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TEMA VI

Meteorización
Se llama meteorización a la descomposición de minerales y rocas que ocurre sobre o cerca
de la superficie terrestre cuando estos materiales entran en contacto con la atmósfera,
hidrósfera y la biósfera. Sin embargo existen varias definiciones más, lo que ha hecho que
el término signifique diferentes cosas para distintos científicos.1 Ejemplo de otras
definiciones son:

La meteorización representa la respuesta de minerales que estaban en equilibrio a profundidades


variables en la litosfera a condiciones de la superficie terrestre o cerca de esta. En este lugar los
minerales entran en contacto con la atmósfera, hidrosfera y biosfera originando cambios,
generalmente irreversibles, que los tornan hacia un estado más clástico o plástico de manera que
aumenta el volumen, disminuye la densidad y el tamaño de las partículas además de formase nuevos
minerales que son más estables bajo las condiciones de interfaz.

Chorley et al.2

Ejemplo de una roca meteorizada. Se observa que su exterior se ha oxidado a causa de la


meteorización química y además se ha partido en dos probablemente debido a
meteorización física.

La meteorización es la desintegración y descomposición de las rocas, que originan, in situ, una


masa de derrubios.

E.J. Monkhouse3

Es el proceso o grupo de procesos destructivos mediante los cuales materiales terrosos o rocosos
cambian de color, textura, composición, firmeza o forma al ponerse en contacto con agentes
atmosféricos, todo esto con poco o nada de transporte del material aflojado o alterado.

Glossary of Geology4
Existen principalmente dos tipos de meteorización: la meteorización química y la
meteorización física.5 A veces se incluye la meteorización biológica como un tercer tipo.1
La meteorización se considera como un proceso exógeno y es importante entre otras cosas
para el estudio de las formas del relieve y también para entender los suelos y sus
nutrientes.5

Se pueden considerar los 100 °C y 1 kbar como la temperatura y presión máxima bajo las
cuales la meteorización ocurre.1

Meteorización física

Canchal posiblemente formado por gelifracción en estratos casi horizontales de piedra


caliza en la isla Flowerpot, Ontario, Canadá.

La meteorización física produce desintegración o ruptura en la roca, sin afectar a su


composición química o mineralógica. En estos procesos la roca se va fracturando, es decir,
se va disgregando en materiales de menor tamaño y ello facilita el proceso de erosión y
transporte posterior. Las rocas no cambian sus características químicas pero sí las físicas.
Está causada por las condiciones ambientales (agua, calor, sal, etc.). Los agentes que la
provocan son:

 La descompresión: Es la expansión y el agrietamiento que se producen en rocas


que se han formado a gran profundidad, al encontrarse en la superficie donde la
presión es mucho menor. A causa de esta dilatación comienzan a experimentar la
formación de grietas o diaclasas con lo que se forman losas horizontales.
 Termoclastia es la fisura de las rocas aflorantes como consecuencia de la diferencia
de temperatura entre el interior y la superficie. La diferencia térmica día-noche es la
causa: durante el día, al calentarse, la roca se dilata; sin embargo, por la noche, al
enfriarse, se contrae. Al cabo de un tiempo acaba rompiéndose. Este tipo de
meteorización es importante en climas extremados con gran oscilación térmica entre
el día y la noche (como en el desierto).
Exfoliación del granito dando lugar a esferas de roca cuyo espesor va disminuyendo
por termoclastia. La exfoliación en capas concéntricas es lo que ha motivado el
nombre en inglés de onion weathering

La termoclastia da origen a una forma típica de meteorización mecánica en rocas


graníticas que se denomina exfoliación en bolas, en inglés onion weathering
(meteorización en capas de cebolla) debido a que la radiación solar penetra muy
superficialmente en el granito, calentando apenas uno o varios centímetros a partir
de la superficie, que es la zona que se dilata, mientras que al enfriarse, se va
separando del núcleo interno que conserva la misma temperatura más tiempo.

 Gelifracción: es la rotura de las rocas aflorantes a causa de la presión que ejercen


sobre ellas los cristales de hielo. El agua, al congelarse, aumenta su volumen en un
9 %. Si se encuentra en el interior de las rocas, ejerce una gran presión sobre las
paredes internas que acaba, tras la repetición, por fragmentarlas. Este tipo de
meteorización es importante en climas húmedos y con repetidas alternancias hielo-
deshielo (+0 °C/-0 °C), como los montañosos.
 Haloclastia: es la rotura de las rocas por la acción de la sal. En determinados
ambientes hay una gran presencia de sal. Esto es en los ambientes áridos, ya que las
lluvias lavan el suelo llevándose consigo la sal, la cual se precipita sobre el suelo al
evaporarse el agua. La sal se incrusta en los poros y fisuras de las rocas y, al
recristalizar y aumentar de volumen, aumenta la presión que ejercen sobre las
paredes internas (similar a la gelifracción) con lo que se puede ocasionar la ruptura.
El resultado son rocas muy angulosas y de menor tamaño, lo que generalmente da
lugar a los procesos de erosión.

Meteorización química[editar]
Un yagrumo (Cecropia peltata) crece en la pared del Monumento a la Batalla de la Puerta,
en Venezuela, y muestra la acción sobre la disolución del cemento y de la roca caliza del
propio monumento por la acción de los ácidos de sus raíces.

Produce una transformación química de la roca provocando la pérdida de cohesión y


alteración de la roca. Los procesos más importantes son los atmosféricos, el vapor de agua,
el oxígeno y el dióxido de carbono que están implicados en:

 Oxidación. Se produce al reaccionar algunos minerales con el oxígeno atmosférico.


Se forman nuevos minerales con elementos en uno o más estados oxidados (mayor
carga positiva)
 Disolución. Es muy importante en minerales solubles como cloruros, nitratos, en
rocas calcáreas y en el modelado kárstico.
 Carbonatación. Se produce al combinarse el dióxido de carbono con el agua
formando ácido carbónico, el cual se combina con ciertos minerales como el
carbonato de calcio que se transforma en bicarbonato: el primero es insoluble en el
agua pero el segundo no lo es, por lo que es arrastrado por ella.
 Hidratación. En esta reacción, el agua es incorporada a la estructura de algunos
minerales aumentando de volumen como sucede con el yeso o sulfato de calcio
hidratado. Este proceso es fácil de ver, por ejemplo, mezclando anhidrita con agua,
lo que produce una reacción exotérmica (desprende calor) al transformarse en yeso
(sulfato de calcio hidratado).
 Hidrólisis. Es la rotura en la estructura de algunos minerales por la acción de los
iones de H+ y OH- de agua, fundamentalmente en la meteorización del feldespato,
que se transforma en arcillas y del granito que puede llegar a la caolinización
(transformación en arcillas, especialmente en caolín).
 Bioquímica. La acción de los ácidos orgánicos procedentes de la descomposición
de materiales biológicos en el suelo o por la acción físico - química de los propios
vegetales vivos.
Los nidos hechos en el suelo por las termitas (Isoptera) en la Gran Sabana (Venezuela)
generan una alteración considerable de los minerales del suelo y del subsuelo. Esta
alteración favorece el crecimiento de algunas plantas en la mayoría de los termiteros
abandonados.

Laterización[editar]
La laterización consiste en un proceso de meteorización química generalizada y profunda
en la que el sílice y las bases son extraídas, por la lixiviación (lavado) de la roca madre, en
la que se producen concreciones de hierro y aluminio. Son depósitos residuales de color
rojo asociados a relieves de superficie plana. En realidad el proceso no se circunscribe solo
a la formación de suelo (latosoles) sino que es un auténtico proceso morfogenético.
Régimen de formación de un suelo (pedogenético) que se da en climas cálidos, con
precipitaciones abundantes, tanto en las regiones de selva como en las de sabana, donde una
gran actividad bacteriana hace que el humus se consuma con rapidez. Los minerales
arcillosos se disuelven, mientras que el hierro y el aluminio se acumulan en forma de
óxidos y dan lugar a la formación de una costra dura, llamada laterita (del latín later,
ladrillo). No son suelos fértiles.

Meteorización biológica[editar]
Algunos seres vivos contribuyen a transformar las rocas. Así, las raíces de las plantas se
introducen entre las grietas actuando de cuñas. Al mismo tiempo segregan sustancias que
alteran químicamente las rocas, como puede verse en la imagen: la decoloración de la pared
por la acción de los ácidos (carbónico y de otros tipos) de las raíces nos muestra claramente
este proceso. También algunos animales, como las lombrices de tierra, las hormigas, las
termitas, los topos, etc., favorecen la alteración de las rocas en la superficie.

A ese tipo de alteración, a veces química, que realizan los seres vivos la llamamos
meteorización externa.

La meteorización productora de suelos[editar]


La meteorización desintegra las rocas existentes y aporta materiales para formar otras
nuevas. Sin embargo, la meteorización desempeña también un papel importantísimo en la
creación de los suelos que cubren la superficie de la Tierra y sustentan toda vida. Un suelo
refleja, hasta cierto grado, el material rocoso del cual se derivó, pero la roca basal no es el
único factor que determina el tipo de suelo, ya que diferentes suelos se desarrollan sobre
rocas idénticas en áreas distintas cuando el clima varía de un área a otra. Por lo tanto, otros
factores ejercen influencias importantes sobre el desarrollo del suelo, como el relieve, el
tiempo y el tipo de vegetación. La composición de un suelo varía con la profundidad. El
afloramiento natural o artificial de un suelo revela una serie de zonas diferentes entre sí.
Cada una de estas zonas constituye un horizonte, que representan, desde la superficie hacia
adentro, las capas más meteorizadas o descompuestas y con diferentes acumulaciones de
minerales por lixiviación o lavado del suelo, hasta llegar a la roca madre o fresca, de la cual
se derivó el suelo. Estos horizontes de suelo se han desarrollado a partir del material
original subyacente. Cuando este material queda expuesto por vez primera en la superficie,
la parte superior queda sujeta a la meteorización intensa y la descomposición actúa
rápidamente. Conforme avanza la descomposición del material, el agua que percola hacia
abajo comienza a lixiviar algunos de los minerales y los deposita en niveles inferiores, los
cuales con el paso del tiempo, se vuelven más gruesos y alcanzan mayores profundidades.6

Meteorización
Meteorización. La
meteorización es la Meteorización
desintegración y
descomposición de una roca en
la superficie terrestre o
próxima a ella como
consecuencia de su exposición
a los agentes atmosféricos, con
la participación de agentes
biológicos. La meteorización
involucra un conjunto de
reacciones químicas en las que
los productos sirven de
reactivos para síntesis
subsiguientes. Si el proceso de
la meteorización ocurre en la Concepto: Es la desintegración y descomposición de
superficie del suelo se llama una roca en la superficie terrestre.
meteorización edafoquímica y
si ocurre en capas más profundas como el horizonte C o más se llama meteorización
geoquímica.

Contenido
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 1 Tipos de meteorización
 2 Agentes que la provocan
 3 Meteorización química
 4 Meteorización biológica
 5 Fuentes

Tipos de meteorización
La meteorización física se genera por los cambios grandes de temperatura, al efecto del
agua al congelarse y fundirse y al formar soluciones y sales, al viento que mueve las
partículas y a las raíces que fracturan a las rocas. En estos procesos la roca se va
deshaciendo, es decir, se va disgregando en materiales de menor tamaño y ello facilita el
proceso de erosión y transporte posterior. La esquistocidad es un cambio físico que consiste
en la separación en capas casi paralelas de rocas metamórficas, por ejemplo, los diferentes
esquistos (filitas) y el gneis.

Agentes que la provocan


La descompresión: Es la expansión y el agrietamiento, que se produce en rocas que se han
formado a gran profundidad, al encontrarse en la superficie donde la presión es mucho
menor. A causa de esta dilatación comienzan a experimentar la formación de grietas o
diaclasas con lo que se forman losas horizontales.

