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AÑO JUBILAR VERBUM DEI

MAYO
ORIENTACIONES PARA LA ORACIÓN 2012

INHABITACIÓN DE LA TRINIDAD
En ti están todas mis fuentes… (Salmo 86,7)
Vendremos a él y haremos morada en él… (Jn 14,23)
La Trinidad en nosotros constituirá y formará el primer Hogar en el cual nacen a la vida
los hijos de Dios, al calor de su Amor (CFMVD 58.

OBJETIVO DEL TEMA: Ayudar a los miembros de la Familia Misionera VD y personas que participan
de la espiritualidad Verbum Dei a conocer y convivir con la Familia Trinitaria: Padre, Hijo, y Espíritu
Santo. Y que en convivencia con nuestro Dios UNO y TRINO, podamos vivir y convivir nuestra
identidad de hijos y de hermanos, de la mano de María, nuestra Madre. Con la Trinidad hacer posible
su proyecto de familia universal.

INDICE DEL CONTENIDO:

Introducción: Un poco de historia


I. Síntesis Trinitaria de Jaime Bonet
II. Morada del Amor de Dios, tema predicado por JB en EE (Temario de Medellín 1988)
III. Inhabitación de la Trinidad, Selección de temas predicados por Jaime en los Ejercicios
Espirituales para Matrimonios, y publicado en el libro Familiares de Dios, Fundación Barceló,
Palma de Mallorca 1999 (Págs. 129-194).
IV. Poesías de Jaime Bonet
V. Examen con las tres personas de la Santísima Trinidad y María. Jaime Bonet

(Cf. Estatutos VD, 211-220; Constituciones 58-60)

[[En este tema hemos querido poner en contacto a los miembros del VD con textos muy especiales de nuestro
fundador Jaime Bonet. Somos conscientes que el lenguaje no siempre es fácil, y aún menos cuando hay que
traducurlo a otras lenguas. Dejamos a discernimiento de los responsables de cada comunidad el método para
trabajarlos y hacerlos asequibles a los miembros laicos de la Familia VD]]

1
INTRODUCCIÓN: UN POCO DE HISTORIA

Ante la FAMILIA DIVINA, TRINITARIA, FUENTE DE LAS FUENTES, ¿qué diremos?...


Entiendo que Dios mismo desde la Zarza Ardiente de su Amor que no se consume, nos llama por
nuestro nombre: Verbum Dei, Verbum Dei, descálzate porque estás en tierra sagrada … (Ex
3,7). Pasan los siglos y se cumplen las Promesas de Dios y llega la Encarnación de Dios en JESÚS
DE NAZARET. Escuchamos al apóstol y testigo Juan que nos cuenta: la Palabra se hizo carne y
habitó entre nosotros… (Jn 1,14). Pablo, fascinado por su experiencia personal, camino de Damasco,
nos invita a doblar las rodillas ante el Padre de quien toma nombre (procede) toda familia… para que
os conceda según la riqueza de su gloria, seáis fortalecidos por la acción de su Espíritu en el hombre
interior, que Cristo habite por la fe en vuestros corazones, para que arraigados y cimentados en el
amor, podáis comprender con todos los santos cuál es la anchura y la longitud, la altura y la
profundidad, y conocer el amor de Cristo, que excede todo conocimiento, para que os vayáis llenando
hasta la total plenitud de Dios (Ef 3,14-19). Si el Hijo de Dios, siendo de categoría divina se despojó
de su rango… (Flp 2,7 ). Y nosotros, criaturas, ¿qué vamos a hacer…?

