INTRODUCCION

RENE VILLARREAI, *
Prof. Haberger, usted ha hecho dos comen-
tarios: el primero, que Milton Friedman ha
estudiado la inflación en los países des-
arrollados y usted en los países latinoameri-
canos. Por otra parte, expresó no estar de
acuerdo con los "expertos instantáneas" que
llegan a nuestros países y —luego de bajarse
del avión— quieren descubrirnos el "hilo ne-
gro". Sin embargo, yo he visto publicados jui-
cios muy definitivos de Friedman sobre lo que
está pasando en Chile, y creo que hay dos al-
ternativas que usted, que conoce mejor la
situación, nos puede explicar; ¿el señor cree
en su aforismo de que la inflación es en todo
momento y en todo lugar un fenómeno mone-
tario, o está actuando como un "experto ins-
tantáneo"?

ARNOLD HABERGER:
Voy a ser tan diplomático como sea posible.
Yo diría que, en primer lugar, mi colega Fried-
man habla muchas veces como ideólogo, y el
"experto instantáneo" no e s ideólogo. Fried-
man es muy experto en ideología, que va ven-
diendo a todo mercado en todas partes del
mundo, y tiene en Chile algunos discípulos de
esa misma ideología [... ]
La Gran Depresión de los treinta probó la incapacidad del paradig-
ma de la economía clásica para interpretar y r e c o m e n d a r soluciones
a la primera gran crisis del capitalismo de libre m e r c a d o en el si-
* Diálogo entre el autor y el director del Instituto de Estudios Eco-
nómicos de América Latina de la Universidad de Chicago, Arnold Haberger,
en una mesa redonda del Seminario Internacional: "Políticas Económicas
y Perspectivas Democráticas en América Latina en los Años Ochenta", ce-
lebrado en Quito, Ecuador, del 19 al 23 de abril de 1982.
13
14 INTRODUCCIÓN
glo XX.* La revolución keynesiana, a partir de la Teoría general, pro-
vocó el colapso del paradigma clásico, dando lugar así a una revo-
lución científica en la ciencia económica y al surgimiento de una
nueva experiencia en el capitalismo: la teoría y la práctica de la
economía mixta.** Keynes apuntó que los dos grandes problemas
del capitalismo de libre mercado son el desempleo y la concentra-
ción del ingreso. Su política económica fue revolucionaria en tanto
que planteó que estos problemas no se resuelven con simples ajus-
tes de mercado, sino que requieren la participación deliberada del
Estado en la economía, lo que trajo como consecuencia el surgi-
miento del Estado administrador de la demanda (para procurar el
pleno empleo) y el Estado benefactor (para redistribuir el ingreso).
La segunda Guerra Mundial permitió el inicio de la industriali-
zación sustitutiva en los países de América Latina y la rebelión
interrumpida del estructuralismo cepalino la promovió y encauzó,
rompiendo con el esquema neoclásico de especialización internacio-
nal basado en el criterio de la ventaja comparativa estática y en la
política de libre comercio. Con ello se abrió la vía al Estado como
planificador y promotor del desarrollo, como único camino para al-
canzar la industrialización de los países de América Latina y romper
con los esquemas de economías dependientes primario-exportadoras.
La crisis de los setenta y su prolongación hasta los ochenta ha
puesto a prueba al neokeynesianismo (o síntesis neoclásica/neo-
keynesiana) en cuanto paradigma dominante en el capitalismo in-
dustrial y al estructuralismo cepalino en el capitalismo latinoameri-
cano. Pero ninguna de las dos corrientes han dado cabal respuesta
a los problemas del capitalismo contemporáneo: la inflación, e! des-
censo en el ritmo de la productividad y el desequilibrio externo.
La síntesis neoclásica/neokeynesiana supone economías de libre
mercado, relativamente estables, independientes y de comportamien-
* Por paradigma se entiende "los conocimientos científicos universalmen-
te reconocidos que, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de proble-
mas y soluciones a una comunidad científica".
