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PRIMERA Y SEGUNDA CLASE: 08/08/2014

UNIDAD I. DERECHO CIVIL EN GENERAL

A. DEFINICIONES

Alessandri señala que existen dos formas de definir le derecho civil, la sintética y la
descriptiva, la primera conceptualiza el derecho civil como el Derecho privado común y
general, nosotros agregamos que como consecuencia de estas características es además
supletorio; por su parte, descriptivamente se puede definir como el conjunto de principios y
preceptos jurídicos sobre la personalidad y las relaciones patrimoniales y de familia.

B. CONTENIDO

El Derecho Civil comprende tres grandes temáticas:

1. La persona. El Derecho Civil se centra, en primer lugar, en los sujetos de derecho. Esto
comprende la determinación de quienes invisten tal calidad, el principio y el fin de su
existencia, sus atributos y las condiciones y requisitos que deben reunir para actuar en el
ámbito jurídico.
2. La familia. El Derecho civil rige la organización de la familia y define el estado de cada
uno de sus miembros dentro de ella.
3. El patrimonio. El patrimonio se define tradicionalmente como el conjunto de derechos y
obligaciones valuables en dinero que pertenecen a una persona. Esto incluye la regulación
de los derechos reales, los derechos personales y los derechos de sucesión por causa de
muerte.
- Derechos reales. Son aquellos que otorgan a su titular un goce exclusivo sobre una cosa,
siendo denominados también como derechos de exclusión, en razón de que permiten
excluir a los demás del derecho que se tiene sobre la cosa. En ese sentido lo establece el
art. 577.
- Derechos personales. Son aquellos que solo pueden exigirse de ciertas personas que por
un hecho suyo (declaración unilateral de voluntad, delito o cuasi-delito, contrato o un
cuasi-contrato) o por la sola disposición de la ley, han contraído obligaciones
correlativas consistentes en dar, hacer o no hacer algo.
- Derecho sucesorio. Esto se refiere a las normas que permiten determinar el destino de
los bienes dejados por una persona al tiempo de su muerte.

C. UBICACIÓN DEL DERECHO CIVIL DENTRO DE LAS RAMAS DEL


DERECHO

1. Es derecho privado; ya que regula las relaciones entre particulares, o las relaciones
ente particulares y el Estado, cuando este último actúa como sujeto de derecho
privado. Estas relaciones son esencialmente de intercambio, derivadas de la
necesidad que cada uno tiene de los otros.
Es menester recordar que el Derecho Público se encarga de regular las relaciones
que se dan entre el Estado, en su papel de autoridad, y los ciudadanos o súbditos. En
este sentido la relación que se da entre estos sujetos es de igualdad, sino que es de
carácter vertical o de subordinación.
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Esta distinción es de gran relevancia, toda vez que los principios que rigen a las
ramas del Derecho Privado difieren a los que guían a las de Derecho Público. De
esa forma, el Derecho Privado se encuentra dirigido por la Justicia Conmutativa o
por equivalencia, propio de los actos de intercambio en los que se busca el trato
justo. Por su parte, el Derecho Público es regido por el principio de Justicia
Distributiva o proporcional, la cual no persigue el bien particular, sino que busca el
bien común, es por eso que la relación que se da en este entendido es de reparto o
atribución.

2. Es derecho privado común y supletorio; es común dado que es aplicable a todas


aquellas situaciones y relaciones jurídicas privadas que no se encuentren disciplinadas por
otra rama especial del derecho. Contiene los principios básicos y esenciales de todo el
derecho privado, lo cual se puede apreciar, por ejemplo, en las normas sobre interpretación
de la ley, en las normas que rigen los requisitos que las personas deben reunir para actuar
en el ámbito jurídico, etc.
En este estado de cosas, dado que el derecho civil constituye derecho privado común, todas
las demás ramas de derecho privado, constituyen derecho especial, siendo por lo tanto
además supletorio. A modo de ejemplo lo dispuesto por los art. 4° (“Las disposiciones
contenidas en los Códigos de Comercio, de Minería, del Ejército y Armada, y demás
especiales, se aplicarán con preferencia a las de este Código”) y art. 13° (“Las
disposiciones de una ley, relativas a cosas o negocios particulares, prevalecerán sobre
las disposiciones generales de la misma ley, cuando entre las unas y las otras hubiere
oposición”) del Código Civil, y art. 2° del Código de Comercio.

