago plenamente justificado conforme al inc. 1º del art. 825 (351,
1) del c.c., tiene eficacia para excepcionar el cumplimiento de la
obligación" (G.J. Nº 1361, p. 31).
CAPITULO II
DE LA NOVACION
Según todas las legislaciones que reglamentan la novación (art. 863 del Cgo.
abrg.), hay tres maneras de novación: a) por cambio de acreedor, cuando en la
nueva obligación un nuevo acreedor sustituye al antiguo, para con el cual queda
liberado el deudor; b) por cambio de deudor, cuando un nuevo deudor sustituye al
antiguo, que queda liberado por el acreedor, y c) por cambio de objeto, cuando el
deudor contrae para con su acreedor una nueva deuda, que viene a sustituir a la
anterior que queda extinguida. Planiol y Ripert Señalan además otra manera: por
cambio de causa. Las sutilezas a que da origen la teorí a de la causa (que se
examina con el art. 489), sólo pueden explicarse con ejemplos: a) en el cambio de
objeto, Juan que debe a Pedro una renta vitalicia, nova esa obligación con la
entrega de un capital equivalente; b) en el cambio de causa, Juan que debe 10.000
$b. a Pedro por alquileres devengados, nova esa obligación por otra de mutuo con
interés al plazo de dos años.
Esta especie de novación difiere del reconocimiento de deuda (art. 956), que
tiene sólo una función puramente declarativa, para remover, con eficacia retroactiva,
la falta de certeza sobre la existencia o la medida de la obligación. También se
diferencia de la dación en pago (art. 307, II, v. la anot. respectiva), porque con ésta
únicamente se sustituye el objeto del cumplimiento, pero no la obligación en sí . La
dación en pago, aclara Messineo, corresponde a la fase del cumplimiento con el que
es simultánea, mientras la novación corresponde a la fase constitutiva de la nueva
obligación (v. el caso de jurisprudencia Nº 7, infra).
1.- "En la sustitución de una deuda por otra, de suerte que como
consecuencia lógica produzca el efecto de extinguir la deuda antigua y
crear la nueva, menester es que la novación se halle claramente
establecida, o que la voluntad de hacerla aparezca manifiestamente de
la escritura" (G.J. Nº 356, p. 1431).
2.- "La rebaja condicional del crédito, no importa novación, por no estar
comprendida en ninguno de los casos de este art." (G.J. Nº 404, p.
345).
9.- "Según el art. 862 (352) del c.c. para probarla no se requiere de
instrumento público porque no se trata de un contrato solemne, siendo
suficiente, valedero y legal el documento privado para acreditar la
excepción perentoria promovida en virtud de la novación alegada" (G.J.
Nº 1298, p. 10).
10. "Para el art. 862 (352) del c.c., conforme con la doctrina, hay novación
cuando el nuevo contrato quita o desata la obligación primitiva, por
renovación de causa" (G.J. Nº 1360, p. 37).
Jurisprudencia
2.- "Por este artí culo la novación no se presume, siendo necesario que la
voluntad de hacerla resulte manifiestamente" (G.J. Nº 360, p. 1459).
3.- "Según este artí culo (865 del Cgo. abrg.) la escritura que requiere para
hacer constar la novación no se refiere a un instrumento público, por
ser solamente este contrato, sino simplemente a cualquier acto escrito
que manifieste la voluntad de efectuarla" (G.J. Nº 522, p. 10).
4.- "Según este artí culo la novación no se presume y debe constar por
documento que reúna los requisitos legales" (G.J. Nº 604, p. 11).
Las reservas de que hablan los artí culos que aquí se examinan deben ser
expresas y contemporáneas a la novación. La novación ultimada con el fiador, no
libera al deudor principal, salvo que resulte abiertamente que las partes quisieron
cargar al fiador todo el peso de la obligación, liberando al deudor principal. No se
aplica en este supuesto (novación), la regla del art. 920.
Este artí culo se refiere a la delegación que se examinará con los arts. 395 y
s. Nótese en este caso, también, que el Código ha ignorado los propósitos
expresados en la 7ª de las Bases a que se sujetó su redacción, en el sentido de
evitar tecnicismos que perjudiquen la clara comprensión de los preceptos.
CAPITULO III
DE LA REMISION O CONDONACION
Esto significa que nadie puede ser constreñido a ser liberado por efecto de la
renuncia del acreedor al propio crédito (Messineo). El término razonable para la
repulsa de la remisión por parte del deudor no tiene extensión precisada en la ley.
Se supone que será determinado por la apreciación de las partes o, en su defecto,
por el juez. Tratándose de un acto de naturaleza unilateral, se indica que no es
necesaria la aceptación; pero, si ella sigue más o menos a breve tiempo del acto de
remisión, dice Messineo, dejará sin efecto la eventual ulterior declaración del deudor
de no querer aprovecharse de ella.
Ninguna solemnidad está determinada para la manifestación del
consentimiento en esta materia. Las formas y las rigurosas de la acceptilatio romana,
son desconocidas en el derecho moderno. Tanto la voluntad del acreedor de
condonar la deuda, como la del deudor de aceptar la condonación, pueden
manifestarse oralmente, por escritura pública, por documento privado o aún
tácitamente.
Jurisprudencia
1.- "La deuda que menciona el documento, cuyo pago (se) demanda, se
halla extinguida a virtud de la cláusula 19º del testamento que acredita
la remisión voluntaria" (G.J. Nº 653, p. 25).
Jurisprudencia
2.- "La presunción establecida por este art. sólo tiene lugar cuando el
deudor acredita la entrega voluntaria de la copia del documento de la
obligación. No basta que el deudor se halle en posesión del testimonio
recabado por el acreedor" (G.J. Nº 684, p. 50).
ART. 360.- (Renuncia de las garantí as). La renuncia a las garantí as, como la
entrega de la prenda, no basta, para hacer presumir la liberación de la deuda.
DE LA COMPENSACION
3.- "La compensación tuvo lugar por sólo la fuerza de la ley, en la fecha
en que existieron juntas las deudas que recí procamente se cobraban
los herederos" (G.J. Nº 784, p. 45).
4.- "La compensación extingue una obligación por otra cuando dos
personas son recí procamente acreedoras y deudoras (y no, cuando se)
propone con crédito ajeno y fuera del estado del juicio" (G.J. Nº 810,
p. 47).
El Cgo. abrg. excluyó la disposición del Cgo. francés (art. 1244), sobre el
término de gracia concedido por el juez, y cuando de él se trataba se lo consideraba
como concedido graciosamente por el acreedor. Así se ve el caso Nº 1 de
jurisprudencia que Siles inserta al pie del art. 886 del Cgo. abrogado concordado por
él y que dice: "Declárese no ser dudosa la inteligencia de este art. (886) y que el
término que la ley llama concedido por gracia es el que concede un acreedor, sin
ser movido por obligación alguna, sino sólo por la mera voluntad con que quiere
hacer gracia a su deudor de plazo cumplido" (Auto Supremo difundido por
Resolución Gubernativa de 11 de Nov. de 1845, Colección Oficial, p. 256, cita de H.
Siles). La jurisprudencia, sin embargo, habla de la concesión del término de gracia
(no establecido en el Cgo. abrg.) como de una facultad del juez, cual puede verse
en el caso inserto infra.
Jurisprudencia
1.- "Según este artí culo 885 (366) para que tenga lugar la compensación
legal de dos créditos, es indispensable que ambos sean igualmente
lí quidos y exigibles. No siendo ejecutivos éstos (los instrumentos) ni,
por consiguiente, exigible el crédito a que se refieren, tampoco pudo
verificarse la compensación" (G.J. Nº 397, p. 277).
2.- "Las obligaciones a plazo, no siendo exigibles, sino después que éste
transcurrió, tampoco pueden compensarse antes" (G.J. Nº 448, p. 759).
3.- "Hallándose contradicho el valor legal del instrumento y, por
consiguiente, en duda la realidad del crédito a que él se refiere, dicho
crédito que por semejante motivo no puede reputarse lí quido y exigible,
tampoco puede ser compensado conforme a este art. 885 (366)" (G.J.
Nº 520, p. 12).
6.- "El valor de los alquileres adeudados a... por... sirve, conforme a la
correspondiente sentencia ejecutoriada, para compensar en parte el
crédito" (G.J. Nº 625, p. 9).
8.- "Según este art. 885 (366), para que la compensación tenga lugar, las
deudas deben tener por objeto o una misma suma de dinero o una
cantidad determinada de cosas fungibles de la misma especie. No son
las acciones del Banco... cosas fungibles, de la misma especie de la
cantidad de dinero ejecutada, con que se pretende la compensación"
(G.J. Nº 825, p. 15).
Giorgi crí tica esta tendencia a considerar la compensación judicial como una
institución procedimental, cuando se la llama también compensación por demanda
reconvencional, error proveniente de la incierta naturaleza de este medio defensivo y
del sistema seguido por el Derecho procedimental francés.
ART. 368.- (Deudas no pagaderas en el mismo lugar). Cuando las deudas son
pagaderas en distintos lugares, se deben computar los gastos de transporte al lugar
del pago.
3) De crédito inembargable.
Entre las compensaciones prohibidas por la ley (caso 5, art. 369), deben
tenerse en cuanta las contribuciones al Estado (sean impuestos o tasas). Nada
puede oponerse al Estado en compensación de las contribuciones que le son
debidas, porque siempre se le considera solvente. Los administradores pueden
reclamar sus créditos en las formas establecidas por la ley.
Fte: 1249 -
Precd: c.c. abrg. 891 -
Conc: c.c. 316 -
El deudor embargado (dice Bigot Préameneu, cit. por Giorgi), deviene respecto
de la cantidad debida un depositario y, si éste no puede oponer al depositante la
compensación por el crédito que tenga contra él (art. 369), con mayor razón puede
oponerle el crédito contra tercero. anulado, revocado o retirado el embargo,
desaparece el obstáculo y, la compensación, puede efectuarse retroactivamente
desde el tiempo de la coexistencia de las deudas.
ART. 374.- (Garantí a del crédito compensado). El que ha pagado una deuda
que era compensable no puede valerse, en perjuicio de tercero, de los privilegios y
otras garantí as establecidas a favor de su crédito, a no ser que por justos motivos
haya ignorado la existencia de este último en el momento del pago.
La última parte del art. plantea la excepción a la regla, que emerge cuando
haya habido un justo motivo de ignorar el crédito que hubiera podido compensar que
la causa de la buena fe debe prevalecer sobre el interés de los terceros. La
excepción hace renacer los privilegios y garantí as.
DE LA CONFUSION
ART. 376.- (Efecto extintivo). Cuando en una misma persona se reunen las
calidades de acreedor y deudor, la obligación se extingue, y se liberan los terceros
que prestaron garantí as por el deudor.
Este capí tulo y el siguiente, trata de las causas de extinción, que dependen
de un impedimento consistente en la desaparición de un requisito esencial de la
obligación.
Cada obligación se ha dicho (V. anot. al art. 291), presupone un sujeto activo
(acreedor), un sujeto pasivo (deudor) y un objeto. Cuando en una misma persona se
reunen las cualidades de acreedor y deudor, desaparece un requisito esencial de la
obligación, de modo que ésta deviene ineficaz, como no existente. Se produce lo
que el Código llama confusión y otras legislaciones consolidación (v. gr. en el mismo
Código, el art. 244, caso 3), y la obligación se extingue ipso iure. Pues, es de
sentido común que nadie puede ser deudor de si mismo.
Jurisprudencia
5.- "El acreedor compró la acción del deudor en las fincas, que aplicó al
pago de la obligación ejecutada, sin que por ese hecho coexista en él
la calidad de acreedor y deudor que se le atribuye, ni haya por ello
ser aplicable este art." (G.J. Nº 801, p. 6).
6.- "Resultando reunidas en una persona las calidades de acreedor de
ellas y deudor de las mismas, como heredero de aquélla y mandante
del albacea, habiéndose extinguido la obligación, conforme al art. 894
(376) del c.c." (G.J. Nº 802, p. 19).
IMPUTABLE AL DEUDOR
Dentro del criterio objetivo se dan tres casos, todos relacionados con la
obligación de dar: la pérdida de la cosa debida o su exclusión del comercio humano
por disposición de autoridad legí tima, que pueden componerse en el precepto de
este art., y el extraví o de la cosa, de tal modo que se ignore absolutamente su
existencia, reglado por el art. 381.
Constituye excepción a esta regla la obligación que tiene por objeto cosa
genérica (art. 304): genus et quantitas non perit. El dinero (cantidad) no perece. La
regla relativa al género puede ocasionalmente tener también su excepción; por
ejemplo el artista obligado a entregar uno de entre los cuadros de su galerí a, se
verá imposibilitado de hacerlo, si casualmente se queman todos ellos. En todo caso,
las circunstancias deben ser debidamente avaluadas por el juez.
La mora del deudor (art. 342), impide que éste se libere por la imposibilidad
sobrevenida y pone a su cargo los casos fortuitos. El deudor queda obligado a
resarcir daños, aunque no haya incurrido en ninguna culpa (Planiol y Ripert,
Messineo).
Jurisprudencia
1.- "El art. 896 (379 y 381) no establece de modo absoluto la extinción de
las obligaciones por la destrucción o pérdida; por el contrario,
refiriéndose expresamente a las obligaciones que tienen por objeto
especies ciertas y determinadas, deja subsistentes las disposiciones
relativas al préstamo de dinero, cuyo objeto es una cosa que se
consume por el uso" (G.J. Nº 311, p. 2068).
Jurisprudencia
CAPITULO I
DE LA CESION DE CRÉDITOS
ART. 384.- (Noción). El acreedor, aún sin el consentimiento del deudor, puede
transferir su crédito, a tí tulo oneroso o gratuito, siempre que la transferencia no
contradiga lo preceptuado por la ley o lo convenido por el deudor.
II. La adquisición que contraviene las disposiciones del presente artí culo es
nula y da lugar al resarcimiento del daño.
ART. 387.- (Documentos probatorios del crédito). Para que tenga efecto la
cesión de crédito, el cedente debe entregar al cesionario el documento probatorio de
aquél. Si se ha cedido sólo una parte del crédito, está obligado a dar al cesionario
una copia auténtica del tí tulo.
La cesión para producir sus efectos debe ser aceptada por el deudor, o
notificada a éste. La aceptación puede ser expresa o tácita. Si no existe esta
aceptación en ninguna de sus formas, es preciso que el deudor sea notificado con la
cesión. El efecto fundamental de la cesión es que el deudor no puede hacer el pago
a su primitivo acreedor sino al cesionario. Si paga a aquél no puede oponer ese
pago a éste. Para que este efecto tenga plena realización, es inexcusable la
notificación de que trata el art., en defecto de aceptación expresa o tácita. Si el
deudor no estaba notificado con la cesión, su pago al acreedor primitivo, es
plenamente válido.
El precepto del art. 390 también se refiere a los efectos de una cesión no
notificada al deudor, en la hipótesis de dos actos sucesivos de cesión, en que
incurre un cedente de mala fe indudable. Si el segundo cesionario resulta más
diligente que el primero en notificar la suya al deudor, basta esto para que sea
preferido al primero, quedando a salvo, naturalmente, el derecho de éste de repetir
contra el cedente. La prelación o preferencia ha de determinarse, no sólo por el dí a
de la notificación, sino inclusive de la hora, cuando en un mismo dí a se notificasen
al deudor dos actos de cesión. El acto de fecha cierta para la notificación, tiene,
entonces, grave importancia.
ART. 391.- (Liberación del deudor cedido). El deudor cedido queda liberado si
paga al cedente antes de la notificación o aceptación, excepto si el cesionario
pruebe que dicho deudor estaba en conocimiento de la cesión realizada.
Analizado en concordancia con las disposiciones del capí tulo el contenido del
art. 392, se encuentra comprendido en él: a) que el crédito a tiempo de la cesión es
exigible, (exigibilidad no debe confundirse con solvencia); b) que el cedente debe
acreditar su calidad de acreedor; c) igualmente su facultad de disponer del crédito;
d) la existencia de garantí as y accesorios, sea que figuren en el contrato o sean
connaturales al crédito cedido, y e) ausencia de toda reticencia dolosa del cedente,
sea sobre la solvencia del deudor, si ya la conoce, sea sobre las causas de nulidad
o rescisión que afecten al crédito.
La garantí a de derecho que importa el art. 392, produce sus efectos sin
necesidad de pacto. De ahí que, inclusive, las reglas de la evicción en la venta,
rigen la cesión, en cuando resulten aplicables.
DE LA DELEGACION, DE LA EXPROMISION
Jurisprudencia
1.- "Según el art. 867 (395), la delegación por la que un deudor da al
acreedor otro deudor, produce novación, si el acreedor declara
expresamente que deja libre al deudor que hace delegación" (G.J. Nº
461, p. 883).
3.- "La simple delegación, que no deja libre al deudor principal no produce
novación" (G.J. Nº 685, p. 15).
4.- "Por lo dispuesto por el art. 867 (395), para que haya novación por
sustitución de deudor, es necesaria la concurrencia y aceptación del
acreedor" (G.J. Nº 738, p. 17).
5.- "La transferencia hecha para que, en los términos estipulados antes
con él, se entiende directamente con aquél, importa novación de
contrato por sustitución de acreedor" (G.J. Nº 804, p. 34).
6.- "Este art. al establecer previa liberación del primer deudor para que
haya novación, distingue implí citamente lo que importa la simple
delegación de la novación consumada" (G.J. Nº 813, p. 6).
ART. 398.- (Expromisión). El tercero que, sin delegación del deudor, asume la
deuda de éste, queda obligado solidariamente con él, a menos que el acreedor libere
expresamente al deudor originario.
Como la rúbrica del art. 117: immssioni, la de este art. 398: espromissione, es
otro italianismo que trae el Código, modelado en el italiano de 1942. Desde luego
expromisión no es palabra reconocida por el Diccionario de la Lengua. Valvuena
(Diccionario Latino-Español), apoyándose en la definición de Ulpiano, da al término
latino expromitto la significación de tomar sobre sí la deuda de otro, la cual
corresponde a la definición que Giorgi da del vocablo espromissione: presentación
espontánea de un tercero ante el acreedor para liberar al antiguo deudor,
poniéndose en su lugar.
El artí culo 398 coincide con esas definiciones, pero siguiendo la orientación de
su modelo favorable siempre al acreedor, conforme queda advertido en la anot. al
art. 391, al extremo de constituir una solidaridad legal del tercero con el deudor,
cuando al acreedor se le ocurra no liberar al deudor originario, extremo en el que se
insiste sugestivamente en el art. 400, II).
II. La adhesión del acreedor libera al deudor originario sólo cuando esto
constituye condición expresa de lo estipulado o cuando el acreedor expresamente
declara la liberación. En caso contrario, el deudor queda obligado con el tercero en
forma solidaria.
III. Sin embargo, el tercero queda obligado respecto al acreedor dentro de los
lí mites en que ha asumido la deuda, y puede oponerle las excepciones fundadas
sobre el contrato que sirvió de base a la asunción.
Del examen comparado de los arts. 398, 400, II) con el 395, resulta que la
delegación (pasiva), la expromisión y la carga de asunción de deuda, no tiende a la
liberación del deudor, sino a la multiplicación de los sujetos deudores. Los tres
preceptos entran en el conjunto de los llamados modos de reforzamiento de la
obligación: secuestro conservativo, retención, etc. (Messineo). Nótese, además, que
el art. 400, en su prf. I. presenta otro error de traducción entre los varios de que
adolece el Código. El art. 1273 de Cgo. it., fuente de este precepto no se refiere a
un convenio entre el deudor y un tercero para que éste asuma la deuda de otro
(esto es, de un extraño a ambos) sino... para que éste (el tercero con quien
conviene el deudor) asuma la deuda del otro, es decir, de este deudor que conviene
con el tercero.
El art. entre las reglas propias de la figura jurí dica que regula, norma
propiamente una liberación condicional del deudor originario, de manera que la
extinción de la primera obligación no puede ocurrir hasta que se haya comprobado la
solvencia del delegado. En el caso de que la obligación del delegado o nuevo
deudor sea nula o declarada anulable (art. 403), por ejemplo, por que éste fuese
incapaz de obligarse, la delegación carecerí a de fundamento y la primitiva obligación,
en rigor, no habrí a quedado extinguida por una novación imposible.
CAPITULO I
Pecuniario, deriva del latí n pecus, que era la marca de la oveja o del buey
con que se acuñaban las monedas de bronce (aes), desde Servio Tulio entre los
romanos.
El curso legal no compromete los intereses del acreedor, puesto que puede
en cualquier momento, gracias a la convertibilidad, cambiar sus billetes en moneda
de oro u otras divisas más estables. Por el contrario, cuando se decreta el curso
forzoso, se suspende la libre convertibilidad: el instituto emisor está autorizado para
no reembolsar en metálico los billetes que ha emitido. Es propio de épocas de crisis
económica y desvalorización monetaria.
Jurisprudencia
2.- "Por imperio de este art., las deudas pecuniarias se pagan en moneda
nacional por su valor nominal" (G.J. Nº 1620, p. 164).
3.- V. los casos únicos del art. 74; 5 del art. 346, y 8 del 1429.
Estos dos artí culos parecen disponer la misma regla. Sin embargo, no es
exactamente así . Ha de entenderse la primera regla (art. 405), referida en primer
lugar a una moneda anterior del mismo Estado que ya no está en circulación. Por
ejemplo, un débito de un millón de bolivianos, ha de pagarse con el equivalente en
pesos bolivianos, o sea, con un mil $b. Puede también aplicarse esta regla para los
convenios pactados en moneda extranjera o referidos a moneda extranjera. En tal
caso se paga al cambio del dí a y lugar del pago. Esta es consecuencia de la regla
de que toda deuda de dinero, se paga según el valor de la moneda del dí a del pago
y no según el que tení a el dí a en que se contrató la obligación.
Cláusula de escala móvil; cuando la suma debida variará en función del í ndice
del costo de vida.
Jurisprudencia
Jurisprudencia
La regla del art. 407 rige para la primera clase de obligaciones de las
señaladas anteriormente. A las que versan sobre moneda especial según la
terminologí a del art. Esas obligaciones pueden cumplirse pagando el equivalente de
su valor intrí nseco en moneda de curso legal. Las segundas que estarí an
comprendidas en el término especies convenidas del art., no pueden ser susceptibles
de reposición en moneda de curso legal, porque en semejantes casos el objeto de
pago no son la suma ni el género, sino la especie, aquellos cuerpos determinados
que son objeto de la relación jurí dica. Cada moneda (dice Giorgi), es tomada non
tanquan summan, sed tanquam corpora.
Jurisprudencia
Es convencional el interés estipulado por las partes, fijando la tasa o tipo, que
no exceder del señalado por la ley, debiendo ser automáticamente reducido al lí mite
que fija este art.
Jurisprudencia
ART. 410.- (Noción del interés). Se considera interés no sólo el acordado con
ese nombre sino todo recargo, porcentaje, forma de rédito, comisión o excedente
sobre la cantidad principal y, en general, todo provecho, utilidad o ganancia que se
estipule a favor del acreedor sobre dicha cantidad.
Los intereses son frutos civiles (art. 84) y consiste en una cantidad de dinero
debida a tí tulo de compensación o de contraprestación por el goce de una suma de
dinero ajeno, a la que se tiene derecho (Messineo) como prestación conmutativa de
la disponibilidad concedida a otro, que se supone produce utilidad a quien se sirve
de ella, utilidad de la que quedarí a privado quien cede dicha disponibilidad, sino
fuere retribuido mediante el interés.
Jurisprudencia
1.- "Se considera interés no sólo acordado con ese nombre, sino todo
recargo, porcentaje, forma de rédito o excedente sobre la cantidad
principal y en general todo provecho o ganancia que se estipule en
favor del acreedor, entre los que se encuentra la cláusula penal
prevista en los arts. 532 y 533 del c.c." (A.S.Nº 120 de 24-7-80).
2.- V. los casos Nos. 1 del art. 409, y 11 del art. 532.
ART. 414.- (Interés legal). El interés legal es del seis por ciento anual. Rige a
falta del convencional desde el dí a de la mora.
Jurisprudencia
1.- "La Ley de 5 de Nov. del 40 hace correr (los intereses legales) desde
el dí a de la demanda y al 6% anual" (G.J. Nº 410, p. 440).
2.- "En las obligaciones que tienen por objeto el pago de una suma de
dinero determinada, los daños y perjuicios procedentes de la demora
en la ejecución, consiste en la condenación al pago de los intereses
legales" (G.J. Nº 544, p. 8).
4.- "Los intereses fijados por la ley de 5 de Nov. del 40, deben
satisfacerse sólo desde el dí a de la demanda, excepto en los casos en
que la ley los hace correr antes, como en el caso del mandatario
conforme a lo prevenido en el art. 1344 (820)" (G.J. Nº 720, p. 41).
5.- "Si bien se convino que la deudora no pagarí a interés por el préstamo,
no se renunció los efectos de la demora en el cumplimiento de la
obligación, (siendo) legal (la condenación) de intereses legales desde
el dí a de la demanda" (G.J. Nº 754, p. 36).
9.- "En las obligaciones que tienen por objeto el pago de una suma
determinada, la demora en la ejecución (acarrea) el pago de los
intereses legales" (G.J. Nº 904, p. 44).
10.- "En las obligaciones que se limitan al pago de una suma determinada,
el interés legal debe satisfacerse desde el dí a de la demanda" (G.J. Nº
897, p. 53).
11.- "Los intereses son debidos no sólo mediante libre estipulación, sino
también por ministerio de la ley" (G.J. Nº 938, p. 37).
12.- Véase los casos Nos. 14 del art. 347 y 2 del art. 409.
ART. 415.- (Interés bancario). Se salvan las regulaciones que rijan la tasa del
interés bancario, o para créditos especiales, quedando sin embargo subsistente
respecto a los Bancos y otras instituciones las demás disposiciones del presente
Capí tulo.
Jurisprudencia
SECCION I
Cuando se debe dos o más prestaciones, de manera que el deudor sólo está
obligado a cumplir una de ellas, con lo cual se libera de su obligación, ésta se llama
alternativa, en contraposición a las conjuntas. Si alguien está obligado a entregar su
caballo blanco y su mula torda, hay una obligación conjunta (o acumulativa:
Messineo). Pero si se ha reservado el derecho de entregar la mula o el caballo, está
sometido a una obligación alternativa (llamada también disyuntiva: Messineo).
Jurisprudencia
6. "No puede motivar auto de solvendo una obligación alternativa que por
precepto de los arts. 780, 781 y 782 (416 y 417) del c.c. está librada
al arbitrio del deudor, si no se ha concedido expresamente al acreedor,
el cumplirla, optando por cualquiera de los extremos solicitados en la
demanda" (G.J. Nº 1253, p. 7).
Explicando la disposición fuente del art. 420, Messineo señala que el derecho
al resarcimiento que surge de los supuestos de este precepto (art. 420), se justifica,
en el caso del deudor (inc. 1) que cumple la sola prestación que no se ha hecho
imposible, porque se considera que puede sufrir un daño por el hecho de no poder
cumplir la otra prestación que se ha hecho imposible por culpa del acreedor. En el
caso del acreedor (inc. 2), al tener éste que conformase con la única prestación
sobrante, puede sufrir un daño que no hubiera sufrido si la otra no se hubiese hecho
imposible de cumplir por culpa del deudor.
Si las cosas perecen o las prestaciones llegan a ser imposible por culpa del
deudor, éste deberá el precio de cualquiera de las cosas que elija, si le corresponde
la elección, o de las que elija el acreedor, si a él cupiere la elección. Es aplicación
de las reglas de los arts. 342 y 984.
La mora del acreedor (art. 327) para hacer la elección o recibir la cosa ya
elegida, sólo podrá hacer responsable al deudor -en el supuesto de la pérdida de
aquella- de su culpa grave o dolo (art. 984).
SUSTITUTIVA
Una sola cosa es la debida. El vicio inherente a ésta hace nula la obligación,
sin que se pueda tener mira alguna respecto de la cosa sustitutiva, que está in
facultate solutionis (Giorgi). Para conocer el carácter de la obligación facultativa sólo
se examina la cosa que forma su objeto, sin tener en cuenta la cosa sustitutiva. El
acreedor sólo puede pedir la cosa que se le debe, sin mencionar la sustitutiva.
Finalmente y lo importante en cuanto a los efectos de la pérdida fortuita de la cosa
debida, en nada favorece al acreedor la subsistencia de la cosa sustitutiva. La
obligación se extingue pura y simplemente.
- En los de los arts. 405 y 406: que hacen posible liberarse al deudor de
moneda extranjera, mediante el pago con moneda nacional de curso legal al tipo de
cambio del vencimiento.
SECCION I
DISPOSICIONES GENERALES
ART. 428.- (Derechos y deberes de los sujetos). Los acreedores podrán exigir
y los deudores ejecutarán o cumplirán sólo una parte o la totalidad de la prestación
comprendida en la obligación mancomunada, según las reglas que se dan en el
Capí tulo presente.
Jurisprudencia
Nótese que por la estructura que presenta este art., así como por la
referencia consignada en el art. 439, II), faltarí a un parágrafo II a este art. 429, que
ni la edición oficial ni los originarios del Código contienen. Tampoco la disposición
fuente deja ver que tal parágrafo existiera. Ha de considerarse que se trata de un
mero error de dactilografí a.
Jurisprudencia
1.- "Según el art. 810, la mancomunidad estipulada no da a la obligación
el carácter de indivisibilidad. En la venta hecha de mancomún no se
estipuló la evicción solidaria. Interpuesta la demanda sólo contra..., por
evicción y pago total de la suma demandada (procede la excepción) de
divisibilidad opuesta" (G.J. Nº 794, p. 4).
1.- "Siendo herederos los dichos... como lo era también la... todos ellos
estaban obligados a pagar deudas de su causante, a proporcionar de
las partes que les hubiera cabido" (G.J. Nº 480, p. 1023).
Una obligación es indivisible, cuando tiene por objeto una prestación tal, que,
dado en la obligación el concurso de varios participantes, no permite a cada
acreedor exigir su parte sola como un todo, ni a cada deudor entregar la suya como
un todo separado y librarse así independientemente de los otros; no permite, en
suma, a las obligaciones seguir, en la exacción y en el pago, la regla concursu
partes fiunt (Giorgi).
La reglas del art., no ofrecen una clara inteligencia de sus disposiciones, por
deficiencia de traducción de sus modelos italianos (arts. 1317, 1318, 1319 y 1320),
que dicen:
"art. 1319.- Derecho de exigir la totalidad: Cada uno de los acreedores puede exigir
la ejecución de la entera prestación indivisible. No obstante, el heredero del acreedor
que se adjudicase el pago del crédito total, debe dar fianza en garantí a de los
coherederos.
SECCION III
La complejidad se da, entonces, del lado activo (crédito solidario), como del
lado pasivo (deuda solidaria), o, al mismo tiempo, como combinación de ambos: del
lado y del pasivo a la vez.
Solidaridad, del latí n solidum, expresa la idea de totalidad. Su uso, es, puede
decirse, reciente (no más allá del siglo XVIII), en su sentido jurí dico (Planiol y
Ripert).
Tres son los requisitos que la distinguen: 1º) pluralidad de acreedores; 2º)
unidad de prestación; 3º) voluntad del que asume la obligación de hacer ésta
solidaria entre los acreedores. En ningún caso se establece de pleno derecho por la
ley (Giorgi y Planiol y Ripert). Este punto se examina más detenidamente en el art.
435.
La solidaridad activa está privada casi por completo de utilidad práctica. En
los negocios de la vida civil, aparece manifiestamente importante cuando se la
considera con relación a los deudores. La solidaridad pasiva, es el ví nculo entre
varios deudores, por virtud del cual se ofrecen o representan recí procamente
obligados al pago, para mayor seguridad del crédito y para facilitar al acreedor su
cobro. Para ello, cada deudor se estima serlo del todo frente al acreedor, en tanto
se considera como deudor de su parte sola en todos los demás órdenes y,
señaladamente, en relación a los codeudores. (Giorgi).
Jurisprudencia
1.- "Según el art. 791 (433) hay solidaridad entre los deudores, cuando se
obligan a una misma cosa, de manera que cada uno pueda ser
demandado por el total" (G.J. Nº 436, p. 659).
3.- "Por lo dispuesto en los arts. 791 y 795 (433 y 437) el acreedor de
una obligación solidaria puede demandar a cada uno de los deudores
in solidum, por el total de la deuda, y persiguiendo a uno de ellos, si
no obtiene el pago total, puede perseguir del mismo modo contra los
demás" (G.J. Nº 779, p. 21).
4.- "Según lo dispuesto por los arts. 791 y s. (433 y s.) del c.c. es
potestativo del deudor de obligaciones solidarias dirigir su acción
contra todos o algunos de sus deudores, por el total o parte de los
adeudados" (G.J. Nº 963, p. 67).
Entre dichas legislaciones está, precisamente, la del Código modelo, cuyo art.
1294 establece la presunción de la solidaridad. Dice:
Se ha dicho al examinar los arts. 433 y 434, que en ningún caso se establece
de pleno derecho por la ley la solidaridad entre acreedores, según opinión
generalizada entre los civilistas (Giorgi, Planiol y Ripert). Sin embargo, puede
considerase una forma de solidaridad entre acreedores establecida por la ley, la
facultad otorgada por el art. 853, I) a cualquiera de los varios depositantes o a
cualquiera de los varios herederos del depositante, para exigir al depositario la
devolución del depósito de cosa indivisible.
Jurisprudencia
1.- "En los contratos de compañí a, la obligación solidaria de los socios por
las operaciones sociales está limitada a los asuntos meramente
mercantiles por lo dispuesto por el art. 238 (173) del c. com." (G.J. Nº
384, p. 170).
Respecto de los acreedores, cada uno de ellos representa a todos los demás,
en el acto del pago. El derecho de cada acreedor para reclamar el pago, produce en
el deudor la obligación de pagarlo í ntegro, a cualquier acreedor que para ello le
requiera oponer el beneficio de la división.
La facultad que tiene el deudor, de librarse en manos de cualquier acreedor,
eligiendo a aquél a quien ha de hacer el pago, queda suprimida si antes de que el
deudor haga esa elección y ofrezca el pago de la deuda, otro de los acreedores le
inicia demanda, con la cual debe hacer citar al deudor, para que la demanda surta
el efecto que le asigna el inc. II). La consecuencia de esto, resulta ser si el deudor
al acreedor que elige, no obstante la citación judicial de otro de los acreedores,
aquél se encontrará obligado a pagar de nuevo.
Jurisprudencia
2.- "El ejecutante, al retirar del juicio a uno de los codeudores solidarios,
dirigiendo la demanda sólo contra los otros dos, hace uso de la
facultad conferida por el art. 794 (437), sin que pueda oponérsele el
beneficio de división" (G.J. Nº 808, p. 41).
3.- "Según el art. 795 (437) del c.c. el acreedor que persigue a alguno de
sus deudores (solidarios), puede proceder del mismo modo contra los
demás" (G.J. Nº 936, p. 10).
4.- "Según el art. 794 (437) del c.c. el acreedor de una obligación in
solidum puede dirigirse contra el que quiera de sus deudores, sin que
el elegido pueda oponerle el beneficio de división" (G.J. Nº 948, p. 2).
5.- "Según el art. 795 (437) del c.c. el acreedor que persigue a alguno de
sus deudores por el cumplimiento de una obligación in solidum, puede
proceder del mismo modo contra los demás" (G.J. Nº 949, p. 17)
7.- "Conforme al art. 794 (437) del c.c. es potestativo para el acreedor
dirigir su acción contra cualquiera de sus deudores solidarios, sin que
el elegido pueda oponer la excepción de división" (G.J. Nº 964, p.
139).
9.- "Aun cuando los deudores conforme disponen los arts. 788 y 789 (433
y 437) del c.c. pudieron pagar el total de lo adeudado a cualquiera de
sus solidarios, en este caso, se hallaban prohibidos de hacerlo, desde
el momento de la acreedora... les promovió juicio y les hizo citar con
la acción de cobranza" (G.J. Nº 1019, p. 12).
10.- "El art. 794 (437) del c.c. confiere el derecho de elección al acreedor
para dirigir su acción contra sus deudores solidarios, no en cualquier
estado de la causa, sino solamente a tiempo de interponer la
ejecución" (G.J. Nº 1076, p. 42).
11.- "Si bien los arts. 794 y 795 (437) del c.c. autorizan al acreedor de una
obligación solidaria a dirigir su acción contra cualquiera de sus
deudores por el total de la deuda y proceder del mismo modo contra
los demás, no establece la simultaneidad de acciones, debiendo
entenderse que una vez instaurada la acción de pago total contra
alguno de los deudores in solidum, no puede deducirse nueva
demanda contra otro u otros de los deudores, para pedir lo mismo y
por separado, pendiente la primera, por que la acción intentada contra
uno de ellos, comprende a los demás, ya que los deudores solidarios
constituyen una misma personalidad jurí dica" (G.J. Nº 1110, p. 42).
14.- "El remate de la casa adquirida por ambos esposos, sólo debe
comprender la parte que en el inmueble corresponde al marido (que es
el deudor), quedando subsistente la hipoteca otorgada por la esposa,
reatada al derecho de la firma acreedora, para cubrir el pago total de
la obligación de acuerdo al art. 795 (437) del c.c., siempre que
efectuada la subasta no alcanzare el producto a satisfacer el total de
la obligación, llevándose a efecto el remate consiguiente para dicho
efecto" (G.J. Nº 1619, p. 52).
17.- Véase los casos Nos. 3, 6 y 7 del art. 433, y 2 del art. 925.
Por la regla del art., cada deudor tiene la facultad de oponer al acreedor,
tanto las excepciones personales propias, como las comunes a los demás
codeudores. Sólo le está prohibido oponer las que sean personales a alguno de los
demás codeudores.
Las excepciones comunes a todos, que puede oponer un codeudor, son por
ejemplo, falta de licitud en el objeto; lesión, en los contratos en que está admitida
esta excepción. Respecto del consentimiento, como se presta por cada deudor, no
puede constituir una excepción común, sino personal. En los vicios de la causa,
habrá que examinar si la causa de obligarse fue una sola para todos los deudores
solidarios, caso en el cual el vicio será excepción común. Si la causa resulta ser
varia para cada deudor, el vicio en ella será personal y no común. La incapacidad,
es una excepción puramente personal a favor del deudor incapaz. La condición y el
plazo, estipulado en favor de una deudor solidario al principio de la obligación,
también constituyen excepciones personales. Constituye excepción común, el vicio de
nulidad de la obligación fundada en defectos de forma del contrato, del que deberí a
nacer la obligación misma.
Resta agregar que la regla del art. 438, por virtud de la cual cada deudor
solidario puede -y debe para no responder a los otros codeudores por no hacerlo
cuando tiene oportunidad de plantearla- oponer las excepciones comunes a todos,
más no las personales de los otros codeudores, no se aplica al fiador solidario. En
este caso, deben aplicarse las reglas de la fianza, cuyo art. 929 concede al fiador la
facultad de oponer todas las excepciones inherentes a la obligación menos las
puramente personales del deudor, sin especificar cuáles son las entidades por tales
el Código. Puede inferirse que se refiere a las motivaciones personales del deudor
para contraer la obligación, pero ellas no son excepciones el Cgo. italiano del cual
ha sido tomado también el dicho art. 929, hace excepción expresa únicamente de la
incapacidad del deudor.
Jurisprudencia
II. Las partes y porciones de cada uno se determinan conforme al artí culo
429-II.
Estos artí culos regulan los efectos posteriores al pago. Obvio es recordar que
la obligación solidaria, tiene dos caras o lados: una, que mira a los acreedores, otra
a los deudores.
En todos los casos en que tiene lugar la repetición entre los codeudores
solidarios, se reparte también entre los varios obligados, sin exclusión de aquél que
pagó, la parte de los codeudores insolventes, así el insolvente resulte ser el
codeudor en cuyo exclusivo beneficio se contrajo la obligación solidaria.
Jurisprudencia
1.- "Al reconocer (el padre y la madre) por escritura a sus hijos
contrajeron la obligación solidaria de alimentarlos (pero) no
renunciaron el derecho de solicitar, en caso de haberla cumplido sólo
uno de ellos, al reembolso de la parte correspondiente al otro,
conforme a este art. 805 (440)" (G.J. Nº 476, p. 997).
4.- "Habiendo pagado... al acreedor los Bs. 4.000 que debí a solidariamente
con... no tiene derecho para cobrar a éste sino la mitad, como parte o
proporción que le corresponde, según lo establece el art. 805 (440) del
c.c." (G.J. Nº 863, p. 55).
Sobre la condonación, para empezar, debe advertirse que ella puede ser
expresa o tácita, según la regulación de los arts. 358 y 359. Si la remisión es tácita,
favorece a todos los coobligados. Si es expresa y a favor de un sólo deudor,
también libra por igual a todos los coobligados, excepto el caso de declarar
explí citamente el acreedor que se reserva sus derechos contra los demás, caso en el
cual podrá reclamar su crédito, deduciendo la parte del deudor a quien condonó. De
ello resulta que el acreedor que quiere conceder la condonación a uno sólo de sus
deudores solidarios, debe cuidar bien de reservarse sus derechos contra los demás,
en forma inequí voca, si no quiere perderlos irreversiblemente.
Mas, lo que importa señalar es que si bien el art. 1305 del Cgo. italiano tiene
su razón de ser, el art. 443 del Cgo. no la tiene. En efecto, la regla se funda en la
facultad de deferir a juramento decisorio del cual "se hace depender la decisión total
o parcial de la causa" (art. 2736 del Cgo. italiano). En cambio, el art. 1324 del
Código prohibe categóricamente el juramento decisorio, de lo cual resulta que el art.
443 establece efectos de un instituto inexistente, prohibido por su ordenamiento (art.
1324). Pues, el juramento de posiciones o de supletorio (arts. 1325 y 1326), no
sirven a los fines del art. 443. Salvo que se aplique al caso la confesión provocada
(juramento decisorio disfrazado), reconocido por el p.c. (art. 404).
Desde luego debe advertirse que las reglas generales de los arts. 340, 341 y
342, se aplican conjuntamente con la del art. 445. La demanda contra uno de los
deudores solidarios, constituye en mora a todos. Si la demanda versa sobre los
intereses de mora, citada a uno de los deudores solidarios, hace correr los intereses
respecto de todos. Mas, si alguno de los codeudores lo es condicional o a plazo, los
efectos de la mora para éste tendrán lugar desde el vencimiento del plazo o desde
el cumplimiento de la condición, de acuerdo a los principios ya examinados. La
interpelación judicial que determina la mora, pone los riesgos de la cosa debida a
cargo de todos los codeudores así la interpelación haya sido dirigida a uno sólo de
ellos.
Jurisprudencia
"Según el art. 803 (449) el acreedor que recibe de uno de los deudores,
separadamente y sin reserva, su porción en los intereses de la deuda, pierde
la solidaridad de los devengados o caí dos, más no la de los que deben
correr, ni la del capital, a menos que el pago dividido haya continuado por
diez años (según el art. 1507 del c.c. serí an ahora cinco años)" (G.J. Nº 756,
p. 46).
PARTE SEGUNDA
DE LAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES
TITULO I
DE LOS CONTRATOS EN GENERAL
CAPITULO I
DISPOSICIONES GENERALES
Art. 450.- (Noción). Hay contrato cuando dos o más personas se ponen de
acuerdo para constituir, modificar o extinguir entre sí una relación jurí dica.
Ya sostuvo Laurent (cit. de Scaevola), que "el derecho es una fase de la vida;
la vida no es jamás estacionaria; si se detiene un instante, sobreviene la muerte. Es,
pues, imposible que el derecho del siglo XIX sea aún el de las XII Tablas... El
derecho es la expresión de la vida y nuestra vida se aleja cada vez más del estado
social de los romanos. Bajo la influencia de nuevas costumbres y de nuevas
necesidades, se forma una ciencia nueva; los intérpretes del Código inspiran de los
derechos acaecidos en el medio que viven y no de los ocurridos en Roma".
Se considera al contrato, la expresión tipo de las fuentes de las obligaciones,
como expresión tipo que es del acto jurí dico, noción que absorbe la del contrato y
que se funde, a su vez, en la de hecho jurí dico, en el sentido lato del término
(Bonnecase).
El nuevo Código, tampoco da una reglamentación particular del acto jurí dico,
noción que sobrepasa la del contrato, puesto que se encuentra en materia de
testamentos y legados, por ejemplo, como en las renuncias a una sucesión o a un
derecho cualquiera (Bonnecase). Se limita el nuevo Código, a aplicar la teorí a del
acto jurí dico a propósito de cada uno de los actos jurí dicos que reglamenta bajo las
normas generales de los contratos, a cuyo dominio los incorpora por determinación
expresa de su art. 451, II) in fine.
Corresponde aquí ampliar esta anot. y precisar algunas nociones sobre hecho
y acto jurí dico, limitadas a lo que interesa al derecho privado. Hecho jurí dico, es el
acontecimiento, situación o estado, natural o engendrado por la actividad humana,
que produce una modificación de la realidad jurí dica o que, dicho de otro modo, es
jurí dicamente relevante porque produce un efecto jurí dico (Bonnecase, Messineo).
Son innumerables los hechos jurí dicos y que no pueden útilmente clasificarse
(Messineo). Son eventos naturales: el transcurso del tiempo, el nacimiento, la llegada
a la mayor edad, la muerte, el perecimiento de las cosas. Es jurí dicamente relevante
cuando da lugar a un efecto jurí dico, que el ordenamiento toma en consideración y
lo regula, sea dándole valor frente a todos (efecto real: erga omnes) como los casos
de los arts. 4 y 1492, o personal, frente a sujeto determinados, como el clásico caso
del art. 519.
Son hechos irrelevantes, la caí da de una estrella, las variaciones de la
temperatura, v. gr., que no producen efectos jurí dicos y por eso son indiferentes al
ordenamiento jurí dico.
Los hechos o eventos humanos, se llaman actos. Sin embargo, fuera de los
hechos que implican un acontecimiento puramente material, como el nacimiento o la
filiación, v. gr., se consideran también hechos las acciones humanas más o menos
voluntarias, que por imperio de una regla de derecho, generan situaciones o efectos
jurí dicos, aún en supuestos en los cuales el sujeto de esas acciones no haya tenido,
ni podido tener, la intención de colocarse bajo el imperio del derecho. Así , el hecho
jurí dico en sentido especial (Bonnecase) consiste en, lo que en el régimen legal
abrogado se legisla, dentro de la rúbrica general de obligaciones que se contraen sin
convenio, como cuasicontratos, delitos o cuasidelitos, en oposición al contrato, que
representa el tipo más caracterizado del acto jurí dico y que en el régimen vigente,
eludiendo definiciones y nominaciones discutidas aún en la doctrina, se ha agrupado
en los Tí tulos III a VII inclusive de la Parte Segunda del Libro Tercero, como figura
ajenas al acto jurí dico contrato, que regula nominadamente en el Tí tulo II de la
misma Parte y Libro bajo la rúbrica de los contratos en particular.
Lato sensu, se entiende por acto jurí dico (término muchas veces empleando
textualmente en la preceptuación del Código, v. gr. en los arts. 82, III, 451, II y 804),
el acto humano consciente y voluntariamente realizado por un sujeto, o la
manifestación exterior de la voluntad (Bonnecase, Messineo), cuya realización
procura un resultado que el derecho toma en consideración.
Prescindiendo de los actos jurí dicos propios del ámbito del derecho público
(incluí dos el penal y el procesal), dentro de la limitación señalada supra al derecho
privado, el acto jurí dico como manifestación de voluntad se expresa en una
declaración de voluntad cuyo objeto directo es engendrar, fundado en una regla o
institución jurí dica, en favor o en contra de uno o más sujetos, una situación jurí dica
permanente y general o un efecto jurí dico limitado a la formación, modificación o
extinción de una relación jurí dica.
Son actos humanos no-jurí dicos, aquellos que por su naturaleza no son ni
pueden ser materia de relaciones jurí dicas o que no tienen un substrato merecedor
de la protección jurí dica (art. 454, II). Además de los ejemplos que se dan más
adelante, a propósito del convenio, puede darse otros innumerables: una invitación
para cenar, una cita para asistir a un espectáculo, hacer una visita, etc.
También se habla de negocio jurí dico, que algunos autores (Messineo, por
ej.), prefieren llamar así a lo que la ley llama acto y del que es una figura especial,
por lo que, en sustancia, viene a ser, aquél, lo mismo que éste: una declaración de
voluntad dirigida a la producción de determinados efectos jurí dicos. Como cualquier
otro acto, jurí dico, el negocio, dice el propio Messineo, produce sus efectos, no por
sí , sino en cuanto el ordenamiento jurí dico le reconoce y le presta la propia fuerza.
A mérito de los expuesto y en el sentido ordinario de los términos, ha de
concluirse que entre hechos y acto jurí dico se da la misma diferencia que distingue
lo general de lo particular o el género de la especie. Lo mismo acontece con la
convención en relación con el acto jurí dico, del cual aquélla es sólo una variedad y
que los autores, generalmente, la definen como el acto bilateral o acuerdo de
voluntades que tiene por objeto crear, modificar, transmitir o extinguir un derecho. El
contrato, supone una noción aún más particular, como variedad de convenio,
caracterizado por ser creador de obligaciones.
Dos jóvenes que se citan para una excursión, hacen un convenio; dos o más
potencias que se ponen de acuerdo podrá celebrar un tratado, hacen un convenio;
los fí sicos que se ponen de acuerdo para dividir la escala del termómetro en 100 o
la circunferencia del cí rculo en 360 grados, hacen un convenio. Pero ninguno de
éstos convenios presenta la figura jurí dica del contrato (Giorgi).
Kelsen (cit. por Pérez Vives), crí tica la distinción tradicional entre convención
y contrato y considera que el error de ella está en desconocer que la convención
tiene la virtud de crear el derecho.
La definición que en la noción que del contrato da el art. 450 (que es la del
art. 1321 del Cgo. italiano de 1942, similar al art. 1098 del igual de 1865,
conformado al modelo francés), responde en lí neas generales a los conceptos
generales expuestos. Puede decirse que como la definición del art. 692 del c.c.
abrg., que reproduce la del art. 1101 del c.c. francés la actual del art. en examen y
de su fuente italiana, comprende a la vez las nociones de convenio, contrato y
obligación.
Jurisprudencia
1.- "En los contratos en que, según este art. los contratantes se obligan
recí procamente, los unos hacia los otros, las obligaciones recí procas deben
estar acreditadas con las firmas de todas las personas obligadas o las de sus
representantes" (G.J. Nº 277, p. 1799).
2.- "El documento contiene simple constancia de haber intervenido el
signatario N. en la consignación de algunos cestos de coca al cargo de X
para su venta, sin que dicha constancia importe contrato celebrado que dé
origen a una obligación" (G.J. Nº 671, p. 10).
3.- "Los contratos son bilaterales cuando se obligan recí procamente los unos
hacia los otros, conforme define en su primera parte el art. 693 del c. c. (sin
equivalente en el c. c. vigente)" (G.J. Nº 1300, p. 19).
4.- "Las normas contenidas en los arts. 450 a 453 del c. c., son aplicables a
los contratos nominados e innominados, así como a los actos unilaterales de
contenido patrimonial, que están sometidos a los requisitos de formación en
ellos establecidos, incluí da la forma expresa o tácita del consentimiento" (A.S.
Nº 136 de 26-8-80).
Art. 451.- (Normas generales de los contratos. Aplicación a otros actos). I. Las
normas contenidas en este Tí tulo son aplicables a todos los contratos, tengan o no
denominación especial, sin perjuicio de las que se establezcan para algunos de ellos
en particular y existan en otros códigos o leyes propias.
II. Son aplicables también, en cuanto sean compatibles y siempre que no
existan disposiciones legales contrarias, a los actos unilaterales de contenido
patrimonial que se celebran entre vivos así como a los actos jurí dicos en general.
Fte: Cgo. it. 1323 - 1324 -
Precd: c.c. abrg. 698 -
Conc: c. min. 170 y s. -
c.c. 584 y s. 749 - 955 y s. -
Jurisprudencia
El contrato como acuerdo entre dos o más personas, para constituir una
relación jurí dica, presupone para su formación la concurrencia de elementos
necesarios que la ley llama requisitos, esto es, condiciones indispensables para fijar
su existencia y perfección.
En rigor, tres son esos elementos: 1º) dos o más personas capaces de
contratar; 2º) su consentimiento, y 3º) un objeto, materia de su acuerdo. Así , el art.
que ahora se examina, es una especificación de la doctrina general contenida en el
art. 450, que al señalar la noción del contrato, comprende virtualmente los elementos
del mismo. En efecto, éste dice que hay contrato desde que dos o más personas
(elemento comprensivo de la capacidad), se ponen de acuerdo (consentimiento) para
construir, modificar o extinguir entre sí una relación jurí dica (objeto). Messineo -no
sin razón- aconseja emplear el vocablo convenio antes que acuerdo para denotar el
consentimiento, porque, generalmente, acuerdo se identifica con el concepto mismo
de contrato.
Ha de extrañar, indudablemente, la exclusión de la causa de entre los
elementos señalados. La causa constituye el problema más confuso y más debativo
en la vida del Derecho que, por figurar expresamente en el precepto, no puede ser
ignorado y será examinado en su lugar (art. 489). Sólo cabe aquí advertir que,
teóricamente, la causa no puede distinguirse del consentimiento o del objeto; pues,
desde el punto de vista práctico, o es una repetición inútil de las reglas relativas al
objeto, o es un peligro contraste con el consentimiento (Giorgi). Hay legislaciones (la
Suiza, v. gr.) que consideran innecesario expresarla en el contrato.
Nótese además que el Código ha introducido el motivo (art. 490), como otro
elemento que determina la validez (esto es, la existencia) del contrato y que quizá
pueda salvar la teorí a de la causa, entendida ésta como el móvil psicológico del
contrato (Ossorio).
Jurisprudencia
1.- "En general, bastan los cuatro requisitos señalados por este artí culo
(capacidad, consentimiento, objeto, causa) para que una convención sea
perfecta y formada legalmente" (Caso no publicado en la G.J., inserto por H.
Siles, caso 5, p. 255).
2.- "Si las convenciones se sujetan a una forma cualquiera de las que señala
la ley no es para que sean válidas, sino para revestirlas de autenticidad, la
del instrumento público es esencial o indispensable sólo en los convenios que
expresa especialmente la ley, como son las hipotecas, donaciones, etc."
(Extracto del mismo caso señalado en el transcrito anteriormente).
3.- V. los casos Nos. 4 del art. 450; 11 y 14 del art. 453; 7 del art. 485; 4 del
art. 520, y 7 del art. 811.
SECCIÓN I
DEL CONSENTIMIENTO
Art. 453.- (Consentimiento expreso o tácito). El consentimiento puede ser
expreso o tácito. Es expreso si me manifiesta verbalmente o por escrito o por signos
inequí vocos; tácito, si resulta presumible de ciertos hechos o actos.
Jurisprudencia
5.- "El endoso verificado en blanco, carece del consentimiento cual lo exige el
caso 1º de este art. para la validez de las convenciones (y) por lo expuesto,
no hubo documento privado cuyo contexto hubiese sido objeto de acuerdo de
ambos litigantes" (G.J. Nº 777, p. 51).
9.- "No consta que los litigantes hubieran (aceptado) pagar lo que el perito
pidió por su trabajo, limitándose a guardar silencio, (por lo que) faltando el
requisito esencial del consentimiento, que ha debido se expreso por la parte
que se obliga, no existe convención legalmente formada" (G.J. Nº 896, p. 8).
10.- "El art. 699 (452) del c. c. señala entre los requisitos esenciales para la
validez de las convenciones el consentimiento de la parte que se obliga...
consentimiento, (que) como se ha dicho, tiene que estar caracterizado por la
plena conciencia y convicción de lo que se hace" (G.J. Nº 1220, p. 80).
13.- "Si el documento que se dice estar firmado y reconocida su firma por la
actora, no aparece estar suscrito por ella ni las actas de reconocimiento
incluyen su nombre, es incorrecta y violatoria de la ley la afirmación de que
está demostrada la prestación de su consentimiento" (G.J. Nº 1602, p. 1221).
15.- "El consentimiento es esencial para la validez del contrato, a tenor del
art. 699, 1º (452, 1º) del c. c." (G.J. Nº 1609, p. 50).
SUBSECCION I
Por aplicación de los demás postulados, las partes pueden inclusive normar
sus futuros comportamientos, regulándolos según el modo preestablecido por ellas
mismas. Tal el caso, v. gr. del contrato de cuenta corriente mercantil, que es
normativo o de reglamentación. Sin embargo, téngase en cuenta que cuando la
convención o el contrato atiende principalmente a una actividad creadora de normas
con carácter general (punto 2º de los postulados básicos mencionados, supra) con
función derogatoria de la norma estatal (que no tenga carácter imperativo o que no
afecte el orden público), más que contrato deviene acuerdo, porque el contrato tiene
por materia relaciones jurí dicas, no normas (Messineo).
Nótese que no hay avance alguno respecto del régimen abrogado, cuyo art.
(725) como su modelo francés (art. 1134), reconoce efectos sólo a las convenciones
legalmente formadas (legalidad) y su artí culo 5º (6º del Código francés), subordina
su eficacia a las reglas que interesan al orden público (licitud) y a las buenas
costumbres, (Mazeaud).
Jurisprudencia
Todas las reglas de esta subsección (arts. 455 a 462), tomadas en parte del
código y en parte inspiradas, al parecer, en la doctrina expuesta por Planiol y Ripert,
no requieren un análisis detenido, por su fácil comprensión, salvo simples
indicaciones complementarias.
Tocante a los contratos entre presentes y no presentes, los arts. 461 y 462
determinan el lugar que se considerará lugar de contrato y el momento de su
formación. En los contratos entre personas no presentes, la cuestión importante es la
relativa al momento en que se considera celebrado el contrato. La doctrina y las
legislaciones consideran cuatro momentos posibles: a) el de la declaración, estima
formado el contrato cuando el aceptante declara su conformidad con la oferta, aún
cuando la información de ello al oferente sea posterior; b) el de la expedición que
atiende al momento en que se remite o expide la comunicación que contiene la
aceptación; c) el de la recepción, que es el momento en que el oferente recibe la
comunicación que contiene la aceptación; d) el de la información, que precisa que
las partes conozcan plenamente la oferta y la aceptación, para que el consentimiento
se forme y exista el contrato, porque como se ha dicho en la anotación del art. 453,
jurí dicamente el consentimiento no existe sólo en la declaración de voluntades, sino
en el conocimiento recí proco de esas voluntades.
Las reglas de los arts. anteriores (455 y 456), imponen el principio. Las de
este art. y los siguientes, aportan derogaciones o atenuaciones que la realidad de las
relaciones exige.
Art. 461.- (Lugar del contrato entre presentes). Entre presentes, el lugar del
contrato es aquél donde los contratantes se encuentran.
Art. 464.- (Contrato de opción). I. Por el contrato de opción una de las partes
reconoce a la otra con carácter exclusivo e irrevocable, la facultad de aceptar una
prestación a su favor o en la de un tercero, en las condiciones convenidas y en el
plazo acordado.
II. El plazo no podrá ser superior a dos años.
Es una limitación del derecho real de disponer, en cuya virtud puede ser
inscrita en los registros públicos de la propiedad inmueble, la intelectual o la
industrial, según el objeto de la opción.
Jurisprudencia
Son ejemplos de la mala fe objetiva, los casos de los arts., en el c.f. 351, II
(actos del interdicto); en el c. c. 149 (usucapión de muebles); 487, I (determinación
por tercero del objeto del contrato); 677 y 678 (responsabilidad por la evicción y
vicios de la cosa donada); 983 (pago indebido objetivo); 971 (pago indebido a un
incapaz).
Jurisprudencia
DE LA REPRESENTACIÓN
El plazo que señala el art. para la revelación del nombre de la persona para
quien se contrata, en la disposición fuente (art. 1402), es supletorio, que rige para el
supuesto de que los contratantes no estipulen término diferente, caso en el cual rige
el de la disposición legal. La omisión señalada, aparte no tener justificación
atendible, hace inútil el instituto por la extrema brevedad del plazo.
Jurisprudencia
Como es un hecho jurí dico, por eso, como todos los hechos jurí dicos se
prueba por todos los medios y la carga de la prueba recae sobre el contratante que
ha sufrido el error (Mazeaud).
Jurisprudencia
1.- "Al desestimarse las pruebas de las que resulta que la demandante, al
aprobar la inversión expresada en la citada escritura obró bajo el error de
existir el saldo que se le debí a de un depósito hecho por su cuenta y riesgo,
como falsamente se aseguraba en la misma escritura, y absolverse, en
consecuencia, al demandado, se infringe el art. 700 (473) del c. c." (G.J. Nº
812, p. 3).
El error es propio, cuando no afecta a los demás requisitos del contrato, sino
solamente influye sobre el consentimiento y produce de un modo directo la invalidez
del contrato.
Jurisprudencia
2.- "El contrato se halla afectado de un vicio de error, que consiste en la falta
de consentimiento de las actoras para que figure como préstamo anticrético el
contrato de simple arrendamiento de las tiendas de su casa que pretendieron
estipular con el demandado; error sobre la sustancia misma de la cosa, causa
de nulidad de la convención" (G.J. Nº 1028, p. 77).
3.- "De acuerdo al art. 409 del Cgo. Bustamante, ratificado por L. de 20 de
enero de 1932, la aplicación del derecho (extranjero) para la parte que ignora
o disienta de su texto, se justifica éste, su vigencia y sentido, mediante
certificación de dos abogados en ejercicio en el paí s de cuya legislación se
trata, presentada debidamente legalizada" (G.J. Nº 1609, p. 102).
Ocurre este error, cuando las partes asignan al objeto caracterí sticas
sustanciales o cualidades diferentes. Por ejemplo, alguien, sin dolo, aunque sin
manifestarlo al comprador porque supone que éste lo advertirá, ofrece en venta un
objeto de cobre o de plata y el comprador, por error, piensa que el objeto es de oro
o de platino. El error influye en la voluntad y, de haber sido conocido, hubiera
impedido indudablemente la celebración del contrato.
Baudry Lacantinerie, así por R. Villegas, examina en este sólo los aspectos
objetivo y subjetivo. El dato objetivo, da como resultado una conclusión que no
depende de la creencia de cada quién. El elemento subjetivo, determinante de la
voluntad que no se manifiesta en el contrato, se infiere de las circunstancias del
mismo: atendiendo el precio pagado hace pensar que se quiso comprar una cosa de
oro o de platino y no de cobre o de plata.
El error sobre la persona, otra forma del error sustancial, tiene interés en
ciertos contratos que se celebran intuitus personae, esto es, en consideración a las
cualidades de una persona, sea por su capacidad, sea por sus aptitudes, sus
conocimientos, su experiencia, etc. En algunos contratos a tí tulo oneroso,
generalmente, la persona es elemento indiferente, v. gr., la compra-venta en la que
es lo mismo venderle a Pedro que a Juan.
1.- "El juez reconoce que el vendedor no habí a cumplido con la obligación de
entregar la cosa vendida (porque) el comprador habí a padecido error,
conceptuando que aquél era propietario legí timo del inmueble vendido" (G.J.
Nº 605, p. 5).
2.- "La nulidad de los contratos por error sólo tiene lugar cuando recae sobre
la sustancia misma de la cosa. La nulidad fundada en el exceso del precio
pagado por la finca, no recayendo sobre la sustancia misma de la cosa, no es
casual que pueda anular el contrato" (G.J. Nº 640, p. 10).
3.- "Al otorgar el documento cuya nulidad se arguye, (la demandante) tuvo
conocimiento de las condiciones personales de la menor, relativas
particularmente a la filiación de ésta; en cuyo concepto no pudo existir el
error en la persona, en el sentido de este art." (G.J. Nº 641, p. 5).
6.- "Se incurre en notorio error de hecho definido por el art. 702 (475) del c.
c., cuando éste recae en la persona o personas con quien o quienes se
acordó dividir bienes sucesibles" (G.J. Nº 1356, p. 14).
Puede ser muy cierto que el contrato celebrado por una persona forzada es
siempre voluntario, porque le quedaba la posibilidad de elegir el mal amenazado;
pero, su determinación no fue libre ni espontánea. Un impulso poderoso le impuso
esa determinación, acompañada de la secreta intención de no cumplirla, como
Ariosto hace decir a Orlando furioso: Promesso gli ho, non gia per osservargli, che
fatto per timore nullo é il contratto (Giorgi). Los autores (Messineo, Mazeaud),
distinguen dos clases de violencia: la coacción fí sica, vis absoluta, cuando
materialmente por el empleo de la fuerza, se obliga al contratante a celebrar
determinado acto jurí dico, y la presión psicológica vis compulsiva, (fuerza moral), que
supone el conjunto de amenazas que implican para el contratante violentado, el
peligro de perder la vida, la honra, la libertad o una parte considerable de sus
bienes.
La naturaleza jurí dica del acto es indiferente. Todos los actos, todos los
contratos (bilaterales, unilaterales, onerosos, de liberalidad, manifestaciones
unilaterales de voluntad, como el testamento o la aceptación o renuncia de una
herencia, etc., etc.), son susceptibles de ser viciados por la violencia, sin distinción
alguna.
Atendido su origen, la violencia puede ejercitarse de contratante a contratante,
dentro de los lí mites contractuales, que es el caso normal y clásico. Puede ser
ejercida por un tercero, proviniendo de fuera del cí rculo contractual, poco frecuente
en la práctica. Esté o no complicado el contratante beneficiario, la nulidad del acto
es la sanción adecuada para satisfacer debidamente a la ví ctima.
Al igual que el error y por las mismas razones, la violencia puede probarse
por los medios de prueba.
Jurisprudencia
2.- "Es nula la obligación cuando ha existido violencia sobre quien la contrajo,
según el art. 703 (477) del c. c., porque vicia el consentimiento" (G.J. Nº
1264, p. 65).
1º) Debe presentar cierta intensidad, cierta gravedad (debe ser de tal
naturaleza, dice el art. que impresione a una persona razonable, (no ya como en el
Derecho romano, que exigí a que fuera tan grave -atroz- capaz de quebrantar al
hombre más esforzado). Este es el carácter objetivo del precepto: establece para
todos una dosificación uniforme. Su carácter subjetivo, resulta de su disposición in
fine: se atenderá la edad y la condición de las personas intimidadas por la violencia.
El precepto ha omitido la consideración del sexo, sin razón explicable. La graduación
de la violencia será diferente para el nombre y la mujer, para el adolescente, para el
nombre en la plenitud de la vida o de la vejez. Los autores dan preeminencia al
carácter subjetivo sobre el objetivo, al considerar la medida en que la violencia ha
obstruido la voluntad del sujeto, cuya coacción debe ser determinante. La mayor
parte de los civilistas, sostienen que para considerarla vicio del consentimiento, la
violencia debe ser determinante (Aubry et Rau. Collin y Capitant, Demogue, cits. por
Josserand, Planiol y Mazeaud). Ripert se aparta de esta conclusión y estima
preponderante, no la presión ejercita sobre la ví ctima, sino más bien el carácter
injusto de aquella, (en su obra "La moral en las obligaciones civiles", cit. por
Josserand).
Jurisprudencia
1.- "Los arts. 700, 704 y 705 (473, 478, 479 y 480) del c. c. al disponer que
la violencia es causa de nulidad de los contratos y establecer las
circunstancias que se deben tener en consideración, sin determinar los
hechos que las constituyen deja librada su apreciación a los jueces de grado"
(G.J. Nº 826, p. 16).
3.- "La actora fue inducida por persona de su afecto y parentesco a suscribir
las escrituras bajo el temor de que se esposo dispusiera de los bienes, hecho
que unido a la circunstancia de su sexo, ancianidad y analfabetismo, (hace)
de aplicación el art. 704 (478) del c. c." (G.J. Nº 1197, p. 24).
5.- "Este art. señala los caracteres que debe tener la violencia para viciar el
consentimiento, los mismos que, en la especie, no han sido demostrados por
los actores que en su mérito demandan la nulidad del contrato de fs." (A.S.
Nº 48 de 28-IV-80).
Es necesario que el temor que vicia el consentimiento sea provocado por una
amenaza, esto es, que provenga de una persona (Messineo). Pues si el temor es
provocado por una fuerza natural o, en general, que no provenga de un acto
humano, se trata de un caso de estado de necesidad o de estado de peligro (art.
560). La amenaza ha de comprometer la seguridad de las personas o los bienes
mencionados en el art.
Art. 480.- (Temor reverencial). El sólo temor reverencial, sin que haya usado
la violencia, no invalida el consentimiento.
Jurisprudencia
"No es causa de nulidad del contrato el mero temor reverencial a los
ascendientes si no se ha usado violencia por parte de éstos" (G.J. Nº 1296,
p. 26).
El digesto (Lib. 50, Tí t. 17, regla 55; cit. Scaevola), dice: Nullus videtur dolo
facere, qui suo iure utitur (no obra con dolo el que usa de su derecho).
Jurisprudencia
Los antiguos y modernos tratadistas, han dicho todo cuanto podí a decirse
sobre esta proteiforme figura jurí dica (Giorgi). Compendiar algunas de sus diversas
definiciones, con un fin ilustrativo que contribuya al mejor conocimiento de la idea,
puede ser útil.
Labeon (cit. por Scaevola, Josserand, Pérez Vives), en el Digesto (Lib. IV, Tí t.
III, ley 1º Nº 2), dice: "Dolo malo es toda astucia, mentira o maquinación empleada
para sorprender, engañar o defraudar a otro".
Las partidas (7º, Tí t. 16, ley 1º), dicen que "dolus en latí n tanto quiere dezir
en romance como engaño... que fazen algunos omes los unos a los otros por
palabras mentirosas, o encubiertas... con intención de los engañar... E a este engaño
dizen en latí n dolus malus".
Pothier, define el dolo como "toda especie de artificio de que se vale una
persona para engañar a otra".
El Cgo. abrg. (art. 707), como su modelo francés (art. 1116), no lo definen y
sólo expresan sus efectos. Los Cgo. alemán y suizo también sólo señalan sus
efectos: para el primero "quien haya sido determinado por engaño doloso... a emitir
una declaración de voluntad, puede impugnarla de nulidad (art. 123)" y, para el
segundo, "la parte inducida a contratar por el dolo de la otra, no está obligada aún
cuando su error no sea esencial (art. 28). El Cgo. italiano, de cuyo art. 1429 se ha
tomado resumidamente este art. 482, también sólo señala sus efectos y contiene
disposiciones sobre el dolo perpetrado por un tercero y sobre el dolo incidental (art.
1440).
El Código español (art. 1269), si bien no usa la forma de definición, la
comprende realmente cuando da del dolo este concepto: "el empleo de la palabras o
maquinaciones insidiosas de uno de los contratantes, inductivas para el otro de la
celebración del contrato de que, sin ellas, no hubiera hecho".
El código sólo resulta el dolo causante o principal (art. 482, art. 1439 del Cgo.
it.). Ha omitido la adopción del art. 1440 del Cgo. it., que se refiere al dolo
incidental.
Una otra distinción, señala en oposición al dolo malo, el dolo bueno (dolus
bonus de los romanos). Es el que emplean, generalmente, los comerciantes para
ponderar las cualidades o excelencias verdaderas o falaces de la mercaderí a que
ofrecen, para provocar un interés excesivo en el cliente, exagerando muchas veces
el reclamo. Se considera una actitud lí cita: puede inducir a contratar, pero sin la
dañada intención de provocar un error determinante de la voluntad. Sin embargo,
nótese que el c. com. (art. 69, inc. 5º) le considera acto de competencia desleal.
Para que el dolo presente el sentido de maquinación y engaño determinante
del consentimiento, debe reunir estas condiciones: a) intención de perjudicar,
mediante la manifestación de una voluntad directa para ocasionar el perjuicio; b)
gravedad en los engaños o artificios fraudulentos, suficiente para sorprender la
buena fe del otro contratante; c) relación lógica de causa a efecto entre el dolo y el
contrato, cuya ausencia no harí a anulable el contrato y corresponderí a al dolus
incidens, susceptible de un simple resarcimiento de daños, y d) los engaños dolosos
deben ser obra del otro contratante.
Jurisprudencia
1.- "El dolo es causa de nulidad únicamente cuando ha sido empleado por la
parte misma, sin que ni el art. 707 (482) ni ningún otro atribuya tal efecto al
que procede de terceros extraños" (G.J. Nº 481, p. 6).
2.- "No habiendo probado el dolo, como exige el final del art. 707, no puede
invocar la falta de consentimiento ni la nulidad del contrato" (G.J. Nº 493, p.
3).
3.- "El dolo objetado contra una partición de bienes debe ser averiguado en
juicio ordinario, únicamente cuando los artificios en que ellos consisten como
causa de engaño, son atribuidos a uno de los interesados" (G.J. Nº 528, p.
9).
7.- "La demandante que impugna el contrato por dolo no justifica las dos
circunstancias que según este art. lo constituyen, pues el deseo que se
supone en alguno de los administradores del Banco, de adquirir la casa, aún
cuando así fuere, no constituye artificio que haya podido determinar el
consentimiento" (G.J. Nº 784, p. 17).
8.- "El que contrató con la vendedora, no ocultó la boya en la mina vendida
ni (hizo) las sugestiones (a la vendedora) para la venta, sino (a otro) que no
fue cuando en el contrato (por lo que) no hay nulidad por causa de dolo"
(G.J. Nº 812, p. 18).
9.- "Para anular una convención por dolo, es necesario que se acredite que
los artificios practicados por una de las partes fueron tales, sino ello no
habrí a contratado la obra" (G.J. Nº 889, p. 14).
14.- "La convención hecha por dolo no es nula de pleno derecho. Ella da
lugar a la acción de nulidad o rescisoria" (G.J. Nº 1036, p. 71).
15.- "Para que exista dolo... debe justificarse que una de las partes empleó
maquinaciones para encubrir algún defecto de la cosa que fue objeto del
contrato y que, sin ellas, no habrí a contratado la obra" (G.J. Nº 1109, p. 65).
22.- "El dolo constituye vicio del consentimiento y determina la nulidad de las
convenciones y obligaciones asumidas bajo su influjo, según prescriben los
arts. 700 y 707 (473 y 482) del c. c." (G.J. Nº 1301, p. 68).
23.- "El dolo no solamente consiste en artificios practicados por una de las
partes, sino en afirmaciones mentirosas, en maniobras para falsear o
disimular la verdad y aún en el silencio mismo" (G.J. Nº 1340, p. 24).
24.- "De acuerdo al art. 707 in fine (omitido en su equivalente, 482) del c. c.,
el dolo como causa de nulidad de los contratos no se presume: debe ser
probado" (G.J. Nº 1585, p. 9).
25.- "El dolo como causa de nulidad de los contratos no se presume y debe
ser probado" (G.J. Nº 1601, p. 20).
26.- "El dolo no se presume y debe ser probado según el art. 707 (482) del c.
c." (G.J. Nº 1609, p. 102).
28.- "El dolo como causa de nulidad de los contratos no se presume y debe
ser probado" (G.J. Nº 1621, p. 116).
La capacidad es cuestión que tiene relación con la validez del contrato. Para
que el contrato no sea anulable, el contrato debe provenir de un sujeto dotado de
capacidad de obrar (art. 4, II) y, en algunos casos, de capacidad de entender y de
querer (art. 484, II).
Jurisprudencia
1.- "Los locos y los imbéciles no tienen aptitud para contratar aunque no
estén declarados jurí dicamente interdictos, siendo nulos los contratos que
celebran por falta de capacidad y consentimiento" (G.J. Nº 1220, p. 78).
Art. 484.- (Incapaces). I. Son incapaces de contratar los menores de edad, los
interdictos y en general aquellos a quienes la ley prohí be celebrar ciertos contratos.
II. El contrato realizado por persona no sujeta a interdicción, pero incapaz de
querer o entender en el momento de la celebración, se considera hecho por persona
incapaz si de dicho contrato resulta grave perjuicio para el autor y hay mala fe del
otro contratante.
Las anotaciones al capí tulo II del Libro Primero (V. arts. 3, 4 y 5), contienen
las informaciones doctrinales y la jurisprudencia aplicable al nuevo Cgo., que sirve
también para la mejor explicación de este art. y el anterior. A ellas corresponden
agregar, simplemente, las observaciones complementarias que resultan de las
disposiciones posteriores que se viene examinando.
V. los casos Nos. 2 y 6 del art. 4; 1 al 7 del art. 5; 1 del art. 454, y 2 del art.
554.
SECCIÓN III
DEL OBJETO DEL CONTRATO
Art. 485.- (Requisitos). Todo contrato debe tener un objeto posible, lí cito y
determinado o determinable.
Según el art. el objeto del contrato debe ser posible, lí cito y determinado o
determinable. Además, por aplicación del art. 292, debe ser apreciable en dinero y
ser útil para el acreedor.
Entre las prestaciones que no constituyen delito, pero que son objeto de
particulares prohibiciones civiles, pueden anotarse:
a) Prestaciones contrarias al ejercicio de los derechos innatos de la persona, como
la vida, la salud y la integridad personal (arts. 6 y 7). Serí a ilí cito el objeto
contractual de dejarse matar, mutilar, o aprisionar, v. gr.
c) Pacto de permanecer en comunidad por más de cinco años (art. 167, II).
d) Pactos por intereses usuarios o que admiten anatocismo (arts. 412 y 413).
f) Pacto por término superior al fijado por ley para el rescate en la venta (art. 642).
j) Los pactos sobre sucesiones futuras que son los que tienen por objeto disponer o
renunciar a la herencia de una persona viva, o en los que la persona viva dispone
de su propia sucesión (art. 1004), y también los pactos de institución de herencia
fideicomisaria (art. 1170).
m) Los pactos de dolus praestetur, que cohonestan el dolo, la culpa o el fraude, por
aplicación del ordenamiento jurí dico general. Son aquéllos que se celebran con
ánimo de fraude que, aún cuando se pacten, son ineficaces cuando llegan a
descubrirse. (Ejemplo el art. 543, sobre efectos de la simulación).
El tercer requisito que la ley (art. 485) exige en el objeto del contrato, es que
éste no quede enteramente al arbitrio del deudor, esto es, que sea determinado o,
por lo menos, determinable. El fundamento de esta exigencia es innegable, tanto
porque la imponen los preceptos del derecho positivo cuanto los principios evidentes
de la razón: obligarse a nada o bien obligarse a un quid tan indeterminado que el
deudor pueda liberarse con una presentación ilusoria, son dos cosas idénticas. Así ,
por ejemplo, si un agricultor para procurarse dos bueyes de labor, estipula un par de
bestias, sin añadir otra cosa, puede verse burlado por el deudor que le entregue una
jaula con un par de canarios (Giorgi). Puede estipularse grano sin decir cuánto o
contratarse la construcción de una casa sin decir cómo ni dónde. En todos éstos
casos, falta un criterio fijo de determinación que es lo que no permite la regla del
art. 485.
Nótese bien que la falta de los requisitos señalados para el objeto por el art.
485, posibilidad, licitud y determinabilidad: produce la nulidad, no la anulabilidad
solamente, del contrato (art. 549, caso 2).
Este punto debe cerrarse con una crí tica de Messineo sobre la carencia de
precisión en el Cgo. italiano a cuyos conceptos les faltarí a certeza, (crí tica que desde
luego alcanza al Código, que ha adoptado los conceptos del Cgo. italiano con sus
virtudes y sus faltas) y que se manifiesta en el empleo, por ejemplo, indistinto de
objeto y de prestación. Según el art. 1346 del Cgo. it. (485 del Código) -dice- se
exige para el objeto los conocidos caracteres de la posibilidad, licitud, determinación
o determinabilidad que, como es fácil observar, son caracteres que no se pueden
atribuir al objeto, si por tal ha de entenderse cosa, la misma que no puede tener
dichos caracteres, puesto que la cosa por si es neutra. Esos caracteres pueden
exigirse propiamente en el objeto, en cuanto se identifique a éste con la prestación.
1.- "Una convención para ser legalmente formada, debe tener objeto cierto
que forme la materia de la obligación" (G.J. Nº 99, p. 908).
3.- "Según el inc. 3º del art. 699 (452, 2) es un requisito esencial para la
validez de un contrato, la existencia de un objeto cierto que forme la materia
de la convención" (G.J. Nº 647, p. 4).
4.- "En este contrato falta la condición esencial de toda convención; es decir
el objeto cierto que forma la materia de la obligación, previsto por el caso 3º
de este art. (452, 2º), sin cuyo requisito es nula la convención" (G.J. Nº
743, p. 23).
5.- "El objeto de la obligación (consta en) las instrucciones y formularios para
fabricar licores que... trasmitió a..." (G.J. Nº 751, p. 3).
6.- "El hecho de que (el lote de terreno) no reuna condiciones para la
construcción de un edificio, de acuerdo a las reglamentaciones municipales,
no es una circunstancia que violente o disminuya la existencia (evidente) de
objeto cierto en la obligación" (G.J. Nº 1602, p. 115).
7.- "El inc. 3º del art. 699 (2º, 452) del c. c., señala entre los requisitos para
la validez de los contratos un objeto cierto (determinado en la terminologí a de
la nueva legislación), extremo que no se da tratándose de bienes indivisos
poseí dos en común por varios propietarios, cuya venta está sometida a la
reglas de los arts. 1094 y 1095 (170) del mismo código" (G.J. Nº 1614, p.
137).
Art. 486.- (Determinación por las partes). Cuando el objeto del contrato se
refiere a cosas, las partes deben determinarlas, por los menos en cuanto a su
especie.
El art. habla de que las partes deben determinar el objeto del contrato, al
menos en cuanto a la especie, repitiendo, con ligera diferencia de forma, el concepto
de su precedente (tal cual lo hace éste respecto de su fuente, el art. 1129 del c. c.
francés, razón por la cual ésta deviene en verdadera fuente del art. en examen, ya
que el art. 1346 del c. c. italiano, se concreta a preceptuar lo que está dicho en el
art. 485 del código). Parecerí a que la referencia corresponde, o debe corresponder,
al género. Pues, la especie en las obligaciones consiste en una cosa o en varias
cosas ciertas y determinadas, porque están individualizadas, en contraposición a las
de género, en las cuales el objeto constituye una cantidad de cosas que se toman
en consideración o se designan con referencia a su pertenencia a un genus, caso en
el cual parece indicado el empleo del adverbio comparativo al menos o por lo
menos, que hace posible la determinabilidad, esto es, que hace individualizable el
objeto, cuando falta una determinación precisa de la especie.
Jurisprudencia
Art. 488.- (Cosas futuras). Las cosa futuras pueden ser objeto de los
contratos, excepto en los casos prohibidos por ley.
Las cosas futuras pueden ser objeto del contrato, si no están prohibidas por la
ley (prohibiciones que se examinan infra) y son posibles. Los contratos sobre cosa
futura, pueden ser condicionales o a término: comprar la próxima cosecha de maí z,
por ejemplo, o la venta marí tima (mercaderí as a bordo de una nave con destino
determinado, sujetas a la condición salvo arribo). Pueden haber, entre éstos,
contratos de cosa esperada que no son necesariamente condicionales o a término, y
cuyo objeto es cosa cierta, como determinada producción industrial que se espera
producir. Puede ser contrato sobre simple esperanza (loterí as), etc.
Jurisprudencia
1.- "Según el art. 721, (488) un derecho litigioso puede ser objeto de
permuta" (G.J. Nº 393, p. 237).
2.- "Es válido el contrato objeto de la litis, porque los derechos litigiosos
pueden ser objeto de las obligaciones, según el art. 721, (488) del c. c." (G.J.
Nº 1000, p. 4).
3.- "Este convenio es perfectamente legal, puesto que los derechos litigiosos
pueden ser transferidos conforme al art. 721 (488) del c. c. como cosa futura
que puede ser objeto de una obligación" (G.J. Nº 1194, p. 73).
4.- "De conformidad al art. 721 (488) del c. c. un derecho litigioso puede ser
objeto de venta" (G.J. Nº 1314, p. 28).
SECCIÓN IV
DE LA CAUSA DE LOS CONTRATOS
Art. 489.- (Causa ilí cita). La causa es ilí cita cuando es contraria al orden
público o a la buenas costumbres o cuando el contrato es un medio para eludir la
aplicación de una norma imperativa.
Toca examinar ahora, una de las materias más discutidas y al par más
inseguras del derecho (Scaevola), desde que el Cgo. francés incluyó entre sus reglas
dos relativas a la causa, inspiradas en las enseñanzas de Domat y Pothier; el art.
1108, que la considera requisito esencial del contrato y el 1131, que declara sin
valor legal alguno la obligación sin causa, o con una causa falsa o con una causa
ilí cita. La exposición de motivos de Bigot Preameneu (cit. de Scaevola), sobre
contratos y obligaciones, dice: "No hay obligación sin causa, ella está en el interés
recí proco de las partes, o en la liberalidad de una de ellas". De esta declaración
derivó la confusión que diversificó el elemento causal, asignando a los contratos
diferentes causas genéricas según la naturaleza distinta de aquéllos.
Los arts. 452, 489 y 490 del código, han sido tomados de los arts. 1325,
1343, 1344 y 1345 del Cgo. italiano de 1942. La cabal comprensión de éstos
preceptos se alcanza con el conocimiento de su fundamentación, expresada en la
exposición de motivos que presentó el Ministro de Justicia italiano Solmi (Relazione
generale del Guardasigilli, cit. de P. Vives):
2.- "El art. 722 (489) que estima la causa requisito de una convención, no es
en manera alguna aplicable al caso, en que sólo se trata de dar cumplimiento
a una confesión hecha en testamento, que por toda legislación tiene valor y
fuerza contra el que la hace" (G.J. Nº 124, p. 408).
4.- "El art. 722 (489) para anular las obligaciones en el caso que decide, no
tiene en mira el motivo del contrato, cualquiera que haya sido, sino la causa
de la obligación" (G.J. Nº 518, p. 12).
10.- "La compraventa de fs.... tiene por causa lí cita el precio que debe pagar
el comprador, inmediatamente que obtenga los tí tulos de propiedad de las
pertenencias mineras compradas, que se encuentran en litigio" (G.J. Nº 804,
p. 50).
13.- "La venta declarada nula por sentencia ejecutoriada (impide) proseguir
los trámites de este juicio por haber desaparecido la causa de la obligación
que se contrajo" (G.J. Nº 849, p. 30 ).
20.- "La obligación sobre causa ilí cita no tiene efecto ninguno, siendo la
causa ilí cita la que se halla prohibida por la ley o es contraria a las
costumbres y al orden público" (G.J. Nº 1256, p. 38).
21.- "La causa del contrato es ilí cita cuando está prohibida por la ley o es
contraria a las costumbres o al orden público" (G.J. Nº 1269, p. 27).
24.- "Hay causa ilí cita cuando está prohibida por la ley o es contraria a las
buenas costumbres o al orden público según la explí cita disposición del art.
724 (489) del c. c." (G.J. Nº 1299, p. 76).
26.- "De los contratos a tí tulo oneroso puede decirse que la causa es el fin
jurí dico que una parte quiere conseguir al obligarse, así en la venta el
vendedor se obliga a transferir la propiedad de la cosa en consideración al
precio que debe pagarle el comprador, y éste se obliga por su parte a pagar
el precio porque quiere convertirse en propietario de la cosa, de suerte que la
obligación del vendedor tiene por causa el pago de precio y la del comprador
la transmisión de la cosa convenida" (G.J. Nº 1362, p. 65).
28.- "La obligación sin causa o con causa ilí cita no tiene efecto alguno a
tenor del art. 722 (489) del c. c." (G.J. Nº 1616, p. 201).
Art. 490.- (Motivo ilí cito). El contrato es ilí cito cuando el motivo que determina
la voluntad de ambos contratantes es contrario al orden público o a las buenas
costumbres.
Josserand, en su obra los móviles en los actos jurí dicos de derecho privado,
considera el móvil (motivo) como la razón de obrar, el resorte de la voluntad.
Examina las diferencias entre voluntad, intención, fin, móvil, finalidad.
Por lo regular, acota Messineo, los móviles o motivos son jurí dicamente
irrelevantes. En el ordenamiento del Código, como en el Cgo. modelo,
ejemplificativamente, tiene relevancia jurí dica en los casos de los arts. 560 (contrato
concluido en estado de peligro), 561 (rescisión por lesión), 656 (donación
remuneratoria), 1158 (institución de heredero por motivo ilí cito) y 1164 (condiciones
ilí citas en la institución de heredero).
SECCIÓN V
DE LA FORMA DE LOS CONTRATOS
Art. 491.- (Contratos y actos que deben hacerse por documento público).
Deben celebrarse por documento público:
En el ordenamiento general, se dan dos especies de formas: la verbal u oral (v. gr.
arts. 787 c. com., 621 p.c.) incluida la que se resuelve en signos o señas (art. 453),
y la escrita que supone el documento o la escritura, que permite su reiterado
conocimiento a diferencia de la verbal, de la que generalmente sólo queda el
recuerdo de quien emite la declaración de voluntad o de quien la escuchó.
La ley exige para ciertos contratos el documento público, porque les atribuye
especial importancia y requiere, en consecuencia, la solemnidad más perfecta y la
justificación más serí a que sea dable asegurar, al efecto de resguardar la prueba de
la voluntad de las partes, dado que de la forma solemne se infiere la plenitud del
consentimiento. El documento público difiere del privado, en la mayor solemnidad
conducente a garantizar la autenticidad del consentimiento, a impedir la pérdida del
documento y hacer casi imposible la falsificación.
Jurisprudencia
5.- "Sólo puede constituirse hipoteca mediante escritura pública que reúna los
requisitos legales necesarios para su validez, conforme dispone el art. 1474
(491) del c. c." (G.J. Nº 1204, p. 60).
6.- "Los contratos en materia minera, de cualquier clase que sean, para surtir
efectos legales han de otorgarse por ante Notario de minas, conforme dispone
el art. 67 (171) del c. min." (G.J. Nº 1264, p. 32).
7.- "Exigiendo el art. 130 (192) del c. min. escritura pública para la
constitución de sociedades mineras, en la especie, aunque protocolizado en la
Notarí a de minas, el documento presentado al efecto no tiene valor porque no
fue otorgado por escritura pública" (G.J. Nº 1276, p. 32).
9.- "Los contratos en materia minera deben efectuarse ante Notario de minas
o protocolizarse en los registros de éste cuando se otorgan ante otro notario,
pena de no tener ningún valor, conforme disponen los arts. 64 y 67 (171) del
c. min." (G.J. Nº 1341, p. 66).
Art. 492.- (Contratos y actos que deben hacerse por escrito). Deben
celebrarse por documento público o privado los contratos de sociedad, de
transacción, de constitución de los derechos de superficie y a construir, y los demás
actos y contratos señalados por la ley.
Jurisprudencia
1.- "El contrato de transacción debe redactarse por escrito" (G.J. Nº 277, p.
1799).
2.- "Las sociedades civiles se constituyen por escrito" (G.J. Nº 413, p. 465).
3.- "Según este art. (1202 c. c. abrg. = 754 c. c. vigente) todas las
sociedades (civiles) deben constituirse por escrito" (G.J. Nº 646, p. 31).
Art. 493.- (Formas determinadas). I. Si la ley exige que el contrato revista una
forma determinada, no asume validez sino mediante dicha forma, salva otra
disposición de la ley.
II. Fuera del caso previsto en el parágrafo anterior si las partes han convenido
en adoptar una forma determinada para la conclusión de un contrato, esa forma es
la exigible para la validez.
Jurisprudencia
2.- "El contrato de trabajo según la Ley que rige la materia, puede celebrarse
verbalmente o por escrito y su existencia acreditarse por todos los medios
legales de prueba" (G.J. Nº 1259, p. 131).
3.- "Conforme al art. 170 del c. min. los contratos de transferencia relativos a
minerí a se rige por la ley civil y pueden ser otorgados o protocolizados por
ante Notario de fe pública, teniendo en cuenta las previsiones del art. 171 del
mismo código cuando se trata, técnicamente, de contratos propiamente
mineros o de operaciones mineras como son las enumerados en el art. 11 del
citado código especial, que requiere su otorgamiento o protocolización por
ante el Notario especial de minas" (G.J. Nº 1616, p. 128).
SECCIÓN I
DE LA CONDICIÓN
Jurisprudencia
1.- "La reserva del derecho de anular el contrato, siempre que las reses
ofrecidas no tengan la edad y más calidades pactadas en la escritura, no
puede calificarse como condición suspensiva" (G.J. Nº 304, p. 2014).