No olvidemos que necesitamos el traje de fiesta para entrar en el banquete de la Trinidad. Desbordo
de gozo con el Señor porque me ha vestido un traje de gala… Y pidamos humildemente lo que él
mismo nos ofrece: Grita de júbilo, estéril que no das a luz… ensancha el espacio de tu tienda, no te
detengas, porque tus hijos heredarán naciones… y un pueblo de Dios formarás. Estamos ante un Dios
desbordante e incontrolable. Pero, a la vez, un Dios que todo lo controla amorosamente, porque no se
le ha ido el mundo de las manos…

Y no seamos ingenuos, no tratemos de meter a la Familia Trinitaria en nuestros


esquemas mentales, psicológicos, o teológicos; es decir, a nuestro Creador en el hueco de
la criatura, como el niño de la parábola de S. Agustín, jugando en la playa próxima a
Roma y tratando de meter el agua del océano en un hoyo de arena. Por eso, pedimos al
Espíritu Santo que nos guíe con su GPS incorporado, hacia a ese Dios Único, Uno y Trino/, grande y
pequeño/, lejano y cercano/, Espíritu y carne/, Todopoderoso y humilde/, Triunfante y humillado/,
Palabra y silencio/, Trascendente y palpable /Visible e Invisible… y todas las paradojas que se nos
ocurran… porque desde la Encarnación del Amor Trinitario, todo es posible… Nos viene a la
mente esa imagen de la Trinidad Misericordiosa donde el hombre caído es el centro de de su abrazo
misericordioso… Dejemos que cale en nosotros la oración trinitaria de Jesús: En aquel momento, el
Espíritu Santo llenó de alegría a Jesús, que dijo: Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque has ocultado estas cosas a los sabios y prudentes y se las has dado a conocer a los sencillos.
Sí, Padre, así te ha parecido bien. Todo me lo ha entregado mi Padre y nadie conoce quién es el Hijo,
sino el Padre; y quién el Hijo sino el Padre y aquél a quien el Hijo se lo quiera revela (Lc 10,21-22).

2
I. LA SANTÍSIMA TRINIDAD. SÍNTESIS TRINITARIA DE JAIME BONET

LA TRINIDAD, VERDADERA FAMILIA, CASA PATERNA Y MATERNA…


Con la fe viva y actual que nos da el trato habitual con Dios en nuestra vida contemplativa, gozamos
inefablemente de la convivencia íntima, familiar, tan propia de la vida consagrada a la Trinidad que
habita en nosotros. He ahí la verdadera "casa de Dios y puerta del cielo"1 siempre abierta y al alcance de
todos. He aquí nuestra verdadera familia, la casa verdaderamente paterna y materna en la que y por la
que "nos movemos, existimos y somos"2.

INHABITACIÓN DE LA TRINIDAD EN NUESTRO CUERPO…


Nuestro cuerpo, verdadera morada de Dios por la inhabitación de la Trinidad3, será necesariamente
nuestra primera comunidad, la primera "casa de oración"4 y el primer Centro de Evangelización; como el
seno, el manantial y origen, la semilla, el fermento y la fragua de toda comunidad y fraternidad, de las
casas de oración, Centros de Evangelización y del pueblo de Dios por todo el mundo.

SANTUARIO DE LA TRINIDAD…
Todo nuestro ser, dedicado por nuestra consagración total y exclusiva al culto de Dios, Uno y Trino5,
será el santuario más venerado y querido de perpetua adoración a la Trinidad Santísima realmente
presente en nosotros mismos. Es el monte santo en donde El quiere que le adoremos en espíritu y en
verdad6.

TEMPLO PREFERIDO…
Por la vivencia de nuestra consagración a la Trinidad somos el templo preferido de Dios, levantado en
nosotros mismos, no por mano de hombre sino por la mano del mismo Dios; construido no de piedras
preciosas de oro y de plata sino labrado en nuestra propia carne y sangre, con El escogida y con El
mismo amasada y unida en un sólo edificio en la estructura firme de su inmutable amor. Estamos en Dios
si realmente estamos en nosotros mismos -en nuestra identidad cristiana-; y estamos en nosotros
mismos cuando vivimos realmente nuestra consagración al Dios vivo que habita en nosotros.

