Los niños se acostumbran al patrón de sus días en la isla, aunque es imposible
ajustarse a los nuevos ritmos de la vida tropical, la cual incluye un momento extraño al medio día cuando el mar sube y parece contener imágenes cambiantes. Piggy descarta estas imágenes como ilusiones ópticas. Mientras las mañanas son frescas y cómodas, el sol de la tarde es opresivamente caliente y brillante, lo cual causa que muchos de los niños se fatiguen. La tradición europea de trabajar, jugar, y comer a lo largo del día no es olvidada, lo cual hace que la transición sea difícil.