Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Meteorización
Se llama meteorización a la descomposición de minerales y rocas que ocurre sobre o cerca
de la superficie terrestre cuando estos materiales entran en contacto con la atmósfera,
hidrósfera y la biósfera. Sin embargo existen varias definiciones más, lo que ha hecho que
el término signifique diferentes cosas para distintos científicos.1 Ejemplo de otras
definiciones son:
Chorley et al.2
E.J. Monkhouse3
Es el proceso o grupo de procesos destructivos mediante los cuales materiales terrosos o rocosos
cambian de color, textura, composición, firmeza o forma al ponerse en contacto con agentes
atmosféricos, todo esto con poco o nada de transporte del material aflojado o alterado.
Glossary of Geology4
Existen principalmente dos tipos de meteorización: la meteorización química y la
meteorización física.5 A veces se incluye la meteorización biológica como un tercer tipo.1
La meteorización se considera como un proceso exógeno y es importante entre otras cosas
para el estudio de las formas del relieve y también para entender los suelos y sus
nutrientes.5
Se pueden considerar los 100 °C y 1 kbar como la temperatura y presión máxima bajo las
cuales la meteorización ocurre.1
Meteorización física
Meteorización química[editar]
Un yagrumo (Cecropia peltata) crece en la pared del Monumento a la Batalla de la Puerta,
en Venezuela, y muestra la acción sobre la disolución del cemento y de la roca caliza del
propio monumento por la acción de los ácidos de sus raíces.
Laterización[editar]
La laterización consiste en un proceso de meteorización química generalizada y profunda
en la que el sílice y las bases son extraídas, por la lixiviación (lavado) de la roca madre, en
la que se producen concreciones de hierro y aluminio. Son depósitos residuales de color
rojo asociados a relieves de superficie plana. En realidad el proceso no se circunscribe solo
a la formación de suelo (latosoles) sino que es un auténtico proceso morfogenético.
Régimen de formación de un suelo (pedogenético) que se da en climas cálidos, con
precipitaciones abundantes, tanto en las regiones de selva como en las de sabana, donde una
gran actividad bacteriana hace que el humus se consuma con rapidez. Los minerales
arcillosos se disuelven, mientras que el hierro y el aluminio se acumulan en forma de
óxidos y dan lugar a la formación de una costra dura, llamada laterita (del latín later,
ladrillo). No son suelos fértiles.
Meteorización biológica[editar]
Algunos seres vivos contribuyen a transformar las rocas. Así, las raíces de las plantas se
introducen entre las grietas actuando de cuñas. Al mismo tiempo segregan sustancias que
alteran químicamente las rocas, como puede verse en la imagen: la decoloración de la pared
por la acción de los ácidos (carbónico y de otros tipos) de las raíces nos muestra claramente
este proceso. También algunos animales, como las lombrices de tierra, las hormigas, las
termitas, los topos, etc., favorecen la alteración de las rocas en la superficie.
A ese tipo de alteración, a veces química, que realizan los seres vivos la llamamos
meteorización externa.
Meteorización
Meteorización. La
meteorización es la Meteorización
desintegración y
descomposición de una roca en
la superficie terrestre o
próxima a ella como
consecuencia de su exposición
a los agentes atmosféricos, con
la participación de agentes
biológicos. La meteorización
involucra un conjunto de
reacciones químicas en las que
los productos sirven de
reactivos para síntesis
subsiguientes. Si el proceso de
la meteorización ocurre en la Concepto: Es la desintegración y descomposición de
superficie del suelo se llama una roca en la superficie terrestre.
meteorización edafoquímica y
si ocurre en capas más profundas como el horizonte C o más se llama meteorización
geoquímica.
Contenido
[ocultar]
1 Tipos de meteorización
2 Agentes que la provocan
3 Meteorización química
4 Meteorización biológica
5 Fuentes
Tipos de meteorización
La meteorización física se genera por los cambios grandes de temperatura, al efecto del
agua al congelarse y fundirse y al formar soluciones y sales, al viento que mueve las
partículas y a las raíces que fracturan a las rocas. En estos procesos la roca se va
deshaciendo, es decir, se va disgregando en materiales de menor tamaño y ello facilita el
proceso de erosión y transporte posterior. La esquistocidad es un cambio físico que consiste
en la separación en capas casi paralelas de rocas metamórficas, por ejemplo, los diferentes
esquistos (filitas) y el gneis.
Meteorización química
La meteorización geoquímica es producida por reacciones químicas de oxidación y
reducción, por procesos de solubilidad, de hidratación, de hidrólisis y por descomposición y
síntesis de diversos compuestos. La hidratación del sulfato de calcio o anhidrita se hidrata
formando el sulfato de calcio dihidratado o yeso que es más estable que la anhidrita y se
representa con la ecuación química: CaSO4 + 2H2O ----- CaSO4+ 2H2O La hidrólisis de la
ortoclasa produce ácido metasilícico que como no es estable se descompondrá formando
minerales secundarios de acuerdo al medio en que se encuentre, se representa con la
ecuación química: KAlSi3O8 + H2O -- HAlSi3O8 + K+ + OH –
Como la mayoría de los suelos presentan un ambiente oxidante las reacciones químicas más
comunes en la meteorización edafoquímica son las de oxidación que afectan a los minerales
primarios y liberan elementos químicos que pueden absorbidos por las plantas o ser
arrastrados por lixiviación.
Para comprender las reacciones químicas que ocurren en el suelo es importante recordar
que se aplica el principio de Le Chatelier y que, generalmente, las reacciones químicas
duplican su velocidad por cada incremento de temperatura de 100 ºC. Además que los
cationes como Fe(II) y Mn(II) en condiciones reductoras y pH del ambiente bajo, tienen su
estado de solubilidad máxima.
Meteorización biológica
Algunos seres vivos contribuyen a transformar las rocas. Así, las raíces de las plantas se
introducen entre las grietas actuando de cuñas. Al mismo tiempo segregan sustancias que
alteran químicamente las rocas, como puede verse en la imagen: la decoloración de la pared
por la acción de los ácidos (carbónico y de otros tipos) nos muestra claramente este
proceso. También algunos animales, como las lombrices de tierra, las hormigas, los topos,
etc., favorecen la alteración in situ de las rocas en la superficie.A ese tipo de alteración, a
veces química, que realizan los seres vivos la llamamos meteorización externa.
