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La Muerte del General Félix Díaz, Gobernador de Oaxaca.

PERSECUCION Y CAPTURA

El grupo de Juchitecos encargado de batir al Chato Díaz llegó a Tehuantepec muy entrada la noche
del día 24 de enero de 1872 desplegando bandera blanca, pues estaban muy recientes los
acontecimientos de enero de 1866. Los tehuantepecanos, después de oír a los juchitecos, y de que
unos y otros dieran por terminadas sus rencillas, acordaron participar en la persecución del Chato
Díaz y para ese efecto se organizó una fuerte columna de caballería a las órdenes de don Adelaido
Cartas, quienes llevaban como segundos a varios connotados juchitecos y tehuantepecanos; está
fuerza salió de Tehuantepec en la madrugada del día 25 de enero de 1872, siguiendo el camino
que había tomado el general Félix Díaz.

El Chato Díaz estableció su campamento en las inmediaciones de Pluma Hidalgo en la noche del
día 25 de enero del 1872, y creyéndose a salvo de una posible persecución de los juchitecos no
tomó todas las precauciones, tendientes a evitar una sorpresa. En la madrugada 26 del mismo
mes, la columna de tehuantepecanos y juchitecos cayó sobre las dormidas fuerzas del general
Félix Díaz, destrozándolas totalmente: don Félix fue hecho prisionero, en camisa y sin botas y
amarrado y a cabeza de silla fue conducido a Tehuantepec; cuando don Félix llegó a esta ciudad,
tenía los pies destrozados, pues el suelo tan caliente como es por allá, se los había quemado en
forma espantosa.

LA TERRIBLE SENTENCIA

Los tehuantepecanos y juchitecos acordaron que debía juzgarse al Chato Díaz en consejo de guerra
y para ese efecto se reunieron en donde estaban instaladas las oficinas de la presidencia municipal
y que hoy es y desde hace muchos años ha sido la escuela primaria “Benito Juárez”. Los
tehuantepecanos votaron por el fusilamiento del Chato Díaz, pero prevaleció el criterio de los
juchitecos porque ellos eran los agraviados y tal criterio fue “que se quemara vivo al Chato Díaz
como él había quemado a San Vicente”.

La terrible sentencia se cumplió el 30 de enero de 1872. El Chato Díaz fue amarrado a un árbol de
tamarindo que todavía existe en el centro del patio de lo que entonces era el edificio de la
presidencia municipal y quemado vivo, justamente a la semana después de su acto nefando en
Juchitán.

Se dice en Tehuantepec que infinidad de personas han visto, en el día o en la noche, que el
tamarindo a que antes me referí, se quema, y que han oído gritos angustiosos que parten de dicho
árbol: pero lo cierto es que el tamarindo de la relación de un fruto muy enjuto, a consecuencia
precisamente, de haberse quemado al cumplirse la sentencia contra el Chato Díaz.

Don Porfirio Díaz en sus memorias dice a propósito de la muerte de don Félix “…a media
peroración de Fray Mauricio López, propuso Apolonio Jiménez, uno de los cabecillas de Juchitán.
QUE ALGUNOS AÑOS DESPUES ASESINÓ A MI HERMANO FELIX (que nos mataran a Fray Mauricio y
a mí porque…”

El historiador don Jorge Fernando Iturribarria, en su obra Historia de Oaxaca, dice a propósito de la
muerte del señor general don Félix Díaz: “…esta guerra costó la vida al general Félix Díaz,
gobernador del Estado de Oaxaca, quien fue martirizado por los juchitecos cuando trataba de
escapar, una vez que la ciudad de Oaxaca había caído en poder de las fuerzas gobiernistas”.

Luis Santibáñez Gómez

NOTA: Subtítulos, de la relación. Publicados en “El Universal” el 20 de mayo de 1937.

Revista Oaxaca en Mexico, 1963

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