** La ciencia económica en los años treinta enfrentó una revolución cien-
tífica en los términos de Kuhn. a través precisamente de lo que se ha lla-
mado la revolución keynesiana.^ Las dos condiciones necesarias y suficientes
para que ocurriera una revolución científica se dieron: el surgimiento de
una crisis, la Gran Depresión, que no se explicaba por el paradigma exis-
tente (la teoría clásica) y la aparición de un paradigma alternativo, la
teoría keynesiana.
INTRODUCCION 15
to incierto pero predecible, en las que el Estado es un simple agente
exógeno al sistema. Sin embargo, en la realidad las economías ca-
pitalistas contemporáneas corresponden más al concepto de eco-
nomía mixta, son interdependientes y su comportamiento es impre-
decible, pues en el mundo de hoy más que incertidumbre existe
ignorancia del futuro. Por otra parte, el estructuralismo cepalino se
quedó en una rebelión científica interrumpida porque al haber subes-
timado la importancia de los aspectos monetarios y financieros
del desarrollo no logró integrar una teoría macroeconómica a la
teoría del desarrollo y la dependencia.
Ante esta crisis de la teoría económica, no ha tenido lugar, como
en los años treinta, una revolución científica sino una contrarrevo-
lución, por la vía del retorno a la ortodoxia bajo el ropaje del
monetarismo.
En la teoría aparecen el monetarismo friedmaniano y el moneta-
rismo bastardo de la economía de la oferta; en la práctica surgen
el thatcherismo en Inglaterra y la reaganomía en Estados Unidos;
a su vez, en América Latina la contrarrevolución monetarista, a
través de la teoría monetarista de balanza de pagos se impone en
Chile, Argentina, Uruguay y recientemente en Perú, dando lugar
a un nuevo modelo: el monetarismo neoliberal autoritario.
El monetarismo friedmaniano es el análisis de una macroecono-
mía cerrada que se plantea como objetivos de estudio el problema
de la inflación y el desempleo. Friedman establece así, de manera
clara y explícita, su aforismo: "la inflación es en todo momento y
en todo lugar un fenómeno monetario" que se corrige a través de
una política monetaria contraccionista, traducida en su famosa
regla o "ley" monetarista de política económica que establece que
la estabilización de la economía se alcanza cuando la oferta mone-
taria crece a una tasa fija.
Eí modelo monetarista de balanza de pagos o de economía abier-
ta es el modelo teórico que más se ha intentado aplicar a los países
de América Latina, especialmente a los del Cono Sur. El modelo
parte del aforismo expuesto por Harry Johnson: "el desequilibrio
externo es en todo momento y en todo lugar un fenómeno mone-
tario". La "ley" monetarista de política económica para una eco-
nomía abierta que intenta abatir el desequilibrio externo y evitar
la devaluación consiste en hacer crecer la oferta monetaria a una
16 INTRODUCCIÓN
tasa constante, dada por la tasa de crecimiento potencial de la eco-
nomía, más la tasa de inflación internacional. Si bajo esta ley mo-
netarista la economía no se ajusta de manera rápida, entonces se
añade a dicha regla el ejercicio de una política monetaria con-
traccionista de manera deliberada.
En el monetarismo bastardo (ofertismo) se parte del diagnóstico
de la crisis del capitalismo norteamericano y se postula que la
causa de "todos" los males económicos —la estanflación y la baja
en la productividad— se deben a que el estado keynesiano ha caí-
do en excesos tales que se ha convertido en un Leviatán. La infla-
ción es producto del déficit fiscal, el cual a su vez ha originado
una política monetarista de "dinero fácil" para financiarla. El es-
tancamiento y la baja en la productividad se deben a las elevadas
tasas impositivas que frenan la innovación de las empresas y la pro-
ductividad del trabajador, lo que, aunado al exceso de regulaciones
de mercado (leyes antimonopólicas, anticontaminantes, etc.), frena
el crecimiento de la oferta agregada de la economía. Las recomen-
daciones de política para que Estados Unidos readquiera su gran-
deza como potencia económica, se resumen en una receta muy
sencilla: eliminar al Estado keynesiano, que se ha convertido en
Leviatán, y regresar al Estado clásico y de equilibrio natural.
