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Aspectos Geométricos

1.3.1.3.1. Configuración en planta

El comportamiento sísmico de una estructura cualquiera dependerá de la forma geométrica


vista en planta del mismo, lo que este método permitirá evaluar la condición de simetría en
planta en los edificios, tomando el parámetro valores más altos cuando las dimensiones en
planta se asemejan a secciones cuadradas sin protuberancias adicionales y penalizando las
secciones excesivamente alargadas o con protuberancias demasiado grandes, que pueden
provocar problemas de torsión en planta y concentraciones de esfuerzos en las esquinas y en
los elementos más alejados de los centros de gravedad y de rigidez (Olarte, 2002, párr. 36).

La asignación de las calificaciones se puede explicar definiendo los siguientes parámetros:

Estructuras rectangulares:

𝑎
𝛽1 =
𝐿
Estructuras con protuberancias del cuerpo principal:

𝑏
𝛽2 =
𝐿
Donde:

𝑎 = Dimensión menor del edificio

𝐿 = Dimensión mayor del edificio

𝑏 = Dimensión de los elementos del edificio que sobresalgan de las dimensiones principales
𝑎 y 𝐿 de la planta.

De acuerdo a lo mencionado, la configuración en planta hace que los arquitectos responsables


de la configuración del edificio determinen la masa y la forma con la ayuda de ingenieros
estructurales, quienes determinan el esquema estructural para mejorar ambos la función y
especialidad del edificio; gracias a esta planificación un edificio responde ante un sismo.

Figura 02. Configuración en planta de la estructura.

Fuente: Alva, 2016, párr. 36.

1.3.1.3.2. Separación máxima entre muros

La separación máxima entre muros hace estrictamente que las columnas deben ser colocadas
con una separación máxima equivalente al doble de la altura que hay entre el sobre cimiento
y la viga solera, o el refuerzo horizontal que se ubica en el techo. (Alva, 2016, párr. 38).

De acuerdo a lo mencionado, la separación máxima entre muros hace estrictamente que las
columnas deben ser colocadas con una separación máxima equivalente al doble de la altura
que hay entre el sobrecimiento y la viga solera, o el refuerzo horizontal que se ubica en el
techo.

1.3.1.3.3. Configuración en elevación

La presencia de “porches” se obtiene como la proporción porcentual entre el área de la


superficie en planta del mismo y el área de la superficie total del piso, lo que este método
califica favorablemente la inexistencia de variaciones excesivas en la masa de dos pisos
consecutivos o en la superficie del porche. La presencia de torretas de altura y masa
significativa con respecto a la parte restante del edificio se evalúa y se introduce mediante la
relación numérica 𝑇⁄𝐻 , que toma en cuenta la variación de las dimensiones en altura y se
muestra las dimensiones consideradas para los factores como la variación de la masa 𝛿𝑀
entre pisos consecutivos, (± 𝛿𝑀⁄𝑀 (%)), donde M es la masa del piso inferior, o también
la variación entre superficies 𝛿𝐴 de pisos consecutivos, especialmente para evaluar porches
(± 𝛿𝐴⁄𝐴 (%)), donde A es la superficie del piso inferior. (Alva, 2016, párr. 37).
De acuerdo a lo mencionado, la configuración en elevación hace que no generen
modificaciones radicales en las dimensiones, masas, rigideces y resistencias del edificio, para
evitar concentraciones de esfuerzos en determinados pisos que son probablemente frágiles
con respecto a los restantes. Por ende, hay que considerar la irregularidad en elevación de
edificios en mampostería que suela estar determinada por la presencia de torretas y porches.
Figura 02. Configuración en elevación de la estructura.

Fuente: Alva, 2016, párr. 36.

1.3.1.4. Aspectos constructivos

1.3.1.4.1. Calidad del sistema resistente

La calidad del sistema resistente hace que evalué el tipo de mampostería utilizado
cualitativamente por su resistencia, efectuando mediante dos factores, tales como el tipo de
material utilizado y la forma del elemento de mampostería, así como la homogeneidad de
dicho material y de los elementos a lo largo de los paneles de la estructura. (Alva, 2016, párr.
32). Se involucran 2 factores: el tipo de material y la forma de los elementos que constituyen
la mampostería que son los siguientes:

A. Mampostería en ladrillo o bloques prefabricados de buena calidad, con presencia de


ligamento entre las piezas.
B. Mampostería en ladrillo, bloques o piedra bien cortada, con piezas bien ligadas más
no muy homogéneas.
C. Mampostería en piedra mal cortada y con piezas no homogéneas, con ladrillos de
baja calidad y sin ligamento.
D. Mampostería en piedra irregular mal trabada o ladrillo de baja calidad.

De acuerdo a lo mencionado, la calidad del sistema resistente hace que evalué el tipo de
mampostería utilizado cualitativamente por sus resistencia, efectuando mediante dos
factores, tales como el tipo de material utilizado y la forma del elemento de mampostería, así
como la homogeneidad de dicho material y de los elementos a lo largo de los paneles de la
estructura.

