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Introducción
La vitalidad de lenguas depende de distintos factores dados por las dinámicas sociales
que surgen alrededor de sus hablantes; ya que, más allá de ser sistemas de signos, las lenguas
son elementos culturales y políticos que permiten no solo la creación, transformación y
transmisión del pensamiento e identidad, sino que, en situaciones de contacto intercultural,
“juegan un papel de primer orden, tanto para organizar la dominación y hegemonía de un
pueblo sobre otro, como también en los procesos de resistencia y liberación” (Hamel, 1993, p.
7). Los factores que están ligados a estas situaciones de poder y organización son las políticas
lingüísticas y las actitudes externas. En este trabajo, se presentará una explicación y definición
de estos factores y de los elementos que subyacen a ellos como la ideología y el conflicto, su
tipología, una propuesta metodológica de investigación de estos factores, y finalmente una
discusión y conclusiones en torno al tema.
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mantenimiento y la revitalización, o, por el contrario, puede fomentar la desaparición inmediata
o progresiva de las lenguas, a través de políticas educativas, directrices de autonomía regional
y de los grupos minoritarios, y a través del apoyo/no apoyo estatal (Grenoble y Whaley , 2006).
No obstante, en esta situación, el control económico entre comunidades juega un papel
importante, pues además de ser el mecanismo principal para la subordinación o sustitución de
una variedad lingüística, cala en el inconsciente colectivo de la comunidad desprestigiada y
permite imponer el código dominante bajo la afirmación de promoción económica y ascenso
social.
En las esferas regionales y locales, que son más cercanas a las comunidades, los actores
del poder ya sea gubernamental, institucional u otros también desarrollan acciones relacionadas
con las políticas lingüísticas, y debido a esa cercanía, en ocasiones, pueden intervenir más en
el sostenimiento lingüístico de una comunidad, lo que depende de la posición ideológica que
tengan al respecto.
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poscolonialismo y constitución de naciones estaba en auge en lugares como el sudeste asiático,
Asia occidental y África. En ese momento se reconocen la importancia de las lenguas en el
desarrollo de las naciones, desde lo político, lo económico y lo social (Mesthrie, 2011), lo que
les permitió crear propuestas para efectuar procesos educativos y sociales para el desarrollo
nacionalista. A partir de esto, con la ayuda de organizaciones privadas y estatales, se empiezan
a buscar especialistas en planeación lingüística que puedan aportar a construir las políticas
lingüísticas de los estados en formación. Sin embargo, aunque los inicios de la planeación
lingüística se dieran en contextos de construcción de naciones, progresivamente fue siendo
claro el gran impacto que las políticas públicas tenían para solucionar problemas en estados
multilingües (Mesthrie, 2011).
El primero en utilizar el término de planeación lingüística fue Haugen y definió tres
tipos de planeación: la planeación de corpus, la planeación de estatus y la planeación de
adquisición. La planeación de corpus toma como base la estructuración de la lengua a través
de procesos de estandarización, de creación de grafías, ampliación y desarrollo de vocabulario
entre otros (Mesthrie, 2011). La planeación de estatus se basa en procesos que generen un
cambio en la posición social de las variedades de la lengua, teniendo en cuenta las decisiones
frente a cuál debería ser la variedad que se enseñe en la escuela o, qué variedad o lengua debería
ser usada en los ámbitos oficiales, religiosos y gubernamentales, entre otros. Por último, la
planeación de adquisición, la cual se enfoca en los esfuerzos por la enseñanza de la lengua o
lenguas (Mesthrie, 2011).
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oficial puede ser una lengua colonial o extranjera que tiene gran influencia, no
necesariamente nacional. Entre los países que tienen este tipo de políticas se
menciona a Colombia, pues promueve el español como lengua oficial.
4. Políticas lingüísticas sectoriales: son definidas como aquellas que se aplican
en sectores específicos; es decir, con enfoques sectoriales, considerados desde
una política lingüística general. Su objetivo último es un enfoque diferenciado
de las lenguas.
5. Políticas de estatus legal diferenciado: parten del estatus diferenciado de cada
lengua para generar escenarios de coexistencia dentro de un Estado multilingüe.
Por ende, promueven y aseguran los derechos lingüísticos de toda la población
y se concentran en defender las lenguas de las comunidades minorizadas.
