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DERECHO PENAL

INDICE

INTRODUCCION
PERSPECTIVA DEL DERECHO PENAL FRENTE AL DERECHO INTELECTUAL Y
EL PATRIMONIO CULTURAL
CAPITUO I
DELITOS CONTRA LOS DERECHOS INTELECTUALES
1.1. DERECHO INTELECTUAL .................................................................................. 4
1.2. LA PROPIEDAD INTELECTUAL COMO BIEN JURÍDICO PENALMENTE
PROTEGIDO ................................................................................................................ 5
CAPITULO II
DELITOS CONTRA LOS DERECHOS DEL AUTOR Y CONEXOS
2.1. MARCO TEORICO DE LOS DERECHOS DE AUTOR .......................................... 7
2.1.1. ¿Qué son el derecho de autor y los derechos conexos? ..................................... 8
2.1.2.¿Qué derechos confieren el derecho de autor y los derechos conexos? ............. 8
2.1.3.¿Qué ventajas ofrece la protección por derecho de autor y derechos conexos? .. 9
2.2. EL DERECHO DE AUTOR COMO DERECHO DE PROPIEDAD ...................... 10
2.2.1. Reconocimiento constitucional del derecho de autor ........................................ 12
2.2.2. Contenido de los derechos de autor.................................................................. 15
2.3. TIPOS PENALES INCORPORADOS................................................................... 16
2.3.1. El Plagio ........................................................................................................... 16
2.3.2. Elusión de medidas tecnológicas ...................................................................... 17
2.3.3. Delitos contra la información sobre gestión de derechos .................................. 18
2.3.4. Fabricación y comercialización de etiquetas .................................................... 20
2.3.5. Manuales y licencias para programas de ordenador ......................................... 20
2.3.6. Protección de señales satelitales ...................................................................... 20
2.3.7. La incautación y el comiso ................................................................................ 21
CAPITULO III
DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD INDUSTRIAL
3.1. DEFINICION ........................................................................................................ 22
3.2. OBJETO DEL DELITO CONTRA LA PROPIEDAD INDUSTRIAL ........................ 23
3.3. ELEMENTOS DE LOS DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD INDUSTRIAL ........ 24
3.4. ASPECTOS GENERALES DE LA PROTECCIÓN PENAL EN EL PERÚ A LA
PROPIEDAD INDUSTRIAL......................................................................................... 25
3.5. LA ESTRUCTURA DEL MARCO JURIDICO DE LA PROPIEDAD INDUSTRIAL
EN EL PERU .............................................................................................................. 25
3.6. PENALIDADES .................................................................................................... 26

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CAPITULO IV
DELITOS CONTRA EL PATRIMONIO CULTURAL
4.1 PATRIMONIO CULTURAL DE LA NACIÓN.......................................................... 27
4.1.1 Definición ........................................................................................................... 27
4.1.2. Órganos competentes de la Protección del patrimonio cultural ......................... 27
4.2. BIENES INTEGRANTES DEL PATRIMONIO CULTURAL DE LA NACIÓN ......... 28
CLASIFICACIÓN ........................................................................................................ 29
1) BIENES MATERIALES ........................................................................................... 29
A) Inmuebles .............................................................................................................. 29
B) Muebles ................................................................................................................. 29
2) BIENES INMATERIALES ....................................................................................... 30
4.3. RÉGIMEN DE LOS BIENES INTEGRANTES DEL PATRIMONIO CULTURAL DE
LA NACIÓN ................................................................................................................ 31
4.3.1. Los bienes del patrimonio cultural no descubiertos ........................................... 31
4.4. REGISTRO DE BIENES DEL PATRIMONIO CULTURAL DE LA NACIÓN.......... 35
4.5. RESTRICCIONES FRENTE AL PATRIMONIO CULTURAL ................................ 37
4.6. PARTICIPACIÓN DE ENTIDADES ESTATALES................................................. 39
CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFIA
ANEXOS

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INTRODUCCION
Los delitos contra el derecho intelectual es la consecuencia de la vulneración de
los derechos de propiedad intelectual y derechos de autor, que se encuentran
protegidos por nuestra legislación, en el presente trabajo se va tratar sobre los
delitos contra los derechos intelectuales y derechos patrimoniales. Los delitos
contra los derechos intelectuales, derecho de autor y conexos se encuentran
tipificado en los artículos 216 a 221, delitos contra la propiedad industrial en los
art. 222 a 225 y los delitos contra el patrimonio cultural en los arts. 226 a 231.
Los elementos de la propiedad intelectual son, los derechos de carácter personal
y los patrimoniales que atribuyen al autor la plena disposición de su obra y el
derecho exclusivo a su explotación con fines económicos, así como la paternidad
de la obra. La aplicación de la ley especial de derecho intelectual en este campo
es incuestionable, en cuanto completa algunos aspectos de los tipos penales, y
siempre que tal complementación se haga con la sola condición de no alterar
ningún aspecto de la descripción típica, sino la de llenar sus vacíos o aprovechar
definiciones legales.

El derecho de autor despliega un haz de facultades de carácter moral y


patrimonial, el primero, de índole personal y, el segundo, de índole económico.
Por lo que en doctrina, se considera que este derecho está compuesto de dos
aspectos: los derechos morales y los derechos patrimoniales, dentro de ellos se
verá la estructura del trabajo: título perspectiva del derecho penal frente al
derecho intelectual y derecho patrimonial, capítulo I delitos contra los derechos
intelectuales, capitulo II derecho contra los derechos de autor y conexos dentro
de ello se tratara sobre la incorporación de los tipos penales en el derecho
intelectual que son el plagio, elución de medidas tecnológicas, delitos contra la
información sobre gestión de derechos, fabricación y comercialización de
etiquetas, manuales y licencias para programas de ordenador, protección de
señales satélites, la incautación y el comiso. El en capitulo III se tratara sobre el
delitos contra la propiedad industrial. En el capítulo IV tratara sobre el delito
contra el patrimonio cultural que se tratara sobre concepto de patrimonio cultural,
clasificación, tráfico ilícito de bienes culturales, exportación ilegal y la tipificación
de los delitos contra el patrimonio cultural de tal manera que será expuesto por
el grupo.

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PERSPECTIVA DEL DERECHO PENAL FRENTE AL DERECHO


INTELECTUAL Y EL PATRIMONIO CULTURAL

CAPITUO I

DELITOS CONTRA LOS DERECHOS INTELECTUALES

1.1. DERECHO INTELECTUAL


Los derechos de propiedad intelectual se asemejan a cualquier otro derecho de
propiedad, permiten al creador, o al titular de una patente, marca o derecho de
autor, gozar de los beneficios que derivan de su obra o de la inversión realizada
en relación con una creación. Esos derechos están consagrados en el Artículo
2 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, que contempla el derecho
a beneficiarse de la protección de los intereses morales y materiales resultantes
de la autoría de las producciones científicas, literarias o artísticas.
La importancia de la propiedad intelectual se reconoció por vez primera en el
Convenio de París para la Protección de la Propiedad Industrial (1883), y en el
Convenio de Berna para la Protección de las Obras Literarias y Artísticas (1886).
La Organización Mundial de la Propiedad Intelectual administra ambos tratados.
¿Por qué debe promoverse y protegerse la propiedad intelectual?
Por varias razones imperativas. En primer lugar, el progreso y el bienestar de
la humanidad dependen de su capacidad de crear e inventar nuevas obras en
las esferas de la tecnología y la cultura. En segundo lugar, la protección jurídica
de las nuevas creaciones alienta a destinar recursos adicionales a la innovación.
En tercer lugar, la promoción y la protección de la propiedad intelectual
estimulan el crecimiento económico, generan nuevos empleos e industrias y
enriquecen y mejoran la calidad de vida.
Promover un sistema de propiedad intelectual eficaz y equitativa puede contribuir
a que todos los países exploten el potencial de la propiedad intelectual como
catalizador de desarrollo económico y de bienestar social y cultural. El sistema
de propiedad intelectual ayuda a establecer un equilibrio entre los intereses de
los innovadores y el interés público, creando un entorno en el que la creatividad
y la invención puedan florecer en beneficio de todos.

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1.2. LA PROPIEDAD INTELECTUAL COMO BIEN JURÍDICO


PENALMENTE PROTEGIDO

La Propiedad Intelectual dentro del mundo moderno, dentro de ese mundo que
nace con las Revoluciones Burguesas y que determinan la estructuración y
organización de las sociedades modernas, a partir de un orden legal o Estado
de Derecho, representa la forma más personal y sagrada del derecho de
propiedad, por ser la propiedad generada por la creatividad humana y concebida
por el trabajo intelectual de un individuo o de un equipo que labora a partir de un
proyecto creativo dirigido hacia un fin productivo determinado. Con la
incorporación progresiva de la Propiedad Intelectual de los sistemas legales, a
partir de 1710 con el Estatuto de la Reina Ana (Lipszyc, 1993: 19) y seguida por
la Ley del Estado de Massachussets, Estados Unidos de América de 1789 y el
Decreto de 1791 de la Asamblea Constituyente Francesa, su carácter de bien
jurídico se definió claramente y requirió de todo un desarrollo normativo
regulador de aquellas relaciones sociales, económicas, personales y colectivas
donde la Propiedad Intelectual se fue haciendo presente hasta culminar con su
inclusión en las legislaciones sobre Derecho de Autor y Propiedad Industrial de
todos los países, en base a los Convenios de Paris y Berna de 1883 y 1886,
respectivamente. Su trascendencia es tal que, a partir de esos momentos
históricos, se fue haciendo común hasta su reconocimiento como Derecho
Humano, por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1948 y la
Declaración Americana de los Derechos Humanos de ese mismo año.

En la actualidad, puede afirmarse que la Propiedad Intelectual, en sí misma,


comprende uno de los bienes jurídicos más tomados en cuenta por todas las
naciones y su planificación, desarrollo y regulación le corresponde a la
humanidad misma, la cual la ejerce a través de la Organización Mundial de la
Propiedad Intelectual, con sede en Ginebra, Suiza.

Hoy en día, la Propiedad Intelectual, como disciplina jurídica, está presente en


las relaciones económicas internacionales y es un tema de obligatorio
tratamiento en las mesas de negociaciones bilaterales y multilaterales, donde se
discuten las formas de armonización normativa, para que su regulación

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internacional, nacional o comunitaria, se realice tomando en cuenta los principios


rectores que la inspiran como Derecho Humano.

El desarrollo jurídico de la Propiedad Intelectual, el cual se expresa a través de


sus especialidades, el Derecho de Autor y los Derechos Conexos y la Propiedad
Industrial, es hoy por hoy de alcance universal, en virtud de que el desarrollo
científico y tecnológico ha impulsado a la creatividad humana hacia la
permanente producción de bienes que cumplan el rol de mejorar la calidad de
vida de las personas, tanto en el ámbito de la satisfacción de las necesidades
materiales humanas, como en el ámbito de lo espiritual y cultural.