1.3.1.4.2. Estado de conservación

Evaluar el estado de conservación de edificaciones desde una doble expectativa técnica hasta
la expectativa de sus implicaciones económicas, requiere de un profundo conocimiento de
cada uno de los sistemas constructivos y sus patologías más frecuentes en condiciones
permanentes de seguridad, uso efectivo, accesibilidad y rendimiento energético. Se obtiene
una de las clases (Alva, 2016, párr. 40):

A. Muros en buena condición, sin lesiones visibles.


B. Muros con la presencia de las lesiones capilares no extendidas, con excepción de
dichas lesiones producidas por terremotos.
C. Muros con lesiones de tamaño medio entre 2 a 3 mm de ancho o con lesiones
capilares producidas por sismos, en un edificio con la ausencia de las lesiones y la
presencia de un estado mediocre de conservación de la mampostería.
D. Muros con la presencia de un fuerte deterioro de sus materiales constituyentes o,
lesiones muy graves de más de 3 mm de ancho.
De acuerdo a lo mencionado, el estado de conservación hace que la edificación sea clasificada
como muy bueno (mantenimiento permanente y sin deterioro alguno), bueno (mantenimiento
permanente y ligeros deterioros en los acabados debido al uso normal), regular
(mantenimiento esporádico y sin deterioro alguno y con deterioros, sin compromisos
subsanables o deterioros visibles en los acabados debido al uso normal), malo (sin
mantenimiento regular y con deterioros en función a compromisos sin peligro de desplome
y visibles desperfectos en los acabados e instalaciones) o muy malo (presencia de deterioro
y posible colapso con el único valor de los materiales recuperables), de acuerdo a la
conformidad de la evaluación derivada de los rubros de la construcción.

1.3.1.5. Aspectos estructurales


1.3.1.5.1. Organización del sistema resistente

La organización del sistema resistente evalúa el grado de organización de elementos


verticales prescindiendo del tipo de material utilizado. El elemento significativo es la
presencia y la eficiencia de las conexiones entre paredes o elementos resistentes ortogonales
verticales (comportamiento de una estructura ortogonal cerrada tipo “cajón”). (Alva, 2016,
párr. 31). Se reporta una de las clases:

A. Edificio construido bajo las recomendaciones de la norma sismorresistente.


B. Edificio con la presencia de conexiones realizadas mediante vigas de amarre en los
muros de todas las plantas.
C. Edificio con la ausencia de vigas de amarre en todas las plantas y presencia de
paredes ortogonales bien ligadas.
D. Edificio con paredes ortogonales no ligadas.

De acuerdo a lo mencionado, la organización del sistema resistente hace que se evalué el


grado de organización de los elementos de la estructura resistente vertical, sin tomar en
cuenta el material utilizado, teniendo en cuenta la presencia y eficacia de las conexiones entre
los elementos resistentes ortogonales verticales y considerando la posible semejanza del
comportamiento de la estructura analizada con el de una estructura ortogonal cerrada tipo
cajón.

1.3.1.5.2. Diafragmas horizontales


La calidad de los diafragmas tiene una notable importancia para garantizar el la buena
conexión y el correcto funcionamiento de los elementos resistentes verticales, lo cual posee
una rotación sobre la otra dirección y ocurre sobre uno de los ejes de la dimensión mayor que
las cargas están en la dirección de una de las dos inercias mayores. (Alva, 2016, párr. 35).
Las clases que se presentan son:

A. Edificio con diafragmas de cualquier naturaleza, con las siguientes condiciones: (1)
la ausencia de planos a desnivel, (2) la deformación despreciable del diafragma y
(3) la conexión eficaz entre el diafragma y los muros.
B. Edificio con diafragma como la clase A, pero con el incumplimiento de la condición
(1).
C. Edificio con diafragma como la clase A, pero con el incumplimiento de las
condiciones (1) y (2).
D. Edificio con un diafragma fuera del cumplimiento de las condiciones.

De acuerdo a lo mencionado, los diafragmas horizontales hacen que el sistema de diafragma


se encuentre bien conectado al sistema resistente vertical, para que pueda transmitir tanto las
cargas verticales que soporta el edificio, como las horizontales debidas al sismo hacia los
paneles y de allí a la cimentación; es decir son forjados rígidos horizontales que transmiten
y distribuyen las fuerzas laterales a paredes verticales de arriostramiento, etc. Por ejemplo,
cuando el diafragma es vertical, como los muros, igualmente tiene dos desplazamientos, pero
uno de ellos es en el eje de la dimensión menor.

