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EL DESAFIO DE LA SOCIEDAD FRENTE A LA SUPERDEPENDECIA DE LAS

NUEVAS TECNOLOGIAS.

Andrea del Pilar Ramos Caicedo.

Sin lugar a dudas, la academia es el lugar indicado para reforzar y renovar


conceptos que en apariencia existen como información, pero que en realidad, por
causa de las labores cotidianas, terminan siendo datos inconexos por falta de un
espacio de reflexión.

Cada día es más normal encontrar a los colombianos del común hablar de temas
que hace algunos años eran patrimonio de expertos. Las nuevas tecnologías, por
su facilidad de transmisión y recepción, son una influencia latente en la forma de
pensar y actuar de la sociedad; motivo por el cual el estudio y la capacitación en
procesos comunicativos que aporten en el desarrollo humano se convierte en una
necesidad, no solo para los profesionales encargados de generar procesos de
transformación social, sino para los individuos que se ven afectados en su calidad
de vida.

Fue interesante echar una mirada 20 años atrás y recordar mis procesos de
aprendizaje y la apropiación de saberes, paso a paso, con la tendencia de
memorizar textos interminables y guardando información de ellos, siguiendo
fielmente las instrucciones y resolviendo una sola tarea a la vez.

En lo personal es sorprendente volver al presente y explicar algo que hasta el


momento no me había detenido a meditar: mi posición como inmigrante digital,
impartiendo clase de Interacción Idónea consigo mismo, los demás y el entorno, a
un grupo de jóvenes nativos digitales, rodeados de computadores de última
tecnología con la información a un clic de su alcance. Esta nueva generación que
ha nacido con procesos mentales de conocimiento distintos a los míos.

Luego vuelve a mí esa generación de individuos “Inmigrantes digitales”,


resistentes a los avances tecnológicos, a quienes no les interesa o no les afecta el
hacer parte de las redes sociales o conseguir la información que existe en la nube,
que sus vidas en los aspectos económicos, sociales, políticos, científicos, etc., no
hacen parte de la internet, de las búsquedas de información inmediata. Una
especie de guerrillas de la tecnología, que invitan a retornar a los juegos infantiles
de canicas y rayuelas; que por temor, desconfianza, inseguridad o simplemente
por desinterés, no participan de estos retos, de los nuevos modelos sociales que
hacen parte del desarrollo del ser humano en la “actualidad”. Mark Prensky,
acuñador del término Nativos Digitales, lanza la siguiente pregunta: ¿Será más
conveniente que los inmigrantes digitales reciclen a los nativos o a la inversa?

La transformación tecnológica sugiere una práctica inmediata innegable de la


realidad, de la que ahora somos testigos.

Quizá la reflexión más importante es la problemática del sistema actual, que no se


replanteó a tiempo con el ritmo del mundo y las nuevas tecnologías, dejando como
consecuencia un aumento del consumo de productos en la red y generando una
dinámica que bien puede ser, según la posición, de inclusión o exclusión.

Fernando Savater cita en su libro Ética de urgencia que “aunque lo accesorio


cambie mucho las cosas básicas de la vida, los sentimiento elementales, las
ambiciones, los miedos, se mantienen inalterables. Cuando ves que cambian
muchas cosas accidentales, aprendes a distinguir las que son esenciales…
Cambia la epidermis del mundo, pero debajo hay un núcleo que sigue vivo...
Aunque todo lo exterior cambie, aunque se alteren profundamente los hábitos,
aunque la técnica altere la percepción del espacio o nos traiga hasta nuestra casa
caudales de información, aunque la sociedad se trasforme, para mejorar o
empeorar, hasta volverse irreconocible, mientras seamos humanos no podremos
dejar de preguntarnos como debemos relacionarnos con los otros, porque somos
humanos gracias a que otros humanos nos dan humanidad y nosotros se la
devolvemos a ellos”.

La tecnología nos trae unos cambios narrativos, discursos y representaciones


evidentes, desde el punto de vista tanto de la ficción como de la realidad.
¿Sabemos cómo comprender y transformar nuestro entorno y nuestras realidades
con las nuevas tecnologías? La respuesta es incierta. Y aquí se sustenta este
paso académico de participar en la maestría, plantear interrogantes, analizar
mercados, escuchar y hablar con la gente, interactuar con el ambiente y analizar
formas de narración existentes para lograr una forma de entendernos
desconocida, pero que es un deber encontrar para no quedar rezagados como
investigadores sociales. Poder asegurar que por más cambios que ocurran,
siempre el ser humano tiene la necesidad de contar historias y hacer historia.

El investigador social tiene un sentido de misión, es generador de procesos de


transformación social, elabora conocimientos para compartirlo, comprometidos e
interesados por los actores sociales, que tiene un respeto fundamental por el otro;
conceptos que no se deben olvidar, si se aspira a no ser juzgados en la labor.

¿Será que el desarrollo de la humanidad iniciará a partir del decaimiento de las


nuevas tecnologías? ¿El objetivo común de los inmigrantes digitales será el de
reencontrarse y reinventar la interacción cara a cara, en la cual hallaban el mejor
método o estrategia para construir una sociedad sólida?

Al mismo tiempo, el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA), tiene la titulación de


Análisis y Desarrollo de Sistemas de Información, en la cual me desempeño como
docente de Interacción idónea consigo mismo, los demás y el entorno. Estas
nuevas tecnologías requieren de una actualización desde el punto de vista de los
procesos de comunicación, significado y responsabilidad social de parte del
educador al aprendiz en formación con la sociedad, para poder trasmitir de la
mejor manera el conocimiento a los estudiantes, y poder aportar cada vez más en
sus proyectos de desarrollo de sistemas de información con un óptimo
desempeño.

De mi parte espero estar al tanto y acorde con mi entorno, para percibir los nuevos
acontecimientos, y contribuir con la manera de pensarnos como individuos y como
seres sociales.
Por esta razón, la maestría en Comunicación, Desarrollo y Cambio Social en la
Universidad Santo Tomás, es una oportunidad para adquirir conocimientos y
experiencias que mi profesión y mi actividad laboral necesitan; no solo de forma
personal, sino también pensando en los jóvenes a los cuales imparto formación
profesional integral, pues estoy convencida que mi deber no sólo es educar
aprendices para el trabajo, sino también generar procesos comunicacionales
eficaces que promuevan el desarrollo sostenible, es decir, fomentar dinámicas de
cambio y responsabilidad social; además crear escenarios donde cada persona
sea más competente y mejor ciudadano. Es un desafío crear personas críticas y
analíticas ante los mensajes expuestos en las tecnologías de la información y la
transformación “latente” de la realidad.

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