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Apego y Regulación

Emocional.
Del candidato para optar al título de Psicólogo y al grado de licenciado en Psicología que
otorga la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Santo Tomás.

Giovanni Emmanuel Zamora Ramírez


Candidato
Tabla de Contenidos

Capítulo 1: Introducción ............................................................................................................... 2


Capítulo 2: Definición de Conceptos ............................................................................................ 2
Capítulo 3: Fundamentos Básicos de la Teoría del Apego ......................................................... 3
3.1 Los postulados de John Bowlby sobre los vinculos tempranos. ........................................ 3
3.2 Mary Ainsworth y la clasificación de los estilos de apego. ............................................... 4
Capítulo 4: Regulación Emocional en las Relaciones Tempranas de Apego ............................ 5
4.1 La regulación diádica de las emociones. ........................................................................... 6
4.2 Estilos de apego y estrategias de regulación emocional. ................................................... 6
Capítulo 5: La Neurofisiología de la Regulación Emocional en los Vínculos de Apego ........ 10
5.1. La neurobiología de la regulación y el desarrollo emocional ......................................... 10
5.1.1 Desarrollo cerebral y sincronía afectiva .................................................................. 11
5.1.2 Sistema límbico y corteza orbitofrontal................................................................... 11
5.2. Myron Hofer y los reguladores ocultos .......................................................................... 12
Capítulo 6: El Apego y los Modelos de Intersubjetividad en la Regulación Emocional ........ 13
6.1 Mentalización, apego y regulación afectiva. ................................................................... 14
6.2. Entonamiento afectivo en las relaciones de apego ......................................................... 15
6.3. El modelo de regulación mutua de Edward Tronick ...................................................... 16
6.3.1 Coordinaciones de la regulación diádica, desregulación y reparación .................... 18
Capítulo 7: Aspectos Clínicos y de Intervención en el Apego y la Regulación Emocional .... 19
7.1 Trastornos Psicopatológicos y la regulación de las emociones. ...................................... 20
7.2. La prevención como modelo de intervención ................................................................. 22
Capítulo 8: Conclusiones Finales ................................................................................................ 24
Referencias .................................................................................................................................... 25

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1. INTRODUCCIÓN

El apego podría considerarse como la primera y a la vez más grande relación en la cual el ser
humano interioriza el significado de las emociones, y dado que nuestro bienestar (cuando somos
bebés) depende explícitamente de la seguridad en el apego, es que aquella relación se transforma en
nuestro foco de atención cognitivo y emocional durante toda nuestra infancia, y así mismo sus
inseguridades pueden persistir y causar efectos negativos en la vida emocional adulta (Graell y
Lanza, 2014). En ese sentido para Sassenfeld, (2012) los afectos y las emociones serían
fundamentales en la teoría del apego, ya que la relación de apego entre el infante y su madre sería
en sí mismo un lazo afectivo. En vista de aquello es que se hace necesario establecer una relación
entre el apego y el concepto de “regulación emocional” entendida como todas aquellas estrategias
dirigidas a mantener, aumentar o disminuir un estado afectivo (Silva, 2005).
Garrido (2006) plantea que si bien las investigaciones en apego son sumamente amplias en su
contenido, no existe una sistematización en dicha área que permita conectarla siempre a la
regulación emocional, lo que daría cuenta de un potencial área de investigación que de a poco ha
sumado más y más investigadores y que podrían marcar nuevas tendencias investigativas en el
desarrollo de las emociones durante los próximos años (Garrido, 2006).
En éste texto se desarrollará la relación existente entre los vínculos de apego en la infancia y
la regulación de las emociones, por lo cual partiré explicitando conceptos básicos acercas del apego
y la regulación de las emociones, para luego continuar con la relación existente entre ambos;
desarrollando los postulados de Alan Sroufe, el modelo neurofisiológico de Allan Schore, la teoría
de los reguladores ocultos de Myron Hofer como también los modelos intersubjetivos, que incluyen
la relación entre apego, mentalización y regulación de las emociones, y el “modelo de regulación
mutua” de Edward Tronick. Posteriormente, desarrollaremos las implicancias clínicas de la
regulación de los afectos en las relaciones de apego. Y para finalizar, terminaremos con las
conclusiones finales acerca de lo expuesto durante todo el texto.

2. DEFINICIÓN DE CONCEPTOS

Para la compresión y el normal desarrollo de éste texto es importante comprender aspectos


básicos la teoría del apego, así como la regulación de las emociones. Es por esto, que se hace
necesario partir con una definición de ambos conceptos para comenzar durante el desarrollo del
documento a vislumbrar la relación entre ambos.
Para John Bowlby (1998, citado por Garrido, 2006), el apego puede ser concebido como una
tendencia de los seres humanos a establecer vínculos afectivos con determinadas personas a través
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del ciclo vital. Mientras que para Allan Sroufe (2000) el apego debe ser definido como la
regulación diádica de las emociones, por lo cual cuando la regulación emocional es eficaz a través
de un apego seguro en la primera infancia, el bebé tendrá consecuencias positivas en la expresión,
modulación y flexibilidad de las emociones así como en el control de éstas. Es aquí, principalmente
a través de los postulados de Allan Sroufe (que desarrollaremos más adelante), que entra en juego el
concepto de “regulación emocional” el cual es definido por Thompson (1994, citando por Garrido,
2006) como “el proceso de iniciar, mantener, modular o cambiar la ocurrencia, intensidad o
duración de los estados afectivos internos y los procesos fisiológicos, a menudo con el objetivo de
alcanzar una meta”. En ese sentido, se puede conceptualizar la “regulación emocional” como un
proceso que ayuda a los seres humanos a controlar sus estados emocionales, para lo cual puede
emplear distintos tipos de estrategias que lo conducen a dicho objetivo (Garrido, 2006). Por su parte
Silva (2005) define la regulación emocional, como aquellas conductas, interacciones o estrategias
destinadas a mantener un estado afectivo, aumentarlo o suprimirlo.

3. FUNDAMENTOS BÁSICOS DE LA TEORÍA DEL APEGO


(Los postulados de John Bowlby y Mary Ainsworth)

La “Teoría del Apego” desarrollada en un inicio por John Bowlby, postula una necesidad
básica universal e innata de los seres humanos para formar lazos afectivos. En ese sentido se
describe el apego, como un tipo de relación social que se establece entre el niño y su cuidador y que
implica por lo demás un vínculo emocional (Graell y Lanza, 2014). Posterior a los postulados de
Bowlby, se insertan los postulados de Mary Ainsworth, quien a través de una serie de
investigaciones y observaciones realizadas en un procedimiento experimental de laboratorio
llamado “situación extraña” de interacciones madre – hijo desarrolló la primera clasificación de los
estilos de apego (Garrido, 2006). Ambos investigadores, pueden ser considerados como los
principales impulsores de la teoría.

3.1 Los postulados de John Bowlby sobre los vínculos tempranos:


Como postulados centrales de la teoría del apego, Bowlby plantea que existe una tendencia
natural o intrínseca del ser humano para establecer lazos afectivos duraderos con otros, que en el
caso de los primeros años de vida serían seres humanos que le entreguen seguridad y posibilidades
de supervivencia. La universalidad (que trasciende todas las culturas) de ésta motivación intrínseca,
tendría una explicación en el pasado evolutivo del hombre, ya que el sistema conductual de apego
aumentaría considerablemente las probabilidades de sobrevivencia de la especie que pone en

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práctica su sistema conductual de apego (considerando la mayoría de los mamíferos y otras
especies). Es en ese sentido también el ser humano fue desarrollando éste sistema de apego, con la
finalidad de asegurar la existencia de la especie, para lo cual configuró una serie de conductas de
apego que aseguraban la proximidad de la figura de apego y así como su propia seguridad
(Lecannelier, 2009). Asimismo, ésta tendencia evolutiva de apego se expresa en el desarrollo de un
sistema de “feed back” (en el sistema nervioso del infante) en el cual se va evaluando y a la vez
corrigiendo las perturbaciones del equilibrio emocional y cognitivo del bebé a través de las
interacciones con la figura de apego (Lecannelier, 2006a). John Bowlby plantea que las emociones
humanas más intensas tendrían sus inicios o raíces principales en el contexto de las relaciones de
apego y estarían fuertemente determinadas por éstas, como en el caso de la separación o reunión
con su figura de apego (Sassenfeld, 2012). Bowlby, expresa que es en la relación madre – bebé
durante la infancia en donde el niño adquirirá la capacidad de regulación de su propio self. Bowlby
respecto de la madre plantearía: “Ella le orienta en el espacio y el tiempo, ofrece su medio
ambiente, permite la satisfacción de algunos impulsos, restringe otros. Ella es su ego y su súper
ego” (Bowlby, 1951 citado por Graell y Lanza, 2014). Y posteriormente respecto de la
independencia del niño para con la madre, en la cual de apoco el niño aprendería a regular su
propio self, Bowlby plantearía; “Este es un proceso lento, sutil y continuo, comenzando primero
cuando él aprende a caminar y alimentarse por sí mismo, y no acaba por completo hasta que
alcanza la madurez” (Bowlby, 1951 citado por Graell y Lanza, 2014).