1. Meteorización
Definición: Destrucción de rocas sólidas a causa de fuerzas químicas, físicas o
biológicas
Tipos de meteorización:
Generalmente se conoce tres tipos de meteorización. La meteorización
mecánica, meteorización química y la meteorización biológica -orgánica. Cada
tipo de la meteorización tiene sus subtipos cuales dependen de los factores
físicos, químicos o biológicos.
a) cambio de la temperatura
b) meteorización por helada
c) meteorización por hidración y/o cristalización de sales
Meteorización por helada: Agua que se ubica adentro de una roca (en grietas o
poros) aumenta su volumen durante en el momento de congelarse. Las fuerzas
desarrolladas durante de este proceso podrían romper una roca. Los factores
son: sector con muchos traspasos entre temperaturas positivas y
temperaturas bajo cero. Rocas fracturadas o con alta porosidad, presencia de
agua. Por ejemplo en la Cordillera de los Andes en 4000m de altura cada noche
las temperaturas bajan hacia bajo cero, al día por el sol las rocas se calientan.
a) oxidación
b) reducción
c) hidrólisis
véase foto: marcas de solución
1. 3.Meteorización orgánica-biológica
● Raíces de plantas
● Bacterias
a) El clima:
b) La roca:
En este ejemplo se
Figura: Meteorización y transformación de los minerales aplicó la
meteorización a una
muestra de un gneis
granítico (roca
metamórfica). Al
principio la muestra
contiene más de 40
% de plagioclasa, 30
% de feldespatos y
30 % de cuarzo.
Durante la
meteorización al
primero la
plagioclasa se
desintegró, después
desapareció el
feldespato. Durante
todo el proceso se
formó un mineral
nuevo: el caolín.
Entonces la
meteorización
destruye minerales,
pero también se
forman minerales
nuevos.
GOLDICH, S. (1938):
Journal of Geology;
vol. 46)
véase Desintegración
de un sienogranito
en el desierto de
Atacama
Resistencia de los minerales contra la meteorización:
Listado de la resistencia de los minerales contra la meteorización: Cada mineral
tiene su resistencia relativa contra la meteorización en comparación de otros
minerales
La meteorización química
La meteorización química es el conjunto de los procesos llevados a cabo por medio del agua o por
los agentes gaseosos de la atmósfera como el oxígeno y el dióxido de carbono.
Las rocas se disgregan más fácilmente gracias a este tipo de meteorización, ya que los granos de minerales pierden
adherencia y se disuelven o desprenden mejor ante la acción de los agentes físicos.
Disolución: Consiste en la incorporación de las moléculas de un cuerpo sólido a un disolvente como es el agua. Mediante
este sistema se disuelven muchas rocas sedimentarias compuestas por las sales que quedaron al evaporarse el agua que las
contenía en solución.
Hidratación: Es el proceso por el cual el agua se combina químicamente con un compuesto. Cuando las moléculas de
agua se introducen a través de las redes cristalinas de las rocas se produce una presión que causa un aumento de volumen,
que en algunos casos puede llegar al 50%. Cuando estos materiales transformados se secan se produce el efecto contrario,
se genera una contracción y se resquebrajan.
Oxidación: La oxidación se produce por la acción del oxígeno, generalmente cuando es liberado en el agua. En la
oxidación existe una reducción simultánea, ya que la sustancia oxidante se reduce al adueñarse de los electrones que
pierde la que se oxida. Los sustratos rocosos de tonalidades rojizas, ocres o parduzcas, tan abundantes, se producen por la
oxidación del hierro contenido en las rocas.
Hidrólisis: Es la descomposición química de una sustancia por el agua, que a su vez también se descompone. En este
proceso el agua se transforma en iones que pueden reaccionar con determinados minerales, a los cuales rompen sus redes
cristalinas. Este es el proceso que ha originado la mayoria de materiales arcillosos que conocemos.
Carbonatación: Consiste en la capacidad del dióxido de carbono para actuar por si mismo, o para disolverse en el agua y
formar ácido carbónico en pequeñas cantidades. El agua carbonatada reacciona con rocas cuyos minerales predominantes
sean calcio, magnesio, sodio o potasio, dando lugar a los carbonatos y bicarbonatos.
METEORIZACIÓN
Las rocas se forman en el interior de la Tierra. Cuando ascienden a la superficie terrestre, las
condiciones varían. Esto provoca transformaciones físicas o químicas en las rocas. Estas
transformaciones se conocen con el nombre de meteorización.
METEORIZACIÓN FÍSICA
Termoclasticidad
Los materiales se dilatan o contraen al variar la temperatura. En los lugares donde las diferencias
de temperatura entre el día y la noche son grandes, las rocas se agrietan y terminan rompiéndose
en fragmentos.
Gelifracción
¿Alguna vez te has encontrado una botella de refresco estallada dentro del congelador de tu
frigorífico? Cuando el agua se congela aumenta de volumen. El agua que se ha introducido en las
grietas de las rocas, cuando se congela, ejerce una presión lo suficientemente grande como para
aumentar las grietas y romper las rocas.
Haloclasticidad
Debido al calor, el agua que hay en las grietas de las rocas se evapora, precipitan las sales
minerales que se encontraban disueltas. Al cristalizar, ejercen presión sobre las paredes de la
grieta rompiendo la roca.
Bioclasticidad
Los seres vivos son capaces de destruir rocas. Las raíces de un árbol, que se introducen en las
grietas de rocas, los líquenes en la superficie de las rocas o animales que excavan la tierra,
incluido el Hombre, son ejemplos de ello.
METEORIZACIÓN QUÍMICA
Es la destrucción de la roca por acción de agentes químicos, como son el agua, el oxígeno
molecular y el dióxido de carbono. El agua interviene en todos los procesos de meteorización
química, ya que transporta los otros agentes, aumentando así la acción de éstos. Los tipos de
meteorización química son:
Hidratación
Cuando el vapor de agua se combina con los componentes de la roca aumenta su volumen.
También cambiará su volumen cuando se evapore el agua. ¡Piensa qué ocurriría si construyeras tu
casa sobre un suelo que absorbiera mucha agua y aumentara de volumen!