4.- "La cancelación del precio como la devolución de los intereses, quedaron
respectivamente sujetas a las condiciones suspensivas de producción de las
labores o de la esterilidad de éstas, y, por consiguiente, dichas obligaciones,
siendo condicionales, se hallan comprendidas en este art. (494) del c. c."
(G.J. Nº 556, p. 10).
8.- "La obligación del fiador de pagar bajo la condición de que no lo realizase
el fiado en el término de seis meses, es condicional en el sentido de este
art." (G.J. Nº 759, p. 4).
9.- "Los derechos litigiosos pueden ser transferidos como cosa futura que
puede ser objeto de una obligación que encierra una condición suspensiva"
(G.J. Nº 1194, p. 73).
10.- "Toda condición debe cumplirse de la manera que las partes han querido
que se entienda, según dispone el art. 766 (494) del c. c." (G.J. Nº 1267, p.
44).
11.- "Si la obligación está sujeta a una condición (art. 762 c. c. abrg. = 494 c.
c. vigente), no puede demandarse el cumplimiento de aquélla en proceso
ejecutivo, si no se realizó o cumplió previamente la condición" (G.J. Nº 1277,
p. 3).
13.- V. los casos Nos. 2 del art. 416 y 11 del art. 491.
Jurisprudencia
1.- "La condición de buen éxito de un pleito establecida por las partes, sólo
suspendió la ejecución del contrato y, una vez cumplida como lo fue, dio a la
venta toda su fuerza y vigor desde su origen" (G.J. Nº 485, p. 10).
En segundo lugar, de las fuentes posibles del art. 496, se ve que éste
corresponde, en alguna medida (inc. 2) a la formulación del art. 1359 del Cgo.
italiano, que se concreta a señalar que la condición se tendrá por cumplida cuando
no se realizare por causa imputable a la parte que tení a interés contrario a su
cumplimiento (que bien puede ser el acreedor o el deudor). El inc. 1) es superfluo,
pues que ya está prevista su regla en la general que contiene el art. 497.
El inc. 3), no tiene sentido, porque así el acreedor haga todo lo posible para
que el evento se realice, si la condición es causal v. gr. (art. 504), la disposición no
pasa de una enorme incongruencia, porque, no se sabe cuáles pueden ser esos
actos del acreedor para que, por su influjo, la casualidad se realice.
El inc. 4), ha sido mal tomado (cual resulta de su versión en los originales del
Código), de su precedente el art. 768 del c. c. abrg., por cuya razón, por otra parte,
su fuente está en la de éste: el art. 1177 del Cgo. francés. De acuerdo con esos
antecedentes, lo que el inc. observado quiere estatuir, es lo que establece el citado
art. 768 del c. c. abrg.:
Jurisprudencia
4.- "Se convino que si por causa del incumplimiento de esta obligación, el
Banco acreedor llegara a deducir acción ejecutiva contra el inmueble
hipotecado, se operarí a ipso facto la resolución del contrato, volviendo la casa
al domonio de los vendedores" (G.J. Nº 1009, p. 85).
Conc: c. c. 494 -
Cabe también señalar aquí , que el art. 502 no establece excepciones, sino, y
en rigor, limitaciones a la regla de la retroactividad o, si se prefiere, a los alcances
de ésta. En cuanto al art. 503, propiamente no hay efectos de condición resolutoria
fallida, porque siguen rigiendo los efectos del contrato como si la condición estuviera
pendiente: el contrato rige irrevocable.
Entre las muchas clasificaciones, conocidas desde los juristas romanos, están
las que distinguen las condiciones en afirmativas o negativas; expresas o tácitas;
alternativas o conjuntivas, que no necesitan explicación, porque ésta carecerí a de
utilidad práctica.
Art. 505.- (Condición meramente potestativa). Son nulos los actos de enajenar
un derecho o asumir una obligación subordinándolos a una condición suspensiva
librada a la mera voluntad del enajenante o del deudor, respectivamente.
Jurisprudencia
2.- "El art. 764 (505) establece la nulidad del contrato que subordina la
condición a la sola voluntad de la parte que se obliga, por cuanto no existe el
ví nculo que haga exigible la obligación" (G.J. Nº 603, p. 6).
Art. 506.- (Condición mixta). Será válido el contrato cuya eficacia o resolución
esté subordinada a una condición que dependa conjuntamente de la voluntad de una
de las partes y de la de una tercera persona determinada.
Art. 507.- (Condiciones ilí citas o imposibles). Las condiciones ilí citas y las
condiciones imposibles se consideran no puestas, salvo que la condición haya sido el
motivo determinante para la realización del contrato, caso en el cual éste es nulo.
La idea jurí dica del término extintivo, hace manifiesto sus efectos por su sola
enunciación. No suspende la ejecución de la obligación. Hace que a su vencimiento
desaparezca ésta, quedando intacta las consecuencias ya realizadas. Tiene el
especí fico significado de vencimiento o de cumplimiento, es decir, el momento en
que madura para el acreedor el derecho a la prestación y para el deudor el deber
de cumplirla (Messineo).
Jurisprudencia
Véase los casos insertos en los arts. 311 al 315 inclusive, y el Nº 6 del art.
339.
Por la regla del art. 518, la oscuridad perjudica al causante de la duda esto
es, al contratante que ha dispuesto la cláusula o ha impuesto el contrato-formulario,
dentro del cual el otro simplemente actúa en un contrato de adhesión. Hay caso de
duda, cuando falta el supuesto de la oscuridad o la ambigüedad, conforme distingue
la ley 2ª tí t. 33 de la Partida 7ª: cuando son dudosas las palabras de un contrato,
deben ser interpretadas contra quien dijo la palabra (cit. Scaevola).
En los contratos-formulario, que generalmente son impresos, pueden hacerse
añadidos, aclaraciones o modificaciones manuscritas o escritas a máquina. Cuando
una cláusula añadida a un contrato impreso, no guarde perfecta concordancia con
alguna de las cláusulas de éste, esta última deberá considerarse como desvirtuada o
modificada por las partes (Planiol y Ripert). El c. com. (art. 817) concreta en norma
positiva esta regla de interpretación.
Por lo demás, las reglas de los arts. 510 a 518, conforme se considera
actualmente en la doctrina, de manera indiscutible (Messineo), son verdaderas y
propias normas jurí dicas de observancia obligatoria y no meras indicaciones o
criterios confiados al arbitrio del intérprete o juez.
Finalmente, cabe una breve indicación, siguiendo las pautas trazadas por
Messineo, respecto de la función de las diversas reglas contenidas en el capí tulo,
que el citado autor las agrupa así :
Las de los arts. 511, 512, 513 y 518, fijan criterios objetivos, para eliminar
ambigüedades o dudas, que responden al denominado principio de conservación del
negocio o acto.
Las de los arts. 514, 515, 516, supone una investigación subjetiva o histórica
de la voluntad en concreto, prescindiendo de la hipótesis de la ambigüedad. La del
art. 517, impone un criterio de equidad, entendida ésta como el equilibrio de los
intereses y la igualdad de trato que debe informar las relaciones de las partes.
El Digesto (Lib. 32, tí t. 1, ley 25) dice: qum in verbis nulla, est non debet
admitii voluntatis quaestio (cuando no hay ambigüedad en las palabras, no debe
haber cuestión alguna acerca de la intención; cit. Scaevola).
Jurisprudencia
1.- "Las reglas establecidas por los arts. 748 y s. (510 y s.) para la
interpretación de los contratos oscuros, dudosos o ambiguos, no tienen
aplicación cuando las cláusulas del contrato, siendo por su contexto literal,
claras, expresas, e inequí vocas, no ofrecen duda alguna para su cumplida
inteligencia" (G.J. Nº 421, p. 527).
2.- "El uso de las reglas de interpretación consignadas en los arts. 748 y s.
(510 y s.) no está sujeto a la censura del Tribunal Supremo" (G.J. Nº 450, p.
779).
3.- "El art. 748 (510) establece una regla de interpretación que los jueces de
grado observan solamente cuando a su juicio, la común intención de las
partes no resulta con claridad de los términos del contrato en su sentido
literal" (G.J. Nº 530, p. 27).
4.- "Los contratos se entienden en su sentido literal, toda vez que la voluntad
o intención de las partes está claramente demostrada y, por lo mismo, sólo
proceden las interpretaciones cuando la oscuridad y la duda las hacen
necesarias" (G.J. Nº 652, p. 8).
7.- "La oscuridad en los alcances del tipo de cambio fijado en el contrato (se
ha interpretado con) la facultad que otorga este art. (510), incensurable en
casación (en sentido) de que este tipo fue acordado por las partes para el
pago en su caso" (G.J. Nº 777, p. 11).
13.- "La interpretación de las obligaciones está librada al criterio de los jueces
de grado, sin que sus decisiones, en este orden, puedan ser censuradas en
casación" (G.J. Nº 987, p. 9).
14.- "En las convenciones debe averiguarse cuál es la común intención de las
partes, antes que sujetarse al sentido literal de los términos" (G.J. Nº 1267, p.
44).
14 (a).- "En la interpretación de las convenciones, deben los jueces antes que
atenerse al sentido literal de los términos, averiguar cuál ha sido la común
intención de las partes, dando a las cláusulas imprecisas o contradictorias la
mente que resulte de la escritura toda a tenor de las reglas contenidas en los
arts. 748 y 752 (510 y 514) del c. c." (G.J. Nº 1356, p. 22).
16.- "Interpretado el contrato según las reglas de los arts. 748 y 750 (510 y
514) del c. c. y averiguada así la común intención de las partes además de
dar a las cláusulas del contrato un sentido relacionado con la escritura toda
resulta que los demandados han caucionado al deudor, reservándose
expresamente el derecho de repetir el pago contra la principal obligada" (G.J.
Nº 1585, p. 26).
18.- "Averiguada que la común intención de las partes (según las reglas de la
interpretación de los contratos) ha sido concluir un contrato de compraventa,
en las condiciones fijadas en el convenio, la única disposición aplicable al
caso sublite es la del art. 725 (519) del c. c." (G.J. Nº 1619, p. 36).
En el Digesto (Lib. 50, tí t. 17, regla 67) se lee: Quoties idem sermo duas
sententias exprimit, ea potissimum excipiatur, quas rei gerendae aptior est (siempre
que una misma palabra tiene dos sentidos, se ha de entender aquello que es más
conforme a lo que se trata; cit. Scaevola).
Jurisprudencia
2.- "El art. 748 (510) del c. c. es aplicable para investigar la verdad, cuando
las convenciones no son claras en su redacción y son susceptible de
entenderse en uno u otro sentido; más no cuando la voluntad de las partes
es concluyente y patente" (G.J. Nº 1167, p. 8).
3.- "A las claúsulas susceptibles de dos sentidos, debe dárseles el que
produzca algún efecto y nunca el que ninguno, a tenor de la regla de
interpretación contenida en el art. 749 (511) del c. c." (G.J. Nº 1588, p. 104).
Jurisprudencia
Jurisprudencia
Art. 514.- (Interpretación por la totalidad de las cláusulas). Las cláusulas del
contrato se interpretan las unas por medio de las otras, atribuyendo a cada una el
sentido que resulta del conjunto del acto.
Jurisprudencia
2.- "Los jueces al averiguar la común intención de las partes, explicando las
cláusulas del contrato, las unas por las otras, y dando cada una el sentido
que resulta de la escritura toda, sin limitar sus alcances, han reconocido con
criterio propio, incensurable en casación, que el contrato se celebró con el
objeto de transigir" (G.J. Nº 787, p. 20).
5.- "No es admisible el criterio de ejecutar una cláusula penal con abstracción
y prescindencia del resto de las cláusulas del contrato, que deben
interpretarse de acuerdo al voto del art. 752 (514) del c. c., ya que no se
puede estar solamente a lo favorable en un contrato sin atentar contra la ley"
(G.J. Nº 1597, p. 49).
6.- V. los casos Nos. 14(a), 15 y 16 del art. 510.
Art. 515.- (Expresiones generales). Por generales que sean los términos
usados en un contrato, éste no puede comprender más que las cosas sobre las que
parezca que las partes se han propuesto contratar.
Dice un viejo aforismo, aplicable a la previsión del art.: debe rechazarse toda
interpretación que conduzca al absurdo (Cit. Scaevola).
Jurisprudencia
Art. 517.- (Sentido menos gravoso; sentido que importa mayor reciprocidad).
En caso de duda, el contrato a tí tulo gratuito debe ser interpretado en el sentido
menos gravoso para el obligado y el contrato a tí tulo oneroso en el sentido que
importe la armonización equitativa de las prestaciones o la mayor reciprocidad de
intereses.
Jurisprudencia
SECCION I
DISPOSICIONES GENERALES
Art. 519.- (Eficacia del contrato). El contrato tiene fuerza de ley entre las
partes contratantes. No puede ser disuelto sino por consentimiento mutuo o por las
causas autorizadas por la ley.
Las dos reglas contenidas en este artí culo, se explican por sí solas.
Los contratos formalizados legalmente tienen fuerza de ley para aquéllos que
los han celebrado. El contrato es para las partes contratantes una ley, con la misma
fuerza y autoridad que cualquiera norma, aunque su alcance sea limitado y único:
obliga exclusivamente a los contratantes (art. 523), porque el negocio jurí dico da
nacimiento a normas jurí dicas solamente individuales, no generales (Kelsen, cit. por
R. Villegas). El sentido verdadero del precepto, intenta significar que todo contrato ha
de cumplirse como se cumple la misma ley, dando énfasis al paralelo. Pues, en
rigor, la ley es la ley y el contrato es el contrato. Este no puede demandarse de
inconstitucionalidad como aquél, ni puede fundarse un recurso de nulidad en la mala
interpretación del contrato. Su equiparación a la ley, en cuanto a su eficacia
respecto de las partes, observa Messineo, expresa un concepto si bien más
modesto, pero más significativo del que el tenor de la regla deja inferir prima facie:
se concreta a destacar que las partes no pueden sustraerse al deber de observar el
contrato, según las estipulaciones del mismo. Un viejo aforismo, define el concepto
con claridad: ab initio voluntatis ex post facto necessitatis (lo que en un principio es
voluntario, es después obligatorio; cit. Scaevola). O como dice el Codex (Lib. 2, tí t. 4,
ley 20): si quidem nihil ita fidei congruit hamanae, quam ea quae placuerant custodiri
(cada uno debe cumplir con aquello a que se ha obligado por su propio
consentimiento; cit. ibidem).
La segunda regla del art., precisa que la voluntad de los contratantes puede
disolver la relación jurí dica, que sólo por su voluntad tuvo vida y eficacia. Cual lo
dice el Digesto (Lib. 50, tí t. 17, regla 35): nihil tam naturale est, quam eo genere
quid que disolvere quo colligatum est (no hay cosa tan natural como que cada
especie de contrato se disuelve del mismo modo que se contrajo; cit; Scaevola). La
regla en examen, deriva de la contenida en la primera fase del art. y sanciona la
intangibilidad (Messineo) del contrato por voluntad unilateral, a menos que resulte
modificar por la misma excepción que ella expresa (2a. fase del art.), que permite
disolver el contrato por la sola voluntad de una de las partes: 1º) cuando así se ha
pactado en el contrato (art. 525), y 2º) cuando una disposición de la ley concede a
una o ambas partes esa facultad (Aubry y Rau, cit. Giorgi).
Entre los ejemplos de los casos autorizados por la ley, de disolución de los
contratos por la sola voluntad de una de las partes, pueden citarse los siguientes: a)
el depósito, que conforme a su finalidad puede terminar por voluntad del depositante
(art. 850); b) en el arrendamiento por tiempo indefinido o indeterminado (arts. 709 y
720); c) en el contrato de obra en el que el comitente puede rescindir el contrato
unilateralmente (art. 746); d) en las sociedades por tiempo indefinido (art. 795); e) en
el mandato, considerado revocable por voluntad de cualesquiera de las partes (arts.
828 y 832). En la legislación comercial, particularmente en materia de seguros,
según cláusula que debe estar inserida en la póliza (c. com. art. 1023).
Jurisprudencia
1.- "El art. 725 (519) da fuerza de ley a las convenciones legalmente
formadas, y no a otras".
(G.J. Nº 99, p. 908).
4.- "Las estipulaciones legalmente formadas tienen fuerza de ley entre las
partes contratantes".
(G.J. Nº 284, p. 1860).
5.- "Según el art. 725 (519) del c. c. debe cumplirse como ley del contrato lo
acordado en la cláusula en que las partes dan por verificada la tradición de la
cosa".
(G.J. Nº 301, p. 1987).
7.- "El contrato de representación del mandante una vez aceptado expresa o
tácitamente por el mandatario, tiene toda la fuerza que el art. 725 (519)
atribuye a las convenciones legalmente formadas".
(G.J. Nº 463, p. 899).
10.- "Toda convención legalmente formada tiene fuerza de ley entre las partes
contratantes. (Tal) el pacto explí cito de (someter) cualquier desacuerdo a la
resolución de jueces árbitros en orden a las sociedades comerciales que
tienen celebradas (los litigantes)".
(G.J. Nº 522, p. 11).
11.- "Según este art. las condiciones no tienen fuerza de ley, sino cuando han
sido celebradas legalmente, esto es, con todos los requisitos que en derecho
son indispensables para que surtan su efecto".
(G.J. Nº 543, p. 17).
14.- "Según el art. 1351 (828) el mandante puede revocar su poder, cuando
le parezca bien, obligando al mandatario a la devolución del documento que
lo contenga, sin faltar a la ley del contrato que consagra el 725 (519) del c.
c.".
(G.J. Nº 611, p. 7).
15.- "Al revocarse la resolución del Arbitro, se apartan los jueces del tenor de
la escritura, desconociendo la jurisdicción de aquél, con infracción del art. 725
(519) del c. c.".
(G.J. Nº 659, p. 11).
16.- "Sólo las leyes que interesan al orden público y a las buenas costumbres
no se pueden renunciar por convenios particulares, y todo derecho, sea
eventual o establecido, perteneciente al orden privado puede ser renunciable,
sin que haya ley que lo prohiba".
(G.J. Nº 668, p. 45).
17.- "La escritura faculta a los árbitros para determinar la división de los
bienes. Con arreglo a la ley del contrato corresponde a los árbitros finalizar la
partición y el auto que decide lo contrario, infringe este art.".
(G.J. Nº 672, p. 31).
18.- "Los Estatutos de las compañí as, como toda convención legalmente
formada, obligan únicamente a los que han suscritos como contratantes, cual
lo prescribe este art.".
(G.J. Nº 673, p. 15).
19.- "Por lo dispuesto por este art. toda convención legalmente formada tiene
fuerza de ley respecto de las partes contratantes".
(G.J. Nº 684, p. 19).
22.- "Al aprobar los jueces la liquidación del dirimidor que carga al acreedor
el interés del 2% mensual sobre abonos parciales que le fueron hechos, los
que, siendo suyos desde ese momento, no pudieron producir interés en favor
de su deudor, se faltó a la ley del contrato, infringiendo este art.".
(G.J. Nº 723, p. 6).
23.- "Quedó el remate sin efecto legal por consentimiento de las partes,
previsto en el art. 725 (519), el cual, por lo mismo, no se viola, al rechazar el
retiro extemporáneo de la rescisión del remate".
(G.J. Nº 726, p. 28).
26.- "La segunda parte de este art. faculta a los contratantes para revocar la
convención por su consentimiento mutuo y al darse por válida la partición
entre las dos únicas propietarias, dejando sin efecto la escritura relativa a la
manera de partirse, no se infringe este art.".
(G.J. Nº 753, p. 42).
27.- "Habiendo dado los jueces preferente aplicación a la ley del contrato
sobre preceptos reglamentarios, renunciables por la parte contratante, a quien
pudieron favorecer, han observado lo dispuesto por el art. 725, (519) del c.
c.".
(G.J. Nº 801, p. 27).
28.- "La recurrente defirió a juramento decisorio a... que aceptó por escrito la
prestación del mismo, concluyéndose con ese acto un verdadero contrato que
no puede ser revocado sino por mutuo consentimiento".
(G.J. Nº 811, p. 33).
38.- "Rescindido el contrato no puede surtir el efecto que el art. 725 (519) da
a la convención legalmente formada que no ha sido revocada por mutuo
consentimiento".
(G.J. Nº 863, p. 25).
42.- "La escritura pública teniendo fuerza de ley entre las partes contratantes,
como lo preceptúa el art. 725 (519) del c. c., no puede ser desvirtuada por la
declaración de testigo".
(G.J. Nº 933, p. 7).
45.- "Según el art. 725 (519) del c. c. toda convención legalmente formada
tiene fuerza de ley entre las partes contratantes, no pudiendo ser revocada
sino por consentimiento mutuo o por las causas que la ley autoriza".
(G.J. Nº 1207, p. 78).
46.- "La convención formada en las condiciones prevenidas por el art. 725
(519) del c. c., sólo pueden revocarse por mutuo consentimiento de las partes
o por las causales que la ley señala".
(G.J. Nº 1220, p. 8).
47.- "Los contratos deben cumplirse en la forma prevista por el art. 725 (519)
c. c., mientras no sean invalidados en juicio contradictorio por las causales
que la ley señala".
(G.J. Nº 1349, p. 48).
48.- "El contrato es ley establecida por las partes para ellas, conforme al art.
725 (519) del c. c.".
(G.J. Nº 1355, p. 31).
49.- "El cumplimiento del contrato se impone como ley de las partes por
imperio del principio contenido en el art. 725 (519) del c. c.".
(G.J. Nº 1358, p. 53).
50.- "El contrato tiene fuerza de ley entre los contratantes y debe cumplirse
por éstos de buena fe".
(G.J. Nº 1362, p. 20).
51.- "Toda convención legalmente formada tiene fuerza de ley entre las partes
contratantes según el art. 725 (519) del c. c.".
(G.J. Nº 1565, p. 142).
53.- "Todo contrato legalmente formado tiene fuerza de ley para las partes
contratantes".
(G.J. Nº 1615, p. 77).
54.- "Los arts. 725 del c. c. abrg. y 519 del c. c. en actual vigencia,
establecen el valor de los contratos, que es ley entre las partes signatarias".
(A.S. Nº 146 de 4-6-1979).
55.- "Probado por los obligados que han estado efectuando sus pagos, en
cumplimiento de lo convenido en el documento de fs., que es ley entre las
partes, se ha justificado la excepción de pago documentado previsto por el
caso 7º del art. 507 del p.c.".
(A.S. Nº 209 de 6-9-1979).
57.- "El contrato que contiene la escritura presentada en autos, tiene fuerza
de ley entre las partes contratantes y sólo puede ser disuelto por
consentimiento mutuo de las mismas, o por las causas autorizadas por ley,
conforme dispone el art. 519 del c. c.".
(A.S. Nº 32 de 13-3-1980).
58.- "El contrato es ley entre las partes y debe ser cumplido de buena fe".
(A.S. Nº 161 de 10-X-80).
59.- Véase los casos Nos. 8 del art. 339; 2 del art. 351; 1 del art. 409; 15 y
18 del art. 510; 23 del art. 523; 2 del art. 524; 6 del art. 612.
1.- "Cuando otorgó el arrendamiento quedó reatado según el art. 726 (520) no
sólo a abandonar los $... que debí an reservarse del canon estipulado, sino
también a reembolsar todos aquellos gastos indispensables y urgentes (sin los
cuales) habrí a sido imposible la explotación de la finca".
(G.J. Nº 296, p. 1953).
2.- "En los regalos, conforme con el art. 726 (520), debe atenderse a lo que
el uso y las costumbres han establecido respecto de esta clase de
convenciones conocidas antiguamente con el nombre de donaciones
manuales".
(G.J. Nº 336, p. 3175).
3.- "Este art. no extiende los efectos de los contratos, sino a aquello que la
ley, el uso o la equidad conceden a las obligaciones conforme a su
naturaleza; es decir, a aquellas cosas que, siendo indispensables para la
ejecución a consecuencia del contrato, se sobreentienden en él sin necesidad
de estipulación expresa".
(G.J. Nº 395, p. 262).
4.- "Según el art. 725 (520) del c. c., los contratos, de la naturaleza que
fuesen, deben cumplirse de buena fe, siempre que concurran los requisitos
esenciales indicados en el art. 699 (452) del mismo código".
(G.J. Nº 1355, p. 32).
5.- "Conforme al art. 725 (520) del c. c., las estipulaciones contractuales
deben ser cumplidas de buena fe".
(G.J. Nº 1585, p. 72).
6.- Véase los casos Nos. 18 del art. 489; 17 del art. 510; 44, 50 y 58 del art.
519; 4 del art. 780 y 2 del art. 950.
Art. 521.- (Contratos con efectos reales). En los contratos que tienen por
objeto la transferencia de la propiedad de una cosa determinada o de cualquier
derecho real, o la constitución de un derecho real, la transferencia o la constitución
tiene lugar por efecto del consentimiento, salvo el requisito de forma en los casos
exigibles.
Debe advertirse que la salvedad referida por el art. in fine, a los casos
exigibles, ha de entenderse como si debiera decir "salvo el requisito de forma en los
casos exigidos (o determinados o señalados o impuestos, en fin) por la ley", como
corresponde a un manejo más correcto del idioma.
Otra vez en el objeto especí fico de estas anotaciones, se tiene que, el art. se
refiere a los efectos relativos a la transmisión de la propiedad. Para las legislaciones
antiguas y particularmente la romana, el contrato sólo (titulus adquirendi) no era
suficiente para transmitir la propiedad. Requerí a además un acto material (modus
adquirendi), rodeado de formalidades rigurosas en la mancipatio, la in iure cessio o
más frecuentemente en la traditio.
Giorgi observa, que la innovación que supone esta regla respecto del sistema
de la legislación antigua, no pasa de ser una apariencia engañosa en el progreso de
la ciencia jurí dica. Pues, la importancia del principio se disuelve en una apariencia
engañosa, con la institución del instrumento público y su inscripción en el registro de
los derechos reales, hoy requisito de validez para la formación de los contratos
según el art. 452, o con el principio de que la posesión en materia de muebles vale
por tí tulo, que esterilizan el principio y lo convierten, en realidad, en un canon
especulativo y nada más.
Ahora bien, habida cuenta que el contrato, en cuanto produce efectos, es,
entre otras cosas, un modo de adquirir derechos, según el art. 450, cuando es
traslativo, constitutivo o modificativo de los mismos, casos en los cuales
(particularmente el 1º y el 2º) se dice que el contrato tiene efectos reales: la
transferencia del derecho de propiedad de una cosa determinada o la constitución o
transferencia de un derecho real (v. gr. servidumbre, art. 274; o cesión de crédito,
art. 384). En estos casos, el derecho es constituí do o transferido, por el sólo
consentimiento de las partes legí timamente manifestado. Distí ngase debidamente el
contrato con efectos reales de que se ocupa el art., del contrato real, que es aquel
para cuya constitución es elemento necesario e indispensable la entrega o tradición
simultánea. En el primero, la cuestión es quod effectum y en el segundo quod
constitutionem (Messineo).
Jurisprudencia
5.- "Los riesgos de la cosa corren por cuenta del comprador porque la
compraventa es un contrato consensual (art. 1004 c. c. abrg. = al 584 del
vigente) que se perfecciona con el solo consentimiento de las partes".
(G.J. Nº 1280, p. 41).
Art. 523.- (Eficacia respecto a terceros). Los contratos no tienen efecto sino
entre las partes contratantes y no dañan ni aprovechan a un tercero, sino en los
casos previstos por la ley.
Jurisprudencia
1.- "Los contratos sólo tienen efecto entre las partes contratantes y no dañan
ni aprovechan a los terceros y, en la especie, los pagos no autorizados,
observados además por carecer de formalidades legales, no tienen por qué
perjudicar al ejecutante".
(G.J. Nº 1564, p. 61).
2.- "Conforme al art. 756 (523) del c. c. los contratos surten efectos sólo
entre las partes contratantes, sin dañar ni aprovechar a terceros".
(G.J. Nº 1591, p. 129).
4.- "Según el art. 756 (523) del c. c., de antigua vigencia, los contratos no
dañan ni aprovechan a un tercero".
(G.J. Nº 1609, p. 106).
5.- Véase los casos Nos. 1 del art. 526 y 4 del art. 531.
Art. 524.- (Presunción). Se presume que quien contrata lo hace para sí y para
sus herederos y causahabientes, a menos que lo contrario sea expresado o resulte
de la naturaleza del contrato.
La regla 143, tí t. 17, Lib. 50 del Digesto, expresa: quod ipsis, qui contraxerunt
obstat et, succesoribus eorum ostabit (lo que perjudica a los que contrajeron,
perjudicará también a sus sucesores; cit. Scaevola).
El art. contiene la excepción a la regla res inter alios acta del art. 523, en
forma de presunción, que admite prueba contraria. Causa-habiente en su sentido
amplio, evoca la idea del heredero a tí tulo universal, a tí tulo particular y del acreedor
quirografario. El acreedor quirografario, tiene en el patrimonio del deudor la garantí a
general de su crédito (arts. 1335 y 1337); consiguientemente, un contrato celebrado
por su deudor, puede dañarle o aprovecharle. Entre los causahabientes a tí tulo
universal o a tí tulo particular, están los herederos, los donatarios, legatarios, que
naturalmente pueden resultar dañados o beneficiados por los actos de una persona.
La naturaleza del contrato se relaciona directamente con los llamados intuitus
personae, que no dañan ni aprovechan a los causa-habientes, porque son de orden
personal como los contratos de trabajo, los de venta en renta vitalicia, los que
versan sobre pensiones o jubilaciones que cesan a la muerte del causante.
Igualmente es inaplicable la excepción del art. 524 en los contratos de sociedad,
cuando no se ha estipulado lo contrario, que se disuelven por muerte del causante
(art. 791, 4); en el mandato, salvo la obligación de realizar actos de conservación y
dar aviso al mandante (art. 833, II).
Jurisprudencia
Art. 525.- (Rescisión unilateral del contrato). Si una de las partes está
autorizada por el contrato para rescindirlo, sólo puede hacerlo si éste no ha tenido
principio de ejecución, pero podrá ejercerse esa facultad posteriormente en los
contratos de ejecución continuada; sin embargo, no alcanzará a las prestaciones ya
ejecutadas o en curso de ejecución. Queda a salvo todo pacto contrario.
Conc: c. c. 519 -
Hay estipulaci¾n en favor de tercero, cuando alguien contrata con otro para
que Úste se obligue en favor de aquÚl, sin ser mandatario de dicho tercero ni ser su
representante por ning·n otro tÝtulo. El Cgo. abrg. contemplaba el caso en su art.
712. El desarrollo de esta figura jurÝdica, cobr¾ importancia desde que el seguro de
vida le insufl¾ una existencia muy activa (Planiol y Ripert). Josserand (cit. de
Mazeaud), la define como una operaci¾n triangular en sus efectos, aunque bilateral
en su formaci¾n.
Jurisprudencia
2.- "Si bien X contrat¾ por la sociedad Z, sin estar expresamente facultado
para ello, pudo hacerlo por permitÝrselo el art. 712 (526), en raz¾n de que
va en provecho de la sociedad y por haberse obligado por sÝ mismo".
(G.J. N║ 871, p. 57).
3.- "La declaraci¾n hecha en provecho ajeno, es permitida por el art. 712
(526), el que ha sido infringido al desconocerse la obligaci¾n contraÝda".
(G.J. N║ 937, p. 45).
4.- "Por disposici¾n del art. 712 (526) se puede obligar y estipular en
provecho ajeno y la responsabilidad es siempre para el que hace el
convenio".
(G.J. N║ 1027, p. 51).
Jurisprudencia
1.- "Los actos unilaterales o declaraciones que indican las personas para
quienes se hace alguna adquisici¾n no crean vÝnculos entre el autor de la
declaraci¾n o acto unilateral y aquellas y pueden ser revocadas sin
necesidad de intervenci¾n judicial".
(G.J. N║ 1220, p. 92).
2.- "La declaraci¾n unilateral hecha por el padre de que compra el bien para
la menor, sin la concurrencia de Ústa ni la de su representante legal, no ha
creado un vÝnculo jurÝdico alguno entre el padre y la menor ni tuvo carßcter
de donaci¾n por ausencia del requisito establecido por el art. 666 (668) del c.
c., y atendida la afirmaci¾n (inserida en la declaraci¾n unilateral) de que
procedÝa con derecho propio, importa que el padre tenÝa pleno dominio
sobre el inmueble y, por consiguiente el derecho a su libre disponibilidad, no
siendo aplicable el art. 1018 del c. c. (abrg., relativo a la nulidad de venta de
cosa ajena) incongruentemente acusado, entre otros, en el presente recurso".
(G.J. N║ 1272, p. 11).
Jurisprudencia
1.- "Si bien el art. 711 (531) del c. c. autoriza a contratar por un tercero
prometiendo su consentimiento, en el caso de la especie, no se ha cumplido
esta condici¾n".
(G.J. N║ 949, p. 22).
3.- "Seg·n el art. 711 (531) del c. c. cualquiera persona legalmente hßbil para
contratar puede hacerlo por un tercero, prometiendo el consentimiento de
Úste, salvo la indemnizaci¾n contra el promitente que ofreci¾ la ratificaci¾n
del contrato si el tercero rehusa llevarlo a efecto".
(G.J. N║ 1223, p. 98).
4.- "X se obliga y estipula en nombre propio, por sÝ mismo y tambiÚn por sus
hermanas, prometiendo el consentimiento y ratificaci¾n de Ústas, cosas que
pudo hacerlas por estar de acuerdo con los arts. 710, y 711 (523 y 531) del
c. c.".
(G.J. N║ 1269, p. 26).
SECCIËN IV
1.- "Los arts. 817 y s. (532 y s.) del c. c. permiten estipular penas
convencionales de compensaci¾n y, por lo mismo, las partes pueden fijar los
intereses de las sumas debidas asÝ como pueden acordar clßusulas penales
para la que falte a su compromiso".
(G.J. N║ 486, p. 4).
3.- "La multa convencional (estipulada) para el caso de que alguno de los
contratantes falte al cumplimiento de su obligaci¾n y que ninguno de ellos
podrÝa deducir acci¾n alguna sin el pago previo de la expresada multa,
importa una condici¾n sin cuyo cumplimiento no se puede ingresar a ning·n
litigio".
(G.J. N║ 667, p. 8).
4.- "La pena estipulada s¾lo debe correr despuÚs de haberse constituÝdo los
deudores en mora mediante el requerimiento del decreto de solvendo".
(G.J. N║ 680, p. 20).
5.- "El dep¾sito de 50.000 francos se estipul¾ como clßusula penal para el
caso de que el contrato no se lleve a tÚrmino por cualquier motivo, en cuya
virtud el concesionario depositante pierde su derecho a favor del Estado,
conforme a este art. (532)".
(G.J. N║ 708, p. 10).
7.- "La clßusula penal surte sus efectos, habiÚndose estipulado que sin la
necesidad de acto alguno y por s¾lo el transcurso del tÚrmino sea
constituÝdo (el deudor) en mora".
(G.J. N║ 854, p. 3).
9.- "En las obligaciones con clßusula penal, el pago de la multa no es exigible
sino cuando aquÚl a cuyo favor, fue estipulada, cumpli¾ de su parte las que
le correspondÝan".
(G.J. N║ 985, p. 31).
11.- "La clßusula penal que establece una multa de 500 $b. por cada dÝa de
retraso en el pago de la obligaci¾n, importa un interÚs convencional ilegal,
porque de acuerdo a los arts. 409 y 410 del c. c. Úste no puede exceder del
3% y toda vez que se estipula cantidad superior debe reducirse a la tasa
legal, lo que debe hacerse tambiÚn con la clßusula penal mencionada".
(A.S. N║ 120 de 24-7-1980).
12.- VÚase los casos Nos. ·nico del art. 310; 1 del art. 410, y 18 del art. 489.
Jurisprudencia
4.- "La ejecutada no estß obligada al pago de esa multa al mismo tiempo que
al del saldo de la deuda principal, que en su mayor parte ha sido satisfecha
(y por tanto) no se ha quebrantado el mencionado art. 820 (533)".
(G.J. N║ 842, p. 13).
7.- VÚase los casos Nos. 1 del art. 410, y 11 del art. 532.
Jurisprudencia
Jurisprudencia
Mientras la clßusula penal consiste en una promesa de dar (art. 532), la se±a
y arras consiste en una daci¾n actual (art. 537), o sea, en forma simultßnea o
preventiva al nacimiento del contrato: Arra confirmatoria (Messineo).
Jurisprudencia
1.- "La demanda al manifestar su voluntad de retractarse de la venta,
eligiendo devolver el duplo de las arras, el cumplimiento de uno de los
extremos de su obligaci¾n, se conforma con el expreso tenor de los
instrumentos (y de la ley)".
(G.J. N║ 100, p. 920.
2.- "El duplo de las arras y la pena convencional tiene por objeto principal el
resarcimiento de da±os; las partes son libres para estipularlas con tal que no
sean opuestas a las leyes y a las buenas costumbres y, por lo mismo, se
deben ejecutar en caso de (incumplimiento)".
(G.J. N║ 172, p. 833).
5.- "X haciendo uso de la facultad para desistirse, otorgado por el citado art.
1011 (538), celebr¾ un contrato perfecto de venta de su casa a una tercera
persona".
(G.J. N║ 723, p. 15).
7.- "La promesa de venta hecha con arras no es una venta ni hace venta,
porque estß sujeta a la condici¾n esencial para su perfeccionamiento de que
ninguna de las partes se arrepienta, caso en el cual se aplica lo dispuesto
por el art. 1011 (537-538) del c. c.".
(G.J. N║ 1228, p. 105).
8.- "La venta hecha con arras queda sin efecto y perdido al anticipo par a el
comprador, si Úste no paga el resto del valor figurado por un perito en el
tÚrmino de tres dÝas al fin de que la escritura de perfeccionamiento del
contrato sea otorgada".
(G.J. N║ 1251, p. 8).
9.- "Acreditados el voluntario desistimiento del vendedor, asÝ como los gastos
ocasionados al comprador, aquÚl estß en la obligaci¾n de restituir el doble
de las arras recibidas, a tenor del art. 1011 (537-538) del c. c., asÝ como los
gastos y pagos efectuados por el comprador".
(G.J. N║ 1353, p. 19).
11.- "A tenor del art. 1011 (537-538) del c. c., cualquiera de los contratantes
puede rescindir el contrato, el comprador perdiendo las arras y el vendedor
pagado el doble de ellas".
(G.J. N║ 1620, p. 49).
13.- "Seg·n el art. 1011 (537-538) del c. c. el contrato de venta con arras es
bilateral y faculta a las partes a arrepentirse en las condiciones en Úl
establecidas".
(A.S. N║ 235 de 2-10-1979).
14.- "Si bien el art. 1011 (537-538) del c. c. faculta a los contratos retractarse
de perfeccionar el compromiso de venta con arras, tal facultad no es absoluta
y no puede subsistir cuando los vendedores reciben el precio total del bien
comprometido que supone la ejecuci¾n voluntaria del contrato".
(A. S. N║ 272 de 17-12-1979).
CAPITULO VI
Art. 539.- (Noci¾n). Cada uno de los contratantes puede sustituirse mediante
un tercero en un contrato de prestaciones recÝprocas, si Ústas no hubiesen sido a·n
ejecutadas y siempre que consienta el otro contratante.
DE LA SIMULACIËN
El capÝtulo que inicia este art. en examen, se concreta a se±alar los efectos
de la simulaci¾n en los contratos y a normar su prueba. Sus reglas se circunscriben
a la simulaci¾n negocial, porque, generalmente (Mazeaud), se reserva el nombre de
simulaci¾n para la creaci¾n de una apariencia en el ßmbito de las obligaciones. No
comprende, por lo tanto, otras ßreas simulatorias, de igual raigambre jurÝdica seg·n
observa Mu±oz SabatÚ. Por ej., la simulaci¾n de matrimonio que este autor
considera posible a pesar del criterio generalizado en contrario (Ferrara, Demogue,
Planiol y Ripert; Loewenwarter, al comentar el c. c. alemßn se±ala que admitir la
excepci¾n de simulaci¾n como causa de nulidad para disolver el matrimonio,
conducirÝa prßcticamente al divorcio libre). Sin embargo, la infracci¾n deliberada e
intencional de lo dispuesto por el inc. 1║) del art. 78 del c.f. para sorprender a
terceros, o alguna de las violaciones mencionadas en el art. 93 del mismo, justifican
la sanci¾n prevista por el art. 243 del c.p. (simulaci¾n de matrimonio) cuando
alguien se atribuye autoridad para celebrar el acto o lo realiza mediante enga±o. La
simulaci¾n de la adopci¾n, en la esfera del derecho de familia v. gr., es una
simulaci¾n negocial y cae dentro de las previsiones del capÝtulo en examen, (el art.
138 del c. c. alemßn, lo establece asÝ, por considerarle contrario a las buenas
costumbres: Loewenwarter).
Con los vicios del consentimiento (error, violencia), no hay confusi¾n posible:
la simulaci¾n supone una alteraci¾n artificiosa y voluntaria (deliberada) del
consentimiento, en tanto que en el error y en la violencia, el consentimiento deviene
real y forzado. En el dolo, la mentira o maquinaci¾n supone el enga±o y el evento
damni con el que uno de los contratantes perjudica al otro contratante y no hay
consilium fraudis para enga±ar y perjudicar a terceros, de lo que resulta una
diferencia netamente evidente. Messineo, observa -y bien- que el negocio simulado
exige, para existir, la concurrencia de dos sujetos: dos declaraciones de voluntad en
connivencia que, combinßndose entre sÝ, constituyen el acuerdo simulatorio. Aun en
el ejemplo del mandatario, que obrando en el lÝmite formal de sus poderes, para
favorecer a su concubina vende a Ústa a bajo precio la finca del mandante, no hay
simulaci¾n, sino simple y llanamente dolo: prop¾sito delictuoso (Revista de
jurisprudencia argentina La Ley, N║ 22, p. 83; cit. M. SabatÚ).
Para entender la observaci¾n, en el sentido que deriva del prf. II del art. 543
en examen, es preciso valerse de ejemplos simples. El art. 491, caso 1, por ejemplo,
exige en concordancia con el 452, que la donaci¾n para ser vßlida ha de celebrarse
por documento p·blico y ha de inscribirse en el Registro de Derechos Reales (art.
1540, 1). Seg·n las exigencias del art. 543, II), el acto aparente de la donaci¾n,
indudablemente tendrÝa que reunir todos estos requisitos, y tambiÚn el acto oculto o
contradocumento, que puede versar sobre una venta v. gr. En tal caso, puede
hablarse de cualquier cosa y no de simulaci¾n, cuyo carßcter oculto, bajo cubierta
de un acto aparente, desaparece con la publicidad que supone los requisitos exigidos
por el art. 543. La observaci¾n cobra mayor inobjetabilidad, si se invierte el ejemplo
y se piensa en un contrato aparente de venta, por ejemplo, para esconder uno de
donaci¾n, cual serÝa lo propio. Esta incoherencia, ha sido copiada del Cgo. modelo
(art. 1414, 2║ apartado) que, al parecer, ha pasado desapercibida para Messineo,
quien no emite juicio sobre el particular en su Manual. En realidad, s¾lo puede regir
para la simulaci¾n ad pompam.
Jurisprudencia
1.- "La actora carece de acci¾n para solicitar la nulidad de la escritura p·blica
que acredita aquel contrato, invocando su propia simulaci¾n".
(G.J. N║ 827, p. 52).
2.- "No puede acusarse la simulaci¾n del instrumento que la contiene sino
por Ústas (las partes) u otra directamente lesionada".
(G.J. N║ 835, p. 37).
3.- "No es lÝcito que la misma otorgante invoque su propia simulaci¾n, como
lo hace al demandar la nulidad de la citada venta que en la fecha de su
otorgamiento no perjudicaba derechos de terceros".
(G.J. N║ 861, p. 20).
4.- "El actor carece de acci¾n para demandar la nulidad del contrato de que
se trata, con apoyo de su propia simulaci¾n".
(G.J. N║ 873, p. 81).
5.- "La simulaci¾n es un acto que por su propia naturaleza implica fraude,
enga±o o falsedad intelectual, porque el acto aparente no guarda conformidad
con el verdadero".
(G.J. N║ 1055, p. 40).
6.- "En los contratos simulados las partes concurren a celebrarlos con pleno
conocimiento de causa y sin que su libre consentimiento estÚ afectado de
vicio alguno, por cuya circunstancia deben precaverse, en resguardo de sus
intereses, con el correspondiente contradocumento".
(G.J. N║ 1131, p. 36).
7.- "La acci¾n de simulaci¾n de un acto jurÝdico no puede ser ejercida sino
cuando son hechos que se realizan violando la ley o en fraude de terceros
perjudicados".
(G.J. N║ 1135, p. 38).
8.- "En los contratos simulados, cuyo objeto es fingir una convenci¾n dßndole
una apariencia de verdadera, regularmente en perjuicio de terceros, los
contratantes obran con el consentimiento libre y dßndose cabal cuenta de lo
que hacen; (por lo que) el simulador para destruir en juicio su propia
simulaci¾n, debe acreditar su demanda con el respectivo contradocumento".
(G.J. N║ 1221, p. 45).
9.- "El simulador no tiene acci¾n para perseguir en juicio la anulaci¾n de su
propio acto".
(G.J. N║ 1256, p. 38).
12.- "En los contratos simulados las partes prestan su consentimiento s¾lo
para dar forma al pacto, mßs no para el efecto jurÝdico que la ley atribuye a
esa forma".
(G.J. N║ 1314, p. 28).
16.- "La simulaci¾n es relativa cuando el contrato oculto bajo otro aparente,
que es eficaz entre los contratantes, re·ne los requisitos de sustancia y forma
sin infringir la ley ni perjudicar a terceros".
(Lab. Jud. 1985, p. 172).
Merecen esta protecci¾n s¾lo los terceros de buena fe. A los que hubieran
tenido conocimiento de la simulaci¾n, a tiempo de contratar con alguno de los
simuladores, puede oponerse el contradocumento.
Jurisprudencia
1.- "Al declararse ficta y simulada la venta porque aparece otorgada en fraude
de los derechos hereditarios de la actora, no se desconoce el derecho de
propiedad del padre com·n".
(G.J. N║ 840, p. 13).
2.- "La simulaci¾n s¾lo puede acusarse por las personas en cuyo perjuicio se
hubiese celebrado, pero no por los mismos otorgantes".
(G.J. N║ 884, p. 55).
3.- "S¾lo pueden demandar por simulaci¾n las partes (terceros) en cuyo
perjuicio se hubiere celebrado".
(G.J. N║ 1133, p. 31).
4.- "La acci¾n de nulidad de escrituras por simulaci¾n otorgadas por los que
tienen la libre disposici¾n de bienes, s¾lo pueden ejercitarla los terceros
perjudicados".
(G.J. N║ 1158, p. 37).
6.- "Tienen acci¾n para demandar la nulidad de los actos simulados, todos
aquÚllos a quienes causan perjuicio los contratos que entra±an y aun los
mismos herederos de quienes los han otorgado, por el fraude o dolo que
contengan en detrimento de sus derechos".
(G.J. N║ 1264, p. 42).
PRINCIPIO GENERAL
"Plus valet quod agitur quam quod simulatur" = (Debe darse mßs valor a lo
que se hace que a lo que se simula). Scaevola.
Causa simulandi m¾vil para simular, que explica el motivo de la falsedad del
negocio aparente.
Necessitas falta de necesidad de enajenar o gravar, que explica la
veracidad del negocio.
Omnia bona venta de todo el patrimonio o de lo mejor del mismo.
Affectio relaciones entre los simuladores: parentesco, amistad,
dependencia.
Habitus antecedentes de conducta.
Interpositio testaferro, simulaciones en cadena.
Subfortuna falta de medios econ¾micos del adquirente.
Pretium vilis precio bajo de la operaci¾n.
Pretium confessus precio no entregado de presente.
Retentio Possesionispersistencia del enajenante en la posesi¾n.
Tempus tiempo sospechoso del negocio.
Locus lugar sospechoso del negocio.
Silentio ocultaci¾n del negocio.
Preconstitutio documentaci¾n sospechosa.
Disparitesis inequivalencia entre las prestaciones y las contraprestaciones.
Jurisprudencia
3.- "Se puede demostrar la simulaci¾n con todo gÚnero de pruebas, aun la
indicial".
(G.J. N║ 1120, p. 21).
8.- "La simulaci¾n puede ser demandada directamente por los contratantes
cuando su acci¾n estß fundada en un contradocumento que la justifique".
(G.J. N║ 1272, p. 53).
10.- "La prueba testifical no esta comprendida en la prohibici¾n del art. 928
(1328, 1) del c. c., cuando los terceros perjudicados se valen de ella para
acreditar la simulaci¾n de un contrato y pueden aprovecharse de todo gÚnero
de pruebas incluso los indicios y presunciones para destruir el contrato
simulado".
(G.J. N║ 1354, p. 61).
12.- "La simulaci¾n demandada por terceros puede probarse por todos los
medios admitidos por ley, incluida la testifical que debe ser recibida, para
surtir eficacia, dentro del tÚrmino probatorio".
(A.S. N║ 110 de 9-VII-80, S.C. 1¬, inÚd.).
14.- "El parßgrafo II de este art. concordante con el 1292, establece que los
contradocumentos p·blicos o privados, no pueden surtir efectos sino entre los
otorgantes y sus herederos de no estar contra la ley".
(G.J. N║ 1734, p. 137).
16.- "La simulaci¾n, conforme a este art., entre las partes, s¾lo puede
probarse mediante contradocumento u otra prueba escrita, mientras que la
que se demande por terceros, admite todos los medios de prueba, incluida la
testifical".
(G.J. N║ 1745, p. 51).
17.- VÚase los casos 6, 8 y 14 del art. 543; 3 del 544 y 17 del 1328.
CAPITULO VIII
DE LA NULIDAD Y LA ANULABILIDAD DEL CONTRATO
SECCIËN I
DISPOSICIONES GENERALES
PRINCIPIOS GENERALES
"Quae contra ius fiunt, debent utique pro infectis habere" = (Las cosas que se
hacen contra derecho deben ciertamente tenerse por no hechas). M. Puigarnau.
"Pacta, quae contra leges constitutiones- que vel contra bonos mores fiunt,
nullam vin habere, indubitate iuris est" = (Es incuestionable jurÝdicamente que los
pactos que se hacen contra las leyes y las constituciones o contra las buenas
costumbres no tienen fuerza ninguna). Codex. ley 6. tÝt. 3, Lib. 2.
"Contra iuris civilis regulas pacta conventa, rata non habentur" = (Los pactos
convenidos contra las reglas del derecho civil son nulos). Gayo (cit. Scaevola y M.
Puigarnau).
Mas, como quiera que el C¾digo en esta materia, como en varias otras, ha
concretado sus reglas a una funci¾n esencialmente prßctica, por fuerza ha de
prescindirse de las formulaciones doctrinales o las comparaciones sobre puntos que
elude el C¾digo.
Con esta mira y seg·n las reglas dadas por el capÝtulo en examen, puede
resumirse brevemente las causas y caracterÝsticas de la nulidad absoluta, seg·n la
escuela clßsica o simplemente nulidad seg·n el C¾digo, y de la nulidad relativa
seg·n la escuela clßsica o anulabilidad seg·n el C¾digo.
La nulidad afecta el interÚs general. Es de orden p·blico; por eso puede ser
declarada a·n de oficio, es imprescriptible e inconfirmable. La anulabilidad, toca al
interÚs privado; no puede ser declarada de oficio, es prescriptible (excepto como
excepci¾n) y confirmable.
La ineficacia, que el comentado art. 821 del c. com. sanciona, puede decirse
que, en sus efectos, es una nulidad de mßxima jerarquÝa, porque funciona de pleno
derecho, sin que sea necesario reclamarla ni por vÝa de acci¾n ni por vÝa de
excepci¾n, ya que no es necesaria la existencia de una declaraci¾n judicial y
sucede lo que acontece con la inexistencia de la doctrina clßsica: el juez puede
reconocerla en cualquier momento sin necesidad de fallo.
Se justifica la necesidad de la declaraci¾n judicial de la nulidad, con el
argumento (ciertamente rebuscado) de que las partes no pueden hacerse justicia por
sÝ mismas (extendiendo al punto, puede decirse la doctrina del art. 1282) o habida
cuenta que cuando se da conflicto de derechos sobre la validez o invalidez del
contrato, se opina que debe entonces buscarse, mediante el correspondiente
proceso, la declaraci¾n judicial sobre si existe o no la causa de nulidad que se
discute, conforme a los principios sentados por los arts. 1281 y 1449 del c. c. Como
por regla general, la nulidad no impide que el acto o contrato produzca efectos (asÝ
se los llame o considere provisionales), Ústos deben ser destruidos por la sentencia
del juez. Queda, sin embargo, el problema (R. Villegas) para los casos en que de
plano la ley dispone que tal o cual supuesto no producirß efecto legal alguno.
Mientras en la nulidad, las partes pueden cuestionar sobre si es o no nulo el acto,
en la ineficacia, el juez ya no puede destruir el efecto que la ley anticipadamente
declara sin lugar, sea que emplee la palabra ineficacia, que no producirß efecto
alguno o que no producirß determinado efecto (v. gr. art. 541 del c. com. in fine) o
que no tendrß ninguna validez tal o cual renuncia (v. gr. la consignada en el art. 566
del c. c.), o cuando se dice que determinados contratos para su validez han de
celebrarse con las solemnidades y formas que se se±alan (v. gr. art. 171 del c. min.
sobre contratos mineros), o cuando se intenta una acci¾n que la ley no concede
(art. 910 c. c.) para cobrar una acreencia resultante de juego prohibido, no hay
necesidad de sentencia, sino de simple rechazo sobre tablas. Otra cosa resultarß, en
este ·ltimo ej., de si se invoca tratarse de un juego permitido, caso en el cual, al
versar la causa sobre si el juego es prohibido o lÝcito, se da una controversia sobre
la causa de una nulidad extremo en que sÝ procede, para determinar las
consecuencias, una sentencia o declaraci¾n judicial necesaria.
Jurisprudencia
2.- "La acci¾n de nulidad se funda en alg·n vicio o defecto de los elementos
esenciales del contrato. La rescisi¾n es la existencia de un perjuicio
econ¾mico".
(Lab. Jud. 1986, p. 378).
4.- "Declarado nulo judicialmente el acto, conforme al art. 546 del c. c., aquÚl
queda ineficaz con efectos retroactivos con arreglo al art. 547 del mismo
Cgo., en observancia de cuyo art. 1558, numeral 3) corresponde ordenar la
cancelaci¾n de la partida inscrita sobre el mismo en el Registro de Derechos
Reales".
(G.J. N║ 1746, p. 41).
Hay efectos generales antes de llegar al destino de las cosas o del precio,
que no deben pasarse por alto.
Jurisprudencia
2.- "La nulidad declarada judicialmente surte efectos retroactivos, sin mßs
obligaci¾n para las partes que restituir mutuamente lo que hubieran recibido,
norma ajustada al principio de que un contrato nulo es jurÝdicamente
considerado inexistente, desprovisto, por lo tanto, de todo efecto jurÝdico".
(G.J. N║ 1679, p. 110).
PRINCIPIOS GENERALES
"Quod nullum est, nullum producit effectum" = (Lo que es nulo no produce
ning·n efecto). M. Puigarnau, Scaevola.
"Quod nullum est in uno, nullum est in omnibus" = (Lo que es nulo en un
caso lo es en todos). M. Puigarnau.
"Quod non rite factum est, pro infecto habetur" = (Lo que no se hace
ritualmente (requisito de forma), se tiene por no hecho). M. Puigarnau.
La enmienda para este art. como la propuesta para el art. 554 en cuyo inc. 3)
se incluye la anulabilidad del error, como vicio que es del consentimiento al igual
que la violencia y el dolo, introduce en este capÝtulo (nulidad y anulabilidad), las
enmiendas pertinentes que corresponden a las enmiendas consignadas para los arts.
474, 475 y 476, de manera de asegurar la coherencia adecuada en la normativa del
ordenamiento legal de los vicios del consentimiento relativos al error y los efectos
que derivan de ellos dentro de las nulidades y anulabilidades del contrato.
Jurisprudencia
4.- "Si un contrato no contiene los requisitos esenciales exigidos por ley, es
un acto an¾malo que no genera derecho alguno y debe reputßrsele
inexistente".
(Lab. Jud. 1985, p. 170).
5.- "El contrato serß nulo, cual determina el art. 549 del c. c., cuando falta en
Úl el objeto o la forma prevista por la ley como requisito de validez".
(G.J. N║ 1732, p. 164).
6.- "Entre los casos de nulidad establecidos por el numeral 3) de este art. no
esta comprendida la de la escritura de transferencia que un propietario otorga
sobre su alicuota que estß concretamente definida".
(G.J. N║ 1737, p. 27).
7.- "La falta de forma prevista como requisito de validez por la ley, hace nulo
el contrato a tenor del art. 549, numeral 1), por lo que carece de fuerza
ejecutiva".
(G.J. N║ 1741, p. 54).
8.- "El contrato privado con el que se constituye anticresis, es nulo por
disposici¾n del art. 549, numeral 2) del c. c. porque le falta el requisito de
forma exigido por los arts. 491, inc. 3) y 1430 del mismo Cgo.".
(G.J. N║ 1744, p. 238 y Lab. Jud. 1989, p. 548).
En el mismo sentido.
(G.J. N║ 1745, p. 112).
9.- "El contrato nulo no surte efecto legal ninguno. Es Ýrrito e inconfirmable.
No es rescindible. En cambio, el contrato vßlido es rescindible o anulable por
las causas que autoriza la ley".
(Lab. Jud. 1987, p. 314).
10.- "El art. 549, 3) del c. c. no establece nulidad por "ilicitud del contrato".
(Lab. Jud. 1988. p. 400).
Art. 550.- (Nulidad parcial del contrato). La nulidad parcial del contrato o de
una o mßs de sus clßusulas no acarrea la nulidad del contrato, a menos que esas
clßusulas expresen el motivo determinante del convenio.
La nulidad tiene carßcter de orden p·blico, de ahÝ que el propio juez puede
se±alarla de oficio (v. lo pertinente en la anot. al art. 546), cuando la advierta en las
situaciones en que interviene y aun cuando no concurra petici¾n del interesado al
respecto. Por el mismo carßcter, puede ser opuesta en cualquier grado de la causa.
La facultad dada al juez para declarar la nulidad de oficio, que es cierto estß
consignada en la disposici¾n fuente (art. 1421 c. c. it.) en el ordenamiento nacional
tiene su lugar propio, Ej.: arts. 15 c. c.; 252, p.c.; 308, p.p.; 822, c. com.; 78, c.f:;
etc:
Jurisprudencia
1.- "Las convenciones entre tutriz y pupilo pueden anularse a demanda del
menor llegado a su mayoridad o de sus herederos. En este ·ltimo caso no es
necesario inscribir la declaratoria de herederos en el Registro de Derechos
Reales, seg·n los arts. 551 y 555 del c. c. y 335 del c.f., que no lo disponen
de esa manera".
(Lab. Jud. 1986, p. 313).
2.- "Si bien cualquier persona con un interÚs legÝtimo puede demandar la
nulidad de un acto conforme al art. 551 del c. c. s¾lo es en cuanto concierne
a esa persona, que no puede arrogarse la representaci¾n de otros".
(G.J. N║ 1736, p. 112).
2) Por incapacidad natural para entender o querer que adolezca una de las
partes en el momento de celebrarse el contrato, aunque no haya sido declarada en
interdicci¾n, siempre que resulte haber mala fe en la otra parte, apreciada por el
perjuicio que se le ocasione a la primera, atenta la naturaleza del contrato y otras
circunstancias particulares del caso.
Seg·n el art. 455, el contrato se forma, esto es, existe, en cuanto han
concurrido, como expresi¾n del consentimiento, la oferta y la aceptaci¾n para
constituir el acuerdo. En otras palabras, si falta el consentimiento de una de las
partes, porque el policitado no da su aceptaci¾n o porque el oferente retira la oferta,
el contrato no se forma, esto es, no cobra existencia, al tenor de dicho art. 455.
Ergo, no puede ser anulado un acto inexistente, que no se ha formado.
Esta regla no ha sido tomada del Cgo. italiano, como es fßcil verificar. Este,
al tratar de la nulidad del contrato en su art. 1418, cuidando de la concordancia
l¾gica de sus disposiciones, dice:
Art. 1325 del Cgo. italiano que ha sido tomado por el C¾digo en el art. 452,
que contiene la enunciaci¾n de requisitos para la formaci¾n del contrato, o sea, las
condiciones de viabilidad del contrato en la plßstica definici¾n de Scaevola,
enunciaci¾n en la cual estß comprendido en primer tÚrmino el consentimiento.
Semejante error proviene, seguramente, de que dicho art. 1418, ha sido copiado -y
mal- en parte y sin una detenida consideraci¾n de sus alcances y finalidad.
Los arts. siguientes, dan reglas que configuran los caracteres y las
consecuencias de la anulabilidad perfilßndose casi todos como antÝtesis de los
atinentes al negocio nulo. Ademßs, la acci¾n de nulidad es una de declaraci¾n de
certeza, mientras la de anulaci¾n es constitutiva (Messineo).
Jurisprudencia
5.- V. los casos Nos. 1, 2, 6, 8, 10 y 14 del art. 453; ·nico del art. 480; 14 y
25 del art. 482; 3 del art. 483, y 4 del art. 485.
II. Se except·an los casos de incapacidad en los cuales corre a partir del dÝa
en que se levanta la interdicci¾n o el menor cumple la mayoridad, y los casos de
vicios del consentimiento en los cuales corre desde que cesa la violencia o se
descubre el error o el dolo.
Jurisprudencia
PRINCIPIO GENERAL
"Actus ab initio nullus non potest validare: validus autem, qui potest annullari,
poterit etiam confirmari" = (El acto nulo en un principio no puede convalidarse; en
cambio, el vßlido que puede ser anulado podrß tambiÚn ser confirmado). Decio, cit.
de M. Puigarnau.
Jurisprudencia
6.- "Los recibos otorgados por pagos diferidos de las cuotas parciales de la
compraventa, por el vendedor al comprador, constituyen actos confirmatorios
y ratificatorios y de ejecuci¾n voluntaria de los contratos cuestionados,
conforme al art. 925 (558) del c. c.".
(G.J. N║ 1565, p. 67).
SECCION I
DEL ESTADO DE PELIGRO
PRINCIPIOS GENERALES
"Quod metus causa gestum erit. nullo tempore Praetor ratum habebit" = (Lo
que por causa de miedo se haya hecho, en ningún tiempo lo tendrá por válido el
juez). Paulo. Digesto, ley 21, tit. 2, Lib. 4.
"Nihil consensui tam contrarium est, quam vis atque metus" = (Nada hay tan
contrario al consentimiento como la violencia y el miedo). Ulpiano. Digesto, ley 116,
tí t. 17, Lib. 50.
"Metus accipiendus (est) non quilibet timor, sed maioris malitatis" = (Por miedo
se ha de entender no un temor cualquiera, sino de un mal mayor). Ulpiano. Digesto,
ley 5, tí t. 2, Lib. 4.
"Vani timoris iusta excusatio non est" = (No hay justa excusa de un vano
temor). Celso. Digesto, ley 184, tí t. 17, Lib. 50.
También procede esta forma de disolución del contrato por las causas que la
ley señala (fase 2ª i.f. del art. 519). Entre esas causas autorizadas por la ley están
las que regla este capí tulo en sus dos secciones: contratos concluidos en estado de
peligro y por efecto de lesión.
Jurisprudencia
DE LA LESIËN
II. La acci¾n rescisoria solo serß admisible si la lesi¾n excede a la mitad del
valor de la prestaci¾n ejecutada o prometida.
PRINCIPIO GENERAL
"Venditor, deceptus ultra dimidiam iusti pretti, agere potest, ut res sibi, redenti
pretium, restituatur, vel iustum pretium suppleatur; et in hoc electio est emtoris" = (El
vendedor defraudado en mßs de la mitad del justo precio puede ejercitar acci¾n
para que le restituya la cosa, devolviendo Úl el precio recibido, o se le supla el justo
precio, correspondiendo la elecci¾n al comprador). Codex, ley 6, tÝt. 17, Lib. 3.
El art. 561 del C¾digo, reglamenta la materia con el criterio de esta teorÝa,
combinando el elemento subjetivo (necesidades apremiantes, ligereza o ignorancia
de la parte perjudicada), con el elemento objetivo (desproporci¾n superior a la mitad
de la prestaci¾n). Extiende sus efectos a todos los contratos y cualquiera de las
partes contratantes que resulte perjudicada (comprador o vendedor en el caso de la
compraventa v. gr.), puede intentar la acci¾n rescisoria. De materia mßs
frecuentemente limitada al contrato de enajenaci¾n a tÝtulo oneroso, en especial
inmobiliario, actualmente, seg·n las corrientes legislativas avanzadas, la rescisi¾n por
causa de lesi¾n, es un remedio de carßcter general. (Messineo).
Jurisprudencia
1.- "La acci¾n rescisoria por causa de lesi¾n se determina ·nicamente por la
diferencia entre el valor de (la cosa) enajenada y el precio pagado,
independientemente del dolo, fraude o error que constituyen causales distintas
de nulidad".
(G.J. N║ 604, p. 6).
2.- "Seg·n el art. 1086 (561) para que por causa de lesi¾n, pueda rescindirse
la venta, es necesario que (el contratante perjudicado) haya sufrido lesi¾n en
la mitad del precio, lo cual puede averiguarse apreciando el valor que tenÝa
(la cosa) al tiempo de la venta".
(G.J. N║ 663, p. 4).
En el mismo sentido.
(G.J. N║ 1284, p. 75).
8.- "La acci¾n rescisoria por lesi¾n s¾lo compete al vendedor perjudicado
seg·n el art. 1086 (561) del c. c. y no pueden demandarla, como ocurre en la
especie, quienes no son propietarios ni vendedores de la cosa".
(G.J. N║ 1344, p. 2).
10.- "Para saber si hay lesi¾n, es menester apreciar el estado que tenÝa la
cosa a tiempo de la venta y tener en cuenta que los hechos articulados sean
probables y bastante graves para determinarla".
(G.J. N║ 1588, p. 19).
11 (a).- "De acuerdo al art. 1086 (561) del c. c., hay lesi¾n enorme cuando el
precio pagado por el inmueble es equivalente a la mitad de su valor real en
el momento de la compraventa".
(G.J. N║ 1598, p. 129).
12.- "Para que proceda la acci¾n rescisoria por lesi¾n, el vendedor ha debido
sufrir un da±o en el precio, de la mitad o mßs del valor real a tiempo de la
venta".
(G.J. N║ 1599, p. 60).
13.- "Para la determinaci¾n de la lesi¾n, no es admisible tomar en cuenta la
apreciaci¾n catastral, que se lleva a cabo con fines impositivos, o sea
distintos a los que motivan la demanda propuesta, tal como tiene establecido
la jurisprudencia en m·ltiples casos que registra la Gaceta Judicial".
(G.J. N║ 1600, p. 40).
16.- "El art. 561 del c. c., cuando exige tenerse en cuenta la explotaci¾n de
las necesidades apremiantes, la ligereza o la ignorancia de quien resulte
perjudicado por la lesi¾n, establece una previsi¾n protectora contra la
desventaja en que eventualmente se encuentra la persona asÝ perjudicada".
(A.S. N║ 15 de 22-I-81; S.C. 1¬, inÚd.).
19.- "Si la prueba material es plena y muestra que existe precio vil, se
evidencia el enga±o en el contrato que autoriza la rescisi¾n reconociendo al
vendedor por el art. 561 del c. c.".
(G.J. N║ 1631, p. 200).
21.- "Para probar la lesi¾n no basta demostrar un pago menor a la mitad del
precio real del inmueble, sino tambiÚn los aspectos subjetivos de los que
abus¾ el comprador para explotar la necesidad apremiante, ligereza o
ignorancia de la parte perjudicada".
(Lab. Jud. 1982, p. 246).
22.- "El actor debe demostrar para probar la lesi¾n las circunstancias
objetivas y subjetivas en que se funda su acci¾n, porque faltando uno de
estos elementos no hay lesi¾n".
(Lab. Jud. 1984, p. 127).
En el mismo sentido: Lab. Jud. 1987, p. 275; Lab. Jud. 1988, p. 388.
24.- "La rescisi¾n por lesi¾n procede cuando se paga como ocurre en la
especie, mucho menos de la dÚcima parte del valor real del bien comprado
por la necesidad apremiante de los vendedores".
(Lab. Jud. 1985, 158).
25.- "Para que prospere la rescisi¾n por lesi¾n debe probarse que el
comprador se haya aprovechado de la necesidad apremiante, ligereza o
ignorancia del vendedor".
(Lab. Jud. 1985, p. 183).
28.- "Cuando se efect·a una venta reservßndose el usufructo vitalicio (art. 217
c. c.), que supone la posesi¾n del inmueble, no puede haber lesi¾n, seg·n
tesis reiterada de la jurisprudencia nacional, ej.: G.J. N║ 1399, A.A. N║ 7".
(Lab. Jud. 1988, p. 452).
29.- VÚase los casos 2 del art. 546; 2 del 563; 31 del 568.
Jurisprudencia
1.- "La lesi¾n es excusable en las ventas que se hacen por autoridad judicial,
por lo dispuesto por el art. 1092 (562, 4) del c. c.".
(G.J. N║ 585, p. 7).
2.- "La acci¾n rescisoria de lesi¾n esta prohibida en las ventas en p·blica
subasta".
(G.J. N║ 672, p. 34).
3.- "Se declaro rescindida la venta porque se evidenci¾ la lesi¾n sufrida por
el vendedor, quien al obligarse por la evicci¾n y saneamiento no celebr¾ un
contrato aleatorio".
(G.J. N║ 713, p. 15).
8.- "No cabe rescisi¾n por lesi¾n en las ventas realizadas mediante autoridad
judicial, seg·n el art. 1092 (562, 4) del c. c. abrg., aplicable al caso sublite".
(Lab. Jud. 1981, p. 144).
Jurisprudencia
2.- "La prueba pericial recay¾ sobre el precio de la finca en su estado actual,
en lugar de haber sido sobre el que tenÝa en la Úpoca de la de su venta,
cual era preciso para venir en conocimiento de la lesi¾n enorme, seg·n los
arts. 1086 y 1087 (561 y 563) del c. c.".
(G.J. N║ 651, p. 26).
3.- "La demostraci¾n de la lesi¾n exige prueba que permita apreciar el
estado y valor de la cosa en la Úpoca del contrato; apreciaci¾n que debe
resultar de la informaci¾n pericial pertinente".
(G.J. N║ 1218, p. 39).
6.- "No se demuestra la lesi¾n mediante una apreciaci¾n del valor de la cosa
que no se refiera a la fecha en que se extendi¾ la escritura de venta, tal
como requiere el art. 1087 (563) del c. c.".
(G.J. N║ 1590, p. 14).
7.- "La lesi¾n enorme se aprecia seg·n el estado y el valor del inmueble en
el momento de la compraventa y tratßndose de cuesti¾n tÚcnica y de hecho,
se basa en la prueba de peritos como especial y necesaria".
(A.S. N║ 41 de 14-III-79; S.C. 2¬, inÚd.).
DISPOSICIONES COMUNES
Jurisprudencia
1.- "Si bien por este art. (564) no es admisible la demanda de rescisión por
lesión, pasados dos años desde la venta, no es extemporánea la deducida
cuando no se realizó todaví a y existe sólo el ofrecimiento de verificarla con la
preferencia mencionada en el contrato".
(G.J. Nº 642, p. 9).
4.- "El término para demandar la rescisión por lesión, no se suspende por
razón de una estipulación de retroventa (pacto de rescate en el Cgo. nuevo)".
(G.J. Nº 1229, p. 44).
5.- "Es inadmisible una demanda de rescisión por lesión, pasados los dos
años desde que rige el contrato, conforme al art. 1088 (564, I) del c. c.".
(G.J. Nº 1243, p. 28).
En el mismo sentido: (GG.JJ. Nº. 1260, p. 22; 1262, p. 20; 1295, p. 24).
8.- "Es claro y preciso el art. 1088 (564) del c. c. cuando prescribe que la
demanda rescisoria de lesión es inadmisible después de pasados dos años
desde el dí a de contrato".
(G.J. Nº 1588, p. 130).
9.- "Es inadmisible la demanda por lesión después de pasados dos años,
contados desde el dí a de la venta".
(Lab. Jud. 1980, p. 171).
Jurisprudencia
1.- "El derecho alternativo otorgado por el art. 1090 (565) del c. c. ha sido
ejercido por el comprador que en su contestación ofreció reintegrar el valor
de las asignaciones compradas, si se justifica la lesión".
(G.J. Nº 614, p. 2).
2.- "Ejercitada por el comprador la facultad establecida por los arts. 1090 y
1091 (565, II) del c. c., que autorizan o devolver la cosa recuperando el valor
pagado o conservarla satisfaciendo su verdadero valor, se viola las leyes
citadas al declarar nula la escritura de venta que queda subsistente por la
oferta del pago total ofrecida a mérito de la segunda alternativa indicada".
(G.J. Nº 1212, p. 63).
Jurisprudencia
2.- "La lesión da derecho a pedir la rescisión del contrato, aun cuando se
haya renunciado expresamente esta facultad y declarado que se cede el
exceso del precio".
(Lab. Jud. 1980, p. 131).
SECCIËN I
DE LA RESOLUCIËN POR INCUMPLIMIENTO VOLUNTARIO
Tiene lugar en tres casos que el capÝtulo legisla en sus tres secciones:
1) incumplimiento voluntario de la contraparte;
2) incumplimiento (involuntario), por sobrevenida imposibilidad de la prestaci¾n;
3) de dificultad de cumplimiento, por excesiva onerosidad de la prestaci¾n.
Cuando dos contratantes se obligan el uno respecto del otro y lo que uno de
ellos da o se obliga a dar tiene como contrapartida lo que el otro da o se obliga a
dar, entre ambas obligaciones surge una relaci¾n de interdependencia (Josserand), o
relaci¾n de causa seg·n Domat o de equivalencia seg·n Maury, (cits. P. Vives).
Jurisprudencia
1.- "La nulidad (no es tal, corrÝjase esta falla terminol¾gica leyendo
resoluci¾n) designada por el art. 775 (568) del c. c., no tiene lugar de pleno
derecho".
(G.J. N║ 304, p. 2014).
4.- "Seg·n el art. 775 (568) la (clßusula resolutoria) implÝcita en todo contrato
bilateral no lo anula de pleno derecho, sino mediante declaratoria judicial".
(G.J. N║ 580, p. 2).
6.- "Seg·n el art. 775 (568), cuando uno de los contratantes falta a su
compromiso, la otra puede a su elecci¾n pedir la ejecuci¾n del convenio o
su (resoluci¾n) con da±os e intereses, en cuyo ·ltimo caso, volviendo las
cosas al estado anterior, cual si el contrato no hubiera existido, la restituci¾n
de beneficios indebidamente reportados es consecuencia necesaria".
(G.J. N║ 668, p. 16).
7.- "El art. 775 (568) lejos de obligar al acreedor o no usar sino por el orden
en que estßn expresadas las acciones que le concede contra el obligado, libra
a su elecci¾n el ejercicio de la que mßs le convenga".
(G.J. N║ 712, p. 5).
9.- "Seg·n el art. 775 (568) la (resoluci¾n) de un contrato bilateral por falta
de cumplimiento de las obligaciones contraÝdas no se opera en todo rigor de
derecho, debiendo ser declarada en juicio".
(G.J. N║ 848, p. 50).
10.- "(En el) uso del derecho alternativo de pedir el (cumplimiento) del
contrato o su (resoluci¾n) no procede de primera de estas acciones en la
vÝa ejecutiva si el que la deduce no acredita haber cumplido por su parte la
obligaci¾n que se impuso".
(G.J. N║ 1032, p. 65).
18.- "Seg·n el art. 775 (568) del c. c. s¾lo en los contratos bilaterales se
considera implÝcita la clßusula resolutiva y en ninguno otro puede presumirse
si no ha sido estipulada expresamente por las partes".
(G.J. N║ 1315, p. 29).
20.- "En los contratos bilaterales, la parte que ha cumplido el convenio puede
precisar a la otra a la ejecuci¾n del mismo, de acuerdo con el art. 775 (568)
del c. c., mediante el imprescindible requerimiento judicial".
(G.J. N║ 1342, p. 2).
21.- "En los contratos bilaterales y conmutativos, como los de venta o
transferencia de bienes inmuebles, la condici¾n resolutiva es siempre
implÝcita, cuando falta una de las partes a su compromiso, produciendo la
resoluci¾n del acto contractual cuando no es posible su ejecuci¾n o el
resarcimiento de los da±os, concediÚndose en este ultim¾ caso un plazo
seg·n las circunstancias, de conformidad al art. 775 (568) del c. c.".
(G.J. N║ 1355, p. 31).
24.- "La resoluci¾n que legisla este art. no se opera en rigor de derecho, sino
que debe ser declarada judicialmente, previos los requisitos que determina,
pudiendo el obligado gozar de un plazo que puede otorgarle el juzgador seg·n
las circunstancias".
(G.J. N║ 1587, p. 22).
26.- "La parte que ha cumplido puede exigir a la otra el cumplimiento del
convenio o pedir en juicio su resoluci¾n".
(G.J. N║ 1609, p. 62).
29.- "No habiÚndose estipulado en el contrato que por el solo transcurso del
plazo o tÚrmino la parte obligada quedarß constituida en mora, no es
procedente que se declare judicialmente la rescisi¾n (resoluci¾n) de dicho
contrato, sin que se atienda previamente las circunstancias (del caso)
conforme a las reglas del ya citado art. 775 (568) del c. c.".
(G.J. N║ 1616, p. 128).
30.- "Los arts. 568, 569 y 572 del vigente c. c. de 1976, son normas de
naturaleza mixta porque participan al mismo tiempo de la calidad de
sustantivas e instrumentales y que consagran una nueva figura o modalidad
jurÝdica de la terminaci¾n anormal de los contratos, no contemplada antes en
el abrg. c. c. de 1831".
(G.J. N║ 1621, p. 154).
31.- "Se viola este art., cuando en discordancia con lo demandado por la
actora que pide la resoluci¾n del contrato, se declara la rescisi¾n del mismo,
que constituye una figura jurÝdica distinta de aquÚlla".
(G.J. N║ 1621, p. 155).
36.- "La resoluci¾n del contrato no puede verificarse s¾lo por la voluntad de
una parte, sino por las causas que la ley se±ala".
(Lab. Jud. 1985, p. 197).
En el mismo sentido.
(G.J. N║ 1732, p. 45).
Jurisprudencia
VÚase los casos 19 y 30 del art. 568 y ·nico del art. 570.
"La resoluci¾n no se opera de pleno derecho seg·n el art. 570 del c. c., que
exige al acreedor notificar a su deudor, mediante carta diligenciada
notarialmente, requiriÚndole pago o saldo del precio, con tÚrmino de 15 dÝas
por lo menos y s¾lo cuando no se ha cumplido, ya procede la resoluci¾n del
contrato con el pago de da±os, a diferencia de los efectos de cuando se
conviene expresamente que el contrato quedarß resuelto sin necesidad de
requerimiento previo, como prevÚ el art. 569 del mismo Cgo.".
(G.J. N║ 1731, p. 163).
II. Sin embargo, y salvo pacto o uso contrario, si el acreedor beneficiario del
plazo considerado esencial para Úl quiere exigir al deudor el cumplimiento de su
obligaci¾n aun vencido el tÚrmino deberß notificarle por nota escrita notarialmente
diligenciada u otro acto equivalente dentro del plazo de tres dÝas, vencidos los
cuales su derecho caduca.
Jurisprudencia
VÚase el caso N║ 30 del art. 568.
Jurisprudencia
3.- "A tenor de este art. en los contratos con prestaciones recÝprocas,
cualquiera de las partes podrß negarse a cumplir su obligaci¾n si la otra no
cumple o no ofrece cumplir al mismo tiempo, o s¾lo ha cumplido
parcialmente".
(Lab. Jud. 1989, p. 366).
Respecto del art. como se tiene anotado a prop¾sito del art. 548, el precepto
debe considerarse, en su aplicaci¾n, al tenor de las reglas de los contratos con
pluralidad de personas, seg·n sean simplemente mancomunadas o solidarias.
Art. 576.- (Suspensi¾n del cumplimiento del contrato). Cada una de las partes
puede suspender el cumplimiento de su prestaci¾n si las condiciones patrimoniales
de la otra parte llegan a ser tales que ponen en peligro de no cumplir la
contraprestaci¾n debida, a menos que preste una garantÝa suficiente.
El art. se explica dentro de las seguridades que la ley otorga al acreedor (art.
315, por ejemplo) y que, en este caso, la ley extiende a los contratos, como una
forma de resoluci¾n preventiva.
Jurisprudencia
"Este art. faculta suspender el cumplimiento del contrato, cuando existe el
peligro de que la contraprestaci¾n no serß cumplida, como ocurre en la
especie, en la que el vehÝculo vendido aparece gravado a favor de terceros".
(Lab. Jud. 1989, p. 366).
SECCION II
Art. 581.- (Resolución judicial por excesiva onerosidad de los contratos con
prestaciones recí procas). I. En los contratos de ejecución continuada, periódica o
diferida, la parte cuya prestación se ha tornado excesivamente onerosa por
circunstancias o acontecimientos extraordinarios e imprevisibles podrá demandar la
resolución del contrato con los efectos establecidos para la resolución por
incumplimiento voluntario.
PRINCIPIOS GENERALES
"Bono et aequo non convenit aut lucrari aliguem cum damno alterius, aut
damnum sentire per alterius lucrum" = (No conviene a la equidad que alguien se
lucre en perjuicio de otro, o que por lucro ajeno experimente daño). Pomponio.
Digesto, de iure dotium, ley 6, tí t. 3, Lib. 23.
Jurisprudencia
"El recurrido demandó, con arreglo al art. 581, I ), del c. c., la modificación
judicial del contrato por excesiva onerosidad y los tribunales de instancia
ponderando los hechos, las pruebas y las circunstancias que volvieron
excesivamente oneroso el contrato por la hiperinflación, hecho no previsto y
alejado de la voluntad de aquél, ha dado curso a lo demandado, por lo que
se declara infundado el recurso".
(Lab. Jud. 1986, p. 308).
CAPITULO I
DE LA VENTA
SECCION I
DISPOSICIONES GENERALES
PRINCIPIOS GENERALES
"Suae rei emtio non valet" = (No es válida la compra de una cosa propia).
Pomponio. Digesto, ley 16, tí t. 1, Lib. 18.
"Si pecuniam dem ut rem accipiant emptio et venditio est" = (Si se da dinero
para recibir una cosa, compra y venta es). Digesto, ley 5, tí t. 5, Lib. 19; cit. Aguilera
y Velasco.
El carácter consensual de la venta (art. 1004 del Cgo. abrg.), que hace
adquirir al comprador de pleno derecho la propiedad, con respecto al vendedor,
desde el instante en que se conviene sobre la cosa y el precio, aunque la cosa no
haya sido entregada ni pagado el precio, excluye las solemnidades para asegurar la
rapidez de las transacciones, porque la compraventa es el contrato de todos los
instantes (Mazeaud). Las ventas corrientes se harí an imposibles, si se precisara
redactar un documento para cada una de ellas, más aún si en el comercio (al por
mayor) una misma mercaderí a es vendida y revendida sin ser entregada a ninguno
de los compradores, sea que se encuentre almacenada o en transporte.
El Código alemán, que sólo considera el contrato como causa del cambio de
la propiedad, a diferencia del sistema francés, sin producir el cambio en sí , sigue
prácticamente el sistema de la traditio, que es el momento decisivo (art. 446) para
determinar los riesgos (Loewenwarter). El Cgo. argentino (art. 577) no hace adquirir
sobre la cosa ningún derecho hasta que no se produzca la tradición. Sistema igual
siguen el Cgo. peruano (art. 1383), el brasileño (art. 1122).
Jurisprudencia
2.- "Por este art. (1003 Cgo. abrg.) el contrato de compraventa puede
celebrarse por escritura pública o privada... y las minutas pasadas por los
contratantes para que se extienda la respectiva escritura (son) el contrato
mismo de compraventa".
(G.J. Nº 587, p. 13).
3.- "Los herederos de... tienen acción bastante para demandar la devolución
de la cantidad (recibida) por la propietaria de la finca a cuenta del precio de
una parte de ella (por la venta) que no llegó a realizarse, por haberla vendido
a otra persona con todas las formalidades de la ley".
(G.J. Nº 686, p. 21).
La utilidad práctica de esta regla tiene relación con la normativa del derecho
de comercio. Es propia de él. Ha sido tomada en Bolivia para el derecho común de
los arts. 1523, 1524, 1525 (sin tomar en cuenta el 1526) del c. c. it., que como se
sabe legisla el derecho común (civil) y el de comercio en forma tan abreviada que
ha omitido diversas manifestaciones en su constitución y efectos porque ellas en el
Cgo. italiano están referidas a la venta mercantil que tiene sus caracterí sticas
propias.
Jurisprudencia
Las reglas de los arts. 586 al 588 se refieren a esos casos de ventas con
objeto que debe ser previamente individualizado o aprobado. Por ejemplo, las cosas
genéricas (art. 586); las cosas en ví as de confección o de producción, que pueden
considerarse comprendidas en la regla del art. 594, sobre venta de cosas y derechos
futuros; las cosas vendidas a prueba (art. 587); las cosas vendidas con previa
gustación (art. 588); las que son objeto de ventas alternativas (art. 416).
Art. 588.- (Venta con reserva de satisfacción). La venta de cosas que por
costumbre se gustan antes de recibirlas, sólo se perfecciona en el momento en que
el comprador comunica al vendedor que las cosas le satisfacen .
Art. 590.- (Principio). Todas las personas a quienes la ley no prohibe, pueden
comprar o vender.
PRINCIPIO GENERAL
Jurisprudencia
1.- "No estando comprendido en la prohibición del art. 604 (1232) del c. c.
(como albacea sustituto que no llegó a ejercer la función) para comprar
bienes de la testamentarí a no se ha infringido dicho art. ni el 1014 (590) del
c. c.".
(G.J. Nº 709, p. 52).
PRINCIPIO GENERAL
Mazeaud -y al parecer no sin razón- considera que la prohibición del art. 591,
no debe subsistir: el objeto de proteger a terceros interesados (acreedores por lo
regular), contra donaciones simuladas o ventas lesivas para éstos, hechas entre
cónyuges, puede cautelarse suficientemente con las reglas relativas a los actos
simulados o fraudulentos.
Fte: Cgo. it. 1471, (para incs. 1, 2, 5 y 6) - Cgo. francés 1597 (para
incs. 3 y 4) -
Precd: c. c. abrg. 1015 - 1016 -
Conc: c.f. 268 - 317 - c. com. 1277 - 1559 -
c. c. 386 - 468 - 483 - 484 - 485 - 549 - 554 - 837 - 1232 -
PRINCIPIOS GENERALES
"Quod fit lege prohibente, nullam vim habere indubitate iuris est" = (Lo que se
hace estando prohibido por la ley no tiene fuerza alguna de derecho). M. Puigarnau.
"Contra legem facit, qui id facit, quod lex prohibit; in fraudem vero, qui salvis
verbis legis, sententiam eius circumvenit" = (Obra contra la ley el que hace lo que la
ley prohibe; y en fraude de la ley, el que salvadas sus palabras, elude su sentido).
Paulo. Digesto, ley 29 tí t. 3, Lib. 1.
"Non licet ex officio quod administrat quis, emere quid vel per se, vel per
aliam personam" = (A nadie es lí cito comprar, por virtud del cargo que desempeña,
ni por sí ni por medio de otra persona). M. Puigarnau.
Las personas que el art. enumera, no pueden comprar los bienes o intereses
que, por la naturaleza de la función o representación que ostentan, administran o
sobre los cuales conocen o han de resolver. No pueden hacerlo bajo ningún
concepto ni en forma ninguna, esto es, según la norma del art. ni en subasta pública
judicial ni por alguna interpósita persona.
En el caso 5) del art., entre otros, se cuentan los padres y los tutores
respecto de los bienes e intereses de los hijos o los menores a quienes representan
y cuyos bienes administran (art. 268 y 317 c.f.); los que administran bienes del
declarado ausente (art. 31 y s.); los albaceas o ejecutores testamentarios (art. 1232);
los sí ndicos en los concursos y quiebras.
Jurisprudencia
1.- "Le vendió terrenos que fueron del Estado cuando era Prefecto del
Departamento y como tal prohibido de hacer semejante adquisición, siendo
nula dicha compra por disposición del art. 1015 (592) del c. c.".
(G.J. Nº 411, p. 452).
4.- "Según el art. 604 (1232) los albaceas no pueden comprar ninguno de los
bienes de la testamentarí a... disposición general sin excepciones de ninguna
clase (y el albacea) al haber comprado de la coherencia sus derechos y
acciones (ha incurrido en) la nulidad del contrato".
(G.J. Nº 654, p. 14).
5.- "Si bien los arts. 1016 (592) del c. c. y 302 de la l.o.j. prohiben que el
abogado sea cesionario de cosas litigiosas, en las fechas de la compra no
habí a pendiente ningún litigio que le impidiera (al abogado) contratar
libremente".
(G.J. Nº 690, p. 17).
6.- "La aplicación del art. 241 (317 c.f.) referente a las compras verificadas
por los tutores (requiere) justificar el hecho de haberse discernido al
demandado la tutela y curatela del actor".
(G.J. Nº 772, p. 33).
7.- "Este abogado que no intervino en la anterior venta hecha del terreno que
compró, no se halla comprendido en la sanción del art. 1016 (592) del c. c.".
(G.J. Nº 817, p. 41).
9.- "Es nula de pleno derecho la venta (hecha) en contravención de leyes que
afectan al orden público, como son las que protegen la propiedad de los
menores de edad".
(G.J. Nº 1283, p. 41).
10.- "No pueden adquirir los abogados de sus clientes, por ningún tí tulo, los
bienes materia de los litigios en que intervinieron, hasta después de un año
de fenecido el pleito en todas sus instancias y lo pactado en contrario es
nulo, conforme al art. 37 del Estatuto de la Abogací a (L. 8 Dic. 1941)".
(G.J. Nº 1608, p. 88).
SUBSECCION I
DISPOSICIONES GENERALES
También están fuera del comercio y no pueden, por lo tanto, ser alienables o
trasmisibles los grupos mineros nacionalizados y los yacimientos de hidrocarburos
que pertenecen al dominio originario de la Nación (arts. 138 y 139 de la
Constitución). El art. 25 de la Constitución, prohí be trasmitir o enajenar, directa ni
indirectamente, suelo o subsuelo a los extranjeros, dentro de los 50 kilómetros de las
fronteras nacionales. Ha de tenerse en cuenta, además, las prohibiciones de leyes
especiales, pues que la anterior indicación es simplemente enunciativa.
Jurisprudencia
Una cosa futura, como objeto de la venta, puede ser, por ej., un inmueble
(casa, departamento) que está por construirse o está en construcción, o una
mercaderí a no producida todaví a como es el caso de las ventas sobre muestra (v. la
anot. al art. 588), o una obra todaví a por escribir o en preparación prevista en un
contrato de edición y que el autor compromete sin que esté concluida aún a tiempo
de celebrar el contrato (c. com. art. 1232).
Según el principio del art. 488 que es general y aplicable a todo contrato y de
acuerdo a la particular norma de este art., las cosas futuras y los derechos futuros
pueden ser objeto del contrato de compraventa, del mismo modo que pueden serlo
de cualquier otra convención. La sucesión no abierta, o sea de persona viva no
puede ser objeto de compraventa ni de ningún otro contrato (art. 1004), lo cual
constituye una excepción a la regla del art., si se quiere tomar la sucesión no
abierta como cosa futura o como derecho futuro. Las formas tradicionales de la
venta de cosas y derechos futuros son: a) la que sujeta la venta a la condición de
que la cosa o el derecho existan cierto dí a, desapareciendo o no alcanzando
existencia el contrato en caso contrario: b) la que en realidad es una simple
convención aleatoria, que obliga al comprador a pagar el precio en todo caso.
Art. 595.- (Venta de cosa ajena). I. Cuando se vende una cosa ajena, el
vendedor queda obligado a procurar la adquisición de dicha cosa en favor del
comprador.
II. El comprador pasa a ser propietario en el momento en que el vendedor
adquiere la cosa del titular.
