Vous êtes sur la page 1sur 8

"AÑO DE LA LUCHA CONTRA LA CORRUPCIÓN E IMPUNIDAD"

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIA POLÍTICA ESCUELA


PROFESIONAL DE DERECHO

LA COMPETENCIA AL PROCESO Y LA

REPRESENTACIÓN PROCESAL

DOCENTE: JOSÉ CARMELO SOLÍS CANCHARI

INTEGRANTES:
➢ ABAD BERROSPI BETHS SEIMIRA
➢ SANDOVAL ORIZANO LUZ BITNAY
➢ SOTO ALVINO DIANA
ASIGNATURA: TEORÍA GENERAL DEL PROCESO
CICLO:V

HUÁNUCO-PERÚ
2019
LA COMPETENCIA AL PROCESO Y LA

REPRESENTACIÓN PROCESAL

La competencia al proceso.

Está vinculado este importante y complejo instituto procesal con el de la

competencia, creemos necesario compartir con los lectores nuestra noción de jurisdicción.

La potestad jurisdiccional.

Es aquella función atribuida constitucionalmente a algunos órganos del Estado por

medio de la cual se busca la actuación del derecho objetivo al caso concreto a fin de lograr

la efectiva tutela de las situaciones jurídicas de los particulares, la sanción de

determinadas conductas antisociales y la efectividad del principio de jerarquía normativa

por medio de decisiones definitivas y que son ejecutables; logrando con todo ello

mantener la paz social en justicia.

De esta manera, la potestad jurisdiccional viene explicada desde el derecho

procesal civil como una función del Estado que actúa a solicitud de los ciudadanos cuando

aquella tutela jurídica prevista de manera general y abstracta por el derecho objetivo no

ha sido actuada espontáneamente por los sujetos a quienes están dirigidas las normas

jurídicas, procurando con ello la protección de las situaciones jurídicas de los particulares

en aquellos casos en los que se haya producido esa crisis de cooperación.

Potestad jurisdiccional y competencia.

La potestad jurisdiccional es ejercida por aquellos órganos a los cuales la

Constitución les confiere dicha potestad; sin embargo, ello no quiere decir que pueda ser

ejercida en cualquier ámbito.


En efecto, si bien un Juez por el solo hecho de serlo ejerce función jurisdiccional, con

todas las atribuciones que ella supone, su ejercicio se encuentra limitado legalmente en

función a determinados criterios. De esta forma, la Constitución atribuye la jurisdicción,

pero es la ley la que establece dentro de qué ámbitos es válido el ejercicio de la función

jurisdiccional. La competencia, precisamente, tiene que ver con esos ámbitos en los que

resulta válido el ejercicio de la función jurisdiccional.

Lo expuesto hasta el momento nos lleva a tener que precisar lo siguiente:

✓ No es posible ni correcto identificar “jurisdicción” con “competencia”. La

noción de jurisdicción como ya ha sido reiteradamente dicho hasta aquí

se refiere a una potestad estatal, mientras que la noción de “competencia”

tiene que ver con los ámbitos dentro de los cuales el ejercicio de dicha

facultad es válido. De esta forma, no es lo mismo decir que “un juez no

tiene jurisdicción” y que “un juez no tiene competencia”, porque lo

primero sería una contradicción en sí misma pues si un juez no tiene

jurisdicción no es en realidad un juez. No tener jurisdicción supone no

poder realizar actividad jurisdiccional (procesal) alguna, mientras que no

tener competencia supone no poder realizar actividad procesal válida. Por

ello, por ejemplo, una

“sentencia” dictada por quien no ejerce función jurisdiccional entra dentro de

la categoría de un “acto inexistente”, mientras que una sentencia dictada por

un juez incompetente entra dentro de la categoría de un “acto nulo”.


Por ello, Calamandrei afirma que: “La cuestión “de competencia” surge, pues,

lógcamente, como un posterius de la cuestión “de jurisdicción . La jurisdicción precisa

quiénes tienen, en general, esa potestad constitucionalmente atribuida, mientras que la

competencia precisa quién dentro de aquellos que tienen la función constitucionalmente

atribuida puede, según la ley, conocer válidamente una causa en particular.

✓ No es correcto afirmar que la competencia es una parte o porción de la

jurisdicción. La labor que realiza la ley al momento de asignar

competencia no supone seccionar una potestad compuesta por una serie

de caracteres, pues sin uno de ellos aquello no sería potestad

jurisdiccional. De esta forma, un juez ejerce a plenitud la potestad

jurisdiccional, con todos los atributos que ella supone; sin embargo, esa

potestad jurisdiccional que, reiteramos, la tiene a plenitud, no puede ser

ejercida válidamente sino en determinados ámbitos que la ley señala sobre

la base de determinados criterios que serán estudiados más adelante.

Noción de competencia.

Las reglas de competencia tienen por finalidad establecer a qué juez, entre los

muchos que existen, le debe ser propuesta una litis . Por ello, la necesidad del

instituto de la competencia puede ser expresada en las siguientes palabras: “Si

fuera factible pensar, aunque fuera imaginativamente, acerca de la posibilidad de

que existiera un solo juez, no se daría el problema a exponer ahora, puesto que

jurisdicción y competencia se identificarían”. Pero como ello no es posible, se

hace preciso que se determinen los ámbitos dentro de los cuales puede ser ejercida

válidamente, por esos varios jueces, la función jurisdiccional.


Fundamento constitucional de la competencia.

Las reglas que rigen la competencia actúan la garantía constitucional del Juez

natural , entendida ésta como el derecho que tienen las partes a que el conflicto de

intereses o la incertidumbre jurídica sean resueltos por un tercero imparcial e

independiente predeterminado por ley ; derecho que, además, integra el contenido

del derecho a la tutela jurisdiccional efectiva. Esa predeterminación legal que

forma parte del contenido de la garantía al Juez natural se expresa y actúa a través

de la competencia.

