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Universidad Nacional de Colombia Lingüística Teórica Alejandra Garzón

Facultad de Ciencias Humanas Prof. Ana Ospina Silvana Muñoz


Departamento de Lingüística Grisales
28 de mayo de 2019 Marisol García

Factores de vitalidad o amenazada: las actitudes externas y las políticas


lingüísticas

Introducción
La vitalidad de lenguas depende de distintos factores dados por las dinámicas sociales
que surgen alrededor de sus hablantes; ya que, más allá de ser sistemas de signos, las lenguas
son elementos culturales y políticos que permiten no solo la creación, transformación y
transmisión del pensamiento e identidad, sino que, en situaciones de contacto intercultural,
“juegan un papel de primer orden, tanto para organizar la dominación y hegemonía de un
pueblo sobre otro, como también en los procesos de resistencia y liberación” (Hamel, 1993, p.
7). Los factores que están ligados a estas situaciones de poder y organización son las políticas
lingüísticas y las actitudes externas. En este trabajo, se presentará una explicación y definición
de estos factores y de los elementos que subyacen a ellos como la ideología y el conflicto, su
tipología, una propuesta metodológica de investigación de estos factores, y finalmente una
discusión y conclusiones en torno al tema.

1. Generalidades sobre las actitudes externas y las políticas lingüísticas


Existen dos tipos de factores involucrados en la ecología de las lenguas: los del nivel
micro, que corresponden a aquellos que tienen vínculo directo con la comunidad y su entorno
inmediato, como las actitudes internas, demografía, etc; y los factores macro que, por el
contrario, dependen de los agentes externos que detentan el poder -como el Estado-; tal es el
caso de las políticas educativas, las leyes y las actitudes externas (Grenoble y Whaley, 2006).
Sin embargo, todos estos macrofactores están asociados dentro de uno solo: “las políticas
lingüísticas”; según Kaplan (1997, citado en Siguan, 2001, p. 272) estas son “el conjunto de
ideas, leyes, regulaciones y prácticas que se dirigen a producir cambios en los comportamientos
lingüísticos de una sociedad o grupo social”.
Grenoble y Whaley (2006) mencionan que las políticas lingüísticas varían según cual
sea la esfera social en la que se configuren: extra nacional, nacional, regional y local. En el
caso extra nacional, las políticas están dadas a partir de las relaciones económicas, comerciales
y políticas entre países; un ejemplo de esto es la globalización, que dentro de sus actividades
demanda procesos de comunicación más rápidos, promoviendo el uso de pocas lenguas
dominantes como lenguas vehiculares para todo el mundo y que, de una forma u otra, motiva
las políticas de los niveles más próximos a las comunidades, como el nacional.
En el ámbito nacional, el Estado -desde la cultura dominante- configura la legislación
sobre el uso y las funciones de las lenguas en los contextos multilingües. Inicialmente, se les
otorga un estatus que puede variar de cooficiales a prohibidas, de acuerdo con las políticas
públicas, los objetivos económicos y las ideologías de la nación (Unesco, 2003); y según sea
el caso, también puede emprender una labor de planificación lingüística para la promoción del

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mantenimiento y la revitalización, o, por el contrario, puede fomentar la desaparición inmediata
o progresiva de las lenguas, a través de políticas educativas, directrices de autonomía regional
y de los grupos minoritarios, y a través del apoyo/no apoyo estatal (Grenoble y Whaley , 2006).
No obstante, en esta situación, el control económico entre comunidades juega un papel
importante, pues además de ser el mecanismo principal para la subordinación o sustitución de
una variedad lingüística, cala en el inconsciente colectivo de la comunidad desprestigiada y
permite imponer el código dominante bajo la afirmación de promoción económica y ascenso
social.
En las esferas regionales y locales, que son más cercanas a las comunidades, los actores
del poder ya sea gubernamental, institucional u otros también desarrollan acciones relacionadas
con las políticas lingüísticas, y debido a esa cercanía, en ocasiones, pueden intervenir más en
el sostenimiento lingüístico de una comunidad, lo que depende de la posición ideológica que
tengan al respecto.

