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CONDUCTA DESEO Y CREATIVIDAD

Que es una conducta?

Una piedra cae por la ladera. En la antigüedad este hecho podía hacer que se le
asigne a la piedra un deseo de moverse, o una capacidad para ello como algo
inmanente a la piedra. En latín la expresión vis , que puede traducirse como potencia
o virtud, hace referencia a esa capacidad, como hoy se puede llamar vis cómica a la
capacidad de un payaso de hacer reír. Aritóteles creía que la piedra se dirige hacia la
tierra porque este era su “lugar natural” del que había sido forzada a abandonar. Pero
en todo caso hay “algo” dentro de la piedra que la impulsa a caer. Después de Newton
a ese algo lo llamamos masa.

El animismo, que suponemos reinaba en el pensamiento de la antigüedad prehistórica,


consiste precisamente en asignar a todas las cosas un alma. Un alma que desea,
mueve, que tiende a.. . Las religiones transformaron ese animismo primitivo en una
voluntad divina, en leyes dictadas por Dios. Es verdad que la humanidad abandonó
esa manera de pensar a partir del Renacimiento, pero sin embargo no fue un cambio
fácil, tuvo sus mártires y tuvo sus idas y venidas. Incluso tenemos en la actualidad, en
el lenguaje, un fósil de aquella manera de pensar, cual es la ambigüedad semántica de
la palabra ley. Una ley puede ser prescriptiva como en la legislación humana, o
descriptiva como las llamadas leyes naturalesi, como lo es la ley de gravitación
universal. Las leyes prescriptivas debieron ser creadas, porque hay gente que está
dispuesta a transgredirlas y su transgresión implica algún tipo de castigo, en cambio
nadie pensaría que se puede transgredir la ley de gravitación y si así sucediera sería
considerado como un milagro (el rey del planeta en “el principito” ordenaba
sabiamente al sol que saliera todas las mañanas, conciliando ambos sentidos de la
palabra ley)

Con los sistemas complejos, como los seres vivos, la cosa cambia bastante, si ponemos
una semilla en un germinador, observamos que el tallo tiende a crecer hacia arriba y
las raíces hacia abajo, el botánico habla entonces de tropismos: geotropismo positivo
en la raíz y negativo en el tallo, lo cual no aclara mucho más que el animismo la
conducta de la planta. Hasta que podemos ser capaces de demostrar velocidades de
reproducción diferenciales en las células de las diferentes partes de la planta, las que
generan los tropismos y a su vez podemos hallar las sustancias químicas implicadas en
el proceso, esa es la forma como opera el científico, y si no puede explicar más allá,
suspende el juicio hasta que alguien pueda encontrar una respuesta de un nivel más
elevado.

Entre los animales unicelulares como el Paramecio, su visión microscópica muestra en


principio un movimiento aparentemente aleatorio, sin embargo los biólogos pueden
encontrar patrones bien definidos a los que llaman tactismos, equivalentes a los
tropismos vegetales, así hablan de quimiotactismo , fototactismo, etc. La explicación de
los tactismos no es tan simple como la de los tropismos, ya no es simplemente
crecimiento diferencial, aquí hay que encontrar, por ejemplo: el aumento promedio
del tiempo de nado en la dirección marcada por un gradiente creciente en la
concentración de nutrientes , y buscar su causa en una explicación de mayor nivel, y así
hasta suspender momentáneamente el juicio.

En animales de mayor complejidad, el estudio de la conducta se hace más y más difícil,