3.2 Mary Ainsworth y la clasificación de los estilos de apego:


Es Mary Ainsworth, quien a través de sus estudios empíricos sobre las conductas de apego en
bebes de 12 meses frente a sus cuidadores realizados en Uganda y Baltimore, la principal
responsable de darle un vuelco a la teoría del apego y quien postula las bases metodológicas para el
inicio de una proyecto de investigación que pretende darle una clasificación a los vínculos de apego
(Lecannelier, 2009). Basándose en sus observaciones, Ainsworth establece la primera clasificación
de los estilos de apego los cuales se diferenciaban en tres patrones generales: 1) el apego seguro; 2)
apego inseguro ambivalente; 3) apego inseguro evitativo (Garrido, 2006). Posteriormente se le
agregaría un cuarto patrón de apego, que se establecería como “apego desorganizado” (Farkas,
Santelices, Aracena y Pinedo, 2008).
A partir de éstos postulados, primeramente con Bowlby y posteriormente con los postulados
de Ainsworth la teoría del apego ha crecido con el tiempo desarrollándose como una de las
principales teorías acerca de los vínculos tempranos. El procedimiento de laboratorio de Ainsworth
llamado “situación extraña”, fue diseñado para comprobar la calidad de las relaciones entre la

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madre del bebé en situaciones en que la madre se ausentaba temporalmente para posteriormente
volver a reunirse con su bebé. En el experimento se podían analizar las principales reacciones del
bebé ante la separación de la madre, y ante su acercamiento, estableciéndose diferencias
significativas entre los distintos estilos de apego (Graell y Lanza, 2014). Crittenden (1995 citado
por Garrido, 2006) plantea que en el apego seguro los cuidadores del niño responden correctamente
a las conductas y necesidades afectivas del niño. En ese caso las principales características que
destacan al cuidador, son la capacidad de interactuar con el niño, alta sensibilidad a las señales
afectivas del infante y habilidades para apaciguar y modificar conductas en respuesta a las señales
emocionales de éste (Garrido, 2006). Los bebés se separan fácilmente de su cuidador a pesar de la
angustia por la lejanía con éste. Posteriormente al volver a presentarse su figura de apego buscan
inmediatamente la proximidad con éste (Sroufe, 2000). Según Ainsworth en el estilo ambivalente
los bebés exhiben pobreza en la exploración y se muestran excesivamente cautos con personas
extrañas. Se angustian mucho por la separación y no se calman completamente cuando el cuidador
regresa. Aunque buscan el contacto, de algún modo también se resisten a él, mostrando una
ambivalencia clara en la sus estrategias y en sus conductas de apego (Sroufe, 2000). En éste caso la
conducta de los padres es cambiante o inconsistente, ya que en la gran mayoría de las oportunidades
no responden a las necesidades del niño. En ese caso el niño no logra predecir las respuestas de sus
cuidadores los que genera una excesiva preocupación y ansiedad (Garrido, 2006). En el estilo
evitativo, Mary Ainsworth postula que el infante se separa fácilmente para ir a jugar y en general
muestran poca preocupación ante los extraños (Sroufe, 2000). En éste estilo, el cuidador del niño ha
rechazado las señales afectivas, a lo cual la el niño para evitar las respuestas de rechazo y sus
emociones respectivas negativas, aprende a inhibir las emociones castigadas (Garrido, 2006).
Finalmente en el estilo desorganizado Sroufe (2000) plantearía que no existe una estrategia
coherente alguna, por lo que el bebé podría llegar a mostrar secuencias desorganizadas de conductas
debido a las conductas incoherentes y desorganizadas de la persona que lo cuida. Generalmente éste
estilo de apego está asociado a situaciones de abuso y traumas relaciones no resueltos entre el bebé
y sus cuidadores.

4. REGULACIÓN EMOCIONAL EN LAS RELACIONES TEMPRANAS DE APEGO

4.1 La regulación diádica de las emociones


El trabajo y las investigaciones de Alan Sroufe han jugado un importante rol al momento de
establecer una relación directa entre la regulación de los afectos y la teoría del apego, en cuanto ha
reconceptualizado el apego en torno a la regulación diádica de los estados emocionales y afirma que

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el apego es el punto principal de la regulación de las emociones en la diada madre – bebé y el
precursor principal de la posterior “autoregulación” (Sassenfeld, 2012). En este sistema la madre
juega un rol fundamental en lo que hace respecto a la modulación de los estados afectivos del niño,
ya que el infante no posee los suficientes medios para la regulación de sus afectos por sí mismo, por
lo que es la madre quien a través de las interacciones con éste, la persona que regula los afectos del
niño (Graell y Lanza, 2014). En ese sentido, bajo esta reconceptualización, se plantea que el sistema
de apego es un sistema regulatorio homeostático biopsicosocial abierto, y que una de las funciones
más activas del apego es la regulación de los estados emocionales del infante. Por lo que se
concluye que “el sistema de apego es por encima de todo, un regulador de la experiencia
emocional” (Sassenfeld, 2012).
Para Alan Sroufe (2000) “El apego, que se refiere a una relación especial entre el bebé y quien lo
cuida y que evoluciona en el transcurso del primer año de vida y algún tiempo después, es de
manera inherente un constructo emocional. No sólo implica la existencia de un lazo afectivo entre
el papá o la mamá y el bebé, sino que también se caracteriza propiamente en los términos de la
regulación del bebé. De hecho, la regulación emocional diádica, es la cúspide de todo el
desarrollo habido durante el primer año y un anuncio de la autoregulación que está por llegar”.
En los primeros seis meses la regulación emocional se lleva a cabo debido a ciertas
capacidades reguladoras de parte de la estructura del bebé que se forman gracias a un ambiente de
cuidado y atención por parte de sus cuidadores (Sroufe, 2000). En éste caso el cuidador identifica
las comunicaciones afectivas del niño, les entrega un significado y responde a ellos. En éste caso la
regulación diádica se desarrolla sin la intencionalidad del bebé hasta el sexto mes de vida. Pero es
en los seis y doce meses en el cual el bebé dirige comunicados intencionales a su cuidador,
emprende acciones con el fin de lograr el contacto con éste hasta que alcanza su objetivo y la
reestabilización emocional (Sroufe, 2000). “Cuando vemos semejante conducta activa, corregida
en relación con el objetivo de la regulación emocional y dirigida preferentemente a otro particular,
podemos hablar de apego” (Sroufe, 2000).