PRINCIPIOS GENERALES
"Id quod nostrum est, sine facto nostro ad alium ferri non potest" = (Lo que es
nuestro no puede ser transferido a otro sin un hecho nuestro). Pomponio. Digesto,
ley 11, tí t. 17, Lib. 50.
"Transferre non potest quis quod nec actu habet nec potentia" = (Uno no
puede transferir lo que no tiene ni puede tener). Decio, cit. M. Puigarnau.
"Nemo rem alienam invito domino vendere potest" = (Nadie puede vender una
cosa ajena contra la voluntad de su dueño). M. Puigarnau.
"Rem alienam distrahere quem posse, nula dubitatio est, nam emtio-est et
venditio; sed res emtori auferri potest" = (No hay duda que cualquiera puede vender
una cosa ajena, pues existe compraventa, pero puede quitarse la cosa al
comprador). Ulpiano. Digesto, ley 28, tí t. 1, Lib. 18.
"Qui rem alienam vendit, dicitur esse in culpa" = (Se considera que incurre en
culpa el que vende una cosa ajena). M. Puigarnau.
Las reglas de los arts. 595 a 598 inclusive, reglamentan de modo tan
minucioso la venta de cosa ajena, que la Subsección en que están incluidas podí a
más bien titularse con alguna alusión más adecuada a los fines de estas reglas.
La venta de cosa ajena en el régimen anterior (art. 1018) se consideraba
nula. El fundamento que los redactores del Cgo. francés, su modelo, dieron a la
nulidad de la venta de cosa ajena, reposa en que la condición del contrato de
compraventa traspasa automáticamente el dominio, trasmisión que es imposible
cuando el vendedor carece del derecho de propiedad y, consiguientemente, hace
nulo el contrato (Planiol y Ripert, Mazeaud).
Dentro del propio ordenamiento del Código, las reglas sobre venta de cosa
ajena resultan inoperantes. El propio Código en su art. 452 señala los requisitos para
la formación de todo contrato, esto es, para que haya contrato: consentimiento,
objeto, causa y forma (o solemnidad, cuando lo exige la ley). El objeto ha de ser
cierto (determinado) y posible (art. 485) para poder ser trasmitido por el vendedor al
comprador (art. 584), esto es, ha de existir en el patrimonio del vendedor, lo que no
ocurre en la venta de cosa ajena por el principio nemo dat quod non habet: no se
puede dar (o trasmitir) lo que no se tiene. Por otra parte, el consentimiento aparece
viciado, porque hay error esencial sobre el objeto (art. 474) y sustancial sobre la
cualidad (de propietario) del contratante, o sobre la cualidad (transmisibilidad es una
cualidad) de la cosa (art. 475). El cuarto requisito del art. 452: forma en los casos
exigidos por la ley, hace prácticamente inoperantes las reglas sobre venta de cosa
ajena respecto de bienes inmuebles, porque para que la venta de éstos sea válida,
esto es, para que exista jurí dicamente requiere escritura pública e inscripción en el
registro de la propiedad, coma se ha observado en la anotación al art. 584, y tendrí a
que invertirse la lógica, y el mero sentido común si se admitiera la posibilidad de
que los registros y los funcionarios responsables de los mismos, inscriban escrituras
de venta de inmuebles otorgadas por alguien que no aparece ser propietario según
los propios registros. No sólo habrí a inversión lógica. Habrí a delito penado por la ley.
Resulta de lo dicho que las reglas de los arts. 595 al 598 inclusive, pueden
ser catalogadas como contrarias al orden público y a las buenas costumbres y,
consiguientemente, no pueden tener vigencia ni aplicación ninguna, porque las leyes
concernientes al orden público, como imperativas, son de observancia inexcusable
para todos y ha de hacerse, pues, lo que ellas mandan y como ellas mandan.
El Código penal italiano, no contiene disposiciones similares al Código
boliviano sobre la venta, apropiación, etc., de cosa ajena y, consiguientemente, su
Código civil pudo legislar como lo ha hecho respecto de la materia examinada.
Por otra parte, siendo la venta de cosa ajena una modalidad concebible entre
las reglas del comercio (particularmente al por mayor, según se ha anotado en el
art. 584), las reglas del ordenamiento jurí dico italiano, han de entenderse más
aplicables a la actividad comercial, porque su Código Civil lo es también Comercial.
Tanto es así , que el Manual de Messineo que lo explica, es de Derecho Civil y
Comercial.
Jurisprudencia
3.- "De acuerdo al art. 1018 del c. c. (abrg.) es nula la venta de cosa ajena".
(G.J. Nº 1601, p. 52).
4.- "Es nula la venta de un vehí culo hecha por una persona que al momento
de transferir carece del derecho de propiedad".
(G.J. Nº 1607, p. 120).
Jurisprudencia
1.- "Para la aplicación del art. 1051 (596, III) del c. c. que condena al
vendedor (de cosa ajena) de mala fe a devolver, inclusive, los gastos de mero
capricho o recreo (mejoras suntuarias) que haya hecho el comprador, es
importante establecer si hubo o no mala fe en el vendedor".
(G.J. Nº 1602, p. 137).
Art. 599.- (Cosa gravada con cargas o por derechos). Si la cosa vendida está
gravada con cargas o con derechos reales o personales no aparentes y no
declarados en el contrato, el comprador que no haya tenido conocimiento de ellos
puede pedir la resolución del contrato o la disminución del precio conforme al
artí culo 597.
Conc: c. c. 597 -
El artí culo -que debió estar incluido entre las reglas relativas a la evicción-
supone el descubrimiento de una carga o gravamen, por el comprador, después de
producida la venta. Puede consistir en una servidumbre pasiva que grave el
inmueble, usufructo, arrendamiento o la prórroga de éste, etc. Si el adquirente
conocí a la carga o gravamen, cabe suponer que ha aceptado la cosa con las
limitaciones que suponen la carga o gravamen. Si se trata de carga o gravamen no
declarados en el contrato e ignorados por el comprador al dí a de la adquisición,
opera la regla del artí culo a elección del comprador.
PRINCIPIOS GENERALES
"Deperditum intelligitur, quod in rerum natura esse dessit" = (Se tiene por
perdido lo que dejó de existir). Gayo. Digesto, ley 21, tí t. 3, Lib. 5.
"Res perit domino" = (La cosa perece para su dueño). cit. Puigarnau.
La cosa debe existir para ser objeto de la venta. Sin existencia de la cosa no
hay contrato. Por consecuencia de este principio, si la cosa llega a perecer antes de
la celebración del contrato o en el momento en que se efectuaba tal celebración, no
hay venta, el contrato no ha alcanzado existencia. Tratándose de mercaderí as o
productos, se equipara a la pérdida total el deterioro de éstos que, en la fecha de la
venta, se encuentran totalmente inservibles (Planiol y Ripert).
Las ventas por peso y medida son aquellas en las cuales la mercaderí a o la
cosa que se vende se individualiza (Capitant) por su peso, su cantidad o su medida.
Ej.: tantos quintales de trigo, tantas hectáreas o tantos metros cuadrados.
Jurisprudencia
2.- "La adjudicación (se hizo) dentro de los limites señalados por los peritos
tasadores y la mensura y tasación practicados dentro del juicio relativo al
contrato de compraventa en que se expresa la mensura y, por razón de ella,
se fija el precio".
(G.J. Nº 688, p. 41) .
3.- "El actor carece de acción para obligar a los demandados a recibir los
terrenos vendidos pura y simplemente, con lí mites determinados y extensión
fijada, por no exigir ellos la entrega mediante mensura, en uso del derecho
que les confiere el art. 1036 (601) del c. c.".
(G.J. Nº 769, p. 16).
4.- "Si no se especificó en las cláusulas del contrato el precio por metro
cuadrado, mal puede pretenderse la devolución de los metros que faltan,
según el art. 1036 (601) del c. c., particularmente si como resulta de la
prueba producida el precio fue estipulado en razón de la extensión y teniendo
en cuenta también las construcciones".
(G.J. Nº 1371, inédita, cit. Arce y Urcullo).
5.- "Hay venta perfecta cuando se señala claramente la superficie del lote que
se transfiere, su ubicación, valor por metro cuadrado y el total del precio
convenido por el lote".
(G.J. Nº 1588, p. 51).
Jurisprudencia
"La rectificación de la superficie del terreno (142 m2, en vez de 132,8 m2)
hecha en el auto de vista, no autoriza ninguna modificación del texto de la
escritura de compra-venta, ya que tal error de guarismo, atribuible únicamente
al juez de la causa en la sentencia pronunciada, que declara improbada la
demanda, no hace variar la superficie real que figura en la mencionada
escritura de transferencia y menos sirve de acicate a los actores para
pretender agregar a su propiedad colindante con esa diferencia imaginaria en
perjuicio de los demandados victoriosos".
(G.J. Nº 1597, p. 57).
Art. 603.- (Venta conjunta de dos o más inmuebles). I. Cuando por un solo
contrato y por un solo precio se han vendido dos o más inmuebles, designándose la
medida de cada uno, y resulta que la medida es menor en el uno y mayor en el
otro, se establece la compensación hasta el lí mite respectivo.
La regla del art., es un caso mixto. Se vende dos o más inmuebles por un
solo precio: hay una sola venta, un solo contrato, un solo acto trasmisivo del dominio
de una pluralidad de bienes raí ces; pero, en la escritura, además de expresarse los
lí mites de los fondos objeto de la venta, se manifiesta la extensión superficial de
cada uno de ellos. De ahí resulta el carácter mixto de la regla: de un lado del precio
único, de otro la idea de la mensura, imponiéndose como el reflejo de la voluntad
del comprador, que no fue la de adquirir por el contorno, sino por la medida. Si a
pesar de las compensaciones dispuestas por el artí culo, hay lugar a disminución o
suplemento de precio, se sigue la regla que fija el párrafo II del artí culo.
Art. 605.- (Prescripción). El derecho del comprador señalado en los artí culos
601, 602 y 603, a la disminución en el precio o al desistimiento, y el del vendedor al
suplemento del precio, prescriben al año contado desde la suscripción del contrato.
Jurisprudencia
"Según el sentido y el texto del art. 1039 (605) del c. c. la prescripción de la
acción de que trata se produce en el término de un año; plazo aplicable, sin
embargo, sólo cuando se demanda el aumento o disminución de precio a que
concretamente se refiere dicha disposición, pero no al caso de la especie, en
la que se demanda la nulidad de la venta".
(G.J. Nº 1255, p. 3).
SUBSECCION III
DE LA VENTA DE HERENCIA
Art. 606.- (Garantí a). Quien vende una herencia abierta, sin especificar las
cosas de que se compone, sólo está obligado a garantizar su calidad de heredero.
l) El derecho de acrecer (art. 1078 y s.), que pueda recaer en beneficio del
heredero vendedor, recaerá también, sin ninguna duda, en utilidad del comprador
(Scaevola).
PRINCIPIOS GENERALES
"Sine pretio, nulla venditio est, non autem pretii numeratio, sed conventio
perficit sine scriptis habitam tionem" = (No hay venta alguna sin precio, mas no la
entrega del precio, sino la convención perfecciona la compra hecha sin escritura).
Ulpiano, ley 2, tí t. 1, Lib. 18.
El Derecho romano (Instituta, Lib. 3, tí t. 23, regla 1ª) y las Partidas, exigí an
cuatro requisitos al precio: verdadero, cierto, justo y que consista en dinero
(Scaevola). Si se conviene, por ejemplo, que el precio no será pagado o que el
vendedor dispensa al comprador de su pago, no hay venta, porque el precio es
ficticio. Si el ánimo del vendedor conlleva una liberalidad, habrá donación. El precio
debe fijarse, pues, con la intención seria y real de exigir el pago.
Puede ser fijado por el acuerdo de las partes, así sea en sus elementos con
los cuales se pueda establecerlo ulteriormente, por simples operaciones aritméticas;
por ejemplo, cuando se determina el precio por la cotización tal de este o aquel dí a
o al precio de costo o tanto la unidad (peso, medida). El contrato queda así formado.
Por el contrario, no alcanza existencia (el contrato), si se emplean expresiones
ambiguas, indeterminables, como las de por su valor o por su justo precio.
Cuando la ley establece que el precio se determina y designa por las partes,
supone una prohibición implí cita de dejar su señalamiento al arbitrio del comprador o
del vendedor. Algunas legislaciones (v. gr. c. c. español art. 1449 o c. c. brasileño
art. 1125), establecen la prohibición explí citamente. Permitirlo, equivaldrí a a dejar la
validez y el cumplimiento del contrato al arbitrio de uno de los contratantes, contra lo
que previene el art. 505, ya que la efectividad de la compra venta, en tal supuesto,
queda a merced, o mera voluntad, o pura potestad de una de las partes (Dalloz,
Laurent, cit. Scaevola).
Precio irrisorio, es aquél que se fija en una suma ridí culamente baja (Planiol y
Ripert), que no guarda absolutamente relación ninguna con el valor normal de la
cosa. Ha de entenderse que hay ánimus donandi, como en la venta en que la
intención del vendedor sea no exigir el pago del precio. Si se vende un automóvil
que vale 100.000 $b. en 10 Sb., no se concierta una compraventa por falta de precio
(Mazeaud).
Jurisprudencia
3.- "No consta la designación del precio de la casa, por manera que se hecha
de menos uno de los elementos más esenciales del contrato".
(G.J. Nº 356, p. 1431).
Art. 612.- (Determinación del precio por un tercero). I. También las partes
pueden confiar la determinación del precio aun tercero designado en el contrato o a
designarse posteriormente.
II. Si el tercero no quiere o no puede determinar el precio, no hay venta.
"Empti fides ac venditi sine quantitate nulla est" = (La compraventa sin precio
es nula). Codex, ley 9, tí t. 38, Lib. 4.
El principio general aquí glosado, que reitera el postulado por Ulpiano (V. el
segundo principio del art. 611), tiene relación con e] parágrafo II del art.
Jurisprudencia
1.- "Omitiendo la designación del precio y el nombramiento de un tercero
encargado para darle efecto, vendedor y comprador se remitieron al que
debí a resultar de la tasación".
(G.J. Nº 250 p. 1458).
3.- "El contrato de compraventa queda perfeccionado desde que las partes
convienen en la cosa y en el precio, pudiendo ellas dejar al arbitrio de un
tercero la determinación de éste".
(G.J. Nº 585, p. 5).
5.- "Al declarar que no está perfeccionada la venta, por no haberse fijado el
precio por los peritos designados, que murieron antes de concluir la tasación
de la finca, objeto de la venta, se hace correcta aplicación del art. 1012 (611
y 612) del c. c.".
(G.J. Nº 652, p. 8).
II. Cuando la venta tiene por objeto cosas con precios de bolsa o mercado,
rigen los del lugar en que debe realizarse la entrega.
PRINCIPIO GENERAL
"In emptis enim et in venditis potius id, quod actum, quam id quod dictum sit,
sequendum est" = (En la compra-venta se ha de estar más a lo que se quiso que a
lo que se dijo). Digesto, ley 6. tí t. 1. Lib. 18. cit. Scaevola.
Jurisprudencia
3.- "El art. 1022 (614) del c. c. establece como esencial obligación del
vendedor, la de entregar al comprador la cosa vendida, haciendo todas las
diligencias necesarias para el efecto".
(G.J. Nº 564, p. 27).
7.- "La obligación que tiene el vendedor de entregar la cosa que vende
reglada por el art. 1022 (614), 1) del c. c., cuando ha sido efectuada en
remate corresponde hacerla al juez que hubo subastado el inmueble".
(G.J. Nº 1233, p. 106).
8.- "La entrega real reclamada por el comprador, de la parte del inmueble
ocupada por el vendedor, no ha de entenderse al tenor del art. 1024 (617)
del c. c., sino de acuerdo a lo dispuesto por el art. 1023 (614, 1) y 1028,
segunda parte (621, II) del mismo código, disposiciones estas últimas, que
han sido conculcadas, en la especie, por los jueces de grado, que se ha
concretado a disponer la entrega en los términos del citado art. 1024 (617),
que no es lo que se ha reclamado".
(G.J. Nº 1609, p. 25).
9.- "Esta norma sustantiva del ordenamiento jurí dico, obliga al vendedor a
entregar al comprador la cosa vendida y garantizarle su derecho pleno sobre
el bien transferido".
(Lab. Jud. 1988, p. 371).
10.- "No hay infracción del art. 614 del c. c., en la causa sub lite que versa
sobre el interdicto regulado por el art. 596 del p.c., cuyos presupuestos son
distintos a los de la disposición legal acusada como infringida".
(G.J. Nº 1752, p. 36).
PRINCIPIO GENERAL
"In primis ipsam rem praestare venditorem oported, id est tradere" = (Ante
todo, debe el vendedor entregar la cosa vendida; esto es, hacer tradición de ella).
Digesto, ley 2, tí t. 1, Lib. 19, Cit. M. Puigarnau.
Jurisprudencia
1.- "Según el art. 1033 (616) la cosa vendida, mueble o inmueble, se entrega
en el estado que esté al tiempo de la venta y desde entonces los frutos
pertenecen al comprador".
(G.J. Nº 531, p. 11).
2.- "El informe pericial revela que el estado de dicha casa no manifiesta que
hubiera sido distinto del que tuvo al tiempo de su venta ni en el de su
entrega y... por lo mismo, no están sujetas (las demandas) a la
responsabilidad exigida en tal concepto".
(G.J. Nº 578, p. 14).
Jurisprudencia
1.- "Al determinarse que aún debe entregar otros tí tulos anteriores, cuando los
referidos documentos llenan el objeto y alcance razonable de la ley, se
infringe el art. 1042 (624) por estar entregada la finca vendida y no constar
que el comprador se encuentre inquietado en la posesión de ella".
(G.J. Nº 740, p. 26).
Jurisprudencia
Jurisprudencia
Jurisprudencia
1.- "El comprador en uso del derecho alternativo que le franquean los arts.
775 y 1029 (568 y 622) pide la ejecución del contrato, sin que su negativa a
la entrega de fracciones pueda considerarse contra lo dispuesto en ellos".
(G.J. Nº 304, p. 2014).
4.- "En los contratos bilaterales es siempre implí cita la condición resolutiva y
la facultad que por ella confieren los arts. 775 y 1029 (568 y 622), para que
pueda pedirse la ejecución del convenio cuando es posible, o la nulidad con
daños e intereses".
(G.J. Nº 746, p. 10).
La regla del art. 623, común en todas las legislaciones, prevé dos situaciones.
La venta puede haberse efectuado con precio de presente (al contado) o con precio
aplazado. En el primer supuesto, el vendedor está facultado a retener la cosa y
negar la entrega si el comprador no le satisface el precio. En la segunda hipótesis,
si antes de la entrega de la cosa el comprador deviene insolvente, puede
justificadamente el vendedor negarse a la entrega, a menos que sea suficientemente
afianzado por el comprador sobre el pago en el plazo convenido. En las ventas de
muebles a plazos, éstas se perfeccionan cuando el comprador satisface, en el
momento de la entrega o puesta a su disposición del objeto vendido, el desembolso
inicial. Estas ventas se hacen con lo que el Código llama reserva de dominio,
examinada con el art. 585 y que, en realidad, ha de entenderse como una trasmisión
de la propiedad hecha bajo condición suspensiva del pago total del precio de la
venta y que el vendedor tiene derecho a rescindir el contrato si el comprador se
constituye en mora, según el exacto sistema del Cgo. alemán (art. 455).
Jurisprudencia
1.- "La facultad concedida por los arts. 1031 y 1032 (623) al vendedor para
suspender la entrega de la cosa vendida, si el comprador no satisface el
precio, o inspira desconfianza, de manera que haya riesgo inminente de
perderlo, no puede ser invocada (en la especie) puesto que el oro vendido
fue ya entregado y, además convino en recibir las alhajas dadas en garantí a".
(G.J. Nº 566, p. 29).
2.- "Al no hallarse cancelado el valor del inmueble, cuya entrega se solicita
por la ví a ejecutiva, se declara que aún no procede la acción intentada,
cumpliendo con la prescripción de este art. (623)".
(G.J. Nº 673, p. 45).
3.- "La falta de pago no motiva de pleno derecho la rescisión del contrato
(compraventa), sino que es necesario que preceda requerimiento judicial y se
incurra en mora".
(G.J. Nº 1267, p. 16).
4.- "Como no se perfeccionó la venta por falta de pago de la totalidad del
precio, por lo que no se llegó a extender el Carnet de propiedad del vehí culo
en favor del comprador, no se ha infringido el art. 134 del Cgo. de Tránsito,
el cual sólo dispone que el registro es la inscripción oficial y obligatoria de los
datos acerca de las personas y de los vehí culos para fines de identificación,
responsabilidad y estadí stica, que no implica un derecho de propiedad
perfecto".
(A.S. Nº 8 de 13-I-81; S.C. 1º, inéd.).
II. Las partes pueden, sin embargo, aumentar, disminuir o suprimir esta
responsabilidad conforme a disposiciones contenidas en la subsecci¾n presente.
En la partici¾n de herencia (art. 1272), se declara que, por regla general, los
coherederos estßn recÝprocamente obligados al saneamiento de la evicci¾n que
alguno de ellos sufra, proporcionalmente al respectivo haber hereditario de cada uno,
proporcionalidad que, ademßs, se aplicara para la distribuci¾n de la parte del que
resultare insolvente.
En la trasmisi¾n de crÚditos (art. 392), la garantÝa de que el cedente es el
propietario del crÚdito, es una de saneamiento.
El art. 628 (II), formula de modo indirecto, la regla de que el vendedor estß
obligado a abstenerse de todo acto que pueda producir una perturbaci¾n material o
jurÝdica al derecho de propiedad que ha trasmitido al comprador. Si se hubiera
pactado la dispensa de sanear la evicci¾n en favor del vendedor, como autoriza el
pßrrafo I del artÝculo (repetici¾n innecesaria del parf. II del art. 624, por lo demßs),
ella no podrß incluir, bajo pena de nulidad, la de los hechos propios del vendedor.
No hay definici¾n alguna de estos actos. Es una cuesti¾n de hecho que deberß ser
apreciada por el juez (Planiol y Ripert); por ejemplo: cuando el vendedor vende por
segunda vez la cosa, o cuando pretende reivindicar la cosa vendida alegando alg·n
derecho subsidiario, adquirido sobre la cosa despuÚs de la venta (Mazeaud).
Para concluir esta parte de la subsecci¾n en examen, resta decir que habrÝa
estado mucho mejor copiar, con las correcciones debidas, el capÝtulo pertinente del
C¾digo abrogado, antes que el italiano, para alcanzar un tratamiento legislativo
propio en la materia.
Jurisprudencia
1.- "El haber conocido que las tierras fueron antes de comunidad no implica
conocimiento de que compraba cosa ajena, ni que la compraba a su cuenta y
riesgo, para poder deducir la renuncia al (saneamiento), por cuanto esas
tierras como las demßs que salieron de las comunidades enajenadas en
p·blica subasta tenÝan libre circulaci¾n".
(G.J. N║ 437, p. 668).
2.- "El vendedor no fue relevado del saneamiento conforme al art. 1044 (624,
II) y por lo mismo qued¾ sujeto a la responsabilidad que le impone el art.
1043 (624, I y 625)".
(G.J. N║ 440, p. 691).
4.- "La obligaci¾n inherente al contrato de venta prevista por este art. no
tiene otro objeto que el de (asegurar) al comprador la posesi¾n de la cosa
adquirida contra toda acci¾n que desconoce el tÝtulo en que se funda la
venta".
(G.J. N║ 526, p. 13).
6.- "El comprador puede exigir esta garantÝa ante la amenaza o el temor de
ser perturbado en la posesi¾n pacÝfica, aun cuando dicha perturbaci¾n no
se halle consumada".
(G.J. N║ 1225, p. 8).
8.- "La obligaci¾n de garantizar la pacifica posesi¾n del derecho por parte
del comprador, que establecen para el vendedor los arts. 1042 y 1043 (624)
del c. c., no se extiende sino a los casos en que aquÚl reclama el
saneamiento de la evicci¾n en la gesti¾n previa exigida por el art. 149 (75)
del p.c., por lo cual la tercerÝa de dominio excluyente intentada por la
vendedora, en la especie, es improcedente porque carece de personerÝa legal
ya que en momento alguno fue citada ni requerida por el comprador".
(G.J. N║ 1289, p. 34).
En el mismo sentido.
(G.J. N║ 1290, p. 30).
9.- "Si el comprador no cumple con la obligaci¾n de pagar el total del precio,
el vendedor no estß obligado a sanear evicci¾n alguna, una vez que
conserva privilegio sobre la parte del valor de la cosa vendida, por mßs que
Ústa pase a tercera mano".
(G.J. N║ 1338, p. 9).
10.- "Seg·n los arts. 1043 y 1045 (624 y 628) del c. c., aunque en el contrato
no se estipule explÝcitamente, todo vendedor estß obligado por derecho a
sanear la evicci¾n en todo o en parte del objeto vendido, siendo ademßs, y
en cualquier caso, responsable de todo lo que resulte de un hecho que le sea
personal".
(G.J. N║ 1588, p. 124).
11.- "El art. 1050 del c. c. (abrg. y con equivalente en el inc. III del art. 596
del vigente), al regular las obligaciones del vendedor (en caso de evicci¾n)
obliga a Úste a abonar al comprador, o hacerle abonar con quien le vence
(en la evicci¾n) por todos los adelantos o mejoras ·tiles que hubiere hecho
en la cosa y, si hubiera actuado de mala fe, por todos los gastos que hubiere
realizado el comprador seg·n dispone el art. 1051 del mismo C¾digo (abrg.,
con igual equivalente que el se±alado para el art. 1050)".
(G.J. N║ 1588, p. 125).
La evicci¾n puede ser total (art. 625) o parcial (art. 626). Es total, cuando la
evicci¾n supone la privaci¾n de la cosa en su integridad, como en los casos de una
reivindicaci¾n de dominio, por alguien que tiene mejor derecho sobre la cosa o la
ejecuci¾n de un acreedor hipotecario. Es parcial, cuando solamente afecta a una
parte de la cosa, como la porci¾n de una cosa indivisa, vendida totalmente por un
tercero a la que no tenÝa derecho, pÚrdida de una servidumbre activa cuya
existencia estaba afirmada en el contrato, etc. La acci¾n de saneamiento procederß,
cuando la porci¾n haya sido determinante del consentimiento del comprador (art.
597).
De acuerdo a las reglas del Cgo. abrg. y a las ense±anzas de los tratadistas
(Planiol y Ripert), conforman la evicci¾n tres condiciones: a) perturbaci¾n resultante
de un derecho alegado judicialmente por un tercero; b) el derecho judicialmente
alegado que causa la perturbaci¾n, debe ser anterior a la venta. Estas condiciones
son comunes a las tres formas de evicci¾n se±aladas supra (total, parcial y cargas
ocultas). La tercera; c) se refiere a la tercera categorÝa; ha de tratarse de cargas
desconocidas por el comprador, al tiempo de la celebraci¾n del contrato.
Jurisprudencia
2.- "Aunque estÚn retenidas las tierras por personas extra±as al comprador,
no se ha reclamado judicialmente la restituci¾n ni consta haberse promovido
pleito sobre los derechos del adquirente para dar mÚrito (al saneamiento)".
(G.J. N║ 783, p. 60).
4.- VÚase los casos Nos. 1 del art. 596; 2 y 13 del art. 624; 10 del art. 627.
La regla del art., por la cual el comprador, estß obligado a llamar al vendedor
al juicio para que oponga la defensa conveniente a la evicci¾n judicialmente
entablada, tiene una antigua tradici¾n. A la notificaci¾n del vendedor para este fin,
se llamaba en el Derecho romano litem denuntiare, auctorem laudare: juicio citado,
vendedor llamado. Si el comprador, falta a esta exigencia de la ley, para
salvaguardar sus derechos, ha de suponerse que quiere cargar con las
consecuencias del pleito sin importarle la cooperaci¾n del vendedor, quien podrß
liberarse de la obligaci¾n del saneamiento, si demuestra la falta de citaci¾n al juicio
y que tenÝa razones suficientes para enervar la evicci¾n.
Jurisprudencia
2.- "Del contexto de este art. y del 149 (336, 5) del p.c. se deduce que el
derecho del comprador se limita a hacer citar de evicci¾n a su vendedor sin
perjuicio de que Úste pueda, a su vez, llamar al suyo".
(G.J. N║ 668, p. 29).
6.- "X estaba libre de la obligaci¾n de (sanear la evicci¾n) por no haber sido
llamado para ello en el juicio con Z".
(G.J. N║ 743 p. 23).
11.- "Seg·n el art. 1056 (627) del c. c. la obligaci¾n del vendedor de amparar
al comprador en la posesi¾n de la cosa vendida, s¾lo procede en las
acciones en que Úste es demandado y no, como ocurre en el caso de autos,
en que el derecho no ha sido de conocido, no siendo suficiente el simple
temor ante la existencia de actos de hecho ejercidos por un tercero".
(G.J. N║ 1608, p. 59).
12.- "Para que proceda (el llamamiento del vendedor) es menester que haya
entablada una demanda judicial mediante la cual el tercero ejerza alguna
acci¾n real contra la cosa".
(G.J. N║ 1608, p. 59).
Jurisprudencia
Este art. y los arts. 631 y s. hasta el 635 inclusive, regulan la materia relativa
al saneamiento de los vicios ocultos, que tambiÚn se dicen redhibitorios, porque
redhibir es hacer que el vendedor tenga de nuevo lo que hubiere tenido (Ulpiano, cit.
de Scaevola).
Algunos autores, encuentran semejanza a esta figura jurÝdica con la del error
en la sustancia (art. 745, 1). Otros la diferencian precisamente para evitar
confusiones: el error en la sustancia, se refiere a las cualidades constitutivas de la
cosa, de modo que el comprador no compra la cosa que cree comprar.
Contrariamente, en el caso de los vicios ocultos, el comprador compra exactamente
la cosa que quiere adquirir, pero Ústa se halla viciada por defectos no visibles que la
hacen impropia para los usos a los que Úl destinaba y que le habrÝan impedido
comprarla si los hubiese conocido, (art. 629).
Jurisprudencia
1.- "No es aplicable el 2║ inc. del art. 1063 (omitido en el C¾digo) que
supone que las ventas judiciales han recaÝdo sobre objetos ciertos y
determinados, prohibiendo toda reclamaci¾n relativa a vicios ocultos de que
pudieran hallarse afectados".
(G.J. N║ 647, p 4).
3.- "Dos son las condiciones para que exista responsabilidad por parte del
vendedor: que los vicios existan en el momento de producirse la venta y que
sean ocultos".
(G.J. N║ 1252, p. 38).
Jurisprudencia
2.- "El vendedor estß obligado a resarcir los vicios ocultos de la cosa vendida,
que la hacen impropia para el uso a que se la destina, pero no es
responsable de los vicios manifiestos ni de los que el comprador pudo
haberse convencido Úl mismo".
(G.J. N║ 1252, p. 42).
Art. 632.- (Opci¾n del comprador). I. En los que se±ala el primer parßgrafo
del artÝculo 629, el comprador puede demandar la resoluci¾n de la venta o la
disminuci¾n del precio.
II. La elecci¾n es irrevocable cuando se la hace con la demanda judicial.
Jurisprudencia
La pÚrdida de la cosa por efecto de los vicios ocultos (art. 633), en realidad,
debe considerarse en cuatro supuestos:
a) PÚrdida de la cosa por efecto de los vicios que eran desconocidos por el
vendedor: Úste debe restituir el precio y los gastos de la venta; la cosa se pierde
para el vendedor, ya que perecida ella, el comprador no puede restituirla.
b) PÚrdida de la cosa por efecto de los vicios que eran conocidos por el
vendedor, Úste debe restituir el precio y los gastos de la venta mßs la reparaci¾n
del da±o causado por su mala fe.
c) PÚrdida de la cosa por causas ajenas a sus defectos (caso fortuito o culpa
del comprador), Úste s¾lo podrß reclamar la rebaja del precio, si el vendedor no
conocÝa los vicios, esto es, actu¾ de buena fe.
d) PÚrdida de la cosa por causas ajenas a sus defectos, que eran conocidos
por el vendedor, esto es, que actu¾ de mala fe, el vendedor estß obligado a mßs de
la restituci¾n de la parte del precio que corresponda, el abono de los da±os
ocasionados por su mala fe.
Estas consecuencias, han de entenderse como resultado de la interpretaci¾n
de las reglas de la subsecci¾n en su conjunto, seg·n el uniforme criterio de la
doctrina.
Jurisprudencia
Art. 636.- (Pago del precio). I. El comprador está obligado a pagar el precio
en el término y lugar señalados por el contrato.
II. A falta de pacto el pago debe hacerse en el lugar y en el momento en que
se haga la entrega de la cosa vendida.
2) La de pagar los gastos del contrato, salvo pacto contrario (art. 589).
Varias reglas -ya vistas- suponen la entrega de la cosa, sin el previo pago del
precio, ya porque la entrega se anticipó por otro tí tulo (art. 618), ya porque el
comprador teme fundadamente ser perturbado en el dominio de la cosa (art. 638).
Por el contrario, el vendedor tiene derecho a retener la cosa, si no se le paga el
precio o se le afianza el pago en el caso del art. 623.
Jurisprudencia
1.- "El comprador debe llenar la obligación que le impone el art. 1064 (636)
del c. c., porque es una obligación legalmente contraí da".
(G.J. Nº 457, p. 854).
2.- "Acreditado que la transferencia del vehí culo esta sujeta a la condición del
pago total del precio, la firma vendedora mantiene su derecho de propiedad
sobre el vehí culo mientras el comprador cumpla con la obligación que le
impone el art. 1064 (636) del c. c.".
(G.J. Nº 1601, p. 45).
Art. 637.- (Intereses sobre el precio). El comprador debe pagar intereses sobre
el precio pendiente en los casos que siguen:
1) Si así se ha convenido en el contrato.
2) Si la cosa vendida origina frutos u otros productos y ha sido entregada al
comprador.
3) Si el comprador ha sido constituí do en mora.
Se consigna como fuente del art., el 1501 del c. c. español, porque el tenor
de su formulación enumerada ofrece más semejanzas con este que con el 1499 del
Cgo. italiano o el 1652 del Cgo. francés, que norman la misma figura.
Jurisprudencia
1.- "Según este art. el comprador debe los intereses del precio de la venta
hasta el pago del capital en los casos que especifica. Los establece de pleno
derecho si la cosa produce frutos u otras rentas".
(G.J. Nº 555, p. 25).
2.- "La condenación al pago de intereses legales desde la venta del inmueble
no fue pronunciada como pena convencional ni por causa de mora, sino en
razón de frutos de la cosa entregada que los produce".
(G.J. Nº 684, p. 23).
Art. 638.- (Suspensión del pago). I. El comprador puede suspender el pago del
precio:
1) Cuando tema fundadamente que la cosa vendida o parte de ella pueda ser
reivindicada por un tercero, a menos que el vendedor preste garantí a idónea.
2) Cuando la cosa vendida se encuentra gravada con garantí as reales o sujetas
a ví nculos de embargo o secuestro, caso en el cual, además, si el vendedor
no libera la cosa en el término que debe fijar el juez, el comprador puede
demandar la resolución del contrato y el resarcimiento del daño conforme al
artí culo 596.
II. El pago no puede ser suspendido si el peligro de reivindicación o los
gravámenes o ví nculos fueron conocidos por el comprador en el momento de la
venta.
Finalmente el prf. II del art., determina que el pago no puede ser suspendido,
si los peligros a que se refieren los casos 1) y 2) del parágrafo precedente, eran
conocidos por el comprador en el momento de la venta. Generalmente, este
conocimiento se evidencia porque el comprador ha estipulado en el contrato que
pagará el precio a pesar de las perturbaciones posibles.
Jurisprudencia
1.- "En lugar de probarse que la hacienda se hallaba gravada con algunas
hipotecas, se justificó que las que reconocí a están canceladas, no
apareciendo, por tanto, la violación de este art. (638)".
(G.J. Nº 292, p. 1915).
2.- "En uso de la facultad que otorga el art. 1066 (638) suspendió el pago de
las armadas del precio, alegando no sólo justo motivo de temor o inquietud
relativamente a la posesión de la finca, sino al haber sido privado de los
frutos que producí a por efecto del secuestro de la misma".
(G.J. Nº 373, p. 74).
3.- "El demandado tiene con arreglo al art. 1066 (638) el derecho de retener
las armadas que motivan la ejecución".
(G.J. Nº 425, p. 572).
4.- "El recurrente en uso del derecho que este art. franquea a los
compradores para retener el precio, rehusó el pago mientras los vendedores
otorguen fianza para las resultas del juicio de propiedad de la finca".
(G.J. Nº 445, p. 740).
9.- "La facultad otorgada al comprador por el art. 1066 (638) del c. c. de
suspender el pago del precio, supone que aquél sea inquietado en la
posesión o existe temor fundado de que lo sea y el vendedor no se aviene a
asegurar la quieta posesión mediante garantí a suficiente, pero no tiene
aplicación en el caso, como el presente, en el que el vendedor no ha
cumplido aun su obligación de entregar la cosa vendida (cuestión diversa
reglada por el art. 1029 del c. c. abrg. = al 622 del vigente)".
(G.J. Nº 1230, p. 65).
Jurisprudencia
3.- "La falta de pago del precio dentro del plazo convenido es causa legal
para demandar la rescisión previo requerimiento de mora".
(G.J. Nº 1230, p. 31).
4.- "Es obligación del comprador pagar el precio y (si no lo hace) el vendedor
puede pedir la nulidad de la venta de acuerdo con lo dispuesto por los arts.
1064 y 1067 (636 y 639) del c. c.".
(G.J. Nº 1283, p. 54).
6.- "Si bien conforme al art. 1067 (639) del c. c., la ley autoriza al vendedor
para pedir la nulidad (resolución) de la venta, esta facultad está condicionada
al requerimiento previo que constituya en mora al comprador, como preceptúa
el art. 1069 (sin equivalente propio en el nuevo Cgo. pero asimilable a lo
dispuesto por el art. 568 de éste) del mismo código".
(G.J. Nº 1599, p. 60).
7.- "El simple atraso en el pago total del precio no constituye causa de
nulidad y rescisión".
(Lab. Jud. 1980, p. 173).
10.- V. los casos Nos. 32 del art. 568 y 9 del art. 624.
Jurisprudencia
3.- "El contrato se halla resuelto conforme al art. 1070 (640) del c. c., por no
haberse cumplido la obligación de entregar el maí z en el término estipulado y
se ha declarado probada la demanda conforme a ley".
(G.J. Nº 1358, p. 20).
SECCION VII
PRINCIPIO GENERAL
Es la venta con pacto de retroventa (a réméré del Cgo. francés y del Cgo.
abrg. (art. 1072 y s.) o el pactum retrovendendo de los romanos.
Utilizan el término retracto los Códigos de España (art. 1507), Alemania (art.
1094: derecho de retraer), Perú (art. 1445), Venezuela (art. 1544), Brasil (art. 1141).
Según Pothier (cit. de Scaevola), no hay nueva venta, sino una simple
cláusula resolutoria, bajo la cual fue pactada la venta y por la cual se conviene que
queda a merced del vendedor, resolver el contrato. Coinciden en dar ese carácter de
condición potestativa resolutoria, al retracto convencional, sometida a la voluntad del
vendedor para producir la resolución de la venta, varios tratadistas italianos (citados
por Scaevola), comentaristas de los Códigos italianos de 1865 y 1942: Cuturi,
Coviello, De Ruggiero, Degni, De Gregorio. Esta tesis, puede encontrarse
desarrollada, en realidad, en la regla del art. 569, que permite a las partes pactar
cláusulas resolutorias convencionales. En la doctrina francesa, si el vendedor usa la
facultad de retroventa, la venta se considera resuelta: no es que haya una venta
seguida en sentido inverso de una retroventa, sino que se concluye una sola venta,
que se encontrará extinguida retroactivamente, como si se tratara por tanto, de una
venta bajo condición resolutoria (facultad de readquisición). Así resulta de los
comentarios de Planiol y Ripert, en contraposición a la tesis de dominio bajo
condición suspensiva por virtud de la cual, el vendedor, es un propietario eventual
bajo la condición de que llegue a ejercitar el réméré (Aubry y Rau, Colin y Capitant,
cits. por Planiol y Ripert). En el Derecho alemán, se sigue precisamente este criterio
que considera la reserva de retracto como una retroventa bajo condición suspensiva
(Enneccerus; cit. Scaevola). La noción de cláusula bajo condición resolutoria de la
retroventa la consigna explí citamente el Cgo. portugués de 1967 (art. 927) al
establecer que se dice que la venta se hace a retro, cuando se reconoce al
vendedor la facultad de resolver el contrato. En el derecho nacional obsérvese que
la jurisprudencia (casos 1 y 2 infra) también considera la figura como de condición
resolutoria.
La reserva de derecho de que habla el art., ha de entenderse como la
facultad resolutiva atribuida al que vende y retiene la reserva que constituye la
perpetuidad de la trasmisión del dominio, con la precariedad del ejercicio de la
facultad reservada.
Jurisprudencia
1.- "Se pactó la retroventa del coche y el par de caballos vendidos, fijando
para el efecto el término de seis meses. Dentro del término se propuso el
rescate al comprador quien evadió dar inmediata contestación. Tal gestión
extrajudicial oportuna reiterada al dí a siguiente con oferta real del precio
integro de la venta, importa haberse cumplido la condición resolutoria al
respecto".
(G.J. Nº 729, p. 6).
2.- "La venta con pacto de rescate importa una venta bajo una condición
resolutoria, que está sometida al cumplimiento de los requisitos señalados por
ley".
(Lab. Jud. 1984, p. 124).
Las partes pueden establecer el plazo que deseen para el ejercicio del
retracto, siempre que no exceda a los máximos fijados por el art. para muebles e
inmuebles: uno y dos años respectivamente. Es decir, pueden establecer un plazo
menor al señalado por la ley y si estipulan uno mayor, éste se reduce al
determinado por la regla en examen. El plazo, empieza a correr desde el momento
en que el contrato queda perfeccionado. Es un plazo no susceptible de interrupción
ni de suspensión como el plazo de la prescripción. Sólo el ejercicio del retracto,
puede interrumpir este término y corre indefectiblemente contra todos, incapaces
inclusive. Por eso, el art. 643, complementa la regla del 642, al declarar el término
establecido por la ley improrrogable y perentorio.
Jurisprudencia
4.- "Por lo que dispone el art. 1073 (642), relacionado con el 1074 (643) del
c.c., la facultad de rescatar la cosa vendida bajo el pacto de retroventa, no
puede exceder (del plazo señalado por la ley), pudiendo las partes fijar uno
menor, si así conviene a sus intereses, una vez que la restricción de la ley
sólo se refiere a un término mayor".
(G.J. Nº 1602, p. 55).
Jurisprudencia
1.- "La acción de exigir la restitución, dentro del término estipulado, en las
ventas con pacto de retroventa, corresponde al vendedor".
(G.J. Nº 1602, p. 55).
Jurisprudencia
1.- "La acción caducó por ministerio de la ley (arts. 1074 y 1075 del Cgo.
abrg. iguales a los 643 y 644 del vigente) por haberla deducido fuera del
término señalado en el contrato".
(G.J. Nº 344, p. 3160).
Respecto de los efectos del ejercicio del retracto, el Código en éste art. se
aparta de los principios clásicos propios que informan la materia, sin otra razón al
parecer que seguir indeliberadamente a su modelo italiano. En efecto, limita
-indudablemente- los efectos del retracto respecto de terceros, a que él sea oponible
al subadquiriente, sin explicar qué debe entenderse por tal cosa. Y el párrafo II del
artí culo autoriza al vendedor a ejercitar su derecho contra un tercero adquirente,
cuando la enajenación hecha por el comprador con pacto de retracto le ha sido
notificada.
Art. 648.- (Venta conjunta de cosa indivisa). I. Si varias personas han vendido,
por un solo contrato, una cosa indivisa, cada una puede ejercer el rescate sobre la
cuota que le correspondí a.
III. El adquiriente puede exigir que todos los vendedores o todos los herederos
ejerzan conjuntamente el rescate; si ellos no se ponen de acuerdo, el rescate sólo
puede ejercerse por quien o quienes ofrezcan rescatar toda la cosa.
DE LA PERMUTA
PRINCIPIOS GENERALES
"In permutatione discerni non potest, uter emptro, uter venditor, sit" = (En la
permuta no puede discernirse cuál sea el comprador y cuál el vendedor). Paulo.
Digesto, ley 1, tí t. 1, Lib. 18.
Hay permuta en los casos determinados por la regla del art. 651 y también en
los contratos en los cuales según la manifiesta intención de las partes, el precio
consiste parte en dinero y parte en otra cosa o derecho, cuyo valor exceda al del
dinero o su equivalente (Scaevola). También hay permuta cuando en lugar de dinero
se entrega valores mobiliarios contra una cosa, ya que, por fácil que sea la
realización de éstos y su transformación en numerario, no pueden equipararse a una
suma de dinero, para que haya realmente venta (Planiol y Ripert).
Jurisprudencia
La nulidad de permuta entre esposos tiene aplicación por efecto de las reglas
de los arts. 591 y este 654.
Jurisprudencia
"Las permutas se rescinden por las mismas causas que las ventas".
(G.J. Nº 1265, p. 13).
CAPITULO III
DE LA DONACION
SECCION I
DISPOSICIONES GENERALES
Art. 655.- (Noción). La donación es el contrato por el cual una persona, por
espí ritu de liberalidad, procura a otra un enriquecimiento disponiendo a favor de ella
un derecho propio o asumiendo frente a ella una obligación.
PRINCIPIOS GENERALES
"Cuius est donandi, eidem et vendendi, et concedendi ius est" = (El que tiene
facultad para donar, también la tiene para vender y conceder). Ulpiano. Digesto, ley
163, tí t. 17, Lib. 50.
"Donari videtur, quod nullo iure cogente conceditur" = (Se considera que se
dona lo que se da sin estar obligado por algún derecho). Papiniano. Digesto, ley 29,
tí t. 5, Lib. 39.
"Donatio est liberalitas nullo iure cogente facta" = (La donación es una
liberalidad ejercida espontáneamente). M. Puigarnau.
La donación es un contrato solemne (arts. 491 y 667) por el que una persona,
llamada donante, se desapropia de un bien sin contraprestación y por liberalidad en
favor de otra persona, llamada, donatario, que la acepta. (Capitant).
Messineo, la define como el contrato por el cual el donante, por espí ritu de
liberalidad y, por tanto, espontáneamente, procura al donatario una ventaja
patrimonial.
Basta aquí señalar que sin la aceptación del donatario (art. 668), aquélla no
alcanza existencia. Esa aceptación, supone que se forma por el consentimiento de
las partes que unido al objeto y la causa (la liberalidad), completan los requisitos
exigidos para la formación de un contrato. Sin la aceptación del donatario, no se
perfecciona la donación, vale decir, el contrato. Se aplican aquí dos principios muy
citados por los tratadistas: no puede adquirir donación el que no la quiere y ninguno
adquiere beneficio contra su voluntad (Ulpiano y Paulo, respectivamente, cits. por
Scaevola).
Jurisprudencia
2.- "La aludida cesión (que ha) sido hecha en remuneración de servicios
prestados se halla regida por las leyes relativas a la trasmisión de bienes a
tí tulo oneroso y no por las comprendidas en los arts. 662 y s. (655 y s.)
aunque impropiamente se hubiese hecho uso junto con el término cesión, del
de donación... porque la naturaleza de los contratos se determina por las
estipulaciones que contienen".
(G.J. Nº 1014, p. 5).
3.- "La noción que de la donación da este art. presenta un acto de liberalidad
por el cual la parte donante beneficia a la parte donataria, disponiendo en
favor de esta un derecho propio o asumiendo frente a ella una obligación"
(Lab. Jud. 1985, p. 183).
PRINCIPIOS GENERALES
"Stipulationes quae ob causam fiunt, non habent donationem" = (Las
estipulaciones que se hacen en virtud de una causa no contienen donación). Ulpiano.
Digesto, ley 19, tí t. 5, Lib. 39.
"Donatio remuneratoria, non est proprie donatio, sed poius permutatio seu
compensatio" = (La donación remuneratoria no es propiamente donación, sino
permuta o compensación). Du Moulin, cit. M. Puigarnau.
"Difficile est omnino sustineri donationes remuneratorias" = (Es del todo difí cil
sostener la existencia de donaciones remuneratorias). Tiraquellus, cit. M. Puigarnau.
Jurisprudencia
La donación podrá comprender todos los bienes presentes del donante, con
tal que éste se reserve el usufructo de ellos, o lo necesario para vivir en una
situación correspondiente a sus circunstancias. Se dice bienes presentes, porque el
art. 658 limita la facultad libérrima de disponer gratuitamente a lo que actualmente
tenga el donante, prohibiendo la donación de bienes de los cuales el donante no
puede disponer a tiempo de la donación.
La regla del art., salva los derechos de herederos y acreedores, cuando era
más práctico establecer la regla teniendo en cuenta las normas que el propio código
da sobre la porción de libre disponibilidad en la Sección I, del Cap. VI, del Tí t. I del
Libro IV. Concordando las disposiciones de esa sección con las del artí culo en
examen, se puede donar la universalidad de los bienes cuando no se tiene
herederos forzosos (art. 1065); se puede disponer libremente de un quinto, cuando
se tiene hijos (art. 1059) y de un tercio, cuando se tiene ascendientes o cónyuge
(art. 1061). La situación de los acreedores, también está resguardada por las
disposiciones pertinentes, según que tengan algún privilegio, alguna garantí a real o
simplemente sean quirografarios.
Jurisprudencia
PRINCIPIO GENERAL
"Liberalis ex alieno non debet esse" = (Nadie debe ser liberal con lo ajeno).
M. Puigarnau.
Jurisprudencia
El art. se refiere a la pluralidad de sujetos sin cuota asignada que pueden ser
donatarios. A esas dos condiciones: pluralidad de sujetos y no asignación de cuotas,
ha de agregarse, para que la donación pueda calificarse de conjunta, la unidad del
acto de disposición esto es, que la disposición de donación conjunta conste en un
solo documento, por eso el art. habla de la donación hecha conjuntamente a varias
personas. Si un donante por un documento dona una parte del fundo tal a Juan; por
otro documento, otra parte a Pedro y por otro más una tercera parte a Luis, habrá
creado un condominio para los tres con pluralidad de sujetos y no asignación de
cuotas, pero no habrá donación conjunta porque la falta de unidad del acto o
instrumento le quita la communitas por la unidad de objeto.
SECCION II
Art. 660.- (Capacidad de donar). Pueden donar todos los que tienen capacidad
de disponer de sus bienes.
PRINCIPIOS GENERALES
"Mente captus donare non potest" = (El mentecato no puede hacer donación).
Modestino. Digesto, ley 23, tí t. 5, Lib. 39.
Por la regla del art., pueden donar todos los que tengan capacidad para
enajenar. Es una proposición jurí dica que se aclara, para comprenderla, por la
proposición contraria, determinando quienes no pueden disponer de sus bienes.
Por aplicación del mismo art. 5, caso 2) del párrafo I), están incapacitados de
donar los interdictos declarados. Si ocurriera el caso de un interdicto declarado que
haga una donación, inclusive con documento notariado, cosa probable porque nadie
está obligado a conocer la situación exacta de las personas con que trata ni existe
ni puede existir un registro de interdictos, los interesados (tutores, acreedores
causahabientes, etc.), pueden obtener la anulación de la donación, con sólo
demostrar que el donante era interdicto declarado a tiempo de hacer la donación.
Esta eventualidad tiene, por el hecho de existir una interdicción judicialmente
declarada, tanta o más posibilidad de ser anulada, que la del art. 661 que franquea
la acción anulatoria, cuando personas que no están declaradas interdictas disponen
una donación en circunstancia -así fuese transitoria- de incapacidad de querer y
entender. Este caso, es análogo al de la prohibición de testar a quienes no se hallen
en su sano juicio (art. 1119), caso 3), por cualquier causa.
Jurisprudencia
La enmienda ha sido tomada del art. 775, in fine del Cgo. it., sin verificar el
por qué de la diferencia de términos de prescripción en el Cgo. modelo y en el c. c.
vigente, como si tales plazos se fijaran al sabor del ponente y nada más. Dichos
plazos se establecen en función del sistema que sobre ellos se elige para
determinada normativa. La italiana fija para la prescripción ordinaria o común 10
años, la nacional cinco años. Luego para las prescripciones breves se acortan de
ese punto de partida. Por eso el Cgo. it. fija para el caso cinco años. El Código fija
tres años en atención a que para la prescripción ordinaria o común señala, como
regla general, cinco años en el art. 1507, siguiendo con las breves, entre las que ha
de contarse la del art. en examen. Luego, la enmienda deviene inconsulta e
impertinente.
Examinada la capacidad jurí dica para otorgar donación, queda por ver lo
relativo a la capacidad para percibir donaciones.
Los padres y los tutores no pueden aceptarla para sus tutelados, cuando con
llevan cargas y condiciones contrarias al interés de éstos, a menos que se declare
su conveniencia por el juez en autorización expresa especial (arts. 662, 1) del c. c. y
266, inc. 2) y 316 c.f.).
Art. 665.- (Donación a favor del tutor). La donación en favor de quien ha sido
tutor del donante es nula si se hace antes de estar las cuentas rendidas y
aprobadas y pagado el saldo que pudiera resultar contra el tutor.
Jurisprudencia
1.- "Los bienes de patrimonio de cada uno de los cónyuges se presumen
comunes mientras no se pruebe lo contrario (mediante) prueba preconstituida,
por lo mismo que durante (el matrimonio) los esposos no pueden hacerse
donaciones recí procas bajo ninguna forma".
(G.J. Nº 759, p. 11).
2.- "(Si bien) la ley declara nulas las donaciones que el esposo hace a su
esposa y viceversa, la nulidad habrí a tenido rigurosa vigencia legal dentro del
matrimonio o de los trámites de su disolución por el divorcio, no después de
declarado disuelto".
(G.J. Nº 1218, p. 62).
3.- "La nulidad declarada por el art. 674 (666) del c. c. de las donaciones que
el esposo hace a la esposa o viceversa, de muebles e inmuebles, no
comprende los regalos de joyas".
(G.J. Nº 1218, p. 62).
SECCION III
PRINCIPIO GENERAL
Jurisprudencia
1.- "Dádiva, don, presente o regalo, son nombres sinónimos que todos
importan una donación, la que, para ser legal, debe ser hecha según este art.
(667) por escritura pública".
(G.J. Nº 336, p. 3175).
2.- "Está arreglada a las disposiciones de los arts. 663 y 666 (667 y 668) la
donación remuneratoria, aceptada por la donataria en el mismo instrumento".
(G.J. Nº 529, p. 19).
3.- "Este art. (667) requiere instrumento público para las donaciones, más no
respecto de los obsequios o regalos conocidos por el derecho con el nombre
de donaciones manuales".
(G.J. Nº 662, p. 36).
4.- "Debiendo verificarse las donaciones por escritura pública conforme al art.
663 (667) del c. c. al declararse sin valor la efectuada mediante documento
privado... se ha aplicado debidamente aquel art.".
(G.J. Nº 887, p. 5).
6.- "La donación está considerada por la ley entre los contratos calificados de
solemnes, en los que, la forma de su otorgamiento es un requisito sustancial
a su validez misma".
(G.J. Nº 1121, p. 52).
7.-"La donación, según el art. 663 (667) del c. c., requiere instrumento público
para su validez, requisito que no es indispensable para los objetos o regalos
que se dan y que el derecho conoce con el nombre de donaciones manuales,
según uniforme jurisprudencia como la que registran, por ejemplo, las GG. JJ.
Nº 336, p. 3175; 672, p. 36; 824, p. 36 ó 1054, p. 4."
(G.J. Nº 1356, p. 53).
8.- "La donación, para tener valor legal, conforme a los arts. 663 y 666 (667 y
668) del c. c., debe hacerse por instrumento público, careciendo de todo valor
para el efecto la minuta acompañada, en la especie, y el reconocimiento de
las firmas y rúbricas que contiene". (A.S. Nº 100 de 24-VI-80; S.C. 1ª, inéd.).
9.- V. los casos Nos. 4 del art. 656 y 5 del art. 669.
Art. 668.- (Aceptación). I. El donatario puede aceptar la donación por el mismo
documento público en que ha sido hecha o en otro posterior que debe ser notificado
al donante, pero el contrato quedará concluido con la aceptación.
II. El donante puede revocar su declaración antes de que la donación sea
aceptada.
PRINCIPIOS GENERALES
"Nec emere, nec donatum assequi, nec damnosam quisque hereditatem adire
compellitur" = (Nadie es compelido a comprar, ni a aceptar una donación, ni a adir
una herencia onerosa). Codex, ley 16, tí t. 30, Lib. 6.
"Non potest liberalitas nolenti acquiri" = (No puede adquirir donación el que no
la quiere). Ulpiano. Digesto, ley 19, tí t. 5, Lib. 39.
Jurisprudencia
1.- "Por la escritura pública de donación que hace plena fe, la donante se
halló presente en el acto de la (aceptación) de la donataria, en cuyo caso no
hay necesidad de ninguna otra diligencia para que produzca efectos".
(G.J. Nº 581, p. 9).
2.- "La ley declara sin efecto una donación no aceptada ni comunicada su
aceptación al donante".
(G.J. Nº 754, p. 11).
3.- "La donación para su validez, ha debido ser aceptada por la donataria,
con las formalidades prescritas por el art. 666 (668) del c. c.".
(G.J. Nº 1121, p. 52).
4.- "La donación aceptada por el donatario surte efecto desde la aceptación a
tenor del art. 668 (668) del c. c.".
(G.J. Nº 1229, p. 29)
7.- V. los casos Nos. 5 del art. 110; 2 del art. 529; 2 y 8 del art. 667.
Art. 669.- (Donación manual). I. La donación que tiene por objeto bienes
muebles de valor módico es válida siempre que haya habido tradición aun cuando
falte el documento público.
II. La modicidad debe apreciarse en relación a las condiciones económicas del
donante.
PRINCIPIO GENERAL
"Dona... sunt, quae nulla necessitate iuris, officii, sed sponte praestantur" =
(Son donativos los que se dan sin ninguna necesidad de derecho ni de oficio, sino
espontáneamente). Marciano. Digesto, ley 214, tí t. 16, Lib. 50.
Jurisprudencia
4.- "La entrega de letras hipotecarias y algunas joyas (hecha por el de cujus)
a la recurrente, antes de su fallecimiento, no puede considerarse como una
donación sino como un obsequio espontáneo permitido por la ley".
(G.J. Nº 923, p. 17).
5.- "En las donaciones manuales cuyo efecto es transferir la propiedad de una
cosa sin más requisito que la tradición, no puede exigirse la aplicación del
art. 663 (667)".
(G.J. Nº 1054, p. 5).
Para la debida comprensión de la regla del art., téngase presente que por
efecto de la aceptación, notificada o simultánea (art. 668), de la donación, ésta se
perfecciona y crea una relación vinculante de la que deriva para el donatario un
verdadero y propio derecho de crédito o un inmediato derecho real (Messineo) cuyo
cumplimiento puede ejecutar a tenor del art. 339, de lo que resulta paralelamente la
responsabilidad, aunque limitada al caso de dolo o de culpa grave, que incumbe al
donante en los supuestos de retardo o de incumplimiento.
Caben, pues, entonces, en las donaciones, las modalidades que la ley admite
para las convenciones, entre ellas, particularmente la del art., o la cláusula si
premoriar (si el donante premuere al donatario), lo que supone una condición
suspensiva o la cláusula cum premoriar (cuando o después que muera el donante)
que supone un término inicial para la donación.
La enmienda sólo supone un aditamento con la adopción del art. 792 del Cgo.
modelo, transfiriendo la norma original del art. relativa a la resolución del contrato de
donación al art. 679 como parágrafo II del mismo, cambiando el tratamiento del caso
que con la modificación deja de ser de reversibilidad para convertirse en otro de
revocatoria, cuyos efectos son diversos, (art. 682).
La modificación propuesta para este art., incorpora al Código, el art. 790 del
Cgo. it. que regula el supuesto en él contenido y que en la formulación original no
fue tenido en cuenta, indudablemente con buen criterio habida cuenta la evocación
del principio no vale dar y retener, citado en la anot. al art. 655 y la observación a
la facultad concedida al donante por el parágrafo II del art. 668 (véase su anot.)
sobre la inaceptabilidad de arrepentimientos voluntariosos del donante.
Art. 674.- (Donación con carga). I. Cuando la donación está gravada por una
carga el donatario queda obligado a cumplir con ella sólo en los lí mites
correspondientes al valor de la cosa donada.
II. El cumplimiento de la carga puede ser pedido por el donante u otro
interesado.
PRINCIPIO GENERAL
La carga puede consistir, también, en que el donatario pague las deudas del
donante, obligación que debe pactarse explí citamente, haciendo constar si se refieren
sólo a las existentes al tiempo de la donación o a las futuras y hasta qué lí mite.
Jurisprudencia
"El donante sujetándose a la ley del contrato pudo imponer gravámenes a los
bienes que transfirió, por cuanto la donataria se comprometió a cumplir y
respetar, en cualquier tiempo, todas las disposiciones de aquél".
(G.J. Nº 823, p. 8).
Jurisprudencia
1.- "El donatario al imponerse la obligación de transigir con el Fisco y... no
habiendo caí do en mora, no debe ser privado de la liberalidad por supuesta
falta de cumplimiento de la (carga)".
(G.J. Nº 481, p. 12).
Art. 676.- (Carga ilí cita o imposible). La carga ilí cita o imposible se considera
no puesta; más si ella ha constituido el motivo determinante de la liberalidad, la
donación es nula.
PRINCIPIO GENERAL
Art. 679.- (Revocación por ingratitud). I. La donación puede ser revocada por
ingratitud cuando el donatario a cometido contra el donante uno de los hechos
previstos en los casos 1 y 3 del artí culo 1009.
Para el caso 1) del art. 1009, aplicable a la revocación por ingratitud, ésta se
manifiesta de la misma suerte, cometiendo el delito personalmente que cooperando a
su ejecución o dando refugio o proporcionando la fuga del culpable. La complicidad
a que se refiere el precepto, ha de entenderse en todas sus manifestaciones, según
las reglas que sobre la participación criminal (arts. 20 y s.) da el código penal. La
imputabilidad penal podrá ser graduada distintamente, la ingratitud no; es
indudablemente la misma. Por eso el hecho criminal consumado o la simple tentativa
acarrean la misma consecuencia.
También es indudable, que para este caso rigen las reglas sobre las causas
de justificación eximentes de responsabilidad penal (arts. 11 y s. del c.p.) y las
relativas a la inimputabilidad: enajenación mental, embriaguez, etc., (arts. 17 y s. del
c.p.).
Véase las anots. ampliadas para las modificaciones que se propone introducir
para los arts. 672 y 673. De ellas resulta que las mismas como las de este art.
alteran una sistematización más coherente y adecuada a las exigencias de la
normativa nacional.
Jurisprudencia
II. Esta demanda no puede proponerse contra los herederos del donatario ni
por los herederos del donante a menos, en este último caso, que el donante hubiera
muerto dentro del año del hecho.
Jurisprudencia
"Si bien el instrumento privado reconocido no indica los motivos que indujera
a verificar la donación manual, ésta es resultado de que se propuso
remunerar servicios de orden privado... una obligación natural en reparo de
los perjuicios ocasionados, no siendo por tanto reclamable ni revocable dicha
donación manual".
(G.J. Nº 1088, p. 69).
El proyecto de modificación 48 (art. 682), suprime del texto de este art. las
palabras por ingratitud.
Comprendido en la anot. al art. anterior.
El proyecto de modificación 48 (art. 682), suprime del texto de este artí culo
las palabras por ingratitud.
SECCIËN I
DISPOSICIONES GENERALES
PRINCIPIOS GENERALES
"Qui ex conducto possidet, quamvis corpolariter teneat, non tamen sibi, sed
domino rei creditur possidere" = (El que posee a tÝtulo de arrendamiento, a pesar de
la tenencia corporal de la cosa, se considera, sin embargo, que posee no para sÝ,
sino para el due±o de aquella). M. Puigarnau.
"Locatio sine mercede certa contrahi non potest" = (No puede contratarse un
arrendamiento sin precio cierto). Papiniano. Digesto, ley 52, tÝt. 1, Lib. 24.
En efecto, seg·n el art. 713, II, esta destinada a regular s¾lo el arrendamiento
de las mansiones y otras residencias similares.
Jurisprudencia
1.- "Es regla general de que (los contratos) deben constar por escrito, sea en
instrumento p·blico o documento privado, cuando la suma es mayor (de la
se±alada por el art. 1328, I), desechßndose la prueba testimonial".
(G.J. N║ 142, p. 613).
Art. 686.- (Actos que exceden a la administraci¾n ordinaria). Son actos que
exceden a la administraci¾n ordinaria:
1) Los arrendamientos que tienen por objeto fundos urbanos destinados a
vivienda.
2) Los arrendamientos que, teniendo cualquier otro objeto, se celebran por un
tÚrmino mayor de tres a±os.
3) La percepci¾n de alquileres por mßs de un a±o.
II. Se salvan las disposiciones de los artÝculos 713-I, 720 y 725 sobre el
lapso que duran los arrendamientos de fundos urbanos destinados a vivienda, y los
de cosas productivas.
Jurisprudencia
Art. 688.- (Duraci¾n mßxima). Salvo lo dispuesto por los artÝculos 713-I y
720, el arrendamiento no puede celebrarse por mßs de diez a±os, quedando
reducido a Úste si se establece un plazo mayor.
Los arts. 689 al 700, regulan las obligaciones del arrendador, no precisamente
con perfecto ordenamiento sistemßtico.
Aparte las obligaciones que por virtud del principio de la libertad contractual
(art. 454), puede contener el contrato, el arrendador o locador, aunque el pacto no lo
mencione, estß obligado a: 1║) entregar al arrendatario la cosa arrendada; 20)
mantener esa cosa en estado de servir al uso para el cual se arrend¾; 3║) asegurar
el disfrute pacifico de la cosa arrendada durante la vigencia del contrato. Esta
tercera obligaci¾n: asegurar el disfrute pacÝfico, constituye la principal obligaci¾n de
la cual derivan todas las demßs.
Jurisprudencia
PRINCIPIO GENERAL
Jurisprudencia
Este art. y los siguientes hasta el 699 inclusive, regulan las diversas
manifestaciones de la tercera obligaci¾n indicada con carßcter general en la anot.
del art. 689: hacer que el arrendatario disfrute pacÝficamente de la cosa arrendada
por toda la duraci¾n del arrendamiento.
El art. 700, tambiÚn se relaciona con los hechos propios del arrendador,
quien, por dicho precepto, no puede mientras dure el arrendamiento variar la forma
de la cosa arrendada, modificar su disposici¾n y condiciones interiores, suprimir o
disminuir algunos de sus accesorios o ventajas, o demoler una parte, reconstruir
otra, etc., indudablemente siempre que no haya acuerdo con el arrendatario dentro o
fuera del contrato.
Jurisprudencia
PRINCIPIO GENERAL
"Prospicere debet conductor, ne in aliquo vel ius rei, vel corpus deteriusfaciat,
vel fieri patiatur" = (Debe procurar el arrendatario no perjudicar en algo el derecho
de la cosa o la cosa misma, ni permitir que se perjudique). Ulpiano. Digesto, ley 11,
tÝt. 2, Lib. 19.
Jurisprudencia
Este y los dos siguientes arts. (698 y 699), comprenden otra de las
manifestaciones de la tercera obligaci¾n del arrendador consignada en la anot. al
art. 689, relativa a que la cosa arrendada debe ser entregada al arrendatario en
estado de servir al uso para el que ha sido arrendada y se ocupan, en
consecuencia, de la responsabilidad del arrendador por los vicios ocultos.
Conforme con los principios generales que informan las reglas relativas a los
vicios ocultos, el arrendatario para responsabilizar por ellos al arrendador, debe
desconocerlos al tiempo del contrato. La obligaci¾n de sanear Ústos vicios
comprende inclusive los llamados vicios nuevos, esto es, los que sobrevienen a la
entrega de la cosa (art. 699), porque apenas es una manifestaci¾n mßs de la
obligaci¾n principal del arrendador, de asegurar al arrendatario un disfrute ·til de la
cosa, obligaci¾n principal que tiene carßcter sucesivo que se prolonga durante toda
la vigencia del contrato.
Jurisprudencia
1.- "La inundaci¾n, que sin culpa de la propietaria sobrevino el segundo a±o
del arrendamiento, (no supone) en el inmueble la existencia de defecto alguno
oculto que la propietaria tenga que garantizar al arrendatario, fuera del
derecho que Úste puede hacer valer en tiempo oportuno para que se le
regule una rebaja proporcional del canon (de alquiler)".
(G.J. N║ 680, p. 14).
Entre las formas de las innovaciones, aparte de las que puedan versar sobre
la conformaci¾n material de la cosa, tampoco se permite innovar el destino de la
cosa. Por ejemplo el arrendador no podrß instalar en otra porci¾n del inmueble
arrendado, alguna explotaci¾n peligrosa, insalubre, ruidosa o inmoral.
PRINCIPIOS GENERALES
Este art. y los s. hasta el 707 inclusive, se ocupan de las obligaciones del
arrendatario, entre las cuales, la primera es pagar el canon del alquiler estipulado,
que puede consistir en dinero, en signo equivalente a moneda y a·n en especies
corp¾reas, cuya propiedad se trasmite al arrendador. La satisfacci¾n del alquiler o
renta (como tambiÚn se usa calificar al precio del arrendamiento en otras
legislaciones), es ineludible y su falta apareja la sanci¾n general de la resoluci¾n
del contrato en todas las legislaciones. AsÝ era en el Cgo. abrg. (art. 1146), aunque
diversas leyes de excepci¾n, que se hicieron normales decretaron prßcticamente su
desuso, desnaturalizando este contrato y el Derecho mismo, al proteger el
incumplimiento del arrendatario en su principal obligaci¾n, cual es la de pagar el
alquiler por la cosa que usa y disfruta. El C¾digo prßcticamente elude toda
referencia a las consecuencias de la falta de pago del canon de arrendamiento, tanto
en la secci¾n I en examen, cuanto en la II relativa al arrendamiento de viviendas,
refiriendo la soluci¾n del problema al C¾digo de Procedimiento Civil (art. 721). El
art. 623, caso 1) de este cuerpo de leyes determina que el desalojo judicial podrß
intentarse entre otros casos, por falta de pago de alquileres durante tres meses
vencidos.
Jurisprudencia
"El inquilino no esta obligado a pagar a los propietarios los alquileres que ya
pag¾ a la (administradora)".
(G.J. N║ 810, p. 49).
El citado art. 623, caso 9) del Procedimiento Civil, se±ala como causal de
desalojo, el diverso destino que el arrendatario da al objeto para el cual fue
alquilada la cosa.
Este art. del C¾digo que se ocupa del asunto, simplemente f¾rmula una
recomendaci¾n de buena conducta para el arrendatario, sin sanci¾n alguna para el
caso de su incumplimiento. Todas las legislaciones sancionan este incumplimiento
con la resoluci¾n del contrato, forma de resoluci¾n de los contratos de trato
sucesivo, (anot. al art. 574).
Las reglas de los artÝculos 703 y 704, son una derivaci¾n de la regla del art.
705. Se refieren a la responsabilidad del arrendatario por la destrucci¾n o deterioro
de la cosa y a la consecuencia de la cosa perdida en incendio, con textos que no
condicen con los epÝgrafes que se les ha asignado, por estar mal copiados de su
modelo italiano. En Úste, el art. 1588 (703), en su epÝgrafe, conformado a su texto,
se refiere a la pÚrdida y deterioro de la cosa arrendada y el 1589 (704), a las
consecuencias del incendio de la cosa asegurada contra incendios.
Jurisprudencia
2.- "Aunque hay testigos que aseveran que la arrendataria hizo pastar sus
animales en la huerta, no hay justificativos de que este hecho haya tenido
influencia inmediata y directa en el deterioro encontrado por los peritos al
practicar reconocimiento mucho tiempo despuÚs y cuando el propietario se
hallaba ya en posesi¾n de la finca".
(G.J. N║ 728, p. 20).
Jurisprudencia
PRINCIPIO GENERAL
"Nemo prohibetur rem, quam conduxit fruendam, alii locare, si nihil aliud
convenit" = (A nadie se prohÝbe alquilar a otro la cosa que Úl tom¾ en arriendo
para disfrutarla, si no se convino de otro modo). Codex, ley 6, tÝt. 65, Lib. 4.
La sabia aplicaci¾n de la ley, supone que ella sea impuesta y observada sin
promover privilegios y obligando a todos a cumplir sus obligaciones: a los
propietarios, impidiÚndoles el abuso de la extorsi¾n mediante alquileres que
exceden, en mucho el porcentaje legal de renta en relaci¾n al valor catastral de su
propiedad, sobre cuya base tributan al Estado, y a los inquilinos obligßndolas a
pagar el alquiler y restituir la cosa al vencimiento del contrato, conforme se ha
pactado. Aun una legislaci¾n de excepci¾n, no puede ignorar esos elementos
bßsicos, para que subsista el arrendamiento como contrato, y sea susceptible de
regulaci¾n legal como tal.
Jurisprudencia
Este precepto, como los arts. 687, I) y 713, II), da reglas imprecisas que
excluyen a las mansiones y otras residencias similares, sin explicar quÚ se ha de
entender por ellas o c¾mo se las ha de reconocer, para excluirlas de la norma de la
inextinguibilidad del contrato de arrendamiento, consagrada en el art. 713 con olvido
de la condici¾n sustancial del contrato de arrendamiento: su temporalidad, aspecto
sobre el que, a pesar de lo que ya se ha dicho en los comentarios anteriores, ha de
insistirse toda vez que deba sostenerse los fueros del derecho y de la l¾gica.
Jurisprudencia
PRINCIPIOS GENERALES
Las reglas de los arts. 711 y 712, se limitan a extender a todos los
arrendamientos, la clßusula que generalmente impone el vendedor al adquirente para
el mantenimiento del arrendamiento hasta la conclusi¾n de su tÚrmino, clßusula que
tampoco tiene utilidad prßctica alguna por lo que se ha observado repetidamente,
respecto de la condici¾n a que ha reducido este contrato la apuntada legislaci¾n de
excepci¾n. Dada esta evidencia innegable, en la prßctica el vendedor advertido evita
comprometerse, por ejemplo, a entregar desocupada la casa que vende, cuando en
ella tiene inquilinos, porque sabe que se comprometerÝa a cumplir una obligaci¾n
imposible. Y seguramente continuarß ejercitßndose esa prßctica, mientras no se
reponga la vigencia simple y total de la ley com·n, sin las limitaciones de las leyes
de excepci¾n, por virtud de las cuales ning·n derecho es oponible al arrendatario.
Jurisprudencia
Jurisprudencia
Jurisprudencia
II. Sin embargo el arrendador, en ningún caso, puede obtener por todo el
fundo un canon anual de arrendamiento superior al 10% del nuevo valor catastral.
Jurisprudencia
"El alquiler (canon de arrendamiento) no puede ser superior al 10º del valor
catastral del inmueble".
(Lab. Jud. 1981, p. 174).
Jurisprudencia
"Los llamados contratos mixtos, no tienen asidero dentro de la estructura
jurí dica del paí s, como tampoco se los conoce en la legislación comparada,
en razón de que en su conformación concurren dos figuras jurí dicas distintas:
la anticresis sometida a la liberalidad civilista del art. 725 (519) del c. c., y el
inquilinato cuya contratación por exceder a la contratación puramente privada
es considerada como de orden público a tenor de la L. de 19 de Enero de
1960".
(G.J. Nº 1587, p. 37).
II. Cuando el arrendador no cumpla con las obras sanitarias que se señalen
por la autoridad administrativa competente, debe resarcir los daños al arrendatario.
Conc: c. c. 689 -
El art. contiene una regla particular de aplicación del principio general del art.
689, que obliga al arrendador a entregar la cosa en condiciones de servir para el
uso a que el contrato la destina.
Jurisprudencia
"El art. 10, inc. a) de la Ley del Inquilinato de 19 de Enero de 1960, prohibe
al locador o propietario de casa o aposento, privar, reducir o limitar a los
inquilinos, los servicios de agua potable, luz eléctrica e higiénicos, el uso de
patios, el libre tránsito y todo aquello que se relaciona con lo usos comunes".
(Lab. Jud. 1986, p. 367).
Conc: c. c. 706 -
Es una disposición simplemente complementaria de la del art. anterior.
Jurisprudencia
Los arts. 720 y 721 ya han sido enjuiciados en las anotaciones a la sección
anterior. Aquí es de utilidad práctica examinarlos al tenor de las disposiciones de los
arts. 621 y s. del Procedimiento Civil, que trata de la cuestión con más precisión que
el Código. Empieza el art. 621 del p.c. definiendo, (lo que no hace el Código), la
vivienda como la casa, departamento o habitación que el locatario utiliza, en virtud
de contrato verbal, como su morada y la de su familia. En el contrato verbal, sirve
de prueba el recibo de alquiler. El art. 623 del p.c. señala diez causales de desalojo:
1) falta de pago de alquiler durante tres meses vencidos; 2) cuando el propietario
necesite el inmueble para morar él; 3) para edificar en el sitio una nueva
construcción; 4) cuando haya necesidad de una reconstrucción del inmueble; 5) por
demolición del inmueble por su estado ruinoso; 6) cuando el inquilino tuviere casa
propia; 7) cuando el inquilino subalquile todo o parte del inmueble (si no está
autorizado por el contrato se sobreentiende); 8) cuando el inquilino cede su contrato;
9) cuando el inquilino da a la cosa uso diverso del objeto para el cual la alquiló, y
10) cuando el inmueble es expropiado.
Jurisprudencia
Nótese la aberrante contradicción de este art. con lo dispuesto por los incs. 1)
y 2) del art. anterior.
Jurisprudencia
3.- "La recuperación de viviendas, dentro del régimen que rige las actividades
de Conavi, institución de carácter público creada por D.S. de 3 de Julio de
1964 para solucionar los problemas de vivienda de los trabajadores afiliados a
ella, se rige por las normas especiales que la reglan, que son de aplicación
preferente a tenor del art. 4º de la loj.".
(G.J. Nº 1615, p. 51).
Conc: c. c. 719, 1) -
SECCION III
Art. 723.- (Gestión y goce). I. Cuando el arrendamiento tiene por objeto una
cosa productiva, el arrendatario debe cuidar de su gestión en conformidad al destino
económico de la cosa y al interés de la producción.
Jurisprudencia
PRINCIPIOS GENERALES
"Qui operas suas locavit, totius temporis mercedem accipere debet, si per eum
non stetit, quominus operas praestet" = (El que dio en arrendamiento sus servicios
debe persivir la retribuci¾n por todo el tiempo, si de Úl no dependi¾ que no
prestasen aquÚllos). Paulo Digesto, ley 38, tÝt. 2, lib. 19.
Contrato de obra, es aquel por el cual una persona se obliga a efectuar una
obra determinada para otra, quien le paga un precio por ella (Capitant).
Jurisprudencia.
1.- "Por falta de (este) contrato el jefe del laboratorio (era pagado por) todos
sus servicios (con un sueldo, por lo que) el actor (no pudo) probar (que hubo)
alquiler de obras con precio estipulado por cada una de ellas".
(G.J. N║ 835, p. 41).
3.- "El contrato de obra se encuadra a las prescripciones del art. 732 del c. c.
y no a las disposiciones de carßcter laboral".
(Lab. Jud. 1986, p. 471).
II. Sin embargo, cuando para el ejercicio de una actividad la ley quiere estar
habilitado por un tÝtulo profesional, quien preste servicios sin llenar ese requisito no
puede exigir retribuci¾n alguna.
Conc: c. c. 738 -
Comprendido en la anot. al art. anterior.
Jurisprudencia
Art. 742.- (Recepci¾n de obra afectada de vicios). I. Si, siendo los vicios
conocidos o reconocibles, el comitente recibe la obra, el contratista no es
responsable por ellos.
Relativamente a los riesgos de la obra en el primer caso (pßrrafo I), la ley los
atribuye al empresario cuando Úste suministra los materiales, porque siendo el
operario o destajista el verdadero propietario, res perit domino suo; esto es, cuando
la cosa cuyo constructor suministra los materiales perece por cualquier causa, como
la condici¾n bajo la cual fue adquirida no se ha cumplido y la cosa estaba en su
poder y pertenencia, s¾lo a Úl puede afectar el riesgo (Dalloz, MarcadÚ, cits. por
Scaevola).
Jurisprudencia
Art. 747.- (Muerte del contratista). I. El contrato se resuelve por la muerte del
contratista, a menos que la consideraci¾n de su persona no hubiese sido motivo
determinante del contrato.
Resuelto el contrato por muerte del contratista, es natural que los herederos
de Úste, sean reembolsados en el valor de la parte ejecutada y de los materiales
preparados (no incorporados aun) y demßs gastos.
La regla del art. es otra excepci¾n a las reglas del derecho com·n y se funda
en una raz¾n de equidad, ya que no serÝa lÝcito que el due±o de la obra o el
empresario o contratista, o ambos en fraudulenta confabulaci¾n, se enriquezcan
da±adamente con el esfuerzo o la aportaci¾n impagada de operarios y
suministradores de la materia prima. Es notorio y encomiable, ademßs, que el
prop¾sito de la ley en esta materia sea amparar la mano de obra, el trabajo del
obrero, concediÚndole una acci¾n especial, privilegiada, para cobrar su salario de la
cantidad que en el momento de la reclamaci¾n debiere el comitente al contratista.
Es acci¾n privilegiada por determinarlo asÝ el art. 1345, caso 2) del mismo C¾digo.
Por lo demßs, s¾lo con carßcter enunciativo, debe recordarse que aparte las
reglas propias del contrato, se aplican a este todas las reglas generales de los
contratos, tales la excepci¾n de incumplimiento para cualesquiera de las partes
contra la otra (art. 573), el derecho de retenci¾n, del precio o de la cosa, seg·n de
que parte provenga la causa de la retenci¾n, etc.
DE LAS SOCIEDADES
SECCION I
DISPOSICIONES GENERALES
PRINCIPIOS GENERALES
"Societas vice personae fungitur" = (La sociedad hace las veces de la persona
fí sica). Digesto, ley 22, tí t. 1, Lib. 46. Cit. Puigarnau.
"Semper enim non id, quod privatim interest unius ex sociis, servari solet, sed
quod societati expedit" = (Siempre se suele observar, no lo que particularmente
importa a uno de los socios, sino lo que importa a la sociedad). Digesto, ley 65, tí t.
2, Lib. 17. Cit. Scaevola.
"Rerum inhonestarum nulla est societas" = (Es nula la sociedad para cosas
deshonestas). Ulpiano. Digesto, ley 57, tí t. 2, Lib. 17.
"Nulla societas maleficiorum (est)" = (No hay sociedad alguna para delitos).
Ulpiano. Digesto, ley 1, tí t. 3, Lib. 27.
"Societas... flagitiosae rei nullas vires habet" = (La sociedad para cosa
criminosa no tiene fuerza alguna). Gayo. Digesto, ley 35, tí t. 1, Lib. 18.
Los etimologistas, señalan como origen del vocablo sociedad, la voz latina
societas que como sociare deriva de socius que, a su vez, procede de sequor:
seguir, acompañar.
Jurisprudencia
b) Objeto mediato: operaciones sociales, para obtener ganancias a cuyo efecto está
destinado el fondo social;
c) Fin último; obtención de lucro común partible, que supone, a su vez tres
condiciones: 1) intención en los contratantes de obtener ganancias; 2) que la
ganancia sea común a todos los socios; y 3) que la ganancia o la pérdida se reparta
entre ellos.
Jurisprudencia
"Según el art. 192 del Cgo. de min. las sociedades mineras se rigen por las
prescripciones del Cgo. Mtil. Por consiguiente toda sociedad minera, a
excepción de la accidental, debe celebrarse por escritura pública, que
contenga entre otros requisitos, quienes han de administrarla y usar de la
firma social".
(G.J. Nº 755, p. 37).
Jurisprudencia
Tocante a las cooperativas, tanto la ley minera (art. 195), como la de Reforma
Agraria (art. 138 y s.), remiten su regulación a leyes especiales, como lo hace el art.
Jurisprudencia
SUBSECCION I
DE SU CONSTITUCION
No es, en rigor, un contrato consensual, una vez que el art. por aplicación de
la regla general del 492, exige la formalidad del documento, el cual ha de ser
público e inscrito en el registro de la propiedad, si entre los aportes existen bienes
que no se pueden transmitir de otro modo (art. 1540, 6). El documento, privado o
público, según los casos, da existencia a la sociedad, por cuyo efecto, asume
automáticamente la personalidad, que supone la capacidad jurí dica determinada por
el art. 54.
Jurisprudencia
1.- "El art. 1202 (754) requiere instrumento público o privado para la
(constitución) de las (sociedades) y excluye la prueba testimonial cuando el
valor de estos contratos pasa de $b...".
(G.J. Nº 248, p. 1435).
2.- "Las sociedades civiles celebradas por escrito, con sujeción a este art.
impone a los socios todas las obligaciones y restricciones consignadas en los
(arts. 760 y s.)".
(G.J. Nº 413, p. 465).
3.- "Según este art. todas las sociedades deben constituirse por escrito".
(G.J. Nº 646, p. 31) .
5.- "Por circular, la viuda y los herederos hicieron saber a los comerciantes
con quienes mantení an relaciones, que habí an resuelto seguir los negocios
comerciales, como hasta ese dí a bajo la razón social de ... "sucesión" (en
cuya virtud y fundadamente) los acreedores promovieron demanda por el
pago del saldo que se les adeudaba".
(G.J. Nº 775, p. 24).
6.- "No consta en el proceso documento alguno relativo a dicha sociedad (se
refiere a su constitución), y es inadmisible la prueba de testigos de
conformidad al art. 1202 (754) del c. c. que ha sido correctamente aplicado
en la sentencia y en el auto de vista recurrido".
(G.J. Nº 1358, p. 77).
II. A falta de alguno o algunos de los requisitos enunciados, regirán las reglas
del Capí tulo presente o las que resulten aplicables según su carácter.
Conc: c. c. 55 - 754 - 757 - 758 - 759 - 760 - 765 - 767 - 770 - 772 -773 -
775 - 776 - 777 - 778 - 779 - 790 - 791 - 794 - 796 - 797 - 799 - 802 -
Los elementos tí picos que debe incluir necesariamente un contrato de
sociedad, están señalados en el art., de los cuales merecen algún examen los que
suponen rasgos indispensables que caracterizan este contrato.
La razón social (inc. 1), es el nombre propio (art. 55), de ordinario establecido
para algunas sociedades comerciales, bajo el cual realizan todas sus operaciones. A
falta de razón social se puede usar una denominación o ambas a la vez. La sede,
constituye el domicilio de la sociedad (art. 56). El objeto, implica la actividad social
que la sociedad se propone cumplir y que define los lí mites de su capacidad (art.
54). La duración, está reglada en el art. 757 (v. la anot. respectiva). El monto del
capital social, de los aportes, proporción de los mismos, caracteres, forma de
aportación, determinación de la distribución de las ganancias y pérdidas, causas de
disolución y modos de liquidación, etc., son materias que deben estipularse en el
contrato de constitución social, cuya omisión se suple por las determinaciones de
este capí tulo. El parágrafo II, agrega que, en su defecto, regirán las reglas que
resulten aplicables según su carácter, disposición que carece de sentido y de función
práctica, una vez que para las sociedades civiles no resultan aplicables otras normas
que las del contrato social y las de este capí tulo. Las otras que resulten aplicables
podrí a considerarse que son las de las sociedades comerciales, caso en el cual ha
de estarse a lo que dispone el c. com., a mérito de lo que manda su art. 1º,
interpretado en concordancia con lo que establece el art. 752 del Código.
La constitución del fondo común o capital social, según el caso 3) del art.,
con los aportes de los socios, es un elemento esencial conforme al antiguo aforismo
non est societas sine communione y exige que cada socio aporte o se obligue a
aportar algo a la sociedad y que lo aportado se haga común a todos los socios en el
fondo o capital social. Si cada socio retiene para sí su aporte o éste no se hace
objeto de disfrute o disponibilidad común, no hay contrato de sociedad.
d) Las tontinas, en las que sin idea de lucro ni civil ni mercantil, se acumulan
bienes o dinero cuyas rentas acrecen las de los que van sobreviviendo (Laurent, cit.
de Scaevola, aludiendo a la clase de operaciones creadas por el banquero italiano
del siglo XVII, Lorenzo Tonti) y que es posible contratar a tenor del art. 454 del
Código.
II. También salvo pacto diverso se considera celebrada la sociedad por toda la
vida de los socios; pero si se trata de un negocio determinado, sólo por el tiempo
que debe durar dicho negocio.
PRINCIPIOS GENERALES
"Si alicuius rei societas sit, et finis negotio impositus, finitur societas" = (Si
hay una sociedad para alguna cosa, y se ha puesto fin al negocio, termina la
sociedad). Paulo. Digesto, ley 65, tí t. 2, Lib. 17.
Tiene aplicación para el supuesto del art., el mismo principio del Digesto
consignado respecto de la segunda regla del art. 519 (v. la anot. respectiva: nada
hay tan natural como que cada contrato se disuelva (o se modifique) del mismo
modo que se contrajo.
Art. 759.- (Exclusión de socios). No puede ser excluido un socio sino por
acuerdo unánime de los demás socios y sólo por motivo grave establecido en el
contrato social o por disposición de la ley.
LA SOCIEDAD
Art. 760.- (Aportes). I. Cada socio debe cumplir todo lo que se ha obligado a
aportar a la sociedad.
II. Si el valor de los aportes no ha sido determinado, se presume que se los
debe hacer a partes iguales, según la naturaleza e importancia de la sociedad.
Jurisprudencia
1.- "Según el recibo (la suma) que se cobra ejecutivamente no fue dada en
préstamo, sino en pago del aporte a la sociedad de la que era deudor (el
demandante) conforme a este art. (760)".
(G.J. Nº 454, p. 828).
2.- "Sólo se introdujo ocho hectáreas de terrenos de las diez que debió darse
como aporte social, según explí cito compromiso... (y) la repetida nulidad del
contrato trae como consecuencia necesaria la disolución de la sociedad".
(G.J. Nº 668, p. 16).
Art. 761.- (Intereses y daños). I. El socio es deudor por los intereses sobre las
sumas de los aportes no entregados, desde el dí a en que debió hacerlo, sin
necesidad de requerimiento; igualmente, por los intereses de las sumas que haya
retirado para su provecho particular, a partir del dí a en que las tomó, todo sin
perjuicio del resarcimiento del daño, si ha lugar.
II. Si el aporte del socio moroso es un bien que no sea dinero, debe a la
sociedad sus frutos.
Fte: Cgo. francés 1846 -
Precd: c.c. abrg. 1213 -
Conc: c.c. 339 - 341, 4) - 414 -
Art. 762.- (Garantí as). El socio que a tí tulo de aporte transmite la propiedad, el
disfrute o el uso del bien, responde por la evicción; el que transmite un crédito
responde por la insolvencia del deudor.
Art. 765.- (Nuevos aportes). Ningún socio puede ser obligado a efectuar
nuevos aportes, salvo lo convenido en el contrato social y los que están destinados
a la conservación de los bienes de la sociedad.
Es una disposición superflua. Ningún socio puede ser obligado a dar más ni a
recibir menos de lo que el contrato social le asigna. Pues es cuestión que tiene
relación con el elemento esencial caracterí stico de la sociedad: determinar los
aportes, su cuantí a y su forma de pago; estipular la partición de las ganancias y la
proporción de las pérdidas. Faltando ese elemento esencial no hay contrato de
sociedad y estando el estipulado en el contrato, que es la ley para las partes por
preceptuarlo así el art. 519, el art. no tiene razón de ser.
Art. 766.- (Responsabilidad por daños). Todo socio debe resarcir el daño
causado a la sociedad por su culpa; y no los podrá compensar con las ganancias
que su industria haya reportado a la sociedad en otros negocios de ésta.
II. La parte del socio industrial en las ganancias será igual a la del otro u
otros socios, si son iguales los capitales de éstos; si son desiguales, su parte será
equivalente al valor promediado de los demás aportes, salvo pacto diverso.