ya que aquí tenemos que vernos con conductas a su vez más complejas, pensemos en
un pájaro construyendo un nido, o una araña construyendo su tela. Los etólogos
describen estas conductas, a las que llaman instintivas o innatas, pero una vez más son
los biólogos los que tienen que dar una explicación de alto nivel, pero, en este caso, la
suspensión del juicio llega más prematuramente. Se hacen avances, como por
ejemplo la identificación de las feromonas en la organización de la conducta colectiva
de los insectos sociales. Pero ahora nos vemos ante el desafío de comprender el
funcionamiento de una masa de células especializadas que forman órganos, a los que
genéricamente llamamos Cerebros (En los animales Inferiores pueden ser sólo ganglios
o cúmulos de células nerviosas) . La descripción morfológica de los cerebros tiene ya
una larga y honrosa tradición desde Ramón y Cajal hasta el microscopio electrónico, sin
embargo la interpretación funcional de los mismos sigue estando en pañales.
Pensemos por ejemplo en el cerebelo, una formación separada del cerebro que, en el
humano, tiene el tamaño de una mandarina y sin la cual no podríamos coordinar
movimientos complejos como el swing de golf. La arquitectura anatómica de este
órgano muestra una disposición de las células nerviosas (neuronas) y sus conexiones
(sinapsis) admirablemente organizada, que pide a gritos una explicación funcional,
como pasa por ejemplo con las nubes que, si bien caóticas por arriba, mantienen su
base siempre a la misma altura, tiene que haber una explicación !!!!. Este tipo de
regularidades siempre ha sido el motor de las explicaciones, sean científicas o no.
Actualmente podemos explicar científicamente y a un alto nivel la altura de las bases
de las nubes, pero con el cerebelo los neurofisiólogos avanzan con pies de plomo,
creando y probando modelos. Es cierto que se han hecho grandes progresos en la
localización de funciones en el cerebro o en la activación temporal de las diversas
regiones del mismo, pero el mecanismo a nivel celular sigue siendo elusivo. En este
momento hay dos líneas principales de investigación, una intenta remedar el
funcionamiento cerebral a través de toscas pero perfectibles simulaciones en
computadora, una actividad ligada a la llamada “inteligencia artificial” y la otra,
consiste en cartografiar el cerebro entero al nivel de las neuronas individuales y sus
sinapsis , pero debo recordar al lector que el cerebro humano tiene más neuronas que
estrellas hay en nuestra galaxia y que la cantidad de conexiones entre ellas es un par de
órdenes de magnitud mayor. Para tener una idea de la complejidad cerebral
recomiendo este video de Sebastian Seung
https://www.ted.com/talks/sebastian_seung#t-188653

Como ha sucedido muchas veces en el pasado, los huecos en las explicaciones


científicas los han cubierto, momentáneamente, los filósofos y, cuando estos no se
animan, son los ensayistas irresponsables y los escritores de ciencia ficción quienes
toman la posta. Es en ese contexto que me interesa que sea considerado el presente
ensayo.

El deseo:

Consideremos dos canes, un macho y una hembra en celo, la hembra es de gran porte
mientras que el macho es un cuzco que no supera los 25 centímetros de alzada, he
visto un caso parecido en el patio del hospital, es maravilloso, el macho daba vueltas y
vueltas sin dar signos de cansancio o desazón mientras la hembra estaba totalmente
dispuesta a colaborar con los esfuerzos de su pretendiente, después de un tiempo,
quizás una hora o más, merced a un desnivel , un especie de escalón que limitaba un
jardín, pudieron por fin hacer coincidir sus genitales. Es esta actividad un fenómeno
instintivo? Seguramente sí, tiene una base instintiva de origen genético, el perro no
tiene que aprender que debe montar una hembra en celo, el olor de la hembra en
estro es un poderoso estimulante que impulsa la conducta del animal. Pero, está en las
instrucciones del ADN que debe encontrar un desnivel para lograr el coito? Me atrevo a
asegurar que no, el ADN es una larga molécula pero no es infinita, mientras que son
infinitas las situaciones que puede enfrentar un perro para lograr unirse con una
hembra.

Entonces que hay de nuevo? Que ha aparecido de nuevo entre los motores de la
conducta del animal? La respuesta es: el deseo, esto sí que es una novedad, pero para
que el deseo conduzca a la solución del problema se debe complementar con una vieja
conducta que se remonta al paramecio ésta es la conducta exploratoria. Analizaré un
poco más de cerca estos dos fenómenos para tratar de sugerir que en ellos reside la
base de la creatividad.

La actividad exploratoria del paramecio es tan aleatoria como el movimiento de las


moléculas de un fluido, la aparición de un tactismo se asemeja al caso de que las
moléculas tuvieran carga y se las sometiera a un campo eléctrico. No hay nada
especialmente misterioso en esto, pero consideremos el caso más complejo de una
gallina a la que un alambrado la separa de su comida, permanece la gallina estirando el
cogote a ver si alcanza el maíz? Pues no, las he visto en mi casa natal cuando teníamos
gallinero, el animal pasa su cabeza repetidamente por el alambre explorando un sector
de aproximadamente 30 cm a un lado y al otro y, si tiene suerte, encuentra un paso,
pero no extiende su exploración más allá aunque el fin del alambrado esté a sólo un
par de metros, por algo tiene la fama que tiene.
Este punto es crucial para nuestra especulación, la gallina aparta temporariamente su
cabeza del objetivo inmediato, el maíz, para probar en otro lado, esta conducta sugiere
que existe algún dispositivo en el cerebro del ave que se impone jerárquicamente a la
pulsión inmediata hacia la comida, voy a llamar a este dispositivo un “generador de
conductas al azar” ó “el explorador”. Tampoco el perro para conseguir acoplarse a la
hembra sigue una conducta estereotipada, sino más bien una conducta aleatoria que
es la que finalmente le permite encontrar el escalón apropiado.

