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Publicó cuatro
novelas, entre ellas “El juguete rabioso” (1926), “Los siete locos” (1929) y “Los
lanzallamas” (1931)
Es reconocido por desarrollar el género de aguafuerte, es decir, fragmentos
breves que tienen el objetivo de describir un suceso particular de manera
gráfica. Su estilo y visión crítica y natural hace de Arlt una influencia directa de
escritores posteriores, Cortázar, Soriano, por ejemplo
¿Qué busca Arlt en Río de Janeiro? Busca cafés donde pasar horas, haciendo
fiaca, atorranteando. Y como no los encuentra, extraña su Buenos Aires: “En el
concepto de todo ciudadano respetuoso de los derechos de la fiaca, porque
también la fiaca tiene sus derechos según los sociólogos, el café desempeña
una función prominente en la civilización de los pueblos” (73). En cambio los
brasileños “trabajan, trabajan brutalmente, y no van al café sino breves
minutos. Tan breves que, en cuanto se queda usted un rato de más, lo echan
(…). Hay que palmar e irse. Pagar las seis guitas que cuesta el café y piantar”
(74- 75). ¿Qué busca Arlt en Río de Janeiro? Busca la vida nocturna. Y como
no la encuentra, extraña su Buenos Aires: “¡Ah, Buenos Aires!… ¡Buenos Aires!
… Calle Corrientes y Talcahuano, y terraza y Café Ambos Mundos, y Florida.
¡Ah, Buenos Aires! Allí uno se esgunfia, es cierto, pero se esgunfia despierto
hasta las tres de la mañana (…). ¿Adónde va, acá en Río, a las once de la
noche? ¿Adónde? (…). Minga de café, minga de nada. Se acuesta porque no
hay nada que hacer en la rua (…). Pero, ¿quieren decirme qué es lo que puede
hacer un porteño en la cama, a las once de la noche?” (57-58-59).
UN PATIO
CON LA TARDE
se cansaron los dos o tres colores del patio.
Esa noche, la luna, el claro círculo,
no domina el espacio.
Patio, cielo encauzado.
El patio es el declive
por el cual se derrama el cielo en la casa.
Serena,
la eternidad espera en la encrucijada de estrellas.
Grato es vivir en la amistad oscura
de un zaguán, de una parra y de un aljibe.
CAMINATA
CERCANÍAS
A mis camaradas «martinfierristas», vivos y muertos, cada uno de los cuales bien pudo
ser un héroe de esta limpia y entusiasmada historia
PRÓOGO INDISPENSABLE
En cierta mañana de octubre de 192., casi a mediodía, seis hombres nos
internábamos en el Cementerio del Oeste, llevando a pulso un ataúd de
modesta factura (cuatro tablitas frágiles) cuya levedad era tanta, que nos
parecía llevar en su interior, no la vencida carne de un hombre muerto, sino la
materia sutil de un poema concluido. El astrólogo Schultze y yo empuñábamos
las dos manijas de la cabecera, Franky Amundsen y Del Solar habían tomado
las de los pies: al frente avanzaba Luis Pereda, fortachón y bamboleante como
un jabalí ciego; detrás iba Samuel Tesler, exhibiendo un gran rosario de
cuentas negras que manoseaba con ostentosa devoción. La primavera reía
sobre las tumbas, cantaba en el buche de los pájaros, ardía en los retoños
vegetales, proclamaba entre cruces y epitafios su jubilosa incredulidad acerca
de la muerte. Y no había lágrimas en nuestros ojos ni pesadumbre alguna en
nuestros corazones; porque dentro de aquel ataúd sencillo (cuatro tablitas
frágiles) nos parecía llevar, no la pesada carne de un hombre muerto, sino la
materia leve de un poema concluido. Llegamos a la fosa recién abierta: el
ataúd fue bajado hasta el fondo. Redoblaron primero sobre la caja los terrones
amigos, y a continuación las paladas brutales de los sepultureros. Arrodillado
sobre la tierra gorda, Samuel Tesler oró un instante con orgulloso impudor,
mientras que los enterradores aseguraban en la cabecera de la tumba una cruz
de metal en cuyo negro corazón de hojalata se leía lo siguiente: ADÁN
BUENOSAYRES R. I. P. Luego regresamos todos a la Ciudad de la Yegua
Tobiana. Consagré los días que siguieron a la lectura de los dos manuscritos
que Adán Buenosayres me había confiado en la hora de su muerte, a saber: el
Cuaderno de Tapas Azules y el Viaje a la Oscura Ciudad de Cacodelphia.