Cuando los socios aportan sólo industria, modalidad que se presenta con más
frecuencia según las exigencias del tiempo actual (agrupaciones de especialistas en
abogací a, medicina, ingenierí a, etc.), y los pactos sociales respectivos no establecen
normas para el caso, habrá que recurrir a los principios generales, una vez que el
Código ha omitido una regla supletoria para la eventualidad.
Jurisprudencia
"El art. 1219 (768) establece que en casos en que concurren capital e
industria de una sociedad, ordena la división por igual y faculta al juez para
resolver lo conveniente, con conocimiento de causa, facultad cuyo ejercicio no
esta sujeta a censura en casación".
(G.J. Nº 555, p. 11).
II. Sólo puede reclamarse dentro de los tres meses desde que el reclamante
tuvo conocimiento de la regulación; pero es inadmisible si ha habido de su parte
principio de cumplimiento.
Por la regla del art., puede encargarse a un tercero la facultad de atribuir las
ganancias y las pérdidas. Esto supone desde luego una estipulación contractual
expresa. Según algunas legislaciones la regulación no puede ser encomendada a
uno de los socios. El Cgo abrg. lo permití a (art. 1220). El término tercero, susceptible
de equí vocos algunas veces, en la cuestión en examen, ha de entenderse por
cualquiera persona con exclusión de los socios, como consecuencia de que la ley en
esta materia siempre contrapone socios y terceros.
Art. 771.- (Deuda del socio industrial). El socio industrial adeuda a la sociedad
las ganancias que durante ella haya obtenido con la industria que pone en la
sociedad.
Jurisprudencia
Art. 772.- (Nuevos socios). I. Sin consentimiento unánime los socios no puede
ceder sus derechos, ni tampoco admitir nuevos socios, salvo el pacto social
contrario.
II. Un socio puede asociar, sin embargo, a un tercero, en relación sólo con la
parte que tenga en la sociedad, pero el asociado no es parte de la sociedad.
La sociedad sólo puede existir entre las personas que la han constituí do
conjuntamente. Ninguno de los socios, formada la sociedad, puede introducir un
nuevo miembro a ella, ni ceder sus derechos sin el consentimiento de los demás
socios, cuando no haya estipulación pertinente en el contrato social, caso en el cual
se estará a lo estipulado.
Sin embargo, el art., permite que cualquiera de los socios puede asociarse
con un tercero o extraño a la sociedad, sólo para compartir con él los beneficios y
los riesgos de su porción. El asociado no es parte de la sociedad, sino de la
pequeña sociedad subalterna formada entre el socio y un tercero, a quien la doctrina
francesa denomina croupier (Planiol y Ripert). Se emplea este calificativo porque
entienden los autores que en la primitiva sociedad el socio lleva al tercero como a la
grupa, cabalgando juntos.
Jurisprudencia
1.- "El art. 1224 (772) del c.c. prohibiendo a los socios vender su acción,
incorporando así un nuevo individuo a la sociedad, sin consentimiento previo
de ésta, hace depender de esa condición la validez de la venta".
(G.J. Nº 578, p. 10).
La regla del art. es una consecuencia natural del estado de comunidad latente
en la sociedad, por lo cual sólo es la reproducción del principio general contenido en
el art. 160, a cuya anotación debe acudir el lector. Aquí , corresponde señalar que el
precepto en examen es objeto de crí tica porque deja inferir que, por regla general,
los socios se sirven individualmente de las cosas sociales, cuando, en realidad, la
utilización individual de los bienes sociales se reputa casi siempre contraria a su
destino y prohibida como tal a los socios, lo cual ha inducido a algunos civilistas a
considerar conveniente la supresión de está disposición por arcaica (Planiol y Ripert).
SUBSECCION III
Se considera en cierto modo superfluo este artí culo, una vez que se llegarí a a
idéntica solución por la simple aplicación de los principios generales. El Cgo. alemán,
por ejemplo, prescinde de disposiciones concretas sobre los supuestos legales
contenidos en el artí culo. Y en el Cgo. italiano de 1942, que ha servido de modelo al
Código, tampoco se encuentra una disposición similar.
Habida cuenta que el precedente legislativo del art. está en el 1217 del c.c.
abrg., ha de admitirse como fuente de éste el art. 1852 del c.c. francés de 1804.
Jurisprudencia
Jurisprudencia
II. Deberá tener en todo caso autorización expresa para efectuar actos de
disposición de los bienes sociales, para gravarlos o para tomar dinero en préstamo.
Jurisprudencia
II. En general, los socios están obligados recí procamente a darse cuenta de la
administración, cuyas resultas tanto activas como pasivas pasan a los herederos.
Jurisprudencia
1.- "La obligación que este art. (780) impone a los socios de darse
mutuamente las cuentas de la administración, resulta de un hecho personal,
cual es el desempeño del mandato de administración y debe cumplirse por el
mismo obligado, no pudiendo pasar a extraños sino por pacto expreso o
sobreentendido".
(G.J. Nº 496, p. 9).
2.- "Habiendo entre el demandante y el demandado la sociedad industrial
expresada (es) recí proca la obligación de rendir cuentas entre los socios,
conforme al art. (780)".
(G.J. Nº 759, p. 37).
Jurisprudencia
II. Si el patrimonio social no llegare a cubrir las deudas, responden los socios
por el saldo, proporcionalmente a su participación en las pérdidas sociales, salva
cláusula de responsabilidad solidaria.
III. La parte del socio insolvente se reparte entre los demás socios, a
proporción.
La esencia de la regla del art., está en que las deudas de la sociedad civil,
repercuten sobre el patrimonio particular de los socios en defecto del haber social.
Los socios responden mancomunadamente conforme a la regla general del art. 428 y
la solidaridad no se presume: debe estar expresamente estipulada en el contrato. El
Código mantiene, para el caso, el principio de la proporcionalidad, a diferencia de
otros códigos que reparten esa obligación entre los socios por partes iguales o
viriles, conformándose así , más con un criterio de justicia y equidad y con la
tradición jurí dica de la legislación nacional representada, en el caso, por su
precedente el art. 1226 del Cgo. abrg. El párrafo III del art., al distribuir entre los
coasociados la parte del socio insolvente, rompe en éste aspecto el principio general
de la mancomunidad que sigue, estableciendo una consecuencia propia de las reglas
de la solidaridad análoga a la establecida por el art. 448.
Jurisprudencia
1.- "La solidaridad (de los socios) no se presume y debe ser pactada
expresamente".
(G.J. Nº 384, p. 170).
2.- "En los contratos de compañí a... las leyes que deben aplicarse son las del
fuero común, entre las cuales se encuentra el art. 1225 (783, II) del c.c. que
exime de responsabilidad solidaria a los socios por las deudas sociales".
(G.J. Nº 384, p. 170).
3.- "Conforme al art. 1226 (783) las obligaciones que contraen los socios a
nombre de la compañí a reatan a los demás, siempre que estos le hubiesen
dado poder".
(G.J. Nº 497, p. 3).
4.- "El socio... plenamente autorizado por la escritura social, contrajo para la
sociedad los créditos constantes en pagarés. Por consiguiente la dejó
obligada".
(G.J. Nº 497, p. 3).
Art. 785.- (Actos del socio en su propio nombre). Cuando un socio contrae
obligaciones en su propio nombre o sin poder de la sociedad, no obliga a ésta, a
menos que el acto haya producido beneficio en favor de la sociedad.
El art., se refiere al caso del socio que contrata en su nombre personal y sin
tener la representación de la sociedad. Los terceros en esta eventualidad, no tienen
ninguna acción directa contra la sociedad, a menos que ésta haya obtenido con ello
un beneficio. La misma regla se aplica a las obligaciones contraí das por cuenta de la
sociedad, por quien está legí timamente autorizado para hacerlo, cuando se excede
de los lí mites de las facultades que le confiere el poder o mandato (Planiol y Ripert).
La sociedad resulta obligada al socio en estos casos, no por razón del contrato
social, sino por aplicación de la doctrina del enriquecimiento ilegí timo (arts. 961 y s.),
que establece la acción en proporción al provecho recibido (Planiol y Ripert y Cunha
Concalvez, cit. por Scaevola).
El art. prevé el supuesto de que una persona que debe determinada antidad a
la sociedad y otra suma al socio administrador, paga a éste un importe inferior al
total de ambas obligaciones. En situación semejante, a falta de imputación
determinada por el deudor, conforme a la facultad que le otorga la regla general de
aplicación de pagos (art. 316, I), la ley impone que la imputación se haga ambas
deudas proporcionalmente a su importancia. Se señala como excepción a esta regla,
la posibilidad de que la imputación exclusiva a una u otra obligación, sea legal
(Planiol y Ripert).
Art. 789.- (Acreedor particular del socio). El acreedor particular del socio
puede hacer valer sus derechos sobre las utilidades que correspondan a éste en la
sociedad según los balances o, a falta de ellos, en la parte que le tocare según la
liquidación, sin que por eso pueda embarazar las operaciones de la sociedad.
El art. no es más que una repetición del art. 755: el mismo actor con otro
atuendo, pero que no alcanza a definir la cuestión debidamente. La disposición
fuente habla de que el pacto social y, particularmente, sus limitaciones, deben
llevarse a conocimiento de los terceros por medios idóneos, cuando no se le ha
dado publicidad suficiente. Es medio idóneo, por ej., hacer conocer el contrato social
al tercero y que éste declare en el acto correspondiente que se le ha dado debido
conocimiento del mismo. En tal supuesto el tercero no puede pretender acogerse al
beneficio de la oponibilidad.
SUBSECCION VI
DE LA DISOLUCION DE LA SOCIEDAD
Y CESACION DE LA RELACION SOCIAL
Dos son las hipótesis que la ley contempla sobre la duración de la sociedad,
según que haya sido o no objeto de determinación en el pacto (art. 757). Luego, el
caso 2) del art., al señalar la expiración del término como causa de disolución de la
sociedad, se refiera a la sociedad cuya duración se ha pactado expresamente en el
acto constitutivo.
En las sociedades civiles, en las que más que el capital cuenta la comunidad
de esfuerzos, de aptitudes y de riesgos que se establece entre los socios, la
disolución no lesiona ningún interés apreciable del socio único, que puede actuar
como dueño de empresa. Con todo, la solución dada por el Código italiano (que es
la del caso en examen), coincidentemente con los Cgos. suizo y portugués, parece la
más adecuada al permitir una subsistencia temporal de la sociedad, hasta que en el
plazo marcado se restablezca la pluralidad.
El caso 7) del art., es en cierto modo consecuencia de las reglas del Capí tulo
VI, de que forma parte esta subsección. Los tribunales pueden disolver las
sociedades por causas legí timas y a demanda de parte interesada, por ejemplo en el
caso en que un socio falta a sus obligaciones y da lugar a la acción de que trata el
art. 763; pueden también causar la disolución por resolución judicial, la negligencia y
la mala fe y las malversaciones en el manejo de los negocios sociales (arts. 795, II).
Jurisprudencia
Como simple dato ilustrativo, cabe advertir que la prórroga en las sociedades
comerciales nunca es tácita y debe acordarse siempre expresamente (art. 379, c.
com.).
Jurisprudencia
La previa notificación, sirve para que los socios adopten sus previsiones y no
comprometan a la sociedad en operaciones aun no convenidas. Ha de considerarse
que no hay buena fe en el renunciante cuando, por ejemplo, el que hace la renuncia
se propone con ella apropiarse para sí solo del negocio que debí a ser común, o
tiene el deseo de perjudicar a sus consocios de modo claro o pretende favorecer el
lucro de un tercero, con perjuicio de la sociedad. Se trata de una cuestión de hecho
que, en su caso, debe dejarse librada al criterio del juzgador que, además de este
art. (795), tiene para formar juicio el principio amplio y fundamental para todos los
contratos (art. 520), que consagra la buena fe de modo general y en el cual es
preciso apoyarse para lograr que el Derecho no se distancie de la Etica (Scaevola).
DE LA LIQUIDACION
La materia mercantil, el art. 384 del c. com., señala que durante la liquidación
de la sociedad, se mantiene su personalidad jurí dica para este fin, es decir, para el
solo objeto de efectuar la liquidación.
Art. 802.- (Distribución del activo). Sólo una vez extinguidas las deudas
sociales se puede distribuir el activo existente, mediante el reembolso de los aportes
y la asignación a los socios de los eventuales excedentes, en proporción estos
últimos a la parte de cada uno en las ganancias.
DEL MANDATO
SECCION I
Cosa diversa es la regla del art. 826, que habla de mandato sin
representación para el supuesto de que el mandatario actúe en el ejercicio del
mandato por cuenta propia y para sí , regla incompleta y tergiversadamente tomada
del art. 1705 del Cgo. italiano en el cual tiene función explicable por su relación con
otras reglas omitidas en la copia (arts. 1704 y 1706), que se examina al tratar dicho
art. 826. Basta señalar en este punto, que el art. 1704 del Cgo. italiano -omitido por
el Código- habla del mandato con representación, que supone la actuación con poder
y de acuerdo a las reglas de la representación (arts. 1387 y s. del Cgo. italiano y
467 y s. del Código).
Jurisprudencia
3.- "Es mandato el encargo conferido por una persona a otra para que por
cuenta suya y a su nombre realice uno o varios negocios jurí dicos, cuyos
efectos se enlazan a su persona como si ella misma los hubiera realizado y
su otorgamiento, revocación y confirmación corresponden al mandante,
conforme a los arts. 1332 (804) del c.c. y 49 de la L. de 27 de Dic. de 1882".
(G.J. Nº 1559, p. 84).
4.- V. los casos Nos. 8 del art. 592; 2 del art. 805; 3 del art. 842; 2 del art.
851.
Art. 805.- (Clases, formas y prueba del mandato). I. El mandato puede ser
expreso o tácito.
II. El mandato expreso puede hacerse por documento público o privado, por
carta o darse verbalmente, según el carácter del acto a celebrar en virtud del
mandato.
Fte: Cgo. francés 1985, 1º) -
Precd: c.c. abrg. 1333 -
Conc: c.c. 453 - 807 - 1287 - 1297 - 1305 -
El art. se refiere a las clases, forma y prueba del mandato. En principio es un
contrato consensual, ya que puede otorgarse inclusive verbalmente. Todo depende
de prevenir las dificultades de la prueba, según el carácter del acto jurí dico que se
encomienda.
a) El mandato doméstico, dado por el marido a la mujer, por los hijos a la madre
viuda, los hijos respecto de los padres, etc.
Además ha de tenerse en cuenta la disposición del art. 810 II) que exige
mandato expreso -por instrumento público- para enajenar (art. 590), transigir (art.
492) y todo otro acto de disposición, donación (art. 491), por ejemplo.
En los casos en que las leyes no exigen para los actos jurí dicos la
solemnidad del instrumento público, puede conferirse mandato por documento
privado, por carta, o verbalmente. Respecto del mandato verbal, ha de tenerse en
cuenta la regla del art. 1328, 1), relativamente a la necesidad de la prueba porque,
así se reconozca que la forma del mandato es libre, su prueba tiene que
conformarse a las reglas del derecho común.
1.- "El mandato general e ilimitado, firmado en blanco, no está prohibido por
las leyes. El art. 652 (336) del c.p. condenando el abuso que un mandatario o
un tercero puede hacer de la firma en blanco, confiada a aquél, supone
legí timo el uso de la firma en blanco".
(G.J. Nº 19, p. 163).
2.- "Confesó en el acto de reconocimiento de su firma, haberla confiado en
blanco para que negociara con ella un empréstito, aunque sin fijar cantidad,
lo que constituye un verdadero mandato según los arts. 1232 y 1233 (804 y
805) del c.c.".
(G.J. Nº 19, p. 163).
3.- "El art. 1333 (805) permitiendo constituir el mandato aún verbalmente,
lejos de prohibir la prueba de su constitución, cuando las partes están
discordes, la permite expresamente como en las demás convenciones".
(G.J. Nº 453, p. 820).
5.- "Según el art. 1333 (805) el mandato puede hacerse por acto público o
mediante carta perfeccionándose con la aceptación del mandatario o la
ejecución del mandato".
(G.J. Nº 610, p. 7).
7.- "El mandato verbal tiene validez al tenor del art. 1333 (805) del c.c. y se
admite la prueba testimonial para acreditar su falsedad substancial".
(G.J. Nº 1286, p. 20).
Jurisprudencia
2.- "La aceptación del poder conferido por carta, dejó perfeccionado el
contrato con arreglo al art. 1332 (806) del c.c., quedando en consecuencia
constituido mandatario especial y sujeto a las obligaciones y restricciones
inherentes al mandato".
(G.J. Nº 541, p. 7).
Fte: Cgo. it. 1708, 2) (para inc. I) - Cgo. francés 1988--1989-(para inc. II) -
Precd: c.c. abrg. 1337 - 1338 i.f. -
Conc: c.f. 266 - 300 - 316 - c. com. 506 - 1238 -
c.c. 686 - 809 - 835 -
Jurisprudencia
2.- "El poder expreso requerido por este art. (810) no es para los casos de
adquisición de propiedad, sino para los de enajenación o limitación de ella".
(G.J. Nº 703, p. 32).
5.- "Del examen del poder de fs., se establece que la facultad de transigir ha
sido otorgada para los casos en que el apoderado deba actuar atendiendo
pleitos, pero no para transferir a tí tulo transaccional concretamente el
inmueble objeto del juicio".
(A.S. Nº 15 de 22-I-81).
Art. 811.- (Extensión). I. El mandato no sólo comprende los actos para los
cuales a sido conferido sino también aquellos que son necesarios para su
cumplimiento.
II. El mandatario no puede hacer nada más allá de lo que se le ha prescrito
en el mandato.
Fte: Cgo. it. 1708, 1) (para inc. I) - 1711, 1) (para inc. II) -
Precd: c.c. abrg. 1338 -
Conc: c. com. 75 -
c.c. 469 -
b) Facultativas, que dejan al mandatario una latitud más o menos amplia para
su actuación, según su apreciación y como mejor aconseje la atención de los
intereses del mandante.
Es aplicable a la regla del parágrafo II, la del Digesto (Lib. 17, tí t. 1, ley 5),
que dice: diligentis igitur fines mandati custodiendi sunt; nam qui excessit, aluid quid
facere videtur (se ha de observar exactamente lo que se expresó en el mandato;
porque el que se excede, parece que hace otra cosa distinta; cit. Scaevola).
Jurisprudencia
1.- "Con poder para sacar dinero a interés, sin expresa determinación de las
condiciones de pago, al tomar a interés compuesto la cantidad, cuyo pago
persigue la ejecutante, no se extralimitó de sus facultades el mandatario".
(G.J. Nº 619, p. 9).
2.- "No conteniendo los poderes conferidos cláusula expresa para hipotecar,
se contraviene a este art. (811) al otorgar obligación hipotecaria".
(G.J. Nº 634, p. 4).
3.- "El poder general contiene facultades de hacer cobranzas y pagos, acusar
recibos y finiquitos. Al transferir el mandatario el crédito que a favor del
mandante reconocí a X a Z en pago de una obligación que, a su vez,
reconocí a a favor de éste el mandante, procedió el mandatario dentro del
lí mite prescrito en el mandato".
(G.J. Nº 721, p. 9).
4.- "El poder conferido al mandatario para que éste represente al mandante
en el juicio, no le faculta para deducir recurso de nulidad, por lo que y por lo
dispuesto en este art. (811) careció de personerí a para promoverlo a nombre
del mandante".
(G.J. Nº 777, p. 21).
5.- "Substituí do el poder para que se haga uso de él en el recurso de
apelación, el sustituto no tiene personerí a para promover el recurso de
nulidad, siendo insubsanable dicha falta por el vencimiento del término".
(G.J. Nº 823, p. 73).
6.- "El poder que acredita el mandato no confiere al mandatario facultad para
transigir por una suma menor a la que se ejecuta y al haberse concluí do la
transacción contrariando esta limitación se ha contrariado la terminante
disposición del art. 1338 (810, II y 811, II) del c.c.".
(G.J. Nº 1587, p. 34).
8.- "El mandatario, al tenor del art. 1338 (811) del c.c. no puede hacer cosa
alguna más allá de lo que se le autoriza en el mandato y, si lo hace, los
efectos de sus actos no alcanzan al mandante porque hay ausencia de
consentimiento, requisito sin el cual las convenciones no tienen validez según
el art. 699 (452) del mismo código".
(G.J. Nº 1599, p. 84).
9.- "El poder especial y concreto fue conferido para que el mandatario venda
al mejor postor los terrenos que los mandantes poseen a tí tulo de
propietarios, sin extender tal facultad para la venta de la casa y el
mandatario, al hacerlo, contraviene lo dispuesto por el art. 1338 (811) del c.c.,
que prohí be a los mandatarios hacer cosa alguna más allá de lo que se les
ha encargado".
(G.J. Nº 1624, p. 163).
10.- Véase los casos Nos. 4 del art. 833 y único del art. 844.
Y para que el consentimiento sea válido, es necesario que éste sea prestado
por personas capaces. Esa es la regla, que no presenta duda alguna respecto del
que confiere el mandato (art. 812, I), aunque respecto del mandatario la regla
general señalada, sufre una excepción importante (art. 812, III).
La recomendación o consejo (art. 813), no crea una relación jurí dica entre el
que la da y el que la oye. Es una simple opinión que puede aceptar o rechazar el
aconsejado, siguiendo su propio criterio. El que sigue un consejo o atiende una
recomendación, no espera que se le responda de los acontecimientos. Como dice el
propio art. no se produce obligación alguna. Otra cosa es si el supuesto ocurre
dentro de una relación contractual, caso en el cual propiamente no ha de estimarse
que se trata de un simple consejo o recomendación, sino de la observancia de
alguna obligación resultante de la referida relación contractual. Habiendo esta
relación, si hay dolo en el que recomienda o aconseja o provoca con su consejo una
pérdida que puede imputársele, responderá de ella (Domat, cit. de Machado). No
parece, sin embargo, que haya justificación atendible para que este art. haya sido
incluido en el código. Si hay dolo, la responsabilidad emerge por tal vicio del
consentimiento, no por el hecho de la recomendación.
SECCION II
1.- "La demanda no tuvo por objeto compeler al mandatario a la ejecución del
mandato (resultando por tanto) prematura la indemnización de daños, puesto
que quedo por averiguarse si la inejecución fue o no por culpa del
mandatario".
(G.J. Nº 580, p. 16).
2.- "El mandatario responde no solamente del dolo, sino también de las faltas
graves que comete en su administración".
(G.J. 1267, p. 59).
4.- "Según el 1339 (814) del c.c., es obligación del mandatario cumplir con el
mandato mientras está encargado de él, siendo responsable de los daños que
pudieran resultar de su inejecución.
(G.J. Nº 1563 , p. 107).
5.- "El art. 1339 (814) del c.c. obliga al mandatario a cumplir con el mandato
y está igualmente obligado a acabar la gestión comenzada, después de la
muerte del mandante si hay peligro en la demora".
(G.J. Nº 1616, p. 221).
Jurisprudencia
La eficacia jurí dica del mandato, no se limita a las partes contratantes. Puede
extenderse también a terceros, con los cuales aquéllas entran en relación, como
consecuencia de la ejecución del mandato, relaciones a las que se refiere el art.
Puede darse respecto de ellas, tres hipótesis: a) el mandatario ejecuta el mandato
en nombre y por cuenta del mandante, dentro de los lí mites del mandato; b) ejecuta
el mandato en nombre y por cuenta del mandante, excediendo dichos lí mites, y c)
que lo ejecute en nombre propio.
Fte. Cgo. it. 1710, 2) (para inc. I) - 1713, 1) (para inc. II) -
Cgo. francés 1993 -
Precd: c.c. abrg. 1341 -
Conc: c. com. 83 - 1240 - 1272 -
c.c. 976 -
Jurisprudencia
1.- "Constando haber recibido varias cantidades de dinero, está obligado como
todo mandatario a dar cuenta de su gestión y de todo lo que hubiese recibido
para el desempeño de su cometido".
(G.J. Nº 229, p. 1287).
2.- "El mandatario está obligado a dar cuenta de todo lo que hubiera recibido
en virtud de su encargo y a pagar los intereses de las sumas que hubiere
empleado en su uso".
(G.J. Nº 387, p. 193).
5.- "Del recibo consta que el mandatario entregó al actor todos los bienes...
cumpliendo con el mandato que le fue conferido (por lo que) procedí a la
revocatoria solicitada de la providencia que ordenó la rendición de cuentas
demandada". (G.J. Nº 816, p. 42).
Jurisprudencia
2.- Véase los casos Nos. 3 del art. anterior y 6 del art. 821.
Art. 820.- (Intereses por las sumas cobradas). Corren contra el mandatario los
intereses legales de las sumas cobradas por cuenta del mandante, desde el dí a en
que debió hacerle la entrega o emplearlas en el destino señalado por él.
1º) Por regla general, el mandatario no debe interés alguno al mandante por
las cantidades que tiene en sus manos, por razón o para la ejecución del mandato
(Scaevola). Esta solución, resulta aplicable a contrario sensu de los casos en que el
art. en examen hace del demandatario deudor de intereses: de las sumas cobrados
por cuenta del demandante, desde el dí a en que debí a entregársela o desde el dí a
en que debí a emplearlas en el cometido instruí do por él. Fuera de estos dos casos,
el mandatario, legalmente, solo tiene la obligación de guardar las cantidades y
restituirlas al mandante.
2º) El mandatario debe también intereses de las cantidades que aplicó a sus
usos propios y de las que resulte debiendo después de fenecido el mandato.
Jurisprudencia
En lo que extralimita (art. 821, II), el mandatario está sin poder por lo cual no
obliga al mandante, cuyo consentimiento falta para todo lo que el mandatario ejecuta
excediéndose de los lí mites del mandato. Tales actos se consideran no sucedidos
respecto del mandante: ni le favorecen ni le perjudican. Los terceros, no pueden
oponer al mandante un acto realizado fuera de los términos del mandato y el
mandante ni siquiera tiene necesidad de intentar una acción de nulidad de dichos
actos, porque, en realidad, no está vinculado por las obligaciones contraí das
contrariamente a las instrucciones del mandato o de las que el mandatario pacta sin
estar autorizado. Si ha mediado ratificación, expresa o tácita (ejecución de lo
pactado extralimitadamente) o simple silencio guardado por el mandante, lo hecho
por el mandatario fuera de los lí mites del mandato, obliga al mandante como si
hubiese estado contenido en las instrucciones del mandato, automática y
retroactivamente. De sus diversas aplicaciones, la palabra ratificación, aquí , significa
el consentimiento prestado por el mandante al negocio para él y en su nombre
realizado por un mandatario, que se ha extralimitado de sus poderes, o por un
mandatario que actúa en virtud de un mandato nulo (caso del mandatario aparente).
La ratificación no puede ser parcial porque, por naturaleza, es indivisible, no
quedando al mandante otra opción que ratificar o rechazar en su integridad el
negocio concluí do extralimitadamente.
Jurisprudencia
4.- "El art. 1345 (821) del c.c. requiere la comprobación del respectivo poder
para que el cajero y mandatario comprometan a su principal o mandante".
(G.J. Nº 751, p. 9).
6.- "El poder conferido contiene cláusula especial restrictiva de que cuando
sustituya el mandato, no se incluyan en la sustitución las facultades de pedir
dinero prestado, de negociar giros o letras de cambio, de adquirir o disponer
de bienes raí ces, limitándolo a la administración únicamente... Al no obrar así
(el sustituto) procedió fuera de las facultades expresadas en el poder que le
fue sustituí do, sin que, por ello, (haya podido establecerse) obligación alguna
contra el principal".
(G.J. Nº 820, p. 20).
7.- "El mandante está obligado a cumplir los compromisos contraí dos por el
mandatario con arreglo al mandato que se le ha dado, pero no queda reatado
a lo que se haya hecho con exceso de las facultades conferidas si no ha sido
ratificado expresa o tácitamente, según dispone el art. 1345 (821) del c.c.".
(G.J. Nº 1219, p. 40).
Jurisprudencia
"Habiéndose justificado (el desembolso de valores para cumplir el mandato)
su reembolso por parte del mandante, así como el de sus anticipaciones,
gastos e intereses, se conforma con las disposiciones de los arts. 1346 y
1348 (822)".
(G.J. Nº 489, p. 9).
El Cgo. abrg. como su modelo del Cgo. francés, guardan silencio sobre el
derecho de retener. El Cgo. italiano de 1942, modelo del actual Código, establece
privilegio en favor del mandatario sobre las cosas del mandante (art. 2761, 2º) y,
con carácter general, dispone el derecho de retención en favor de todo acreedor (art.
2756, 3º), disposiciones que el Código ha resumido para el caso en el art.
Para que el derecho de retener tenga aplicación, se requiere que los efectos
retenibles se encuentren en poder del titular de la facultad, cuya desposesión está
bajo el resguardo de este art.
Art. 825.- (Mandato colectivo). El mandato conferido por dos o más personas
por un acto único y para un negocio común, obliga solidariamente a cada una de
ellas con el mandatario para todos los efectos del mandato; sólo puede ser revocado
por todas ellas, a menos que exista justo motivo.
Disposición siguiente del Cgo. italiano (art. 1706) que no ha sido tomada por
el Código y que se refiere a las consecuencias del precepto, en los casos de
adquisición de muebles, o de inmuebles sujetos a registro y de los derechos
adquiridos por el poseedor de buena fe.
El mandato por testaferro, se gobierna por las reglas generales de los actos
simulados (Baudry-Lacantinerie, cit. por Planiol y Ripert). Es un caso de simulación
por interposición de persona (Mazeaud) -no es en sí mismo ilí cito porque nada obliga
al mandante y mandatario a hacer públicas sus relaciones. Los terceros, no pueden
reclamar contra la simulación si no tienen un interés legí timo lesionado. Las
relaciones de mandante y mandatario, resultan más complicadas habida cuenta que
es el mandatario testaferro y no el mandante que se hace deudor o acreedor de los
terceros con quienes trata. Resulta de ello, que el testaferro queda obligado,
además, a trasmitir al mandante los resultados obtenidos de sus tratos con los
terceros, efectuados en su propio nombre, trasmisión que por las reglas de la
representación inherentes al mandato ordinario es innecesaria. De ahí la razón de la
regla del párrafo II del art. (Planiol y Ripert).
Los autores distinguen entre las causas de extinción del mandato, causas
objetivas y causas subjetivas. Las primeras se relacionan con el contenido del
mandato y las segundas se refieren a la persona del mandante, o a la del
mandatario o a ambas personas (Scaevola).
Es claro que si el mandato tiene por base, como frecuentemente ocurre, una
relación jurí dica entre el mandante y el mandatario, se ha de suponer que el
mandato se limita a la duración de esta relación, o sea que se extingue al
terminarse ésta. Si se establece en el poder, plazo de duración del mandato,
cumplido el plazo aquél se extingue. Si no se establece disposición alguna sobre la
duración del poder, tiene que suponerse que sólo ha sido dado por el tiempo que
dure la realización del negocio.
Jurisprudencia
1.- "De acuerdo al inc. 3º del art. 1350 (4º, 827) del c.c. el mandato acaba
por muerte del mandante, quedando sin ningún valor lo actuado por su
apoderado".
(G.J. Nº 1601, p. 52).
2.- "El fallecimiento del mandante pone fin al mandato, conforme dispone el
art. 1350 (827, 4º) del c.c.".
(G.J. Nº 1616, p. 101).
3.- "Según el art. 1350, caso 3º (827, 4º) del c.c., el mandato se acaba por la
muerte del mandante".
(G.J. Nº 1616, p. 221).
Jurisprudencia
1.- "El mandante puede revocar su poder, cuando le parezca bien, exigiendo
la devolución del documento que lo contiene y al retirar el mandato en uso de
esa facultad legal no falta a la ley del contrato".
(G.J. Nº 611, p. 7).
2.- "En ejercicio de la facultad conferida por este art. (828), ha sido notificado
judicialmente el mandatario, quedando así acabado el mandato".
(G.J. Nº 796, p. 36).
3.- "El mandatario tiene derecho a la remuneración estipulada cuando no se
le comunica la suspensión del mandato en la forma y tiempo convenidos, sin
que la circunstancia de haberse realizado el negocio con la intervención de
otro gestor le prive de tal derecho".
(G.J. Nº 1233, p. 20).
II. Puede revocarse en ambos casos mediando justo motivo o por acuerdo
entre partes, salvando lo que se haya establecido en el convenio.
La regla examinada en el art. anterior tiene sus excepciones en los casos que
señala este art.
Jurisprudencia
2.- "La revocación del mandato hecha con posterioridad (a un acto realizado)
no puede retrotraer sus efectos a los actos en que es responsable de la
ejecución de su mandato".
(G.J. Nº 701, p. 7).
Jurisprudencia
Como ejemplo del impedimento grave o de los justos motivos que dispensan
al mandatario, de continuar el mandato hasta su reemplazo e inclusive de la
indemnización de los perjuicios causados al mandante por la renuncia, puede
señalarse la obligación sobrevenida en que se encontrarí a el mandatario, de partir
intempestivamente para un viaje lejano, cuya demora le ocasionarí a un perjuicio
considerable. También la pérdida de un familiar, el matrimonio, la enfermedad, el
desorden de los negocios del mandante que no provee al mandatario los anticipos ni
los gastos, la enemistad capital sobrevenida entre mandante y mandatario, etc.
Todos estos casos, son los que las leyes romanas llaman justae causae que el art.
832, los abraza en la generalidad de sus expresiones impedimento grave o justo
motivo.
La obligación que impone el texto legal (art. 833, II), a los herederos o tutor
del mandatario muerto o incapacitado de informar de la muerte o la incapacidad de
éste al mandante, presupone, desde luego, que ellos estén informados de la
existencia del mandato. En segundo lugar, tratándose de los herederos éstos han de
ser mayores y capaces legalmente, pues si se trata de menores o incapaces, no
están más obligados en virtud de este precepto, que lo estarí an por un contrato en
el cual participasen.
Acerca del fundamento y naturaleza de los actos que deben ejercer los
herederos o el representante del mandatario muerto o incapacitado, parece la
opinión mejor fundada, la que estima que en presunciones de esta í ndole, el hecho
jurí dico es un mandato tácito según Laurent, o un mandato legal según Manresa
(cits. de Scaevola), interpretación que se deduce de los términos absolutos con que
el art. 833, II), prescribe tal obligación, que al no ser observada puede generar
acción de resarcimiento de daños.
Jurisprudencia
1.- "Son válidos los contratos celebrados por el mandatario que ignoraba la
muerte del mandante".
(G.J. Nº 190, p. 796).
2.- "Para que se tenga por extinguido el mandato con la muerte del
(mandatario) es indispensable la notificación prescrita por el art. 1356 (833)
que no consta que se hubiera practicado por el albacea".
(G.J. Nº 584, p. 8).
5.- "Si bien termina el mandato por la muerte del mandatario, debiendo en tal
caso dar aviso los herederos al mandante, conforme a este art. (833) ello no
extingue la responsabilidad de aquéllos por los actos consumados del
mandatario, anteriores a su muerte".
(G.J. Nº 640, p. 6).
6.- "Si bien el mandato se acaba, entre otros casos, por la muerte del
mandatario, no por eso se extingue sus obligaciones y responsabilidades
concernientes al mandato que desempeñó, las que pasan a sus herederos".
(G.J. Nº 804, p. 44).
SECCION V
II. A falta de otras disposiciones, son aplicables las del mandato en general,
en cuanto lo permita la í ndole del mandato judicial.
II. El poder conferido puede ser revocado en cualquier momento con la única
salvedad de tener que constituir en el juicio otro mandatario, de no comparecer
personalmente el interesado.
Jurisprudencia
SECCION I
DEL DEPÓSITO EN GENERAL Y DE SUS DIVERSAS ESPECIES
II. En cuanto al depósito irregular, se estará a lo dispuesto por el artí culo 862.
De la noción que da de este contrato el texto legal (art. 838), resultan como
rasgos caracterí sticos: a) la tradición de un bien; b) la obligación principal de
guardarla y custodiarla; c) la obligación de restituir la cosa.
Art. 839.- (Cosas susceptibles de depósito). Pueden ser objeto de depósito las
cosas muebles o inmuebles.
Jurisprudencia
1.- "Por definición del art. 1277 (840) del c.c. este es un contrato gratuito por
su naturaleza y la ley no reconoce pago de intereses, excepto en los casos
previstos por el art. 344 del c. mtl. (870, c. com.) cuando el depositario
mercantil hubiere hecho uso de los dineros o efectos depositados".
(G.J. Nº 1215, p. 77).
2.- "El depósito en materia civil es siempre gratuito, salvo convenio contrario
según el art. 1277 (840) del c.c.".
(G.J. Nº 1222, p. 23).
Jurisprudencia
"El hecho del depósito está probado con el recibo debidamente reconocido
que cursa en obrados, comprobante que reune las condiciones de prueba
escrita exigida por el art. 1283 (sin equivalente) del c.c., para probar el
depósito voluntario". (G.J. N 1358, p. 46).
SECCION II
SUBSECCION I
DISPOSICIONES GENERALES
El artí culo, pone de manifiesto el papel que juega la voluntad del depositante,
en la elección del depositario. Manifestación de voluntad que ha de ser enteramente
libre, ya que en ello reposa la diferencia del depósito voluntario del necesario.
Jurisprudencia
5.- "El depósito voluntario debe probarse por escrito, porque la prueba
testimonial no es admisible cuando su cuantí a excede el lí mite fijado por el
art. 928 (1328, I) del c.c.".
(G.J. Nº 1236 p. 91).
III. El depósito hecho en una persona incapaz, sólo da acción para reivindicar
la cosa depositada existente en poder del depositario o el reembolso del valor que
ha redundado en provecho de éste, sin perjuicio de lo que corresponda en caso de
dolo.
Fte: Cgo. it. 1769 (para inc. III) - Cgo. francés 1925 (para incs. 1 y II) -
Precd: c.c. abrg. 1281 - 1285 - 1286 -
Conc: c.c. 299 - 483 - 962 - 971 - 984 - 1453 -
Este art. (I), conformándose a la regla general del art. 483, preceptúa que
esta clase de depósito, se concierta entre personas capaces de contratar, aunque
seguidamente admite la posibilidad de las excepciones señaladas en sus párrafos II)
y III), según que el depositante o el depositario sean incapaces.
De este art. (tomado del 1927 del Cgo. francés, a través del 1287 del c.c.
abrg.) y del art. siguiente 845 (tomado en su párrafo inicial del 1768 del Cgo.
italiano), ha de inferirse que el Código diferencia el cuidado del buen padre de
familia, del cuidado que una persona pone en la guarda de las cosas propias. Lo
cual no supone precisamente una diferenciación demasiado casuista. Tiene influencia
en el grado de responsabilidad, lo que resuelve el Cgo. italiano, como el francés,
disponiendo menor rigor en la evaluación de aquélla cuando el depósito es gratuito.
Los dos arts. en examen (844 y 845), mantienen los principios de la culpa
levis in concreto y de la culpa levis in abstracto de los arts. 1927 y 1928 del Cgo.
francés (Planiol y Ripert, Mazeaud).
Jurisprudencia
"El depositario bajo cuya guarda estuvo la finca, pudo darla en arrendamiento
lucrativo a beneficio del propietario, ejerciendo así , conforme a los arts. 1287
y 1338 (844 y 811) del c.c. un simple acto de administración legí tima; lo que
no importa haberse servido de la finca y haber contravenido a la prohibición
del art. 1290 (847)".
(G.J. Nº 630, p. 3).
Jurisprudencia
Art. 849.- (Deterioros, pérdida, aviso). I. No corren a cargo del depositario los
deterioros o pérdida de la cosa que hayan sobrevenido sin culpa.
III. El depositario debe dar aviso inmediato al depositante acerca del hecho
que lo ha privado de la tenencia, bajo sanción de resarcimiento del daño en caso
contrario.
Fte: Cgo. it. 1780 (para incs. II y III) - Cgo. francés 1929 (para inc. I) -
Precd: c.c. abrg. 1289 -
Conc: c. com. 872 -
c.c. 242 - 379 - 383 - 694 - 861 -
Jurisprudencia
Fte: Cgo. it. 1771 - Cgo. francés 1944 - Partida 5a, tí t. 3, ley 6 -
Precd: c.c. abrg. 1302 - 1304 -
Conc: c. com. 872 - 873 - 877 - p.c. 355 y s. -
c.c. 301 - 311 - 313 - 314 - 330 - 344 - 369, 2) -
Por la regla del art., el depositante puede poner fin al depósito cuando lo
desee, aun cuando se haya fijado un término en el contrato. El precepto se funda,
en la misma naturaleza del contrato de depósito que reposa, fundamentalmente, en
la confianza.
La oposición a la entrega puede no ser judicial, en el caso II) del artí culo
siguiente (851). El depositario, puede descubrir que la cosa dada en depósito fue
sustraí da y una de las formas de alcanzar ese descubrimiento es que el propietario
notifique sus pretensiones al depositario, prohibiéndole su restitución al depositante,
mientras se aclare la cuestión, caso en el cual el depositario no puede restituir la
cosa sin incurrir en responsabilidad, si no espera la aclaración del caso.
Jurisprudencia
3.- "Es necesaria la prueba literal, e insuficiente por sí sola la testimonial (art.
928 del Cgo. abrg. = al 1328) para demandar que el depositario devuelva
especies recibidas por él en depósito voluntario".
(G.J. Nº 774, p. 4).
4.- "El depósito voluntario, que implica un acto de confianza, debe ser
devuelto a petición del depositante, sin necesidad de término ni de incurrir en
mora, según el art. 1302 (850) del c.c., no siendo aplicable al caso el art.
1258 (899) del mismo, que regula el contrato de mutuo que es inconfundible
con el de depósito".
(G.J. Nº 1243, p. 53).
II. Sin embargo, si descubre que la cosa dada en depósito ha sido sustraí da y
sabe quién es el dueño, debe denunciar el depósito a éste, pero queda liberado si
restituye la cosa al depositante transcurridos quince dí as de dicha denuncia sin que
se le haya notificado oposición.
Fte: Cgo. it. 1777, I) (para inc. I) - 1778 (para inc. II) -
Precd: c.c. abrg. 1295 - 1296 -
Conc: c.c. 297 - 852 - 853 -
Jurisprudencia
1.- "Según este art. el depósito no debe restituirse sino al mismo que lo
confió o a aquél a cuyo nombre se hizo, o al que haya sido indicado para
recibirlo. El depósito se hizo por el juzgado... y a su orden y no por (el
demandante) ni a nombre suyo ni fue designado para recogerlo (por lo que
carece, de personerí a para reclamar la cosa)".
(G.J. Nº 478, p. 1008).
El art. es simple aplicación de las reglas generales del Código, sobre los
supuestos que contiene y no implica ninguna norma especí fica que altere o
modifique las normas respecto de la capacidad y, particularmente, en este caso las
del art. 843.
Jurisprudencia
"La finada fue la que depositó dichos bienes muebles y su devolución debe
hacerse al legí timo representante de la persona que hizo el depósito en
observancia del art. 1297 (852) del c.c.".
(G.J. Nº 820, p. 50).
Cabe observar que el art. 1776 del Cgo. modelo, dice con más propiedad que
el heredero haya vendido la cosa ignorando que ella estaba en depósito, condición
necesaria para apreciar la buena fe.
SUBSECCION III
Jurisprudencia
"El art. 1305 (856) del c.c., obliga al depositante a reembolsar al depositario
los gastos que éste haya hecho para la conservación de la cosa depositada y
a indemnizar todas las pérdidas que pueda haberle ocasionado el depósito".
(G.J. Nº 1622, p. 29).
Jurisprudencia
Todos los casos señalados por este artí culo, han sido considerados en mayor
o menor medida en la anotación de las reglas de las secciones anteriores, excepto
el 3) y el 4). Respecto del primero, ha de entenderse que la enajenación pone fin al
depósito, si la cosa ha sido restituí da a tiempo de la enajenación, sea al enajenante,
sea al adquirente con orden de aquél para retirar la cosa. Tocante al punto 4),
excepto un supuesto de confusión, propiamente no hay ni hubo depósito. Porque es
nulo, al menos como tal depósito, el contrato en que la cosa depositada sea propia
del depositario, ya que el art. 838, que da la noción de este contrato, exige para la
formación del concepto de depósito, que el depositario reciba cosa ajena. Sin
embargo, entre las novedades que el derecho moderno ofrece a la consideración de
los juristas, está por ejemplo la llamada prenda sin desplazamiento (examinada en la
anot. a los arts. 1417 y s.), que es el depósito del deudor, convertido en depositario
de cosa propia (Scaevola).
Jurisprudencia
Véase el caso único del art. 849.
SECCION V
OTRAS VARIEDADES DEL DEPÓSITO
SUBSECCION I
DEL DEPÓSITO IRREGULAR
II. Se presume en el caso presente la facultad del depositario para usar del
depósito, si no consta lo contrario.
III. El depósito irregular se rige por las reglas del mutuo en cuanto sean
aplicables.
Las reglas de esta subsección, están tratadas entre las del depósito necesario
por el Cgo. abrg. y por otras legislaciones. Los preceptos en examen, por su
particular severidad, suponen un régimen especial que deroga en tres sentidos,
según Planiol y Ripert, las reglas comunes del depósito: 1º) porque se le atribuye un
sentido más amplio que cualquier otra forma de depósito: se entienden depositados
todos los objetos que el viajero aporta consigo, los haya entregado al hotelero o
posadero o no, reteniéndolos solamente en su habitación (art. 864). La regla común
exige que la cosa depositada haya sido entregada al depositario (art. 841), con la
aceptación de éste. 2º) es más grave la responsabilidad de hoteleros y posaderos
que en el depósito regular, pues responde del robo y daños causados, así éstos
hayan sido perpetrados por extraños (art. 864), e ilimitadamente cuando hubo
negativa para recibir en custodia la cosa perdida o dañada, con la sola excepción de
que el hecho se deba a los acompañantes del huésped, a culpa grave de éste, o a
fuerza mayor (art. 865). 3º) Esta variedad de depósito, se considera en todo caso
como necesario, aun cuando su causa determinante no sea un suceso imprevisto, lo
cual tiene su efecto principal en que se admite todo género de prueba.
DEL SECUESTRO
Sobre el carácter del secuestro según las reglas del Código que se examinan
ahora y las del Procedimiento Civil (art. 162), corresponde advertir que no es una
figura tí pica de proceso autónomo caracterizada por su función cautelar, como ocurre
en el Derecho italiano que regula el secuestro como proceso tí pico y como tal lo
regula al ocuparse de los procedimientos cautelares (Sec. 1º, cap. III, Libro IV del
Codice di Procedura civile). Las reglas del ordenamiento legal boliviano, citadas
supra, lo reputan medida precautoria y como tal la reglamentan entre las medidas
precautorias (Cap. IX, Tí tulo III, del Libro Primero del Procedimiento Civil).
Jurisprudencia
2.- "La retención judicial, legalizada en toda forma, produce los efectos del
secuestro convencional y constituye un verdadero depósito, con las
obligaciones impuestas al depositario".
(G.J. Nº 606, p. 9).
4.- "Contradicha por ambos litigantes la propiedad como la posesión del bien
mueble, cuyo secuestro se solicita... los jueces (debieron) ordenar el
secuestro que, además, recae sobre una especie expuesta a empeorar
durante el pleito".
(G.J. Nº 756 p. 6).
Fte: Cgo. it. 1802 (para inc. I) - c.c. abrg. 1319 (para inc. II) -
Precd: c.c. abrg. 1315 - 1316 -
Conc: c.c. 840 - 1350 -
V. la anot. al art. anterior.
Jurisprudencia
"Por mandato del art. 1319 (870) del c.c. el depositario tiene derecho a la
remuneración convenida por las partes en el acto del secuestro y no
habiendo dicho acuerdo, el 4% anual de la producción del inmueble rústico
objeto del secuestro".
(G.J. Nº 1232, p. 36)
Fte: Cgo. francés 1958 - 1960 (para inc. I) - Cgo. it. 1800, 2) (para inc. II) -
Precd: c.c. abrg. 1318 -
Conc: p.c. 161 - 171 -
c.c. 842 - 845 - 847 -
V. la anot. al art. 869.
Jurisprudencia
"El depositario judicial debe rendir cuentas ante el mismo juez de la causa,
como una emergencia del proceso principal, sin necesidad de ocurrir a otra
ví a, porque sus funciones son emergentes de dicho proceso dentro del cual
debe tramitarse la indicada cuenta y por tal razón, el juez ad quem al revocar
el auto del juez a quo en ese sentido, no ha violado el art. 405 (687) del p.c.
aplicado en la especie correctamente".
(G.J. Nº 1229, p. 54).
Jurisprudencia
2.- "Según el art. 1437 (1335), los bienes del deudor sirven de prenda al
acreedor, en cuya virtud, el secuestro de los inmuebles, autorizado por el art.
1320 (872) puede tener lugar".
(G.J. Nº 660, p. 25).
4.- "En todos los casos de secuestro judicial, aquél a quien se confió la cosa,
consista en dinero o en alhajas o en cualquier otra clase de bienes muebles,
está sujeto a todas las obligaciones del secuestro convencional según el art.
1321 (872, II)".
(G.J. Nº 736, p. 25).
6.- "Según el art. 1320 (872) del c.c. la facultad de deferir o negar el
secuestro está limitada a la prudencia de los jueces, facultad que no está
sujeta a censura en casación".
(G.J. Nº 1564, p. 184).
Art. 873.- (Remoción del depositario). El depositario puede ser removido por el
juez, de oficio o a petición de parte, siempre que falte a alguno de los deberes que,
como tal, está obligado a cumplir.
Jurisprudencia
1.- "Si bien todo depositario puede ser removido por el juez oficio o a petición
de parte, cuando falta a sus deberes, esta facultad no es discrecional y está
sujeta a la prueba de los cargos que contra él se formularen, por aplicación
de la regla del art. 160 (375) del p.c.".
(G.J. Nº 1275, p 80).
2.- "El depositario judicial, como todo depositario, está reatado a obligaciones
de las que debe responder, teniendo en cuenta, sobre todo, que su
nombramiento fue judicialmente discernido".
(G.J. Nº 1297, p. 23).
CAPITULO IX
Las disposiciones de este capí tulo, se aplican, dentro del ámbito del c.c., a las
relaciones que derivan del alojamiento en las comunmente llamadas pensiones,
residenciales, etc., que generalmente tiene carácter familiar y no llenan todas las
condiciones requeridas reglamentariamente para los hoteles como actividad comercial
(art. 6, caso 13 del c. com.), porque de ordinario están atendidas personalmente por
su propietario, que realiza esa actividad como un medio de subsistencia (c. com. art.
8, caso 4).
SECCION I
DISPOSICION GENERAL
Fte: Cgo. español 1740 (para inc. I) - Cgo. francés 1874 (para inc. II) -
Precd: c.c. abrg. 1238 -
Conc: c. com. 1331 -
c.c. 78 - 79 - 880 - 895 - 896 -
El préstamo es el contrato por virtud del cual, una de las partes (prestatario),
recibe de la otra (prestamista) una cosa que se obliga a restituir en especie o en
otra equivalente, después de haberla utilizado por cierto tiempo. Se prefiere decir
que la cosa es utilizada, que evoca la idea de aprovechamiento, porque es un
término comprensivo del uso y del consumo, con lo cual se abarca los conceptos de
comodato mutuo. La noción dada en el art. 879, adolece de una redacción impropia,
cuando atribuye al prestatario la facultad de usar y consumir, al emplear la
conjunción copulativa y que asimila nociones diferentes como son el comodato y el
mutuo, para destacar la cual diferencia debió emplear la conjunción disyuntiva o
alternativa o.
Era conocido por los romanos un tercer contrato de préstamo particular, que
calificaban de precarium, que se distinguí a del comodato, sólo en que la cosa
prestada sin fijación de término, podí a ser reclamada a voluntad del prestamista y
del cual el Derecho moderno se ocupa muy poco, aunque sólo equiparado al
comodato sin fijación de tiempo, (Scaevola). El Código le ha asignado una
subsección particular (art. 894), a diferencia de su modelo (art. 1810 Cgo. italiano),
que lo trata entre las normas relativas al comodato.
La naturaleza jurí dica de estos contratos, desde las distinciones que con tanto
sentido de realidad formulaban los romanos, corresponden a la de los contratos
reales, para cuya perfección se requiere la entrega de la cosa.
SECCION II
DEL COMODATO
SUBSECCION I
DE SU NATURALEZA
Pueden ser objeto de este contrato todas las cosas no fungibles, muebles o
inmuebles. Si bien la entrega de la cosa da existencia al contrato, la forma, respecto
de si se trata de un comodato o no, está sujeta a las reglas generales sobre la
prueba de los contratos (art. 1328, I). La capacidad del comodante supone la de
disponer el bien o los bienes que da en comodato. A este respecto el art. 882,
empezando por su epí grafe, que da idea de que el comodatario podrí a disponer (en
el sentido de enajenar indudablemente) de la cosa, presenta una redacción
deficiente.
Jurisprudencia
"Según los arts. 1239 y 1240 (880) del c.c. el comodato es un contrato por el
cual una de las partes entrega a la otra una cosa para que se sirva de ella,
con cargo de devolverla, permaneciendo el comodante propietario de la cosa
que presta". (G.J. Nº 1362, p. 42).
Art. 882.- (Facultad de disponer). Pueden celebrar este contrato los que tienen
facultad de disposición de los bienes que dan en comodato.
II. No puede usar la cosa sino según su naturaleza o el contrato, bajo sanción
de resarcir el daño, si ha lugar.
Art. 885.- (Gastos ordinarios). Está obligado a soportar los gastos ordinarios
que exija el uso de la cosa, por los que no tiene derecho a reembolso.
Tal la razón por la que el comodatario debe soportar aun los casos fortuitos
en los supuestos del art., cuyo parágrafo II, tomado del I del art. 1805 del Cgo.
modelo, ha sido defectuosamente adoptado. Más claridad en la formulación presenta
su fuente, que dice:
Art. 887.- (Deterioro por efecto del uso). Si la cosa se deteriora por sólo el
efecto del uso para el que ha sido prestada y sin culpa del comodatario, éste no es
responsable del detrimento.
Fte: Cgo. it. 1807 -
Precd: c.c. abrg. 1247 -
Conc: c.c. 339 - 886 -
Fte: Cgo. it. 1809 (para inc. I) - Cgo. español 1747 (para inc. III) -
Precd: c.c. abrg. 1248 -
Conc: c.c. 98 - 344 - 369, 2) - 705, II) - 885 - 888 - 890 - 894 - 1318 -
Fte: Cgo. francés 1888 (para inc. I) - Cgo. it. 1809 (para inc. II) - Precd: c.c.
abrg. 1250 - 1251 -
Conc: c.c. 311 - 314 - 508 -
La regla del art. se justifica en que el servicio que se pretende hacer con el
comodato, al comodatario, no puede hacerse degenerar -ese servicio- en una causa
de daño. Quien presta a sabiendas una cosa, que no puede ser empleada sin
comprometer la vida, salud o fortuna del que la ha de usar, no tendrí a suficiente
castigo en la simple reparación del daño (Scaevola).
La rúbrica del art. fuente, en el Cgo. modelo, tiene una formulación más
propia y comprensible, dice: Daños al comodatario por vicios de la cosa. Error de
adopción que no se repite en el art. 901, que lleva rúbrica adecuada a su texto.
SUBSECCION IV
EL COMODATO PRECARIO
SUBSECCION I
DE SU NATURALEZA
La palabra mutuo, deriva de las voces latinas meum y tuum en cuanto que
por virtud de este contrato lo que es mí o se hace tuyo, según la Instituta (Lib. 3, tí t.
14, proemio; cita de Scaevola): mutuum apellatum est, quia ita a me tibi datur, ut ex
meo tuum fiat.
Pueden ser objeto de este contrato, el dinero y las demás cosas fungibles,
esto es, todo lo que se presta en concepto de cantidad y solamente en
consideración a la clase y especie a que la cosa pertenece. Su forma está sometida
a las reglas del derecho común y, por lo tanto, ha de tenerse en cuenta lo
preceptuado por el art. 1328, I).
Este contrato (como varios otros, v. gr.: depósito, fianza, prenda), está
regulado por partida doble en el ordenamiento privado: en el c.c. y en el c. com.; en
éste tiene, además reglamentación duplicada: como contrato de préstamo de dinero
u otros bienes fungibles (arts. 972 y s.) y como préstamo de dinero entre las
operaciones bancarias (arts. 1330 y s.), lo que evidencia un dispendio legislativo
reiterado. Corresponde, con todo, consultar dichas reglamentaciones especiales, para
un mejor y completo conocimiento del instituto.
Jurisprudencia
"Se trasmitió la propiedad del dinero, según el art. 1255 (896), que era el
objeto del contrato y la restitución, debe, por tanto, verificarse en sólo la
suma numérica".
(G.J. Nº 557, p. 13).
Art. 897.- (Clases). El mutuo puede ser gratuito u oneroso; no habiendo
convención expresa sobre intereses, presúmese gratuito.
Con mejor expresión que respecto del comodato, la rúbrica y el texto del art.
se refieren a la capacidad del mutuante, conformada a la regla general (arts. 5 y
483).
SUBSECCION II
DE LAS OBLIGACIONES DEL MUTUANTE
Art. 899.- (Término). El mutuante no puede pedir la cosa prestada antes del
término convenido. Si no se ha fijado término para la devolución, se entenderá el de
treinta dí as; o hasta la próxima cosecha si se trata de productos agrí colas.
Jurisprudencia
3.- "El plazo que fija el art. 1258 (899) del c.c. no es aplicable sino al mutuo
o préstamo, por cuanto se refiere clara y concretamente a ese contrato
únicamente".
(G.J. Nº 1355, p. 23).
4.- "EL término estatuido por el art. 1258 (899) del c.c. se refiere clara y
concretamente al mutuo o préstamo".
(G.J. Nº 1355, p. 31).
5.- Véase el caso Nº 4 del art. 850.
Concurren a justificar la regla que contienen el art., las mismas razones dadas
para explicar la que establece el art. 311.
Jurisprudencia
1.- "La Corte, al ordenar la devolución dentro de 40 (hoy, 30) dí as, hace falsa
aplicación del art. 1259 (900) del c.c., que (trata) de un caso especial distinto
del que regula el art. 221 del c. mtl. (794 del c. com. vigente), que es el que
corresponde aplicar en la especie".
(G.J. Nº 525, p. 416).
2.- "Al fijarse dicho término según este art. (1259 c.c. abrg. = 900 c.c.
vigente), apreciando las circunstancias, con la facultad librada a los jueces,
no se infringe ninguna ley"
(G.J. Nº 694, p. 27).
Art. 901.- (Vicios de la cosa). Es extensiva al mutuo gratuito la regla
contenida en el artí culo 893 para el comodato. Si el mutuo es oneroso, el mutuante
es responsable del daño causado al mutuario por los vicios ocultos de la cosa, si no
prueba haberlos ignorado sin culpa suya.
Respecto del art., concurren a justificar la regla que contiene, las mismas
razones dadas para explicar la regla del art. 311. Responde por los vicios que
conoce. Su obligación en tal caso es advertir al mutuario. La carga de la prueba le
es atribuí da, tiene que probar no haber conocido la existencia de los vicios. Ha de
recordarse que los vicios deben ser ocultos, porque si no lo fueren, el mutuario no
podrá reclamar nada, más aun si por razón de su profesión u oficio debí a
conocerlos.
SUBSECCION III
DE LAS OBLIGACIONES DEL MUTUARIO
Art. 902.- (Devolución del mutuo). El mutuario está obligado a devolver las
cosas prestadas en el término convenido y en la misma cantidad y calidad que las
recibidas; se hará en el lugar donde se hizo el préstamo, salvo convenio u otra
disposición de la ley.
Jurisprudencia
Véase los casos Nos. 1 del art. 409; 19 del art. 1297.
SECCION UNICA
DEL JUEGO Y DE LA APUESTA
EL Cgo. abrogado (art. 1323), como su modelo francés (art. 1964), da esta
definición: convención recí proca, cuyos efectos, en cuanto a las ventajas y a las
pérdidas, sea para todas las partes, sea para una o más de ellas, dependen de un
suceso incierto.
La doctrina, define el contrato aleatorio como aquél por el cual las partes
acuerdan someter sus mutuas prestaciones, absolutas o condicionadas, en torno al
resultado de algún hecho incierto en su realización, desenvolvimiento o fecha
(Scaevola).
Pothier, en concisa frase da esta noción: "En los contratos aleatorios las
ganancias son el precio del riesgo aventurado".
Algunos autores, dividen los contratos aleatorios en sencillos y dobles, según
que sólo una de las partes se exponga al riesgo (seguro) o que las dos corran el
riesgo de la ganancia o pérdida (juego y apuesta), clasificación que otros consideran
anómala, porque en contrato no puede ser aleatorio respecto a una sola de las
partes, pues las posibilidades de ganancia o pérdida para una de ellas, supone para
la otra probabilidades correlativas e inversas (Colin y Capitant, Planiol y Ripert).
En general, se considera ilí cito el juego como uno de los enemigos de la paz
y sostén de las familias y de los pueblos, porque -dice Goyena, cit. por Scaevola-
con el juego no se puede ser feliz sino con el infortunio de otros.
Para Enneccerus (cit. Scaevola), hay contrato de juego cuando, con fines de
distracción o de ganancia, las dos partes se prometen recí procamente una prestación
bajo condiciones opuestas, y hay contratos de apuesta cuando, con el fin de
robustecer una afirmación, las partes se prometen recí procamente ciertas
prestaciones para el caso de ser o no verdad aquella afirmación.
La regla del art., empieza distinguiendo los juegos ilí citos o prohibidos: juego
de suerte, envite o azar, dando por supuesto que medie dinero u otro interés, de los
lí citos o no prohibidos, de los cuales sólo da una noción general como los que se
caracterizan por contribuir a la destreza y ejercicio fí sico o mental.
La regla del párrafo II del art., tiene notoria importancia, al atribuir a los
jueces la facultad de rechazar las demandas por pago de ganancias, en los juegos
permitidos, cuando las cantidades cruzadas en ellos sean excesivas. Ha de
entenderse que el criterio del juez, deberá considerar qué elemento parece
predominar en el caso: el del entretenimiento o el del lucro, de manera que si por la
cuantí a aparece el lucro predominando notoriamente sobre el pasatiempo, la regla
debe ser aplicada.
Jurisprudencia
1.- "Los jueces no deben admitir juramento en los casos en que se opone la
excepción de juego prohibido, conforme al art. 1325 (910) del c.c.".
(G.J. Nº 182, p. 911).
Art. 912.- (Apuestas prohibidas). Son prohibidas las apuestas que tienen
analogí a con los juegos no permitidos y se los aplicará lo dispuesto en los tres
artí culos precedentes.
El art. implica que en las apuestas, como en los juegos prohibidos, no hay
acción para reclamar lo no pagado, o para repetir lo pagado, salvo el caso de dolo o
de incapaces. Se funda el precepto en la semejanza que la ley atribuye a las
puestas con los juegos ilí citos, aunque en la realidad no es tan exacta.
Art. 914.- (Sorteo para dirimir). El sorteo para dirimir cuestiones o dividir
cosas comunes o para casos semejantes, pero no en juego ni apuesta, se considera
como transacción o como división según lo que corresponda.
El sorteo para dirimir, a que se refiere el art., es lo que los autores llaman
decisión por suerte, que muchos autorizados tratadistas la incluyen entre los
contratos aleatorios. Llámase así -dice Castán (cit. por Scaevola)- al contrato por el
que dos o más personas, convienen en que se resuelva por la suerte un asunto en
que están interesados: por ejemplo, cuando en la división de bienes comunes o
sucesorios, sortean los lotes de bienes, que hayan de corresponderles por no haber
logrado completo acuerdo.
Otros autores, niegan a este contrato carácter aleatorio, porque falta el factor
de indeterminación de ganancias o pérdidas y falta del riesgo caracterí stico de los
contratos aleatorios; pues, en la decisión por suerte, lo predominante es lo
conmutativo, la equivalencia (Scaevola).
La decisión por suerte, sólo es una forma supletoria del acuerdo, sin constituir
per se, una figura perfecta de contrato aleatorio.
Art. 915.- (Loterí as, rifas y sorteos). I. Las loterí as son permitidas sólo cuando
están autorizadas por la ley.
DE LA FIANZA
SECCION I
DISPOSICIONES GENERALES
Jurisprudencia
1.- "Según el art. 1358 (916) y s., la fianza tiene por objeto garantir el
cumplimiento de las obligaciones contraí das por un tercero, porque serí a un
contrasentido estimar como legal la fianza personal que el mismo obligado
otorga para garantir su obligación".
(G.J. Nº 289, p. 1985).
2.- "La definición de fiador dada por este art. (916) está explicada en cuanto
a los alcances de la fianza simple, por el art. 1369 (925) del c.c.".
(G.J. Nº 757, p. 12).
Art. 917.- (Capacidad para ser fiador). Sólo pueden ser fiadores las personas
que tengan capacidad para disponer de sus bienes.
El precepto del inc. I), responde al carácter esencial del contrato de fianza, el
de ser accesorio, por cuya virtud debe seguir, como la sombra al cuerpo, a la
obligación principal en todas las modalidades con que ésta puede ser constituí da.
Jurisprudencia
1.- "El documento no trae aparejada ejecución, por no estar reconocido por el
deudor principal. La fianza de... aunque autenticada en juicio contradictorio,
es obligación accesoria dependiente de la principal. Si ésta no puede exigirse
por no estar legalizada, tampoco puede exigirse aquélla".
(G.J. Nº 422, p. 539).
2.- "Sólo es válida cuando la obligación es legí tima y válida y no puede
exceder de lo que el deudor y menos estipularse en condiciones más
onerosas que las de la obligación principal, según las reglas de los arts. 1359
y 1360 (918 y 920) del c.c.".
(G.J. Nº 1317, p. 67).
El párrafo II, del artí culo en examen, se refiere a la fianza constituí da a tí tulo
gratuito y a la constituida a tí tulo oneroso. La primera es pura beneficencia en la
cual el fiador no cobra cosa alguna por prestarla, cual ocurre en la generalidad de
los casos. En la discusión legislativa del c.c. francés (cit. Aguilera y Velasco), a este
propósito se destacó que la simple fianza (la gratuita) es, por regla general, un acto
de generosidad, por el cual un buen amigo, un pariente u otra persona ligada con el
deudor, le auxilian para obtener los aplazamientos que requiere para cumplir los
compromisos ya contraí dos o le faciliten el medio de realizar una negociación
ventajosa con un tercero que no conoce bien la responsabilidad y solvencia de aquel
con quien contrata y, por eso, la fianza, agrega el comentario citado, no es menos
útil al acreedor que al deudor, al facilitar las operaciones del uno y garantizar las del
otro. En la onerosa, se concierta una prestación en favor del fiador por
comprometerse a otorgarla. La fianza comercial, por regla, es de ordinario onerosa,
particularmente cuando es un acto de empresa, que indudablemente no puede
prestar ese servicio gratuitamente (c. com. arts. 903, 918 y 1447).
Jurisprudencia
1.- "Constituí do A, fiador del haz de B por el término de diez dí as, (está)
obligado después de transcurridos ellos, a presentar a su fiado a disposición
del juez para la ejecución del mandamiento de apremio".
(G.J. Nº 665, p. 17).
2.- "La fianza de resultas impuestas al ejecutante por el art. 449 (550) del p.c.
es personal. Por consiguiente al exigirse garantí a real, rechazándose, por tal
motivo, la presentada por la persona de..., se infringen los mencionados
arts.".
(G.J. Nº 749, p. 3).
Art. 920.- (Lí mites de la fianza). I. La fianza no puede exceder a lo debido por
el deudor, ni contraerse en condiciones más onerosas.
II. Puede constituirse por sólo una parte de la deuda y en forma menos
gravosa.
III. La fianza que excede a la deuda, o que se otorga en condiciones más
onerosas, no es nula, pero se reducirá a los lí mites de la obligación principal.
Fte: Cgo. it. 1941 (para I y II) - Cgo. francés 2013, 3º (para III) -
Precd: c.c. abrg. 1360 - 1361 -
Conc: c. com. 907 -
c.c. 534 - 922 -
Las bases de la regla se contiene el art. están perfectamente expresadas en
las Institutas de Justiniano, cuyo párrafo 5º, del tí t. 21, Lib. 3 (cit. Scaevola), dice:
los fideyusores no pueden obligarse de manera que deban más que aquel por quien
se obligan, pues su obligación es accesoria de la acción principal y lo accesorio no
puede contener más que lo principal. Por el contrario puede obligarse de manera
que deba menos..., v. gr. si el deudor principal debe 1.000.- $b., el fiador puede
obligarse por 500.- $b. De igual modo, si el deudor asumió su obligación sin
condición, el fiador puede asumir la suya bajo condición, pero no al revés. No sólo
en la cantidad, sino también en el tiempo, se considera lo más o lo menos: dar una
cosa en el acto es más, darla después de cierto tiempo es menos.
Jurisprudencia
1.- "Siendo la fianza indefinida, han debido ser condenados los fiadores al
pago de costas y multa en cumplimiento de este art. 1364 (en cierto modo =
al 920)".
(G.J. Nº 246, p. 1421).
2.- "El fiador al aceptar para sí las obligaciones impuestas al deudor principal,
no obstante haber fijado una suma determinada sobre la cual prestaba la
garantí a, se reató al pago de los intereses desde el momento que consintió
someterse a todas las estipulaciones que incumbí an al deudor principal".
(G.J. Nº 1585, p. 72).
Fte: Cgo. it. 1937 (para III) - Cgo. argentino 1991 - 1992 (para I y II) -
Precd: c.c. abrg. 1363, 1º) -
Conc: c. com. 902 - 908 - c.c. 920 - 1328, I) -
La norma del párrafo III, exige que la fianza se constituya expresamente, esto
es, que sea resultado del consentimiento expreso del que se obliga a afianzar. No se
trata de que la fianza tácita sea desechada -dice Laurent (cit. de Scaevola)- en virtud
del principio más o menos general, de que las obligaciones no se presumen, sino
que se desecha inclusive toda fianza que no aparezca cumplidamente declarada, que
es donde radica la verdadera excepción con referencia a otras obligaciones o
contratos. Esto no supone el uso sacramental de la palabra fianza en el contrato.
Puede resultar claramente del contexto, sin dejar por eso de ser expresa; por
ejemplo, si el contrato dice que Pedro pagará a Luis, la deuda de Juan si éste no
paga.
Por este art. (III) y su interpretación combinada con la del art. 1328, I), el
carácter expreso de la fianza importa que ha de probarse por escrito, única forma
posible para señalar esa calidad.
Jurisprudencia
1.- "Para calificar la repetida obligación de fianza prestada, ella debí a ser
expresa y no presumirse, como lo prescribe el art. 1363 (922, III)".
(G.J. Nº 768, p. 24).
Art. 923.- (Requisitos para ser fiador). I. El deudor obligado a dar una fianza
debe presentar como fiador a una persona que tenga capacidad de disposición, su
domicilio en la jurisdicción del juzgado donde debe darse y bienes suficientes para
responder a la obligación.
II. La solvencia del fiador de costas se estimará sólo según sus condiciones
rentí sticas y el monto a que prudencialmente puedan ascender las costas.
Fte: Cgo. it. 1943, I) (para I) - Cgo. francés 2018 - 2019 (para II) -
Precd: c.c. abrg. 1366 - 1367 -
Conc: c.p. 85 - c. com. 918 - p.c. 10, 2) - 173 -
c.c. 917 - 927 - 943 - 1335 -
Jurisprudencia
1.- "La solvencia de un fiador se acredita por la constancia de las rentas que
tiene, a cuyo fin cabe demostrar que es propietario de bienes suficientes para
garantizar, aproximadamente, las costas que pueden emerger de las resultas
del proceso".
(G.J. Nº 1587, p. 4).
Fte: Cgo. francés 2021 (para I) - Cgo. español 1831 (para II, casos 1, 2, 3 y
7) - Cgo. argentino 2013 (para II, casos 4, y y 6) -
Precd: c.c. abrg. 1369 -
Conc: c. com. 683 - 906 - p.c. 508 -
c.c. 433 - 519 - 784 - 921 - 926 - 927 - 943 - 964 - 1438 -
Jurisprudencia
1.- "El deudor sólo paga en defecto del deudor previa excusión de los bienes
de éste, a menos que haya renunciado dicho beneficio o se haya obligado
solidariamente con el deudor, en cuyo caso es lí cito perseguirle de plano e
inmediatamente" (G.J. Nº 460, p. 876.).
2.- "La sentencia dictada en proceso entre acreedor y deudor principal sobre
el crédito, no tiene autoridad de cosa juzgada contra el fiador y, en la especie
al embargárseles la propiedad a los fiadores sin seguí rseles el respectivo
proceso de ejecución, se ha infringido los arts. 795 y 799 (437 y 438) del
c.c."
(G.J. Nº 1316, p. 62).
3.- "En conformidad a los arts. 1369 y 1373 (925 y 930) del c.c., corresponde
a los demandados la responsabilidad de pagar en su calidad de fiadores, toda
la obligación afianzada, quedando salvados sus derechos respecto de la
deudora principal, con arreglo al art. 1375 (933) del mismo código".
(G.J. Nº 1585, p. 26).
Jurisprudencia
1.- "(No pueden) los tribunales (oponer) de oficio a los acreedores el beneficio
de orden, que es un derecho privativo y personal de los fiadores".
(G.J. Nº 172, p. 835).
2.- "El beneficio de excusión de los bienes del deudor, que la ley concede al
fiador, sólo puede promoverse por el fiador ejecutado, y no por el deudor".
(G.J. Nº 199, p. 1045).
Art. 927.- (Bienes que se deben indicar para la excusión). I. El fiador que se
acoja al beneficio de excusión debe señalar concretamente al acreedor los bienes
del deudor principal.
II. No deben señalarse bienes situados fuera del distrito judicial en que ha de
hacerse el pago, ni los litigiosos o hipotecados por la deuda o que no estén en
posesión del deudor.
Art. 928.- (Deudor que cae en insolvencia por culpa del acreedor). Cesa la
responsabilidad del fiador si no obstante haber cumplido todas las condiciones
previstas en el artí culo precedente, el acreedor actúa con negligencia en la excusión
de los bienes señalados, cayendo entretanto el deudor en insolvencia.
El art. complementa la regla del 927, limitándose a dejar sentado, que cuando
el acreedor ante quien el fiador cumplió las condiciones requeridas para oponer su
derecho, procede con negligencia en la excusión de los bienes designados, habrá de
soportar las naturales consecuencias de su propia incuria, cesando la
responsabilidad del fiador.
Art. 930.- (Fianza prestada por varias personas). Cuando se han constituí do
varios fiadores de un mismo deudor por una misma deuda, están obligados, cada
uno, a toda la deuda, a menos que hayan pactado el beneficio de división.
Jurisprudencia
Art. 932.- (Acreedor que ha dividido por sí mismo su acción). El acreedor que
voluntariamente y por sí mismo ha dividido su acción, ya no puede retractarse, por
mucho que hubiesen, aun antes de dividirla, fiadores insolventes.
II. La repetición comprende el capital, los intereses y los gastos pagados por
cuenta del deudor, así como los intereses sobre tales desembolsos a partir del dí a
del pago. Sin embargo, el fiador sólo puede repetir por los gastos judiciales a partir
del aviso que de la demanda dió al deudor.
III. También el fiador puede repetir por el resarcimiento del daño, si ha lugar.
A cuatro derechos reduce el art., los que tiene el fiador que ha pagado, de
grado o por fuerza, por el deudor. Por el primero, lógico e inmediato, puede reclamar
la cantidad total de la deuda pagada, cuya justificación es obvio ponderar. Sólo ha
de tenerse en cuenta que el pago haya sido hecho debidamente, esto es, cuando la
deuda era exigible. Se funda este derecho, en que el deudor ha cambiado de
acreedor, que es la consecuencia real de pago hecho por el fiador.
Jurisprudencia
1.- "Lo pagado por el fiador, puede repetirse contra el deudor principal".
(G.J. Nº 642, p. 4).
Jurisprudencia
1.- "Si bien, conforme al art. 1376 (934), el fiador que paga la deuda adquiere
los derechos del acreedor, la subrogación de estos derechos se halla
subordinada a lo dispuesto por el art. 842 (326)".
(G.J. Nº 764, p. 18).
2.- V. los casos Nos. 3 del art. 925 y 3 del art. anterior.
Art. 935.- (Fiador de varios deudores principales). Si son varios los deudores
principales solidarios de una misma deuda, el fiador de todos tiene derecho a
demandar a cada uno de ellos por el total que ha pagado.
II. El fiador que pagó sin ser demandado y sin aviso al deudor, no puede
repetir si éste en el momento del pago tení a medios para pedir se declare extinguida
la deuda y los conocí a el fiador.
III. En ambos casos queda a salvo el derecho de repetición del fiador contra
el acreedor.
El fiador que paga sin dar aviso previamente al deudor, u omite la información
al mismo inmediatamente después del pago, llegando por ignorancia de ese hecho a
pagar el deudor, el fiador pierde su acción de repetir lo pagado contra el deudor. Es
consecuencia lógica de su descuido, ligereza o negligencia. Si el fiador paga sin ser
demandado o prescindiendo de participar al deudor la novedad de la demanda, ha
de sufrir también las consecuencias de su prisa o de su omisión, cuya principal
manifestación es la de correr el peligro de pagar indebidamente ya que el deudor
puede tener excepciones válidas que oponer y que, el fiador, por desconocerlas o
por ser personalí simas del deudor, no las alega u opone. Ha de advertirse que esas
excepciones, deben ser susceptibles de utilizarse válidamente al tiempo o fecha en
que el fiador hizo el pago sin notificarlo al deudor.
En todo caso, queda librado el derecho del fiador de dirigir su acción contra
el acreedor.
Art. 937.- (Casos en los cuales el fiador puede proceder contra el deudor
principal aun antes de haber pagado). El fiador, aun antes de pagar, puede proceder
contra el deudor principal para que éste le garantice las resultas de la fianza, lo
releve de ésta o consigne medios de pago, cuando:
Fte: Cgo. it. 1953 - Cgo. argentino 2026, 4º) (para caso 6º) -
Precd: c.c. abrg. 1379 -
Conc: c.c. 314 - 315 - 938 -
Son indudablemente justificados los supuestos del art., por los cuales se
prevé la defensa de la situación del fiador, que corre el peligro notorio de verse
forzado a pagar la deuda, y no requieren mayor explicación. Lo que interesa
determinar, es cómo puede el fiador ponerse a cubierto de los riesgos enumerados
en el art. Este, en su primera parte, da una idea de los modos que puede emplear
el fiador para el efecto: que el deudor consiga del acreedor dejar libre de su
obligación al fiador, dándole otra garantí a análoga o una real, v. gr., prenda,
hipoteca; que ofrezca el deudor al mismo fiador, pero continuando éste como tal,
una garantí a que le ponga a cubierto de los procedimientos del acreedor y del
peligro de insolvencia del deudor.
El modelo del inc. 6º del art. (caso 4º del art. 2026 del Cgo. argentino), no
habla de fuga del deudor, sino de que éste quisiere ausentarse fuera de la
República, sin dejar los bienes indicados. Se ha corregido en el texto legal, la
evidente errata de la edición oficial que en lugar de fugue, dice fuge.
SECCION IV
DEL EFECTO DE LA FIANZA ENTRE LOS COFIADORES
Art. 938.- (Acción de repetición contra los demás fiadores). I. Cuando varias
personas han afianzado a un mismo deudor por una misma deuda, el fiador que la
ha pagado tiene acción para repetir contra los demás fiadores en la parte
proporcional a cada uno.
II. Pero esta repetición no tiene lugar sino cuando el fiador ha pagado en uno
de los casos enunciados en el artí culo precedente.
Fte: Cgo. it. 1954 (para I y III) - Cgo. francés 2033, 2º (para II) -
Precd: c.c. abrg. 1380 -
Conc: c.c. 440 - 937 -
En primer término, para que proceda la acción prevista en este artí culo, el
pago hecho por el cofiador ha debido tener como justificativo cualquiera de los
supuestos del art. 937, esto es, a consecuencia de una precedente demanda judicial,
dirigida por el acreedor contra el fiador que paga, o hallándose el deudor en estado
de insolvencia, etc. A contrario sensu, si paga espontáneamente, sin que concurra
alguno de los casos previstos en el art. 937, el pagador no puede accionar a sus
cofiadores. Naturalmente, que siempre le queda el recurso contra el deudor.
La regla del art. tiene estrecha concordancia con la del art. 440, en cuanto
éste, refiriéndose a los deudores solidarios dispone, que quien de ellos pague la
obligación, sólo tiene derecho a repetir contra cada uno de los codeudores la parte
proporcional, distribuyéndose proporcionalmente, también, las bajas que hubiere por
insolvencia de alguno o algunos de los demás. En el caso del art. 440, todos son
deudores principales, siendo justo y correcto el prorrateo. En el caso del art. en
examen, el prorrateo sólo procede cuando ha concurrido alguno de los justificativos
del art. 937, porque si el cofiador ha pagado voluntariamente, sin la concurrencia de
ninguno de esos supuestos, sólo tiene, se ha dicho ya, acción contra el deudor.
SECCION V
DE LA EXTINCION DE LA FIANZA
Art. 939.- (Causas). La obligación que resulta de la fianza se extingue por las
mismas causas que las demás obligaciones.
"Según este art. la fianza se extingue por las mismas causas que las otras
obligaciones, no hallándose entre éstas (art. 825, Cgo. abrg. = al 315) la
simple retractación del fiador".
(G.J. Nº 313, p. 2088).
Art. 940.- (Liberación por hecho del acreedor). El fiador queda libre de la
fianza cuando el acreedor, por un hecho propio, ha determinado que no pueda tener
efecto de subrogación del fiador en los derechos, la prenda, las hipotecas, la
anticresis o los privilegios del acreedor.
El art. implica una derivación lógica del art. 934, por virtud del cual los
fiadores se subrogan por el pago que efectúan, en todos los derechos que el
acreedor tení a contra el deudor. Ahora bien, si el acreedor estorba o dificulta las
posibilidades de reembolso del fiador, sea cancelando voluntariamente una hipoteca
que estuviera constituí da a su favor, sea renunciando libremente a algún beneficio
que la ley le otorga, sea, en fin, ejecutando algún hecho que haga más difí cil el
cobro del crédito, cambiando las condiciones del mismo, etc., la consecuencia lógica
y justamente fundada es privarle de la fianza, a la cual opuso con sus hechos
directa o indirectamente obstáculos.
Jurisprudencia
2.- "En conformidad a lo dispuesto por el art. 1383 (941) las fianzas no
pueden extenderse más allá de los lí mites a que están circunscritas".
(G.J. Nº 284, p. 1860).
Art. 942.- (Prórroga al deudor principal sin consentimiento del fiador). Toda
prórroga concedida por el acreedor al deudor principal, sin el expreso consentimiento
del fiador, extingue la fianza.
Fte: Cgo. español 1851 - Fuero Real, ley 10, tí t. 18, Lib. 3 -
Precd: c.c. abrg. 1385 -
Conc: c. com. 910 -
c.c. 940 -
El art. prevé la liberación del fiador, por el hecho de una prórroga concedida
por el acreedor sin el expreso consentimiento de aquél. Es una derivación de la
regla del art. 920, que no permite que se reate al fiador con obligaciones de mayor
onerosidad, que para el deudor principal. Puede el acreedor hacer favores al deudor,
pero no a costa del fiador. Es lógico suponer, que cuando se modifica una obligación
en forma que redunde realmente en bien del fiador, no se extinga la fianza; pero no
es menos natural, que cuando se modifica en perjuicio suyo, queda extinguida.
Se señala que el mero hecho de dejar transcurrir tiempo sin que el acreedor
demande el pago al deudor, no debe presumirse equivalente a la prórroga de que
trata este art., la cual implica autolimitación unilateral y ad libitum, en cuanto al
momento de poder reclamar el cumplimiento de la obligación (Scaevola). El que el
acreedor deje pasar el tiempo, vencido el término para el pago de la obligación,
evidentemente no puede considerarse prórroga que, aunque no lo dice el art. 942,
(pero lo dice el art. 1384 del c.c. abrg., como su fuente el art. 2039 del c.c. francés),
ha de estimarse debe ser expresa. Indudablemente, en tal caso la fianza no se
extingue, porque el fiador, para protegerse de los riesgos que esa conducta del
acreedor puede ocasionarle, tiene a mano la facultad que le concede el art. 937,
caso 5.
SECCION VI
Art. 943.- (Cualidades del fiador legal y judicial). El fiador que debe darse por
disposición de la ley o por orden judicial, ha de tener las cualidades señaladas por
el artí culo 923.
Los dos arts. de esta sección, tampoco tienen equivalente en el Cgo. italiano,
pero sí en las disposiciones francesas, fuentes de sus precedentes, aunque con
redacción más coincidente con la de los arts. 1854 y 1855 del Cgo. español.
Por lo dispuesto en el art. 919, se sabe que la fianza puede ser voluntaria,
legal o judicial, aunque esta última, en realidad, no es más que una modalidad de la
legal. El precepto del art. 943, responde al concepto de la fianza que es el de
garantí a personal. Quien ofrezca esta garantí a, está obligado a hacerlo teniendo en
cuenta las condiciones exigidas por el art. 923: capacidad para obligarse y bienes
suficientes para responder de la obligación principal. Ejemplos de fianza legal, como
también de la judicial, se ha dado en la anotación del art. 919, que es innecesario
repetir.
Jurisprudencia
DE LAS TRANSACCIONES
La transacción es, entre todos los medios de poner fin a las controversias, el
más venturoso (le plus heureux), según cabal criterio de Bigot-Preameneu (cit. por
Scaevola), porque cada uno -dice- sacrifica una parte de las ventajas posibles, ante
el riesgo de perder más en un litigio quizá pródigo de inquietudes y sinsabores. Si a
la conciliación suele considerarse como la paz intentada, la transacción es un
instrumento de paz alcanzada.
a) Litis existente entre las partes, o posibilidades de que surja una litis entre
ellas.
b) Falta de certeza (res dubia) o bien una res litigiosa (derechos litigiosos o
dudosos).
El art. 492, impone que la transacción debe constar por escrito, mediante
documento público o privado.
El objeto, ha de ser posible y lí cito (art. 485), referirse al comercio jurí dico y
radicar en la potestad de los contratantes, además de versar sobre un hecho
discutido entre las partes (inc. II).
La enmienda traslada el parágrafo I del art. siguiente (946), para darle en éste
a su parágrafo actual II, una formulación más explí cita, lo que no parece susceptible
de observación.
Jurisprudencia
5.- "El contrato en virtud del cual, reconociéndose recí procamente los
derechos y acciones que representan en el haber testamentario de... se fijan
bases y condiciones para la división y partición, es una verdadera
transacción, tal como lo define el art. 1390 (945) y con el valor legal que le
da el 1398 (949)".
(G.J. Nº 790, p. 11).
7.- "A tenor de los arts. 1390 y 1398 (945, 949 y 950) del c.c., las
transacciones tienen fuerza y autoridad de cosa juzgada y aparejan por lo
tanto, la fuerza ejecutiva prevista en los arts. 432 y 435 (487) del p.c.".
(G.J. Nº 1298, p. 36).
8.- "La transacción ha de estar configurada con las caracterí sticas de fondo y
forma, lo que requiere imprescindiblemente la constancia legal de un
instrumento que contenga la materia transigida y el objeto y condiciones
propios de ella para dejar en suspenso definitivamente el proceso, según
preceptúa el art. 1390 (945) del c.c.".
(G.J. Nº 1354, p. 31).
9.- "La transacción como acto declarativo no confiere a las partes nuevos
derechos. Se reduce a reconocer la existencia de derechos preexistentes y no
es traslativo de derechos. Según el art. 1390 del c.c. abrg., (492 del vigente)
y el art. 1 de la L. de Sept. 23 de 1909 debe otorgarse por escrito, lo que no
le hace contrato solemne, pudiendo constar en escritura pública o en
documento privado, resultando de ello que el A.V. impugnado no ha infringido
el art. 171 del c. min."
(G.J. Nº 1631, p. 142).
10.- "Es inatendible la confusión que el recurso establece entre este contrato
y el desistimiento, para con su apoyo argüir violación de normas no
conculcadas por el A.V. recurrido".
(G.J. Nº 1631 p. 143).
12.- "Suscrita la transacción con todos sus efectos determinados por los arts.
945 y 949 del c.c., quedó anulada la minuta de compraventa que la recurrida
pretendió hacer protocolizar con evidente mala fe".
(Lab. Jud. 1986, p. 311).
15.- Véase los casos 5 del art. 810; 8 del 949 y 27 del 1297.
Art. 947.- (Interés civil que resulta de delito). Se puede transigir sobre el
interés civil que resulta de un delito.
Como está redactado el art., resulta que se puede transigir libremente, aún en
el tiempo en que la acción penal está pendiente, en tramitación. Sin embargo, los
autores, estiman que tal cosa no puede ser, sobre todo, cuando no está permitido el
ejercicio separado de la acción civil. El p.p. (art. 16), determina que la acción civil se
sustanciará conjuntamente con la penal, en el mismo proceso; excepto en caso de
fallecimiento del imputado, caso en el cual, se podrá seguir por cuerda separada y
naturalmente a sus herederos (art. 14 p.p.). La transacción en el caso del art. 947,
resultarí a meramente condicional. La razón determinante radica, en que podrí a darse
lugar a dos decisiones contradictorias (la transacción se equipara a la sentencia
ejecutoriada, art. 949): por ejemplo, en la acción penal los Tribunales declaran
inexistente el hecho delictuoso o dictan sobreseimiento definitivo; mientras, en la
transacción se obligarí a al imputado a pagar cierta indemnización pecuniaria por el
supuesto hecho o la supuesta responsabilidad.
El precepto del art. es una derivación lógica y normal de la regla general del
art. 532.
Art. 949.- (Efectos de una cosa juzgada). Las transacciones, siempre que sean
válidas, tienen entre las partes y sus sucesores los efectos de la cosa juzgada.
La regla del art. está formulada en el Codex, así : non minorem auctoritatem
transactionum quam rerum iudicatorum (la transacción tiene la misma autoridad que
la cosa juzgada; Lib. 2, tí t 4, ley 20; cit Scaevola).
Planiol y Ripert, criticando el art. 2052 del Cgo. francés (art. 1398 del Cgo.
abrg.), consideran inexacta esta equiparación que frecuentemente es producida en la
jurisprudencia, como principio inconcuso. Sin embargo, añaden, no tiene los efectos
de una sentencia, particularmente respecto de su fuerza ejecutiva. Está sujeta a las
reglas de la interpretación de los contratos y no a las de las sentencias; su violación
no causa, como en la cosa juzgada, el recurso de casación. Ni la homologación
judicial de la transacción (como en materia de quiebra, v. gr.), cambia, en realidad,
sus condiciones de validez ni su naturaleza, que siguen siendo las de un simple
convenio.
Jurisprudencia
2.- "El contrato cuya nulidad se demanda por razón de lesión, constituye
verdadera transacción, no siendo en ese concepto, anulable, por lo dispuesto
en el art. 1398 (949)".
(G.J. Nº 714, p. 21).
3.- "Según el art. 433 (487) del p.c. y el 1398 (949) del c.c., la transacción
tiene fuerza ejecutiva y la autoridad de cosa juzgada entre las partes
transigentes".
(G.J. Nº 721, p. 33).
5.- "El art. 1398 (949) del c.c. da a las transacciones la misma autoridad que
la cosa juzgada".
(G.J. Nº 750, p. 31).
6.- "La transacción en la que se convino partir por igual los bienes de la
herencia, definió con la autoridad de cosa juzgada la institución (de heredero)
hecha en el testamento y los derechos de las partes contratantes en la
mencionada sucesión".
(G.J. Nº 811, p. 30).
3.- "Es anulable según el art. 1399 (950) del c.c., toda transacción en la que
hay error en la persona o personas con quien o quienes se acordó dividir
bienes sucesibles".
(G.J. Nº 1356, p. 14).
Fte: Cgo. it. 1974 (para I) - Cgo. francés 2056 (para II) -
Precd: c.c. abrg. 1402 -
Conc: p.c. 515 -
c.c. 945 - 1319 -
1º) Las partes conocí an al celebrar la transacción esos documentos; pero, por
ignorancia de cualquiera de ellas, no se le asignó la importancia que tení an. Aquí no
hay problema: no hay nulidad y la transacción es válida.
2º) Sólo conocí a los documentos una de las partes, que omitió de buena fe
mencionarlos: subsiste la transacción.
