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Programa Nacional de Aprendizaje


Es un programa de carácter eminentemente social, contenido en la Ley del INCES, el
cual establece la Obligación Civil que tienen todas las entidades de trabajo que cuenten con
quince (15) o más trabajadores y trabajadoras, de “contratar y formar” a un número de
aprendices, en el marco del proceso social del trabajo, considerándose a los adolescentes y
jóvenes entre 17 y 19 años, que participan según su vocación y libre elección, en el proceso
sistemático de formación y autoformación colectiva, bajo la tutela del INCES.

Misión
Contribuir en el fortalecimiento del proceso sistemático de formación y autoformación
colectiva, técnica, tecnológica y humanista, de los adolescentes y jóvenes en las diferentes
áreas de conocimiento, valorando el diálogo de saberes que coadyuve al desarrollo socio
económico del país.

Visión
Ser un Programa de Formación que contribuya al fortalecimiento del proceso social del
trabajo, reconocido nacional e internacionalmente, con el propósito de:
Ofrecer los oficios del Programa Nacional de Aprendizaje, atendiendo las áreas
estratégicas enmarcadas en el Plan de la Nación.
Mediante la normativa legal vigente, a través del Gobierno Bolivariano, garantizar el
primer empleo como lo establece la Ley de la Juventud y el derecho al trabajo contemplado
en la Carta Magna.
Brindarle a las Entidades de Trabajo la formación de los aprendices, de acuerdo a su
actividad productiva en los Centros de Formación Socialista (INCES).
Incorporar a los aprendices en el proceso productivo de acuerdo a las diversas
modalidades de formación.

Historia
El Instituto Nacional de Cooperación Educativa (Ince) fue un organismo autónomo
fundado por el maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa en 1959. Nació fundamentalmente como
una necesidad, ya que Venezuela carecía de una institución que se encargara de promover la
formación profesional de los trabajadores, que contribuyera con la formación de personal
especializado, efectuara programas de adiestramiento para la juventud desocupada,
alfabetización, educación básica y fomento y desarrollo del aprendizaje de los trabajadores,
contribuyendo a su especialización mediante cursos y programas en los más variados oficios
y a distintos niveles.
Este vacío incuestionable lo llenó el Ince, recogiendo esas aspiraciones como fin y
compromiso propio. Desde sus días iniciales, el Ince persiguió dos objetivos básicos: el
entrenamiento en servicio de obreros y empleados que se incorporan al trabajo sin una
preparación técnica, y cubrir la necesidad imperiosa de aprendizaje de quienes se incorporan
al trabajo por primera vez sin instrucción. Es así como se promovió la formación profesional
de los trabajadores y la capacitación de personal especializado. Asimismo se llevaron a cabo
programas de adiestramiento dedicados a la juventud desocupada.
Desde su origen, el Inces contribuyó a la capacitación agrícola de los egresados de
escuelas rurales con el propósito de formar agricultores aptos para la eficiente utilización de
la tierra y los recursos naturales renovables. A la par, colaboró en la lucha contra el
analfabetismo y el mejoramiento de la educación primaria en el país.
Capítulo aparte merece el Programa Nacional de Aprendizaje (PNA), emblema de la
institución, que dirigido a muchachos entre 14 y 18 años, les proveía de formación profesional
sistemática del oficio en el que ya trabajaban en alguna empresa, sin que previamente, a su
colocación en la misma, hubiesen hecho algún curso de formación para dicho oficio.
Es así como durante más de 40 años el viejo Ince consolidó un sistema de capacitación
en servicio y aprendizaje organizado, el cual funcionó según los objetivos y métodos más
adaptables al ritmo y peculiaridades de la industria, el comercio y sus condiciones de
producción y trabajo.
Con la llegada de la revolución en 1999, el Ince desarrolla una nueva dimensión en su
realidad política e institucional. Estando adscrito al Ministerio de Educación, el presidente
Hugo Chávez Frías la transformó oficialmente: el antiguo Ince es el nuevo Instituto Nacional
de Capacitación y Educación Socialista (Inces), tras un Decreto de Ley, a fin de adecuar esta
institución formativa a la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
A partir de ese momento llega un sentido de revisión de los programas y la pertinencia de
la formación técnica y profesional en un intento de aproximar la institución a un marco de
integralidad con el sistema educativo formal. Es la nueva etapa de la Revolución Bolivariana
y sus requerimientos de transformación consciente de las dinámicas sociales, organizativas,
políticas, productivas y formativas de la nación venezolana.
En el año 2003 la Misión Robinson se ampara en la territorialidad de la institución para
llevar a cabo la labor de alfabetización de la patria; más adelante, se incorporarán como
fortalecimiento al nuevo perfil que quedó plasmado en la reforma de la Ley del Inces las
misiones «Vuelvan Caras», «Vuelvan Caras Joven», «Che Guevara» y «Saber y Trabajo»
En ese sentido, desde el año 2008, el Inces ha estado adscrito a los ministerios de
Economía Popular, Economía Comunal, Comunas y Ciencia y Tecnología. Desde el año
2014, el Inces estará adscrito al Ministerio del Poder Popular para el Proceso Social de
Trabajo con el fin de adaptar los objetivos institucionales a aquellos que se plantean en el
Plan de la Patria 2013-2019 y en la Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las
Trabajadoras.
En esta coyuntura el concepto del Inces socialista adquiere sustancial importancia. Su
nuevo objetivo es adaptar toda su tradicional programación formativa a la demanda de las
nuevas transformaciones políticas y sociales que la nación requiere en la ruta hacia la
superación del capitalismo como sistema global en crisis.
Y uno de esos importantes pasos lo constituye el proceso de revisión institucional
desarrollada durante todo el año 2012; un proceso que incluyó la revisión de los programas
Inces, así como la realización de nuevos proyectos tendientes al reacondicionamiento de la
infraestructura. De igual manera la formación de 24 colectivos estratégicos desde los cuales
se dieron las orientaciones metodológicas para el abordaje de todo lo que es el diseño
curricular, a objeto de saber qué se aspira del nuevo Inces.
Una vez tomada nota del proceso histórico que constituye al actual Inces, se identifican
tres procesos para la reconfiguración de la institución desde distintos aspectos que implica,
en primer lugar, la revisión de los programas formativos como transición hacia una
perspectiva integradora de lo instrumental con lo político; segundo, la revisión de toda la
estructura física y organizacional de los Centros de Formación Socialista en el país,
permitiendo la realización de un diagnóstico real de la pertinencia técnica y política, tan
necesaria en este momento de transformación.
Un tercer punto lo establece la conformación de nuevos espacios integrales incorporando
a todos los actores necesarios para desarrollar los laboratorios en función del nuevo modelo
de gestión socialista en el país.
Esta ruta permitirá avanzar en la transición para la construcción del «Currículo en
Acción». Buscando revisar lo que han sido las acciones que hubo en Ince/Inces sobre el
currículo. Entre los principales apuntes, está el de atacar la separación que hay entre lo técnico
y lo político; colocando un acento fundamental en las particularidades de las regiones y sus
potencialidades. Finalmente esta ruta apunta a incorporar a todos los actores que le dan vida
a la formación como los maestros y promotores técnicos productivos Inces, analistas y
participantes egresados. Formar produciendo y producir formando es la consigna.