2. Ideología y actitudes externas


La ideología es un componente que subyace a cualquier tipo de política lingüística,
dado que determina la actitud externa hacia las lenguas y los hablantes de una comunidad, y a
partir de ahí, las acciones para desplazarlas o mantenerlas (Skrobot, 2014).
Como lo menciona Castellanos (2003, citado en Skrobot, 2014), en situaciones de
contacto entre lenguas, la ideología de la cultura y lengua dominante busca mantener el
dominio de las distintas comunidades y su subordinación lingüística. De ahí que otro aspecto
importante en este tema sea la jerarquización, pues para argumentar el estatus de “superioridad”
lingüística se construyen dualismos entre las lenguas, tales como: primitiva/moderna,
rica/pobre, difícil/fácil, etc. que terminan por desmedrar las lenguas minorizadas (Skrobot,
2014). Es decir, que las creencias, representaciones y percepciones que determinan las actitudes
lingüísticas están encadenadas a la identidad, historia y cultura de un grupo: lo que demuestra
que, en situaciones de rechazo lingüístico, son los prejuicios difundidos históricamente los que
ocasionan un sentir y actuar concreto (Martí y otros, 2006, p. 285).

3. Planificación y políticas lingüísticas


Ahora bien, ligada a las políticas lingüísticas está la planificación lingüística. Aunque
suelen confundirse, la planificación es un programa con objetivos específicos que es adoptado
por la autoridad para modificar la realidad de una lengua en un contexto específico y en relación
con las políticas lingüísticas del Estado. En palabras de Siguan (2001): “La política está
constituida por los objetivos y los medios por los que se procuran los cambios lingüísticos
mientras que la planificación es un conjunto sistemático de medidas ordenadas en el tiempo y
evaluables en sus resultados”. No obstante, también se puede entender las políticas lingüísticas
como los mecanismos utilizados desde los organismos oficiales para desarrollar la planeación
lingüística, y que ésta a su vez, desde la institucionalidad tenga un impacto en los cambios
sociales de una comunidad.
Sin dar más rodeos sobre las distinciones de los términos vamos a remitirnos al
desarrollo histórico de estos conceptos de planificación lingüística. R. Mesthrie (2011)
menciona que la planificación lingüística fue propuesta y desarrollada entre los años 1960 y
1970 por autores como Fishman, Haugen, Jernudd, Ferguson, cuando los procesos de

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poscolonialismo y constitución de naciones estaba en auge en lugares como el sudeste asiático,
Asia occidental y África. En ese momento se reconocen la importancia de las lenguas en el
desarrollo de las naciones, desde lo político, lo económico y lo social (Mesthrie, 2011), lo que
les permitió crear propuestas para efectuar procesos educativos y sociales para el desarrollo
nacionalista. A partir de esto, con la ayuda de organizaciones privadas y estatales, se empiezan
a buscar especialistas en planeación lingüística que puedan aportar a construir las políticas
lingüísticas de los estados en formación. Sin embargo, aunque los inicios de la planeación
lingüística se dieran en contextos de construcción de naciones, progresivamente fue siendo
claro el gran impacto que las políticas públicas tenían para solucionar problemas en estados
multilingües (Mesthrie, 2011).
El primero en utilizar el término de planeación lingüística fue Haugen y definió tres
tipos de planeación: la planeación de corpus, la planeación de estatus y la planeación de
adquisición. La planeación de corpus toma como base la estructuración de la lengua a través
de procesos de estandarización, de creación de grafías, ampliación y desarrollo de vocabulario
entre otros (Mesthrie, 2011). La planeación de estatus se basa en procesos que generen un
cambio en la posición social de las variedades de la lengua, teniendo en cuenta las decisiones
frente a cuál debería ser la variedad que se enseñe en la escuela o, qué variedad o lengua debería
ser usada en los ámbitos oficiales, religiosos y gubernamentales, entre otros. Por último, la
planeación de adquisición, la cual se enfoca en los esfuerzos por la enseñanza de la lengua o
lenguas (Mesthrie, 2011).