3. Es derecho privado general; es decir, se le aplica a la generalidad de las personas en


cuanto miembros de la sociedad y rige sus relaciones jurídicas más generales(sus relaciones
familiares, sus relaciones patrimoniales, etc), sin tomar en consideración ninguna
circunstancia adicional (como su profesión o nacionalidad), en cambio el derecho especial
rige relaciones jurídicas particulares o especiales, por ejemplo, en el caso del derecho
laboral, únicamente se aplica a las relaciones laborales de las personas.

D. PRINCIPIOS FUNDAMENTALES DE DERECHO PRIVADO

1. LA BUENA FE: La buena fe es un principio fundamental en el derecho chileno, cuya


aplicación excede con creces el ámbito puramente civil o privado. Existen dos tipos de
toerias que intenta explicar este principio, la teoría dualista, que es la tradicional, y la teoría
monista. Según la primera de ellas, la buena fe tiene dos aspectos o proyecciones:
- Buena fe subjetiva: es la convicción, conciencia o firme creencia de actuar conforme a
derecho (“estar de buena fe”). El derecho reconoce y da valor a esa conciencia o actitud
mental, excusando al sujeto o aminorando las consecuencias derivadas de una
irregularidad. El Código Civil recoge la buena fe subjetiva a propósito de diversas
materias:
o En la posesión, Arts. 702, 706, 707.
o En el matrimonio putativo Art. 51 de la Ley de Matrimonio Civil.
o En las prestaciones mutuas, Arts. 904 a 915.
o En la resolución, arts. 1490 y 1491.
o En la acción pauliana, revocatoria o indirecta, art. 2468.
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o En la acción de petición de herencia, art. 1267.


o En el pago, art. 1576.
- Buena fe objetiva: Comportamiento leal y correcto que se debe observar en las
obligaciones derivadas de los negocios jurídicos, observar la conducta necesaria para
que se cumpla en la forma comprometida la expectativa ajena (“actuar de buena fe”).
La buena fe objetiva se encuentra consagrada a propósito de los contratos, en el art.
1546 del CC. “Los contratos deben ejecutarse de buena fe, y por consiguiente
obligan no sólo a lo que en ellos se expresa, sino a todas las cosas que emanan
precisamente de la naturaleza de la obligación, o que por la ley o la costumbre
pertenecen a ella”.

Por su parte, según la teoría monista, la buena fe es una sola, siendo la faz subjetiva la que
la conceptualiza y la faz objetiva el método de evaluación de sí se ha cumplido con la
exigencia de actuar de correctamente.

El ordenamiento jurídico protege la buena fe y sanciona la mala fe (por ejemplo, haciendo


al sujeto que se encuentra de mala fe responder por los perjuicios que ocasione, art. 1814; o
poniéndolo o una situación menos ventajosa en relación con el sujeto que está de buena fe).
De ahí que el art. 707 del CC a propósito de la posesión establece una presunción general
de buena fe: “La buena fe se presume, excepto en los casos en que la ley establece la
presunción contraria.- En todos los otros la mala fe deberá probarse”.

2. AUTONOMIA DE LA VOLUNTAD: Su origen se encuentra en las ideas


racionalistas1, según las cuales, la voluntad humana es la fuente de todo el derecho, ya sea
indirectamente a través del contrato, ya sea indirectamente a través de la ley, como
expresión de la voluntad general. De esta manera, siendo los seres humanos libres e iguales
por naturaleza, se entiende que lo que ellos acuerden es lo más conveniente para las partes
y para la sociedad.
En virtud de este principio la voluntad es fuente y medida de los derechos y obligaciones
que el acto jurídico, crea, modifica o extingue.
En nuestra legislación existen diversas disposiciones fundadas en este principio: Arts. 12,
1444, 1545, 1546, 1560, 1567 CC. y 22 de la Ley de Efectos Retroactivos de las leyes de
1861.

Del principio de autonomía de la voluntad se desprenden los siguientes subprincipios:

- Fuerza obligatoria del contrato: Este principio implica que lo acordado entre los
contratantes es obligatorio. Se encuentra recogido en el art. 1545 CC. el contrato es una
ley para los contratantes y éstos no pueden eximirse del cumplimiento de la obligación
sino en virtud de su mutuo consentimiento o por causas legales.
- Principio de la libertad contractual: La libertad contractual supone que los
particulares son libres para crear toda clase de relaciones jurídicas que estimen
pertinentes. De esta manera, las partes son libres de atribuir a los contratos que celebren
los efectos que estimen pertinentes, ya que las reglas del legislador son, por lo general,