Oxidación
Disolución
Carbonatación
Erosión y meteorización
Erosión y meteorización
Ambos procesos son independientes, pero no tienen lugar el uno sin el otro. La
meteorización es el fenómeno químico y mecánico que rompe y esculpe las rocas; la
erosión, sin embargo, arrastra los fragmentos restantes, llevándolos lejos.
Al trabajar juntos crean maravillas naturales, como las altas rocas de las montañas o los
vastos desiertos, pasando por esculturales acantilados que son golpeados por las aguas
violentas de los océanos.
El agua es la herramienta más versátil. Pensemos por ejemplo en la lluvia en un día gélido.
El agua entrará por las grietas y hendiduras de las rocas y por la noche, al bajar la
temperatura, se transformará en hielo, que se dilatará y partirá la roca. Al día siguiente, con
el calor del sol, el hielo se derretirá y arrastrará los fragmentos restantes.
Los sucesivos cambios de temperatura también pueden debilitar y fragmentar las rocas,
que se dilatan con el calor y se contraen con el frío. Este fenómeno puede lentamente
transformar piedras en arena del desierto. Del mismo modo, los cambios constantes de
ciclos secos y húmedos pueden desmenuzar la arcilla.
El viento recoge y arrastra los trocitos de arena que, al entrar en contacto con rocas
cercanas, pueden pulirlas y alisarlas muy lentamente. En la costa, la acción de las olas
arrastra con su vaivén los fragmentos en la arena.
Las plantas y animales también producen impacto en los minerales. Los líquenes y musgos
pueden introducirse por las grietas y hendiduras de las rocas y echar raíces. Así, a medida
que crecen, también las grietas se hacen más grandes, pudiendo fragmentarse. Los
animales, desde los más pequeños a los más grandes, pisotean y aplastan las rocas cuando
corren por la superficie o cavan bajo tierra. Además, las plantas y animales producen ácidos
que, al mezclarse con el agua de lluvia, crean compuestos que desgastan las rocas.
En lo alto de las montañas, la nieve y el hielo forman glaciares que se sostienen sobre las
rocas, a las que van lentamente empujando debido a la fuerza de la gravedad. Junto con el
hielo, las rocas van formando un camino a medida que el glaciar desciende montaña abajo.
Cuando éste comienza a derretirse, deposita su cargamento de roca y tierra, transportando
los restos hacia el mar. Los ríos depositan en el mar millones de toneladas de sedimento al
año.
Sin la ayuda del agua, el viento y el hielo, los sedimentos se acumularían ahí donde se
forman, ocultando las esculturas naturales formadas por la meteorización. Aunque la
erosión es un proceso natural, las prácticas abusivas como la deforestación o el excesivo
pastoreo pueden acelerar el proceso y acabar eliminando el material que necesitan las
plantas para desarrollarse.
Particularizando en el caso que nos ocupa del material pétreo, esta tendencia al deterioro en
el medio ambiente atmosférico se debe a las diferencias fisico-químicas existentes entre
éste y aquel en que se formó la roca. Esto es, las variables físico-químicas como
temperatura, presión, acidez (pH), potencial de oxidación-reducción (Eh), presencia y
concentración de especies gaseosas (e.g. H2O, CO2, SO2, SO3...), presencia y composición
de fases líquidas, etc, no son las mismas en los medios de formación y atmosférico. Esto
implica que los constituyentes minerales de las rocas y su estado mecánico no son estables
en las nuevas condiciones (en contacto directo con la atmósfera), tendiendo a
transformarse. El resultado es que la piedra pierde sus características originales (cohesión,
porosidad, microfracturación, color, mineralogía, etc).
Para evaluar los procesos de alteración, hay que tener en cuenta las propiedades del
ambiente superficial atmosférico. Este se caracteriza por:
Para un mismo punto geográfico, la escala de las variaciones climáticas es tanto diurna
como estacional. Este aspecto es muy importante, ya que las rocas están sometidas a
condiciones ambientales muy variables a pequeña escala de tiempo (por comparación con
la escala de tiempo para la formación de las rocas, que oscila entre varios miles a cientos de
miles de años), lo cual conduce, por lo general, a un aceleramiento de los procesos de
transformación del material original.
La circulación de soluciones acuosas por los sistemas porosos de las rocas implica la
cristalización de sales solubles en el interior o exterior de los componentes pétreos. Los
procesos de cristalización e hidratación/deshidratación de sales conllevan el desarrollo de
importantes esfuerzos en el interior de las rocas, al igual que durante la transformación de
agua a hielo, común bajo ciertas condiciones climáticas. Todos estos esfuerzos acaban por
modificar las propiedades mecánicas de las rocas, que con el tiempo pierden su resistencia
a la compresión y a la tracción, llegando finalmente a fracturarse.
Todas estas consideraciones pueden aplicarse por igual a las rocas que afloran de forma
natural en la superficie terrestre como a las localizadas en monumentos. Sin embargo, en
estas últimas hay que tener en cuenta además el efecto acelerador que sobre el deterioro de
las rocas tienen las condiciones atmosféricas polucionadas de áreas urbanas e industriales.
La mayor velocidad de reacción entre las rocas y los componentes de las atmósferas
polucionadas se debe al hecho de que las últimas presentan elevadas concentraciones de
especies químicas muy reactivas, como ácidos fuertes, y de catalizadores de las reacciones,
como metales pesados y partículas en suspensión (aerosoles). Otra consideración particular
aplicable a los materiales pétreos en los monumentos es la relacionada con la estabilidad
estructural de los mismos. En casos de subsidencia del terreno, terremotos, o simplemente
el mal diseño original de los edificios, se desarrollan esfuerzos que acaban por fracturar las
fábricas y, eventualmente, causar la ruina de los edificios.
