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Ainhoa Martin 201713702

María Paz Cardona 201712450

Opinión

Según lo establecido en la Constitución Política de Colombia, en sus artículos 165 y 166, el


presidente de la República puede objetar total o parcialmente un acto legislativo y este será
devuelto a la cámara donde tuvo origen para un segundo debate. Así mismo, en los artículos
196, 197 y 198 de la ley quinta de 1992 -que expide el reglamento del Congreso de la
República-, se establece el contenido y término de las objeciones presidenciales. Debido al
actual debate sobre las 6 objeciones presentadas por el presidente Iván Duque a la ley
estatutaria de la JEP, es conveniente recalcar que dicha acción es legal y constitucional.

El pronunciamiento de la Corte -auto 123/2019-, menciona “el control que corresponde a la


Corte respecto de proyectos de ley estatutaria adoptados mediante el Procedimiento
Legislativo Especial, es previo, automático y único”. En cuanto lo anterior, se establece que
el proyecto de ley expedido por el congreso fue previamente revisado y evaluado por la Corte,
para regular su constitucionalidad y que este control fue previo, automático y único. Previo,
en cuanto que es un control antes de la promulgación de la misma ley, automático debido a
la legislación especial que se adoptó para la implementación de los acuerdos de paz, que
estableció que la Corte tenía que revisarla sin existir previamente una demanda por
constitucionalidad y único debido a que no existen cambios sobre esta. Por otro lado, debido
a las objeciones presentadas por el gobierno si se llega producir cambios en la ley en el
segundo debate en la cámara, lo decidido tendrá que ser revisado nuevamente por la Corte
Constitucional. Si las objeciones no son tenidas en cuenta el presidente tendrá que promulgar
la ley sin trabas, si se decide cambiar la ley en el debate o se archivan parcialmente las
objeciones, el proyecto deberá volver a manos de los magistrados para evaluar nuevamente
la constitucionalidad de la ley estatutaria.

Dentro de las virtudes/defectos del reciente pronunciamiento está el tiempo para el segundo
debate y la nueva revisión de constitucionalidad por la Corte. Sabiendo entonces que si los
tiempos se vencen en el Congreso -el primer periodo de legislatura termina el próximo 20 de
junio- podría generar un efecto no deseado, ya que el proyecto tendrá que ser archivado,
significando esto un retroceso para el proceso de paz y una inconformidad general de los
ciudadanos. A pesar del riesgo que signifique una fecha límite, podría servir para agilizar los
debates y por ende, que los congresistas tengan una mayor responsabilidad para pronunciarse
sobre las objeciones presidenciales dichas, y así decidir, si se cambia parcialmente la ley o
por el contrario tendrá que ser promulgada tal cual como esta por el presidente.

La mayor preocupación que han generado las seis objeciones presentadas por el presidente
de la República es la de si el desconoció la sentencia que existía de la Corte y la autoridad de
la misma institución, cuestionando la constitucionalidad del proyecto de ley que llegó a su
despacho. Después de aclarar que se trataban de objeciones por inconveniencia y no por
inconstitucionalidad, se generó otra controversia, y se empezaron a analizar detalladamente
las mismas para saber qué fundamento de trasfondo había.
El principal motivo en el que se escudo el presidente para realizarlas, fue la falta de limitación
y fuerza para que se cumpliera punto a punto lo pactado hace tres años en el Acuerdo Final
para la terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera. La
intención de buscar una mayor claridad en la ley estatutaria, sin cuestionar la
constitucionalidad de la misma, es que todo el proyecto sea lo más conveniente para el futuro
del país, entendiendo que una ley puede ser catalogada de constitucional pero no por eso
asegurar un bienestar e interés general y “conveniente”.

Con la intención de analizar el procedimiento realizado por parte de las instituciones en


cuanto a este tema, se puede afirmar que se respetó la separación de poderes pactada en la
carta política, sin incurrir en un choque de trenes, por diferentes razones: Primero, el
presidente objetó inconvenientemente y no inconstitucionalmente, respetando la sentencia
así promulgada por la Corte en el asunto. Segundo, el presidente no está incurriendo en
ninguna falla, puesto que, dentro de sus facultades adquiridas, esta el objetamiento de leyes,
según lo considere pertinente. Tercero, el hecho de que la Corte se haya declarado inhibida
para ejercer el procedimiento, el control automático de constitucionalidad que le corresponde,
hasta tanto no concluya el trámite de las objeciones en el Congreso de la República, respeta
la separación y poder que existe entre la rama judicial y la legislativa.

En conclusión, el presidente realizó las objeciones bajo los limites pertinentes de la


constitución, básicamente esta ratificando de que realmente esos puntos sean cumplidos al
pie de la letra, pero, para que realmente este seguro, realizo dicha acción. Por otro lado, la
oposición cree que esta pasando por encima de las instituciones, del acuerdo de paz y de la
sentencia, pero realmente se dieron los pasos a seguir, preguntándole a la corte si realmente
se podían validar las objeciones, donde la corte dio como respuesta inhibida. Después del
pronunciamiento de la corte, solo queda esperar el debate en el congreso para ver que
sucederá con el proyecto de ley.

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