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El presente Estudio fue financiado por el Programa de Fortalecimiento a la actividad Silvícola (PROFOS 2011) de1
la Comisión Nacional Forestal
COLABORADORES
2
CONTENIDO
I. INTRODUCCION
1. OBJETIVOS 14
3.2 Métodos 55
3.2.1 Análisis Troncales 55
3.2.1.1 Elección de la muestra 55
3.2.1.2 Toma de muestras 56
3.2.1.3 Derribo 57
3
3.2.1.4 Desrame y limpia 57
3.2.1.5 Troceo 57
3.2.1.6. Mediciones 58
3.2.2 Procesamiento de datos 58
3.2.2.1. Crecimiento e incremento en altura 59
3.2.2.2 Crecimiento e incremento en diámetro 59
3.2.2.3 Crecimiento e incremento en área basal 59
3.2.2.4 Crecimiento e incremento en volumen 59
3.2.3 Determinación de la calidad de estación 60
3.2.3.1 Tamaño de muestra 60
3.2.3.2 Análisis estadístico 62
3.2.3.3 Modelos de regresión 62
3.2.3.4 Construcción de curvas de índice de sitio (Is) 62
3.2.3.5 Elaboración de mapas de calidad de estación 63
3.2.4 Tabla epidométrica 64
3.2.5 Tablas de volumen 64
3.2.5.1 Tamaño de muestra 64
3.2.5.2 Análisis estadístico 66
3.2.5.3 Pruebas de correlación 66
3.2.5.4 Selección de modelos de regresión 66
3.2.5.5 Comparación de modelos y criterios de elección 67
4
4.2.1 Crecimiento e incremento en diámetro sin corteza 85
4.2.2 Crecimiento e incremento en altura 93
4.2.3 Crecimiento e incremento en volumen 95
4.2.4 Edad a la altura de 1.3 metros 98
4.2.5 Edad a la altura del tocón 102
4.2.6 Edad del primer aclareo 103
4.2.7 Edad del segundo aclareo 108
4.2.8 Turno técnico 112
4.2.9 Turno absoluto 117
4.2.10 Resumen de valores epidométricos 125
4.3. Tablas de Volumen 126
4.3.1 Tamaño de la muestra 126
4.3.2 Análisis estadístico 130
4.3.2.1 Pruebas de correlación 130
4.3.2.2 Modelos de regresión 131
4.3.2.2.1 Modelo de Schumacher V=a Db Hc 131
4.3.2.2.2 Modelo de Spurr Variable Combinada Logarítmica V= a (D2H)b 131
4.3.2.2.3 Modelo del Coeficiente Mórfico Constante V= a (D2H) 132
4.3.2.2.4 Modelo de Korsun V= a (D+1)b Hc 132
4.3.3 Elección de modelos de regresión 133
4.3.4 Construcción de las Tablas de Volumen 138
V. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
1. Estudio de crecimiento 142
2. Tablas de volumen 145
VII. APÉNDICE
5
LISTA DE CUADROS
Cuadro 3.3 UMAFOR 1303. Datos meteorológicos promedios y acumulados en el 2009, por estación. 32
Cuadro 3.10 Número de autorizaciones, predios y superficie bajo manejo por métodos de ordenación silvícola. 54
Cuadro 3.12 Tabla de tamaño de muestra en número de árboles, con base en la diferencia de alturas
61
(Con la culminación del IMA), la potencia y el error de estimación, con nivel de significancia a=5%.
Cuadro 3.15 Tamaño de muestra por categoría diamétrica para un nivel de significancia a = 1% 65
Cuadro 3.16 Tamaño de muestra por categoría diamétrica para un nivel de significancia a = 5% 65
Cuadro 4.5 Cuadro comparativo de alturas calculadas con los modelos de regresión probados (P. patula) 75
Cuadro 4.6 Cuadro comparativo de alturas calculadas con los modelos de regresión probados (P.
77
montezumae)
7
Cuadro 4.25 Valores tabulares de crecimiento en Altura P. patula 93
Cuadro 4.39 Valores tabulares de Ica - Ima en Altura CE III P. patula 104
Cuadro 4.43 Valores tabulares de Ica - Ima en Altura CE III P. montezumae 106
8
Cuadro 4.48 Valores tabulares de Ica - Ima en diámetro CE II P. patula 108
Cuadro 4.49 Valores tabulares de Ica - Ima en diámetro CE III P. patula 109
Cuadro 4.53 Valores tabulares de Ica - Ima en diámetro CE III P. montezumae 111
Cuadro 4.60 Valores tabulares de Ica - Ima en volumen P. Patula CEII 118
Cuadro 4.61 Valores tabulares de Ica - Ima en volumen P. Patula CEIII 119
Cuadro 4.62 Valores tabulares de Ica - Ima en volumen P. Pátula CEIV 120
Cuadro 4.63 Valores tabulares de Ica - Ima en volumen P. montezumae CEI 121
Cuadro 4.65 Valores tabulares de Ica - Ima en volumen P. montezumae CE III 123
Cuadro 4.69 Determinación del tamaño de muestra para tablas de volumen Pinus patula CE I y II 126
Cuadro 4.70 Determinación del tamaño de muestra para tablas de volumen Pinus patula CE III y IV 127
9
Cuadro 4.71 Determinación del tamaño de muestra para tablas de volumen P. montezumae CE I y II 128
Cuadro 4.72 Determinación del tamaño de muestra para tablas de volumen P. montezumae CE III y IV 129
Cuadro 4.75 Resumen de índicadores estadísticos para elección de modelos de regresión P. patula
133
Calidades I y II
Cuadro 4.77 Resumen de índicadores estadísticos para elección de modelos de regresión P. pátula III y IV 134
Cuadro 4.79 Resumen de índicadores estadísticos para elección de modelos de regresión P. montezumae
135
Calidades I y II
Cuadro 4.81 Resumen de índicadores estadísticos para elección de modelos de regresión P. montezumae
137
Calidades III y IV
Cuadro 4.83 Tabla de volúmenes para Pinus patula CE I y II, obtenida a partir del modelo de Spurr Variable
Combinada 138
Logarítmica V= 0.00006097 (D2 H) 0.97144
Cuadro 4.84 Tabla de volúmenes para Pinus pátula CE III y IV, obtenida a partir del modelo de Spurr
Variable Combinada 139
Logarítmica V= 0.00006097 (D2 H) 0.97144
Cuadro 4.85 Tabla de volúmenes para Pinus montezumae CE I y II, obtenida a partir del modelo de Spurr
Variable Combinada 139
Logarítmica V= 0.00006097 (D2 H) 0.97144
Cuadro 4.86 Tabla de volúmenes para Pinus montezumae CE III y IV, obtenida a partir del modelo de Spurr
141
Variable Combinada Logarítmica V= 0.00006424 (D2 H) 0.96206
10
INDICE DE GRÁFICAS
Pág.
Gráfica 4.1 Relación Ica – Ima Pinus patula 71
Gráfica 4.2 Relación edad – altura 71
Gráfica 4.3 Relación Ica – Ima Pinus montezumae 73
Gráfica 4.4 Relación Edad – altura Pinus montezumae 73
Gráfica 4.5 Tendencia de modelos de regresión probados en Pinus patula 76
Gráfica 4.6 Tendencia de modelos de regresión probados en Pinus montezumae 77
Gráfica 4.7 Curvas polimórficas de índice de sitio Pinus patula 82
Gráfica 4.8 Curvas polimórficas de índice de sitio Pinus montezumae 84
Gráfica 4.9 Tendencia de los modelos en relación edad – diámetro CE I P. patula 85
Gráfica 4.10 Tendencia de los modelos en relación edad – diámetro CE II P. patula 86
Gráfica 4.11 Tendencia de los modelos en relación edad – diámetro CE III P. patula 87
Gráfica 4.12 Tendencia de los modelos en relación edad – diámetro CE IV P. pátula 88
Gráfica 4.13 Tendencia de los modelos en relación edad – diámetro CE I P.montezumae 89
Gráfica 4.14 Tendencia de los modelos en relación edad – diámetro CE II P.montezumae 90
Gráfica 4.15 Tendencia de los modelos en relación edad – diámetro CE III P.montezumae 91
Gráfica 4.16 Tendencia de los modelos en relación edad – diámetro CE IV P.montezumae 92
Gráfica 4.17Relación Ica – Ima P. patula C.E. I 103
Gráfica 4.18 Relación Ica – Ima P. patula C.E. II 104
Gráfica 4.19 Relación Ica – Ima P. patula C.E. III 105
Gráfica 4.20 Relación Ica – Ima P. patula C.E. IV 105
Gráfica 4.21 Relación Ica – Ima P. montezumae C.E. I 106
Gráfica 4.22 Relación Ica – Ima P. montezumae C.E. II 106
Gráfica 4.23 Relación Ica – Ima P. montezumae C.E. III 107
Gráfica 4.24 Relación Ica – Ima P. montezumae C.E. IV 108
Gráfica 4.25 Relación Ica – Ima P. patula C.E. I 108
Gráfica 4.26 Relación Ica – Ima P. patula C.E.II 108
Gráfica 4.27 Relación Ica – Ima P. patula C.E.III 109
Gráfica 4.28 Relación Ica – Ima P. patula C.E.IV 109
Gráfica 4.29 Relación Ica – Ima P. montezumae C.E.I 110
11
Gráfica 4.30 Relación Ica – Ima P. montezumae C.E.II 110
Gráfica 4.31 Relación Ica – Ima P. montezumae C.E.III 111
Gráfica 4.32 Relación Ica – Ima P. montezumae C.E.IV 111
Gráfica 4.33 Relación Ica – Ima Volumen P. patula C.E. I 117
Gráfica 4.34 Relación Ica – Ima Volumen P. patula C.E. II 118
Gráfica 4.35 Relación Ica – Ima Volumen P. patula C.E. III 119
Gráfica 4.36 Relación Ica – Ima Volumen P. patula C.E. IV 120
Gráfica 4.37 Relación Ica – Ima Volumen P. montezumae C.E. I 121
Gráfica 4.38 Relación Ica – Ima Volumen P. montezumae C.E. II 122
Gráfica 4.39 Relación Ica – Ima Volumen P. montezumae C.E. III 123
Gráfica 4.40 Relación Ica – Ima Volumen P. montezumae C.E. IV 124
Gráfica 4.41 Relación Diámetro – Altura Pinus patula CE I y II 126
Gráfica 4.42 Relación Diámetro – Altura Pinus patula CE IIII y IV 127
Gráfica 4.43 Relación Diámetro – Altura Pinus montezumae CE I y II 128
Gráfica 4.44 Relación Diámetro – Altura Pinus montezumae CE III y IV 129
12
I. INTRODUCCION
La realización de un manejo forestal adecuado exige contar con las suficientes bases técnicas para fundamentar
la planeación, ejecución y proyección de los aprovechamientos forestales, de tal manera que garanticen un
rendimiento sostenible y la permanencia y fomento del recurso con toda su funcionalidad integral. No es posible
aplicar adecuadas prácticas silvícolas si no se conocen los hábitos y patrones de crecimiento de las especies
forestales en sus diversas condiciones ambientales.
Con frecuencia se establecen regímenes de manejo silvícola prefijando parámetros de ordenación como turnos,
ciclo de corta, edades para la aplicación de tratamientos, y otros, sin tener fundamentos sólidos para su
aplicación, y por consecuencia, los resultados a largo plazo, traerán complicaciones diversas, y resultados no
satisfactorios e inciertos.
Otro factor importante en el manejo y administración de los recursos forestales, es la cuantificación precisa de los
volúmenes de los árboles en pie, que en conjunto integran a los rodales y masas forestales. No es posible
concebir una adecuada gestión forestal cuando se carece de herramientas básicas de cuantificación que permitan
estimar las existencias maderables de una localidad forestal. De estas valiosas herramientas se derivan
importantes datos como los incrementos leñosos y la posibilidad maderable. Considerando el precepto lógico y
natural de que uno de los factores importantes para lograr la permanencia de un recurso natural renovable es el
que la tasa de aprovechamiento no rebase a la capacidad productiva de un ecosistema, se puede entender las
graves consecuencias de estimar de forma incorrecta sus parámetros de cuantificación, tanto de su existencia,
cantidad de aprovechamiento y de su producción.
A pesar de la relevante importancia que se describe, existen en todo el país vastas zonas forestales de valioso
potencial y con aprovechamientos maderables, que carecen de herramientas precisas o actualizadas de
cuantificación, así como de estudios que permitan conocer los patrones de crecimiento de las especies bajo
manejo, en sus diversas condiciones ambientales.
Para la generación de los estudios de crecimiento, se emplean los modelos matemáticos que permiten simular y
predecir las características de los árboles y masas forestales en el tiempo y el espacio, aprovechando las leyes
naturales que rigen su desarrollo. (Aguilar, 1984).
13
Estos estudios son desde luego de naturaleza estadística, en la que se analizan y caracterizan a poblaciones
biológicas como las masas forestales, obteniendo información con ciertos niveles de precisión, pero no exactas.
Para este caso, los modelos matemáticos tienen una destacada importancia para generar la información, debido
a que permitirá representar, predecir o proyectar el crecimiento en sus diversas condiciones ambientales, así
como generar relaciones numéricas que permitan la cuantificación precisa de los árboles en pie.
La Asociación de Silvicultores de la Región Forestal Pachuca - Tulancingo A.C., que representa una importante
zona forestal del Estado de Hidalgo, ha gestionado los apoyos necesarios para realizar el presente estudio que
genera valiosas herramientas que permitirán el fortalecimiento del manejo forestal de los bosques de su
jurisdicción.
1. Objetivos
14
II. REVISION BIBLIOGRAFICA
1. Estudios de Crecimiento
Spurr (1952). Menciona los principios en que se basan los análisis troncales así como que a través de estos es
posible conocer el crecimiento que han tenido a lo largo de su vida y hace posible predecir el crecimiento futuro.
Castaños (1962), Es el primer registro que se tiene sobre la realización de estudios de esta naturaleza; trabajó
dos metodologías, la primera de ellas basada en la realización altura media con respecto al diámetro normal de
los árboles dominantes y codominantes a los 100 años de edad; la segunda de ellas, considerando la correlación
entre el índice de sitio con respecto a las características fisiográficas y edáficas de los sitios. Dicho trabajo se
realizó para Pinus patula en Oaxaca.
Husch, Miller y Beers (1963). Definen el crecimiento del árbol como el alargamiento y engrosamiento de raíces,
tallos, ramas y que dependen de la capacidad genética de una especie y la interacción con el medio ambiente. El
crecimiento de un árbol y de una masa forestal en cualquiera de sus dimensiones debe expresarse en base a un
periodo de tiempo.
El crecimiento pasado de un árbol se puede conocer mediante un análisis troncal en el que se muestra como un
árbol creció en altura, diámetro, volumen así como los cambios de forma al aumentar sus dimensiones.
De acuerdo con los autores, el análisis troncal se debe realizar mediante el siguiente procedimiento:
1. Derribo del árbol y corte del fuste en secciones de la longitud deseada.
2. Determinación de la especie, diámetro normal, altura total, edad a la altura del tocón y edad total.
3. Registro y medición de altura del tocón, longitud de cada sección y el de la punta del árbol.
4. Medir y registrar el diámetro promedio a la punta de cada sección.
5. Encontrar un diámetro promedio de cada sección transversal y dibujar una línea a lo largo con un lápiz graso
y/o tinta.
6. Contar los anillos anuales a lo largo de cada radio promedio en la primera sección transversal desde el
cámbium interior marcando un comienzo cada 10 anillos o en otro periodo deseado. Registrar el número total
de anillos de cada sección transversal.
15
7. Desde el centro de cada sección transversal subsiguiente medir desde afuera hacia dentro, a lo largo del
radio promedio, registrando la distancia desde el centro a cada 10 anillos o en el periodo deseado. Registrar
el número total de anillos de cada sección transversal.
Mass (1970). Señala una metodología para la realización de análisis troncales, ejemplificando con Pinus
montezumae, con el fin de uniformizar este método para la realización de estudios de crecimiento y determinar
los parámetros básicos para el manejo de los bosques.
Trousdell, Beck y Lloyd (1974). Muestran un procedimiento para la construcción de curvas polimórficas de
índice de sitio para Pinus loblolly utilizando datos a partir de análisis troncales, usando un modelo de crecimiento
sigmoideo.
Klepac (1976). Describe la forma como crecen e incrementan los árboles y masas forestales y señala una
metodología para la realización del análisis volumétrico.
El índice de sitio se determina para cada especie bajo el supuesto de que la altura de los árboles dominantes y
codominantes del sitio expresa la máxima altura alcanzable, y es escasamente afectada por la densidad del rodal.
Una de las ventajas que ofrece este método es que puede emplearse en la cuantificación de la producción, ya
que es una expresión numérica, su medición es fácil y libre de la influencia de la densidad del rodal
Musálem (1977). Recomienda que para implementar el manejo mediante la silvicultura intensiva, es necesario
determinar la producción potencial de cada especie. Uno de los pasos importantes es la determinación de la
calidad de estación para cada especie a manejar. Utiliza la técnica de análisis troncales para obtener los datos de
edad y altura, y determina los índices de sitio.
Mass (1978). Obtiene datos de crecimiento en altura, diámetro y volumen de algunas especies del estado de
Michoacán.
Spurr y Barnes, (1980). Establecen que los rodales se clasifican de acuerdo con la calidad del sitio, que indica la
capacidad productiva de un área forestal específica para una especie determinada. Aunque son muchas las
especies que pueden crecer en el mismo sitio, pueden no crecer igual. La medida de productividad local de uso
16
más común es el índice de sitio, o sea la altura promedio de los árboles dominantes y codominantes a una edad
índice específica, por lo general 50 años para las especies de rápido crecimiento y 100 para las especies de lento
crecimiento.
Indican que los métodos para medir la calidad de sitio se agrupan en directos e indirectos, ya sea que el cálculo
se base en alguna medición de la comunidad o bien en algunos rasgos del ambiente local. Sin embargo, a no ser
por recolección total de una comunidad madura, no existe realmente ningún método directo para medir la
productividad del sitio. Lo que realmente se mide es cierto aspecto cuantitativo, o índice de la productividad
forestal.
Determinación del volumen o altura del rodal. Es difícil interpretar, salvo que el rodal se encuentre cercano a
una edad base o turno de rotación usada como comparación.
Registro histórico de desarrollo y rendimiento. Cada vez es más frecuente que las empresas conserven toda
la información de los inventarios sucesivos y también de las cosechas de los rodales. Estos datos están
desprovistos de todo supuesto y su error es reducido.
Medición de uno o más factores del medio que se consideran como íntimamente relacionados con el crecimiento
de los árboles.
Determinación de las características propias de los árboles o del rodal, consideradas sensibles a la calidad del
sitio.
El índice de sitio es un método práctico que utiliza datos de la relación edad y altura del árbol dominante para
construir curvas de calidad de sitio y es la expresión comúnmente empleada para evaluar la productividad
forestal. El índice de sitio se representa a través de curvas llamadas curvas de índice de sitio (Is).
Arteaga (1982). Señala que para la evaluación de la calidad de estación se encuentra el método fisiográfico
clasificado como un método indirecto, en el que se considera la interacción de los factores físicos y bióticos
tomando en cuenta principalmente la temperatura, humedad del suelo, fertilidad y exposición.
Aguilar (1982). Describe ampliamente el uso del modelo de Schumacher para estudios del crecimiento y clases
de sitio, mostrando el procedimiento para la construcción de curvas polimórficas y curvas anamórficas.
Recomienda la realización de este tipo de estudios para conocer las especies forestales y fundamentar
sólidamente los planes de manejo.
Clutter (1983). Indica que una familia de curvas de índice de sitio representa a un grupo de patrones de
desarrollo en altura dominante con un símbolo numérico o cualitativo asociado a cada curva para propósitos de
referencia de calidades de sitio diferentes. Dependiendo de la naturaleza de las curvas de índice de sitio, se han
clasificado en dos grandes grupos: anamórficas y polimórficas.
Establece que las curvas anamórficas de índice de sitio, son aquellas donde la altura del arbolado dominante de
una curva a cualquier edad, representa una proporción constante de la altura de arbolado dominante de una
curva a esa misma edad. La hipótesis básica en este tipo de curvas es que las tasas relativas de crecimiento
entre sitios permanecen constantes pero su potencialidad máxima es variable.
Las curvas polimórficas están basadas en la hipótesis de que la tasa relativa de crecimiento en altura dominante
es variable para todos los índices de sitio, lo que indica que existen distintos hábitos de crecimiento para las
diferentes clases de sitio, pero la potencialidad máxima es única
Maldonado (1983). Recomienda la realización de estudios sistemáticos para determinar el índice de sitio de las
especies más importantes desde el punto de vista económico en toda el área del país como una medida para
lograr un adecuado manejo forestal. En este mismo trabajo el autor muestra una metodología para la
determinación de índices de sitio como una herramienta básica que se puede utilizar para la predicción de la
productividad de los suelos forestales.
Flores (1983). Menciona que la estimación del incremento y rendimiento de las masas forestales son elementos
claves para el manejo y planificación forestal).
Aguilar (1984). Realiza un estudio de crecimiento en Pinus douglassiana y Pinus lawsoni de la región centro de
Michoacán, y emplea con buenos resultados el modelo de Schumacher ln Ho max = a +b (i/e)^k.
Zepeda y Rivero (1984). Generaron curvas anamórficas de índice de sitio bajo el método de la curva guía, para
Pinus hartwegii en Zoquiapan estado de México, utilizando datos obtenidos del análisis troncal de 25 árboles,
generando una curva guía con un modelo de regresión, y con esa base de forma proporcional, generaron las
curvas de índice de sitio
Arteaga y Rodríguez (1985). En base a datos de análisis troncales utilizando el modelo de Richards
modificado construyeron curvas polimórficas de índice de sitio para Pinus patula en la región Chignahuapan –
Zacatlán en el estado de Puebla. En este mismo trabajo comparan el ajuste del modelo en base a datos
obtenidos de análisis troncales y con el taladro de Pressler concluyendo que a pesar del mayor costo es más
confiable la información tomada de los análisis troncales. Utiliza con buenos resultados el modelo de Richards
modificado.
Bojorges (1990). Determinó curvas anamórficas de índice de sitio, con base a datos tomados de análisis
troncales de Abies religiosa de Zoquiapan, Estado de México. Los modelos que utilizó fueron los de Schumacher
y Chapman-Richards. Y este segundo modelo fue el que presentó el mejor ajuste
19
Vanclay (1994). Indica que los modelos de crecimiento y rendimiento forestal representan abstracciones de la
dinámica natural de los bosques, basados en relaciones funcionales entre la magnitud del crecimiento y los
factores o variables que explican ese crecimiento. Estos modelos generalmente se refieren a un sistema de
ecuaciones que permiten predecir el crecimiento y rendimiento de un rodal bajo una amplia variedad de
condiciones.
Valdez y Lynch, (2000). Concluyen que sin el conocimiento de la dinámica del rodal, la toma de decisiones no
puede ser eficiente y el proceso se convierte en una forma de manejo que puede ser caracterizado como de
eficiencia desconocida.
Velarde (2002). Realiza un estudio de crecimiento y elaboración de tablas de volumen a partir de análisis
troncales para P. oocarpa y P. lawsonii en la zona de transición del municipio de Tancítaro, estado de Michoacán.
Utilizó con buenos resultados el modelo de Schumacher Ln H= a + b 1/eˆ k, tanto para generar las curvas de
índice de sitio de tipo polimórfico, como para el ajuste de las diferentes relaciones epidométricas. Genera un
mapa de calidades de estación. Relaciona la influencia de los factores exposición, tipo de suelo y pendiente con
la productividad de cada una de las dos especies estudiadas, y recomienda para cada rodal la especie más
adecuada para la producción maderable.
Velarde (2004). Realiza estudio de crecimiento y elaboración de tablas de volumen para Pinus michoacana, en el
ejido de Taretan, Estado de Michoacán, y emplea el modelo de Schumacher para la generación de las curvas de
índice de sitio de tipo polimórfico, así como para la generación de las diferentes relaciones epidométricas. Se
determinan dos calidades de estación y se concluye con el supuesto para este caso, que el factor de influencia en
la variación de la capacidad productiva es la altitud.
Cornejo et al., (2005). Realizó un estudio en el que compara los métodos de la curva guía y estimación del
parámetro al determinar el índice de sitio para P. montezumae en la región de Hidalgo, Estado de Michoacán.
Utilizó regresión no lineal para ajustar 634 pares de valores edad-altura, procedentes de análisis troncal de 40
árboles dominantes. Con el método de la curva guía se probaron 5 modelos de crecimiento; y el de Gompertz fue
el que presentó el valor más bajo del cuadrado medio del error y el valor más alto de coeficiente de determinación
R2; con este modelo se generaron 5 curvas anamórficas de índice de sitio. Con el método de estimación del
parámetro usó el modelo Chapman-Richards que presentó buen ajuste y se obtuvo cinco curvas de índice de sitio
20
de tipo polimórficas. Los índices de sitio determinados con el método de la predicción de parámetro cubrieron con
mayor confiabilidad y fidelidad la distribución de P. montezumae que con el método de la curva guía.
