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Fr. Juan Gabriel Arrieta Zambrano, O.

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Informe de lectura tomado de: Luis Fernando Múnera Congote, El cristianismo en el debate
político contemporáneo. Discusión de las tesis de Marcel Gauchet y Alexis de Tocqueville
(Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2012), 25-41.

En primer lugar, el documento destaca la concepción de las primeras sociedades, resalta la


relación entro lo político y lo religioso, y asevera que la religión es constitución importante
de lo político. Luego se menciona el dilema confrontativo de sociedad y estado por Pierre
Clastres desde la antropología política. Precisamente, Clastres expresa que el trazo que
diferencia la organización política de una organización primitiva es la ausencia de
estratificación social y de autoridad de poder. Además, Clastres, entre sus pesquisas, procura
dar a conocer que la carencia de Estado en las sociedades primitivas no puede ser mirada
como una privación, sino como la forma de evitar la desigualdad y la dominación. Las
sociedades primitivas no son entes privados del estado, son sociedades que se organizan
contra el estado. Finalmente, se alude a la religión como elemento de comprensión de la
dificultad política en la sociedad primitiva, y se señala la postura de Marcel Gauchet con
respecto a la cuestión religiosa. Gauchet indica que la religión es la forma primera de la
organización política, que al mismo tiempo se transforma en la institución mayor que ilustra
el orden social primitivo.

El aspecto positivo es sobre las características de un jefe indígena para gobernar. Son varias
las particularidades que se pueden identificar en el jefe indígena, una de ellas es que debe ser
un líder prestigioso, pero sin poder para gobernar el grupo. Debe ser un constructor de paz,
generoso con sus bienes, un buen predicador. Para el jefe indígena la palabra no es un derecho
sino un deber; la palabra es un acto de obediencia a la comunidad, ya que este es el verdadero
lugar del poder. Independientemente que el esquema de los indígenas vaya en contra del
estado, es un modelo en su tribu de igualdad, de solidaridad, a tal punto que se llega a afirmar
que la manera de utilizar la palabra por medio del jefe denota que el lugar real del poder
político es la sociedad y no el jefe.

La crítica está basada en la comparación de las sociedades frías y sociedades calientes de


Lévi-Strauss. El texto explica de manera clara que las sociedades frías pretenden eliminar de
un modo casi instantáneo el objeto o efecto que los componentes históricos pudieran tener
en su equilibrio y continuidad. Pero termina de desarrollar una parte de la comparación y no
aborda por ningún lado qué son las sociedades calientes, lo cual deja al lector un poco confuso
frente ha dicho argumento. Ciertamente el autor en la nota de pie de página especifica que
no pretende exponer el pensamiento de Lévis-Strauss, sin embargo no completa las
concepciones de la comparación hecha.

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