Por ejemplo, en materia de Derecho de Autor, al estudiar el objeto de protección


de esta especialidad de la Propiedad Intelectual, Lipszyc, expresa lo siguiente:

“El objeto de la protección del derecho de autor es la obra. Para el derecho de


autor obra es la expresión personal de la inteligencia que desarrolla un
pensamiento que se manifiesta bajo una forma perceptiva, tiene originalidad
suficiente, y es apta para ser definida y reproducida.

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CAPITULO II

DELITOS CONTRA LOS DERECHOS DEL AUTOR Y CONEXOS

2.1. MARCO TEORICO DE LOS DERECHOS DE AUTOR


El derecho de autor es el reconocimiento que hace el Estado a favor de todo
creador de una obra, sean estas literarias, artísticas, científicas, de arte, etc., en
virtud del cual otorga su protección para que el autor goce de prerrogativas y
privilegios exclusivos de carácter moral y patrimonial.
El autor, por el sólo hecho de la creación, goza de una tutela que se le reconoce
sobre su obra desde dos perspectivas: por un lado, la protección de su esfera
personal en relación con su producción intelectual y, por otro, la facultad de
autorizar o prohibir la explotación de su creación.
El derecho de autor despliega un haz de facultades de carácter moral y
patrimonial, el primero, de índole personal y, el segundo, de índole económico.
Por lo que en doctrina, se considera que este derecho está compuesto de dos
aspectos: los derechos morales y los derechos patrimoniales.
Los derechos morales conllevan un conjunto de facultades que protegen la
personalidad del autor en relación con su obra y se caracteriza por ser absoluto,
perpetuo, inalienable, inembargable, inexpropiable, irrenunciable e
imprescriptible.
Los derechos morales que comprenden el derecho de autor, son básicamente
los previstos en el artículo 22°, del Decreto Legislativo 822°, llamada Ley sobre
el Derecho de Autor (en adelante LDA), estos son los siguientes:
a) El derecho de divulgación,
b) El derecho de paternidad,
c) El derecho de Integridad,
d) El derecho de modificación o variación
e) El derecho de retiro de la obra del comercio
f) El derecho de acceso

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2.1.1. ¿Qué son el derecho de autor y los derechos conexos?


La legislación sobre derecho de autor contempla la protección de los autores,
artistas y demás creadores por sus creaciones literarias y artísticas,
denominadas, por lo genera las “obras”. Los “derechos conexos” constituyen un
campo estrechamente relacionado con el derecho de autor y abarcan derechos
similares o idénticos a los que éste contempla, aunque a veces más limitados y
de más corta duración.
Los beneficiarios de los derechos conexos son: los artistas intérpretes y
ejecutantes (a saber, los actores y los músicos), que tienen derechos sobre sus
interpretaciones o ejecuciones; los productores de fonogramas (por ejemplo,
discos compactos), que tienen derechos sobre sus grabaciones sonoras; y los
organismos de radiodifusión, que tienen derechos sobre sus programas de radio
y de televisión.
Entre las obras amparadas por el derecho de autor cabe destacar las siguientes:
novelas, poemas, obras de teatro, documentos de referencia, periódicos,
publicidades, programas informáticos, bases de datos, películas, composiciones
musicales, coreografías, pinturas, dibujos, fotografías, obras escultóricas, obras
arquitectónicas, mapas y dibujos técnicos.

2.1.2. ¿Qué derechos confieren el derecho de autor y los derechos


conexos?
Los creadores de obras protegidas por derecho de autor y sus herederos y
derecho habientes (por lo general denominados “titulares de los derechos”)
gozan de ciertos derechos básicos en virtud del derecho de autor, a saber, el
derecho exclusivo a utilizar la obra, o autorizar a terceros a que la utilicen, según
las condiciones acordadas. El titular o titulares de una obra pueden autorizar o
prohibir: su reproducción bajo todas las formas, incluida la publicación impresa y
la grabación sonora; su interpretación o ejecución pública, así como su
comunicación al público; su radiodifusión; su traducción a otros idiomas; y su
adaptación, como en el caso de una novela adaptada en un guion
cinematográfico.
En virtud de los derechos conexos, se conceden derechos similares, entre otros,
de fijación (grabación) y de reproducción.

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La divulgación de muchos tipos de obras protegidas por el derecho de autor y


los derechos conexos exige grandes esfuerzos de distribución, comunicación e
inversión financiera (por ejemplo, las publicaciones, las grabaciones sonoras y
las películas);por consiguiente, los creadores suelen ceder los derechos sobre
sus obras a empresas que están en mejores condiciones de desarrollar y
comercializar sus obras, recibiendo como contrapartida una compensación en
forma de pagos o regalías (compensación basada en un porcentaje de los
ingresos generados por la obra).
Los derechos patrimoniales contemplados en el marco del derecho de autor
están protegidos durante un plazo determinado previsto en los tratados
pertinentes de la OMPI, y que comienza a correr con la creación o fijación de la
obra y se extiende como mínimo a 50 años contados a partir de la muerte del
creador. Las legislaciones nacionales pueden fijar plazos de protección más
largos. Este plazo de protección permite tanto a los creadores como a sus
herederos y derecho habiente sacar provecho financiero de la obra durante un
período de tiempo razonable. Para los derechos conexos se prevé un plazo de
protección más corto, normalmente de 50 años contados a partir de la
interpretación o ejecución, grabación o radiodifusión. La protección de autor y
la protección de los artistas intérpretes o ejecutantes también incluye derechos
morales, a saber, el derecho de reivindicar la paternidad de una obra y el derecho
de oponerse a toda modificación de la obra que pueda perjudicarla reputación
del creador.

2.1.3. ¿Qué ventajas ofrece la protección por derecho de autor y derechos


conexos?
La protección por derecho de autor y derechos conexos es un componente
esencial del fomento de la creatividad y la innovación. Ofrecer a los autores,
artistas y creadores incentivos en forma de reconocimiento y retribución
económica equitativa da rienda suelta a la productividad y alienta a conseguir
mejores resultados.
Al garantizarse la observancia de los derechos, las personas y las empresas
pueden invertir más fácilmente en la creación, el desarrollo y la difusión a escala
mundial de las obras; a su vez, ello contribuye a facilitar el acceso y a enriquecer

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la cultura, los conocimientos y las actividades recreativas en todo el mundo, y


estimula el desarrollo económico y social.

2.2. EL DERECHO DE AUTOR COMO DERECHO DE PROPIEDAD


Según PLAZA PENADES y como ya comentáramos anteriormente, con la
Revolución Francesa, triunfó la teoría de que los derechos de autor debían de
ser considerados como derechos de propiedad ordinaria y esto quedó plasmado
en las leyes y textos de la época. Como se ha dicho, la consagración de esta
fórmula de protección se debe, en esencia, al ambiente ideológico y filosófico del
momento y al deseo de luchar contra la mal vista figura de los privilegios, a la
que ya hemos hecho mención anteriormente. En este ambiente de ideas, y una
vez derogados los privilegios feudales, se había proclamado que la propiedad
era un derecho natural no sujeto a ninguna clase de limitaciones. Y todo esto,
unido al deseo de favorecer al autor con la mayor de las protecciones posibles,
así como a la maleabilidad del concepto de propiedad y su carácter arquetípico
para significar cualquier índole de dominio sobre un bien, explican el que se
considerase a los derechos de autor como una verdadera propiedad.
En España, la concepción del derecho de autor como derecho de propiedad,
aparecía ya en el Decreto de las Cortes de Cádiz de 10 de junio de 1823 y se
mantuvo en la Ley de propiedad literaria de1847. De la misma manera, el
legislador de 1879 optó por el paradigma de la propiedad, aunque, en realidad,
dicha opción vino a hacerse plenamente explícita en el Código Civil, como
evidencian sus artículos 428 y 429 y el lugar que ocupa la institución en la
sistemática de dicho Código.
Ahora bien, con el tiempo, se fueron presentando ciertas críticas a la concepción
del derecho de autor como derecho de propiedad ordinaria, dentro de las que
BONDÍA ROMÁN señala las siguientes:
a) Hay una plena identificación entre la propiedad ordinaria y la cosa sobre la
que ésta recae; lo que no sucede en el derecho de los creadores, en el que
justamente la primera dificultad técnica radica en determinar un objeto
independiente y exterior.
b) La propiedad intelectual aparece limitada temporalmente, mientras el dominio
sobre los bienes materiales es perpetuo.

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c) La propiedad intelectual no es susceptible de posesión en el mismo sentido


que las cosas materiales.
d) El derecho de propiedad implica básicamente facultades de disfrute; la
propiedad intelectual, destaca patentemente en la imposibilidad de impedir a
otros una actividad determinada (sin perjuicio de que consista como todo
derecho de propiedad en gozar y disponer).
e) El derecho de propietario es, dentro del catálogo de derechos, el derecho
individual máximo, mientras el de autor es un derecho limitado a determinadas
facultades.
Así pues, dadas estas particularidades, la doctrina terminó por reconocer de
forma más o menos unánime que el núcleo fundamental del derecho patrimonial
del autor, lo ocupa su derecho de propiedad especial.
Y esto ha quedado reconocido en España tanto en la propia denominación de
propiedad intelectual como en los artículos 428 y 429 del Código Civil, que siguen
en vigor. Cierto es que los mencionados preceptos reenvían a la ley sobre
propiedad intelectual vigente en cada momento para la regulación de la misma,
pero reconocen que se trata de un derecho de propiedad, aunque especial en
razón de su objeto, como tal, atribuye a su titular el derecho de gozar y disponer
de la obra sin más limitaciones que las establecidas en las leyes, lo que consiste
en un derecho de exclusiva sobre la obra, siendo su titular el único que puede
disfrutarla y explotarla. De manera que puede prohibir su utilización a cualquier
sujeto y puede autorizarla a quien quiera y en los términos que quiera. Así, el
propietario de una motocicleta, por ejemplo, puede disfrutar él mismo de ella o
bien autorizar su uso a otros. El hecho de que la obra tenga una naturaleza
inmaterial no impide que podamos aplicar la misma fórmula. Así queda
reconocido en el artículo 17 del TRLPI, el cual atribuye al autor de una
determinada obra el ejercicio exclusivo de los derechos de explotación que
recaen sobre ella y la necesidad de contar con su autorización para llevar a cabo
tal explotación.
Ahora bien, mientras que el disfrute de la motocicleta, o de cualquier otro bien
de naturaleza material, queda limitado a un número reducido de personas a la
vez, por el contrario el disfrute de una obra, debido precisamente a su
inmaterialidad, puede producirse al mismo tiempo por un número ilimitado de
personas, quienes, además, pueden hallarse en lugares totalmente distantes

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territorialmente del lugar de creación, o de divulgación de la obra, o de actuación


del titular de los derechos.
Esta característica, connatural de los bienes de naturaleza inmaterial, se ha visto
acentuada, evidentemente, con el desarrollo de la llamada sociedad de la
información y las nuevas tecnologías en el campo de las comunicaciones. De ahí
la enorme importancia que adquiere en el derecho de autor esa obligación pasiva
universal de respetarlo que le corresponde como a todo derecho real y,
concretamente, a todo derecho de propiedad.
Por lo que respecta a la jurisprudencia, siempre se ha mostrado a favor de esta
tesis de la propiedad especial, aunque, en algún caso y con el fin de subrayar la
concurrencia en el instituto de elementos no exclusivamente patrimoniales, haya
hecho gala de una particular insistencia en esa especialidad o en su no,
coincidencia absoluta con la propiedad común.

