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Universidad de Buenos Aires

Facultad de Derecho

EMPLEO OCUPACION Y FLEXIBILIZACION

Cátedra: Binstein Gabriel


Docente Aux: Dr. Orlando Lujan Sánchez

Comisión: 0526

Curso: Regular – Primer Bimestre –Segundo Cuatrimestre

Tema: Alcances de la Responsabilidad de las Aseguradoras de Riesgos de Trabajo


Introducción
Consideraciones iniciales.
Previo a comenzar con la presente exposición cuyo enfoque central radicará en un
análisis de la normativa laboral, la doctrina y jurisprudencia relacionada con los alcances
de la responsabilidad de las aseguradoras de riesgos de trabajo, creemos necesario volver
sobre ciertos conceptos que atañen al Derecho del trabajo y de la seguridad social en
general, sobre el por qué de su nacimiento, sus características particulares y los objetivos
que este persigue. En particular el estrecho vínculo, nunca pacífico, que existe entre el
Derecho del trabajo y el orden público económico.
Como punto de partida, resulta trivial aunque es menester recordar que “el derecho
laboral es un derecho nacido para paliar las desigualdades económicas, las que obligan a
los trabajadores a vender su fuerza de trabajo a precio de la necesidad” 1. En este sentido,
existirá la posibilidad de concebir al ser humano como una mercancía, cuya fuerza de
trabajo tendrá un precio determinado por la economía y las leyes de mercado imperantes, o
por el contrario, se reconocerá su condición de sujeto de derecho y se le garantizarán
condiciones y retribuciones dignas de trabajo.
Bajo esta última premisa, entenderemos al Derecho del trabajo como tutelar del
trabajador, y partiremos de ella a fin de esbozar una crítica respecto del orden normativo
vigente, en particular el marco legal de cobertura de riesgos de trabajo, esto es las leyes
24.557 y su parcial modificatoria, Ley 26.773, cuestionando si este cumple o no dicho
objetivo. Así, a lo largo de este trabajo se advertirá, implícita en la letra de las normas y en
los argumentos contenidos en la jurisprudencia reseñada, la preocupación del orden
público –reflejado en el actuar de un Estado mínimo o que tiende a su achicamiento- de
preservar el orden burgués y los intereses del establecimiento dominante2.
De tal modo, la crisis económica desatada en 1982 en América Latina, cuyo
impacto en nuestro país será objeto de estudio en este trabajo, enarboló como principal
argumento que la protección a los trabajadores constituía un impedimento para el
desarrollo económico, afirmando que la falta de inversión tiene como causa fundamental el
alto costo laboral. Por tanto, aparecerá la desregulación en nombre del bien común, la
flexibilidad laboral como contracara de la ganancia empresaria (inflexible) y emergerá la
noción de “competitividad”, la cual observará la necesidad de que los precios de la
mercancía (entre ellas el costo laboral) se reduzcan a los términos impuestos por la
competencia.
Así las cosas, se da una curiosa paradoja: en lugar de garantizar condiciones de
trabajo e ingresos dignos para el trabajador como un costo mínimo e inderogable, se
procurará proteger la ganancia y el interés empresario, flexibilizando el coste laboral para
que cierren los números. En conclusión, al final del trabajo podremos llegar a dilucidar el
argumento que se esconde detrás de todo el material analizado, el cual como se dijo,
obedece a un contexto económico puntual, y que por estos tiempos parece volver a tomar
fuerzas: el mundo de la economía impone reglas inexorables que pertenecen al reino del
SER, mientras que los derechos y las protecciones laborales de los trabajadores quedan
relegados al campo del DEBER SER, como si fueran simples aspiraciones éticas o
políticas.3

