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¿QUE ES EL DUALISMO?

La expresión “dualismo industrial” es utilizada para caracterizar el desarrollo


industrial de Francia en s. XIX, y refleja la complejidad propia de la evolución de la
industria, que no fue ni unilineal ni unívoca. El término hace referencia a la
coexistencia, muchas veces complementaria, de formas tradicionales y formas
innovadoras de producción industrial, de la industria manual y la industria
mecanizada. Las estructuras proto industriales se prolongaron y desarrollaron hasta
muy avanzado el siglo y acompañaron, ayudaron y facilitaron el surgimiento de la
gran industria.

Esto no es mas que la yuxtaposición de dos sectores, uno arcaico y otro moderno, sin
una articulación entre sí, sino una verdadera complementación en la que las
actividades modernas promovieron incluso la expansión de la producción domestica
en tanto ella podía desarrollar tareas que por su dificultad técnica el sistema febril
todavía era incapaz de resolver.

La revolución industrial en Francia, se caracterizó especialmente por la unión de estos


dos sectores muy importantes para la economía de Francia, los cuales son el sistema
tradicional llamado proto industrial, el cual contaba con una baja productividad como
la agricultura o la construcción, y por otro lado el sector industrial, el cual tenía una
mayor productividad y un mayor avance tecnológico. La unión entre estos dos
sectores permitió a la industria francesa convertirse en una de las mas importantes del
siglo XIX y por ende lograr un crecimiento progresivo.

A lo largo de todo el siglo XIX la industria francesa fue principalmente dirigida por
los trabajadores y grupos de campesinos, y por ende fue lenta, teniendo la agricultura
gran participación en el producto total del país. Su tasa de urbanización fue baja, y, a
diferencia de Inglaterra y Alemania, Francia siguió siendo un país
predominantemente rural. En 1846, la población urbana representaba solo el 25% del
total, contra un 75% de población rural. En 1901, todavía el 59% de la población
vivía en el campo. Esto debido a que la revolución ataco seriamente el poderío
terrateniente en el campo, permitiendo la existencia de varios grupos campesinos con
propiedades pequeñas de tierra que sirvieron de base para la formación de las
numerosas aglomeraciones rurales de población.

Hasta finales del siglo XIX el crecimiento económico francés tuvo un crecimiento
considerable y destacable, se caracterizó por una taza anual de cerca del 2.5%. que
aunque seguía siendo menor a comparación de países más desarrollados como
Alemania o gran bretaña el crecimiento per cápita al nivel poblacional fue equivalente
al de estos países.

Francia habiendo logrado un crecimiento considerable gracias a su sistema basado en


la unión de estos dos sectores, para trabajar en conjunto, logró gracias a esto eliminar
las dudas que se tenían sobre la eficacia de la implementación de este modelo
económico.

A finales del siglo XIX el sistema económico dualista francés entro en una
desaceleración y crisis que reestructuraría el sistema productivo de Francia.

Cayez señala dos causas para este fenómeno:

Crisis de precios generales

Agotamiento de las reservas de mano de obra para la producción proto industrial

La crisis de precios fue la consecuencia de la apertura económica y libre circulación


de producción tanto primaria como secundaria que caracterizó al siglo XIX. La
combinación de la entrada de productos primarios baratos de colonias y regiones de
ultra mar, que competían con los franceses, y la sucesión de problemas agrícolas
exógenos al sistema (como pueden ser plagas y malas cosechas), junto con la entrada
de manufacturas de otras naciones industrializadas, más baratas que las de Francia,
ocasionaron un descenso general de los precios en ambos sectores. En el ámbito de
la producción secundaria, los empresarios franceses se encontraron ante la necesidad
de reducir sus precios para poder competir con las manufacturas extranjeras.

El agotamiento de las reservas de mano de obra llegó en el punto en el que no solo la


demanda de nuevos trabajadores sobrepasaba el crecimiento demográfico, si no que
además, luego de varios años de contratación, se llegó un punto en el cual escaseaban
la cantidad de desempleados que podrían suplir a empleados despedidos de la
industria. (recordar la mención del despido fácil en beneficio del empresariado)
Como consecuencia de un crecimiento sostenido de la demanda laboral, pero un
estancamiento en la oferta de trabajadores, se dio un consecuente aumento en los
salarios, es decir, el precio de la fuerza laboral de esta misma mano de obra.

En definitiva, el empresariado francés protoindustrial se encontró frente a una


situación adversa de mayores costos (pues no tenía prácticamente costos fijos) y
menos ingresos por la necesidad de reducir los precios de sus productos, y, en
resumen, vio reducido su beneficio final. Como consecuencia de esta situación, el
empresariado se vio obligado a tomar riesgos de inversión en máquinas y tecnología
superior que les permitiera alcanzar una mayor productividad y desligarse de la
necesidad de más mano de obra para más producción, pues el precio de ésta había
aumentado significativamente. Ante la falta ahora de mano de obra en los sectores de
producción moderna, y la falta de mano de obra desocupada general, el traspaso se
dio mediante la diferencia de salarios, siendo estos mayores en el sector fabril.

Como consecuencia de esta crisis y los motivos antes mencionados, comenzó un


ritmo de inversión en maquinaria y técnicas de producción nunca antes visto en la
historia francesa. Esto queda evidenciado en el incremento del 153% de caballos de
vapor entre los años 1880 y 1906 -y el hecho de que éstos fueran destinados
primeramente a la industria y no al transporte en forma de ferrocarril- en el derrumbe
de varios núcleos protoindustriales, la continuación de la ausencia del desempleo en
los niveles anteriores a la crisis, el considerable aumento de la inversión.

A partir de este punto surgieron nuevos rubros industriales basados en avances


tecnológicos recientes o utilización más eficiente de inventos antiguos. Ejemplos de
esto son la construcción de automóviles, la producción de energía hidroeléctrica, la
metalurgia y la química, varios de estos siendo elementos insignia de la segunda
revolución industrial. La recuperación de la crisis puede situarse en los primeros años
de la década de 1910 aunque habían claros síntomas económicos que la anunciaban
desde hace ya veinte años. Fue en este periodo en el cual la industria francesa aumento
sus tasas de crecimiento y fue justamente en la década de 1910 cuando este
crecimiento se propago a toda la industria. Este nuevo despegue le otorgó importancia
a la actividad industrial dentro de la balanza de pagos de Francia, ayudando a
equilibrarla.

Aún así, la recuperación de fines del Siglo XIX y principios del XX la puso más cerca
del nivel de las otras economías industriales, puesto que todavía Francia se
encontraba en un pequeño retraso relativo, con un promedio de empresas más
pequeñas y sistemas de dirección más anticuados. Además, para comienzos del Siglo
XX, la mitad de los franceses vivía en pequeños pueblos rurales. La ausencia de un
mercado urbano definido y a gran escala dificultaba las tentativas industriales al nivel
británico o estadounidense. También la falta de integración productiva comercial era
una barrera para la producción, al mismo tiempo que la integración de los países antes
mencionados dificultaban la entrada de productos franceses en el período de
preguerra.

Finalmente, y con respecto a los sistemas de direcciones empresariales, comenzó,


ante la necesidad de mayores niveles de cualificación en la dirección, un proceso de
creación de escuelas de técnicos e ingenieros asalariados para la industria, pero dicho
puntapié de todas maneras no fue suficiente para alterar, al menos hasta el comienzo
de la gran guerra, el hecho que importara más el nacimiento y la familia que la
formación académica y técnica para acceder a responsabilidades patronales.

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