1
El racionalismo es una doctrina filosófica que sostiene la omnipotencia de la razón.
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supletorias. Es más, los interesados pueden modificar de común acuerdo los contratos
celebrados o dejarlos sin efecto, puesto que es su voluntad la que determina el
contenido y alcance de éstos.
Asimismo, este principio implica que nadie puede ser obligado a contratar contra su
voluntad. A su vez, la libertad contractual comprende dos aspectos:
o Libertad de conclusión, que a su vez incluye tres aspectos; determinar si se
quiere o no contratar, cuándo contratar y con quién contratar. Los contratos
forzosos importan un atentado contra este principio.
o Libertad de configuración. Según este principio las partes son libres para
determinar el contenido del contrato, respetando la ley, el orden público y
las buenas costumbres. Se ve alterada en los contratos de adhesión y
dirigidos.
- Efecto relativo de los contratos: Este principio no es privativo de los contratos, se
aplica en general a todo acto jurídico e incluso a ciertos actos de autoridad, como las
resoluciones judiciales. El efecto relativo del contrato significa que éste afecta
únicamente a las partes contratantes y no a quienes no han intervenido en su
celebración.
- Consensualismo: Este principio se funda en la idea de que, como la voluntad de las
partes es soberana para crear y regular toda clase de relaciones jurídicas, lo lógico es
que baste con esa voluntad para formar el contrato, sin necesidad de otros requisitos o
formalidades.

La autonomía de la voluntad se traduce en que los individuos son libres para regular sus
relaciones jurídicas sin intervención de legislador y sin más limitaciones que las impuestas
por la ley, el orden público y las buenas costumbres. En consecuencia, la autonomía de la
voluntad no es un principio absoluto y encuentra ciertas restricciones.

- La ley: las limitaciones que impone la ley se traducen en que el acto voluntario no
puede transgredir la ley y, por otra parte, que el acto voluntario no puede importar la
renuncia de aquellos derechos que las leyes declaran irrenunciables. Arts. 12, 1469,
1892, 2494, 10, 1461, 1467 CC.

- Orden Público y buenas costumbres: las buenas costumbres están comprendidas en la


noción de orden público. Sin embargo, en ciertas normas el Código Civil las menciona
por separado. Es difícil dar una noción de orden público, dice relación con los intereses
generales de mayor trascendencia en un lugar y tiempo determinados. También se le ha
definido “como el conjunto de principios morales, religiosos, políticos, sociales y
económicos sobre los que reposa en un momento histórico dado, la organización de una
sociedad y le permite a esta desenvolverse correcta y adecuadamente”2. Las normas que
consagran estos principios se denominan normas de orden público. Sus disposiciones
no pueden ser modificadas por lo particulares. Las leyes de derecho público siempre
son de orden público, no así las de derecho privado. En este sentido, las leyes de
derecho privado que presentan el carácter de orden publico son las siguientes:

2
ALESSANDRI, ARTURO; SOMARRIVA, MANUEL y VODANOVIC, ANTONIO, Tratado de Derecho Civil. Partes
Preliminar y general. P.211, t. 1.
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o Las leyes que organizan la propiedad territorial.


o Las leyes que adoptan medidas en resguardo de los derechos de terceros.
o Las leyes que se dirigen a proteger a un contratante frente a otro.

En cuanto a las buenas costumbres, estas son los usos y costumbres que están
arraigados en la sociedad, que ésta considera conformes a la moral, como normas
básicas de convivencia social.
El orden público y las buenas costumbres se consagran como límites a la autonomía de
la voluntad en los arts. 1461, 1467 y 1475, entre otros.

- Derechos legítimos de terceros: La conveniencia social prima por sobre el interés


particular. Esta protección de los derechos legítimos de terceros está contenida en las
siguientes normas:
o el art. 12 cuando autoriza la renuncia sólo de derechos que miren al interés
individual;
o el 1490 establece que en la resolución no procede la acción reivindicatoria
contra poseedores de buena fe;
o el 1661 proscribe la compensación en perjuicio de un tercero;
o el 582 salvaguarda el derecho ajeno frente al arbitrio del dueño de una cosa.
o Art. 1126.

Como conclusión de todo lo antes expuesto, en razón del principio de la autonomía de la


voluntad, en derecho privado se puede hacer todo lo que no esté prohibido, que no sea
contrario al orden público, a las buenas costumbres, ni que afecte el interés de terceros.
Por otra parte, dado que la voluntad es fuente y medida de los derechos y deberes, la ley
solo tiene una misión, cual es la de interpretar la voluntad de las partes, o suplir su
voluntad, cuando esta no ha sido manifestada.