2.2.1. Reconocimiento constitucional del derecho de autor

Como bien señala LUCAS, son pocos los países que garantizan directamente el
derecho de autor en su Constitución. Es el caso, por ejemplo, de Estados Unidos,
Suecia y México. En este último país dicha inclusión confiere al derecho de autor
el carácter de derecho fundamental. Por el contrario, el informe norteamericano
indica que el copyright, a pesar de la existencia de una cláusula constitucional,
no es un derecho fundamental en la medida que dicha cláusula permite, pero no
impone, expresamente al
Congreso reconocer esta protección. De modo más radical, en Canadá los
tribunales han negado a los derechos económicos, entre los que se encuentra el
derecho de propiedad, cualquier tipo de protección constitucional.
En España, de un lado, y en atención a la consideración del derecho de autor
como una propiedad especial, se puede defender que la protección
constitucional del derecho de autor se ubica en el artículo 33 de la Constitución
Española, según el cual 1. Se reconoce el derecho a la propiedad privada y a la
herencia. 2. La función social de estos derechos delimitará el contenido, de
acuerdo con las leyes.

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Ahora bien, por otro lado, dentro del Título I, Capítulo II, Sección Primera de la
Constitución se encuentra también el artículo 20.1.b), que por su redacción
pudiera también referirse a la tutela del derecho de autor. El precepto en cuestión
dice lo siguiente: se reconoce y protege el derecho a la creación y a la producción
literaria, artística, científica y técnica. Según vemos, dos son las notas que, en
primer lugar, destacan de este artículo: su ambigüedad y su novedad. En lo que
concierne a la novedad de su regulación, podemos decir que es la primera vez
que este derecho a la creación y producción recibe un trato específico y separado
del derecho a la libertad de expresión en un texto constitucional español.
Respecto de la segunda de las notas apuntadas, la ambigüedad, se manifiesta
en la grave dificultad que supone el establecer una denominación clara, concisa
y uniforme de este derecho.
Un número importante de los trabajos doctrinales que se preocupan por analizar
cuál puede ser la protección constitucional del derecho de autor parten del
estudio de la Sentencia de 9 de diciembre de 1985, sobre el conocido caso del
escultor Pablo Serrano.
En ella el Tribunal Supremo dilucidaba el alcance del Art. 20.1.b) de la
Constitución, en relación con el derecho de autor, debiendo pronunciarse sobre
si el derecho de autor se había elevado o no al rango de derecho fundamental.
Según dicha Sentencia en el artículo 20.1.b) no queda consagrado como
fundamental el derecho de autor. Lo que sí consagraría como fundamental es un
derecho genérico e impersonal a producir o crear obras artísticas. De modo que
habría que entender que el derecho de autor quedaría fuera del precepto porque
éste no protegería el resultado de la creación, y que, además, no podría hablarse
de un derecho de la personalidad por no ser consustancial a la persona.
Frente a tal decisión, el magistrado FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ expresó su
desaprobación a tal postura, manteniendo en un voto particular que el citado
precepto sí elevaba al rango de derecho fundamental el núcleo esencial del
derecho de autor a la protección de sus intereses morales y materiales. En primer
lugar, basaba tal postura en la propia redacción del precepto en cuestión que, al
utilizar dos verbos distintos (reconocer y proteger), reconocía no sólo una
libertad, sino que obligaba asimismo a los poderes públicos a amparar, favorecer
y defender la producción artística. Por otra parte, tras analizar los trabajos

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parlamentarios, el referido magistrado concluye que la voluntad del constituyente


era precisamente aquella. Y por último, entiende que lo establecido en el artículo
10.2 de la Constitución impone la interpretación de sus preceptos sobre derechos
fundamentales de conformidad con la Declaración Universal de Derechos
Humanos. A estos efectos, el artículo 27, párrafo segundo de la referida
Declaración, establece que toda persona tiene derecho a la protección de los
intereses morales y materiales que le correspondan por razón de las
producciones científicas, literarias o artísticas de que sea autora, por lo que
termina por concluir estableciendo que con que el artículo 20.1.b) de la
Constitución se protege al derecho de autor, tanto en su faceta patrimonial como
en la moral.
Ante tal perspectiva, la doctrina se polarizó, de manera que algunos han seguido
el voto particular a la Sentencia, considerando incluido el derecho de autor, o al
menos las facultades morales del mismo, en el artículo 20.1.b) de la Constitución,
y, frente a ellos, otros niegan que este precepto consagre como derecho
fundamental el derecho de autor.
Según apunta PLAZA PENADES, el punto de convergencia se encuentra en que
todas las posturas doctrinales admiten que el derecho a la creación y producción
intelectual consagrado en el artículo 20.1.b) CE tiene como presupuesto (y como
contenido) un derecho genérico e impersonal a crear y producir obras de carácter
literario, artístico o científico. Esta postura, comúnmente aceptada, podemos
convenir en denominarla postura restrictiva o mínima. Por el contrario, el punto
de divergencia estriba en determinar si el derecho a la creación y producción
intelectual del artículo 20.1.b) de la Constitución, además de ese genérico
derecho a crear y producir obras (postura restrictiva), incluye o no todos o
algunos de los derechos de autor (postura amplia).
Lo cierto es que el asunto no está zanjado a favor de una u otra postura, ya que
ambas formas de pensamiento presentan argumentos lógicos para fortalecer sus
teorías.
Por un lado, parece bastante razonable la posición de los doctrinarios que
sostienen que el derecho a la creación y producción literaria, artística y científica
del artículo 20.1.b) de la Constitución, junto al derecho genérico e impersonal al
que se refiere el Tribunal Supremo en el Caso Serrano, también afecta a ciertos
derechos derivados de las obras ya creadas, en concreto, a los llamados

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derechos morales. Y es que, según este sector, algunas de las manifestaciones


de tales derechos guardan una estrecha relación con la libertad de creación
literaria y artística. En particular el derecho moral de autor, contiene, entre otras
facultades, la de decidir si su obra ha de ser o no divulgada, la de determinar si
tal divulgación ha de hacerse con su nombre, bajo seudónimo o anónimamente,
exigir el reconocimiento de su condición de autor de la obra y exigir el respeto a
la integridad de la obra impidiendo cualquier deformación, modificación o
atentado contra la misma. De ahí, que esta parte de la doctrina entienda que el
derecho moral debe formar parte del derecho a la creación y producción
intelectual del artículo 20.1.b), quedando los distintos derechos patrimoniales
ubicados en el artículo 33 de la Constitución, ya que éstos últimos son derechos
de naturaleza puramente económica que el autor puede ceder voluntariamente
y a los que también voluntariamente puede renunciar.

2.2.2. Contenido de los derechos de autor


Según LACRUZ MANTECÓN, una de las cosas que primeramente llaman la
atención de quien se inicia en el estudio de la Propiedad Intelectual, o Derecho
de Autor, es que, versando el objeto de esta especialización jurídica sobre algo
tan inmaterial como el arte y la creación, venga trufada de normas que disciplinan
intereses económicos. Esto se observa, ab initio, en la propia denominación de
la disciplina, el espiritual Derecho de Autor frente a la patrimonial Propiedad
Intelectual. Y es que, básicamente las normas de propiedad intelectual se
proyectan en estos dos ámbitos: la autoría y la obtención de rendimientos
económicos por la explotación de obras intelectuales. Para que la obra llegue al
público siempre va a ser necesaria una actividad humana que pueda ser
calificada de económica, en cuanto supone la utilización de medios para
satisfacer necesidades humanas.
Y es que la obra protegida por el derecho de autor es un bien de naturaleza
particular: refleja del modo más intenso y perdurable la personalidad de su
creador. El autor vive y trasciende en su obra. Por eso, el derecho de autor no
se agota en asegurar al creador la posibilidad de obtener beneficios económicos
por la explotación de la obra, sino que a la vez protege sus relaciones
intelectuales y personales con la obra y con su utilización. Esta es la razón por
la que en la actualidad es un hecho generalmente aceptado en el orden nacional
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e internacional, que el derecho de autor tiene un doble cometido y, en


consecuencia, también una doble estructura.
Está integrado por facultades exclusivas que conforman el contenido de la
materia: unas personales, el denominado derecho moral, que permiten la tutela
de la personalidad del autor en relación con su obra, y otras económicas, que
componen el llamado derecho patrimonial, que permiten que el autor efectúe la
explotación económica de su obra.

2.3. TIPOS PENALES INCORPORADOS


Como ya se adelantó, las modificaciones efectuadas al CP han venido de la
mano de las obligaciones asumidas por el Estado peruano a propósito del
Acuerdo de Promoción Comercial Perú – Estados Unidos (APC), cuyo capítulo
16 está referido justamente a la Propiedad Intelectual.
Sin mayores preámbulos, entramos al análisis de los tipos penales incorporados.

2.3.1. El Plagio
La doctrina sostiene que la perfección del tipo requiere de la concurrencia de las
siguientes condiciones:
a. Usurpación de la paternidad; Para la protección de una obra por derecho
de autor resulta indispensable que esta pueda ser distinguida de otras
creaciones similares. Debe revelarse el sello del autor, es decir, la
personalidad de su creador. Lo que evidencia la existencia del plagio en
su elemento material es precisamente la falta de originalidad. Lo que
sustrae el plagiario es la originalidad, la forma de expresión, la impreta del
autor original. Por lo tanto, esta primera condición para la existencia del
delito de plagio se configura todas las veces en que el nombre del
verdadero autor de la obra se sustituye, se suplanta por el de otra persona.
b. La ausencia de consentimiento del autor; Un sector considerable de la
doctrina está de acuerdo en afirmar que la ausencia del consentimiento del
autor es un elemento necesario para la configuración jurídica del plagio. A
la inversa, esto quiere decir que el consentimiento del autor borra la
infracción, que actúa como hecho justificativo del delito

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DERECHO PENAL

c. La divulgación.- Para que el delito de plagio pueda ser perseguido resulta


preciso que el instrumento plagiario salga del ámbito de dominio del
impostor para producir un efecto en el mundo exterior. De manera, que el
plagio hecho para disfrute personal queda fuera de toda persecución
penal. Como figura jurídica, el plagio no se encuentra consumado por el
solo hecho de usurpar la paternidad de una obra o por el hecho de
transformarla. A más de los hechos anteriores, indispensables también
para la perfección del tipo, resulta necesaria la divulgación de la obra.

d. El elemento intencional o dolo.- El tipo subjetivo del delito de plagio, exige


el dolo para su configuración. Pero no se exige un determinado tipo de
dolo, por lo cual es teóricamente posible incluso el dolo eventual. Distinto
es lo que sucede en el extranjero, que adicionalmente a este requisito se
incluye un elemento subjetivo adicional como el ánimo de lucro de la
conducta típica. Tratándose de plagio, el agente que sabe que copia al
autor de una obra, entiende que con su hecho se apropia de la forma de
expresión del autor, y desea consumar el delito en esas condiciones. Para
cometer este delito es necesario que el autor del hecho sepa o pueda
saber que la obra que plagió no es suya, aunque quizás no sepa de quién
es en realidad. Por lo tanto, es admisible que ese deseo no sea el objetivo
central del autor del delito, pero que incorpore a su actuar la posibilidad de
lesionar el derecho de autor de terceros con absoluto desprecio por la
paternidad de la creación. En estos casos se entiende que existe dolo
eventual.