I) Evolución histórica y antecedentes normativos


Con el auge industrial de fines del siglo XIX, y como consecuencia de los diversos
problemas que suscitan en torno a la aparición del proletariado y los accidentes de trabajo,
entre otros, luego de la Revolución Francesa comienza a aparecer la noción de asistencia
pública, por la cual el Estado reconoce al hombre el derecho a ser protegido a través de
servicios asistenciales públicos, para reparar la indefensión de este frente a las
eventualidades. Al tiempo de que esa ayuda resultase insuficiente, renacen las “viejas
sociedades de socorros mutuos”, las cuales devinieron luego en las poderosas figuras del
seguro mercantil, recibiendo ayuda estatal a fin de abaratar los servicios y dar mayor
cobertura.
Seguidamente, en la Alemania de Bismark se estableció la obligatoriedad de la
previsión de los riesgos, en el ámbito de las relaciones de producción, mediante el seguro
social, que comprometió al Estado, a la industria y a los propios interesados. Sin embargo,
los beneficios percibidos por los asegurados se realizaban bajo la condición de su propio
aporte, trayendo como consecuencia que no toda la población estuviera protegida.
Finalmente, según indica Goldin,4 fue a mediados del siglo XX que nació la
seguridad social en su moderna significación, expandiéndose el ámbito de cobertura de
riesgos, orientando a la universalidad, llegando al año 1942 cuando, en Gran Bretaña, Lord
Beveridge inspiró a la próxima legislación británica al publicar un informe acerca de la
seguridad social en su país, proponiendo que el sistema abarcara a toda la población y no
solo a los asalariados, a la vez que ampliara el número de eventos inciertos o contingencias
previstos, prescindiendo de la situación socio-laboral de los asegurados. Posteriormente, en
1944 la Organización Internacional del Trabajo ubicó a la seguridad social como un
instrumento internacional, y resaltó la necesidad de extender su cobertura.5
Es así como el final de la segunda guerra mundial, que acontecía por aquellos años,
alumbró un nuevo orden internacional, y con él el nacimiento del Estado de Bienestar
(“Welfare State”) o Estado Benefactor, dándose paso así a una seguridad social para todos
los ciudadanos, procurando revertir los bajos índices de natalidad, empleo y las altas cifras
de pobreza que dos sendas guerras mundiales habían dejado en las poblaciones. Por ello,
sumados a los diferentes servicios sociales como la salud y la educación pública, entre
otros, se consolidan a su vez ciertas seguridades en el orden laboral: fomento de empleo,
legislación referida a la estabilidad, y conservación, del trabajo, a la seguridad e higiene en
el ámbito laboral, a la jornada, a la acción sindical.
Por otra parte, como se ha dicho, el ideario tradicional del Estado de Bienestar a ser
cuestionado en la dos últimas décadas del siglo XX desembocando en nuevas políticas
neoliberales especialmente puestas en práctica en América Latina, a través de las reformas
estructurales de sus sistemas de protección social que introdujeron el modelo privado de
gestión, siendo el caso argentino el objeto de análisis de este trabajo.

a) Ley 9688
En consonancia con el marco histórico detallado anteriormente, en 1915 se
sancionó la Ley 9.688, que establecía un sistema de reparación de los accidentes de trabajo
y de las enfermedades profesionales.
Inicialmente sólo alcanzaba a los trabajadores industriales, pero se fue extendiendo
con el tiempo a toda clase de actividades.
La ley previa la aplicación de la responsabilidad objetiva, el llamado riesgo
profesional, que establecía que el patrón era responsable de los accidentes ocurridos a sus
empleados y obreros durante el tiempo de la prestación de los servicios, con la limitación a
determinadas industrias y a trabajadores con determinados salarios, asimismo lo exima de
responsabilidad cuando se tratara de casos de culpa grave del trabajador. Esta ley solo
establecía las condiciones que debían exigirse para ser considerado accidente de trabajo,
pero no lo definía.
La Ley 12.631, modificatoria de la 9.688, incluyó como beneficiarios de este
sistema a los trabajadores agrícolas, ganaderos, pesqueros y forestales. Se cambió la
definición de accidente por “el hecho o en ocasión del trabajo”.
Luego con la Ley 15.448 se amplió la responsabilidad del empleador cuando el
hecho dañoso se produjera durante el trayecto entre el trabajo y el domicilio personal del
trabajador (accidente in itinere), excepto que dicho trayecto fuera interrumpido por un
interés particular del trabajador.
Finalmente la Ley 18.913 introduciría el concepto de enfermedad profesional,
entendiéndola como “… toda aquella que sea motivada por la ocupación en que se emplee
al obrero o empleado”.
Además receptaba la teoría de la “indiferencia con la concausa”, por la cual si una
de las causas de la incapacidad padecida por el trabajador era el trabajo, el empleador debía
indemnizarlo por el porcentaje de incapacidad total que padecía: el empleador debía
reparar íntegramente un accidente de trabajo enfermedad si se agravaba por causa de su
labor.6
Se basaba en la teoría del riesgo creado, siendo que el trabajador podía invocar la
aplicación del Artículo 17 de esta ley, y en consecuencia reclamar una reparación integral,
en el Fuero Civil por aplicación del artículo 1113 del Código Civil.
Es decir que ante el infortunio sufrido el trabajador podía reclamar por la vía Civil
reclamando una reparación integral o por la vía Laboral, siendo estas acciones excluyentes
entre si.
Se la calificó como una ley “transaccional”, ya que si bien limitaba al extremo los
presupuestos de la responsabilidad patronal, por otro lado tarifaba la reparación del daño
mediante un pago único, conforme el salario y el porcentaje de incapacidad.7 Establecía
asimismo que dicho pago debía realizarse en forma periódica o rentada.
De este modo, se estableció un régimen de responsabilidad individual del
empleador, a cuyo cargo se encontraba la reparación de los infortunios de trabajo, el que se
mantuvo hasta la sanción de la LRT. Sin perjuicio que la Ley es su artículo 7 establecía un
seguro facultativo para el empleador, el trabajador damnificado podía demandar en forma
indistinta al empleador o a la aseguradora.
La ley 9.688 estuvo vigente hasta 1991, cuando fue derogada por la Ley 24.028.