3. EL ENRIQUECIMIENTO SIN CAUSA

Una realidad indesmentible en todo tráfico mercantil es la constante búsqueda de


ganancias y de utilidades por parte de los sujetos intervinientes, ello es así tanto en los
grandes negocios como en los de menor entidad, tales como las compraventas de artículos
de bajo precio. Obtener ganancias es una meta legítima de todo comerciante en particular, y
de toda persona en general, luego viene a ser normal que el patrimonio de una persona se
enriquezca a costa del patrimonio de otra. El Derecho no cierra los ojos ante esta situación,
pero exige que el enriquecimiento se base en un determinado motivo, ello da pie al
principio del enriquecimiento sin causa.

Alessandri lo define como “el desplazamiento de un valor pecuniario de un


patrimonio a otro, con empobrecimiento del primero y enriquecimiento del segundo, sin
que ello esté justificado por una operación jurídica (como la donación) o por la ley”3.

3
ALESSANDRI R., ARTURO, SOMARRIVA U., MANUEL Y VODANOVIC H., ANTONIO, Tratado de las obligaciones
(Editorial Jurídica de Chile, segunda edición ampliada y actualizada, Santiago, 2004) Volumen I
De las obligaciones en general y sus diversas clases, p. 61.
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El enriquecimiento sin causa también es denominado como “enriquecimiento


injusto”, “enriquecimiento indebido”, “enriquecimiento sin causa a expensas de otro”4.
Estas denominaciones dan luz sobre su fundamento; la equidad, el hecho que el patrimonio
de una persona experimente un aumento a expensas del patrimonio de otro, sin ninguna
causa que los justifique, atenta contra la equidad.

Se ha sostenido que el enriquecimiento sin causa es una verdadera fuente de las


obligaciones que no se encuentra establecida en el artículo 1437 de nuestro Código Civil5.

No acepta el legislador el enriquecimiento de un patrimonio a expensas de otro sin


una causa que lo justifique, ya que ello se considera injusto, de forma tal que, si no se
puede establecer el fundamento del aumento patrimonial experimentado, deberá procederse
a la respectiva restitución.

En cuanto a su origen histórico, éste se encontraría en un texto del Digesto, de


Pomponio; “Es justo, por derecho natural que nadie se haga más rico con daño y perjuicio
de otro”. Luego pasaría a Las Siete Partidas de Alfonso X, después lo retomó la
Pandectística, pero no fue recogido por los grandes códigos de la centuria decimonónica,
como el Código Napoleón de 1804. Ello vendría a explicar que ha debido ser la
jurisprudencia, apoyada por la doctrina, destacándose especialmente Aubry y Rau, la que
ha ido desarrollando este principio6.

Los modernos códigos del siglo XX sí lo han recogido, entre ellos: el Código Civil
de Italia de 1942, en su artículo 2041; el Código Civil alemán, artículo 812; el Código Civil
peruano en su artículo 1954, entre otros.

La acción in rem verso

Esta acción es la que corresponde aquel que ha sufrido el empobrecimiento en


contra de aquel que se ha enriquecido, y tiene por objeto la indemnización de perjuicios.

Presenta las siguientes características:

A Personal, procede en contra de aquel que se ha enriquecido sin causa.

B Patrimonial, es susceptible de una acción pecuniaria, su objeto es el logro de una


indemnización. De este carácter se desprenden las siguientes notas:

b.1 Cedible, puede traspasarse por acto entre vivos.


b.2 Transmisible, en caso de fallecimiento se transmite, en forma activa y pasiva.

4
PEÑAILILLO ARÉVALO, DANIEL, obra citada, p. 102.
5
En efecto, dicha norma enumera cinco fuentes de las obligaciones: los contratos, los cuasicontratos, los
delitos, los cuasidelitos y la ley.
6
PEÑAILILLO ARÉVALO, DANIEL, obra citada, pp. 102 – 104.
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b.3 Renunciable, en aplicación del art. 12 del C.C.


b.4 Prescriptible, al no señalarse un plazo especial de prescripción, se aplica la regla
general de cinco años.

Puede intentarse tanto como acción, pero además puede oponerse como excepción
“si el actor pretende obtener un enriquecimiento injustificado”7.

Tradicionalmente se ha entendido que los requisitos de la acción in rem verso son:

A Enriquecimiento del patrimonio de una persona


B Empobrecimiento del patrimonio de otro
C Relación de causalidad entre el enriquecimiento y el empobrecimiento

A Enriquecimiento del patrimonio de una persona.

Debe producirse, en primer término, el aumento del patrimonio de una persona, lo


que puede producirse por el ingreso de un bien al activo del patrimonio, por la mejora
experimentada por un bien propio financiada con recursos ajenos, por la eliminación de una
deuda del pasivo, etc.