2.3.2. Elusión de medidas tecnológicas


En primer lugar, se tipifican penalmente figuras que suponen la elusión de
medidas tecnológicas, es decir, de mecanismos técnicos o informáticos
dispuestos por los titulares de un derecho de propiedad intelectual para la
evitación o neutralización de actos de infracción por terceros.
Desde hace buen tiempo, la falsificación y piratería han venido exigiendo de los
empresarios la búsqueda de mecanismos o dispositivos de seguridad que
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DERECHO PENAL

alertasen al público sobre la autenticidad o no de los productos puestos en el


mercado. Más allá del tradicional precinto de seguridad, se ha llegado a utilizar
hologramas, tintas foto cromáticas, dispositivos electrónicos y otros.
Por lo demás, debe tenerse en cuenta que muchos de estos dispositivos sirven
para facilitar la tarea de diferenciar un producto auténtico de uno falso, con lo
cual, poco se puede hacer en aquellos casos en el que el propio consumidor está
dispuesto a comprar un producto con pleno conocimiento de que se trata de un
producto falsificado.
Como se ve, la búsqueda de dispositivos que eviten o dificulten la vulneración
de derechos de Propiedad Intelectual es una constante. Siendo así, algunos
países “se han visto en la necesidad” de incorporar en sus legislaciones normas
que reprimen la fabricación y distribución de instrumentos o equipos
específicamente destinados a suprimir o neutralizar dispositivos técnicos o
tecnológicos de seguridad.

2.3.3. Delitos contra la información sobre gestión de derechos


En cuanto al delito previsto en el art. 220-D, se reprime la supresión o alteración
de cualquier información sobre gestión de derechos. La información sobre
gestión de derechos debe diferenciarse de lo que constituye el objeto de las
Sociedades de Gestión Colectiva. Estas son asociaciones civiles sin fines de
lucro que se constituyen para defender los derechos patrimoniales reconocidos
al titular de un derecho de autor o conexo.
Lo que nuestro legislador pretendió al estructurar el segundo párrafo del artículo
220-D: “La misma pena será impuesta al que distribuya o importe para su
distribución información sobre gestión de derechos, a sabiendas que esta
ha sido suprimida o alterada sin autorización; o distribuya, importe para su
distribución, transmita, comunique o ponga a disposición del público
copias de las obras, interpretaciones o ejecuciones o fonogramas, a
sabiendas que la información sobre gestión de derechos ha sido suprimida o
alterada sin autorización.”
En buena cuenta, lo que se quiere reprimir en el art. 220-D son conductas de
adulteración de la información sobre gestión de derechos (primer párrafo) y de
importación o distribución de copias de las obras con la información adulterada
(segundo párrafo). Y es que puede sonar extraño aquello de “importe…
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DERECHO PENAL

información sobre gestión de derechos”, pues la información no es algo que se


pueda importar. Lo que se puede importar, y eso es lo que se sanciona
penalmente, es la importación de ejemplares en los que se haya suprimido o
alterado información sobre gestión de derechos, por ej. El nombre del autor.
La comparación del artículo ahora analizado con el art. 219 CP parece generar
más problemas. En el delito de plagio se atenta principalmente contra el
componente moral o personal del derecho de autor, en especial, el derecho a la
paternidad de la obra. No obstante, sería erróneo señalar que a esta figura penal
poco le interesa la infracción del derecho de autor en su aspecto patrimonial,
pues el legislador mismo alude en el tipo objetivo a la difusión (“la difunda como
propia”), lo que constituye propiamente un acto de comunicación al público, y
que está comprendido dentro de los derechos patrimoniales del derecho de
autor. Con todo, creemos que cuando en el caso concreto se aprecie un claro
desconocimiento al derecho de paternidad de la obra (consignar en el ejemplar
un nombre distinto al que corresponde a su autor vs. la mera omisión del autor
de la obra), el delito de plagio prevalecerá. Por lo demás, esta figura típica
ostenta una pena mucho más grave (no menor de cuatro ni mayor de ocho años
de pena privativa de la libertad, y noventa a ciento ochenta días-multa) que la
reconocida para el delito contra la información sobre gestión de derechos (no
mayor de dos años, y de diez a sesenta días-multa).
Una valoración final sobre este nuevo hecho punible, que conecta con los
problemas interpretativos anteriormente advertidos, lleva a criticar la amplitud del
tipo penal. Parece indiscutible que la necesidad de tutela de la información para
la gestión de derechos “no sólo deriva de esa importancia de la información, sino
también de la facilidad con la que la misma puede ser suprimida o alterada, sin
que quienes accedan de una u otra forma a las copias alteradas o a copias de
las mismas puedan percatarse de ello.”
No obstante, debemos apuntar que la protección de este tipo de información
cobra más sentido en un contexto donde la distribución de las obras se lleva
cada vez más a través de un entorno digital, en la red o empleando medios
electrónicos. De ahí que en algunas legislaciones se hable más bien de gestión
electrónica de derechos; cosa que pudo haber tomado en cuenta nuestro
legislador, por lo menos para limitar o precisar el ámbito de lo penalmente
relevante.

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2.3.4. Fabricación y comercialización de etiquetas


El artículo 220-E del CP reprime conductas de fabricación, comercialización,
distribución o almacenamiento de etiquetas o carátulas no auténticas para ser
adherida a un soporte material o al empaque que contenga una obra protegida:
audiovisual, de audio o programa de ordenador.
Cabe resaltar que el legislador incluye como modalidad típica una figura de mera
posesión, a saber, el almacenamiento de etiquetas. No creemos necesario que
las etiquetas estén ya colocadas o adheridas sobre los productos o empaques.

2.3.5. Manuales y licencias para programas de ordenador


El art. 220-F reprime a aquel que elabore, comercialice, distribuya almacene con
fines comerciales manuales o licencias no auténticas para un programa de
ordenador. Es de señalar que los programas de ordenador constituyen obras
protegidas por el derecho de autor. De ahí que para la protección penal de los
derechos sobre un programa de ordenador se pueda echar mano de las mismas
figuras delictivas previstas para la infracción de los derechos de autor en las que
estén involucradas otro tipo de obras protegidas. Por lo demás, el art. 69 del Dec.
Leg. 822 señala que los programas de ordenador se protegen en los mismos
términos que las obras literarias.
Es verdad que cabe distinguir entre la copia de seguridad de un programa de
ordenador (permitida legalmente) y la copia privada para uso personal (que
requiere autorización del titular). Claro que aún en este último caso copia privada
para uso personal de un programa de ordenador, sin autorización del titular no
cabe afirmar la concurrencia de un delito contra el derecho de autor, pues no
concurre un afán de comercializar o distribuir la referida copia.

2.3.6. Protección de señales satelitales


La Ley 29263 incorpora al catálogo penal una falta. En efecto, según el art. 444A,
se reprimirá, alternativamente, con prestación de servicios a la comunidad o
multa, a aquel que reciba una señal de satélite portadora de un programa
originariamente codificada, a sabiendas que fue decodificada sin la autorización
del distribuidor legal de la señal. En cuanto al elemento subjetivo

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“a sabiendas”, baste señalar que tiene la virtualidad (al menos teórica) de excluir
la comisión a título de dolo eventual; por tanto, se exige dolo directo.
Normalmente se cuestiona la conveniencia político-criminal de sancionar el
consumo personal, siendo que la persecución penal se dirige, sobre todo, contra
actos de elaboración, producción, distribución o comercialización de mercancía
ilícita (tráfico ilícito de drogas, falsificación de marcas, etc.). Quizás por ello se
ha preferido configurar este comportamiento como una falta, y no como un delito.
Cierto es que podría apreciarse alguna afinidad con el delito de hurto previsto en
el segundo párrafo del art. 185 (hurto de energía eléctrica, gas, agua y cualquier
otra energía o elemento que tenga valor económico, así como el espectro
electromagnético). Con todo, la represión penal de esta figura venía exigida por
el art. 16.8.1 del APC, siendo que el Estado optó por cumplir el acuerdo
considerando la recepción indebida de señales satelitales como una falta.

2.3.7. La incautación y el comiso


El legislador ha adicionado en el articulado referido a los delitos contra los
Derechos de Autor normas que regulan medidas cautelares reales. Por estas
entendemos. El principio de intervención mínima parecería desaconsejar la
persecución penal de estos comportamientos. Como anota González Gómez:
“desde el punto de vista práctico, ni las autoridades judiciales, ni los (posibles)
perjudicados han mostrado un particular interés en la persecución de copias
ilícitas de software, si son para uso privado. Antes bien, se han centrado en la
distribución profesional de aquéllas y en la denuncia de grandes empresas que
utilizan, con fines comerciales, copias piratas de la limitación de los derechos
reales o patrimoniales del imputado a través de medidas concretas que recaen
sobre elementos de prueba, o sobre los bienes del imputado y, eventualmente,
del tercero civilmente responsable, para asegurar la actividad probatoria o las
responsabilidades pecuniarias que pudieran derivar de una sentencia
condenatoria.
El art. 221 del Código Penal regula, de este modo, la incautación preventiva y el
allanamiento, siendo que este último está en función de los cometidos de aquélla.
En efecto, el allanamiento de inmuebles es una medida instrumental que, como
señala Sánchez Velarde, tiene como finalidad la captura de la persona imputada

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de un hecho delictivo, y/o la incautación o secuestro de los bienes vinculados


con los hechos que se investigan.
La entrada en un inmueble en estas circunstancias supone una medida que
afecta el derecho de la inviolabilidad del domicilio. Por esta razón, para la
aplicación de la misma se requiere autorización judicial, no excluyéndose el
empleo de la fuerza pública y hasta el descerraje, es decir, violentar la cerradura
de una puerta.
En cuanto a la incautación, cabe afirmar que además de la función aseguradora
de la prueba y de la reparación del daño, dicha medida cautelar puede asumir
una función preventiva del delito.
También pueda ser objeto de incautación los aparatos o medios utilizados para
la comisión del delito.
En cuanto al comiso, cabe mencionar que procede ante sentencias
condenatorias, con lo cual, adopta la naturaleza de una consecuencia accesoria.
En estos casos, el material comisado será destruido, salvo casos excepcionales.
Ahora bien, cuando se trata de ejemplares de procedencia ilícita no procederá
“en ningún caso” la devolución de los mismos al encausado. Es decir, ni siquiera
en aquellos casos en los que se hubiese expedido una sentencia absolutoria se
devolverá los bienes incautados de procedencia ilícita. Esto porque dichos
bienes son de comercio prohibido —en tanto vulneran un derecho exclusiva—,
con independencia de que el procesado haya sido absuelto.