 Termoclastia: es la fisura de las rocas aflorantes como consecuencia de la diferencia


de temperatura entre el interior y la superficie. La diferencia térmica día-noche es la
causa: durante el día, al calentarse, la roca se dilata; sin embargo, por la noche, al
enfriarse, se contrae. Al cabo de un tiempo acaba rompiéndose. Este tipo de
meteorización es importante en climas extremados con gran oscilación térmica entre
el día y la noche (como el desierto).La Exfoliación del granito dando lugar a esferas
de roca cuyo espesor va disminuyendo por termoclastia. La termoclastia da origen a
una forma típica de meteorización mecánica en rocas graníticas que se denomina
exfoliación en bolas, en inglés onion weathering (meteorización en capas de
cebolla) debido a que la radiación solar penetra muy superficialmente en el granito,
calentando apenas uno o varios centímetros a partir de la superficie, que es la zona
que se dilata, mientras que al enfriarse, se va separando del núcleo interno.

 Gelifracción: es la rotura de las rocas aflorantes a causa de la presión que ejercen


sobre ellas los cristales de hielo. El agua, al congelarse, aumenta su volumen en un
9%. Si se encuentra en el interior de las rocas, ejerce una gran presión sobre las
paredes internas que acaba, tras la repetición, por fragmentarlas. Este tipo de
meteorización es importante en climas húmedos y con repetidas alternancias hielo-
deshielo (+0 °C/-0 °C), como los montañosos.
 Haloclastia: es la rotura de las rocas por la acción de la sal. En determinados
ambientes hay una gran presencia de sal. Esto es en los ambientes áridos, ya que las
lluvias lavan el suelo llevándose consigo la sal. La sal, se incrusta en los poros y
fisuras de las rocas, y, al recristalizar y aumentar de volumen, aumenta la presión
que ejercen sobre las paredes internas (similar a la gelifracción) con lo que se puede
ocasionar la ruptura. El resultado son rocas muy angulosas y de menor tamaño, lo
que generalmente da lugar a los procesos de erosión.

Meteorización química
La meteorización geoquímica es producida por reacciones químicas de oxidación y
reducción, por procesos de solubilidad, de hidratación, de hidrólisis y por descomposición y
síntesis de diversos compuestos. La hidratación del sulfato de calcio o anhidrita se hidrata
formando el sulfato de calcio dihidratado o yeso que es más estable que la anhidrita y se
representa con la ecuación química: CaSO4 + 2H2O ----- CaSO4+ 2H2O La hidrólisis de la
ortoclasa produce ácido metasilícico que como no es estable se descompondrá formando
minerales secundarios de acuerdo al medio en que se encuentre, se representa con la
ecuación química: KAlSi3O8 + H2O -- HAlSi3O8 + K+ + OH –

Como la mayoría de los suelos presentan un ambiente oxidante las reacciones químicas más
comunes en la meteorización edafoquímica son las de oxidación que afectan a los minerales
primarios y liberan elementos químicos que pueden absorbidos por las plantas o ser
arrastrados por lixiviación.

En la formación de un mineral secundario hay pérdida de cationes como ocurre en las


micas que pierden potasio, por ejemplo, la ortoclasa al formar el mineral secundario
caolinita (aluminosilicato laminar), se representa mediante la ecuación química: KAlSi3O8
+ 11H2O ----- Al2Si2O5 (OH)4 + 4H4SiO4 + 2KOH La formación del silicato de calcio o
wollastonita se forma a partir del cuarzo y la calcita liberando dióxido de carbono y se
representa mediante la ecuación química: SiO2 + CaCO3 ----- CaSiO3 + CO2 î

Para comprender las reacciones químicas que ocurren en el suelo es importante recordar
que se aplica el principio de Le Chatelier y que, generalmente, las reacciones químicas
duplican su velocidad por cada incremento de temperatura de 100 ºC. Además que los
cationes como Fe(II) y Mn(II) en condiciones reductoras y pH del ambiente bajo, tienen su
estado de solubilidad máxima.

Meteorización biológica
Algunos seres vivos contribuyen a transformar las rocas. Así, las raíces de las plantas se
introducen entre las grietas actuando de cuñas. Al mismo tiempo segregan sustancias que
alteran químicamente las rocas, como puede verse en la imagen: la decoloración de la pared
por la acción de los ácidos (carbónico y de otros tipos) nos muestra claramente este
proceso. También algunos animales, como las lombrices de tierra, las hormigas, los topos,
etc., favorecen la alteración in situ de las rocas en la superficie.A ese tipo de alteración, a
veces química, que realizan los seres vivos la llamamos meteorización externa.
1. Meteorización
Definición: Destrucción de rocas sólidas a causa de fuerzas químicas, físicas o
biológicas

Tipos de meteorización:
Generalmente se conoce tres tipos de meteorización. La meteorización
mecánica, meteorización química y la meteorización biológica -orgánica. Cada
tipo de la meteorización tiene sus subtipos cuales dependen de los factores
físicos, químicos o biológicos.

1.1 Meteorización mecánica o física

La meteorización mecánica depende fuertemente a fuerzas que pueden


destruir las rocas en una forma mecánica. Los más importantes serían:

a) cambio de la temperatura
b) meteorización por helada
c) meteorización por hidración y/o cristalización de sales

Cambio de la temperatura: Los minerales aumenten su volumen en


temperaturas altas. Los minerales tienen diferentes propiedades a respeto de la
dilatación. Entonces durante día y noche los minerales en una roca cambian su
volumen in diferentes magnitudes. Eso al final provoca un rompimiento de los
contornos entre los minerales. Los factores de este proceso son: Temperatura
mínima, temperatura máxima, tipos (color!) de los minerales juntos. (véase foto
de una roca fracturada por cambios de temperatura: Museo Virtual)

Meteorización por helada: Agua que se ubica adentro de una roca (en grietas o
poros) aumenta su volumen durante en el momento de congelarse. Las fuerzas
desarrolladas durante de este proceso podrían romper una roca. Los factores
son: sector con muchos traspasos entre temperaturas positivas y
temperaturas bajo cero. Rocas fracturadas o con alta porosidad, presencia de
agua. Por ejemplo en la Cordillera de los Andes en 4000m de altura cada noche
las temperaturas bajan hacia bajo cero, al día por el sol las rocas se calientan.

1. 2. Meteorización química (corrosión)

La meteorización química incluye todos los procesos relacionados a procesos


químicos. Lo más conocido es la oxidación, que no solamente destruye autos y
rejas, también rocas y minerales. Los factores más importantes de la
meteorización química son la presencia de agua, el oxígeno y la temperatura
(reacciones químicos se desarrollan mejor en temperaturas elevadas). Lo más
importantes de la meteorización química son:

a) oxidación
b) reducción
c) hidrólisis
véase foto: marcas de solución

1. 3.Meteorización orgánica-biológica

La meteorización orgánica biológica no es tan importante en la naturaleza. Pero


también cumple su función. Especialmente los ácidos producidos por plantas
podrían afectar las rocas. El rol de algunas bacterias también podría ser
importante.

● Raíces de plantas
● Bacterias

1.4. Factores determinantes del tipo y magnitud de la


meteorización:

a) El clima:

● Las temperaturas máximas y mínimas (no la temperatura mediana!, se refiere


la temperatura tomada de la roca, no la temperatura ambiental en la sombra)
● Temperaturas bajo cero (-0ºC)
● Cantidad de precipitaciones

b) La roca:

● Resistencia contra la meteorización


● Composición mineralógica
● Porosidad
● Desgaste estructural (fracturamiento)

Durante la meteorización en una roca se cambia el contenido modal de los


minerales: La meteorización afecta al primero las plagioclasas, después los
feldespatos. Cuarzo se ve como un mineral muy estable. Durante la
meteorización se forman minerales nuevos como caolín.

En este ejemplo se
Figura: Meteorización y transformación de los minerales aplicó la
meteorización a una
muestra de un gneis
granítico (roca
metamórfica). Al
principio la muestra
contiene más de 40
% de plagioclasa, 30
% de feldespatos y
30 % de cuarzo.
Durante la
meteorización al
primero la
plagioclasa se
desintegró, después
desapareció el
feldespato. Durante
todo el proceso se
formó un mineral
nuevo: el caolín.
Entonces la
meteorización
destruye minerales,
pero también se
forman minerales
nuevos.

GOLDICH, S. (1938):
Journal of Geology;
vol. 46)

véase Desintegración
de un sienogranito
en el desierto de
Atacama
Resistencia de los minerales contra la meteorización:
Listado de la resistencia de los minerales contra la meteorización: Cada mineral
tiene su resistencia relativa contra la meteorización en comparación de otros
minerales

La meteorización química
La meteorización química es el conjunto de los procesos llevados a cabo por medio del agua o por
los agentes gaseosos de la atmósfera como el oxígeno y el dióxido de carbono.
Las rocas se disgregan más fácilmente gracias a este tipo de meteorización, ya que los granos de minerales pierden
adherencia y se disuelven o desprenden mejor ante la acción de los agentes físicos.

Disolución: Consiste en la incorporación de las moléculas de un cuerpo sólido a un disolvente como es el agua. Mediante
este sistema se disuelven muchas rocas sedimentarias compuestas por las sales que quedaron al evaporarse el agua que las
contenía en solución.

Hidratación: Es el proceso por el cual el agua se combina químicamente con un compuesto. Cuando las moléculas de
agua se introducen a través de las redes cristalinas de las rocas se produce una presión que causa un aumento de volumen,
que en algunos casos puede llegar al 50%. Cuando estos materiales transformados se secan se produce el efecto contrario,
se genera una contracción y se resquebrajan.

Oxidación: La oxidación se produce por la acción del oxígeno, generalmente cuando es liberado en el agua. En la
oxidación existe una reducción simultánea, ya que la sustancia oxidante se reduce al adueñarse de los electrones que
pierde la que se oxida. Los sustratos rocosos de tonalidades rojizas, ocres o parduzcas, tan abundantes, se producen por la
oxidación del hierro contenido en las rocas.

Hidrólisis: Es la descomposición química de una sustancia por el agua, que a su vez también se descompone. En este
proceso el agua se transforma en iones que pueden reaccionar con determinados minerales, a los cuales rompen sus redes
cristalinas. Este es el proceso que ha originado la mayoria de materiales arcillosos que conocemos.
Carbonatación: Consiste en la capacidad del dióxido de carbono para actuar por si mismo, o para disolverse en el agua y
formar ácido carbónico en pequeñas cantidades. El agua carbonatada reacciona con rocas cuyos minerales predominantes
sean calcio, magnesio, sodio o potasio, dando lugar a los carbonatos y bicarbonatos.

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METEORIZACIÓN

Las rocas se forman en el interior de la Tierra. Cuando ascienden a la superficie terrestre, las
condiciones varían. Esto provoca transformaciones físicas o químicas en las rocas. Estas
transformaciones se conocen con el nombre de meteorización.

La meteorización es la alteración de una roca por la acción de la Atmósfera, la Hidrosfera o los


seres vivos. Esta alteración se produce en el mismo lugar donde ha aflorado a la superficie, sin que
se produzca transporte de materiales. Si hubiera desgaste de la roca y fragmentos transportados a
otro lugar, hablamos de erosión.

METEORIZACIÓN FÍSICA

Se llama también meteorización mecánica. Se produce la destrucción de la roca por acción de


agentes físicos, como la temperatura o la presión, o por los seres vivos.

Los tipos de meteorización física son:

Termoclasticidad

Los materiales se dilatan o contraen al variar la temperatura. En los lugares donde las diferencias
de temperatura entre el día y la noche son grandes, las rocas se agrietan y terminan rompiéndose
en fragmentos.

Gelifracción

¿Alguna vez te has encontrado una botella de refresco estallada dentro del congelador de tu
frigorífico? Cuando el agua se congela aumenta de volumen. El agua que se ha introducido en las
grietas de las rocas, cuando se congela, ejerce una presión lo suficientemente grande como para
aumentar las grietas y romper las rocas.