4.2 Estrategias de regulación emocional en los estilos de “apego”


Desde las teoría del apego, podemos considerar que las distintas estrategias de regulación
emocional en los niños, evolucionan y se desarrollan en gran parte como función de la historia de la
relación madre – infante (Sassenfeld, 2012). Siguiendo ésta línea, Lecannelier (2009) plantea cómo
niños con distintos estilos de apego, mantienen distintas estrategias de regulación emocional y por
el mismo lado, Garrido (2006) plantea que los estilos de apego se asocian a ciertas emociones y por
lo demás se asocian a la regulación y expresión de éstas, por lo que las estrategias de regulación

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emocional actúan de acuerdo a los distintos estilos de apego. Mikulincer (2003 citado por Garrido,
2006) también plantea relaciones directas entre estilos de apego y estrategias de regulación de las
emociones, y manifiesta que una de las principales causas de la variación en las estrategias, tiene
relación con la disponibilidad de la figura de apego respecto de su bebé. En ese sentido, se puede
plantear un consenso casi total en la psicología, respecto de que cada estilo de apego tendrían
también diferencias en sus estrategias de regulación afectiva (Garrido, 2006).
Silva (2005) plantea que aunque existen diversas formas y estilos de regulación emocional,
las que más ampliamente han sido investigadas han sido dos; la primera de es la “reevaluación” que
consistiría en asignar un significado “no emocional” a una situación, y la segunda sería la
“supresión” que consiste básicamente en controlar la respuesta somática de una emoción. Los datos
según Silva (2005) manifestarían que la “reevaluación cognitiva” lograría disminuir
significativamente la experiencia negativa en una situación de desagrado, mientras que en el mismo
caso la “supresión” no podría lograrlo. Pero así mismo, la “supresión” de las emociones disminuiría
considerablemente la expresión de las emociones en todo su rango, generando un aislamiento de los
estados internos del individuo. En una línea muy similar, Diener (2002, citado por Garrido 2006)
realiza una investigación que pretenden mostrar las distintas estrategias de regulación emocional
dependiendo de los estilos de apego en niños de 12 y 13 meses de edad. Los resultados muestran
que los niños con apego seguro, muestran mayor preferencia que los niños con apegos inseguros,
por estrategias orientadas hacia sus figuras de apego. También se concluye que los niños con apego
seguro presenta niveles mucho menores de estrés que los niños con apegos ambivalentes o
evitativos, y respecto de las estrategias conductuales de regulación emocional se demuestra que los
niños con apego evitativo, son mucho más propensos a establecer estrategias distractoras ante
contextos estresantes que los niños con apego seguro o ambivalente (Garrido, 2006). Lo niños con
apego ambivalente, por ese mismo lado tienden mucho más a la “autotranquilización” manifestando
conductas con chuparse el dedo, o hiperatención respecto de sus figuras de apego (Garrido, 2006).
En el caso de padres que no saben responder correctamente a los estímulos afectivos y
comunicativos del niños, éste último identifica a la interacción con sus padres, como un estímulo
provocador de estados afectivos negativos por lo que evita el contacto con ellos (retirada) como
modo de regulación (Sassenfeld, 2012). Posteriormente ya para el año 2005, Mikulincer plantea la
diferenciación de tres tipos de estrategias de regulación emocional, las cuales sería 1) “estrategias
primarias de regulación afectiva”, 2) “estrategias de regulación basadas en la seguridad” y 3)
”estrategias secundarias de regulación emocional” (Sassenfeld, 2012). En primer lugar las
estrategias primarias de regulación emocional corresponderían a todas aquellas conductas en las
cuales el niño la proximidad con una figura de apego en el momento que hacen aparición estados

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afectivos disruptivos. En segundo lugar, las estrategias de regulación basadas en la seguridad se
darían en el contexto de las relaciones de apego seguro, las cuales implicarían el reconocimiento y
la expresión de las emociones, la búsqueda de apoyo e involucramiento en las resoluciones de las
situaciones estresantes (estrategias que detallaremos más adelante). Y por último, según Mikulincer
(2005, citado en Sassenfeld, 2012) existirían las estrategias regulatorias secundarias las cuales
tendrían una naturaleza defensiva, y las cuales se efectuarían debido a la inseguridad creada por el
niño en torno a la disponibilidad de su figura de apego (Sassenfeld, 2012). Éstas estrategias serían la
dependencia excesiva, la hipervigilancia o simplemente la desactivación del sistema de apego
(Sassenfeld, 2012). Para Sassenfeld, (2012) todos los tipos de estrategias de regulación emocional
tendrían una función específica. Para las estrategias basadas en la seguridad, el objetivo sería el
manejo activo de los estados afectivos disruptivos para pasar a los estados afectivos positivos. Y en
el caso de las estrategias secundarias la misión no sería la regulación de los estados afectivos
negativos, sino más bien el suprimir o aislar dichos estados. En ese sentido la desactivación del
sistema de apego distanciaría al niño de sus propias emociones, evitando con esto todo tipo de
afectos negativos, pero a la vez evita el acceso a los estados afectivos positivos (Sassenfeld, 2012).
En el caso de los niños con un apego seguro, existirían tres estrategias principales de regulación
emocional las cuales se describirían de la siguiente manera:

“1) Reconocimiento y expresión de estados emocionales: Éstos pueden ser de aflicción, angustia,
malestar, etc. En consecuencia, la probabilidad de que un individuo con apego seguro revele
información personal y sentimientos a otros relevantes y de que exprese sus emociones de manera
relativamente abierta y desinhibida es mayor que en individuos con apego inseguro.
2) Iniciación de intentos de resolución instrumental: En este caso, resolución de las situaciones
conflictivas que desencadenen y mantienen estados afectivos negativos. Por lo tanto el apego
seguro permite al individuo estar más abierto a información nueva aun cuando esta pueda
percibirse como amenazante y desarrollar estrategias realistas y efectivas de acción. Debido a ello,
tiende a tener confianza en que sus propios recursos lograrán establecer una regulación exitosa de
afectos disruptivos.
3) Búsqueda de apoyo: En este caso, en figuras significativas en términos emocionales. Es
probable que la utilización de esta estrategia regulatoria tenga antecedentes concretos en las
vivencias infantiles de que el apoyo externo permite aliviar afectos disruptivos. Más allá, el apoyo
de las figuras tempranas de apego tiende a transmitirle al individuo con apego seguro la capacidad
de revisar sus errores y creencias erróneas sin miedo al rechazo o la crítica” (Sassenfeld, 2012).

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Como hemos visto Sassenfeld (2012), Garrido (2006), y Lecannelier (2002, 2006ª y 2009)
postulan distintas estrategias de regulación emocional a los distintos estilos de apego, los cuales se
concluyen a través de los tipos de estrategias de regulación postulados por autores como
Mikulincer, Diener y Feldman mostrados anteriormente y estudios sobre el apego. La siguiente
tabla pretende integrar las conclusiones de dichos autores y relacionar a cada estilo de apego con
sus respectivas estrategias de regulación emocional.

Estilo o Patrón de Apego Estrategia de Regulación Emocional

Apego Seguro - Reconocimiento y expresión de estados


emocionales.
- Iniciación de intentos de resolución
instrumental.
- Búsqueda de apoyo en figuras significativas.
- Estrategia del “Acercamiento”
Apego Ansioso Ambivalente - Estrategias secundarias de hipervigilancia y
dependencia excesiva.
- Atención directa al estrés.
- Tomar distancia de la figura de apego para
estimular su cercanía.
- Ser demandante.

Apego Ansioso Evitativo - Distanciamiento respecto de las fuentes de


malestar emocional.
- Estrategia secundaria de desactivación del
sistema de apego.
- Estrategia de la “retirada”
Apego Desorganizado - Déficit global de la capacidad regulatoria.
- Falta de estrategias para la regulación de
emociones disruptivas.
- Desorden en las estrategias de regulación
emocional.

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5. LA NEUROFISIOLOGÍA DE LA REGULACIÓN EMOCIONAL EN LOS
VÍNCULOS DE APEGO

La neurociencia afectiva, con el paso del tiempo y a medida que avanzan las investigaciones,
ha revelado que las distintas formas de regulación emocional se relacionan directamente con
determinadas estructuras cerebrales (Silva, 2005). En ésta línea investigativa existen dos
importantes autores que van a dar que hablar en torno al desarrollo de las emociones, su regulación
y los vínculos de apego (Lecannelier, 2006); dichos autores son Allan Schore, quien evidencia la
fuerte influencia entre las relaciones afectivas en el apego y el desarrollo de estructuras del sistema
nervioso central (SNC), y Myron Hofer quien plantea el modelo de “reguladores ocultos”.