b) Ley 24.028
No introdujo grandes cambios en materia de responsabilidad, manteniendo la
responsabilidad objetiva y la llamada doble vía, como así también el régimen
indemnizatorio tarifado.
En cuanto a los cambios, limita la responsabilidad a aquellos daños producidos por
factores atribuibles al trabajo, dejando de lado la teoría de la indiferencia de la concausa.
Como novedad incorpora para el cálculo de los montos indemnizatorios un índice
corrector surgido de dividir el numero sesenta y cinco (65) por la edad del trabajador a la
hora del infortunio, el cual se agrega a la relación entre el salario percibido y el grado de
incapacidad sufrido por el trabajador.
Se produce el primer aumento del tope indemnizatorio, totalmente desactualizado
por la híper inflación de fines de los años ochenta, elevándolo a la suma de 55.000 dólares
estadounidenses.
Respecto de la intervención de la asegurada, conforme la Ley de Seguros, esta
debía ser vía citación de garantía, en consecuencia a diferencia de la anterior, la acción
continua siendo directa ya que se podía demandar en forma indistinta o conjunta al
empleador y a la aseguradora, pero de escogerse esta última opción igualmente se requería
la intervención del asegurado (empleador), es decir la acción deja de ser autónoma.

c) Ley 24.557
Al introducirnos en el análisis de la presente Ley, nos permite dilucidar como su
plexo normativo fue el producto del proceso económico- social que se suscitaba en nuestro
país durante aquellos años de la década de 1990, recordemos que se encontraba vigente la
Ley de Convertibilidad, la liberación de las importaciones, la desregulación generalizada,
la privatización de numerosas empresas públicas y el cierre o reducción de otras, como por
ejemplo sucedió con algunos ramales ferroviarios y con distintas pequeñas y medianas
empresas, así mismo se produjo la fusión de distintas grandes empresas, lo que fue
desencadenando despidos masivos y retiros “voluntarios” de trabajadores ante la crisis
inminente.
Es así que con la necesidad imperiosa de nuevos puestos de trabajo ante el
desempleo masificado y con el objetivo de potenciar el crecimiento productivo, se llegó a
la FLEXIBILIZACION LABORAL.
Algunas de las modalidades que dan cuenta de la flexibilización operada en esta
época fueron los contratos de trabajo por tiempo determinado, para aquellas personas que
se encontraban inscriptos en los registros de desocupados, los contratos de trabajo por
tiempo determinando por lanzamiento de nueva actividad, los Contratos de práctica laboral
y los Contrato de trabajo- formación. En todos los casos tenían exención de aportes, y se
los eximia del pago de indemnizaciones.
En cuanto a los riesgos laborales, la nueva Ley de Accidentes introduce dos
cuestiones relacionadas a lo expuesto: incorpora un tope indemnizatorio y limita la opción
por la acción civil contra el empleador al supuesto de dolo, conforme al Art 39.1 LRT. Su
fundamento en este cambio radical, se encuentra en la necesidad del sector Empresarial de
poder prever los “costos” ante un eventual infortunio, por un lado cuenta con que la vida
de un trabajador no superaba los $55.000 y por el otro al estar vedada la acción civil de
daños evitaba una cuantificación mayor.
En suma, en palabras de Carlos A. Ghersi “solo se trata de desregular el mercado
laboral y minimizar los riesgos, pero no se atiende a la generación de nuevos
emprendimientos que puedan incorporar más personas al circuito de trabajo”
Sobre este punto volveremos a hacer hincapié, por ser uno de los temas centrales de
nuestro análisis y además por constituir un grave atropello a derechos consagrados en la
Constitución Nacional.