Haloclasticidad
Debido al calor, el agua que hay en las grietas de las rocas se evapora, precipitan las sales
minerales que se encontraban disueltas. Al cristalizar, ejercen presión sobre las paredes de la
grieta rompiendo la roca.

Bioclasticidad

Los seres vivos son capaces de destruir rocas. Las raíces de un árbol, que se introducen en las
grietas de rocas, los líquenes en la superficie de las rocas o animales que excavan la tierra,
incluido el Hombre, son ejemplos de ello.

METEORIZACIÓN QUÍMICA

Es la destrucción de la roca por acción de agentes químicos, como son el agua, el oxígeno
molecular y el dióxido de carbono. El agua interviene en todos los procesos de meteorización
química, ya que transporta los otros agentes, aumentando así la acción de éstos. Los tipos de
meteorización química son:

Hidratación

Cuando el vapor de agua se combina con los componentes de la roca aumenta su volumen.
También cambiará su volumen cuando se evapore el agua. ¡Piensa qué ocurriría si construyeras tu
casa sobre un suelo que absorbiera mucha agua y aumentara de volumen!
Oxidación

El oxígeno presente en la Atmósfera se


disuelve en el agua. Al caer sobre las rocas
formadas por minerales con elementos
metálicos, se oxidan. Los elementos oxidados
se separan fácilmente de la roca y ésta se
destruye. Lo mismo le ocurre a la campana de
la imagen.

Disolución

En este proceso los minerales se disuelven


con el agua y son arrastrados por ella. Al
disolverse, la roca desaparece poco a poco
y termina por no quedar ni rastro de ella.

Carbonatación

El dióxido de carbono (CO2) junto con el


agua, destruye una de las rocas mas duras,
la roca caliza.

Erosión y meteorización
Erosión y meteorización

Fotografía de David Alan Harvey

La meteorización y la erosión tallan, pulen y cincelan lentamente las rocas,


convirtiéndolas en obras de arte en constante evolución, y transportan los restos al
mar.

Ambos procesos son independientes, pero no tienen lugar el uno sin el otro. La
meteorización es el fenómeno químico y mecánico que rompe y esculpe las rocas; la
erosión, sin embargo, arrastra los fragmentos restantes, llevándolos lejos.

Al trabajar juntos crean maravillas naturales, como las altas rocas de las montañas o los
vastos desiertos, pasando por esculturales acantilados que son golpeados por las aguas
violentas de los océanos.
El agua es la herramienta más versátil. Pensemos por ejemplo en la lluvia en un día gélido.
El agua entrará por las grietas y hendiduras de las rocas y por la noche, al bajar la
temperatura, se transformará en hielo, que se dilatará y partirá la roca. Al día siguiente, con
el calor del sol, el hielo se derretirá y arrastrará los fragmentos restantes.

Los sucesivos cambios de temperatura también pueden debilitar y fragmentar las rocas,
que se dilatan con el calor y se contraen con el frío. Este fenómeno puede lentamente
transformar piedras en arena del desierto. Del mismo modo, los cambios constantes de
ciclos secos y húmedos pueden desmenuzar la arcilla.

El viento recoge y arrastra los trocitos de arena que, al entrar en contacto con rocas
cercanas, pueden pulirlas y alisarlas muy lentamente. En la costa, la acción de las olas
arrastra con su vaivén los fragmentos en la arena.

Las plantas y animales también producen impacto en los minerales. Los líquenes y musgos
pueden introducirse por las grietas y hendiduras de las rocas y echar raíces. Así, a medida
que crecen, también las grietas se hacen más grandes, pudiendo fragmentarse. Los
animales, desde los más pequeños a los más grandes, pisotean y aplastan las rocas cuando
corren por la superficie o cavan bajo tierra. Además, las plantas y animales producen ácidos
que, al mezclarse con el agua de lluvia, crean compuestos que desgastan las rocas.

Igualmente, el agua de la lluvia se mezcla con sustancias químicas, formando mezclas


ácidas que descomponen la roca. Por ejemplo, la lluvia ácida disuelve la caliza y provoca la
formación de karsts, terrenos con fisuras, corrientes subterráneas y cuevas como los cenotes
de la Península de Yucatán (México).

En lo alto de las montañas, la nieve y el hielo forman glaciares que se sostienen sobre las
rocas, a las que van lentamente empujando debido a la fuerza de la gravedad. Junto con el
hielo, las rocas van formando un camino a medida que el glaciar desciende montaña abajo.
Cuando éste comienza a derretirse, deposita su cargamento de roca y tierra, transportando
los restos hacia el mar. Los ríos depositan en el mar millones de toneladas de sedimento al
año.

Sin la ayuda del agua, el viento y el hielo, los sedimentos se acumularían ahí donde se
forman, ocultando las esculturas naturales formadas por la meteorización. Aunque la
erosión es un proceso natural, las prácticas abusivas como la deforestación o el excesivo
pastoreo pueden acelerar el proceso y acabar eliminando el material que necesitan las
plantas para desarrollarse.

TEMA 6: METEORIZACION Y CLIMA


1.PROCESOS DE ALTERACION
El deterioro de los materiales que constituyen un objeto cualquiera en el medio ambiente
atmosférico, por ejemplo una obra de arte, es un proceso natural, progresivo e irreversible
(i.e., , imparable), que conduce inevitablemente a la destrucción del material. Esto es
debido a la tendencia natural de las sustancias a equilibrarse (hablando en términos fisico-
químicos) con el medio ambiente en que se encuentran, lo cual implica que se disparen
procesos de transformación, que denominamos procesos de deterioro, que operan con
mayor o menor velocidad.

Particularizando en el caso que nos ocupa del material pétreo, esta tendencia al deterioro en
el medio ambiente atmosférico se debe a las diferencias fisico-químicas existentes entre
éste y aquel en que se formó la roca. Esto es, las variables físico-químicas como
temperatura, presión, acidez (pH), potencial de oxidación-reducción (Eh), presencia y
concentración de especies gaseosas (e.g. H2O, CO2, SO2, SO3...), presencia y composición
de fases líquidas, etc, no son las mismas en los medios de formación y atmosférico. Esto
implica que los constituyentes minerales de las rocas y su estado mecánico no son estables
en las nuevas condiciones (en contacto directo con la atmósfera), tendiendo a
transformarse. El resultado es que la piedra pierde sus características originales (cohesión,
porosidad, microfracturación, color, mineralogía, etc).

Para evaluar los procesos de alteración, hay que tener en cuenta las propiedades del
ambiente superficial atmosférico. Este se caracteriza por:

 unas condiciones cambiantes y muy variables,

 la presencia de agua en sus tres estados de agregación (sólida, líquida y gaseosa),


y

 unas condiciones ambientales dinámicas, que facilita el transporte rápido de


materia.

Para un mismo punto geográfico, la escala de las variaciones climáticas es tanto diurna
como estacional. Este aspecto es muy importante, ya que las rocas están sometidas a
condiciones ambientales muy variables a pequeña escala de tiempo (por comparación con
la escala de tiempo para la formación de las rocas, que oscila entre varios miles a cientos de
miles de años), lo cual conduce, por lo general, a un aceleramiento de los procesos de
transformación del material original.

La presencia de agua es decisiva, ya que es un componente importante en muchas


reacciones de alteración y sirve de solvente para una gran cantidad de especies químicas
que interaccionan con las rocas. Además, la presencia de agua en fase líquida y gaseosa
permite un rápido transporte de materia entre la roca y el medio ambiente, por lo que el
proceso de degradación es continuo. Existen otras formas de transporte, tales como la
propia pérdida de materia por gravedad o el intercambio debido a la acción de plantas y
animales.

La circulación de soluciones acuosas por los sistemas porosos de las rocas implica la
cristalización de sales solubles en el interior o exterior de los componentes pétreos. Los
procesos de cristalización e hidratación/deshidratación de sales conllevan el desarrollo de
importantes esfuerzos en el interior de las rocas, al igual que durante la transformación de
agua a hielo, común bajo ciertas condiciones climáticas. Todos estos esfuerzos acaban por
modificar las propiedades mecánicas de las rocas, que con el tiempo pierden su resistencia
a la compresión y a la tracción, llegando finalmente a fracturarse.

Todas estas consideraciones pueden aplicarse por igual a las rocas que afloran de forma
natural en la superficie terrestre como a las localizadas en monumentos. Sin embargo, en
estas últimas hay que tener en cuenta además el efecto acelerador que sobre el deterioro de
las rocas tienen las condiciones atmosféricas polucionadas de áreas urbanas e industriales.
La mayor velocidad de reacción entre las rocas y los componentes de las atmósferas
polucionadas se debe al hecho de que las últimas presentan elevadas concentraciones de
especies químicas muy reactivas, como ácidos fuertes, y de catalizadores de las reacciones,
como metales pesados y partículas en suspensión (aerosoles). Otra consideración particular
aplicable a los materiales pétreos en los monumentos es la relacionada con la estabilidad
estructural de los mismos. En casos de subsidencia del terreno, terremotos, o simplemente
el mal diseño original de los edificios, se desarrollan esfuerzos que acaban por fracturar las
fábricas y, eventualmente, causar la ruina de los edificios.

Todas estas consideraciones llevan a concluir que el deterioro de los materiales ocurre de
forma rápida. Este proceso de deterioro hay que entenderlo como dinámico, esto es, su
evolución depende de muchos factores cambiantes en el tiempo. Así, puede considerarse
que la alteración del material que será utilizado como material de construcción u
ornamentación comienza desde el momento mismo de su extracción en la cantera. Los
mecanismos de extracción, manipulación, transporte y labrado ya pueden introducir
modificaciones de las características originales de la roca, tales como microfisuración
superficial o global de los bloques. Al mismo tiempo, los factores ambientales, como lluvia,
cambios diarios de temperatura, etc, comienzan a actuar en la misma cantera, y continuarán
una vez localizado el material en la obra. Con el paso del tiempo, los diferentes factores
ambientales adquieren mayor o menor importancia, lo que implica que la intensidad de los
distintos procesos de deterioro (controlados por estos factores ambientales) también variará
con el tiempo. Así, es normal que pueda predominar uno de estos procesos, o una
combinación determinada de los mismos, en distintos estadios de la historia del edificio.

A continuación se verán brevemente los factores ambientales y los agentes degradantes que
condicionan los procesos de alteración, y posteriormente la tipología de estos últimos, que
se establece en términos de causas físicas o mecánicas, químicas y biológicas.

2.FACTORES AMBIENTALES Y
AGENTES DEGRADANTES
2.1.Factores Ambientales
Los factores ambientales pueden definirse como el

conjunto de condiciones del medio ambiente (esencialmente atmósfera) que controlan


directamente las condiciones físicas, e indirectamente las químicas y biológicas, a que
son sometidos los materiales..

Los procesos de alteración están controlados tanto por estos factores, que son
esencialmente climáticos, como por las características del material (composición, texturas,
estructuras, etc.) que sufre la alteración.

Es lógico pensar en una estrecha relación entre alteración y clima. Los factores climáticos
más importantes están relacionados con la temperatura y la disponibilidad de agua (en sus
tres estados de agregación) en el medio. Otros factores climáticos pueden ser también
importantes, como la presencia de vientos permanentes, dominantes o esporádicos, días de
cielos cubiertos y despejados, etc. Sin embargo, los procesos de alteración más importantes
de los bienes culturales son controlados esencialmente por los dos factores ambientales
principales: temperatura y presencia de agua.

2.1.1.Temperatura y Agua

Las condiciones ambientales relativas a la temperatura y la presencia de agua, inherentes al


clima, suelen describirse como condiciones termohigrométricas, que deben ser
especificadas en cualquier estudio de las causas de alteración. El conocimiento de las
condiciones termohigrométricas del medio implica conocer la cantidad de precipitación
total, intensidad de la lluvia, cantidad de agua perdida por escorrentía, relación
precipitación-evaporación, humedad del aire, temperatura media del aire, rango de
variación máxima y mínima, fluctuaciones sobre el punto de helada, de rocío, etc. No
obstante, una primera aproximación al clima puede obtenerse mediante la temperatura
media y la precipitación media anuales.