5.1 Allan Schore; la neurobiología de la regulación y desarrollo emocional.


Utilizando como pilares principales de sus postulados a la teoría del apego y el concepto de
regulación, Allan Schore ha realizado una “síntesis teórica” que integra diversas áreas de
investigación (Lecannelier, 2006a). En ese caso, podría plantearse que Schore es una combinación
extraña entre psicoanalista, neurobiólogo y psicólogo del desarrollo lo cual le ha dado un aspecto
integrador y multidimensional a los postulados de su teoría (Lecannelier, 2006a). Uno de los
principales aciertos de Schore, tiene que ver con agregar a lo ya planteado respecto del apego (El
que las conductas de cuidado de las figuras de apego regulan la organización afectiva del bebé, ya
que la principal función del apego es mantener el equilibrio homeostático del bebé), el hecho de que
las interacciones afectivas entre madre y bebé afectan directamente el desarrollo del sistema de
regulación cerebral, responsable a su vez de la regulación de las emociones, de la conducta, la
fisiología y las cogniciones del bebé (Lecannelier, 2006a). En ese sentido lo que postula Schore
(2005), es que existe un periodo temprano de desarrollo (desde el embarazo hasta el segundo año de
vida) conocido como “periodo sensible o crítico”, en el cual es esencial la presencia de ciertos
estímulos afectivos e interactivos para el desarrollo adecuado del organismo. En éste período el
cerebro experimentaría un creciente, estructurado y acelerado desarrollo, el cual sería dependiente
de factores biológicos pero también de la “experiencia”; por lo cual el “ambiente” actuaría como
estímulo gatillador de selección neuronal que va seleccionando las conexiones que mejor calcen
con las necesidades de la experiencia (Schore, 2001). Es decir “La organización cerebral humana
no sólo necesita del ambiente para su desarrollo y organización, sino que está diseñada para
adaptarse a ese ambiente” (Schore, 2001).
Para Allan Schore, la teoría del apego es de por sí, una teoría de la regulación. Aquello
implicaría que durante el encuentro afectivo entre madre y bebé, la primera regularía de modo

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intuitivo activaciones fisiológicas, emociones, así como el desarrollo neurológico del bebé,
desarrollando en el infante una serie de mecanismos para enfrentar y regular el estrés, como
mecanismos de regulación emocional (Lecannelier, 2006a).

5.1.1 Desarrollo cerebral y sincronía afectiva


Se plantea que en el apego, entre la madre y el bebé se producen una serie de encuentros
afectivos que van moldeando las emociones y organización de la mente del bebé. En ese sentido el
mirarse mutuamente, tocarse, jugar, expresar facialmente sus emociones, coordinarse mutuamente y
modificar sus posturas, son todos procesos que generan comunicación y regulación (Schore, 2000).
Acá entraría en juego lo que se conoce como “sincronía afectiva” lo cual consiste en el compartir y
anticipar estados emocionales entre la madre y el bebé, generando un tipo de comunicación diádico
sin palabras en el cual ambos van adaptándose a sus propios cambios de estado emocional
(Lecannelier, 2006a). Según Schore (2000), dicha “sincronía afectiva” sería el principal gatillador
del desarrollo cerebral del bebé, principalmente del “cerebro derecho”, área encargada de las
conductas de apego y la regulación de las emociones. Para Schore el cerebro derecho y la corteza
orbitofrontal jugarían un rol fundamental en el desarrollo emocional durante el periodo crítico de
desarrollo cerebral, y dicho desarrollo estaría determinado y conducido por la “sincronía afectiva”
del bebé con su madre (Schore, 2005).

5.1.2 Sistema límbico y corteza orbitofrontal


Se podría decir que el sistema límbico se ha relacionado históricamente con las emociones y
su desarrollo (Lecannelier, 2006a). Y es en el primer año de vida, en donde dicho sistema va
experimentando una serie de reorganizaciones las cuales se expresan en el cambio conductual de los
niños de dicho periodo, principalmente en el área de los afectos (Lecannelier, 2006a). El sistema
límbico puede considerarse como un “sistema jerárquico secuencial” en el cual la amígdala, el
cingulado anterior y la corteza orbitofrontal regulan y organizan la conducta personal y social del
individuo (Lecannelier, 2006a). Cada una de estas estructuras cumple un rol fundamental en el
apego del bebé y su relación afectiva con la madre. 1) La amígdala; relacionada con el
procesamiento emocional básico, que tiene que ver con el reconocimiento olfativo, sensorial y
gustativo que se produce durante los primeros meses de vida entre la madre y el bebé, 2) el
cingulado anterior; el cual es responsable de conductas afectivas y atencionales que mantienen el
contacto de la díada madre – bebé y por último 3) la corteza orbitofrontal; considerada como la
parte pensante del cerebro emocional, que actúa como un sistema intersubjetivo de control (Schore,
2005).

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Schore (2000) señala que las transacciones cara a cara de sincronía afectiva son las
responsables del desarrollo de éstas estructuras cerebrales; y por ende, el cuidador en dicha
sincronía regula a su vez las emociones del niño (sus estados positivos y negativos), construyendo
un ambiente facilitador de crecimiento, para un sistema de control de sus emociones.

5.2 Myron Hofer y los “reguladores ocultos”


Para Myron Hofer, las interacciones en la diada madre – bebé regulan una serie de
subsistemas biológicos, por lo que en ese sentido cada componente de la interacción regula un
determinado subsistema biológico distinto en los bebés. Para Hofer el concepto “regulación”
implica el control de los sistemas en las bebés, en sus niveles, tasas y ritmos determinados, así como
el control de componentes específicos de la relación madre – bebé (Lecannelier, 2006a). Hofer
comenzó sus estudios realizando experimentos con ratas, experimentos en el cual Hofer privaba de
diferentes aspectos específicos de la estimulación materna a las crías de ésta, por lo que ante cada
privación las ratas tenías respuestas específicas que Hofer calificaba como daño. En vista de
aquello la respuesta a la separación, para Hofer podría ser comprendida en un principio en vista de
la pérdida de dichos aspectos de la regulación (Lecannelier, 2006a). Posterior a aquello los estudios
de Hofer, resolvían seguir aumentando el número de subsistemas de las crías que eran regulados por
conductas o aspectos de la madre, tales como la proximidad, comunicación afectiva, la textura,
calor, para lo cual Hofer los llamó “reguladores ocultos”, ya que los cambios fisiológicos de las
crías eran controlados y regulados a través de conductas de la madre, las cuales se encontraban
escondidas en las interacciones madre – bebe. Por lo tanto dichos cambios fisiológicos no eran
evidentes a la observación, sino que se mantenían ocultos (Lecannelier, 2006a).
En el caso de bebés humanos ocurriría una progresiva transición hacia respuestas
anticipatorias a través de ciertos mecanismos de afectividad y pensamientos. Por lo tanto en caso de
privación materna, existe un traspaso desde la pérdida de los reguladores ocultos a la pérdida de
expectativas hacia la figura de apego, las cuales son integradas en una representación mental
(Lecannelier, 2005). El niño va guardando en la mente el tipo de madre que tiene, regulando de
aquella manera sus propias respuestas (Lecannelier, 2005).
Los estudios de Hofer van demostrando que el proceso de regulación oculta en la diada madre
– bebé en los primeros meses de la vida, moldean y estructuran los procesos de autoregulación del
individuo en etapas posteriores (Lecannelier, 2006). Para Hofer dicha influencia consiste en
proporcionar un contexto adecuado de apego para un desarrollo normal de dichos mecanismos de
regulación (Lecannelier, 2006). En términos de la regulación emocional, Lecannelier (2005)
plantea que la importancia de Hofer estaría implicada en cuatro postulados centrales de su teoría de

Apego y Regulación Emocional 12


los reguladores, los cuales también están implicados directamente con la regulación emocional. En
esa dirección, así como determinadas conductas de la madre regularían los sistemas fisiológicos del
bebé, también ocurriría aquello con el subsistema emocional de éste (Lecannelier, 2005). Estos
cuatro postulados centrales, y que resumirían en su conjunto gran parte de la teoría de Hofer son los
siguientes:

1) Es el vínculo madre – cría el principal regulador de los diversos sistemas fisiológicos


(incluyendo los procesos fisiológicos emocionales) de los bebés
2) Diversas acciones afectivas de la madre, regulan diversos subsistemas fisiológicos en el bebé.
3) Esta regulación es oculta debido a que si bien la conducta de la madre es observable, no así el
proceso de regulación fisiológica.
4) El efecto directo de apego, es el desarrollo de estos mecanismos de regulación (incluyendo la
regulación emocional) y su efecto indirecto es el contexto que permite el desarrollo de dichos
organismos.