Pero veamos ahora al otro término de la ecuación, el deseo. El deseo se experimenta,


o sea se corresponde con un estado de conciencia, aquí vamos a evitar meternos en
camisa de once varas, las opiniones de neurofisiólogos y filósofos, van desde la
negación de la conciencia hasta el panpsiquismo, y a propósito recomiendo las
conferencias TED de Dan Denett y David Chalmers sobre el tema, que se pueden
encontrar siguiendo este link
https://www.ted.com/talks/david_chalmers_how_do_you_explain_consciousness?
language=es

El paradigma darwiniano nos obliga a encontrar un valor de supervivencia a cada rasgo


de los seres vivos, no escapa a esta obligación la existencia de la conciencia y el deseo
cualquiera fuera la forma en que se ha llegado a ellas. Es nuestro voluminoso cerebro
el que aparentemente permite la emergencia de la conciencia, y debe tener un fuerte
valor de supervivencia para justificar el uso del 20% de la energía consumida por
nuestro cuerpo, un quinto de toda la energía generada por nuestro metabolismo se
gasta en el cerebro. Pero volviendo a nuestros empeñosos canes, la reproducción es
la meta más preciada de la evolución, casi la única, y aquí es evidente que el esfuerzo
de ambos para lograr el coito, está sustentado por el deseo, éste tiene la ventaja de
persistir obcecadamente hasta que se logre la obtención del objeto del deseo, y con
ello la satisfacción, la recompensa, a diferencia de los simples reflejos en los que la
falta de éxito utilitario en la conducta que imponen no influye para nada en la conducta
posterior.

Existe en el cerebro de los mamíferos un grupo de regiones que están directamente


relacionadas con los fenómenos emotivos: miedo, ira, deseo, satisfacción y
recompensa, se lo llama sistema límbico y está integrado por estructuras con nombres
raros como Hipotálamo amígdala, tegmentum, hipocampo, cíngulo, corteza
supraorbitaria etc. Hoy sabemos que estas estructuras intervienen también en la
toma de decisiones, en palabras de la Wikipedia : Las funciones principales
del sistema límbico son la motivación por la preservación del organismo y la
especie, la integración de la información genética y ambiental a través del aprendizaje,
y la tarea de integrar nuestro medio interno con el externo antes de realizar una
conducta.. Casi nada..
Pero vayamos al grano, la solución de problemas. Es esta una actividad que se hace
más patente en los mamíferos y alcanza alta efectividad en los primates y cetáceos,
aunque puede extenderse a otros órdenes, parece ser que los pulpos son bastante
avispados. Para seguir con el análisis, vamos a usar esa rara forma de empiria para
uno sólo, que es la introspección. Nos hallamos ante un problema, por ejemplo el
que le plantea a un robot un personaje de Isaac Asimov ”si una gallina y media, ponen
un huevo y medio en un día y medio, cuántos huevos pondrán nueve gallinas en nueve
días? ”ii Lo primero que notamos, perdón que noto, es cierta resistencia a disponerse
a intentar la solución, una especie de holgazanería, cosa extraña porque el esfuerzo no
supondrá el movimiento de un solo músculo. Una vez decidido a encarar el problema
comienzo a analizar los elementos del problema, a ver 9 x 9 = 81 , más media gallina,
más medio día más los medios huevos, etc. Todos estos son contenidos de conciencia,
pero por supuesto que la solución no es aún un contenido de conciencia, como podría
serlo?. No se trata de consultar la Wikipedia no está allí (sin embargo está en libro de
Asimov y realmente aún no sé cómo ha llegado a ese número) pero si el problema es
original, no está en ninguna parte del universo. Me gusta este otro de Gardner “Aquí
hay tres proposiciones falsas: 6x6=36; 7x7=64; 4x8=32; 2+5=9. Es así ?” La búsqueda
de la solución es activa, escudriñamos nuestros datos, pero no hay caso. Espero la
solución como quien espera que llueva, la llegada de la misma se producirá si es que se
produce, después de un tiempo de latencia de duración indeterminada, y si es un
problema que debe ser resuelto a través del llamado pensamiento lateral, quizás no
llegue nunca o que aparezca, tiempo después cuando nos hemos olvidado del
problema y hemos relajado nuestra atención en el mismoiii, voy a citar un escrito de
Henri Poincaré.