Por otro lado la Ley crea un sistema de seguro obligatorio , de este modo los
empleadores tienen a su cargo la obligación de asegurarse en una ART o la posibilidad de
autoseguro para el caso del Estado Nacional , provincial y/o o municipal , empresas que
acrediten la suficiente solvencia económica como para hacer frente al pago de eventuales
prestaciones.
Empieza por primera vez a hablarse de sistemas de “prevención de riesgos” y de
“reducción de la siniestralidad laboral”, obligando a las ART y empleadores a adoptar
medidas que estén previstas legalmente para prevenir eficazmente los riesgos de trabajo, e
imponiendo asimismo a las primeras la obligatoriedad de establecer planes críticos de
acción en materia de prevención con evaluaciones periódicas de riesgos existentes y como
evolucionan los mismos, visitas a los establecimientos, recomendación de medidas para
mejorar las condiciones laborales, etc.
Además establece prestaciones dinerarias mensualizadas, por decreto 1278/2000 se
adiciona un pago único.
Crea un listado Taxativo de enfermedades profesionales, e instituye a las
Comisiones Medicas la resolución de Conflictos y la facultad de determinar la naturaleza
laboral del accidente de trabajo o enfermedad, su alcance, contenido, grado de incapacidad.
Conforme un trabajo realizado en el año 2000 por la Fundación de Investigaciones
Económicas Latinoamericanas (FIEL) a pedido de la Unión de Aseguradoras de Riesgos
del Trabajo (UART), se destaca un impacto favorable de la LRT sobre el funcionamiento
del mercado de trabajo en particular, y sobre la economía real en su conjunto.
Considerando que “(…) la LRT constituye un sistema compensatorio de los infortunios
laborales que pretende evitar su resolución por la vía judicial, basándose para ello en una
suerte de negociación entre los derechos de los trabajadores y empleadores (…)”.
Es de destacar que respecto de la responsabilidad Civil, considera acertada la
eliminación de la vía civil en tanto “posibilita vía la tarifación de las compensaciones, la
asegurabilidad de los riesgos”, siendo que su reincorporación “maximiza los costos de
transacción –y, por lo tanto, la ineficiencia–, dado que superpone los costos
correspondientes a ambos sistemas.”
No compartimos estas ponencias, dado que la Ley de Riesgos del Trabajo, a nuestro
entender, ha sido un retroceso legislativo, en cuanto es violatoria de derechos de raigambre
constitucional y por ende, no negociables. Una Ley que debe proteger al más débil de la
relación no debería estar previendo la reducción de litigiosidad y considerar al trabajador
como un costo, aunque así lo fuera para el sector empresarial. En efecto:
- Viola el Art. 14 bis, en cuanto el trabajador como persona humana, se le debe
garantizar todos los derechos que hacen a su condición de tal, por tanto la laboral
debe ser “digna y equitativa”, el empleador debe velar por la indemnidad del
trabajador y de no ser posible se deberá efectuar una reparación integra.
Por ende al plantear un tope indemnizatorio, eliminar la opción de reclamo de
daños por la via civil, establecer un régimen indemnizatorio de renta periódica, no
se procura una reparación equitativa, vemos que la Ley aprecia la vida humana
desde una óptica netamente material, apartándose de los derechos personalísimos
de la víctima, de su integridad personal, su salud psicofísica, sus afecciones
espirituales y las que resulten de la interrupción de su proyecto de vida

- Es denegatoria del derecho a la Justicia, puesto que prohíbe accionar por la vía
Civil.

- Se aparta del principio legal del deber de no dañar a otro, al eximir a los
empleadores y ART de toda responsabilidad salvo dolo.