Todas estas consideraciones llevan a concluir que el deterioro de los materiales ocurre de
forma rápida. Este proceso de deterioro hay que entenderlo como dinámico, esto es, su
evolución depende de muchos factores cambiantes en el tiempo. Así, puede considerarse
que la alteración del material que será utilizado como material de construcción u
ornamentación comienza desde el momento mismo de su extracción en la cantera. Los
mecanismos de extracción, manipulación, transporte y labrado ya pueden introducir
modificaciones de las características originales de la roca, tales como microfisuración
superficial o global de los bloques. Al mismo tiempo, los factores ambientales, como lluvia,
cambios diarios de temperatura, etc, comienzan a actuar en la misma cantera, y continuarán
una vez localizado el material en la obra. Con el paso del tiempo, los diferentes factores
ambientales adquieren mayor o menor importancia, lo que implica que la intensidad de los
distintos procesos de deterioro (controlados por estos factores ambientales) también variará
con el tiempo. Así, es normal que pueda predominar uno de estos procesos, o una
combinación determinada de los mismos, en distintos estadios de la historia del edificio.
A continuación se verán brevemente los factores ambientales y los agentes degradantes que
condicionan los procesos de alteración, y posteriormente la tipología de estos últimos, que
se establece en términos de causas físicas o mecánicas, químicas y biológicas.
2.FACTORES AMBIENTALES Y
AGENTES DEGRADANTES
2.1.Factores Ambientales
Los factores ambientales pueden definirse como el
Los procesos de alteración están controlados tanto por estos factores, que son
esencialmente climáticos, como por las características del material (composición, texturas,
estructuras, etc.) que sufre la alteración.
Es lógico pensar en una estrecha relación entre alteración y clima. Los factores climáticos
más importantes están relacionados con la temperatura y la disponibilidad de agua (en sus
tres estados de agregación) en el medio. Otros factores climáticos pueden ser también
importantes, como la presencia de vientos permanentes, dominantes o esporádicos, días de
cielos cubiertos y despejados, etc. Sin embargo, los procesos de alteración más importantes
de los bienes culturales son controlados esencialmente por los dos factores ambientales
principales: temperatura y presencia de agua.
2.1.1.Temperatura y Agua
Natural.
Natural.
Salvando estas las complicaciones introducidas por las condiciones microclimáticas de los
edificios, pueden establecerse relaciones generales entre las condiciones
termohigrométricas del medio y la intensidad y tipología de los procesos de alteración.
Estas relaciones pueden observarse en diagramas temperatura media anual vs. precipitación
media anual como los de la Figura 1. En estos diagramas puede apreciarse que a medida
que aumenta la precipitación anual, la alteración química es más importante, debido a la
mayor disponibilidad de agua. Al mismo tiempo, la alteración química también se
incrementa al aumentar la temperatura debido al aumento de la velocidad de las reacciones
químicas. La alteración química será por lo tanto mayor en climas cálidos y húmedos,
decreciendo a mediada que la temperatura y la precipitación descienden. Aunque no se
muestra un diagrama similar para la alteración de origen biológico, puede asumirse el
anterior ya que, en general, el aumento de temperatura y de precipitación supone un
aumento de flora y fauna (musgos, líquenes, algas, bacterias, etc.), y por lo tanto, las
reacciones químicas relacionadas con la actividad orgánica son más abundantes y rápidas.
Respecto de la acción mecánica del hielo, puede observarse que en zonas demasiado
cálidas para que se produzcan heladas, se obtiene un mínimo, al igual que en zonas polares
demasiado frías para descongelar el hielo (nótese que no está considerada la acción de la
insolación como proceso de alteración mecánico). Finalmente, pueden construirse diagrama
compuestos en los que se tienen en cuenta todos los tipos principales de alteración.
Estos mismos diagramas pueden ser aplicados de manera cualitativa a los procesos de
alteración de materiales pétreos en monumentos. En la Figura 2, se presentan los datos
pertinentes para un gran número de estaciones climáticas localizadas en nuestro entorno
geográfico (i.e., Cordilleras Béticas, se excluye el valle del Guadalquivir y Sierra Morena).
Aunque puede apreciarse que el clima en su conjunto es semiárido, otros factores locales,
tales como condiciones microclimáticas del edificio, polución, aguas subterráneas, etc,
pueden distorsionar las relaciones cualitativas entre clima y procesos de deterioro
discutidas más arriba.
Figura 1. Diagramas temperatura media anual vs. precipitación media anual con indicación
de las áreas climáticas y su relación con la intensidad de distintos tipos de alteración de
rocas compuestas por silico-aluminatos (si se hubiese considerado la acción de la insolación
habría que localizar un máximo de alteración mecánica en el sector inferior derecho que se
corresponde con climas áridos y semiáridos) (modificado de Ollier, 1984)..
Además, los diagramas anteriores están construidos considerando que el tipo de roca que
sufre la alteración presenta una composición mineral rica en silicoaluminatos (e.g.,
granitos). Puesto que las rocas carbonatadas son muy frecuentes como material de
construcción y ornamentación, es importante tener en cuenta los factores ambientales y
agentes degradantes que condicionan los procesos de alteración de las mismas. A este
respecto, puede decirse que los factores termohigrométricos son igualmente decisivos como
controles de la alteración, aunque dada la especificidad composicional del material
(carbonatos de Ca y Mg) el control no es idéntico al hasta ahora visto. Por ejemplo, el
aumento de la velocidad de reacción debido a un aumento de temperatura en el proceso de
disolución de la calcita se ve descompensado por el descenso de la solubilidad de CO2 en el
agua (al aumentar T), lo cual implica que, independientemente de otros factores como la
actividad orgánica, la alteración de un material calizo sea más intensa en climas húmedos y
fríos, y no en los cálidos. Estos aspectos serán analizados más detalladamente en el
Capítulo 9.