"Inventar, es elegir entre todas las posibles variaciones en una determinada área, pero la
palabra elegir tal vez no sea totalmente exacta. Hace pensar en un comprador ante el que se
ofrecen un gran número de muestras, y que las examina, una tras otra, para hacer una
elección. Aquí [en matemáticas] las muestras serían tan numerosas que toda la vida no sería
suficiente para examinarlas. No es así en la realidad. Las combinaciones estériles ni siquiera se
presentan a la mente del inventor. Nunca, en el campo de su conciencia, aparecen
combinaciones que sean totalmente inútiles, excepto algunas que rechaza pero que tienen, no
obstante, algunas de las características de las combinaciones útiles. Todo pasa como si un
inventor fuera un examinador para el segundo grado académico que sólo debería preguntarle a
los candidatos que han superado el examen anterior.” (la traducción de este fragmento es del
autor)

Interesante verdad?. Ahora trataré de establecer un paralelo con una actividad


psíquica distinta, la evocación de los recuerdos. Te preguntan: ¿Quién actuaba el
papel protagónico en “El nombre de la rosa”? El recuerdo no es un contenido de
conciencia tienes que mandarlo a buscar y según sea tu edad éste puede ser un arduo
proceso. Igual que las soluciones y las invenciones, la respuesta puede llegar horas
después mientras estás cocinando unos huevos fritos. Por algo el viejo Platón decía
que las ideas (por ejemplo en la geometría) eran recordadas (anamnesis) de un
conocimiento que tuvimos de ellas en un estado anterior del alma, antes de la caída en
la cárcel del cuerpo. Pero es sólo una analogía, los recuerdos, aunque no podamos
recuperarlos, sabemos que los conocemos, en cambio las invenciones no existen hasta
que las creamos.

El fragmento de Poincaré que cité anteriormente nos lleva a un fenómeno que hoy es
lugar común en las neurociencias, la autonomía del cerebro, los psicoanalistas lo solían,
bueno perdón lo suelen llamar, el inconsciente, pero claro, ellos distinguen un estrato
intermedio al que llaman subconsciente, donde se agazapan las neurosis, bueno, yo no
creo en eso, aunque puede ser útil en terapia, creo que todo lo que está fuera del
campo consciente es actividad cerebral autónoma puramente material y punto. Pero
OJO no estoy sólo, el mismísimo Freud intentó dar una base neurológica, materialista, a
sus teorías .

Cuando hablamos de nuestro YO , hablamos del “self” y del cerebro que lo sustenta,
pues bien, a mi juicio, son una y la misma cosa, dos caras de la misma moneda . La
mejor analogía que se me ocurre es la que Sassure iv estableció entre el signo y el
concepto, entre el arbitrario fonema “árbol” y el concepto del árbol, tal como lo
conocemos por la experiencia sensible, ambos están indisolublemente unidos, son dos
caras de una moneda sin espesor. El cerebro es el único objeto material en el que es
apropiado aplicar el animismo.

Se han desarrollado experimentos que cuestionan el libre albedrío, ya que demuestran


que existe una actividad eléctrica en el cerebro, previa en hasta en 5 segundos!!! A la
decisión de efectuar un acto motor. Que tiene de misterioso! Por supuesto, si el
sustrato material de la consciencia es el cerebro, no debe llamarnos la atención el
“delay”. Se pueden citar muchos ejemplos, mi preferido es el de Federer devolviendo
el saque de un gran sacador, pongámosle Cilic o Del Potro, de ninguna manera puede
Federer procesar conscientemente todas las variables que intervienen durante el
saque en el tenis, será abierto ó a la T ó al cuerpo?. La pelota sale de la raqueta a 200
Km por hora, sin embargo aún cuando sea un ace, veremos al receptor moverse en la
dirección correcta, ni hablar cuando la devolución envía la pelota a un lugar que
provocará un esfuerzo del contrario y que provocará que termine perdiendo el punto,
sin lugar a dudas el cerebro de Federer a actuado autónomamente, sobre todo
teniendo en cuenta el hándicap que significan los cerca de 200 milisegundos que tarda
el impulso nervioso en llegar desde la corteza motora hasta los miembros. Si Federer
cree que lo hizo en forma consciente, me parece que es pura ilusión. Igual se lo
merece, grande Roger!!!.

Las conclusiones introspectivas de Poincaré sugieren que hay una instancia cerebral
autónoma, y con eso quiero decir material, no consciente, que desarrollan el proceso
creativo, y no es el único caso, me gustaría citar el de Schubert. Schubert era miope,
pues bien, dormía con los anteojos puestos, y tenía papel y lápiz en la mesa de luz para
poder escribir las ideas musicales que se ocurrían durante el sueño antes de que se le
olvidaran, autonomía cerebral.