- Se aparta de las atribuciones y competencias establecidas en los Art. 75 inciso 12 y


116 de la Constitución Nacional, toda vez que atribuye aptitud jurisdiccional para
revisar las decisiones de las Comisiones Médicas a la Justicia Federal, en desmedro
de las jurisdicciones provinciales.

d) Ley 26.773
Es sancionada en el año 2012, vino a modificar el cuestionado Régimen de Riesgos del
Trabajo y a receptar los criterios adoptados por la Jurisprudencia en un intento de suplir las
falencias de dicha Ley. Entre los fallos más resonantes se encuentran:
“Aquino Isacio C / Cargo Servicios Industriales S.A S/ Accidente Ley 9688”. Aquí la
Corte confirma el pronunciamiento de Cámara declarando la inconstitucionalidad del
Artículo 39 de la LRT. Adherimos a los fundamentos vertidos, “(…) El Sistema de la LRT
se aparta de la concepción reparadora integral, porque no admite indemnización por
ningún otro daño que no sea la perdida de la capacidad de ganancias del trabajador, lo
cual, a su vez, resulta conmensurable de manera restringida (…)”

“Milone , Juan A. C/ Asociart S.A”. La Corte declaró la inconstitucionalidad del


sistema de renta periódica consagrada en el articulo 14,2,B de la LRT sin el agregado del
decreto 1278/00, es de destacar el apartado 9 al disponer que “ ( … ) no resulta
censurable desde el plano constitucional por establecer como regla, para determinadas
incapacidades, que la reparación dineraria sea satisfecha mediante una renta periódica, sí
es merecedora del aludido reproche, de acuerdo con la jurisprudencia que ha sido citada
en el consid. por no establecer excepción alguna para supuestos como el sub examine, en
que el criterio legal no se adecua al objetivo reparador ( …)”

“Suarez Guimbard, Lourdes C/ Siembra A.F.J.P S.A S/Indemn. Por fallecimiento”.


La Corte complementó lo resuelto en el caso Milone, declarando la inconstitucionalidad
del régimen de indemnización complementario de renta periódica, Artículos 15 Inc. 2 ,18 y
19 de la LRT.

“Castillo Ángel Santos C/ Cerámica Alberdi S.A” La CSJN declaro la


inconstitucionalidad del Articulo 46 Inc. 1 de la LRT, determinando que la justicia
provincial debía entender en los casos de apelación de las decisiones de la Comisión
Medica.

A todas luces, podemos decir que el objetivo de esta ley fue mejorar el sistema vigente
hasta ese momento, quedando comprendido por la ley 24.557 y sus modificatorias, la ley
26.773, el decreto 1694/2009, sus normas complementarias y reglamentarias, y por las que
en el futuro las modifiquen o sustituyan. Como normas complementarias fundamentales
rigen la Ley de Higiene y Seguridad en el Trabajo, ley 19.587, su decreto reglamentario
351 y sus modificatorias. El decreto 1720/2012 que crea las ART-Mutuas.
La nueva norma sólo deroga los artículos 19 (de prestaciones indemnizatorias
dinerarias de renta periódica por prestaciones dinerarias de pago único), Artículo 24 (sobre
las alícuotas en relación con la siniestralidad presunta), y el Articulo 39 Inc. 1,2,3 (en
cuanto responsabilidad civil, consagrando la opción excluyente y la competencia en
materia de accidentes con fundamento en el derecho común por el Articulo 4).
Establece la entrada en vigencia de las distintas normas prestacionales y sus ajustes y
actualizaciones. Todas las indemnizaciones se ajustan semestralmente por índice RIPTE.
Como un avance importante introduce una mejora en el monto de las prestaciones con
un adicional en su Art. 3, de un pago único del 20% sobre la formula, como compensación
por cualquier otro daño, (como el moral).
Se fija un plazo máximo de 15 días para el pago de las indemnizaciones, una vez
recibida la notificación por parte de la ART el trabajador o sus derechohabientes podrán
optar en forma excluyente cobrar dicha indemnización o iniciar el reclamo por la vía civil.
Se le permite al empleador poder contratar un seguro por responsabilidad civil.