Mass (2009). Elabora tablas de crecimiento y producción silvícola para Pinus pseudostrobus en la región de
Pátzcuaro, Estado de Michoacán. Muestra una metodología para la aplicación de modelos matemáticos de
crecimiento en altura, diámetro, área basal y volumen de árboles, calidad de sitio y producción silvícola potencial,
con el fin de que ayuden a la toma de decisiones óptimas en la regulación del manejo forestal. Los modelos de
Schumacher y Richards – Chapman mostraron el mejor ajuste
Concluye que en la elaboración y aplicación de los programas de manejo actuales se omite por desconocimiento
la clasificación de las calidades de sitio y se desconoce la producción potencial que podría lograrse con la
aplicación de los diferentes sistemas silvícolas que se proponen, ocasionando con frecuencia una subestimación
del potencial productivo del bosque, una regulación del manejo incierta y por ende un aprovechamiento no
ordenado del mismo.
Y que:
Dado que en la mayoría de los trabajos de investigación sobre la productividad del bosque solamente se ha
llegado a la determinación de las Curvas de Calidad de Sitio, sin especificar datos de producción silvícola en
dichas calidades, se recomienda ampliar las investigaciones para determinar los volúmenes de producción anual
y total, en las masas regulares de cuando menos las principales especies de coníferas que forman nuestros
bosques de clima templado y frío, ya que el conocimiento de la producción potencial de un bosque es un
elemento fundamental para la adecuada planeación de la Ordenación Forestal que asegure la sustentabilidad del
aprovechamiento silvícola. Recomienda la aplicación del sistema de bosque regular, en especial con métodos de
ordenación como el SICOSUP y el SISICOMA, y que se fundamenten en la determinación precisa de su potencial
productivo y no en valores predeterminados.
López (2010). Prueba los modelos de crecimiento Logístico, Gompertz y Schumacher para generar curvas
anamórficas de índice de sitio para Pinus patula, a partir de datos edad y altura dominante obtenidos de análisis
troncales, en la zona de Santiago Comaltepec, Ixtlán, Estado de Oaxaca. Los tres modelos probados mostraron el
mismo grado de ajuste y recomiendan el uso del modelo logístico por presentar una mejor flexibilidad para el
ajuste al patrón de crecimiento.
21
Ceballos y Pacheco (2009). Estiman índices de sitio para Abies religiosa, Pinus hartwegii, P. montezumae y P.
teocote, en el Suelo de Conservación del Distrito Federal, utilizando datos de edad y altura tomados con el taladro
de Pressler, probando para su ajuste los modelos de crecimiento Gompertz, Logísitico, Chapman – Richards y
Weibull. Concluye que cualquiera de los tres modelos puede ser utilizado para la construcción de las curvas
anamórficas de índice de sitio, aunque menciona que le de mejor ajuste es el Logístico, y el de mayor sencillez el
de Gompertz.
Ruiz (2011). Genera curvas de índice de sitio para predecir la altura en base al diámetro normal en Pinus patula,
en un predio comunal de Ixtlán de Juárez, en el Estado de Oaxaca. Utiliza los modelos de Schumacher, Orantes y
Chapman – Richards. El modelo de Schumacher resulta el de mejor ajuste.
a). En el extranjero
Spurr (1952). Menciona que para la construcción de tablas de volumen existen métodos indirectos y directos,
describe a los métodos indirectos como aquellos que se emplearon hace varios años y que consisten en
relacionar los volúmenes con los coeficientes mórficos y que después se relacionaban para diferentes valores de
diámetro normal y alturas.
Los métodos directos permiten determinar los volúmenes a través de la relación directa del volumen con otras
variables como el DN y la altura y son los que han adquirido mayor importancia en la actualidad.
Assman (1961). Hace referencia de que tanto el volumen como el factor de forma de un árbol dependen
directamente del diámetro normal y la altura. Considera que los métodos gráficos por subjetivos presentan en
ocasiones errores sistemáticos y recomienda el empleo de métodos estadísticos como el análisis de regresión, ya
que la relación entre las variables consideradas puede ser expresada por una unción también llamada ecuación
alométrica.
22
Prodan (1961). Menciona que los métodos gráficos dieron la base para calcular analíticamente la regresión y
fomentó por ello el desarrollo de los métodos estadísticos modernos, que mediante el uso de sistemas de proceso
electrónico de datos, el análisis de regresión y correlación múltiple es relativamente sencillo.
Husch (1963). Define a las tablas de volumen como “una expresión tabulada de volúmenes de árboles de
acuerdo a una o mas dimensiones de ellos”.
F.A.O. (1981). Publicó un documento en el que destaca la importancia del empleo de instrumentos de medición,
así como a los procesos para la construcción de tablas de volumen.
b). En México
Martínez (1937). Construyó tablas de volumen por especie para Pinus hartwegii, Pinus ayacahuite y P. patula
Treviño (1950). Elaboró una tarifa de volúmenes mediante el análisis de regresión simple usando un modelo
logarítmico lineal. Esta tarifa fue construida para estimar el volumen del sitio experimental forestal “El Poleo”, en
el Estado de Chihuahua, México.
Veruette (1960). Construyó una tabla fotogramétrica de volúmenes para rodales en el Estado de Durango, en la
cual relacionó a la espesura y altura para la estimación del volumen.
C.F.E.M. (1963). Relacionando las variables de diámetro y altura, elaboró una tabla de volúmenes para la región
de Hidalgo en el oriente de Michoacán a través del método de regresión.
Caballero (1970). Muestra una metodología que utiliza el coeficiente mórfico por categoría de altura para la
elaboración de tablas de volumen de cedro rojo y recomienda un tamaño de muestra mínimo de 33
observaciones por categoría. Para probar su validez estadística aplica una prueba de t de student.
Caballero (1972). Elaboró un documento en el que analiza algunas de las metodologías existentes para la
elaboración de tablas de volúmenes y hace una detallada descripción de cada uno de ellos. Enfatiza en la
técnica de regresión en el que describe varios modelos aritméticos, logarítmicos y algunos que consideran
además del diámetro y la altura la forma del árbol.
23
El autor concluye que cualquiera que sea el procedimiento empleado, tratándose de material biológico como son
los árboles, no es posible determinar con exactitud los volúmenes con base a una relación matemática entre
variables morfológicas, debido a que volúmenes de dos o mas árboles de la misma especie que tienen idénticos
valores en diámetro normal y altura, pueden presentar discrepancias significativas debido a factores diversos.
Señala que el dasónomo debe estar conciente que desde un punto de vista práctico, no es posible obtener un
método perfecto para la construcción de tablas de volúmenes, y que el argumento principal para elegir un
procedimiento de construcción es conseguir la precisión máxima. Particularmente recomienda el análisis de
regresión. Una recomendación importante del autor cuando se disponga de calculadoras programables, es en el
sentido de construir la tabla de volúmenes empleando el modelo de la variable combinada, sin considerar la
evaluación de la forma del árbol, por la extrema sencillez de cálculo y el buen ajuste que se ha obtenido en
algunas áreas.
Rodríguez (1982). Construyó una tabla de volúmenes para Pinus montezumae en el campo experimental “San
Juan Tetla”, Puebla, a través de muestras tomadas en base a análisis troncales, alcanzando como ventaja que de
una sola muestra se pueden tomar varias observaciones de diámetros, alturas y volúmenes de forma precisa. En
este trabajo utilizó con muy buenos resultados el modelo de Schumacher V = a + b ln D + c lnH.
López (1983). Propone una metodología para determinar el tamaño de muestra con una buena base estadística.
Para la construcción de las tablas de volúmenes comparó los modelos de Schumacher, de la variable combinada,
geométrico exponencial y del coeficiente mórfico constante. El modelo mejor aceptado fue el de Schumacher; en
este trabajo el autor demostró que el coeficiente de determinación no siempre es un buen indicador de la bondad
de ajuste y por ello recomienda que se apliquen pruebas a los residuales.
Camarena (1987). Muestra la utilidad de las calculadoras programables en diversos trabajos dasonómicos y
recomienda su uso cuando no se cuente con equipo de cómputo.
Lazos y Velarde (1987.) Elaboran tablas de volúmenes para tres secciones de ordenación de la Unidad de
Administración Forestal No. 9 “Pico de Tancítaro”, probando con muy buenos resultados el modelo de la variable
combinada en su forma aritmética V = a + b (D^2H) y el modelo de Schumacher. Utilizaron para el procesamiento
una calculadora programable Texas Instruments TI-66.
24
Aguilar (1988). Elaboró tarifas de volumen de una sola entrada a partir de muestras de análisis troncales
utilizando el modelo V=a+b (1/d) ^k, y propone la construcción de tablas de doble entrada a partir de datos
obtenidos con esta técnica.
Velarde (1993). Elabora tablas de volúmenes para la región de Zacapu y compara siete modelos matemáticos,
resultando el de mejor ajuste el modelo de Schumacher. En este trabajo también se utiliza para el procesamiento
de datos una calculadora programable.
Zepeda et al., (1994). Proponen ecuaciones para estimar volúmenes fustales sin y con corteza y volúmenes rollo
total árbol, así como coeficientes mórficos para tres especies del noroeste de Chihuahua (Pinus arizonica, Pinus
duranguensis y Pinus engelmannii), haciendo uso del modelo de la variable combinada logarítmica.
Velarde (2002). Elabora tablas de volúmenes a partir de datos tomados de análisis troncales para P. oocarpa y P.
lawsonii en la zona de transición del municipio de Tancítaro, Estado de Michoacán. Para su predicción, comparó
los siguientes modelos matemáticos:
1. Schumacher V= a Db Hc
2. Meyer V= a Db D2 Hc
3. Thornber V = a (H/D)b (D2H)c
4. Variable combinada logarítmica V= a (D2H)b
5. Variable combinada aritmética V= a + b D2H
Todos los modelos probados presentaron un buen ajuste con ventaja del modelo de Schumacher, a excepción del
modelo de la variable combinada aritmética, que mostró sobreestimación en las categorías menores.
Se elaboró una tabla de volúmenes para cada especie, y una a nivel de género, en virtud de no encontrar
diferencias significativas entre los valores tabulados entre las especies.
Muñoz et al., (2002). Generan una tabla de volumen con corteza de doble entrada de volumen total árbol para
Pinus montezumae para la región de Cd. Hidalgo, Michoacán, usando el modelo de la variable combinada.
25
Quiñónez (2002). Generó tres ecuaciones para la determinación de volúmenes con información de análisis
troncales para Pinus cooperi, Pinus duranguensis y Pinus teocote a partir de tres modelos matemáticos; el de la
variable combinada para las dos primeras especies y el Korsun para la tercera.
Tenorio (2003). Ajusta ecuaciones para predecir el volumen total de Pinus patula, en el Estado de Hidalgo, en
base a datos tomados en áreas de aprovechamiento. Adaptó un modelo logarítmico de la variable diámetro
normal para predecir el volumen. Menciona que en el Estado de Hidalgo se utilizan tablas de volumen que fueron
elaboradas en el año de 1976 por el Inventario Nacional Forestal.
López (2004). Realiza un estudio en la región oriente del Estado de Michoacán sobre la especie Pinus lawsonii, y
presenta algunos criterios estadísticos para la aplicación práctica del coeficiente mórfico en la determinación del
volumen maderable de arbolado en pie, como el determinar el tamaño de muestra con base en la variabilidad del
coeficiente mórfico en lugar del volumen, como generalmente se ha realizado. Encuentra que existe una mayor
variabilidad del coeficiente mórfico en las categorías de altura menores, y menos en las categorías mayores.
Olvera. (2010). Elabora tablas de volumen para Pinus greggii en plantaciones de la región del Valle de Mezquital
en el Estado de Hidalgo, con datos tomados a partir de análisis troncales, y prueba cuatro modelos matemáticos,
Schumacher, variable combinada logarítmica, variable combinada aritmética y el de Meyer. Concluye que los
cuatro modelos muestran un buen ajuste de acuerdo a las pruebas gráficas y analíticas, en especial el de
Schumacher que presenta valores similares al de Meyer. El procesamiento de datos lo realiza utilizando hojas de
cálculo de Microsoft Excel ®.
26
III. MATERIALES Y METODOS
La integración de la información sobre las características generales, físicas y biológicas del presente documento,
se fundamentó en el Estudio Regional Forestal de la Unidad de Manejo Forestal 1303.
Nombre y/o clave de la UMAFOR: Pachuca Tulancingo con la clave 1303
27
3.1.2. Nombre y clave de las cuencas y subcuencas hidrológicas en la UMAFOR:
El uso de los recursos naturales se regula administrativamente separando el territorio por cuencas hidrográficas, en
la unidad de manejo forestal incurren cuatro cuencas (Cuadro 3.2)
A partir del Año Internacional de las Montañas promovido por la FAO en el 2002, en México se emprendió un
Programa de Manejo Sustentable de Ecosistemas de Montaña por medio del cual se seleccionaron las 60
montañas más relevantes del país, en la unidad de manejo forestal inciden dos montañas prioritarias El Chico (45),
y Los Pitos (46).
La reforma agraria mexicana otorgó a los núcleos agrarios un carácter contradictorio: el sector social y el mercantil;
el primero se inserta en el segundo a través de relaciones económicas, ambas lógicas y las prácticas agrarias
convergen en la actividad forestal y en los municipios inmersos en la unidad de manejo forestal recae la
jurisprudencia de 282 núcleos agrarios de los cuales 225 cuentan con superficie forestal, en anexos se presenta la
información detallada de los núcleos agrarios que presentan superficie forestal. (Estudio Regional Forestal. Unidad
de Manejo Forestal 1303. Estado de Hidalgo. 2010)
28
Imagen 3.1. Mapa de delimitación de las unidades de manejo forestal del Estado de Hidalgo.
Fuente. Estudio Regional Forestal. Unidad de Manejo Forestal 1303. Estado de Hidalgo
.
3.1.5 Aspectos físicos
3.1.5.1 Clima
En la UMAFOR se distinguen tres zonas climáticas: zona de climas cálidos y semicálidos de la Tepehua
Hidalguense; zona de climas templados de la Sierra Madre Oriental y Eje Neovolcánico y zona de climas secos y
semisecos de la Sierra Madre Oriental y Eje Neovolcánico.
Climas Cálidos y Semicálidos de la Tepehua Hidalguense. Se presentan con lluvias en verano, a estos climas
se asocian comunidades vegetales de selva alta perennifolia.
Clima semicálido húmedo con lluvias todo el año. Se presenta en elevaciones y Valles de la Sierra Madre
Oriental, su temperatura media anual es de 24.8°C con una máxima de 31.5°C en los meses de julio y agosto y
una mínima de 15.4° C en enero, la precipitación total anual es de 1,948.9 mm; la mínima en enero con 63.6 mm.
Clima semicálido húmedo con lluvias en verano. Abarca el área colindante con los estados de Veracruz, se
distribuye en ladera y valles intermontañosos de la Sierra Madre Oriental.
29
Climas Templados de la Sierra Madre y Eje Neovolcánico. Este clima tiene dos variables cuya diferencia
estriba en la cantidad de humedad y su concentración de lluvias; está asociada a comunidades de pino-encino en
las partes altas y a vegetación de chaparral en las bajas.
Clima templado subhúmedo con lluvias en verano. Se desarrolla en las elevaciones de la Sierra Madre
Oriental, su temperatura media anual es de 14.5°C, la máxima es en mayo con 21.2°C y la mínima en diciembre
con 8.3°C, tiene una precipitación total anual de 610.8 mm, la cual presenta valores máximos en el mes de julio
con 104.7 mm y es mínima en diciembre con apenas 7.2 mm.
Clima templado húmedo con lluvias todo el año. La condición de humedad de este clima está dada por la
influencia de los vientos provenientes del Golfo, misma que favorece el desarrollo de las actividades frutícolas.
Climas Secos y Semisecos de la Sierra Madre Oriental y Eje Neovolcánico.Las tres variantes de este grupo
climático se diferencian por el régimen térmico y el grado de humedad, se concentran al oeste del estado,
siguiendo el curso de los ríos Tulancingo y Tizahuapan.
Clima semiseco semicálido. Presenta lluvias de verano con invierno fresco, su temperatura media anual es de
24.4°C, la máxima se presenta en el mes de abril con 25.3°C y la mínima en diciembre con 11.5°C, la
precipitación total al año es de 503.2 mm con máxima concentración en septiembre (142.8mm) y mínima en
febrero con 4.3 mm.
Clima semiseco templado con lluvias en verano. Se distribuye en la porción correspondiente a la barranca
Alcachofa y al Río Tulancingo, la temperatura media anual es de 14.8°C, ocurre la máxima en mayo con 17.3°C
y la mínima en noviembre con 9.4 ºC, la precipitación total anual es de 543.4 mm con una máxima incidencia en
septiembre de 117.4 mm y una mínima en enero de 8.8 mm.
Clima seco semicálido con lluvias en verano. Su temperatura media anual es de 18.5°C, presentándose la
máxima en julio con 24.7°C y la mínima en enero con 8.3°C, la precipitación total anual es de 364.6 mm con una
máxima en junio de 66.3 mm y la mínima en febrero de 3.3 mm.
Clima semifrío subhúmedo con lluvias en verano.Este clima representativo en las altitudes superiores a los
2,500 m, se extiende al sur de la UMAFOR.
30
Heladas.De acuerdo con la distribución climática, las frecuencias menores de este fenómeno (0-5 días con
heladas) cubren aproximadamente el 10% de la UMAFOR y se presenta en la zona de climas cálidos y
semicálidos de la Tepehua Hidalguense en donde existen temperaturas medias que fluctúan entre 22 y 24 °C y
mínimas promedio de 19°C en los meses de diciembre y enero, período de posible ocurrencia de heladas. Los
rangos de 5 a 40 días se localizan en el noroeste de la UMAFOR, corresponden básicamente a climas semisecos
con temperaturas medias que varían de 16 a 20 °C y mínima promedio de 14 °C.
En el caso de los climas templados y semifríos se aprecian rangos de 40 a 60 días, cubren aproximadamente
el 70% de la UMAFOR asociados a temperaturas medias de 12 a 14 °C y mínimas promedio entre 8 y 9 °C,
durante el último y primer mes del año.
También en esta zona se presentan las mayores incidencias de heladas en áreas muy locales con altitudes
superiores a los 2,000 m y en donde las frecuencias son de más de 80 días en la estación invernal, sobre todo en
diciembre y enero.
Granizadas. Este fenómeno se presenta con más frecuencia en las zonas con climas templados y semifríos de la
UMAFOR, los índices van de 2 a 4 días y en las partes más elevadas llegan hasta seis días; su ocurrencia es
generalmente durante el mes de mayo, por lo que se asocia a las primeras precipitaciones.
El Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias en el año 2006 instauró una red de
estaciones meteorológicas a lo largo del territorio del estado de Hidalgo, dentro de los límites de la unidad de
manejo forestal están establecidas 16 estaciones.
31
Cuadro 3.3 UMAFOR 1303. Datos meteorológicos promedios y acumulados en el 2009, por estación.
Estación *Prec. ºT. Max. ºT. Min. ºT. Med. ºVV ºDV ºHR *ET *EP
Acatlán 605.4 21.7 7.3 13.9 6.5 214.08(SO) 74.6 1,372.8 1,198.3
Acaxochitlán 659.6 18.3 9.1 13.1 3.5 31.02(NE) 72.5 1,106.4 1,001.8
Almoloya 213.0 18.9 4.1 11.2 6.3 251.81(O) 83.2 1,315.1 1,165.5
Apan 386.0 22.1 4.3 13.0 6.3 188.17(S) 60.3 1,178.3 1,215.5
Atotonilco el Grande 600.6 23.8 10.5 16.2 0.4 196.08(S) 65.3 1,367.5 1,046.0
Cuautepec de Hinojosa 442.0 20.5 6.3 12.7 5.7 230.61(SO) 65.8 1,306.6 1,194.0
Huasca de Ocampo 838.4 21.4 10.1 15.0 3.2 222.79(SO) 66.8 1,274.7 1,041.6
Metepec 48.6 21.1 6.6 13.5 5.9 204.16(SO) 76.9 1,352.1 1,162.9
Pachuca de Soto 441.8 23.1 6.4 14.4 3.7 205.08(SO) 60.6 1,419.4 1,221.8
Singuilucan 595.4 18.6 6.3 11.9 9.2 168.88(S) 65.8 1,072.4 1,221.3
Tepeapulco 467.8 22.8 5.0 13.6 7.4 235.99(SO) 61.1 1,182.3 1,259.1
Zapotlán 435.4 24.2 5.1 14.5 6.4 208.78(SO) 61.1 1,158.3 1,226.2
Zempoala 371.4 23.2 4.7 13.9 4.7 249.52 (SO) 65.8 1,636.7 1,365.8
*Acumulado; ºPromedió; Prec.: Precipitación total (mm); T. Max.: Temperatura máxima (°C); T. Min.: Temperatura mínima (°C); T. Med.: Temperatura media (°C); VV: Velocidad promedio del
viento (km/hr); DV: Dirección promedio del viento (grados azimut); HR: Humedad relativa (%); ET: Evapotranspiración de referencia (mm); EP: Evaporación potencial (mm)
Fuente. Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias. (Citado en el Estudio Regional Forestal de la UMAFOR 1303)
Las características litológicas y estructurales de las rocas que afloran en las provincias Sierra Madre Oriental, Eje
Neovolcánico y Llanura Costera del Golfo del Norte que cubren la unidad de manejo forestal, indican que hubo
diferentes eventos geológicos de tipo orogénico que asociados al volcanismo y al relleno de cuencas oceánicas
dieron el carácter estructural a esta unidad de manejo forestal. Aquí es donde se puede apreciar mejor el
complejo desarrollo geológico del territorio nacional, ya que en la provincia de la Sierra Madre Oriental afloran las
rocas más antiguas de México (Precámbrico) y junto con está una serie completa de unidades estratigráficas que
abarca el Paleozoico Superior (Pérmico) todo el Mesozoico y el Cenozoico.
El relieve estructural de la provincia que cubre la unidad de manejo forestal fue modelado por diversos agentes
que dieron las características morfológicas que ahora se manifiestan superficialmente.
La Sierra Madre Oriental tuvo su desarrollo sobre estructuras (cuerpos geológicos deformados) precámbricas y
paleozoicas, sobre las que ahora se encuentran rocas mesozoicas que forman pliegues de diferentes tipos y
orientaciones.
32
En la unidad de manejo forestal el carácter estructural de esta cordillera es acentuado por pliegues complejos
recostados hacia el noreste y grandes fallas de empuje (cobijaduras), que han arrancado de raíz fragmentos del
basamento precámbrico y palezoicoe imbricado la secuencia mesozoica suprayacente.
Es posible que haya una relación estrecha entre los períodos de deformación tectónica y la ubicación de cuerpos
intrusivos de diversa composición como los que aparecen en esta provincia que atraviesan la secuencia de rocas
mesozoicas y han propiciado la mineralización de zonas como Mineral del Chico y Mineral del Monte. La
continuidad de los fenómenos volcánicos durante casi todo el terciario se manifiesta en el gran espesor y en la
extensión que cubren las rocas ígneas del Eje Neovolcánico donde pueden encontrarse domos riolíticos,
volcanes compuestos, conos cineríticos enteros y erosionados y mesetas formadas por flujos piroclásticos y
derrames de basalto. Los sedimentos marinos terciarios que se encuentran en una la porción mínima al noreste
de la unidad de manejo forestal están genéticamente relacionados con la formación de la Llanura Costera del
Golfo, la cual tiene su origen en la regresión del Atlántico, iniciada a principios del Terciario y en el relleno gradual
de la cuenca oceánica donde fueron acumulados sobre la pendiente del talud continental grandes volúmenes de
sedimentos de las partes altas del continente.
Los procesos geomorfológicos han modificado el relieve estructural original de las provincias de la unidad de
manejo forestal a diferentes escalas los deslizamientos de masas rocosas provocados por el fracturamiento y la
fuerza de gravedad han derruido los grandes pliegues de fallas de la Sierra Madre Oriental y las estructuras
volcánicas de la provincia del Eje Neovolcánico; el agua actúa como alterador de la roca y propicia el desarrollo
de suelos residuales (Atotonilco el Grande).
Como agente de disolución aprovecha los sistemas de fracturas y forma en los depósitos de calizas un conjunto
de estructuras típicas de regiones "Cársticas", como son las dolinas, uvalas, poljes, cavernas y simas que
caracterizan a la Tepehua Hidalguense, también ha profundizado grandes cañones transversales a la cordillera
por donde las principales corrientes de la entidad drenan sus aguas al Golfo de México; y el rejuvenecimiento
continuo de la plataforma costera ha permitido la erosión subsecuente de los depósitos arcillo-arenosos terciarios
que se encuentran desde el frente este de la Sierra Madre Oriental hasta la planicie costera con diferente
morfología.
La distribución geográfica de los recursos geológicos ha favorecido la minería en la unidad de manejo forestal, el
cual cuenta con una rica tradición en dicha actividad que se remonta a más de 400 años. Se sabe que los
33
indígenas antes de la Conquista ya conocían y explotaban (aunque en forma rudimentaria) algunos yacimientos
en la Sierra de Pachuca.El distrito minero de Pachuca-Real del Monte ha destacado mundialmente por su
producción de plata y después de varios siglos de producción continua mantienen aún una gran potencialidad en
las reservas auro-argentíferas.