B Empobrecimiento del patrimonio de otro

El sujeto perjudicado, quien luego intentará revertir su situación solicitando la


correspondiente restitución, debe haber sufrido un empobrecimiento, lo que sucede, por
ejemplo con “la pérdida de una cosa, un derecho o una ventaja cualquiera, y aun por la
pérdida de una ganancia segura a la cual, para concretarla, sólo falta el transcurso del
tiempo. Aceptándose el enriquecimiento meramente moral, ha de aceptarse también como
suficiente, en el actor, el empobrecimiento moral (por ejemplo: gracias a que un sujeto se
expuso al descrédito o menosprecio –que terminó por sufrir-, otro logró un beneficio”8.

C Relación de causalidad entre el enriquecimiento y el empobrecimiento

Se concreta este nexo de causalidad en que el enriquecimiento de uno se haya


producido en razón del empobrecimiento de otro.

El enriquecimiento sin causa en nuestro Código Civil

Si bien es cierto que nuestro código no regula el enriquecimiento sin causa,


recuérdese que se trata de un código del siglo XIX, y la recepción de este principio sólo se
aprecia en los códigos de la centuria pasada, diversas instituciones se basan en él, entre
éstas:

A La accesión

7
ABELIUK MANASEVICH, RENÉ, obra citada, p. 180.
8
PEÑAILILLO ARÉVALO, DANIEL, obra citada, p. 106.
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La accesión es un modo de adquirir el dominio definido en el art. 643, “La accesión


es un modo de adquirir por el cual el dueño de una cosa pasa a serlo de lo que ella produce,
o de lo que se junta a ella. Los productos de las cosas son frutos naturales o civiles”.

Por ahora, a propósito de la accesión, nos interesa la siguiente situación: si se


construye, siembra o planta con bienes ajenos, el dueño del terreno deberá indemnizar al
dueño de los bienes, así lo establecen los art. 668 y 669 del C.C.

B Las prestaciones mutuas

Las prestaciones mutuas están reguladas en el art. 908 y siguientes del C.C., en el
evento de deducirse una acción reivindicatoria o de dominio, y si ésta es aceptada por el
tribunal competente, el reivindicante, es decir, el dueño de la cosa deberá pagar las mejoras
necesarias hechas por el poseedor vencido, incluso si éste se encuentra de mala fe, ello se
explica porque de haber tenido el reivindicante la cosa en su poder, de todas formas hubiese
debido realizar las mejoras necesarias, ya que, en caso contrario, se deteriora o destruye la
cosa.

C Nulidad de los actos de un incapaz

La nulidad judicialmente declarada da derecho a las partes a volver al estado


anterior a contratar, éste es el efecto retroactivo de la nulidad. Pero esta regla tiene una
excepción basada en el enriquecimiento sin causa, se establece en el inc. primero del art.
1687, “Si se declara nulo el contrato celebrado con una persona incapaz sin los requisitos
que la ley exige, el que contrató con ella no puede pedir restitución o reembolso de lo que
gastó o pagó en virtud del contrato, sino en cuanto probare haberse hecho más rica con ello
la persona incapaz. Se entenderá haberse hecho ésta más rica, en cuanto las cosas pagadas o
las adquiridas por medio de ellas, le hubieren sido necesarias; o en cuanto las cosas pagadas
o las adquiridas por medio de ellas, que no le hubieren sido necesarias, subsistan y se
quisiere retenerlas”.

D Las recompensas en la sociedad conyugal

En el régimen de sociedad conyugal se distinguen varios patrimonios, entre éstos, el


de la sociedad conyugal y los propios de cada cónyuge. Para evitar el enriquecimiento de
un cónyuge a expensas de otro, se establecen las recompensas, que se concretan en pagos
de dineros a efectuarse entre los cónyuges o por parte de éstos hacia la sociedad conyugal o
viceversa, según el inc. primero del art. 1734 “Todas las recompensas se pagarán en dinero,
de manera que la suma pagada tenga, en lo posible, el mismo valor adquisitivo que la suma
invertida al originarse la recompensa”.

E La responsabilidad por el hecho ajeno

Se encuentra regulada en el art. 2.320, deberán responder por el hecho ajeno


aquellos que tengan a otros bajo su cuidado, como el padre, el guardador, etc., pero tendrán
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derecho de repetición en contra del causante del daño, así lo establece el art. 2.325, en caso
contrario, se produciría un enriquecimiento sin causa.

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