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Hasta el siglo XVII la economía occidental se había basado en el trabajo y la relación del
campesino con la tierra. Sin embargo, ya entrado el siglo XVIII las guerras napoleónicas
supusieron un reto para la producción manufacturera debido a la incesante necesidad de
elaborar artículos propios del ejercicio bélico. Como consecuencia de esto, los procesos
de producción tuvieron que evolucionar y los países cuyas economías estaban apenas
naciendo se vieron inmersos en una revolución de las formas de producción, la revolución
industrial. Este proceso de industrialización naciente en Inglaterra se propago por todos
los países europeos y posteriormente llego a la América anglosajona. Esto supuso una
transformación económica y tecnológica acelerada que convirtió a estos países en
potencia, acelerando de igual modo los tiempos y las cantidades de la producción.
Aunque estos cambios resultaron de vital importancia, se presentan más interesantes los
cambios sociales que se produjeron por esta época en las sociedades occidentales. La
revolución industrial supuso una transformación en la configuración del mundo que se
había establecido hasta el momento. En primer lugar, aparece la fábrica como eje central
de esta transformación. La necesidad de mano de obra produce grandes migraciones de
campesinos hacia los centros urbanos y la densidad poblacional de las ciudades aumenta
considerablemente. La vida misma de las personas se transformó, no se vive más en
pequeñas comunidades y los sociólogos de la época empiezan a hablar de un nuevo
cuerpo social emergente, la masa. En segundo lugar, los avances tecnológicos antes
mencionados producen eco en este nuevo grupo social; la radio, la televisión y la prensa
empiezan a constituirse como moldeadores de la sociedad. La forma en que estas
tecnologías llegaban a las masas se entendió entonces como el instrumento ideal para la
propagación de ideas, de cosmovisiones de origen exclusivamente occidental.
¿Cómo podemos relacionar la obra de Benjamin con los procesos culturales africanos?
Sometidos al yugo de la cultura occidental, el pueblo africano moderno se desarrolló
pensándose en términos de lo occidental, se apropió de sus costumbres y se presentó al
mundo como una región desolada, una tierra de nadie. De todas las caracterizaciones que
se le confirieron al continente, es la situación de presunto aislamiento continental, de la
cual deriva la pretensión de ahistoricidad que le adjudicó Europa desde siempre es la que
nos interesa.
Es por esto que, el problema que queremos plantear entonces es ¿Cómo desde esa
cosmovisión occidental de la cual somos nativos podemos obtener otra representación de
lo que es en esencia el pueblo africano? Benjamin a través de sus trabajos dirigidos a la
reflexión de lo estético nos brinda las herramientas para intentarlo. Entonces, hacer un
análisis de lo que es África desde la perspectiva de la filosofía Benajminiana es un
problema dirigido al análisis estético de las sus producciones artísticas.
Según Benjamin (1936) el arte en la época moderna debe analizarse desde las
implicaciones que le brindan las formas de su producción (p.45). Es por esto que establece
categorías para diferenciar de alguna manera el arte según la manera y la intención con la
que se produce. Así pues, si queremos tratar de comprender y de apreciar el arte
africano en cuanto arte, hay que hacer abstracción de las prácticas que le acompañan
y buscar penetrar hasta la fuente de su inspiración, volver en profundidad a la
dimensión comunitaria en donde encontramos al artista africano como hombre de su
pueblo con su mundo y su entorno, con su mentalidad y su cultura, con su propia manera
de sentir la realidad y de expresarla.
Las expresiones artísticas africanas bajo la visión de Benjamin conservan algo que por
sus condiciones de producción y reproductibilidad han perdido las producciones artísticas
occidentales; el aura. Con la reproductividad técnica se generan nuevos discursos, el valor
de la obra, la copia, el original, la falsificación y la verosimilitud se ven en entre dicho.
Para Benjamin, la obra de arte reproducida técnicamente carece de autenticidad, de
contextualización histórica, de un aquí y un ahora, ya que esto no puede ser reproducido.
Resumiendo todas estas carencias en el concepto de aura, podremos decir que: en la época
de la reproducción técnica de la obra de arte lo que se atrofia es el aura de ésta (Cruz.
2012. p 4). Sin embargo, el arte africano ha conservado esa característica tan fundamental
para Benjamin. Solo por tener un ejemplo, tomemos las máscaras características de
algunos pueblos africanos. Las máscaras africanas no son trozos de madera más o menos
decorativos cuyo fin es la reproducción indiscriminada, sino símbolos religiosos con una
función reguladora en la vida del poblado. Están asociadas a los ritos agrarios, funerarios
y de iniciación de los jóvenes. Cada miembro varón del poblado debe efectuar una serie
de ritos para ser admitido en la comunidad con pleno derecho, entre otras consideraciones
culturales. La cultura de las masas no logro desarraigar los procesos culturales propios de
los pueblos africanos y por tanto las expresiones artísticas no se vieron inmersas dentro
de la inminencia de la industrialización.
Para concluir debemos hacer aquí unas claridades. En primer lugar, este pequeño análisis
de ninguna manera pretende negar las repercusiones que tuvo la industria cultural en las
sociedades africanas, por el contrario, pretende rescatar aquellas expresiones artísticas
que gracias a su valor cultural, a su aura, se hicieron irreproducibles. Por otro lado, no se
pretendió tampoco reducir las expresiones artísticas africanas meramente a las ligadas a
sus pueblos originarios, sino que se tomó estas como un ejemplo claro de lo que Benjamin
definió como una obra de arte con valor de culto. Por último, en esta conclusión se debe
decir que es difícil realizar un análisis de lo estético sin tener en cuenta las
consideraciones filosóficas y sociológicas implícitas en la creación artística, sin embargo,
a través de estas reflexiones que giran en torno de lo estético es posible obtener una visión
otra de los pueblos, diferente a la dada por la cultura de masas.
Bibliografía