3º) La parte que conocí a la existencia de los documentos procede de mala fe,
cuando los retiene u oculta, para aprovecharse de la ignorancia del otro contratante.
La transacción quedara ineficaz a instancia del perjudicado inocente, mientras no
haya prescrito la acción se entiende.
4º) Todas las partes desconocen la existencia de tales documentos que, al ser
descubiertos, se advierte que una de ellas no hubiera otorgado la transacción de
conocer su contenido o dicho de otro modo, que la otra parte no tení a ningún
derecho para el litigio, menos para la transacción. El contrato puede ser declarado
ineficaz a instancia de la parte interesada.
La promesa unilateral, es un acto jurí dico que crea una obligación con cargo
a una persona y por la voluntad de ésta (Mazeaud).
Está entre el conjunto de figuras que, en antí tesis con el contrato, son fuentes
de obligación, por lo que son denominadas obligaciones no contractuales. Es, en
realidad, una categorí a promiscua, que cuando asume alcance afirmativo, pierde el
carácter unitario y se escinde en las de la obligación de promesa unilateral y de la
obligación ex lege (Messineo).
Siegel (cit. por Mazeaud), la planteó como nueva fuente de obligaciones, con
la ventaja teórica de que la obligación nace antes de toda aceptación. Los Códigos
recientes, la han fundado en la teorí a de la oferta y de la promesa de recompensa,
principalmente, y sólo como excepción (según los Códigos suizo, polaco e italiano de
1942, modelo del Cgo., en opinión de Mazeaud). Messineo, confirma el criterio de
Mazeaud, al expresar que el artí culo 1987 del Cgo. it. (955), de manera excepcional,
esto es, en casos taxativos, que constituyen numerus clausus (expresamente
indicados), atribuye a la promesa unilateral eficacia obligatoria.
El Anteproyecto de Ossorio (arts. 965 y s.), legisló la materia dentro del marco
de la doctrina moderna. El Proyecto de Toro (art. 3101), se aproxima a ella en el
concepto del art. 956 del Código, cuando dice que, "el reconocimiento de la
obligación es el acto en virtud del que, una persona confiesa estar ligada hacia otra
u otras, a dar, hacer o no hacer alguna cosa".
Art. 958.- (Acto realizado por una o varias personas). I. Quien ejecuta el acto
puede exigir la prestación prometida.
Exceptuando el punto 5), los requisitos son los mismos que los señalados por
Giorgi.
Messineo, distingue el indebito objetivo (ex re) del indebito subjetivo (ex
personae debitoris). En el primer caso, se paga una deuda que no existí a en
absoluto; en el segundo, se paga una deuda existente pero de otro: el que paga no
era deudor, es -por decirlo así - un falsus débitor, en cuanto la deuda era de otro.
La importancia de la distinción, radica en la diversidad de requisitos exigidos
para la repetibilidad en una o en otra de dichas situaciones y en el contenido vario
de la carga de la prueba por parte del actor.
En el indebido objetivo, basta que el pago no sea debido (art. 963). En este
caso la deuda pagada no existe, ni a cargo del pagador ni a cargo de otro. Es, sin
más, repetible y no depende del error. La prueba se reduce a demostrar el hecho
del pago y de haberlo hecho sin que exista deuda.
Jurisprudencia
2.- "Anulada la venta, la compradora tiene por este art. 826 (960) acción para
repetir por el reembolso del precio que indebidamente pagó".
(G.J. Nº 560, p. 3).
3.- "La repetición de pago indebido, franqueada por este art. (960) constituye
acción susceptible de ejercitarse libremente, salvo el caso de prescripción".
(G.J. Nº 647, p. 24).
4.- "Puede repetirse por lo pagado indebidamente, pues que todo pago
supone la existencia de una deuda".
(G.J. Nº 676, p. 4).
5.- "No habiendo verificado el trabajo por el que se le pagó, no tení a derecho
para hacer suyo el dinero que se le dio para ese trabajo y era justo que el
actor lo reclamase".
(G.J. Nº 774, p. 50).
8.- "La acción de repetición señalada por el art. 826 (963) del c.c. procede
cuando se ha pagado indebidamente, esto es, cuando no habí a causa o
cuando se lo ha hecho por error, pero no cuando, como en el caso de autos,
se ha pagado reconociendo una causa como es la indemnización por daños y
perjuicios". (G.J. Nº 1563, p. 139).
9.- "Acreditado que el recurrido pagó al recurrente una cantidad de dinero sin
ser deudor de éste ni apoderado del ejecutado, sino en calidad de rematador
de un camión subastado que luego reivindicado por su verdadero propietario
que acreditó su mejor derecho, quiere decir que pagó indebidamente y, por
consiguiente, tiene derecho perfecto para repetir contra los que se
beneficiaron con el producto del remate".
(G.J. Nº 1599, p. 22).
10.- "El plazo para la repetición de pagos indebidos (en materia tributaria) es
el del art. 298 del c. tb., de tres años, y no el del art. 7º del D.S. de 7 de
Oct. de 1941, que está derogado".
(G. J. Nº 1607, p. 171).
El art., evoca el tercer párrafo del art. 826 del Cgo. abrg. "no hay lugar a
repetición en las obligaciones naturales que se han ejecutado voluntariamente". Y
esta evocación trae consigo la de las obligaciones naturales, que siempre han
constituido un verdadero problema en las clasificaciones de los civilistas.
Mazeaud, fundado en el art. 1325, II), del Cgo. francés (826, 3ra. parte del
Cgo. abrg.), observa que la validez del pago de una obligación natural -que veda la
posibilidad de repetir- depende de un requisito que el pago haya sido hecho
voluntariamente, término que el Código (art. 964), siguiendo a su modelo italiano, ha
sustituido por el de espontáneamente, que para el caso tiene igual sentido,
(Diccionario de la Lengua: espontaneo = voluntario). Se concluye de ello, que el
deudor de una obligación natural que, creyéndose sujeto a una obligación civil,
realiza un pago, conserva la acción de repetición.
Jurisprudencia
2.- "Si bien en todo cumplimiento contractual surge la presunción juris tantum,
proclamada por la primera fase del art. 826 del c.c. (sin equivalente preciso
en el vigente), de que todo pago supone una deuda, el pago indebido o la
solutio indebiti genera la acción de repetición legislada en los arts. 826, 2ª
fase (963) y 961 (966) del citado código".
(G.J. Nº 1563, p. 70).
Jurisprudencia
Jurisprudencia
1.- "El ejecutante, creyéndose deudor, sin serlo realmente, pagó por error a
los acreedores del ejecutado, que es el único deudor verdadero, en cuya
virtud al ordenarse que éste devuelva a aquél lo que pagó por error, se aplica
debidamente el art. 961 (966) del c.c.".
(G.J. Nº 807, p. 28).
Art. 967.- (Frutos e intereses). Quien recibió lo indebido debe también los
respectivos frutos e intereses:
1) Desde el dí a de pago si procedió de mala fe.
2) Desde el dí a de la demanda si procedió de buena fe.
Como el principio general, que informa las reglas del tí tulo es, impedir los
lucros torticeros, deben restituirse los frutos y todo lo que el enriquecido por el
indebido haya obtenido teniendo por base la cosa o el pago atribuido sin causa, y
teniendo en cuenta la buena o mala fe del enriquecido.
Las reglas de los arts. 967, 968 y 969, han de entenderse conforme; al
principio formulado por Demogue (cit. de Scaevola): el accipiens (acreedor) de buena
fe, debe restituir todo lo que ha recibido, pero sólo en la cuantí a en que haya
acrecido su patrimonio. Tratándose de cosa determinada, debe restituirla en natura.
No se trata de imponer una sanción al enriquecido, sino de eliminarle la adquisición
sin causa. No se trata de una reivindicación.
Jurisprudencia
Jurisprudencia
1.- "Por lo dispuesto en el art. 963 (968) el que recibe una cosa
indebidamente esta obligado a devolverla si existe, o su valor, si ha perecido".
(G.J. Nº 619, p. 9).
2.- "El pago judicial a la ejecutante fue indebido por hallarse la deuda
satisfecha de antemano, en cuya virtud debe hacerse la restitución según
dispone el art. 962 (968)".
(G.J. Nº 647, p. 25).
Jurisprudencia
Jurisprudencia
Art. 973.- (Gestión asumida de un negocio ajeno). Quien sin estar obligado a
ello asume voluntariamente la gestión de un negocio ajeno, tenga o no el propietario
conocimiento de ella, contrae la obligación tácita de continuarla y acabarla hasta que
el propietario pueda hacerlo por sí mismo. Debe encargarse igualmente de todas las
dependencias del mismo negocio.
La gestión en su sentido más amplio, supone una relación funcional especí fica
entre la actuación del gestor y la esfera jurí dica ajena. La actuación está
especialmente coordinada por una relación jurí dica de derecho familiar (cónyuge,
padre, tutor, etc.); de derecho de obligaciones (mandato, sociedad, poder, etc.); de
derecho sucesorio (albacea, administrador de la herencia a beneficio de inventario,
etc.); de derechos reales: usufructo, acreedor pignoraticio o hipotecario, depósito
(posesión interina), etc. Únicamente, cuando falta toda otra coordinación con la
esfera jurí dica del dominus, la actuación del gestor, quedará coordinada por las
reglas de este tí tulo relativo a la llamada gestión de negocios (Scaevola).
Los sujetos de la institución son el gestor, (sujeto activo), que asume por sí la
gestión del negocio ajeno y el dominus (sujeto pasivo), al que el Código llama
propietario y otras legislaciones llaman dueño del negocio.
Jurisprudencia
3.- "El art. 957 (973) del c.c. se refiere a la administración oficiosa de bienes
y negocios ajenos, más no al amparo y alimentación de las personas".
(G.J. Nº 688, p. 15).
Art. 974.- (Capacidad del gestor). El gestor debe tener capacidad de contratar.
Fte: Cgo. it. 2029 -
Conc: c.c. 483 -
Comprendido en la anot. al art. anterior.
Art. 975.- (Otras obligaciones del gestor). I. El gestor se somete a todas las
obligaciones que resultarí an de un mandato, en cuanto sean aplicables.
II. Debe continuar la gestión aun después de la muerte del propietario, hasta
que el heredero pueda dirigirla.
Jurisprudencia
3.- "La renta percibida en calidad de gestor oficioso (debe ser) liquidada
parcialmente a fin de determinar el saldo aplicable al pago que se reclama".
(G.J. Nº 766, p. 21).
El gestor que no practique el aviso que ordena el art. incumple una obligación
concreta que le impone la ley, a partir de ese momento, se agrava su
responsabilidad por los riesgos de la gestión, lo que podrá ser tenido en cuenta por
el juez, en su caso, en la aplicación del parágrafo II del art. siguiente (977).
II. Sin embargo, los motivos que le han conducido a encargarse del asunto,
pueden autorizar al juez a moderar el resarcimiento resultante.
Jurisprudencia
EL gestor debe resarcir todos los daños de cualquier género, que haya
ocasionado al patrimonio administrado, en la medida y según las circunstancias
detalladas en las reglas dadas por el tí tulo en examen. La responsabilidad del gestor
para el resarcimiento de daños, es mayor cuando ha mediado prohibición del
dominus, para que el gestor asuma la gestión, o cuando no ha procedido con la
diligencia preceptuada por el art. 977, o ha actuado más en interés propio.
Este art. contempla los casos de gestión desviada, en las que el gestor
responde inclusive por el caso fortuito y la fuerza mayor; 1) por operaciones
arriesgadas; 2) postergación de los intereses del dominus, que es un caso de
verdadero dolo. También ha de considerarse dolosa una injerencia no solamente no
querida sino prohibida por el interesado o dominus.
Los efectos de la gestión, respecto del dominus, que este art. establece son
independientes de la ratificación a que se refiere el art. 982. Ellos determinan las
obligaciones del dominus con respecto al gestor que, cuando la gestión estuvo bien
administrada, pueden reducirse a dos:
El parágrafo II del art., presenta otro caso notorio de tergiversación, que hace
poco inteligible su disposición y que corresponde esclarecer.
Su modelo (art. 2031, II del Cgo. it.), dice "esta disposición no se aplica a los
actos de gestión realizados contra la prohibición del interesado, salvo que tal
prohibición sea contraria a la ley, etc.".
La administración útil, en general, para decirlo con el criterio que informa las
reglas del art. anterior, según la disposición que ahora se examina no requiere
necesariamente que la gestión exista como útil o se manifieste tal al terminar el
negocio. Es suficiente que la utilidad exista en el momento de iniciar la gestión, que
es lo que el art., quiere significar, conforme con el sentido de su fuente (fase inicial
del art. 2031, c.c. it.).
Basta el utiliter coeptum o inicial, sin que haga falta necesariamente el utiliter
gestum o final (Messineo). El utiliter coeptum, según el autor del Manual evoca toda
actividad que el propio dominus habrí a ejercitado, actuando como un buen pater
familias, si hubiera debido proveer por sí mismo a la gestión del negocio. De ahí que
se considera al gestor de buena fe, un buen administrador, cuando inicia la gestión
utiliter coeptum y la continua utiliter gestum (Scaevola).
Art. 983.- (Reembolso por asistencia familiar y gastos funerarios). Cuando sin
conocimiento del obligado a prestar asistencia familiar o a correr con los gastos
funerarios, los ha satisfecho un extraño, tiene derecho a reclamarlos de aquél, a no
ser que consta haberlo hecho como acto de libertad o filantropí a y sin intención de
reclamarlos.
V. la anot. al art. 979, de cuyas reglas las de este art. son una aplicación
particular.
Jurisprudencia
1.- "El crédito contraí do con anuencia del demandado para atender con su
producto, como efectivamente se hizo, a los gastos funerarios de su esposa,
debe ser reembolsado en observancia del art. 957 y s. (973 y s.) del c.c.".
(G.J. Nº 815, p. 23).
Art. 984.- (Resarcimiento por hecho ilí cito). Quien con un hecho doloso o
culposo, ocasiona a alguien un daño injusto, queda obligado al resarcimiento.
Hasta mediados del siglo XIX, imperó sin mayor discusión la regla clásica de
la responsabilidad por culpa. El impacto del industrialismo y el desarrollo de los
medios de transporte, crean nuevas circunstancias, y hacen surgir la corriente
doctrinal que funda la responsabilidad en la teorí a del riesgo, en la equidad y en el
principio quibus est commudum ejus est periculum, que podrí a gráficamente
(Scaevola) traducirse así : el que está a las maduras, debe estar a las duras.
La obligación que deriva del acto ilí cito, es un caso de obligación legal, que
nace, no porque lo quiere el obligado, sino porque así lo dispone la ley, en vista de
la naturaleza de ese acto y de los efectos que de el nacen para los terceros
(Messineo).
Este art. (984) sigue el sistema clásico, aunque con una redacción demasiado
desafortunado. Habla de daño injusto, siguiendo a su modelo italiano (art. 2043),
como si hubiera posibilidad de reconocer, así sea a contrario sensu, un daño justo
que estuviera permitido o quizá premiado. Es, sin duda, inaudito un daño justo
ocasionado con dolo o culpa. Tal adjetivación, innecesaria e impertinente, sólo
aparece en el Cgo. italiano de 1942, y en el que ahora rige en Bolivia que ha sido
modelado en aquél. Aparte estas dos excepciones, ninguno de los códigos
consultados contiene la adjetivación observada. De América: Argentina (art. 1067: no
habrá acto ilí cito... sin que a sus agentes, se les pueda imputar del dolo, culpa o
negligencia); Uruguay (art. 1239); Colombia (art. 2341); Venezuela (art. 1185: el que
con intención, o por negligencia, o por imprudencia ha causado un daño a otro, está
obligado a repararlo); Guatemala (art. 2276); México (art. 1910); Perú (art. 1136);
Brasil (art. 160). De otros Continentes: España (art. 1902); Francia y Bélgica (art.
1382); Austria (art. 1293); Alemania (art. 823); Suiza (art. 41); U.R.S.S. (arts. 403 a
415 del Cgo. de 1923); China (art. 184, Cgo. de 1929, vigente hoy sólo en Formosa);
Filipinas (arts. 2195 y s.); Etiopí a (art. 2027); Portugal (art. 483) y cuya legislación
sobre el particular merece una mención especial más detallada. Nótese en las
transcripciones siguientes, su precisa formulación y la evolución de ella Dice el art.
2361 del Cgo. de 1867, hoy abrg.:
"Todo aquel que viola u ofende los derechos de otro, constituye la obligación
de indemnizar al lesionado por todos los perjuicios que le causa".
Dice el art. 483 del c.c. de 1967, vigente:
"Aquel que, mediando dolo o mera culpa, violare ilí citamente el derecho de
otro o cualquier disposición legal destinada a proteger intereses ajenos, está
obligado a indemnizar al lesionado por los daños resultantes de la violación".
Según Messineo, el carácter esencial del concepto moderno de acto ilí cito es
la injuria, o sea, el acto que origina un daño injusto, porque no siempre, ni
necesariamente, el acto ilí cito deriva del elemento subjetivo culpa o dolo. Sin
embargo, así se acepte la noción justicia (Escriche), el concepto de daño no requiere
la impropia adjetivación observada para precisar su noción. En realidad, Messineo
acepta y desarrolla el criterio forzado que informa la noción de daño injusto, en
contraposición a la de daño justo o lí cito derivado de la legí tima defensa, lo que
tampoco satisface porque, conlleva otra confusión inadmisible de los conceptos de
justo y lí cito.
El Código de 1831, tan criticado como obra empí rica, mal traducida del
francés, en este punto ofrece una redacción cabal, precisa y concisa, más
prolijamente concebida y redactada que su propio modelo francés (art. 1382) y que
puede competir en elegancia expresiva con códigos de tanto rigorismo cientí fico y
prolijidad como los códigos alemán y suizo: todo hombre que causa a otro algún
daño, está obligado a repararlo.
Para Messineo, acto ilí cito (en el orden civil), es un acto unilateral, que
origina daño a otro y genera a cargo de su actor una responsabilidad consistente en
la obligación de resarcir o reparar el daño.
La ilicitud del acto o factum contra ius se manifiesta y configura como una
antijuridicidad o injusticia (en la terminologí a romana: iniuria = injusticia o hecho
contra derecho), por lo que el daño, además de antijurí dico es injusto.
Es ilí cito el hecho, cabe agregar, sólo cuando éste es generado por la
actividad humana, pero no cuando se alude a eventos naturales o que no provienen
de la actividad humana. En este último caso, los hechos no son lí citos ni ilí citos:
simplemente existen (v. las anots. a los arts. 450 y 546, en lo pertinente). La ilicitud
entonces, cuando se refiere a los hechos, Sólo puede relacionarse a la omisión del
agente responsable, que en realidad presupone un acto, cuya responsabilidad
emerge de la actitud ilí cita, negligente o culposa. Los eventos o hechos naturales no
resultantes de la actividad humana, pueden ser considerados riesgos, que abren
responsabilidad por la imprevisión negligente o culposa del responsable.
Sobre lo anotado en el examen de dicho art. 107, puede agregarse, antes que
una extensa exposición doctrinal, ejemplos prácticos de la legislación comparada.
Suiza: "... el abuso manifiesto de un derecho no está protegido por la ley" (art. 2).
Alemania: "El ejercicio de un derecho no está permitido, cuando no pueda tener otro
fin que el de causar perjuicio a otro" (art. 226). China: "El ejercicio de un derecho no
puede tener por fin principal perjudicar a otro" (art. 148). Perú: "La ley no ampara el
abuso del derecho" (II, Tí tulo preliminar). México: "Cuando al ejercitar un derecho se
causa daño a otro, hay obligación de indemnizarlo si se muestra que el derecho sólo
se ejercitó a fin de causar el daño, sin utilidad para titular del derecho" (art. 1912).
Venezuela: "Debe igualmente reparación quien haya causado un daño a otro,
excediendo en el ejercicio de su derecho, los lí mites fijados por la buena fe o por el
objeto en vista del cual ha sido conferido ese derecho" (art. 1185).
La Instituta, señala como norma de conducta: alterum non laedere (no hacer
daño a otro), y el digesto da del daño está definición: damnum et damnatio ab
ademtione et quasi demirlutione patrimonii dicta sunt (denominase daño el hecho de
quitar y disminuir el patrimonio; Libs. 1 y 39, tí t. 1 y 2, leyes 3 y 3, respectivamente;
cit. Scaevola).
Los arts. 988, 991 y 993, se refieren a las obligaciones que surgen de una
actuación dañosa, realizada por aquellas personas que están bajo la dependencia y
vigilancia de otras y tienen su fundamento en las llamadas culpa in vigilando y culpa
in eligendo.
Jurisprudencia
1.- "Por la muerte del padre, causada por X, ha sido privada la menor de la
asistencia (familiar), por lo cual se halla dicho X en la precisa obligación de
reparar el daño, por determinarlo así el art. 966 (984) del c.c.".
(G.J. Nº 43, p. 993).
5.- "La querella se limitó a referir el darlo que se le habí a causado (incendio
de un pilón de cebada) sin designar como autores a los encausados, por lo
cual no habiendo el actor sido denunciante de los procesados (absueltos)
tampoco debió condenársele en daños y perjuicios".
(G.J. Nº 440, p. 689).
6.- "La sustracción de dicha suma (de dinero) tuvo lugar por descuido y
negligencia reprensibles del (dependiente) y por lo mismo queda subsistente
su responsabilidad por el daño causado a su principal, según el art. 966 (984)
del c.c.".
(G.J. Nº 542, p. 7).
7.- "El art. 966 (984) del c.c. (al) consignar el principio de que todo hombre
que causa a otro algún daño está obligado a repararlo supone que haya sido
inferido mediante hechos criminales o abusivos (dolo o culpa)".
(G.J. Nº 699, p. 50).
11.- "Si bien este art. (984) prescribe que todo hombre que causa a otro
algún daño esta obligarlo a repararlo, es manifiesto que la acción
correspondiente sólo compete al damnificado y no a otro".
(G.J. Nº 733, p. 29).
12.- "El ejercicio de una acción civil lí cita, como la de denuncia de obra
nueva, autorizada por el art. 560 (615) del p.c. y sentenciada contra el
demandante, no da mérito a la demanda de indemnización de daños con
apoyo del art. 966 (984) del c.c. aplicable solamente a las responsabilidades
provenientes del (hecho ilí cito)".
(G.J. Nº 734, p. 19).
13.- "Si la obligación constituye la ley del contrato, según el art. 725 (519), la
falta de su cumplimiento motiva la de pagar daños y perjuicios emergentes,
conforme al 966 (984)".
(G.J. Nº 791, p. 29).
14.- "La responsabilidad civil surge contra sus responsables, sean directos o
indirectos autores, tanto por el daño causado por el hecho cuanto por el que
ocasiona su negligencia, descuido o imprudencia".
(G.J. Nº 1223, p. 22).
16.- "El cumplimiento de una orden judicial de embargo, así haya sido
posteriormente revocada, no autoriza pretender indemnización de daños,
como se reclama en la especie con impertinente invocación de los arts. 966 y
967 (984) del c.c., inaplicables al caso".
(G.J. Nº 1264, p. 53).
En el mismo sentido.
(G.J. Nº 1265, p. 41).
17.- "La ruptura de las relaciones concubinarias por arbitrio del demandado,
con desconocimiento de la cooperación que le prestó la actora para diversas
adquisiciones, ha producido a ésta un daño cierto y positivo que debe ser
indemnizado por aquél, en virtud de lo dispuesto por el art. 966 (984) del
c.c.".
(G.J. Nº 1283, p. 29).
19.- "No hay causas fortuitas ni casos de fuerza mayor ni mera infracción de
los reglamentos de transportes, cuando las pérdidas de valores y bienes
transportados son debidas al descuido y negligencia del transportador o sus
dependientes"
(G.J. Nº 1353, p. 96).
20.- "Es principio universal de derecho que toda persona que causa a otra
algún daño, está obligada a repararle".
(G.J. Nº 1355, p. 66).
21.- "Según las previsiones de los arts. 966 y 967 (984) del c.c., el pago de
los daños se aplica cuando el demandado los causa por negligencia,
imprudencia o impericia y, en la especie, la institución demandada aparece
haber cumplido con las obligaciones que le impone el art. 107 del c. mtl.
(1260, c. com.) con referencia a los arts. 413 al 419 (569 al 571) del mismo
código, y sólo es responsabilidad del Notario llevar a cabo el protesto (de una
letra de cambio) con los requisitos y formalidades legales del caso".
(G.J. Nº 1585, p. 56).
23.- "La regla del art. 966 (984) del c.c. de que todo hombre que causa un
daño a otro está obligado a repararlo, se refiere al daño causado por el
hecho del responsable, y según el art. 967 (984) del mismo código, al
causado por negligencia o imprudencia".
(G.J. Nº 1614, p. 90).
24.- "Los gastos efectuados en juicio, que son materia de las costas que
debieron ser reclamadas oportunamente ente el juez competente y por la ví a
correspondiente, no son ni pueden ser objeto de resarcimiento en la ví a de la
responsabilidad civil de daños y perjuicios reglada por los arts. 966 y 967
(984) del c.c.".
(G.J. Nº 1621, p. 49).
25.- "El acto ilí cito civil da origen a una obligación cuya prestación consiste
en la reparación del daño ocasionado".
(A. S. Nº 192 de 7-VIII-79).
27.- "El art. 966 (984) del c.c. al señalar que quien causa a otro algún daño
está obligado a repararlo, significa que ese daño tiene que ser (resultado de)
actos dolosos o culposos, lo que no sucede en la especie por lo cual no
existe violación de la disposición citada en el auto de vista recurrido".
(A. S. Nº 50 de 10-III-81).
28.- V. los casos Nos. 1 del art. 107 y 4 del art. 992.
Art. 985.- (Legí tima defensa). Quien en defensa de un derecho propio o ajeno,
al rechazar por medios proporcionados una agresión injusta y actual, ocasiona a otro
un daño, no está obligado al resarcimiento.
Fte: Cgo. it. 2044 -
Conc: c.p. 11, 1) -
Conc: c.p. 11 - 19 -
c.c. 560 - 986 -
La fase final del art., hace cesar la inimputabilidad, cuando el sujeto haya
caí do en dicho estado psí quico por propia culpa, lo que importa que la haya
determinado dolosamente, esto es, preordenado (o prefabricado) como v. gr., una
embriaguez o empleo de estupefacientes o de sustancias tóxicas, deliberadamente
utilizadas.
Obligado a la vigilancia del incapaz natural (de ordinario enfermo mental; arts.
5, c.c. y 343 c.f.), está quien sea su custodio, que debe vigilar a una persona
enferma mental, así no haya sido todaví a declarada en interdicción con el
consiguiente nombramiento de tutor, lo que lleva la cuestión a un diverso ámbito de
solución. Esta obligado a la vigilancia, el progenitor del mayor de edad incapaz de
entender y de querer, si es su tutor (c.f. 346).
Jurisprudencia
"La última parte del art. 968 (990, I, i.f.) del c.c. relativa a la falta de
presencia o imposibilidad (del padre) para evitar el hecho (dañoso), no excusa
la obligación de vigilar y demás deberes de un padre de familia para con su
hijo menor de 10 años".
(G.J. Nº 1286, p. 59).
Jurisprudencia
1.- "Conforme a este art. (990) los padres son responsables de los daños
causados por los hijos menores, sin más excepción que el caso de ser
imposible evitarlo".
(G.J. Nº 730, p. 16).
3.- "La ley civil al dejar subsistente la responsabilidad de los padres por el
daño causado por sus hijos menores, no tiene en cuenta de si éstos obraron
o no con discernimiento o tuvieron la intención de producirlo, bastando que él
se realice para que pueda ser demandada su reparación".
(G.J. Nº 1286, p. 59).
Art. 991.- (Responsabilidad de los maestros y de los que enseñan un oficio).
Los profesores o maestros y los que enseñan un oficio deben resarcir el daño
causado por sus discí pulos y aprendices menores de edad no emancipados estando
bajo su vigilancia, excepto si prueban que no pudieron impedir el hecho.
Los discí pulos y aprendices menores, están más cerca de la condición del hijo
im potestate y del pupilo que de la del empleado y del doméstico, ligados con sus
empleadores en relación de servicios. Si el profesor o maestro prueba que a pesar
de su vigilancia no pudo evitar el hecho, no hay responsabilidad para éstos.
Discí pulos y aprendices, son términos que comprenden todos los casos en
que se ejercita sobre el autor del daño, una acción educativa, aun cuando el
discí pulo o el aprendiz sea mayor de edad, según la disposición fuente y
correspondiente comentario de Messineo. Pero, el art., en su adopción, ha sido
limitado a los discí pulos y aprendices menores, sin que se sepa la razón de la
limitación. También los términos profesores y maestros, suponen funciones
igualmente educativas que obligan, por razón del oficio, a la vigilancia.
Jurisprudencia
1.- "El comitente es responsable del daño causado por el hecho del
comisionado en las funciones en que se le emplea".
(G.J. Nº 610, p. 9).
3.- "Si bien la ley de 18 de Nov. de 1893, de acuerdo con los arts. 966 y 967
(984) del c.c. responsabiliza a las compañí as de ferrocarriles, por las
pérdidas, deterioros, daños que causaren a las personas o cosas, no se probó
que la muerte del hijo de la actora haya sido causada por culpa, negligencia
o imprudencia de alguno de los empleados de la empresa ferrocarrilera
demandada".
(G.J. Nº 827, p. 49).
4.- "La responsabilidad civil establecida por el art. 966 (984) del c.c., es
meramente personal, razón por la cual tratándose de funcionarios públicos
que en el ejercicio de sus cargos y por causas que no son punibles causan
daño a un particular, debe ser intentada contra la persona del funcionario
causante del daño y no en forma genérica contra la entidad o persona
jurí dica legal en cuyo nombre actúa".
(G.J. Nº 1235, p. 6).
6.- "Si bien es cierto que el Estado y sus organismos son personas de
derecho público, que se distinguen de los particulares en cuanto actúan en
función de poder, no es menos evidente que cuando intervienen en la esfera
del derecho privado, tienen similar tratamiento, conforme preceptúa el art.
122, inc. 1º, de la Const. razón por la cual, en la especie, resulta inaceptable
la observación (contraria) hecha al respecto".
(G.J. Nº 1591, p. 162).
Aunque parece que no puede haber lugar a la repetición de que trata este art.
para las personas comprendidas en el art. 990. Messineo estima que ella puede
consentirse, dentro de ciertos lí mites, los cuales, según el autor del Manual, estarí an
determinados por la capacidad natural (capacidad de entender y de querer) del
menor y la capacidad penal (que el c.p. en Bolivia fija en 16 años; art. 5). Agrega el
citado autor, que no aparecen en las crónicas judiciales casos de esta naturaleza, ni
aun en supuestos de que el hijo menor esté provisto de patrimonio propio (v. los
arts. 258, caso 4º, y 267 del c.f.), todo lo que puede comprenderse por razones de
mero hecho.
En todos los casos de repetición legislado por el art., desde luego, ella está
condicionada a que el materialmente responsable esté en situación de resarcir,
circunstancia de hecho que, cual lo ve el propio Messineo, hace dudar del
fundamento del principio.
No son todos los casos de responsabilidad, los que han sido examinados en
estas anotaciones. Existen casos especiales (Planiol y Ripert).
Venezuela; c.c. art. 1196: "La obligación de reparación se extiende a todo daño
material o moral causado por el acto ilí cito...".
Filipinas; c.c. art. 2217: "En los daños morales van incluí dos el sufrimiento
fí sico, el dolor mental, el temor, la ansiedad en alto grado, la
reputación mancillada, los sentimientos heridos, el shock moral,
la humillación social y otros daños similares...".
Portugal; c.c. art. 484: "Ofensa al crédito o buen nombre.- Quien afirmare
o difundiere un hecho capaz de perjudicar el crédito o el buen
nombre de cualquier persona, individual o colectiva, responde
por los daños causados".
El parágrafo III (del art. en examen), faculta al juez a moderar la entidad del
resarcimiento, para que, según la situación particular del responsable, no resulte
excesivamente onerosa y que sobrepasa los lí mites de lo normal.
Art. 995.- (Daño ocasionado por cosa en custodia). Quien tenga una cosa
inanimada en custodia, es responsable del daño ocasionado por dicha cosa, excepto
si prueba el caso fortuito o fuerza mayor o la culpa de la ví ctima.
Los arts. 995, 996 y 997, se relacionan con la responsabilidad por el daño de
las cosas y de los animales que una persona tiene en su poder como propietario,
poseedor, etc. Del primero (995), surge la hipótesis de que se refiere a cosas o
sustancias destinadas a algún tipo de explotación industrial cuyo manejo guarda y
exige extrema diligencia, poniendo especial cuidado en su utilización; también se
refiere a cosas que pueden ser dirigidas por el hombre (vehí culos motorizados) o a
cosas que pueden ser movidas por tracción animal o por otros medios técnico-
mecánicos de tracción. No se excluyen de esta regla, las armas de fuego cargadas
que se disparan por descuido o por accidente durante su manipuleo, etc. Ha de
atenerse en estos casos, en las cosas inanimadas hayan ocasionado el daño sin
intervención de la dirección del hombre o de la tracción animal o de otra fuente de
energí a, o con la intervención de esos agentes, para determinar la responsabilidad.
En el primer caso, puede tratarse de simple caso fortuito o de fuerza mayor o de
culpa de la ví ctima. En el segundo caso, habrá que considerar el carácter
determinante de la intervención de la persona.
Jurisprudencia
El caso del art. es, según observa Messineo, uno de responsabilidad objetiva,
porque cae completamente dentro del ámbito del principio ubi- commoda ibi et
incommoda, que constituye su base, aunque no deja de admitir apariencias
contrarias relacionadas con la idea de la culpa in vigilando. Funda su opinión el
autor citado en que en el supuesto que se examina, no es necesaria una
culpabilidad en el acto, esto es, que a los efectos de la imputabilidad no es
necesario que el sujeto del acto dañoso incurra en culpa, porque él responde
aunque no sea culpable, lo que no condice exactamente con la facultad de prueba
contraria alegando caso fortuito, fuerza mayor o culpa de la ví ctima.
Jurisprudencia
2.- "No se (ha probado) que los animales de X hayan sido precisamente los
que ocasionaron el daño... por ser el lugar de pastoreo, aun de ganado
ajeno".
(G.J. Nº 717, p. 32).
Jurisprudencia
"La pared cuestionada fue construí da con buenos materiales y con albañiles
expertos; permaneció firme durante dos años y su desplome fue simultáneo
con la del vecino, deduciéndose de aquí no estar probado el hecho
denunciado".
(G.J. Nº 830, p. 23).
El art., relativo a los daños que ocasiona una determinada actividad peligrosa,
ha merecido por parte del Código un tratamiento consecuente con la teorí a de la
presunción de la responsabilidad, que ha seguido en los arts. 995 y 997,
apartándose así del cuarto de conversión de su modelo italiano (art. 2050), muy
criticado por los autores en este punto; pues, este art. 2050 del Cgo. italiano, sobre
la actividad peligrosa, atenúa el rigor de la presunción y admite una prueba en
contrario, para demostrar que el responsable habí a adoptado todas las medidas
idóneas para evitar el daño (con el cuidado de un hombre particularmente diligente:
Messineo). Frente al movimiento codificador moderno, "el Código italiano -dice Pérez
Vives- lejos de implicar un avance, supone un retroceso y una manifiesta injusticia,
sólo explicable por la influencia reaccionaria del capital industrial dentro del régimen
fascista que expidió el Código", particularmente cuando la máxima diligencia,
superior a la normal del bonus pater familiae, debe exigirse a quien ejercite una
actividad peligrosa.
Jurisprudencia
TITULO I
CAPITULO I
SECCION I
DE LA APERTURA DE LA SUCESION
Seg·n el art. 2, la muerte pone fin a la personalidad civil, ·nico medio, hoy, de
extinci¾n de dicha personalidad, borrada que ha sido de las legislaciones modernas
la llamada muerte civil del derecho antiguo y cuya ficci¾n jurÝdica fue llevada hasta
extremos incompatibles con los esenciales atributos de la personalidad.
ConsidÚrese la disposici¾n del Cgo. italiano citada como fuente del art., como
tal en raz¾n de la funci¾n de modelo general que aquÚl tiene respecto del C¾digo,
mientras la del Cgo. espa±ol presenta una formulaci¾n mßs semejante a la del art.
en examen.
Seg·n Escriche, cuyo criterio sigue tambiÚn Canedo, la palabra sucesi¾n tiene
dos sentidos. En un sentido implica la trasmisi¾n de los derechos activos y pasivos
de una persona muerta, en favor de la otra llamado heredero. En el otro, se refiere
al conjunto o universalidad de bienes activos o pasivos que deja el difunto y que
pasan al heredero. En este segundo sentido, la palabra sucesi¾n es sin¾nima de la
palabra herencia. Sin embargo, si bien es frecuente en la prßctica, el empleo
equivalente de las palabras sucesi¾n y herencia, Ústas no tienen, el rigor, un mismo
significado, seg·n observa Messineo, porque la segunda es, en realidad, una
subespecie de la primera: se puede suceder como heredero y tambiÚn como simple
legatario y, en tal sentido, subraya el citada autor, herencia es el tÚrmino abstracto
que corresponde al tÚrmino concreto de heredero. N¾tese acerca de esta
observaci¾n que el art. 1113, precisa el significado de heredero o sucesor a tÝtulo
universal y de legatario o sucesor a tÝtulo particular, de lo cual deriva que el
sistema del C¾digo, reconoce dos posibles especies de destinatarios de los bienes
de la sucesi¾n: el heredero y el legatario. Para el citado art. 1113, es heredero
quien entra indistintamente en la universalidad de los bienes hereditarios o
patrimonio hereditario, como ·nico heredero o en concurso con otras personas
llamadas tambiÚn a la sucesi¾n al mismo tÝtulo, pluralidad que da lugar a la
comunidad de la cualidad de heredero, que hace aparecer la figura del coheredero;
principio este que la ley 24 del tÝt. 16 del Lib. 50 del Digesto (cit. Scaevola), resume
asÝ: hereditas nihil aliud est quam successio in universum iuris, quos defenctus
habuerit (la herencia no es otra cosa que la sucesi¾n a todos los derechos que el
difunto tenÝa).
El Cgo. abrg. en esta materia, excepci¾n hecho de una que otra disposici¾n,
abandon¾ su modelo francÚs y adopt¾ las de las leyes espa±olas de las Partidas y
de la NovÝsima Recopilaci¾n. El C¾digo ha tomado un porcentaje preponderante de
sus disposiciones del Cgo. italiano de 1942 y lo demßs al Cgo. abrg. y a otras
legislaciones que se procura identificar en el curso de las anotaciones.
Ademßs de lo dicho para precisar el sentido de las palabras herencia y
legado, es de utilidad prßctica fijar aquÝ la significaci¾n de la terminologÝa que mßs
frecuentemente se emplea en las regulaciones o en las explicaciones del instituto en
examen:
De cuius (arts. 1002 o 1006, v. gr.), es tÚrmino que alude al sujeto cuya
premorencia hace que le suceda otro sujeto; esto es, a aquÚl de cuya sucesi¾n se
trata se suele llamar de cujus (is de cuius hereditatis agitur) para designar al cual se
emplean tambiÚn los tÚrminos difunto, o causante, o autor. Quiere esto decir que la
sucesi¾n presupone que en cada caso debe existir un sucesor posible, porque la
muerte del de cuius no basta sola para explicar el evento de la sucesi¾n; por eso,
el ordenamiento jurÝdico, vincula necesariamente a la muerte de un sujeto la
sucesi¾n de otro (delaci¾n: art. 1002), exigencia que se aplica por la circunstancia
de ser socialmente ·til que exista un sucesor que recoja los bienes del difunto, a fin
de que no existan patrimonios sin titular y de que haya siempre alguien que provea
al pago de los pasivos hereditarios, evitando los da±os que derivarÝan de no ser
asÝ para los derechohabientes (Messineo). Estas razones explican por quÚ, en ·ltima
hip¾tesis, el Estado deviene heredero necesario (art. 1111).
Jurisprudencia
1.- "Para el pago de los impuestos sucesorios rigen las leyes vigentes
antes de la apertura de la sucesi¾n, una vez que Ústa se abre con la
muerte del de cujus".
(G.J. Nro. 1291, p. 11).
Jurisprudencia
Fte: Cgo. it. 457 - Cgo. esp. 658 - P. 6¬ tÝt. 13, ley 21 -
Precd: c. c. abrg. 504 -
Conc: c. c. 1083 - 1112 -
La impropia redacci¾n del pßrrafo II del art., a los herederos forzosos (arts.
1059 y s.), solamente carßcter de legales (intestados, arts. 1083 y s.) cuando el
carßcter forzoso de heredero es invariable, sea que concurra a la sucesi¾n
instituÝdo en el testamento, o llamado ab- inestato por la ley. La existencia del
heredero forzoso, en realidad, quita al testamento carßcter de exclusiva
manifestaci¾n de la voluntad del de cujus. Hace que en el testamento participen la
expresi¾n volitiva del testador y las imposiciones de la ley. La impropiedad
observada, resulta de estar las reglas relativas a los herederos forzosos contenidas
en el Cap. VI de este TÝtulo, que se ocupa de las disposiciones comunes a las
sucesiones testadas e intestadas, y no el tÝtulo II relativo, s¾lo a las sucesiones
legales. Ademßs -lo que es importante- seg·n el art. 1065, el que no tuviese
herederos forzosos, puede disponer por testamento libremente, de todos sus bienes,
del cual precepto resulta a contrario sensu (por omisi¾n de la regla expresa
correspondiente), que el que tuviese herederos forzosos s¾lo podrß disponer de sus
bienes en la forma y con las limitaciones que se establecen en las reglas relativas a
la legÝtima, que el C¾digo no define y que ha de entenderse como la porci¾n de
bienes de los cuales el testador no puede disponer, por haberla reservado la ley a
determinados herederos, llamados por esto herederos forzosos. He ahÝ, la raz¾n por
la cual en el testamento participan, en realidad, la voluntad del de cujus y la
disposici¾n de la ley.
Jurisprudencia
El art., que no tiene equivalencia en el Cgo. italiano y sÝ mas bien, con una
total coincidencia, en el art. 659 del Cgo. espa±ol, se±ala los lÝmites o extensi¾n de
la herencia, dando asÝ, de Ústa, una verdadera definici¾n. Comprende, pues, la
generalidad del patrimonio hereditario, sin distinguir ni el activo ni el pasivo del
causante. La herencia, por sÝ sola, puede inclusive llegar a constituir una entidad
jurÝdica con personalidad para representar derechos y obligaciones (Scaevola), como
sucede en el caso de la llamada herencia yacente, que es la que aun no ha sido
adida o aceptada. Mientras conserva esta cualidad, subsiste la personalidad del de
cujus para los efectos legales, v. gr., la venta de bienes hereditarios para sufragar
gastos, que se hace a nombre del causante, por un curador nombrado al efecto, cual
lo consigna el art. 528 del Cgo. italiano, en funci¾n de l¾gica consecuencia con el
plazo de 10 a±os que se±ala para aceptar o repudiar la herencia en su art. 480
(arts. 1029 y 1053 del C¾digo).
Heredem iusdem potestatis, iurisque esse, cuius fuit defenctus, constant (el
heredero tiene la misma potestad y derecho que el difunto; Digesto, Lib. 50, tÝt. 17,
regla 59).
Nemo plus commodi heredi suo relinquit, quam ipse habit (nadie deja a sus
herederos mßs bienes que los que Úl tuvo (Digesto, Lib. 50, tÝt 17, regla 120).
Con relaci¾n a los privilegios (arts. 1337 y 1341), el principio contenido en el
art. tiene en el Digesto (Lib. 50, tÝt 17, regla 196; citas de Scaevola), esta
reglamentaci¾n: privilegia quaedam causae sunt, quaedam personae; et ideo
quaedam ad heredem transmittuntur, quae causae sunt; quae personae sunt, ad
heredem non transeunt (unos privilegios se refieren a la causa, y otros a la persona;
los que son de la causa se transmiten al heredero; los personales no pasan a Úste).
Jurisprudencia
ART. 1004.- (Contratos sobre sucesi¾n futura). Es nulo todo contrato por el
cual una persona dispone de su propia sucesi¾n. Es igualmente nulo todo contrato
por el cual una persona dispone de los derechos que puede esperar de una
sucesi¾n no abierta, o renuncia a ellos, salvo lo dispuesto en los dos artÝculos que
siguen.
Este art. y los siguientes (1005 y 1006), contienen la regla que prohibe el
pacto de sucesi¾n futura y sus excepciones.
Es vßlida la convenci¾n relativa a una sucesi¾n abierta (art. 606 y s.), por
virtud de la cual el heredero puede ceder sus derechos en la sucesi¾n. En cambio,
estß prohibido todo contrato que tenga por objeto una sucesi¾n todavÝa no abierta,
esto es, una sucesi¾n futura, sea que se trate de la sucesi¾n propia (con
intervenci¾n del de cujus en el contrato), sea que se trate de la sucesi¾n ajena
(cuando un heredero contrata sobre sus derechos sucesorios eventuales).
Jurisprudencia
Jurisprudencia
3.- "Los herederos forzosos entran a ocupar el lugar del difunto en sus
derechos y obligaciones por ministerio de la ley".
(G.J. N║ 1136, p. 18).
5.- "De acuerdo al art. 485 (1007, II) del c. c. el heredero ocupa el lugar de
su causante en los bienes, acciones y derechos que Úste dej¾, lo que
importa que tiene derecho a proseguir las acciones iniciadas por el de cuius,
sin que sea necesario proveer una nueva acci¾n como se pretende por los
demandados".
(G.J. N║ 1608, p. 37).
6.- "Los herederos entran a suceder al de cuius, no s¾lo en sus bienes sino
en sus acciones y derechos, de acuerdo al art. 485 (1007, II) del c. c.".
(G.J. N║ 1614, p. 107).
7.- "Cuando se entabla acci¾n contra persona fallecida, la demanda se dirige
contra sus herederos, porque seg·n el art. 485 (1007, II) del c. c.,
concordante con el 155 (132) del Procedimiento de la materia, los herederos
ocupan el lugar dejado por el difunto, entrando en todos sus bienes, acciones
y derechos".
(G.J. N║ 1618, p. 126).
8.- "Seg·n precept·a el art. 1007, II) del c. c., de cualquier clase que sean, los
herederos contin·an la posesi¾n de sus causantes desde que se abre la
sucesi¾n".
(G.J. N║ 1749, p. 116).
9.- VÚase los casos 4 del art. 1002; ·nico del 1016; 3 del 1083; 2 del 1102; 6
del 1176; 9 del 1220 y 25 del 1289.
CAPITULO II
DE LA CAPACIDAD DE SUCEDER
Jurisprudencia
DE LA INDIGNIDAD
Para suceder no basta ser capaz, esto es, con tener la personalidad o existir
al momento de la apertura de la sucesi¾n. Es necesario, ademßs no ser indigno de
recibir la herencia.
Una persona capaz de herederar puede verse en ciertas circunstancias,
impedida por la ley de recibir la herencia de determinado causante por haber
incurrido en indignidad contra Úste. El asesino -dice Kipp- no puede heredar a quien
ha asesinado.
Hay indignidad de herederar, cuando la ley priva con efectos retroactivos (art.
1012) a determinadas personas de un derecho sucesorio que le habÝa sido deferido
en virtud de la ley sea por causa de muerte o de una disposici¾n testamentaria con
respecto a un determinado causante por haber cometido ciertos delitos graves
se±alados taxativamente por la ley (Enneccerus).
Seg·n los casos que enumera el art., la ley establece que quien incurre en
uno de los supuestos en ellos contenidos no es merecedor de obtener el beneficio
patrimonial que supone la sucesi¾n. Esto no importa que el indigno no se convierta
en sucesor porque no es incapaz de suceder y puede inclusive suceder: pero, por
efecto de la indignidad no puede continuar siendo sucesor, sÝ alg·n interesado hace
valer en juicio, frente a Úl, la causa de indignidad que le afecta, a tenor del aforismo
pertinente: potest capere, sed non potest retinere (Messineo).
Otra cuesti¾n, que ocup¾ a los autores fue la distinci¾n entre las causas de
indignidad y las de desheredaci¾n. Pothier, fue quien primeramente las consider¾
idÚnticas y su teorÝa ha sido seguida por la mayorÝa de los tratadistas y en la
prßctica por la mayor parte de los c¾digos. El francÚs de 1804, suprimi¾ la
desheredaci¾n del Derecho Romano s¾lo mantuvo la indignidad. El Cgo. abrg. (arts.
523 a 530), regul¾ la exheredaci¾n (desheredaci¾n) sobre la base de la mayor
parte de las causales de indignidad, de la cual no se ocupa. El Cgo. alemßn o el
cgo. italiano de 1942, modelo del c¾digo siguiendo en la materia de orientaci¾n de
su precedente de 1865, no se ocupan de la desheredaci¾n y han reducido todas las
antiguas causales de Ústa a las precisas de la indignidad de suceder.
Los casos 1 y 3 del art. 1009, han sido examinados en la anotaci¾n al art.
679 (revocaci¾n de las donaciones por ingratitud). A lo dicho en ella, respecto del
caso 1), ha de agregarse que la indignidad, s¾lo existe cuando el heredero ha sido
condenado. Se requiere una condena definitiva pues si el culpable fallece antes de
la condena o si la acci¾n penal prescribe, no habrß indignidad. Por el contrario, el
indulto posterior a la condena deja subsistente la indignidad. En el caso 3), tambiÚn
ha de existir sentencia condenatoria contra el delator calumnioso o responsable de
falso testimonio, para que proceda la indignidad.
El caso 1) del art. 1009, como su modelo del Cgo. italiano, requiere un modo
expreso para la declaraci¾n de indignidad: que el atentado se cometa
voluntariamente. Es claro que si falta la voluntad cuando el sujeto no es due±o de
sÝ, por lo tanto, no es responsable porque falta la base absolutamente
imprescindible para la sanci¾n penal, conforme a la noci¾n que de ella dan los arts.
8 y 13 del c.p. Cuando el autor obra bajo el influjo de causas eximentes o es
inimputable, no hay propiamente voluntad de delinquir conforme ya se anot¾ en el
art. 679.
Para los terceros, que contratan con el indigno sobre bienes de la sucesi¾n,
Úste debe considerarse como heredero, ya que para ellos tiene apariencia de tal.
Los terceros que act·an asÝ, vÝctimas de un error com·n e invencible, no deben ser
obligados a restituir como en todos los casos en que la restituci¾n en especie sea
imposible, correspondiendo a los interesados reclamar del indigno el valor de los
bienes que no se pueda recuperar (Planiol y Ripert, Mazeaud).
SECCION I
DISPOSICIONES GENERALES
Fte: para I: Cgo. fr. 775 - para II: Cgo. it. 321 - 374 - 394 -
Precd: c. c. abrg. 542 - 547 -
Conc: c.f. 266 - 270 - 300 - 316 - p.c. 648 - 651 -
c. c. 1025 - 1029 - 1445 - 1446 -
Qui totam hereditatem acquirere potest, is pro parte eam scindenadire non
potest (el que puede adquirir toda la herencia, no pude adquirir una parte, y dejar
sin adquirir la otra) dice el Digesto, (Lib. 29, tÝt. 2, ley 1; cit. Scaevola).
II. El tÚrmino para demandar la anulaci¾n es de treinta dÝas contados desde que
ces¾ la violencia o desde que se descubri¾ el error o el dolo.
Se aplican a la opci¾n las reglas de los vicios del consentimiento (art. 1020),
con algunas reservas derivadas de la particularidad de la opci¾n: la violencia, vicia
la opci¾n en las mismas condiciones que en los contratos; el dolo es causa de
anulaci¾n, sea quien sea el autor, porque siendo la opci¾n un acto unilateral, no
puede provenir del otro contratante (Mazeaud). Si el error recae sobre la identidad
de la sucesi¾n, prßcticamente no se ha ejercido la opci¾n que se mantiene
pendiente. En cuanto a la lesi¾n, no es causa de nulidad de la aceptaci¾n o de la
renuncia (Mazeaud). La prescripci¾n de la acci¾n de anulabilidad, que se±ala el
inciso II, es de treinta dÝas, sin que se sepa la raz¾n que haya inducido a se±alar
un plazo tan asombrosamente breve, cuando el modelo italiano en el art. 482, se±ala
un plazo de cinco a±os, desde que ha cesado la violencia o se ha descubierto el
dolo.
Fte: Cgo. esp. 997 (para I) - Cgo. it. 524 (para II) -
Precd: c. c. abrg. 550 -
Conc: c. c. 1445 - 1446 -
Los acreedores del heredero, ademßs, por aplicaci¾n de la misma regla del
art. 1021, II y del art. 1446, pueden valerse de la acci¾n pauliana, cuando aquÚl
mßs que en negligencia, incurra en fraude. El caso se presenta, cuando el heredero
ejerce su opci¾n, adoptando una decisi¾n con pleno conocimiento de causa, en
detrimento de sus acreedores, sea porque con ella se vuelve insolvente o aumenta
su insolvencia, al aceptar una sucesi¾n deficitaria, sea porque renuncia a una
sucesi¾n con activo superior al pasivo y cuya aceptaci¾n le habrÝa permitido
suprimir o aminorar su propia insolvencia.
Messineo, considera que la franqueada por el art. 1021 (524 del C¾digo
italiano), es un acci¾n por sÝ misma, aunque con un parentesco conceptual con la
acci¾n subrogatoria (oblicua) y con la acci¾n revocatoria (pauliana). Se diferencia -
dice- de la pauliana, porque no se exige demostraci¾n de fraude alguno y basta el
extremo objetivo del da±o. De la oblicua, porque la omissio adquirendi, no se debe a
un descuido (negligencia del deudor), sino a un acto explÝcito: la renuncia, y porque
su efecto no hace adquirir elementos patrimoniales al patrimonio del renunciante,
conclusi¾n esta ·ltima que no es exacta, una vez que esa adquisici¾n se produce,
por efecto de la liberaci¾n de la obligaci¾n del renunciante respecto del acreedor.
Jurisprudencia
Fte: Cgo. fr. 777 - Cgo. esp. 989 (para primera fase) - Cgo. it. 521
(para segunda fase) -
Conc: c. c. 1007 - 1030 - 1042 -
ART. 1023.- (Plazo para pedir judicialmente al heredero que acepte o renuncie
la herencia).
I. Cualquier persona interesada puede pedir al juez, transcurridos nueve dÝas del
fallecimiento del de cujus, que fije un plazo razonable, el cual no podrß exceder a
un mes, para que en ese tÚrmino el heredero declare si acepta o renuncia la
herencia.
II. En ese plazo debe el heredero declarar que acepta la herencia en forma pura y
simple, o que renuncia a ella, o que se acoge a los plazos y procedimientos para la
aceptaci¾n con beneficio de inventario optando por una de las alternativas se±aladas
en el artÝculo 1033, siempre y cuando al momento de optar no hubiera prescrito su
derecho conforme al artÝculo 1032.
III. Vencido el plazo de un mes sin que el heredero haga la declaraci¾n se tendrß
por aceptada la herencia en forma pura y simple.
Los arts. 1029 y 1053, se±alan diez a±os de plazo para aceptar pura y
simplemente la sucesi¾n o renunciar a ella. Los acreedores u otros interesados, que
pueden ser herederos subsiguientes (v. gr., de segundo rango o sustitutos legatarios,
etc.), y que tambiÚn tienen derecho a la opci¾n, no estßn obligados a esperar
pacientemente la expiraci¾n de esos plazos y pueden forzar al heredero negligente
a manifestar su opci¾n en el plazo que se le haga se±alar por el juez.
Jurisprudencia
Tocante al parßgrafo III, tÚngase presente este principio del Digesto (Lib. 42,
tÝt. 4, ley 4): sed et is, qui miscuit se, contrahere videtur (el que hace gestiones de
heredero parece que contrae).
Jurisprudencia
1.- "Se acept¾ tßcitamente la herencia (al) haber realizado la venta de varios
objetos de la testamentaria... enajenaciones que lejos de constituir
procedimientos conservatorios de inspecci¾n o administraci¾n provisoria,
importan actos dispositivos de pleno dominio".
(G.J. N║ 781, p. 22).
2.- "Se reconoce que aceptaron tßcitamente la herencia por el hecho probado
de haber concurrido, como herederos, a un juicio sobre cobro de una deuda y
en el que opusieron excepci¾n de citaci¾n previa de los coherederos y la
divisibilidad del crÚdito".
(G.J. N║ 830, p. 31).
Jurisprudencia
II. El plazo se cuenta desde que se abre la sucesi¾n, o desde que se cumple la
condici¾n cuando la instituci¾n de heredero es condicional.
Con muy buen criterio Mazeaud, se±ala que no es con la aceptaci¾n pura y
simple que se adquiere los derechos y obligaciones del difunto (art. 1030). La
adquisici¾n de los derechos y obligaciones del de cujus, por provenir de la sucesi¾n
y no de la aceptaci¾n, se produce desde el dÝa de la muerte de aquÚl (doctrina del
art. 1007). Eso es lo que se quiere expresar -a±ade- cuando se dice que la
aceptaci¾n obra retroactivamente (art. 1022), al dÝa de la apertura de la sucesi¾n.
Lo que en realidad hay, en los efectos de la aceptaci¾n pura y simple, es que el
heredero al aceptar pura y simplemente, renuncia a la facultad de renunciar o a la
aceptar con beneficio de inventario: consolida un derecho adquirido anteriormente
con todas sus consecuencias, que son las se±aladas en el art., con carßcter
irrevocable (art. 1021), porque la aceptaci¾n pura y simple torna definitiva la
situaci¾n del heredero, quien no puede volver sobre ella. Por eso, la ley de Partida
se±alada entre las fuentes del art., dice: ... deue pagar las mandas o las debdas
cumplidamente el heredero, si non fizo inventario al plazo que le fue puesto...
SECCION III
Scaevola, critica el C¾digo espa±ol, cuyos arts. 1010 y 1019 contienen reglas
similares a las de los arts. 1033 y 1035 del C¾digo, porque considera que con ellas
se ha dado un paso atrßs en al avance legislativo, al reponer el derecho de deliberar
como instituci¾n, aspecto sobre el cual se trata con dichos arts. 1033 y 1035.
Jurisprudencia
7.- "El inventario conforme a los arts. 558 (1034) del c. c. y 599 (649) del
p.c., de una sucesi¾n para ser valedero jurÝdicamente debe efectuarse
previa citaci¾n de todos los legatarios, acreedores e interesados,
pudiendo tambiÚn designarse peritos tasadores".
(G.J. Nro. 1160, p. 19).
De acuerdo a la regla del art., el plazo para aceptar una sucesi¾n con
beneficio de inventario, es de seis meses a partir del dÝa de la apertura de la
sucesi¾n. Presentada la declaraci¾n expresa sobre la aceptaci¾n con beneficio de
inventario (arts. 1031 del Cgo. y 648 del p.c.), los acreedores, pueden intervenir en
el procedimiento voluntario correspondiente, para mejor defensa de sus derechos e
intereses (art. 651 del p.c.).
Jurisprudencia
2.- "La prescripci¾n establecida por este art. (1032), se refiere ·nicamente
al derecho de aceptar la herencia bajo beneficio de inventario".
(G.J. Nro. 553, p. 11).
Los arts. 1033 y 1035, implantan (no reimplantan, porque el Cgo. abrg. con
buen criterio ignor¾ la materia), el derecho de deliberar que, como se ha dicho,
supone un paso atrßs hasta una instituci¾n que ya Justiniano habÝa repudiado y
que no trae ninguna utilidad prßctica y sÝ, mßs bien, motivo de innecesarias
confusiones. Hay marcada diferencia entre ambas instituciones. En el beneficio de
inventario, el heredero acepta previamente la herencia, con el privilegio de recibir
todas las ventajas y quedar libre de todas las responsabilidades. En el derecho de
deliberar, en cambio, la aceptaci¾n es posterior, fruto del conocimiento de los
diversos aspectos de la sucesi¾n que se adquiere mediante el inventario. La falta de
una exposici¾n de motivos, impide conocer las justificaciones que determinaron la
inclusi¾n de una instituci¾n que, seg·n los jurisconsultos, habÝa caÝdo en desuso
ya en la Edad Media y ha de convenirse con Scaevola, en que no pueden haber
razones s¾lidas para justificar el desacreditado y de muchos siglos desacostumbrado
derecho de deliberar. En el derecho antiguo, tenÝa explicaci¾n en la consideraci¾n
de respeto para examinar reservadamente las cuentas privadas del difunto, que
acaso no se consiga con el beneficio de inventario. Pero, el plazo que se concede
por el art. 1023, I) -cuya fuente estß en los arts. 1004 y 1005 del Cgo. espa±ol,
antes en el 481 del modelo italiano citado como tal en la primera edici¾n de esta
obra- a instancia de interesados, puede satisfacer suficientemente los requisitos de
una deliberaci¾n reservada (Scaevola).
Vencidos los tÚrminos para la facci¾n del inventario y para deliberar, sin que
el heredero manifieste su opci¾n, Úste serß considerado renunciante (art. 1035, II).
Esta es la diferencia de las consecuencias del vencimiento del tÚrmino en la
aceptaci¾n con beneficio de inventario sin derecho de deliberar, en la cual la no
facci¾n del inventario en el plazo se±alado, constituye el heredero en aceptante puro
y simple (art. 1034).
Fte: Cgo. fr. 795 (para I) - Cgo. it. 485, 2) y P. 6¬ tÝt. 6, ley 5 (para II) -
Precd: c. c. abrg. 559 -
Conc: p. c. 649 - 663 -
c. c. 1025 - 1035 -
N¾tese la diversa consecuencia en los supuestos del art. 1034 y de este art.
En el primer caso, al transcurso del tiempo sin que se haya faccionado el inventario
en el plazo se±alado, el heredero es considerado aceptante puro y simple. En el
segundo caso, transcurridos los plazos para la facci¾n del inventario o para la
deliberaci¾n, el heredero es reputado renunciante.
Este art. tiene su fuente en el art. 1025 del Cgo. espa±ol y, con mßs
exactitud, en el 853 del Proyecto espa±ol de 1851, tomado en el art. 3367 del Cgo.
argentino, del que a su vez se adopt¾ el texto del art. 562 del c.c. abrg. (seg·n la
reforma propuesta en 1909, citada por H. Siles) que dio lugar a la ley de reformas
de 20 de Septiembre de 1912.
Jurisprudencia
Fte: Cgo. fr. 830, 1║) (para I) - Cgo. it. 460 - 482 (para II) -
Precd: c. c. abrg. 564, 1║) -
Conc: c.f. 266 - 316 - p.c. 164 -
c. c. 1040 - 1044 - 1050 -
Fte: Cgo. it. 492 (para I) - Cgo. fr. 807, 2║) (para II) -
Conc: c. c. 943 -
Jurisprudencia
2.- "El art. 566 (1040) del c. c. (dispone que para) vender los bienes, sean
muebles o inmuebles, cuando hay acreedores, se debe ocurrir al juez
quien los mandarß sacar a subasta p·blica, previa tasaci¾n".
(G.J. Nro. 920, p. 46).
3.- "El art. 566 (1040) del c. c. rige el beneficio de inventario, sus efectos
y las obligaciones del heredero beneficiario y faculta al heredero a
ocurrir al juez para que mande la subasta p·blica de los bienes y no
regla nada relativo a la venta de los bienes comunes que el objeto del
presente pleito".
(G.J. Nro. 1258, p. 76).
4.- "Se debe recabar la correspondiente autorizaci¾n judicial para las
ventas que deben verificarse en p·blica subasta y previa tasaci¾n
conforme al art. 566 (1040) del c. c.".
(G.J. Nro. 1277, p. 48).
Por consecuencia del efecto 2║), que es el distintivo de esta figura jurÝdica, el
heredero s¾lo queda obligado a pagar las deudas y demßs cargas de la herencia,
hasta donde alcancen los bienes de la misma. Por consecuencia del mismo efecto
2║), el heredero conserva todos los derechos y acciones que tenÝa contra el finado.
Puede por lo tanto reivindicar sus bienes, demandar la rescisi¾n de los contratos
celebrados con el de cujus (caso para el cual se nombra judicialmente un curador), y
cobrar sus crÚditos con la preferencia que le otorguen los tÝtulos correspondientes.
Entre otras consecuencias de la separaci¾n de patrimonios, puede tambiÚn
se±alarse, la de que los acreedores del difunto, si son a su vez deudores del
heredero, no pueden oponer a Úste la compensaci¾n cuando les reclame el pago de
su acreencia. De ahÝ que, por efecto de la separaci¾n de patrimonios, efecto
primerÝsimo del beneficio de inventario, resulta ociosa la disposici¾n del caso 3║)
del art.; pues, el beneficio supone antes que todo el pago de las obligaciones de la
sucesi¾n para beneficiar luego, con su saldo, si resulta alguno, al heredero, caso en
el cual, reciÚn puede considerarse, ese saldo, parte de su patrimonio y sobre el cual
podrÝan dirigir sus pretensiones los acreedores propios del heredero.
Jurisprudencia
2.- "El beneficiario goza conforme a este art. 563 (1041) del beneficio de
no estar obligado al pago de las deudas del difunto sino hasta la
concurrencia de los bienes de Úste y de no confundir los suyos con
los de la testamentarÝa, conservando contra Úste el derecho de
reclamar el pago de sus deudas".
(G.J. Nro. 575, p. 10).
4.- "Las ventajas establecidas a favor del heredero beneficiario por este
art. (1041) impide la confusi¾n de los derechos y obligaciones del
heredero con los de la herencia".
(G.J. Nro. 736, p. 22).
6.- "Al haberse formulado aceptaci¾n por los herederos, bajo beneficio de
inventario, Ústos con tal aceptaci¾n, se descargaron de las deudas"
(de la sucesi¾n).
(G.J. Nro. 1270, p. 27).
ART. 1042.- (Renuncia al beneficio de inventario). El heredero puede
renunciar al beneficio de inventario en cualquier momento. La renuncia obra
retroactivamente y se considera al renunciante como heredero puro y simple desde
que se abri¾ la sucesi¾n.
Las reglas de este art. y del que le sigue, que debÝan haberse formulado en
orden inverso, disponen que cuando hay juicio pendiente entre los acreedores
(cuando hay oposici¾n), sobre la preferencia de sus crÚditos, serßn pagados por el
orden y seg·n el grado que se±ale la sentencia firme de graduaci¾n. Ha de tenerse
en cuenta que las acreencias deben pagarse preferentemente a los legados. No
habiendo juicio pendiente entre los acreedores (cuando no hay oposici¾n), serßn
pagados los que primero se presenten. Si constare que alguno de los crÚditos
conocidos es preferente, el pago se harß previa cauci¾n a favor del acreedor de
mejor derecho, seg·n determina el art. 567 del Cgo. abrg., concordante con todas las
legislaciones, que el C¾digo ha omitido injustificadamente. Agotado el caudal de la
sucesi¾n, si aparecen otros acreedores, Ústos s¾lo podrßn repetir contra los
legatarios, dentro de los tres a±os, desde el ·ltimo paga, para salvar su derecho de
la caducidad.
ART. 1046.- (Pago a los acreedores y legatarios cuando hay oposici¾n).
Terminado el inventario, y si hay acreedores o legatarios que se opongan, el
heredero no puede pagar sino en el orden y de la manera dispuestos por el juez.
Jurisprudencia
ART. 1049.- (Gastos del inventario y de las cuentas). Los gastos que ocasione
el inventario y la rendici¾n de cuentas, asÝ como los de cualquier acto que dependa
de la aceptaci¾n con beneficio de inventario, se pagarßn con la masa de bienes
sucesorios con preferencia a toda otra deuda.
Jurisprudencia
1.- "Los (gastos) incluyÚndose entre ellos (los honorarios de abogado) los
de inventarios, misi¾n en posesi¾n, rendici¾n de cuentas y otros que
no han podido menos que verificarse, se considera (realizados)
legÝtimamente con estricta sujeci¾n a este art. (1049)".
(G.J. Nro. 671, p. 10).
2.- "Los gastos a que se refiere el art. 569 (1049) del c. c. son los de
formaci¾n de inventario y rendici¾n de cuentas a que se hallan
sujetos los herederos beneficiarios".
(G.J. Nro. 697, p. 12).
II. Hechos los pagos por el administrador judicial en el orden y manera se±alados
por el juez, el remanente, si hubiere, serß entregado al heredero beneficiario.
Seg·n la explicaci¾n del art. y el texto mismo de Úste, en realidad mßs que
de abandono de la sucesi¾n, se trata de abandono de la administraci¾n y
liquidaci¾n de una sucesi¾n aceptada a beneficio de inventario. Pero el abandono
debe ser total, esto es, abarcar todos los bienes de la sucesi¾n.
II. Este derecho caduca a los tres a±os contados desde el dÝa en que el juez
aprob¾ las cuentas del administrador judicial y el heredero recibi¾ el remanente.
DE LA RENUNCIA A LA HERENCIA
Son atinentes al precepto las reglas del derecho romano siguientes: is potest
repudiare, qui et adquirere potest (puede repudiar aquel que puede adquirir; Digesto,
Lib. 29, tí t. 2, ley 18). Ommes licentiam habere his quae pro se introducta sunt,
renuntiare... (los derechos son renunciables; Codex, Lib. 2, tí t. 3, ley 29; citas de
Scaevola).
Jurisprudencia
1.- "Por regla general consignada en este art. 548 (1052) no hay renuncia
tácita de herencia, debiendo hacérsela precisamente ante el juez
(competente)".
(G.J. Nro. 485, p. 14).
2.- "No habiendo la heredera renunciado a la sucesión de su madre en la
manera indicada (por la ley) tampoco puede oponérsele la renuncia
tácita presunta".
(G.J. Nro. 485, p. 14).
4.- "Se observa fielmente los arts. 547 y 548 (1016, II y 1052) al
desestimar la renuncia de herencia hecha por el curador ad litem de
los menores, que no tení a más facultad que la de representarlos en el
juicio especial que le fue encargado, porque esa renuncia debe
hacerse por los tutores de los menores".
(G.J. Nro. 709, p. 27).
5.- "Los acreedores del que renuncia una herencia sólo tienen acción para
ocurrir al juez pidiendo autorización para aceptar la herencia
ocupando, en su caso, el lugar del renunciante".
(G.J. Nro. 843, p. 25).
Jurisprudencia
Jurisprudencia
Tiene sus orí genes en la separatio bonorum de los romanos, que, como su
mismo nombre lo indica, producí a una separación absoluta del patrimonio sucesorio
y del propio del heredero. Los acreedores del de cujus, cobraban del patrimonio
sucesorio, sin derecho alguno sobre el del heredero. Desde Justiniano, el privilegio
se extendió a los legatarios (Mazeaud).
Rige para toda sucesión, sea testamentaria, sea ab-intestato. Los acreedores
del heredero, sólo tienen derecho al saldo del activo sucesorio, que resulta después
del pago í ntegro a los acreedores del de cujus.
III. En cuanto a los inmuebles y muebles que pueden ser hipotecados, el derecho
de separación se ejerce mediante la inscripción del crédito o del legado sobre cada
uno de esos bienes en los registros respectivos haciéndose constar en ellos los
nombres del de cujus y del heredero, y que se inscriben a tí tulo de separación de
bienes, aplicándose a este caso las normas sobre las hipotecas.
Debe ser intentado en el plazo de seis meses, desde que fue abierta la
sucesión, vencido el cual el caduca el derecho a la acción.
SECCION I
Según las regulaciones de este Capí tulo, el Código sigue el sistema que
acepta el principio de la legí tima, que hace prevalecer el criterio restrictivo de la libre
disposición de los bienes para después de la muerte en casos determinados, frente
al de la liberalidad de testar que propugna la facultad absoluta de distribuir sin
limitación ninguna el patrimonio propio en consideración al hecho del fallecimiento.
De dichos conceptos, deriva que la legí tima es un derecho mortis causa sobre
los bienes del causante (Scaevola), por cuya consecuencia su valor ha de fijarse
atendiendo al que los bienes que el de cuius deja tienen en la época de su muerte y
deducidas que hayan sido las deudas, conforme declara el Digesto (Lib. 4, tí t. 16, ley
165, cit. Scaevola): venisse ad heredem nihil intelligitur, nisi deducto aere alieno.
Jurisprudencia
1.- "Es inoficiosa y nula la institución del heredero extraño con preterición
de la hija, heredera forzosa, que no puede ser privada de la herencia
sino por causa de exheredación".
(G.J. Nro. 454, p. 831).
5.- "Siendo los hijos herederos forzosos de sus padres, entran a ocupar el
lugar, acciones y derechos de ellos, a su muerte, por ministerio de la
ley y, a este tí tulo, pueden concurrir por derecho de representación, a
la sucesión de sus abuelos".
(G.J. Nro. 1102, p. 3).
6.- "Entre los herederos legales, los únicos que tienen calidad de forzosos,
llamados por ministerio de la ley, y a quienes la misma les asegura su
legí tima, en la masa hereditaria, son los descendientes y ascendientes
y el cónyuge supérstite".
(G.J. Nro. 1119, p. 25).
7.- "El derecho de disponer de los bienes a tí tulo gratuito, sea por acto
entre vivos o por testamento, para los que tienen herederos forzosos,
está limitado".
(G.J. Nro. 1175, p. 19).
9.- "Todos los hijos -sin distinción de origen- son herederos forzosos, de
acuerdo al art. 132 (195) de la Constitución Polí tica, que acuerda a
todos ellos iguales derechos".
(G.J. Nro. 1225, p. 80).
10.- "Los hijos naturales reconocido son herederos forzosos de sus padres".
(G.J. Nro. 1234, p. 34).
11.- "Los herederos forzosos tienen la legí tima hereditaria que les asigna la
ley, no pudiendo el de cujus privarles de ella sino mediante
exheredación motivada y declarada en sentencia ejecutoriada".
(G.J. Nro. 1237, p. 52).
12.- "La hija natural del de cujus tiene preferente derecho a la sucesión de
su padre frente al derecho de representación de la hija legí tima del tí o,
por aplicación del art. 132 (195) de la Constitución Polí tica".
(G.J. Nro. 1276, p. 16).
14.- "La sucesión forzosa tiene lugar por ministerio de la ley, hágase o no
testamento".
(G.J. Nro. 1290, p. 67).
15.- "Los hijos descendientes, según el art. 505 (1059) del c. c., son
herederos forzosos de sus padres y ascendientes, así como éstos lo
son de sus hijos cuando no dejan posteridad".
(G.J. Nro. 1300, p. 112).
16.- "Según el art. 505 (1059 y s.) son herederos forzosos los hijos, los
descendientes y ascendientes por su orden y grado, y los esposos
sobrevivientes, de sus padres, ascendientes y esposos finados, en
todos los bienes de cualquier clase que fuesen".
(G.J. Nro. 1495, p. 76).
17.- Véase los casos Nos. 2 y 3 del art. 1083; 7 del art. 1109.
Jurisprudencia
ART. 1061.- (Legí tima del cónyuge). Si el difunto no deja descendientes ni hijo
adoptivo, ni ascendientes, la legí tima perteneciente al cónyuge es de las dos terceras
partes del patrimonio; la tercera parte restante constituye la porción disponible que el
de cujus puede destinar a liberalidades, sea mediante donaciones o mediante
legados, en favor de sus parientes o extraños.
ART. 1062.- (Concurrencia del cónyuge con hijos). Si el difunto ha dejado uno
o más hijos y cónyuge, la legí tima de todos ellos y la porción disponible es la misma
señalada en el artí culo 1059.
ART. 1064.- (Legí tima del conviviente en las uniones conyugales libres). Se
aplican al conviviente las reglas establecidas en los tres artí culos anteriores.
Fte: Cgo. it. 549 - Cgo. esp. 816 - 817 - Cgo. arg. 3598 - 3599 -
Conc: c. c. 1004 - 1059 y s. - 1068 -
1.- "Los herederos voluntarios (instituí dos por voluntad del testador, quiere
decir) son excluí dos por el heredero forzoso".
(G.J. Nro. 1266, p. 71).
2.- Véase los casos Nos. 13 del art. 1059, y 20 y 22 del art. 1107.
SECCION II
Jurisprudencia
Jurisprudencia
1.- "Deben descontarse en la partición los valores que por cualquier tí tulo
hayan recibido los hijos o nietos, a no ser con claúsula expresa de
mejora".
(G.J. Nro. 612, p. 7).
Reconstituí do el conjunto de los bienes tal y como existí an antes de los actos
de disposición, esto es, agregados a los bienes existentes al momento de la muerte
(saldo del activo, deducidas las deudas) aquéllos que fueron dispuestos a tí tulo
gratuito, se forma el caudal o masa de cálculo que servirá para determinar la
porción disponible.
Jurisprudencia
V. el caso Nº 5 del art. 1254.
El art. regula el caso del inmueble donado o legado que no admite cómoda
división para el supuesto de la reducción. Atiende primero el interés de los
legitimarios, adjudicando la cosa objeto de la donación a ellos, cuando el excedente
reducible supera la cuarta parte de la porción disponible del de cujus, sin perjuicio
del derecho del beneficiario de la liberalidad, a ser reembolsado en el valor del
saldo, que le corresponda hecha la reducción. No siendo así , el inmueble quedará
para el donatario o legatario, es decir, cuando el excedente reducible no excede la
cuarta parte de la porción disponible, con la obligación de compensar en dinero a los
legitimarios. En sí ntesis, se reconoce preferencia al que tiene mayor interés
cuantitativo en la cosa, con reciprocidad del abono en dinero del haber
correspondiente, al que no se quede en el inmueble. El párrafo III del art., no
necesita mayor explicación.
Por virtud del parágrafo III, que obliga restituir los frutos sólo desde el dí a de
la notificación con la demanda, no cabe que ellos sean reclamados desde el dí a de
la donación, o de la institución de heredero o del legado.
II. Esta acción debe ejercerse siguiendo en su orden las fechas de las
enajenaciones, comenzando por la última. Contra los terceros adquirentes se puede
pedir también que restituyan los bienes muebles, objeto de la donación, salvos los
efectos de la posesión de buena fe.
II. La misma regla se aplica cuando el heredero legal haya muerto antes de
abierta la sucesión o no pueda recibir la herencia por cualquier causa determinada
por la ley.
De ahí que en la regla del art. que se refiere a la sucesión ab-intestato, que
es una originalidad innecesaria del Cgo. español según Scaevola, falta en el derecho
de acrecer la naturaleza especial de la disposición conjunta, que da vida al
acrecimiento en las disposiciones testamentarias como su elemento necesario. La
generalidad de las legislaciones, instituyen este derecho como uno que no tiene
lugar sino en las disposiciones testamentarias (v. gr. art. 3810 del Cgo. argentino).
La ley interpreta la voluntad presunta del testador, cuando los herederos o legatarios
son llamados conjuntamente a la misma cosa en el todo de ella (Machado). El propio
Cgo. italiano, modelo del Código, no se ocupa para nada de la sucesión ab-intestato
en la sección correspondiente al derecho de acrecimiento (arts. 674 y s.). Resulta
así , la del art. una regla de todo punto innecesaria si, además, se tiene en cuenta
que en la sucesión legal (ab-intestato), según el propio Código, la herencia
corresponde a los parientes más próximos en grado por partes iguales y que los más
próximos excluyen a los más remotos, salvo el derecho de representación (arts. 1086
y 1087).
La disposición del parágrafo II, que está repetida en el parágrafo IV del art.
siguiente (1079) relativo al acrecimiento entre herederos testamentarios, no opera en
la forma tan simplemente establecida por ella, por virtud de las reglas relativas al
derecho de representación (art. 1089) que predomina sobre el acrecimiento. Por eso,
el Cgo. modelo, en el apartado cuarto de su art. 674, omitido en la adopción de los
codificadores, dice:
La regla del parágrafo II en examen, como la del IV del art. siguiente, que
luego se examinará, sin la salvedad oportuna del Cgo. modelo, supone una
contradicción con las reglas de los arts. 1089 y s. (v. la anot. al art. siguiente, al
respecto).
Fte: Cgo. it. 674 (para I y II) - Cgo. fr. 786 (para III) - P. 3, tí t. 9, ley 33 (para
IV) -
Conc: c. c. 1089 - 1168 -
Según las reglas del art. en examen, entonces, el acrecimiento supone una
porción vacante, vacancia que se produce por la premuerte del heredero o legatario,
por la renuncia y por la incapacidad de recibir la herencia o el legado por alguna de
las causas que la ley señala. Entre estas causas que señala la ley, ha de tenerse en
cuenta: a) las de indignidad (art. 1009 y s.); b) las de desheredación (arts. 1173 y
s.); c) los casos de incumplimiento, de la condición impuesta en la institución
condicional (art. 1161), del término inicial (art. 1162) o de la carga (art. 1167); d) el
caso de la persona cuya existencia se ignora, según las normas fijadas por el art.
48; e) en el caso de nulidad de la disposición testamentaria (art. 1207), v. gr. si ella
se otorga con error de nombre, apellido o cualidades del heredero conjunto. La
porción de éste queda vacante y debe pasar a los coherederos unidos
conjuntamente (Scaevola), pero siempre salvo el derecho de representación, en los
casos pertinentes.
Fte: Cgo. it. Cgo. it. 678 (para I) - Cgo. arg. 3818 (para II) -
Cgo. it. 678, i. f. (para III) -
Conc: c. c. 216 - 1187 -
El parágrafo II del art. ha sido tomado del Cgo. arg. (art. 3818), que señala la
consecuencia indicada en él a menos que el testador haya dispuesto o permitido
expresamente el acrecimiento. El parágrafo III, tomado del art. 678 in fine del Código
modelo, establece la consecuencia que señala en el supuesto de que no opere el
derecho de representación, tal cual en el caso del legatario (prg. II art. anterior).
Esto muestra duplicación de reglas con soluciones contradictorias, tomadas de
diferentes fuentes sin la debida evaluación de sus alcances y su verdadero
significado.
ART. 1082.- (Efectos del acrecimiento).
I. La adquisición del acrecimiento tiene lugar por el sólo ministerio de la ley.
II. Los coherederos o los legatarios beneficiados con el acrecimiento, se sustituyen
en las obligaciones a que estaba sometido el heredero o el legatario que falta,
excepto en las obligaciones de carácter personal.
III. No habiendo lugar al acrecimiento, los herederos legales o el gravado se
sustituyen en las obligaciones que pesan sobre el heredero o el legatario que falta,
excepto en las obligaciones de carácter personal.
La razón del prg. III, es la misma que la señalada para el prg. II, en la fase
inicial del acápite anterior.
T I T U L O II
DE LA SUCESION LEGAL
CAPITULO I
DISPOSICIONES GENERALES
Intestati proprie apellantur, qui, quun possent testamentum facere, testato non
sunt (propiamente se dice que murieron sin testamento los que, pudiendo hacerlo, no
lo hicieron; Lib. 38, tí t. 17, ley 1).
Intestatus est, non tantum qui testamentum non fecit, set etiam cuius
extestamentuo hereditas adita non est (muere intestado, no sólo el que no hizo
testamento, como aquel cuya herencia testamentaria no fue adida (Lib. 50, tí t. 16, ley
64).
Las reglas de esta trasmisión son las mismas, cualesquiera que sea el origen
de los bienes del de cujus, de acuerdo al llamado principio de la unidad de sucesión.
Sólo se admite excepción para los bienes donados al de cujus y que se encuentran
en su sucesión, los cuales, en ciertos casos, están sometidos a una trasmisión
sucesoria especial, que los autores llaman anómala (anormal), diferente de la
trasmisión de la sucesión ordinaria, porque en lugar de ir a poder de los sucesores
ordinarios, los bienes se trasmiten al donante: reversibilidad de las donaciones,
dispuesta por el art. 671 (Mazeaud).
Jurisprudencia
2.- "Según lo dispuesto por el art. 504 (equivalente en parte al 1083) del
c. c., la ley reconoce dos especies de herederos: los legales y los
voluntarios; entre los legales unos son forzosos, llamados por
ministerio de la ley, hágase o no testamento, y otros ab-intestato
solamente".
(G.J. Nro. 1563, p. 176).
ART. 1086.- (Exclusión). En cada una de las lí neas el pariente más próximo
en grado excluye en la herencia al más lejano, salvo el derecho de representación.
Este art. (1086), sienta más que un precepto, un axioma de derecho, cardinal
y fundamental dentro de la institución de la sucesión intestada, tomada de las
Partidas (6ª, tí t. 13, ley 3, cit. Scaevola) a través de su fuente española: el que es
más propinco de aquel que fino sin testamento, deue auer los bienes del.
Igualmente el art. 568 del Cgo. italiano, fuente del 1097 del Código, distribuye
la herencia a los padres en iguales proporciones, que recién el Código en el art.
1099 lo establece expresamente para los otros ascendientes.
Parentesco, es la relación o conexión que hay entre personas unidas por los
ví nculos de la sangre, con las que descienden una de otra o que, sin descender una
de otra, proceden de una misma raí z o tronco. Los que descienden uno de otro, son
los ascendientes y descendientes; los que descienden de una misma raí z son los
hermanos, tí os, sobrinos, primos, etc., que se llaman colaterales. Los ascendientes,
descendientes y colaterales, están más o menos lejanos unos de otros y se hace
preciso conocer sus distancias, así para los matrimonios como para las sucesiones.
A tal fin, se ponen los ascendientes y descendientes en una serie o lí nea, que se
llama recta o directa y los colaterales en otra llamada transversal, colateral u
oblicua. Las distancias se llaman grados y cada generación o cada persona
engendrada, forma un grado (Escriche).
El capí tulo II del Tí tulo Preliminar del Código de familia (arts. 7 a 13), da las
reglas sobre parentesco y su cómputo. Además del parentesco por consanguinidad,
se tiene el civil o adoptivo y el de afinidad.
DE LA REPRESENTACION
Se dice por eso que el instituto en estudio constituye una excepción a la regla
fundamental de la sucesión intestada consagrada en al art. 1086, según la cual, en
las herencias el pariente más próximo en grado excluye al más remoto, salvo el
derecho de representación -añade- en los casos en que deba tener lugar ésta,
indudablemente.
En el régimen abrg. (art. 613), era requisito que el representado esté muerto
al abrirse la sucesión; no se podí a representar a una persona viviente, v. gr. al
renunciante.
Jurisprudencia
3.- "Siendo los hijos herederos forzosos de sus padres, a ese tí tulo,
pueden concurrir por derecho de representación a la sucesión de sus
abuelos".
(G.J. Nro. 1102, p. 3).
4.- "La representación en materia de sucesiones tiene por objeto colocar a
los representantes en el lugar, en el grado y en los derechos del
representado, para poder heredar al de cujus".
(G.J. Nro. 1229, p. 63).
Fte: Cgo. it. 468, 1) (para I) - Cgo. fr. 741 - Cgo. esp. 925, 1º
i.f. - Cgo. arg. 3559 (para II) -
Precd: c. c. abrg. 610 - 611 -
Conc: c.f. 8 -
c. c. 1089 - 1093 -
Jurisprudencia
Jurisprudencia
Nótese ante todo, dos defectos en la formulación del art. Su rúbrica habla de
llamamiento directo, que desde luego no es la que corresponde a la disposición
fuente del Cgo. modelo y que supone una contradicción absoluta con el texto de la
norma singular. Pues, si hay tal (llamamiento directo), no puede haber
representación. Lo opuesto a la sucesión por representación es la sucesión por
derecho propio o vacación directa (llamamiento directo), dice Messineo. Quien
sucede iure proprio (por llamamiento directo) ha de ser capaz de suceder en el
momento de la apertura de la sucesión y, en cambio, quien sucede por derecho de
representación basta que sea capaz de suceder en el momento en que subintra la
representación, cual explica claramente la disposición fuente el citado autor del
Manual.
Suceder por estirpe, supone por eso que los que sustituyen por derecho de
representación a la persona difunta, aunque sean muchos, sólo llevan todos juntos la
parte y porción que hubiera correspondido a la persona sustituí da o representada si
viviese (prg. II). Lo contrario, ocurre cuando se sucede por cabeza, o sea, por su
propio derecho. Cuando uno lleva igual porción que los demás (art. 1094, II).
Laurent (cit. Scaevola), subraya que la partición por estirpes, en el caso del
precepto, mantiene la igualdad, en oposición a la división por cabezas, que lesionarí a
a los descendientes menos numerosos. De ahí la razón de por qué el prg. II precisa
la extensión de la porción de los representantes, inequí vocamente, que no puede ser
ni más, ni menos de la que hubiera correspondido al representado, de haber
concurrido a la sucesión.
Fte: Cgo. it. 566 (para I) - P. 6ª, tí t. 13, ley 3 (para II) -
Precd: c. c. abrg. 616 -
Conc: c.s.s. 53 -
c. c. 1083 - 1089 -
Se pudo reunir los capí tulos III, IV, V y VI en uno solo, suprimiendo muchos
artí culos superfluos y henchidos de repeticiones casuistas innecesarias como los arts.
1095, 1096, 1100, 1101, por ejemplo, que podí an formularse en uno solo. Ni debe
exagerarse el casuismo -dice Scaevola- prodigándolo fuera de aquellos lugares en
que los requieren la dificultad del asunto o la especial naturaleza de la disposición,
ni ha de llenarse un Código civil con vagas fórmulas en una licencia ilimitada del
absurdo. El casuismo proporcionado y prudente facilita en mucho el conocimiento y
la interpretación de la ley (ejemplo: el notabilí simo Código alemán). Su abuso lo
hace inoportuno y estorbo evidentes.
Por la regla del art., los descendientes excluyen a todos los parientes de
cualquier otro orden. Tienen la prioridad número uno. Se explica sencillamente esta
prioridad, porque en el orden de la naturaleza, el amor primero baja: los padres
quieren ante todo a sus hijos. Con razón un adagio popular que recuerda Scaevola,
dice: más fácil es que un padre sostenga a veinte hijos, que veinte hijos a un padre.
Este adagio, según Browne Lewis (Wisdom of Israel; cit. sobre la literatura yiddish de
W. Durant: La Edad de Luis XIV), reza exactamente así : un padre mantiene diez
hijos, pero diez hijos no pueden mantener a un padre.
Los hijos y descendientes, excluyen a todos los otros herederos, sin perjuicio
de la salvedad puesta en el prg. I, vivendo, desde luego, todos los primeros, pues si
no pueden o no quieren aceptar la herencia, procederá como ya se tiene explicado,
o el derecho de acrecer o el de representación, o, en última instancia, heredarán por
derecho propio los siguientes parientes en grado.
Jurisprudencia
2.- "El derecho sucesorio entre padres e hijos, requiere para tener lugar
que la filiación de éstos esté demostrada en la forma que previene la
ley".
(G.J. Nro. 1228, p. 78).
3.- "Los de primer orden, hijos y descendientes, y los del segundo, padres
y ascendientes, así como el cónyuge supérstite respecto de los bienes
propios del de cujus y de los gananciales en ciertos casos, son
herederos forzosos y suceden por ministerio de la ley, haya o no
testamento, quiera o no el testador".
(G.J. Nro. 1476, p. 39).
4.- Véase los casos Nos. 9 y 12 del art. 1059.
ART. 1095.- (Sucesión de los hijos adoptivos). El hijo adoptivo y sus
descendientes heredan al adoptante en igualdad de condiciones con los hijos que
después de la adopción pudo llegar a tener este último, pero son extraños a la
sucesión de los parientes de dicho adoptante.
Fte: Cgo. it. 576 -
Precd: c. c. abrg. 519 - 520 - 617 -
Conc: c.f. 225 - 231 -
c. c. 1100 -
Jurisprudencia
1.- "La testadora, con perfecto derecho, ha dispuesto de sus bienes en
favor de su hijo adoptivo, que es su heredero forzoso a falta de otros
herederos de igual o mejor calidad".
(G.J. Nro. 1284, p. 74).
2.- "De acuerdo al art. 519 (1095) del c. c., el hijo adoptivo tiene en la
sucesión de sus padres, los mismos derechos que el hijo nacido de
matrimonio, por lo que al adoptado le corresponde al fallecimiento del
adoptante el derecho que le asigna esta norma".
(G.J. Nro. 1624, p. 80).
ART. 1097.- (Sucesión de los padres). Al que muere sin dejar hijos ni
descendientes suceden el padre y la madre o el que de ellos sobrevive, salvos los
derechos del cónyuge o conviviente.
Jurisprudencia
El art., en concordancia con el precepto del art. 203 del c.f. también es lógico.