II) Responsabilidad de las ART


Antes de adentrarnos en el análisis del alcance de responsabilidad de las
Aseguradoras, es menester señalar que la relación contractual es entre el empleador y la
aseguradora, con lo cual la participación en el pleito es vía citación de garantía, es por ello
que se sostiene que el damnificado tiene una acción directa no autónoma. Lo dicho no hace
que de ningún modo el contrato suscripto entre las partes pueda ser opuesto al trabajador
en cuanto al reclamo a la reparación integral. En suma en el fallo de la Sala V de fecha
15/04/2010 en los autos “Silvia Zunilda I. C/ Provincia ART S.A” se estableció que “(…)
la obligación de resarcir a cargo de la ART sobre la base del derecho civil, tiene origen en
deberes propios y específicos y puede demandar con prescindencia de la responsabilidad
del empleador (…)”

a) Alcance de la responsabilidad
Las Aseguradoras deberán responder ante el incumplimiento e inobservancia de los
Art. 4 inc. 1 de la LRT, cuando no adopten medidas tendientes a evitar riesgos del trabajo,
Art. 31 de la LRT en lo atinente a sus deberes y prohibiciones, al no denunciar ante la SRT
los incumplimientos de los afiliados de las normas de higiene y seguridad, la falta de
promoción de prevención, la ausencia del registro de siniestralidad por establecimiento, la
falta de determinación de medidas técnicas para neutralizar riesgos detectados.
Ante la ausencia de asesoramiento, asistencia técnica y control de condiciones de
medio ambiente del trabajo conforme decreto 170/96.
A las normas citadas se le suman aquellas que obligan al empleador a velar por las
medidas adecuadas de higiene y seguridad para proteger la vida e integridad de sus
dependientes, conforme art. 8 ley 19587 y resolución 37/10 complementaria del Articulo 9
de la Ley de Higiene y Seguridad en el trabajo.
También responde por las contingencias enumeradas en el Artículo 6 de la LRT o en
caso de enfermedades o accidentes no atribuibles solo en la porción del daño que se
agregue al preexistente.
Por último, no debemos olvidar que siendo una de las obligaciones de las ART la
asistencia médica y farmacéutica, Art. 20 de la Ley 24557, deben responder ante la
deficiente atención médica, aunque haya delegado dicha función en centros y estos a su
vez en médicos contratados.

b) Responsabilidad Civil de la ART


De acuerdo a lo explicado en el acápite I)d) a partir de la modificación introducida
por la ley 26773 Articulo 4 se reinstalo la opción del trabajador damnificado a demandar
las prestaciones del régimen de riesgos del trabajo y la reparación derivada del fuero civil
ello de modo excluyente. Como corolario el último párrafo de dicho artículo dice: “se
aplicará la legislación de fondo, de forma y los principios correspondientes al derecho
civil”.
Debemos resaltar que no nos parece acertado toda vez que los principios que rigen a
cada materia son muy disimiles, adherimos a lo dicho por Fernández Madrid “(…) que
cuando debe acudirse a una norma del derecho común se la debe interpretar a la luz de
los principios del derecho del trabajo que la adecuan a la realidad de las relaciones
laborales (…)”
Sin perjuicio de lo expuesto, siguiendo a Juan Formaro hay que diferenciar, la
producción de un hecho dañoso causado por un tercero, en cuyo caso conforme Art. 39 Inc.
4, se permite la acumulación relativa, pues el trabajador damnificado o sus
derechohabientes podrán reclamar al responsable la reparación de los daños y perjuicios
de las que se deducirá el valor de las prestaciones que haya percibido o deba recibir de la
ART o del empleador autoasegurado.

c) Régimen legal de la Responsabilidad de la ART


Como lo hemos mencionado la Responsabilidad de las ART no se encuentra unificada
en un solo plexo normativo sino que por el contrario se encuentran dispersas en nuestro
ordenamiento.
A lo que atañe a la acción especial derivada de la responsabilidad de la ART, se
encuentra regulado por la Ley 24.557 y sus modificatorias, la ley 26.773, el decreto
1694/2009, sus normas complementarias y reglamentarias, y por las que en el futuro las
modifiquen o sustituyan. Como normas complementarias fundamentales rigen la Ley de
Higiene y Seguridad en el Trabajo, ley 19.587, su decreto reglamentario 351 y sus
modificatorias. El decreto 1720/2012 que crea las ART-Mutuas.
Con la entrada en vigencia del nuevo Código Civil y Comercial de la Nación, en caso
que el trabajador opte por el reclamo civil, resultan aplicables al caso los arts. 800/852,
1716/1727, 1734, 1736/1749, 1753, 1757 y 1758, entre otros.
En cuanto a las obligaciones derivadas del contrato de seguro entre las aseguradoras y
los empleadores se rige por la Ley 17418, Ley de Seguros, y la Ley 24.240 de orden
Público y con fundamento constitucional.