La Contrarrevolución Monetarista —que se presenta como un
sencillo y riguroso modelo "científico" de teoría económica, pro-
ducto del análisis más puro de economía positiva—, encubre en
realidad todo un programa ideológico-politico que, basado en el
liberalismo económico clásico del ¡aissez-faire, laissez-passer y en
el "liberalismo político" espurio de la Escuela de Elección Pública
(Public Choise), es el ataque más abierto y frontal al intervencio-
nismo del Estado y a todas las conquistas sociales, larga y dura-
mente alcanzadas por el Estado benefactor que surge de la revolu-
ción keynesiana, y del Estado planificador y promotor del desarrollo
que surge de la rebelión estructuralista.
La contrarrevolución monetarista es una "sublevación conserva-
dora" que, desafiando al mundo con la audacia de su revolución
de regreso, intenta hacer reversible lo que parecía irreversible en
el sistema capitalista contemporáneo: la participación del Estado
keynesiano en la economía y el desarrollo dé la democracia.
En el caso de los países del Cono Sur de América Latina, ha ido
INTRODUCCION 17
aún más lejos al configurar un Manifiesto Monetarista como el
fundamento ideológico de una constitución política (el caso de
Chile) para justificar, legitimar y perpetuar el neoliberalismo auto-
ritario de los regímenes militares, esto es, estrechar la "manu mili-
tari" del autoritarismo y la represión, con la "mano invisible" del
libre mercado.
La contrarrevolución monetarista es el retorno a la vieja ortodo-
xia del liberalismo económico clásico que, anunciando eufórica su
grito de guerra: ¡volvamos al mercado libre, muera el Estado Le-
viatán!, ha ido penetrando al Estado —con la vieja artimaña del
caballo de Troya— para apuntalar al neoliberalismo desde el cen-
tro de gravedad mismo de la sociedad. Ello implica que el Estado
tiene que abdicar no solamente de sus facultades de intervención y
regulación del mercado —teórica e históricamente sustento de la
economía mixta—, sino que también ha de tirar por la borda el
catálogo de derechos políticos y sociales que constituyen v funda-
mentan la libertad política de la democracia.
Ahora bien, en la doctrina monetarista, como en muchas otras
doctrinas, existe "suficiente dosis de verdad platónica" para ocul-
tar sus contradicciones y falsedades fundamentales. Esa "dosis de
verdad" se refiere a los problemas de ineficiencia del Estado como
agente económico. Pero, sin duda alguna, la nueva crisis del capita-
lismo contemporáneo, tanto en el centro como* en la periferia, no
se resolverá regresando a la "alquimia" del mundo clásico y priva-
tizando al Estado, no importa cuan complicadas sean las teorías
que lo promueven. Lo que en realidad se necesita no es un Estado
más grande sino un nuevo Estado cada vez más "socializado", re-
presentativo de los intereses de la mayoría y no un simple pro-
ducto de burocracias autoritarias que sólo velan por los intereses
de las oligarquías o feudos económico-financieros.
El nuevo Estado debe contar con nuevas teorías que permitan
interpretar la crisis de hoy y que procuren políticas efectivas para
salir de ella. La solución no está en regresar al Estado policía o
vigilante del libre mercado ni en un Estado más grande, sino en un
nuevo Estado cada vez más democrático en lo político y más ra-
cional en lo económico. El Estado en sus funciones de rector, plani-
ficador, inversionista, empresario, regulador, promotor, banquero
y benefactor, debe ser más eficaz y eficiente, pero debe actuar pa-
 18 INTRODUCCIÓN
ralelamente con mayor justicia, representatividad y democracia den-
tro del marco de un nuevo pacto social que fortalezca y desarrolle
los sistemas nacionales de economía mixta.