La razón de mezcla es la razón entre la masa de vapor y la masa del aire seco a la
que se mezcla. Se expresa en gramos de vapor por kilogramos de aire seco.
aT bT
Po T Po 0 10
m
HR T 100
mo
La humedad del aire se mide con distintos tipos de aparatos. El más común es el
higrómetro, que mide la humedad relativa. A partir de ella, pueden calcularse ciertas
magnitudes:
m HA
HR T 100 100
mo HAo
Como HAo (humedad absoluta máxima a una T dada) puede conocerse (e.g., a partir de
tablas), la humedad absoluta a la T de interés se obtiene mediante un simple despeje de
términos:
HR T
HAT HAo
100
Por otra parte, aplicando la ley de Boyle (para todos los gases a bajas presiones y
temperatura constante, y lejos del punto de licuefacción, el producto de la presión por el
volumen es aproximadamente constante) al vapor de agua cerca del punto de saturación:
P Vo n m
Po V no mo
P m
100 100 HR T
Po mo
de donde la presión de vapor P a la temperatura de interés es:
HR T
P T Po T
100
Para hacer referencia al estado higrométrico del ambiente es mucho más útil dar el valor de
la humedad relativa que el de la humedad absoluta o específica. De hecho, siendo la
humedad relativa una expresión en tanto por ciento del grado de saturación del aire, se
presta mejor a evaluar la tendencia del agua a evaporarse (o condensarse) y de los
materiales a intercambiar humedad con el ambiente. Lo que interesa desde el punto de vista
conservativo es evaluar las posibilidades de intercambio de vapor de agua entre el medio
ambiente y el material de la obra considerada. En este sentido, es muy importante constatar
las posibilidades de condensación del vapor de agua, tanto en el propio aire como sobre la
superficie del material. Para ello deben conocerse las relaciones entre la temperatura del
aire, la temperatura del material y el estado de humedad de ambiente, expresado tanto
humedad relativa (que indica la relativa proximidad al punto de condensación o rocío)
como humedad absoluta o específica (que indica la cantidad de vapor existente). Estas
relaciones se ilustran en la Figura 3, donde se suponen dos casos:
En ambos casos se condensará agua sobre la superficie del material, aunque la cantidad será
pequeña dado que el agua provendrá sólo de la capa de aire enfriada por contacto con el
material, que suele ser de grosor muy pequeño. Así, si suponemos que el efecto térmico del
material frío afecta a una película de 1 mm de aire en contacto con el mismo, se
condensarían 0.021 y 0.0085 g de agua, respectivamente, por cada m2 de material expuesto
a la atmósfera. Estas cifras se obtienen a partir de las humedades absolutas del aire para
distintas temperaturas, que permiten calcular las cantidades máximas de H2O que pueden
condensarse por descenso de temperatura de 1 m3 de aire que alcanza el punto de rocío.
Para los casos A y B anteriores, estas cantidades son de 21 y 8.5 g de H2O por metro cúbico
de aire.
Temperatura del material
(y del aire en contacto
con el mismo)
15 ºC 40 ºC
20 ºC 35 ºC
Temperatura
del aire
Figura 3. Relaciones entre temperatura del aire, del material, y humedad del ambiente
expresada en términos de humedad absoluta (g/m3) y humedad relativa (%).
Las cantidades de agua que finalmente se condensan sobre los materiales fríos expuestos a
la atmósfera son, generalmente, mayores que las indicadas más arriba para la delgada
película de aire en contacto con el material, ya que pueden establecerse corrientes de aire
que pongan en contacto aire caliente nuevo y húmedo con el material frío. Además, a escala
diaria se dan variaciones de temperatura del aire que pueden generar grandes volúmenes de
vapor condensado, como es el caso de los días en que se forma niebla. Estas gotitas de agua
líquida en suspensión en el aire se adhiere a las superficies de los materiales pétreos dadas
su naturaleza hidrófila (y su menor temperatura). Este agua puede introducirse en los
sistemas porosos de las rocas, y disparar una serie de procesos de alteración tanto
mecánicos como químicos, lo cual puede ser peligroso particularmente en materiales no
muy resistentes.
En la Figura 4 se presentan varios casos en los que se reduce la humedad relativa desde un
80 % (humedad absoluta=13 g/m3 de aire; punto Q del diagrama higrométrico), que
representa unas condiciones peligrosas dada su proximidad al punto de rocío, hasta un valor
aceptable de 60 %, siendo la temperatura ambiental de 20 C:
1) Pasar al punto P: ascenso de temperatura hasta cerca de 25 C, manteniéndose
constante la humedad absoluta.
Una vez adsorbida cierta cantidad de agua, y si las condiciones de temperatura y humedad
no cambian, el material y el ambiente tienden al estado de equilibrio, lo que implica no
intercambiar más agua. Sin embargo, es fácil imaginar que esta situación hipotética es no es
real, ya que:
la infiltración de agua de lluvia y/o del subsuelo a través del sistema poroso
de los materiales, incluyendo fisuras y defectos de la estructura,
De hecho, las variaciones de las condiciones ambientales son las regla más que la excepción,
particularmente al considerar el ambiente en contacto con el material pétreo expuesto a la
intemperie. Estas variaciones en el medio suponen el abandono del equilibrio con el material,
por lo que la natural tendencia al mismo supondrá de nuevo el intercambio de agua y su
movimiento a través del material.
Desde el punto de vista conservativo, es de importancia fundamental tener presente que todos
los procesos de deterioro dependen de la extrema inestabilidad del medio. Por tanto, los
procesos controlados por la presencia de agua en el material (que son muchos) dependen de
la cantidad de agua transferida y de la velocidad de intercambio entre el medio ambiente y el
material. Debe recordarse que esto depende de las condiciones climáticas y de las
características fisico-químicas del material (e.g., porosidad, higroscopicidad, etc). Debido a
la facilidad para manipular los materiales (e.g., aplicando sustancias hidrorrepelentes), por
comparación con las dificultades técnicas que implica la intervención sobre el medio, las
intervenciones de restauración se han basado clásicamente en intervenir el material. No
obstante, debe tenerse en cuenta que la intervención sobre el medio es igualmente relevante, y
en algunos casos, crucial, para garantizar una buena conservación de la obra.
Los días de sol influyen de manera indirecta en los procesos de alteración, a través de su
efecto sobre los cambios de temperatura diarios o sobre la tasa de evaporación. En el primer
caso puede suponer el sobrecalentamiento por insolación de determinadas partes del
edificio, provocando cambios térmicos más bruscos y por lo tanto más mocivos. En el
segundo caso, la evaporación del agua localizada en poros del material puede suponer un
proceso de precipitación de sales solubles, con el consecuente deterioro por formación de
costras, concreciones, eflorescencias, etc; además, si existe posibilidad de suministro de
agua (por ejemplo a través de aguas de infiltración subterráneas), se puede acelerar el
proceso de degradación por disolución y precipitación continuada, dando lugar a una
pérdida de cohesión generalizada.