Las variaciones de temperatura del ambiente (y en consecuencia del material) controlan


directamente ciertos procesos de deterioro, en su mayoría de tipo físico o mecánico, tales
como deformaciones inducidas por expansiones y contracciones térmicas del material al
sufrir bruscos incrementos de temperatura, o por gelifracción (transformación agua-hielo)
del agua localizada en los sistemas porosos de los materiales. Pero las condiciones de
temperatura y la presencia de agua en el ambiente controlan además, de forma indirecta,
otros muchos procesos de alteración, tanto mecánicos como químicos o biológicos. Por
poner dos ejemplos ilustrativos, la condensación del vapor de agua atmosférico puede
facilitar su circulación por el material pétreo, condicionando su ataque químico, mientras
que el aumento de temperatura (diurno y en la estación cálida) suele conllevar un aumento
de la tasa (i.e., velocidad) de las reacciones químicas (un incremento de 10 °C puede
incrementar la tasa de reacción en dos o tres veces), lo que condiciona la aceleración del
deterioro del material.
Dadas las particularidades microclimáticas de los edificios (i.e., interiores vs. exteriores,
caras orientadas al sur vs. caras orientadas al norte, etc.) las condiciones
termohigrométricas y sus cambios a escala diaria y estacional deben referirse a las
diferentes partes de la obra a considerar. Particularmente en lo que se refiere a la presencia
de agua, debe conocerse la contribución de sus distintos orígenes, que son tanto “naturales”
como “artificiales”:

1) Agua de lluvia (teniendo en cuenta los defectos en elementos constructivos


evacuadores del agua, como tejas, cornisas, gárgolas, canalones, etc.).

2) Humedad del aire.

 Natural.

 Artificial (e.g., baños, duchas, cisternas, albercas, organismos inferiores y


plantas superiores en interiores y exteriores, presencia humana en interiores,
etc.).

3) Humedad del subsuelo.

 Natural.

 Artificial (e.g., riegos de jardines, patios o calles, fregado del suelo,


defectos en los elementos de conducción del agua en el edificio y/o edificios
adyacentes, tales como grifos, cañerías, darros, etc.).

Salvando estas las complicaciones introducidas por las condiciones microclimáticas de los
edificios, pueden establecerse relaciones generales entre las condiciones
termohigrométricas del medio y la intensidad y tipología de los procesos de alteración.
Estas relaciones pueden observarse en diagramas temperatura media anual vs. precipitación
media anual como los de la Figura 1. En estos diagramas puede apreciarse que a medida
que aumenta la precipitación anual, la alteración química es más importante, debido a la
mayor disponibilidad de agua. Al mismo tiempo, la alteración química también se
incrementa al aumentar la temperatura debido al aumento de la velocidad de las reacciones
químicas. La alteración química será por lo tanto mayor en climas cálidos y húmedos,
decreciendo a mediada que la temperatura y la precipitación descienden. Aunque no se
muestra un diagrama similar para la alteración de origen biológico, puede asumirse el
anterior ya que, en general, el aumento de temperatura y de precipitación supone un
aumento de flora y fauna (musgos, líquenes, algas, bacterias, etc.), y por lo tanto, las
reacciones químicas relacionadas con la actividad orgánica son más abundantes y rápidas.
Respecto de la acción mecánica del hielo, puede observarse que en zonas demasiado
cálidas para que se produzcan heladas, se obtiene un mínimo, al igual que en zonas polares
demasiado frías para descongelar el hielo (nótese que no está considerada la acción de la
insolación como proceso de alteración mecánico). Finalmente, pueden construirse diagrama
compuestos en los que se tienen en cuenta todos los tipos principales de alteración.
Estos mismos diagramas pueden ser aplicados de manera cualitativa a los procesos de
alteración de materiales pétreos en monumentos. En la Figura 2, se presentan los datos
pertinentes para un gran número de estaciones climáticas localizadas en nuestro entorno
geográfico (i.e., Cordilleras Béticas, se excluye el valle del Guadalquivir y Sierra Morena).
Aunque puede apreciarse que el clima en su conjunto es semiárido, otros factores locales,
tales como condiciones microclimáticas del edificio, polución, aguas subterráneas, etc,
pueden distorsionar las relaciones cualitativas entre clima y procesos de deterioro
discutidas más arriba.

Figura 1. Diagramas temperatura media anual vs. precipitación media anual con indicación
de las áreas climáticas y su relación con la intensidad de distintos tipos de alteración de
rocas compuestas por silico-aluminatos (si se hubiese considerado la acción de la insolación
habría que localizar un máximo de alteración mecánica en el sector inferior derecho que se
corresponde con climas áridos y semiáridos) (modificado de Ollier, 1984)..

Además, los diagramas anteriores están construidos considerando que el tipo de roca que
sufre la alteración presenta una composición mineral rica en silicoaluminatos (e.g.,
granitos). Puesto que las rocas carbonatadas son muy frecuentes como material de
construcción y ornamentación, es importante tener en cuenta los factores ambientales y
agentes degradantes que condicionan los procesos de alteración de las mismas. A este
respecto, puede decirse que los factores termohigrométricos son igualmente decisivos como
controles de la alteración, aunque dada la especificidad composicional del material
(carbonatos de Ca y Mg) el control no es idéntico al hasta ahora visto. Por ejemplo, el
aumento de la velocidad de reacción debido a un aumento de temperatura en el proceso de
disolución de la calcita se ve descompensado por el descenso de la solubilidad de CO2 en el
agua (al aumentar T), lo cual implica que, independientemente de otros factores como la
actividad orgánica, la alteración de un material calizo sea más intensa en climas húmedos y
fríos, y no en los cálidos. Estos aspectos serán analizados más detalladamente en el
Capítulo 9.

Figura 2. Temperaturas y precipitaciones medias anuales en las Cordilleras Béticas, con


indicación de áreas climáticas (modificado de Pezzi, 1977).

2.1.1.1.HUMEDAD DEL AIRE

Un aspecto importante desde el punto de vista conservativo es el control de la humedad del


aire. Existen distintos conceptos utilizados para controlar las relaciones entre cantidad de
vapor de agua en el aire y temperatura:

 La humedad absoluta (HA) es la masa de vapor de agua contenida en una unidad


de volumen de aire. Se expresa en gramos de vapor de agua por metro cúbico de
aire.

 La razón de mezcla es la razón entre la masa de vapor y la masa del aire seco a la
que se mezcla. Se expresa en gramos de vapor por kilogramos de aire seco.

 La humedad específica es la razón entre la masa de vapor y la masa de aire seco


más el vapor mezclado. Se expresa en las mismas cantidades que la razón de
mezcla, esto es, en gramos de vapor por kilogramos de aire más vapor. Debido a
que en la práctica la masa de vapor de aire es muy pequeña, los valores de la
humedad específica y la razón de mezcla son casi iguales (siempre la humedad
específica es un poco menor).

 La presión de vapor (PH2O) es la contribución a la presión atmosférica del vapor


de agua contenido en el aire. Dado que el vapor de agua tiene un peso molecular
menor que el del aire puro y seco, el aire húmedo es menos denso que el seco
(comparando volúmenes iguales a una temperatura y presión dadas), y por lo tanto
la presión atmosférica es menor en el caso de aire húmedo que seco. Se expresa en
unidades de presión, normalmente en milibares (mbar; 1 atmósfera = 1.013 bares =
1013 milibares = 760 mm de mercurio = 1.013·105 Pa (Newton/m2)).

 La presión de vapor de saturación (PH2O,o, o, para simplificar, Po) es la presión de


vapor a la que el líquido (agua) y el vapor están en equilibrio, esto es, en el punto
en que el aire se satura y se condensa el vapor. Esta presión es función de la
temperatura. En el estado de saturación la masa de vapor de agua disuelta en un
volumen dado de aire es la máxima posible. A medida que la temperatura del aire
aumenta, la cantidad de vapor que puede ser disuelto aumenta, por lo que la
presión de vapor de saturación también aumenta. En climas templados como el
nuestro, la humedad absoluta bajo condiciones de saturación oscila entre 3-4 y 30-
40 g/m3, para unas temperaturas de -5 y 35 C respectivamente. La presión de
vapor de saturación a una temperatura determinada puede ser calculada a partir de
la fórmula:

aT  bT 
Po T   Po  0  10

donde: Po(T) (mbar) es la presión de vapor de saturación a la temperatura de


interés T,

Po(0) (=6.10 mbar) es la presión de vapor de saturación a 0 C,


T (C) es la temperatura de interés, y
a y b son constantes que valen 7.5 y 273.3 ºC, respectivamente (a
temperaturas menores de 0 C la presión de vapor debe ser calculada
considerando que la fase estable es hielo, por lo que a y b valen 9.5 y 265.5
ºC respectivamente).

 La humedad relativa (HR) es la razón, expresada en tantos por ciento, entre la


masa de vapor existente en un volumen de aire (m) y la masa de vapor máxima
(mo) que contendría a la misma temperatura en el punto de saturación:

m
HR T   100
mo

(o lo que es lo mismo, la razón, expresada en tantos por ciento, entre la humedad


absoluta del aire y la humedad absoluta en el punto de saturación). Esta magnitud
es función de la temperatura ya que la masa de vapor máxima que puede disolver
el aire es función de la misma. Por lo tanto, al aumentar T, aumenta mo y
disminuye HR.

 La temperatura a la que se produce la condensación del vapor de agua, esto es


cuando la humedad absoluta es máxima o la humedad relativa es de 100 %, se
denomina temperatura de rocío o punto de rocío.

Dado que los procesos de transformación de fase suponen desprendimiento o absorción de


energía, la temperatura del aire cambia cuando se producen estas cambios. Así, la
condensación supone el desprendimiento de energía. Esta energía se expresa mediante el
calor latente de condensación, que es la energía liberada al ambiente por cada gramo de
vapor que pasa al estado líquido. El valor de esta energía (por gramo de materia) es el
mismo que el que se absorbe del medio en el proceso contrario de evaporación. Por lo
tanto, la temperatura del medio ambiente no se mantiene constante durante el proceso de
condensación, sino que aumenta. La condensación de un gramo de agua produce un
aumento de 2.5 C en la temperatura de un kilogramo de aire.

La humedad del aire se mide con distintos tipos de aparatos. El más común es el
higrómetro, que mide la humedad relativa. A partir de ella, pueden calcularse ciertas
magnitudes:

m HA
HR T    100   100
mo HAo

Como HAo (humedad absoluta máxima a una T dada) puede conocerse (e.g., a partir de
tablas), la humedad absoluta a la T de interés se obtiene mediante un simple despeje de
términos:

HR T 
HAT    HAo
100

Por otra parte, aplicando la ley de Boyle (para todos los gases a bajas presiones y
temperatura constante, y lejos del punto de licuefacción, el producto de la presión por el
volumen es aproximadamente constante) al vapor de agua cerca del punto de saturación:

P·V = Po·Vo = cte

P Vo n m
  
Po V no mo

siendo n y no las masas específicas a T constante. Entonces:

P m
 100   100  HR T 
Po mo
de donde la presión de vapor P a la temperatura de interés es:

HR T 
P T    Po T 
100

obteniéndose el valor de la presión de vapor de saturación a la temperatura de interés,


Po(T), a partir de tablas.