6. Políticas de bilingüismo o trilingüismo: desde la constitución se reconocen
dos o tres lenguas como oficiales, permitiéndose a los hablantes la interacción
con las entidades del gobierno en uno de los idiomas. Tal política de bilingüismo
se divide en tres, considerando los derechos desde distintas perspectivas:
● Políticas de bilingüismo basadas en derechos individuales (sin límite
territorial): son los derechos que tiene un grupo lingüístico
independientemente del lugar del país que habite.
● Políticas de bilingüismo basadas en derechos individuales
territorializados: aquí los derechos no se aplican de manera general
sobre todo el país; por el contrario, está sectorizado. Así que, las lenguas
de las minorías gozan de carácter oficial únicamente en una zona
geográfica específica.
● Políticas de bilingüismo basadas en derechos territoriales: parten del
supuesto según el cual las lenguas en un Estado multilingüe se separan
territorialmente. Por ende, restringen el acceso de estos derechos a una
zona geográfica y un cambio de residencia por parte del grupo
lingüístico puede implicar la pérdida de estos derechos.
7. Políticas estratégicas de multilingüismo: un Estado oficialmente recurre al
uso de varias lenguas en diversos ámbitos (político, social, económico). Se
considera a las lenguas como complementarias unas de otras. Su aplicación se
justifica en dos tipos de estados: multilingües o con amplios fenómenos de
migración.
8. Políticas lingüísticas mixtas: surge en aquellos Estados donde se aplican
múltiples políticas al mismo tiempo, buscando mediar entre lenguas oficiales y
minoritarias. Entre ellas se distinguen las siguientes políticas:
● No intervención (idioma oficial) y políticas sectoriales para las
minorías.
● No intervención (idioma oficial) y políticas de asimilación para las
minorías.
● Promoción del idioma oficial y estatus diferenciado para las minorías.
● Promoción del idioma oficial y políticas sectoriales para las minorías.
● Promoción del idioma oficial y no intervención para otras lenguas.
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● Promoción del idioma oficial, política de asimilación y bilingüismo
territorial para las minorías.
9. Política lingüística de internacionalización: esta política surge cuando
grandes potencias o imperios ejercen su poderío lingüístico más allá de sus
límites territoriales. Esto es posible gracias al eminente prestigio del que goza
la lengua.
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Aunque la Unesco (2003) propone como criterios el ‘apoyo del Estado’ y la ‘oficialidad de la
lengua’, lo que permite identificar la posición política del Estado frente a las lenguas, tales
criterios no permiten dar cuenta de lo que sucede en otras esferas sociales. Por esto, en este
trabajo planteamos otra propuesta para estudiar tanto las actitudes externas como las políticas
lingüísticas. Cabe aclarar que las actitudes externas son la disposición que tienen las
instituciones gubernamentales y que su estudio se debe realizar a través del análisis de las
políticas lingüísticas.
La metodología de análisis que se propone es de tipo cualitativo, con un componente
hermenéutico en el que se busca establecer un diálogo entre el investigador y los textos que
expresan las políticas lingüísticas de manera explícita o implícita. Este diálogo se verá mediado
por una serie de preguntas que se busca responder mediante la revisión del conjunto de textos
gubernamentales relacionadas con las lenguas que se hablan en un Estado-Nación: la carta
magna, las leyes, los planes de desarrollo, las políticas educativas y diversos documentos
públicos tanto a nivel nacional, como regional y local.
Aunque esta metodología puede ser útil, también posee una serie de limitaciones, ya
que pueden existir políticas lingüísticas no escritas a niveles regionales y locales. En ese caso,
sería necesario, además, indagar en instituciones y directamente con las comunidades de habla
acerca de dichas políticas. Para superar dicha problemática se propone utilizar la etnografía
para enfocarse sobre ciertos dominios, como la escuela, lo que puede dar cuenta de una política
lingüística implícita.
6. Conclusiones
Para concluir, podemos mencionar que las políticas lingüísticas en general abarcan
distintos dominios sociales, entidades estatales, y otros actores que a nivel regional y local
también ostentan poder y pueden establecer políticas; lo que, en algunos casos, favorece más o
menos la vitalidad. Un ejemplo de ello sucede en Colombia, donde los grupos armados también
han impuesto políticas lingüísticas paraestatales al prohibir el uso de lenguas nativas, como en
el caso del awá pit (Unipa et al, 2012).
Por otra parte, ninguna de las fuentes consultadas tiene en cuenta la fuerza política de
las propias comunidades. Por lo que surge la pregunta de cómo abordar y tener en cuenta las
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políticas lingüísticas paraestatales y de la comunidad que no se encuentran escritas, o sobre las
cuales no se tiene conocimiento por parte de entidades estatales o de la sociedad en general.
Referencias