Provincia de la Sierra Madre Oriental. Esta provincia abarca el segundo lugar del territorio de la unidad de
manejo forestal y está constituida principalmente por rocas sedimentarias, continentales y marinas; algunas muy
antiguas en función de las características litoestratigráficas y estructurales de la provincia. En la porción
correspondiente a la unidad de manejo forestal se pueden diferenciar varios tipos de terrenos; al oriente en los
municipios de Tenango de Doria y San Bartolo Tutotepec de esta región afloran como "ventanas tectónicas" en el
flanco occidental de la megaestructura denominada Anticlinorio de Huayacocotla, las rocas más antiguas que se
conocen en el país que se han correlacionado con rocas de terrenos metamórficos (gneises) "grenvillianos" que
tienen edades hasta de 1,000 millones de años; a estos terrenos se les considera "el basamento" sobre el cual
evolucionó la historia geológica del país; asimismo, en esta porción aflora una secuencia estratigráfica muy
completa, ya que existen rocas paleozoicas, mesoziocas y cenozoicas, que en conjunto forman un paquete
rocoso con más de 4,000 metros de espesor. Aquí se encuentran algunas de las formas del relieve más
espectaculares de la cordillera, que reflejan su complejidad estructural. La Sierra Madre Oriental presenta una
importante escarpa frente a las rocas terciarias de la vecina provincia de la Llanura Costera del Golfo Norte,
además hay superpuestos extensos derrames de rocas volcánicas (basaltos y tobas) de considerable espesor,
los cuales parece que han rebasado su dominio para situarse como una cobertura que protege a las rocas
mesozoicas de la erosión.
Estratigrafía. Las unidades litológicas se describen de la más antigua a la más joven y en el primer lugar las
formadas por rocas sedimentarias, después las ígneas y por último las metamórficas.
Geología Estructural. Los rasgos estructurales que se presentan en esta provincia dan evidencias de varios
episodios complejos de deformación de la secuencia rocosa que la conforma; el primero de carácter compresivo,
comenzó a fines del Cretácico y culminó a principios del Terciario, este es responsable del relieve estructural de
la provincia, que puede describirse como una cordillera arqueada y plegada, formada por series sedimentarias
principalmente del Mesozoico, deformadas sobre un zócalo rígido, con superposición de varios estilos tectónicos
que afectan todo el paquete sedimentario, la característica principal que controla el estilo de deformación se
manifiesta por grandes pliegues recumbentes y grandes fallas inversas (cobijaduras) en el paquete calcáreo
34
integrado por las Formaciones Tamaulipas, El Doctor y El Abra, que tiene trazas paralelas al rumbo general de
los ejes de las megaestructuras plegadas. El estilo tectónico de la Sierra Madre Oriental puede considerarse
como resultado de empujes horizontales de mantos de corrimiento que se deslizaron de oeste a este.
El otro episodio tectónico de carácter distensivo, corresponde al desarrollo de sistemas de fallas normales y de
fracturas con orientación noroeste-sureste y noreste-suroeste que dislocan las estructuras plegadas y se
manifiestan como rupturas en el relieve; simultáneamente con las fases orogénicas se inició un período de
actividad magmática que se manifiesta en las estructuras de los cuerpos intrusivos (Stocks) y los derrames
lávicos que cubren las rocas sedimentarias mesozoicas.
Provincia del Eje Neovolcánico. Esta provincia cubre la mayor porción de la unidad de manejo forestal, sobre
todo en el sur y está constituida predominantemente por rocas volcánicas terciarias y cuaternarias (brechas,
tobas y derrames riolíticos, intermedios y basálticos) de composición y textura variada las cuales forman en
conjunto un extenso y grueso paquete que en algunas localidades como Pachuca alcanza varios miles de metros
de espesor.
La morfología de esta provincia es variada, se presentan diversos tipos de estructuras volcánicas bien
conservadas como son: conos cineríticos, volcanes compuestos, volcanes escudo y calderas, además de
extensos flujos piroclásticos y derrames lávicos basálticos que tienen forma de mesetas y planicies sobre las que
se han originado algunos lagos debido al cierre de las cuencas. De este tipo de fenómenos quedan huellas en la
laguna de Tecocomulco.
La interacción entre el clima y la composición litológica de las rocas volcánicas se hace más evidente en las
zonas húmedas, donde afloran extensos derrames de rocas basálticas que han sido alteradas profundamente por
el intemperismo fisicoquímico y han desarrollado suelos residuales de color rojizo, que indican una fuerte
oxidación de minerales férricos contenidos en las rocas ígneas y en el agua.
Geología Estructural .En el Eje Neovolcánico el relieve estructural original está íntimamente relacionada con una
intensa actividad volcánica, iniciada a principios del Terciario y desarrollada durante el Pleistoceno Inferior. El
conjunto de estructuras que caracterizan al relieve de esta provincia evolucionaron sobre una paleogeografía;
constituida por sedimentos mesozoicos plegados, los cuales correspondían a la Sierra Madre Oriental. La
evolución de los fenómenos volcánicos propició las condiciones para la formación de cuencas endorreicas
(cerradas, con drenaje interno), que posteriormente fueron rellenadas con aportes de materiales volcanoclásticos,
35
los cuales tienen características litológicas de rocas volcánicas depositadas en un medio lacustre y aparecen
estratificados.
Geología Económica. En esta provincia destacan por su producción minera el distrito de Pachuca-Real del
Monte y el de Mineral del Chico famosos por su riqueza argentífera, además de que producen oro, plomo, cobre y
zinc. Los minerales no metálicos tienen una producción sobresaliente en territorio de la unidad de manejo forestal.
Son famosas por su producción las minas de caolín en Apulco y Agua Blanca, que llegan a aportar más del 50%
de la producción nacional.
En Tulancingo los materiales gravo-arenosos útiles como agregados del concreto, son extraídos en enormes
bancos que quedan dentro del perímetro de la ciudad.
Provincia de la Llanura Costera del Golfo Norte. La Llanura costera cubre sólo una pequeña porción en el
noreste de la unidad de manejo forestal, está constituida por rocas sedimentarias clásticas de origen marino que
únicamente en la zona limítrofe con el frente este de la Sierra Madre Oriental presentan una perturbación intensa,
reflejo de los esfuerzos que sufrió dicha cordillera al plegarse hacia la planicie costera.
Esta provincia se puede considerar como una porción de la plataforma gradual para formar parte del continente.
Los sedimentos depositados sobre esta zona indican que al comienzo de su relleno era una cuenca marina
profunda (Antefosa de Chicontepec), que gradualmente se fue llenando con gruesas secuencias de terrígenos.
El rejuvenecimiento continuo de la plataforma costera ha permitido la erosión posterior de los depósitos marinos
terciarios, que se encuentran desde el pie de la serranía alta hasta la planicie costera, con diferentes expresiones
morfológicas en el relieve.
Geología Estructural. En esta región los depósitos arcillo-arenosos de la Formación Chicontepec (del
Paleoceno) se manifiestan con una ligera inclinación hacia el oriente, esto se debe posiblemente a la
permanencia de la morfología submarina en un período de sedimentación continua. La secuencia de sedimentos
terciarios avanzó gradualmente sobre la pendiente del talud continental que fue desplazado hacia el oriente a
medida que la sedimentación ganó terreno y dejó así sucesivas bandas de afloramientos paralelos a la actual
línea de costa, en la zona más cercana al frente este de la Sierra Madre Oriental los sedimentos del Terciario que
caracterizan a la Llanura Costera se encuentran deformados (fracturados y plegados) como reflejo de los
esfuerzos tectónicos que alteraron la secuencia mesozoica de la Sierra Madre Oriental.
36
Presencia de fallas y fracturamientos. En la unidad de manejo forestal las fallas y fracturas se presentan solo
en el municipio de Atotonilco el Grande, el cual posee una falla que abarca 1,862 m. de tipo inversa con dirección
NW y SE, así mismo presenta un eje estructural Sinclinal recumbente con una distancia de 1,372 metros con
dirección NW y SE e inclinación SW, asi mismo 6,529 m. deeje estructural Anticlinal recumbente con dirección
NW y SE con inclinación NE.
Susceptibilidad de la zona. En la unidad de manejo forestal el territorio ubicado en la cuenca del Valle de
México, es el único en que se cuenta información relativa a sismicidad, susceptibilidad a corrimiento de tierra y
susceptibilidad a inundaciones.
Sismicidad. No existen aéreas con daños provocados por sismos circunpacífico ni tampoco fallas inferidas a
partir de información gravimétrica. De 1890 a 1990 solo se presentaron dos epicentros, uno de 3 a 5 kilómetros
de profundidad somera al norte del municipio de Almoloya, el segundo de menor a 2 kilómetros ubicado en los
límites de los municipios de Tepeapulco y Cuautepec de Hinojosa, Hgo.
Existen diversos cerros con de potencial de derrumbes y desprendimiento de rocas, El Jihuingo, El Agua Azul y
Cerro Viejo del municipio de Tepeapulco, La Herradura y Tontiopa de el municipio de Zempoala, Cerro
Anaranjado y La Peña del Águila en el municipio de Singuilucan, Peñasco de los Órganos y el Burro en el
municipio de Almoloya y La Lagunilla del Municipio de Apan.
Susceptibilidad a inundaciones. Existen diversas áreas de relieve negativo con drenajes deficientes,
susceptibles de inundaciones, en el municipio de Mineral de la Reforma tenemos la región baja de la Barranca de
37
La Pila, en el municipio de Villa de Tezontepec, en las tierras de cultivo en las faldas del cerro del Xoconoxtle, en
el municipio de Apan en los terrenos de cultivo aledaños del lago La Laguna y La Laguna San Antonio Atocha,
entre los municipios de Tepeapulco y Cuautepec en los terrenos de cultivo aledaños a la Laguna de
Tecocomulco.
3.1.5.3 Suelos
En las ciencias de la Tierra y de la vida, se denomina suelo al sistema estructurado biológicamente activo, que
tiende a desarrollarse en la superficie de las tierras emergidas por la influencia de la intemperie y de los seres
vivos. En la unidad de manejo forestal inciden 11 tipos diferentes de suelo de acuerdo con la clasificación FAO –
UNESCO.
38
Cuadro 3.5. UMAFOR 1303. Tipos de suelo, sus características y distribución.
Tipo de Suelos Sub-unidad Características Municipio
Con presencia de gran cantidad de materia
Humito (Ah). orgánica. Más de un 1 % de carbono Acaxochitlán, Cuautepec de Hinojosa y
orgánico a lo largo de los primeros 50 cm. Tulancingo de Bravo.
Con un horizonte ócrico de color claro en seco,
Acrisol (A). usualmente gris, y que se vuelve más oscuro al Huehuetla, Metepec, San Bartolo
Suelos ácidos con baja humedecerlo; su contenido en materia orgánica es Tutotepec Y Tenango de Doria.
saturación de bases. Ocrico (Ao). bajo, comúnmente el C orgánico < 0.4 %, su
contenido en hierro relativamente bajo, la textura
gruesa, signos de estructura laminar y una costra
superficial fina.
Andosol (T). Humito (Th). Formados a partir de cenizas volcánicas, Acaxochitlán y Cuautepec de Hinojosa.
Suelos formados a partir de profundos, de color negro, gran capacidad de
materiales ricos en vidrios absorción.
volcánicos y con horizonte Ocrico (To). Suelos de origen volcánico de color pardo rojizo, Acatlán y Cuautepec de Hinojosa.
superficial obscuro. ligeros y con alta capacidad de intercambio
catiónico.
Districo (Bd). Una saturación en bases menor del 50 % en Cuautepec de Hinojosa.
alguna parte situada entre 20 y 100 cm.
Eutrico (Be). Agua Blanca de Iturbe, Apan,
La saturación es del 50 % o mayor en la totalidad Atotonilco el Grande, Cuautepec de
del suelo comprendido entre 50 cm y un metro. Hinojosa, Emiliano Zapata,
Cambisol (B). Tepeapulco, Villa de Tezontepec,
Suelo que a sufrido o sufre Zapotlán de Juárez y Zempoala.
un cambio de color, Humbrico (Bh). Más de un 1 % de carbono orgánico a lo largo de Acaxochitlán, Almoloya, Cuautepec de
estructura y consistencia los primeros 50 cm (con una capa de materia Hinojosa, Mineral del Chico, Mineral del
orgánica). Monte, Pachuca de Soto, Santiago
Tulantepec, Singuilucan y Tenango de
Doria.
Calcáreo (Hc). Es calcáreo entre 20 y 50 cm desde la superficie. Pachuca de Soto.
Acatlán, Acaxochitlán, Almoloya, Apan,
Atotonilco el Grande, Cuautepec de
Hinojosa, Emiliano Zapata,
Feozem (H). Epazoyucan, Huehuetla, Huasca de
Suelo de color oscuro en el Ocampo, Metepec, Mineral del Monte,
horizonte superficial, Suelos son carencia de un horizonte B diagnostico Mineral de la Reforma, Mineral del
debido al alto contenido en Haplico (Hh). y sin presencia de propiedades férricas y gleicas. Chico, Pachuca de Soto, San Bartolo
materia orgánica. originado Tutotepec, Singuilucan, Tepeapulco,
de materiales no Tulancingo de Bravo, Tlanalapa, Villa
consolidados y el loess . de Tezontepec, Zapotlán de Juárez y
Zempoala.
El suelo presenta un horizonte árgico con una Cuautepec de Hinojosa, Mineral de la
Luvico (Hv). saturación en bases del 50 % o superior hasta una Reforma, Santiago Tulantepec, Villa de
profundidad de 100 cm. Tezontepec y Zempoala.
Fluvisol (J). Presentan un grado de saturación de NH4OAc Acatlán, Atotonilco el Grande y Huasca
Suelos formados por Eutrico (Je). menos del 50%, como mínimo entre los 20 y 50 cm de Ocampo.
depósitos aluviales. de profundidad, carece de horizonte y material
sulfúrico en los 125 cm de profundidad.
Litosol (I). Acaxochitlán, Almoloya, Apan,
Suelos someros, sin Litosol (I). Constituidos por gravas, piedras y materiales Atotonilco el Grande, Cuautepec de
desarrollo del perfil, con rocosos de diferentes tamaños. Hinojosa, Emiliano Zapata, Huasca de
profundidad menor a 10 cm. Ocampo, Mineral de la Reforma,
Pachuca de Soto, Santiago Tulantepec,
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Singuilucan, Tepeapulco, Tlanalapa,
Villa de Tezontepec, Zapotlán de
Juárez y Zempoala.
Calcáreo (Ic). Suelo poco desarrollados con presencia de calcio. Agua Blanca, Atotonilco el Grande,
Mineral del Monte, Omitlán de Juárez,
Pachuca de Soto Tulancingo de Bravo.
Crómico (Lc). La mayor parte del horizonte B tiene un matiz de Aclatlán, Agua Blanca de Iturbe,
7.5 YR y una pureza en húmedo mayor de 4, o un Cuautepec de Hinojosa, Huasca de
matiz más rojo que 7.5 YR. Ocampo, Metepec, Mineral del Monte,
Santiago Tulantepec, Singuilucan,
Tenango de Doria y Tulancingo de
Bravo.
Luvisol (L). Hortico (Lo). Con un horizonte B que tiene un color demasiado Acaxochitlán, Cuautepec de Hinojosa,
Suelos formados por la claro (alto croma), poco carbono orgánico o es Santiago Tulantepec y Singuilucan.
acumulación de arcilla. demasiado delgado.
Vertico (Lv). Con el horizonte de diagnostico arcilloso (>30%) Atotonilco el Grande, Huasca de
que, como resultado de los fenómenos de Ocampo, Mineral del Monte, Omitlán de
hinchamiento y contracción, presenta abundantes Juárez y Singuilucan.
slickensides o cuñas o agregados prismáticos. De
consistencia dura a muy dura. Cuando está seco
muestra anchas grietas (1 cm, mínimo) y profundas
(50 cm o más).
Tipo de Suelos Sub-unidad Características Municipio
Planosol (W). Eutrico (We). La saturación es del 50 % o mayor en la totalidad Acaxochitlán, Agua Blanca de Iturbe,
Suelos desarrollados en del suelo comprendido entre 50 cm y un metro. Huasca de Ocampo y Metepec.
topografías planas o en una
depresión, con
encharcamientos
estacionales.
Calcáreo (Rc). Su característica principal es la presencia de Atotonilco el Grande, Mineral del Monte
material calcáreo en el suelo con presencia de una y Pachuca de Soto.
fuerte efervescencia con HCl al 10 % en la mayor
parte de la tierra fina, o presenta más del 2 % de
equivalente en carbonato cálcico. 20 y 50 cm
Regosol (R). desde la superficie.
Suelos con un manto de Districo (Rd). Agua Blanca de Iturbe, Almoloya,
material no consolidado, Metepec, Mineral del Chico, Mineral del
situado encima del núcleo Una saturación en bases menor del 50 % en Monte, Omitlán de Juárez, San Bartolo
duro de la tierra. alguna parte situada entre 20 y 100 cm. Tutotepec, Singuilucan, Tenango de
Doria, Tepeapulco y Tlanalapa.
Eutrico (Re). Cuautepec de Hinojosa, Tulancingo de
Una saturación de bases mayor al 50%. Bravo, Villa de Tezontepec y Zapotlán
de Juárez.
Rendzina (E). Rendzina (E). El suelo de este tipo contiene una gran cantidad de Atotonilco el Grande.
Suelo oscuro, marrón- grava y piedra. Formado por la erosión de roca
grisáceo, rico en humus blanda de carbonato
Vertisol (V). Acatlán, Almoloya, Apan, Atotonilco al
Suelos con gran movimiento de Grande, Cuautepec de Hinojosa, Huasca de
la superficie del suelo Pelico (Vp). Suelo de color negro a gris oscuro, caracterizado por Ocampo, Mineral de la Reforma, Pachuca
(agrietamiento y expansión). presentar grietas anchas y profundas en la época de de Soto, Santiago Tulantepec, Singuilucan,
sequia. Tepeapulco, Tulancingo de Bravo y Zapotlán
de Juárez.
Fuente. Síntesis Geográfica del Estado de Hidalgo. INEGI. (Citado en el Estudio Regional Forestal. Unidad de Manejo Forestal 1303. Estado de Hidalgo)
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3.1.5.4 Hidrología
En la Unidad de manejo forestal las corrientes son escasas, esto se debe a dos factores primordiales: el clima y la
topografía.
En las porciones norte y noreste aunque los vientos húmedos del Golfo propician abundantes lluvias, lo abrupto
de la Sierra Madre Oriental impide el aprovechamiento de los escurrimientos ya que descienden rápidamente a
las zonas bajas, las cuales forman parte de los estados de Veracruz y Puebla; en cuanto a la explotación del
agua subterránea ésta es baja, pues son pocas las áreas planas.
La sierra de Pachuca actúan como barrera orográfica debido a que los vientos descargan su humedad en las
laderas norte y este de las mismas por ello, en el resto de la entidad las lluvias son escasas sin embargo, el
relieve es más suave y permite la utilización de los pocos ríos importantes (Tizahuapan y Tulancingo) que corren
por ella, además, es en esta parte donde hay un mayor aprovechamiento del agua subterránea ha originado la
sobreexplotación y la veda de las mismas.
En la unidad de manejo forestal se encuentra comprendido casi en su totalidad dentro de la región hidrológica Río
Pánuco con una superficie de 455,521.44 hectáreas, por lo que sólo una pequeña extensión de la porción oriental
forma parte de la región Tuxpan-Nautla, la cual cubre un área de 109,371.08 hectáreas.
Región Hidrológica Río Pánuco. Corresponde a la vertiente del Golfo de México y es considerada como una de
las más importantes del país, tanto por su superficie que la ubica en el cuarto lugar nacional, como por el volumen
de sus escurrimientos que le otorgan el quinto lugar.
Cuenca Río Moctezuma. Ocupa dentro de la unidad de manejo forestal una superficie de 455,521.44 hectáreas
y tiene como corriente principal el río Moctezuma que se origina en el cerro La Bufa, Estado de México a 3,800
m.s.n.m. En su inicio es denominado San Jerónimo y los afluentes de esta corriente en la unidad de manejo
forestal son: el río Tizahuapan, que nace en la Sierra de Pachuca; el Metztitlán que se origina en Puebla y
deposita sus aguas en la laguna de Metztitlán con el nombre de río Tulancingo, para continuar posteriormente su
curso hasta el Moctezuma como río Amajac.
El único distrito de riego es el de Tulancingo (DR08) que se localiza en la parte oriental y cuenta con dos presas
(La Esperanza y el Girón) además de las corrientes de Tizahuapan y Tulancingo.
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Región Hidrológica Tuxpán – Nautla. El aprovechamiento de los recursos hidrológicos de esta región en el
estado de Hidalgo son mínimospues afecta una superficie muy pequeña de este ya que lo abrupto de su
topografía en el extremo sureste de la Sierra de Hidalgo hace que los escurrimientos que se llegan a constituir
drenen hacia el Golfo de México y no hacia esta entidad.
Cuenca Río Tecolutla. Esta cuenca abarca solo 12,687.52 hectáreas y no aporta ningún beneficio a la entidad.
Cuenca Río Cazones. Abarca una porción de 20,208.11 hectáreas y está constituida por los arroyos que
descienden de la Sierra de Hidalgo desde una altitud de 2,750 m. en sus inicios, al este de Tulancingo se
denomina Río de los Reyes.
Cuenca Río Tuxpán. Esta Cuenca comprende 76,475.44 hectáreas de la superficie total de la unidad de manejo
forestal. Su formación se debe a las aportaciones de los Ríos Blanco y Pahuatlán que intersectan la corriente
principal desde sus inicios por la margen derecha.
Contaminación. Debido a que las corrientes permanentes de la unidad de manejo forestal cruzan poblaciones
con gran desarrollo industrial y con índices elevados de población ésta la encontramos principalmente en dos
zonas.
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3.1.6 Aspectos biológicos
La diversidad vegetal de la UMAFOR, en cuyo territorio están representados todos los tipos de vegetación que
Rzedowski (1998) reconoce para México; los matorrales xelofilos y pastizales en la región suroeste y la barranca
de Metztitlán; bosque mesofilos de montaña en la sierra Otomí-Tepehua, en los municipios de Tenango de Doria
y San Bartolo Tutotepec; bosque de coníferas y encinos se localiza en la sierra de Pachuca y en los municipios
del este de la UMAFOR; bosque tropical perennifolio en la porción noreste de la sierra Otomi-Tepehua; bosques
tropical subcaducifolio, caducifolio y espinoso en algunas porciones de la Metztitlán; la vegetación acuática la
encontramos en la Laguna de Tecocomulco. En cuanto a la flora de la UMAFOR no hay datos específicos, en el
estado se han reportado 2,746 especies, lo que significa que en el estado se encuentra alrededor de 10% de la
flora del país.
Bosque de Oyamel
Se distribuye desde los 2,600 msnm e indistintamente se establece en cualquier rango de inclinación, exposición
de laderas, humedad edáfica, profundidad del suelo, etcétera. Sobresale por la forma cónica de sus árboles y
sus alturas de 20 a 40 m, constituyendo una cubierta densa y siempre verde.
Acorde con la variabilidad de condiciones, el bosque puede adquirir pureza y densidad homogénea, apariencia
raquítica o cobertura abierta, y ser invadido por elementos arbóreos de otras especies. Según Medina y
Rzedowski (1981) y Zavala (1995) en este bosque el Abies religiosa se asocia con el “oyamel colorado”
(Pseudotsuga macrolepis), el “encino hoja laurel” (Quercus laurina), “encino hoja ancha” (Q. rugosa), “cedros”
(Cupressus benthamii y C. lindleyi) “madroños” (Arbutus glandulosa y A. xalapensis). Este último autor señala
otras especies de encinos en conjunto con las anteriores como el “encino blanco” (Q. glabrescens), “encino
tecomate” (Q. crassifolia) y el “encino aguacatillo” (Q. candicans).
La existencia del “romerillo” (Taxus globosa) a lo largo de las cañadas que se encuentran en este tipo de
vegetación (esta especie al igual que Pseudotsuga macrolepis) son consideradas en la NOM-059- SEMARNAT-
2001 como especies sujetas a protección especial.
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Entre las especies del estrato arbustivo se encuentra el “gordolobo” (Senecio angulifolius), “aretillo”
(Symphoricarpus microphyllus), “escoba o hierba del carbonero” (Baccharis conferta), “mirto” (Salvia elegans),
“aretillo chaparro” (Fuchsia microphylla), “chamisa” (Eupatorium glabratum) y “tláxcal o ciprés” (Juniperus
monticola): esta última especie y Baccharis conferta a menudo forman grupos densos principalmente en lugares
donde el bosque ha sido destruido. Cabe señalar que la especie Juniperus monticola se considera también sujeta
a protección especial de acuerdo a la NOM-059-SEMARNAT-2001.
Las especies herbáceas que se distribuyen en el bosque de oyamel son “rabanillo” (Senecio sanquisorbae),
“pegarropa” (Sigesbeckia jorullensis), “fresita” (Fragaria mexicana), “hierba del zopilote” (Senecio platanifolius),
“cardo” (Cirsium ehrenbergii), “flor de tierra” (Monotropa uniflora), “palmilla” (Asplenium monanthes) y “cántaro
doble” (Penstemon hartwegii).