Pero si la creación es mayormente inconsciente, cuál es el mecanismo por el cual lo


logra?. Quien lo logra es el cerebro autónomo, pero no olvidemos que él es parte
indisoluble de nuestro yo. Creo que en el proceso interviene el deseo y el explorador
los dos grandes motores de la novedad.

Existe un deseo que promueva la creación ? , para mí no cabe la menor duda, pongo
por testigos a todos los artistas, físico matemáticos, literatos, poetas, ajedrecistas,
humoristas y demás. Todos sin excepción sufren mientras cavilan en lograr la frase,
musical, literaria o matemática que los satisfaga y algunos han comparado su
consecución con un orgasmo. A menudo, como le pasaba a Poincaré descartan ideas
buenas pero que no los satisfacen por entero, el cerebro autónomo las envía y la
porción consciente del cerebro las evalúa, las descarta o tiembla de gozo ante la
revelación.

Hasta aquí lo meramente fenomenológico, pero qué pasa en las intimidades de ese
órgano tan maravilloso como antiestético?. Si descartamos un mundo de las ideas
platónico, o la teoría panteísta de Spinozav de que la realidad y nosotros somos sólo
atributos de Dios, y por eso la realidad es inteligible, debemos, como ateos
metodológicos, llegar a la conclusión de que la solución llega a partir del azar y la
selección.

Es nuestro viejo conocido, el explorador, el encargado de generar la variabilidad de las


respuestas que seguramente son recombinaciones de ideas previas, desde luego nunca
puede surgir algo de la nada. La magnitud de la tarea perfectamente puede estar al
alcance de la estructura más compleja del universo Lo realmente sorprendente es
como procede el cerebro a seleccionar las respuestas más plausibles. Cuales son
parámetros que tiene en cuenta en el proceso de selección?. Lo que sigue es
totalmente conjetural, propongo que quizás se guíe por los parámetros de novedad y
coherencia con lo ya aceptado, es un difícil equilibrio entre lo nuevo y la tradición, la
novedad puede no cumplir un fin utilitario, de hecho casi nunca es así en el arte y en
ciencias básicas, no obstante algunos clips de propaganda son realmente creativos, y
algunos inventos responden a necesidades prácticas. Pero me atrevo a postular que
el fin primordial es el goce, la satisfacción del deseo de crear. Deseo que acompaña al
ser humano desde la prehistoria.

Lo anterior es puro delirio o hay en el organismo algo parecido al proceso de


variabilidad y selección? Pues sí lo hay, en el sistema inmunitario vi, si bien tenemos
un repertorio, grande pero limitado de anticuerpos contra los antígenos más comunes
y estables, existen en el mundo una miríada de antígenos con los que quizás nunca
hemos entrado en contacto, algunos de ellos no existían anteriormente y son producto
de mutaciones recientes (pensemos en la gripe) nuevamente la enorme pero limitada
capacidad de nuestro ADN nos impide tener un anticuerpo para cada antígeno
presente y futuro.

Pues bien nuestro sistema inmunitario, a partir de sólo 300 secuencias de ADN que son
recombinadas como quien mezcla las cartas puede generar más de 18.000.000.000 de
formas distintas de anticuerpos, cada una de éstas se exponen en sólo una de las
células inmunitarias (linfocitos B), cuando un antígeno, bacteriano, viral o veneno,
coincide en su forma para unirse con la célula portadora del anticuerpo, ésta se divide
frenéticamente por clonación, portando sus hijas el mismo anticuerpo lo que permite
atacar al intruso.

La generación aleatoria de variación y selección, es por otra parte uno de los


mecanismos por el que han sido generadas las múltiples formas que admiramos en la
naturaleza, única creadora de novedades hasta el advenimiento de la cultura.

Carlos A Campitelli Olavarría 4 de febrero de 2018


i
Karl Popper: La sociedad abierta y sus enemigos.

Iii Así es ya que el enunciado también es falso, Gardner No obstante la solución es recursiva , siendo
alternativamente verdadera y falsa.

ii
Isaac Asimov “Yo Robot”

iii
Al lector interesado en este tipo de problemas les recomiendo Martin Gardner “AJÁ, Paradojas que hacen pensar”
2007 EDITEC

iv
Sassure “Curso de lingüística general”

v
Baruch de Spinoza “Etica demostrada según el orden geométrico”

vi
Curtis & Barnes 7ma edición pag 766

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