La Contrarrevolución Monetarista no se ha quedado en el plano
teórico e ideológico sino que ha penetrado ya en el mundo real
con los más perversos efectos: el thatcherismo ha llevado a Ingla-
terra a la Segunda Gran Depresión, pero ésta, a diferencia de la
primera, ha sido provocada deliberadamente. El desempleo supera
los tres millones de personas, cifra que sólo se alcanzó en la crisis
de los treinta. La reaganomía encaminó a los Estados Unidos du-
rante 1982 hacia una recesión con 10% de desempleo. Como lo
reconoce el secretario del Tesoro: "nos encontramos en este pun-
to en una recesión muy pronunciada y la economía se encuentra
muerta en el agua".^
Chile, que ya cuenta con casi una década de instrumentar el mode-
lo neoliberal a través de la teoría monetarista de balanza de pagos
o de economía abierta, no ha podido alcanzar un "desarrollo esta-
bilizador" —como es su objetivo—, sino sólo una estabilización sin
desarrollo; así, ha reducido la tasa inflacionaria a costa de un ele-
vado desempleo, la reducción de los salarios reales, el estancamien-
to del coeficiente de inversión, un endeudamiento externo elevado
y creciente, sumado a un proceso de desindustrialización que ha
desmantelado su planta productiva y, recientemente, enfrentado a
la extranjerización de la banca nacional. Es decir, la doctrina mo-
netarista, habida cuenta de su ideología, parte de una posición
metodológica muy clara: si el modelo monetarista neoliberal no
se ajusta a la realidad, entonces hay que ajustar la realidad al
modelo.
Argentina es otro caso histórico de una desindustrialización pro-
vocada con retorno a la economía primario-exportadora (el primero
fue el de Alemania de la posguerra, evidentemente por razones mi-
litares); el experimento monetarista del neoliberalismo ha llevado
a este país en 1981 a una productividad industrial apenas similar a
la de 1970. O sea que a pesar de sus recursos agropecuarios y ener-
géticos y de su avance industrial, Argentina ha padecido el estan-
camiento económico absoluto durante una década y en esta di-
rección se encaminan el Uruguay, y más recientemente, el Perú.
Pero el costo no sólo ha sido económico. La miope insistencia
INTRODUCCIÓN 19
y obtusa terquedad ideológica por instrumentar el modelo moneta-
rista neoliberal, que resulta ya no sólo anacrónico sino perverso
debido a que en el largo plazo prácticamente todos pierden, ha
conllevado enormes costos sociales y políticos. Implantar la "mano
invisible" del libre mercado (como el mecanismo soberano para
asignar la producción y distribución del ingreso) implica reprimir
a los grupos marginados por el propio mercado con el mecanismo
de la "manu militari" del autoritarismo, que se extiende también,
irónicamente, de los trabajadores a los propios empresarios, quie-
nes a su vez hoy se quejan de la desaparición de sus empresas
industriales en razón de la liberalización comercial y financiera
a ultranza.
El continuo y creciente desequilibrio extemo, mal endémico de
las economías latinoamericanas, ha propiciado la invasión moneta-
rista a través del Fondo Monetario Internacional (FMI). En los
casos de crisis aguda de balanza de pagos, la mayoría de esas eco-
nomías se ven obligadas a solicitar el aval de dicha institución ante
la comunidad financiera internacional. El FMI ha reconocido en
forma explícita que su enfoque del ajuste es precisamente el enfo-
que monetarista de la balanza de pagos, por lo que en la práctica
ha resultado que la propia "receta" del FMI se convierte en uno de
los elementos clave que acentúa y hace recurrente, en un proceso
yatrogénico, el problema externo de las economías en desarrollo.
Así, el modelo monetarista neoliberal en teoría, y según su prác-
tica actual en Sudamérica, propone y promueve un aperturismo
comercial y financiero a costa de lo que sea, aun cuando el capita-
lismo industrial instrumenta y se encamina, paradójicamente, hacia
un neoproteccionismo que, en un mundo internacional en crisis,
contrae y estanca el comercio mundial, como ha sido el caso en
1981. Dicho con otras palabras, el modelo no sólo resulta anacró-
nico sino perverso al proponer como pilar fundamental de su es-
trategia la integración a la crisis internacional de las economías
nacionales bajo el viejo esquema del libre comercio.
Por lo demás, el aperturismo comercial y financiero de libre
mercado significa altas tasas de interés domésticas a corto plazo,
que acaban por frenar la inversión productiva y reasignar el ahorro
financiero a las actividades meramente especulativas. Este modelo
monetarista de economía abierta implica una reestructuración del
 20 INTRODUCCIÓN
circuito ahorro-inversión, lo que a su vez reorienta al sistema de
un capitalismo productivo a un capitalismo financiero especulativo.
