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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL ECUADOR

PSICOPATOLOGÍA DE LA NEUROSIS
NOMBRE: Diana Jara Muñoz
CURSO: 8vo Clínico 1
FECHA: 22 de nov.-17
Análisis de un caso de histeria moderna:

“No tengo nada que ver”


Marcel Czermak y Cyril Veken

En un primer momento de análisis (habiendo ya sido tratada por otros especialistas) la


paciente se muestra reacia y distante frente al proceso terapéutico. En este caso la
paciente venía con una idea clara de cuál era su problema, pero la demanda no implica
aquello que se desea; por lo tanto, el deber se guía en desentramar el deseo de dicha
paciente. A partir de esta demanda inicial que es expuesta de manera muy directiva la
paciente asume que sabe de aquello que le causa angustia, eso lo relaciona
directamente con lo sintomático (lo orgánico) lo que da como pretensión de una falta de
reflexión sobre aquello simbólico que está detrás de los síntomas.
En el discurso de la Sra. T se revela la falta real de su origen, sin saber de su padre ni
de su verdadero nombre, se acoge ante el contingente ofrecido por una institución que
la dota de una “identidad”, pero de una u otra manera no es de ella, no hay una
apropiación de ese significante que le fue dotado porque probablemente, a partir del
Real de sus vivencias, sabe que su verdadero nombre es el que falta, y falta por la falta
de esa presencia de los padres para nombrarla; lo que provoca un rechazo de que ese
nombre sea reconocido y anudado a su historia. Implica una falta del Otro (primordial)
para que ella se reconozca a sí misma.
La Sra. T se declara como una mujer que no tiene idea de las cosas que suceden, que
no vale la pena, entre otras expresiones que utiliza para minimizar su caso; pero da la
impresión de que se percibe como alguien que ha sido víctima de las circunstancias
fortuitas de la vida y que ella simplemente se acopla lo mejor posible. Esta frase de la
paciente me llamó especial atención, ya que me hace pensar en que ante los otros ella
se muestra con una actitud sumisa que incluso puede llegar a perderse en la misma
imagen que ella crea y finalmente no se presente como realmente es. Esta idea que me
sobreviene se acopla a lo mencionado por ella en terapia, cuando dice: “Yo doy una
imagen. Después, ¡la gente que me conoce sabe cómo soy! Luego, uno no está allí,
¡tampoco me tengo que justificar!”, dentro de esta lógica la paciente reconoce que
impone un velo ante los otros con el fin de sobrellevar las situaciones que adivinen lo
mejor posible; mi pregunta es: ¿mejor para quién?, tal vez para ella por utilizar un velo
que confunda y convenza al otro de que ella no está en falta, aunque sin embargo llega
a asimilar esta falta en su cuerpo y en sus actos. Mónica Torres mencionó en una de
sus clases sobre la clínica de la neurosis que la histérica tiende a presentarse como
aquella agua mansa la cual parece ser calmada, pero que es incierto saber que hay en
el fondo de ella, incluso se podrían encontrar tormentas. Así describiría a la Sra. T, un
sujeto velado para el Otro.

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