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DERECHO LABORAL
HECHOS
SEGUNDO. Se pacto como remuneración doscientos ochenta mil pesos ($280.000 m. cte.),
pagados quincenalmente. Cantidad que se mantuvo contante.
TERCERO. Se pacto bonificaciones de treinta mil pesos ($30.000 m. cte.) por apartamento
que mantuviera arrendado constantemente por seis meses, de los cuales se acordaron 37
bonificaciones corroboradas y que hasta la fecha se le adeudan a mi poderdante.
QUINTO. El señor Julio Londoño habitaba en el mismo edificio como requerimiento para
ejecutar la labor encomendada de manera personal, y sin presentarse llamados de atención
en contra de mi poderdante.
SEXTO. El día 4 de septiembre 1995, se presentó una irrupción de manera abrupta por parte
de la Policía Nacional en el apartamento 304 por muerte del arrendatario, sin ninguna orden
judicial o autorización por parte de la administración, con razón de este suceso le impuso
realizar visitas o revisar en horas de la madrugada las cerraduras de los apartamentos y de
todo el edificio por motivos de seguridad y comodidad de los arrendatarios. No siendo
reconocidas ni remuneradas estas horas nocturnas.
SEPTIMO. A partir del 1 de enero de 1996 dejo de percibir el pago de la remuneración por
sus servicios, alegando la demandada que no estaba cumpliendo con parte de la tarea pactada
en las bonificaciones y, por lo tanto, no tenía como pagarle cumplidamente.
NOVENO. Hasta la fecha se le adeudan los salarios de los dos últimos años y las
bonificaciones reconocidas por la demandad a mi poderdante, además de sus pertenencias.
DECIMO PRIMERO. El señor Julio Cesar Londoño me ha concedido poder especial para
entablar demanda ordinaria laboral contra la señora Ingrid Lamprea Okamel a fin de lograr
el reconocimiento y pago de las sumas adeudadas a mi poderdante como producto de la
relación laboral.
PRETENSIONES
Con fundamento en los hechos expuestos, muy comedidamente solicito al señor juez, que
previo el reconocimiento de mi personería para actuar como apoderado de la parte
demandante. Y cumplidos los trámites del proceso ordinario laboral de primera instancia, se
declare:
PRIMERO. Que existió una relación laboral entre el señor JULIO CESAR LONDOÑO
como trabajador y, la señora INGRID LAMPREA OKAMEL como empleadora, existiendo
una subordinación, laborando ininterrumpidamente como administrador del edificio y
existiendo una contraprestación por la labor desempeñada representada en un salario de
doscientos ochenta mil pesos ($280.000 m. cte.) pagados quincenal y bonificaciones de
treinta mil pesos ($30.000 m. cte.) por permanencia mínima de seis meses de los
arrendatarios.
SEGUNDO. Que entre la señora Ingrid Lamprea Okamel y mi poderdante, el señor Julio
Cesar Londoño existió un contrato de trabajo de carácter verbal y el cual, se terminó de
manera unilateral por causales imputables al empleador.
TERCERO. Que mi poderdante sea reintegrado a las labores que desempeñaba como
administrador del edificio para la señora aquí demandada con base en el principio de
estabilidad laboral reforzada, ya que su familia depende económicamente de mi poderdante,
además de que le sean devueltas sus pertenencias
CUARTO. Que como consecuencia de lo anterior, la señora Ingrid Lamprea Okamel,
demandada, debe pagar a mi poderdante los salarios y bonificaciones adeudadas hasta la
fecha,y lo que considere a su buen juicio señor juez.
SEXTO. Que, como consecuencia de lo anterior, la demandada debe pagar todas las
prestaciones laborales de ley que no fueron percibidas por mi poderdante desde el 1 de julio
de 1983 hasta la fecha, y lo que considere a su buen juicio señor juez.
NOVENO. Que se condene a la señora Ingrid Lamprea Okamel, al pago de todo aquello que
el juez pueda probar como Extra y Ultra Petita, y lo que considere a su buen juicio señor juez.
DECIMO. Que la señora demandada debe pagar las costas del presente proceso,
incluyendo las agencias en derecho a que hubiera lugar.
DERECHO PENAL
HECHOS
SEGUNDO. El domingo 3 de septiembre del mismo año a eso de las 10:20 de la noche, tres
agentes del Centro de Atención Inmediata (CAI), en la zona de El Laguito, presencian la
llegada del señor Turra en aparente estado de alteración
TERCERO. Al preguntarle que le ocurría el señor Turra no responde y sale corriendo hacia
el restaurante Riquísimo, el cual se encontraba a unos ocho metros del CAI.