Particularmente en Latinoamérica, el Estado ya ha demostrado su
eficacia para alcanzar el objetivo de la industrialización, pero, al
mismo tiempo, se ha evidenciado la baja eficiencia del sector
industrial. No obstante, la solución no se debe dar en la destruc-
ción de la planta industrial en aras del eficientismo abstracto y mal
entendido del neoliberalismo económico. Por el contrario, se re-
quieren nuevos esquemas de industrialización que tomen en cuenta
tres tipos de modelos: la sustitución de importaciones, la expor-
tación de manufacturas y la industrialización endógena (produc-
ción de bienes-salario). En los países de Centroamérica y en algu-
nos del Cono Sur será necesario que las nuevas estrategias de
industrialización se enfoquen bajo nuevos esquemas de integración
regional, específicamente en el área de industrialización endógena,
sin que ello signifique cerrarse al exterior. Es necesario promover
la exportación de manufacturas al mismo tiempo que se mantie-
ne la protección y el sector público participa activamente para con-
ducir las exportaciones.
El camino no es el capitalismo transnacional de economía libre
y autoritario bajo la rectoría del mercado que implica el modelo
monetarista neoliberal ni el estatismo socializante, sino el sistema
nacional, democrático y de economía mixta bajo la rectoría del
Estado que evite la polarización de la lucha de clases y se oriente
hacia un compromiso histórico contra el autoritarismo y hacia el
desarrollo de la democracia en el marco de un pacto social re-
novado.
En estas páginas pretendemos ir a la raíz y exhibir la teoría, la
política económica y la ideología del programa monetarista, así
como las consecuencias que se derivarían de su implantación, pues
estoy convencido de que "las ideas de los economistas y de los fi-
lósofos políticos, tanto cuando son correctas como cuando están
equivocadas, son más poderosas de lo que comúnmente se cree
[ . . . ] . Tarde o temprano son las ideas y no los intereses creados
las que presentan peligros".* La "gran paradoja" resulta del hecho
de que buena parte del éxito de la teoría monetarista de balanza de
* Ver página 13.
INTRODUCCIÓN 21
pagos y de la teoría cuantitativa del dinero se debe a que no en-
frentan (en los países en desarrollo en general y en Latinoamérica
en particular) teorías monetarias (no monetaristas) alternativas.
El estructuralismo cepalino, que centró su interés en atacar las co-
rrientes monetaristas del FMI, no dio suficiente importancia a la
formulación de una teoría que incluyera los aspectos monetarios
y financieros típicos de economías en desarrollo. De ahí que, a
pesar de que el estructuralismo latinoamericano, apoyándose en
el keynesianismo, comparte la tesis de que una política monetaria
activa tiene un efecto favorable en el sector real y en el creci-
miento de la economía, no dispone de una teoría y política mone-
tarias adecuadas a la realidad de los países en desarrollo y de La-
tinoamérica en particular. Así, mientras que por una parte la receta
de los monetaristas, consistente en instrumentar una política mone-
taria pasiva, resulta inadecuada ante los problemas estructurales
que enfrentan las economías latinoamericanas, por la otra, el des-
arrollismo a ultranza normalmente fracasa por la carencia de un
programa y disciplina financieros que sean congruentes y viables
en nuestros países.
En consecuencia, también se desarrolla una reseña crítica de la
crisis generalizada, tanto del paradigma neoclásico neokeynesiano
como del pensamiento estructuralista latinoamericano. Al mjsmo
tiempo, se intenta mostrar que, para salir de la crisis en el capita-
lismo contemporáneo, es necesario no el retorno a la ortodoxia
sino el surgimiento de una verdadera revolución científica. La nue-
va estrategia y opciones de desarrollo en América Latina tendrán
que venir de nosotros mism.os. Ya no debemos esperar que surja
un nuevo Quetzalcóatl o Viracocha de la ciencia económica. El
friedmanismo, a través del modelo monetarista neoliberal, ha de-
mostrado no solamente ser no viable y anacrónico sino también
autoritario y perverso —todos pierden a largo plazo—, y por
su parte, la síntesis neoclásica/neokeynesiana continúa en crisis
aun para enfrentar los problemas de los propios países industria-
lizados.
