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A excepción del
cristianismo, en su etapa primitiva y de restauración, prácticamente
la mayoría de las tradiciones religiosas han inspirado actos
irracionales de intolerancia, odio y violencia, tales como las masacres
de las cruzadas, los autos de fe de la inquisición, las guerras de
religión, etcétera.
Nadie puede negar que el fanatismo religioso –originado por la
mentalidad de que la herejía y el error no tienen derecho a existir–
inspiró en el pasado barbaridades como las cruzadas de los católicos
contra los infieles, y ha llevado a los musulmanes a lanzar “yihads” o
guerras santas contra los no islámicos.
En los últimos días, diversas voces han condenado las reacciones
violentas de los islamitas por el video “La inocencia de los
musulmanes”, el cual ridiculiza al profeta Mahoma, fundador del
Islam, “la más joven de las grandes religiones vivas, y la tercera
religión monoteísta luego del Judaísmo y del Cristianismo”; otros han
condenado el filme que promueve la intolerancia religiosa,
promocionado por Terry Jones, un pastor de una Iglesia de Florida
con antecedentes antimusulmanes: en 2011 llevó a cabo un tribunal
público y quemó un ejemplar del Corán, desatando innumerables
protestas en el mundo árabe.
MARCO TEORICO
la gravedad.
Por último tenemos modelos que sabemos que son incorrectos, hay
experimentos que han demostrado que sus predicciones no son
correctas, pero que aún nos son útiles (por la simplicidad de cálculos
o porqué para unas determinadas condiciones de partida sus
predicciones aún siguen siendo útiles). Un ejemplo de ello es la
gravedad newtoniana. Todo físico que se precie sabe que las
ecuaciones newtonianas de la fuerza de la gravedad son falaces. La
relatividad general es un modelo (incompleto) que nos es exacto
(hasta el momento ) (sería una teoría de nivel 2), y que describe con
mayor exactitud y rigor el fenómeno de la gravedad. Aún así la
mayoría de cálculos sobre gravedad en astrofísica se sigue utilizando
las ecuaciones newtonianas: los cálculos son más simples, y además
las ecuaciones newtonianas y relativistas se parecen mucho a bajos
niveles de masa y densidad (como en una galaxia, o como en la
proximidad de cuerpos celestes normales no muy masivos). Las
sondas espaciales son enviadas en trayectorias que calculan y
predicen los movimientos de los cuerpos del sistema solar que
utilizan las ecuaciones newtonianas… a pesar de que sabemos que
formalmente son incorrectas, siguen siendo útiles. Ejemplos de estos
los hay a patadas, y para un uso sencillo, casi todo lo que en Física
llamamos “ley” es una ley de tercer nivel… algo que sabemos que es
ley en un ámbito concreto.
Aún así, comienza el problema, aún más grave, del relativismo con
respecto al empirismo. Los modelos económicos utilizan mucho el
“ceteris paribus” es decir “si ninguna otra variable se modifica”, algo
que es una contradicción en ciencias sociales. No podemos esperar
que una medida concreta (subir o bajar el salario mínimo) se
produzca sin que en un plazo mínimo para poder cuantificar sus
efectos reales, ninguna otra variable económica o social del mundo
haya cambiado. Hoy California aumenta el salario mínimo en 10
centavos de $, sus efectos se tendrían que notar pasados unos meses
en el nivel de contratación de los trabajadores de sueldos más bajos,
pero como a la semana ha subido el petróleo un céntimo ya
distorsiona la predicción austríaca que requería “ceteris paribus”.
Mal rollo para los positivistas, porqué ya nos enfrentamos a que los
teoricistas o más bien adeptos al relato (ya sea weberiano o
hayekiano) nieguen que los experimentos o los resultados empíricos
sirvan realmente como mecanismo de ratificación de los modelos.
Es decir, a la práctica, existan o no los modelos 1 o 2 teóricos, estos
no pueden ser tratados como tales, ya que la realidad social y
económica lo impiden.