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No sin antes aclarar, de suyo transgresor forzando a decir cosas que quizá no lo
dijo “aquel receptáculo” del espíritu absoluto; Hegel en oposición a Kant, Fichte
y Schelling, agota en su pensamiento toda la filosofía, tanto la antigua y
moderna como la posmoderna. Es tal que con su obra la Fenomenología del
espíritu contiene sus aseveraciones como la consumación de toda la filosofía.
1
BLANCO REGUEIRA, José. Logos y realidad. (Evocación de Hegel). Pensamiento. Papeles de Filosofía,
[S.l.], n. 02, jul. 2011, p. 11.
la repetición de una serie de esfuerzos fracasados por trascenderlos 2, en
analogía con Freud lo señala el doctor Regueira, la voluntad se ve resignada al
deseo; siguiendo el mismo texto se puede agregar ampliando el argumento: La
razón kantiana es a pesar suyo plural y desmembrada, pero cada uno de sus
miembros (incluyendo el cuerpo de la Critica del juicio) en si mismo un sistema
cerrado, un orden exhaustivo; un sistema en el cual se vive bajo la promesa de
la verdad como la experiencia dolorosa del límite y la adecuación del intelecto
con la cosa, para consuelo del sostenimiento de lo que parece real. No se quiere
decir que el pensamiento de Kant sea contradictorio del de Hegel, sino que el
mismo Hegel recoge de la realidad la idea para llevarla a Ideal, para explicarlo
en conceptos. En una secuencia se diría que Fichte había transformado la cosa
en sí de Kant en Yo puro, principio necesario del no-yo o mundo fenoménico:
Schelling había hecho de él un Absoluto objetivo, principio común del Yo y del
no-yo, esto es, de la doble manifestación fenoménica del Absoluto. Para Hegel,
el Absoluto es la Idea y todas las cosas existentes son manifestaciones de la
Idea3.
De esta manera paso a discurrir sobre la dialéctica, no sin antes mencionar que
la filosofía de Hegel es una filosofía de los conceptos, es decir una filosofía
conceptual, en tanto que la idea como razón muestra como el espíritu se
despliega, pero primeramente no se explica sino por el devenir, en sentido del
concepto de temporalidad en Hegel, que no será otra cosa más que el despliegue
del Espíritu en sus tres momentos, esos momentos puestos de esta manera en el
prólogo: El capullo desaparece al abrirse la flor, y podría decirse que aquel es
2
Ibídem. p. 10.
3
Barbedette, D. Historia de la filosofía, 1976, TRADICION, México. P.191.
refutado por ésta; del mismo modo que el fruto hace aparecer la flor como un
falso ser allí de la planta, mostrándose como la verdad de ésta en vez de
aquella. Estas formas no solo se distinguen entre sí, sino que se eliminan las
unas a las otras como incompatibles4, claramente señala de manera metafórica
los tres momentos o etapas, es aprehensible esta analogía, el capullo aparece
como la tesis, la flor como la antítesis y el fruto como la síntesis, es claro que
en esa metáfora anuncia la famosa dialéctica hegeliana: tesis, antítesis y síntesis;
cuando menciona las formas adquiere un anuncia la distinción entre estos
momentos, momentos en los que se explica en su temporalidad el espíritu el
cual cobra sentido la historia pero no una historia particular sino una historia en
la que estriba la explicación del paso del espíritu en cada uno de esos momentos
pasando por una tesis (conciencia vacía, antítesis (conciencia enajenada) y una
síntesis (conciencia de la conciencia).
4
G.W.F. Hegel. Fenomenología del espíritu. FCE. México 1985. P. 8
escueto simplemente el cadáver que la tendencia tras de sí 5, porque por medio
de aquella contradicción va a suceder la explicación conceptual del espíritu para
conocerse a sí mismo, ocurrirá una reflexión sobre si mismo.
Con lo anterior podemos afirmar que podemos atisbar en una certeza en Hegel
pero esa certeza es conceptual, claramente ya sea porque pertenece a un
idealismo, pero en cuanto a la certeza sensible cómo la podemos afirmar o
escrutar; donde las ciencias aparecerán simplemente como ciencias particulares,
irreales y aconceptuales, <<…el conocimiento matemático solo representa el
devenir del ser allí, es decir, del ser de la naturaleza de la cosa en el
conocimiento en cuanto tal (…) En el conocimiento matemático la intelección
es exterior a la cosa, de donde se sigue que con ello se altera la cosa verdadera.
(…) Su fin o concepto es la magnitud, Es precisamente la relación inesencial,
aconceptual.>>6. Empero ese conocimiento sensible tendrá crédito con
respecto a la certeza sensible que le es derivado del conocimiento conceptual,
esa certeza sensible no es una certeza derivada de las ciencias empíricas o
particulares, o matemáticas, sino la representación del ser en sí, universal y
abstracto, como ser allí, el esto, independiente de afirmación o negación de los
seres alternos, independiente del sujeto que conoce, el árbol o la casa, afirmarla
o no, el allí externo seguirá siendo aunque el mismo objeto deje de existir
material, porque es simplemente un concepto.
5
Ibídem. P. 8
6
Ibídem. p. 30