CAPITULO III

DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD INDUSTRIAL

3.1. DEFINICION

En el caso de la Propiedad Industrial, el objeto de protección de esta


especialidad es complejo, esto es, que no está representado conceptualmente
por un bien jurídico único, como es el caso del Derecho de Autor, donde el objeto
de protección es la obra, aunque esta obra se aprecie a través de diversas
manifestaciones, bien sean gráficas, fílmicas, gravadas, pictóricas escultóricas,

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DERECHO PENAL

entre otras. En la Propiedad Industrial el objeto de protección es,


estructuralmente, diverso y múltiple, en el sentido de que existen diferentes
bienes jurídicos que son protegidos por la normativa que conforma la Propiedad
Industrial, bienes estos distintos entre sí y con un tratamiento particular, aunque
siempre dentro de los márgenes y principios rectores de la Propiedad Industrial.

La propiedad industrial, en la actual sociedad del conocimiento, se constituye


como elemento fundamental para el desarrollo económico-social al impulsar la
creatividad y el ingenio de los creadores mediante un sistema internacional y
estatal, que los protege y les da las herramientas necesarias para luchar contra
la mediocridad y la imitación desleal.
Este sistema internacional y estatal busca que las personas y las instituciones
vuelquen su saber, talento y habilidades, en invenciones, en nuevos productos
o procesos, que podrían mantener oculto, al servicio de la sociedad. Las
organizaciones productivas y de servicios encuentran protección y amparo para
el desarrollo de sus actividades comerciales en las normas de propiedad
industrial, pues éstas les confieren los derechos básicos y la estructura jurídica
adecuada para que alcancen sus fines de desarrollo tecnológico y competitividad
en un ambiente de sana competencia. Sobre esta base, las organizaciones crean
empleos sostenibles y duraderos para los trabajadores.

3.2. OBJETO DEL DELITO CONTRA LA PROPIEDAD INDUSTRIAL


De la lectura de los artículos 222° y 223° del Código Penal, se incluyen a
bienes y servicios que deriven de invenciones o de signos distintivos, aunque no
se comprenden a la totalidad de las modalidades de aquellas. En el caso de las
Invenciones, se consideran a: la Patente de Invención, el Modelo de Utilidad, el
Diseño Industrial, la Obtención de Variedad Vegetal y el Esquema de Trazado.
En cambio, dentro de los Signos Distintivos, encontramos a las Marca sean éstas
de servicio, de producto, colectiva o de certificación. Pero en todos estos objetos,
se requiere que la invención o el signo distintivo se encuentren registrados en el
Perú, en este caso, la Oficina de Invenciones y Nuevas Tecnologías o en la
Oficina de Signos Distintivos del Instituto Nacional de Defensa de la

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DERECHO PENAL

Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual (INDECOPI), según


sea el caso.

Concordando el Código Penal con las normas de Derecho de Propiedad


Industrial, se observará que no se incluyen algunas invenciones, como el Secreto
Industrial y el Certificado de Protección de Invención; ni tampoco a algunos
signos distintivos como el Nombre Comercial, el Lema Comercial y la
Denominación de Origen.

La discusión doctrinaria se concentra, principalmente, en tres temas: a) Si se


debiera considerar a todas o más clases de invenciones o de signos distintivos
dentro del tipo penal; y b) Si se debe incluir a las Invenciones y Signos Distintivos
no inscritos pero de relevancia. Sobre estos temas, opino que en el caso de las
denominaciones de origen (que por su naturaleza, se asemeja a las marcas de
certificación) y de las marcas notorias no registradas (porque tienen la misma
relevancia de una marca registrada), sí se les podría incluir como objeto del
delito, con la correspondiente modificatoria legislativa, aunque en este último
caso, se producirían interesantes variantes en cuanto a casos de justificación o
de atipicidad.

3.3. ELEMENTOS DE LOS DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD INDUSTRIAL

Todos los delitos contra la propiedad industrial van a tener tres elementos
básicos:
1. Falta de consentimiento del titular del derecho en exclusiva (se trata de
aquellos sujetos que a través de una invención obtienen una patente, marca
distintiva, la registran y obtienen un derecho exclusivo de explotación).
2. Existencia del registro y conocimiento por el autor del registro. A un sujeto es
la inscripción en un registro lo que le da un derecho en exclusiva para la
explotación de una patente.
3. Finalidad industrial o comercial que se le de al producto. Cuando el derecho
en exclusiva es conocido por el autor y aun así actúa sin el consentimiento puede
tener dos finalidades:
 Privada: sin sanción penal, se trata de un aprovechamiento propio. La
conducta es atípica.
 Industrial o comercial.

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3.4. ASPECTOS GENERALES DE LA PROTECCIÓN PENAL EN EL PERÚ A


LA PROPIEDAD INDUSTRIAL
 Como antecedente de la protección a la Propiedad Industrial en al ámbito
penal, tenemos al Código Penal de 1924, cuyo artículo 338° regulaba
sobre la Falsificación de Marcas Oficiales, pero teniendo como bien
jurídico protegido a la Fe Pública y no algo referente a la Propiedad
Industrial.
 Recién con el Código Penal de 1991, en el Capítulo II del Título VII del
Libro Segundo, se incorporaron cuatro tipos penales que regulaban sobre
Delitos contra la Propiedad Industrial, sin necesidad de utilizar una Ley
Penal en Blanco sino más bien una remisión interpretativa de las normas
de Propiedad Industrial
 a) Artículo 222, que regulaba sobre la Fabricación o Uso no Autorizado
de Patente
 b) Artículo 223, referido al Uso o Venta no Autorizada de Diseño o
Modelo Industrial
 c) Artículo 224, que estipulaba sobre el Uso Ilícito de Diseño o Modelo
Industrial
 d) Artículo 225, que señalaba respecto al Uso Indebido de Marca
 Posteriormente en el 2002, se promulgó la Ley 27729, que modificó los
tipos penales, reduciéndolos a dos (artículos 222° y 223°) e incorporando
un tema de carácter procesal (artículo 224°) y una agravante a la
penalidad de los delitos (artículo 225°) de los que trataremos más
adelante. Finalmente con la Ley Nº 28774, promulgada en el 2004 se
incorpora el artículo 222-A°, sobre la clonación o adulteración de
terminales de telefonía móvil
 Es de mencionar que para la configuración de un delito contra la
Propiedad Industrial, la conducta que implique una violación del
ordenamiento jurídico, debe tener por finalidad, introducir indebidamente
bienes o servicios dentro del circuito económico; en consecuencia, no se
consideran penalmente relevantes a los productos artísticos ni la
divulgación científica sobre dichos bienes o servicios. Es lo que en
doctrina se denomina como una exigencia objetiva de conducta típica, tal
como lo menciona el estudioso español Segura García

3.5. LA ESTRUCTURA DEL MARCO JURIDICO DE LA PROPIEDAD


INDUSTRIAL EN EL PERU
La Propiedad Industrial en el Perú se constituye bajo un Sistema Legislativo que
articula diversos niveles normativos, normas internas, Convenios Internacionales
Multilaterales, Sub-regionales y Bilaterales. Estos niveles se integran

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DERECHO PENAL

constituyendo un conjunto de normas sustantivas y de procedimiento, que se


aplican y funcionan para proteger, administrar y resolver los conflictos que se
presenten en cada uno de los elementos constitutivos de la propiedad industrial.
La norma de mayor jerarquía para el Perú es la Constitución Peruana, que en su
artículo 2° inciso 8), Capítulo I establece: “Toda persona tiene derecho: (...) a la
libertad de creación intelectual, artística, técnica y científica, así como a la
propiedad sobre dichas creaciones y a su producto.”

3.6. PENALIDADES
Con la Ley N° 27729, se aumentó la pena máxima privación de la libertad
de cuatro a cinco años, manteniéndose la pena mínima de 2 años. En lo referente
a los Días Multa es de 60 a 365, salvo si hay agravante, donde el término mínimo
aumenta a 90. En cuanto a la inhabilitación, se aplican algunos supuestos del
artículo 36° del Código Penal, como la suspensión de los derechos políticos que
señale la sentencia (Inciso 3) y la incapacidad para ejercer por cuenta propia o
por intermedio de tercero: profesión, comercio, arte o industria, que deben
especificarse en la sentencia (Inciso 4).

Otra novedad de la Ley N° 27729, es la incorporación de dos supuestos que


agravan la penalidad en el artículo 225°, como cuando el agente que comete el
delito integra una organización destinada a perpetrar los ilícitos o si posee la
calidad de funcionario o servidor público. Esto trae nuevas inhabilitaciones a
aplicarse como son Privación de la función, cargo o comisión que ejercía el
condenado, aunque provenga de elección popular (Inciso 1), la incapacidad para
obtener mandato, cargo, empleo o comisión de carácter público (Inciso 2) y la
privación de grados militares o policiales, títulos honoríficos u otras distinciones
que correspondan al cargo, profesión u oficio del que se hubiese servido el
agente para cometer el delito (Inciso 8).

Respecto a las consecuencias accesorias, es de mención que cabe incluir todos


los supuestos previstos en el Código Penal, dependiendo de cada caso en
particular. Finalmente cabe expresar que en toda sentencia, debe establecerse
reparación.

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DERECHO PENAL

CAPITULO IV

DELITOS CONTRA EL PATRIMONIO CULTURAL

4.1 PATRIMONIO CULTURAL DE LA NACIÓN

4.1.1 Definición

Se entiende por bien integrante del Patrimonio Cultural de la Nación toda


manifestación del quehacer humano material o inmaterial que por su
importancia, valor y significado paleontológico, arqueológico, arquitectónico,
histórico, artístico, militar, social, antropológico, tradicional, religioso, etnológico,
científico, tecnológico o intelectual, sea expresamente declarado como tal o
sobre el que exista la presunción legal de serlo. Dichos bienes tienen la condición
de propiedad pública o privada con las limitaciones que establece la presente
Ley. Tienen la condición de bienes integrantes del Patrimonio Cultural de la
Nación, los bienes materiales o inmateriales, de la época prehispánica, virreinal
y republicana, independientemente de su condición de propiedad pública o
privada, que tengan la importancia, el valor y significado referidos en el artículo
precedente y/o que se encuentren comprendidos en los tratados y convenciones
sobre la materia de los que el Perú sea parte. Que tiene un interés social y de
necesidad pública con la identificación, registro, inventario, declaración,
protección, restauración, investigación, conservación, puesta en valor y difusión
del Patrimonio Cultural de la Nación y su restitución en los casos pertinentes.

4.1.2. Órganos competentes de la Protección del patrimonio cultural

Los bienes integrantes del Patrimonio Cultural de la Nación, independientemente


de su condición privada o pública, están protegidos por el Estado y sujetos al
régimen específico regulado de acuerdo a ley.

El Estado, los titulares de derechos sobre bienes integrantes del Patrimonio


Cultural de la Nación y la ciudadanía en general tienen la responsabilidad común
de cumplir y vigilar el debido cumplimiento del régimen legal establecido.