Para hacer referencia al estado higrométrico del ambiente es mucho más útil dar el valor de
la humedad relativa que el de la humedad absoluta o específica. De hecho, siendo la
humedad relativa una expresión en tanto por ciento del grado de saturación del aire, se
presta mejor a evaluar la tendencia del agua a evaporarse (o condensarse) y de los
materiales a intercambiar humedad con el ambiente. Lo que interesa desde el punto de vista
conservativo es evaluar las posibilidades de intercambio de vapor de agua entre el medio
ambiente y el material de la obra considerada. En este sentido, es muy importante constatar
las posibilidades de condensación del vapor de agua, tanto en el propio aire como sobre la
superficie del material. Para ello deben conocerse las relaciones entre la temperatura del
aire, la temperatura del material y el estado de humedad de ambiente, expresado tanto
humedad relativa (que indica la relativa proximidad al punto de condensación o rocío)
como humedad absoluta o específica (que indica la cantidad de vapor existente). Estas
relaciones se ilustran en la Figura 3, donde se suponen dos casos:

 Caso A: Temperatura de la atmósfera 40ºC, temperatura del material 15ºC,


humedades relativa y absoluta de la atmósfera 60 % y 35 g/m3, respectivamente.

 Caso B: Temperatura de la atmósfera 35ºC, temperatura del material 20ºC,


humedades relativa y absoluta de la atmósfera 60 % y 25 g/m3, respectivamente.

En ambos casos se condensará agua sobre la superficie del material, aunque la cantidad será
pequeña dado que el agua provendrá sólo de la capa de aire enfriada por contacto con el
material, que suele ser de grosor muy pequeño. Así, si suponemos que el efecto térmico del
material frío afecta a una película de 1 mm de aire en contacto con el mismo, se
condensarían 0.021 y 0.0085 g de agua, respectivamente, por cada m2 de material expuesto
a la atmósfera. Estas cifras se obtienen a partir de las humedades absolutas del aire para
distintas temperaturas, que permiten calcular las cantidades máximas de H2O que pueden
condensarse por descenso de temperatura de 1 m3 de aire que alcanza el punto de rocío.
Para los casos A y B anteriores, estas cantidades son de 21 y 8.5 g de H2O por metro cúbico
de aire.
Temperatura del material
(y del aire en contacto
con el mismo)

15 ºC 40 ºC

20 ºC 35 ºC

Temperatura
del aire

Figura 3. Relaciones entre temperatura del aire, del material, y humedad del ambiente
expresada en términos de humedad absoluta (g/m3) y humedad relativa (%).

Las cantidades de agua que finalmente se condensan sobre los materiales fríos expuestos a
la atmósfera son, generalmente, mayores que las indicadas más arriba para la delgada
película de aire en contacto con el material, ya que pueden establecerse corrientes de aire
que pongan en contacto aire caliente nuevo y húmedo con el material frío. Además, a escala
diaria se dan variaciones de temperatura del aire que pueden generar grandes volúmenes de
vapor condensado, como es el caso de los días en que se forma niebla. Estas gotitas de agua
líquida en suspensión en el aire se adhiere a las superficies de los materiales pétreos dadas
su naturaleza hidrófila (y su menor temperatura). Este agua puede introducirse en los
sistemas porosos de las rocas, y disparar una serie de procesos de alteración tanto
mecánicos como químicos, lo cual puede ser peligroso particularmente en materiales no
muy resistentes.

Es evidente que un control de las condiciones termohigrométricas permitiría evitar la


condensación del agua sobre los materiales. Esto es en la práctica imposible para exteriores,
dado que el aire circula libremente, pero puede llevarse a cabo en interiores. El control
termohigrométrico es sencillo, ya que puede diseñarse con ayuda de diagramas como los de
las Figuras 3 y 4.
Figura 4. Diagramas temperatura-humedad absoluta del aire y temperatura-presión parcial
de vapor de agua en el aire. El punto Q representa unas condiciones de 20ºC y HR=80%.
Los puntos M, L, P y R representan nuevas condiciones de HR= 60% por modificación de
la temperatura y/o las cantidades de agua en el aire. Nótese que las cantidades de agua
liberadas aumentan desde M hasta R, y que las condiciones de este último punto son
inaceptables desde el punto de vista conservativo ya que se libera más agua que la
correspondiente al punto L (para representa un aumento de T respecto del punto original
Q).

En la Figura 4 se presentan varios casos en los que se reduce la humedad relativa desde un
80 % (humedad absoluta=13 g/m3 de aire; punto Q del diagrama higrométrico), que
representa unas condiciones peligrosas dada su proximidad al punto de rocío, hasta un valor
aceptable de 60 %, siendo la temperatura ambiental de 20 C:
1) Pasar al punto P: ascenso de temperatura hasta cerca de 25 C, manteniéndose
constante la humedad absoluta.

2) Pasar al punto M: descenso de la humedad absoluta hasta cerca de 10 g/m3 de aire,


manteniéndose constante la temperatura.

3) Pasar al punto L: modificación de ambas variables hasta temperaturas y


humedades absolutas localizadas sobre la curva de HR=60% entre los puntos P y
M.

4) Pasar al punto R: modificación de ambas variables hasta temperaturas y


humedades absolutas localizadas sobre la curva de HR=60% por encima del punto
P. Este último procedimiento no es aceptable ya que supone aumentar la cantidad
de vapor en el ambiente y la temperaratura. Así, si se produce un descenso de
temperatura se libera una cantidad de agua mayor de la liberada por los puntos P,
L y M (en este orden).

Otros ejemplos de cálculos termohigrométricos son:

1) Temperatura ambiental=14 C; Humedad relativa=70 %; Descenso de la


temperatura para alcanzar el punto de saturación=5.4 ºC; Temperatura del material
para condensarse el vapor de agua=8.6 C.

2) Temperatura ambiental=14 C; Humedad relativa=50 %; Descenso de


temperatura durante la noche=10 C; Aumento de la humedad relativa hasta casi
95 %. Descenso de la temperatura para alcanzar el punto de saturación: menos de
1.5ºC. Temperatura del material para condensarse el vapor de agua en torno a 3
C.

que ilustran que en cualquier estudio termohigrométrico es necesario evaluar las


posibilidades de intercambio de agua entre éste y el medio ambiente. La forma y entidad de
estas interacciones dependen especialmente de la porosidad y la higroscopicidad del
material. A temperatura constante, en un ambiente aislado (esto es, que no intercambia
masa ni energía con el resto del universo) como podría ser el interior de una habitación de
un museo, de una iglesia, de una cámara funeraria, etc., la cantidad de vapor de agua del
aire disminuirá en un valor más o menos significativo en función de las características de
porosidad e higroscopicidad del material. Suponiendo que se introduce en el ambiente
cualquier objeto totalmente seco, produce, a temperatura constante:

 Una disminución de la humedad específica.

 Una disminución de la humedad relativa.

 Una disminución de la presión de vapor.


 Un aumento del peso del material correspondiente a la cantidad de agua
adsorbida.

Una vez adsorbida cierta cantidad de agua, y si las condiciones de temperatura y humedad
no cambian, el material y el ambiente tienden al estado de equilibrio, lo que implica no
intercambiar más agua. Sin embargo, es fácil imaginar que esta situación hipotética es no es
real, ya que:

1) La temperatura varía diariamente y estacionalmente.

2) La humedad varía debido a:

 los cambios de temperatura,

 los fenómenos de evaporación y condensación,

 los cambios climáticos y microclimáticos que suponen el intercambio de


vapor entre el ambiente considerado y el resto de la atmósfera (el sistema no
es aislado),

 la infiltración de agua de lluvia y/o del subsuelo a través del sistema poroso
de los materiales, incluyendo fisuras y defectos de la estructura,

 la emisión al medio de vapor de agua por la respiración-transpiración de


animales y plantas. Por ejemplo, un ser humano puede expulsar entre 50 y
100 g de agua en una hora. Es fácil concebir que en una sala más o menos
cerrada de un museo, iglesia, palacio, etc, una multitud de visitantes pueden
expulsar cantidades importantes de agua, que pasa al ambiente, y de ahí a las
obras expuestas (e.g., pinturas, esculturas,...) o los materiales de
construcción.

De hecho, las variaciones de las condiciones ambientales son las regla más que la excepción,
particularmente al considerar el ambiente en contacto con el material pétreo expuesto a la
intemperie. Estas variaciones en el medio suponen el abandono del equilibrio con el material,
por lo que la natural tendencia al mismo supondrá de nuevo el intercambio de agua y su
movimiento a través del material.

Desde el punto de vista conservativo, es de importancia fundamental tener presente que todos
los procesos de deterioro dependen de la extrema inestabilidad del medio. Por tanto, los
procesos controlados por la presencia de agua en el material (que son muchos) dependen de
la cantidad de agua transferida y de la velocidad de intercambio entre el medio ambiente y el
material. Debe recordarse que esto depende de las condiciones climáticas y de las
características fisico-químicas del material (e.g., porosidad, higroscopicidad, etc). Debido a
la facilidad para manipular los materiales (e.g., aplicando sustancias hidrorrepelentes), por
comparación con las dificultades técnicas que implica la intervención sobre el medio, las
intervenciones de restauración se han basado clásicamente en intervenir el material. No
obstante, debe tenerse en cuenta que la intervención sobre el medio es igualmente relevante, y
en algunos casos, crucial, para garantizar una buena conservación de la obra.

2.1.2.Otros Factores Ambientales

Los días de sol influyen de manera indirecta en los procesos de alteración, a través de su
efecto sobre los cambios de temperatura diarios o sobre la tasa de evaporación. En el primer
caso puede suponer el sobrecalentamiento por insolación de determinadas partes del
edificio, provocando cambios térmicos más bruscos y por lo tanto más mocivos. En el
segundo caso, la evaporación del agua localizada en poros del material puede suponer un
proceso de precipitación de sales solubles, con el consecuente deterioro por formación de
costras, concreciones, eflorescencias, etc; además, si existe posibilidad de suministro de
agua (por ejemplo a través de aguas de infiltración subterráneas), se puede acelerar el
proceso de degradación por disolución y precipitación continuada, dando lugar a una
pérdida de cohesión generalizada.

Los efectos contrarios se producirán en el caso de días cubiertos, que suponen condiciones
más atemperadas, esto es, menores rangos de variación en la temperatura ambiental y del
material y menores tasas de evaporación, al mismo tiempo que no suelen darse heladas,
impidiendo la acción mecánica del hielo.

El viento puede ser seco, y por lo tanto aumentando la evaporación, o puede ser húmedo,
trayendo consigo la lluvia. En ambos casos su efecto depende de otros factores; en el
primero de ellos, depende de factores tales como la disponibilidad de agua subterránea, en
cuyo caso acelerará el proceso de deterioro al igual que en el caso de la insolación; en el
segundo, su efecto suele ser nocivo, ya que supone la disponibilidad de agua de lluvia o de
vapor de agua en el ambiente que puede introducirse en el material y acelerar los procesos
de alteración. Un efecto indirecto del viento es su acción abrasiva al llevar partículas
sólidas en suspensión que chocan sobre la superficie del material, produciendo erosiones
mecánicas como concavidades.

La variabilidad de las condiciones climáticas puede ser un factor importante. Algunos


años ocasionales de altas o bajas temperaturas, o de importantes lluvias pueden producir un
mayor deterioro que largos periodos con características climáticos estables. En general,
aplicado a cualquier factor ambiental, las condiciones variables son más dañinas que unas
condiciones estables.

Un factor importante por su efecto diferencial sobre distintas partes de un mismo


monumento (o sobre distintos monumentos de una misma área) es la orientación
geográfica de las mismas. Considerando el hemisferio norte tenemos:

 En áreas frías y con frecuentes heladas, las partes orientadas al sur sufrirán más
ciclos de fusión y congelación del agua que las partes orientadas al norte, por lo
que experimentarán mayor deterioro por gelifracción.
 En áreas frías y húmedas y sin frecuentes heladas, las partes orientadas al sur
estarán más expuestas al sol y tendrán más microflora y microfauna, por lo que las
alteraciones biológica y química serán más importantes que en las partes
orientadas al norte.