EL PRIMER HOGAR…
La Trinidad en nosotros debe ciertamente constituir y formar el primer hogar, en el que nacen a la
Vida los hijos de Dios al calor vital de su Amor. Es la gran escuela de oración de los verdaderos discípulos
de Cristo. Ahí irrumpe dentro de nosotros mismos el surtidor de agua viva que salta para vida eterna de
muchos7; y los ríos abundantes que recorrerán la tierra haciendo brotar, a su paso, la Vida misma de
Dios en el corazón de los hombres.

CONVIVIENDO CON LA TRINIDAD PREGUSTAMOS EL CONVITE ETERNO DEL AMOR…


Conviviendo con la Trinidad pregustaremos ya en nuestra vida mortal el convite eterno del Amor al
que la Trinidad misma se autoinvita, prepara y sirve en nosotros mismos. Nuestra jornada diaria se
convierte en una liturgia continua en los atrios de nuestro Dios, en nuestra casa que es ya casa,
propiedad suya definitiva. Así nuestros días en la casa de Dios, se estiman en más de mil 8 y en
innumerables los hermanos a los que podemos diariamente compartir nuestra cena familiar con los
Huéspedes Divinos.

1
Gn 28,17.
2
Hch 17,28.
3
Cf. Jn 17,21.23; 1 Cor 3,16; 6,19; 2 Cor 6,16.
4
Is 56,7.
5
Cf. Rm 12,1.
6
Cf. Jn 4,24.
7
Cf. Jn 4,14.
8
Cf. Sal 90,4; 2 Pe 3,8.

3
LLEVAMOS A BORDO AL PEREGRINO DEL AMOR…
En nuestro peregrinar por la tierra, llevamos a bordo al peregrino del Amor que está con nosotros
siempre. Llevamos a los que nos llevan, nos crean y nos recrean colmándonos con su triple amor. Nos
piden que lo compartamos con los Tres y con todos los hermanos. Los tres compañeros que comparten
con nosotros su pan y su vida, por su cuenta jamás se apartan de nosotros. El diálogo con Dios, la vida
de oración, es, ciertamente, el medio habitual, normal y propio del cristiano; constituye la mejor
herencia, lote y patrimonio9, el alimento y vida más rica y sustanciosa para el corazón del hombre. La
presencia amorosa de la Trinidad marca el ritmo de nuestro vivir en una tonalidad totalmente nueva y
transcendente. Su compañía es inefablemente rica y amena en cualquier camino y encrucijada de este
mundo. Es el verdadero "viático" permanente, el mejor compañero de viaje.

LA CONVIVENCIA TRINITARIA YA EN ESTE MUNDO ABRE NUESTRAS VIDAS…


Entonces sí que es sincera, vivencial y verdadera la felicidad y alegría, el gozo y la dicha inefables que
da el gusto y sabor de Dios, conforme canta el salmista10; más allá de los sentidos, del ojo y del oído, y
que no todos pueden cantar ni entender. La vivencia Trinitaria ya en este mundo abre nuestras vidas a
una perenne primavera de gracia y al canto realmente justo y necesario de un prefacio de gratitud. Es el
estado habitual de acción de gracias, como de Eucaristía constante, de alabanza en la convivencia eterna
de Dios, pregustada y como en estreno ya, aquí y ahora. Nos asociamos desde la tierra al gozo de
nuestra Iglesia triunfante. Nos asociamos a la contemplación del rostro y cara de Dios - estallido de júbilo
en los cielos. Con todo nuestro ser nos unimos al “Santo, Santo, Santo” que los bienaventurados entonan
sin cesar a gloria de nuestro Dios Uno y Trino.

QUASI SACRAMENTOS DE LA VIDA TRINITARIA…


Nuestros centros de Evangelización, nuestras mismas comunidades, al y fraternidad universal que
incluye a los cinco continentes, quieren ser una fiel transparencia al alcance del hombre de hoy y de
todos los tiempos, unos “quasi-sacramentos” de la vida Trinitaria que desde nuestro interior irrumpe
visiblemente. Con tales medios, por la vía y dinámica misma de la Encarnación del Dios invisible,
intentaremos revelar esta vivencia del Reino ya presente en nosotros mismos: esto es, la convivencia
inefable con nuestra verdadera y eterna Comunidad Trinitaria. Queremos con nuestra misión y forma
particular de apostolado, así comunitario-eclesial, dar razón de nuestra vida en Dios a fin de que los
hombres puedan descubrir, puedan vivir y compartir su vocación suprema: la unión con Dios 11 y
comunión fraterna con los demás hombres en el mismo amor de Cristo sin diferencia, sin distinción.