Por todo esto, es necesario continuar, reorientar y llevar hasta sus
últimas consecuencias la rebelión interrumpida del estructuralismo
en el camino hacia un nuevo paradigma: la síntesis neoestructura-
lista poskeynesiana de economía política. Y paradójicamente, para
22 INTRODUCCION
ello se requiere una teoría y política monetaria y financiera neo-
estructuralista al mismo tiempo que un nuevo Estado.
El desarrollo de los sistemas nacionales, democráticos y de econo-
mía mixta bajo la rectoría del Estado requieren, en primer término,
que el Estado sea democrático en lo político y que su participación
sea más racional en lo económico. Como estas características no
surgen espontáneamente, es necesaria la instrumentación de políti-
cas deliberadas que definan y den coherencia a la participación del
Estado en sus diferentes facetas; como planificador (a través de
planes globales, sectoriales, etc.), como empresario (a través de em-
presas públicas), como inversionista (a través de la inversión pú-
blica), como regulador (a través de regulación de precios, mono-
polios, inversión extranjera, etc.), como benefactor (a través de la
distribución de ingreso, seguro social, educación, bienes básicos,
etc.), como promotor (a través de políticas de fomento industrial,
comercial, etc.) y como banquero (a través de una política mone-
taria de regulación y financiera de fomento). Los límites y alcances
del papel del Estado, en estas siete funciones en el campo de
la economía política, es lo que finalmente determinará la natura-
leza de la economía mixta y la rectoría del Estado, así como el
carácter democrático y participativo del propio proceso de des-
arrollo.* Bajo esta concepción cada país debe encontrar su propia
modalidad de sistema de economía mixta, sin olvidar que el sub-
desarroUo dependiente se da en aquellos países que "tienen que
importar sus ideologías tanto las que son apologéticas como las
que son subversivas del status quo"}
El reto de los ochenta para el científico social —especialmente en
América Latina— será la construcción de nuevos esquemas de pen-
samiento en el marco del desarrollo de la síntesis neoestructuralista
poskeynesiana de economía política que permita, finalmente, for-
* El fortalecimiento de la rectoría del Estado requiere que éste sea más
fuerte, lo que no implica necesariamente que sea más grande. El crecimiento
irracional de las acciones del Estado puede debilitarlo tanto en su eficacia
económica como en su legitimidad política. Por otra parte, el Estado susti-
tuye al mercado como rector y soberano, pero no como el principal meca-
nismo a través del cual se realiza la producción y distribución, sino que
la acción del Estado lo complementa y reorienta hacia las prioridades na-
cionales a través de las diferentes políticas de producción, fomento y regu-
lación.
INTRODUCCIÓN 23
mular las opciones y modelos alternativos, tanto macroeconómi-
cos como de industrialización, de comercio exterior y de desarro-
llo para nuestros países. El desafío para el político profesional es
sobreponer, en los periodos difíciles de ajuste y transición hacia
nuevos esquemas y modelos, los principios democráticos y de re-
presentación popular como base fundamental y eje directivo del
propio desarrollo. Mientras tanto, hoy la propia comunidad empre-
sarial latinoamericana, especialmente en el Cono Sur, deberá resca-
tar la planta industrial duramente construida durante los últimos
50 años, ante su actual desmantelamiento.
La Contrarrevolución Monetarista: teoría, política econó
ideología del neoliberalismo no es, por supuesto, un estudio defini-
tivo. Quiere ser el punto de partida para una convocatoria: la de
promover una mayor penetración sobre los orígenes, medios, fines
y consecuencias del monetarismo, tanto en teoría económica como
en ideología política. Dar cuenta y razón de ello es nuestro propó-
sito a lo largo de estas páginas, donde hemos sometido a la con-
trarrevolución monetarista a un comprensivo análisis, a la vez que
a una crítica y denuncia, de este programa perverso que bajo la
etiqueta del neoliberalismo o, paradójicamente, del neoconserva-
durismo de hoy, avanza como cruzada del capitalismo liberal de
ayer en términos de "cambiarlo todo de manera tal que todo per-
manezca igual."*
R. V.
Cuernavaca, septiembre, 1982