Este tipo de bosque a nivel global muestra aceptable estado de conservación, resintiendo sólo mínimos impactos
atribuibles al desarrollo de actividades recreativas y pastoreo de equinos, bovinos y ovinos que provocan daño a
los renuevos, el bosque ha sido moderadamente desforestado por razones de saneamiento o tala clandestina; sin
embargo, esta población posee excelente capacidad de regeneración por el innumerable desarrollo de renuevos
en áreas protegidas.
Esta es una comunidad particularmente importante por su composición florística, el bosque de encino-oyamel es
más o menos denso, alcanzando alturas entre 25-35 metros con gran riqueza de epifitas lo que indica una alta
humedad atmosférica.
La especie dominante en esta comunidad es el “encino hoja ancha” (Quercus rugosa), seguido por “encino hoja
laurel” (Quercus laurina) y “encino blanco” (Quercus glabrescens), estos encinos se asocian con el “oyamel”
(Abies religiosa) en menor proporción; otros especies de encinos de menor significancia lo constituyen “encino
tecomate” (Quercus crassifolia) y “encino chino” (Quercus deserticola). Otras especies arbóreas que se
encuentran en esta comunidad son: “palo dulce” (Cornus disciflora), “madroños” (Arbutus xalapensis), “pinguica”
(Arctostaphylos arguta), “aguacatillo” (Garrya laurifolia), “limoncillo” (Ilex tolucana), “capulín” (Prunus serotina),
“aile de monte” (Cercocarpus macrophyllus) y Sambucus mexicana.
44
Las especies arbustivas frecuentes en el bosque de encino-oyamel son “tlaxcal o ciprés” (Juniperus monticola),
“gordolobo” (Senesio albonervius), “hediondilla” (Cestrum benthamii), “aretillo chaparro” (Fuchsia microphylla),
“mirto” (Salvia elegans), “romerillo” (Taxus globosa) restringido a pocas cañadas y “laurel” (Litsea glaucescens)
que se considera en peligro de extinción de acuerdo a la NOM-059-SEMARNAT-2001.
Las plantas herbáceas comunes en esta comunidad son la “palmita” (Asplenium monanthes), “gallito” (Salvia
patens), “chuparrosa” (Penstemon hartwegii), “hierba del burro” (Spigelia longiflora) y “bejuco” (Solanum
appendiculatum), entre otras y una gran cantidad de epifitas.
En esta comunidad la especie dominante es el “oyamel” (Abies religiosa), seguido de “encino quiebrahacha”
(Quercus affinis) y “encino blanco” (Quercus glabrescens). Otras especies arbóreas presentes son: el “encino
tecomate” (Quercus crassifolia), “madroños” (Arbutus xalapensis y A. glandulosa), “aile del río” (Alnus arguta),
“palo dulce” (Cornus disciflora), “aguacatillo” (Garrya laurifolia), “aile de monte” (Cercocarpus macrophyllus),
“tepozán” (Buddleia cordata), “achichil” (Viburnum elatum) y “limoncillo” (Ilex tolucana).
En los estratos arbustivo y herbáceo de manera análoga son prácticamente las mismas que en el bosque de
encino-oyamel.
La altura del dosel suelen alcanzar los 35 m de altura, con fustes bien conformados. El estrato arbóreo está
representado principalmente por el Abies hidalgensis, Pinus ayacahuite, Quercus crassifolia, Alnus arguta, Ptelea
trifoliata, Quercus peduncularis, Cupressus lusitánica var. Benthamii, Quercus affinis, Rhamnus mucronata.
El estrato arbustivo está constituido, entre otras, por Baccharis conferta, Berberis lanceolata, Transtroemia
sylvatica, Clethra lanata, Leandra melandosma. El estrato herbáceo está representado por Adiantum andicola,
Alchemilla pectinata, Aneilema geniculata, Carex arsenei, Citharexylum ovatifolium, Cuphea hyssopifolia, Digitalis
purpurea, Galium unicinulatum, Gnaphalium sp., Helianthemum glomeratum, Oxalis alpina, Relbunium
hypocarpium, Salvia heliathemifolia, Salvia sp., Scleria aff. Reticularis, Scutellaria coerulea, Siegesbeckia
jorullensis, Stevia jorullenis, Stevia salicifolia, Verbesina verbesina.
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Bosque de encino
Las comunidades de bosque de encino pueden estar formadas de una a varias especies del género Quercus, es
muy diverso y varía su composición dependiendo de las condiciones ambientales locales y del tipo y tiempo del
disturbio.
En los lugares más húmedos los árboles de encino miden cerca de los 30 m de alto. Estos encinares son densos
y sustentan gran cantidad de epifitas. En los lugares menos húmedos, la altura de los árboles fluctúa entre 8 y 12
m de alto, o incluso menos.
En las zonas más húmedas de la unidad de manejo se distribuyen los encinos: “encino quiebrahacha” (Quercus
affinis), “encino tecomate” (Quercus crassifolia), “encino hoja laurel” (Quercus laurina), Quercus laeta; también el
“madroño” (Arbutus glandulosa).
En las áreas que se considera menos húmedas, se distrbuyen los encinos: “encino hoja ancha” (Quercus
obtusata), “encino tecomate” (Q. crassifolia), “encino chino o rojo” (Q. castanea), Q. laeta, “encino quiebrahacha”
(Q. affinis) y “encino hoja laurel” (Q. laurina); como también el “madroño” (Arbutus glandulosa).
En las áreas relativamente secas y con temperaturas más bajas, donde podemos encontrar “encino de hoja
ancha” (Quercus rugosa), “encino manzanilla” (Q. mexicana), “encino hoja laurel” (Q. laurina), “encino tecomate”
(Q. crassifolia), “encino chino” Q. deserticola y “encino blanco” (Q. greggi); así como “tlaxcal” (Juniperus
deppeana, J. monticola) y “madroños” (Arbutus glandulosa, A. xalapensis).
Entre las especies arbustivas del bosque de encino, se encuentran la “pingüica” (Arctostaphylos pungenss),
“chaquira morada” (Ceanothus coeruleus), “aretillo” (Symphoricarpus microphyllus), “chagua” (Ribes affine),
“chamisa” (Eupatorium glabratum) y la “escoba o hierba del carbonero” (Baccharis conferta).
Entre las plantas herbáceos se encuentran la “mazorquilla” (Conopholis alpina) que parasita raíces de encino,
“pata de león” (Geranium shiedeanum), mirto de monte (Scutellaria coerulea), “gallito” (Salvia patens), “begonia”
(Begonia gracilis) y “flor de hielo” (Gentiana spathaceae), entre otras; esta última especie mencionada se le
considera como especie sujeta a protección especial (NOM-059- SEMARNAT-2001).
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Bosque de encino de Quercus rugosa
El estrato arbóreo está conformado por especies de encino principalmente, como Quercus rugosa, Q. laurina, Q.
Crassifolia, Q. peduncularis, Q. sideroxyla y muy aisladamente Pinus teocote, P. patula, P. leiophylla y Arbutus
glandulosa; la altura que llega alcanzar este estrato es de 25 m.
En cuanto al estrato arbustivo no se encuentran muchas especies, ya que el dosel se encuentra muy cerrado, las
especies más representativas son Buddleia americana, B. parviflora, Baccharis conferta, Ceanothus buxifolius, C.
coeruleus, Fuchsia thymifolia y Rubus pringlei. El estrato herbáceo le integran especies como Salvia laevis,
Geranium potentillifolium, Stevia serrata, Stevia iltisiana, Verbesina sp. Salvia elegans, Penstemon campanulatus,
Lamourouxia multifida, Seymeria decurva, Panicum bulbosum, Trifolium amabile, Cosmos bipinnatus, Sedum
moranense, Sedum sp. y Cirsium ehrenbergii; además de una gran número de helechos de la familia
Polypodiaceaecomo Cheilanthes myriophylla, Cheilanthes pyramidalis, Pleopeltis macrocarga, Elaphoglossum
petiolatum entre otros. La gran cantidad de estos hechos se debe principalmente porque el bosque se encuentra
muy cerrado, lo que proporciona un microclima muy húmedo en las barrancas y cañadas.
La vegetación, está representada por una dominancia arbórea, con alturas de 25 a 30 m y que corresponden a
Pinus montezumae, P. teocote y muy escasamente se puede encontrar Pinus michoacana, P. leiophylla, Alnus
jorullensis y Arbutus glandulosa. El estrato arbustivo está representado principalmente por Eupatorium glabratum,
Baccharis conferta, Rubus pringlei, Buddleia americana, B. parviflora, Senecio barba-johannis, Ceanothus
buxifolius, C. coeruleus y Fuchsia thymifolia que llegan a medir hasta 3 m de altura. Entre las hierbas que crecen
bajo los arbustos y los árboles se encuentran algunos pastos como Stipa ichu, Aegopogon cenchroides,
Muhlenbergia macroura, Brachypodium mexicanum, Briza subaritata, Panicum bulbosum. Otras especies que son
muy comunes de encontrar son Geranium potentillifolium, Lepechinia caulescens, Penstemon campanulatus,
Lamourouxia multifida, Trifolium amabile, Salvia elegans, Galium aschenbornii, Cosmos bipinnatus, Bidens
triplinervia y Cirsium ehrenbergii.
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Bosque de Pinus patula
En el estrato arbustivo se puede encontrar a Ribes ciliatum, Ceanothus coeruleus, Baccharis conferta, Senecio
barba-johanis, Rubus pringlei principalmente, con alturas que van de 2 a 5 m.
En el estrato herbáceo se encuentra Lepechinia caulescens, Achillea millefolium, Stevia iltisiana, S. serrata, Stipa
ichu, Muhlenbergia macroura, Cosmos bipinnatus, Bidens triplinervia, Galium aschenbornii, Cirsium ehrenbergii y
Eupatorium glabratum.
Al igual que en el bosque de encino, se presenta una gran variedad de helechos, como consecuencia de la
humedad existente, las especies más comunes son Adiantum andicola, Polypodium madrese, Cheilantes
pyramidalis y Elaphoglossum petiolatum.
En este bosque hay una gran variedad de especies que integran el estrato superior, Juniperus flaccida, Quercus
crassipes, Quercus rugosa y muy aisladamente Pinus rudis y Pinus teocote, la altura que llega alcanzar este
estrato oscila entre los 15 y 20 metros teniendo como más altos a los pinos; de igual manera el estrato arbustivo
es muy rico en especies y llega alcanzar una altura de 1.5 a 5 metros lo constituyen Buddleia americana, Agave
sp., Opuntia sp., Eupatorium scorodonioides, Solanum cervantesii, Quercus microphylla, Eupatorium cf.
calophyllum, Eupatorium isolepis, Eupatorium calaminthaefolium.
El estrato herbáceo está formado por especies como Ipomoea tyrianthina, Hedeoma costatum, Arracacia
atropurpurea, Cosmos bipinnatus, Penstemon campanulatus, Lamourouxia multifida, Trifolium amabile,
Aegopogon cenchroides etc. Este estrato puede medir desde unos centímetros hasta un metro de altura.
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Bosque mesófilo
El bosque mesófilo de montaña en la unidad de manejo forestal presentan un relieve accidentado con pendientes
muy inclinadas; este bosque también se establece en cañadas o en laderas protegidas de la insolación y los
fuertes vientos, por lo que su composición y fisonomía presenta diferencias dependiendo de la altitud, orientación
y exposición de las áreas a la luz solar.
Las áreas con altitudes aproximadas a los 2000 msnm presentan un dosel arbóreo de más de 20 m, dominado
por Pinus patula, Quercus xalapensis, Q. sartorii y Liquidambar macrophylla; en el estrato arbóreo medio (10 a 20
m), se observan como dominantes a Alnus jorullensis, Clethra alcocerii, Carpinus caroliniana, Ostrya virginiana,
Quercus sp., Q. eugeniifolia y Q. laurina; en el estrato bajo (2 a 10 m) los árboles más importantes son Microtropis
schiedeana, Vaccinium leucanthum, Cleyera theaeoides, Ternstroemia huasteca y Cornus excelsa.
El estrato arbustivo puede estar bien desarrollado en algunos sitios; sobresalen varias especies de
melastomatáceas, piperáceas y compuestas, entre las que destacan Miconia anisotricha, M. oligotricha, M.
mexicana, Piper spp. y en las zonas perturbadas abunda Eupatorium ligustrinum.
El estrato herbáceo está más diversificado en las zonas abiertas y está representado por especies de solanáceas,
begoniáceas, compuestas, convolvuláceas, liliáceas, gramíneas, ranunculáceas, melastomatáceas y varias
especies de heléchos como Arachniodes denticulata, Asplenium monanthes, Dryopteris wallichiana, Lycopodium
cernuum y L. clavatum.
En cuanto a las epífitas sobresalen principalmente los heléchos Elaphoglossum sartorii y Pleopeltis interjecta,
además de las piperáceas Peperomia hispidula y P. quadrifolia, la bromelia Tillandsia gymnobotria y orquídeas
como Rhynchostele rosü y Pleurothallis ornata; es notable la presencia de Oreopanax flaccidus, arbusto epífito
muy abundante. Los bejucos y lianas no son muy abundantes; Smilax spp. y Solandra máxima son los que
predominan.
En áreas con altitudes más bajas (1600 a 1800 m snm) el bosque es más rico y estructuralmente más complejo;
ahí es más notable el cambio en la dominancia de las asociaciones influenciado por la exposición al sol; en zonas
poco expuestas (orientación suroeste) es clara la dominancia en el estrato arbóreo alto de Quercus leiophylla,
Magnolia schiedeana, Liquidambar macrophylla, Quercus sartorii y Q. xalapensis; el estrato medio está
49
compuesto por Clethra mexicana, Ocotea effusa, Alnus jorullensis, Ostrya virginianay Befaría laevis; en el estrato
bajo predominan Beilschmiedia mexicana, Oreopanax xalapensis, Rhamnus longistylay Viburnum spp, entre los
elementos más importantes que forman el estrato arbustivo se encuentran Deppea microphylla, Piper spp.,
Miconia oligotricha, Eupatorium ligustrinum, Moussonia deppeana, Cestrum fasciculatum y Solanum spp; e las
zonas conservadas de esta área el estrato herbáceo es escaso, siendo los helechos Adiantum andícola,
Asplenium sessilifolium, Blechnum falciforme, B. glandulosum y Dennstaedtia dissecta los elementos más
sobresalientes, aunque también son importantes Smilacina paniculata y Arisaema macrospathum así como
begoniáceas, rubiáceas y plántulas de cicadas.
Los elementos epífitos de estas altitudes son abundantes y diversos y están representados por especies de las
familias Bromeliaceae, Orchidaceae, Crassulaceae, Cactaceae, Piperaceae y varios heléchos (Campyloneurum
angustifolium, Asplenium auriculatum, A. cuspidatum y Elaphoglossum spp.). Oreopanax flaccidus también es un
componente abundante al igual que los bejucos y lianas entre los que resaltan Bomarea acutifolia, Smilax spp.,
Dioscorea composita, D. nelsonii, Gonolobus macranthus, Cobaea stipularis, Mikania pyramidata, Solandra
máxima y Valeriana candolleana.
A estas altitudes las cañadas húmedas son muy ricas, en ellas se aprecia un estrato arbóreo alto compuesto por
Liquidambar macrophylla, Clethra mexicana, Prunus brachybotrya, Dipholis minutifloray en algunas partes
Meliosma alba; en el estrato bajo y medio son importantes los heléchos arbóreos como Cyathea fulva, así como
Fuchsia arborescens y Symplocos coccínea.
El estrato arbustivo igualmente es más diverso, predominando las siguientes especies: Parathesis leptopa,
Psychotria cuspidata, Solanum spp., Moussonia deppeana, Miconia oligotricha, Palicoureapadifoliay Piper spp.
Las begonias, heléchos y compuestas son los componentes más importantes del estrato herbáceo; entre los
bejucos abundan las cucurbitáceas como Cyclanthera langaei y Melothriapéndula, leguminosas y convolvuláceas.
En otras áreas dentro del mismo intervalo altitudinal, pero con una mayor exposición a la luz (orientación este) la
dominancia es diferente, lo cual es notable en el estrato arbóreo, donde predominan elementos heliófitos como
Pinus patula, Leucothoe acuminata, Gaultheria acuminata, Rapanea myricoides y Turpinia occidentalis, aunque
también continúan siendo importantes las cletráceas y los encinos.
50
En un piso altitudinal más bajo (1250 a 1600 m snm) son frecuentes otros elementos, además de algunos ya
mencionados para pisos más altos; son notables Clethra mexicana, Podocarpus reichei, Quercus laurina,
Liquidambar macrophylla y Turpinia insignis; en el arbustivo resaltan las melastomatáceas Leandra cornoides,
Miconia anisotricha, Monochaetum floribundum y algunas compuestas, principalmente Senecio chapalensis.
Las cañadas de estos intervalos altitudinales son igualmente muy ricas en especies, predominando en el estrato
arbóreo alto Platanus mexicana, Quercus germana y otras especies de encinos; en el estrato medio son
abundantes Annona cherimolla, Oreopanax echinops, O. capitatus e Inga eriocarpa, y en el estrato bajo
Conostegia arbórea, Senecio arborescens, Bernardia interrupta y el helécho arbóreo Dicksonia gigantea. Los
arbustos más frecuentes son Pothomorphe umbellata, Piper sp. y Trophis mexicana. Los bejucos son abundantes
sobresaliendo las cucurbitáceas Melothria péndula y Peponopsis adhaerens.
Existen algunas especies de árboles que se ven favorecidas por las condiciones de perturbación y aclaramiento
del bosque, aunque la mayoría también son propias del bosque primario pero en un número menor; entre éstas
están: Alnusjorullensis, Buddleia spp., Saurauia scabrida, Sambucus mexicana, Solanum aligerum, Rapanea
myricoides y Vaccinium leucanthum.
Entre los géneros de clara afinidad a zonas muy húmedas y que desde el punto de vista fiorístico se consideran
diagnósticos, para definir a este bosque como mesófilo de montaña están: Carpinus, Cleyera, Cyathea, Ilex,
Meliosma, Oreopanax, Ostrya, Perrottetia, Podocarpus, Rapanea, Saurauia, Styrax, Symplocos, Ternstroemia y
Tilia.
Se encontraron dentro del bosque algunas especies de importancia biológica por ser táxones considerados como
vulnerables o en peligro de extinción; algunos de ellos además son endémicos de México, entre los que destacan
Cyathea fulva, Nopalxochia phyllantoides, Magnolia schiedeana, Rhynchostele rosii, Chamaedorea elegans,
Psüotum complanatum, Symplocos coccínea y Ceratozamia mexicana. Otra especie importante es Deppea
hernandezii, endémica de la unidad de manejo forestal.
51
3.1.7 Uso del suelo y vegetación en la región.
Acorde al conjunto de datos vectoriales correspondientes al Inventario Forestal Nacional 2000-2001 elaborado
por el Instituto de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México. Escala 1:250 000, se hizo el
cálculo de la superficie por municipio y total por los diferentes tipos de vegetación y uso del suelo. (Citado en el
Estudio Regional Forestal de la UMAFOR 1303)
53
Cuadro 3.9. Zonificación forestal por etapas de desarrollo
ZONAS FORESTALES CATEGORÍAS SUPERFICIE HA
Áreas naturales protegidas 32,275.086
ZONAS DE CONSERVACIÓN Areas de protecciòn 2,371.569
Y APROVECHAMIENTO Áreas arriba de 3000 msnm 32,126.333
RESTRINGIDO O Terrenos con pendientes mayores a 100% 1,997.821
PROHIBIDO Manglares o bosques mesófilos de montaña 18,641.870
Vegetaciòn de galeria
Selvas altas y medianas perennifolias 8,831.077
Terrenos forestales de productividad alta 2,471.860
Terrenos forestales de productividad media 13,593.723
ZONAS DE PRODUCCIÓN Terrenos forestales de productividad baja 2,765.362
Vegetación de zonas áridas 16,780.699
Terrenos adecuados para forestaciones 198,190.631
(temporalmente forestales)
Terrenos preferentemente forestales 0.000
Terrenos forestales con degradación alta 45,143.881
Terrenos preferentemente forestales con 21,908.256
ZONAS DE RESTAURACIÓN erosión severa
Terrenos forestales o preferentemente 37,153.290
forestales con degradación media
Terrenos forestales o preferentemente 30,761.978
forestales con degradación baja
Terrenos forestales o preferentemente 88,449.264
forestales con degradación alta
Fuente. Estudio Regional Forestal de la UMAFOR 1303
.
Cuadro 3.10 Número de autorizaciones, predios y superficie bajo manejo por métodos de ordenación silvícola.
Método de Manejo Forestal Número de Número de Superficie de % de la
Autorizaciones Predio Producción superficie
Total total
Método de Desarrollo Silvícola 474 521 19,607.31 78.88
Método de Desarrollo Silvícola y Método Mexicano de Ordenación 18 18 4,343.24 17.47
de Bosques Irregulares
Método Mexicano de Ordenación de Bosques Irregulares 21 63 875.71 3.52
Método Mexicano de Ordenación de Montes 2 2 10.48 0.04
Sistema Silvícola de Cortas Sucesivas de Protección 2 2 7.65 0.03
Von Mantel 1 1 13.41 0.05
Fuente. Estudio Regional Forestal de la UMAFOR 1303)
54
3.2 Métodos
55
A los árboles muestra se les asignó una clave de identificación de acuerdo a la combinación representada, por
ejemplos, el árbol No. 14, especie Pinus patula, de la exposición sur, con pendiente alta se denomina como
E2P3.14, mientras que para el árbol 28 de la especie P. montezumae, de exposición norte con pendiente media,
se le identifica como E3P2.28
Una vez definidas las localidades a muestrear se eligieron los árboles a analizar procurando en lo posible que
tuvieran las siguientes características:
- Árbol dominante
- Árbol vigoroso, sano y bien conformado
- No nudoso ni bifurcado
- Especie determinada
- De las máximas dimensiones
- Libres de competencia
De los árboles que cubrieran estas características se seleccionaron 3, y con el taladro de Pressler se determinó
su edad, y se eligió al árbol con mayor coeficiente resultado de la relación Ima = altura/edad, tomando como
premisa de que es el árbol que ha aprovechado de mejor forma las características ecológicas del sitio (Assman
1961, cit. por Aguilar)
56
b). Datos Ecológico – Silvícolas
- Suelo
- Pendiente
- Exposición
- Altitud
c). Registro del árbol muestra
- Especie
- Altura total
- Altura comercial
- Diámetro normal
- Edad
- Clave de muestra
3.2.1.3 Derribo
Una vez seleccionado el árbol muestra se procedió a su señalamiento con el facsímil oficial del responsable
técnico forestal para su derribo utilizando la técnica de derribo direccional para no dañar a los árboles muestra o a
otros árboles cercanos.
3.2.1.5 Troceo
Se marcó con una muesca las alturas de 0.30 y 1.30 mts y consecutivamente a longitudes comerciales de 2.54
mts. (8 ¼¨) hasta el fuste comercial, de 1.10 mts el fuste restante, así como la longitud de la punta. Se procedió
al troceo del árbol para obtener discos o rodajas de un grueso de 5 cms. en las que se anotaron datos de control
como el número de muestra, la clave y la altura de la sección de corte. Los cortes se hicieron lo más
perpendicularmente posible.
3.2.1.6. Mediciones
Una vez que fueron obtenidas las rodajas se ordenaron de mayor a menor. Las mediciones de las rodajas se
realizaron por el lado del corte superior, contando los anillos del centro hacia la periferia; para ello se colocó un
alfiler en el centro y se trazó una línea sobre la superficie de la rodaja de tal forma que coincidiera con el
diámetro sin corteza de la sección. Los anillos se agruparon de 5 en 5 sobre la línea trazada y se señalaron con
alfileres por ambos lados con el fin de facilitar las mediciones. Para poder tener una mayor visibilidad de los
57
anillos de crecimiento en algunas ocasiones hubo necesidad de cepillar las rodajas y limpiarlas con gasolina.
Posteriormente se registraron en el formato AN-TRON-01 los diámetros sin corteza observados a las diferentes
edades, grosor de corteza, el número de anillos, y la edad a la que se alcanzaron las alturas de cada sección, de
acuerdo al siguiente procedimiento :
- Edad de la sección
Se determinó de acuerdo a la relación Edad total - No. de anillos de la sección
58
3.2.2.2 Crecimiento e incremento en diámetro
Con los datos correspondientes a diámetros sin corteza a diferentes edades a la altura de 1.30 del formato de
registro se procedió a determinar la tendencia del crecimiento en diámetro para cada especie y determinar sus
incrementos en diámetro tomando como base periodos de cinco años:
Ica = diámetro 2 – diámetro 1
Edad 2 – Edad 1
Ima = diámetro
Edad
La suma de los volúmenes de todas las secciones del árbol cubicados con la fórmula de Smallian, mas el
volumen de la punta arroja el volumen del fuste total. Esto se puede expresar con la siguiente relación:
VFT M3 = i=1 Vi + Vp
Una vez que fue calculado el volumen de cada periodo se procede a determinar el incremento en volumen
tomando en consideración el periodo determinado:
Ica = Volumen 2 – Volumen 1
Edad 2 – Edad 1
Ima = Volumen
Edad
59
3.2.3 Determinación de la calidad de estación
Para determinar la calidad de estación existen métodos directos y métodos indirectos:
Los métodos directos analizan los volúmenes brutos de madera a largo plazo obtenidos de sitios permanentes
(Aguilar, 1988), lo cual representa serias dificultades para la realización de este tipo de estudios por razones
obvias.
