Vous êtes sur la page 1sur 9

BIOGRAFIA DE GABRIEL ECHAVARRÍA MISAS

JIMMY RIVERA GONZALEZ

YULISSA VARGAS ZAPATA

JAISON ESTIBEN PALMA RIVERA

EMPRESARISMO

EUGENIA CRISTRINA SAENZ G.

TECNOLOGIA EN LOGISTICA Y MERCADEO INTERNACIONAL

SEMESTRE V

INTITUCION UNVERSITARIA FESU

APARTADÓ -2017
INTRODUCCION

Porque recordar es vivir, en este trabajo se hablará de Gabriel Echavarría Misas,


un hombre intrépido, audaz y noble que revolucionó la producción de loza en
Colombia. Don Gabriel Echavarría Misas y sus hijos han sido figuras destacadas
entre los empresarios colombianos, el aporte al desarrollo de la industria con la
organización Corona es reconocida nacional e internacionalmente. Luego de
cumplir 129 años de funcionamiento, la empresa Corona augura la permanencia
en los mercados nacionales e internacionales gracias al increíble liderazgo de don
Gabriel Echavarría Misas y al compromiso de sus hijos quienes hicieron una
empresa grande y noble, un orgullo no solo para los habitantes de Caldas sino
para Colombia entera.
Gabriel Echavarría Misas

Hijo de Alejandro Echavarría Isaza y de Ana Josefa Misas Euse. Hermano de


Guillermo, Diego y Carlos J. Echavarría Misas.

Hizo estudios de literatura, comercio, música y lenguas modernas en Medellín, en


el Colegio de los Padres Jesuitas, y en Inglaterra; conocía el francés y el inglés
como su propia lengua, y era muy aficionado al piano, instrumento que llegó a
dominar con maestría. Viajó mucho por Europa y Estados Unidos; en varios
países dejó muchos amigos personales y desarrolló valiosas conexiones para los
negocios de su casa. Colaboró hábilmente en la casa comercial de su padre,
conocida internacionalmente bajo el nombre de Alejandro Echavarría e Hijos. En el
año 1907, en compañía de su padre y de sus primos, los señores R. Echavarría &
Co., fundó la Cía. Colombiana de Tejidos, hoy conocida como Coltejer.

En el año de 1935 compró a los Bancos de Medellín y a la Compañía de Jesús, la


empresa conocida como Locería de Caldas, a la cual se dedicó con gran
entusiasmo hasta su muerte, habiendo logrado convertirla en una de las primeras
industrias del país; cuando adquirió esta empresa, en ella trabajaban setenta
obreros, y a su muerte el número de éstos había aumentado a más de quinientos.

Fue entusiasta partidario de las democracias, muy amigo de miembros destacados


de la colonia inglesa en Medellín, gran admirador de Inglaterra, y durante varios
años ocupó la presidencia del Instituto Colombo-Británico en Medellín.

Fue uno de los fundadores de Industrias Metalúrgicas Unidas (Imusa) y miembro


de su Junta Directiva. Fue fundador, con su hermano Alejandro Echavarría, de la
Calcetería Alpha, que más tarde se unió con Pepal, la que subsistió
definitivamente con el nombre de Pepalfa. Fue miembro activo durante muchos
años del Club Rotario de Medellín y ocupó la presidencia de éste.

Echavarría Misas estuvo muy vinculado al Hospital San Vicente de Paúl, en el cual
colaboró activamente con su padre. Hombre de gran generosidad y espíritu cívico,
estuvo siempre atento a prestar ayuda desinteresada y noble en toda obra de
progreso y beneficencia. Fue fundador del Aguinaldo de los Leprosos, hermosa
iniciativa que continuó don Guillermo Greiffeinstein.

De su matrimonio con Elena Olózaga Restrepo (hija de don Belisario Olózaga


Quijano, nacido en Cartes, Cantabria, España, y María Rosa Restrepo Uribe) tuvo
los siguientes hijos: Felipe, agricultor e industrial, director de varias empresas,
entre ellas Bavaria y Banco del Comercio. Hernán, ingeniero y abogado, que fue
Ministro de Obras Públicas en el gobierno del doctor Alfonso López Pumarejo,
miembro de la Cámara de Representantes y muy vinculado a la política liberal;
Elkin, que fue Gerente de la Locería Colombiana y hombre de negocios; Norman,
también hombre de negocios y uno de los directores de la misma Locería
Colombiana, y Alice, casada en Cali con Alvaro Garcés Giraldo, hijo de don Jorge
Garcés Borrero.

Organización Corona. El imperio de la cerámica

Al cumplir 123 años, Locería Colombiana, empresa vertebral de la Organización


Corona, y sus demás compañías consolidan los valores de sus precursores, la
familia Echavarría.