Como conclusión en torno a los postulados de Hofer, se podría plantear que los procesos de
“regulación oculta” por parte de la madre para con su cría son determinantes a la hora de establecer
procesos de regulación emocional entre ambos, y que estarían implicados directamente en el
desarrollo fisiológico y psicológico de los posteriores procesos de “autoregulación afectiva” por
parte del bebé.

6. EL APEGO, Y LOS MODELOS DE INTERSUBJETIVIDAD EN LA REGULACIÓN


EMOCIONAL.

Según Lecannelier (2006), los procesos de “intersubjetividad” (los cuales serían procesos de
coordinación afectiva y lectura de mentes), podrían comprenderse como constricciones básicas que
moldean, dirigen y orientan la conducta del organismo hacia la construcción y el mantenimiento de
vínculos de apego. En ese sentido la intersubjetividad y el apego pueden entenderse como motores
de las conductas humanas, y como una forma en el cual el ser humano puede desarrollar y regular
sus procesos vitales (Lecannelier, 2006). A pesar de que los seres humanos en sí nacemos con la
capacidad de desarrollar la lectura de mentes (función reflexiva o metalización, concepto que
desarrollaré con más detalle en el siguiente punto), son las relaciones tempranas el espacio en el
cual el niño aprende acerca de los estados mentales, y dichas relaciones determinan la profundidad
en el que puede ser internalizado y procesado el entorno social y afectivo (Graell y Lanza, 2014).
En esa misma línea, se plantea que los seres humanos no nacemos explícitamente con la capacidad
Apego y Regulación Emocional 13
de regular nuestras propias emociones, sino mas bien puede decirse que las emociones fácilmente
desbordan la capacidad del bebé por lo que se hace necesario la constitución de un sistema diádico,
en el cual la madre comprenda y responda adecuadamente a los estados emocionales del bebé,
leyendo sus estados mentales para lograr la regulación de sus emociones (Graell y Lanza, 2014). En
ese sentido, la sensibilidad, disponibilidad emocional, así como la sintonía afectiva entre los padres
y el bebé, se refieren a las capacidades de los cuidadores de comprender y entregar un sentido a las
experiencias del bebé y darles respuestas a éste en base a dicha comprensión (Graell y Lanza,
2014).

6.1 Mentalización, apego y regulación afectiva


Graell y Lanza (2014), citando a Allen, Fonagy y Bateman (2008) y a Holmes (2006);
definen la mentalización como: “Una forma de actividad mental imaginativa, que interpreta el
comportamiento humano en términos de estados mentales intencionales. Es imaginativa en la
medida en que tenemos que imaginar qué ha de estar pensando o sintiendo la otra persona; un
indicador importante de alta calidad de la mentalización es la consciencia de que nosotros no
podemos conocer absolutamente lo que está en la mente del otro, dada su esencial opacidad. En un
sentido más amplio, alude a una capacidad esencial para la regulación emocional y el
establecimiento de relaciones interpersonales satisfactorias, así como para la transformación y el
refinamiento de las emociones y los impulsos”.
Las funciones de la capacidad de “mentalizar” tienen directa relación, con el facilitar el apego
seguro y una correcta regulación de las emociones en el bebé. Ya que la madre al mentalizar o
atribuir estados mentales al bebé, es capaz de conectarse con él y responder de manera adecuada a
sus necesidades afectivas y promover acciones para regular sus emociones (Lecannelier, 2006). Así
el bebé a medida que va creciendo va desarrollando y aprendiendo dicha capacidad , aprendiendo a
diferenciar sus emociones de las de la madre, comunicándose con ella, promoviendo la capacidad
de autoregular sus emociones (Lecannelier, 2006). Para Fonagy (Citado en Graell y Lanza, 2014),
las funciones de regulación emocional y corporal son realizadas por la madre o el adulto que ejerce
las funciones del cuidador durante los primeros seis meses de vida del bebé. Pero a partir del sexto
mes, el niño va desarrollando habilidades primitivas de la capacidad de mentalizar, las cuales se
irán formando y desarrollando durante los siguientes años de desarrollo, bajo las cuales también irá
desarrollando sus propias estrategias de autorregulación (Graell y Lanza, 2014). En ese sentido el
niño hasta los tres años de edad, funcionaría en el “modo de equivalencia psíquica, el cual es un
modo de pre-mentalización, en el cual el niño aún considera que sus ideas son réplicas mismas de la
realidad externa, y no meras representaciones de ésta (Fonagy, citado en Graell y Lanza, 2014). Ya

Apego y Regulación Emocional 14


para el tercer año el niño tendría la capacidad de mentalizar, la que se iría desarrollando plenamente
durante los cuatro y cinco años de vida (Graell y Lanza, 2014). En el caso de las madres, aquellas
que poseen la habilidad de reflexionar sobre sus propias experiencias de apego y su relación con el
niño, las madres que son capaces de “mentalizar” adecuadamente, son mucho más aptas para tener
hijos que puedan regular sus propias experiencias emocionales y que puedan expresar de manera
clara y rotunda sus sentimientos y necesidades (Graell y Lanza, 2014). La capacidad de la madre de
mantener en mente o mentalizar al bebé, atribuyéndole sentimientos, deseos e intenciones, permite
al bebé ir descubriendo su propia experiencia interna a través de la representación que la madre
construye de la misma (Graell y Lanza, 2014). En los procesos de regulación emocional entre la
madre y su bebé, también se deben considerar las representaciones mentales que la madre tenía del
futuro bebé durante el embarazo, referidas al futuro hijo que está por nacer, en cuanto tienen que
ver con su propia experiencia en sus vivencias infantiles, y sus relaciones tempranas de apego
(Farkas, Santelices, Aracena y Pinedo, 2008).

6.2 Entonamiento afectivo en las relaciones de apego


En el contexto de las relaciones de apego tempranas, Stern (1985 citado por Lecannelier,
2006a) en sus estudios fundamentales, distingue y propone un fenómeno de gran importancia en el
marco de las relaciones entre la madre y el bebé. Dicho fenómeno al cual Stern llama
“entonamiento afectivo”, sería un proceso de vinculación en el cual se considera que para que exista
entre la madre y el bebé un intercambio intersubjetivo de la experiencia emocional, la imitación de
por sí sola no basta (Sassenfeld, 2012). Sino que previamente deberían ocurrir ciertos procesos: 1)
Primero: El progenitor tiene que poder leer (mentalizar) el estado emocional del niño en su
conducta, 2)Segundo: El progenitor debe ejecutar una conducta que no sea una imitación estricta
del bebé, pero que sin embargo corresponda a reflejar el estado emocional del bebé, 3) Tercero: El
bebé debe leer dicha respuesta emocional de la madre, como teniendo relación con su propia
experiencia emocional y no como una simple imitación. (Sassenfeld, 2012). En ese sentido el
entonamiento afectivo, consistiría más bien consistiría en poner en práctica conductas que expresen
o reflejen un estado emocional compartido (entre madre y bebé) sin necesariamente imitar la
expresión exacta del estado en el bebé (Sassenfeld, 2012).
En esa misma dirección, se plantea que el entonamiento afectivo ayuda al infante a desarrollar y
estructurar sus propios afectos a través del mundo interno de la madre, quien le transmite cómo se
siente en diferentes tipos de estados emocionales, de modo que le permite ver al bebé cómo
enfrentar los estados emocionales tolerables y los que no (Sassenfeld, 2012). Por lo tanto, la
entonación afectiva, consideraría no sólo un mero reflejo del estado emocional del niño, sino más

Apego y Regulación Emocional 15


bien una demostración por parte del adulto de que los estados emocionales son tolerables,
manejables e integrables en términos psicológicos y emocionales (Sassenfeld, 2012). Para
Lecannelier (2006a), el entonamiento afectivo es el modo en que la madre y el bebé se
complementan en sus subjetividades, o mejor dicho es la manera en que la madre le hace saber al
niño que comprende sus procesos mentales y emocionales, sin tener que usar las palabras. En los
primeros momentos de la vida del niño, la imitación, la coordinación y el calce de emociones
pueden servir a dicho propósito (Lecannelier, 2006a). De manera de explicarlo con más detalle,
Lecannelier (2006a) propone un ejemplo:

“una madre llega del trabajo y ve a su bebé sentado en una silla. El bebé se agita levanta la
cabeza, las cejas y empieza a moverse de un modo excitado, subiendo los brazos, pataleando y
vocalizando. Entonces, la madre responde a esta expresión de afecto positivo, abriendo los ojos,
sonriendo y bajando y subiendo la cabeza (como asintiendo con la cabeza), todo en un estado
similar de alegría y excitación por ver a su hijo”.