En efecto, el solo reconocimiento del derecho a la tutela jurisdiccional efectiva

como derecho fundamental y la trascendencia del mismo en el funcionamiento de

un sistema democrático hacen preciso el establecimiento legal del Juez ante quien

dicho derecho sea ejercido. De esta forma, “la tutela pretendida por el actor frente

al demandado ha de ser concedida por los jueces y tribunales y, también ante éstos,

han de tener las partes su oportunidad de defensa”.

Caracteres de la competencia.

Las características de la competencia son las siguientes:

✓ Es de orden público.

La competencia es un instituto de orden público en la medida que los criterios para

asignarla se sustentan en razones de interés general. Nosotros consideramos que

la competencia es de orden público por dos razones adicionales:

(i) supone el desarrollo o actuación de un derecho fundamental (juez natural), y,

(ii) sus reglas determinan el ámbito dentro del cual se ejerce una potestad asignada

constitucionalmente a un órgano del Estado.


✓ Legalidad.

Las reglas de la competencia se fijan y determinan por ley . Esto no es sino una

expresión más del derecho al Juez natural, pues, como ha sido expresado

anteriormente, uno de los elementos que conforman el contenido de este derecho

fundamental es que el Juez que conozca un caso debe ser el predeterminado por

la ley, “con el fin de asegurar su plena independencia en el ejercicio de la potestad

jurisdiccional”. Este principio se encuentra establecido en el artículo 6 del Código

Procesal Civil.

La legalidad tiene, sin embargo, una excepción: la competencia por razón del

turno, en la medida que dicho criterio tiene que ver con la distribución interna del

trabajo de los tribunales, razón por la cual deberá ser el propio Poder Judicial el

que establezca este tipo de competencia .

Improrrogabilidad.

Como hemos expresado anteriormente, la competencia es de orden público; ello

trae como consecuencia el hecho que las normas que la determinan sean

imperativas. Siendo ello así, las reglas que establecen y modifican la competencia

se encuentran sustraídas de la voluntad de las partes debiéndose estas atenerse a

la competencia previamente determinada en la ley.

La Improrrogabilidad rige para todos los criterios de determinación de la

competencia, salvo para el criterio territorial. En efecto, el principio conforme al

cual las partes no pueden modificar las reglas de competencia establecidas por la

ley no se aplica en el caso de la competencia territorial, pues las partes sí pueden

modificar las reglas de competencia territorial prevista por la ley, salvo algunas

reglas de competencia territorial que, por disposición de la propia ley, no pueden

ser modificadas. Es decir, si bien es cierto que, por regla general, la competencia
no es prorrogable, en materia territorio sí lo es, salvo en aquellos casos en los que

la ley disponga expresamente que la competencia territorial no sea prorrogable.

Indelegabilidad.

Esta característica de la competencia es también una manifestación del carácter de

orden público que tiene el instituto de la competencia. En efecto, en la medida que

la competencia es de orden público, tiene que ser ejercida por el órgano al cual se

le atribuye, no pudiendo ser delegada por su titular a otro distinto. Este principio

ha sido expresamente recogido en nuestro Código Procesal Civil.

Ahora bien, ello no quita que, en algunos casos, un juez pueda comisionar la

realización de algunos actos procesales a otro. Este fenómeno se conoce como el

instituto de la comisión y no supone una delegación de competencia, sino sólo el

encargo que recibe un juez de otro para realizar algunos actos procesales que, por

razones fundamentalmente de orden práctico, el juez que comisiona no puede

realizar. La comisión no es por ello una obligación del Juez, sino una facultad y

así ha sido expresamente regulado en nuestro Código Procesal Civil.

REPRESENTACIÓN PROCESAL

La representación procesal queda configurada cuando la parte opta por hacerse

representar por otra persona en el proceso, lo cual es jurídicamente posible en

virtud de lo dispuesto en el C. Procesal Civil, que expresa: "Quien tiene capacidad

para comparecer por sí al proceso y disponer de los derechos que en él se discuten,

pueden nombrar uno o más apoderados. Si son varios, lo serán indistintamente y

cada uno de ellos asume la responsabilidad por los actos procesales que realice"

(Art. 68, 1°p. CPC).

En el proceso civil es opcional que la parte que comparezca en juicio deba estar

representada por un apoderado o asistida por un abogado, o tener a ambas personas

a la vez.
La representación procesal es una persona llamada representante que efectúa actos

procesales en nombre de otra, denominada representado. Los efectos de estos

actos procesales recaen en la esfera jurídica del representado.

Hay tres clases de representación procesal:

a). Legal; Se encuentra determinada en el ordenamiento jurídico, como es el caso

de la representación de los menores de edad, de una persona jurídica, del Estado

en juicio, etc.

b). Judicial; Estrictamente se refiere se refiere al curador procesal (Art. 61 del

CPC); corresponde a lo que antes se denominaba defensores de ausencia y

herencia.

c).Voluntaria; Este tipo de representación tiene como núcleo el poder, el mismo

que por naturaleza jurídica es unilateral. Se puede conferir a uno o varios

apoderados.

La representación procesal supone el contrato de mandato o el poder, en cuya

virtud se acredita la representación que se ejerce.

El poder es una declaración unilateral de voluntad o mandato jurídico, otorgado a

una persona para que pueda actuar en su nombre y representación, dentro de los

límites establecidos en él.

El representante judicial obra siempre en nombre ajeno (la parte es quien actúa en

nombre propio). Ya que sobre el representado es a quien le recae cada acto que

realizado su representante en su nombre.

Vous aimerez peut-être aussi