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En este sentido, esclarece Stoco (2007) que para que surja el derecho de
indemnización el perjuicio debe ser cierto.
Así, el daño material es una lesión concreta que afecta el patrimonio de la
víctima, con el fin de causar la pérdida total o parcial, imponiendo la reparación,
en cualquier caso, la restitución del bien lesionado al estado que estaba
anteriormente, o la indemnización consistente en el pago pecuniario importe
correspondiente a la extensión del daño sufrido, según el art. 944 del Código
Civil Brasileño.
Conviene señalar, sin embargo, en los términos del párrafo único del art. 944 del
Código Civil Brasileño, la posibilidad de que el juez asigne el valor de la
indemnización por daños materiales en atención al criterio de equidad siempre
que haya “excessiva desproporção entre a gravidade da culpa e o daño”.
Por lo tanto, existiendo cualquier criterio legal específico para arbitrar el valor de
los daños morales a ser indemnizados, el criterio a establecerse para la fijación
de la cuantía será el arbitraje, que se realizará a través de la vía judicial.
De esta forma, Cavalieri Filho (2008) esclarece que: no hay realmente otro
medio más eficiente para fijar el daño moral a no ser por el arbitraje judicial. El
juez, de acuerdo con su prudente albedrío, corresponde al juez, atentando para
la repercusión del daño y la posibilidad económica del ofensor, estimar una
cantidad a título de reparación por el daño moral (p.91).
Por lo tanto, como el daño moral no puede expresarse en dinero, es imposible la
restitución al status quo anterior de la víctima, siendo esencial el arbitraje de la
cuantía, reunidas algunas peculiaridades, como dijo anteriormente el juez del
Tribunal de Justicia de Río de Janeiro y profesor Sergio Cavalieri Filho y como
veremos más adelante.
Debido al carácter doble de la reparación por daño moral, buscando no sólo una
compensación ante el daño material injustamente causado, sino también, como
una forma de disuadir nuevas conductas (contenido didáctico), el juez debe
arbitrar una condena basada en aspectos objetivos para ello.
Sin embargo, como ya se ha mencionado anteriormente, el legislador no se
preocupó de establecer, por ley, criterios objetivos para la cuantificación del
daño, imponiendo a la doctrina y la jurisprudencia hacerlo.
Es inútil condenar el ofensor, causante del daño moral, al pago de los fondos
que están por encima de su capacidad económica. Inclusive porque, al limitar la
cantidad de la indemnización debida, teniendo por base la capacidad
socioeconómica del ofensor, no sólo la tarea de determinaión del quantum
debeatur sería más fácil para el juez, sino también porque, haría más justa la
reparación y, aumentaría sobre todo la posibilidad de cumplimiento de la
obligación por parte del causante del daño.
Por último, el tercer criterio objetivo que debe tomarse en cuenta, no es menos
importante que los otros, es la gravedad de los daños, que incluye no sólo su
naturaleza, la intensidad del sufrimiento de la víctima y la posición social y
política de la misma (repercusión del daño), sino también, la intensidad del dolo
o el grado de culpa del infractor responsable.
1
Recuperado el 27 de julio de 2012 de:
http://www.jusbrasil.com.br/diarios/17275691/djma-11-12- 2008-pg-6
del país. Ahora en un país como Brasil, con enormes deudas, no se puede dar
lugar a una reparación civil por daños morales en la misma cantidad buscada en
otros países desarrollados, como Estados Unidos, con base en el Instituto de
punitivo damages. Se advierte que el arbitraje del daño moral del juez es una
tarea ardua, que debe basarse en criterios objetivos para determinar el quantum,
teniendo en cuenta la capacidad socioeconómica del ofensor y del ofendido, así
como la gravedad del daño, su naturaleza y efecto, estableciendo un valor que
no pueda ser insignificante, para desalentar nuevos comportamientos, sino que
además no pueda ser exorbitante, para evitar el enriquecimiento ilícito de la
víctima y el pago más allá de las condiciones financieras del infractor.
Sin embargo, considerando que los proyectos de ley pretenden regular el art.
159 del Código Civil de 1916 - ya revocado - junto con la consideración que no
tuvo en cuenta la devaluación de la moneda, e incluso, la forma de las lesiones,
el Proyecto de Ley del Senado nº 150/1999 archivado el 28/02/2007, y el
Proyecto de la Cámara de Diputados nº 7.124/2002 fue declarado
inconstitucional el 02/09/2008, en particular, en el entendimiento de Comisión de
Constitución de Justicia e de Ciudadanía por no ser justo establecer valores
antes de la lesión sufrida.
Diniz (2003), aborda las siguientes reglas que deben seguirse para fijación del
quantum de indemnización: a) evitar indemnización simbólica y enriquecimiento
sin justa causa, ilícita o injusta de la víctima. La indemnización no podrá tener
valor superior al daño, ni deberá subordinarse a la situación de penuria del
perjudicado; ni podrá conceder a una víctima rica indemnización inferior al
perjuicio sufrido, alegando que su fortuna permitiría soportar el excedente del
menoscabo, b) no aceptar tarifación, porque ésta requiere despersonalización y
deshumanización, y evitar porcentaje del daño patrimonial, c) diferenciar el
monto indemnizatorio de acuerdo con la gravedad, la extensión y naturaleza de
la lesión, d) verificar la repercusión pública provocada por el hecho lesivo y las
circunstancias fácticas, e) atentar para las peculiaridades del caso y para el
carácter antisocial de la conducta lesiva, f) averiguar no sólo los beneficios
obtenidos por el perjudicial con el ilícito, pero también su actitud ulterior y
situación económica, g) determinar el real valor del perjuicio sufrido por la
víctima, h) tener en cuenta el contexto económico del país; en Brasil no habrá
lugar para indemnizaciones de gran porte, como la vista en los Estados Unidos,
i) verificar la intensidad del dolo o el grado de culpa del perjudicial; j) basarse en
la prueba firme y convincente del daño, k) analizar a la persona afectada,
considerando la intensidad de su sufrimiento, sus principios religiosos, su
posición social o política, su condición profesional y su grado de educación y
cultura; (...) buscar la armonización de las reparaciones en casos similares, m)
aplicar el criterio del justum ante las circunstancias particulares del caso sub
judice (LICC, art. 5), buscando siempre, con cautela y prudencia objetiva, la
equidad (p. 266).
Sin embargo, no siempre es posible que el juez preste atención a todos estos
criterios, en particular, para ajustar el valor de la indemnización tanto a la
capacidad socioeconómica del ofensor como del ofendido.