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Trabajo

 La sociedad ecuatoriana del siglo XIX: Un análisis a sus dimensiones


políticas, económicas y culturales.
Analizar el panorama al cual tuvo que enfrentarse Ecuador se torna fundamental para
poder verter opiniones válidas, para ello se considera como referencia el texto de Enrique
Ayala Mora, en donde se divide al período republicano en 3 ejes fundamentales: Sociedad
dividida en clases y ligada a la Iglesia, Estado-nación y proyecto nacional criollo.

Para el Ecuador la Independencia significó una seria ruptura y un rápido cambio político,
muchos rasgos de la sociedad colonial pervivieron más allá de la fundación de la
República. El fuerte sentido colectivo continuó sobre los procederes republicanos; se
mantuvo la discriminación racial y la exclusión de la mujer de la vida política Desde el
primer momento de la vida del Ecuador, se manifestó una tensión y enfrentamiento entre
las oligarquías regionales dominantes, principalmente de la Costa y de la Sierra.
Efectivamente, ambas tenían intereses comunes, pero también existían muchos motivos
de tensión, como el control de la mano de obra, siempre escasa en el litoral; y la
mantención de medidas aduaneras proteccionistas que defendían la producción textil
serrana, pero limitaban el comercio.
Por otra parte, el Ejército, que se había popularizado en la Independencia, tenía los
recursos de la represión y conservaba una alta cuota de poder político, se transformó en
otro de los pilares del naciente proyecto nacional. Los primeros años de vida del Ecuador
se caracterizaron por la inestabilidad y la desarticulación, es decir, existía un Estado
central débil, y debido a ello las instituciones del poder local y regional eran sólidas. La
descentralización era la norma prevaleciente. Las instituciones regionales,
primordialmente los municipios, fiscalizaban la educación inicial, servicios, obras
públicas, beneficencia, administración de justicia, cobraban impuestos. Al Estado central
le quedaba el manejo del Ejecutivo y la recaudación de algunas rentas. Los ingresos
fiscales, provenientes en buena parte de la “contribución” o tributo indígena, estancos y
diezmos, se gastaban en el mantenimiento del ejército, el clero y la alta burocracia.
Al fundarse el Estado, la Iglesia Católica cuyo mensaje había justificado la Conquista, y
con el tiempo se había transformado en uno de los valores fundamentales de la identidad,
se reconoció como "Religión de Estado" y se reafirmó su papel de conservación
ideológica de la precaria unidad del país y de la dominación socio-económica, es decir la
Iglesia, heredera de su poder colonial, tanto económico como ideológico, siguió inserta
en el Estado republicano, que reclamaba sobre ella el derecho de Patronato, o sea de
controlar los nombramientos de la jerarquía, a cambio de mantener a la religión católica
como oficial y excluyente, financiando a sus ministros y garantizando sus prerrogativas
y propiedades.
Esta situación se volvió cada vez más conflictiva y desató varios enfrentamientos
ideológicos y políticos. Al ser reconocida como oficial la religión católica, la Iglesia
mantuvo bajo su control: el registro de nacimientos, matrimonios y muertes; el púlpito,
que era un medio generalizado de comunicación; y la mayor parte del sistema educativo,
por cierto, muy precario y dedicado solamente a una porción bajísima de la población.
Sin duda el nacimiento de Ecuador es un referente fundamental en nuestra historia, debido
a que sólo el hecho de fundar un Estado y ponerlo en marcha es una tarea compleja, la
fundación de la república mantuvo muchas realidades coloniales, pero también fue la
puerta para ir cambiado progresivamente.

