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ABSOLUTA
Concepto de negocio jurídico simulado: es un acto volitivo, pues nace de la voluntad
discernida de sus intervinientes con un propósito negativo o positivo, calificativo que efectuará
el propio ordenamiento jurídico, de la mano con una correcta aplicación de las instituciones
jurídicas que vinculan el tema.
Características de la simulación:
existe un “procedimiento simulatorio” que concluye con celebración del negocio simulado. En
ese sentido, existe una sola voluntad que se va concretando por grados o etapas; siendo la
primera etapa, el denominado acuerdo o entendimiento simulatorio y, la segunda etapa, el
negocio simulado “celebrado” que podrá ser mostrado a terceros, con lo cual queda
consumado el instituto de la simulación.
debe dejarse sentado que la simulación del contrato no puede realizarse sin la previa
disposición de un medio técnico que preexiste o coexiste con el contrato simulado-: el llamado
acuerdo. 53 Entonces, si bien es cierto que el acuerdo simulatorio es una etapa del proceso
simulatorio, ciertamente compleja e importante, consideramos que ésta no puede ser
entendida en forma independiente al negocio simulado propiamente dicho, pues cada una por
sí sola resultan siendo irrelevantes.
Clases de simulación:
la simulación puede recaer sobre el sujeto, sobre el objeto, así como en otros aspectos, siendo
ilustrativo lo indicado por el autor nacional Juan Espinoza quien al respecto indica: “La
simulación puede ser en el sujeto (en mi testamento doy mi porción disponible a mi esposa,
cuando en realidad va a pasar a uno de mis dos hijos: la denominada interposición ficticia); del
objeto (que comprende la simulación de bienes: vendo A, cuando en realidad vendo B;
simulación en el precio (…); simulación en la fecha (…) o en la causa entendida como la razón o
motivo determinante (…). El acuerdo simulatorio no es de por sí ilícito; por consiguiente, “no es
fuente de responsabilidad frente a los terceros, los cuales son tutelados de otra forma (…)”
Luego de la última guerra mundial, se produjeron en Europa algunos casos que han dado lugar
a apasionadas controversias. Con el objeto de eludir persecuciones raciales o políticas,
sustraerse al trabajo obligatorio, obtener un pasaporte, algunas personas contrajeron
matrimonio, adquiriendo así la ciudadanía del esposo. Lo hacían sin la menor intención de
contraer un verdadero matrimonio; no había, desde luego, posterior cohabitación. Aunque el
problema dio lugar a fallos contradictorios, la mayor parte de los tribunales se inclinaron por
considerarlos nulos.
el fraude afecta a los intereses generales; por eso suele estar sancionado con la nulidad
absoluta. El fraude contra los acreedores de una de las partes permite ejercitar la acción
pauliana sólo a las víctimas.
el fraude como tal, no conlleva utilización de la figura de la simulación, se trata pues de un acto
“real” que celebra un deudor con un tercero, en el cual éste último adquiere –por ejemplo-
parte del patrimonio del deudor, pero no es un negocio simulado, toda vez que existe voluntad
real de adquirir el bien; eso es lo que diferencia el “fraude de acreedores”, con la simulación en
sí misma; por ello es que en nuestra legislación se reputa como un negocio válido que podría
tornarse ineficaz respecto del acreedor por medio de la acción pauliana.
Conclusiones:
El negocio jurídico simulado constituye un mecanismo creador de apariencia negocial (y así
ha sido reconocido incluso por la jurisprudencia peruana), empero, puede ser útil para
proteger bienes jurídicos de importante valor, como la integridad personal, la libertad o incluso
la vida misma de las personas.
El negocio jurídico simulado es a su vez una manifestación del ejercicio del principio de
autonomía privada, en virtud al cual las personas deciden libremente (en el marco de su
soberanía negocial) qué tipo de negocios jurídicos celebran y qué alcances y/o efectos deben
tener estos; no obstante ello, esta atribución debe ser ejercida teniendo presente el principio
de “autoresponsabilidad”.
El negocio jurídico simulado sí responde a una voluntad interna de los sujetos intervinientes,
así como a una declaración externa de voluntad, esta última es la que se muestra a los
terceros, quienes confían en la “veracidad” de tales negocios.