 En áreas templadas las partes orientadas al sur pueden sufrir mayor evaporación
que las orientadas al norte, por lo que el grado de alteración dependerá de la
disponibilidad de agua para volver a entrar en contacto con el material. En el caso
de disponerse de agua (e.g. aguas de infiltración subterráneas) las partes orientadas
al sur sufrirán ciclos de precipitación y disolución de sales que supondrán una
mayor importancia de la alteración química que en las partes orientadas al norte.
En las partes orientadas al norte la ausencia de insolación impedirá fuertes
evaporaciones, y por lo tanto el mayor desarrollo de microflora y microfauna y de
alteraciones biológicas; en el caso de no disponerse de agua, lo cual sería propio
de áreas más bien áridas o semiáridas, las partes orientadas al sur presentarían
menor grado de humedad y mayores incrementos térmicos por insolación que las
orientadas al norte, por lo que los efectos de alteraciones mecánicas debidas a
tensiones térmicas serán más importantes en las primeras; en las segundas los
efectos de las alteraciones químicas y biológicas serán más importantes.

 En áreas áridas, los procesos de deterioro más importantes son los debidos a los
efectos mecánicos de los cambios bruscos de temperatura (por lo que las partes
orientadas al sur sufrirán más), y a la disolución y cristalización de sales en el caso
de disponibilidad de agua, en cuyo caso se aplican los mismos criterios que en el
apartado anterior.

Estas consideraciones son generalizaciones que deben suponerse susceptibles de


modificaciones dada la complejidad de los factores, agentes y procesos de alteración que
confluyen en un caso particular. Por ejemplo, no hemos tenido en cuenta consideraciones
microclimáticas locales, factores ambientales particulares como ambientes costeros,
dirección predominante del viento, procedencia predominante de las lluvias, etc, etc.
Además, no hemos considerado ambientes polucionados, ni hemos entrado en aspectos
sobre la estática de las estructuras y la resistencia de los materiales. En cualquier caso, el
análisis de todos estos factores, y los que se consideren oportunos en cada caso particular,
es necesario para el establecimiento de las condiciones ambientales bajo las que se produce
el fenómeno del deterioro.

2.2.Agentes degradantes
Como agentes degradantes podemos considerar

todas aquellas sustancias, compuestos o especies químicas procedentes del medio


ambiente que participan directa o indirectamente en las transformaciones que tienen
lugar en el material.
Los agentes de procedencia orgánica (plantas, bacterias y animales) se discuten en un
Capítulo independiente.

2.2.1.Componentes Atmosféricos Naturales

La atmósfera terrestre consiste en una mezcla de gases cuya composición es variable según
la altura considerada. De las diferentes capas de la atmósfera, que se extiende al menos
hasta los 10.000 km de altura, la parte que nos interesa es la más interna en contacto con la
superficie sólida de la tierra, que presenta características composicionales uniformes.

El aire puro y seco está compuesto esencialmente por nitrógeno (78,084 % en volumen) y
oxígeno (20,946 %). El nitrógeno como especie pura no reacciona fácilmente con las rocas,
por lo que puede considerarse como inerte. Por el contrario, el oxígeno es muy activo desde
el punto de vista químico, reaccionando con otros compuestos en los procesos de
oxidación, tales como los que sufren las rocas al alterarse.

El 0.970 % restante del aire es en su mayor parte argón (0,934 %), que es un gas noble y
por lo tanto inerte. El dióxido de carbono o anhídrido carbónico (CO2), aunque constituye
sólo el 0.033 %, es un gas de enorme importancia, tanto en lo que a los procesos de
alteración se refiere, como a otros procesos atmosféricos (absorbe la radiación calorífica
procedente del sol y permite el calentamiento de la parte inferior de la atmósfera),
biológicos (de todos es conocido la necesidad del CO2 en los procesos fotosintéticos de las
plantas verdes) y geológicos (en gran parte, el CO2 original de la atmósfera primigenia ha
sido retirado de la misma a través de la formación de las rocas sedimentarias carbonatadas
y carbonosas a lo largo de toda la historia de la tierra). Como es bien sabido, desde finales
del siglo pasado se ha incrementado la proporción de CO2, además de otros gases y
partículas, en la atmósfera debido a la combustión masiva de materias primas carbonosas
como maderas, carbones, gas natural y petróleo, lo cual puede hacer variar las
características climáticas globales y locales (incremento de temperatura por el "efecto
invernadero").

Desde el punto de vista de la alteración de materiales pétreos, el CO2 es de especial


importancia dada su participación en los procesos de disolución de carbonatos.

Los restantes gases de la atmósfera son el neón, helio, criptón, xenón (todos ellos gases
nobles), hidrogeno, metano y óxido nitroso, en orden decreciente según su porcentaje en
volumen, sumando menos del 0.003 %.

2.2.2.Componentes Atmosféricos Polucionantes

Todos los componentes gaseosos de la atmósfera se encuentran perfectamente disueltos, de


manera que confieren unas características fisico-químicas determinadas al aire puro y seco
como si fuese un único gas. Sin embargo, la atmósfera contiene cantidades variables de
impurezas como vapor de agua (H2O), SO2, SO3, NO2, Cl2, etc. El vapor de agua se
incorpora a la atmósfera mediante la evaporación de aguas marinas o lacustres y por la
respiración, y se devuelve por condensación en forma de nubes, agua de lluvia, nieve etc,
manteniéndose el balance global de masa. Su acción como agente degradante es importante,
tanto por sus características químicas particulares como por ser un disolvente excelente de
un gran número de sustancias degradantes. Aunque no está considerado como compuesto
polucionante, su acción se relaciona de manera importante con el resto de los agentes
degradantes polucionantes, sobre todo a través de la formación de soluciones de ácidos
diversos.

El resto de componentes son también importantes como agentes degradantes. Estos se


depositan eventualmente sobre las superficies de las rocas bajo la forma de aerosoles, el
estado disperso de la materia en un medio gaseoso, reaccionando con ellas en soluciones
acuosas. Los aerosoles comprenden tamaños de partículas desde escalas moleculares hasta
pequeñas gotas, entre 0.0001 y 1 m de radio. Los que presentan tamaños entre 0.1 y 0.001
m parecen ser los más importantes en la alteración del material pétreo, siendo estos los
iones como sulfatos, nitratos y cloruros. Algunos de estos componentes, como los sulfatos
y cloruros, se incorporan a la atmósfera a partir de fuentes naturales, como los océanos,
mares y lagos salinos, y otros, como los óxidos de azufre y nitrógeno, a partir de la
combustión de carburantes fósiles y de un gran número de actividades industriales.

Todos estos compuestos aerosoles, además de otros muchos, sirven como núcleos de
condensación del vapor de agua atmosférico; con el agua condensada, las dimensiones y las
propiedades fisico-químicas cambian, siendo en general más agresivos sobre los materiales
pétreos.

La concentración de estos compuestos es especialmente alta en las áreas urbanas e


industriales, si bien la acción de los vientos los difunde y dispersa hacia otras zonas. En
general suelen permanecer en las capas bajas de la atmósfera, aunque algunos ascienden
hacia capas altas. Su concentración se ve disminuida por neutralización de los ácidos
producidos con el polvo atmosférico en suspensión, retornando al suelo. La intensidad de la
polución del aire se refleja por la cantidad de materia en suspensión como aerosoles o que
se deposita como hollín o polvo.

No entraremos ahora en una discusión detallada sobre los efectos de la contaminación


atmosférica, que es motivo de otro capítulo. Simplemente diremos que ciertos óxidos
tienden a la formación de ácidos (sulfúrico, nítrico,...) altamente corrosivos para los
materiales pétreos, por lo que los procesos de degradación se hacen mucho más rápidos e
importantes. Además, la formación de ciertas pátinas y costras negras es, al menos en parte,
un producto del depósito de material polucionante en suspensión (hollín, hidrocarburos)
sobre determinadas superficies de las rocas. No es difícil imaginar el efecto nocivo de la
contaminación atmosférica sobre el patrimonio artístico.

2.2.3.Polvo en Suspensión

Aunque artificialmente distinguido del resto de aerosoles (materia dispersa en un medio


gaseoso) bajo el punto de vista de la alteración, el polvo atmosférico puede considerarse
como las fracción sólida del aire, constituida por micropartículas dispersas. Esta distinción
puede justificarse si consideramos que la composición, movimientos y efectos específicos
del material sólido en suspensión constituyen un campo de investigación extremadamente
vasto y complejo.

Los mecanismos de deterioro debidos al movimiento y reacctividad del polvo son muchos:

 abrasión, debida al choque de las partículas transportadas por el viento sobre las
superficies de los materiales.

 deposición, debida a la sedimentación directa sobre las superficies, causando, por


ejemplo, las famosas costras negras, constituidas por compuestos carbonosos
producidas por combustión incompleta (esencialmente hidrocarburos). Su efecto
corrosivo es de larga duración debido a que una vez depositados no son
removilizados por las aguas de lluvia.

 ataque químico, generalmente a través de agentes degradantes líquidos o


gaseosos; un efecto conocido de las partículas sólidas (como algunos metales) es el
de catalizadores de reacciones químicas entre el material y otros agentes agresivos.

Independientemente de su efecto agresivo, las partículas sólidas que constituyen el polvo


sirven como núcleos de condensación para gotas de agua. Al entrar en contacto con las
superficies pétreas, el efecto agresivo en medio acuoso se realza (además de favorecer el
ataque ácido). Por otra parte, estas partículas sirven como agentes neutralizantes de los
ácidos, por lo que su efecto en parte puede considerarse como beneficoso.

2.2.4.Agua de LLuvia

La composición del agua de lluvia está directamente relacionada con la composición


atmosférica; su acción corrosiva se basa en los iones y compuestos en disolución adquiridos
durante su transporte a través de la atmósfera. Entre estos compuestos se encuentran los de
procedencia marina original (iones como Cl y Na), los de procedencia atmosférica (iones
CO3) y los de procedencia polucionante (iones SO4, NO3). En zonas muy contaminadas, la
proporción de componentes ácidos (CO3, SO4, NO3) puede ser muy elevada, proporcionado
al agua un carácter fuertemente ácido (pH<7), y dando lugar a la llamada “lluvia ácida”,
altamente corrosiva.

La capacidad de limpieza de los aerosoles atmosféricos por el agua de lluvia depende


esencialmente del tamaño de las gotas, del tiempo de caída y de la distancia recorrida. La
absorción es mucho más elevada por las lluvias con gotas finas y lentas que por las lluvias
torrenciales con gotas grandes de climas semiáridos. Las nieblas pueden por lo tanto
absorber gran cantidad de aerosoles, siendo altamente tóxicas y corrosivas, como la llamada
“niebla asesina” (killing fog) de Londres de 1958, donde se detectaron hasta 3840
microgramos de sulfatos (asimilables a ácido sulfúrico) por metro cúbico de aire (cuando la
media rural de Inglaterra está en torno a 55 microgramos), muriendo en torno a 4000
personas.
El agua de lluvia, por lo tanto no ejerce una acción deteriorante directa importante, sino que
se asocia a otros agentes, tales como los componentes gaseosos atmosféricos,
polucionantes, polvo, microflora y microfauna, etc. Su control composicional es de vital
importancia a efectos de determinar los procesos de alteración y conservativos.

2.2.5.Aguas Subterráneas

Las aguas subterráneas pueden percolar a través de los cimientos y muros de obras
arquitectónicas mediante mecanismos diversos, aunque el más importante es la ascensión
capilar. El grado de interacción con el material depende de las características
composicionales y de permeabilidad y porosidad del mismo, las características climáticas
del ambiente y del tipos de agua percolante.

La composición del agua de infiltración está condicionada esencialmente por el tipo(-s) de


material(-es) rocoso(-s) por el que ha percolado hasta llegar a su posición actual en el
subsuelo del edificio en consideración. Generalmente, las interacciones agua-roca durante
su travesía subterránea producen la incorporación de las fracciones más solubles de las
rocas en el agua, en forma de especies iónicas como sulfatos, carbonatos, cloruros, sodio,
potásio, cálcio, magnésio, etc.