POR JESÚS Y CON EL ESPÍRITU SANTO TENEMOS FÁCIL ACCESO AL PADRE…


La noticia primera de un Dios infinitamente sabio, poderoso, todo y sólo amor y misericordia eterna,
origen y destino, vida y felicidad plena para todo hombre, nos mueve ya a interesarnos por conocerle. La
revelación ya más inteligible y palpable por parte de Jesús, verdadero retrato vivo de este único Padre,
por el cual El vive y se desvive, nace y muere como don y prueba de este Amor del Padre a los hombres,
hace que nos acerquemos a El con toda confianza. Por Jesús y con el Espíritu Santo tenemos fácil acceso
al Padre, como verdaderos hijos, por El queridos con un entrañable amor y ternura que supera el mayor
cariño del padre y madre de la tierra.

ESTE AMOR AFECTIVO Y EFECTIVO DEL PADRE…


El trato interpersonal, íntimo, prolongado con nuestro Padre Dios pronto nos contagia y nos envuelve
en su mismo amor. Este amor afectivo y efectivo del Padre es en nosotros participación vital de su mismo
ser y felicidad. Esta comunicación amorosa y conocimiento vivencial nos irá haciendo semejantes al Hijo
identificándonos, cada día más, con El hasta ser Uno en El. Necesaria y espontáneamente vamos
asimilando vitalmente el querer y designios del Padre en nosotros mismos, en los demás y en toda la
creación. El amor de Dios nos va cogiendo fuerte y suavemente toda la mente, todo el corazón y la vida
entera. Es absurdo realizarse e invertir la vida fuera del proyecto amoroso del Padre, cuando toda la vida

9
Cf. Sal 16,6.
10
Cf. Sal 37,7.
11
Cf. GS 19 y 22.

4
puede ser realización y manifestación del amor plenificante y liberador para todos los hermanos.

NUESTRA CONDICIÓN DE HIJOS EN EL HIJO NOS ABRE EL CORAZÓN EN DESEOS DE


TRATARLE Y CONOCERLE…
Nuestra condición de hijos en el Hijo, identidad máxima que El comparte con nosotros en la misma
herencia y amistad con el Padre, y que el mismo Jesús nos prueba entregando por nosotros su propia
vida hasta los mayores extremos de aprecio y estima, nos abre fácilmente el corazón en deseos de tratar
con Cristo y conocerle. Ya en este tú a tú propio de la íntima relación fraterna, nos hacemos fácilmente
uno con sus sentimientos e ideales. Al descubrir el precio que ha pagado Jesús para identificarnos con El,
ya no nos resulta difícil aplicar la vida a su misma tarea redentora e invertirla al mismo precio de su amor
radical y extremo.

NOS GASTAREMOS Y DESGASTAREMOS PARA ADQUIRIRLE NUEVOS DISCÍPULOS…


Ya como verdaderos amigos, discípulos y apóstoles de Jesús mensajeros y administradores de su
misma herencia y de su misma carne y sangre, no desearemos más que hacernos uno con El: Nos
haremos con El verdad y camino de amor, desde la Cruz a la Eucaristía, en reproducción viva de su
Misterio Pascual de muerte y resurrección para la vida de muchos. Al mismo precio y con la misma
moneda con que El nos compró, decididamente nos gastaremos y desgataremos para adquirirle nuevos
discípulos, verdaderos amigos y testigos de todas las gentes.