Éste acto comunicativo entre la madre y el bebé puede considerarse como entonación
afectiva, debido a que si bien parece algún tipo de imitación, ésta no es literal sino mas bien sólo un
calce de afectos y emociones (Lecannelier, 2006a). La madre, no usa los mismos canales
conductuales del bebé, pero si replica muy bien los sentimientos de éste, por lo que el objeto que
imita la madre no es la conducta explícita del bebé sino sus estados emocionales, reflejando y
mostrándole al bebé el estado subjetivo que la madre lee de éste (Lecannelier, 2006a). Entonces,
podríamos concluir, que el entonamiento afectivo no solo nos permite compartir estados
emocionales, sino también estados mentales como si fuesen comunicables, referibles y regulables
(Lecannelier, 2006). Para concluir Lecannelier, plantearía: “A los 9 meses, los infantes empiezan a
descubrir la separabilidad de las mentes, es decir, que ellos tienen mente, que los otros tienen
mente, y que a veces ambas mentes pueden interconectarse. El entonamiento afectivo es una de las
principales instancias en donde puede esto puede ocurrir”.

6.3 El modelo de regulación mutua de Edward Tronick


Edward Tronick, propone que los padres y sus bebés participan en conjunto en un sistema
emocional de comunicación y regulación (Lecannelier, 2006a). El cómo dicho sistema vaya
logrando su desarrollo, nos va a permitir explicar si los bebés serán capaces de alcanzar sus metas
biológicas (desarrollo cerebral) y psicológicas (desarrollo de la mente), así como que tipo de
emociones va a experimentar en su desarrollo (regulación emocional) (Lecannelier, 2006). A éste

Apego y Regulación Emocional 16


modelo de interacción y regulación en la díada madre – bebé Tronick lo nombrará “Modelo de
Regulación Mutua” (Lecannelier, 2006a). Dicho modelo, que implica el aceptar que tanto madre
como bebé son partícipes activos de un proceso de regulación, plantea lo siguiente desde ambos
puntos vista. Tronick, explica que los bebés poseen metas, objetivos o motivos, en este caso con el
objetivo de interactuar con otros, mantener lazos de proximidad y regular sus homeostasis
(Lecannelier, 2006a). Como dichos objetivos, se nos presentan como vitales para asegurar la
supervivencia del infante, los bebés poseen mecanismos de evaluación desde corta edad, con el
objetivo monitorear si dichos objetivos son alcanzados (Lecannelier, 2006a). Así mismo, a través
del monitoreo de los objetivos, cuando las metas u objetivos no son alcanzados, el bebé posee
mecanismos de autoregulación que los ayudan a mantener el equilibrio y restablecer las metas
(Lecannelier, 2006a). En su teoría o modelo teórico, Tronick considera a las emociones como los
sistemas básicos de evaluación y comunicación que tienen el objetivo de informar si las metas son
cumplidas o no (Lecannelier, 2006a). Para Tronick, un bebé que alcanza sus metas, presenta
generalmente en sus expresiones emociones positivas mientras que quienes no lograr alcanzar sus
metas, pierden el equilibrio homeostático y presentan generalmente emociones negativas como
tristeza o rabia (Lecannelier, 2006a). En ese caso los bebés buscan restablecer inmediatamente las
metas, sin embargo si el problema aún no puede ser superado, aparecen las conductas de evitación
(nombradas a comienzo de éste texto en las estrategias de regulación emocional) y desconexión del
medio ambiente, así como emociones de tristeza y desconfianza (Lecannelier, 2006a). Como los
bebés al ser muy pequeños y no poseer un total desarrollo, no pueden mantener por sí mismo su
propia homeostasis (alcanzando sus objetivos), son las madres las que les facilitan ese trabajo,
completando las metas del bebé. Es por eso que los bebés son parte de un sistema de regulación, en
el cual el cuidador, le permite al bebé seguir creciendo y desarrollándose (Lecannelier, 2006a). Para
éste caso, Tronick plantea el concepto de “conductas reguladoras dirigidas a otros” y tiene como
objetivo principal el informar al cuidador acerca de alguna meta en la cual el bebé necesite ayuda
para cumplirla (Lecannelier, 2006a). Pero el bebé no sólo dirige conductas hacia los otros para la
regulación de sus emociones y cumplir sus metas, sino que también posee una serie de conductas
autoreguladoras nombradas por Tronick como “conductas reguladoras autodirigidas”. Ambos tipos
de conductas poseen los mismos objetivos de regular los estados emocionales del bebé, y si dichas
conductas tienen resultados positivos, podría llegar al bebé desde estados emocionales negativos y
perjudiciales a estados emocionales positivos (Lecannelier, 2006a). Los padres, al igual que sus
bebés son sensibles a las expresiones del niño, en términos emocionales y conductuales. Dichas
conductas de respuesta por parte de la madre, Tronick las denominó “maternaje intuitivo” y se
muestran como conductas de comunicación o sintonización afectiva (Lecannelier, 2006a). En ese

Apego y Regulación Emocional 17


sentido se puede ejemplificar a través de cuando los padres se alejan de su bebé cuando éstos no le
prestan atención, y por el contrario cuando éste los mira se acercan y le buscan la mirada, siendo
sensibles a los cambios emocionales de éste (Lecannelier, 2006a).

6.3.1 Coordinaciones de la regulación diádica, desregulaciones y reparaciones


de la coordinación.
“Una caracterización exacta de las interacciones normales y una mejor base para
evaluarlas, es que éstas se mueven frecuentemente desde estados afectivos positivos mutuamente
coordinados, hasta estados descoordinados y así sucesivamente” (Tronick, 1989 citado por
Lecannelier, 2006a).
Los primeros estudios de “intersubjetividad” evidencian que la comunicación afectiva que se
produce entre el cuidador y el infante es “bidireccional”, es decir que ambos son partícipes activos
de dicha comunicación afectiva en donde se regulan mutuamente (Lecannelier, 2006a).
En esa comunicación afectiva, en situaciones normales de apego el bebé presenta momentos de
“errores interactivos” que podemos llamar descoordinaciones , para luego presentarse “reparaciones
interactivas” que vuelven a establecer una coordinación afectiva entre la madre y el bebé
(Lecannelier, 2006a). En ese sentido, las condiciones normales no se caracterizan en presentar
condiciones permanentes de coordinaciones afectivas, sino mas bien coordinaciones afectivas con
descoordinaciones, y reparaciones de la coordinación, que transforman las emociones negativas en
positivas a través de la interacción entre el bebé y su cuidador (Lecannelier, 2006a). En condiciones
anormales los bebés experimentan muchos errores interactivos y muy pocas reparaciones de dichos
errores, por lo que se mantiene un experiencia crónica de experiencias negativas debido a que la
madre no logra leer mentalmente a su bebé, y así mismo no logra dar respuestas adecuadas a sus
necesidades emocionales (Lecannelier, 2006a).
Consecuencias de las Reparaciones Normales en el bebé (Lecannelier, 2006a):
- Los niños sanos tienden a usar de manera efectiva las conductas inter y auto reguladoras, debido a que se
presentan de manera efectiva en provocar cambios y cumplir las metas.
- Se desarrolla un sentido positivo del sí mismo, al experimentar la sensación de que puede cambiar el
ambiente y generar experiencias emocionales positivas.
- El bebé desarrolla una representación de sí mismo y de su cuidador como efectivo y positivo fomentando
el apego seguro.
- Los bebés son más eficaz en la regulación del estrés y el dolor.
- Son más eficientes en controlar a los demás.