Los métodos indirectos como el índice de sitio (IS), que se define como el valor de la altura de los árboles
dominantes o codominantes de un rodal a una edad determinada, y que se basa en la premisa de que la altura
dominante es la menos afectada por la densidad y la edad base, definida indirectamente después de la
culminación del IMA en altura (Aguilar, idem).
Por los aspectos tan prácticos e inmediatos de la metodología, y la facilidad de conocer con precisión la relación
cuantitativa edad – altura dominante, el método del IS es el método mas utilizado para definir la calidad del sitio.
D(n-1)Ö2n
Z1-a/2= -----------------------------------Z1-b/2
Z(n-1)+1.21(z1-b/2-1.06)
Donde:
Z= Valor de las Tablas de la distribución Normal para los niveles
de confianza y .
D= Rango estandarizado de las medias cuya fórmula es:
-
d= ---------------------
O(h max-h min)
Donde:
60
= Media poblacional desconocida.
= Media poblacional por estimar con el muestreo.
O(h max-h min)= Desviación estandar poblacional que se estima con
el rango de alturas.
Los valores de y se obtiene de distribución Normal y con base a un error de estimación de ± 1.5 metros
que es la diferencia entre la media poblacional y la media verdadera; a una potencia de 95 que es la probabilidad
de rechazar una hipótesis falsa y con un nivel de significancia a= 0.5% que es la probabilidad de rechazar una
hipótesis cierta.
Para conocer la variabilidad de las alturas, se realizaron premuestreos para cada especie y utilizando el modelo
de Schumacher Lnh= a + bi/eK , se realizó un ajuste de la relación edad – altura para obtener la curva de
crecimiento promedio de los árboles pre-muestreados, y en base a ella se graficó el incremento corriente anual y
el incremento medio anual para determinar la edad a la que culmina el crecimiento en altura; a esa edad se
observa la dispersión de las curvas de crecimiento de los árboles muestreados, y con esa diferencia se
determina el tamaño de muestra utilizando la siguiente tabla :
Cuadro 3.12 Tabla de tamaño de muestra en número de árboles, con base en la diferencia de alturas (con la culminación del IMA), la potencia y el
error de estimación, con nivel de significancia =5%.
*Error de estimación. Es la diferencia entre la media poblacional y la media verdadera: Puede detectar errores de +/ 1.0, 1.5 o 1.8 m,
segun corresponda en la tabla.
61
Para ejemplificar, si se tiene un rango de variación de 12 m. entre las alturas mínima y máxima a la edad en que
culmina (punto de inflexión de las curvas de Ica - Ima) el incremento en altura, y el rango de error de estimación
que se establece es de +/- 1.5m, a una confiabilidad estadística del 95%, entonces, el tamaño de muestra sería
de 55 árboles.
Una vez que han sido procesados todos los datos observados de la relación edad – altura por especie, se obtiene
un modelo general que define su comportamiento promedio. Para definir el número y rango de las curvas de
índice de sitio (Is), es necesario determinar la edad base, en virtud de que será el punto en el que habrán de
compararse las variaciones de altura de la muestra tomada en el área. No se ha fundamentado algún criterio
formal para determinar la edad base, sin embargo, debe ser mayor a la edad en que culmina el incremento en
altura. De forma general se ha tomado al turno para establecerlo también como edad base. Para el caso de las
dos especies en estudio será de 50 años.
62
A partir de que se elija el modelo de mejor ajuste, se derivarán las curvas para cada índice de sitio, con la
disyuntiva de construir curvas anamórficas o curvas polimórficas, las primeras definidas por presentar la misma
forma, es decir que cada curva para las diferentes clases de Is tienen guardan la misma proporción;
analíticamente se puede definir que tienen una pendiente común, y una interceptada al origen diferente. Las
curvas polimórficas por el contrario presentan tendencias diferentes entre sí para cada clase de Is por lo que no
guardan proporción entre curvas; analíticamente se pueden definir que tienen una interceptada al origen común
y una pendiente diferente.
El número de IS a definir está en función del rango de variación de alturas a la edad base elegida. Los rangos de
IS de preferencia deben ser submúltiplos de esa variación, entre 3 y 6 m, dependiendo de las condiciones
extremas de crecimiento (Mas. 2010).
Aunque se recomienda la utilización de cualquiera de estos dos tipos de curvas, las anamórficas tienen la
desventaja de asumir que las curvas de edad – altura son armónicas a través de todas las edades del rodal, y
que un índice de sitio de cualquier rodal no cambia durante toda su vida. Lo cual es muy difícil de aplicar en
todos los bosques y en diferentes condiciones, como las que caracterizan al área de estudio.
Las curvas polimórficas no son proporcionales una de la otra, sino que presentan diferentes formas para las
distintas clases del IS y fueron desarrolladas para reflejar variaciones de tasas de crecimiento en diferentes sitios,
por lo que el punto de inflexión se presenta en diferentes edades, y por lo tanto si las curvas son bien
determinadas representarán con mayor fidelidad los patrones de crecimiento de las especies, sobre todo cuando
se tienen condiciones naturales tan diferentes. (Aguilar. 1984)
63
3.2.4 Tabla epidométrica
Los datos de diámetro, área basal, altura y volumen, fueron ordenados por especie y calidad de estación para
poder elaborar una tabla epidométrica de las especies en estudio, que se entiende como una tabulación de sus
parámetros de crecimiento de acuerdo a su calidad de estación.
Las características epidométricas que se determinaron para cada calidad de estación y para cada especie
fueron la edad, diámetro normal sin corteza, tarifa de alturas, tarifa de diámetro normal, incremento corriente
anual en volumen, incremento medio anual en volumen, índice de localidad, edad a 1.30 mts, edad del primer
aclareo, edad del segundo aclareo, turno técnico y turno absoluto. Para el ajuste de los datos se probaron los
siguientes modelos en cada calidad de estación:
De acuerdo a las muestras con las que se contaba resultante de los análisis troncales se procedió a determinar la
variabilidad de las alturas en cada categoría diamétrica.
64
Una vez que se conocieron los rangos de variabilidad de alturas se determinó el tamaño de muestra utilizando
las siguientes tablas elaboradas por López y Talavera (1983) op cit, (cuadros 3.15 y 3.16).
Cuadro 3.15 Tamaño de muestra por categoría diamétrica para un nivel de significancia = 1%
RANGOS DE ALTURA POR CATEGORIA DIAMETRICA
ERROR DE
ESTIMACION POTENCIA 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15
80 3 6 10 18 29 43 61 89 120 162 217
85 3 7 12 20 32 47 68 98 132 178 238
1
90 3 8 13 23 36 53 77 110 149 200 368
95 4 9 16 27 42 63 90 135 175 236 315
80 2 3 5 8 13 18 28 40 54 73 97
85 2 3 5 9 14 20 30 42 58 78 103
2
90 2 4 6 10 16 23 34 49 67 91 119
95 3 5 8 13 19 28 41 59 81 109 143
Cuadro 3.16 Tamaño de muestra por categoría diamétrica para un nivel de significancia = 5%
RANGO DE ALTURA POR CATEGORIA DIAMETRICA
ERROR DE
ESTIMACION POTENCIA 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15
80 2 4 6 10 17 25 36 52 71 95 128
85 2 4 7 12 19 28 41 59 80 108 144
(1)
90 3 5 5 8 14 22 33 48 69 93 168
95 3 6 10 17 28 41 59 85 115 154 205
80 3 4 5 8 11 16 23 32 43 57 74
85 3 4 6 9 13 19 27 37 49 65 84
(2)
90 3 4 7 11 15 22 32 42 57 75 98
95 4 4 9 13 19 27 38 52 70 92 120
(1) Para detectar con un error de +/- 1 metro la altura media de esa categoría diamétrica.
(2) Para detectar con un error de +/- 1.5 metros la altura media de esa categoría diamétrica.
Donde la potencia es la probabilidad de rechazar una hipótesis falsa y es la probabilidad de rechazar una
hipótesis cierta.
65
3.2.5.2 Análisis estadístico
Una vez determinados los volúmenes de todas la muestras obtenidas a través de los análisis troncales se utilizó
la técnica estadística conocida como análisis de regresión, con la finalidad de encontrar una relación matemática
que permitiera predecir el volumen de un árbol en base a la dependencia de las variables diámetro y altura, con
un nivel de probabilidad aceptable. La bondad de ajuste de esa relación matemática estará dada cuando la suma
de los cuadrados de las desviaciones de los volúmenes reales con respecto a los correspondientes volúmenes
ajustados sea mínima.
De tal forma que se realizaron pruebas de correlación por especie, con el fin de comparar el comportamiento de
los coeficientes de correlación y contar con una base estadística para decidir si existe una asociación significativa
entre las variables y que permita construir las tarifas y tablas de volúmenes, al nivel que permita obtener precisión
y a su vez aplicación práctica, es decir, a nivel general para toda el área o para cada calidad de estación.
- Análisis de varianza.
Es una prueba estadística muy utilizada en diseños experimentales y en el análisis de regresión. Permite conocer
si la regresión estimada es significativa a un nivel de confiabilidad previamente determinada.
67
El valor de F se obtiene de la relación del Cuadrado medio de la regresión entre el cuadrado medio del error. Se
realiza la prueba de significación comparando el valor calculado de F con su correspondiente valor tabular para
aceptar o rechazar la hipótesis nula. Un valor de F calculada mayor que su correspondiente valor tabular, permite
inferir que el efecto de las variables independientes diámetro y altura sobre la variable dependiente volumen, es
significativo.
68
-Prueba de t
La Prueba t, consiste en probar Hipótesis nula (Ho) de que el valor poblacional de cada coeficiente de regresión
individual es cero, es verdadera.
Si algunos de los coeficientes (bi) del modelo probado resultaran nulos, se interpretaría que las variables
independientes diámetro y altura no son significativas para la determinación de la variable dependiente volumen.
Por lo tanto, es importante determinar la validez de estos coeficientes.
A un nivel de significancia de ƒ%, se rechaza la hipótesis nula cuando el valor de la estadística t en valor absoluto
sea mayor o igual al valor de t tabulado (1.96 para muestras grandes); y se concluiría que el respectivo
coeficiente de regresión es significativamente diferente de cero, y por lo tanto, las variables independientes si
influyen significativamente en la variación de la variable volumen.
Donde:
ei – 1 = Diferencia del valor de la desviación del predicho i en relación con el predicho anterior.
Las varianzas de las distribuciones de la variable dependiente volumen, ligadas a los distintos valores de las
variables independientes diámetro y altura, deben ser iguales. Los residuos no deben presentar ningún patrón
sistemático respecto a las predicciones o respecto a cada una de las variables independientes. Para analizar la
homogeneidad de varianzas se utiliza el gráfico de dispersión de los residuos estudentizados y los valores
predichos.
69
IV. RESULTADOS Y DISCUSION
Con esta ecuación se determinó la siguiente tabulación del crecimiento promedio en altura y se calcularon sus
correspondientes incrementos:
Los incrementos en altura se representan gráficamente para observar el punto de inflexión de las curvas del Ica e
Ima:
70
Gráfica 4.1 Relación Ica – Ima Pinus patula
1
0.9
0.8
0.7
0.6
Altura
0.5
0.4
0.3
0.2
0.1
0
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80 85 90 95 100 105
Edad
De acuerdo a la gráfica 4.1, la culminación del Ica en altura ocurre a los 22 años, y con este dato se determina el
rango de variación en alturas a esa edad, empelando para ello la gráfica 4.2
21
20
19
18
17
16
15
14
13
12
11
10
9
8
7
6
5
4
3
2
1
0
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80 85 90 95 100 105 110 115 120
Edad
71
Con apoyo de la gráfica se observa que a la edad de 22 años se presenta una altura mínima de 9 m y una
máxima de 25 m, por lo que el rango de variación es de 16 m. Para la determinación del tamaño de muestra
necesario para obtener un error de estimación de 1.5 m y una potencia de 95% de confiabilidad, se requieren de
95 árboles de Pinus patula para realizar análisis troncales. La muestra levantada fue de 101 árboles, cubriendo
satisfactoriamente la muestra necesaria.
P. montezumae
Para Pinus montezumae se procedió de la misma manera resultando la siguiente ecuación general:
H= exp (4.059340098+ (-11.4513752 (1/E)ˆ0.6022488)) (2)
Empleando esta ecuación se determinó la tabulación del crecimiento promedio en altura y se calcularon sus
correspondientes incrementos:
Los incrementos en altura se representan gráficamente para observar el punto de inflexión de las curvas del Ica e
Ima:
72
Gráfica 4.3 Relación Ica – Ima Pinus montezumae
Relación Ica - Ima en Altura
0.6
0.5
0.4
Altura
0.3
0.2
0.1
0
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80 85 90 95 100 105 110 115 120
Edad
De acuerdo a la gráfica 4.3, la culminación del Ica en altura ocurre a los 28 años, y con este dato se determina el
rango de variación en alturas a esa edad, empelando para ello la gráfica 4.4
21
20
19
18
17
16
15
14
13
12
11
10
9
8
7
6
5
4
3
2
1
0
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80 85 90 95 100 105 110 115 120
Edad
73
Con apoyo de la gráfica se observa que a la edad de 28 años se presenta una altura mínima de 7 m y una
máxima de 19 m, por lo que el rango de variación es de 12 m. Para la determinación del tamaño de muestra
necesario para obtener un error de estimación de 1.5 m y una potencia de 95% de confiabilidad, se requieren de
55 árboles de Pinus montezumae para realizar análisis troncales. La muestra levantada fue de 84 árboles,
cubriendo satisfactoriamente la muestra necesaria.
Durante el procesamiento de los modelos se observó que el de Chapman – Richards en su forma original
H=a*(1+b*exp( -c Ed) no presentaba buenos resultados en el ajuste; por esa razón se procedió a transformar a la
variable independiente edad a su recíproco, y la expresión algebraica fue entonces H=a*(1+b*exp (-c 1/E)) d
b). P. montezumae
74
4.1.2.2 Elección del Modelo de Regresión
En cada especie se graficaron las curvas ajustadas de cada modelo para observar la tendencia de cada uno de
ellos sobre los valores observados. Este procedimiento resulta bastante útil para detectar datos aberrantes y
sobre todo, visualizar el comportamiento de las curvas sobre la muestra poblacional. Para elegir el modelo a
emplear se utilizaron los siguientes criterios:
a) R2 cercano a 1.
b) Cuadrado Medio del error con valor mínimo
c) Evaluación visual en el ajuste de cada uno de los modelos a la muestra poblacional
Cuadro 4.5 Cuadro comparativo de alturas calculadas con los modelos de regresión probados (P. patula)
Altura (M)
Edad Exponencial Orantes Chapman – Richards Geométrico Schumacher
3 0.08 0.63 0.51 2.39 0.30
5 0.95 1.69 1.29 3.45 1.45
10 5.98 5.80 6.06 7.36 5.82
15 11.04 10.56 11.02 11.12 10.08
20 15.00 14.83 14.94 14.34 13.67
25 18.02 18.23 17.97 17.07 16.65
30 20.37 20.83 20.33 19.39 19.15
35 22.24 22.80 22.21 21.38 21.26
40 23.75 24.28 23.73 23.10 23.07
45 24.99 25.41 24.99 24.61 24.65
50 26.03 26.29 26.05 25.94 26.04
55 26.92 26.98 26.94 27.12 27.27
60 27.68 27.53 27.71 28.18 28.36
65 28.34 27.97 28.39 29.13 29.35
70 28.91 28.33 28.97 30.00 30.24
75 29.42 28.63 29.49 30.78 31.06
80 29.88 28.88 29.96 31.50 31.80
85 30.29 29.09 30.37 32.16 32.49
90 30.65 29.27 30.74 32.77 33.12
95 30.98 29.42 31.08 33.34 33.70
100 31.28 29.56 31.39 33.86 34.25
105 31.56 29.67 31.67 34.35 34.75
110 31.81 29.77 31.93 34.81 35.23
115 32.04 29.86 32.16 35.23 35.67
120 32.26 29.93 32.38 35.63 36.09
CME 12.326 12.305 12.334 13.656 10.435
R2 -0.897 -0.842 -0.956 -0.921 -0.942
75
Gráfica 4.5 Tendencia de modelos de regresión probados en Pinus patula
40
35
30
ALTURA 25
20
15
OBSERVADOS
10 Ex ponencial
Orantes
C hapman Richards modif.
5
Geométrico Modificado
Schumacher
0
0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100 110 120 130
EDAD
En el gráfico 4.5 se observa claramente que el modelo exponencial y Chapman Richards modificado se
comportan de forma muy similar, salvo con algunas diferencias en las primeras edades. Se ajustan de forma
satisfactoria en las primeras etapas de la variable independiente (edad), y se elongan o tienden a sobreestimar en
las etapas intermedias, para finalmente mostrar una declinación que visualmente no se ajusta a la tendencia de la
población muestral en las etapas finales, y presenta evidencia de una subestimación. Los valores de CME
también son similares entre sí, pero con marcada diferencia en el R2, con ventaja para el modelo Chapman –
Richards modificado.
El modelo de Orantes presenta una curva muy pronunciada que ajusta satisfactoriamente hasta la edad de 60
años, con valores similares a los modelos exponencial y Chapman Richards, pero a partir de esa edad, tiende a
declinar con una evidencia de subestimación de los valores, incluso por abajo de las estimaciones dadas por los
modelos exponencial y Chapman Richards. El valor de CME es similar al resultante en los modelos Exponencial y
Chapman- Richards, pero el valor de R2 indica un ajuste menos satisfactorio.
Los modelos geométrico y de Schumacher presentan un comportamiento similar entre sí, aunque es evidente la
sobre estimación del modelo geométrico en las primeras etapas de desarrollo, mientras que el de Schumacher
muestra ajuste satisfactorio. A partir de los 20 años las diferencias entre los valores de altura estimados con los
76
dos modelos, no se aprecian de forma significativa. El modelo de Schumacher presenta el CME mínimo de todos
los modelos probados, así como un valor de R2 muy aceptable, aunque inferior al de Chapman – Richards.
De acuerdo a la apreciación gráfica se observa que para Pinus patula, el modelo de Schumacher se ajusta de
forma satisfactoria y mejor que los otros modelos probados, a la población muestral.
Cuadro 4.6 Cuadro comparativo de alturas calculadas con los modelos de regresión probados (P. montezumae)
Altura (M)
Edad Exponencial Orantes Chapman – Richards Geométrico Schumacher
5 0.10 0.69 1.17 1.38 0.75
10 2.01 2.58 2.66 3.82 3.31
15 5.37 5.26 5.62 6.63 6.16
20 8.79 8.27 8.81 9.33 8.80
25 11.82 11.26 11.71 11.78 11.15
30 14.39 14.02 14.24 13.97 13.23
35 16.57 16.44 16.40 15.92 15.08
40 18.41 18.52 18.26 17.67 16.74
45 19.99 20.27 19.86 19.23 18.22
50 21.35 21.75 21.24 20.63 19.57
55 22.53 22.98 22.45 21.90 20.79
60 23.56 24.02 23.51 23.05 21.90
65 24.47 24.90 24.45 24.10 22.93
70 25.28 25.64 25.29 25.06 23.88
75 26.00 26.27 26.04 25.95 24.75
80 26.65 26.81 26.71 26.76 25.57
85 27.23 27.28 27.32 27.52 26.33
90 27.76 27.68 27.88 28.22 27.04
95 28.25 28.03 28.38 28.87 27.71
100 28.69 28.34 28.85 29.48 28.34
105 29.10 28.61 29.28 30.05 28.93
110 29.47 28.84 29.67 30.59 29.49
115 29.82 29.05 30.03 31.09 30.02
120 30.14 29.24 30.37 31.56 30.53
CME 10.656 10.327 11.370 12.021 11.381
R2 -0.878 -0.892 -0.932 -0.926 -0-927
77
TENDENCIA DE LOS MODELOS
P. montezumae
40
35
30
25
ALTURA
Exponencial
20
Orantes
15
Chapman - Richards
Modificado
Schumacher
10
Geométrico Modificado
5
OBSERVADOS
0
0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100 110 120 130 140 150
EDAD
Igual que en el caso de P. patula, en el gráfico 4.6 se observan resultados coincidentes en los modelos
exponencial y Chapman Richards modificado que presentan ajustes y estimaciones similares entre ellos, salvo
con algunas diferencias importantes hasta la edad de 15 años, pero a partir de los 20 años, los valores estimados
son tan similares que parece una sola curva. También en este caso, tiene un ajuste de forma satisfactoria en las
primeras etapas de la variable independiente (edad), y se elongan o tienden a sobreestimar en las etapas
intermedias, para finalmente mostrar una declinación que visualmente no se ajusta a la tendencia de la población
muestral en las etapas finales, y presenta evidencia de una subestimación. En cuanto a los estadísticos El
exponencial presenta ventajas sobre el Chapman – Richards pero inferior en base al valor obtenido con el
estadístico R2.
El modelo de Orantes presenta una curva muy pronunciada que ajusta satisfactoriamente en este caso, hasta la
edad de 90 años, con valores similares a los modelos exponencial y Chapman Richards, pero a partir de esa
edad, tiende a declinar con una evidencia de subestimación de los valores, incluso por abajo de las estimaciones
con los modelos exponencial y Chapman Richards, ya de por sí subestimadas. Sin embargo, en lo referente al
estadístico CME presenta el valor mínimo de todos los modelos, pero el R 2 no es satisfactorio en relación con los
obtenidos en los demás.
Respecto a lo registrado en Pinus patula, en que se observó que los modelos geométricos modificados y
Schumacher presentaban una tendencia similar en la estimación de valores, en este caso se observaron
diferencias notables entre sí respecto a su ajuste. El modelo geométrico muestra estimaciones sin diferencias
notables en relación con los modelos exponencial, Chapman – Richards modificado y el de Orantes, en las
etapas de los 30 a los 90 años, punto en el que la curva tiende a pronunciarse y presenta los valores estimados
más altos que los demás modelos.
78
El modelo de Schumacher presenta una R2 y CME similar al modelo de Chapman – Richards. El Geométrico
modificado presenta una R2 satisfactoria aunque el valor de CME es el más alto de todos los modelos probados.
Visualmente el modelo de Schumacher se aprecia ligeramente superior a los demás en el ajuste, aunque
cualquiera de los modelos puede ser utilizado para la construcción de los índices de sitio, a excepción del modelo
de Orantes que tiende a subestimar en la última etapa.
A partir de que se elige el modelo de mejor ajuste, se derivan las curvas para cada índice de sitio, con la
disyuntiva de construir curvas anamórficas que se caracterizan por presentar la misma forma, es decir, que cada
curva para las diferentes clases de Is guardan la misma proporción; analíticamente se puede definir que tienen
una pendiente común, y una interceptada al origen diferente. O generar curvas polimórficas, que se caracterizan
por presentar tendencias diferentes entre sí para cada clase de Is, por lo que no guardan proporción entre curvas;
analíticamente se puede definir que tienen una interceptada al origen común y una pendiente diferente.
Aunque se recomienda la utilización de cualquiera de estos dos tipos de curvas, las anamórficas tienen la
desventaja de asumir que las curvas de edad – altura son armónicas a través de todas las edades del rodal, y
que un índice de sitio de cualquier rodal no cambia durante toda su vida. Lo cual es muy difícil de aplicar en
todos los bosques y en diferentes condiciones, como las que caracterizan al área de estudio.
Las curvas polimórficas no son proporcionales una de la otra, sino que presentan diferentes formas para las
distintas clases del Is, y fueron desarrolladas para reflejar variaciones de tasas de crecimiento en diferentes sitios,
por lo que el punto de inflexión se presenta en diferentes edades, y por lo tanto, si las curvas son bien
determinadas representarán con mayor fidelidad los patrones de crecimiento de las especies, sobre todo cuando
se tienen condiciones naturales tan diferentes. (Aguilar. 1984).
Considerando lo anterior, y la amplia variación de condiciones que existen en el área de estudio, se probaron
para las dos especies los dos tipos de familia de curvas, y resultó que las de tipo anamórfico no cubrían los
79
diversos patrones de crecimiento, mientras que las polimórficas si presentaron ajustes satisfactorios, y por ello
fueron las utilizadas para la determinación de las calidades de sitio.
Obtenido el modelo general, así como la decisión de generar curvas polimórficas, se definió el número de IS en
base al rango de variación de alturas a la edad base elegida de 50 años, que para el caso resultó con un rango
desde 16 a 32 m. Se construyen cinco curvas de índice de sitio (Is) con rangos entre sí de 6 m. por lo que
definen cuatro calidades de estación:
A partir del modelo general se derivaron las curvas polimórficas necesarias para la definición de las calidades de
estación con el fin de reflejar lo más fielmente posible sus patrones de crecimiento. En virtud de que este tipo de
curvas son de término de pendiente (bi) diferente e interceptada al origen (a) común, es necesario determinar los
parámetros (bi) para cada curva Is elegida, haciendo uso de la ecuación (1):
Despejando:
bi = (LnS-a) /1/Ek
Como
y= (x / Ek) = x (1/E) k
También:
bi = (LnS-a) Ek
O también
80
bi = (Ln 16 – 3.967779177) (50) 0.7058716 = -18.91001299
Con este procedimiento se determinaron los valores de bi para los diferentes Is:
Se sustituyen los valores de bi en el modelo general para obtener la ecuación con la que se construyen las
diferentes curvas de IS.