CUARTO. Al ingresar a Riquísimo derribo mesas y sillas, motivo por el que ingresan los
uniformados al restaurante.
QUINTO. El señor Turra es retirado del establecimiento y una vez afuera huye en dirección
a la Avenida San Martin.
SEXTO. A las 10:30 el patrullero Luis German Silgado Villa informa al Sargento Llanos,
que un joven en estado de alteración con síntomas de esquizofrenia corría en dirección
Avenida San Martin.
SÉPTIMO. A las 10:45 Turra ingresa al restaurante Mee Wah y allí causo diferentes daños
al establecimiento, e incluso agrede al señor Nicolás Román.
NOVENO. Al llegar al lugar de los hechos, encontraron al señor Giacomo Turra al interior
del restaurante con vida, tranquilo, sin lesiones o golpes graves en el cuerpo, y sin ningún
tipo de arma. Al ser retirado del lugar, fue inmovilizado y amarrado de pies y manos, por su
estado de alteración.
DÉCIMO. Con ayuda de los uniformados presentes, el señor Turra es conducido a la patrulla
y al ingresar en ella, se cae debido al exceso de fuerza utilizado y al hecho de no poder
moverse con fluidez, fruto de esta caída el señor Turra se golpea fuertemente la cabeza.
DÉCIMO QUINTO. La médica Fernanda Osorio, aplica un sedante sin haber realizado
ningún examen de toxicología para determinar algún tipo de alergia o presencia de alguna
sustancia que combinada con el medicamento generara un efecto nocivo en el organismo del
italiano.
DÉCIMO SEXTO. Una vez aplicado el sedante, Osorio recomienda llevarlo a un centro
clínico más avanzado, petición a la que los uniformados se niegan y deciden llevarlo a la
Estación Tercera de la Policía, y al llegar el agente José Victoriano Valbuena se negó a
recibirlo al observar al señor Giacomo Turra en mal estado y sin signos vitales. Dejando
constancia en el libro de servicios de la policía que fue conducido la victima a la estación a
las 00:15 horas del día 4 de septiembre y al ser bajado de la patrulla no presentaba signos
vitales.
DÉCIMO SÉPTIMO. El lunes 4 de septiembre de 1995 a las 00:45 horas, vuelven a ingresar
al señor Giacomo Turra a Urgencias del Hospital Bocagrande, pero al ser valorado se
dictamina que ya había fallecido desde antes de entrar al hospital.
PRETENSIONES
DERECHO ADMINISTRATIVO
HECHOS
PRIMERO. El señor GIACOMO TURRA, ciudadano italiano, estudiante de filosofía de la
Universidad de Padua – Italia, había llegado a Cartagena de Indias – Colombia el día 27 de
julio de 1995, por motivos de vacaciones – estudio de interés histórico - antropológico, y con
fecha prevista de regreso el día 15 de septiembre del mismo año, a Padua – Italia.
CUARTO. Al llegar al lugar de los hechos, encontraron al señor Giacomo Turra al interior
del restaurante con vida, tranquilo, sin lesiones o golpes graves en el cuerpo, y sin ningún
tipo de arma. Al ser retirado del lugar, fue inmovilizado y amarrado de pies y manos, por su
estado de alteración. Y solicitaron ayuda a la patrulla “Victoria Tres Uno”.
DECIMO TERCERO. La medica de turno que lo atendió nuevamente, lo encontró esta vez
pálido, con múltiples laceraciones, con golpes, sangrado y rapones en el rostro y cuerpo.
Además, de una herida en el mentón, golpes en la región del tórax, hombros y abdomen. No
tenía puesta las botas y no le encontró signos vitales. El señor Giacomo Turra ya había
fallecido antes de ingresar a urgencias de la Clínica de Bocagrande.
DECIMO CUARTO. El día martes 5 de septiembre de 1995, se les informa a los padres de
Giacomo Turra sobre su fallecimiento en la Clínica de Bocagrande en Cartagena de Indias –
Colombia, por medio de la Policía Italiana de la embajada de Italia en Colombia.
PRETENSIONES
TERCERA. Que se condene, reconozca y pague por daño a la vida de relación la suma de
QUINIENTOS SALARIOS MINIMOS LEGALES MENSUALES VIGENTES (500
S.M.L.M.V), para todos los demandantes, por perdida de oportunidad de vida de la persona
fallecida, atendiendo la vida probable que le quedaba por disfrutar o realizar en este mundo
en normales condiciones existentes.
SEXTO. Se condene a la parte demandada a pagar las costas del presente proceso,
incluyendo las agencias en derecho a que hubiera lugar.
DERECHO CIVIL
HECHOS