Misión
Desarrollar programas de formación técnica, productiva y política, dirigidos al pueblo,
valorando el diálogo de saberes en las diferentes áreas de conocimiento, contribuyendo al
desarrollo socioeconómico del país, en el marco de la construcción del modelo socialista.

Visión
Ser una institución con talento humano calificado para garantizar la formación técnica
de la fuerza de trabajo, con la conciencia ideológica y revolucionaria que requiere el país,
concibiendo el trabajo como herramienta liberadora, que conduzca a la apropiación de los
medios de producción por parte del Poder Popular, coadyuvando a la transformación del
modelo productivo hacia la construcción de un sistema económico socialista.

Objetivos Estratégicos

De Formación e Investigación:

Desarrollar el sistema de formación y capacitación integral acorde a las exigencias del


nuevo modelo de desarrollo productivo y de inclusión social.
Ampliar las oportunidades de acceso y permanencia activa a los procesos formativos de
los sectores excluidos de la población.
Articular los programas de formación, a fin de entender los proyectos estratégicos del
estado, las potencialidades económicas regionales y el fortalecimiento de la economía
comunal.
Diseñar un programa de orientación vocacional, armonizando las ofertas formativas de la
institución con las potencialidades e intereses de los participantes.
Crear mecanismos que faciliten la formación y capacitación permanente, a los efectos de
mantener actualizados los conocimientos adquiridos por cada uno de los participantes del
proceso formativo.
Incorporar al plan de certificación educativa de la institución, la normativa de
certificación de saberes mediante la práctica y experiencia laboral.
Generar líneas de investigación para los procesos de innovación y de nuevas tecnologías
educativas cónsonas con el modelo de desarrollo productivo y de inclusión social.
¿Cuál es su Objetivo?
Formar adolescentes en oficios calificados que demandan los sectores productivos,
constituyendo la vía por excelencia para la preparación técnica – productiva de la generación
de relevo que el país requiere.

¿Cuál es su base Legal?


 Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
 Ley orgánica de educación
 Ley orgánica del trabajo
 Ley de INCES
 Ley orgánica de protección del niño, niña y adolescente
 Gaceta oficial N° 38-220 de fecha 01/07/05
 Ordenes administrativas INCES.