d) Limite – Franquicia

Análisis Jurisprudencial
En materia de la Responsabilidad de las ART el material jurisprudencial es amplio y
extenso, sin perjuicio de ello, y de la jurisprudencia previamente receptada en este trabajo,
podemos destacar los siguientes fallos con relación a los temas tratados
“Arrietta, Hugo Zenón c. Manuel Barrado S.A.I.C. s/ Incapacidad”.
30/04/1999. C.Trab., Córdoba, Sala 10. Este fallo gira en torno a al establecimiento de las
enfermedades o incapacidades del actor pre existentes al inicio de la relación laboral, según
ley 24.557. Determina que para que dichas enfermedades deben ser establecidas mediante
una examen previo, obligatorio, para poder ser consideradas como tales y por ende no ser
cubiertas, como también abre la posibilidad de resarcimiento a afecciones que si bien
pueden no estar listadas, si reconocen un nexo causal con el trabajo; finalmente vuelve a
cerrarse en cuestiones de reparación al repetir que solo aquellas enfermedades listadas del
art. 6, de la ley que nos ocupa, son para las que rige este sistema.
Similar análisis pudo observarse previamente en “Garcilazo, Blanco Estela c/ Sul
América ART” 30/11/1998, C.Fed. Seguridad Social, Sala I., que repite que las patologías
del actor pre existentes al hecho de autos quedan fuera de las contingencias cubiertas por la
ley 24.557 y en “Pantoja, Dardo A. c/ Barrado, S.A., Manuel” 10.08.1998. CTrab
Córdoba, Sala 10, que establece que las patologías no cubiertas por la referida ley, pero con
nexo causal en el trabajo deben resarcirse por otra vía legal, sirviendo la presente
únicamente como punto de referencia para el establecimiento de la tarifa de resarcimiento
de daño.

"Quiroga, Juan Eduardo c/ Ciccone Calcográfica S.A. Enfermedad",


23/04/2003, SCJBA. Antecedente de Castillo c/ Cerámica Alberdi. La Corte declaró la
inconstitucionalidad del art. 46 de la Ley de Riesgos del Trabajo al considerar que se altera
la estructura jurisdiccional de la Nación en relación con las Provincias, en tanto que se
federalizaron cuestiones que no le corresponden. También agregó que los accidentes y
enfermedades del trabajo son de derecho común (no federal), sin tener en cuenta los
sujetos, que son de derecho privado, ni cuando se considere a la ley incluida dentro de la
seguridad social.
Como conclusión se determinó que la referida norma es inconstitucional en el
ámbito de la Provincia de Buenos Aires y las causas derivadas de la aplicación de la L.R.T.
deben tramitarse ante el Tribunal de Trabajo de la Provincia, sin intermediar por los entes
administrativos que dictamina la normativa (Comisiones Medicas).

Fallo Vuotto/Mendez (a completar con citas que están en mi laburo)


“Arostegui, Pablo Martín c/ Omega Aseguradora de Riesgos del Trabajo S.A. y
Pametal Peluso y Compañía S.R.L.” 08/04/2008. CSJN. En este caso la Corte, en
contraposición al fallo Vuotto, haciendo uso de su propia doctrina, en el caso de un joven
con un grado alto de incapacidad por un accidente laboral, se aleja de la aplicación de
fórmulas matemáticas y los criterios comparativos de las indemnizaciones tarifadas de la
Ley de Riesgos del Trabajo, para la cuantificación del daño material. En tanto que la
reparación buscada, según el derecho civil, debe tener carácter integral, es decir,
contemplar todos los ámbitos de la vida y no sólo el laboral.
Otro caso donde podemos encontrar esta especie de “Frustración del Derecho de
Vida”, es “Ascua, Luis Ricardo c/SOMISA.” 10/08/2010. CSJN. En donde la incapacidad
permanente del actor, destaca, afecta todos los aspectos de la vida del mismo, no solo en su
esfera económica.