 La sociedad ecuatoriana del siglo XIX: un análisis a sus dimensiones


políticas, económicas y culturales.
La sociedad ecuatoriana en sus inicios estaba caracterizada por tener rasgos de raíz
colonial; el nombre del Ecuador surge como consecuencia de la regionalización y la
debilidad inicial del nuevo Estado que se había integrado por tres departamentos del
Distrito del Sur de Colombia; durante los primeros años se dio una lucha por los
privilegios y autonomías de los Departamentos y se reconocen tres polos de poder
(Azuay, Guayaquil y Quito) sujetos al control de élites latifundistas, es decir se había
constituido en un “Estado Oligárquico Terrateniente”, cruzado por profundas diferencias
socioeconómicas étnicas y regionales; con una república que se asentaba en el
robustecimiento de la propiedad, la reconstitución del poder legal y la exclusión de la
mayoría, sobre todo indígena, mestiza y negra Los primeros años fueron de gran
inestabilidad y predominio de caudillos militares; desde las haciendas y parroquias, hasta
los antiguos departamentos, pasando por las provincias y municipios, las instancias
políticas reclamaban autonomía, la burocracia era reducida y los grupos privilegiados
eran los militares y el clero. El Estado Oligárquico Terrateniente que se había instaurado
adoptó el sistema presidencialista y la división de poderes Legislativo, Ejecutivo y
Judicial, los municipios eran aglutinantes de los intereses seccionales y poderosos centros
de influencia político, se evidencia la presencia de regímenes autoritarios que
entorpecieron el desarrollo del Estado Nacional frente a proyectos que buscaban la
consolidación del Estado pero que eran contradictorios puesto que orientaban la acción
política dentro del catolicismo ortodoxo; para finales del siglo XIX, el poder terrateniente
pierde su dominio y empieza un robustecimiento estatal con influencia de la burguesía
comercial y bancaria, se incrementa la participación política y florecieron nuevas formas
de organización y en los sectores políticos dominantes prevaleció un ambiente de
civilismo y estabilidad republicana.
Las fronteras agrícolas se expandían, la tendencia a poseer enormes haciendas poco
cultivadas era la forma de garantizar que los campesinos, privados de la tierra se
vincularan al latifundio, la relación productiva prevaleciente era el concertaje que se
sostenía por la represión y dominación ideológica, el comercio interno era precario; hacia
la mitad del siglo XIX aumentó el comercio exterior, se diversificaron los mercados y los
proveedores de manufacturas, los terratenientes serranos exigían proteccionismo en la
aduana como garantía para sus productos, amenazados por los artículos importados
mientras que los comerciantes del puerto, presionaban por el librecambismo, al final del
siglo XIX, el país se consolidó como productor de materias primas e importador de
manufacturas, toda esta gran expansión económica fue marcada por el auge de las
exportaciones cacaoteras cuyas rentas además fortalecieron el sistema bancario.

Una vez iniciada la vida autónoma, de la exaltación de la libertad y la crítica, se pasó a la


justificación del nuevo poder y la glorificación de las luchas independentistas; frente a la
debilidad de la cultura oficial se desarrolló una rica cultura popular, con elementos
andinos que recogían la herencia indígena y española en una identidad mestiza, en donde
las creencias y prácticas religiosas del cristianismo jugaron un papel decisivo; los pueblos
indígenas por su parte, en contacto pero diferenciándose de la sociedad criolla
desarrollaron su cultura en la resistencia, conservando características propias, como
expresión de identidad, al impulso educativo del garcianismo permitió que florezca la
literatura, la historiografía y la ciencia, el romanticismo sucedió a la ilustración como
corriente dominante del pensamiento y la cultura; a finales del siglo XIX se gestó
especialmente en Quito un movimiento cultural que formó la Academia Ecuatoriana
creada bajo auspicio estatal como referente de la cultura oficial dominada por el
latifundismo y el clero, todo esto ha dejado un gran legado artístico y cultural que
enorgullece nuestra identidad nacional.

Linkografia:
- http://tatianajimenezarrobo.blogspot.com/2012/11/la-sociedad-ecuatoriana-
del-siglo-xix.html
- http://arelischamba.blogspot.com/2012/10/la-sociedad-ecuatoriana-del-
siglo-xix.html

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