En la historia del empresariado colombiano es fácil identificar lazos entre


prosperidad económica y arraigados valores familiares. Por ejemplo, respetar,
promover y valorar a la gente ha sido, en el caso de los Echavarría Olózaga, el
secreto para crecer como unidad familiar y también como empresa, la
Organización Corona. A pesar de haber revolucionado la gestión empresarial del
país en los años 50, al delegar en terceros la administración de sus negocios, los
Echavarría Olózaga han permanecido al frente de su destino.
Como familia, tienen planes muy concretos en sus dos actividades centrales, la
industria y la responsabilidad social, que han consignado en un plan estratégico a
2020. Son distintos los logros empresariales de estos paisas. La Organización
Corona se ha distinguido por una marcada especialización de sus negocios en la
fabricación de productos cerámicos y accesorios para el hogar. También han sido
fuertes en gestión del recurso humano, gobierno corporativo y en adoptar, cada
vez con más fuerza, una vocación internacional. Este año, planean exportar
US$100 millones a Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Italia, México, Canadá,
Chile, Venezuela y Ecuador, entre otros países. ¿Qué pasado les permite
proyectar con tanta seguridad su futuro?

Casta de empresarios

La familia Echavarría Olózaga forma parte de una marcada dinastía empresarial.


Antonio Echavarría Jáuregui, el primero de ellos, data del siglo XVII. Cinco
generaciones más tarde, el comerciante Rudesindo Echavarría Muñoz fundó en
1875 la casa comercial Rudesindo Echavarría e Hijos en Medellín. Este negocio
generó ingresos para crear algunas de las empresas más grandes del país.

Rudesindo Echavarría tuvo dos hijos, Rudesindo y Alejandro. Por su contextura,


pasado de kilos el uno, Rudesindo, y esbelto el otro, Alejandro, los apodaron el
Echavarría gordo y el Echavarría flaco. Este apelativo perduró en sus
descendientes. Hombres visionarios, ambos demostraron una capacidad increíble
para crear empresas. Alejandro fundó Coltejer, el hospital San Vicente de Paúl, la
primera empresa de energía eléctrica de Antioquia y el Banco Alemán Antioqueño.
Mientras que un hijo de Rudesindo, Rudesindo Echavarría Echavarría, fundó
Fabricato. Es decir, entre flacos y gordos crearon las textileras más grandes del
país. Algo particular tenían estos empresarios que heredaron a otras
generaciones.

Los Echavarría Olózaga provienen de la rama de los flacos. Don Gabriel


Echavarría Misas, hijo mayor de Alejandro Echavarría, se casó con Helena
Olózaga y tuvo cinco hijos: Hernán, Elkin, Norman, Alice y Felipe. Don Gabriel fue
un hombre de empresa y uno de sus mayores aciertos fue educar bien a sus hijos
y comprarles una fábrica de lozas prácticamente quebrada a unas monjas en
1935.

La semilla de un sueño

Paralelo al desarrollo de los Echavarría en Medellín, se gestaban en Caldas,


Antioquia, los inicios de la Locería Colombiana. Su antecedente se dio el 13 de
agosto de 1881 con la fundación de la Compañía Cerámica Antioqueña, una de
las primeras sociedades anónimas del país. Aprovechando los depósitos de
arcilla, abundantes en esas tierras, la empresa se dedicó a la producción de loza,
como también de artículos de vidrio y alfarería en general.

En la fundación de la empresa participaron distintos inversionistas, entre ellos,


Teodomiro Llano y el alemán Reinhold Paschke, socio principal y encargado de la
dirección técnica, quien desde el comienzo la desarrolló tecnológicamente. En sus
primeros años de vida, la compañía cambió repetidas veces de dueños y de
nombre. En 1891 la Locería fue refinanciada y pasó a manos de Enrique Restrepo
y sus hermanos, quienes la vendieron en 1906 a la exportadora de café Mejía &
Echavarría. Enrique Echavarría, su propietario, le cambió el nombre por la Fábrica
de Loza de Caldas. Luego, en 1918, esta firma fue liquidada y su nuevo dueño,
Enrique Mejía y Cía. amplió las instalaciones y llegó a tener 40 empleados y 6
hornos. Entonces producía platos, pocillos, bandejas, lecheras, ladrillo refractario
para construcción y atanores.

Para 1922, sus productos se vendían en Santander, Atlántico, Bolívar, Tolima,


Caldas y Chocó. Pero en 1930, Enrique Mejía y Cía. quebró y la firma pasó a
manos de los acreedores, muchos de ellos entidades bancarias. Los nuevos
dueños formaron una sociedad anónima en 1931 con el nombre de Locería
Colombiana S.A. En testimonio de Hernán Echavarría Olózaga (ver recuadro), "la
Locería era un negocio quebrado, había pasado a manos de varios bancos y unas
monjas, que habían prestado dinero a la compañía. Las monjas se quedaron con
la empresa y pusieron a un administrador para manejarla. Papá la compró
quebrada". Y así, Gabriel Echavarría y sus hijos se hicieron a la Locería
Colombiana en 1935.