Si los padres ignoraron el cumplimiento de sus deberes para con el hijo fallecido,
negándole la certidumbre de su filiación en vida, al reconocerlo post morten para el
solo fin de beneficiarse con su sucesión, merecen la condigna sanción de la ley que
niega efectos civiles al reconocimiento, fallecido el hijo. La posesión de estado,
supone que el hecho existe y equivale al reconocimiento; supone que los padres a
su manera no han eludido el cumplimiento de sus deberes naturales para con el
hijo. Luego la exclusión no procede en tal caso.
Jurisprudencia
1.- "La ley no fija la época en que deba reconocerse a los hijos (pero ha
de serlo) cuando los derechos y obligaciones (pueda ligarlos
recí procamente). La... al reconocer a sus hijas 4 años después de la
muerte de (éstas) faltaba a esa reciprocidad y acreditaba una mira
interesada".
(G.J. Nro. 372, p. 66).
ART. 1102.- (Sucesión del cónyuge). Al que muere sin dejar hijos o
descendientes ni padres o ascendientes, sucede el cónyuge.
El Código italiano de 1942, como en las legislaciones del siglo XIX (italiana de
1865, española, etc.), subsiste la preocupación de que los patrimonios no pasen de
una familia a otra por la ví a sucesoria y, sin duda alguna por ello, no se da al
cónyuge otra cosa que una cuota usufructuaria, cuando concurre con los hijos
legí timos. Además, mantiene la diferenciación en el tratamiento de los parientes
según el carácter matrimonial o extramatrimonial de su origen. Todo ello,
indudablemente, no hace de ese Código el modelo más adecuado en la materia.
Los arts. 1103 y 1104, de cuerdo a las salvedades anunciadas en los arts.
1094, 1097 y 1099, II), establecen el derecho hereditario del cónyuge en
concurrencia con los descendientes y con los ascendientes, respectivamente y no
ofrecen, en su inteligencia, mayores problemas, una vez que se haya determinado
bien el sentido y los alcances de aplicación del art. 1105.
Dicho artí culo establece, que las proporciones asignadas al cónyuge por los
dos artí culos anteriores, se aplican tanto a los bienes propios del cónyuge fallecido,
cuanto a la parte que a éste correspondí a en los bienes comunes. La completa y
cabal comprensión de esta disposición está referida, en consecuencia, a las
disposiciones del Código de familia sobre el régimen patrimonial del matrimonio. Este
régimen supone una comunidad de gananciales, que se constituye entre los
cónyuges desde el momento de la celebración del matrimonio, aunque uno de ellos
tenga más bienes que el otro o sólo tenga bienes uno de ellos y el otro no, siendo
nulo todo convenio que pretenda modificarlo o imponga una renuncia a la comunidad
(arts. 101 y 102 c.f.).
Esa comunidad, está constituí da por los bienes propios de cada uno de los
cónyuges y por bienes comunes. Los primeros, están detallados y regulados por los
arts. 103 y s. del c.f. (bienes propios por modo directo), 106 (bienes propios por
subrogación), 107, (bienes propios personales) y 108 (bienes propios por
acrecimiento). Sobre todos estos bienes, cada cónyuge tiene libre derecho de
administración y disposición. En estos bienes, el cónyuge supérstite tiene derecho,
en caso de sucesión intestada, a las cuotas señaladas en los arts. 1103 y 1104,
según concurra con descendientes o ascendientes.
Los bienes comunes, que pueden ser por modo directo (art. 111 c.f.) o por
subrogación (art. 112 c.f.) pertenecen a ambos cónyuges por partes iguales. La ley
presume la comunidad. Esta presunción es juris tantum, porque la prueba en
contrario, esto es, del carácter propio de los bienes está permitida (art. 113 c.f.),
cuando no se ha hecho una expresa declaración de bienes a tiempo del matrimonio
(art. 70 c.f.). Estos bienes comunes, son partibles por igual ente los cónyuges (art.
101 c.f.), cuando se disuelve el matrimonio, entre otras causas, por la muerte de uno
de los cónyuges (art. 123 caso 1º, c.f.). En estos bienes, según el art. 1105,
separada la mitad que corresponde al cónyuge supérstite (que no puede entrar en el
caudal sucesorio del de cujus), aquél concurre con los descendientes o ascendientes,
según los casos, en la proporción señalada en los arts. 1103 y 1104, sobre la mitad
que pertenecí a al difunto.
1.- "Si según el art. 512 (1102) del c. c. los cónyuges se heredan
recí procamente a falta de descendientes, la nulidad declarada por el
tribunal ad quem del testamento que ha omitido en la institución al
cónyuge supérstite, da cumplida aplicación a la ley".
(G.J. Nro. 1220, p. 43).
Jurisprudencia
1.- "Al haberse ordenado la partición de los bienes así como el pago de
las deudas en partes iguales, se ha procedido en la especia
legalmente, a tenor del art. 513 (1103) del c. c., que dispone que si
han quedado viudo o viuda e hijos, aquél o aquélla tendrán en la
sucesión la misma parte que cada uno de éstas".
(G.J. Nro. 1356, p. 64).
Jurisprudencia
La separación de los cónyuges (art. 155 c.f.), hace cesar la vida en común de
éstos y disuelve la comunidad de gananciales, pero deja subsistente el ví nculo
matrimonial. Sus causas están detalladas en el art. 152 del c.f. La culpa del
sobreviviente, ha de determinarse entre estas causas que autorizan la separación. La
del caso 3) del artí culo, es una nueva causa no prevista en el Código de familia,
pero que ha de considerarse complementaria para los fines que persigue la
disposición.
Jurisprudencia
3.- "Este art. 516 (1107, 3º) excluye de la sucesión deferida por el 512
(1102) en caso de separación voluntaria".
(G.J. Nro. 680, p. 27).
7.- "Según este art. 515 (1107, I), no tiene lugar la sucesión deferida a los
cónyuges cuando el matrimonio se ha contraí do in extremis y muere el
enfermo dentro de los 60 (30) dí as siguientes".
(G.J. Nro. 819, p. 13).
17.- "La separación voluntaria de los esposos por más de un año hace
perder el derecho a la sucesión entre éstos, sobre los bienes
patrimoniales (propios) según el último inc. del art. 516 (3º, 1107) del
c. c.".
(G.J. Nro. 1230, p. 88).
18.- "La actora no abandonó el hogar conyugal hasta la muerte del esposo,
quien haciendo vida irregular abandonó el hogar aunque hasta pocos
dí as antes de su fallecimiento visitaba continuamente a su esposa, lo
que demuestra que no hubo separación permanente y definitiva ni
menos que haya sido la demandante la que voluntariamente determinó
dicha separación (por lo que) tiene derecho para entrar en la sucesión
de su esposo".
(G.J. Nro. 1233, p. 101).
20.- "Si bien según el art. 512 (1102) del c.c. los cónyuges se heredan
recí procamente, la segunda parte del art. 516 (1107, 3) del mismo
Cgo. establece como excepción la pérdida de este derecho cuando
hubo separación voluntaria de los cónyuges por un año, circunstancia
que debidamente probada en la especie, justifica la validez de la
exclusión testamentaria de la esposa sobreviviente de la sucesión del
de cuius".
(G.J. Nro. 1269, p. 89).
ART. 1108.- (Sucesión del conviviente en las uniones conyugales libres). Las
uniones conyugales libres o de hecho reconocidas por la Constitución Polí tica del
Estado y el Código de Familia, producen, respeto a los convivientes, efectos
sucesorios similares a los del matrimonio.
Con referencia a este art., téngase en cuenta el art. 159 del c.f. que da a las
uniones conyugales libres o de hecho, efectos similares al matrimonio.
Entre los efectos de la muerte de uno de los convivientes, el art. 168 del c.f.,
señala que en los bienes propios del fallecido, el sobreviviente tiene una parte igual
a la de cada uno de los hijos (regla del art. 1103). Respecto de los bienes comunes,
dicho art. 168 del c.f., considera dos supuestos: en el primero, en que el conviviente
supérstite concurre conjuntamente con los hijos, lleva la mitad para sí y de la mitad
correspondiente al fallecido se distribuyen los hijos; en el segundo, cuando no hay
hijos, dice el art. 168 del c.f., que se estará a las reglas del Código civil en materia
sucesoria, esto es, se estará a las reglas de los arts. 1102 y 1104, según las
circunstancias.
Jurisprudencia
"De acuerdo al art. 194 de la Const., relativo a los efectos que producen las
uniones libres o de hecho, el concubino sobreviviente, tiene derecho
sucesorio a los bienes, acciones y derechos de su concubina muerta".
(G.J. Nro. 1622, p. 48).
CAPITULO VI
Cuando el afecto familiar no puede extenderse hacia abajo o hacia arriba, por
falta de descendientes y ascendientes, los romanos observaron que se extendí a
hací a los lados (Scaevola). En esta virtud, la lí nea colateral vino a tomar el tercer
grado de la sucesión intestada. Nótese que la del cónyuge, no se ha clasificado
como grado, porque no lo es en sí y porque concurre tanto con los de primer grado
como con los del segundo y, en ausencia de herederos de los dos primeros grados,
sucede solo, excluyendo a los del tercer grado: los colaterales.
En el Cgo. italiano de 1942, -que ha mantenido las reglas del de 1865- y del
cual se han tomado las reglas contenidas en los párrafos II de los arts. 1109 y 1110,
los unilaterales llevan la mitad de la cuota de los germanos, que según sea la cuota
viril o de hecho (que se ha discutido en la doctrina), puede ser un poco más o un
poco menos en la viril que en la de hecho, efectiva, en la cual los germanos llevan
el doble de lo que llevan los unilaterales. La legislación española dispone, para
cortar las discusiones del sistema italiano, que los germanos recibirán el doble que
los medio hermanos, de manera que hace inaplicable el sistema de la cuota viril
(Scaevola).
Jurisprudencia
1.- "Este art. 620 (1109) dispone que a falta de herederos forzosos,
entrarán a la sucesión los parientes colaterales por su orden y grado".
(G.J. Nro. 775, p. 31).
2.- "El art. 620 (1109) como en el mismo se expresa, solamente tiene
lugar a falta de herederos forzosos".
(G.J. Nro. 836, p. 19).
5.- "Los parientes colaterales son llamados por ley a la sucesión sólo
cuando el de cujus muere ab-intestato. Pero si éste instituye heredero
por testamento y lo hace en favor de personas extrañas (por no tener
herederos forzosos) los colaterales no tienen derecho para impugnar
(la institución), porque la ley no le asigna legí tima alguna".
(G.J. Nro. 1119, p. 25).
7.- "Los derechos sucesorios colaterales, sólo tienen eficacia jurí dica en
ausencia de herederos forzosos".
(G.J. Nro. 1270, p. 41).
9.- "El art. 620 (1109) del c. c., confiere el derecho de suceder a los
parientes colaterales, en el caso de no existir hijos, esposa, padres o
abuelos del difunto y, en la especie, al probar los demandantes su
calidad de hermanos de la de cuius, han acreditado su derecho a la
sucesión".
(G.J. Nro. 1624, p. 23).
Z\ \
| \ \
A \X \Y
/| \
/ C \
B | D
E |
| H
F
|
G
Supóngase como en el ejemplo anterior, que muere B después que su padre
A, sus hermanos C y D, sus sobrinos E y H y su sobrino nieto F, quien deja a su
hijo G, sobrino bisnieto (5º grado) de B. Que quedan vivos al tiempo de la muerte de
B, sólo los hermanos de su padre A, sus tí os X y Y, que son sus otros parientes
colaterales (no de la lí nea colateral descendente) en 3º grado. Por la regla del art.
1110, éstos heredan excluyendo a G (pariente en 5º grado). Si viviera F, pariente en
4º grado de la lí nea colateral descendente, excluirí a a X y Y. Los cómputos para
estos ejemplos, conforme a lo dispuesto por el art. 1088, responden a las reglas del
art. 11 del c.f.
Respecto del parágrafo II, v. la anot. pertinente al prg. II del art. anterior.
Jurisprudencia
La doctrina, considera que vacantes unos bienes, por no existir herederos del
linaje del causante o por no haberlos querido aceptar los parientes con derecho a
ello, de las dos soluciones que se ofrecen: dejarlos a merced del primer ocupante en
beneficio del interés privado, o adjudicárselos al Estado en beneficio del provecho
general, el de la utilidad social, ha de prevalecer el interés general sobre el
particular (Scaevola).
Es de interés general que exista en todos los casos un titular del patrimonio
hereditario, a fin de evitar que los bienes se conviertan en vacantes y se rompa la
continuidad de las relaciones patrimoniales. Así sea sólo para proveer a la
administración de los bienes y al pago de las deudas, el Estado queda investido de
la cualidad de sucesor, sentido en el cual la sucesión del Estado coincide con el
fenómeno de la vacancia de la herencia (Messineo).
2.- "Para que esta sucesión tenga lugar, es menester que los bienes se
hallen vacantes, por no haberse presentado el interesado que los
reclame en los términos señalados por ley: el año asignado para
aceptar o renunciar la herencia y el otro asignado a la convocatoria
por edictos".
(G.J. Nro. 1308, p. 47).
4.- "En las herencias deferidas al Estado a falta de titular legí timo de una
sucesión, según establece el art. 1111 del c. c., los bienes que las
componen se reputan vacantes, debiendo observarse, en tal caso, los
trámites especiales previstos por el art. 698 del p.c.".
(G.J. Nro. 1624, p. 195).
T I T U L O III
DE LA SUCESION TESTAMENTARIA
CAPITULO I
ART. 1112.- (Noción). I. Por un acto revocable de última voluntad una persona
capaz puede declarar obligaciones o disponer de sus bienes y derechos en todo o
en parte, dentro de lo permitido por la ley, para que ese acto tenga efecto después
de su muerte. La parte no dispuesta se sujeta a las reglas de la sucesión legal, si
ha lugar.
II. Los testamentos también pueden contener disposiciones de carácter no
patrimonial.
Jurisprudencia
3.- "El testamento o acto de última voluntad, en que una persona dispone
de sus bienes, acciones y derechos después de su muerte, debe ser
otorgado para su validez, con las formalidades que determina la ley".
(G.J. Nro. 817, p. 29).
4.- "Cuando la testadora dictaba su testamento en presencia de notario y
testigos sobrevino su muerte súbita, sin haber terminado sus
disposiciones ni suscrito el instrumento; que al declarar nulo (por lo
tanto) y sin valor el referido testamento se ha aplicado debidamente la
ley".
(G.J. Nro. 889, p. 57).
6.- "El testamento como acto de última voluntad, que tenga efecto
después de la muerte, debe otorgarse con las formalidades exigidas
por la ley".
(G.J. Nro. 965, p. 3).
7.- "El testamento como acto de última voluntad para su validez debe
otorgarse con los formalidades exigidas por la ley".
(G.J. Nro. 1097, p. 27).
Fte: Cgo. esp. 668 (para I) - Cgo. it. 588 (para II) -
Conc: c.tb. 26 -
c. c. 89 - 92 - 606 - 1007 - 1154 - 1181 - 1182 - 1186 -
Según el Digesto, qui in universum ius succedunt, heredes loco habentur (los
que suceden al difunto en todos sus derechos, se tienen por herederos; Lib. 50, tí t.
17, ley 128; cit. Scaevola).
Del art., que parece una combinación de la primera parte del art. 668 del
Cgo. español y el 588 del italiano, se desprende que todos las diversas modalidades
y formas de la última voluntad de una persona tienen sólo que ser, forzosamente, o
a tí tulo universal o a tí tulo particular, sin que haya posibilidad de salirse de estos dos
ineludibles términos: o el testador deja toda su herencia o parte determinada de ella
al sucesor, o solamente le trasmite una cierta porción de bienes o algún objeto
individual. Aubry y Rau (cit. por Scaevola) enseñan que ha de estarse, conforme a la
razón, a los preceptos de la ley, sin consideración a la calificación que el testador
puede haber atribuí do a su disposición, en el caso de que tal calificación no
estuviese en armoní a con la naturaleza de la disposición de la ley.
Ninguna razón justifica, dice Morales y Gómez (cit. Scaevola) que la ley
prescinda de dar el carácter personal a tan solemne y trascendental acto y siempre
ha de ser menos molesto aun para el que se halle con grave padecimiento fí sico
otorgar su testamento que circunstanciar las facultades del tercero mandatario
(comisario).
El Digesto (Lib. 50, tí t. 17, regla 12, cit. Scaevola) establece como regla
general de interpretación de los testamentos este principio: in testamentis plenius
voluntates testantium interpretatur (en los testamentos se ha de interpretar latamente
la voluntad de los testadores). Y el Codex (Lib. 6, tí t. 28, ley 3, cit. ibidem) contiene
el principio del art. en examen: cum enim manifestissimus est sensus testatoris,
verborum interpretatio nusquam tantum valeat ut melior sensu existat (cuando es
manifiesta la voluntad del testador, la interpretación de las palabras del testamento
sólo vale en cuanto no contrarí a dicha voluntad).
Esto se ha dicho siempre por todas las legislaciones, lo mismo antiguas que
modernas. Representa un principio de derecho, tan comprensible y al alcance
universal que algunos Códigos omiten declararlo.
Jurisprudencia
Véase los casos Nos. 1, 2, 3 y 4 del art. 1154; 1 del art. 1158.
POR TESTAMENTO
SECCION I
De las disposiciones de esta sección, se puede inferir que una sola cualidad
esencial parece exigirse en el que trate de hacer testamento: la de que goce de
capacidad intelectual. Aunque las legislaciones varí an respecto a la edad en que se
suponen capaces para tal acto de disposición todas coinciden, en que el
otorgamiento del testamento supone exclusivamente la plenitud de la razón,
capacidad de la mente, dejando ya de tener cabida en el Derecho moderno las
incapacidades propias de costumbres inhumanas superadas, como las relativas a la
esclavitud y a la muerte civil.
Jurisprudencia
Véase los casos Nos. 3 del art. 1119; 2 del art. 1120.
Este art. sólo enumera, en general, las incapacidades para testar respecto de
toda clase de testamentos. Queda para las respectivas secciones del Capí tulo III, las
de quienes no pueden otorgar testamentos especiales o testamento cerrado o
abierto.
Jurisprudencia
1.- "No se ha acreditado que la testadora haya sido loca o fatua declarada
por sentencia ejecutoriada, única manera de probar tal estado de
incapacidad para estar comprendida en la excepción del art. 458
(1119) del c. c.".
(G.J. Nro. 787, p. 15).
El principio del art. es tan obvio, que apenas si admite comentario alguno.
Pero ha de tenerse presente, en su virtud, que los motivos de incapacidad
posteriores al otorgamiento del testamento, en nada afectan a la integridad y validez
de éste. Es al momento en que el testador exterioriza su última voluntad, al que se
refieren los requisitos generales de la capacidad exigidos.
Jurisprudencia
1.- "Que argüí da la inhabilidad mental del testador por su avanzada edad
en la época en que otorgó su testamento, lejos de haberla acreditado
las actoras han justificado con las pruebas producidas que se
encontraba en pleno uso de su razón, sin que, por otra parte, exista la
previa declaratoria judicial de incapacidad".
(G.J. Nro. 928, p. 15).
El art. establece la regla general de que todos son capaces para recibir por
testamento. Señala luego las excepciones: los indignos (art. 1009 y s.), los
desheredados (art. 1173 y s.) y los considerados incapaces para el efecto, que son
los señalados en los arts. 1122 y s.
Aplí case al caso del art. este precepto del Digesto: si nemo subiit hereditatem,
omnis vis testamenti solvitur (si nadie recibe la herencia, queda sin efecto todo lo
dispuesto en el testamento; Lib. 50, tí t. 17, ley 181; cit. Scaevola).
ART. 1122.- (Incapaces para recibir por testamento). Son incapaces para
recibir por testamento:
1) Los que estén concebidos al morir el testador y los concebidos que no
nacen con vida. Se exceptúa el caso previsto en el parágrafo III del artí culo
1008.
2) Los indignos o desheredados por declaración judicial.
3) Cualesquiera entidades o instituciones no permitidas por las leyes o que no
sean personas jurí dicas, excepto cuando el testamento disponga que se
organice una nueva corporación o fundación, sujeta al correspondiente trámite
legal.
4) El notario y los testigos del testamento; la persona que a ruego lo escribe
y el intérprete; el cónyuge, los descendientes, ascendientes y hermanos de
los mismos.
5) El médico o profesional y el ministro del culto que asistieron al testador
durante su última enfermedad, si entonces hizo su testamento, y en iguales
circunstancias la iglesia o comunidad a la que dicho ministro pertenezca, y
los que vivan en su compañí a; el abogado que lo asistió en su otorgamiento,
y los parientes indicados en el artí culo anterior, excepto si son herederos
legales.
6) Los tutores o curadores y albaceas y sus parientes en los grados arriba
previstos, a no ser que hubieran sido instituí dos antes de la designación para
el cargo o después de aprobadas las cuentas de su administración, excepto si
son herederos legales.
Fte: Cgo. it. 462 - 463 - 600 - 597 - 596 (para incs. 1, 2, 3, 4, 6,
respectivamente) - Cgo. arg. 3739 - 3740 (para inc. 5) -
Conc: c. c. 664 - 1008 - 1011 - 1123 - 1124 - 1146 -
Las consecuencias de la negativa son las mismas para los tutores que hayan
sido designados en testamento (art. c.f.), que pueden ser extraños, o para los
ascendientes o colaterales llamados por la ley a ejercer el cargo (art. 291 c.f.), a los
que se refiere el párrafo II del art., cuando habla de tutela legí tima, terminologí a que
la nueva legislación familiar elude emplear.
ART. 1125.- (Declaración judicial de la incapacidad).
I. La declaración judicial de incapacidad debe promoverse por el interesado
legí timo, dentro de los dos años desde la posesión de la herencia. Quedarán
salvados los contratos que en el í nterin hubiesen afectado a los bienes, si es que el
otro contratante obró de buena fe.
II. El incapaz en todo caso resarcirá a los otros herederos por los daños causados.
SECCION I
Serí a inútil reseñar siquiera las formas de testar o las diversas clases de
testamentos, según las diferentes legislaciones europeas y americanas. Hay criterio
para todos los gustos y acomodamiento para las más diversas opiniones (Scaevola).
En esta materia, según muestra el Código, parece que se ha hecho un esfuerzo en
sentido de formular reglas propias, en una combinación de las experiencias
nacionales y la inspiración de algunas de las disposiciones del Cgo. modelo. Sin
embargo no se ha alcanzado la claridad y unidad en los conceptos, como hubiera
sido de desear, tal cual se verá en las secciones siguientes.
SUBSECCION I
Fte: Cgo. it. 604, 1º) - Nov. Recop. Lib. 10 - tí t. 18, ley 2 -
Precd: c. c. abrg. 446 -
Conc: c. c. 1126 - 1128 - 1129 - 1144 -
La Partida 6ª, tí t. 1, ley 2ª, define la forma secreta de testar como, la que el
ome faze de manera que los testigos no sepan lo que yace en él.
Jurisprudencia
2.- "La entera fe que según el art. 905 (1287) merece el instrumento
público, extendido en la cubierta del pliego, respecto a cuanto en él se
asegura, no puede ser destruí da por la declaración posterior y singular
de uno de los testigos instrumentales, que contrariando sus primeras
aseveraciones solemnes, autorizadas con su firma, trata de hacer
dudosa la verdad de ese acto público".
(G.J. Nro. 616, p. 7).
3.- "Ninguna ley prescribe, que además de la firma del testador o de uno
de los testigos a su ruego, en el otorgamiento notariado, sea también
suscrito precisamente el testamento antes de cerrado, por ser
bastantes los requisitos enunciados (para) el pliego cerrado".
(G.J. Nro. 687, p. 47).
De todos modos, aunque falte disposición expresa o especí fica para el caso
del prg. II, el ciego o los que no saben leer, no están despojados de testar. Si no
pueden hacerlo mediante testamento cerrado o secreto, pueden hacerlo mediante
uno abierto o público, en cualesquiera de las formas previstas por la Subsección
siguiente.
Jurisprudencia
No obsta que el testador no sepa escribir, una vez que está permitido el uso
de medios mecánicos y aun utilizar la cooperación de un plumario o de un
dactilógrafo. El art. contiene una excepción a la regla antedicha. El mudo y el
sordomudo, para hacer testamento cerrado, deben saber, además de leer, escribir y
elaborar su testamento, todo escrito y firmado de su propia mano, llenando por
escrito las demás formalidades de presentación ante el Notario y testigos.
El sordomudo y el que no puede hablar, aun sordo y aun mudo, cuenta con el
inapreciable sentido de la vista y cuenta, sobre todo sabiendo escribir, con medios
para proceder en la vida de relación y en el manejo de sus intereses de manera
segura relativamente y no tan expuestas a las sugestiones de la codicia ajena. Por
eso, las Institutas de Justiniano (regla 3, tí t. 12, Lib. 2, cit. Scaevola), dice que el
sordo y el mudo no pueden siempre hacer testamento.
El prg. III, establece tres medios a elección del testador para la conservación
del testamento cerrado: conservarlo en su poder, encomendar su guarda a persona
en quien tenga confianza o depositarlo en la Notarí a del notario autorizante para que
lo guarde entre los documentos y registros a su cargo. La conservación del
testamento en poder del testador, no supone necesariamente que lo tenga consigo;
puede utilizar una caja de seguridad en un Banco de su confianza (c. com. arts.
1428 y s.).
Jurisprudencia
3.- "La nota "no se autoriza este testamento, por no haber pagado los
derechos el otorgante" puesta después del signo, lejos de acreditar la
falta de notario al acto, manifiesta y comprueba, con la firma de éste,
su concurrencia a él, sin que ninguna ley le faculte para desautorizar
un documento solemne al que habí a concurrido, aduciendo un motivo
extraño... por consiguiente el indicado testamento es válido".
(G.J. Nro. 856, p. 45).
4.- "En los testamentos abiertos hechos ante Notario es indispensable que
concurran tres testigos vecinos del lugar".
(G.J. Nro. 1111, p. 47).
5.- "El testamento abierto puede ser otorgado ante escribano y testigos o
ante testigos solamente, no siendo indispensable la previa
comprobación de la no existencia de notario para otorgar un
testamento ante testigos solamente".
(G.J. Nro. 1493, p. 89).
6.- "El testamento como acto solemne, para su validez, requiere, si es
abierto y otorgado ante Notario, de la concurrencia de tres testigos y si
no concurre Notario deben concurrir cinco testigos y resultando, en la
especie, que el otorgamiento del documento que en copia aparece a
fs. no ha concurrido ningún testigo y aparecen sólo en su
protocolización dos testigos, concurrencia ésta diferente a la del acto
de última voluntad, la existencia de éste es nula".
(G.J. Nro. 1624, p. 23).
Jurisprudencia
3.- "Se declara nulo y sin ningún valor el testamento sujeto a este juicio
por no haber concurrido sino tres testigos forasteros con infracción del
art. 454 (1133, 1)".
(G.J. Nro. 1109, p. 11).
4.- "Habiendo concurrido los tres testigos que exige el art. 454 (1133, 1)
del c. c., a cuyo mérito se ha declarado comprobado el testamento por
auto de fs., éste surte efectos legales conforme a ley".
(G.J. Nro. 1619, p. 24).
5.- V. los casos Nos. 5 y 6 del art. anterior; 1 del art. 1207.
SECCION III
Fte: Cgo. it. 609 - Recop. de Indias Lib. 1, tí t. 13, ley 9 (para inc. 4) -
Conc: p.c. 660, I) -
c. c. 1126 - 1135 - 1151 - 1215 -
Seis son los casos que incluye la sección entre los testamentos especiales,
que son además de carácter público, siquiera tendencialmente según Messineo:
Fte: Cgo. it. 610 (para I y II) - Recop. de Indias, Lib. 1, tí t. 13, ley 9 (para
III) -
Conc: c. c. 1134 -
Comprendido en la anot. al art. anterior.
ART. 1136.- (Testamento a bordo de nave o aeronave y su eficacia).
I. Los viajeros a bordo de nave marí tima, fluvial, lacustre o aérea pueden testar
durante el viaje ante el capitán o comandante de ella o, a falta de éste, ante quien
le sigue en rango inmediato, en presencia de por lo menos tres testigos,
observándose en lo demás y en cuanto sea aplicable según el caso, lo prescrito
sobre los testamentos cerrados, abiertos o verbales, debiendo anotarse el
otorgamiento en el diario de a bordo.
Las reglas del Código, es cierto, han tratado de adecuar sus disposiciones a
la realidad para la cual legisla. Sin embargo, se ha repetido, innecesariamente,
disposiciones que podí an concretarse a permitir un testamento escrito ante testigos y
autorizado por quien corresponda según las situaciones.
Jurisprudencia
Tanto el Anteproyecto Ossorio (arts. 1549 y s.), como el Proyecto Toro (arts.
1526 y s.), dieron al testamento ológrafo, el tratamiento que le dan todas las
legislaciones que lo reglamentan, como una forma más entre los testamentos
ordinarios.
El art. antes que procurar una pronta adaptación del campesino a las formas
de convivencia, para las cuales legisla el Código, aleja esa posibilidad con un criterio
menos evolucionado que el que informa el art. 455 del Cgo. abrg. Ossorio, en su
Anteproyecto (art. 1557), parece dar un mejor tratamiento al problema, al disponer
que las autoridades deben resolver periódicamente sobre los lugares del paí s, en los
que debe continuar aplicándose dicho art. 455 del Cgo abrg., equivalente al 1142 del
Cgo. vigente. El Proyecto Toro, no contiene disposición alguna análoga a ésta.
Jurisprudencia
2.- "El testamento privilegiado (especial) que otorgan los indí genas
(campesinos) a mérito del art. 455 (1142) del c. c., es un documento
privado y no tiene validez del documento notariado por el sólo hecho
de su protocolización, ya que el notario no ha concurrido
personalmente a su facción".
(G.J. Nro. 1274, p. 54).
SECCION IV
Jurisprudencia
ART. 1145.- (Condiciones para ser testigo testamentario). Para ser testigo
testamentario se requiere ser mayor de edad de uno u otro sexo, hallarse en el goce
de los derechos civiles y conocer al testador.
Jurisprudencia
De las inhabilidades detalladas en el art., poco hay que decir del caso 1) por
razones obvias. Es fácil comprender en este punto que desde las legislaciones más
primitivas, el sentido común forzosamente excluye en los negocios de los otros, el
testimonio de quienes no pueden regir sus personas ni sus bienes. El caso 2) es por
demás comprensible y lógico; las formalidades que suponen los testamentos
solemnes, particularmente, no pueden ser atestiguadas por un ciego, por un sordo o
por un mudo (igualmente por los sordomudos). El testigo ha de conocer al testador y
para eso tiene que verle, ha de ver el cierre del testamento en sobre, o el registro
en que deba firmar; ha de oir las declaraciones o las disposiciones del testador o
lectura de éstas o del acta sentada en la cubierta, según una u otra forma del
testamento solemne, y, cuando corresponda, ha de tener que prestar testimonio oral,
etc.
Jurisprudencia
3.- "Entre los motivos que pueden excluir a los testigos que concurren (al
otorgamiento) de testamento, se halla comprendido el de parentesco
que tuvieran entre sí ".
(G.J. Nro. 839, p. 15).
4.- "La ley no prohibe a los albaceas de una testamentarí a, ser testigos
del testamento en que se les nombra".
(G.J. Nro. 850, p. 20).
6.- "El amanuense o plumario del Notario público no pude ser testigo
instrumental contra lo previsto en el art. 9 de la L. del Notariado de 5
de Marzo de 1858 (c. c. vigente art. 1146, caso 5º, i.f.) y la Corte ad
quem al declarar que tal extremo no está expresamente penada de
nulidad ha violado las disposiciones legales citadas".
(G.J. Nro. 1290, p. 37).
Fte: P. 6, tí t. 1, ley 13 -
Precd: c. c. abrg. 468 -
Conc: c. c. 1130 - 1132 - 1133 - 1144 -
Jurisprudencia
4.- "Es nulo el testamento que fue otorgado en una habitación distinta de
la que ocupaba la testadora, sin que ésta hubiera dictado sus
cláusulas (ante los testigos) como requiere la ley".
(G.J. Nro. 965, p. 3).
5.- "Es falso y suplantado el testamento en que aparece como uno de los
testigos que además firma a ruego por la testadora, una persona que
hací a mucho tiempo se hallaba fuera del lugar en que aparece
otorgado dicho testamento".
(G.J. Nro. 1009, p. 97).
7.- "En los testamentos abiertos los testigos que concurren al acto, deben
hallarse reunidos, permaneciendo en el mismo lugar y continuando un
mismo acto desde el principio hasta el fin de la celebración del
testamento, debiendo ver y oir al testador y entender bien cuanto
diga".
(G.J. Nro. 1191, p. 90).
CAPITULO V
DE LOS TESTAMENTOS
ART. 1148.- (De la apertura del testamento cerrado). Muerto quien hizo
testamento cerrado y acreditada la muerte, si alguien que se cree con interés pide
su apertura, el juez mandará, si el testamento no se ha presentado aún, lo entregue
el depositario, se reunan los testigos y reconozcan sus firmas en el pliego, así como
los cierres y sellos, y se presente el acta notarial del otorgamiento. Se abrirá ante
los testigos y el notario, y, leí do, ordenará el juez se publique, se reduzca a escritura
y se protocolice.
Fte: P. 6, tí t. 2, ley 3 -
Precd: c. c. abrg. 479 -
Conc: p.c. 652 y s. -
c. c. 1152 -
Todas las reglas contenidas en este Capí tulo (arts. 1148 a 1153), por su
carácter esencialmente instrumental son más propios de las normas del
procedimiento que del Cgo. sustantivo. Corresponde, por lo tanto, apreciar su
inteligencia y debida aplicación en concordancia con las disposiciones del Capí tulo
IV, Tí tulo IV del Libro IV del Código de procedimiento civil (arts. 652 y s.).
Jurisprudencia
"La apertura del testamento (cerrado) en presencia de sólo cinco de los siete
testigos que firmaron el otorgamiento y del notario, que reconocieron sus
firmas y abonaron las de los otros dos que faltaron a ese acto, uno por
ausencia y otro por haber desobedecido el emplazamiento y (encontradas)
conforme las cerraduras, (hace dicho testamento) válido".
(G.J. Nro. 1035, p. 52).
Fte: L. Not. 24 -
Precd: c. c. abrg. 480 - 481 -
Conc: p.c. 658 -
c. c. 1152 -
El párrafo II del art. concordante con el 658 del p.c., corrige expresamente la
costumbre viciosa de protocolizar lo protocolizado (testamento abierto), que impuso
la observancia del art. 480 del Cgo. abrg., el cual ya mereció del Dr. Melchor
Terrazas (Código Civil Explicado y Concordado) este comentario: Es superfluo este
artí culo, supuesto que el testamento abierto otorgado ante escribano (notario), queda
protocolizado desde su celebración.
Jurisprudencia
3.- "El testamento abierto otorgado ante testigos solamente debe ser
presentado al juez para que examine dichos testigos a fin de que lo
declare por tal y mande su protocolización. No llenando estas
formalidades no existe dicho testamento ni surte los efectos
consiguientes para la sucesión reclamada".
(G.J. Nro. 752, p. 16).
Fte: P. 6, tí t. 2, ley 4 -
Precd: c. c. abrg. 482 -
Conc: p.c. 659 -
Jurisprudencia
"Para el testamento de palabra es preciso que los testigos declaren sobre los
puntos sustanciales de la disposición, con uniformidad, según lo previsto por
este art. 482 (1150) (es decir) que hay necesidad de que especifiquen sobre
la institución de heredero, legados, deudas y bienes que deja (el testador),
que son puntos principales en que la ley quiere que estén conformes los
testigos".
(G.J. Nro. 25, p. 225).
Fte: P. 6, tí t. 2, ley 3 -
Precd: c. c. abrg. 484 -
Conc: p.c. 654, II) -
c. c. 1148 - 1149 -
DE LA INSTITUCION DE HEREDERO
SECCION I
DISPOSICIONES GENERALES
Fundamento e rayz de todos los testamentos, de qual natura quier que sean,
es establecer herederos en ellos, dice el proemio del tí t. 3º de la P. 6ª, una de
cuyas disposiciones subsiste como fuente del art., a través de su precedente, del
que ha sido tomada su formulación.
Debe hacerse -en lo posible- en forma cierta o en términos claros, como dice
el prf. II del art., que parece inspirado en el contradictorio art. 772 del Cgo. español,
cuando ordena en primer término que designe a la persona por su nombre y
apellido, para manifestar seguidamente que es innecesaria la designación en esa
forma. La doctrina sólo exige que la designación permita, en cualquiera forma,
determinar la voluntad del testador. Según las Institutas de Justiniano (cit. de
Scaevola), el nombre importa poco con tal que la persona sea real y efectiva. Basta
que la designación permita la identificación del instituí do, por una circunstancia
cualquiera: parentesco, profesión, cargo y otras señales para que la institución se
considere válida, con tal que la duda no sea posible. Según la interpretación de la
ley de Partida, señalada como fuente del art., entre las circunstancias que permitan
conocer al instituí do, sin que se diga su nombre están claramente especificadas,
cuando, por ej. el testador instituye herederos a sus hermanos, designación que no
ofrece duda, o al Rector de determinada Universidad o cuando simplemente se dice
"que mi heredero sea el pobre que pide limosna por las tardes junto a la puerta de
mi casa".
Jurisprudencia
Jurisprudencia
2.- "El testador puede instituir cuantos herederos guste y a quienes quiera
según el art. 450 (1155); en la especie no teniendo la testadora
herederos forzosos, pues los hermanos no lo son, ha podido disponer
como ha dispuesto de sus bienes a su arbitrio".
(G.J. Nro. 909, p. 61).
3.- "El testador puede instituir cuantos herederos guste y como quiera si
no tiene herederos forzosos... X careciendo de sucesión al instituir por
sus herederos a los menores que educó llamándolos sus nietos, no ha
incurrido en error, pues que indicó aun el nombre de la madre de
ellos... es legal esa institución".
(G.J. Nro. 929, p. 3).
5.- "El art. 490 (1155) del c. c. autoriza instituir cuantos herederos y a
quienes se quiera, sin más limitación que la establecida por el propio
art.".
(G.J. Nro. 1230, p. 113).
8.- Véase los casos Nos. 2 del art. 216; 1 del art. 1102.
ART. 1157.- (Muerte, incapacidad o renuncia del instituí do). En caso de morir
alguno de los instituí dos antes que el testador, o de incapacidad o renuncia, se
estará a lo dispuesto por el artí culo 1216 y las demás disposiciones pertinentes.
Fte: P. 3, tí t. 9, ley 33 -
Precd: c. c. abrg. 490, 2º) -
Conc: c. c. 1089 - 1216 -
El art. se refiere a los herederos llamados voluntarios, esto es a los que no
son forzosos, respecto de los cuales opera el derecho de representación, o el
derecho de acrecer cuando, tratándose de los voluntarios, estos son varios y han
sido conjuntamente instituí dos respecto de un bien o de un derecho o una cuota de
ellos. Se sabe ya que se consideran voluntarios, los herederos legales que no son
forzosos o los extraños, en favor de quienes el testador dispone una manda o un
legado de su parte disponible, cuando tiene herederos forzosos. Véase sobre este
punto la nota al art. 2, que destaca el tratamiento más lógico que presta a la materia
el Anteproyecto Ossorio (art. 1524).
ART. 1158.- (Error en la persona o sobre el motivo; motivo ilí cito). El heredero
nombrado por error sustancial no entra en la sucesión, y tampoco si hubo error en
el motivo que indujo a la disposición testamentaria, cuando ese motivo resulta del
testamento y es el único que determinó la voluntad del testador. Si el motivo en
iguales circunstancias es ilí cito, la disposición testamentaria es nula.
Fte: Cgo. it. 625 - 626 -
Precd: c. c. abrg. 488 - 499 -
Conc: c. c. 475 - 490 -
Jurisprudencia
Fte: Cgo. it. 628 - 629 - 630 - Cgo. esp. 747 (para II, i.f.) -
Conc: c. c. 1154 -
Con relación al art. 747 del c. c. español, fuente de la última fase del
parágrafo II, cabe trascribir, de entre muchos, este caso de la jurisprudencia del
Tribunal Supremo de España.
Es lí cita y legal la institución de heredero hecha en favor del alma del
testador, pues lejos de haber ley o doctrina que lo prohiba lo autoriza el derecho
canónico, la Real Cédula de 30 de mayo de 1830 y la jurisprudencia del Tribunal
Supremo (cit. Scaevola).
ART. 1160.- (Herederos sin determinación de partes). Los herederos instituí dos
sin determinación de la parte que a cada uno corresponde, heredan por partes
iguales.
Aunque el precepto del art. -posiblemente tomado del 765 del Cgo. español-
parece suficientemente claro y sencillo, supone múltiples cuestiones que desde muy
antiguo han merecido la preocupación de los autores, según: a) si no se designa
parte a ningún heredero; b) si se designa a todos, y c) si se designa a unos y a
otros no.
Fte: Cgo. it. 633 (para I) - P. 6, tí t. 4, leyes 2 y 6 - Nov. Recop. Lib. 10, tí t.
18, ley 1 (para II) -
Precd: c. c. abrg. 492 -
Conc: c. c. 494 - 1053 - 1176 - 1191 - 1219 -
Como todo acto jurí dico, la disposición testamentaria puede estar sujeta a
condición suspensiva o resolutoria. Una u otra puede ser negativa o afirmativa,
potestativa o casual o mixta (Messineo). Resumiendo lo anotado en el art. 494,
puede darse como definición práctica de la condición la de los romanistas, diciendo:
adición por la que se suspende hasta un nuevo suceso futuro lo que queremos dar o
hacer (Scaevola). La doctrina y las reglas generales de la condición en los contratos,
se aplican a los testamentos, con algunas excepciones que implican las reglas
propias de la institución.
Jurisprudencia
1.- "Los arts. 492 y 595 (1161 y 1191) permiten instituir legados
condicionales y no siendo imposible ni contraria a las buenas
costumbres la condición impuesta a la legataria de guardar buena
armoní a con la heredera de la casa (la condición es legal)".
(G.J. Nro. 483, p. 19).
Los romanos dividí an el término como noción que implica la idea de hecho;
en cierto y en incierto (Scaevola): hechos ciertos -según esa división- son lo que se
sabe cuándo sucederán o, por lo menos, han de suceder. Inciertos son, por el
contrario, aquéllos en que uno de estos extremos es dudoso. Los autores explican
estos casos en las combinaciones siguientes:
1º) Hechos ciertos del sí (que con seguridad han de suceder) y ciertos del
cuándo (que se sabe la época en que ocurrirán); el dí a que se produzca (a partir de
la disposición) el primer eclipse del sol visible en Sud América; que los
conocimientos cientí ficos permiten saber que es un hecho que sucederá y cuándo
sucederá.
2º) Ciertos del sí e inciertos del cuándo (se sabe que ocurrirán aunque no se
sabe cuándo); ejemplo: al fallecimiento de fulano, que se sabe ocurrirá, pero no
cuándo.
3º) Ciertos del cuándo e inciertos del sí (se ignora si ocurrirán, pero se
conoce, en caso afirmativo, la época); ejemplo: al cumplimiento de la mayor edad,
que no se sabe si llegará a ella el que aun no la tiene, pero se sabe el dí a en que
podrá llegar.
4º) Inciertos del sí e inciertos del cuándo (que no se sabe, si se realizarán, ni
en qué fecha); ejemplo: la revisión del Código Civil, que no puede averiguarse si se
realizará ni en que época.
El art. no está tomado del Cgo. italiano. El modelo del Código vigente, en su
art. 637 considera, no puesto a una disposición a tí tulo universal el término a partir
del cual el efecto de ella debe comenzar o cesar (terminus a quo o terminus ad
quem). El término ad quem vulnera el principio según el cual, quien es heredero una
vez, no puede ya dejar de serlo (nótese que el art. habla de heredero, calidad que
supone la de sucesor universal, según el art. 1113, II). Y el término a quo crearí a
una solución de continuidad en la titularidad de las relaciones jurí dicas entre
causante y heredero; continuidad que la retroactividad de la aceptación (art. 1022)
quiere, en cambio, asegurar en todo caso (Messineo).
El art. ha copiado -y mal- una de las consecuencias que el art. 648, 2) del
Cgo. italiano señala para el incumplimiento de la carga, omitiendo la regla principal
del art. 647 del mismo, sobre la facultad de imponer carga. Figuras de la carga
deben considerarse, entre otras, las disposiciones relativas a los pobres y para el
alma (art. 1159, II), impuestas sobre el heredero o el legatario (Messineo).
DE LA SUSTITUCION DE HEREDERO
Fte: P. 6, tí t. 5, ley 1 (para I y primera fase del II) - Cgo. it. 688 (para II,
segunda fase) - P. 6, tí t. 5, ley 2 (para III) -
Precd: c. c. abrg. 500 - 501 -
Conc: c. c. 1079 - 1155 - 1216 -
Nótese, además, que la segunda fase del parágrafo II del art., establece, para
el caso, la regla de interpretación objetiva (v. la anot. al art. 510 en combinación con
la del art. 1116).
Jurisprudencia
"La sustitución al heredero instituí do, que autorizan los arts. 500 y s. (1168 y
s.) del c. c. en favor de uno sólo de los herederos forzosos, no puede excluir
a los demás, "porque importarí a una desheredación sin causa".
(G.J. Nro. 776, p. 23).
Respecto de la fuente del art., en las compilaciones del c. c. abrg. (v. gr.
Siles, Sandoval, etc.) se consigna como tal las leyes 55 y 11 del tí t. 5 de la Partida
6ª, cuando en realidad corresponde a las leyes cinco y once (5 y 11).
Prácticamente se trata de la llamada sustitución pupilar entre los romanos, por
cuya virtud, según explican Aguilera y Velasco y Scaevola, a tenor de las reglas del
Lib. 2º, tí t. 16 de la Instituta, el padre de familia después de haber instituí do un
heredero para sí mismo, instituí a también en su propio testamento un heredero para
su hijo impúbero y sometido a la patria potestad, en la previsión del caso de que el
hijo muriese pupillus, antes de alcanzar la edad necesaria que le dé la capacidad de
testar. La finalidad de la sustitución, según tales antecedentes históricos, en
consecuencia, era atender al ciudadano de los intereses de las personas no
capacitadas para disponer por testamento.
Por eso que la noción fundada en los antecedentes romanos que difunden los
autores, enseñan que la institución fideicomisaria, consistí a en una disposición en
cuya virtud, después de haber hecho una donación a una persona, el donante le
rogaba que restituyese a otra los bienes que habí an sido su objeto (Aguilar y
Velasco).
1.- "(La confesión) de que era deudor según la cláusula testamentaria (de
una suma de dinero), no constituye en el sentido de la ley un
verdadero fideicomiso, porque no confiesa que fue encargado de pasar
toda la herencia o parte de ella a otra persona y al haber empleado en
su declaración, por error de derecho, la palabra fideicomiso no
desnaturaliza la esencia de la confesión judicial".
(G.J. Nro. 522, p. 12).
3.- "La cláusula del testamento que deja al arbitrio del albacea la
aplicación del remanente de los bienes de la testamentaria a alguna
obra de beneficencia, con facultad de disponer como mejor vea
conveniente, sin responsabilidad, importa, en el fondo, una institución
fideicomisaria en contravención del art. 503 (1170)".
(G.J. Nro. 871, p. 28).
Era en sus orí genes, un privilegio que concedí a el emperador romano, que
Justiniano autorizó como medida general. Todo lo que tiene la sustitución pupilar, de
incompatible con los principios jurí dicos modernos del orden de la familia y del de la
sucesión hereditaria, es exactamente aplicable a esta manifestación de la sustitución
ejemplar, dice Scaevola, remarcando que ella va desapareciendo en los Códigos
modernos, concepto que parece confirmado con el silencio que al respecto guarda el
Cgo. modelo. Además, por el texto mismo del art., se ve que no es este capí tulo el
lugar donde debió ser insertado. Si se consideró necesaria la regla, debió habérsela
ubicado entre las relativas a la capacidad de testar (arts. 1118 y s.).
Nótese que la fuente española del art. (c. c. art. 776) habla de nombrar
sustituto, no de hacer testamento, como el art., que de una plumada restituye la
doctrina del precedente histórico de la citada ley de Partida, como gracia de testar a
nombre del hijo enajenado, que ni su propio precedente legislativo (art. 502 del c. c.
abrg., segunda parte) admitió como facultad de testar, sino sólo de designar sustituto
y que, desde luego, deroga para el caso el principio general del art. 1115: carácter
personalí simo del derecho de disponer mediante testamento.
DE LA DESHEREDACION
Después de algunas vicisitudes más -de las cuales apenas se ha dado una
somera referencia en las lí neas anteriores- el instituto, así desarrollado, se vierte de
sus fuentes romanas en las leyes de Partida, que son trasunto fiel y completo del
derecho justinianeo en la materia (Scaevola), de donde ha pasado al c. c. abrg.
(arts. 523 a 530) y del cual, particularmente los casos 1º, 2º y 10º del art. 523, el
caso 6o. del art. 524 y los arts. 527, 528, 529 y 530 están reproducidos casi
literalmente, en los arts. 1173 a 1177 del Código.
Se cita, por eso, entre los códigos del siglo pasado, el de Portugal de 1867
(abrg.), el de México del 1884 (abrg.), el de Guatemala de 1877, entre otros, como
aquellos en los que conservando el sentido latino del derecho testamentario,
mantienen la desheredación al lado de la exclusión por indignidad, tal cual lo hace el
propio código español, que regula la indignidad en los arts. 756 y s. y la
desheredación en los arts. 848 y s.
Igual observación cabe hacer respecto de los códigos de este siglo. Entre
ellos, por ej., el alemán de 1900, que trata de la desheredación (causas de privación
de la reserva o legí tima) en sus arts. 2333 y s. y de la indignidad en los arts. 2339 y
s.; el peruano de 1936, que regula la exclusión por indignidad como incapacidad
para suceder (arts. 665 a 667) y la desheredación (arts. 713 a 718).
Este art. y los dos siguientes (1174 y 1175) agregan como causas de
desheredación, a las 4 primeras causas de indignidad establecidas por el art. 1009,
estas otras: negar sin motivo legí timo asistencia familiar en todos los casos; injuriar
o infamar al padre o a la madre, ultrajarlos de obra o tener acceso carnal con la
madrastra o el padrastro, para los hijos e hijas, o tener acceso carnal con la nuera o
yerno para los padres. Las causas de indignidad, señaladas en los arts. en examen,
están anotadas en los arts. 679 (revocación de los donaciones por indignidad) y
1009 (motivos de indignidad); las añadidas en este capí tulo, por obvias no necesitan
mayores explicaciones.
Jurisprudencia
1.- "Siendo la herencia una trasmisión de bienes, tiene efecto sólo con
motivo de la muerte de una persona, de lo que se deduce que la
(desheredación) queda reducida a las sucesiones testamentarias y no
puede tener lugar en vida del testador".
(G.J. Nro. 1251, p. 60).
ART. 1174.- (Otros motivos para desheredar a los descendientes). Los motivos
justos por los cuales se puede desheredar a los descendientes son, además:
1) Injuriar o infamar al padre o a la madre, gravemente, o haberles puesto
manos violentas.
2) Tener acceso carnal con la madrastra o con el padrastro.
Fte: P. 6, tí t. 7, leyes 4, 5 y 6 -
Precd: c. c. abrg. 524, 1º), 2º) y 10º) -
Conc: c.f. 227 -
c. c. 679 - 1175 -
Comprendido en la anot. al art. anterior.
Jurisprudencia
1.- "No existiendo prueba alguna de que la... hubiese injuriado a su
madre, resulta inaplicable el precitado art. 524 (1174) del c. c.".
(G.J. Nro. 575, p. 21).
3.- "La injuria proferida por el hijo contra el padre o la madre, debe tener
la calidad de grave para que pueda dar margen a la desheredación".
(G.J. Nro. 1230, p. 107).
4.- "La injuria proferida por el hijo contra el padre o la madre, ha de tener
la caracterí stica que señalan los arts. 583 y 584 (287 y 285) del código
penal, para que dé margen a la exheredación".
(G.J. Nro. 1230, p. 105).
Fte: P. 6, tí t. 7, ley 11 -
Precd: c. c. abrg. 525, 6º) -
Conc: c.f. 227 -
c. c. 1009, 4) - 1174 -
Comprendido en la anot. al art. 1173.
Jurisprudencia
1.- "La desheredación del cónyuge, cumplido el requisito que señala el art.
529 (1177) del c. c., tiene lugar, mas sin afectar los bienes
gananciales, por aplicación de los arts. 971 y 972 del c. c. (101 y 111
del c.f.) ".
(G.J. Nro. 1240, p. 60).
2.- "No procede la exheredación, así esté probada la causal justificativa de
la misma, sobre los beneficios sociales, porque las indemnizaciones de
este tipo son bienes gananciales, correspondiendo la mitad a la
cónyuge desheredada, según el art. 972 del c. c. (111 del c.f.)".
(G.J. Nro. 1287, p. 45).
La condición tercera, tiene relación inmediata con el art., cuya fuente, como
está dicho, se encuentra en la ley 8ª tí t. 7º de la Partida 6ª a través de los arts. 529
y 530 del Cgo. abrg. Según el art., una vez que el testador haya manifestado su
decisión de desheredar a éste o aquél heredero forzoso, (la desheredación, también
se ha dicho, sólo, se usa respecto de los herederos forzosos, porque es una
privación de legí tima), debe expresar la causa de la determinación que toma contra
él, suministrando la pormenorización de datos que legalmente justifiquen la decisión.
La causa, además, debe estar expresada en el testamento, para que tenga efecto la
desheredación. No se considera cumplida esta condición, si el testador refiere la
causa de desheredación a lo manifestado en otro documento o en otra forma
cualquiera, por ejemplo, si deshereda el testador a su hijo, por las causas que ha
relacionado en su libro de Memorias, o en su Diario.
Jurisprudencia
2.- "Es necesario para que surta sus efectos (la desheredación), no sólo
exponer el motivo justo, con todos los datos que lo apoyen, sino el
fallo de los tribunales de justicia, sin cuyo requisito queda de ningún
valor".
(G.J. Nro. 792, p. 53).
Fte: P. 6, tí t. 7, ley 8 -
Precd: c. c. abrg. 529 - 530 -
Conc: c. c. 1011 - 1449 - 1514 -
Comprendido en la anot. al art. anterior.
Con muy buen criterio, Ossorio en su Anteproyecto (art. 1657), sólo admite
litigio, cuando el desheredado le promueve impugnando la desheredación,
contrariamente al criterio del art. en examen, que implica forzar a las partes al pleito
y al escándalo. Puede ocurrir que el desheredado no se queje, caso en el cual lo
más recomendable es el silencio. El art. 850 del Cgo. español, está concebido en
términos similares a la dicha recomendación de Ossorio, siguiendo la que, a su vez,
da el Fuero Real (ley 1º, tí t. 9, L. 3º, cit. de Scaevola): "... e si le dixeron denuesto
devedado, pruébelo por verdadera él, o su heredero, si el fijo lo negare". La
proposición del Anteproyecto citado, era indudablemente, una solución atinada en
materia de por sí odiosa como lo es la desheredación.
Jurisprudencia
1.- "La ley requiere fallo judicial para que tenga lugar la desheredación e
impone a los albaceas la obligación de seguir la demanda hasta la
última sentencia, para que se ejecute la voluntad del testador; pero,
cuando como en la especie se acepta y cumple por el desheredado, es
innecesario tal juicio, ni hay materia para él habiendo desaparecido la
contienda".
(G.J. Nro. 789, p. 41).
7.- "Sólo es viable esta acción después de la muerte del testador, que
debe haber expuesto la causal con los datos que la apoyan y debe
intentarse por los herederos o albaceas, condiciones sin las cuales no
puede intentársela".
(G.J. Nro. 1221, p. 43).
9.- "La desheredación sólo opera y es viable a mérito del fallo judicial
ejecutoriado".
(G.J. Nro. 1222, p. 14).
14.- V. los casos Nos. 9 del art. 489; 22 del art. 1107; 3 del art. 1173; 1-2-
7- y 8 del art. 1176; 11 del art. 1059.
Conc: c. c. 1009 -
CAPITULO IX
DE LOS LEGADOS
La palabra legado, que según Escriche tiene igual significado que la palabra
manda, designaba antiguamente todas las especies de disposiciones testamentarias.
Decí an los jurisconsultos romanos que teniendo la declaración de última voluntad
hecha por una persona sui iuris el carácter de una verdadera ley, el testamento
vení a a ser un Codex, y por tanto leges las distintas claúsulas del mismo, en que su
autor exteriorizaba su última voluntad, concepto del cual deriva el texto famoso tan
repetido pater familias uti legassit (cit. Scaevola y que equivale decir: como el padre
de familia ha legislado). Legare, así , era ordenar un testamento, y legato lo que en
éste se contení a, de cualquier naturaleza que fuera.
Legatum est donatio testamento relicta (el legado es una donación hecha en
el testamento) dice el Digesto (Lib. 31, tí t. 1, ley 36; cit. Scaevola).
Legado supone tres significados diversos: a) implica un acto jurí dico, o sea,
una declaración de voluntad que, ordinariamente, atribuye alguno o algunos bienes.
Es así un acto de disposición. b) considerado como modo de adquirir, supone un
tí tulo de adquisición. c) como forma de sucesión mortis causa, implica una sucesión
a tí tulo particular (sobre determinados bienes) y un acto de liberalidad (Messineo).
La regla del art. no deja duda de que la capacidad para ser legatario, supone
la capacidad para recibir por testamento, según la regla general del art. 1121 y que
las causas de incapacidad que señala el art. 1122, son aplicables tanto a la
institución de heredero como a los legados. Por aplicación de la regla del art., el
derecho de acrecer tiene efecto entre los legatarios, del propio modo que entre los
coherederos (art. 1080). Igualmente el legado puede ser reducido para el reintegro
de la legí tima, según las reglas del art. 1068 y en el caso particular de un inmueble
no cómodamente divisible según las del 1073, anotados ambos en su lugar.
Para los legatarios que no tienen la libre administración de sus bienes (art.
1184), la renuncia compete a sus representantes legales (padres o tutores), en la
forma y con los requisitos previstos por los arts. 266 y 317 del c.f.
Cuando la cosa objeto del legado es ajena, éste es nulo, sea que el testador
haya sabido que era ajena, sea que haya creí do simplemente que la cosa era suya.
La excepción contenida en el segundo perí odo del prg. I), es ociosa. Todo el artí culo
se ha reducido a una cuestión de palabras, desde que ha querido captar la idea de
su modelo y la ha tergiversado al no copiar direchamente las palabras con que está
expresada esa idea. No hay tal legado de cosa ajena (Scaevola). Lo que hay es un
gravamen, que el testador impone a un heredero, de adquirir, para un legatario, una
cosa que sabí a perfectamente que no le pertenecí a. Lo que el testador hace es
ordenar la entrega de una cosa que le consta es ajena, previa su adquisición
legí tima de su propietario, facultando la ley, al heredero sometido a la carga, pagar
al legatario el importe de la cosa, si ella no puede ser adquirida.
Del prf. II del art. en examen, que corresponde al igual del art. 651 del Cgo.
modelo, se ha suprimido el adverbio de modo aun: (si la cosa legada, aun
perteneciendo, etc.), para hacerlo ininteligible. Tampoco implica este precepto legado
de cosa ajena, porque quiere decir que después de sus disposiciones el testador la
adquirió. De otro modo no podrí a encontrarse en su propiedad, al tiempo de su
muerte.
La regla del art. 1196, que debió formularse a continuación de la del art., por
su consecuencia lógica -como lo hace el Cgo. modelo (arts. 651 fuente del 1188 y
652 del 1196)- confirma lo dicho, sobre el mal llamado legado de cosa ajena: éste
sólo es válido en la parte de la cosa o del derecho que es su objeto, perteneciente
en propiedad al testador.
Jurisprudencia
ART. 1189.- (Legado puro y simple de cosa determinada). Todo legado puro y
simple de cosa determinada da al legatario derecho a la cosa legada, desde el dí a
en que murió el testador, transmisible a sus herederos; pero no puede entrar el
legatario por autoridad propia en posesión del legado.
Fte: Cgo. francés 1014 - Cgo. esp. 885 (para la última fase) - Cgo. it. 649, 2)
-
Precd: c. c. abrg. 589 -
Conc: p.c. 596 -
c. c. 1055 - 1165 - 1194 - 1456 -
El art. parece resultado de una combinación de las disposiciones del art. 1014
del c. c. francés y de los arts. 881 y 885 del Cgo. español, con alguna remota
influencia del art. 649 del Cgo. modelo. Implica una norma sencilla y comprensible
conformada a la regla general del art. 1000, según la cual la sucesión se abre -y
consiguientemente los derechos que comprende se trasmiten- a raí z de la muerte del
causante. De la regla, se infiere que no por negarse el encargado de cumplir el
legado a entregarlo, o por no haber llegado la ocasión de hacerlo, deja el legatario
de ser dueño perfecto de la manda, con facultad de enajenarla, de trasmitirla mortis
causa, de gravarla, de hacer en fin todo lo que un propietario puede hacer
libremente en sus cosas (Scaevola). Lo que sí no se reconoce al legatario es que,
no estando en posesión de la cosa (puede darse el caso de que el legatario a
tiempo del fallecimiento del de cujus, esté ya en posesión de la cosa legada),
adquiera esa posesión por propia autoridad, porque en ningún caso puede adquirirse
violentamente la posesión. Puede el legatario emplear la acción petitoria (art. 1456),
por aplicación del art. 1182, II). Puede intentar las acciones posesorias (art. 596 del
p.c.). También puede accionar el beneficio de separación de los bienes hereditarios
(art. 1055) y pedir u ofrecer garantí a en los casos de que trata el art. 1165
(disposiciones testamentarias condicionales). El beneficio de inventario favorece y
facilita la tutela de sus derechos al legatario.
Jurisprudencia
1.- "Este art. (1189) disponiendo que el legado puro y simple da derecho
a la cosa legada, desde el dí a de la muerte del testador, supone que
(el legatario) puede demandar la entrega desde luego y sin otro
precedente que la cláusula de la institución".
(G.J. Nro. 521, p. 4).
2.- "Ninguna ley confiere al heredero derecho a las cosas legadas, sino en
casos de reversión a la masa hereditaria".
(G.J. Nro. 530, p. 15).
3.- "Al tenor del art. 589 (1189) todo legado puro y simple da derecho a la
cosa legada desde el dí a de la muerte del testador, en cuya virtud las
legatarias pueden demandar con acción legí tima, en la ví a ejecutiva,
directamente al heredero la entrega de los legados".
(G.J. Nro. 981, p. 46).
ART. 1190.- (Frutos de la cosa legada). Los frutos que produzca la cosa
legada benefician al legatario desde la muerte del testador. Pero si la cosa es
determinada sólo en su género o cantidad, los frutos corren desde la demanda de
entrega o desde que esta entrega haya sido prometida. Se salva, en ambos casos,
otra voluntad dispuesta por el legante.
Los frutos naturales y los civiles (intereses), son debidos al legatario desde la
muerte del testada. Este art. en lo demás, se ha apartado de su modelo (art. 669 del
Cgo. it.), que dispone que los frutos corren desde la demanda de entrega o desde
que ésta ha sido prometida, cuando el bien legado pertenece al gravado con la
manda o a un tercero (en el supuesto del art. 1188). La variante relativa al género o
cantidad parece haber sido tomada del art. 884 del Cgo. español. En el legado
genérico, por no hallarse la cosa determinada, es preciso determinarla y mientras tal
cosa se haga, no se puede realmente atribuir al legatario, con certeza, la propiedad
que permita determinar los frutos. En cuanto al legado de cantidad, ha de suponerse
que la ley, conforme a las reglas generales que establece (art. 414), hace correr los
intereses desde que el deudor incurriere en mora en las obligaciones pecuniarias, no
habiendo estipulación en contrario. En el caso de los legados si hay estipulación
expresa en el testamento, esos frutos o intereses se pagarán desde la fecha que
determine al disposición.
Jurisprudencia
Fte: P. 6, tí t. 4, ley 7 -
Conc: c. c. 1161 y s. -
Jurisprudencia
1.- "Es permitido instituir legados condicionales, con tal que las
condiciones sean posibles y honestas".
(G.J. Nro. 483, p. 19).
El legatario puede ser gravado con una carga, como cuando se le obliga a
cumplir a su vez un legado, cual ocurre en el caso del sublegado (Messineo). No se
trata de obligar al legatario a pagar la deuda del de cujus ni de la herencia, sobre la
cual rige la regla del art. 1269. La carga puede consistir también en obligar al
legatario de una nuda propiedad (dominio de un bien), a conceder derecho de
usufructo, uso o habitación a un sublegatario.
En todo caso, el legatario no está obligado sino hasta el lí mite del valor de la
cosa que recibe en legado. El cumplimiento de la carga puede ser objeto de fianza,
exigida por el interesado (heredero gravado con el legado), si no hay disposición del
testador en contrario.
ART. 1193.- (Carga ilí cita o imposible). Si la carga fuese ilí cita o imposible se
considerará no puesta, a menos que ella constituya el único motivo determinante
caso en el cual el legado es nulo.
El art., es una reiteración, para el caso, de las reglas generales relativas a las
consecuencias de la ilicitud, en los casos jurí dicos en general (arts. 485, 489, 490,
1117, v. gr.).
"667...
Si se ha legado un fundo, se comprende en el legado también las
construcciones hechas en el fundo, tanto si existí an como si no existí an en el
momento de la confección del testamento, salvo en todo caso la aplicabilidad
del segundo apartado del art. 686...".
"686...
Lo mismo ocurre (se revoca el legado) si el testador ha transformado la cosa
legada en otra, de manera que aquélla haya perdido la anterior forma y la
primitiva denominación...".
Fte: Cgo. fr. 1020 - Cgo. esp. 867, 3º) i.f. (para fase final) -
Precd: c. c. abrg. 593 -
Conc: c. c. 1194 - 1269 -
Comprendido, en parte, en la anot. del art. 1192.
Este art., presenta una indudable contradicción con la regla del art. 1269.
Mientras éste excluye al legatario del pago de las deudas hereditarias, aquél
prácticamente le obliga concurrir a ese pago cuando se le deja legada una cosa
gravada. El enredo, parece ser resultado de la adopción de diversas fuentes, cuyas
distintas soluciones no aparecen cuidadosamente conciliadas -como deberí a ser- para
salvar la necesaria concordancia que debe darse entre las normas singulares de
cada instituto jurí dico.
Jurisprudencia
Fte: Cgo. it. 653 (para I) - Cgo. esp. 876 (para II) -
Precd: c. c. abrg. 594 -
Conc: c. c. 304 - 1200 -
La idea que encierra el art., está mejor expresada y en forma que pueda ser
fácilmente entendida por el art. 655 del Cgo. modelo, que no habla de cosas
fungibles, expresión que se ha agregado a la regla en examen, tomada posiblemente
del art. 3760 del c. c. arg. Dice el Cgo. modelo:
"655.- Legado a tomarse en cierto lugar.- El legado de cosa a tomarse en cierto
lugar tiene efecto solamente si las cosas se encuentran allí y en
cuanto a la parte que se encuentra; tiene efecto, sin embargo, en
cuanto a la totalidad cuando, a la muerte del testador, las cosas no se
encuentran en dicho lugar, en todo o en parte porque habí an sido
trasladadas temporalmente del lugar en que de ordinario eran
custodiadas".
Estos, con otros de análoga naturaleza, son legados que versan sobre cosas
no corporales, puesto que lo que se transmite por el testador son derechos que ome
ha contra sus debdores, en el lenguaje de las Partidas (Scaevola).
Fte: Cgo. it. 660 (para I) - Cgo. esp. 879, 4º) (para. II) -
Precd: c. c. abrg. 590 i.f. -
Conc: c.f. 14 - 24 - 29 -
El legado de alimentos, ordinariamente, importa una de las mandas -dicen los
autores- con más frecuencia establecidas en los testamentos, porque con ellas se
satisfacen necesidades comunmente sentidas y debidamente apreciadas por los
testadores, particularmente cuando existen deberes morales o sociales. Si el testador
ha especificado debidamente la cuantí a y otras condiciones, se estará
indudablemente a lo que establecen las disposiciones testamentarias. Si falta la
especificación debida, la cuestión se torna dependiente de la situación del legatario
alimentando, de la consistencia del patrimonio hereditario y del patrimonio personal
del heredero (Messineo). Si el legado expresa simplemente la carga para el
heredero, de satisfacer la asistencia alimentaria en favor del legatario, en términos
generales, ella ha de cumplirse teniendo en cuenta las reglas de los arts. 14 y 21
del c.f. esto es, incluyendo todo lo indispensable para el sustento, habitación,
vestido, atención médica y, si se trata de un menor, los gastos de su educación, y
teniendo en cuenta, además, la necesidad del alimentando y los recursos del
gravado, si no hay partida especialmente consignada en el testamento; todo, sin
preterición de las consideraciones debidas a la condición personal del beneficiario.
El prf. II del art., que parece inspirado en el prf. 4º del art. 879 del Cgo.
español (que de todos modos supone una disposición testamentaria), constituye
propiamente un legado ex lege, dispuesto por la ley que, según Messineo, puede
darse aunque no señale -porque no lo hay- ningún ejemplo en el Cgo. italiano. No
se niega por los autores, aun en modernos tiempos, la existencia de cierta clase de
legados forzosos, admitidos muchos por motivos meramente transitorios o por
circunstancias locales. A tí tulo de curiosidad histórica, sobre el particular, Scaevola
da cuenta de algunas mandas obligatorias, aunque han caducado bajo el influjo de
principios filosófico-jurí dicos más razonables. Por ej. según la ley 7, tí t. 3, Lib. 10 de
la Noví sima Recopilación, entre las mandas forzosas de los testamentos habí a de
consignarse la destinada a casar mujeres huérfanas y pobres: siendo obligación el
dejar alguna cosa para esto. Se citan también Reales Ordenes de principios del siglo
18, que obligan para ciertos testamentos hechos en determinadas jurisdicciones, a
acordar legados para los hospitales reales, a lo menos cuarenta y ocho maravedí s
para la curación de los pobres enfermos.
En el caso de los legados de género y cantidad, el Cgo. abrg. (art. 598), con
muy buen criterio y conforme a las reglas generales, determina que el perecimiento
no puede alegarse como causa de extinción.
Fte: Cgo. it. 700 - Cgo. esp. 894 - Cgo. arg. 3870 -
Precd: c. c. abrg. 599 - 601 - 603 -
Conc: c. c. 427 - 433 - 1112 - 1221 - 1223 - 1224 - 1125 - 1229 -
El Tí tulo III, termina con este capí tulo dedicado a los albaceas o ejecutores
testamentarios que, como su nombre lo indica, sólo pueden darse en la sucesión
testamentaria. Se hace derivar la palabra albacea, de uso relativamente moderno,
del árabe aluaci (Scaevola). Es común entre los autores llamarlos simplemente
testamentarios (sustantivando la palabra). Además de albacea, peculiar de los
derechos hispanoamericanos y del de ejecutor testamentario (mas literal para los
derechos francés e italiano), este cargo de confianza póstuma, también es conocido
con los nombres de cabezaleros, mansesores y fideicomisarios (este último
peligrosamente equí voco, según anota Alcala-Zamora, traductor de Mazeaud).
Jurisprudencia
2.- "Tolerar que los albaceas dispongan de los bienes de una sucesión,
sin (disposición) expresa del testador, serí a autorizarlos para disponer
arbitrariamente de los bienes de una testamentarí a sin ninguna
responsabilidad".
(G.J. Nro. 214, p. 1168).
3.- "Al haber designado tres albaceas, numéricamente, sin disponer que
uno de ellos desempeñe al albaceazgo quedando los otros como
suplentes para los casos de vacancia, no modificó (el testador) la
generalidad de elección que recayó en los tres".
(G.J. Nro. 501, p. 3).
6.- "El albacea, por renuncia del primer albacea, tení a las mismas
atribuciones que éste, porque según el testamento ambos estaban
obligados a ejercer las funciones de albacea y partidores".
(G.J. Nro. 640, p. 5).
7.- "Si bien los albaceas son los encargados de llevar a efecto lo
ordenado en el testamento, cuando se pone en tela de juicio la nulidad
o validez de éste, la demanda no puede dirigirse contra ellos, meros
ejecutores de las disposiciones testamentarias, sino contra los
herederos, que son los interesados principales".
(G.J. Nro. 828, p. 25).
9.- "Siendo las funciones del albacea, tal como lo define el art. 599 (1220)
del c. c., las de simple ejecutor de la última voluntad del de cuius,
ellas no pueden comprender, como se pretende en la especie, las de
representación para responder sobre la legitimidad o ilegitimidad del
testamento, incumbencia reservada sólo a los herederos en concepto
del art. 485 (1007, II) del mismo cuerpo legal, que son los que entran
en lugar del causante en todos sus bienes, acciones y derechos".
(G.J. Nro. 1615, p. 123).
10.- V. los casos Nos. 2 del art. 804; único del art. 858.
Jurisprudencia
2.- "Cuando el testador no elige albacea, los herederos lo son por ley. Si
bien el heredero ha transferido sus derechos pecuniarios en la
sucesión, no ha transferido sus derechos exclusivamente personales
como es el de heredero. Consiguientemente declarar que el cargo de
albaceas corresponde al adquiriente de esos derechos pecuniarios es
quebrantar la ley".
(G.J. Nro. 919, p. 49).
3.- "El albacea no puede ser nombrado sino por el testador, y sólo en los
casos determinados por el art. 600 (1221) del c. c. por el juez".
(G.J. Nº 960, p. 57).
4.- "La designación de albacea que más convenga (en el caso del art.
1221) a los intereses de la testamentarí a, está sujeta al criterio de los
jueces de grado".
(G.J. Nro. 1029, p. 71).
5.- "De los datos del proceso consta que... se halla sub judice sujeto a
mandamiento de prisión y, por consiguiente, incapacitado para el
ejercicio del cargo de albacea (cuya designación pidió el juez en virtud
del art. 600, hoy 1221".
(G.J. Nro. 1029, p. 71).
6.- "Es aplicable el art. 600 (1221), sólo cuando el testador hubiese
omitido designar albacea, pero en ningún caso cuando se abre una
sucesión ab-intestato".
(G.J. Nro. 1170, p. 12).
7.- "Si se abre una sucesión ab intestato existiendo varios herederos,
corresponde a éstos desempeñar las funciones de albacea como lo
determina el art. 600 (1221)".
(G.J. Nro. 1192, p. 37).
9.- "Según el art. 600 (1221), (la designación de albacea legal o judicial)
supone siempre que haya testamento y en ningún caso (procede)
cuando se trata de una sucesión ab intestato".
(G.J. Nro. 1229, p. 78).
Véase la claridad con que desarrollan el tema las disposiciones citadas como
fuente del art. comentado. Dicen:
Art. 899: "El albacea que acepta este cargo se constituye en la obligación de
desempeñarlo; pero lo podrá renunciar alegando causa justa, al prudente
arbitrio del juez".
Art. 900: "El albacea que no acepta el cargo, o lo renuncia sin justa causa,
perderá lo que le hubiese dejado el testador, salvo siempre el derecho que
tuviera a la legí tima".
Jurisprudencia
"La renuncia del albaceazgo, hecha sin haber aceptado antes expresa ni
tácitamente, no pudo ser rechazada por cuanto el art. 602 (1223) prohibe
obligar a ser albacea".
(G.J. Nro. 500, p. 5).
El art. 3855 del Cgo. arg. -que sin duda es fuente del que se examina- tras
sentar la regla de que la función de albacea es indelegable, agrega que éste no esta
obligado a obrar personalmente y que puede cumplir su cometido mediante
mandatarios que obren bajo sus órdenes, respondiendo por los actos de éstos.
Fte: Cgo. esp. 902 - Cgo. it. 708 (para fase final del art.) -
Precd: c. c. abrg. 604, 1º) -
Conc: p. c. 652 - 663 - 671 -
c. c. 1220 - 1231 -
Jurisprudencia
2.- "Es obligación del heredero beneficiario administrar los bienes y rendir
las cuentas a los acreedores y herederos, obligación que el art. 604
(1225) también impone a los albaceas".
(G.J. Nro. 584, p. 3).
6.- "Según los arts. 566 y 604 (1040 y 1225) está prohibido al albacea
vender los bienes, sean muebles o inmuebles (sin) ocurrir al juez quien
los mandará sacar a subasta pública previa tasación".
(G.J. Nro. 920, p. 46).
7.- "Según el art. 565 (1038) que es uno a los que se refiere el 604
(1225), el albacea no está obligado sino por culpa grave en su
administración".
(G.J. Nro. 950, p. 94).
8.- "Al iniciar (el albacea) las gestiones para (cobrar el crédito) contenido
en el expresado documento, ha cobrado en ejercicio de sus funciones
de albacea y en cumplimiento de lo ordenado expresamente por el
testador".
(G.J. Nro. 992, p. 43).
9.- "Los albaceas careciendo de facultad para disponer de los bienes (de
la testamentarí a) en objetos ajenos a su (cometido) no pueden ser
demandados para el pago de obligaciones no reconocidas en el
testamento".
(G.J. Nro. 1143, p. 52).
11.- Véase los casos Nos. 9 del art. 1220; 4 del art. 1229.
ART. 1226.- (Plazo del albaceazgo). El término señalado por la ley a los
albaceas para cumplir su encargo es un año desde la muerte del testador o desde
que aceptaron las funciones, siempre que no las hubiesen concluí do antes.
Fte: Cgo. it. 703, 3) -
Precd: c. c. abrg. 605 -
Conc: c. c. 1227 - 1230 -
Jurisprudencia
6.- "El albacea nombrado por el juez no puede ejercer el cargo a los tres
años de su nombramiento, tanto por haber caducado su encargo
cuanto por haber sido ya sustituí do".
(G.J. Nro. 990, p. 17).
9.- "El albacea cesa sus funciones, por ministerio de la ley, cuando
transcurre el plazo que señala el art. 605 (1226) del c. c., que, en la
especie, no ha sido prorrogado y los jueces de grado al ordenar la
devolución de las sumas que retiene indebidamente, han dado estricto
cumplimiento a lo dispuesto por la ley".
(G.J. Nro. 1236, p. 40).
10.- "Al fenecimiento del término (señalado por ley), todo albacea se halla
obligado a entregar los negocios de la testamentarí a rindiendo la
cuenta respectiva, haya acabado o no de cumplir el testamento".
(G.J. Nro. 1236, p. 43).
11.- "El albaceazgo dura un año contando desde la muerte del testador y
sólo puede ser prorrogado por el testador o por disposición legal y
nunca puede durar más (del tiempo señalado por la ley) cumplido el
cual caduca la función, así se trate de albacea legal o judicial".
(G.J. Nro. 1319, p. 100).
Jurisprudencia
Jurisprudencia
1.- "El art. 606 (1229) concede a los albaceas premio por sus gestiones,
sólo en el caso de que ellos administren la testamentarí a y fenezca su
gestión, rindiendo cuenta de ella".
(G.J. Nro. 188, p. 955).
2.- "El art. 606 (1229) concede (remuneración) a los albaceas no sobre la
renta, sino sobre el capital".
(G.J. Nro. 214, p. 1169).
3.- "El albacea tiene derecho a percibir la cuota fijada por el art. 606
(1229), sobre los bienes administrados y al negarse este abono, se
infringe la citada ley".
(G.J. Nro. 872, p. 14).
Los autores y las legislaciones, señalan en primer lugar, la muerte del albacea
como el modo más natural de terminación del albaceazgo. Siendo por esencia
indelegable, no es trasmisible a los herederos (Scaevola, Planiol y Ripert). Si es uno
solo y el testador no ha previsto sustituto, puede procederse en la forma prevista en
el art. 1221. Si son varios, los que sobreviviesen continuarán en la función.
La expiración del plazo para el cumplimiento del cometido del albacea, supone
el término fijado por el testador, por la ley, por los herederos o por el juez, incluí da
la prórroga si ella es concedida en sus respectivos y ya diferenciados casos.
Jurisprudencia
2.- "La remoción consagrada por el art. 608 (1230) en bien de los
intereses de la testamentarí a, debe sustanciarse sumaria y
rápidamente, con noticia del albacea, ya que nadie puede ser
sentenciado sin ser oí do".
(G.J. Nro. 1158, p. 68).
ART. 1231.- (Gastos). Los gastos hechos por el albacea para el inventario,
rendición de cuentas, partición y los demás indispensables y justificados en el
ejercicio de sus funciones son a cargo de la testamentarí a.
3.- "El cumplimiento del plazo para el desempeño del albaceazgo, incluí da
la prórroga, hace caducar ipso iure dicha función y procede la
rendición de cuentas inmediata".
(G.J. Nro. 1319, p. 121).
Jurisprudencia
DE LA DIVISION DE LA HERENCIA
CAPITULO I
DISPOSICIONES GENERALES
Fte: Cgo. fr. 815 (para I) - Cgo. it. 713, 2º) y 3º) (para II) -
Precd: c. c. abrg. 644 - 645 - 1528 -
Conc: p.c. 671 -
c. c. 167 - 171 - 436 - 648, II) -
El Tí tulo que se inicia con este art., legisla la última de las diversas
operaciones que supone el mecanismo jurí dico sucesorio; es la operación material
llamada partición: mientras no se hace la partición, los bienes de la herencia se
hallan en estado de indivisión.
La división, puede pedirla todo interesado legí timo que no sólo es todo
heredero, como expresa el art. Desde luego, puede hacerlo el albacea (art. 671 del
p.c.). Pueden también hacerlo los acreedores para preservar sus derechos,
ejerciendo los derechos que figuran en el patrimonio de su deudor negligente (art.
1445).
El art., cuando prescribe que todo coheredero puede pedir siempre la división
de la herencia, consagra la imprescriptibilidad de la acción de partición de la
herencia o de los bienes comunes (art. 171). Es cierto que el precepto es ambiguo y
no tiene la inequí voca claridad del Código abrg.: la acción de partir se puede
entablar en cualquier tiempo (art. 645) o la herencia indivisa y los bienes puestos en
sociedad, no puede prescribirse por los coherederos ni por los socios (art. 1528).
Pero, a pesar de su ambigüedad, éstos son los principios que contiene su
disposición. De esta interpretación participa Messineo, que al comentar la disposición
fuente del art. y el alcance del vocablo siempre, usado en él, declara que la acción
de partición es imprescriptible. Otra caracterí stica de esta acción, señala también por
el autor del Manual, es que es indivisible y unitaria, en el sentido de que debe ser
promovida contra todos los coherederos interesados (art. 679 del p.c.).
Jurisprudencia
2.- "El art. 645 (1233) determina que a nadie se puede obligar conservar la
herencia indivisa, pudiendo la acción de partir entablarse en cualquier
tiempo".
(G.J. No. 563, p. 25).
3.- "La división por la que los herederos dividen la masa hereditaria para
tomar cada uno lo que le corresponde en iguales valores apreciados o en
especie, sirve a fijar y determinar la propiedad de cada heredero sobre los
bienes comprendidos en el lote respectivo".
(G.J. Nº 611, p. 12)
4.- "La oposición no destruye la demanda de división porque la opositora (que
además compro tres acciones de sus hermanos) representa los mismos
derechos y acciones que poseí an sus hermanos proindiviso en la sucesión del
padre común".
(G.J. Nº 647, p. 27).
5.- "La acción de partir es absoluta y, por lo mismo, (no está) prohibido
ejercer dicha acción concretándola a la división parcial de una parte de la
herencia, sólo con uno o más de los acreedores poseedores de la fracción de
bienes divisibles".
(G.J. Nº 824, p. 30).
6.- "La división debe (hacerse entre todos) los copartí cipes, sin que proceda
una división parcial que es contraria al común derecho de los herederos".
(G.J. Nº 852, p. 22).
8.- "Perteneciendo los bienes indivisos de una sucesión a todos los herederos,
ninguno en particular es propietario exclusivo de algunos de ellos mientras no
se los haya asignado concretamente en la partición que deben practicar".
(G.J. Nº 1148, p. 4).
9.- "El carácter jurí dico de las particiones, no responde a un acto traslativo
sino a uno declarativo en el que todos y cada uno de los bienes sucesibles
pasan al dominio de los herederos desde el momento en que se abre la
sucesión"..
(G.J. Nº 1176, p. 10).
14.- "El heredero puede demandar el pago de la parte alí cuota de los
rendimientos de la herencia, aun sin recurrir previamente al proceso de
división y partición".
(G.J. Nº 1315, p. 54).
17.- "La herencia indivisa no prescribe, conforme dispone el art. 1528 del c.
c.".
(G.J. Nº 1589, p. 79).
18.- "La partición de herencia debe realizarse con sujeción (a las normas
legales), de modo que cada heredero reciba su respectiva alí cuota, debiendo
cuidar los tribunales de grado de que se proceda en la división y participación
correspondiente con la mayor equidad".
(G.J. Nº 1602, p. 100).
19.- "Conforme dispone el art. 645 (1233) del c. c. a nadie se puede obligar a
mantener la herencia indivisa, pudiendo los interesados entablar la acción de
división en cualquier tiempo, aunque hayan convenciones en contrario".
(G.J. Nº 1615, p. 58).
23.- "Toda división y partición ordenada por el juez, debe ser hecha con
noticia de todos los coherederos".
(A.S. Nº 188, de 30-VII-79), c.s. 1ª, inéd.).
25.- Véase los casos Nos. 17 del art. 170; 1 del art. 1068; 12 del art. 1453.
Jurisprudencia
Jurisprudencia
Las excepciones de los prgs. II y III del art., no parecen haber sido
meditadamente incluí das, una vez que la finalidad del patrimonio familiar, dado su
limitado objeto y extensión a las necesidades familiares, generalmente de vivienda,
debe considerarse prioritaria a la utilidad de los hijos mayores. Si se ha atendido a
la situación del cónyuge supérstite, con buen criterio, en los casos del art. 1238,
debió haber inspirado el mismo celo la disposición del 1237, una vez que, en
definitiva, el patrimonio familiar y el mobiliario a que se refiere al caso 3) del art.
1238.
ART. 1238.- (Indivisión del equipo profesional, del negocio comercial y del
inmueble ocupado como vivienda).
I. El cónyuge sobreviviente puede pedir al juez, y éste concederle, que se le asigne:
1) El pequeño negocio comercial propio del premuerto.
2) El equipo profesional y sus instalaciones donde ambos cónyuges trabajan al morir
el de cujus.
3) El inmueble, y su mobiliario, usados exclusivamente como vivienda por los
esposos al morir el de cujus.
II. En tales casos esos bienes quedarán comprendidos en la porción hereditaria
del sobreviviente, compensándose la diferencia conforme a lo dispuesto por el
artí culo 1246.
III. El coheredero forzoso, distinto del cónyuge, que trabajaba con el de cujus
cuando éste murió, puede también acogerse al artí culo presente en sus casos 1 y 2.
La solución del art., se aplica también al caso previsto en el 1242 por las
razones enunciada en él, que prácticamente son simplemente comprensibles, como
ya se anotó en el art. 170, I).
Jurisprudencia
Las disposiciones de este art. están repetidas en las de los arts. 1255, 1259 y
1260, que están consignados en el capí tulo en el que les corresponde estar
ubicados, conforme se reconoce en el propio precepto, parágrafo I.
consiguientemente, estas disposiciones están examinadas con dicho arts. (v. las
anots. respectivas).
Jurisprudencia
PRINCIPIOS GENERALES
"Venisse ad heredem nihil intelligitur, nisi deducto aere alieno" = (No adquiere
el heredero sino lo que queda después de satisfechas las deudas del difunto).
Digesto, ley 165, tí t. 16, Lib. 50. Cit. Scaevola.
"Hereditas non intelligitur, nisi deducto aere alieno" = (Se entiende por
herencia lo que queda después de cubiertas las deudas). M. Puigarnau.
Jurisprudencia
1.- "Según el art. 646 (1245) la división entre los herederos debe comprender
la porción de la masa hereditaria, compuesta de los bienes que el difunto ha
dejado al tiempo de su fallecimiento y de los que, conforme al art. 635 (1255)
y s. deben traerse a colación para descontarse".
(G.J. Nº 300, p. 1985).
Fte: Cgo. it. 726, 2º) - 727 - 730 - Cgo. fr. 834 (para III) -
Conc: p.c. 672 -
c. c. 1241 - 1242 - 1248 -
El art. ha sido simplemente copiado del art. italiano 729 (inc. 1º), sin advertir
su inaplicabilidad en el Derecho boliviano. Determina que la asignación de las
porciones iguales se hace por sorteo y las desiguales por atribución, sin explicar
además, qué se ha de entender por tal atribución. La disposición, tal cual está
redactada en el Cgo. italiano, se explica porque prevé la concurrencia de hijos
legí timos y naturales, por ejemplo, según la diferenciación clásica que aún subsiste
en el Derecho italiano, caso en el que se pueden dar porciones desiguales, por la
desigual atribución que les reconoce la ley. En el Derecho boliviano, que no admite
ninguna desigualdad entre descendientes por razón del origen de la relación familiar,
las porciones sólo pueden ser iguales, sea que concurran sólo descendientes, sea
que concurran éstos con el cónyuge supérstite, sea que el cónyuge concurra con
ascendientes, sea que concurran ascendientes solos, (arts. 1094, y s.). Si ha de
objetarse que el art. puede referirse a legatarios v. gr., la objeción es falsa, porque
el legado es una atribución directamente dispuesta por el testador, dentro de su
porción de libre disponibilidad, que se paga como carga, antes de la estimación
partible. Tampoco cabe considerar casos de atribución los de los arts. 1109, II) y
1110, II).
Jurisprudencia
3.- "La división del acervo hereditario por igual entre los herederos, sin tener
en cuenta la condición de hijos naturales y legí timos, no infringe el art. 509
(sin equivalente) del c. c., ya que esta disposición está derogada por el art.
134 (195) de la Constitución Polí tica, que proclama la igualdad de los hijos
ante la ley".
(G.J. Nº 1317, p. 122).
1.- "El art. 649 (1250) permite a los herederos partir como mejor les
convenga y aún transigir".
(G.J. Nº 577, p. 8).
2.- "La facultad concedida por el art. 649 (1250) del c. c. para que los
herederos puedan partir como mejor les convenga los bienes hereditarios no
se halla forzosamente sujeta a las condiciones y formalidades que exige el
art. 646 (1245)".
(G.J. Nº 599, p. 3).
3.- "En la partición extrajudicial de bienes, con sujeción al art. 649 (1250) del
c. c. en que no han figurado menores, ausentes o de otro modo inhábiles
(pueden los contratantes) ocurrir directamente al notario a hacer protocolizar
la convención de partición".
(G.J. Nº 959, p. 95).
4.- "La división voluntaria se hace por los herederos como mejor les convenga
y sin necesidad de sujetarse a las formalidades establecidas por las leyes;
surte sus efectos jurí dicos mientras no se la ataque de nulidad por lesión,
dolo o fraude".
(G.J. Nº 1217, p. 28).
5.- "La división y partición voluntaria debe comprender a todos los herederos
forzosos, pena de nulidad".
(G.J. Nº 1225, p. 48).
7.- "El art. 649 (1250) del c. c. autoriza a los herederos partirse la herencia
como mejor les convenga y aun transigir, siempre que no se perjudique los
derechos de menores y ausentes".
(G.J. Nº 1305, p. 12).
8.- "La naturaleza de la acción de partir los bienes de la masa común
hereditaria, cuando concurren menores de edad, está condicionada a
formalidades intrí nsecas de remate público en caso de indivisión, acreditado
por los medios de prueba que la ley correspondiente dispone en su amparo".
(G.J. Nº 1354, p. 31).
9.- "A tenor de los arts. 648 y 649 (1250) del c. c. pueden los herederos
verificar la división y partición entre ellos, como mejor les convenga, no
pudiendo proceder a una nueva operación, sin que previamente se haya
anulado la anterior mediante la correspondiente sentencia".
(G.J. Nº 1362, p. 27).
ART. 1251.- (División hecha por el testador). I. El testador puede dividir sus
bienes entre sus herederos.
II. Los bienes no comprendidos en el testamento se atribuyen conforme a la
ley.