(…)
Lorca en Buenos Aires
Era octubre y 1933 cuando del transatlántico italiano Conte Grande bajó en el
Puerto de Buenos Aires aquel que hoy se recuerda como el más exquisito
representante de la generación del 27 y la poesía española. Federico García
Lorca, llegó a la Argentina hace 75 años, invitado por la Asociación de Amigos
del Arte, con el plan de pasar unas pocas semanas por aquí. Pero la ciudad lo
hizo parte suya y se instaló por seis meses. Ese arribo, su integración al
mundillo cultural de la época, sus sitios preferidos y sus paseos por la Avenida
de Mayo, fueron evocados ayer en un homenaje organizado por la Diputación
Provincial de Granada, y la Embajada de España.Uno de los sitios favoritos del
poeta, el café Tortoni, fue el epicentro de la conmemoración, que incluyó una
visita al Teatro Avenida y la inauguración de una exposición en la habitación
704 del Hotel Castelar (Av. de Mayo 1152) donde Lorca pasó su estadía
porteña. En el mismo acto se presentó "La ruta de Lorca", un circuito turístico
que atraviesa los paisajes de su tierra natal que más cautivaron y conmovieron
al poeta asesinado en 1936.Los caminos del autor de Poeta en Nueva York, por
un período corto pero significativo fueron las calles de Buenos Aires y su
presencia, aunque "lejana físicamente pero muy cercana cultural y
sentimentalmente" -comentó Antonio Martínez Calés, presidente de la
Diputación de Granada- late aún en los lugares que le dieron acogida. El
Tortoni, donde Lorca compartió mesas con Victoria Ocampo, Norah Lange,
Oliverio Girondo, Carlos Gardel, y tantos otros, fue uno de sus refugio porteños,
tal vez, como explicó Martínez Calés, "porque le recordaba al Rinconcillo de
Granada", el café de sus tertulias con intelectuales españoles.Federico García
Lorca embarcó rumbo a la Argentina desde el puerto de Barcelona el 29 de
septiembre de 1933 y por entonces ya era un autor de prestigio.
Las crónicas de la época afirman que al tocar tierra americana recibió un
telegrama de Buenos Aires en el cual los intelectuales locales le decían: "Tu
llegada es una fiesta para la inteligencia".Por la ocasión Lola Membrives
repuso en el Teatro Avenida la pieza Bodas de sangre. En una de las funciones
Lorca señaló: "En los comienzos de mi vida de autor, yo considero como fuerte
espaldarazo esta ayuda atenta de Buenos Aires, que correspondo buscando su
perfil más agudo entre sus barcos, sus bandoneones, sus finos caballos
tendidos al viento, la música dormida de su castellano suave y los hogares
limpios del pueblo donde el tango abre el crepúsculo de sus mejores abanicos
de lágrimas".(..) Al partir reconoció: "En cada calle, en cada paseo dejo un
recuerdo mío". Así fue. Casi tres años más tarde, en la madrugada del 18 de
agosto de 1936, fue fusilado entre las localidades de Víznar y Alfacar, en la
provincia de Granada. Su cuerpo fue abandonado en una fosa común. Esta
semana el juez Baltasar Garzón, ordenó la reapertura de la fosa en el marco de
una investigación sobre la represión durante la Guerra Civil española y la
dictadura franquista.