SOMOS REALMENTE MORADA DEL AMOR ETERNO, INMORTAL, TRANSFORMANTE…


Cuando el amor del Padre y del Hijo confluyen y se concentran en nosotros en una sola llama de amor
por el Espíritu Santo es normal que cree en Él todo nuestro ser: este es el fuego enviado por el Padre y
prendido por el Hijo en la tierra con ansias de verlo arder en una verdadera pasión fraterna 12. Así como
un río de amor vivo ha derramado el Espíritu Santo en nuestros corazones 13. Somos realmente morada
del Amor eterno, inmortal, transformante, creador y santificador. Todo nuestro ser de pecado, echado
voluntariamente en la hoguera de amor encendida en nosotros mismos por el Espíritu como chatarra
echada al fuego se hace una
misma y sola llama de amor. Nuestra vida se torna, por el Espíritu, luz y calor, semejante a la luz que
prendió el mismo Espíritu en el seno de María. Es la llama misma que ardió sobre las cabezas de los Doce
Apóstoles en el nacimiento de la Iglesia14.

TRANSFORMADOS POR EL ESPÍRITU Y POR ÉL HABITADOS…


Transformados por el Espíritu y por él habitados y guiados, espontáneamente irradiamos su mismo
Amor, gozo y paz. Nuestra carne y sangre, vivificada por el Espíritu Santo se hace fecundidad en toda su
Iglesia. Fiel al Espíritu, nuestra vida se abre como el costado de Jesús para generación de muchos a la
Vida de Dios. Al ritmo del Espíritu de Amor, dueño y esposo de nuestras almas, nuestra tienda de este
mundo se extiende por generaciones sin fin15 para vitalización de todo el Cuerpo de Cristo.

12
Cf. Lc 12,49.
13
Cf. Rm 5,5.
14
Cf. Hch 2,3.
15
Cf. Is 54,2.

5
II. POESÍAS DE JAIME BONET

INHABITACIÓN DE LA TRINIDAD SANTÍSIMA EN MÍ


En mí el Buen Dios se fija
y me pide ser yo su posada,
ser la casa de Dios preferida,
en mí quiere instalar su morada:
morada de Dios la más íntima
y a mi puerta insistente me llama.

Y aunque vea mi cueva en ruinas,


toda sucia y destartalada,
me toca, me insiste y me grita,
por favor, que le escuche y le abra.
Porque en mí, en mi vida perdida
reconstruir Él quiere su casa.

Me ruega, por favor, me suplica


que sea por Él habitada,
porque me quiere a mí más que a su vida,
porque me ama, me ama y me ama.

LA INHABITACIÓN DE LA TRINIDAD

6
III. EXAMEN CON LAS TRES PERSONAS DE LA SANTISIMA TRINIDAD Y MARIA

Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, con María, mi Madre amantísima, yo os adoro, os
doy infinitas gracias, os amo con toda mi capacidad de amar, con todo el amor que continuamente me
estáis regalando. Os entrego y consagro perpetuamente todo mi ser para convivir, ya para siempre, en
vuestro Amor, en diálogo eterno de íntima comunión.

Padre, Hijo y Espíritu Santo, ¿voy aprendiendo a dialogar íntimamente con cada uno de vosotros?
¿Voy percibiendo, aceptando y asimilando vuestra Palabra, Verdad y Vida, vuestros mandamientos,
consejos, insinuaciones y deseos, lo que más os agrada y es más perfecto y puro en mí, para irme
nutriendo más y más de vuestra misma Vida-Amor? ¿Sé mantenerme en este trato íntimo, círculo vital
de amor, que habéis querido establecer conmigo en mí mismo, deseando que participe plenamente y
comparta con Vosotros el convite de vuestra misma Vida y felicidad? ¿Me sé y me siento familiar
vuestro, abierto, cada día más, a vuestro Amor, con afecto filial, fraterno, esponsalicio, profundo, total y
transformante en vuestra Hoguera de Amor?

