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LA TRADUCCIÓN DESDE LA ANTROPOLOGÍA

Catherynn Restrepo Herrera


Transdiscursividad

El pensamiento del mestizaje


Una explicación para comprender
Un ensayo para reflexionar

Introducción

La antropología es una ciencia que se dedica al estudio de todos los aspectos de la naturaleza
y la realidad humana; proviene de latín científico anthropologia y del griego anthrōpológos,
que significa 'amante de conversar sobre el ser humano' (RAE).

La antropología es una ciencia que supone la integración de varias disciplinas, siendo las
principales áreas:

 Antropología Física o Biológica: estudia los aspectos genéticos y biológicos del hombre.
 Antropología Social: analiza el comportamiento del hombre en la sociedad.
 Antropología Cultural: investiga las culturas en el tiempo y en el espacio, las costumbres,
los mitos, los valores, las creencias, los rituales, la religión, y el idioma.

A su vez, la antropología cultural se subdivide en otras especialidades como: etnografía,


etnología, arqueología y lingüística. Es dentro de esta rama donde se realiza el estudio del
concepto de mestizaje.

Noción del concepto de mestizaje

El término mestizaje es utilizado por primera vez en el contexto de la colonización, al mismo


tiempo que las palabras “mulato”, “criollo” y “sangre mezclada”. Esta noción se forma
inicialmente desde el campo de la genética (biología), para dar nombre a los cruces genéticos
y la producción de nuevos fenotipos (cambios físicos perceptibles como el color de piel).

El propósito principal de la obra de Laplantine y Nouss, es contribuir en la transformación de


la noción del concepto de mestizaje, no solo demostrando su legitimidad, sino su pertenencia
a campos en extremo diversos.

En la actualidad, la noción de mestizaje está apuntando hacia esa transformación con su


desplazamiento a otras dimensiones sociales humanas. Esta noción fue aceptada en la
lingüística (para definir las lenguas criollas) y en el estudio de las religiones; también se ha
empleado en el arte, la ciencia, la epistemología y, finalmente, la antropología.
El mestizaje ha sido erróneamente comprendido como una mezcla que necesita de dos
individuos originalmente “puros” o que requieren de un estado inicial (racial, social, cultural,
lingüístico, etc.), o como un conjunto homogéneo, que en un momento determinado se
encuentra con otro conjunto, igualmente homogéneo, para dar origen a un fenómeno
“impuro” o heterogéneo. Por el contrario, el mestizaje desmiente la polaridad de lo
homogéneo y lo heterogéneo; el mestizaje no es la fusión totalizante de lo homogéneo, ni la
fragmentación diferencialista de lo heterogéneo, “el mestizaje es una composición cuyos
componentes guardan su identidad” (Pág. 10).

Los primeros ejemplos de mestizaje

Se utiliza con frecuencia el término mestizaje para describir el proceso histórico sucedido en
América Latina, el cual llevó al continente a su estado racial y cultural actual (puede también
referirse a otros pueblos que hayan atravesado un proceso de confluencia entre varias etnias
o culturas, como ocurrió con la historia mediterránea).

El proceso de mestizaje en América Latina se originó con la llegada de los europeos al


continente y subsecuentemente de los esclavos africanos que vinieron con ellos. Las
sociedades de América Latina se construyeron como prolongaciones del Viejo Mundo, donde
se crearon sociedades de transición (espacios intermediarios) entre los indios, los negros y los
europeos.

En la actualidad, estas sociedades de transición producen, reprimen y valorizan el mestizaje


alternativamente, es decir, según las circunstancias a las cuales los individuos y los grupos
sociales se ven enfrentados; para el individuo latinoamericano la condición mestiza (bajo
circunstancias particulares) es difícil de asumir. Sin embargo, la vivencia de estos pueblos (y
grupos sociales) extremadamente diversificados, y su capacidad para configurar las
identidades plurales y expresarlas a través de la cocina, la música, la pintura, la política, la
lengua, etc., ha logrado modificar la noción del concepto de mestizaje, desplazándolo desde el
área de la biología y legitimándolo en diversas disciplinas.