La división puede ser hecha por el causante de la herencia, tanto por acto
entre vivos como por acto mortis causa. El art. 654 del Cgo. abrg. lo establecí a así
expresamente. El art., sólo doce que el testador podrá dividir sus bienes entre sus
herederos, lo cual no implica necesariamente una prohibición de la partición por acto
entre vivos. Messineo, comentando las disposiciones equivalentes del Cgo. italiano
(arts. 733 y 734), considera que la partición por acto entre vivos ha sido eliminada,
sobre todo por razones técnico-jurí dicas, aunque sin explicar cuáles son ellas.
Jurisprudencia
1.- "La autorización que concede el art. 654 (1251) a los padres y
ascendientes para hacer la partición de los bienes debe entenderse
guardando en ella la igualdad legal".
(G.J. Nº 33, p. 288).
3.- "Al declararse con sólo el apoyo de las disposiciones de los testigos la
existencia de la partición alegada (hecha por el ascendiente), se ha
quebrantado la ley (art. 1251 c. c.) por indebida aplicación".
(G.J. Nº 863, p. 56).
4.- "Los padres pueden efectuar partición de bienes entre sus hijos y
descendientes; mas, habiendo hijos y cónyuge la partición que hagan sólo
debe comprender a los hijos reservando lo que corresponde conforme a ley
(gananciales sobre todo) para el cónyuge supérstite".
(G.J. Nº 1259, p. 13).
5.- V. los casos Nos. 1 del art. 170; 1 del art. 1233; 7 del art. 1254.
Jurisprudencia
2.- "Lo dispuesto por el art. 1088 (564) del c. c. al fijar el taxativo plazo de
dos años para el vendedor de un inmueble pueda pedir rescisión, no es
aplicable a los casos en que se alega lesión en una disposición
testamentaria".
(G.J. Nº 1174, p. 33).
3.- V. los casos Nos. 3 del art. anterior; 6 del art. 1254.
El art. 658 del c. c. abrg. contiene la solución más propia y adecuada para el
efecto, al disponer que la partición se protocolizará en la Notarí a respectiva, la cual
dará a cada interesado el testimonio de su hijuela, procedimiento mantenido en la
disposición del art. 675 del p.c.
Jurisprudencia
DE LA COLACION
El Capí tulo en examen, empieza por declarar (art. 1254), que se considera
anticipo de legí tima, toda donación que el causante de la herencia hizo en vida a
sus herederos forzosos, a menos que haya dispensa expresa del testador, caso en el
cual no se computa la liberalidad sino en lo que exceda a la porción disponible.
Jurisprudencia
1.- "Por lo dispuesto por el art. 636 (1254) deben traerse a colación y
descontarse en la partición los valores que no cualquier tí tulo hayan recibido
los hijos o nietos".
(G.J. Nº 612, p. 7).
2.- "Al disponer que no se traigan a colación las cantidades que no recibió la
hija en su beneficio exclusivo, no se viola el art. 636 (1254)".
(G.J. Nº 736, p. 13).
3.- "La retribución por los trabajos del hijo no pueden considerarse como
anticipo de legí tima que obligue a hacer la colación".
(G.J. Nº 1040, p. 73).
4.- "La nulidad de una escritura de anticipo de legí tima, no procede después
de la muerte del anticipante".
(G.J. Nº 1269, p. 79).
5.- "Debe traerse a colación los bienes recibidos y poseí dos por los distintos
coherederos, conforme al art. 647 (1069) del c. c.".
(G.J. Nº 1284, p. 58).
6.- "Supone anticipo de legí tima toda donación, toda dádiva de los padres a
los hijos, hecha por contrato o por testamento y ella es irrevisable, salvo las
causales previstas por el art. 652 (1252) del c. c.".
(G.J. Nº 1308, p. 16).
7.- "El anticipo de legí tima no es una donación, que es un modo de adquirir
la propiedad de una cosa, muy distinto de la transmisión hereditaria en la que
está comprendida el anticipo de legí tima que importa una partición en la
herencia que el art. 654 (1251) del c. c. autoriza hacer entre sus hijos a los
padres o ascendientes, sea por acto entre vivos o por testamento".
(G.J. Nº 1362, p. 20).
9.- "No procede colacionar los bienes que los hijos han adquirido de sus
padres mediante compraventa a tí tulo oneroso, así la compraventa se haya
efectuado tres meses antes del fallecimiento".
(G.J. Nº 1386, inéd. cit. de Arce y Urcullo).
Las personas obligadas a colacionar son los herederos forzosos (art. 1255).
Se consideran tales los descendientes, los ascendientes, el cónyuge en los
matrimonios y el conviviente en las uniones conyugales de hecho, a quienes se
refieren los arts. 1059 y s.
Los herederos que no son forzosos, como los parientes colaterales y los
extraños por razón de parentesco al causante de la herencia, quedan excluí dos de la
colación. A éstos el testador puede acumularles cuantas mercedes quiera, en vida o
por causa de muerte, sin más lí mite que el prescrito sobre el margen de libre
disponibilidad. De ello se infiere también, que la colación está instituí da en favor de
los herederos forzosos, como un medio de regulación de la legí tima (Scaevola).
Las personas a quienes se debe la colación, por eso, son los otros herederos
forzosos. Los bienes colacionables son todos aquéllos que el heredero forzoso ha
recibido en vida, directa o indirectamente. El testador, puede hacer que no se tenga
en cuenta, esto es, que no se colacione alguna o algunas liberalidades. Esta
voluntad ha de respetarse, en tanto en cuanto el lí mite que fija el prf. II del art. 1255
no sea excedido. Indudablemente que esta voluntad del testador, ha de manifestarse
en forma expresa. Su silencio respecto del particular, ha de interpretarse en sentido
de que la intención del testador no es dispensar de la colación a los favorecidos.
Jurisprudencia
La regla del art. está mejor expresada en su modelo, art. 739 y con la
inserción de éste resultará más inteligible el precepto.
Texto éste, como se ve, que guarda más conformidad con la lógica, con la
equidad, y con la disposición básica en materia de colaciones (art. 1255). En efecto,
el consorte donatario que no es heredero forzoso del ascendiente donante, no tiene
ví nculo jurí dico alguno de representación o sustitución con el cónyuge heredero
forzoso. Ahora bien, si el art. 1255 dispone que, el donatario obligado a colacionar
sea heredero forzoso del donante o causante de la herencia, ha de suponerse que
éste donó a su nuera o a su yerno con dispensa de colación, ya que no son sus
herederos forzosos (Rogron, cit. por Scaevola). Téngase además en cuenta, que en
orden a los bienes propios de los esposos, el Código de familia dispone que
pertenecen por la mitad a cada uno de éstos, salvo proporción diversa dispuesta por
el donante, las donaciones que reciben conjuntamente (art. 105 c.f.); precepto que
refuerza la observación formulada supra al prf. II del art. 1257 que, aparte descuidar
la necesaria concordancia con el ordenamiento jurí dico general, contradice la regla
básica del art. 1255.
Fte: Cgo. it. 746 - Cgo. fr. 861 - 862 (para II) -
Precd: c. c. abrg. 642 -
Conc: c. c. 96 - 97 - 1073 - 1076 - 1260 -
La regla equivalente al art., contenida en el art. 746 del Cgo. modelo, es más
simple y más práctica. Da al aportante la opción de colacionar el bien en especie o
imputando su valor a su propia legí tima, y cuando el bien ha sido enajenado o
hipotecado, la colación se hace sólo por imputación. Las reglas del art. 1073,
invocadas en el art., se refieren a donaciones hechas a extraños (legados)
sometidas, en su caso, a reducción.
Jurisprudencia
"Siendo varios los herederos y poseyendo los bienes sólo de ellos, éstos
están obligados a partir a los otros la cuota que les corresponde en los frutos
percibidos".
(G.J. Nº 1044, p. 38).
Jurisprudencia
Las deudas, en sentido estricto, del difunto, pasan al heredero, cualquiera que
sea su origen: contrato, acto jurí dico unilateral, ley. Al heredero corresponde cumplir
las obligaciones del cuius y de la sucesión. Los acreedores tienen precedencia
respecto de los derechos correspondientes al heredero, sobre el patrimonio
hereditario, a un tratándose del heredero legal, incluí do el Estado (art. 1111, II).
Ahora bien, cuando el heredero sea uno solo, sucede él solo en las deudas
que estaban a cargo del difunto, frente a terceros. Si los herederos son más de uno,
la deuda se divide ipso iure (Messineo) entre ellos, en proporción a la respectiva
cuota hereditaria.
ART. 1267.- (Repetición por pago de deuda común). El coheredero que por
efecto de la hipoteca u otro motivo haya pagado el todo o la mayor parte de la
deuda común que a él le incumbe, sólo puede repetir a los otros coherederos la
parte que ellos deben contribuir conforme al artí culo 1265.
Fte: Cgo. it. 754 - Cgo. fr. 875 -
Conc: c. c. 436 - 440 - 1265 - 1268 -
Comprendido en la anot. al art. 1265.
El precepto del art., ha sido examinado en la anotación del art. 1197, de cuya
disposición se desprende, que si el legante ha gravado el bien legado, sin dispensa
expresa en favor del legatario, éste deberá aceptar el legado con la carga del
gravamen y pagarlo, sin derecho a subrogarse en los derechos del acreedor frente a
los herederos.
ART. 1270.- (Derecho del heredero sobre los bienes de su lote). Se considera
que todo coheredero es único e inmediatamente sucesor de todos los bienes que
componen su lote y que nunca ha tenido propiedad en los otros bienes hereditarios.
Este capí tulo, en sus cuatro artí culos deja entender que las particiones no
producen más que dos efectos: el que expresa el 1270, o sea, que las particiones,
hechas legalmente, confieren a cada heredero la propiedad exclusiva de los bienes
que le hayan sido adjudicados, y el que regulan los arts. 1271, 1272 y 1273 relativos
al saneamiento de la evicción de los bienes adjudicados, obligación a que quedan
recí procamente sujetos los coherederos una vez hecha la partición.
Sin embargo, en el capí tulo precedente, el art. 1266, señala otro efecto de la
partición, por virtud del cual el heredero que recibe en la partición una cosa gravada
con hipoteca o anticresis, puede ser demandado por la totalidad de la obligación,
con sus derivaciones contenidas en los arts. 1267 y 1268, anotados lí neas arriba.
DE LOS DERECHOS
TITULO PRELIMINAR
CAPITULO UNICO
DISPOSICIONES GENERALES
Conc: Const. 7 -
c. c. 1280 - 1447 -
Las disposiciones preceptivas de este capí tulo único, habrí an estado muy bien
ubicadas con otros principios generales que faltan, en un tí tulo preliminar con el que
generalmente comienzan los Códigos civiles, incluí do el modelo italiano, y no
únicamente uno de los libros, que lo componen, como éste.
Son pautas de conducta hechas normas jurí dicas para que aquéllas tengan,
como dice Coutere, efectividad y vigencia positiva en la vida de relación
jurí dicamente normada, conformadas a la distinción entre conducta y derecho que ya
subrayó kant: honeste vivere, alterum nom laedere, suum cuique tribuire, preceptos
que señalan acción en reglas de conducta: ser virtuoso, no dañar y retribuir, que en
un derecho de traducen en prevenciones normativas: honeste vive, alterum nom
laede, suum cuique tribue: sé virtuoso, no dañes, retribuye.
Conc: c. c. 1279 -
Puede considerarse este art. como expresión variante del principio contenido
en el art. 1449.
ART. 1282.- (Prohibición de la justicia directa).
I. Nadie puede hacerse justicia por sí mismo sin incurrir en las sucesiones
que la ley establece.
II. Esta prohibición no impide, sin embargo, los actos de legí tima defensa
permitidos y calificados por la ley, ni los que conduzcan inmediatamente a la
intervención de los órganos jurisdiccionales.
Conc: c. c. 1281. -
TITULO I
DISPOSICIONES GENERALES
Las Partidas (3ª tí t. 14 ley 12, cit. de Scaevola), dan esta noción: prueba es
aueriguamiento que se faze en juyzio en razón de alguna cosa que es dubdosa.
Nótese la similitud de esta definición de las leyes de Partida, con las dadas
por el C. de Proced. de 1832 (art. 257) y la Comp. de leyes procesales de 1878 (art.
158), que consideran prueba la averiguación jurí dica de la verdad o falsedad de la
demanda.
La palabra prueba -probanza en las leyes antiguas- se hace derivar del verbo
latino probare, que significa probar, patentizar, demostrar la existencia de una cosa.
Trae su etimologí a, según unos autores, del adverbio latino probe, que significa
honradamente y se considera que obra con honradez quien pruebe lo que pretende;
según otros, de la palabra probandum, que significa recomendar, aprobar,
experimentar, patentizar, hacer fe, al tenor de varias leyes romanas. Por eso, se
señala como juicio importante el que se refiere a la prueba, cuando se dice probar
es vencer (López-Moreno) o cuando se destaca el efecto de su ausencia con el
aforismo latino nom apparere et non esse paria sunt (son iguales el no ser y el no
aparecer; cit. Scaevola). En el derecho angloamericano, las leyes sobre pruebas son
llamadas law of evidence y la prueba evidence (evidencia), palabra más exacta, dice
López-Moreno, porque en realidad se demuestra bien sólo lo que se ve. La evidence
supone una certeza clara y donde no hay evidencia no hay verdadera certeza, lo
que vale decir que donde no hay certeza no hay prueba. La certeza -se dice- es el
conocimiento exacto de la verdad sin ninguna suerte de dudas, y tal certeza no se
adquiere sino por la evidencia. Parece algo redundante, pero tiene una notoria
exactitud.
A los fines del Tí tulo, cuyo examen se inicia con el de este art., se plantea
varias cuestiones relativas a la actividad probatoria. Consisten ellas en determinar
qué es prueba; qué se prueba; quién prueba; cómo se prueba, y qué valor tiene la
prueba producida. La primera cuestión atañe al concepto de la prueba; la segunda a
su objeto; la tercera a la carga de la prueba; la cuarta al procedimiento probatorio y
la quinta a su valoración o apreciación.
Per rerum naturam factum negantis probatio nulla sit (por la naturaleza de las
cosas, el que niega un hecho no necesita probar su negación; Codex, Lib. 4, tí t. 19,
ley 23).
Ei incumbit probatio, qui dicit, non qui negat (compete la prueba a quien
afirma, no a quien niega; Digesto, Lib. 22, tí t. 3, ley 2).
Regla cierta de derecho es que la parte que niega alguna cosa en juyzio no
es tenudo de la prouar (P. 3, tí t. 14, ley 2).
Aquel que dize que dio, o pago algo a otri... es tenudo de lo prouar... (P. 3,
tí t. 14, ley 6; todas las citas, de Scaevola).
El precepto del art., sobre la carga de la prueba, esto es, sobre a quien
corresponde proporcionarla, reproduce el antiguo axioma: onus probandi incumbit
actori, reus in exipiendo fit actor. Esto es, el peso de la prueba recae en quien
demanda una determinada pretensión frente a otro, que debe probar los hechos en
los cuales fundamenta su demanda. El demandado puede limitarse a negarla,
dejando toda la carga de la prueba al demandante (ei incumbit probatio qui dicit, non
qui negat). Mas, si el demandado alega hechos diversos de los deducidos por el
actor que, sin negarlos necesariamente, sean incompatibles con éstos y les quiten
eficacia, ya porque tengan carácter extintivo (v. gr. pago), impeditivo (v. gr. vigencia
de plazo pactado) o modificativo (v. gr. excesiva onerosidad sobrevenida), está
obligado a probar su excepción conforme a la segunda parte del axioma citado
supra.
Esta regla general, se modifica cuando concurre una presunción legal (iuris
tantum). El actor que tiene en apoyo de su demanda una presunción, está
dispensado del peso de la prueba. Igualmente, el demandado cuya excepción se
funda en una presunción (art. 1318, IV). Habida cuenta que la presunción da la cosa
presunta como probada, la parte a la cual se la opone no puede limitarse a negarla:
tiene que probar su impugnación contraria a la presunción (Ricci). Se produce una
inversión del peso de la prueba, por ministerio de la ley, en todos los casos de
presunción en que expresamente admite prueba en contrario. Ejemplos: el deudor
que tiene el documento de crédito en su poder y opone excepción de pago, no está
obligado a probar su excepción (art. 359, II), cuyo peso se desplaza al acreedor que
debe probar que no entregó voluntariamente ese poseedor que ejerce actualmente la
posesión (art. 88), que demanda a quien afirme tener derechos sobre las cosa
poseí da para que se declare la inexistencia de tales derechos (art. 1455), desplaza
el peso de la prueba al demandado por efecto de la presunción del art. 88 que le
favorece.
Jurisprudencia
1.- "El principio jurí dico de que nadie debe ser creí do en juicio sobre su
simple palabra, se conforma con (lo dispuesto por) el art. 901 (1283)".
(G.J. Nº 393, p. 239).
2.- "El vendedor que invocó en su defensa la excepción del art. 1046 (630),
estaba en el deber de probar en observancia del art. 901 (1283) que el
comprador conocí a el peligro al tiempo de la venta y al no hacerlo da lugar a
la repulsa de la excepción por falta de prueba".
(G.J. Nº 440, p. 691).
4.- "El auto se funda en no haberse probado (la) acción por causa del
demandante, como le cumplió hacerlo en observancia de los arts. 901 (1283)
del c. c. y 166 (375) del p.c.".
(G.J. Nº 691, p. 10).
5.- "El que asegura (haber pagado) debe también justificar por su parte el
pago o el hecho que produjo la extinción de la obligación según este art.
(1283)".
(G.J. Nº 719, p. 24).
En el mismo sentido.
(G.J. Nº 1360, p. 17).
10.- "Es obligación del actor producir las pruebas que le corresponde, como lo
es la del demandado producir las de sus excepciones".
(G.J. Nº 1599, p. 100).
11.- "De conformidad con el art. 160 (375) del p.c., es obligación del actor
producir las pruebas de su demanda y del demandado las de sus
excepciones".
(G.J. Nº 1601, p. 89).
13.- Véase los casos Nos. 2 del art. 721, 1 del art. 873, 2 del art. 1002, 19
del art. 1318.
ART. 1285.- (Medios de prueba). Son medios de prueba los que se establecen
en el tí tulo presente así como los señalados en el Código de Procedimiento Civil.
Los autores antiguos señalan los medios de prueba con estos dos versos
latinos (Scaevola).
Aspectum, sculptum, testis, notoria, scriptum,
jurans, confesus, praesumptio, fama, probativus.
De todos los medios de prueba, según distinguen los autores, unos son
llamados directos, porque producen la convicción del juzgador por impresión directa
o personal del hecho discutido, como los documentos en general o la inspección;
otros se designan indirectos, cuando transmiten al juez la certeza adquirida por otras
personas, como ocurre en la testificación o cuando se deducen por raciocinio con
arreglo a la lógica según acontece con las presunciones. Considerado el tiempo se
distinguen dos especies de medios de prueba (Ricci): una que comprende la prueba
constituí da antes del juicio, llamada preconstituí da en el estilo forense, como, v. gr.
el documento público que define el art. 1287 (probationes probatae); la otra
comprende la prueba que debe producirse en el curso del juicio mismo, como la
testificación o la información pericial, v. gr., (probationes probandae).
Jurisprudencia
5.- "Las reglas de sana crí tica son reglas de lógica que operan en el criterio
de los juzgadores de instancia y a las que sólo cabe considerar como
infringidas cuando la ponderación de los elementos probatorios resulta
manifiestamente injusta".
(A.S. Nº 256 de 18-X-79).
SECCION I
SUBSECCION I
Fte: Cgo. it. 2699 (para I) - Cgo. fr. 1317 (para II) -
Precd: c. c. abrg. 903 -
Conc: c. com. 128 - p.c. 399 -
c. c. 68 - 491 - 492 - 667 - 805 - 1285 - 1309 - 1542 -
Jurisprudencia
2.- "Aunque la minuta fue suscrita por los interesados, no acredita legalmente
la demanda (porque) aquéllos que la constancia de la convención ha de
resultar de escritura pública".
(G.J. Nº 681, p. 46).
5.- "Es nula la escritura pública de venta cuando no está firmada por uno de
los contratantes y los testigos según el art. 25 de la L. del Notariado".
(G.J. Nº 1210, p. 48).
6.- "El poder de fs...., constituye instrumento público que lleva la fe probatoria
del notario ante quien se otorgó, acerca de la edad del otorgante (cuya
alegada minoridad no se ha probado)".
(G.J. Nº 1251, p. 13).
8.- "La minuta no constituye tí tulo de propiedad, sino un simple proyecto (de
escritura pública) dirigido a un Notario de Fe Pública para la extensión de
ésta y que para tener eficacia de documento privado, entretanto, debe
contener manifiesta y expresa convención de las partes al efecto".
(G.J. Nº 1563, p. 119).
8b.- "El tí tulo público de propiedad acompañado hace plena fe según los arts.
903 y 905 (1287 y 1289) del c. c. y surte efecto legal al hacer adquirido
publicidad mediante su inscripción en el registro de los derechos reales, con
la prelación que le aseguran los arts. 1º, 4º y 15º de la L. de 15 de Nov. de
1887 (c. c. art. 1545)".
(G.J. Nº 1563, p. 120).
9.- "El art. 903 (1287) del c. c., establece que una escritura pública, para que
sea considerada tal, debe hacerse con todas las solemnidades necesarias,
que son las indicadas en la L. del Notariado y en el mismo Código".
(G.J. Nº 1589, p. 108).
11.- "Toda actuación procesal cumplida por un funcionario auxiliar del ramo
judicial, dentro de los lí mites de su competencia y cumpliendo los requisitos
formales correspondientes, es un acto auténtico según prevé el parágrafo I
del art. 1287 del c. c. y tiene la fuerza probatoria que le asigna el parágrafo I
del art. 1289 del mismo" (A.S. Nº 129 de 4-VIII-80).
12.- "El acto jurí dico de la v. gr. y el instrumento que le acredita, merecen
plena fe y surten sus efectos legales, mientras no se demande y pruebe su
nulidad por cualquier defecto de forma o de fondo explí citamente señalados
por la ley".
(A.S. Nº 4 de 6-I-81).
Jurisprudencia
1.- "El documento es nulo como instrumento público por no haber intervenido
presencialmente al otorgante (que lo ha firmado fuera del acto de
celebración), pero no lo es (nulo) como instrumento privado".
(G.J. Nº 19, p. 163).
2.- "La escritura pública que contiene un defecto sustancial sólo vale como
escritura privada".
(G.J. Nº 515, p. 5).
3.- "La escritura que no es pública por la incompetencia del funcionario que la
autorizó, vale como escritura privada si está firmada por las partes".
(G.J. Nº 562, p. 8).
Fte: Cgo. fr. 1319 (para I y II) - Cgo. esp. 1218, 1º) (para III) -
Precd: c. c. abrg. 905 -
Conc: p.c. 399, I) - 400 - c.p. 198 - 199 - p.p. 157 - 159 -
c. c. 523 - 524 -
Jurisprudencia
1.- "El art. 905 (1289) atribuye fuerza probatoria plena a la escritura pública
(cuando no está) contradicha su autenticidad y validez en juicio".
(G.J. Nº 322, p. 3270).
2.- "No surte ningún efecto la escritura otorgada mediante un poder nulo por
falta de firma".
(G.J. Nº 540, p. 15).
4.- "Los vicios intrí nsecos de nulidad que se arguyen contra la (escritura) no
pueden ser apreciados en el procedimiento sumario (y debe) ser materia de
una sentencia que la declare nula e ilegal".
(G.J. Nº 556, p. 26).
5.- "La simple circunstancia de haberse iniciado juicio sobre falsedad civil de
la mencionada escritura, no da mérito a suspender el curso de la causa. Tal
suspensión sólo puede tener lugar en el caso de haberse acusado la falsedad
directamente por la ví a criminal".
(G.J. Nº 597, p. 8).
6.- "Los instrumentos conservan el valor que les atribuye el art. 905 (1289)
entre tanto que no sean declarados nulos".
(G.J. Nº 661, p. 23).
7.- "La minuta aunque firmada por las partes que no recibe la forma de
escritura pública, por la retractación de uno de los contratantes, manifestada
antes de que el contrato alcance forma legal, no tiene valor".
(G.J. Nº 676, p. 13).
8.- "La escritura pública y los testimonios sacados de ellas por autoridad del
juez, hace plena prueba".
(G.J. Nº 702, p. 10).
13.- "La nulidad de una escritura pública sólo puede ser considerada por los
jueces en virtud de sentencia ejecutoriada".
(G.J. Nº 780, p. 12).
14.- "Si bien la escritura no tiene valor hipotecario, surte sus efectos en
cuanto al reconocimiento de los tres instrumentos privados que en ella se
encuentran insertados".
(G.J. Nº 791, p. 12).
18.- "La falsedad intelectual de una escritura puede justificarse por todos los
medios probatorios, aun por conjeturas y presunciones".
(G.J. Nº 1282, p. 44).
22.- "La falsedad intelectual o substancial del documento puede probarse por
todos los medios legales, aun mediante indicios y presunciones".
(G.J. Nº 1354, p. 60).
24.- "La objetada falta de validez del documento referido, porque no ha sido
registrado en la Oficina de Impuestos Internos (Renta distrital) es
impertinente, por cuanto el art. 20 del D.S. de 20 de julio de 1936 invocado
en el recurso, se refiere al registro de toda operación de crédito y no a
contratos de distinta naturaleza, como el de autos, y tampoco es aplicable al
caso de la especie el art. 191 del c. min. que también se refiere a
operaciones de crédito".
(G.J. Nº 1600, p. 131).
26.- "Los tí tulos presentados por los reconvencionistas que cursan en autos y
aparecen estar debidamente inscritos en derechos reales hace más de 60
años, merecen la fe probatoria que les asignan los arts. 905 (1289) del c. c. y
177 (399) de su procedimiento".
(G.J. Nº 1611, p. 79).
27.- "La escritura pública que en testimonio cursa a fs.... tiene fuerza
probatoria que hace plena fe entre las partes otorgantes, conforme dispone el
art. 1289, I) del c. c., mientras no sobrevenga alguno de los casos previstos
en el parágrafo II) de la misma disposición".
(A.S. Nº 32 de 13-III-80).
28.- V. los casos Nos. 14 del art. 453; 7, 11, y 12 del art. 1287; 18 del art.
1328; 9 del art. 1453.
El art. que no tiene equivalente en el Cgo. modelo resume en una, las reglas
de los arts. 906 y 907 del Cgo. abrg. Ejemplo clásico de la aplicabilidad de estas
reglas, es lo que se llama reconocimiento tácito de hijo (art. 196 c.f.), cuando en el
documento público (inter vivos o mortis causa), se menciona al hijo extramatrimonial
por su nombre en ese carácter (de hijo), o simplemente se lo alude incidentalmente,
de modo que puede dar lugar a reclamar la declaración de filiación, mediante la
posesión de estado (art. 205 c.f.). Puede añadirse, como ejemplo, el caso de
reconocimiento de deuda o promesa de pago contenidas en cualquiera declaración,
emitida en las formas previstas en este art.
Jurisprudencia
2.- "La declaración testamentaria de... en la cual confiesa adeudar a... tiene
por sí sola el valor legal que le atribuye el art. 907 (1290) del c. c.".
(G.J. Nº 633, p. 10).
Fte: Cgo. fr. 1322 (para I) - Cgo. it. 1414, 2º) (para II) -
Conc: c. c. 543 - 545 -
El Cgo. abrg. omitió la traducción del art. 1321 del Cgo. francés, (1292 del
Código). El Cgo. italiano de 1942, tampoco contiene disposición equivalente no
obstante que se precedente, el Cgo. de 1865 (art. 1319), incluí a el precepto.
Jurisprudencia
Jurisprudencia
3.- "Los bolivianos, así como los extranjeros, que celebran contratos en el
exterior sobre bienes situados en la República, deben otorgar dichos contratos
con las formalidades exigidas en el paí s en que lo hacen, con cuya condición
merecen fe en Bolivia, conforme disponen los arts. 36 y 1475 (1294 y 1376)
del c. c.".
(G.J. Nº 1228, p. 88).
Jurisprudencia
2.- "Este art. (178 p.c. derg. = al 1296) se limita a reconocer la fuerza de
prueba plena en los certificados sacados de los registros, pero ni dicho art. ni
ninguna otra disposición prohiben el empleo de los demás medios
establecidos para probar la edad de las personas".
(G.J. Nº 502, p. 2).
3.- "El (certificado) del acta de matrimonio contraí do según las leyes
francesas expedidas por el canciller del consulado francés y legalizado por el
agente diplomático de Francia en Bolivia y por el Ministerio de Relaciones
Exteriores, merece la fe que le atribuye el art. 36 (1294) del c. c.".
(G.J. Nº 640, p. 2).
4.- "Según este artí culo (1296) los certificados que se sacan de los (registros)
hacen fe para acreditar el nacimiento, la edad, el matrimonio o la muerte".
(G.J. Nº 656, p. 12).
5.- "Los certificados catastrales permiten determinar sobre base aceptable el
rendimiento de los fundos rústicos".
(G.J. Nº 1350, p. 96).
8.- "El art. 178 del Compilado (p.c. abrg., citado como precedente del art.
1296 del c. c. vigente), se refiere a los despachos y tí tulos expedidos por el
Gobierno y sus Agentes autorizados, facultad no extensiva a funcionarios
extranjeros como es el Cónsul de...".
(G.J. Nº 1609, p. 102).
9.- "Una simple copia legalizada del acta de una garantí a otorgada ante una
seccional policiaria, expedida no por autoridad competente sino por un
funcionario subalterno de la Dirección de Investigación Nacional, no tiene
fuerza probatoria al tenor del art. 178 del p.c. (de 1878 = al 1296 del c. c.
vigente)".
(G.J. Nº 1615, p. 44).
10.- "El certificado cuestionado, otorgado por el Agente Provincial del Banco
Agrí cola, sin ajustarse al precepto del art. 89 de la L. gral. de Bancos de 11
de julio de 1928, a la que dicho Banco y sus funcionarios están sometidos a
tenor de lo dispuesto por el D.S. de 11 de Feb. de 1942, L. de 10 de Dic. de
1943 y L. de 29 de Feb. de 1940, ha sido correctamente desestimado en el
auto de vista recurrido, sin que se haya violado las normas mencionadas".
(A.S. Nº 142, de 30-V-79).
El número de las firmas depende de las partes que concurren, según sea
unilateral o bilateral o plurilateral el acto o convención contenidos en el documento.
Jurisprudencia
1.- "Según el art. 910 (1297) del c. c., el instrumento privado legalmente
reconocido o habido por tal, sólo tiene fuerza de prueba plena respecto a la
convención que comprende".
(G.J. Nº 460, p. 877).
7.- "Al desestimarse la carta que no se halla suscrita, no se viola (la ley)
porque el acto de darse por reconocida no la reviste del carácter que la ley
no le atribuye".
(G.J. Nº 701, p. 12).
9.- "Al darse a la referida minuta, el valor probatorio que la ley atribuye al
instrumento privado, reconociéndose que se halla consumado el expresado
contrato de partición, no se viola este art. (1297)".
(G.J. Nº 753, p. 41).
11.- "Para que un instrumento haga la misma fe que uno público contra los
que lo han suscrito, o sus herederos, es necesario que sea reconocido por
aquéllos o por éstos, o que se dé por reconocido, con intervención de ellos".
(G.J. Nº 794, p. 41).
12.- "Al dar al instrumento privado la misma fe que al público, supone que
aquél se encuentra legalmente reconocido".
(G.J. Nº 803, p. 27).
13.- "Todo documento privado, cualquiera que sea su naturaleza, debe ser
legalmente reconocido para tener valor de plena prueba".
(G.J. Nº 804, p. 18).
14.- "Son legales y válidos los instrumentos privados firmados por el otorgante
y reconocidos ante autoridad competente, requisitos sin los cuales no pueden
ser calificados como tales a tenor de los arts. 905 y 912 (1289 y 1300) del c.
c., particularmente a los efectos del art. 434 (487) del p.c.".
(G.J. Nº 1219, p. 65).
15.- "No reuniendo las condiciones especificadas por los arts. 903 y 910
(1287 y 1297) del c. c., las minutas no pertenecen a la categorí a de
documentos públicos ni privados y su reconocimiento no mejora su calidad
original de simples proyectos".
(G.J. Nº 1232, p. 90).
19.- "Si las partes no declaran expresamente que dan carácter de documento
privado a la minuta extendida para el otorgamiento de una escritura pública,
mientras ésta sea suscrita, dicha minuta sólo tiene el alcance de un mero
proyecto entre las partes, sin que la justicia pueda darle otra validez sin
incurrir en exceso de poder y falsa aplicación de los arts. 910 (1297) del c. c.
y 180 (399, II) del p.c.".
(G.J. Nº 1349, p. 14).
23.- "Según los arts. 1297 del c. c. vigente y 319 del p.c., los documentos
privados para tener eficiencia jurí dica, necesitan de un previo reconocimiento
de la firma y rúbrica de quien los suscriba y contra el cual deben oponerse o
ejecutarse".
(G.J. Nº 1623, p. 143).
24.- "No merece fe en juicio el documento, del cual no se demuestra
legalmente el reconocimiento de la firma y rúbrica que contiene y la
desestimación de la fotocopia (del mismo), es correcta por no estar
autenticada en forma legal, ya que los Notarios de Fe pública sólo pueden
legalizar protocolos que cursan en los archivos de su cargo".
(G.J. Nº 1624, p. 184).
25.- "El documento de fs... carece de la eficacia señalada por el art. 1297 del
c. c., porque no aparece en obrados el acta de reconocimiento del mismo,
menos el auto que en rebeldí a del emplazado le diera por legalmente
reconocido de conformidad a los arts. 1298 del mismo código sustantivo y 399
de su Procesamiento".
(A.S. Nº 32, de 13-III-80).
26.- "El art. 1297 del c. c. atribuye al documento privado reconocido entera fe
respecto de la verdad de las declaraciones que contiene".
(A.S. Nº 64, de 2-V-80).
28.- Véase los casos Nos. 2 del art. 595, 8 y 10 del art. 1287, 21 del art.
1289, 4 del art. 1306.
Jurisprudencia
1.- "La ley que determina que se dé por reconocido el instrumento privado,
cuando aquél a quien se opone rehusa reconocerlo o comparecer ante el
juez, establece una regla general que no hace distinción entre el autor y los
herederos".
(G.J. Nº 421, p. 526).
Jurisprudencia
6.- "Si nadie ha suscrito a ruego el documento en que interviene una persona
analfabeta, importa que no se ha observado las formalidades previstas por el
art. 2º de la L. de 20 de Nov. de 1950".
(G.J. Nº 1602, p. 121).
8.- "Los documentos otorgados por analfabetos deben llenar los requisitos
exigidos por ley para surtir efecto".
(G.J. Nº 1611, p. 59).
9.- "El documento privado para surtir efectos de documento público requiere
del reconocimiento de las firmas de sus otorgantes, según la L. de 20 de Nov.
de 1950 tratándose de analfabetos".
(G.J. Nº 1616, p. 99).
11.- "No surte efecto legal alguno, conforme establece el auto de vista
recurrido, el documento en el que interviniendo una persona analfabeta, no
reúne las condiciones que exige la L. de 20 de Nov. de 1950".
(G.J. Nº 158, de 25-VI-79).
1.- "La única formalidad del documento privado es la firma de los contratantes
para probar el consentimiento".
(G.J. Nº 182, p. 910).
8.- "Los documentos privados que no se firmaron por aquél a quien se les
opone, no hacen fe".
(G.J. Nº 664, p. 16).
9.- "En los documentos privados la falta de reconocimiento del signatario o
sus herederos se suple con la prueba legal producida en el juicio de
comprobación".
(G.J. Nº 671, p. 12).
11.- "El cotejo de firmas, verificado por los notarios que se llamaron, no
importa reconocimiento en el sentido indicado, aparte de que se hizo constar
en esa acta que no hay uniformidad en las rúbricas cotejadas".
(G.J. Nº 776, p. 18).
13.- "En el caso de fallecimiento del que hubo suscrito un documento privado,
su reconocimiento será hecho por sus herederos y si éstos declaran no
conocer la letra y firma, se ordena la comprobación a tenor de lo dispuesto
por el art. 912, 2ª parte (1300, I) del c. c.".
(G.J. Nº 1225, p. 35).
En el mismo sentido.
(G.J. Nº 1290, p. 31)
Jurisprudencia
1.- "En los instrumentos (privados) se cuenta su fecha para terceros desde el
fallecimiento de cualquiera de los que lo suscribieron, o desde su
presentación en juicio, o desde su inscripción en el registro público".
(G.J. Nº 128, p. 436).
Las reglas de este art. y del siguiente (1303) tienen justificación de antiguo. Si
en una escritura pública o privada en que se declara un derecho o se reconoce una
obligación de determinada amplitud, aquél a cuyo favor se halla otorgada consigna
algo que lo limita y que hace más favorable la situación del deudor, debe tenerse
por cierto. A nadie se le ocurre, obrando cuerdamente, extender en un documento
de semejante naturaleza notas que no respondan de una manera exacta a la verdad
o a lo que se estima como verdad (Scaevola).
ART. 1303.- (Exoneración del deudor).
I. Los escrito por el acreedor en seguida, al margen o al dorso de un documento
que ha estado siempre en su poder, aunque él no haya firmado ni fechado, hace fe
cuando tiende a establecer la exoneración del deudor.
II. Lo mismo se entiende con lo escrito por el acreedor al dorso, al margen o en
seguida de la copia de un documento o recibo, siempre que la copia esté en poder
del deudor.
Jurisprudencia
Se discutió por los autores (Rosellini, Fuchs, Mittermaier, cits. de Giorgi), tras
el establecimiento del telégrafo, entre los graves problemas que de ello se derivaba
para la ciencia jurí dica, la í ndole del telegrama como instrumento del contrato, su fe
probatoria en juicio, las relaciones y las obligaciones que hacen renacer entre
remitente y destinatario, entre aquéllos y el empleado de telégrafos. El Código de
Comercio italiano precedente en esa materia del Cgo. Civil (que también es
Comercial, Messineo) de 1942, introdujo en sus disposiciones las que ahora rigen en
éste. Sus reglas, originalmente, sólo tení an aplicaciones en materia mercantil. Y
como no hay razones para seguir reglas distintas en materia civil, porque la razón
de ellas no derivan de las particulares necesidades del tráfico mercantil, sino que
nacen de la naturaleza de las operaciones telegráficas y de las facultades que
conciernen a los empleados de las oficinas telegráficas, es indudable que dichas
reglas correspondí an también al campo de aplicación del Código Civil.
ART. 1305.- (Cartas misivas). I. Las cartas misivas podrán ser admitidas como
prueba o principio de prueba escrita, según las circunstancias, cuando sean
presentadas por el destinatario o con su consentimiento, para acreditar un interés
legí timo en el litigio con el autor de las cartas.
II. las cartas confidenciales no producen efecto probatorio alguno, salvo lo
dispuesto en el artí culo 20-I.
Conc: c. c. 20, I) - 805, II) - 1297 - 1329 -
Las cartas misivas, tienen tanta antigüedad como la necesidad en que los
hombres se encontraron siempre de comunicarse, estando ausentes, sus
pensamientos y su voluntad. El Digesto (cit. de Giorgi), presenta numerosos
fragmentos en los que muestra la epí stola como medio de concluir contratos inter
absentes (art. 462). La historia de la letra de cambio, la muestra, en sus principios,
como una simple orden de pago escrita por carta, en forma lacónica y de estilo
especial, que usaban los comerciantes.
Como medios de prueba, las cartas hacen fe contra quien las ha escrito y a
favor de quien las ha recibido, por estar a él dirigidas, cuando son reconocidas. A
favor de quien la ha escrito, la carta -primera o de contestación- no puede hacer fe,
sin otro hecho o documento con el que pueda comprobarse o recibir confirmación. A
esas circunstancias se refiere el art. 1305, para reconocerlas como medio de prueba
o como principio de prueba escrita solamente. La certeza de la fecha, puede
determinarse con el sello postal si se encuentra estampado sobre la hoja misma en
que va la carta, como sucede en las postales, o en los papeles que cerrados de
forma determinada, constituyen su propia cubierta.
Las cartas dirigidas a una persona son propiedad de está, no pueden ser
presentadas sin el consentimiento del destinatario y presentadas no pueden tener
efecto en daño o beneficio del tercero, más que como simple indicio, salvo que la
carta haya estado destinada a ser comunicada al tercero, caso en el cual éste puede
considerarla suya y hacer uso de ella.
Siendo la carta confidencial (arts. 20, I y 1305, II), no puede ser presentada,
aun con el consentimiento de la persona a la que va dirigida, si no da también su
consentimiento el remitente o, en su defecto, sus herederos forzosos, a menos que
sea el destinatario quien tenga interés en presentarla por un interés personal grave y
legí timo. Presentada sin el consentimiento del remitente, el juez no puede tenerla en
cuenta, aunque previamente puede decidir si la carta tiene o no carácter
confidencial, cuestión librada a su arbitrio.
SECCION IV
SUBSECCION I
Jurisprudencia
2.- "Los cargos recí procos procedentes de partidas de licores internados por
cuenta de cada socio, constan de la cuenta llevada por el dependiente que,
sin oposición alguna, sirvió de base a los peritos liquidadores".
(G.J. 550, p. 20).
3.- "La sentencia sólo se halla apoyada en los referidos libros, cuentas,
comprobantes y acuerdos (del Banco), los que según el art. 914 (1306) del c.
c. no forman prueba contra el demandado".
(G.J. Nº 561, p. 25).
La regla del parágrafo I ya proclamada por los romanos (nemo potest esse
auctor in rem suam = nadie puede aseverar en su propio interés) y por el Cgo.
francés de 1804 (art. 1331) sienta con buen sentido el principio de que nadie puede
otorgarse un tí tulo probatorio, sea para constituir, sea para extinguir obligaciones.
Más que el sentido material ha de atenderse al sentido moral de la frase a favor de
quien los ha escrito, ya que la regla se aplicará igualmente a los registros o
manuscritos mandados hacer con el secretario, dependiente o cualquier otra persona
de confianza o de la familia de aquél a quien pertenecen los registros y papeles
domésticos.
Por la segunda regla del art. (prf. II), los registros y papeles privados hacen fe
contra quien los ha escrito, cuando expresen formalmente la entrega de un pago,
aunque no estén fechados ni firmados. Esta segunda parte no lo dice el art., pero lo
dicen los principios generales en que se funda el precepto. La inscripción puede
estar hecha por el mismo acreedor, por sus dependientes o personas de confianza, e
inclusive por el propio deudor, si se demuestra que éste fue encargado por el
acreedor para el efecto.
Fte: Cgo. it. 2714 (para I) - Cgo. fr. 1335, 1º) (para II) -
Precd: c. c. abrg. 917 - 918 -
Conc: p.c. 400 -
c. c. 1285 - 1287 - 1311 - 1542 -
2.- "La ejecución del año 1647 es de autenticidad dudosa y no merece entera
fe a causa de no ser sino el testimonio sacado por orden de juez extraño al
del juicio y sin citación fiscal, de otro testimonio y sin los requisitos
establecidos en el art. 918 (1309, II)".
(G.J. Nº 543, p. 2).
3.- "Según el art. 918 (1309, II) del c. c. habiendo parte interesada en un
asunto, el testimonio de todo instrumento archivado que se le oponga, debe
ser sacado con citación suya".
(G.J. Nº 553, p. 10).
5.- "Los testimonios sacados por autoridad de juez competente por las
personas encargadas de la custodia de los originales y con la oportuna
citación de las partes tienen el valor probatorio que le atribuye el art. 918
(1309, II)".
(G.J. Nº 810, p. 22).
6.- "Al denegar la exhibición del protocolo original para confrontar con él los
testimonios presentados, en razón de no existir duda sobre el punto
reclamado, emplea el juez la facultad que le confiere la ley".
(G.J. Nº 825, p. 45).
7.- "Los testimonios franqueados por los Oficiales del Registro civil para
merecer fe tienen que estar franqueados de acuerdo al art. 918 (1309) del c.
c.".
(G.J. Nº 1617, p. 63).
8.- "Según la L. de 5 de marzo de 1858, los notarios de fe pública sólo
pueden intervenir en los actos ante ellos celebrados y demostrado que en la
especie el documento del que da cuenta la copia legalizada acompañada no
se encuentra entre los protocolos a cargo del Notario XX, dicha copia
legalizada carece de valor probatorio".
(A.S. Nº 104, de 30-VI-80).
1.- "El A.S. de 29 de Oct. de 1970, declara sin valor probatorio a la fotocopia
que no está debidamente legalizada".
(G.J. Nº 1588, p. 156).
3.- "No se puede admitir en juicio, como sustitutivas, las copias fotostáticas de
documentos básicos declarativos de derechos o extintivos de obligaciones, a
menos que se hallen autenticados por autoridad competente y formen parte
de otras pruebas, más aun, como ocurre en la especie, cuando quien
pretende utilizarlas en su favor estaba en posesión de los originales en la
fecha de la presentación de las fotocopias".
(G.J. Nº 1590, p. 26).
1.- "La ratificación que se invoca, cualquiera que sea su mérito para los
contratantes, no puede dañar los derechos de... que no intervino en el
contrato primitivo ni en la ratificación que se alega".
(G.J. Nº 427, p. 587).
Jurisprudencia
1.- "Se exige los requisitos prescritos por el art. 923 (1314) en los
instrumentos confirmatorios para cortar la equivocación que pudiera sufrir
quien tiene derecho de acusar un contrato de nulidad y rescisión, (de modo)
que la confirmación se entienda hecha con conciencia de los motivos de
nulidad".
(G.J. Nº 210, p. 1139).
Jurisprudencia
1.- "El desempeño del cargo (supone) aceptación y ejecución que importa la
ratificación del contrato y subsana el defecto de la firma, como lo determina
el art. 924 (1315)".
(G.J. Nº 577, p. 3).
3.- Véase el caso Nº 4 del art. 1313. También los casos Nos. 2, 3 y 6 del art.
558.
Jurisprudencia
Véase los casos Nos. 1 del art. 558, 4 del art. 1313.
CAPITULO III
DE LAS PRESUNCIONES
Las presunciones legales (art. 1318) están dispensadas de toda prueba; quien
las invoca no está obligado a otra cosa que demostrar el hecho, del cual deduce la
ley una consecuencia, que la ley la tiene por cierta, por cuya razón la parte a quien
aprovecha no está en la necesidad de demostrar su exactitud, lo que no supone, en
tesis general, un obstáculo para admitir la prueba contraria (v. el art. siguiente y su
anot.).
SECCION I
ART. 1318.- (Presunción legal). I. Presunción legal es la que una ley atribuye
a ciertos actos o a ciertos hechos.
II. Unas no admiten prueba contraria, tales como:
1) Los actos que la ley declara nulos por presumirse hechos en fraude de sus
disposiciones.
2) Los actos en que la ley declara la propiedad o la exoneración resultantes de
ciertas circunstancias determinadas.
3) La autoridad de la cosa juzgada.
III. Otras admiten prueba contraria en los casos expresamente señalados por la
ley.
IV. La presunción legal dispensa de toda prueba a la parte a quien aprovecha.
Fte: Cgo. fr. 1350 - 1352 -
Precd: c. c. abrg. 934 - 935 - 937 -
Conc: c.f. 113 - 178 - c. com. 399 - 562 - 734 - 1027 - 1295 -
c. men. 4 -
c. c. 88 - 173 - 180 - 181 - 321 - 359 - 448 - 449 - - 705, II) - 710 -
793 - 808 - 840 - 846 - 862 - 889, II) - 897 - 956 - 1214 - 1283 - 1302
- 1303 - 1307 - 1317 - 1319 -
Son de iuris et de iure, aquellas sobre cuyo fundamento la ley anula ciertos
actos o aquellas en las cuales no se puede fundar una acción (casos 1 y 3 del prg.
II). Es constante y admitido principio también que al poseedor de un inmueble ha de
reputársele propietario del mismo, aunque así no resulte normado expresamente,
solución que tiene sus antecedentes en la máxima feudal: ninguna tierra hay sin
señor, abolida por la Revolución francesa (ley de agosto de 1792, cit. Bonnier), cuya
versión actual al tenor del ordenamiento jurí dico nacional (arts. 166 de la Const., 211
y 212 del c. c. y 5º y 7º de la L. de R.F. Agr.) puede formularse así : la tierra es de
quien la trabaja.
Las presunciones legales son dos: las absolutas que no admiten, como la ley,
contestación, esto es, como se dice comunmente por los autores, aunque
impropiamente, que no admite prueba en contrario. Es praesumptio juris et de jure,
es decir, llamada presunción de derecho por cuanto la ley la establece, y por
derecho, por cuanto toda presunción deducida de Derecho es tenida por la ley como
firme verdad (Menoch, cit. por Pothier).
Que no es, propiamente, medio de prueba sino una disposición legal, se
infiere del hecho simple de que aun la prueba literal, como la oral (testifical o
confesión, v. gr.), pueden ser destruí das: falsedad de escrituras, falsa testificación,
confesión contraria a prueba literal fehaciente (art. 409, caso 3º p.c.), etc. En la
presunción iuris et de iure, no puede concebirse siquiera una posibilidad análoga:
serí a como pretender contestar y contradecir la ley.
Las presunciones relativas o iuris tantum, son también legales porque las
establece la ley. Se diferencian de las de derecho y por derecho, porque
contrariamente a éstas, admiten prueba en contrario. Su primer efecto es desplazar
el peso de carga, como ya si ha visto (prg. IV). Los ejemplos son numerosos. Se
han señalado y se señalarán en el curso de las anotaciones, en el examen de los
preceptos que las contienen. Para recordar, se señala, siempre ejemplificativamente,
los siguientes: art. 1, III) nacimiento con vida; la muerte simultánea múltiple (art. 2,
II); art. 39 y s. presunción de muerte; art. 173, presunción de medianerí a; art. 282,
servidumbres accesorios; art. 956, promesa de pago, y el ya citado art. 321, I) del
Código; art. 186 negación de hijo; art. 113, comunidad de bienes en el c.f.; 399
sobre responsabilidad anterior de los socios, 788 sobre responsabilidad en las
obligaciones mercantiles, 1027 respecto de la prueba del siniestro, en el c. com.
Jurisprudencia
3.- "La cosa juzgada constituye presunción legal que exime de toda prueba a
la parte a quien aprovecha".
(G.J. Nº 578, p. 11).
7.- "Siendo principio general de derecho estatuí do en el art. 1559 (100) que la
posesión de los muebles vale por tí tulo, constituye tal tenencia de la cosa
presunción legal".
(G.J. Nº 708, p. 11).
8.- "La sentencia ejecutoriada constituye una presunción legal que pone
término al juicio, cuyos procedimientos no es lí cito impugnar alegando
extemporáneamente faltas que no se reclamaron (oportunamente)".
(G.J. Nº 712, p. 27).
10.- "La presunción legal a que se refiere el art. 937 (1318) del c. c.
establece regla de criterio legal para la aplicación de la ley sobre actos y
hechos ciertos".
(G.J. Nº 780, p. 41).
11.- "La presunción legal de la (filiación) de un hijo establecida por el art. 160
(178 c.f.) sólo puede ser reclamada por el marido y cuando éste ha muerto,
según los arts. 163 y 164 (188 c.f.) por sus herederos estando dentro del
término útil y establecerse que esa acción puede hacerse valer por distintas
personas en cualquier tiempo, oponiéndose como excepción, se viola el art.
937 (1318)".
(G.J. Nº 832, p. 36).
14.- "La presunción legal estatuí da por los casos 2º y 3º del art. 935 (2º y 3º,
1318, II) del c. c., no admite prueba en contrario en conformidad con lo
dispuesto por el art. 937 (1318, II) del mismo código".
(G.J. Nº 1358, p. 23).
15.- "La autoridad de la cosa juzgada es irrevisable por ningún tribunal por
cuanto importa una presunción de la ley en concepto del art. 934 (1318, I) del
c. c., que no admite prueba en contrario según el art. 937 (1318, II, 3) del
mismo código".
(G.J. Nº 1358, p. 82).
16.- "Demostrado que en la especie existe autoridad de cosa juzgada,
desconocer su eficacia realmente decisiva importa el quebrantamiento de los
arts. 306 y 307 (514 y 515) del p.c., así como de los arts. 934 y 935 (1318)
del c. c.".
(G.J. Nº 1361, p. 72).
17.- "Reciben la autoridad de cosa juzgada, según el art. 307 (515) del p.c. y
el art. 935, caso 3º (1318, 3) del c. c., las sentencias para las cuales la ley
no permite en el proceso otra instancia ni recurso".
(G.J. Nº 1598, p. 76).
18.- "Una resolución dictada por un juez sin competencia, no causa ejecutoria
ni alcanza la autoridad de cosa juzgada, porque es violatoria de las normas
jurisdiccionales; pues, si el objeto de la jurisdicción es la cosa juzgada, ésta
no puede existir sin aquélla y sin riesgo de herir profundamente un interés de
orden público".
(G. J. Nº 1598, p. 105).
19.- "De acuerdo al art. 937 (1318, IV) del c. c., la presunción de cosa
juzgada exime de toda prueba a quien la opone, y acarrea la denegación de
la acción en proceso, probadas que sean las condiciones que exige el art.
936 (1319) del mismo código".
(G.J. Nº 1602, p. 31).
21.- "Las presunciones de la ley, como la del art. 973 del c. c. (abrg. = al 113
del c.f. vigente), no pueden ser destruí das mediante prueba testifical
contraria".
(G.J. Nº 1614, p. 60).
22.- V. los casos Nos. 5 del art. 359, 6 y 18 del art. 482, 33 del art. 1319.
ART. 1319.- (Cosa juzgada). La cosa juzgada no tiene autoridad sino con
respecto a lo que ha sido objeto de la sentencia. Es menester que la cosa
demandada sea la misma, que la demanda se funde en la misma causa, que las
partes sean las mismas y que se entable por ellas y contra ellas.
Hay cosa juzgada, cuando se han agotado todos los recursos ordinarios o
extraordinarios concedidos por la ley, para impugnar la decisión judicial o cuando
han transcurrido los términos para hacerlo. Esto es, como se dice en el estilo
forense, cuando la decisión está ejecutoriada (art. 515 p.c.).
Se distingue entre causa próxima y causa remota y se dice que basta que
exista la identidad de la primera, aun cuando la segunda sea distinta para que
pueda oponerse la cosa juzgada. Ejemplo: nulidad de testamento por vicio de forma,
derivada de la falta del número de testigos exigidos por ley; rechazada la demanda,
se plantea nueva demanda de nulidad del mismo testamento, también por vicio de
forma, pero que esta vez consiste en que el notario no leyó las disposiciones
testamentarias en presencia de testigos. Ricci, contra la opinión de otros autores,
sostiene que no se puede alegar la cosa juzgada, porque la doctrina contraria no
tiene asidero ni en el texto ni en los fines de la ley. Se confunde el fin del juicio con
los medios empleados para lograrlo. En ambos juicios la finalidad es la misma:
nulidad del testamento por vicio de forma; mas, en cada uno de los juicios se parte
de diversos puntos, diversidad que se la que debe tenerse presente para decidir si
una demanda está o no fundada en la misma causa.
Obsérvese que el art. en examen, omite sin razón la condición explí cita
contenida en las disposiciones señaladas como su fuente y su precedente, respecto
de la misma cualidad en que deben intervenir las partes para los efectos de la regla
que legisla.
La cualidad, que debe ser la misma para oponer la cosa juzgada, se refiere a
la personalidad jurí dica de la parte, no a la cualidad de actor o de demandado con
que actuó en el juicio. Si Juan que ganó el juicio de reivindicación que le dedujo
Pedro, tiempo después demanda a éste porque se introdujo en el mismo fundo,
objeto del primer pleito de reivindicación, la cosa juzgada que obtuvo Juan contra
Pedro puede ser invocada, aunque los papeles de actor y demandado se hayan
invertido.
Jurisprudencia
1.- "Este art. (1319) no es aplicable a los autos interlocutorios que pueden ser
casados, revocados de oficio o a solicitud de parte".
(G.J. Nº 95, p. 179).
4.- "El auto acusado da, con exceso de poder, por nulo de pleno derecho el
auto que, aunque entraña violación manifiesta de la ley, está sellado con la
autoridad de la cosa juzgada".
(G.J. Nº 309, p. 310).
7.- "No pudiendo ser discutida esa propiedad en un segundo juicio entre las
mismas partes obrando en la misma calidad y por la misma causa que antes,
según los arts. 935, 936 y 937 (1318 y 1319) resumidos con precisión en la
regla del Derecho Non bis in idem, la tercerí a ha sido legalmente rechazada".
(G.J. Nº 506, p. 13).
9.- "No hay cosa juzgada respecto de personas que no concurrieron al juicio
fenecido".
(G.J. Nº 655, p. 19)
10.- "La cosa juzgada sólo comprende a las partes litigantes y a sus
causahabientes. El tercero a quien perjudica una sentencia, dictada sin su
concurso al juicio, tiene acción para pedir que a su respecto se la declare sin
valor ni efecto".
(G.J. Nº 658, p. 25).
11.- "La cosa juzgada tiene autoridad en lo que ha sido objeto del juicio
cuando la cosa demandada sea la misma, que la demanda se funde en la
misma causa, que las partes sean las mismas, que se entable por ellas y
contra ellas en la misma calidad".
(G.J. Nº 684, p. 18).
19.- "La presunción legal de la cosa juzgada sólo aprovecha o perjudica a las
partes que litigan o derivan sus derechos de ellas, que han sido
comprendidas en las sentencias".
(G.J. Nº 830, p. 54).
20.- "La excepción de cosa juzgada propuesta con todos los requisitos
contemplados en el art. 936 (1319) del c. c. no admite prueba en contrario".
(G.J. Nº 1282, p. 72).
23.- "La cosa juzgada para causa efecto exige identidad de causa y de objeto
de acuerdo a lo que previene el art. 936 (1319) del c. c.".
(G.J. Nº 1279, p. 33).
24.- "Para que exista cosa juzgada han de ocurrir los requisitos que señala el
art. 936 (1319) del c. c.".
(G.J. Nº 1298, p. 45).
25.- "Como verdad jurí dica inalterable, la cosa juzgada es irrevisable así se
trate de intereses del Estado".
(G.J. Nº 1299, p. 53).
26.- "Las resoluciones dictadas con falta de jurisdicción, que afecta al orden
público, no causa ejecutoria y por consiguiente no corresponde invocar ni
admitir la cosa juzgada".
(G.J. Nº 1299, p. 118).
29.- "Para la doctrina, según Manresa, cosa juzgada es toda cuestión resuelta
en juicio contradictorio por sentencia firme y según Cabanellas surge como
excepción cuando se pretende revivir un asunto ya fallado en forma definitiva
y se presume que el fallo se basa en situaciones verdaderas ya no
controvertibles, cuando concurren los requisitos de identidad de personas,
identidad de cosas e identidad de acciones".
(G.J. Nº 1591, p. 173).
32.- "Si según el art. 300 (194) del p.c. las sentencias comprenden sólo a las
partes que litigan o a las que traen o derivan su derecho de ellas, los efectos
de la cosa juzgada que emergen de tales sentencias, a tenor de los arts. 936
(1319) del c. c. y 307 (515) de su Procedimiento, no pueden comprender
sino, también solamente, a las mismas partes, esto es al actor y al
demandado, siendo ilegal su extensión a terceros ajenos a la litis".
(G.J. Nº 1600, p. 132).
34.- "Para que la cosa juzgada tenga autoridad es preciso que el objeto de
los procesos sea el mismo y que se funden ambos en la misma causa y, en
la especie, aunque las personas que intervienen son las mismas y la suma a
que alcanzan las obligaciones es igual, el objeto, causa y término son
diferentes".
(G.J. Nº 1609, p. 77).
35.- "No hay cosa juzgada si no están llenadas las condiciones exigidas por
el art. 936 (1319) del c. c. y la excepción opuesta en su mérito es admisible".
(G.J. Nº 1610, p. 74).
36.- "Hay cosa juzgada cuando la sentencia está ejecutoriada, así no haya
sido revisada por la Corte Suprema, argumento alejado de todo concepto
legal".
(G.J. Nº 1612, p. 96).
3.- "La cosa juzgada consiste en una situación jurí dica que se tiene
incontrovertiblemente por verdadera, cualquiera sea la justicia intrí nseca de
una sentencia".
(A.S. Nº 205, de 31-VIII-79).
39.- "La ley establece la autoridad de la cosa juzgada, cuando se dan entre
dos litigantes identidad de personas, de objeto y de causa".
(A.S. Nº 98, de 23-VI-80).
40.- "La cosa juzgada apareja una presunción legal de verdad iuris et de iure
que no admite prueba en contrario, estando el fallo ejecutoriado y existiendo
identidad en las personas objeto y causas, como establecen los arts. 307
(515) del p.c. y 936 (1319) del c. c.".
(A.S. Nº 112, de 14-VII-80).
41.- "Los fallos causan estado con todos los efectos entre las partes, sus
herederos y causahabiente, cuando conforme al art. 1319 del c. c. existe
identidad de sujetos, objeto y causa".
(A.S. Nº 117, de 23-VII-80)
42.- "No hay identidad de causa para alegar cosa juzgada a tenor del art.
1319 del c. c., entre un procedimiento de deslinde y el de autos que versa
sobre reivindicación, aparte ser diferentes los hechos que originan una y otra
acción, aunque estén sustentadas entre las mismas partes".
(A.S. Nº 155, de 9-X-80).
44.- Véase los casos Nos. 13 del art. 129, 5 del art. 329, 4 del art. 344, 4 del
art. 925, 19 y 20 del art. 1318.
SECCION II
Fte: Cgo. it. 2729 - Cgo. fr. 1353 (para fase final) -
Precd: c. c. abrg. 938 -
Conc: p.c. 476 -
c. c. 482 - 1327 -
Las presunciones simples o praesumptiones hominis, que son las que llama
judiciales el Código, son las deducidas por el juzgador, con criterio propio
incensurable en casación, en los caos concretos sometidos a su conocimiento y
decisión. Estas presunciones en materia civil, corresponden a la prueba indiciaria en
materia penal, que no son exactamente la misma cosa (López-Moreno), aunque no
se encuentran entre una y otra materia otra diferencia que el nombre o la frecuencia
del uso (Giorgi). La prueba indiciaria, es de uso cotidiano en los juicios penales; las
presunciones simples son de uso raro en los civiles. En el orden lógico,
evidentemente, presunción (de prae sumo, idea de efecto) e indicio (de indeduco,
idea de causa), significan el procedimiento racional, que permite inferir un hecho
ignorado de otro conocido y cierto, por natural y probable concatenación de causa a
efecto.
E aun ay otra natura de prouar, a que llaman presumpción, que quiere tanto
dezir, como grand sospecha que vale tanto en algunas cosas como aueriguamiento
de prueua. E como quier que el Rey Salomon diesse su juyzio por sospecha tan
solamente sobre la contienda que era entre la muger libre, e la que era sierua en
razón del fijo...
Esta presunción está librada al prudente arbitrio del juez y sólo está admitida
en los casos en que está permitida la prueba testifical. El art. que sienta la regla, ha
sido, en realidad, tomado del 938 del Cgo. abrg. que reproduce el 1353 del Cgo.
francés de 1804, criticado por Giorgi, como disposición oscura en la parte (in fine),
que preceptúa la admisibilidad de las presunciones en caso de fraude o dolo. El
legislador italiano (ya en el Cgo. de 1865 inspirado en el francés de 1804), eliminó
esta disposición como peligrosa e inútil, criterio que ha mantenido en el Cgo. de
1942 (art. 2729).
Jurisprudencia
1.- "La apreciación de presunciones (simples) está abandonada a las luces del
juez y ella no cae bajo la censura en casación".
(G.J. Nº 171, p. 824).
6.- "La mala fe como cuestión de conciencia, está librada únicamente al recto
criterio y apreciación de los tribunales de instancia".
(G.J. Nº 688, p. 10).
7.- "Las presunciones (simples), según el art. 938 (1320) del c. c. están
libradas a los jueces, quienes, son incensurables en casación".
(G.J. Nº 699, p. 38).
8.- "Las presunciones (simples) están libradas a las luces y prudencia del
juez, que con ellas puede establecer que los herederos de un deudor
responden de la deuda".
(G.J. Nº 714, p. 7).
11.- "Las presunciones que no están establecidas por la ley, son de privativa
atribución de los jueces de instancia y son incensurables en casación".
(G.J. Nº 1243, p. 24).
DE LA CONFESION
Del principio de que nadie puede crearse en su propio favor una prueba:
nemo potest esse auctor in rem suam (nadie puede aseverar en su propio interés),
se infiere claramente que la declaración confesoria ha de prevenir de la parte
obligada, no de la que se conceptúa con derecho para que tal declaración alcance
valor de confesión, esto es, de prueba (Ricci). Considera en su sentido jurí dico, la
confesión no es ni puede ser otra cosa que la prueba de una obligación
preexistente. Por eso dice, con perfecto buen criterio, Toullier (cit. Aguilera y
Velasco) que la confesión no es más que el testimonio prestado por el deudor a la
verdad de una obligación o de un hecho que con ella se relaciona, acto de su
consentimiento -agrega- en virtud del cual declara reconocer como cierto aquello que
se pone en duda u otro hecho que puede servir o conducir a la prueba del primero;
es, en una palabra -concluye- el sí del deudor que reconoce como verdad el hecho o
la pretensión contraria de que se trata.
El Código no precisa una noción del instituto. El Cgo. modelo, en su art. 2730
(no adoptado) da la siguiente: declaración que una parte hace de la verdad de
hechos desfavorables a ella y favorables a la otra parte.
La que se presta en juicio por uno de los demandados, sólo hace prueba
contra su autor y no perjudica a los demás ni resulta suficiente por sí sola para
declarar probados los hechos en litigio (art. 407 p.c.).
Jurisprudencia
3.- "La confesión hecha en juicio civil, no tiene efecto en el criminal que
después se intenta".
(G.J. Nº 272, p. 1761).
4.- "La confesión forma plena prueba según el art. 941 (1321) del c. c. y no
puede ser dividida contra su autor".
(G.J. Nº 308, p. 2044).
5.- "La exposición verbal verificada en términos enunciativos ante (el juez) no
puede llamarse confesión judicial por carecer de los requisitos prescritos por
el art. 941 (1321) del c. c.".
(G.J. Nº 341, p. 3114).
8.- "La declaración hecha en escrito, en juicio y por la misma parte, es una
confesión de las que se denominan libelarias, (anticuado: narrativas o de
pedimentos) y al calificarse en otro sentido se parte de lo dispuesto por el art.
941 (1321) c. c.".
(G. J. Nº 438, p. 673).
9.- "La confesión como medio probatorio, no puede recaer sino sobre hechos
personales de la parte que la hace, concernientes a la materia en cuestión".
(G.J. Nº 553, p. 10).
10.- "La confesión hecha por el (mandatario) sin poder especial no produce
efecto legal".
(G.J. Nº 571, p. 21).
11.- "La confesión hecha en distinto juicio aunque esté apoyada por testigo,
no hace fe".
(G.J. Nº 686, p. 4).
15.- "La confesión (para) producir consecuencias jurí dicas para el que la hace
(debe) ser absoluta y explí cita al reconocer los hechos alegados contra él por
su adversario".
(G.J. Nº 792, p. 37).
19.- "El menor emancipado por haber contraí do matrimonio no es capaz para
prestar confesión, porque carece de libertad para el libre ejercicio de los
derechos civiles cuando se trata de disponer de sus bienes y derechos, sobre
los cuales sólo tiene el poder de administración conforme dispone el art. 252
del c. c. (365 del c.f.)".
(G.J. Nº 1223, p. 12).
21.- "La confesión hace plena prueba al tenor de los arts. 941 (1321) del c. c.
y 258 (409) de su procedimiento".
(G.J. Nº 1282, p. 59).
22.- "Para hacer plena prueba, la confesión debe recaer sobre cosa cierta y
ser explí cita, sin que pueda ser dividida contra quien la hace".
(G.J. Nº 1296, p. 168).
24.- "Aunque los actores no han exhibido ningún documento de sociedad para
determinar la rendición de cuentas, esa falta está plenamente suplida por la
confesión libelaria del demandado que admite que licitaron conjuntamente
algunos impuestos de la gestión 1945 y que anteriormente ya entregó a sus
socios (los actores) parte de lo que les correspondí a y los jueces al ordenar
la rendición de cuentas sobre la base de dicha confesión no han infringido el
art. 405 (687) del p.c.".
(G.J. Nº 1358, p. 26).
28.- "Según los arts. 941 (1321) del c. c. y 258 (404) del p.c., para hacer
plena prueba la confesión, debe ser judicial y prestarse ante autoridad
competente, no pudiendo admitirse como tal una simple certificación que,
además, está viciada de nulidad por mandato del art. 31 de la Const.".
(G.J. Nº 1588, p. 56).
31.- "La confesión hecha a tenor del art. 154 (347) del p.c. determina la
definición de la causa principal, sin necesidad de otra prueba o trámite, pero
requiere siempre el pronunciamiento de la sentencia, razón por la cual, en la
especie, el auto de vista que la confirma no infringe las disposiciones
señaladas por los recurrentes".
(G.J. Nº 1591, p. 124).
32.- "La confesión por recaer sobre hechos personales, merece fe contra el
confesante".
(G.J. Nº 1610, p. 169).
35.- "La confesión hace plena fe, por prescripción tanto de la antigua como
de la nueva legislación".
(Lab. Jud. 1979, p. 188).
36.- "No hay confesión de parte en la simple referencia que uno de los
litigantes hace sobre aspectos del proceso discutidos en un proceso distinto".
(A.S. Nº 13, de 8-II-80).
38.- "Es confesión judicial prestada en juicio que hace plena fe, conforme
prescribe el art. 1321 del c. c., coadyuvado por el art. 347 del p.c., cuando
dice que si el demandado (o demandada) confiesa la demanda, el juez
pronunciará sentencia sin necesidad de otra prueba".
(A.S. Nº 36, de 2-IV-80).
Jurisprudencia
1.- "Según el art. 940 (1322) del c. c. es inútil la alegación de una confesión
extrajudicial, cuando se trata de casos en que no se admite prueba
testimonial, como ocurre en la especie, en la que de acuerdo al art. 928
(1328, 1) del mismo código, no es posible acreditar la obligación perseguida
con prueba de testigos".
(G.J. Nº 1588, p. 56).
Jurisprudencia
2.- "La confesión judicial que forma plena prueba contra el que la hace, no
puede ser dividida cuando recae sobre un hecho único y sin la menor
tendencia a restringir la intención del adversario".
(G.J. Nº 362, p. 1478).
4.- "La indivisibilidad que establece este art. (1323) no impide que la parte a
quien dañan las modificaciones introducidas en una confesión cualificada, las
impugna con el apoyo de otros comprobantes".
(G.J. Nº 517, p. 15).
6.- "El principio de este art. (1323) es general y absoluto cuando las distintas
partes de una confesión son conexas y se hallan tan í ntimamente ligadas que
no pueden separarse o dividirse sin alterar o destruir la unidad del conjunto o
desnaturalizarlo".
(G.J. Nº 587, p. 15).
8.- Véase los casos Nos. 20 y 22 del art. 1321, 5 del art. 1325.
CAPITULO V
DEL JURAMENTO
En la anot. al art. 443, relativo a los efectos del juramento en las obligaciones
solidarias, se observó esa falta de concordancia inclusive entre las propias
disposiciones del Código (véase la anot. dicha).
Jurisprudencia
3.- "No hace fe en juicio el juramento (de posiciones) prestado en otro juicio".
(G.J. Nº 743, p. 32).
El supletorio, que es el único que puede deferir de oficio el juez, puede servir
para hacer depender del mismo la decisión del pleito, o solamente para determinar
en la sentencia la cantidad cuestionada, (en este caso el juramento se dice que es
estimatorio). Cuando es supletorio, para hacer depender la decisión de la causa de
él, sólo suple, las deficiencias o faltas de otros medios de prueba. Esto es, deben
existir otras pruebas, que aunque no den una plena evidencia, son pruebas al fin y
el juramento supletorio, al completarlas, no es más que un medio de prueba,
carácter que lo diferencia del decisorio que es prácticamente una especie de
transacción. Es facultativo del juez deferir al juramento supletorio y debe hacerlo en
las condiciones que exige el art. En suma, procede este juramento cuando la
demanda o las excepciones no son plenamente probadas, pero no están
absolutamente desprovistas de prueba.
Jurisprudencia
3.- "La facultad otorgada a los jueces por el art. (1326), se halla limitada, a la
necesidad de complementar la prueba".
(G.J. Nº 541, p. 12).
5.- "La facultad de deferir, sin distinción alguna, a juramento supletorio para
asegurar la convicción (del juez), librada a su conciencia, no es censurable
en casación".
(G.J. Nº 689, p. 15).
6.- "La facultad del juez para deferir a juramento (supletorio) a fin de hacer
depender de él la decisión de la causa, se halla subordinada a las
condiciones determinadas por el art. 952 (1326) c. c.".
(G.J. Nº 700, p. 11).
7.- "La prueba del precio demandado se halla completada con el juramento
supletorio del actor, deferido según la facultad que concede este art. (1326)".
(G.J. Nº 734, p. 10).
8.- "Está librado el arbitrio del juez pedir el juramento supletorio y fijar los
puntos de interrogación".
(G.J. Nº 746, p. 23).
12.- "Si la prueba ofrecida por las partes es insuficiente para apreciar el
monto de la producción del terreno, que permita establecer el de la
devolución de frutos, se hace bien para determinarlos al deferir a juramento a
los demandados".
(G.J. Nº 1619, p. 33).
CAPITULO VI
DE LA PRUEBA TESTIFICAL
El testigo más seguro, el que inspira más confianza -dice Aguilera y Velasco-
es el denominado vulgarmente testigo de vista, esto es, el que ha presenciado el
hecho de cuya prueba se trata. Aparte esta clase, los autores y las leyes, mencionan
los testigos auriculares, diferenciados en tres clases: 1º) los que han oí do por sí
mismo, testes exauditu propio; 2º) los que han oí do aquello que afirman a uno de
los interesados, testes exauditu partis, y 3º) los que han oí do a una tercera persona
lo que declaran, testes exauditu alieno.
Esta forma de prueba, no puede ser decretada de oficio por el juez. Tal se
infiere del art. 451 del p.c. según el cual los testigos deben ser propuestos por las
partes (art. 380, 3) p.c.).
Finalmente, aunque obvia, cabe recordar la regla de que nadie puede ser
testigo en causa propia. La jurisprudencia comparada enseña que la relación de un
litigante, así fuese jurada, no constituye un medio legal de prueba. El Codex (Lib. 4,
tí t. 20, ley 10), por su parte, dice: Omnibus in re propria dicendi testimonia
facultatem iura submoverunt (nadie puede ser testigo en cosa propia), y el Digesto
(Lib. 22, tí t. 5, ley 10), señala: nullus idoneus testis in re sua intelligitur (ninguno es
testigo idóneo en causa propia). Conceptos repetidos en las Partidas (3ª, tí t. 16, ley
18): en su mismo pleyto non puede ser ningund testigo (cits. de Scaevola).
Jurisprudencia
1.- "No esta prohibida la prueba testifical para justificar la falta de tí tulo de la
cosa vendida".
(G.J. Nº 581, p. 4).
2.- "Es admisible la prueba de testigos para probar el hecho de haber existido
gestión de negocios".
(G.J. Nº 699, p. 23).
5.- "Tratándose del hecho de la posesión natural del inmueble, está permitida
la prueba testifical".
(G.J. Nº 810, p. 50).
Jurisprudencia
1.- "Habiendo duda sobre la ubicación de los mojones, cuyo hecho no podí a
esclarecerse con el documento, el juez recibió la prueba testifical, sin infringir
el art. 928 (1328) del c. c.".
(G.J. Nº 456, p. 844).
2.- "La prueba testifical es inadmisible cuando con ella se trata de contradecir
o modificar el contenido de un instrumento".
(G.J. Nº 486, p. 4).
4.- "La prueba testifical no se produjo para acreditar la existencia del contrato
de préstamo por $b. (10.000.-), sino para justificar que se trató de celebrar un
arreglo respecto de los intereses y al admitirla no se quebranta el art. 928
(1328)".
(G.J. Nº 676, p. 28).
5.- "La obligación demandada excede el (lí mite legal) y no está comprendida
en ninguna de las excepciones (por lo que) no puede aceptarse la confesión
extrajudicial porque no se puede admitir prueba testifical".
(G.J. Nº 680, p. 4).
8.- "La prohibición de este art. (1328) no obsta la prueba testifical referida
exclusivamente a la comprobación del hecho material del mojón divisorio
entre las propiedades del actor y el reo y no a derechos y obligaciones
provenientes de contrato".
(G.J. Nº 798, p. 21).
10.- "Este art. (1328) excluye la prueba testifical para probar obligaciones que
pasan de suma mayor al (lí mite legal), mas no para hechos de que no puede
hacerse instrumento, como el uso de las aguas".
(G.J. Nº 821, p. 3).
11.- "Aunque el canon de alquiler exceda el lí mite que fija el art. 928 (1328, I)
del c. c., este contrato se puede celebrar verbalmente".
(G.J. Nº 1210, p. 69).
12.- "No se admite prueba de testigos contra y fuera de lo contenido en los
instrumentos".
(G.J. Nº 1222, p. 42).
13.- "El deposito voluntario debe probarse por escrito, porque la prueba
testifical no es admisible cuando su cuantí a excede el lí mite que fija el art.
928 (1328) del c. c.".
(G.J. Nº 1236, p. 91).
14.- "La prueba testifical no es aceptable en los casos prohibidos por el art.
928 (1328, I) del c. c.".
(G.J. Nº 1282, p. 21).
19.- "El art. 928 (1328, 2) del c. c. no admite prueba testifical contra y fuera
de lo contenido en los instrumentos públicos y, en la especie, ella no se toma
en cuenta porque va contra lo establecido por el citado testamento y la
escritura de transferencia, que son completamente claros".
(A.S. Nº 49, de 29-IV-80).
21.- Véase los casos Nos. 5 del art. 353, 10 del art. 545, 1 del art. 1322, 7, 8
y 10 del art. 1329.
Las excepciones contenidas en este art., concordantes con las reglas del art.
1320, se comprenden fácilmente.
La imposibilidad de prestar prueba escrita (que habí a), es la del caso 3) del
art. La prueba testifical deberá demostrar: que existí a un documento y que éste se
ha extraviado o se ha destruí do o por otra causa se ha hecho imposible su
presentación, sin culpa del que pide la prueba, y que del documento resultaba el
nacimiento o extinción de la obligación controvertible.
Jurisprudencia
1.- "Es admisible la prueba testifical por cantidad que pasa (del lí mite legal),
si existe principio de prueba por escrito".
(G.J. Nº 99, p. 210).
9.- "Es admisible la prueba testifical para probar que una escritura es dolosa
y otorgada con abuso de confianza".
(G.J. Nº 662, p. 7).
11.- "Es admisible la prueba testimonial en los casos de excepción al art. 928
(1328), que señala el art. 933 (1329) del c. c.".
(G.J. Nº 1289, p. 27).
13.- "No son válidas las declaraciones testificadas vagas y sin apoyo de un
principio de prueba".
(G.J. Nº 1301, p. 68).
14.- "Las excepciones preceptuadas por el art. 933 (1329) del c. c., a la regla
general del art. 928 (1328) del mismo, hacen procedente la prueba testimonial
en las obligaciones contraí das en caso de accidentes imprevistos, en los que
resulta evidentemente imposible extender un instrumento por escrito".
(G.J. Nº 1338, p. 19).
Las reglas de sana crí tica que se consideran en casación, según la doctrina y
la jurisprudencia españolas (López-Moreno), y que deben informar la apreciación del
juez, son:
1.- Unus testis nullus testis: si una parte propone un solo testigo, sea
cualquiera su condición, y la otra propone varios sin tacha, aunque sea mayor la
autoridad del testigo único, no puede el juez atribuir mayor fe a lo dicho por él que
a lo manifestado por los otros, apareciendo contestes.
- Debe darse crédito a las declaraciones de los testigos de una de las partes,
cuando la prueba practicada por la contraria no desvirtúa las afirmaciones de
aquéllos.
- El dicho de los testigos sin tacha alguna es válido.
- Carece de validez el testimonio del testigo que se contradice.
- No debe reputarse probado un hecho justificado sólo por testigos con tacha
legal.
- La declaración testifical referente a hechos particulares debe prevalecer
sobre lo concerniente a un hecho general.
Jurisprudencia
2.- "Los jueces de grado, con criterio propio, determinan el sentido y alcances
de las declaraciones de testigos".
(G.J. Nº 698, p. 24).
4.- "No es válida la declaración de los testigos que la prestan por simple
referencia".
(G.J. Nº 743, p. 32).
8.- "Toca a los jueces de instancia compulsar la prueba testifical, con facultad
privativa incensurable en casación".
(A.S. Nº 106, de 21-V-81).
CAPITULO VII
Nótese, en primer lugar, que la prueba pericial procede sólo cuando se trate
de apreciar hechos y, en segundo lugar, que esos hechos requieran el conocimiento
cientí fico, artí stico o práctico.
Muchos autores, han equiparado los peritos a los testigos, doctrina que ha
llevado a algunos códigos a no considerar el dictamen pericial como prueba distinta
y a tomar a los peritos como testigos especiales, con ilustración especializada sobre
determinadas disciplinas del conocimiento. La única coincidencia entre testigos y
perito, es que ambos, aportan elementos de juicio para el pronunciamiento del fallo.
Pero, tienen diferencias que sobrepasan la coincidencia. El testigo, da cuenta de lo
que sabe por haberlo visto o por haberlo oí do (injurias, v. gr.); el perito relata lo que
conoce por haberlo aprendido en la enseñanza de una ciencia, de un arte o de un
oficio: la desemejanza es evidente (Scaevola). Según otro enfoque de la diferencia,
la testificación es la reconstrucción del pasado, de un acto o de un hecho que se ha
efectuado anteriormente, los testigos narran sus recuerdos. El peritaje, por el
contrario, recae sobre hechos presentes: cuando el juez encarga al perito verificar el
estado de un cadáver, de una herida, o de un objeto cualquiera, lo único que
examina el perito, es el estado actual: no da recursos, sino una opinión fundada en
bases técnicas. La diferencia es esencial (Planiol y Ripert).
Jurisprudencia
1.- "No es necesario oir al tercer perito (dirimidor) ni causa nulidad si el juez
encuentra datos bastantes en uno de los peritos de las partes".
(G.J. Nº 701, p. 46).
3.- "La facultad del juez para nombrar perito dirimidor no está subordinado al
término de prueba".
(G.J. Nº 813, p. 24).
El juez no a tenido la facultad discrecional que le da el art. 257 del Pdto. Cvl.
abrg., para apreciar estas pruebas. Su valoración está, en alguna medida, reglada
por el art. 441 del nuevo procedimiento. El principio del art. se funda en que no
basta que el perito esté cerciorado, sino que se precisa que lo esté el juez,
fundamentalmente.
De otra manera -dice Scaevola-, no serí a éste, sino aquél quien resolviese las
cuestiones y la autoridad judicial no se encontrarí a, como está y debe estarlo,
vinculada a la función de un poder propio e independiente.
Jurisprudencia
1.- "El juez puede separarse del parecer pericial".
(G.J. Nº 716, p. 9).
2.- "Los jueces no están obligados a seguir el parecer de los peritos, aun en
el caso de que sea uniforme el parecer de éstos".
(G.J. Nº 742, p. 26).
3.- "La facultad acordada a los jueces por los arts. 256 y 257 del p.c. (abrg.;
equivalente más al 1333 del c. c. que del 441 del p.c. vigentes), para aceptar
o separarse del parecer de los peritos, cuando es opuesto a su convicción, no
es soberana ni incensurable, porque fluye y se entiende del espí ritu de la ley
y lo aconseja la razón y el sentido común, que entre dos pareceres periciales
opuestos, debe aceptarse indudablemente el que aporta mejores elementos de
convicción".
(G.J. Nº 1358, p. 18).
4.- "Se acusa a los tribunales de grado de haber aceptado el informe pericial,
siendo así que según el art. 257 del p.c. (abrg. = al 1333 del c. c. vigente) no
están obligados a seguir ese parecer, lo que a contrario sensu equivaldrí a a
sostener que están obligados a rechazar siempre la opinión de los peritos,
siendo así que el citado art. de la Comp. concordante con el 256 (440, IV) del
mismo p.c. faculta con amplitud al juzgador para compulsar la prueba pericial
al autorizarle a apartarse del parecer pericial si es opuesto a sus
convicciones".
(G.J. Nº 1588, p. 142).
5.- "Considera la prueba pericial por los jueces de instancia, con la facultad
que la ley les autoriza, no se ha violado el art. 257 (441) del p.c.".
(G.J. Nº 1602, p. 115).
DE LA INSPECCION OCULAR
DERECHOS
DISPOSICIONES GENERALES
Cuando una persona en el obrar jurí dico resulta obligada a dar, hacer o no
hacer algo con respecto a otras, no se resuelven sus preocupaciones en un puro
deber jurí dico, sino que, en general, la ley sanciona el incumplimiento, autorizando a
sus acreedores perseguir la satisfacción de sus créditos con los bienes del deudor,
especí ficamente si es posible y si no, pecuniariamente, mediante la ejecución
correspondiente (Scaevola).
Jurisprudencia
1.- "El que se obliga personalmente está obligado a cumplir su obligación con
sus bienes muebles e inmuebles, habidos y por haber, que constituyen la
prenda común de sus acreedores".
(G.J. Nº 253, p. 1480).
2.- "El deudor de una obligación está reatado a llenarla con todos sus bienes
habidos y por haber, extendiéndose, por lo mismo, la garantí a de su deuda
tanto a los que adquiera posteriormente, los cuales tienen bajo este concepto
la calidad genérica de prenda".
(G.J. Nº 535, p. 29).
3.- "Los bienes del deudor son la prenda común de sus acreedores (quienes)
tienen el derecho de perseguir los que actualmente posee el primero y, por
tanto, habiendo tenido lugar la enajenación antes de que el deudor haya sido
citado de embargo son inconducentes los arts. 1436 y 1437 (1335) del c. c.".
(G.J. Nº 554, p. 12).
4.-"La prohibición del art. 252 (365 del c.f.) está limitada a la enajenación
directa de inmuebles (vedada al emancipado) y no extiende sus efectos hasta
el punto de poner dichos bienes a cubierto de la responsabilidad a que están
reatados los de todo deudor según el art. 1437 (1335) del c. c.".
(G.J. Nº 595, p. 9).
6.- "Siendo los bienes del deudor prenda del acreedor, la ejecución puede
tener lugar, caso de hallarse indivisos, sobre la parte perteneciente al deudor,
sin que los condominos, a tí tulo de tales, puedan en perjuicio del acreedor
tener derecho a oponerse".
(G.J. Nº 660, p. 25).
7.- "Toda vez que los bienes del deudor son la prenda común de los
acreedores según el art. 1437 (1335) del c. c. los deudores demandados no
deben disponer de tales bienes, sino mediante autoridad judicial".
(G.J. Nº 1254, p. 54).
9.- "Las personas jurí dicas (colectivas) al igual que las naturales
(individuales), están sometidas a los cánones prescritos por los arts. 1436,
1437 (1335) y 1438 (1337, II) del c. c.".
(G.J. Nº 1564, p. 37).
10.- "Siendo los bienes del deudor la prenda común de sus acreedores, al
tenor del art. 1437 (1335) del c. c., la parte ganancial de dicho deudor no
comprometida en el patrimonio familiar a que se refiere el art. 30 del c.f.
mediante resolución expresa, está reatada a la obligación que debe
responder".
(G.J. Nº 1602, p. 134).
Jurisprudencia
"Según el art. 1438 (1337, II), entre las causas legí timas de preferencia están
los privilegios y las hipotecas".
(G.J. Nº 1617, p. 32).
ART. 1338.- (Subrogación de las indemnizaciones por pérdida o deterioro de
las cosas aseguradas).
I. Si las cosas sujetas a privilegios, hipoteca o pignoración perecen o se
deterioran, las sumas que deben los aseguradores como indemnizaciones por
pérdida o deterioro, quedan vinculadas al pago de los créditos privilegiados,
hipotecarios o pignoraticios, según su grado, excepto si ellas deban emplearse para
preparar tal pérdida o deterioro. La autoridad judicial puede, a instancia de los
interesados, disponer las medidas oportunas para asegurar el empleo de las sumas
en la reintegración o reparación de la cosa.
El art., es aplicación particular de la regla general del art. 315, cuya anot.
sirve para la comprensión de este precepto.
Fte: Cgo. it. 2744, 1) (para I) - Cgo. fr. 2078 (para II) -
Precd: c. c. abrg. 1421 - 1432 -
Conc: c. com. 880 -
c. c. 489 - 507 - 1360 - 1490 - 1433 -
Jurisprudencia
1.- "Son nulas las cláusulas de los pagarés por las que el deudor... autorizó a
su acreedor... para vender sin figura de juicio las prendas de plata labrada
que le entregó en seguridad de su crédito... por ministerio del art. 1421
(1340) del c. c.".
(G.J. Nº 177, p. 874).
2.- "No habiendo poseí do con ánimo de dominio, sino como acreedora
prendaria y a nombre del deudor, no pudo prescribir el dominio de las
prendas de que es tenedora sin que la cláusula (comisoria) contenida en el
contrato de préstamo pueda surtir efecto por lo dispuesto en el art. 1421
(1340) del c. c.".
(G.J. Nº 725, p. 15).
4.- "El art. 1421 (1340) del c. c. prohibe la apropiación de la prenda por parte
del acreedor y toda convención que así lo permita es nula".
(G.J. Nº 1355, p. 32).
DE LOS PRIVILEGIOS
SECCION I
DISPOSICIONES GENERALES
Sólo la ley puede establecer los privilegios, conforme lo expresa la idea que
implica la palabra privilegio: ley establecida en interés privado (Planiol y Ripert).
Cuando las partes disponen constituir una garantí a de un derecho real para la
seguridad de un crédito, se dota a éste de referencia.
Cabe observar en este punto, el caso del art. 1394, que establece un
verdadero derecho de excepción entre los créditos singularmente privilegiados,
derogando, para el supuesto que la regula, las reglas generales de los arts. 1393 y
1538. Se comprenderá la observación, recordando que según la distinción del
derecho en común, especial y excepcional, se dice que corresponden al primero las
reglas aplicables a las personas en sus actividades patrimoniales y familiares; al
segundo, las normas que abarcan un desenvolvimiento particular sobre las bases
dadas por el derecho común, y al tercero, las disposiciones opuestas y contrarias al
derecho general.
El art. añade que, sin embargo, se puede subordenar por la ley a lo que las
partes convengan. La disposición tomada del art. 2745 del Cgo. modelo, referida
prácticamente al precepto que regula los créditos de institutos agrarios, cuyos
privilegios se norman en leyes especiales (art. 2766, Cgo. it., que no ha sido
adoptado). queda flotando en cierto modo en el vací o. No obstante, puede estimarse
que, frente al principio básico del primer perí odo del art.: el privilegio se acuerda por
la ley, el precepto complementario de que el privilegio se subordina por la ley a lo
acordado por las partes, es una referencia al modo de garantizarse un crédito
mediante un derecho real que le dota de preferencia, en el rango que la diligencia
especiale del acreedor alcance (art. 1393, v. gr.). Dicho de otro modo y más
brevemente: puede considerarse la frase comentada referida a la facultad de las
partes a constituir la garantí a de un derecho real para la seguridad de un crédito.
Jurisprudencia
1.- "El privilegio como lo reconoce el art. 1439 (1341), es un derecho que la
calidad del crédito da a un acreedor para ser preferido a los otros,
dependiendo su existencia de la naturaleza de la deuda y no simplemente del
acuerdo de los interesados".
(G.J. Nº 758, p. 15).
2.- "El vendedor tiene privilegio sobre el inmueble vendido únicamente cuando
no se le ha pagado el precio en todo o en parte y cuando esa acreencia se
halla debidamente inscrita en los derechos reales, a los fines del art. 1451
(1545) del c. c. y del art. 7º de la L. del registro de los derechos reales".
(G.J. Nº 1241, p. 65).
Parece evidente, que esta confusa manera de tratar la cuestión se debe a que
sobre ella se ha seguido, indiferenciadamente, al Cgo. modelo, del cual se ha
tomado los arts. 1342 y 1347 y al Cgo. abrg. cuyos arts. 1456 y 1457 (privilegios
sobre muebles e inmuebles), pueden ser considerados como fuente de inspiración
del art. 1344.