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El Estado promoverá la participación activa del sector privado en la


conservación, restauración, exhibición y difusión de los bienes integrantes del
Patrimonio Cultural de la Nación y su restitución en los casos de exportación
ilegal o cuando se haya vencido el plazo de permanencia fuera del país otorgado
por el Estado.

a. Organismos competentes del Estado


El Instituto Nacional de Cultura, la Biblioteca Nacional y el Archivo
General de la Nación, están encargados de registrar, declarar y
proteger el Patrimonio Cultural de la Nación dentro de los ámbitos de
su competencia. están encargados de la identificación, inventario,
inscripción, registro, investigación, protección, conservación, difusión
y promoción de los bienes integrantes del Patrimonio Cultural de la
Nación de su competencia.

4.2. BIENES INTEGRANTES DEL PATRIMONIO CULTURAL DE LA NACIÓN


 Articulo. 226 atentados contra monumentos arqueológicos.
El que se asienta, deprenda o el que, sin autorización, explora, excava o
remueve monumentos arqueológicos prehispánicas, sin importar la relación de
derecho real que ostente sobre el terreno donde aquel se ubique, siempre que
conozca el carácter de patrimonio cultural del bien, será reprimido con pena
privativa de libertad no menor de tres ni mayor de seis años y con ciento siete a
trecientos sesenta y cinco días multa.
El delito previsto y sancionado en el artículo 226 del código penal, exige para su
configuración típica la verificación de actos de depredación, exploración,
excavación o remoción de yacimientos arqueológicos sin la debida autorización,
presupuesto que no concurren en la conducta del agente, quien se limitó a
recoger encomiendas que contenían restos arqueológicos, principalmente sino
se ha establecido su destino.
No existen prueba de la comisión del delito contra el patrimonio cultural por no
haberse realizado actos de depredación y menos se ha removido, excavado o
explorado yacimientos arqueológicos existiendo por el contrario un permiso para
utilizar la tierra para la ejecución de obras otorgado por el director de instituto
nacional de cultura.

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CLASIFICACIÓN

Los bienes integrantes del Patrimonio Cultural de la Nación se clasifican en:

1) BIENES MATERIALES

A) Inmuebles

Comprende de manera no limitativa, los edificios, obras de infraestructura,


ambientes y conjuntos monumentales, centros históricos y demás
construcciones, o evidencias materiales resultantes de la vida y actividad
humana urbanos y/o rurales, aunque estén constituidos por bienes de diversa
antigüedad o destino y tengan valor arqueológico, arquitectónico, histórico,
religioso, etnológico, artístico, antropológico, paleontológico, tradicional,
científico o tecnológico, su entorno paisajístico y los sumergidos en espacios
acuáticos del territorio nacional.

La protección de los bienes inmuebles integrantes del Patrimonio Cultural de la


Nación, comprende el suelo y subsuelo en el que se encuentran o asientan, los
aires y el marco circundante, en la extensión técnicamente necesaria para cada
caso.

B) Muebles

Comprende de manera enunciativa no limitativa, a:

 Colecciones y ejemplares singulares de zoología, botánica, mineralogía y


los especímenes de interés paleontológico.
 Los bienes relacionados con la historia, en el ámbito científico, técnico,
militar, social y biográfico, así como con la vida de los dirigentes,
pensadores, sabios y artistas y con los acontecimientos de importancia
nacional.
 El producto de las excavaciones y descubrimientos arqueológicos, sea
cual fuere su origen y procedencia.

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 Los elementos procedentes de la desmembración de monumentos


artísticos o históricos y de lugares de interés arqueológico.
 Las inscripciones, medallas conmemorativas, monedas, billetes, sellos,
grabados, artefactos, herramientas, armas e instrumentos musicales
antiguos de valor histórico o artístico.
 El material etnológico.
 Los bienes de interés artístico como cuadros, lienzos, pinturas, esculturas
y dibujos, composiciones musicales y poéticas hechos sobre cualquier
soporte y en cualquier material.
 Manuscritos raros, incunables, libros, documentos, fotos, negativos,
daguerrotipos y publicaciones antiguas de interés especial por su valor
histórico, artístico, científico o literario.
 Sellos de correo de interés filatélico, sellos fiscales y análogos, sueltos o
en colecciones.
 Documentos manuscritos, fonográficos, cinematográficos, videos
gráficos, digitales, plano tecas, hemerotecas y otros que sirvan de fuente
de información para la investigación en los aspectos científico, histórico,
social, político, artístico, etnológico y económico.
 Objetos y ornamentos de uso litúrgico, tales como cálices, patenas,
custodias, copones, candelabros, estandartes, incensarios, vestuarios y
otros, de interés histórico y/o artístico.
 Los objetos anteriormente descritos que se encuentren sumergidos en
espacios acuáticos del territorio nacional.
 Otros objetos que sean declarados como tales o sobre los que exista la
presunción legal de serlos.

2) BIENES INMATERIALES

Integran el Patrimonio Inmaterial de la Nación las creaciones de una comunidad


cultural fundadas en las tradiciones, expresadas por individuos de manera
unitaria o grupal, y que reconocidamente responden a las expectativas de la
comunidad, como expresión de la identidad cultural y social, además de los
valores transmitidos oralmente, tales como los idiomas, lenguas y dialectos
autóctonos, el saber y conocimiento tradicional, ya sean artísticos,

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gastronómicos, medicinales, tecnológicos, folclóricos o religiosos, los


conocimientos colectivos de los pueblos y otras expresiones o manifestaciones
culturales que en conjunto conforman nuestra diversidad cultural.

Artículo 2.- Propiedad de los bienes inmateriales


Los bienes culturales inmateriales integrantes del Patrimonio Cultural de la
Nación, por su naturaleza, pertenecen a la Nación; ninguna persona natural o
jurídica puede arrogarse la propiedad de algún bien cultural inmaterial, siendo
nula toda declaración en tal sentido, haya sido o no declarado como tal por la
autoridad competente. Las comunidades que mantienen y conservan bienes
culturales inmateriales pertenecientes al Patrimonio Cultural Inmaterial, son los
poseedores directos de dicho Patrimonio.

4.3. RÉGIMEN DE LOS BIENES INTEGRANTES DEL PATRIMONIO


CULTURAL DE LA NACIÓN

Los bienes del Patrimonio Cultural de la Nación, sean de propiedad pública o


privada, están sujetos a las medidas y limitaciones que establezcan las leyes
especiales para su efectiva y adecuada conservación y protección. El ejercicio
del derecho de propiedad de estos bienes está sujeto a las limitaciones
establecidas en las medidas administrativas que dispongan los organismos
competentes, siempre y cuando no contravengan la Ley y el interés público. La
Ley regula la propiedad privada de bienes culturales muebles e inmuebles
integrantes del Patrimonio Cultural de la Nación, y establece las restricciones,
limitaciones y obligaciones que dicha propiedad implica, en razón del interés
público y de la conservación adecuada del bien.

4.3.1. Los bienes del patrimonio cultural no descubiertos

Los bienes culturales integrantes del Patrimonio Cultural de la Nación, muebles


o inmuebles no descubiertos, son de exclusiva propiedad del Estado. Aquellos
que se encuentren en propiedad privada, conservan tal condición, sujetándose
a las limitaciones y medidas de acuerdo a Ley.

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Los bienes arqueológicos descubiertos o conocidos que a la promulgación de la


presente Ley no son de propiedad privada, mantienen la condición de bienes
públicos. Son bienes intangibles e imprescriptibles.

La extracción, remoción no autorizada, comercialización, transferencia u


ocultamiento de estos bienes, constituyen ilícitos penales.

La integración del bien inmueble en el patrimonio cultural de la nación

 Todo bien inmueble integrante del Patrimonio Cultural de la Nación de


carácter prehispánico es de propiedad del Estado, así como sus partes
integrantes y/o accesorias y sus componentes descubiertos o por
descubrir, independientemente de que se encuentre ubicado en predio de
propiedad pública o privada. Dicho bien inmueble integrante del
Patrimonio Cultural de la Nación tiene la condición de intangible,
inalienable e imprescriptible, siendo administrado únicamente por el
Estado.
 Toda construcción edificada sobre restos prehispánicos conforman una
sola unidad inmobiliaria, sin perjuicio del derecho de expropiación por el
Estado, de ser el caso, si fuera conveniente para su conservación o
restauración. El ejercicio del derecho de propiedad sobre los inmuebles a
que se refiere el presente inciso se encuentra sujeto a las condiciones y
límites previstos en la presente Ley.
 El propietario del predio donde exista un bien inmueble integrante del
Patrimonio Cultural de la Nación de carácter prehispánico está obligado a
registrar dicho bien, protegerlo y conservarlo, evitando su abandono,
depredación y/o destrucción, conforme a las disposiciones que dicte el
Instituto Nacional de Cultura, en las que precisa las responsabilidades
comunes del Estado y del propietario del bien. Cualquier acto que perturbe
la intangibilidad de tales bienes deberá ser inmediatamente puesto en
conocimiento del Instituto Nacional de Cultura. El incumplimiento de estos
deberes por negligencia o dolo acarrea responsabilidad administrativa,
civil y penal, según corresponda.
 El bien inmueble integrante del Patrimonio Cultural de la Nación que
pertenezca al período posterior al prehispánico, de propiedad privada,

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DERECHO PENAL

conserva la condición de particular. Su propietario está sujeto a las


obligaciones y límites establecidos en la presente Ley.

Integración del bien mueble en el patrimonio cultural de la nación

 El bien mueble integrante del Patrimonio Cultural de la Nación de


propiedad privada, conserva su condición de particular.
 El propietario está obligado a registrarlo, protegerlo y conservarlo
adecuadamente, evitando su abandono, depredación, deterioro y/o
debiendo poner en conocimiento del organismo competente estos casos.
 Toda acción orientada a la restauración o conservación del bien debe ser
puesta en conocimiento del organismo competente.
 El incumplimiento de las obligaciones señaladas en los incisos 7.2 y 7.3
por actitud negligente o dolosa, acarrea responsabilidad administrativa,
civil y penal, según corresponda.

La Transferencia de los bienes del patrimonio cultural

1. Dentro del territorio nacional, el bien integrante del Patrimonio Cultural de


la Nación puede ser transferido libremente bajo cualquier título, con
observancia de los requisitos y límites de acuerdo a ley.
2. La transferencia de dominio entre particulares de un bien integrante del
Patrimonio Cultural de la Nación obligatoriamente debe ser puesta en
conocimiento previo de los organismos competentes, bajo sanción de
nulidad.
3. Queda prohibida la transferencia de un bien integrante del Patrimonio
Cultural de la Nación a la persona condenada durante el tiempo de la
condena, por los delitos comprendidos en el Título VIII del Libro Segundo
del Código Penal. Es nula la transferencia efectuada en contravención a
esta disposición.
4. El Estado tiene preferencia en la transferencia onerosa de bienes
integrantes del Patrimonio Cultural de la Nación, bajo sanción de nulidad.
5. No podrán transferirse separadamente los bienes integrantes de una
colección o conjunto de bienes que tengan vinculación entre sí, salvo
autorización expresa de la entidad competente.

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DERECHO PENAL

La exportación ilícita del patrimonio cultural de la nación

Se pierde automáticamente a favor del Estado la propiedad de los bienes


muebles del Patrimonio Cultural de la Nación que sean materia de exportación
ilícita, o de intento de tal, sin perjuicio de las responsabilidades administrativas,
civil y penal, que corresponda.