Los mestizajes lingüísticos

El lenguaje es un fenómeno mestizo que permite considerar el conjunto de las lenguas, en sus
relaciones mutuas y su complementariedad. Empero, existen dos fenómenos que reprochan
esta consideración haciendo que las lenguas converjan y se distancien: la criollización y la
traducción.

Para Glissant1, la palabra criollización procede de la realidad de las lenguas criollas, aquellas
que tienen su origen en los choques y en la conjunción de elementos lingüísticos
absolutamente heterogéneos entre sí, es algo nuevo de lo que se va adquiriendo conciencia.

Dentro de esos elementos lingüísticos aparece la concepción de lingua franca, término que se
acuñó en el tiempo de las cruzadas, y hace referencia a jergas nacidas de la mezcla de lenguas.

1 Édouard Glissant fue un novelista, poeta y ensayista francés. Poeta del mestizaje, creó los conceptos de
criollización y de Todo-Mundo. La criollización es un concepto que engloba la idea de un “consciente de sí mismo”,
desarrollado en sus obras: Sol de la conciencia (1956), Poética de la relación (1990) y Tratado de Todo-Mundo
(1997).
Dentro de las linguas francas se pueden identificar tres modelos:

 Lenguas que adquirieron ese estado a causa de un juego de poder, ya sea político o
cultural (griego, latín, árabe, francés, inglés).
 Lenguas artificiales, racionales o ideológicamente construidas (volapuk, esperanto)
 Las lenguas pidgins y las criollas.

En los dos primeros modelos estas lenguas están exentas de influencias anteriores a ellas o
externas, por lo tanto para los propósitos del estudio de mestizaje solo se va a tratar el tercer
modelo, debido su esencia y función.

Existen entre cien y doscientas lenguas pidgins y criollas, pero son situaciones lingüísticas
muy especiales las que se requieren para que se formen las lenguas pidgins, ya que siempre
son el resultado de dos o más lenguas que entran en contacto en una misma comunidad en un
momento clave o determinado. Se trata de circunstancias específicas de contacto,
generalmente de comercio o esclavitud en las que por lo menos dos grupos se tienen que
comunicar entre sí, sin tener una lengua en común. Cuando el pidgin se convierte en la lengua
materna de una comunidad adquiere el estatus de criolla.

Sin embargo, diferentes estudios lingüísticos e históricos demostraron que las lenguas criollas
hacían parte de un proceso de “criollización”, en el cual una población esclava se apropiaba de
la lengua de los colonos, aprendiéndola y particularizándola. Es necesario resaltar que la
lengua de los colonos ya era en sí una variante de la lengua estándar (en este caso el español),
por lo que la lengua de los esclavos representa una diversidad étnica y lingüística
extraordinaria (mestizaje).

Antropológicamente hablando, la lengua criolla se constituye a partir de dualidades, como lo


son: la oralidad y la escritura, lo rural y lo urbano, clases bajas y altas, lo arcaico y lo moderno;
por lo que pierde su estatus de dialecto “bastardo” y se le considera como una lengua legitima
(lengua administrativa, oficial y de creación artística). Así como la traducción, la lengua criolla
demostraría la posibilidad de un intercambio mutuo entre dos identidades culturales, donde
ambas identidades pueden nutrirse, enriquecerse y separarse.

El mestizaje y la traducción

El mestizaje como composición donde cada una de las partes que convergen, conservan su
identidad (se permite la mezcla no excluyente ni homogeneizadora de dos entes), da origen a
la diferenciación entre culturas y entre lenguas, es decir, a los problemas de traducción.

La percepción común en cuanto a traducción yace en las nociones de equivalencia y fidelidad,


entre el texto de partida y el texto de llegada. Según esta percepción entre ambos textos se
establece una relación de dependencia, donde la traducción busca remplazar el texto original
tratando de reproducir primero su sentido o mensaje, y luego los componentes culturales.
Esta percepción común se sustenta en tres principios:

 El sentido es separable de la forma.