A partir de estas ecuaciones se determinaron los valores para la generación de las curvas de Is
81
Gráfica 4.7 Curvas polimórficas de índice de sitio Pinus patula
46
44
42
40
38
36
34
32
30
28
26
Altura (M)
24
22
20
18
16
14
12
10
8
6
4
2
0
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80 85 90 95 100 105 110 115 120 125 130
Edad
Por procedimientos algebraicos se deriva la siguiente ecuación que permite determinar la altura a una edad
determinada y por lo tanto puede ser utilizada también para determinar las curvas de los diferentes índices de
sitio;
Donde:
82
Ejemplo de la determinación de la altura que corresponde a un árbol de con edad (e) de 40 años con altura
dominante de 24 m. a la edad base (EB) de 50 años:
Este valor puede ser comprobado en gráfica 4.7, observando que a una edad de 40 años, un árbol en un índice
de sitio con edad base de 50 años, alcanza una altura de 21.1 m.
b) Pinus montezumae
Para esta especie se determinó un rango de variación de 12 a 28 metros, por lo que se generaron cinco curvas
de índice de sitio para definir cuatro calidades de estación:
Cuadro No. 4.11 Rangos de calidades de estación Pinus montezumae
IS Calidad Simbología
24 - 28 Muy buena I
20 - 24 Buena II
16 – 20 Regular III
12 -16 Pobre IV
Una vez calculados los valores bi se sustituyeron en el modelo general para obtener los valores de las diferentes
curvas de IS.
Se sustituyen los valores de bi en el modelo general para obtener la ecuación con la que se construyen las
diferentes curvas de IS.
83
Igualmente se puede emplear la siguiente ecuación:
46
44
42
40
38
36
34
32
30
28
26
Altura (M)
24
22
20
18
16
14
12
10
8
6
4
2
0
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80 85 90 95 100 105 110 115 120 125 130
Edad
84
4.1.4 Elaboración de mapas de calidad de estación
Las gráficas y ecuaciones generadas son la herramienta básica para que se puedan clasificar los rodales de
acuerdo a su calidad de estación. Solo se requiere contar con los datos de edad y altura dominante de cada rodal
y se procede a su calificación correspondiente, de tal forma que al clasificar a todos los rodales en un área bajo
manejo, se genera a nivel predial el mapa de calidad de estación.
Pinus patula
Calidad I
60
55
50
45
40
35
Diámetro
30
25
Exponencial
20
15
Orantes
10 Chapman - Richards
Modificado
5 Schumacher
0
Geométrico Modificado
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80
EDAD 0BSERVADOS
85
Los modelos Exponencial, Chapman – Richards muestran el mejor ajuste, con ligera ventaja sobre Schumacher.
Por la facilidad de cálculo se prefiere utilizar el modelo exponencial:
Calidad II
Cuadro 4.16 Ecuaciones de la relación edad – diámetro CE II P. patula
No MODELO Forma Algebraica a b c d
1 EXPONENCIAL D= a*(exp(b*(1/E))) 71.53618243 -29.19414054
2 ORANTES D=E^2/ (a+(b*E^2) 18.05586868 0.01754678
3 CHAPMAN - RICHARDS D=a*(1+b*exp(-c*(1/E))^d) 0.77571137 92.37709512 -0.2495383 -121.2675358
4 GEOMETRICO MODIF D=a*(E^(b/E)) 100.8186798 -11.99197409
5 SCHUMACHER D=exp(a+(b*(1/E)^d)) 4.459635421 -15.03212845 0.7380116
55
50
45
40
35
Diámetro
30
25
20 Exponencial
15 Orantes
10 Chapman - Richards
Modificado
5 Schumacher
0 Geométrico Modificado
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80
OBSERVADOS
EDAD
Los modelos Exponencial, Chapman - Richards y Orantes presentan un ajuste similar y mucho mejor que el
geométrico y Schumacher. Por la facilidad de cálculo se utilizó el de Orantes:
86
Calidad III
Cuadro 4.17 Ecuaciones de la relación edad – diámetro CE III P. patula
No MODELO Forma Algebraica a b c d
1 EXPONENCIAL D= a*(exp(b*(1/E))) 65.15371738 -30.39885515
2 ORANTES D=E^2/ (a+(b*E^2) 22.07409467 0.01904953
3 CHAPMAN - RICHARDS D=a*(1+b*exp(-c*(1/E))^d) 1.72464487 37.8296699 -55.12347643 -0.60047815
4 GEOMETRICO MODIF D=a*(E^(b/E)) 88.17328446 -11.90419053
5 SCHUMACHER D=exp(a+(b*(1/E)^d)) 4.610798182 -12.32763429 0.6223469
Gráfica 4.11 Tendencia de los modelos en relación edad – diámetro CE III P. patula
TENDENCIA DE LOS MODELOS CE III
Edad - Diámetro
60 P. pátula
55
50
45
40
35
Diámetro
30
25
20 Exponencial
15 Orantes
10 Chapman - Richards
Modificado
5 Schumacher
0 Geométrico Modificado
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80
EDAD OBSERVADOS
Todos los modelos presentan un buen ajuste con ligera ventaja para el exponencial
Calidad IV
Cuadro 4.18 Ecuaciones de la relación edad – diámetro CE IV P. patula
No MODELO Forma Algebraica a b c d
1 EXPONENCIAL D= a*(exp(b*(1/E))) 62.39110727 -39.6551405
2 ORANTES D=E^2/ (a+(b*E^2) 38.980573 0.0199426
3 CHAPMAN - RICHARDS D=a*(1+b*exp(-c*(1/E))^d) 2.571031 24.268823 -22.767678 -1.984177
4 GEOMETRICO MODIF D=a*(E^(b/E)) 80.58759461 -13.8028939
5 SCHUMACHER D=exp(a+(b*(1/E)^d)) 4.475910326 -12.18296386 0.5949715
87
Gráfica 4.12 Tendencia de los modelos en relación edad – diámetro CE IV P. patula
TENDENCIA DE LOS MODELOS CE IV
Edad - Diámetro
50 P. pátula
45
40
35
30
Diámetro
25
20
Exponencial
15
Orantes
10
Chapman -
Richards
5 Modificado
Schumacher
0
Geométrico
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80 85 90 95 100
Modificado
EDAD OBSERVADOS
Todos los modelos presentan un buen ajuste con ligera ventaja para el Orantes
D= eˆ2 / (38.980573 + (0.0199426 eˆ2)) (18)
88
Pinus montezumae
Calidad I
60
55
50
Exponencial
45
Orantes
40
Chapman -
35
Diámetro
Richards
Modificado
30 Schumacher
25 Geométrico
Modificado
20
OBSERVADOS
15
10
0
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80 85 90 95 100
EDAD
Se observa un mejor ajuste en el modelo de Schumacher, aunque todos presentan resultados aceptables.
Calidad II
Cuadro 4.21 Ecuaciones de la relación edad – diámetro CE II P. montezumae
No MODELO Forma Algebraica a b c d
1 EXPONENCIAL D= a*(exp(b*(1/E))) 63.64649414 -31.08775331
2 ORANTES D=E^2/ (a+(b*E^2) 24.845338 0.01911078
3 CHAPMAN - RICHARDS D=a*(1+b*exp(-c*(1/E))^d) 3.17218654 19.97968662 -9.72787323 -3.7361043
4 GEOMETRICO MODIF D=a*(E^(b/E)) 82.43464356 -11.64090124
5 SCHUMACHER D=exp(a+(b*(1/E)^d)) 5.02432131 -10.5091824 0.4902399
89
Todos presentan ajustes muy aceptables. Para este caso se emplea el modelo de Schumacher.
50
45
40
35
30
Diámetro
25
20
Exponencial
15
Orantes
10 Chapman - Richards
Modificado
5 Schumacher
0 Geométrico Modificado
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80 85 90 95 100
OBSERVADOS
EDAD
Calidad III
Cuadro 4.22 Ecuaciones de la relación edad – diámetro CE III P. montezumae
No MODELO Forma Algebraica a b c d
1 EXPONENCIAL D= a*(exp(b*(1/E))) 62.86085342 -39.06835061
2 ORANTES D=E^2/ (a+(b*E^2) 38.83506912 0.01951656
3 CHAPMAN - RICHARDS D=a*(1+b*exp(-c*(1/E))^d) 2.80722465 22.38259657 -3.4172179 -13.18703747
4 GEOMETRICO MODIF D=a*(E^(b/E)) 80.68062494 -13.59892232
5 SCHUMACHER D=exp(a+(b*(1/E)^d)) 4.762816038 -11.2606302 0.5193143
90
Gráfica 4.15 Tendencia de los modelos en relación edad – diámetro CE III P.montezumae
TENDENCIA DE LOS MODELOS CE III
Relación Edad - Diámetro
60
P. montezumae
55
50
45 Exponencial
40 Orantes
35
Chapman -
Diámetro
Richards
30 Modificado
Schumacher
25
Geométrico
Modificado
20
OBSERVADOS
15
10
0
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80 85 90 95 100 105 110 115 120 125 130
EDAD
Calidad IV
Cuadro 4.23 Ecuaciones de la relación edad – diámetro CE IV P. montezumae
No MODELO Forma Algebraica a b c d
1 EXPONENCIAL D= a*(exp(b*(1/E))) 72.93465047 -65.4050409
2 ORANTES D=E^2/ (a+(b*E^2) 94.11302218 0.01657634
3 CHAPMAN - RICHARDS D=a*(1+b*exp(-c*(1/E))^d) 4.24682821 18.69054245 -13.2669992 -6.41557829
4 GEOMETRICO MODIF D=a*(E^(b/E)) 98.48734138 -20.73195956
5 SCHUMACHER D=exp(a+(b*(1/E)^d)) 5.544922125 -10.5177238 0.3616691
91
Gráfica 4.16 Tendencia de los modelos en relación edad – diámetro CE IV P.montezumae
TENDENCIA DE LOS MODELOS CE IV
Relación Edad - Diámetro
P. montezumae
55
50
45
Exponencial
40
Orantes
35
Chapman -
30 Richards
Diámetro
Modificado
Schumacher
25
Geométrico
20 Modificado
OBSERVADOS
15
10
0
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80 85 90 95 100 105 110 115 120 125 130
EDAD
92
4.2.2 Crecimiento e incremento en altura
Para el ajuste del crecimiento en altura para cada calidad de estación y especie se ordenaron los datos y se
procesaron con los diferentes modelos para elegir el de mejor ajuste a los patrones de altura a los patrones de
crecimiento en altura.
Pinus patula
En esta especie el modelo de Schumacher mostró los mejores ajustes en las cuatro calidades de estación:
Calidad I
H= 3.932478278+ (-15.04829181 1/Eˆ 0.9082751) (23)
Calidad II
H= 3.89180702 + (--14.80162916 1/Eˆ 0.8261498) (24)
Calidad III
H= 4.117559614+ (---10.63294081 1/Eˆ 0.6216700) (25)
Calidad IV
H= 3.992938896+ (--11.37317006 1/Eˆ 0.5992947) (26)
Calidad I
En este caso mostró un mejor ajuste el modelo de Orantes:
H=E^2/ (a+(b*E^2)
Calidad II
Calidad III
Calidad IV
94
4.2.3 Crecimiento e incremento en volumen
Una vez ordenados todos los datos de la relación edad – volumen por calidad de estación, se procesaron con los
diferentes modelos y se obtuvieron los siguientes resultados para cada especie y calidad:
Pinus patula
Calidad I
Calidad II
El modelo Exponencial presentó el mejor ajuste de todos, con resultados similares con Chapman - Richards:
Calidad III
Calidad IV
El modelo Exponencial presentó el mejor ajuste de todos, ligeramente superior al de Chapman – Richards:
96
Pinus montezumae
Calidad I
El modelo Exponencial presentó el mejor ajuste de todos, y presenta resultados similares al de Chapman –
Richards:
Calidad II
Calidad III
98
H =exp(a +(b*(1/E)^k))
Igual a:
H= exp (a + (b/EK))
De donde:
k b
___________
E= Ln H - a
Pinus patula
Calidad I
0.6620773 - 15.04829181
_________________________
99
Calidad II
Sustituyendo de (23)
0.8261498 - 14.80162916
_________________________
Calidad III
Sustituyendo de (24)
0.6216700 - 10.63294081
_________________________
Calidad IV
Sustituyendo de (25)
0.5992947 - 11.37317006
_________________________
100
E= Ln(1.30 mts) – 3.992938896 (41)
Pinus montezumae
Calidad I
Se utilizó el modelo de Orantes para el ajuste de alturas en esta calidad de estación.
Sustituyendo de (27)
Calidad II
A partir del modelo de Schumacher:
0.7054611 -14.13692022
_________________________
101
Calidad III
A partir del modelo de Schumacher
Sustituyendo de (29):
0.6414783 -13.91993437
_________________________
Calidad IV
A partir del modelo de Schumacher:
Sustituyendo de (29):
0.5090025 -12.44287991
_________________________
Utilizando las mismas fórmulas para determinar la edad de un árbol a una altura determinada, descritas en el
punto anterior, Pinus patula alcanza la altura del tocón a la edad de tres años en las calidades I, II y III, mientras
que en la IV esto ocurre a los cuatro años.
102
Para Pinus montezumae, la altura del tocón es alcanzada a la edad de 4 años en las calidades I y II, mientras que
en las calidades III y IV se alcanza hasta los 5 años.
Pinus patula
103
Cuadro 4.38 Valores tabulares de Ica - Ima
en Altura CE II P. patula
Edad Altura Ica Ima
5 0.98 0.1952 0.1952 Relación Ica - Ima en Altura CE II
Pinus pátula
10 5.38 0.8811 0.5382 1.0
Altura
0.5
Ica
40 24.27 0.3819 0.6067 0.4
Ima
45 25.90 0.3268 0.5756 0.3
0.0
60 29.64 0.2180 0.4940 0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80
65 30.61 0.1938 0.4709 Edad
70 31.48 0.1735 0.4497
Gráfica 4.18 Relación Ica – Ima P. patula C.E. II
75 32.26 0.1563 0.4301
80 32.97 0.1416 0.4121
0.4
104
Cuadro 4.40 Valores tabulares de Ica - Ima
en Altura CE IV P. patula
Edad Altura Ica Ima
Relación Ica - Ima en Altura CE IV
5 0.71 0.1421 0.1421
0.6 Pinus pátula
10 3.10 0.4780 0.3100
15 5.75 0.5295 0.3832 0.5
20 8.20 0.4905 0.4100
25 10.39 0.4374 0.4155 0.4
Altura
0.3
P. montezumae
0.4
35 19.35 0.5626 0.5530
0.3
40 21.76 0.4803 0.5439
0.2
45 23.78 0.4045 0.5284
50 25.47 0.3388 0.5095 0.1
105
Cuadro 4.42 Valores tabulares de Ica - Ima
en Altura CE II P. montezumae
Edad Altura Ica Ima Relación Ica - Ima en Altura CE II
5 0.53 0.1066 0.1066 Pinus montezumae
10 3.09 0.5111 0.3089 0.7
106
Cuadro 4.44 Valores tabulares de Ica - Ima
en Altura CE IV P. montezumae
Edad Altura Ica Ima Relación Ica - Ima en Altura CE IV
5 0.31 0.0628 0.0628 Pinus montezumae
10 1.60 0.2579 0.1603 0.4
Altura
0.2
35 9.87 0.3023 0.2819
0.15
40 11.28 0.2826 0.2820
0.1
45 12.60 0.2642 0.2800
0.05
50 13.84 0.2472 0.2767
55 15.00 0.2318 0.2726 0
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80
60 16.08 0.2178 0.2681
Ica
65 17.11 0.2051 0.2632 Edad Ima
70 18.08 0.1936 0.2583
75 18.99 0.1831 0.2532 Gráfica 4.24 Relación Ica – Ima P. montezumae C.E. IV
80 19.86 0.1735 0.2483
De acuerdo a los resultados y gráficas, la culminación de la relación Ica – Ima en altura se presenta a las
siguientes edades de acuerdo a su calidad de estación:
Pinus patula
Pinus montezumae
107
4.2.7 Edad del segundo aclareo
La culminación del Ica en diámetro indica la conveniencia de aplicar un segundo aclareo, ya que la reducción del
incremento en diámetro indica la probable necesidad de los árboles por un mayor espaciamiento que pueda
brindarles luz y nutrientes para su mejor desarrollo.
De igual manera se utilizan las gráficas de la relación Ica – Ima en diámetro para la obtención de los siguientes
resultados:
Cuadro 4.47 Valores tabulares de Ica - Ima
en diámetro CE I P. patula
Edad Diámetro Ica Ima
Relación Ica - Ima en Diámetro CE I
5 1.18 0.2360 0.2360
1.8 Pinus pátula
10 8.86 1.5356 0.8858
1.6
15 17.34 1.6973 1.1563
20 24.27 1.3852 1.2135 1.4
Diámetro
0.6
0.4
109
Pinus montezumae
Diámetro
35 20.27 0.6006 0.5791 0.4
75 36.88 0.3070 0.4917 Gráfica 4.31 Relación Ica – Ima P. montezumae C.E.III
80 38.31 0.2853 0.4788
85 39.64 0.2659 0.4663
90 40.88 0.2484 0.4542
95 42.04 0.2325 0.4425
100 43.13 0.2182 0.4313
0.3
75 29.86 0.3748 0.3981 Gráfica 4.32 Relación Ica – Ima P. montezumae C.E.IV
80 31.64 0.3558 0.3955
85 33.33 0.3378 0.3921
90 34.93 0.3210 0.3881
95 36.46 0.3052 0.3838
100 37.91 0.2904 0.3791
De acuerdo a los resultados y gráficas, la culminación de la relación Ica – Ima en altura se presenta a las
siguientes edades de acuerdo a su calidad de estación:
111
Pinus patula
Pinus montezumae
112
Cuadro 4.57 Valores tabulares de crecimiento en diámetro P. patula
Edad C.E. I C.E. II C.E. III C.E. IV
Diámetro Diámetro Diámetro Diámetro
5 1.18 1.35 0.15 0.63
10 8.86 5.05 3.12 2.44
15 17.34 10.23 8.59 5.18
20 24.27 15.95 14.25 8.52
25 29.69 21.53 19.31 12.15
30 33.96 26.59 23.65 15.81
35 37.38 30.97 27.34 19.32
40 40.17 34.68 30.47 22.57
45 42.49 37.79 33.16 25.52
50 44.43 40.37 35.47 28.14
55 46.09 42.52 37.49 30.46
60 47.52 44.32 39.26 32.50
65 48.77 45.83 40.82 34.28
70 49.86 47.10 42.20 35.85
75 50.83 48.18 43.44 37.21
80 51.69 49.10 44.56 38.41
85 52.46 49.89 45.56 39.47
90 53.16 50.57 46.48 40.40
95 53.79 51.16 47.31 41.22
100 54.36 51.67 48.07 41.95
En el caso de P. patula se observa que en áreas con calidad de estación I, a la edad de 40 años se obtienen
diámetros sin corteza de 40 cm, dimensión que tiene demanda y aceptación en la industria de aserrío. Mientras
que en la calidad II esa dimensión se alcanza hasta los 50 años. En la calidad III a los 60 años, y en la calidad IV
hasta a los 90.
113
En P. montezumae se observan crecimientos más lentos, de acuerdo al cuadro 4.58, en calidad I se alcanza el
diámetro de 40 cm sin corteza a la edad de 60 años, en calidad II a los 65 años. En las calidades III y IV se podría
determinar el turno técnico con un DN de 35 cm sin corteza, y se proyecta obtenerlo a los 70 y 90 años
respectivamente.
Se puede obtener de las diferentes ecuaciones de crecimiento en diámetro, despejando la variable edad (E) en la
que se pretende alcanzar un diámetro (D) como meta de producción al momento de cosecha.
114
Pinus patula
Calidad I
Por lo tanto:
e=b/(Ln D/a)
Como ejemplo, prefijando un diámetro (D) de 40 Cm, se requiere determinar a que edad se proyecta obtenerlo.
Calidad II
Calidad III
Calidad IV
D= eˆ2 / (38.980573 + (0.0199426 eˆ2)) (18)
Calidad I
Despejando de (19)
0.5434752 -11.35268725
_________________________
Calidad II
A partir del modelo de Schumacher
Despejando de (20)
0.4902399
-10.5091824
_________________________
116
4.2.9 Turno absoluto
Se define como la edad a la que se obtiene la máxima producción leñosa sin importar la naturaleza o calidad de
los productos. Se determina en base a la culminación del Ica en volumen.
Pinus patula
Calidad I
0.02
50 2.7147 0.0839 0.0543
0.01
55 3.1293 0.0829 0.0569
0
60 3.5356 0.0813 0.0589 0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80 85 90 95 100 105 110 115 120
65 3.9314 0.0792 0.0605
ICA
70 4.3155 0.0768 0.0617 Edad IMA
75 4.6870 0.0743 0.0625 Gráfica 4.33 Relación Ica – Ima Volumen P. patula C.E. I
80 5.0457 0.0717 0.0631
85 5.3914 0.0691 0.0634
90 5.7243 0.0666 0.0636
95 6.0448 0.0641 0.0636
100 6.3533 0.0617 0.0635
Como se puede apreciar en la gráfica 4.33, analizando la curva del Ica, el punto clímax de producción leñosa se
presenta hasta la edad de 50 años, e inicia una declinación hasta llegar a los 95 años en la que se cruza con la
curva del Ima y se considera el turno absoluto.
117
Calidad II
75 3.1598 0.0496 0.0421 Gráfica 4.34 Relación Ica – Ima Volumen P. patula C.E. II
80 3.3943 0.0469 0.0424
85 3.6156 0.0443 0.0425
90 3.8244 0.0418 0.0425
95 4.0215 0.0394 0.0423
100 4.2075 0.0372 0.0421
De acuerdo a la gráfica 4.34, el punto clímax de producción leñosa se presenta hasta la edad de 45 años, e inicia
una declinación hasta llegar a los 90 años en la que se cruza con la curva del Ima y se considera el turno
absoluto.
118
Calidad III
75 2.3525 0.0372 0.0314 Gráfica 4.35 Relación Ica – Ima Volumen P. patula C.E. III
80 2.5286 0.0352 0.0316
85 2.6948 0.0332 0.0317
90 2.8517 0.0314 0.0317
95 2.9999 0.0296 0.0316
100 3.1398 0.0280 0.0314
De acuerdo a la gráfica 4.35 para la calidad III, el punto clímax de producción leñosa se presenta hasta la edad
de 45 años, e inicia una declinación hasta llegar a los 90 años en la que se cruza con la curva del Ima y se
considera el turno absoluto.
119
Calidad IV
60 0.8441 0.0282 0.0141 0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80 85 90 95 100 105 110 115 120 125 130
75 1.2626 0.0274 0.0168 Gráfica 4.36 Relación Ica – Ima Volumen P. patula C.E. IV
80 1.3963 0.0267 0.0175
85 1.5259 0.0259 0.0180
90 1.6513 0.0251 0.0183
95 1.7721 0.0242 0.0187
100 1.8885 0.0233 0.0189
105 2.0003 0.0224 0.0191
110 2.1077 0.0215 0.0192
115 2.2107 0.0206 0.0192
120 2.3096 0.0198 0.0192
125 2.4045 0.0190 0.0192
130 2.4956 0.0182 0.0192
En la Calidad IV se tiene una notable diferencia en el comportamiento de la relación Ica e Ima en volumen, en
virtud de que el punto clímax de producción leñosa se presenta hasta la edad de 60 años, y el punto de inflexión
de las curvas de incremento ocurre a los 125 años, que se considera el turno absoluto.
120
Pinus montezumae
Calidad I
121
Calidad II
0.040
20 0.0405 0.0068 0.0020
0.035
25 0.1194 0.0158 0.0048
0.030
30 0.2456 0.0252 0.0082
Volumen
0.025
35 0.4112 0.0331 0.0117 0.020
0.000
55 1.2652 0.0452 0.0230 0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80 85 90 95 100 105 110 115 120 125 130
60 1.4905 0.0451 0.0248
ICA
65 1.7123 0.0444 0.0263 Edad IMA
122
Cuadro 4.65 Valores tabulares de Ica - Ima
en volumen P. montezumae CE III
Edad Volumen Ica Ima Relación Ica - Ima Volumen CE III
5 0.0000 0.0000 0.0000 Pinus montezumae
0.040
10 0.0000 0.0000 0.0000
0.035
15 0.0016 0.0003 0.0001
20 0.0137 0.0024 0.0007 0.030
Volumen
0.020
35 0.2155 0.0197 0.0062
0.015
40 0.3412 0.0251 0.0085
45 0.4879 0.0293 0.0108 0.010
60 0.9972 0.0353 0.0166 0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80 85 90 95 100 105 110 115 120 125 130 135 140 145 150
123
Calidad IV
124
4.2.10 Resumen de valores epidométricos
125
4.3. Tablas de Volumen
4.3.1 Tamaño de la muestra
De acuerdo a la metodología empleada para determinar el tamaño de muestra, se utilizaron las siguientes
gráficas para conocer las variaciones de la altura por categoría diamétrica, y posteriormente se obtuvo el número
de muestras por especie. Por cuestiones prácticas se elabora una tabla de volúmenes para calidad de estación I
y II y otra para III y IV de cada especie. El tamaño de muestra se determinó en base a una precisión de un alfa
5 %,y de potencia 95 con un error de estimación de ± 1.5 mts.