Del INCE al INCES


El 22 de agosto de 1959 Rómulo Betancourt, presidente de la República de Venezuela, le
pone el ejecútese a la ley que creaba el Instituto Nacional de Cooperación Educativa, INCE.
Se hacía así realidad la idea concebida por el Dr. Luis Beltrán Prieto Figueroa, insigne
educador, venezolano probo y revolucionario a toda prueba.

Nace el INCE como un instituto autónomo, con patrimonio propio, siendo sus principales
fines el: Promover la formación profesional de los trabajadores; contribuir a la formación de
personal especializado y llevar a cabo programas de adiestramiento dedicados a la juventud
desocupada; Contribuir a la capacitación agrícola con el objeto de formar agricultores aptos
para una eficiente utilización de la tierra; Fomentar y desarrollar el aprendizaje de los jóvenes
trabajadores; y Colaborar en la lucha contra el analfabetismo. Es decir que sería el ente rector
en la formación de los recursos humanos calificados necesarios para ser incorporados al
aparato productivo nacional, compartiendo responsabilidades en este proceso entre el Estado,
el empresariado y los propios trabajadores, con lo cual se aseguraba el éxito de esta
importante misión.

Se le estableció una estructura de gobierno y administración tripartita: Estado,


empresarios y trabajadores. Sus recursos provendrían en un 80% aportado por los empresarios
(2% de su nómina) y los trabajadores (0,5% de sus utilidades) y un 20% por parte del Estado.
Había sido un instituto de una importante continuidad administrativa, al punto que en sus
primeros 40 años de actividad (1959-99) solo tuvo 12 presidentes. Su metodología de
enseñanza ha sido considerada una de las mejores, sino la mejor, en el concierto internacional
de formación de mano de obra calificada. Millones de hombres y mujeres de todas las edades
han recibido su formación en el INCE.

Pero llegó la revolución y el comandante mando parar. A partir de 1999 comienza una
etapa diferente en el INCE. De institución formadora de recursos humanos pasó a ser centro
de adoctrinamiento de jóvenes, de prácticas de orden cerrado, de manejo de armas y de
enseñanzas facistoide para inculcar la cultura de rendir pleitesía al militar felón jefe de la
revolución castro comunista. Las instalaciones del INCE se llenaron de fotos del comandante
en jefe y todos sus centros se pintaron de rojo y sus trabajadores obligados a uniformarse del
mismo color. El teniente coronel lo anunció: “Hay que reorganizar al INCE para impartir
doctrina socialista”. Y luego otro anuncio: “El Gobierno excluyó al sector privado de los
programas del INCE”.

Pero faltaba lo peor, y llegó, como ha llegado todo con este régimen que con vaselina nos
ha venido imponiendo su proyecto y no pasa nada. La Gaceta Oficial nos anunció el
madrugonazo. El 23 de junio, reimpreso el 8 de julio, se publicaba el Decreto No. 6.058, con
rango y fuerza de ley, donde se cambiaba totalmente al INCE del maestro Prieto por el INCES
del militar Hugo. De Instituto Nacional de Cooperación Educativa, INCE, sin consulta ni
participación de los otros dos socios y principales pagadores, se pasó a Instituto Nacional de
Capacitación y Educación Socialista. INCES, en flagrante violación de la Constitución
Nacional y de la voluntad popular expresada el pasado 2D. “Al carajo la formación de
recursos humanos, lo que se necesita son hombres y mujeres para la revolución, para el
proyecto hegemónico y totalitario del caudillo, para la guerra asimétrica, para derrotar al
imperio, para acabar con los oligarcas, para formar a los jóvenes que nos llevarán al mundo
feliz, no al de Huxley pero si al de Fidel”, se ha ordenado.

Como venezolano y ex presidente del INCE quiero dejar mi más profunda y enérgica
protesta por el nuevo atropello de este régimen totalitario contra las instituciones de la
república; esta vez dirigido a desvirtuar totalmente la hermosa e importante misión de uno de
los grandes logros de la democracia venezolana, ejemplo de formación de juventudes.
Reclamo igualmente de los hombres y mujeres de esa gran familia INCE, así como de la
dirigencia de las instituciones que la integran legalmente, empresarios y trabajadores, que son
los que mantienen económicamente al INCE, que alcen su voz de protesta, sin miedo, para
impedir que se cometa un nuevo crimen institucional. Se me ocurre que esta puede ser una
gran oportunidad para activar el artículo 350 de la constitución y declarar la desobediencia
civil. Las empresas no enterarían al INCES el aporte correspondiente y los trabajadores harían
otro tanto. Si este gobierno quiere adoctrinar en el socialismo que lo haga con recursos de
otro costado, pero no con los de los empresarios y trabajadores. Recordemos a PDVSA. Se
muere el INCE, otra víctima de la revolución. Descanse en paz maestro Prieto.

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