 El texto puede ser reducido a un núcleo semántico fijo, es decir, a los elementos esenciales
(significativos) que permiten su comprensión.
 La relación entre las dos lenguas es asimétrica.

Según lo anterior, lo importante será entonces trasmitir el mensaje en el texto traducido,


discriminando por completo la forma en que se hace. El texto de llegada debería eliminar todo
rastro de la cultura de origen; “Se trata de acoger el extranjero quitándole toda marca de lo
que es extraño, aceptar al otro si ha perdido toda marca de alteridad” (Pág.34).

Ahora bien, en el mundo actual no existe ese lugar ideal donde un texto traducido tenga el
mismo significado o la misma interpretación en ambas lenguas, ya que semánticamente un
término puede ser o no ser equivalente en ambas lenguas, y de serlo pude o no guardar el
mismo sentido (uso) que se le da en la cultura de partida, esto hace imposible obviar la carga
cultural del texto original.

Por ejemplo, habitualmente la traducción de bread sería pain, rigiéndonos por la noción de
equivalencia; sin embargo, según los autores, ninguna de las dos palabras contiene la esencia
del alimento en sí. Esto se debe a que a la hora de analizar el contexto cultural, este alimento
no tiene el mismo sabor, ni cumple la misma función cuando estamos comparando culturas
como la francesa o la inglesa. Tampoco tendría el mismo sentido cuando se tiene en cuenta las
cargas simbólicas del término en un contexto religioso.

Al momento de traducir, es imposible hablar de un sentido uniforme, ya que hacer la


transferencia de una lengua a otra, requiere el reconocimiento de un contexto preexistente, un
marco cultural y una red de connotaciones plasmadas en el texto, propias de la cultura y la
lengua de partida. Por consiguiente, en el acto traductivo existe un proceso de adaptación
mestiza.

Esta adaptación mestiza o mestizaje, no es una relación de exterioridad con lo que se recibe de
la cultura de partida, ni de secundariedad con lo que se acoge. La aceptación y la sustitución
plena (de una cultura por otra, de un texto por otro), son dos maneras de obviar el mestizaje,
que se constituye en la separación de la adaptación y no en el acuerdo y la coincidencia.

Esta sustitución (criollización en palabras de los autores o adaptación en el común saber del
traductor) consiste en remplazar, corregir, completar, transponer el texto de partida por el
texto traducido, lo que puede conducir a la desaparición de la cultura o del texto de partida,
que entonces serían plena y llanamente abolidos. Por el contrario, la aceptación afirma que la
lengua y cultura de partida es más auténtica, mejor, y hasta autosuficiente (lo que
reivindicaría la idea de lenguas hegemónicas).

Es bajo este tipo circunstancias que el mestizaje tendría pocas posibilidades de constituirse,
ese tipo de comportamientos suprime la distancia entre lenguas y la diversidad de éstas,
homogenizando la comunicación mediante un lenguaje fijo. En este caso el papel de la
traducción debería ser el de recordar a los traductores y lectores de la lengua de llegada que
hay una extensa variedad de formas para definir el mundo.
La traducción desde el mestizaje se propone como un acto flexible, una traducción flexible,
donde se evidencie que el texto ha sido traducido. El acto traductivo debería, entonces,
basarse en hacer escuchar en su propia lengua la otra lengua, la otra cultura. Así, la traducción
no sería una transportación sino una relación, donde el texto traductivo 2 engloba los textos de
partida y de llegada, y sirve además, como modelo de intersubjetividad.

La traducción es encuentro (con el texto), diálogo (para comprender el texto) y viaje


(traducción) entre las lenguas. En este viaje, el traductor -la traducción- podría, y debería
respetar la distancia entre las lenguas, mostrando así que existen lenguas, culturas y sujetos
diferentes.

2Texto traductivo: “Forma movediza y mestiza que engloba los textos de partida y de llegada y puede actuar como
modelo de intersubjetividad.” Laplantine, F., y Nouss, A. (2008). El pensamiento del mestizaje. Popayán, Colombia:
Universidad del Cauca. Pág. 36.

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