39
38
37
36
35
34
33
32
31
30
29
28
27
26
25
24
23
22
21
Altura
A 20
L 19
18
T 17
U 16
R 15
A 14
13
12
11
10
9
8
7
6
5
4
3
2
1
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65
Diámetro
Cuadro 4.69 Determinación del tamaño de muestra para tablas de volumen Pinus patula CE I y II
CD RANGO NIVELDE ERROR DE POTENCIA No. DE
DE SIGNIFICACION ESTIMACION MUESTRAS
ALTURA
10 6 5% +/- 2.0 95 4
15 11 5% +/- 2.0 95 38
20 12 5% +/- 2.0 95 52
25 12 5% +/- 2.0 95 52
30 12 5% +/- 2.0 95 52
35 14 5% +/- 2.0 95 70
40 10 5% +/- 2.0 95 27
45 9 5% +/- 2.0 95 19
50 8 5% +/- 2.0 95 13
55 7 5% +/- 2.0 95 9
60 5 5% +/- 2.0 95 4
TOTAL 340
En P. patula de las CE I y II, se cuentan con 450 muestras, con lo que se garantiza obtener los rangos de
precisión esperados.
126
Gráfica 4.42 Relación Diámetro – Altura Pinus patula CE IIII y IV
RELACIÓN DIÁMETRO-ALTURA CE III y IV
Pinus patula
36
35
34
33
32
31
30
29
28
27
26
25
24
23
22
21
Altura
20
19
18
17
16
15
14
13
12
11
10
9
8
7
6
5
4
3
2
1
0
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70
Diámetro
Cuadro 4.70 Determinación del tamaño de muestra para tablas de volumen Pinus patula CE III y IV
CD RANGO NIVELDE ERROR DE POTENCIA No. DE
DE SIGNIFICACION ESTIMACION MUESTRAS
ALTURA
10 6 5% +/- 2.0 95 4
15 13 5% +/- 2.0 95 70
20 12 5% +/- 2.0 95 52
25 12 5% +/- 2.0 95 52
30 12 5% +/- 2.0 95 52
35 11 5% +/- 2.0 95 38
40 9 5% +/- 2.0 95 19
45 6 5% +/- 2.0 95 4
50 6 5% +/- 2.0 95 4
55 6 5% +/- 2.0 95 4
60 5 5% +/- 2.0 95 4
TOTAL 303
Para P. patula CE III y IV, se cuentan con 409 muestras, con lo que se garantiza obtener los rangos de precisión
esperados.
127
Gráfica 4.43 Relación Diámetro – Altura Pinus montezumae CE I y II
RELACIÓN DIÁMETRO-ALTURA CE I y II
Pinus montezumae
39
38
37
36
35
34
33
32
31
30
29
28
27
26
25
24
23
22
ALTURA
21
20
19
18
17
16
15
14
13
12
11
10
9
8
7
6
5
4
3
2
1
0
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65
DIAMETRO
Cuadro 4.71 Determinación del tamaño de muestra para tablas de volumen P. montezumae CE I y II
CD RANGO NIVELDE ERROR DE POTENCIA No. DE
DE SIGNIFICACION ESTIMACION MUESTRAS
ALTURA
10 8 5% +/- 2.0 95 13
15 12 5% +/- 2.0 95 52
20 12 5% +/- 2.0 95 52
25 14 5% +/- 2.0 95 92
30 12 5% +/- 2.0 95 52
35 13 5% +/- 2.0 95 70
40 12 5% +/- 2.0 95 52
45 13 5% +/- 2.0 95 70
50 9 5% +/- 2.0 95 19
55 8 5% +/- 2.0 95 13
60 7 5% +/- 2.0 95 9
TOTAL 494
Para el caso de P. montezumae CE I y II, se cuentan con 792 muestras, con lo que se garantiza obtener los
rangos de precisión esperados.
128
Gráfica 4.44 Relación Diámetro – Altura Pinus montezumae CE III y IV
RELACIÓN DIÁMETRO-ALTURA CE III y IV
Pinus montezumae
35
34
33
32
31
30
29
28
27
26
25
24
23
22
21
20
19
Altura
18
17
16
15
14
13
12
11
10
9
8
7
6
5
4
3
2
1
0
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60
Diámetro
Cuadro 4.72 Determinación del tamaño de muestra para tablas de volumen P. montezumae CE III y IV
CD RANGO DE NIVELDE ERROR DE POTENCIA No. DE
ALTURA SIGNIFICACION ESTIMACION MUESTRAS
10 7 5% +/- 2.0 95 8
15 9 5% +/- 2.0 95 19
20 13 5% +/- 2.0 95 81
25 13 5% +/- 2.0 95 81
30 13 5% +/- 2.0 95 81
35 13 5% +/- 2.0 95 81
40 11 5% +/- 2.0 95 41
45 11 5% +/- 2.0 95 41
50 11 5% +/- 2.0 95 59
55 7 5% +/- 2.0 95 8
60 5% +/- 2.0 95
TOTAL 500
Para el caso de P. montezumae CE III y IV, se cuentan con 546 muestras, con lo que se garantiza obtener los
rangos de precisión esperados.
129
4.3.2 Análisis estadístico
Las pruebas de correlación para P. patula muestran un alto grado de asociación entre las variables diámetro –
volumen, diámetro – altura y altura –volumen; se tiene un comportamiento similar en las dos áreas (CE I y II y CE
III y IV), demostrando un mayor coeficiente de correlación entre las variables diámetro y volumen, lo que indica
que es la variable que más influye sobre la variable dependiente. Asimismo en las calidades III y IV el coeficiente
de correlación entre la altura y el volumen es el más bajo de todos, sin embargo indica una influencia significativa
sobre el volumen.
De acuerdo a los resultados obtenidos de las pruebas de correlación para P. montezumae, se puede observar
que los grados de asociación entre las variables diámetro – volumen, diámetro – altura y altura –volumen, se
tiene un comportamiento similar en las dos áreas (CE I y II y CE II y IV), demostrando un mayor coeficiente de
correlación entre las variables diámetro y volumen, lo que indica que es la variable que más influye sobre el
volumen.
130
4.3.2.2 Modelos de regresión
Los modelos matemáticos empleados para elaborar las ecuaciones de volumen por calidad de estación fueron:
Schumacher - Hall, Spurr Variable Combinada Logarítmica, Korsun y Coeficiente Mórfico Constante.
Para cada modelo probado se procesaron a través del software Statistic Analysis Systems para Windows 9.0, e
InfoStat.
Pinus patula
CE I y II
V= 0.00004657734 D 1.88196 H 1.07574 (52)
CE III y IV
V= 0.0000424824 D1.93482 H 1.0574 (53)
Pinus montezumae
CE I y II
V= 0.00006419 D 1.92519 H 0.96049 (54)
CE III y IV
V= 0.00006122 D 2.00845 H 0.89511 (55)
Pinus patula
CE I y II
V= 0.0000483618D2H) 0.97966 (56)
CE I y III
V= 0.0000440749 (D2H) 0.99153 (57)
131
Pinus montezumae
CE I y II
V= 0.00006424D2H) 0.96206 (58)
CE I y III
V= 0.00006097 (D2H) 0.97144 (59)
Pinus patula
CE I y II
V= 0.0000387 (D2 H) (60)
CE III y IV
V= 0.0000405 (D2 H) (61)
Pinus montezumae
CE I y II
V= 0.00004285 (D2 H) (62)
CE III y IV
V= 0.0000453 (D2 H) (63)
Pinus patula
CE I y II
V= 0.0000334804 (D+1) 1.95452 H 1.08003 (64)
CE III y IV
V= 0.0000298782 (D+1) 2.0056 H 1.07046 (65)
132
Pinus montezumae
CE I y II
V= 0.0000459250 (D+1) 1.99775 H 0.96654 (66)
CE III y IV
V= 0.00004268 (D+1) 2.08359 H 09055 (67)
P. patula
CE I y II
Cuadro 4.75 Resumen de índicadores estadísticos para elección de modelos de regresión P. patula Calidades I y II
β0 β1 β2
Durbin-
Modelo Valor de Prob. de Prob. de Prob. de
Watson Coeficiente Coeficiente Valor de t Coeficiente Valor de t
de t t t t
Schumacher-
1.805 -9.97448 -225.22 0.0001 1.88196 76.76 0.0001 0.96049 32.16 0.0001
Hall
Spurr Var.
Comb. 1.815 -9.65289 -200.54 0.0001 0.96206 199.09 0.0001
Logarítmica
Coef. Morf. 1.752 0.0000387 223.84 0.0001
Korsun 1.811 -10.3455 -229.81 0.0001 1.95452 76.9 0.0001 1.08336 37.56 0.0001
Los valores de F calculada obtenidos en el análisis de varianza demuestran la influencia que tienen las variables
independientes para la predicción de los volúmenes, y que de forma indistinta todos los modelos probados
resultan apropiados para la predicción de los volúmenes a un nivel significativo de 1%, con un mayor valor para el
modelo de Spurr variable combinada, y el menor para el Coeficiente Mórfico Constante.
133
En los valores del Cuadrado Medio del Error (CME), el modelo del Coeficiente Mórfico Constante presenta el
valor más alto. Los otros presentan valores similares entre sí, con ligera ventaja de ajuste para el modelo de
Korsun con menor CME.
El valor de R2 ajustada revela un valor más bajo en el modelo del Coeficiente Mórfico Constante, mientras que
los demás modelos presentan valores de R2 similares entre sí, con ligera ventaja para el modelo de Korsun.
Para las pruebas del valor del estadístico t en valor absoluto, en todos los casos de los modelos probados,
resultaron mayores que los valores tabulados, y por lo tanto indica que las variables independientes influyen
significativamente en la variación del volumen.
El Indicador de Durbin Watson en todos los modelos es muy cercano al valor 2, y demuestra una ausencia de
autocorrelación. Indica que los residuos no presentan ningún patrón sistemático respecto a las predicciones o
respecto a cada una de las variables independientes.
Las pruebas aplicadas indican que cualquiera de los modelos probados puede utilizarse para la estimación de los
volúmenes, con cierta ventaja no significativa para el modelo de Korsun. Sin embargo por la facilidad de cálculo
no se debe descartar el uso del modelo del Coeficiente Mórfico Constante, que a pesar de mostrar desventajas
en los valores comparativos, se demuestra que es eficiente en la estimación.
CE III y IV
Cuadro 4.77 Resumen de índicadores estadísticos para elección de modelos de regresión P. patula III y IV
β0 β1 β2
Durbin-
Modelo Valor de Prob. de Prob. de Prob.
Watson Coeficiente Coeficiente Valor de t Coeficiente Valor de t
de t t t de t
Schumacher-
1.928 -10.06642 -231.41 0.0001 1.93482 85.09 0.0001 1.0574 36.15 0.0001
Hall
Spurr Var.
Comb. 1.926 -10.02962 -247.1 0.0001 0.99153 240.49 0.0001
Logarítmica
Coef. Morf. 1.833 0.0000405 243..1 0.0001
Korsun 1.935 -10.41838 -239.13 0.0001 2.0056 85.24 0.0001 1.07046 36.83 0.0001
Con base a los valores del Cuadrado Medio del Error (CME), el modelo del Coeficiente Mórfico Constante
presenta el valor más alto. Los demás modelos resultan con valores más bajos de CME y similares entre sí, con
una insignificante ventaja del modelo de Korsun..
El valor de R2 ajustada son iguales para los modelos de Korsun, Schumacher –Hall y Spurr Variable Combinada
Logarítmica. El valor más bajo lo presenta el modelo del Coeficiente Mórfico Constante.
Para las pruebas del valor del estadístico t en valor absoluto, en todos los casos de los modelos probados,
resultaron mayores que los valores tabulados, y por lo tanto indica que las variables independientes influyen
significativamente en la variación del volumen.
El Indicador de Durbin Watson en todos los modelos es muy cercano al valor 2, y demuestra una ausencia de
autocorrelación. Indica que los residuos no presentan ningún patrón sistemático respecto a las predicciones o
respecto a cada una de las variables independientes.
Los resultados obtenidos indican que puede utilizarse cualquiera de los modelos probados. Para este caso se
elige el modelo de Korsun.
P. montezumae
CE I y II
Cuadro 4.79 Resumen de índicadores estadísticos para elección de modelos de regresión P. montezumae Calidades I y II
β0 β1 β2
Durbin-
Modelo Valor de Prob. de Prob. de Prob. de
Watson Coeficiente Coeficiente Valor de t Coeficiente Valor de t
de t t t t
Schumacher-
1.976 -9.6536 -193.23 0.0001 1.92571 61.67 0.0001 0.96049 32.16 0.0001
Hall
Spurr Var.
Comb. 1.976 -9.65289 -200.54 0.0001 0.96206 199.09 0.0001
Logarítmica
Coef. Morf. 0.00004285 330.267 0.0001
Korsun 1.981 -9.9885 188.31 0.0001 1.99775 61.79 0.0001 0.96654 32.51 0.0001
135
Cuadro 4.80 Resultados de ANVA P. montezumae Calidades I y II
Modelo CME F cal. p>F R2 Ajust.
Schumacher-
0.02764 19794.3 0.0001 0.9804
Hall
Spurr Var.
Combinada 0.0276 839638.7 0.0001 0.9804
logarítmica
Cof. Morf 0.023303 41764.5 0.0001 0.9815
Korsun 0.02755 419857.7 0.0001 0.9805
De acuerdo al análisis de varianza, los altos valores de F calculada demuestran la influencia que tienen las
variables independientes para la predicción de los volúmenes, y que de forma indistinta todos los modelos
probados resultan apropiados para la predicción de los volúmenes a un nivel significativo de 1%, con un mayor
valor para el modelo de Spurr variable combinada, y el menor para el Schumacher - Hall.
Sin embargo, analizando los valores del Cuadrado Medio del Error (CME), el modelo del Coeficiente Mórfico
Constante presenta el valor mas bajo, mientras que los demás son sensiblemente similares, con un valor mayor
en el modelo de Schumacher- Hall.
El valor de R2 ajustada revela un valor más alto en el modelo del Coeficiente Mórfico Constante, mientras que los
demás modelos presentan valores de R2 similares entre sí, con ligera desventaja.
Para las pruebas del valor del estadístico t en valor absoluto, en todos los casos de los modelos probados,
resultaron mayores que los valores tabulados, y por lo tanto indica que las variables independientes influyen
significativamente en la variación del volumen.
El Indicador de Durbin Watson en todos los modelos es muy cercano al valor 2, y demuestra una ausencia de
autocorrelación. Indica que los residuos no presentan ningún patrón sistemático respecto a las predicciones o
respecto a cada una de las variables independientes.
Aunque pueden ser utilizados cualquiera de los modelos probados, por la facilidad de cálculo se es más simple
predecir los diferentes volúmenes o construir las tablas de volumen con los modelos más sencillos como son el
Coeficiente Mórfico Constante o Spurr Variable Combinada Logarítmica.
136
CE III y IV
Cuadro 4.81 Resumen de índicadores estadísticos para elección de modelos de regresión P. montezumae Calidades III y IV
β0 β1 β2
Durbin-
Modelo
Watson Coeficiente Valor de Prob. de Coeficiente Valor de t Prob. de Coeficiente Valor de t Prob.
de t t t de t
Schumacher-
2.037 -9.70093 -424.3 0.0001 2.00845 146.17 0.0001 0.89511 58.8 0.0001
Hall
Spurr Var.
Comb. 1.973 -9.70511 -415.41 0.0001 0.97144 405.88 0.0001
Logarítmica
Coef. Morf. 0.00004505 330.267 0.0001
Korsun 2.061 -10.06178 -427.12 0.0001 2.08359 147.27 0.0001 0.9055 60.18 0.0001
El análisis de varianza presenta resultados similares a los de las CE I y II, con altos valores de F calculada que
indican un ajuste satisfactorio de todos los modelos probados a un nivel significativo del 1%, y con un valor de F
más alto en el de Spurr Variable Combinada, con aproximado valor al doble que el obtenido para los demás
modelos, y el más bajo el del Coeficiente Mórfico Constante, de valor muy similar al modelo de Korsun.
Con base al análisis de los valores del Cuadrado Medio del Error (CME), el modelo del Coeficiente Mórfico
Constante presenta el valor mas alto de todos los probados, mientras que los demás son sensiblemente similares
entre sí, pero con un valor menor en el modelo de Korsun, mostrando con ello una cierta ventaja en el ajuste, de
acuerdo a este criterio.
Sin embargo el valor de R2 ajustada revela un valor más bajo en el modelo de Korsun y el más alto en el del
Coeficiente Mórfico Constante pero con valores similares con los otros dos modelos.
137
Para las pruebas del valor del estadístico t en valor absoluto, en todos los casos de los modelos probados,
resultaron mayores que los valores tabulados, y por lo tanto indica que las variables independientes influyen
significativamente en la variación del volumen.
El Indicador de Durbin Watson en todos los modelos es muy cercano al valor 2, y demuestra una ausencia de
autocorrelación. Indica que los residuos no presentan ningún patrón sistemático respecto a las predicciones o
respecto a cada una de las variables independientes.
A pesar que pueden ser utilizados cualquiera de los modelos probados, por la facilidad de cálculo se pueden
construir las tablas de volumen con los modelos más sencillos como son el Coeficiente Mórfico Constante o Spurr
Variable Combinada Logarítmica.
Pinus patula
Cuadro 4.83 Tabla de volúmenes para Pinus patula CE I y II, obtenida a partir del modelo de Korsun
V= 0.00003348 (D+1) 1.95452 H 1.08003
D/H 5 10 15 20 25 30 35
10 0.0207 0.0437 0.0677 0.0923 0.1175 0.1431 0.1690
15 0.0430 0.0908 0.1408 0.1921 0.2444 0.2976 0.3515
20 0.0731 0.1546 0.2395 0.3268 0.4158 0.5063 0.5980
25 0.1110 0.2346 0.3636 0.4961 0.6313 0.7686 0.9079
30 0.1565 0.3309 0.5127 0.6996 0.8902 1.0840 1.2803
35 0.2097 0.4432 0.6868 0.9371 1.1924 1.4519 1.7150
40 0.2703 0.5715 0.8856 1.2083 1.5375 1.8722 2.2113
45 0.3385 0.7157 1.1089 1.5130 1.9253 2.3443 2.7690
50 0.4142 0.8756 1.3567 1.8511 2.3555 2.8682 3.3877
55 0.4972 1.0512 1.6288 2.2223 2.8280 3.4435 4.0672
60 0.5877 1.2425 1.9252 2.6267 3.3425 4.0699 4.8072
65 0.6855 1.4493 2.2456 3.0639 3.8989 4.7475 5.6075
70 0.7907 1.6716 2.5902 3.5340 4.4971 5.4758 6.4677
138
Cuadro 4.84 Tabla de volúmenes para Pinus patula CE III y IV, obtenida a partir del modelo de Korsun
V= 0.00002988 (D+1) 2.0056 H 1.07046
D/H 5 10 15 20 25 30 35
10 0.0205 0.0431 0.0665 0.0905 0.1149 0.1397 0.1648
15 0.0435 0.0914 0.1410 0.1919 0.2437 0.2962 0.3493
20 0.0751 0.1576 0.2433 0.3311 0.4204 0.5110 0.6026
25 0.1152 0.2419 0.3734 0.5081 0.6452 0.7842 0.9249
30 0.1639 0.3443 0.5314 0.7230 0.9181 1.1159 1.3161
35 0.2213 0.4647 0.7172 0.9758 1.2391 1.5062 1.7764
40 0.2872 0.6031 0.9309 1.2666 1.6084 1.9550 2.3058
45 0.3617 0.7597 1.1726 1.5954 2.0259 2.4625 2.9043
50 0.4449 0.9344 1.4422 1.9623 2.4917 3.0287 3.5721
55 0.5367 1.1271 1.7397 2.3671 3.0058 3.6536 4.3091
60 0.6371 1.3381 2.0652 2.8100 3.5682 4.3372 5.1154
65 0.7462 1.5671 2.4188 3.2910 4.1790 5.0796 5.9909
70 0.8639 1.8143 2.8003 3.8101 4.8381 5.8808 6.9359
Pinus montezumae
Cuadro 4.85 Tabla de volúmenes para Pinus montezumae CE I y II, obtenida a partir del modelo de Spurr Variable Combinada
Logarítmica V= 0.00006097 (D2 H) 0.97144
D/H 5 10 15 20 25 30 35
10 0.0255 0.0501 0.0742 0.0981 0.1219 0.1455 0.1690
15 0.0561 0.1100 0.1632 0.2158 0.2680 0.3199 0.3716
20 0.0981 0.1924 0.2853 0.3773 0.4687 0.5595 0.6499
25 0.1514 0.2969 0.4402 0.5821 0.7231 0.8632 1.0026
30 0.2158 0.4231 0.6273 0.8296 1.0304 1.2301 1.4288
35 0.2911 0.5708 0.8464 1.1193 1.3902 1.6596 1.9277
40 0.3773 0.7399 1.0971 1.4508 1.8020 2.1511 2.4986
45 0.4744 0.9302 1.3792 1.8239 2.2653 2.7043 3.1411
50 0.5821 1.1415 1.6925 2.2382 2.7799 3.3186 3.8547
55 0.7006 1.3737 2.0368 2.6935 3.3455 3.9937 4.6388
60 0.8296 1.6267 2.4119 3.1896 3.9616 4.7293 5.4932
65 0.9692 1.9004 2.8177 3.7262 4.6282 5.5250 6.4175
70 1.1193 2.1947 3.2541 4.3033 5.3449 6.3806 7.4114
139
En virtud de que la premisa del modelo del Coeficiente Mórfico Constante indica que los árboles en cualquiera de
sus dimensiones de diámetro y altura presentan un valor constante en su forma, para la estimación de los
volúmenes también es posible determinarlos si se transforman los valores y se determina su coeficiente mórfico,
que como se señala, será constante:
Dado que:
V= D2 * 0.7854 * H * CM
Donde:
D= Diámetro normal del árbol en m.
H= Altura del árbol en M.
0.7854= Constante obtenida de valor Pi/4
CM Coeficiente Mórfico
Entonces:
a= (CM) (0.7854)
Por lo tanto:
CM= a/(0.7854)
Para el ejemplo:
Para el procesamiento del modelo fueron utilizados los datos de diámetro en centímetros y elevados al cuadrado,
por ello, este valor se debe multiplicar por 10000, y de esta forma se podrán utilizar los valores del DN
expresados en m.
O bien:
La premisa de este modelo y para este caso de las calidades I y II de P. montezumae, indica que los árboles de
cualquier dimensión, presentan un valor de coeficiente mórfico igual a 0.5455.
140
Cuadro 4.86 Tabla de volúmenes para Pinus montezumae CE III y IV, obtenida a partir del modelo de Spurr Variable Combinada
Logarítmica V= 0.00006424 (D2 H) 0.96206
D/H 5 10 15 20 25 30 35
10 0.0254 0.0494 0.0730 0.0963 0.1194 0.1422 0.1650
15 0.0554 0.1078 0.1593 0.2101 0.2604 0.3103 0.3599
20 0.0963 0.1876 0.2771 0.3654 0.4529 0.5398 0.6261
25 0.1479 0.2882 0.4257 0.5614 0.6958 0.8293 0.9618
30 0.2101 0.4093 0.6045 0.7973 0.9882 1.1777 1.3660
35 0.2826 0.5506 0.8133 1.0726 1.3295 1.5844 1.8376
40 0.3654 0.7119 1.0515 1.3868 1.7189 2.0485 2.3760
45 0.4584 0.8930 1.3190 1.7396 2.1562 2.5696 2.9804
50 0.5614 1.0937 1.6155 2.1306 2.6408 3.1471 3.6502
55 0.6744 1.3138 1.9406 2.5594 3.1723 3.7805 4.3849
60 0.7973 1.5532 2.2943 3.0259 3.7504 4.4695 5.1840
65 0.9301 1.8119 2.6763 3.5297 4.3749 5.2137 6.0472
70 1.0726 2.0896 3.0865 4.0706 5.0454 6.0127 6.9740
141
V. CONCLUSIONES
1. Estudio de Crecimiento
- Los resultados del estudio permiten conocer los patrones de crecimiento de las especies Pinus patula y Pinus
montezumae en diferentes localidades ubicadas en la jurisdicción de la UMAFOR 1303 Pachuca - Tulancingo,
fortaleciendo los fundamentos técnicos para su adecuado manejo.
- Los datos de campo fueron obtenidos mediante la técnica del análisis troncal como herramienta fundamental y
confiable para la realización de estudios del crecimiento, y proporciona valiosa información que puede
utilizarse para generar otras herramientas como las tablas de volumen, de coeficientes mórficos y tablas de
producción
- Fueron probados cuatro modelos de los más utilizados por su eficiencia en estudios de crecimiento, y el
modelo de Schumacher brindó el mejor ajuste para la generación de las curvas de índice de sitio en las dos
especies.