4. Tipos de políticas lingüísticas


Las políticas lingüísticas, por su parte, pueden categorizarse en tres clases diferentes:
a) según las decisiones políticas de un Estado (Leclerc, 1999, citado en Skrobot, 2014); b) si
son explícitas o implícitas, y c) políticas de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba.

a) Según las decisiones políticas de un estado


De acuerdo con las decisiones políticas de un estado, de acuerdo con Skrobot (2014),
Leclerc propone en 1999 los nueve tipos que se exponen a continuación; estos dependen del
grado de politización respecto al panorama lingüístico, las ideologías en juego y la naturaleza
del poder ejercido:

1. Políticas de asimilación: aplicación de medidas para la disminución de las


minorías lingüísticas. Utiliza la prohibición, exclusión y desvalorización social.
En casos extremos, puede recurrir al genocidio, bajo la premisa de la unidad
nacional, mediante la unificación de las lenguas.
2. Políticas de no intervención: este tipo de políticas desconoce todas las
minorías lingüísticas, sin dar cabida a su interacción o desarrollo de sus lenguas.
Generalmente, tienden a ser tácitas, absteniéndose de adoptar medidas de
reconocimiento de los grupos minorizados, para así favorecer al grupo
lingüístico dominante.
3. Políticas de promoción del idioma oficial: su objetivo es el monolingüismo.
Por supuesto, favorecen la lengua hablada por la mayor parte de la población
para posicionarla como lengua oficial. Es importante aclarar que la lengua

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oficial puede ser una lengua colonial o extranjera que tiene gran influencia, no
necesariamente nacional. Entre los países que tienen este tipo de políticas se
menciona a Colombia, pues promueve el español como lengua oficial.
4. Políticas lingüísticas sectoriales: son definidas como aquellas que se aplican
en sectores específicos; es decir, con enfoques sectoriales, considerados desde
una política lingüística general. Su objetivo último es un enfoque diferenciado
de las lenguas.
5. Políticas de estatus legal diferenciado: parten del estatus diferenciado de cada
lengua para generar escenarios de coexistencia dentro de un Estado multilingüe.
Por ende, promueven y aseguran los derechos lingüísticos de toda la población
y se concentran en defender las lenguas de las comunidades minorizadas.
6. Políticas de bilingüismo o trilingüismo: desde la constitución se reconocen
dos o tres lenguas como oficiales, permitiéndose a los hablantes la interacción
con las entidades del gobierno en uno de los idiomas. Tal política de bilingüismo
se divide en tres, considerando los derechos desde distintas perspectivas:
● Políticas de bilingüismo basadas en derechos individuales (sin límite
territorial): son los derechos que tiene un grupo lingüístico
independientemente del lugar del país que habite.
● Políticas de bilingüismo basadas en derechos individuales
territorializados: aquí los derechos no se aplican de manera general
sobre todo el país; por el contrario, está sectorizado. Así que, las lenguas
de las minorías gozan de carácter oficial únicamente en una zona
geográfica específica.
● Políticas de bilingüismo basadas en derechos territoriales: parten del
supuesto según el cual las lenguas en un Estado multilingüe se separan
territorialmente. Por ende, restringen el acceso de estos derechos a una
zona geográfica y un cambio de residencia por parte del grupo
lingüístico puede implicar la pérdida de estos derechos.
7. Políticas estratégicas de multilingüismo: un Estado oficialmente recurre al
uso de varias lenguas en diversos ámbitos (político, social, económico). Se
considera a las lenguas como complementarias unas de otras. Su aplicación se
justifica en dos tipos de estados: multilingües o con amplios fenómenos de
migración.
8. Políticas lingüísticas mixtas: surge en aquellos Estados donde se aplican
múltiples políticas al mismo tiempo, buscando mediar entre lenguas oficiales y
minoritarias. Entre ellas se distinguen las siguientes políticas:
● No intervención (idioma oficial) y políticas sectoriales para las
minorías.
● No intervención (idioma oficial) y políticas de asimilación para las
minorías.
● Promoción del idioma oficial y estatus diferenciado para las minorías.
● Promoción del idioma oficial y políticas sectoriales para las minorías.
● Promoción del idioma oficial y no intervención para otras lenguas.