Si bien es cierto que el artículo 193º establece que las partes o los terceros perjudicados
pueden ejercer la acción por simulación, también es cierto que esta norma está referida a la
parte procesal, esto es, “al derecho de accionar”, en teoría el negocio jurídico simulado que no
afecta a nadie ni vulnera alguna ley es “nulo” y dicho remedio negocial consideramos excesivo,
teniendo en cuenta que existen razones que podrían justificar la vigencia del mismo. 123
Consideramos que el artículo 194° del Código Civil Peruano podría ser aplicado aún frente a
aquellos supuestos en los que el tercero conozca que el negocio jurídico es simulado en forma
absoluta, en los que el real titular del derecho conozca y autorice el negocio que realizará el
titular del derecho aparente, pues, en estos casos consideramos que no existe mala fe, siempre
claro está que no se afecte los intereses de terceros, ni se vulneren normas jurídicas.
El acuerdo simulatorio es aquel concierto de voluntades al que arriban las partes que
intervienen en la realización de un negocio simulado, a través de la cual se establecen
compromisos u obligaciones de hacer y no hacer entre las partes, respecto del negocio
aparente. En nuestra opinión, el acuerdo simulatorio conjuntamente con el negocio simulado
genera efectos legales entre las partes, así por ejemplo si una de las partes incumple con el
compromiso asumido y transfiere el bien del cual era un titular aparente, entonces, podría
estar obligado a resarcir económicamente a su contra parte.
La simulación absoluta lícita, genera efectos legales entre las partes y sobre terceros, por
tanto, podría producirse el tracto sucesivo de bienes y servicios, cuando antecede una
simulación absoluta lícita, sin que se considere que el primer negocio jurídico esté viciado de
nulidad.
La simulación absoluta ilícita, aquella que afecta normas de orden público o intereses ajenos,
deberían mantener el tratamiento actual, esto es, ser nulos per se.
Consideramos que los negocios jurídicos simulados que no afecten intereses de terceros ni
vulneren normas legales, podrían tener cierta utilidad, como por ejemplo el evitar ser víctimas
de determinados delitos económicos, lo cual se presenta cuando una persona transfiere sus
bienes a terceros.
La simulación consiste en celebrar un acto o contrato, pero al mismo tiempo celebrar con la
misma persona un acto secreto que adicione, modifique, altere o descarte los efectos del acto
público o aparente
Se ha dicho que todo acto jurídico realizado por una persona capaz, debe provenir únicamente
de su real y exclusiva voluntad, por tal razón se sanciona con la rescisión, aquellos actos
ejecutados por quien ha sido objeto de un vicio en su consentimiento (dolo, fuerza o violencia
generalizada). Esta especial protección de los contratantes, obedece a que la Ley ha querido
que los actos jurídicos estén inspirados en sanos criterios, en donde cada contratante se obliga
según su leal saber y entender, y ante todo, su voluntaria decisión contractual se vea reflejada
en las declaraciones vertidas en la negociación de que se trate.
la declaración de un contratante que es contradictoria con la real voluntad del mismo, cuando
es emitida en concierto con el otro contratante para defraudar o engañar a terceras personas.
Surge acá con toda su magnitud el fenómeno de la simulación, cuya declaratoria judicial
acarrea como sanción, en principio, la inexistencia del acto o contrato celebrado en tales
circunstancias.
CLASES DE SIMULACION
En general se afirma que la simulación como tal, puede revestir varias formas, así :
1. Los contratantes se avienen a la producción de una acto que no quieren realmente. De esta
forma, el acto será inexistente, ficticio, o como otros lo denominan: ilusorio.
2. Los contratantes realizan un acto real, pero diferente a aquel que aparece exteriormente. Se
trata de un acto escondido o velado. La Simulación en los Negocios Civiles y Mercantiles 113
3. Los contratantes realizan un acto real y expresan claramente su naturaleza, sólo que hacen
un engaño en cuanto a la persona del verdadero contratante. Estas modalidades del negocio
simulado, ayudarán a comprender mejor la gran clasificación de la simulación, bien como
absoluta, o como relativa.
SIMULACION ABSOLUTA:
es negocio absolutamente simulado el que, existiendo en apariencia, carece en
absoluto de un contenido serio y real. Las partes no quieren el acto, sino tan sólo la
ilusión exterior que el mismo produce.
la simulación absoluta estamos ante un acto aparente, que por lo mismo no es acto, es
sólo eso, apariencia. Pero además de estas dolencias, el acto simulado absolutamente
no esta dirigido consciente y reflexivamente a la producción de efectos jurídicos,
argumento que aboga, aún más, por la declaración de su inexistencia.