Apego y Regulación Emocional 18


Condiciones de descoordinaciones y patologías (Lecannelier, 2006a):
- El niño posee una noción negativa de sí mismo y de su relación con los otros. Debido a que evalúa a los
otros como inaccesibles e ineficientes.
- El niño carece de sentido de control de sus estados internos y del de los demás.
- Alto índice de conductas reguladoras autodirigidas con la finalidad de disminuir el exceso de emociones
negativas.
- Tienden a generalizar sus emociones negativas y a comportarse negativamente con los demás.

En ese sentido, Edward Tronick plantea que las situaciones en las cuales el bebé presenta
fallas interactivas reiteradas, sin reparaciones, persistentes en las etapas tempranas son aquellas que
producen psicopatologías (Lecannelier, 2006a).

7. ASPECTOS CLÍNICOS Y DE INTERVENCIÓN EN DEL APEGO Y LA


REGULACIÓN EMOCIONAL

Muchas investigaciones coinciden en plantear que las psicopatologías son producidas o


emergen en procesos de regulación deficientes, ya sea por las estrategias de regulación utilizadas en
situaciones estresantes, o como resultado de una diferenciación emocional mal desarrollada (Silva,
2005). Según algunos autores, más de la mitad de los trastornos del eje I y todos los trastornos de
personalidad del eje II, muestran alguna forma de déficit en la regulación emocional (Gross y
Levenson, 1997 citados en Hervás, 2011). A partir de lo ya planteado, surge como relevante el
cuestionamiento de ¿Qué tan efectivas son las estrategias de regulación emocional utilizadas por
sujetos?. En el caso de la psicopatología podemos comenzar a hablar incluso de estrategias
desreguladoras (Garrido, 2006). Hervás (2011) propone dos vías distintas de déficit en la regulación
emocional que pueden explicar el inicio de trastornos psicopatológicos en las personas:

1) Déficit en la regulación por ausencia de activación: Ésta se puede observar en aquellas situaciones en las
cuales una persona no activa estrategias de regulación emocional a pesar de experimentar intensos estados
emocionales negativos. Ej: La depresión en la cual el individuo se auto abandona en su estado de ánimo
negativo sin hacer nada para compensarlo (Hervás, 2011).
2) Déficit en la regulación por empleo de estrategias disfuncionales de regulación emocional: Éste déficit se
refiera a la ineficiencia de las estrategias de regulación emocional escogías, las cuales no cumplen el
objetivo de regular las emociones (Hervás, 2011).

Algunos individuos, cuando experimentan emociones negativas, activan estrategias de


regulación emocional para superar dichos estados emocionales pero no lo consiguen, por el

Apego y Regulación Emocional 19


contrario lo que logran es que sus emociones sean más intensas y descontroladas. En ese sentido, se
estarían utilizando estrategias contraproducentes que sólo intensifican las experiencias emocionales
negativas (Hervás, 2011).

7.1 Trastornos Psicopatológicos y la regulación de las emociones


Respecto a las estrategias de regulación emocional y a la forma en cómo se van desarrollando
las emociones en el individuo Hervás (2011) establece que su alteración, está presente en distintos
tipos de trastornos psicopatológicos, principalmente en lo que mencionaremos a continuación.
Antes que eso cabe destacar que como hemos visto durante todo éste texto, es en las relaciones de
apego en donde se desarrollan las estrategias de regulación emocional del individuo y en donde éste
posteriormente desarrolla sus propias estrategias de auto regulación; en ese sentido podemos
plantear que los trastornos de regulación emocional que presentaremos a continuación tienen
estricta relación con un desarrollo emocional ineficiente durante las relaciones de apego.

1) Trastornos depresivos:
Existe una estrecha relación entre la regulación emocional y los trastornos depresivos. Incluso
algunos investigadores plantean que se podría definir a la depresión ya no sólo como un trastorno
del estado de ánimo, sino más bien como un trastorno de la regulación emocional (Hervás, 2011).
En ese sentido, la depresión tendría un componente muy marcado de desregulación emocional, o
mejor dicho de pérdida de la homeostasis afectiva del individuo (Hervás, 2011). La investigaciones
en éste área plantean que las personas que padecen estados depresivos, no presentan generalmente
activaciones de estrategias de regulación emocional (que les permitan superar dichos estados de
ánimo) por lo que sus estados de ánimo disruptivos son más duraderos produciendo consecuencias
negativas para el individuo (Hervás, 2011).
Una investigación experimental con sujetos en estado depresivo demostró que dicho grupo
tiende a reaccionar con mucha menor intensidad ante los acontecimientos negativos que el grupo
control, pero su estado emocional negativo tendría a ser más duradero. Dicha investigación en ese
caso, es una demostración de que existe un déficit en la activación de estrategias de regulación
emocional en los individuos con trastornos depresivos los que los hace vivir estados de ánimo
negativos más duraderos (Hervás, 2011).

2) Trastornos de Ansiedad
Muchos estudios experimentales han planteado que aquellos sujetos que son inducidos a
vivir un estado emocional (en este caso de laboratorio) intentando suprimir sus emociones

Apego y Regulación Emocional 20


reaccionaban con elevados niveles fisiológicos de actividad, a pesar de que su sensación emocional
se redujera (Hervás, 2011). Como podemos saber, los trastornos de ansiedad han sido muy
estudiados desde el aspecto de la fisiología, pero no tan así desde sus aspectos psicológicos y
emocionales, por lo que dichos estudios experimentales plantean que la estrategia de suprimir los
estados emocionales llevaría a elevar la activación fisiológica y por lo tanto, la supresión como
estrategia de regulación emocional estaría en la base de los trastornos de ansiedad (Hervás, 2011).
Los estudios por ejemplo, en el trastorno de pánico (en el cual se presentan momentos de ansiedad
esporádicos e intensos) el sujeto presenta un rechazo total al estado emocional y a sus efectos
fisiológicos, por que utiliza estrategias de regulación de supresión y evitación de dicho estado
emocional. En ese sentido existe un problema de aceptación de la emoción, y un déficit en las
estrategias de regulación emocional las cuales no logran el objetivo, y peor aún intensifican el
estado emocional negativo (Hervás, 2011). En el caso del trastorno de estrés post traumático, existe
un notable aumento de apariciones emocionales negativas y habitualmente muy intensas, por lo que
se requiere de una alta exigencia de capacidad de regulación emocional (Hervás, 2011). Pero en
aquel caso, no todos los individuos poseen dichas capacidades, por lo que las personas con TEPT
normalmente presentan marcadamente un déficit en torno a las estrategias de regulación emocional
empleadas (Hervás, 2011).

3) Trastorno de personalidad Limítrofe


Según Hervás (2011) los sujetos que presentan trastornos de personalidad, generalmente,
presentan problemas o déficit en la regulación de sus emociones, lo que finalmente los lleva a
perder el control de sus conductas. En ese caso el trastorno limítrofe de personalidad sería el más
marcado por dicho problema de déficit de regulación, en cual se presenta un aspecto de
vulnerabilidad emocional y que Linehan (1993 citado en Hervás, 2011) define como una tendencia
de respuesta hacia los estímulos ambientales con mucha rapidez y sensibilidad, una reacción de
sobre magnitud y una lenta recuperación del estado emocional previo.
Como hemos visto ambos tipos de déficit, tanto de la activación como de la efectividad de la
regulación emocional presentados por Hervás (2011) se presentan en variados tipos de trastornos
psicopatológicos. Por lo que una correcta intervención temprana (durante el apego) en el desarrollo
de las estrategias de regulación emocional podrían ser la clave de la prevención de trastornos
psicopatológicos en un futuro (Lecannelier, 2006).