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● Promoción del idioma oficial, política de asimilación y bilingüismo
territorial para las minorías.
9. Política lingüística de internacionalización: esta política surge cuando
grandes potencias o imperios ejercen su poderío lingüístico más allá de sus
límites territoriales. Esto es posible gracias al eminente prestigio del que goza
la lengua.

b) Políticas lingüísticas explícitas e implícitas


En el estudio de las políticas lingüísticas varios autores (Wiley, 1995; Ricento, 2006)
han establecido una dicotomía entre las políticas explícitas e implícitas, o también denominadas
políticas cubiertas y descubiertas. Para Wiley (1995) es importante diferenciar entre ambos
tipos de políticas en la medida que, mientras unas son oficiales, las otras no son expresadas
formalmente en los documentos públicos o leyes, pero se encuentran integradas en prácticas
institucionales. Por ejemplo, aunque Estados Unidos no posea una política lingüística que
establezca al inglés como lengua oficial, implícitamente el inglés es la lengua que domina en
diferentes ámbitos; de esta forma, las personas que desean solicitar una subvención a nivel
federal deben realizar la petición en inglés (Wiley, 1995). Como consecuencia, la política de
no intervención de Estados Unidos “encubre” una política que favorece el monolingüismo en
inglés. Este tipo de políticas implícitas poseen dificultades al momento de ser estudiadas, como
lo expresa Schiffman (1996).

c) Políticas de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba


Así como las políticas públicas pueden ser categorizadas bajo los conceptos de ‘arriba
hacia abajo’ (top-down) y ‘abajo hacia arriba’ (bottom up), las políticas lingüísticas también
pueden clasificarse de esta manera, si se tienen en cuenta los niveles nacionales, regionales y
locales en los que las lenguas tienen lugar. De esta forma existen:
● Políticas lingüísticas que parten de lo nacional a lo local, de arriba hacia abajo.
● Políticas lingüísticas que parten de lo local a lo nacional, de abajo hacia arriba.
Estos conceptos son interesantes ya que no todas las políticas lingüísticas parten del Estado,
sino que también hay formas de resistencia muda e iniciativas ciudadanas que constituyen una
política lingüística (Zimmerman, 1999). La mayoría de las políticas de arriba hacia abajo se
encuentran asociadas con entidades gubernamentales y la población dominante, mientras las
políticas de abajo hacia arriba pueden ser realizadas por intelectuales y organizaciones no
gubernamentales, así como por hablantes de la misma lengua (Schrader-Kniffi, 2004, p.198)
Acerca de la efectividad de este tipo de políticas, Lamb (2001) resalta el impacto que pueden
tener las políticas de abajo hacia arriba al abordar de manera puntual necesidades lingüísticas
a nivel local. A pesar de esta idea, el autor aboga también por una política nacional de arriba
hacia abajo que sea flexible al permitir el desarrollo de “respuestas locales adecuadas a
necesidades locales” (Lamb, 2001, p. 11).

5. Metodología para el estudio de políticas lingüísticas


Como se ha mostrado antes, las políticas lingüísticas son un factor muy complejo que
tiene muchas aristas, lo que implica dificultades para su estudio en un diagnostico lingüístico.

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Aunque la Unesco (2003) propone como criterios el ‘apoyo del Estado’ y la ‘oficialidad de la
lengua’, lo que permite identificar la posición política del Estado frente a las lenguas, tales
criterios no permiten dar cuenta de lo que sucede en otras esferas sociales. Por esto, en este
trabajo planteamos otra propuesta para estudiar tanto las actitudes externas como las políticas
lingüísticas. Cabe aclarar que las actitudes externas son la disposición que tienen las
instituciones gubernamentales y que su estudio se debe realizar a través del análisis de las
políticas lingüísticas.
La metodología de análisis que se propone es de tipo cualitativo, con un componente
hermenéutico en el que se busca establecer un diálogo entre el investigador y los textos que
expresan las políticas lingüísticas de manera explícita o implícita. Este diálogo se verá mediado
por una serie de preguntas que se busca responder mediante la revisión del conjunto de textos
gubernamentales relacionadas con las lenguas que se hablan en un Estado-Nación: la carta
magna, las leyes, los planes de desarrollo, las políticas educativas y diversos documentos
públicos tanto a nivel nacional, como regional y local.