Los efectos contrarios se producirán en el caso de días cubiertos, que suponen condiciones
más atemperadas, esto es, menores rangos de variación en la temperatura ambiental y del
material y menores tasas de evaporación, al mismo tiempo que no suelen darse heladas,
impidiendo la acción mecánica del hielo.
El viento puede ser seco, y por lo tanto aumentando la evaporación, o puede ser húmedo,
trayendo consigo la lluvia. En ambos casos su efecto depende de otros factores; en el
primero de ellos, depende de factores tales como la disponibilidad de agua subterránea, en
cuyo caso acelerará el proceso de deterioro al igual que en el caso de la insolación; en el
segundo, su efecto suele ser nocivo, ya que supone la disponibilidad de agua de lluvia o de
vapor de agua en el ambiente que puede introducirse en el material y acelerar los procesos
de alteración. Un efecto indirecto del viento es su acción abrasiva al llevar partículas
sólidas en suspensión que chocan sobre la superficie del material, produciendo erosiones
mecánicas como concavidades.
En áreas frías y con frecuentes heladas, las partes orientadas al sur sufrirán más
ciclos de fusión y congelación del agua que las partes orientadas al norte, por lo
que experimentarán mayor deterioro por gelifracción.
En áreas frías y húmedas y sin frecuentes heladas, las partes orientadas al sur
estarán más expuestas al sol y tendrán más microflora y microfauna, por lo que las
alteraciones biológica y química serán más importantes que en las partes
orientadas al norte.
En áreas templadas las partes orientadas al sur pueden sufrir mayor evaporación
que las orientadas al norte, por lo que el grado de alteración dependerá de la
disponibilidad de agua para volver a entrar en contacto con el material. En el caso
de disponerse de agua (e.g. aguas de infiltración subterráneas) las partes orientadas
al sur sufrirán ciclos de precipitación y disolución de sales que supondrán una
mayor importancia de la alteración química que en las partes orientadas al norte.
En las partes orientadas al norte la ausencia de insolación impedirá fuertes
evaporaciones, y por lo tanto el mayor desarrollo de microflora y microfauna y de
alteraciones biológicas; en el caso de no disponerse de agua, lo cual sería propio
de áreas más bien áridas o semiáridas, las partes orientadas al sur presentarían
menor grado de humedad y mayores incrementos térmicos por insolación que las
orientadas al norte, por lo que los efectos de alteraciones mecánicas debidas a
tensiones térmicas serán más importantes en las primeras; en las segundas los
efectos de las alteraciones químicas y biológicas serán más importantes.
En áreas áridas, los procesos de deterioro más importantes son los debidos a los
efectos mecánicos de los cambios bruscos de temperatura (por lo que las partes
orientadas al sur sufrirán más), y a la disolución y cristalización de sales en el caso
de disponibilidad de agua, en cuyo caso se aplican los mismos criterios que en el
apartado anterior.
2.2.Agentes degradantes
Como agentes degradantes podemos considerar
La atmósfera terrestre consiste en una mezcla de gases cuya composición es variable según
la altura considerada. De las diferentes capas de la atmósfera, que se extiende al menos
hasta los 10.000 km de altura, la parte que nos interesa es la más interna en contacto con la
superficie sólida de la tierra, que presenta características composicionales uniformes.
El aire puro y seco está compuesto esencialmente por nitrógeno (78,084 % en volumen) y
oxígeno (20,946 %). El nitrógeno como especie pura no reacciona fácilmente con las rocas,
por lo que puede considerarse como inerte. Por el contrario, el oxígeno es muy activo desde
el punto de vista químico, reaccionando con otros compuestos en los procesos de
oxidación, tales como los que sufren las rocas al alterarse.
El 0.970 % restante del aire es en su mayor parte argón (0,934 %), que es un gas noble y
por lo tanto inerte. El dióxido de carbono o anhídrido carbónico (CO2), aunque constituye
sólo el 0.033 %, es un gas de enorme importancia, tanto en lo que a los procesos de
alteración se refiere, como a otros procesos atmosféricos (absorbe la radiación calorífica
procedente del sol y permite el calentamiento de la parte inferior de la atmósfera),
biológicos (de todos es conocido la necesidad del CO2 en los procesos fotosintéticos de las
plantas verdes) y geológicos (en gran parte, el CO2 original de la atmósfera primigenia ha
sido retirado de la misma a través de la formación de las rocas sedimentarias carbonatadas
y carbonosas a lo largo de toda la historia de la tierra). Como es bien sabido, desde finales
del siglo pasado se ha incrementado la proporción de CO2, además de otros gases y
partículas, en la atmósfera debido a la combustión masiva de materias primas carbonosas
como maderas, carbones, gas natural y petróleo, lo cual puede hacer variar las
características climáticas globales y locales (incremento de temperatura por el "efecto
invernadero").
Los restantes gases de la atmósfera son el neón, helio, criptón, xenón (todos ellos gases
nobles), hidrogeno, metano y óxido nitroso, en orden decreciente según su porcentaje en
volumen, sumando menos del 0.003 %.
Todos estos compuestos aerosoles, además de otros muchos, sirven como núcleos de
condensación del vapor de agua atmosférico; con el agua condensada, las dimensiones y las
propiedades fisico-químicas cambian, siendo en general más agresivos sobre los materiales
pétreos.
2.2.3.Polvo en Suspensión
Los mecanismos de deterioro debidos al movimiento y reacctividad del polvo son muchos:
abrasión, debida al choque de las partículas transportadas por el viento sobre las
superficies de los materiales.
2.2.4.Agua de LLuvia
2.2.5.Aguas Subterráneas
Las aguas subterráneas pueden percolar a través de los cimientos y muros de obras
arquitectónicas mediante mecanismos diversos, aunque el más importante es la ascensión
capilar. El grado de interacción con el material depende de las características
composicionales y de permeabilidad y porosidad del mismo, las características climáticas
del ambiente y del tipos de agua percolante.
En zonas costeras, las aguas subterráneas pueden proceder total o parcialmente del agua
marina, lo cual supone que el contenido en sales solubles es mucho mayor que en la
mayoría de las aguas continentales. El efecto agresivo de este tipo de aguas es por lo tanto
más importante, acelerándose los procesos de deterioro, tal y como puede observarse en la
Catedral de Cádiz.