El efecto principal de este tipo de aguas es la disolución de ciertos componentes solubles de


los materiales pétreos (e.g. carbonatos), la formación de fases minerales nuevas (e.g.
minerales de las arcillas) y la precipitación de sales a partir de los iones en solución (e.g.
halita). Estos procesos tienen como efecto modificar las características de porosidad y
coherencia internas de los materiales, siendo los principales causantes, por ejemplo, de las
eflorescencias y fenómenos como la arenización.

En zonas costeras, las aguas subterráneas pueden proceder total o parcialmente del agua
marina, lo cual supone que el contenido en sales solubles es mucho mayor que en la
mayoría de las aguas continentales. El efecto agresivo de este tipo de aguas es por lo tanto
más importante, acelerándose los procesos de deterioro, tal y como puede observarse en la
Catedral de Cádiz.

3.TIPOLOGIA DE LOS PROCESOS DE


ALTERACION
Clásicamente se subdividen los procesos de alteración en tres categorías: de tipo físico,
químico y biológico. A estas tres categorías habría que añadir las alteraciones de origen
antropológico, esto es, las debidas a la actividad humana, particularmente polución y las
producidas por interacción entre material pétreo alterado y los productos utilizados en
restauraciones previas. En realidad esta subdivisión es artificial, dado que todos los
procesos actúan simultáneamente, por lo que es difícil establecer límites y asignar causas
concretas a los efectos observados.
Por otra parte, la mayoría y los mas importantes procesos de degradación están
relacionados con el transporte e interacción del agua con el material pétreo, lo cual suele
incluir procesos físicos y químicos simultáneamente. Así por ejemplo, supongamos el caso
de una circulación de una disolución acuosa a través de un material pétreo y en contacto
con un reservorio subterráneo. A medida que el agua asciende por capilaridad, reacciona
con la roca, disolviendo parte de sus componentes y cambiando de concentración (proceso
químico); el gradiente de concentraciones puede tender a reducirse por ascenso osmótico
del agua subterránea, creándose una sobrepresión osmótica que afecta a las paredes de los
poros y conductos donde se aloja (proceso físico); la dilución de la solución puede forzar la
redisolución de la roca, iniciándose el proceso. Este simple ejemplo que mezcla sólo dos
procesos concretos ilustra la complejidad de la descripción de los procesos de alteración, ya
que en realidad el proceso descrito es único, y es al mismo tiempo físico y químico.

Sin embargo, a efectos descriptivos es necesario seguir una sistemática que, aunque
imperfecta, permita el estudio de los procesos de alteración.

3.1.Procesos Fisicos
Los procesos físicos pueden definirse como los que producen disgregación o pérdida de
cohesión de las rocas sin que se sufran cambios químicos o mineralógicos. Los procesos
más importantes se deben a tensiones creadas en el interior de las rocas que producen
microfracturación inter e intracristalina, esto es, la pérdida de cohesión se verifica por
fracturación entre granos distintos o dentro de los granos. La microfracturación progresa
con el tiempo desarrollando redes de fracturas más o menos grandes que acaban por
disgregar las rocas. Los procesos más importantes son:

 Expansión térmica diferencial en minerales y entre minerales.

 Expansión por humedecimiento.

 Expansión térmica del agua en poros.

 Expansión del hielo.

 Presión de cristalización de sales.

 Presión de hidratación de sales, arcillas y óxidos.

 Expansión térmica diferencial de sales.

 Presión de adsorción de agua "ordenada".

 Presión osmótica de soluciones en poros.

 Fracturación por carga en estructuras defectuosas.


 Efecto de terremotos y otras vibraciones.

Otros procesos físicos que producen disgregación y pérdida de materia de las rocas son:

 Abrasión eólica.

 Erosión del agua de lluvia.

 Impactos.

3.2.Procesos Quimicos
Los procesos químicos pueden definirse como aquellos que suponen cambios químicos
globales y/o mineralógicos de la roca original, lo cual conlleva al mismo tiempo cambios
en sus características físicas (porosidad, permeabilidad, resistencia a la tensión, cambios de
volumen, perdida de cohesión, etc.). Los procesos químicos más importantes son:

 Disolución.

 Oxidación-reducción.

 Carbonatación.

 Hidrólisis.

 Precipitacción de sales.

En los procesos químicos tiene una importancia fundamental la composición original de las
rocas. Para abordar estos procesos nos centraremos en los desarrollados sobre rocas
silicatadas y carbonatos, dado que son las más utilizadas como materiales de construcción.
Las rocas detríticas y morteros, al ser materiales compuestos de varios tipos de sustancias
generalmente silicatadas y carbonatadas, se pueden considerar incluidos en los anteriores.

3.3.Procesos Biologicos
Los procesos biológicos pueden definirse como los producidos por organismos vivos,
especialmente líquenes, hongos y bacterias. Estos procesos son tanto de tipo físico (plantas
y animales superiores) como químico (microorganismos). Estos últimos pueden
considerarse como especialmente dañinos, sobre todo porque realzan el efecto de los
procesos químicos "inorgánicos". Por otra parte, hay que señalar que a pesar del efecto
nocivo de la colonización de algunos microorganismos sobre los materiales de
construcción, la formación de estas colonias puede, a veces, ser beneficiosa, ya que
impiden un fácil acceso de los agentes degradantes al interior del material. Dado que estos
procesos dependen del tipo de organismo involucrado, los consideraremos en función de
los mismos, esto es, debidos a la acción de:
 Bacterias.

 Líquenes.

 Musgo.

 Hongos.

 Algas.

 Plantas.

 Animales excavadores.

 Excrementos de aves.

En este sentido es interesante señalar la frecuente alteración de elementos ornamentales en


los baños térmales (e.g., las columnas y capiteles de caliza y mármol de los baños de la
Carrera del Darro, en Granada, han sufrido una intensa disolución fácilmente apreciable).

Última modificación:

4.- La erosión y el transporte

Introducción

Procesos erosivos

Meteorización física

Meteorización biológica

Meteorización química

Factores que influyen en la meteorización

Procesos de transporte

Lecturas recomendadas
4.- La erosión y el transporte

Introducción

Dentro del ambiente exógeno, uno de los procesos más importantes que tienen lugar,
debido a la dinámica superficial del planeta, es la erosión, es decir, el desgaste físico y
químico que sufren las rocas bajo la acción de los agentes atmosféricos. Asociado a este
proceso está el de transporte de los productos de la erosión (fragmentos de rocas, minerales,
sales) por los mismos agentes que producen los fenómenos de erosión: el agua, el viento.

Los procesos erosivos tienen lugar como consecuencia de tres grupos de fenómenos:

1. Los de carácter físico, ligados a cambios de temperatura, o de estado físico del agua
(cristalización de hielo en grietas),
2. Los de tipo químico (disolución de minerales, hidrólisis de éstos, cristalización de
sales)
3. Los de tipo biológico (acción de determinados
microorganismos, como las bacterias, líquenes, o de
las raíces de plantas).

Como resultado, las rocas de la superficie terrestre,


formadas en determinadas condiciones de presión y
temperatura, al quedar sometidas a otras muy diferentes
reaccionan con el entorno, lo que induce a un desequilibrio.
Esto da lugar a su fragmentación y a la salida de
determinados componentes químicos, desde su casi
totalidad (si se produce su disolución), a la lixiviación o
lavado de determinados componentes, que deja un residuo
insoluble enriquecido en determinados elementos o
compuestos.

Por su parte, el papel del transporte es también importante, ya que en algunos casos, si su
acción es mas lenta que la del proceso erosivo, se podrá producir la acumulación in situ de
los productos de la erosión. En otros casos el proceso erosivo puede suponer el
desmantelamiento continuo de estos productos. El transporte juega también un papel muy
importante en la clasificación de los productos de la erosión, ya que su mayor o menor
capacidad de arrastre y reactividad química condicionan el que los productos de la erosión
sigan o no siendo transportados.

Procesos erosivos

Como ya se ha indicado, la erosión tiene lugar mediante tres grupos de mecanismos:


físicos, químicos y biológicos, que en general se combinan, con mayor o menor
importancia de unos u otros en función de un factor primordial: el clima, que condiciona a
su vez la disponibilidad de agua, de vegetación, las temperaturas medias, sus oscilaciones.
Estos factores influyen en la degradación a la intemperie de cualquier sólido. Por ello, hay
climas que favorecen la preservación de las rocas, y climas bajo los que se produce una
muy intensa meteorización, así como la rápida descomposición de cualquier resto orgánico.

Meteorización física

La meteorización física agrupa a aquellos procesos o mecanismos que provocan la


disgregación de las rocas, sin afectar a su composición química o mineralógica. Son de
naturaleza variada:

 La acción del cambio de temperatura nocturno/diurno, sobre todo en zonas con


fuerte insolación, provoca efectos de contracción/extensión térmica de los minerales
que producen su rotura. Esta oscilación térmica es especialmente activa en los
vértices y aristas de bloques de rocas, y es el principal responsable de las forma de
"bolos" de los bloques graníticos sometidos a la acción de la intemperie.
 La acción abrasiva de los materiales arrastrados por el agua, el viento o el hielo
(glaciares), que golpean o se frotan contra las rocas, favoreciendo su disgregación
mecánica.
 La acción de helada/deshielo en climas húmedos hace que el agua que se introduce
como humedad en las grietas de las rocas (formadas por otros procesos, como la
oscilación térmica, p.ej.) al congelarse genere unas enormes presiones internas, que
tienden a acentuar esas fracturas.
 Del mismo modo, la introducción de aguas cargadas en sales en esas grietas suele ir
acompañada de la cristalización de las sales (sulfatos, carbonatos, cloruros) con el
mismo efecto de provocar un aumento de la presión en la grieta, que produce su
ampliación.
 Al irse aproximarse a la superficie de la Tierra, las rocas que han estado sometidas a
altas presiones de confinamiento sufren una pérdida de carga o descompensación
litostática, lo que se traduce en la aparición en las mismas de fracturas por lo
general paralelas a la superficie topográfica.
 La fracturación tectónica de las rocas, previa a los procesos erosivos, favorece la
meteorización de éstas.

Cada uno de estos procesos se da con mayor o menor importancia en unas regiones u otras
en función de su climatología, y lo normal es que en cada región se den varios mecanismos,
que pueden ser más o menos activos en cada caso dependiendo de la época del año
(variaciones estacionales).

Meteorización biológica

Los organismos provocan también la meteorización de las rocas, en dos vertientes: una
biofísica y otra bioquímica.

En el apartado biofísico tenemos fundamentalmente la acción de las raíces de árboles y


arbustos, que al introducirse en el subsuelo ensanchan las grietas que puedan existir y
colaboran en la fracturación de las rocas. También podemos señalar el papel de algunos
animales, sobre todo los que excavan madrigueras, o los organismos costeros que viven
sobre las rocas perforando pequeñas oquedades, contribuyendo de forma muy marcada a la
acción erosiva del oleaje. Papel aparte merece la acción erosiva desarrollada por el hombre,
que con sus obras, construcciones, etc., provoca tantos y tan variados efectos erosivos.

En el apartado bioquímico, las propias raíces de árboles y plantas actúan químicamente con
las rocas, captando cationes y contribuyendo a la alteración de los minerales. Los líquenes,
famosos por su capacidad de colonizar las superficies de todo tipo de rocas, segregan
ácidos que permiten su fijación al sustrato rocoso. Por otra parte, los productos metabólicos
de los organismos que viven sobre las rocas incluyen productos muy agresivos para éstas,
que favorecen su descomposición.

Meteorización química

Las rocas, al estar formadas por minerales, son sensibles al ataque de los agentes químicos
existentes en la superficie de la Tierra. Por tanto, las posibilidades de la meteorización
química son tan variadas como puedan ser las relaciones que se establezcan entre las
propiedades del mineral y la naturaleza del medio ambiente en el que se encuentre. Hay
minerales solubles en agua, otros en ácidos débiles, otros en ácidos fuertes, otros tienen
tendencia a incorporar agua a su estructura, algunos se ven afectados por la luz o por el
calor solar, etc. Sin embargo, en lo que se refiere a sus efectos, son en su mayor parte de
tres tipos: disolución, hidrólisis y oxidación, sin olvidar otros que pueden ser localmente
importantes, como la descomposición térmica.