Apego y Regulación Emocional 21


7.2 La prevención como modelo de intervención: Los programas de intervención en la
infancia de Felipe Lecannelier.
Sin duda uno de los autores más relevantes, integradores y activos en torno a las
investigaciones respecto al apego y la regulación emocional es Felipe Lecannelier. Sus trabajos en
torno a una dimensión bio psico social de la teoría y sus innumerables investigaciones en el tema,
han sido de vital importancia para la orientación y elaboración de éste texto. Sus estudios lo han
llevado también a proponer diversos modelos de intervención preventiva en el área de la regulación
emocional, integrando la gran mayoría de postulados vistos durante el transcurso de éste texto. En
los últimos 12 años el Centro de estudios del apego y la vulnerabilidad al stress (CAVS) de la
Universidad del Desarrollo, ha ido confeccionando, investigando y poniendo en práctica una serie
de programas de intervención en los contextos de apego del niño (familia) como en otros tipos de
relaciones tempranas (institucionalización temprana, colegios, jardines, etc) con distintos tipos de
actores de intervención (padres, padres adoptivos, familias, educadores, etc) con la finalidad de
evitar futuros trastornos psicopatológicos emocionales en el niño (Lecannelier, 2013). Los
programas propuestos, tienen como punto central la búsqueda de la seguridad en el apego durante
los primeros seis años de vida del niño (tiempo que contempla el apego temprano, el desarrollo
emocional y los mecanismos de regulación) a través de estrategias de cuidado respetuoso
emocionalmente seguro (C.R.E.S.E.) los que se ponen en práctica a través de programas que buscan
el desarrollo de cuatro tipos de habilidades; la atención, la mentalización, la automentalización y la
regulación (A.M.A.R.), los cuales se relaciones con las competencias emocionales de los adultos
que están a cargo de los niños (No sólo de las figuras de apego) (Lecannelier, 2013). A
continuación presentaré en resumen, algunos aspectos relevantes de dichos programas.

Programas A.M.A.R. sobre C.R.E.S.E:


El primer elemento fundacional de éstos programas de prevención, se define en torno a la
búsqueda del restablecimiento de los niveles de seguridad emocional en el niño, en torno a sus
relaciones de apego, de manera que pueda ir desarrollándose de manera coherente y adaptativa
(Lecannelier, 2013). Sin embargo, para que aquello ocurra, ésta intervención debe estar centralizada
en el sistema de cuidado del adulto (Lecannelier, 2013), ya que como hemos visto durante todo éste
texto es el adulto quien en primera instancia ejerce como regulador del niño, en base a sus
respuestas a las necesidades emocionales de éste. En ese sentido el sistema de cuidado del adulto es
fundamental a la hora de establecer un modelo de prevención psicopatológica en las relaciones de
apego, y aquel sistema de cuidado implicaría una serie de funciones como la atención y la
mentalización por parte del adulto el cual no necesariamente es precisamente la figura de apego,

Apego y Regulación Emocional 22


sino cualquier cuidador del niño (Lecannelier, 2013). En conclusión el C.R.E.S.E implica un
sistema de cuidado de un adulto que genera a su vez seguridad en el apego, pero a su vez dicho
adulto no necesariamente es la figura de apego del niño (Lecannelier, 2013). En ese sentido los
programas AM.A.R. están focalizados en los sistemas de cuidado no sólo de los padres del niño,
sino también en todos los adultos que trabajen con niños los cuales deben desarrollar un C.R.E.S.E.
de manera cotidiana (Lecannelier, 2013).
A.M.A.R. en Educación: Tiene como objetivo el fomentar el aprendizaje socioemocional en
el niño, a través del vínculo entre los niños y sus profesores en el contexto de las relaciones en la
educación preescolar (Lecannelier, 2013). En ese caso, se plantea que a través de dichas relaciones
entre los educadores y los niños, éstos últimos pueden adquirir un aprendizaje socio emocional
adecuado (Lecannelier, 2013). El programa contempla una duración entre 8 y 10 meses en el cual
los educadores van recibiendo capacitaciones y distintos tipos de entrenamiento de estrategias de
Atención (reconocimiento de necesidades del niño y sus patrones de apego), Mentalización (lectura
de los estados mentales y emocionales del niño), Automentalización (Identificación de los propios
procesos emocionales y capacitaciones en el autocuidado) y Regulación. En éste programa existen
actividades de capacitación, supervisión y observación en clases. En la actualidad dicho programa
ha sido implementado en algunos colegios de Santiago de Chile y se están haciendo estudios para su
expansión a distintas regiones del país (Lecannelier, 2013).
A.M.A.R. cuidadores: Éste programa fue elaborado a través de un estudio longitudinal para
la evaluación y posterior intervención en niños institucionalizados durante los primeros dos años y
que posterior a aquellos fueron adoptados (Lecannelier, 2013). En éste caso, el AMAR cuidadores
fue la intervención que se aplicó a las cuidadores de dichos niños, en el cual su efectividad fue
demostrada a través de una aplicación de dos meses (Lecannelier y Hoffman 2007 citado en
Lecannelier, 2013). Éste programa tiene su base en la evidencia que señala que si las cuidadoras
alternativas desarrollan ciertas habilidades sensibles a los niños institucionalizados, la tasa de
recuperación de éstos posterior post-adopción aumenta en los distintos procesos de desarrollo
emocional, cognitivo, social y físico (Lecannelier, 2013). Se hace necesario este tipo de
investigación debido a que existe evidencia de que las cuidadoras de éste tipo de instituciones son
menos sensibles que las madres (Vitoria, 2003 citado en Lecannelier, 2013). Cabe señalar que éste
programa posee una duración aproximada de 20 a 35 semanas y consiste en 4fases maslas fases de
pre y post evaluación (Lecannelier y Jorquera, 2011 citado en Lecannelier, 2013).
A.M.A.R Terapéutico: Éste programa comprende el desarrollo de estrategias y competencias
de cuidado en padres adoptivos, sobre niños entre 1 y 5 años (Lecannelier, 2013). El principio
fundamental de éste programa, nace considerando que existe una escasez de intervenciones

Apego y Regulación Emocional 23


específicas para padres adoptivos, y debido a la dificultad de criar un niño vulnerado en sus
derechos (Denby, Rindfleish y Bean, 1999 citado en Lecannelier, 2013). Éste programa considera
un marco de 6-8 semanas en contextos de visitas domiciliarias en las cuales en cada sesión se
trabaja las habilidades de Atención-Mentalización-Automentalización-Regulación, considerando
también una alianza terapéutica y una sesión de cierre.

8. CONCLUSIONES FINALES

A lo largo de todo éste texto hemos podido apreciar un camino recorrido que parte desde la
teoría del apego y el desarrollo emocional de Alan Sroufe, pasando por los modelos neurológicos de
Allan Schore y Myron Hofer, terminando con los postulados de Edward Tronick y los modelos
intersubjetivos y de integración de Felipe Lecannelier. Dejar fuera a alguno de los postulados de éstos
autores hubiese sido dejar incompleta la tarea de establecer una relación entre el apego y la
regulación de las emociones, puesto que cada visión (ya sea, neurológica, cognitiva o intersubjetiva)
se hizo importante en la compresión de dicha relación desde una mirada biopsicosocial para éste
texto, y su integración nos da una mirada mucho más amplia para comprender las complejidades de
las relaciones de apego y su influencia sobre el desarrollo de las emociones. De acuerdo a las
investigaciones y la bibliografía revisada para la construcción de éste texto se puede apreciar que la
mirada biopsicosocial es la que por en día se presenta como la mejor propuesta para dar un modelo
explicativo a la regulación de los afectos durante el apego, y a través de conceptos modernos (como
la mentalización, la entonación afectiva o la regulación mutua) se puede incluso ya vislumbrar
investigaciones que abarcan tipos de intervención en dicho área. Un ejemplo claro de aquellos son
los modelos de prevención como manera de intervención presentado por Felipe Lecannelier (2013)
quien elabora todo un plan de intervención para prevenir futuras psicopatologías, enseñando
habilidades de crianza a los cuidadores de distinta índole. El camino de éste libro no es muy distinto
al que toma Felipe Lecannelier, que por lo demás a través de sus libros “Apego e Intersubjetividad”
en sus dos partes, repasa a todos los autores citados en éste texto, concluyendo sobre la necesidad de
establecer un modelo de integración entre las distintas posturas con evidencia científica (presentadas
en éste documento), y que se transformó en el principal inspirador de la estructura de éste texto.

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