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estresado.html
SÍNTOMAS DEL ESTRÉS INFANTIL.

"Con demasiada frecuencia subestimamos el poder de una caricia, una sonrisa,


una palabra amable, un oído atento, un elogio sincero, y de las más sencillas
muestras de interés.
Pero todo ello es capaz de cambiar una vida".
Leo Buscaglia. (Escitor)

Un niño se estresa cuando se siente amenazado por un cambio, problema o


cualquier situación en la que se siente desprotegido y no puede resolver.
¡Ayúdalo!

El estrés infantil y juvenil.


Un niño se estresa:
1. Ante cualquier cambio, problema o situación, en donde se siente
desprotegido, amenazado o impotente.
2. Cuando piensa que algo malo le puede pasar.
No importa si sus pensamientos no tienen una razón o causa objetiva o si
nos parecen ilógicos o poco importantes.
Para la edad y capacidad del niño, son angustiantes.
3. Cuando sus padres están estresados y/o hay conflictos o agresión entre
ellos.
4. Si el niño no sabe lo que está sucediendo o lo que va a pasar.

En el caso del divorcio, generalmente se dan varias o todos estos elementos.

Algunos de los síntomas del estrés infantil y juvenil son:

 Tendencia a regresar a conductas, propias de niños más pequeños,


 agresividad o berrinches
 pesadillas o problemas para dormir,
 alteración en los hábitos de comida,
 tensión o angustia,
 tristeza, depresión o llanto constante,
 deseos de mantenerse aislado,
 dolores constantes de cabeza, estómago, etc.
 tics nerviosos o tartamudeo,
 La búsqueda de bienestar a través del alcohol o drogas,
 conductas inusuales.
Cada niño responde de manera diferente, tanto en relación a la emoción que vive,
como a su intensidad y duración.
Por eso es importante observar al niño y compararlo con su propia conducta
habitual y no con la de los demás.

¿QUÉ HACER?
 Observa la conducta de tu hijo. ¿Presenta algunos de los síntomas antes
mencionados? Analiza su conducta y si es necesario coméntala con su
pediatra, para determinar si está estresado.

 Procura evitar los cambios innecesarios.


Ante los cambios que ya se están dando o que se van a dar en un futuro
inmediato, habla con el niño, explícaselos y dile lo que va a pasar.

 Aclárale sus dudas, cada vez que pregunte.


Contéstale siempre, dándole la misma información.

 Los niños, sobre todo los pequeños, pueden preguntar una misma cosa,
muchas veces.

Debido a que un niño no tiene la misma información que el adulto, ni su capacidad


de analizar, con frecuencia exagera las situaciones, sus consecuencias o causas.
También llena los huecos de información con suposiciones o explicaciones
propias, que no tienen que ver con lo que sucede.

Como por ejemplo:


Creer que el divorcio es culpa de ellos o si uno de los padres le dicen "ya no te
aguanto", pueden pensar que así como sus padres se separaron entre ellos, lo
pueden dejar a él.

Para ayudar al niño en estos casos es importante detectar, con cuidado, respeto y
amor, que es lo que ellos saben y que piensan.
 Ayuda a tu hijo, a expresar sus emociones.
Pregúntale, qué está pensando o qué cree que puede pasar.

 Si a tu hijo le cuesta trabajo expresar lo que siente, coméntale que tú estás


preocupado, triste o nervioso, porque el divorcio es una situación difícil y
dolorosa.
Pero que sabes que las cosas van a mejorar y que todo va a estar
bien, después.

 Cuando le comentes sobre tus emociones, no le des detalles que el niño no


tiene por qué conocer o no puede manejar.

 Si tu hijo no quiere hablar, no lo obligues.


Pasa un tiempo con él y demuéstrale tu amor.
Pero procura estar tranquilo durante ese tiempo y no que te desquites con
él.

 Permítele tomar algunas decisiones, para que sienta que tiene cierto control
sobre su vida.

 Fortalece su autoestima, pero con comentarios que sean ciertos.


No lo critiques.
Corrige sus conductas, sin atacarlo o devaluarlo.

 Ayuda a tu hijo a distinguir entre lo que es real y lo que el está imaginando,


tanto en el momento presente, como hacia el futuro.

 Si es posible, que pinte, juegue con plastilina, invente cuentos, etc., para
que el niño muestre lo que siente y piensa.

 Cuando los padres son muy preocupones o están constantemente


estresados, los niños también lo están.
Es por eso que, en estos momentos difíciles, trates de estar lo mejor
posible.

 Maneja tus propias preocupaciones, enojo, estrés y culpa, para que puedas
ayudar mejor a tu hijo.
 Vigila tu forma de hablar.
Frases como:"Esta situación me va a matar" o "No soporto más" influyen en
tus hijos.

 Los pequeños las toman literalmente y creen que es verdad lo que dices.
Los mayores ven una actitud negativa y la aprenden.

 Trata de que tenga actividades físicas, jugar, correr, etc., para que le dé
salida a su estrés.
Procura que no vea programas de televisión que aumenten su tensión o
angustia.

 Ayúdalo a que se relaje, con un baño caliente, escuchando música,


haciendo rompecabezas, etc.

 Enséñalo a respirar adecuadamente, inhalando y exhalando lenta y


profundamente.
Puede hacerlo varias veces al día y sobre todo al acostarse.
Hazlo con él.

 Los niños pueden aprender a relajarse desde pequeños.

 La técnica de imaginación activa, para niños y adolescentes, busca


guiar la mente del niño, con suavidad y cuidado, a un estado de calma y
serenidad.
Es muy fácil aprender a usarla.

Consiste en:
1. Relajar al niño o joven, a través de varias respiraciones lentas y profundas,
con los ojos cerrados.
2. Decirle, con voz suave y lenta:
Imagínate que estás en el lugar que más te gusta.

Puede ser junto al mar, en un jardín, en la montaña o campo, etc.


Junto a ti, está la persona a la que más quieres y en la que más confías.
Esta persona te da la mano y caminan juntos, paseando y disfrutando de lo
que ven.

De acuerdo al gusto del niño, en cuanto a lugares, colores, olores, sonidos,


animales, etc. se le va describiendo una escena que sea para él agradable.
Por ejemplo: Estás parado junto a un hermoso lago.
Ves a las ardillas correr y escuchas el canto de los pajaritos.
El cielo es de un azul muy hermoso y a lo lejos se ve un arco iris.
Etc.
3. Constantemente, alternando con la descripción del lugar, se le dice: te
sientes tranquilo, fuerte y seguro.
Estás acompañado, seguro y protegido y te sientes muy bien.
Es importante preguntarle al niño qué le gusta y no dar nada por hecho.

Se le puede ir preguntando al niño qué ve o qué escucha, tanto en lugares,


como colores, sonidos y animales.

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