Las preguntas planteadas son las siguientes:


1) ¿Cuál es el estado oficial de la lengua, es oficial, cooficial, ninguna lengua es oficial,
etc.?
2) ¿Las políticas lingüísticas existentes son explícitas, implícitas o ambas?
3) ¿Las políticas lingüísticas parten de arriba hacia abajo o de abajo hacia arriba?
4) Según la tipología de Leclerc (1999) ¿qué tipo de políticas son las políticas lingüísticas
propuestas?
5) ¿La política contempla alguna planificación en particular?
6) ¿La política lingüística posee o carece de elementos de planificación?
7) ¿La planificación lingüística tiene algún tipo de financiación?
8) Además de la financiación ¿se están proporcionando todos los insumos necesarios?

Aunque esta metodología puede ser útil, también posee una serie de limitaciones, ya
que pueden existir políticas lingüísticas no escritas a niveles regionales y locales. En ese caso,
sería necesario, además, indagar en instituciones y directamente con las comunidades de habla
acerca de dichas políticas. Para superar dicha problemática se propone utilizar la etnografía
para enfocarse sobre ciertos dominios, como la escuela, lo que puede dar cuenta de una política
lingüística implícita.

6. Conclusiones
Para concluir, podemos mencionar que las políticas lingüísticas en general abarcan
distintos dominios sociales, entidades estatales, y otros actores que a nivel regional y local
también ostentan poder y pueden establecer políticas; lo que, en algunos casos, favorece más o
menos la vitalidad. Un ejemplo de ello sucede en Colombia, donde los grupos armados también
han impuesto políticas lingüísticas paraestatales al prohibir el uso de lenguas nativas, como en
el caso del awá pit (Unipa et al, 2012).
Por otra parte, ninguna de las fuentes consultadas tiene en cuenta la fuerza política de
las propias comunidades. Por lo que surge la pregunta de cómo abordar y tener en cuenta las

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políticas lingüísticas paraestatales y de la comunidad que no se encuentran escritas, o sobre las
cuales no se tiene conocimiento por parte de entidades estatales o de la sociedad en general.

Referencias

Grenoble, L. A. y Whaley, L. J. (2006). Issues in language revitalization. En Saving languages.


An introduction to language revitalization (pp. 21-49). Cambridge: Cambridge
University Press.
Hamel, R. (1993). Políticas y planificación del lenguaje: una introducción. Iztapalapa, 29, 5-
39.
Lamb, T. (2001). Language policy in multilingual UK. Language Learning Journal, 23(1), 4-
12.
Martí, F., Ortega, P., Idiazabal, I., Barreña, A., Juaristi, P., Junyent, C., Uranga, B., Amorrortu,
E. (2006). Actitudes lingüísticas. En Palabras y mundos. Informe sobre las lenguas del
mundo (págs. 285-300). Barcelona: Icaria Antrazit.
Mesthrie, R (2011) The Handbook of Sociolinguistics. New York: Cambridge University Press.
Ricento, T. (2006) An introduction to Language Policy. Oxford: Blackwell Publishing.
Schiffman, H. (1996) Linguistic Culture and Language Policy. London: Routledge
Schrader-Kniffki, M. (2004). Política lingüística desde arriba y desde abajo. El caso de Oaxaca
(México). Revista Internacional de Lingüística Iberoamericana, 2(3), 193-217.
Siguan, M. (2001). Bilingüismo y lenguas en contacto. Madrid: Editorial Alianza.
Skrobot, K. (2014). Las políticas lingüísticas y las actitudes hacia las lenguas indígenas en las
escuelas de México. Barcelona: Universitat de Barcelona.
Unesco. (2003). Vitalidad y peligro de desaparición de las lenguas. Informe del Grupo especial
de expertos sobre las lenguas en peligro. París.
Unipa, CAMAWARI y ACIPAP (2012) Actualización del Plan de salvaguarda étnica del pueblo
Awá. Recuperado de https://www.mininterior.gov.co/sites/default/files/p.s_awa_1.pdf
Wiley (1995). Language planning and policy. En McKay, S. y Hornberg, N. Sociolinguistics
and Language Teaching. New York: Cambridge University Press.
Zimmermann, K. (1999). Política del lenguaje y planificación para los pueblos amerindios. En
Ensayos de ecología lingüística. Madrid: Iberoamericana.

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