Sin embargo, a efectos descriptivos es necesario seguir una sistemática que, aunque
imperfecta, permita el estudio de los procesos de alteración.
3.1.Procesos Fisicos
Los procesos físicos pueden definirse como los que producen disgregación o pérdida de
cohesión de las rocas sin que se sufran cambios químicos o mineralógicos. Los procesos
más importantes se deben a tensiones creadas en el interior de las rocas que producen
microfracturación inter e intracristalina, esto es, la pérdida de cohesión se verifica por
fracturación entre granos distintos o dentro de los granos. La microfracturación progresa
con el tiempo desarrollando redes de fracturas más o menos grandes que acaban por
disgregar las rocas. Los procesos más importantes son:
Otros procesos físicos que producen disgregación y pérdida de materia de las rocas son:
Abrasión eólica.
Impactos.
3.2.Procesos Quimicos
Los procesos químicos pueden definirse como aquellos que suponen cambios químicos
globales y/o mineralógicos de la roca original, lo cual conlleva al mismo tiempo cambios
en sus características físicas (porosidad, permeabilidad, resistencia a la tensión, cambios de
volumen, perdida de cohesión, etc.). Los procesos químicos más importantes son:
Disolución.
Oxidación-reducción.
Carbonatación.
Hidrólisis.
Precipitacción de sales.
En los procesos químicos tiene una importancia fundamental la composición original de las
rocas. Para abordar estos procesos nos centraremos en los desarrollados sobre rocas
silicatadas y carbonatos, dado que son las más utilizadas como materiales de construcción.
Las rocas detríticas y morteros, al ser materiales compuestos de varios tipos de sustancias
generalmente silicatadas y carbonatadas, se pueden considerar incluidos en los anteriores.
3.3.Procesos Biologicos
Los procesos biológicos pueden definirse como los producidos por organismos vivos,
especialmente líquenes, hongos y bacterias. Estos procesos son tanto de tipo físico (plantas
y animales superiores) como químico (microorganismos). Estos últimos pueden
considerarse como especialmente dañinos, sobre todo porque realzan el efecto de los
procesos químicos "inorgánicos". Por otra parte, hay que señalar que a pesar del efecto
nocivo de la colonización de algunos microorganismos sobre los materiales de
construcción, la formación de estas colonias puede, a veces, ser beneficiosa, ya que
impiden un fácil acceso de los agentes degradantes al interior del material. Dado que estos
procesos dependen del tipo de organismo involucrado, los consideraremos en función de
los mismos, esto es, debidos a la acción de:
Bacterias.
Líquenes.
Musgo.
Hongos.
Algas.
Plantas.
Animales excavadores.
Excrementos de aves.
Última modificación:
Introducción
Procesos erosivos
Meteorización física
Meteorización biológica
Meteorización química
Procesos de transporte
Lecturas recomendadas
4.- La erosión y el transporte
Introducción
Dentro del ambiente exógeno, uno de los procesos más importantes que tienen lugar,
debido a la dinámica superficial del planeta, es la erosión, es decir, el desgaste físico y
químico que sufren las rocas bajo la acción de los agentes atmosféricos. Asociado a este
proceso está el de transporte de los productos de la erosión (fragmentos de rocas, minerales,
sales) por los mismos agentes que producen los fenómenos de erosión: el agua, el viento.
Los procesos erosivos tienen lugar como consecuencia de tres grupos de fenómenos:
1. Los de carácter físico, ligados a cambios de temperatura, o de estado físico del agua
(cristalización de hielo en grietas),
2. Los de tipo químico (disolución de minerales, hidrólisis de éstos, cristalización de
sales)
3. Los de tipo biológico (acción de determinados
microorganismos, como las bacterias, líquenes, o de
las raíces de plantas).
Por su parte, el papel del transporte es también importante, ya que en algunos casos, si su
acción es mas lenta que la del proceso erosivo, se podrá producir la acumulación in situ de
los productos de la erosión. En otros casos el proceso erosivo puede suponer el
desmantelamiento continuo de estos productos. El transporte juega también un papel muy
importante en la clasificación de los productos de la erosión, ya que su mayor o menor
capacidad de arrastre y reactividad química condicionan el que los productos de la erosión
sigan o no siendo transportados.
Procesos erosivos
Meteorización física
Cada uno de estos procesos se da con mayor o menor importancia en unas regiones u otras
en función de su climatología, y lo normal es que en cada región se den varios mecanismos,
que pueden ser más o menos activos en cada caso dependiendo de la época del año
(variaciones estacionales).
Meteorización biológica
Los organismos provocan también la meteorización de las rocas, en dos vertientes: una
biofísica y otra bioquímica.
En el apartado bioquímico, las propias raíces de árboles y plantas actúan químicamente con
las rocas, captando cationes y contribuyendo a la alteración de los minerales. Los líquenes,
famosos por su capacidad de colonizar las superficies de todo tipo de rocas, segregan
ácidos que permiten su fijación al sustrato rocoso. Por otra parte, los productos metabólicos
de los organismos que viven sobre las rocas incluyen productos muy agresivos para éstas,
que favorecen su descomposición.
Meteorización química
Las rocas, al estar formadas por minerales, son sensibles al ataque de los agentes químicos
existentes en la superficie de la Tierra. Por tanto, las posibilidades de la meteorización
química son tan variadas como puedan ser las relaciones que se establezcan entre las
propiedades del mineral y la naturaleza del medio ambiente en el que se encuentre. Hay
minerales solubles en agua, otros en ácidos débiles, otros en ácidos fuertes, otros tienen
tendencia a incorporar agua a su estructura, algunos se ven afectados por la luz o por el
calor solar, etc. Sin embargo, en lo que se refiere a sus efectos, son en su mayor parte de
tres tipos: disolución, hidrólisis y oxidación, sin olvidar otros que pueden ser localmente
importantes, como la descomposición térmica.
La oxidación de minerales implica el cambio del estado de valencia de los metales que
contiene en presencia de oxígeno libre. El caso más conocido es el paso del hierro de 2+ a
3+, que afecta a minerales como pirita, olivino, piroxeno, biotita. Esta oxidación produce
además un aumento de la carga positiva en el mineral, que tiende a compensarse con la
entrada de iones hidroxilo (OH-) Esto, unido al mayor tamaño iónico del Fe3+, desestabiliza
la red cristalina del mineral. La oxidación puede ir acompañada de los procesos que
veremos a continuación.