¿Constituís ya mi Hogar de Verdad, mi Grupo, mi Equipo, mi Comunidad, mi único Círculo de Amigos,


normal, espontáneo, habitual, constante, feliz? ¿Abandoné mis monólogos solitarios, inútiles, estériles,
para hacer con Vosotros Comunidad permanente, y convertir mi vida toda en Comunión Vital con toda
nuestra gran Familia Divino-humana?

Padre, ¿me sé y me siento de verdad hijo tuyo, verdaderamente hermano de todos los hombres,
igualmente hijos tuyos? ¿Te amo y les amo con todas las consecuencias en tu mismo Amor?

Jesús, Hijo unigénito del Padre, primogénito entre todos los hombres, nuestros hermanos, ¿me sé
hermano tuyo de sangre? Y en Ti y contigo, ¿me siento hermano de todos los hombres y vivo y convivo
en Ti, como miembro responsable de tu vida y salud en todo tu Cuerpo, la Iglesia?

Espíritu Santo, Amor personal del Padre y del Hijo, Señor y Dador de Vida, Esposo, amante de mi
alma y de la Iglesia toda, ¿es ya tuyo todo mi ser y vida, todo mi amor, para compartir Vida y santidad
en toda la Iglesia? ¿Colaboro con toda fidelidad en tu labor de santificación y perfección en mí y en los
demás, en el transplante de tus dones y frutos, a cambio de los frutos de la carne, para ser cada día
más Jesús, imagen viva del Padre ante los hombres?

Padre, Hijo, Espíritu Santo y Madre querida de la Iglesia, ¿podéis ya contar conmigo para la
constitución y formación de todo el Hogar: Redención y santificación de todos vuestros hijos, mis
hermanos?
¿Vivo ya la consagración y dedicación de toda mi persona -mente, corazón y fuerzas- en plena
participación en vuestra Vida y actividad de Amor eterno y universal?

¿Es mi cuerpo vuestra morada habitual, digna y santa, centro de todos vuestros amores, casa de
oración y de comunicación con todos vuestros hijos, miembros de Jesús? ¿Es mi vida lugar de encuentro
de vuestros amigos, escuela de oración y Vida, cenáculo de "conocimientos" vivenciales y experiencias
de vuestro Amor hasta el extremo?

Padre, Hijo y Espíritu Santo, ¿esta convivencia con Vosotros, manantial vivo de inefable amor en mí
cada día más consciente y creciente, va transformando todo mi ser en vuestro mismo Amor? ¿Veis ya en
mí vuestra imagen limpia y genuina, el rostro de Jesús visible y cercano a todos los hombres?

¿Respondo a mi vocación y cumplo mi misión de oración -estar a vuestra escucha- y ministerio de la


Palabra -dar razón de mi convivencia familiar con Vosotros-? ¿Me voy quedando libre de todo, de todos
y de mí mismo, para convivir sólo vuestro Amor con Vosotros y con todos los hermanos? ¿Proyecto

7
gozosa y espontáneamente esta vida comunitaria con Vosotros en la comunidad de hermanos, para
irradiarla y fundamentarla sólo en vuestro Amor?

Padre, Hijo, Espíritu Santo, ¿soy ya ante los hombres sacramento de vuestro Amor trinitario,
fermento de vuestro Reino en el mundo? ¿Constituye ya todo mi ser un grito de resurrección y de
esperanza, un mensaje vivo de la Buena Nueva del Reino y un cántico feliz de gloria a Ti, Padre, Hijo y
Espíritu Santo? ¿Pondero, gusto y saboreo, al unísono con María, vuestra inhabitación en mí con un
Magnificat sin fin, lleno de júbilo y gratitud? ¿Reconstruyo y restauro en multitud de corazones vuestra
morada y convivencia para nuestra plena alegría común?

Introdúceme, Madre, entre los coros de los ángeles y bienaventurados del cielo para que, unido a los
santos e hijos de Dios en la tierra y a la creación entera, pueda mi corazón incesantemente cantar a la
Adorable Trinidad: Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos, llenos están los cielos y la tierra de
vuestra gloria. Hosanna en las alturas. Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo. En el
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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