1.3.1.5.3. Elementos no estructurales

Se considera la presencia de parapetos o cualquier elemento no estructural que pueda causar


daño a personas o cosas, es decir los elementos no forman parte del sistema de soporte de la
edificación, por lo que son aquellos componentes que pueden o no estar unidos a las partes
estructurales (tabiques, ventanas, puertas, cerramientos, falsos techos, etc.), los sistemas
vitales para el desarrollo de las funciones (redes eléctricas, hidráulicas, evacuación de
residuales, sistemas de calefacción, ventilación, aire acondicionado, etc.) y los contenidos
del edificio (equipos médicos y de laboratorio, equipos de oficina y mobiliario, etc.). (Alva,
2016, párr. 39). Se reporta una de las clases:
A. Edificio sin parapetos.
B. Edificio sin parapetos con elementos de cornisas bien conectadas a la pared.
C. Edificio con elementos de pequeña dimensión mal vinculadas a la pared.
D. Edificio que presenta cualquier otro tipo de elemento en el techo mal vinculado a la
estructura. Parapetos u otros elementos de peso significativo, mal construidos, que
pueden caer en caso de terremoto.

De acuerdo a lo mencionado, los elementos no estructurales hacen que el efecto de los


elementos que no forman parte del esquema estructural resistente tales como cornisas,
parapetos, balcones o cualquier elemento que sobresalga de la estructura y cuya caída pueda
provocar víctimas, se deba a que constituye un parámetro secundario que no provoca un
aumento de la vulnerabilidad de la estructura, sino que incluye el efecto de un peligro
colateral. Por eso, los elementos relacionados con la seguridad no estructural no implican
peligro para la estabilidad de la unidad de salud, pero si pueden poner en peligro la vida o la
integridad de las personas dentro del edificio.

1.3.1.3.4. Posición del edificio y cimentación

Se evalúa la influencia del terreno y de la cimentación en el comportamiento sísmico del


edificio, tomando en cuenta el tipo de suelo para conocer la capacidad y pendiente del suelo
donde va a estar la edificación. (Alva, 2016, párr. 34).

Las clases consideradas son:

A. Edificio cimentado sobre terreno estable, p≤10%.


B. Edificio cimentado sobre roca (10%<p<30%) o sobre terreno suelto (10%<p<20%).
C. Edificio cimentado sobre terreno suelto (20%<p<30%) o sobre terreno rocoso
(30%<p<50%).
D. Edificio cimentado sobre terreno suelto con p mayor al 30% o sobre terreno rocoso
con p mayor al 50%.

De acuerdo a lo mencionado, la posición del edificio y cimentación hace cualitativamente


que intente evaluar la influencia del terreno y de la cimentación mediante un registro de
manera directa, lo cual el análisis se define de la consistencia y de la pendiente del terreno, a
la probable divergencia entre las medidas de cimentación y la presencia de terraplenes o
equilibrados simétricamente.

1.3.1.3.5. Resistencia convencional

Con la hipótesis de un perfecto comportamiento en “cajón” de la estructura, se evalúa la


resistencia de la edificación de mampostería. (Alva, 2016, párr. 33). Si la mampostería se
compone de diferentes materiales, el valor de 𝜏𝐾 se determina como un promedio ponderado
de los valores de resistencia a cortante para cada uno de los materiales 𝜏𝑖 (factor de peso área
A). Este procedimiento que requiere los siguientes datos está expresado por la siguiente
fórmula:

∑ 𝜏𝑖 ∗ 𝐴𝑖
𝜏𝐾 =
∑ 𝐴𝑖

Donde:

𝑁 = Número de pisos

𝐴𝑇 = Área total cubierta en (m2)

𝐴𝑥 , 𝐴𝑦 = Área total de muros resistentes en sentidos X y Y (m2)

𝜏𝐾 = Resistencia a la cortante del tipo de mampostería (Ton/m2)

Además, la resistencia convencional se relaciona con los siguientes parámetros, con la


cortante resistentes de los muros (VR) y la fuerza basal actuante (VA). Lo cual podemos
determinar la resistencia convencional que se presenta en la vivienda.

VR
Fs =
VA

ZxUxCxS
VA = x [At × 1ton/m2]
R

VR = Ax x δ

Donde:
Ax: Esfuerzo cortante de la mampostería (m2)
𝛿∶ Esfuerzo cortante del ladrillo (ton/m2)
Z: Factor de zona sísmica
U: Factor de Uso
C: Factor de amplificación sísmica
S: Factor del Suelo
R: Coeficiente de reducción sísmico
At: Área Total de la vivienda (m2) 36
1 ton/m2: El peso por metro cuadrado d𝑒 la estructura

Según Alva: El parámetro Fs se dará mediante la siguiente evaluación


A. Fs ≥ 1.0
B. 1.0 > Fs ≥ 0.6
C. 0.6 > Fs ≥ 0.4
D. 0.4 > Fs (2016, p. 17).

De acuerdo a lo mencionado, la resistencia convencional hace que la hipótesis del


comportamiento de estructura ortogonal tipo cajón se pueda evaluar con bastante fiabilidad
la resistencia que puede presentar un edificio frente a cargas horizontales, definido como la
relación entre la fuerza máxima resistente horizontal y el peso del edificio.

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