MUEBLES E INMUEBLES
ART. 1344.- (Objeto). Los privilegios generales sobre los bienes muebles e
inmuebles recaen sobre el conjunto del patrimonio perteneciente al deudor y se
ejercen primero con respecto a los bienes muebles y, no siendo ellos suficientes, a
los inmuebles.
La enumeración que hace el art. está formulada a tí tulo jerarquí co: los
privilegios que establece se ejercen en el orden que determina, según expresa
claramente.
Jurisprudencia
1.- "Los gastos procesales no son los únicos gastos de justicia, pues también
lo son los de depósito, como causados por mandato del juez para la guarda y
administración, en beneficios de los acreedores, de los bienes (embargados)".
(G.J. Nº 485, p. 17).
2.- "Los gastos de justicia son los que redundan en beneficio común de la
masa de acreedores".
(G.J. Nº 511, p. 11).
Fte: Cgo. it. 2751, 1), 2), 3) y 4) (para 1, 2, 3, y 4) - 2752 (para 5) - 2768
(para 6) -
Precd: c. c. abrg. 1444, 2) y 5) -
Conc: c. tb. 61 - c. com. 1493 - c.p. 87 y s. - p.p. 60 - 61 - 71 - c. c. 1342
- 1356 -
El caso 6) tiene relación con las previsiones de los arts. 90 y 94 del c.p. y
336 del p.p., principalmente.
Jurisprudencia
Los arts. 1348 y s., se relacionan con los privilegios especiales mobiliarios,
que tienen un carácter excepcional y que comprenden dos categorí as: a) los
privilegios basados sobre la idea de la prenda tácita, y b) los privilegios basados
sobre el ingreso de un valor en el patrimonio del deudor (Mazeaud).
Conc: c. c. 326, 5) -
En caso de haber sido enajenado el bien, el privilegio del vendedor se
traslada al crédito -si hay lugar, naturalmente- del precio debido por el subadquirente
(art. 1352).
DEL ORDEN DE LOS PRIVILEGIOS
1) Los acreedores que señala al artí culo 1349 son preferidos a los indicados en
los artí culos 1350 y 1351; la preferencia se concede si el acreedor es de
buena fe.
2) Los acreedores que señala el artí culo 1350 son preferidos a los indicados en
el artí culo 1351.
ART. 1358.- (Privilegios del mismo rango sobre ciertos bienes muebles).
Cuando concurren acreedores con privilegios del mismo rango sobre ciertos bienes
muebles, se tendrá en cuenta preferentemente al acreedor que pueda invocar la
posesión de la cosa, luego al conservador que haya sido el último en efectuar los
gastos de conservación, y entre vendedores sucesivos de una misma cosa se
preferirá al primer vendedor sobre el segundo, al segundo sobre el tercero, y así
sucesivamente.
Conc: c. c. 1353 -
DE LAS HIPOTECAS
SECCION I
DISPOSICIONES GENERALES
Jurisprudencia
1.- "La hipoteca da derecho al acreedor para ser pagado de los bienes
hipotecados, (pero) no le transfiere el dominio de ellos".
(G.J. Nº 222, p. 1228).
2.- "El deudor tiene la obligación de pagar no sólo la cantidad prestada, sino
también las costas, para cuya (total) satisfacción se hallan reatados los bienes
raí ces constituí dos en hipoteca".
(G.J. Nº 612, p. 5).
3.- "El principio de la divisibilidad de la obligación entre los herederos del
deudor consignado en el art. 811 (430) tiene su excepción, entre otros casos,
cuando la deuda es hipotecaria y, siéndolo, el heredero que posee el fundo
hipotecado puede ser demandado por el total".
(G.J. Nº 703, p. 7).
4.- "La hipoteca que pesa sobre las fincas reata al pago del crédito que
garantiza, pudiendo el acreedor seguir la respectiva ejecución desde el estado
en que se encuentra, sin que ese derecho impida la trasmisión de la
propiedad".
(G.J. Nº 823, p. 59).
Fte: Cgo. it. 2808, 3) (para I) - Cgo. fr. 2117 (para II) -
Precd: c. c. abrg. 1461 - 1462 -
Conc: c. c. 1368 - 1369 - 1372 -
Las hipotecas atendiendo a su origen, son clasificadas por los códigos y por
los autores, en legales, judiciales y voluntarias.
Las hipotecas (voluntarias) también pueden ser, según los autores, de tráfico
o de seguridad. Las primeras son aquellas que pueden ser negociadas tanto por la
enajenación del crédito como por la venta del inmueble asegurado (ejs.: las que
garantizan los derechos de los tenedores de tí tulos valores o las que se constituyen
para emitir cédulas hipotecarias, y bonos bancarios; arts. 901, 1440, 1437 del c.
com.). Las segundas son las que están pendientes, para ser hipotecadas normales,
de la cristalización del crédito, es decir, de que se produzca o concrete el crédito,
como en el caso de la hipoteca constituí da para asegurar la gestión del tutor (c.f.
art. 307) o de la que pudiera constituirse (pues nada lo impide) en garantí a de una
corriente de crédito.
Jurisprudencia
III. Los derechos de usufructo, uso y habitación constituí dos con posterioridad a la
inscripción de la hipoteca toman su propio rango y son oponibles a terceros desde la
fecha de la inscripción.
Fte: Cgo. it. 2810 (para I) - L. hipotecaria esp. 108 (para II) -
Precd: c. c. abrg. 1464 -
Conc: c. com. 898 - 900 - 1440 -
c. c. 77 - 82 - 201 - 203 - 216 - 219 - 256 -
Los muebles sujetos a registro, son desde luego enajenables, esto es, están
en el comercio y su hipotecabilidad se funda tanto en esta razón como en la
facilidad de su identificación, respecto de otros muebles, de modo que se facilita su
registro y su persecución (v. la anot. al art. 1395).
El parágrafo III. no tiene realmente nada que ver con el objeto de la hipoteca
y ni siquiera con la prelación del ejercicio de los derechos, una vez que, cual se ha
visto en la anot. al art. 1360, punto a), la hipoteca no impide la posibilidad de
imponer sobre el bien hipotecado otros gravámenes. En realidad, lo que el parágrafo
ha querido establecer es que los derechos que menciona si son inscritos en el
registro de derecho reales posteriormente a la hipoteca, no son oponibles al
acreedor hipotecario y el lugar de la regla puede estar mejor en la disposición del
art. 1364.
Fte: Cgo. it. 2809 (para I y II) - Cgo. fr. 2114 i.f. y 2167 i.f. (para III) -
Precd: c. c. abrg. 1459, 2) y 3) - 1463 - 1479 - 1485 -
Conc: c. c. 431 - 1365 - 1378 - 1556 -
La indivisibilidad, hace que cada un de los adquirentes de una parte del único
bien hipotecado, en la eventualidad de una división de éste, están sometidos a
soportar, sobre la parte respectiva, la satisfacción de la deuda entera. Si son varios
los bienes hipotecados en garantí a de un solo crédito, el acreedor puede accionar
por el total de su crédito sobre cada uno de los bienes gravados, a su elección y no
está obligado a dividir su acción y hacerla valer proporcionalmente a cada uno de
dichos bienes. Además de esta indivisibilidad, referida al o a los bienes gravados, la
indivisibilidad también se entiende (Messineo) referida al crédito, punto de vista
respecto del cual, se tiene: a) el bien hipotecado queda gravado en su totalidad,
hasta la satisfacción de todo el crédito, y b) el gravamen no se restringe a una parte
del bien, aunque el crédito haya sido parcialmente extinguido. Aplicaciones de este
principio, se encuentran en el art. 1267, (repetición por pago de deuda común) y
1374 (hipoteca sobre bienes indivisos) v. gr.
Jurisprudencia
5.- "La hipoteca es indivisible y subsiste sobre los bienes afectados y sobre
cada uno de ellos".
(G.J. Nº 799, p. 28).
6.- "La hipoteca constituida por los dos cónyuges, surte los efectos que
señala la ley, sin que la circunstancia de haberse divorciado ellos
posteriormente tenga ningún efecto modificatorio de esas consecuencias
legales de la hipoteca".
(G.J. Nº 1265, p. 24).
7.- "Tal garantí a (hipotecaria), por su carácter real, subsiste a través de las
manos por las que pase el inmueble".
(G.J. Nº 1265, p. 26).
8.- "La hipoteca no puede ser general y debe señalarse especí fica e
individualizadamente, son indicación de su situación, lí mites y otras
circunstancias que haga conocer precisa y distintamente el bien hipotecado,
conforme disponen los arts. 1485 (1363) del c. c. y 6º de la L. de 15 de Nov.
de 1887".
(G.J. Nº 1283, p. 63).
9.- "Los arts. 1459 y 1479 (1363) del c. c. sólo rigen para el caso de
transferencias directas y no para las adquisiciones judiciales en las que el
juez otorga la escritura pública entregando los bienes del comprador judicial
libres de todo gravamen, porque si no fuera así , el rematador de buena fe,
además de doblar el valor del inmueble el valor del inmueble subastado
tendrí a que pagar también a los acreedores hipotecarios con otras sumas
acaso mayores que lo abonado por el valor del remate, lo que jurí dicamente
es inadmisible y para prevenir lo cual ha de observarse lo dispuesto por el
art. 494 (531) del p.c.".
(G.J. Nº 1587, p. 49).
12.- V. los casos Nos. 5 y 8 del art. 491; 2 del art. 1378; 3 del art. 1360; 14
del art. 1545; 9 del art. 1552.
Como razón de estas exigencias, Scaevola indica que en los derechos reales
de no-contacto, o que no manifiestan o exteriorizan su existencia por actos externos
y que, por tanto carecen de publicidad natural o plasticidad, como es el caso de la
hipoteca, se pretende, haciendo de la inscripción su requisito constitutivo, dar a este
derecho real la publicidad que por sus caracterí sticas le faltan. Además se tiene en
cuenta la necesidad de garantizar debidamente el crédito territorial, que sin garantí as
adecuadas no acudirí a al préstamo sobre la tierra o sobre los muebles sujetos a
registro, sin el desplazamiento de la posesión.
Como el art. 491, 2) habla de documento público, para las hipotecas legales o
judiciales, ha de entenderse esa exigencia en el sentido que asigna a la expresión
documento público, el art. 1287, prg. I. Son los casos de excepción que llama Roca
Sastre (cit. Scaevola), en que las hipotecas se constituyen en un documento público
que no fuere escritura. Ejemplificativamente, téngase en cuenta al efecto, los casos
siguientes: a) la hipoteca sobre los bienes del deudor de pensiones de asistencia
(c.f. art. 149); b) las disposiciones del juez de la quiebra que debe contener el auto
declarativo para su anotación en los registros respectivos (c. com. art. 1551, 2); c) el
contemplado en el Código de procedimiento penal (arts. 213, 215, 217) en cuanto a
la hipoteca que se constituya por diligencia apud acta a los efectos de afianzar la
libertad provisional. En general todos los casos del mandato judicial, en aplicación de
las disposiciones legales pertinentes (art. 1540, incs. 13 y 14 y art. 1552, sobre
anotaciones preventivas).
Jurisprudencia
2.- "El crédito hipotecario anotado en el Registro surte contra terceros los
efectos que tiene la hipoteca legalmente constituida y anotada".
(G.J. Nº 487, p. 14).
3.- V. los casos único del art. 1361 y todos los del art. 1368.
Esta extensión que dispone la ley a las accesiones naturales y a las mejoras,
incluidas en éstas las construcciones, se refieren a las posteriores a la hipoteca, esto
es, a las que sobrevengan después de la constitución de ésta, porque las
anteriormente realizadas, se consideran hipotecas per se en su carácter de
cualidades del fundo o del bien hipotecado a tiempo de constituirse la hipoteca
(Scaevola).
Jurisprudencia
1.- "La venta que debe efectuarse de los terrenos hipotecados no excluye las
casas posteriormente construidas por el deudor en uno de ellos, por ser
mejoras previstas y comprendidas en el art. 1478 (1365)".
(G.J. Nº 743, p. 15).
ART. 1366.- (Hipoteca sobre varios inmuebles; orden en que deben ser
vendidos). El acreedor cuya hipoteca comprende varios inmuebles podrá a su
elección perseguir a todos ellos simultáneamente o sólo a uno, aun cuando hubieran
pertenecido o pasado a propiedad de diferentes personas o existieran otras
hipotecas. Sin embargo, el juez podrá, por causa fundada, fijar un orden para la
venta de los bienes afectados.
Jurisprudencia
El art. atribuye a las leyes concernientes las hipotecas de otra naturaleza, sin
otra indicación que facilite la comprensión de tal ambigüedad. Ocurre, empero, que
mientras esta regla reenví a el caso a las leyes especiales, éstas, a su vez, lo hacen
al c. c. (arts. 178 del c. min. y 899 del c. com.). Sólo el c. aér regula con el debido
detalle la hipoteca de aeronaves, propia de su legislación.
Considérese que el precepto, puede referirse también, sin duda, dentro de las
modernas concepciones hipotecarias, a las que admiten constituir hipoteca en letras,
tí tulos a la orden o pagarés simples, inscritos en el Registro y suscritos por el
Registrador; trasmisibles por endoso y vilidad, flexibilidad y circulación, que antes no
tení a (Ossorio). Tómese como ejemplos las hipotecas que garantizan los derechos de
los tenedores de tí tulos - valores, entre los cuales ha de entenderse incluidos los
tí tulos de renta del Estado (Bonos del Estado), los bonos bancarios (arts. 901 y 1437
del c. com.), o las hipotecas sobre naves, la hipoteca automovilí stica, etc. Son tipos
de la hipoteca mobiliaria.
SECCION II
DE LA HIPOTECA LEGAL
Fte: Cgo. it. 2817, 1) y 2) (para 3 y 5) - Cgo. fr. 2103 (para 4, 6 y 7) - 2121
(para 1) -
Precd: c. c. abrg. 1466 - 1451 a 1455 -
Conc: c.f. 149 - c.p. 90 - c. com. 1551, 2) - 1563, 5) -
c. c. 325 - 1246 - 1347 - 1361 -
d) La hipoteca legal no tiene una naturaleza jurí dica unitaria. Aunque los
caracteres sean en todas ellas los mismos, cada hipoteca responde a una necesidad
especí fica, que hace distinta su naturaleza e impide hablar de la naturaleza genérica
de la hipoteca legal. Basta una somera comparación de los casos enumerados en el
art. -que no son los únicos de hipoteca legal- para comprender esta observación.
La hipoteca legal, sólo tiene lugar en los casos y según las formas
autorizadas por la ley, según el precepto del art. 1360, III, que es, en realidad, la
regla general aplicable a las hipotecas legales, las cuales son, entre otras que
pueden encontrarse en el ordenamiento jurí dico general, las que señala este artí culo.
Jurisprudencia
1.- "La hipoteca legal para surtir sus efectos contra terceros, debe estar
registrada con arreglo a la ley de 15 de Nov. del 87".
(G.J. Nº 603, p. 3).
3.- "La hipoteca (legal) con que estuvieron gravados los bienes del tutor en
favor del menor no fue inscrita, mientras que la otorgada en beneficio del
acreedor sobre la finca (lo fue)... en consecuencia a este último crédito (debe)
ser pagado con preferencia al primero".
(G.J. Nº 720, p. 22).
5.- "No debe confundirse la hipoteca legal de los bienes de los delincuentes y
culpables, establecida por la última parte del art. 18 (90) del c.p., con el
secuestro (propiamente es retención tanto en la vieja como en la nueva
legislación) que recae sobre los bienes o sumas de dinero pertenecientes al
deudor, conforme a la regla del art. 471 (504) del p. c.".
(G.J. Nº 1210, p. 104).
SECCION III
DE LA HIPOTECA JUDICIAL
Tiene utilidad práctica, por el hecho de que el acreedor que tiene un crédito
ya lí quido y exigible, por efecto de la sentencia, puede proceder a la ejecución
inmediata sobre los inmuebles del deudor.
1.- "El simple reconocimiento del pagaré, sin previo juicio ni audiencia de la
parte obligada, no importa sentencia de las que según el art. 1468 (1369) del
c. c. dan origen a la hipoteca judicial".
(G.J. Nº 533, p. 24).
6.- "La hipoteca judicial, establecida por el art. 1468 (1369) del c. c., está
sujeta a la inscripción en el registro de derechos reales, conforme al art. 7º
de la L. de 15 de Nov. de 1887, sin cuyo requisito no puede perjudicar a
terceros ni seguir a cualesquiera manos que pase la cosa hipotecada".
(G.J. Nº 1623, p. 197).
ART. 1370.- (Sentencias arbitrales). Las decisiones de los jueces árbitros sólo
producen hipoteca en cuanto las reviste el mandato judicial de ejecución.
DE LA HIPOTECA VOLUNTARIA
Por disposición expresa del art. 491, caso 2), la hipoteca voluntaria, debe
otorgarse inexcusablemente mediante escritura pública, requisito de forma ad
solemnitatem esencial para su existencia y validez (art. 452). Y para surtir efectos
contra terceros debe ser, inexcusablemente también, inscrita en el registro de la
propiedad (arts. 1538 y 1540, caso 4).
El constituyente, no puede crear una hipoteca sino sobre un derecho real del
que sea titular (propiedad, usufructo). Esto es, que la hipoteca constituida, de buena
o de mala fe, sobre un bien o un derecho ajeno, es nula de nulidad absoluta (Planiol
y Ripert, Mazeaud). El art. 1372, es concreto al respecto: sólo puede constituir
hipoteca el propietario. Por lo demás, dados los requisitos exigidos para su validez
(escritura pública e inscripción), evidentemente, es imposible concebir la constitución
de una hipoteca sobre bienes ajenos. No debe confundirse esta consecuencia, con la
hipoteca constituida por tercero en garantí a de un crédito ajeno. Esta posibilidad no
varí a en modo alguno la regla: el constituyente es el propietario.
Jurisprudencia
8.- "La inscripción del instrumento privado no puede dar carácter hipotecario
al crédito, porque la hipoteca convencional no puede constituirse sino por
medio de instrumento público".
(G.J. Nº 806, p. 46).
9.- "Como contrato formal no se establece sino por escritura pública, según lo
dispone el art. 1474 (491, 2) del c. c.".
(G.J. Nº 1283, p. 64).
11.- "La deudora pudo constituir hipoteca sobre un bien suyo y propio, la
cual, por eso es válida y perfectamente legal".
(G.J. Nº 1283, p. 78).
Fte: Cgo. arg. 3116 (para 1ª parte) - Cgo. fr. 2126 (para 2ª parte) - Precd: c.
c. abrg. 1473 -
Conc: c.f. 470 -
c. c. 647 -
Jurisprudencia
2.- "Los gravámenes hipotecarios sobre bienes de menores, hechos sin llenar
las exigencias legales que interesan al orden social no tienen valor jurí dico".
(G.J. Nº 1021, p. 50).
3.- "No tiene valor jurí dico los gravámenes reales sobre bienes de menores,
efectuados sin llenar los recaudos exigidos por el art. 238 del c. c. (abrg. = al
266 del c.f.)".
(G.J. Nº 1012, p. 50).
4.- "La venta o hipoteca de bienes raí ces de menores, están sujetos a las
respectivas diligencias de necesidad y utilidad y consiguiente aprobación
judicial".
(G.J. Nº 1103, p. 4).
El prf. III del artí culo en examen, supone una subrogación real y surte efectos
siempre que la hipoteca sea inscrita de nuevo, con la fecha de la inscripción y el
valor que tení a antes de la subrogación. Esta nueva inscripción, debe gestionarla el
acreedor hipotecario afectado por la subrogación real (Messineo). El Cgo. modelo
(art. 2825), señala un plazo de noventa dí as para la reinscripción, desde que la
división de la cual deriva la subrogación real, se produjo; plazo que la disposición en
examen ha omitido señalar.
El prf. IV, supone una compensación posible entre los acreedores hipotecarios
y cesionarios del copropietario, que recibe bienes diversos o cedidos, cuando
aquéllos son deudores de éste. Y en caso de que el copropietario, en lugar de
bienes en especie, reciba dinero efectivo (sin posibilidad de que se opere la
subrogación real de la hipoteca), los acreedores y cesionarios tienen prelación sobre
esa suma de dinero para cobrar sus créditos, en el lí mite del valor de los bienes
hipotecados o cedidos y con la preferencia que derive de la inscripción de los
respectivos tí tulos.
Jurisprudencia
"Según el art. 116 del c.f. ningún bien común puede ser hipotecado sin la
concurrencia de ambos cónyuges y la violación de esta regla permite que el
esposo o la esposa que no intervino en tal acto dispositivo, puede demandar
la nulidad del mismo o reclamar su derecho en el 50% lo que puede hacerse
a través de una tercerí a de dominio excluyente".
(A.S. Nº 102, de 15-V-81).
Este art. ha sido tomado del art. 2126 del Cgo. francés, a través de su
precedente el art. 1473 del c. c. abrg., repetidamente, en este art. y en la segunda
fase del art. 1373, lo que enseña una evidente falta de coordinación en la
elaboración de las reglas que contiene el Código.
El Cgo. abrg. (art. 1463, tomado de la ley 5ª tí t. 13, P. 5ª), admite la hipoteca
general, sobre los bienes actuales y futuros. Se ha hecho bien en destacar esta
disposición en el nuevo régimen legal.
Jurisprudencia
3.- "No puede ser de carácter general sino especí ficamente señalada sobre
bienes que deben individualizarse, con señalamiento de su situación, lí mites u
otras circunstancias que los hagan conocer precisa y distintamente".
(G.J. Nº 1283, p. 64).
Conc: c. c. 519 -
SUBSECCION I
DISPOSICION GENERAL
Conc: c. c. 1538 y s. -
Jurisprudencia
En los dos casos que señala el art., puede pedirse judicialmente la reducción.
La extinción parcial del crédito, supone pago parcial del mismo, entendido el término
pago como cualquier medio de extinción de la obligación del deudor hipotecario,
como novación, remisión, compensación, etc. El pago parcial, desde luego, será
posible siempre y cuando esté permitido por el contrato o, no estándolo, lo haya
consentido expresamente el acreedor. Mediando negativa del acreedor a la
reducción, a pesar de haber recibido el pago parcial, el deudor puede obtenerla al
amparo de esta disposición.
II. Se consideran excesivas las inscripciones que pesan sobre inmuebles cuando
el valor de uno o algunos de ellos excede al doble de la suma que importan
los créditos en cuanto al capital e intereses devengados por un año.
Fte: Cgo. it. 2874 (para I) - Cgo. fr. 2162 (para II) -
Conc: c. c. 1386 -
La extinción del crédito tiene que ser total. Si éste no ha sido pagado
totalmente, la hipoteca subsiste en su totalidad (a menos que haya sido reducida),
en razón de su carácter indivisible (Mazeaud).
La anulación del acto que implica la extinción del crédito garantizado, que
hace revivir la obligación, hace revivir también las garantí as, retroactivamente como
el crédito, tal si éste no se hubiera extinguido jamas (Mazeaud).
Jurisprudencia
"La hipoteca sólo se extingue de alguno de los modos establecidos por el art.
1501 (1388) del c. c".
(G.J Nº 746, p. 19)
SUBSECCION V
Si la misma hipoteca, una vez cancelada fuese reinscrita, desde luego, por
efecto de la cancelación, cuando menos ha perdido el grado de preferencia que
tení a antes de la cancelación.
Jurisprudencia
La regla está ya dada en el art. 1337, con suficiente claridad. Las normas
instrumentales sobre la inscripción, sus requisitos, especificaciones que debe
contener, sus efectos y demás disposiciones pertinentes, están contenidas en el
articulado del Capí tulo III del Tí tulo V de este Libro. Luego, resultan superfluas y
ociosas las de este art. y el siguiente, particularmente, porque antes que estar
dedicadas a determinar las reglas de fondo sobre el orden de las hipotecas, como
hace su modelo el Cgo. italiano (arts. 2852 y s.), se ha dado vueltas con ellas sobre
un mismo tema, repitiéndolo excesivamente. Se ve por eso, en términos generales,
que la reglamentación sobre las hipotecas, no satisface las exigencias de una buena
y clara legislación. Por ejemplo: los arts. 1364, 1383 y 1538, se repiten sobre el
objeto de la inscripción: publicidad, y sus efectos; el 1375, repite lo que ya está
legislado en la segunda fase del art. 1373. Este art. y el siguiente, no solo se repiten
en alguna medida entre ellos, sino que aparecen repetidos en los arts. 1431 y 1432;
además, en la subsección que trata del orden de preferencia de las hipotecas se
establecen reglas sobre el orden de preferencia de la antí cresis, cuyas reglas tienen
lugar propio (arts. 1429 y s.). Pero no se dice qué ha de entenderse por el orden de
las hipotecas.
El art. 1507 del c. c. abrg., como su fuente francesa (art. 2147), dispone que
todos los acreedores inscritos en un mismo dí a, ejercen sus derechos en
concurrencia, por igual y sin distinción, entre las inscripciones hechas por la mañana
o por la tarde. El mismo Cgo. modelo, mantiene en cierta medida esa solución,
cuando dispone (art. 2853) que si varios interesados solicitan simultáneamente la
inscripción sobre los mismos bienes, las inscripciones se practican bajo el mismo
número y se hacen mención de ellas en cada uno de los certificados expedidos para
cada interesado por el registrador.
Jurisprudencia
1.- "Por el art. 1505 (1393), la preferencia entre acreedores para el pago de
sus créditos, en caso de concurso, se determina por la prioridad de su
(inscripción) en el Registro de Derechos Reales)".
(G.J. Nº 676, p. 32).
2.- "Al declarar que deben ser pagados de sus créditos hipotecarios por el
orden de las fechas de inscripción de ellos, se ha sujetado a las disposiciones
citadas y al art. 1505 (1393) del c. c.".
(G.J. Nº 829, p. 8).
3.- "El auto que asigna grado preferente al crédito hipotecario hace correcta
aplicación del art. 1505 (1393) del c. c.".
(G.J. Nº 644, p. 3).
4.- "Según el art. 16 de la L. de 15 de Nov. de 1887 (c. c. 1545) relativo a
los arts. 1 y 14 de la misma L. (c. c. 1538), en perfecta armoní a con el art.
1505 (1393) del c. c., la preferencia entre acreedores hipotecarios y entre
éstos y los demás adquirentes, se regula por la prioridad de la inscripción en
el registro de los derechos reales".
(G.J. Nº 1298, p. 54).
ART. 1394.- (Hipoteca del vendedor, del copartí cipe y del arquitecto o
contratista). La hipoteca del arquitecto o contratista es preferida a la del vendedor o
copartí cipe, aunque la hipoteca de éstos se hubiese inscrito antes.
Conc: c. c. 1341 -
Véase lo pertinente en la anot. al art. 1341.
Jurisprudencia
SUJETOS A REGISTRO
ART. 1395.- (Bienes muebles que pueden ser objeto de hipoteca). I. Pueden
ser objeto de hipoteca legal, judicial y voluntaria los siguientes muebles sujetos a
registro:
Jurisprudencia
ART. 1396.- (Otros muebles que pueden sujetarse a gravamen). I. Por las
mismas reglas prescritas en el artí culo anterior se regirán los gravámenes:
1) En favor del vendedor o de quien preste los fondos necesarios para adquirir
instrumental o equipos destinados a una explotación.
2) En favor de quienes financien o presten dinero para la producción de
pelí culas.
Aunque la versión del art. dada por la edición oficial coincide con la de los
originales del Código, es evidente que se ha deslizado una omisión en su redacción.
Ocupándose la sección de la hipoteca sobre bienes muebles sujetos a registro,
parece indudable que el texto debe decir: las hipotecas sobre bienes muebles sujetos
a registro, etc.
CAPITULO IV
DE LA PIGNORACION
SECCION I
DISPOSICIONES GENERALES
Las partes deben ser capaces de obligarse. El deudor pignoraticio, debe ser
capaz de enajenar y debe ser propietario de la cosa. El prf. II del art., que exige la
necesidad de que el deudor sea el propietario de la cosa, establece la excepción
favorable al acreedor prendario contenida en el art. 101, caso II, por virtud de la cual
la buena fe asegura el derecho a la prenda, cuando el deudor la constituye sobre
cosa que no es de su propiedad.
Fte: Cgo. it. 2786 (para I) - Cgo. fr. 2076 (para II) -
Conc: c. com. 882 -
c.c. 1403 - 1417 -
DE LA PRENDA
SUBSECCION I
DISPOSICIONES GENERALES
ART. 1401.- (Bienes que pueden darse en prenda). Pueden darse en prenda
los bienes muebles, las universalidades de muebles, los créditos y otros derechos
que tengan por objeto bienes muebles.
Este art. corresponde a la segunda parte del art. 2784 del Cgo. modelo, cuya
primera parte es fuente del art. 1398. Si bien el art. admite la prenda de
universalidades de muebles (pinacotecas, bibliotecas, colecciones de arte, etc.), no
dice nada sobre el modo de constituirla, observación que también hace Messineo
respecto de la disposición fuente y entiende que deban aplicarse los principios
relativos a la constitución de la prenda sobre muebles singulares.
Sobre el contenido del derecho de prenda, el principio del Digesto (Lib. 50, tí t.
16, ley 238), dice: pignus propie rei mobilis constituit (la prenda sólo se constituye
en cosa mueble; cit. Scaevola).
Jurisprudencia
ART. 1402.- (Remisión a leyes especiales). Las disposiciones del Capí tulo
presente no derogan las del Código de Comercio y leyes especiales concernientes a
casos y formas particulares de constituir la prenda, ni las referentes a las
instituciones autorizadas para hacer préstamos sobre prendas.
Jurisprudencia
1.- "No habiendo poseí do con ánimo de dominio, sino como acreedora
prendaria y a nombre del deudor, no pudo prescribir el dominio de las
prendas de que es tenedora".
(G.J. Nº 725, p. 15).
3.- "En la prenda, para los efectos legales consiguientes, la entrega así como
la toma de posesión por el acreedor o por un tercero en quien hubieran
convenido los contratantes, tienen que ser efectivas y notorias, salvo el caso
de prendas sin desplazamiento como las agrí colas, hoteleras e industriales,
regidas por disposiciones especiales".
(G.J. Nº 1600, p. 109).
Jurisprudencia
Jurisprudencia
Jurisprudencia
1.- "Las cláusulas que autorizan al acreedor para vender, sin figura de juicio,
las prendas de plata labrada que se le entregó en seguridad de su crédito...
son nulas... por ministerio del art. 1421 (1409) del c.c.".
(G.J. Nº 177, p. 874).
Fte: Cgo. it. 2790 (para I y II) - P. 5, tí t. 13, leyes 20 y 36 (en parte para I) -
Precd: c. c. abrg. 1422 - 1423 - 1424 -
Conc: c. com. 813 - 884 -
c.c. 302 - 847 - 1434 -
Jurisprudencia
1.- "La Corte al declarar que el acreedor (tení a derecho) a retener las mulas
y exigir el abono de los gastos necesarios (los de alimentación) no infringe el
art. 1424 (1411)".
(G.J. Nº 497, p. 15).
2.- "Si bien el acreedor prendario debe custodiar la prenda del mismo modo
que la cosa propia, siendo responsable de su pérdida y extraví o, tal deber de
custodia material no importa el de cumplir las obligaciones a que pudiera
estar reatada la prenda, aun cuando de ello dependa su conservación, y por
lo mismo es inaplicable el art. 1424 (1411, II), porque el servicio de
anualidades de la póliza no constituye gasto de conservación material a que
deba atender el acreedor prendario en el sentido de este art. (1411)".
(G.J. Nº 694, p. 38).
3.- "Se reconoce que el deudor hizo entrega real de la harina dada en prenda
y (el acreedor) debí a cumplir con lo que dispone el art. 1422 (1411, I), a fin
de conservar esa prenda" (G.J. Nº 801, p. 21).
Jurisprudencia
Los deberes que este art. impone al acreedor tiende a evitar que el
constituyente o dador de la prenda sufra los daños consiguientes a la falta de cobro
de intereses o prestaciones periódicas o del crédito - capital dado en prenda.
ART. 1416.- (Prenda de derechos diversos de los créditos). La prenda de
derechos diversos de los créditos se constituye en la forma respectivamente exigida
para la transferencia de esos derechos, quedando a salvo las disposiciones de leyes
especiales.
Como evidencia manifiesta de aquel apotegma nada nuevo hay bajo el sol, ha
de concluirse esta somera indicación comparativa en materia de legislación, sobre la
prenda sin desplazamiento, señalando que tiene sus antecedentes en las Partidas
(5ª, tí t. 13, 1. 1ª cit. de Scaevola) que dice: peño es propiamente aquella cosa que
un ome empeña a otri apoderandole della e mayormente cuando es mueble...
Segúnd el largo entendimiento de la ley toda cosa, quier sea mueble o rayz, que sea
empeñada a otri, puede ser dicho peño, maguer non fuese entregada della aquel a
quien la empeñasen.
El objeto de este tipo de prenda, está limitado a los tres casos que señala el
art. 1418, y el constituyente, esto es, el deudor prendario debe ser propietario de los
objetos dados en prenda y además estar dedicado a las actividades agrí colas,
ganaderas, hoteleras o industriales, como ocupación habitual, según se infiere de la
regla del art. 1419. De ello deriva, también que en esta clase de prenda, se presenta
una excepción a la regla general del art. 1398: el constituyente no puede ser un
tercero, esto es, la prenda tiene que ser dada necesariamente por el deudor
prendario, sobre los objetos que se presupone están dedicados a la explotación de la
actividad, para cuyo desarrollo o incremento se adquiere el préstamo (art. 1420).
Puede aplicarse la regla general a la hipoteca mobiliaria, en la cual la hipoteca
puede ser constituida por un tercero, en garantí a de la obligación del deudor, pero
en la prenda retenida no. Esta es otra diferencia que distingue a ambas instituciones.
La capacidad del deudor prendario, entonces, supone que éste tiene la libre
disposición de sus bienes. La forma está sometida a la regla general del art. 491,
caso 5) y es requisito para la existencia de este contrato (art. 452, 4), porque la
prenda sin desplazamiento es, como la hipoteca mobiliaria, un derecho de
constitución formal y publicitaria. Además su inscripción es forzosa para que surta
efectos contra terceros (art. 1424). Si falta el requisito de forma, el contrato no ha
nacido al campo jurí dico; si falta la inscripción, no produce ningún efecto. Es lógico
pensar, que se trata de dos requisitos constituyentes (ad solemnitatem), que mientras
no han tenido lugar, no se considera constituido el derecho de prenda retenida
(Scaevola).
El efecto del art. 1427, se conforma con el principio general que regula la
materia (art. 1409) y el del art. 1428 con los principios contenidos en los arts. 1405
y 1357, caso 2).
Jurisprudencia
Fte: (posible) L. esp. 1954, art. 52, casos 1), 2), 3), 4) -
Conc: c. com. 886 -
c.c. 1417 -
ART. 1420.- (Destino del préstamo). La prenda sin desplazamiento sólo puede
constituirse en garantí a de préstamos de dinero destinados a la explotación agrí cola,
ganadera, hotelera o industrial.
Jurisprudencia
Conc: c. c. 1404 -
V. anots. a los arts. 1417 y 1425.
DE LA ANTICRESIS
ART. 1429.- (Derecho a percibir los frutos). I. Por el contrato de antí cresis el
acreedor tiene derecho a percibir los frutos del inmueble, imputándolos primero a los
intereses, si son debidos, y después al capital.
II. Es válido el pacto por el cual las partes convienen en que los frutos se
compensen con los intereses en todo o en parte.
La formulación de las normas del instituto que legisla esta sección, enseña
evidente inseguridad en la técnica legislativa, que se manifiesta tanto en la ausencia
de un elemental orden sistemático, como en la reiteración de algunas reglas, lo que
obliga condensar su explicación mediante la unidad de exposición, como en algunos
otros casos anteriores, para facilitar el mejor aprovechamiento del comentario que
sus normas merecen.
Jurisprudencia
2.- "Este contrato anticrético celebrado sobre propiedades que ya eran ajenas
(por haber sido vendidas anteriormente), como acaba de indicarse, no pudo
enervar ni afectar los derechos del legí timo dueño (actual) de ellas".
(G.J. Nº 743, p. 7).
7.- "El contrato de anticresis es de carácter bilateral y como tal esta regido
por los arts. 725 (519) y 775 (568) del c.c.".
(G.J. Nº 1361, p. 24).
Jurisprudencia
Jurisprudencia
"Tiene derecho a retener la casa hasta que se le pague los dineros dados en
anticresis a la vendedora".
(G.J. Nº 709, p. 16).
Conc: c. c. 1337 -
Véase las anots. al art. 1429 y 1431.
Jurisprudencia
Jurisprudencia
1.- "La disposición del art. 1431 (1434, III) del c. c. permite al acreedor
prendario exonerarse de las obligaciones de tal, compeliendo al deudor a que
vuelva a tomar posesión de la finca".
(G.J. Nº 581, p. 3).
2.- "Conforme al art. 1431 (1435, III y 1434), la posesión de la cosa inmueble
constituí da en prenda termina, o por el entero pago de la deuda, o por la
dimisión del (acreedor) pudiendo aun obligarle (al deudor) a tomar su
posesión".
(G.J. Nº 687, p. 17).
4.- "La casa entregada en prenda pretoria se deterioró y arruinó por falta de
reparaciones oportunas y por abandono del tenedor (que debe pagar el valor
de la depreciación resultante)".
(G.J. Nº 760, p. 29).
5.- "El reconocimiento y pago de las mejoras alegadas por los demandados
acreedores anticresistas, ha sido desechado justificadamente por los jueces
de grado, teniendo en cuenta que ellos se hallaban expresamente prohibidos
de efectuarlas por el contrato".
(G.J. Nº 1617, p. 28).
Fte: Cgo. arg. 3245 (para I y III) - Cgo. it. 1962 (para II) -
Conc: c. c. 98 - 1404 - 1412 - 1479 -
V. la anot. al art. 1429.
Jurisprudencia
1.- "Se casan los autos que restringen la resolución del contrato anticrético a
una parte de la propiedad, y se declara que debe procederse a la disolución
del contrato mediante recí proca devolución del (predio) y del dinero dado en
préstamo".
(G.J. Nº 581, p. 3).
2.- "El auto recurrido se sujeta al art. 1431 (1435, III) al declarar que la
acreedora tiene derecho para retener la casa rematada hasta que se le pague
los (dineros) dados en antí cresis a la vendedora".
(G.J. Nº 709, p. 16).
4.- "El contrato anticrético cesa en sus efectos jurí dicos al vencimiento del
plazo estipulado".
(G.J. Nº 1589, p. 84).
5.- "Vencido el plazo pactado, el contrato fenece y es exigible la devolución
del inmueble o del dinero, por cualquiera de los contratantes".
(G.J. Nº 1589, p. 89).
6.- "Se hace correcta aplicación de la ley cuando se ordena la entrega dentro
de tercero dí a del departamento dado en contrato anticrético por haber
vencido el término contractual convenido de un año forzoso y un año
voluntario".
(G.J. Nº 1621, p. 142).
CAPITULO V
Este art. rebosa superfluidad. El principio ya está dado en el art. 1337; está
reglamentado en cuanto a los privilegios en el 1353 y s.; en cuanto a las hipotecas
en el 1392 y s.; en cuanto a la prenda en el 1405 y s. En todo caso, si se querí a
formularla como norma general, su lugar estaba en el Capí tulo I del Tí tulo.
CAPITULO VI
DE LA CESION DE BIENES
Jurisprudencia
Fte: Cgo. fr. 1266 - 1268 (para I y III) - Cgo. it. 1977 (para II) -
Precd: c. c. abrg. 856 - 857 - 858 -
Conc: p. c. 584 y s. -
c.c. 925, 3) - 1437 - 1442 -
Jurisprudencia
2.- "El concurso voluntario no tiene lugar en los juicios coactivos, aunque la
cesión judicial que produce el concurso voluntario universal es un beneficio
que la ley concede al deudor desgraciado y de buena fe, permitiéndole para
que su persona no sea molestada, hacer a sus acreedores el traspaso de sus
bienes, no puede acogerse... a tal beneficio por estar pendiente contra el
dicho juicio coactivo".
(G.J. Nº 633, p. 15).
4.- "Si bien el deudor cedente debe presentar la lista de acreedores para su
consideración en sentencia, esto debe hacerse con el juramento que prescribe
el art. 521 (584) del p.c., juramento que en la especie, no ha prestado el
concursado según consta de los datos del proceso".
(G.J. Nº 1609, p. 30).
Conc: p. c. 179 -
c.c. 1336 -
El pago de los acreedores hecho por el deudor, antes del remate de los
bienes cedidos, faculta a éste, retractarse de la cesión según el art. En realidad,
más que causa de retractación, el pago hecho en esa oportunidad, quita toda razón
de ser a la cesión, que queda de hecho suspendida, una vez que continuar su
procedimiento serí a duplicar un pago, colocando a los acreedores en la obligación
prevista por los arts. 963 y s.: restitución del pago de lo indebido.
Jurisprudencia
DE LA GARANTIA PATRIMONIAL
La ley garantiza los derechos del acreedor con los bienes, muebles o
inmuebles, habidos y por haber, del deudor, o sea, que quien se obliga
personalmente, obliga también sus bienes en calidad de garantí a común de sus
acreedores (art. 1335).
A ese fin se ha dado la regla del art. 1444, cuyas diversas precauciones, sólo
tienen un carácter meramente conservatorio del crédito mismo y por ese objeto
difiere de la conservación del patrimonio del deudor, que constituye objeto de un
derecho distinto, auxiliar del crédito, y del cual se ocupan los arts. 1445 y s. (Planiol
y Ripert). Las medidas de protección que conceden estos arts. al acreedor, no están
limitadas, como las del art. 1444, a la simple vigilancia de los actos del deudor o a
verificar el estado de sus bienes. Le facultan a actuar por sí mismo, desempeñando
un papel activo en procura de un resultado que sólo puede proporcionarle su
iniciativa.
Jurisprudencia
Esta acción, como reconocen los propios autores, apenas presenta alguna
utilidad práctica, sobre todo frente a las posibilidades más concretas que
proporcionan el embargo y la ejecución forzosa, que puede desembocar en el
concurso necesario, en su caso. Indudablemente, las acciones directas, en las que el
acreedor puede demandar por sí mismo al deudor de su deudor, y no oblicuamente
por su deudor, le reporta al acreedor mayor seguridad y provecho en su acción.
Ejemplos de acción directa, presentan: el art. 748 que confiere a los dependientes
del contratista acción directa contra el comitente y el art. 818, III), que confiere al
mandante acción directa contra el sustituto del mandatario.
Jurisprudencia
1.- "Siendo los bienes del deudor la prenda de los acreedores y pudiendo
ejercer éstos los derechos de aquél, si vencido el plazo no satisface el deudor
o rehusa ejercer por sí mismo el derecho o acción que le corresponde en
provecho de su acreedor... cumplida como está la triple condición... ha tenido
derecho perfecto, representando a su deudor... para oponer la tercerí a
excluyente que (éste) no quiso oponer".
(G.J. Nº 197, p. 1030).
2.- "El ejercicio de la facultad que concede a los acreedores este art. 757
(1445) está sujeto al cumplimiento de estas condiciones: crédito del acreedor
vencido, no haber sido él pagado y rehusar el deudor ejercer por sí en favor
de su acreedor los derechos que le competen".
(G.J. Nº 231, p. 1301).
5.- "Las facultades concedidas por los arts. 757 y 758 (1445 y 1446) del c. c.
a los acreedores, para ejercer todos los derechos y acciones de su deudor,
salvo los que sean exclusivamente personales, y la de contrariar en su
nombre todos los actos hechos por el deudor en fraude de ellos, no es
absoluta y procede únicamente cuando el deudor omite ejercitarlos, en el
primer caso, o cuando éste ha actuado fraudulentamente en perjuicio de su
acreedor poniéndose en estado de insolvencia".
(G.J. Nº 1210, p. 19).
6.- "La acción subrogatoria acordada por el art. 757 (1445) del c. c. faculta a
los acreedores a ejercitar y oponer todos los derechos y acciones de sus
deudores, cuando ellos son descuidados por negligencia manifiesta".
(G.J. Nº 1358, p. 52).
7.- Véase el caso Nº 8 del art. 1335.
1) Insolvencia del deudor y perjuicio del acreedor.- Los actos del deudor que
justifican la revocación, son aquéllos que ocasionan su insolvencia, con manifiesto
perjuicio del acreedor que, en tales circunstancias, verá comprometido el
cumplimiento y realización de su crédito. Mientras el patrimonio del deudor,
permanezca en condiciones de responder satisfactoriamente las obligaciones de éste,
no hay interés alguno en que el acreedor ejercite el arbitrio revocatorio que le
atribuye la ley, conforme a la regla donde no hay interés no hay acción (Mazeaud).
4) Anterioridad del crédito.- Por regla general, el crédito del acreedor debe ser
anterior al acto de disposición, cuya revocación se persigue con la acción pauliana.
Si antes de la disposición, el acreedor no era tal, el deudor, se supone, no podí a
proponerse perjudicarlo o tener conciencia de ello. Por otra parte, el acreedor no
puede tener interés en la revocatoria de un acto sobre bienes que no formaban ya
parte del patrimonio del deudor, al tiempo del nacimiento de su crédito. No puede
prosperar por ello la acción pauliana, a menos que en el acto de disposición, aunque
anterior a la constitución del crédito, se haya preordenado dolosamente el fraude
para perjudicar al acreedor, caso en el cual la acción procede. Por igual razón, la
revocatoria puede alcanzar a los actos de disposición que nacen simultáneamente
con el crédito.
"5) Que el crédito sea lí quido y exigible. Sin embargo, se tendrá el término
por vencido si el deudor resulta insolvente o si desaparecen o disminuyen las
garantí as con que contaba el acreedor".
Jurisprudencia
1.- "Los acreedores pueden contrariar en su nombre, todos los actos hechos
por su deudor, en fraude de ellos".
(G.J. Nº 231, p. 1301).
2.- "Este art. confiere el derecho de contrariar los actos fraudulentos del
deudor, solamente al acreedor reconocido y cuyo tí tulo no se halla
contestado, sin permitirlo indistintamente a cualquiera persona que se
denomine acreedora".
(G.J. Nº 298, p. 1962).
3.- "Por los arts. 757 y 758 (1445 y 1446) son acreedores no solamente los
que tienen derecho a una suma de dinero o a una especie determinada, sino
todos los que tienen acción para exigir el cumplimiento de una obligación
cualquiera".
(G.J. Nº 420, p. 523).
4.- "Las escrituras han sido impugnadas de un modo absoluto, porque ellas
fueron otorgadas después de la quiebra de los que la suscribieron y en
fraude de algunos de los acreedores".
(G.J. Nº 509, p. 21).
5.- "El hecho de haber seguido juicio ejecutivo en resguardo de sus derechos
tres acreedores, importando el ejercicio de un acto judicial permitido por la
ley, no puede apreciarse como proceder fraudulento contra los demás
acreedores, quienes pudieron usar de ese mismo medio de seguridad en
tiempo oportuno".
(G.J. Nº 800, p. 19).
6.- "Este art. enumera las condiciones necesarias para el ejercicio legí timo de
la acción que autoriza".
(G.J. Nº 1211, p. 57).
9.- Véase los casos Nos. 2 del art. 543, 17 del art. 1328, 8 del art. 1335, 5
del art. 1445.
La acción, produce sus efectos en favor del acreedor que la ejercita y obtiene
la revocación del acto fraudulento, beneficiándole en la medida de su interés. No
produce efecto alguno, respecto del deudor, en realidad, porque éste continúa
obligado frente al tercero con el que celebró el acto revocado. El tercero, tiene a
salvo su derecho de repetir contra él.
Y DE LA POSESION
CAPITULO I
DISPOSICIONES GENERALES
El precepto es una repetición del art. 1281, que con diferencia de forma,
contiene el mismo principio. Por lo demás, las disposiciones de este Capí tulo
constituyen una especie de demití tre preliminar.
A pesar de la exclusión del Ministerio Público del ámbito del Derecho civil, su
intervención en todo ese ámbito es obligatoria cuando está comprometido el interés
de algún menor.
ART. 1450.- (Sentencias constitutivas). Sólo en los casos previstos por la ley
la autoridad judicial puede constituir, modificar o extinguir relaciones jurí dicas con
efecto entre las partes, sus herederos o causahabientes.
El art. 2908 del Cgo. modelo, del cual se ha tomado el art., habla con más
propiedad de los efectos constitutivos de las sentencias, que pueden ser (según
Chiovenda) condenatorias (en la ejecución forzosa, v. gr.), constitutivas (reparación
de danos, v. gr.) o declarativas (mantenimiento de la posesión, v. gr.).
ART. 1451.- (Cosa juzgada). Lo dispuesto por la sentencia pasada en
autoridad de cosa juzgada causa estado a todos los efectos entre las partes, sus
herederos y causahabientes.
Es otro precepto propio del ordenamiento procesal, que pudo ser ubicado
después del art. 515 del p. c. o, si se consideró necesaria su inclusión en el c.c.,
después del art. 1319.
Sobre la cosa juzgada y sus efectos, está dicho todo lo que corresponde para
estas anotaciones, en el examen del art. 1319, tanto respecto de las partes y sus
causahabientes (art. 1451), cuanto en lo tocante a las sentencias de estado (art.
1452), sobre las cuales rige el principio faciunt jus erga omnes, (v. la anot.
respectiva).
Parece que el lugar más propio para esta disposición está en la sección V,
capí tulo II, tí tulo V de este Libro.
Y LAS SERVIDUMBRES
SECCION I
Is qui actionem habet ad rem recuperandam, ipsam rem habere videtur (el
que tiene acción para recuperar la cosa, parece que tiene la cosa misma; Lib. 50, tí t.
17, regla 15).
Meum est, quod ex re mea superest, cujus vindicandi ius habeo (lo que queda
de una cosa pertenece al dueño de ella y tiene derecho a reivindicarlo; Lib. 6, tí t. 1,
ley 49; citas de Scaevola).
Son aplicables a esta acción, las reglas que dan los arts. 596 y s. del p. c.
Jurisprudencia
2.- "La acción de restitución debe ejercitarse ante el mismo juez de la causa
principal, si los bienes han sido vendidos por escritura que ha sido declarada
nula".
(G.J. Nº 1219, p. 32).
4.- "Acción real es la que nace del derecho que se tiene sobre una cosa, y
personal la que nace de la obligación en que otro se ha constituí do, de dar o
hacer algo".
(G.J. Nº 1251, p. 35).
5.- "Esta acción está otorgada al dueño de una cosa y cabe dirigirla contra el
que la detenta y es su objeto la declaración del derecho propietario y su
correspondiente restitución".
(G.J. Nº 1277, p. 34).
9.- "Es procedente la reivindicación probada que ha sido la demanda con los
instrumentos de adquisición de los fundos, que merecen plena fe a mérito de
lo dispuesto por los arts. 905 (1289, I) del c. c. y 177 (400) del p.c.".
(G.J. 1342, p. 5).
10.- "Demostrado el derecho del actor a los terrenos discutidos y poseí dos
ilegalmente por los demandados, procede declarar la nulidad de las
transferencias y la reivindicación de dichos terrenos, para poner término a la
usurpación de tierras de origen (pertenecientes a campesinos) cuya protección
legal es de orden público".
(G.J. Nº 1361, p. 54).
11.- "La reivindicatoria es una acción real dirigida a recuperar un bien sobre
el que se tiene derecho de propiedad y que por cualquier motivo está siendo
poseí do por terceros sin el con sentimiento del dueño".
(G.J. Nº 1563, p. 147).
13.- "Las acciones reales como las de autos (art. 70 del p. c. abrg. sin
equivalente preciso en la nueva legislación) deben iniciarse contra el que
posee la cosa a tí tulo de dueño y no contra el que la ocupa como inquilino o
cuidador, conforme uniforme jurisprudencia".
(G.J. Nº 1609, p. 88).
14.- "En virtud del principio enunciado en el art. 47 de la L. de 27 de Dic. de
1882, nadie puede ser privado de su posesión sin ser oí do y vencido en juicio
ordinario y que su derecho de defensa está consagrado por la segunda parte
del art. 16 de la Const.".
(G.J. Nº 1613, p. 144).
22.- V. los casos Nos. 5 del art. 85; 8 del art. 105; 7 del art. 614; 6 del art.
1429; único del art. 1454.
Jurisprudencia
"La reivindicación prevista por el art. 1453 del c.c., se refiere al caso del
propietario que ha perdido la posesión de una cosa y pretende reivindicarla
de quien la detenta, lo que no cabe habiéndose producido la prescripción
determinada por el art. 1556 (134) del c.c., según los plazos establecidos por
los arts. 168 y 169 del c. min., aplicable a la especie por tratarse de una
concesión minera".
(G.J. Nº 1624, p. 116).
Pueden ser objeto de esta acción, por virtud del prf. II del art., los abusos a
que se refiere el art. 107, las molestias de que tratan los arts. 115 y 117, entre otras
perturbaciones.
SECCION II
DE LA PETICION DE HERENCIA
El Cgo. abrg. (art. 79), como su modelo el Cgo. francés (art. 137), no
reglamenta la petición de herencia como acción atribuida al heredero. Simplemente
la menciona de manera incidental, como acción, que entre otros derechos,
corresponde al ausente, o a sus representantes, como lo hace ahora el art. 49 del
Código, aunque éste alcanza aplicación práctica a través de las reglas contenidas en
esta sección. En el p. c. abrg., el art. 538, puede considerarse en alguna medida,
precedente de la regla en examen. Dispone que en la misión en posesión hereditaria
que se pida por algún heredero ab-intestato, éste debe comprobar previamente su
calidad de tal, con citación del que posea los bienes o del ministerio fiscal. La
versión actual de dicho instituto está reglada por el art. 598 como interdicto de
adquirir y por el art. 642, ambos del p. c. vigente, como procedimiento voluntario de
declaratoria de herederos, sin perjuicio de la ví a ordinaria para los casos de
oposición o contestación denegadas en ambos supuestos.
El art., como su modelo italiano (art. 533), autoriza dirigir la acción contra
quienquiera posea los bienes hereditarios, a tí tulo de heredero o sin tí tulo alguno. En
el Derecho alemán (art. 2018), la petición de herencia se dirige sólo en contra del
poseedor que pretenda un tí tulo de heredero o de coheredero, en lo cual radica su
diferencia con la acción reivindicatoria (Loewenwarter), que sirve para recuperar el
dominio de una cosa singular de cualquier poseedor, que se pretenda dueño de ella
y sea cual fuere el tí tulo que invoque. Esta diferencia, es también anotada por
Planiol y Ripert, que señalan que ella radica en el tí tulo del demandado: en un caso
es poseedor a tí tulo de heredero, en el otro a tí tulo de adquirente particular.
Según la disposición fuente (Cgo. it. art. 533, 2º parágrafo), esta acción es
imprescriptible. Y se comprende la razón. Como por lo general supone casos de
conflicto de intereses entre herederos, la imprescriptibilidad es de la esencia de la
indivisión hereditaria (art. 1233, I; v. la anot. respectiva), principio reiterado en el art.
642 del p. c. vigente: la declaratoria de herederos podrá pedirse en cualquier tiempo
por los herederos presuntos. Si la petición de herencia supone una declaratoria de
heredero, sea por la ví a del procedimiento voluntario o por la ví a del interdicto de
adquirir, supone también una consiguiente división de herencia, dentro de la cual
situación el derecho a pedir la división es imprescriptible (art. 1233), por lo que ha
de entenderse que la prescriptibilidad dispuesta por este art. se refiere al derecho de
intentar la petición sea por ví a interdicto de adquirir, sea mediante el procedimiento
voluntario de declaratoria únicamente.
Jurisprudencia
Ese registro oportuno, quiere decir que aparezca haber sido hecho antes que
la inscripción del derecho de heredero verdadero o de su demanda de petición de
herencia. Es así como se comprende la disposición del art. 534 del Cgo. italiano, que
ha sido lamentablemente enrevesado en la versión que se le ha dado en el prf. II
del art. Dicho en otros términos, para mayor claridad aun: si el heredero aparente
inscribió su supuesto derecho antes que el peticionario de herencia, el tercero
adquirente de buena fe está protegido en su derecho. Inversamente, si el heredero
aparente no inscribió su derecho o lo hizo después de que el sucesor verdadero
inscribió su derecho o su demanda, la salvedad del precepto en examen no funciona
en favor del tercero adquirente.
Para respaldo de esta interpretación, lo indicado es traducir dicho art. 534 del
Cgo. italiano, que dice:
La culpa grave, que hace inocua la buena fe, es la que se aproxima al dolo,
casi un estado intermedio entre la buena y la mala fe (que los autores no admiten,
según Messineo), y consiste en no utilizar la diligencia mí nima necesaria, para salir
del estado de ignorancia; ignorancia que se hace inexcusable, equivalente a la mala
fe, por no haberse apercibido, cuando podí a o debí a, de los indicios de la delación
del derecho ajena. Ejemplo, caso del que se cree heredero legal, aunque sabe de
otro pariente mas próximo, pero de cuya existencia duda. Este es un caso de duda
grave (Messineo), que debe ser aclarada y quien no la aclara no puede decir que
adquiere la posesión ignorando que lesiona el derecho ajeno.
SECCION III
II. Se admite toda clase de prueba, y a falta de ellas el juez se atiene a los
lí mites señalados por el catastro.
Jurisprudencia
1.- "La solicitud de deslinde voluntario y parcial, no puede interrumpirse por la
oposición de los que no son expresamente demandados".
(G.J. Nº 510, p. 5).
2.- "El hecho de revivir linderos no priva a las partes del derecho de acudir al
juicio ordinario de propiedad".
(G.J. Nº 735, p. 10).
7.- Véase los casos Nos. 13 del art. 1233, 1 del 1328.
Jurisprudencia
Este art. y el 1462, emplean el lenguaje más amplio y más general posible.
Se refieren a todo poseedor declaración que alcanza al poseedor natural y al que lo
es en concepto de dueño, o en el de tenedor de la cosa o derecho para
conservarlos o disfrutarlos, perteneciendo el dominio a otra persona (arrendatario,
prendario, usufructuario, usuario), y lo mismo al de buena que al de mala fe.
La posesión durante ese lapso debe ser continua, esto es, que no haya sido
interrumpida por obra de terceros.
El prf. III del art. en examen, reitera estos conceptos, para evitar todo
equí voco, al declarar que aun cuando la posesión haya sido adquirida de un modo
violento o clandestino, se concede igualmente la acción de mantenimiento, siempre
que no haya transcurrido un año desde la cesación de la violencia o de la
clandestinidad.
Jurisprudencia
1.- "Cuando dos o más personas piden la posesión de alguna cosa, con
documentos que justifican su derecho, el juez la dará interinamente al que
manifieste mejor tí tulo".
(G.J. Nº 678, p. 34).
El interdicto de obra nueva, presupone que surja una obra nueva, una
construcción nueva y siempre que se haya iniciado no más de un año antes de la
demanda y no esté concluida ya la nueva construcción u obra.
DE LA EJECUCION FORZOSA
SECCION I
DISPOSICIONES GENERALES
Jurisprudencia
1.- "La ejecución procede tanto para pedir el pago a un deudor moroso,
cuanto para pedir el cumplimiento de un acto con el apoyo de un instrumento
con suficiente eficacia para el efecto".
(G.J. Nº 1287, p. 49).
Jurisprudencia
2.- "El apremio corporal está suprimido por este art. para la ejecución forzosa
de las obligaciones reguladas por este ordenamiento jurí dico, entre las cuales
está incluido el depósito en general, lo que hace inaplicable aquel medio
compulsivo para efectivizar deudas de este tipo".
(A.S. Nº 99, de 13-V-81).
Jurisprudencia
1.- "Cuando se solicita una obligación de dar, ésta debe ser concreta y
determinada".
(G.J. Nº 827, p. 8).
II. En las obligaciones de hacer, que por su naturaleza sólo pueden ser
ejecutadas por el deudor, su inejecución se resuelve en el resarcimiento del daño
causado.
Jurisprudencia
Estas reglas son, en realidad, propias de los efectos del incumplimiento de las
obligaciones, que debieron consignarse en el lugar correspondiente (después del art.
291, II) y nada tienen que hacer como supuestas normas de tutela jurisdiccional de
los derechos, una vez que esa tutela está debidamente normada en las reglas del
procedimiento (arts. 520, 521 y 522).
Jurisprudencia
II. También puede obtenerse el embargo y la venta forzosa contra los bienes
de un tercero cuando están vinculados al crédito como garantí a.
Sentado así el fundamento del embargo y la venta forzosa de los bienes del
deudor, para explicar el objeto que le asigna el art. en examen, ha de reconocerse
que las demás reglas de la sección se explican prácticamente solas. Las someras
ilustraciones que quepan en su lugar, respecto de cada norma singular, sólo sirven a
fijar el alcance de las mismas.
Jurisprudencia
1.- "Las providencias de embargo en juicios ejecutivos por su carácter de
sentencias provisionales, sólo perjudican a terceros cuando han sido anotadas
en el registro correspondiente".
(G.J. Nº 483, p. 18).
Jurisprudencia
1.- "El embargo de cualquier propiedad, comprende implí citamente los frutos".
(G.J. Nº 279, p. 1816).
2.- "Una máquina de industria puede ser embargada, si ella se dio en
garantí a especial".
(G.J. Nº 749, p. 12).
Jurisprudencia
1.- "Se aplica correctamente el art. 1473 del c.c., cuando se dispone la
inscripción en el registro de los derechos reales, del embargo tratándose de
bienes inmuebles sujetos a tal requisito a los efectos de su oponibilidad frente
a terceros.
(A.S. 58, de 8-V-80).
El art. adolece del mal uso del término embargante (participio activo de
embargar, en el sentido de embarazar o impedir), tomado de la traducción del
Manual de Messineo, en lugar de la correcta locución de ejecutante que es la que
corresponde con propiedad a la frase dei creditori che intervengono nell'esecuzione
(del acreedor que interviene en la ejecución) de la disposición fuente, dejando de
lado la palabra alternativa pignorante (una de cuyas acepciones en italiano también
es embargante), que usa dicha disposición para mayor claridad solamente respecto
del medio para el que legisla.
Jurisprudencia
II. Cuando el objeto de la venta es una cosa mueble, quien tení a la propiedad
u otro derecho real sobre la cosa y no hizo valer su derecho en la ejecución
ya no puede hacerlo frente al adjudicatario de buena fe ni puede repetir de
los acreedores la suma distribuida.
Jurisprudencia
2.- Véase los casos Nos. 1 y 2 del art. 562, 1 del art. 629, 1 del art. 631, 1
del art. 632.
Jurisprudencia
II. El acreedor conserva sus derechos frente al deudor, pero no las garantí as
prestadas por terceros.
CAPITULO I
Las reglas del capí tulo, norman la forma de computar el tiempo, habida
cuenta que el transcurso de éste es el elemento básico para que desaparezca la
acción por prescripción. Principio básico, también es que la prescripción se computa
por dí as y no por horas (art. 1494). El dies a quo, esto es, el dí a en que comienza
el plazo no se cuenta. El último dí a del plazo o dies ad quem, debe transcurrir
enteramente para que se repute expirado el plazo, conforme explica el ejemplo
contenido en el art. 1487. Si el dí a último resulta ser festivo o inhábil, oficialmente
declarado, para cumplir actuaciones en él, se considerará vencido el plazo al dí a
siguiente útil (art. 1490).
Jurisprudencia
ART. 1487.- (Computación de los meses y los años). I. El mes o los meses y
el año o los años se computan desde el dí a siguiente de su iniciación hasta el dí a
de la fecha igual a la del mes o de los meses y a la del año o de los años que
respectivamente sean necesarios para completarlos. Así , el lapso comenzado el dí a
15 de un mes concluirá el dí a 15 del mes correspondiente para completarlo,
cualquiera sea el número de dí as del mes o de los meses y del año o de los años.
II. Si el lapso debe cumplirse en un dí a que no tenga el mes se entenderá
cumplido el último dí a de ese mes.
El tiempo, desde las antiguas legislaciones se cuenta, para los efectos del
tí tulo en estudio, por dí as y no por horas. Scaevola cita el ejemplo del Digesto (Lib.
41, tí t. 3º, leyes 6 y 7): in usucapionibus non a momento ad momentum, sed totum
postremum diem computamus. La razón estriba en la dificultad probatoria respecto
de la hora en que el hecho se haya iniciado y porque generalmente los actos que se
instrumentan o exteriorizan documentalmente sólo dejan constancia del dí a, mes y
año, referencia con la que necesariamente ha de hacerse concordar esa realidad, a
los efectos de la prueba.
Jurisprudencia
SECCION I
DISPOSICIONES GENERALES
No es suficiente el mero lapso fijado por la ley, porque sin más, su transcurso
antes que término prescriptivo, serí a propiamente de caducidad o decadencia. Por
eso la ley señala dos elementos para integrar la prescripción liberatoria: el tiempo en
conjunción con la inactividad del titular de la acción. El primero es un elemento
objetivo, el segundo es subjetivo. Su resultado final, cumplida la prescripción, es que
el deudor queda liberado. Respecto del elemento subjetivo, Scaevola, pluraliza y
habla de la inactividad de las partes, esto es, tanto del titular de la acción como del
obligado. Y señala, no sin razón, quo no sólo se trata de la pasividad del titular de
la acción o acreedor, durante cierto tiempo, lo que acarrea la prescripción.
Supóngase, por ej., que cualquiera de las prescripciones que señala el art. 1509
(dos años), están a punto de cumplirse, sin que el titular haya ejercitado la acción y
que, el sujeto obligado o deudor, voluntariamente, efectúa un pago parcial y pide al
acreedor un plazo para pagar el saldo, plazo que sobrepasa el lapso para la
prescripción. O admí tase la posibilidad de que el obligado no oponga la prescripción
frente a una reclamación venida extemporáneamente, lo que importa una inactividad
del deudor en oponerla, que no puede ser suplida de oficio (art. 1498).
Pero, estas actitudes pasivas del obligado no son consideradas por parte de
los autores ni por la ley. Se concreta así los requisitos a los dos señalados por el
art. 1º) existencia del derecho o, en general, de la relación jurí dica, y 2º) transcurso
del tiempo.
6.- "Si bien los actores tuvieron derecho para demandar la restitución del
precio de la finca que... vendió como tutor de su hijo, no lo ejercitaron desde
el dí a en que éste llegó a su mayoridad; por tal motivo, en el transcurso de
33 años se ha extinguido ese derecho".
(G.J. Nº 837, p. 95).
7.- "No existe prescripción extintiva contra los derechos del fisco".
(G.J. Nº 1225, p. 103).
12.- V. los casos Nos. 5 del art. 136; 17 del art. 1233.
Jurisprudencia
1.- "El tiempo para la prescripción de las acciones ejecutivas se cuenta desde
aquel (dí a) en que se puede usar del medio extraordinario y pronto que (la
ley) concede para interponerla".
(G.J. Nº 27, p. 138).
Jurisprudencia
Jurisprudencia
Ni el juez, ni la ley misma dice Scaevola, ante una concreta pretensión del
titular de los derechos y de la posibilidad de su ejercicio, pueden conocer de
antemano si en tal caso ha concurrido el hecho fundamental integrativo de la
prescripción, que más que en la circunstancia objetiva del mero transcurso del
tiempo, está en la subjetiva no exteriorizada en la inacción del titular. Pues, si bien
se puede saber siempre, judicial y legalmente, que desde el nacimiento de la acción
hasta la del planteamiento de ésta, ha transcurrido un determinado plazo para
prescribir, no se puede conocer ex oficio si hubo efectivo abandono o dejación del
ejercicio de la acción, hasta que el interesado en la operancia de la prescripción, la
oponga y la pruebe.
Jurisprudencia
1.- "La prescripción opuesta por la demandada, limitándola con apoyo del art.
1556 (134) del c. c. a la de dominio y no a la de la acción, que es la que
correspondí a, no autoriza a los tribunales a suplirla de oficio, por prohibirlo el
art. 1515 (1498) del mismo código".
(G.J. Nº 337, p. 3180).
3.- "La prohibición contenida en este art. de no poder suplir de oficio el medio
de la prescripción, se refiere únicamente a la que como excepción perentoria,
se puede proponer para destruir el derecho, mas no a la que, por su carácter
dilatorio afecta sólo a la ví a ejecutiva, casos en los cuales los jueces deben,
según el art. 438 (491) del p. c. examinar la fuerza del instrumento con que
se intenta la ejecución".
(G.J. Nº 662, p. 3).
Una aplicación del art., se ha visto en el examen de los arts. 1445 (acción
oblicua) y 1446 (acción pauliana). Otros interesados, son los causahabientes en
general, que pueden hacer valer las excepciones que favorecen a su causante.
El perí odo prescripcional no corre sin más, ni una vez iniciado su curso éste
prosigue inevitablemente. Puede detenerse sea antes de empezar su curso, sea
comenzado éste. Es la suspensión. Esta es un simple compás de espera en el
transcurso del plazo. Desaparecida la causa de suspensión, la prescripción inicia o
reanuda su curso, teniendo en cuenta en este segundo supuesto el plazo
transcurrido antes de la suspensión (Mazeaud).
Fte: P. 3, tí t. 29, ley 28 (para 1) - Cgo. fr. 2256 - 2257 - 2258 - 2259 (para 2,
3 y 5) - Cgo. it. 2941, 1) (para 4) -
Precd: c.c. abrg. 1551 - 1552 - 1553 - 1554 -
Conc: c.c. 136 - 311 - 314 - 495 - 508 - 556, II) - 1029, II) -
Jurisprudencia
Jurisprudencia
3.- "El tiempo corrido desde que fue exigible la obligación se interrumpió
sucesivamente por el pago parcial abonado en el documento, por la citación
del deudor para su reconocimiento y consiguiente demanda para su pago y
por la prosecución del juicio, sin que entre ninguno de los expresados actos
de interrupción, haya habido omisión de parte del acreedor".
(G.J. Nº 698, p. 32).
4.- "No puede invocarse las anotaciones puestas por el acreedor al dorso del
documento como prueba de interrupción de la prescripción".
(G.J. Nº 742, p. 21).
6.- "La citación basta para la interrupción requerida por el art. 1541 (1503) y
para impedir que los demandados ganen la extinción de la servidumbre".
(G.J. Nº 805, p. 11).
11.- V. los casos Nos. 6 del art. 136; 3 del art. 642.
Lo que importa, es que la diligencia citatoria no sea falsa ni sea nula por falta
de las formas legales establecidas en el procedimiento. Lo contrario supone la no
interrupción de la prescripción, esto es, la citación se considera no hecha y la
prescripción sigue su curso como si no hubiera obstáculo ninguno.
Jurisprudencia
"La instancia promovida habí a quedado extinguida por haber transcurrido más
de los dos años que exige el art. 327 (seis meses, ahora, art. 309) del p. c.
Debe tenerse por no practicada la citación del deudor y, en su virtud, por no
interrumpida (la prescripción) con arreglo al art. 1543 (1504) del c.c.".
(G.J. Nº 682, p. 28).
Jurisprudencia
2.- "El reconocimiento que el deudor hace del derecho del acreedor
interrumpe la prescripción (y como la ley no establece) una forma especial
para verificar el mencionado reconocimiento, cuando se trata de acreditarlo en
juicio, debe estarse a las reglas del derecho común, concernientes a la
prueba de las obligaciones".
(G.J. Nº 437, p. 662).
3.- "Habiéndose reconocido el derecho de la... tanto por la cláusula adicional
del codicilo (testamento), cuanto por carta reconocida, dichos actos
interrumpieron la prescripción conforme a este art. (1505)".
(G.J. Nº 494, p. 10).
7.- "Se ha acreditado que el deudor continuó pagando los intereses, lo que
importa reconocimiento de la obligación".
(G.J. Nº 752, p. 3).
8.- "El pago a cuenta de intereses, hecho por cualquiera de los poseedores
por indiviso de la finca gravada, antes de la expresada venta y división,
interrumpió la prescripción sobre todo el inmueble, y, por consiguiente,
respecto de los demás coposeedores, conforme al art. 1544 (1505) del c.c.".
(G.J. Nº 757, p. 50).
SUBSECCION I
PRESCRIPCION COMUN
Entre los casos para los cuales la ley asigna otro plazo de prescripción que el
común o general establecido en la primera fase del art., con carácter ejemplificativo
puede mencionarse:
Los de los arts. 138, 149, 150. Los dos primeros son casos de prescripción
extraordinaria, para adquirir el dominio sin otro requisito que el de la posesión
continuada, (sin necesidad de justo tí tulo ni buena fe). El tercero se refiere a la
usucapión de muebles sujetos a registro.
Jurisprudencia
2.- "De acuerdo a lo dispuesto por el art. 1562 (1507) del c.c., las acciones
por obligaciones personales prescriben en 10 y 20 (ahora 5) años".
(G.J. Nº 1294, p. 87).
PRESCRIPCIONES BREVES
ART. 1508.- (Prescripción trienal). I. Prescribe a los tres años del derecho al
resarcimiento del daño que causa un hecho ilí cito o generador de responsabilidad,
contados desde que el hecho se verificó.
II. Si el hecho esta tipificado como delito penal, el derecho a la reparación
prescribe al mismo tiempo que la acción penal o que la pena.
Todas las reglas de los artí culos de esta subsección, no requieren en realidad
explicación alguna. Son plazos de prescripción especí ficos para los casos
consignados en ellas.
Si el hecho ilí cito del que deriva responsabilidad de resarcir el daño causado,
está tipificado como delito penal y es susceptible de acción penal, (prg. II), la acción
prescribe a los ocho, cinco y tres años, cuando la pena señalada sea,
respectivamente, de seis años o más, dos años o más y menos de dos años.
Tratándose de las penas, la prescripción es de 10, 7 y 5 años, respectivamente,
cuando la pena privativa de libertad es mayor de 6 años, es menor de seis años y
mayor de dos, y para las demás menores de dos años (arts. 101 y 105 c. p.).
Jurisprudencia
1.- "Este art. 1568 (1510) es aplicable solamente a la acción que los
abogados tienen para cobrar sus honorarios al cliente a quien prestaban sus
servicios. Las costas en el juicio constituyen un crédito distinto, cuyo
reembolso sólo puede exigir directamente el litigante a cuyo favor se ha
decretado".
(G.J. Nº 551, p. 4).
En el mismo sentido.
(G.J. Nº 1274, p. 153).
En el mismo sentido.
(G.J. Nº 1290, p. 52).
"Efectos del fallo sobre las prescripciones breves.- Los derechos para los
cuales la ley establece una prescripción más breve de diez años (es la que
corresponde a los cinco años del Código), cuando respecto de ellos se ha
pronunciado sentencia de condena pasada en autoridad de cosa juzgada,
prescriben por el transcurso de diez años"; se ve claramente que el
aditamento, por una sola vez, está no sólo fuera de lugar, sino que tergiversa
totalmente el principio que informa la prescripción.
CAPITULO III
DE LA CADUCIDAD
Una sí ntesis del resumen que de tales diferencias hace Castán (cit. Scaevola),
enseña:
Por eso, dice Castro (cit. Scaevola), en tales casos (los de caducidad) de lo
que propiamente ha de hablarse, más que de derechos subjetivos, es de poderes
jurí dicos, tesis que corrobora Albaladejo (cit. ibidem) cuando señala atinadamente
que la caducidad se aplica generalmente, no a los derechos, propiamente hablando,
sino a esas facultades o poderes jurí dicos cuyo fin es promover un cambio de
situación jurí dica (por ej: impugnar el matrimonio por impotencia para engendrar: art.
88 c. f., o un estado de filiación: art. 188 c. f., o reembolsar precio y gastos en el
término fijado para que opere el pacto de rescate en la compraventa: art. 644 c.c.).
En materia minera los arts. 144 a 160 del Cgo. de la materia, establecen los
casos de caducidad, diferenciados entre los que se producen ipso facto y los que
operan ipso iure, cuyo detalle en este lugar no es indispensable. Basta señalar que
se reputa caducidad ipso facto, la que no requiere declaración judicial (v. gr.
abandono de trámites, omisión de ciertos requisitos en dichos trámites, etc., art.
146). Se considera caducidad ipso iure, la que a instancia de tercero se declara
judicialmente (ejemplo falta de pago de patentes, falta de trabajo en la concesión
minera, etc., arts. 155, 157).
2.- "Vencido el término a que se refiere este art. (234 del c. min. abrg. = al
149 del vigente), sin que se hubiese realizado las operaciones de mensura,
etc., la concesión caduca ipso iure".
(G.J. Nº 1110, p. 130).
5.- "La anotación preventiva es temporal por mandato del art. 1553 del c. c. y
caduca de pleno derecho si en el término de dos años no se la convierte en
inscripción definitiva, o se pierde oportuna y válidamente su prórroga y, en la
especie, al no haber realizado el ejecutante ninguna de estas alternativas se
ha operado la preclusión de su derecho conforme al art. 1514 del mismo
c.c.".
(A.S. Nº 89, de 5-V-81).
Jurisprudencia administrativa
En el mismo sentido.
(R. S. de 20 Ene. y 18 Ago. 1916 y 13 Marzo de 1917).
7.- "Las causales de caducidad están determinadas por ley".
(R. S. Nº 17 Marzo de 1916).
En el mismo sentido.
(R. S. de 16 Feb. de 1919).
Fte: 2964, 2) -
Conc: c. c. 1501 - 1503 -
CAPITULO I
DE LA ORGANIZACION DE LOS REGISTROS PUBLICOS
Los registros a que se refiere el tí tulo, están organizados por las leyes de 26
de Noviembre de 1898 para el estado civil de las personas y de 15 de Noviembre de
1887 para los derechos reales, las mismas que han de considerarse continúan en
vigencia, en todo lo que no se oponga a las disposiciones del presente Código.
Constituyen las indicadas leyes, en realidad, las disposiciones reglamentarias
correspondientes, mencionadas en el art. 1524.
En cuanto a los negocios y actos jurí dicos, hace posible a los terceros
conocer -si tienen interés en ello- el contenido de estos negocios o actos y, por
consiguiente, el derecho que derivan.
Conc: c. c. 1521 -
ART. 1524.- (Normas aplicables). Los registros públicos se rigen por las reglas
del Código presente así como por las disposiciones reglamentarias correspondientes.
SECCION I
ART. 1525.- (Libros del registro). El registro del estado civil comprende tres
libros principales: de nacimientos, de matrimonios y de defunciones.
Conc: L. Rg. Civil 6 -
c.c. 1521 -
Téngase en cuenta que la publicidad del estado civil de las personas no tiene
una función constitutiva, en el sentido de que la adquisición del estado singular o el
efecto de las modificaciones del mismo, no se hace depender de las normas que
imponen la publicidad (Messineo). Su función eficací sima es de carácter probatorio.
El funcionario encargado de llevar los registros, forma actos, con la asistencia de
testigos instrumentales, que hacen prueba absoluta, mientras no se demande su
falsedad (art. 1289), de cuanto el funcionario dicho hace constar de lo ocurrido por
ante el o de lo que ha sido actuado por él.
ART. 1526.- (Asiento de las partidas). Las partidas serán asentadas y
autorizadas por el oficial del registro en el libro respectivo, firmándolas él mismo y
dos testigos mayores de edad y el compareciente, y si éste no sabe firmar debe
imprimir sus huellas digitales.
Jurisprudencia
1.- "Los certificados que se sacan de los libros parroquiales, sólo hacen fe
para acreditar el nacimiento, la edad, el matrimonio o la muerte".
(G.J. Nº 656, p. 12).
Conc: c. f. 239 -
SECCION III
DEL REGISTRO
ART. 1534.- (Fuerza probatoria). I. Las partidas asentadas en los registros del
estado civil así como las copias otorgadas por la Dirección General de Registros
Públicos hacen fe sobre actos que constan en ellas.
Las actas del estado civil no son prueba incontrovertible en todo y por todo
(Messineo) y sus consecuencias pueden no ser inexcepcionables, esto es, no
contradichas. El principio es que hacen fe, mientras no se alegue su falsedad o no
haya prueba en contrario. Prueba que el funcionario encargado del registro ha
dejado constancia registral de una declaración del compareciente en orden al estado
civil de determinado sujeto y, por eso, las indicaciones extrañas a esa finalidad o al
acto, carecen de todo valor.
Jurisprudencia
Jurisprudencia
III. Esta última regla rige para la reposición de una partida extraviada o
destruida.
JURISPRUDENCIA
"El estado civil de las personas se regla por la ley vigente el tiempo en que
se trata de establecerlo".
(G.J. Nº 1265, p. 11).
CAPÍTULO III
SECCION I
DISPOSICIONES GENERALES
III. Los actos por los que se constituyen, trasmiten, modifican o limitan los
derechos reales sobre bienes inmuebles y en los cuales no se hubiesen llenado las
formalidades de inscripción, surten sus efectos sólo entre las partes contratantes con
arreglo a las leyes, sin perjudicar a terceros interesados.
Las funciones del Registro de los derechos reales, tiene una doble finalidad
(Bielsa):
a) Son jurí dicas, porque sus operaciones implican siempre, por parte de los
particulares, el cumplimiento de requisitos esenciales para la existencia y
validez de ciertos actos jurí dicos.
b) Son procesales por su origen, porque las decisiones judiciales relativas a la
protección y seguridad de créditos o derechos en litigio, se hacen constar en
ellos, lo cual casi siempre constituye un acto procesal o, si se quiere, judicial.
Atendiendo a las formas de cumplir los requisitos del registro, esto es, a las
soluciones dadas al régimen de adquisición y trasmisión de cosas y derechos reales,
se señalan tres sistemas según los cuales pueden considerarse integrados los actos
de tal naturaleza (Garcí a Quijarro, cit. por Bielsa).
1.- "La propiedad pertenece al adquirente que haya inscrito antes su tí tulo (y)
al resolverse que la propiedad litigada corresponde al actor que hizo inscribir
su tí tulo en el Registro con preferencia (al demandado) cuyo tí tulo no se
encuentra inscrito, se aplica debidamente la ley".
(G.J. Nº 810, p. 29).
En el mismo sentido.
(G.J. Nº 1612, p. 71).
En el mismo sentido.
(G.J. Nº 1612, p. 71).
4.- "Todo derecho real sobre inmuebles es válido y se hace público mediante
la inscripción del tí tulo de que procede en el registro correspondiente".
(G.J. Nº 1212, p. 74).
En el mismo sentido.
(G.J. Nº 1298, p. 86).
7.- "Ningún derecho real surte efecto sino se hace público mediante su
inscripción reglada por la L. de 15 de Nov. de 1887 (art. 1538, c.c.)".
(G.J. Nº 1236, p. 45).
8.- "El registro tiene por objeto la publicidad de las limitaciones o mutaciones
en el derecho de propiedad, para determinar la preferencia de éste con
respecto a terceros, pero no está destinado a definir derechos, menos a
cubrir y subsanar los vicios de nulidad o de otra í ndole de que adolezcan los
instrumentos inscritos".
(G.J. Nº 1354, p. 18).
11.- "El registro de derechos reales, tiene por objeto mostrar el verdadero
estado de la propiedad inmueble, revelando de un modo público y solemne la
historia de sus transmisiones y modificaciones".
(G.J. Nº 1610, p. 86).
16.- "Por mandato del art. 1538 del c.c., ningún derecho real sobre inmuebles
surte efectos contra tercero, sino desde el momento en que se hace público,
mediante su inscripción en el Registro de los derechos reales".
(A.S. Nº 126, de 10-VI-81).
17.- Véase los casos Nos. 8 del art. 105; 5 del art. 584; 14 del art. 1545.
1) Los actos a tí tulo gratuito u oneroso por los cuales se trasmite la propiedad
de bienes inmuebles.
2) Los actos que constituyen, transfieren, modifican o extinguen el derecho de
usufructo sobre inmuebles, y los derechos a construir y de superficie.
3) Los actos que constituyen, modifican o extinguen las servidumbres y los
derechos de uso y habitación.
4) Los actos por los cuales se constituyen, reducen, extinguen o cancelan
hipotecas inmuebles.
5) Los contratos de anticresis.
6) Los contratos de sociedad y el acto por el que se constituye una asociación
que comprendan el goce de bienes inmuebles o de otros derechos reales
inmobiliarios.
7) La constitución del patrimonio familiar o sus modificaciones.
8) Los contratos por los cuales se constituye, reduce o extingue la prenda sin
desplazamiento.
9) Los contratos por los cuales se arriendan inmuebles por más de tres años o
anticipan alquileres por más de un año, o sus modificaciones.
10) Las disposiciones testamentarias que recaen sobre derechos reales
inmobiliarios, así como las resoluciones que confieran misión en posesión
hereditaria.
11) La división de bienes inmuebles y derechos inmobiliarios.
12) Las concesiones y adjudicaciones mineras, petroleras, de tierras, aguas y
otras semejantes otorgadas por el Estado, así como los actos que
perfeccionan, trasladan o modifican derechos al respecto.
13) Las sentencias pasadas en autoridad de cosa juzgada que reconocen la
constitución, transferencia, modificación o extinción de los derechos señalados
en los casos anteriores.
14) Los impedimentos y prohibiciones que restringen el derecho de propiedad,
interrumpen la posesión o limitan la libre disposición de los bienes inmuebles
o la restablecen, tales como las resoluciones judiciales ejecutoriadas por las
cuales se admite la cesión de bienes, los actos que interrumpen la usucapión,
la declaratoria de incapacidad o de ausencia, la separación judicial de bienes
matrimoniales y otras.
15) La cancelación de todo tí tulo registrado, dispuesta por autoridad judicial
mediante acto o instrumento legal idóneo.
16) Todo cuanto, además, disponga la ley.
Fte: Cgo. it. 2643 - 2646 -
Precd: L. Rg. dr. rls. arts. 7 - 8 -
Conc: c. f. 30 - 149 - 462 - 476 - c. com. 459 - p.p. 190 -
c.c. 81 - 134 - 199 - 216 - 219 - 584 - 651 - 655 - 667 - 686 - 688 -
750 - 754 - 790 - 792 - 1056 - 1248 - 1253 - 1364 - 1383 - 1429 -
1430 - 1457 - 1553 -
Jurisprudencia
1) Los tí tulos que consten en documentos públicos por acto entre vivos o por
causa de muerte.
Jurisprudencia
Véase los casos Nos. 8 del art. 1538; 6 del art. 1545.
Se aplica el principio del Digesto: qui prior est tempore potior est iure (el
primero en el tiempo es el mejor en el derecho; Lib. 20, tí t. 4, ley 3; cit. Scaevola).
Jurisprudencia
En el mismo sentido.
8.- "Si por actos distintos el propietario trasmite unos mismos bienes raí ces a
diferentes personas, la propiedad pertenece al adquirente que haya inscrito
antes su tí tulo".
(G.J. Nº 1270, p. 53).
12.- "La sentencia que se basa sobre la prioridad de la inscripción del tí tulo
presentado por los demandados, da cabal aplicación a los arts. 15 y 16 de la
L. de 15 de Nov. de 1887 (c.c. 1545)".
(G.J. Nº 1623, p. 56).
14.- "Al no haber afectado especí ficamente (art. 1363, c.c.) el inmueble
individualizado a fs., la anotación preventiva de fs., no tiene, ésta, sobre el
indicado inmueble la prioridad señalada por los arts. 359 del p. c. y 1538 del
c.c., cuya aplicación en la especie por los jueces de grado ha sido correcta".
(A.S. Nº 77, de 20-V-80).
17.- Véase los casos Nos. 8, b) del art. 1287; 2 del art. 1341; 4 del art. 1393;
17 del art. 1453; 1, 10, 13 y 14 del art. 1538; 4 del art. 1553.
SECCION IV
Y MODO DE HACERLA
ART. 1546.- (Interés legí timo). La inscripción puede ser solicitada por quien
tenga interés legí timo en asegurar el derecho que se debe inscribir, o el notario que
hubiese autorizado el acto, o el juez que hubiese expedido la ejecutoria.
II. Esta sub-inscripción sólo podrá hacerse con anuencia de las partes
interesadas o por orden judicial. Si el error fue cometido por el registrador, éste hará
la rectificación bajo su responsabilidad y con intervención fiscal.
MARGINALES
II. En los casos previstos por el artí culo presente y cuando se trate de bienes
muebles sujetos a registro, la anotación se practicará en los registros
correspondientes.
Jurisprudencia
En el mismo sentido.
(G.J. Nº 1210, p. 43).
8.- "La anotación preventiva se convierte en definitiva según las reglas de los
arts. 26 y 28 de la L. de 15 de Nov. de 1887, y surte efectos desde la fecha
del registro".
(G.J. Nº 1344, p. 19).
9.- "Según el inc. 3) del art. 1552 del c. c. puede pedir anotación preventiva
quien, en cualquier juicio, obtiene sentencia pasada en autoridad de cosa
juzgada, por la que se condena al demandado a cumplir una obligación,
debiendo efectuarse dicha anotación con la especificación precisa dispuesta
por el art. 1363 de mismo c.c.".
(A.S. Nº 77, de 20-V-80).
10.- V. los casos Nos. 3 y 5 del art. 1369; 2 del art. 1470; 1 del art. 1538.
ART. 1553.- (Término de la anotación preventiva). I. La anotación preventiva
caducará si a los dos años de su fecha no es convertida en inscripción. El juez
puede prorrogar el término por un nuevo lapso de un año, que no perjudicará a
tercero si no se asienta a su vez en el registro.
Jurisprudencia
2.- "La prórroga de ella debe pedirse antes del año (ahora, 2) fijado para su
caducidad y expresando el motivo por el que la anotación no pudo convertirse
en inscripción dentro del año respectivo".
(G.J. Nº 1263, p. 43).
3.- "La anotación preventiva caduca al año (ahora a los dos años) a tenor del
art. 27 de la L. de 15 de Nov. de 1887 (art. 1553 c.c.)".
(G.J. Nº 1344, p. 19).
6.- V. los casos Nos. 5 del art. 1514; 3, 4 y 7 del art. 1552.
ART. 1554.- (Nota marginal). Cuando en las demandas ejecutivas se señalen
bienes inmuebles, se notificará al registrador para que en las partidas de inscripción
respectivas ponga una nota marginal que valdrá como anotación preventiva de
embargo por treinta dí as, pasados los cuales quedará de hecho sin efecto, a menos
de formalizarse la anotación preventiva.
DE LA DENEGACION DE LA INSCRIPCION
Jurisprudencia
3.- "El Juez Registrador, según el art. 1555 del c.c., debe denegar una
inscripción o anotación preventiva ordenadas judicialmente, cuando, entre
otras causas, no se determina adecuadamente el bien sujeto a la inscripción
o anotación a tenor de lo dispuesto por el inc. 3) del art. 1556 del mismo
c.c.".
(A.S. Nº 77, de 20-V-80).
Jurisprudencia
DE LA EXTINCION Y CANCELACION
DE LAS INSCRIPCIONES
Jurisprudencia
Jurisprudencia
II. Las anotaciones hechas por orden judicial se cancelarán sólo a mérito de
otra que emane del mismo juez salvo el caso de caducidad prevista por los arts.
1554 y 1555.
Jurisprudencia
DE LOS REGISTROS
ART. 1561.- (Oficinas del Registro de los Derechos Reales). I. En cada distrito
judicial funcionará a cargo de un juez registrador, una oficina del Registro de los
Derechos Reales, para cumplir todas las funciones que le están encargadas por este
Código y por leyes especiales.
Jurisprudencia
ART. 1564.- (Libros de los registros). I. Cada oficina llevará anualmente libros
especiales para los efectos establecidos en el tí tulo presente: de registro de la
propiedad inmobiliaria, de hipotecas y gravámenes y de anotaciones preventivas;
asimismo de prenda sujeta a registro, con las respectivas especificaciones.
II. Son aplicables a los muebles sujetos a registro, las disposiciones del
Capí tulo presente en todo cuanto no se oponga a las leyes especiales pertinentes.
TITULO VI
DISPOSICIONES FINALES
CAPITULO UNICO
DISPOSICIONES TRANSITORIAS
Jurisprudencia
1.- "La ley procesal tiene particularidades marcadí simas en comparación con
la ley sustantiva, derivadas de la autonomí a del derecho de acción y la
relación procesal respecto de la segunda: la acción y la relación procesal se
regulan por la ley procesal del tiempo en el que se instruye el proceso y no
cabe extrañar que en un mismo proceso pueda aplicarse leyes de tiempos
diferentes: la sustantiva, respecto de la relación sustantiva normada por ella
(c.c. art. 1567), y la procesal respecto de la acción y la relación procesal (p.c.
art. 790)".
(A.S. Nº 166, de 28-VI-79).