Se exceptúa de lo dispuesto en el párrafo precedente los casos de bienes


culturales robados o hurtados a propietarios que acrediten fehacientemente su
titularidad, procediendo a su devolución.

La Expropiación ilícita del patrimonio cultural de la nación

La expropiación de los bienes inmuebles integrantes del Patrimonio Cultural de


la Nación de propiedad privada, son siempre que se encuentren en peligro de
perderse por abandono, negligencia o grave riesgo de destrucción o deterioro
sustancial declarado por el Instituto Nacional de Cultura.

También son de necesidad pública la expropiación del área técnicamente


necesaria del predio de propiedad privada donde se encuentre un bien inmueble
integrante del Patrimonio Cultural de la Nación, con los fines de consolidar la
unidad inmobiliaria, conservación y puesta en valor.

El inicio del procedimiento de expropiación podrá ser suspendido si ante la


declaración que emita el Instituto Nacional de Cultura, el propietario del bien,
dentro del plazo que establezca el reglamento de esta Ley, inicia la ejecución de
las obras necesarias que permitan conservarlo, restaurarlo o ponerlo en valor,
debiendo observarse obligatoriamente las disposiciones que sobre el particular
establezca el Instituto Nacional de Cultura.

Recuperación de bien inmueble

El propietario de un bien inmueble integrante del Patrimonio Cultural de la Nación


podrá promover la demanda de desalojo correspondiente, con la finalidad de
restaurarlo dentro del plazo establecido en el proyecto de restauración aprobado
por el Instituto Nacional de Cultura.

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DERECHO PENAL

El incumplimiento de la obligación de restauración por parte del propietario en el


plazo señalado da lugar a una multa, constituyendo recurso propio del Instituto
Nacional de Cultura, sin perjuicio de la obligación del propietario de restaurar el
bien. Para efectos de los bienes culturales de propiedad del Estado coordinará
con la Superintendencia de Bienes Nacionales. El monto de la multa la establece
el reglamento de la presente Ley.

4.4. REGISTRO DE BIENES DEL PATRIMONIO CULTURAL DE LA NACIÓN

Inscripción de bien inmueble

El Instituto Nacional de Cultura es el titular para solicitar la inscripción del bien


inmueble integrante del Patrimonio Cultural de la Nación ante la oficina registral
en cuya jurisdicción se encuentre el bien.

El Instituto Nacional de Cultura es responsable de elaborar y mantener


actualizado el inventario de los bienes muebles e inmuebles integrantes del
Patrimonio Cultural de la Nación.

La Biblioteca Nacional del Perú y el Archivo General de la Nación son


responsables de hacer lo propio en cuanto al material bibliográfico, documental
y archivístico respectivamente, integrante del Patrimonio Cultural de la Nación.

Registro Nacional de Bienes

Se crea el Registro Nacional Patrimonial Informatizado de Bienes Integrantes del


Patrimonio Cultural de la Nación a cargo del Instituto Nacional de Cultura que
tiene por objeto la centralización del ordenamiento de datos de los bienes
culturales de la Nación, en el marco de un sistema de protección colectiva de su
patrimonio a partir de la identificación y registro del bien. Todo bien que se
declare integrante del Patrimonio Cultural de la Nación será inscrito de oficio en
el Registro Nacional de Bienes Integrantes del Patrimonio Cultural de la Nación,
generándose una Ficha Técnica en la que constará la descripción
pormenorizada y el reconocimiento técnico del bien, y un Certificado de Registro
del organismo competente que otorga a su titular los beneficios establecidos en
la presente Ley. Tratándose de bienes de propiedad del Estado integrantes del

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Patrimonio Cultural de la Nación deben ser registrados en el SINABIP (Sistema


de Información de Bienes de Propiedad Estatal).

Conformación del Registro Nacional

El Registro Nacional de Bienes Integrantes del Patrimonio Cultural de la Nación


está conformado por:

1. El Registro Nacional de Bienes Inmuebles Integrantes del


Patrimonio Cultural de la Nación, donde se registran todos los
bienes inmuebles integrantes del Patrimonio Cultural de la Nación,
de propiedad del Estado o de particulares.
2. El Registro Nacional de Bienes Muebles Integrantes del Patrimonio
Cultural de la Nación, donde se registran todos los bienes muebles
materiales integrantes del Patrimonio Cultural de la Nación,
distintos a los pertenecientes al patrimonio bibliográfico,
documental y archivístico, de propiedad del Estado o de
particulares.
3. El Registro Nacional de Material Bibliográfico.
4. El Registro Nacional de Colecciones Documentales y Archivos
Históricos Públicos o de Particulares.
5. El Registro Nacional de Museos Públicos y Privados, donde se
registran todos los museos públicos y privados que exhiban bienes
integrantes del Patrimonio Cultural de la Nación.
6. El Registro Nacional de Folclore y Cultura Popular, donde se
registran todos los bienes materiales o inmateriales pertenecientes
al folclore y la cultura popular integrantes del Patrimonio Cultural
de la Nación.
7. El Registro Nacional de Personas Naturales o Jurídicas dedicadas
al comercio de Bienes Integrantes del Patrimonio Cultural de la
Nación.
8. Otros que los organismos competentes consideren necesarios.

El propietario de un bien que es integrante del Patrimonio Cultural de la Nación


está obligado a solicitar ante el organismo competente el registro de los mismos.

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Para poder adquirir un bien mueble toda persona o integrantes del Patrimonio
Cultural de la Nación, está obligada a cumplir los trámites establecidos y
acreditar la validez de su adquisición. En caso que no cumpla con los requisitos,
se presume la adquisición ilícita del bien, siendo nula la transferencia de
propiedad o traslación de posesión, revirtiéndolo a favor del Estado, salvo
derecho aprobado en la vía judicial.

4.5. RESTRICCIONES FRENTE AL PATRIMONIO CULTURAL


 Artículo.227 inducción a la comisión de atentados contra
yacimientos arqueológico.
El que promueve, organiza, finanza o dirige grupos de personas para la comisión
de los delitos previstos en el artículo 226, será reprimido con pena privativa de
libertad no menor de tres ni mayor de ocho años y con ciento ochenta a
trecientos sesenticinco días multa.

Son restricciones básicas al ejercicio de la propiedad de bienes muebles e


inmuebles integrantes del Patrimonio Cultural de la Nación:

a. Desmembrar partes integrantes de un bien mueble o inmueble integrante


del Patrimonio Cultural de la Nación.
b. Alterar, reconstruir, modificar o restaurar total o parcialmente el bien
mueble o inmueble, sin autorización previa del Instituto Nacional de
Cultura en cuya jurisdicción se ubique.

Protección de bienes inmuebles

1. Toda obra pública o privada de edificación nueva, remodelación,


restauración, ampliación, refacción, acondicionamiento, demolición,
puesta en valor o cualquier otra que involucre un bien inmueble integrante
del Patrimonio Cultural de la Nación, requiere para su ejecución de la
autorización previa del Instituto Nacional de Cultura.
2. Es nula la licencia municipal que carezca de dicha autorización, sin
perjuicio de las responsabilidades administrativas, civiles y penales que
correspondan.

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3. El Instituto Nacional de Cultura queda facultado para disponer la


paralización y/o demolición de la obra no autorizada, de la que se ejecute
contraviniendo, cambiando o desconociendo las especificaciones
técnicas y de las que afecten de manera directa o indirecta la estructura
o armonía de bienes inmuebles vinculados al Patrimonio Cultural de la
Nación, solicitando el auxilio de la fuerza pública, en caso de ser
necesario.
4. Las paralizaciones de obra y las demoliciones que ordene el Instituto
Nacional de Cultura, se ejecutarán por la vía coactiva y todo gasto que se
irrogue será asumido por los infractores. La orden de paralización de obra
o de demolición a que se refiere esta Ley, conlleva la obligación de los
infractores de devolverla al estado anterior a la agresión, salvo el caso de
imposibilidad material demostrada, correspondiendo a dicha entidad
ejercer las acciones legales necesarias.
5. En los casos en que se compruebe la destrucción o alteración de un
inmueble sometido al régimen que prevé esta Ley, los organismos
competentes darán cuenta al Ministerio Público para que inicie la acción
penal correspondiente.

Protección de bienes muebles

La protección de los bienes culturales muebles integrantes del Patrimonio


Cultural de la Nación comprende su identificación, registro, investigación,
conservación, restauración, preservación, puesta en valor, promoción y difusión;
asimismo, la restitución y repatriación cuando se encuentren de manera ilegal
fuera del país.

Protección de bienes inmateriales

La protección de los bienes inmateriales del Patrimonio Cultural de la Nación


comprende su identificación, documentación, registro, investigación,
preservación, promoción, valorización, transmisión y revitalización.

Cooperación internacional

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El Poder Ejecutivo propicia la celebración de convenios internacionales para la


ejecución de proyectos de conservación, restauración y difusión de bienes
integrantes del Patrimonio Cultural de la Nación a través de la cooperación
internacional no reembolsable. También impulsa la suscripción de acuerdos
internacionales para reforzar la lucha contra el tráfico ilícito de dichos bienes y,
en su caso, lograr su repatriación.

Conflicto armado

El Estado peruano, a través del Instituto Nacional de Cultura, la Biblioteca


Nacional y el Archivo General de la Nación, se obliga a adoptar las medidas
necesarias destinadas a proteger y conservar los bienes integrantes del
Patrimonio Cultural de la Nación en caso de conflicto armado, en concordancia
con las normas de Derecho Internacional y Derecho Internacional Humanitario.

Ocupaciones ilegales

 Artículo 228. Extracción ilegal de bienes culturales


El que destruye, altera, extrae del país o comercializa bienes del patrimonio
cultural prehispánico o no los retorna de conformidad con la autorización que le
fue concedida, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de tres ni
mayor de ocho años y con ciento ochenta a trecientos sesenta y cinco días multa.
En el caso que le agente sea un funcionario o servidor público con deberes de
custodia de los bienes, la pena será no menor de cinco ni mayor de diez años.
Si el agente obro por culpa, la pena será privativa de libertad no menor de dos.

En los casos de ocupaciones ilegales de bienes inmuebles integrantes del


Patrimonio Cultural de la Nación de carácter prehispánico, el Instituto Nacional
de Cultura, en coordinación con otras entidades del Estado, propenderá a la
reubicación de los ocupantes ilegales de dichos bienes, sin perjuicio del ejercicio
de las acciones legales conducentes a su intangibilidad.

4.6. PARTICIPACIÓN DE ENTIDADES ESTATALES

 Artículo 229. Intervención o facilitación de funcionarios públicos

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DERECHO PENAL

Las autoridades políticas administrativas, aduaneras municipales y miembros de


la fuerza armada o de la policía nacional, que omitiendo los deberes de sus
cargos, intervengan o faciliten la comisión de los delitos mencionados en este
capítulo, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de tres ni mayor
se seis años con treinta noventa días multa i inhabilitación no menor de un año
conforme al artículo 36, inciso 1,2, y 3.