Del conocimiento al crecimiento

Rápidamente, los Echavarría transformaron la Locería Colombiana. Comprar una


compañía en bancarrota era una apuesta arriesgada, pero Gabriel Echavarría
sabía lo que hacía. El mismo año en que la compró, se inauguró la Central
Hidroeléctrica de Guadalupe, y con la prestación del servicio de energía eléctrica,
mejoraron ampliamente los procesos lo cual impulsó una expansión sin
precedentes. Pero el conocimiento de los Echavarría Olózaga, Gabriel y sus hijos,
todos igualmente responsables de su desarrollo, fue lo que más contribuyó en su
crecimiento. Felipe, el hijo mayor, asumió la gerencia hasta 1941, tiempo en que
modernizó la empresa. Entre otros, trajo en 1936 a un técnico alemán e importó
dos molinos de Alemania.

En esta época, el criterio y la formación empresarial de los Echavarría fueron


decisivos. Por ejemplo, empezaron a contratar gran cantidad de ingenieros de la
Escuela Nacional de Minas de Medellín. Y así, desde el comienzo, el recurso
humano apalancó su expansión. Por estos años, la Locería Colombiana pasó a
ser una de las empresas más grandes del país. La Segunda Guerra Mundial
favoreció a la empresa, pues la obligó a desarrollar tecnología para producir
baldosín y sustituir el importado. En ese momento, ya eran competitivos por
calidad y precio. De tener 70 obreros en 1935 pasó a 500 en 1943. Este año murió
don Gabriel Echavarría y la segunda generación quedó al mando. Aquí la
especialización fue fundamental. Hernán se ocupó de las finanzas, la contabilidad
y los costos, Elkin se involucró en el área mercantil y en la distribución, mientras
que Norman, que había estudiado cerámica en Estados Unidos, en los procesos.
La primera estructura formal de la empresa.

En los años 50, la familia delegó la administración en profesionales


independientes. Esta estrategia, inusual en su momento e incluso hoy, permitió
crear empresas de envergadura. El liderazgo de los Echavarría y el talento de la
gente transformaron la empresa. En 1950, se fundó en Bogotá la Compañía
Colombiana de Cerámica y en 1952 se inició la producción de azulejos en
Cundinamarca. En 1955, nació Porcelana Sanitaria, dedicada a la elaboración de
productos sanitarios, y dadas las necesidades del país en estos productos hizo
crecer a la empresa. En 1962 se inició la construcción de la planta de Grival, para
la producción de grifos y accesorios metálicos, y en 1963 nació Sumicol para
explotar minas. Estas y otras empresas fueron conformando lo que hoy representa
uno de los conglomerados empresariales más grandes del país.

Organización Corona a 2020

A finales de la década del 80, se dio un nuevo vuelco generacional. Los nietos de
Gabriel Echavarría, la tercera generación, se involucraron en los rumbos del
grupo. En estos años, la Organización Corona se extendió en una agresiva
integración vertical para conquistar mercados externos. Este esfuerzo
internacional se profundizó desde los años 90 hasta hoy. En 1991, Francisco
Mejía, quien había presidido la compañía durante más de 20 años se retiró, al
tiempo que los Echavarría establecían un protocolo familiar, con buenos
resultados.

La década del 90 planteó retos importantes para el grupo. Para profundizar su


integración, reforzó el mercadeo y la distribución de sus productos al crear en
1994 las cadenas de almacenes HomeCenter, en asocio con la empresa chilena
Sodimac. En 1996, la organización reaccionó ante la apertura y empezó a trabajar
con el esquema de holding de inversión -junto con Carvajal fueron los primeros en
usar esta estrategia-. La experiencia funcionó y se complementó con la creación
en 2000 de una gerencia de gestión integral de la compañía.
A pesar de tener 123 años, Corona es una compañía ágil y proactiva. La reciente
compra del 34% de la empresa Mansfield en Estados Unidos, que produce
porcelana sanitaria, evidencia el potencial de este conglomerado. En suma, los
planes de la familia Echavarría a 2020 -convertirse en una de las familias más
prestantes en América Latina en industria y responsabilidad social- tienen un
sólido sustento.
REFERENCIAS

http://www.camaramedellin.com.co/site/100empresarios/Home/Historias-
Empresariales/100-Empresarios-regiones/Gabriel-Echavarria-Misas.aspx

http://www.dinero.com/edicion-impresa/especial-comercial/articulo/organizacion-
corona-imperio-ceramica/24812

http://www.corona.co/nuestra-empresa/quienes-somos/nuestra-historia

https://es.wikipedia.org/wiki/Gabriel_Echavarr%C3%ADa_Misas

Vous aimerez peut-être aussi