La oxidación de minerales implica el cambio del estado de valencia de los metales que
contiene en presencia de oxígeno libre. El caso más conocido es el paso del hierro de 2+ a
3+, que afecta a minerales como pirita, olivino, piroxeno, biotita. Esta oxidación produce
además un aumento de la carga positiva en el mineral, que tiende a compensarse con la
entrada de iones hidroxilo (OH-) Esto, unido al mayor tamaño iónico del Fe3+, desestabiliza
la red cristalina del mineral. La oxidación puede ir acompañada de los procesos que
veremos a continuación.

La hidratación implica la absorción de moléculas de agua y su incorporación a la


estructura cristalina de algunos minerales. Es un proceso que suele implicar un aumento de
volumen del mineral, y que en algunos casos puede ser reversible. El mineral hidratado
suele tener distinta estructura cristalina que el original, es decir, se produce la formación de
otro mineral. Es el caso, p.ej., de la anhidrita, que por hidratación se transforma en yeso:

CaSO4 + 2 H2O -> CaSO4 · 2 H2O

Otro caso es el de algunos minerales de la arcilla (las denominadas arcillas expandibles, del
grupo de la bentonita), capaces de absorber grandes cantidades de agua, lo que puede
traducirse en un aumento de su volumen en hasta un 60%, mientras que al perder agua por
desecación se vuelven a contraer.

En algunos casos, la repetición cíclica de procesos de hidratación-deshidratación, propios


de climas estacionales, puede provocar la destrucción de la red cristalina del mineral.
La hidrólisis consiste en la descomposición de los minerales debido a la acción de los
hidrogeniones de las aguas ácidas. El proceso implica tres pasos: 1) rotura de la estructura
del mineral. Debido a su pequeño tamaño y a su gran movilidad, los iones H+ se introducen
con facilidad en las redes cristalinas, lo que produce la pérdida de su neutralidad eléctrica;
para recuperarla, el cristal tiende a expulsar a los cationes, cuya carga es también positiva.
Como consecuencia, la estructura cristalina colapsa, y se liberan también los aniones. 2)
Lavado o lixiviado de una parte de los iones liberados, que son transportados por las aguas
fuera de la roca meteorizada. 3) Neoformación de otros minerales, por la unión de los iones
que dan como resultado compuestos insolubles. La intensidad del proceso hidrolítico se
traduce en el grado de lixiviación de elementos químicos y en la formación de nuevos
minerales. Veamos un ejemplo:

Un mineral frecuente en las rocas ígneas es la ortoclasa. Su hidrólisis produce la pérdida de


parte de su potasio y de su sílice:

3 KAlSi3O8 + H+ -> KAl2(Al,Si3)O10 (OH)2 + 6 SiO2 + 2 K+

Es decir, implica la formación de un filosilicato (illita), sílice (en forma de cuarzo o de gel,
que puede ser arrastrado por el agua), y iones potasio, que se lixivian con el agua. Ahora
bien, cuando el medio es muy rico en H+, se produce también la hidrólisis de la illita:

KAl2(Al,Si3)O10 (OH)2 + 2 H+ -> 3 Al2Si2O5(OH)4 + 2 K+

Es decir, la formación de caolinita y la liberación total del potasio contenido en el mineral


original. En medios aún más ácidos, y a temperaturas más altas, se llega a producir también
la hidrólisis de la caolinita, con formación de hidróxido de aluminio, gibbsita:

3 Al2Si2O5(OH)4 + H+ -> 2 Al(OH)3 + 2 SiO2

Otro caso de lixiviación es el que afecta a los carbonatos, en especial a la calcita:

CaCO3 + H2O -> Ca2+ + 2 HCO3-

La disolución implica que determinados componentes químicos de la roca pasan de formar


parte de ésta, en forma de un compuesto mineral, a formar iones en disolución acuosa. Esto
afecta sobre todo a los minerales que constituyen compuestos solubles, como la halita
(NaCl) o en menor medida, el yeso (CaSO4 · 2H2O).

No hay que olvidar que este proceso implica la disolución de algunos de los componentes
de la roca, pero no de otros, es decir, arrastra (o lixivia) a unos componentes, los más
lábiles, y concentra relativamente a otros en el residuo. En cada caso, dependiendo de la
concentración del mineral que se disuelve, los cambios serán más o menos importantes.

Los procesos de disolución e hidrólisis se ven favorecidos por factores climáticos y


ambientales, y en especial por las altas temperaturas de los climas cálidos, que favorecen la
dinámica de los procesos, y por tanto, la presencia de aniones en el agua que la hacen más
activa químicamente: caso de los aniones Cl-, SO42-, HCO3-. La presencia en el área de
compuestos "precursores" de estos aniones, como los carbonatos o sulfuros, favorece aún
más este hecho. Es el caso, p.ej., de la existencia de yacimientos de sulfuros metálicos.

Es importante observar que frente a estos procesos de disolución y lixiviación hay


elementos que se movilizan con mayor facilidad que otros; hay elementos que entran en
disolución con gran facilidad, mientras que otros tienden a formar geles, menos solubles, o
forman rápidamente compuestos muy insolubles, quedando por tanto retenidos en el
residuo de la roca. Así, los elementos se lixivian por el siguiente orden de mayor a menos
facilidad:

Na2O>CaO>FeO>MgO>K2O>SiO2>Al2O3

mientras que los que tienden a concentrarse en la roca alterada son:

H2O>Fe2O3

Factores que influyen en la meteorización

Como hemos visto, son muchos los mecanismos que actúan de forma coordinada para
producir la meteorización. Cada uno precisa de unas condiciones más o menos importantes
para actuar, en forma de una serie de factores condicionantes: el clima, la litología, la
topografía, la actividad biológica, el tiempo de actuación y los procesos de transporte.

El clima tiene, como ya se ha indicado anteriormente, una influencia fundamental, ya que


controla la mayor o menos abundancia de agua (principal agente de la meteorización) y de
vegetación. Otro factor asociado es la temperatura y sus oscilaciones. Destaquemos, en lo
que se refiere a la meteorización química, que cada aumento de 10ºC de la temperatura
duplica la velocidad a la que se producen la mayoría de las reacciones químicas.

Así, el clima más favorable para los procesos de meteorización es el tropical, en el que la
abundancia de agua, unido a las altas temperaturas existentes, favorece la mayor parte de
los mecanismos erosivos analizados. En climas extremos siempre habrá un agente muy
predominante: en climas muy fríos serán los propios del arrastre por el hielo (acción de los
glaciares), en los muy secos y cálidos, la acción del sol, etc.

La litología tiene una influencia decisiva sobre determinados mecanismos. Hay rocas,
como las cuarcitas, que por su estabilidad química apenas son afectadas por los procesos de
meteorización química, y por su dureza, tampoco por los de tipo físico; por eso,
normalmente aparecen formando altos topográficos. Otras presentan distintas
características en función del clima. Los granitos se alteran con gran facilidad en climas
cálidos por la hidrólisis de sus feldespatos, mientras que en climas fríos y secos resisten
bien los efectos de la meteorización. De igual manera, las calizas necesitan climas cálidos y
húmedos para que se produzca su disolución. Una observación importante es que en las
rocas ígneas la estabilidad de los minerales que las forman (Serie de Goldich) es contraria
al orden en que se forman, definido por la denominada Serie de Bowen.
Factores asociados al litológico son la porosidad y permeabilidad que pueda presentar la
roca, y su mayor o menos grado de fracturación tectónica, que favorecen la infiltración de
aguas superficiales, favoreciendo a su vez los procesos de meteorización química y/o
biológica.

La topografía, o las formas locales del relieve, pueden afectar a algunos de los
mecanismos activos de erosión: por ejemplo, las laderas de solana sufren procesos distintos
que los de las de umbría. En las primeras los veranos serán favorecedores de los procesos
que implican la insolación, mientras que en las segundas durante los inviernos la acción del
hielo podrá ser un agente erosivo importante. También el hecho de que exista una pendiente
favorece procesos distintos a los propios de las planicies; en las primeras el agua discurre
arrastrando los iones, mientras que en las segundas se produce un contacto más continuado
entre el agua cargada de sales y las rocas. Así, por ejemplo la laterización requiere un
relieve muy suave.

La actividad biológica afecta también a los mecanismos de meteorización activos. En


términos generales, la presencia de una cubierta vegetal continua favorece los procesos de
meteorización química, mientras que la ausencia de ésta favorece los de tipo físico.

El tiempo favorece los procesos de meteorización, en general: todos estos procesos son de
carácter lento, con lo que cuanto más tiempo queden sometidas las rocas a la acción de la
intemperie, mayor facilidad tendrán los procesos erosivos para actuar. Así, si las rocas que
albergan un depósito mineral son rápidamente cubiertas por otras (p.ej., sedimentarias o
volcánicas), éste será preservado de los procesos erosivos. En este sentido, la tectónica
regional puede jugar un importante papel.

Procesos de transporte

Como hemos visto, la acción de los mecanismos erosivos, físicos y químicos, tiende a dar
origen a tres tipos de productos: fragmentos de minerales o rocas (que reciben el nombre de
clastos), geles e iones en disolución.

El transporte se lleva a cabo de tres formas: como iones en solución, como suspensiones
coloidales, o como carga en fondo.

Los iones viajan en solución, y para que se produzca su precipitación química han de
quedar sometidas a condiciones específicas producto de solubilidad (kps), o de
sobresaturación, como las que ocurren en las salinas. Otra posibilidad es que los aniones y
cationes sean fijados por organismos para construir sus caparazones, como es el caso de
muchos moluscos, algunas algas microscópicas (diatomeas), u otros microorganismos, que
fijan el carbonato cálcico de las aguas. También es posible que la mezcla con otros fluidos
produzca la precipitación de determinados compuestos. Por ejemplo, en relación con las
emisiones volcánicas submarinas se produce la salida de abundantes metales pesados y
formas químicas del azufre, provocando la precipitación de sulfuros de esos metales.
En suspensión se transportan las partículas más pequeñas, y los geles, mientras que como
carga en fondo se transportan los clastos de mayor tamaño. A su vez, dentro de esta última
modalidad existen tres posibilidades: saltación, rodadura o arrastre. El hecho de que las
partículas físicas sean transportadas de una u otra forma depende en primer lugar de la
velocidad de la corriente (cuanto mayor sea ésta, mayor será el tamaño medio de las
partículas transportadas por cada modalidad). Otros factores que influyen son el tamaño de
las partículas, su densidad y su forma: a igualdad de tamaño las más densas serán
transportadas con mayor dificultad, mientras que la forma influye sobre todo en el
mecanismo de transporte activo: las más redondeadas tenderán a rodar, y las menos, a ser
arrastradas, o a saltar (ver figura).

El depósito de las partículas se produce cuando la corriente pierde energía, o lo que es lo


mismo, velocidad. Primero dejará de ser transportada la carga en fondo, y cuando la energía
sea muy baja, es decir, en aguas mansas o al cesar el viento, se depositará también la carga
en suspensión.

También en estas condiciones de baja energía de transporte, y sobre todo si se producen


cambios en la fisico-química de las aguas de transporte (como suele ocurrir en la
desembocadura en un mar o lago) se produce la floculación de los geles, constituidos
normalmente por partículas arcillosas.

Lecturas recomendadas

Collison, J.D.; Thompson, D.B. (1989). Sedimentary structures. Unwin & Hyman. 207.

Macdonald, E.H. (1983). Alluvial mining: The geology, technology and economics of
placers. Chapman & Hall. 508 pg.
Tucker, M.E. (1991). Sedimentary petrology. Backwell Science. 260 pg.

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