Gobiernos Regionales

En concordancia de las funciones y atribuciones establecidas en la Ley Orgánica


de Gobiernos Regionales, éstos prestarán asistencia y cooperación a los
organismos pertinentes para la ejecución de proyectos de investigación,
restauración, conservación y difusión de los bienes integrantes del Patrimonio
Cultural de la Nación ubicados en su jurisdicción. Los organismos a que se
refiere el artículo 19 de la presente Ley estarán encargados de la aprobación y
supervisión de los proyectos que se ejecuten con tal fin.

Gobiernos Municipalidades

1. En concordancia con las competencias y funciones establecidas en la Ley


Orgánica de Municipalidades, corresponde a las municipalidades en sus
respectivas jurisdicciones:
 Cooperar con el Instituto Nacional de Cultura, la Biblioteca Nacional y el
Archivo General de la Nación en la identificación, inventario, registro,
investigación, protección, conservación, difusión y promoción de los
bienes muebles e inmuebles integrantes del Patrimonio Cultural de la
Nación.
 Dictar las medidas administrativas necesarias para la protección,
conservación y difusión de los bienes integrantes del Patrimonio Cultural
de la Nación de su localidad, en concordancia con la legislación sobre la
materia y las disposiciones que dicten los organismos a que se refiere el
artículo 19 de esta Ley.
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2. laborar planes y programas orientados a la protección, conservación y


difusión de los bienes integrantes del Patrimonio Cultural de la Nación de
su localidad, en coordinación con los organismos a que se refiere el
artículo 19 de la presente Ley.
 29.2 Las ordenanzas, resoluciones, acuerdos y reglamentos emitidos por
las municipalidades que se refieran a bienes integrantes del Patrimonio
Cultural de la Nación requieren opinión previa del organismo competente,
en caso contrario serán nulas de pleno derecho.

Funcionarios públicos

Todo funcionario público tiene la obligación de adoptar las medidas necesarias


para impedir la alteración, deterioro o destrucción de los bienes integrantes del
Patrimonio Cultural de la Nación que se encuentren bajo su administración o
custodia; el incumplimiento de la presente obligación acarreará responsabilidad
administrativa, sin perjuicio de las acciones civiles y/o penales a que hubiera
lugar.

Traslado, prohibiciones y restricciones

 Artículo 230. Destrucción alteración o extracción de bienes


culturales.
El que destruye, altera, extrae del país o comercializa, sin autorización, bienes
culturales previamente declarados como tales, distinto a los de la época
prehispánica, o nos retorna al país de conformidad con la autorización que le fue
concedida, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de dos ni
mayor de cinco años y con noventa a ciento ochenta días multa.

1. Está permitido el traslado dentro del territorio nacional de bienes muebles


integrantes del Patrimonio Cultural de la Nación.
2. El propietario o poseedor está obligado a adoptar las medidas necesarias
para salvaguardar la integridad del bien mueble integrante del Patrimonio

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Cultural de la Nación, y comunicar previamente el traslado y el lugar de


destino al organismo competente, bajo responsabilidad.
3. Está prohibida la salida del país de todo bien mueble integrante del
Patrimonio Cultural de la Nación, salvo las excepciones establecidas de
acuerdo a ley.

Excepciones de salida

En caso excepcional se puede autorizar la salida de los bienes muebles


integrantes del Patrimonio Cultural de la Nación mediante resolución suprema,
la que procede en los siguientes casos:

a) Por motivos de exhibición con fines científicos, artísticos y culturales.

b) Estudios especializados que no puedan ser realizados en el país.

c) Restauración que no pueda realizarse en el país.

d) Por viajes de Jefes de Misión, Cónsules o Diplomáticos acreditados, por el


plazo que dure su permanencia en el exterior.

La salida de los bienes muebles integrantes del Patrimonio Cultural de la Nación


será por un término no mayor de un año, prorrogable por igual período por una
sola vez.

Restitución de los bienes integrantes del patrimonio cultural de la nación

El Ministerio de Relaciones Exteriores es el encargado de la restitución del bien


integrante del Patrimonio Cultural de la Nación en los casos en que ilegalmente
se haya exportado o permanezca fuera del país.

Las embajadas, consulados y representaciones permanentes del Perú en el


exterior están obligadas a informar al Ministerio Público y al organismo
competente la existencia o exhibición no autorizada y la comercialización en el
extranjero de bienes integrantes del Patrimonio Cultural de la Nación, bajo
responsabilidad.

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El órgano competente comunicará al Ministerio Público los casos de exportación


ilegal de bienes integrantes del Patrimonio Cultural de la Nación, bajo
responsabilidad.

Multas, incautaciones y decomisos

 Artículo 231. Decomiso


Las penas previstas en este capítulo, se impone sin perjuicio del decomiso en
favor del estado, de los materiales, equipos y vehículos empleados en la
comisión de los delitos contra el patrimonio cultural, así como de los bienes
culturales obtenidos indebidamente, sin perjuicio de la reparación civil a que
hubiera lugar.

1. Sin perjuicio de las penas que imponga el Código Penal por delitos
cometidos contra el Patrimonio Cultural de la Nación y en concordancia
con las leyes de la materia, el Instituto Nacional de Cultura, la Biblioteca
Nacional y el Archivo General de la Nación, según corresponda, quedan
facultados para imponer las siguientes sanciones administrativas:
 Multa al tenedor y/o al propietario de un bien integrante del Patrimonio
Cultural de la Nación que no haya solicitado el registro del bien ante el
organismo competente.
 Multa, incautación o decomiso, cuando corresponda, al tenedor y/o al
propietario de un bien integrante del Patrimonio Cultural de la Nación en
caso de dolo o negligencia, declarada por el organismo competente, en
caso de daño al mismo.
 Multa, incautación o decomiso, cuando corresponda, al tenedor y/o al
propietario de un bien integrante del Patrimonio Cultural de la Nación cuya
salida se intente sin autorización o certificación que descarte su condición
de tal.
 Multa, incautación o decomiso, cuando corresponda, al tenedor de un bien
cultural de otro país que intente introducirlo en el Perú sin la certificación
que autorice su salida del país de origen.
 Multa a quien promueva y realice excavaciones en sitios arqueológicos o
cementerios, o altere bienes inmuebles integrantes del Patrimonio
Cultural de la Nación sin tener la autorización correspondiente del Instituto
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Nacional de Cultura o la certificación que descarte la condición de bien


cultural, sin perjuicio del decomiso de los instrumentos, medios de carga
y transporte utilizados.
 Paralización y/o demolición de obra pública o privada ejecutada en
inmueble integrante o vinculado al Patrimonio Cultural de la Nación
cuando se realiza sin contar con la autorización previa o cuando contando
con tal autorización se comprueba que la obra se ejecuta incumpliéndose
las especificaciones técnicas aprobadas por el Instituto Nacional de
Cultura.
 Multa por incumplimiento de las demás obligaciones previstas en la
presente Ley y las que se establezcan en el reglamento.

Todo bien incautado será remitido al organismo competente para la evaluación


correspondiente y efectuar el posterior decomiso o devolución, según
corresponda.

CONCLUSIONES

 Los derechos de propiedad intelectual se asemejan a cualquier otro


derecho de propiedad, permiten al creador, o al titular de una patente,
marca o derecho de autor, gozar de los beneficios que derivan de su obra
o de la inversión realizada en relación con una creación.
 El sistema de propiedad intelectual ayuda a establecer un equilibrio entre
los intereses de los innovadores y el interés público, creando un entorno
en el que la creatividad y la invención puedan florecer en beneficio de
todos.
 Hoy en día, la Propiedad Intelectual, como disciplina jurídica, está
presente en las relaciones económicas internacionales y es un tema de
obligatorio tratamiento en las mesas de negociaciones bilaterales y
multilaterales, donde se discuten las formas de armonización normativa,
para que su regulación internacional, nacional o comunitaria, se realice

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DERECHO PENAL

tomando en cuenta los principios rectores que la inspiran como Derecho


Humano.
 El derecho de autor es el reconocimiento que hace el Estado a favor de
todo creador de una obra, sean estas literarias, artísticas, científicas, de
arte, etc., en virtud del cual otorga su protección para que el autor goce
de prerrogativas y privilegios exclusivos de carácter moral y patrimonial.
 La protección por derecho de autor y derechos conexos es un
componente esencial del fomento de la creatividad y la innovación.
Ofrecer a los autores, artistas y creadores incentivos en forma de
reconocimiento y retribución económica equitativa da rienda suelta a la
productividad y alienta a conseguir mejores resultados.
 En la Propiedad Industrial el objeto de protección es, estructuralmente,
diverso y múltiple, en el sentido de que existen diferentes bienes jurídicos
que son protegidos por la normativa que conforma la Propiedad Industrial,
bienes estos distintos entre sí y con un tratamiento particular, aunque
siempre dentro de los márgenes y principios rectores de la Propiedad
Industrial.

 Forman parte del patrimonio cultural de la nación los bienes e instituciones


que por ministerio de ley o por declaratoria de autoridad lo integren y
constituyan bienes muebles o inmuebles, públicos y privados, relativos a
la paleontología, arqueología, historia, antropología, arte, ciencia y
tecnología, y la cultura en general, incluido el patrimonio intangible, que
coadyuven al fortalecimiento de la identidad nacional

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BIBLIOGRAFIA

 Lista Roja de Bienes Culturales en Peligro, Compendio de leyes acerca


del Patrimonio Cultural, Decreto No 26-97 Ley de Protección al Patrimonio
Cultural
 Ley para la Protección del Patrimonio Cultural de la Nación, Decreto
Número 26-97 y sus reformas- MINISTERIO DE CULTURA Y
DEPORTE.
 Consuelo Fidalgo Martín, Fiscal de la Audiencia Provincial de Córdoba
 delitos contra el patrimonio cultural especial estudio de contrabando de
patrimonio histórico artístico, Gonzalo Gómez de lían, instituto de
estudios fiscales.
 Delitos contra el patrimonio cultural, 6 abril 2016Generaladmin Por
Isabel Niño.
 DELITOS CONTRA EL PATRIMONIO CULTURAL: ANÁLISIS DESDE
UNA PERSPECTIVA FORMALISTA Por José Antonio Cruz Astorga
Licenciado en Derecho/Oficial de Justicia.

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 SANCHIS MARTINEZ, Mª TRINIDAD: Derechos de autor, digitalización e


internet.
 TIRADO ESTRADA, JESÚS JOSE: Los delitos relativos a la propiedad
intelectual.
 FERNÁNDEZ LOPEZ, JUAN MANUEL: Exposición de la naturaleza del
derecho de la propiedad industrial.
 VIADA BARDAJI, SALVADOR: Los delitos contra la propiedad industrial
 RUIZ DE ALEGRIA, CARLOS: Indemnización de daños y perjuicios en
materia de propiedad industrial.
 CERVIÑO CASADO, ALBERTO: Tratamiento del error del consumidor en
el derecho de marcas
 MARTÍN - CASALLO LOPEZ, JUAN JOSE: Una aproximación a la
jurisprudencia penal en materia de propiedad industrial.
 TALANCHA CRESPO, Eliseo, Los Delitos Culturales: Esbozo histórico y
jurídico de delitos contra el patrimonio cultural. Edit. Cotos, Huánuco-
Perú, 1993, p. 171.

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