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He notado con preocupación una frase muy usada por los autodenominados “Apóstoles”
y los predicadores de la prosperidad: Yo te bendigo. En mi opinión personal, nosotros
como simples mortales no somos quienes para bendecir, quien bendice es Dios. Ahora
bien, fuera de mi opinión, investiguemos un poco para saber si es correcto el “Te
bendigo”:
Como hemos acabado de ver, las vertientes 2 y 3 nos sugieren que es Dios el que bendice.
La vertiente 1 de la definición nos sugiere que cuando las bendiciones salen de nuestra
boca es para alabar o ensalzar a Dios, a algo o a alguien. Y la vertiente 4 está más que
clara.
Si alguien te dice: “Te bendigo”, esa persona DEBE hacer algo puntual para mejorar tu
estado. Si no hace nada, no es una bendición. Así que, esperamos que cuando “bendigas”
o alguien te bendiga, lo haga entregándote esa medicina que necesitas o llevándote ese
alimento que te hace falta.