Otro caso es el de algunos minerales de la arcilla (las denominadas arcillas expandibles, del
grupo de la bentonita), capaces de absorber grandes cantidades de agua, lo que puede
traducirse en un aumento de su volumen en hasta un 60%, mientras que al perder agua por
desecación se vuelven a contraer.
Es decir, implica la formación de un filosilicato (illita), sílice (en forma de cuarzo o de gel,
que puede ser arrastrado por el agua), y iones potasio, que se lixivian con el agua. Ahora
bien, cuando el medio es muy rico en H+, se produce también la hidrólisis de la illita:
No hay que olvidar que este proceso implica la disolución de algunos de los componentes
de la roca, pero no de otros, es decir, arrastra (o lixivia) a unos componentes, los más
lábiles, y concentra relativamente a otros en el residuo. En cada caso, dependiendo de la
concentración del mineral que se disuelve, los cambios serán más o menos importantes.
Na2O>CaO>FeO>MgO>K2O>SiO2>Al2O3
H2O>Fe2O3
Como hemos visto, son muchos los mecanismos que actúan de forma coordinada para
producir la meteorización. Cada uno precisa de unas condiciones más o menos importantes
para actuar, en forma de una serie de factores condicionantes: el clima, la litología, la
topografía, la actividad biológica, el tiempo de actuación y los procesos de transporte.
Así, el clima más favorable para los procesos de meteorización es el tropical, en el que la
abundancia de agua, unido a las altas temperaturas existentes, favorece la mayor parte de
los mecanismos erosivos analizados. En climas extremos siempre habrá un agente muy
predominante: en climas muy fríos serán los propios del arrastre por el hielo (acción de los
glaciares), en los muy secos y cálidos, la acción del sol, etc.
La litología tiene una influencia decisiva sobre determinados mecanismos. Hay rocas,
como las cuarcitas, que por su estabilidad química apenas son afectadas por los procesos de
meteorización química, y por su dureza, tampoco por los de tipo físico; por eso,
normalmente aparecen formando altos topográficos. Otras presentan distintas
características en función del clima. Los granitos se alteran con gran facilidad en climas
cálidos por la hidrólisis de sus feldespatos, mientras que en climas fríos y secos resisten
bien los efectos de la meteorización. De igual manera, las calizas necesitan climas cálidos y
húmedos para que se produzca su disolución. Una observación importante es que en las
rocas ígneas la estabilidad de los minerales que las forman (Serie de Goldich) es contraria
al orden en que se forman, definido por la denominada Serie de Bowen.
Factores asociados al litológico son la porosidad y permeabilidad que pueda presentar la
roca, y su mayor o menos grado de fracturación tectónica, que favorecen la infiltración de
aguas superficiales, favoreciendo a su vez los procesos de meteorización química y/o
biológica.
La topografía, o las formas locales del relieve, pueden afectar a algunos de los
mecanismos activos de erosión: por ejemplo, las laderas de solana sufren procesos distintos
que los de las de umbría. En las primeras los veranos serán favorecedores de los procesos
que implican la insolación, mientras que en las segundas durante los inviernos la acción del
hielo podrá ser un agente erosivo importante. También el hecho de que exista una pendiente
favorece procesos distintos a los propios de las planicies; en las primeras el agua discurre
arrastrando los iones, mientras que en las segundas se produce un contacto más continuado
entre el agua cargada de sales y las rocas. Así, por ejemplo la laterización requiere un
relieve muy suave.
El tiempo favorece los procesos de meteorización, en general: todos estos procesos son de
carácter lento, con lo que cuanto más tiempo queden sometidas las rocas a la acción de la
intemperie, mayor facilidad tendrán los procesos erosivos para actuar. Así, si las rocas que
albergan un depósito mineral son rápidamente cubiertas por otras (p.ej., sedimentarias o
volcánicas), éste será preservado de los procesos erosivos. En este sentido, la tectónica
regional puede jugar un importante papel.
Procesos de transporte
Como hemos visto, la acción de los mecanismos erosivos, físicos y químicos, tiende a dar
origen a tres tipos de productos: fragmentos de minerales o rocas (que reciben el nombre de
clastos), geles e iones en disolución.
El transporte se lleva a cabo de tres formas: como iones en solución, como suspensiones
coloidales, o como carga en fondo.
Los iones viajan en solución, y para que se produzca su precipitación química han de
quedar sometidas a condiciones específicas producto de solubilidad (kps), o de
sobresaturación, como las que ocurren en las salinas. Otra posibilidad es que los aniones y
cationes sean fijados por organismos para construir sus caparazones, como es el caso de
muchos moluscos, algunas algas microscópicas (diatomeas), u otros microorganismos, que
fijan el carbonato cálcico de las aguas. También es posible que la mezcla con otros fluidos
produzca la precipitación de determinados compuestos. Por ejemplo, en relación con las
emisiones volcánicas submarinas se produce la salida de abundantes metales pesados y
formas químicas del azufre, provocando la precipitación de sulfuros de esos metales.
En suspensión se transportan las partículas más pequeñas, y los geles, mientras que como
carga en fondo se transportan los clastos de mayor tamaño. A su vez, dentro de esta última
modalidad existen tres posibilidades: saltación, rodadura o arrastre. El hecho de que las
partículas físicas sean transportadas de una u otra forma depende en primer lugar de la
velocidad de la corriente (cuanto mayor sea ésta, mayor será el tamaño medio de las
partículas transportadas por cada modalidad). Otros factores que influyen son el tamaño de
las partículas, su densidad y su forma: a igualdad de tamaño las más densas serán
transportadas con mayor dificultad, mientras que la forma influye sobre todo en el
mecanismo de transporte activo: las más redondeadas tenderán a rodar, y las menos, a ser
arrastradas, o a saltar (ver figura).
Lecturas recomendadas
Collison, J.D.; Thompson, D.B. (1989). Sedimentary structures. Unwin & Hyman. 207.
Macdonald, E.H. (1983). Alluvial mining: The geology, technology and economics of
placers. Chapman & Hall. 508 pg.
Tucker, M.E. (1991). Sedimentary petrology. Backwell Science. 260 pg.