- Se analizaron las alternativas de generar las curvas de índice de sitio de tipo anamórfico o polimórfico, y se
observó que las curvas del segundo tipo se ajustaban de forma adecuada a los patrones de crecimiento que
reflejaba la muestra poblacional, representando satisfactoriamente la diversidad de condiciones ambientales y
su efecto en la tendencia del crecimiento.
- Para la estimación de los parámetros epidométricos por calidad de estación y especie, se eligió el modelo de
mejor ajuste a la muestra poblacional, y en base a la información obtenida se elaboró la tabla epidométrica.
- La metodología para determinar el tamaño de muestra presenta bases técnicas suficientes que garantizan su
confiabilidad.
- Para Pinus patula se observa una variación de alturas a la edad base de 50 años, que van desde los 16 a los
36 m. y por ello se generan cinco curvas de índice de sitio de tipo polimórfico en rangos de 5 m, definiendo
cuatro calidades de estación.
142
- Para P. montezumae la variación de alturas a la edad base de 50 años es de 12 a 28 m, y se generaron 5
curvas polimórficas de índice de sitio con rangos de cuatro m. que definen cuatro diferentes calidades de
estación en su área de distribución.
- Con fundamento en la información generada e el presente estudio, hace posible que se elaboren los mapas
de calidad de estación en cada programa de manejo forestal que se realice, tomando como base la
información recabada en campo de las edades y alturas dominantes,
- Los resultados obtenidos demuestran una alta productividad de Pinus patula sobre todo en las calidades de
estación I y II, mientras que P. montezumae muestra un crecimiento lento sobre todo en la calidad IV.
- El turno técnico de P. patula en la calidad III es el que se obtiene en la calidad I para P. montezumae.
- De acuerdo a los resultados obtenidos para P. patula en relación a la culminación del ICA en altura y
diámetro, y considerando un turno de 40 años en la calidad I bajo un sistema silvícola de bosque regular, se
demuestra que es adecuada la aplicación del primer aclareo a la edad de los 20 años, y la del segundo
aclareo a los 30, para finalmente a la edad de 40 años intervenir mediante la corta de regeneración.
- En el caso de la calidad II de P. patula con turno técnico de 50 años, la aplicación de los aclareos con ciclo de
corta de 10 años, es posible a los 20, 30 y 40 años, para aplicar la corta de regeneración a la edad de 50
años.
- En la calidad III de P. patula con la aplicación de un turno técnico de 60 años, y con fundamento en la
culminación del ICA en diámetro y altura, obliga a reflexionar sobre la conveniencia de aplicar un ciclo de
corta de 12 años, con cinco tratamientos, interviniendo de forma teórica con el primer aclareo a los 24 años,
el segundo a los 36, el tercero a los 48 y finalmente los tratamientos de regeneración a los 60 años. Esta
143
alternativa permite coincidir de forma oportuna con la culminación de lCA en altura y diámetro. Es necesario
analizar la alternativa de la aplicación del Sistema de Cortas Sucesivas de Protección (SICOSUP), ya sea con
periodos de regeneración de12 o 24 años. Este método de ordenación ofrece como ventaja una cobertura
forestal permanente y una mayor seguridad en la regeneración de los rodales con calidad III. La aplicación
de cortas de regeneración mediante el tratamiento de árboles padres se deben aplicar de forma preferente en
áreas de alta productividad
- Para la calidad de estación IV de P. patula, en virtud de la baja capacidad productiva y el alto riesgo que
implica la lenta respuesta a los tratamientos aplicados, sobre todo el de regeneración, es recomendable
analizar la aplicación del SICOSUP como una alternativa, en el que se establezca un periodo de regeneración
de 20 años, con la finalidad de garantizar la regeneración de las áreas, así como el permitir que se mantenga
una cobertura permanente. Otra alternativa por analizar para rodales de esta calidad, sería la aplicación del
MMOBI, empleando curvas de estructura diamétrica como guía durante las intervenciones, a fin de evitar
desbalances, y contar para cada cosecha periódica con diámetros de dimensiones aprovechables.
- En la calidad I de P. montezumae los resultados indican un turno técnico de 60 años, y la culminación del Ica
en altura y diámetro a los 25 y 30 años respectivamente. En caso de aplicarse el Método de Desarrollo
Silvícola se podría plantear la discusión de dos alternativas: la primera, de aplicar un ciclo de corta de 10
años con seis tratamientos. La segunda, un ciclo de corta de 12 años con cinco tratamientos. Analizando la
primera alternativa, la aplicación del primer o segundo aclareo podría correr el riesgo de hacerse de forma
prematura, es decir, antes de la culminación del incremento corriente anual en altura y diámetro, además de
que el ciclo puede resultar insuficiente para obtener la respuesta a los tratamientos aplicados, si se considera
que en las masas con categorías di amétricas a partir de los 30 cm, el tiempo de paso es de 10 años y más.
La segunda alternativa haría coincidir la aplicación del primer y segundo aclareo con la culminación del Ica en
altura y diámetro al intervenirse teóricamente a los 24 y 36 años de edad, además de que el ciclo ofrece
mayor tiempo para la respuesta a los tratamientos aplicados, sobre todo en la regeneración y recuperación de
volúmenes.
- Para la calidad II de P. montezumae se indica una propuesta de turno técnico de 65 años. La alternativa por
razones prácticas sería determinarlo a 60, y plantear la factibilidad de aplicar un ciclo de corta de 10 o de 12
años, tal y como se describió para la Calidad I de esta especie. No se debe descartar la posibilidad de aplicar
un turno de 70 años y ciclo de corta de 10, aun con las desventajas que pueda tener. Es importante analizar
144
al SICOSUP como opción para el manejo silvícola, considerando sus ventajas de cobertura y seguridad para
la regeneración.
- Para la calidad III de P. montezumae en turno técnico es de 70 años, y la culminación del Ica en altura y
diámetro ocurren a los 33 y 38 años. Presenta un lento crecimiento que obliga a considerar al SICOSUP
como alternativa de manejo silvícola.
- La calidad IV de P. montezumae como reflejo de su lento crecimiento hasta la edad de 90 años se llega a
obtener un diámetro de 35 cm sin corteza. Implica la necesidad de aplicar métodos de ordenación
conservadores como el SICOSUP o el MMOBI.
La información y resultados obtenidos en el presente estudio brindan las herramientas necesarias para fortalecer
y fundamentar las decisiones del manejo forestal, pero se debe continuar como otro paso más, con la
construcción de tablas de producción para cada especie en sus diversas calidades de estación, lo que permitirá
proyectar los rendimientos volumétricos bajo diversas densidades residuales en sus diferentes tratamientos
silvícolas, edades y turnos proyectados, eligiendo la mejor alternativa.
Los resultados obtenidos demuestran que los turnos y ciclos de corta no deben ser predeterminados a priori sin
contar con la información silvícola necesaria, ya que son decisiones que repercuten a largo plazo. Queda
demostrado que se pueden ofrecer mejores ventajas con otros turnos o ciclos de corta diferentes a los que se
aplican de forma general como una costumbre en las regiones forestales del país.
2. Tablas de Volumen
- Las tablas de volumen son una herramienta fundamental para la cuantificación y conducción de los
aprovechamientos forestales.
- La metodología utilizada en el presente trabajo para la determinación del tamaño de muestra permite obtener
una precisión adecuada en los resultados.
145
- Ante la perspectiva de elaborar tablas de volumen por especie y calidad de estación, fue importante y útil la
realización del análisis de correlación de las diversas variables consideradas, y la determinación de tamaño
de muestra al nivel de confiabilidad establecida, con los que se pudo inferir que se obtenían mejores
resultados al elaborar una tabla de volúmenes para las calidades I y II y otra para las calidades III y IV de
cada especie.
- Para las cuatro tablas de volumen que fueron elaboradas todos los modelos resultaron eficientes, destacando
el de Korsun y Spurr Variable Combinada Logarítmica, con resultados similares en el modelo de Schumacher
– Hall. A su vez, el modelo del Coeficiente Mórfico Constante aunque con indicadores estadísticos inferiores
presenta ajuste eficiente y simplicidad en el cálculo.
146
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2. Tarifas de Volumen
152
TABULACIÓN DEL CRECIMIENTO EN DIÁMETRO Pinus patula
Diámetro Diámetro Diámetro Diámetro IMA IMA IMA IMA ICA ICA ICA ICA
5 1.18 1.35 0.15 0.63 0.236 0.2700 0.0300 0.1260 0.2360 0.2360 0.0300 0.1260
10 8.86 5.05 3.12 2.44 0.8860 0.5050 0.3120 0.2440 1.5360 0.7400 0.5940 0.3620
15 17.34 10.23 8.59 5.18 1.1560 0.6820 0.5727 0.3453 1.6960 1.0360 1.0940 0.5480
20 24.27 15.95 14.25 8.52 1.2135 0.7975 0.7125 0.4260 1.3860 1.1440 1.1320 0.6680
25 29.69 21.53 19.31 12.15 1.1876 0.8612 0.7724 0.4860 1.0840 1.1160 1.0120 0.7260
30 33.96 26.59 23.65 15.81 1.1320 0.8863 0.7883 0.5270 0.8540 1.0120 0.8680 0.7320
35 37.38 30.97 27.34 19.32 1.0680 0.8849 0.7811 0.5520 0.6840 0.8760 0.7380 0.7020
40 40.17 34.68 30.47 22.57 1.0043 0.8670 0.7618 0.5643 0.5580 0.7420 0.6260 0.6500
45 42.49 37.79 33.16 25.52 0.9442 0.8398 0.7369 0.5671 0.4640 0.6220 0.5380 0.5900
50 44.43 40.37 35.47 28.14 0.8886 0.8074 0.7094 0.5628 0.3880 0.5160 0.4620 0.5240
55 46.09 42.52 37.49 30.46 0.8380 0.7731 0.6816 0.5538 0.3320 0.4300 0.4040 0.4640
60 47.52 44.32 39.26 32.5 0.7920 0.7387 0.6543 0.5417 0.2860 0.3600 0.3540 0.4080
65 48.77 45.83 40.82 34.28 0.7503 0.7051 0.6280 0.5274 0.2500 0.3020 0.3120 0.3560
70 49.86 47.1 42.2 35.85 0.7123 0.6729 0.6029 0.5121 0.2180 0.2540 0.2760 0.3140
75 50.83 48.18 43.44 37.21 0.6777 0.6424 0.5792 0.4961 0.1940 0.2160 0.2480 0.2720
80 51.69 49.1 44.56 38.41 0.6461 0.6138 0.5570 0.4801 0.1720 0.1840 0.2240 0.2400
85 52.46 49.89 45.56 39.47 0.6172 0.5869 0.5360 0.4644 0.1540 0.1580 0.2000 0.2120
90 53.16 50.57 46.48 40.4 0.5907 0.5619 0.5164 0.4489 0.1400 0.1360 0.1840 0.1860
95 53.79 51.16 47.31 41.22 0.5662 0.5385 0.4980 0.4339 0.1260 0.1180 0.1660 0.1640
100 54.36 51.67 48.07 41.95 0.5436 0.5167 0.4807 0.4195 0.1140 0.1020 0.1520 0.1460
153
CRECIMIENTO EN DIÁMETRO
( P.patula)
55
50
45
40
35
DIÁMETRO
30
25
20
15
10
0
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80 85 90 95 100 105
EDAD
1.6000 1.2
1.4000
1
1.2000
0.8
DIÁMETRO
VOLUMEN
1.0000
0.6
0.8000
0.6000 0.4
0.4000
0.2
0.2000
0
0.0000 0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100 110
0 20 40 60 80 100 120
EDAD
EDAD
154
TABULACIÓN DEL CRECIMIENTO EN ALTURA Pinus patula
Altura Altura Altura Altura IMA IMA IMA IMA ICA ICA ICA ICA
5 1.56 0.98 1.23 0.71 0.312 0.1960 0.2460 0.1420 0.3120 0.3120 0.2460 0.1420
10 7.95 5.38 4.84 3.1 0.7950 0.5380 0.4840 0.3100 1.2780 0.8800 0.7220 0.4780
15 14.1 10.09 8.52 5.75 0.9400 0.6727 0.5680 0.3833 1.2300 0.9420 0.7360 0.5300
20 18.96 14.1 11.78 8.2 0.9480 0.7050 0.5890 0.4100 0.9720 0.8020 0.6520 0.4900
25 22.73 17.39 14.59 10.39 0.9092 0.6956 0.5836 0.4156 0.7540 0.6580 0.5620 0.4380
30 25.72 20.1 17.02 12.32 0.8573 0.6700 0.5673 0.4107 0.5980 0.5420 0.4860 0.3860
35 28.13 22.36 19.13 14.05 0.8037 0.6389 0.5466 0.4014 0.4820 0.4520 0.4220 0.3460
40 30.11 24.27 21 15.58 0.7528 0.6068 0.5250 0.3895 0.3960 0.3820 0.3740 0.3060
45 31.76 25.9 22.65 16.97 0.7058 0.5756 0.5033 0.3771 0.3300 0.3260 0.3300 0.2780
50 33.17 27.31 24.13 18.22 0.6634 0.5462 0.4826 0.3644 0.2820 0.2820 0.2960 0.2500
55 34.38 28.55 25.46 19.35 0.6251 0.5191 0.4629 0.3518 0.2420 0.2480 0.2660 0.2260
60 35.42 29.64 26.67 20.39 0.5903 0.4940 0.4445 0.3398 0.2080 0.2180 0.2420 0.2080
65 36.34 30.61 27.77 21.35 0.5591 0.4709 0.4272 0.3285 0.1840 0.1940 0.2200 0.1920
70 37.15 31.48 28.78 22.23 0.5307 0.4497 0.4111 0.3176 0.1620 0.1740 0.2020 0.1760
75 37.88 32.26 29.71 23.05 0.5051 0.4301 0.3961 0.3073 0.1460 0.1560 0.1860 0.1640
80 38.53 32.97 30.57 23.81 0.4816 0.4121 0.3821 0.2976 0.1300 0.1420 0.1720 0.1520
85 39.11 33.61 31.37 24.52 0.4601 0.3954 0.3691 0.2885 0.1160 0.1280 0.1600 0.1420
90 39.64 34.2 32.11 25.18 0.4404 0.3800 0.3568 0.2798 0.1060 0.1180 0.1480 0.1320
95 40.12 34.74 32.81 25.8 0.4223 0.3657 0.3454 0.2716 0.0960 0.1080 0.1400 0.1240
100 40.56 35.24 33.46 26.39 0.4056 0.3524 0.3346 0.2639 0.0880 0.1000 0.1300 0.1180
155
CRECIMIENTO EN ALTURA
( P.patula )
40
35
30
25
ALTURA
20
15
10
0
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80 85 90 95 100 105
EDAD
1.2000 0.9
0.8
1.0000
0.7
ALTURA
ALTURA 0.6
0.8000
0.5
0.6000
0.4
0.3
0.4000
0.2
0.2000 0.1
0
0.0000
0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100 110
0 20 40 60 80 100 120
EDAD EDAD
156
TABULACIÓN DEL CRECIMIENTO EN VOLUMEN Pinus patula
157
CRECIMIENTO EN VOLUMEN
(P. patula)
8
7.5
7
6.5
6
5.5
5
4.5
4
3.5
3
2.5
2
1.5
1
0.5
0
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80 85 90 95 10 10 11 11 12 12 13
0 5 0 5 0 5 0
0.0900
0.0650
0.0800 0.0600
0.0550
0.0700 0.0500
0.0600
0.0450 m3
VOLUMEN
VOLUMEN 0.0400
0.0500 0.0350
0.0300
0.0400
0.0250
0.0300 0.0200
0.0150
0.0200
0.0100
0.0100 0.0050
0.0000
0.0000 0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100 110 120 130
0 20 40 60 80 100 120 140
EDAD
EDAD
158
TABULACIÓN DEL CRECIMIENTO EN DIÁMETRO Pinus montezumae
159
CRECIMIENTO EN DIÁMETRO
( P.montezumae )
60
55
50
45
40
DIÁMETRO
35
30
25
20
15
10
0
0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100 110 120 130
EDAD
1.0000 0.8
0.7
0.8000 DIÁMETRO
0.6
DIÁMETRO
0.5
0.6000
0.4
0.4000 0.3
0.2
0.2000 0.1
0
0.0000 0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100 110 120 130
0 20 40 60 80 100 120 140
EDAD
EDAD
160
TABULACIÓN DEL CRECIMIENTO EN ALTURA Pinus montezumae
Altura Altura Altura Altura IMA IMA IMA IMA ICA ICA ICA ICA
5 0.82 0.53 0.38 0.31 0.164 0.1060 0.0760 0.0620 0.1640 0.1640 0.0760 0.0620
10 3.07 3.09 2.23 1.6 0.3070 0.3090 0.2230 0.1600 0.4500 0.5120 0.3700 0.2580
15 6.26 6.18 4.62 3.29 0.4173 0.4120 0.3080 0.2193 0.6380 0.6180 0.4780 0.3380
20 9.82 9.07 6.98 5.04 0.4910 0.4535 0.3490 0.2520 0.7120 0.5780 0.4720 0.3500
25 13.33 11.63 9.16 6.74 0.5332 0.4652 0.3664 0.2696 0.7020 0.5120 0.4360 0.3400
30 16.54 13.87 11.13 8.35 0.5513 0.4623 0.3710 0.2783 0.6420 0.4480 0.3940 0.3220
35 19.35 15.83 12.9 9.87 0.5529 0.4523 0.3686 0.2820 0.5620 0.3920 0.3540 0.3040
40 21.76 17.56 14.5 11.28 0.5440 0.4390 0.3625 0.2820 0.4820 0.3460 0.3200 0.2820
45 23.78 19.09 15.95 12.6 0.5284 0.4242 0.3544 0.2800 0.4040 0.3060 0.2900 0.2640
50 25.47 20.45 17.26 13.84 0.5094 0.4090 0.3452 0.2768 0.3380 0.2720 0.2620 0.2480
55 26.89 21.68 18.46 15 0.4889 0.3942 0.3356 0.2727 0.2840 0.2460 0.2400 0.2320
60 28.08 22.79 19.56 16.08 0.4680 0.3798 0.3260 0.2680 0.2380 0.2220 0.2200 0.2160
65 29.08 23.79 20.57 17.11 0.4474 0.3660 0.3165 0.2632 0.2000 0.2000 0.2020 0.2060
70 29.92 24.71 21.5 18.08 0.4274 0.3530 0.3071 0.2583 0.1680 0.1840 0.1860 0.1940
75 30.64 25.55 22.37 18.99 0.4085 0.3407 0.2983 0.2532 0.1440 0.1680 0.1740 0.1820
80 31.26 26.33 23.17 19.86 0.3908 0.3291 0.2896 0.2483 0.1240 0.1560 0.1600 0.1740
85 31.79 27.05 23.93 20.68 0.3740 0.3182 0.2815 0.2433 0.1060 0.1440 0.1520 0.1640
90 32.24 27.71 24.63 21.47 0.3582 0.3079 0.2737 0.2386 0.0900 0.1320 0.1400 0.1580
95 32.64 28.33 25.29 22.21 0.3436 0.2982 0.2662 0.2338 0.0800 0.1240 0.1320 0.1480
100 32.99 28.91 25.91 22.93 0.3299 0.2891 0.2591 0.2293 0.0700 0.1160 0.1240 0.1440
161
CRECIMIENTO EN ALTURA
( P.montezumae )
30
25
20
ALTURA
15
10
0
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80 85 90 95 100 105
EDAD
0.7000
0.6
0.6000 0.5
0.5000
0.4
ALTURA
ALTURA
0.4000
0.3
0.3000
0.2
0.2000
0.1
0.1000
0
0.0000
0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100 0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100 110
EDAD EDAD
162
TABULACIÓN DEL CRECIMIENTO EN VOLUMEN Pinus montezumae
Edad C.E. I C.E. II C.E. III C.E. IV CE I CE II CE III CE IV CE I CE II CE III CE IV
Volumen Volumen Volumen Volumen IMA IMA IMA IMA ICA ICA ICA ICA
10 0.0002 0.0002 0 0 0.0000 0.0000 0.0000 0.0000 0.0000 0.0000 0.0000 0.0000
15 0.0084 0.0067 0.0016 0 0.0006 0.0004 0.0001 0.0000 0.0016 0.0013 0.0003 0.0000
20 0.0523 0.0405 0.0137 0.0001 0.0026 0.0020 0.0007 0.0000 0.0088 0.0068 0.0024 0.0000
25 0.1572 0.1194 0.0495 0.0011 0.0063 0.0048 0.0020 0.0000 0.0210 0.0158 0.0072 0.0002
30 0.327 0.2456 0.1168 0.0054 0.0109 0.0082 0.0039 0.0002 0.0340 0.0252 0.0135 0.0009
35 0.552 0.4112 0.2155 0.0174 0.0158 0.0117 0.0062 0.0005 0.0450 0.0331 0.0197 0.0024
40 0.8175 0.6051 0.3412 0.0417 0.0204 0.0151 0.0085 0.0010 0.0531 0.0388 0.0251 0.0049
45 1.1094 0.8172 0.4879 0.0823 0.0247 0.0182 0.0108 0.0018 0.0584 0.0424 0.0293 0.0081
50 1.4164 1.0393 0.6494 0.1416 0.0283 0.0208 0.0130 0.0028 0.0614 0.0444 0.0323 0.0119
55 1.7298 1.2652 0.8205 0.2209 0.0315 0.0230 0.0149 0.0040 0.0627 0.0452 0.0342 0.0159
60 2.0433 1.4905 0.9972 0.3198 0.0341 0.0248 0.0166 0.0053 0.0627 0.0451 0.0353 0.0198
65 2.3526 1.7123 1.1761 0.4375 0.0362 0.0263 0.0181 0.0067 0.0619 0.0444 0.0358 0.0235
70 2.6547 1.9284 1.3547 0.5722 0.0379 0.0275 0.0194 0.0082 0.0604 0.0432 0.0357 0.0269
75 2.9477 2.1377 1.5313 0.7222 0.0393 0.0285 0.0204 0.0096 0.0586 0.0419 0.0353 0.0300
80 3.2305 2.3394 1.7047 0.8853 0.0404 0.0292 0.0213 0.0111 0.0566 0.0403 0.0347 0.0326
85 3.5025 2.5331 1.8738 1.0595 0.0412 0.0298 0.0220 0.0125 0.0544 0.0387 0.0338 0.0348
90 3.7634 2.7187 2.0383 1.243 0.0418 0.0302 0.0226 0.0138 0.0522 0.0371 0.0329 0.0367
95 4.0133 2.8962 2.1976 1.4339 0.0422 0.0305 0.0231 0.0151 0.0500 0.0355 0.0319 0.0382
100 4.2523 3.0659 2.3516 1.6307 0.0425 0.0307 0.0235 0.0163 0.0478 0.0339 0.0308 0.0394
105 4.4809 3.228 2.5002 1.8319 0.0427 0.0307 0.0238 0.0174 0.0457 0.0324 0.0297 0.0402
110 4.6993 3.3828 2.6434 2.0363 0.0427 0.0308 0.0240 0.0185 0.0437 0.0310 0.0286 0.0409
115 4.908 3.5306 2.7813 2.2428 0.0427 0.0307 0.0242 0.0195 0.0417 0.0296 0.0276 0.0413
120 5.1074 3.6717 2.9141 2.4504 0.0426 0.0306 0.0243 0.0204 0.0399 0.0282 0.0266 0.0415
163
CRECIMIENTO EN VOLUMEN
( P.montezumae)
6
5.5
5
4.5
4
3.5
VOLUMEN
3
2.5
2
1.5
1
0.5
0
-0.5 0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100 110 120 130 140
EDAD
0.0600 0.04
0.035
0.0500
VOLUMEN
0.03 m3
VOLUMEN
0.0400
0.025
0.0300 0.02
0.015
0.0200
0.01
0.0100 0.005
0
0.0000
0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100 110 120 130 140
0 20 40 60 80 100 120 140
EDAD EDAD
164
Tarifas de Volumen CE I y II
P. patula
Modelo: V = a Db
2.53285241
V= 0.00015738 D
VOL.
CD UNIT
10 0.0507
15 0.1437
20 0.3008
25 0.5336
30 0.8522
35 1.2660
40 1.7838
45 2.4138
50 3.1638
55 4.0411
60 5.0528
65 6.2059
70 7.5067
VOL.
CD UNIT
10 0.0499
15 0.1386
20 0.2861
25 0.5020
30 0.7948
35 1.1719
40 1.6406
45 2.2074
50 2.8785
55 3.6598
60 4.5569
65 5.5750
70 6.7195
165
166
Tarifas de Volumen CE I y II
P. montezumae
Modelo: V = a Db
2.53285241
V= 0.00015738 D
VOL.
CD UNIT
10 0.0537
15 0.1499
20 0.3106
25 0.5467
30 0.8675
35 1.2819
40 1.7978
45 2.4227
50 3.1637
55 4.0275
60 5.0205
VOL.
CD UNIT
10 0.0476
15 0.1369
20 0.2895
25 0.5175
30 0.8319
35 1.2426
40 1.7593
45 2.3906
50 3.1451
55 4.0309
60 5.0558
167