Como refiriéramos antes en el fallo “Aquino, Isacio c/ Cargo Servicios


Industriales S.A. s/accidentes ley 9688”. 21/09/2004 se establecía que en las acciones
judiciales iniciadas por la vía del derecho civil se aplicará la legislación de fondo, de forma
y los principios correspondientes al derecho civil. Esta contradictoria decisión, en tanto que
separa al trabajador del que sería su juez natural en la cuestión y aplica otro derecho que no
sea el laboral
Al respecto podemos mencionar la doctrina extraída del caso “Aguirre,
Carlos c/ Azul S.A. de Transporte Automotor y otro s/ accidente – acción civil”,
28.06.2013., donde se establece que los artículos 4 y su complemento, el artículo 17 inciso
2), resultan inconstitucionales, pues al crear la acción civil prevén que sea el juez con
competencia en esa materia quien atienda la cuestión, aplicando las normas de fondo, de
forma y los principios del derecho civil. En el derecho del trabajo el juez debe mirar y
guiar el proceso imbuido de los principios de la especialidad, esos mismos que, por
imperio de la nueva ley, no resultarían aplicables si el trabajador opta por la acción civil.

Como incide el nuevo Código Civil y Comercial (a completar por Axel)


Conclusión

Creemos que la evolución normativa de las diversas leyes que han ido regulando la
responsabilidad de las Aseguradoras de Riesgos de Trabajo, como también los procesos
judiciales han resultado en algunos casos retrocesos, o puros estancamientos, en lo que a
protección de los derechos de los trabajadores (que han sufrido un accidente o enfermedad
profesional) se refiere.
Ha sido la jurisprudencia quien ha establecido mayores avances a este campo, con
cada vez mayores cuantificaciones de los daños sufridos por los trabajadores. Por el otro
lado, tal vez con las primeras leyes que fueran desarrolladas en este trabajo, donde la
legislación ha sabido mejor defender los intereses del sector más débil de los conflictos
laborales, pero ello porque anteriormente no había protección.
Es recién sino luego de pasada la crisis económica de la época de las
privatizaciones y la convertibilidad de los años noventa, como también la híper inflación
de los años ochenta, que se empezaron a conquistar nuevamente derechos y la
flexibilización laboral fue empezada a ser dejada de lado. Sin embargo en los últimos
meses han empezado a resurgir rumores, en tanto la creciente influencia del sector
empresarial en el gobierno nacional, de una nueva modificación de la ley de ART que
podría traer aparejada una nueva embestida contra los derechos de los trabajadores, con la
excusa de terminar con “la industria del juicio” como suelen hacerse desde los sectores
mas conservadores.
Sera necesario, entonces, que nuevamente desde el poder judicial sea puesta la
barrera y protegidos los intereses de los sectores más débiles de la relación laboral
1
SLAVIN, Luis Pablo, "Orden público laboral y orden público económico" ED, 160-962/965
2
MONTOYA MELGAR, A. “Ideología y Lenguaje en las leyes laborales de España. La crisis 1917-1923.” Citado por
PALOMEQUE LOPEZ, cit. págs. 44/45
3
SLAVIN, Luis Pablo, "Orden público laboral y orden público económico" ED, 160-962/965. Esta última es una
reflexión planteada por SLAVIN, en un trabajo donde se propone deslindar la conflictividad existente entre el orden
público económico y el orden público laboral, sin traer a colación casos particulares que ejemplifiquen sus citas.
4
ADRIAN GOLDIN, “Curso de Derecho del Trabajo y la Seguridad Social” ED, La Ley, 2009.Pags. 779-783
5
OIT, “Declaración de Filadelfia” 10/05/1944.
6
JULIO ARMANDO GRISOLÌA, “Guía de Estudio: Laboral” ED, Estudio 2008. Cit. Pàg. 289.
7
LUIS ENRIQUE RAMIREZ, “Los riesgos del trabajo un siglo después: ley 9688”, Revista Desde el Pie, 30/08/2015.
Carlos A. Ghersi, Reforma Laboral Ley 25013 Política Económica Flexibilización y empresa rol del Estado, Editorial
Universidad, Buenos Aires 1999 , Páginas 89 a 99
http://www.fiel.org/publicaciones/Libros/analisisriesgo.pdf
Juan J. Formaro, Riesgos del trabajo Leyes 24557 y 26773 Acción especial y Acción común. 2da Edición, Buenos
Aires , Hammurabi,2013, Paginas 67 a 73 - Paginas 343 a 376.

Jorge Rodríguez Mancini, Ricardo A. Flogia. Riesgos del Trabajo. 1ra Edición, Buenos Aires, La Ley, 2008

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