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PRECEPTOR
La alumna, muy angustiada, cuenta que está embarazada ya de tres meses y que en su
casa nadie sabe nada. Tampoco quería que se les contara a los padres.
Ambas preceptoras le explican que realmente ella debería vivenciar con alegría su
embarazo; sin embargo, la alumna manifestaba angustia por el solo hecho de tener que
comunicárselo a sus padres, argumentando “que la iban a matar”.
Con permiso de la alumna, la preceptora del año cursante la remite al referente del
Programa, entre cuyas funciones está el relevamiento, detección de problemas asociados
a la escolaridad, continuidad, permanencia y re-inserción de alumnas madres,
embarazadas y alumnos padres. Además, tiene la facultad de solicitar anticipadamente
turno para derivarla a un centro de salud para los alumnos pertenecientes al Programa.
Una vez que la alumna tomó contacto con el referente de salud, la preocupación de las
autoridades escolares era que tomaran conocimiento sus padres a través de la misma
alumna; si no, se le ofrecía hablar desde el colegio con ellos, siempre respetando que los
alumnos son sujeto de derecho, y por lo tanto, tienen derecho a su privacidad, aunque
sean menores.
Cuando uno se entera que una alumna está embarazada, varios sentimientos se
superponen. En nuestro caso y en coincidencia, nos llena de alegría porque es una nueva
vida que se anuncia, pero inmediatamente surge la preocupación de “qué va a suceder
cuando se enteren en su casa” o “cómo será tomada la noticia”, y cómo la podemos
ayudar y apoyar.
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A raíz de este tema, descubrimos que existen distintas leyes que amparan a los
adolescentes.
La Ley Nacional 25273, del año 2000, sobre el Nuevo régimen de inasistencias
justificadas para alumnas embarazadas a nivel nacional, provincial o municipal; la Ley
Nacional 26061, del año 2005, sobre la protección integral de los derechos de niños,
niñas y adolescentes; la Ley Nº 418 de la Ciudad de Buenos Aires de salud
reproductiva; y la Ley Nº 709 sobre el régimen de inasistencias justificadas para
alumnas madres, embarazadas y alumnos padres de establecimientos de la Ciudad de
Buenos Aires.
Pasaban los días, la panza crecía, pero los padres no estaban aún enterados y la alumna
no quería que la escuela les informara. Cuando la madre se presentó a firmar la
reincorporación se le preguntó por qué la alumna no estaba concurriendo a clase. La
madre presentó un certificado por un estado gripal, pero no manifestó conocimiento del
estado de embarazo de su hija. Cuando ésta vuelve al colegio cuenta que aprovechó
estos días gripales para comunicárselo a su madre, aunque no a su papá, ya que éste
residía en España; y que la mamá estaba muy contenta con la noticia.
Hasta el año 2001, cuando un preceptor se encontraba ante una noticia así, actuaba
como podía, ya que este Programa no estaba instalado en la totalidad de las instituciones
educativas, porque en un principio, era un Programa Piloto que se instaló solo en tres
colegios donde el tema de los embarazos era bastante recurrente.
A partir de 2001, es asumido como una política educativa de la Dirección del Área de
Educación Media y Técnica. Ello significa que todas las escuelas de la Ciudad de
Buenos Aires pueden participar del Programa a fin de evitar la deserción escolar de
estos alumnos.
A modo de conclusión queremos remitirnos a un término utilizado en psicología:
”resiliencia”, que es la capacidad de fortalecerse a pesar de las adversidades. Creemos
que la problemática del embarazo adolescente y la instalación del Programa en las
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instituciones educativas nos hizo volver a mirar el tema, creando una nueva subjetividad
en nosotros para poder desde este lugar ayudarnos.
VIOLENCIA ESCOLAR
Dicha violencia fue ocultada, negada y silenciada durante muchos años por educadores
y autoridades, pero evitar y suprimir esos actos violentos no ha hecho más que
empeorarlos.
Debemos enfrentarnos a esta problemática que aumenta día a día. Enfrentarlos significa
reconocerla, analizarla y actuar sobre ella, esta es una manera de trabajar en prevención.
El problema debe ser tomado sin dramatismo, pero con firmeza y en toda su magnitud.
Debemos evitar el miedo y la angustia que la violencia produce para no caer en la
impotencia y actuar desde una postura reflexiva que nos permita encarar abordajes
acordes a su complejidad.
En la escuela, la conducta agresiva parece estar relacionada con las variables afectivas y
de relación familiar, como puedan ser el rechazo de los padres, el castigo agresivo y la
carencia de identificación con los padres. Algunas víctimas crecen en la convicción de
que el empleo de la agresividad es el mejor camino para conseguir lo que quieren. El
haber sido víctima en la infancia propicia que de adulto se victimice a otros.
Este tipo de violencia, comprende distintas modalidades del conflicto con la autoridad
educativa.
Los docentes deben fomentar el intercambio y debate crítico sobre el tema expuesto. Es
muy importante enfatizar en la prevención y detención. La escuela como institución
tiene la obligación de formar. Desde sus distintos roles corresponderá poner límites
firmes sin caer en el autoritarismo como así también ofrecer la posibilidad de que cada
uno conozca y defienda sus derechos y debe ofrecer las alternativas para adquirir una
capacidad crítica frente a los mensajes que emite la pantalla, se deben instaurar espacios
y procesos que permitan abordar las respuestas con una responsabilidad conjunta de los
distintos sectores:
TIPOS DE ESCUELAS
en relación a la violencia escolar
Vulnerabilidad baja
Escuelas integradas y comunicadas en todos sus niveles.
Objetivos educacionales claros.
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Vulnerabilidad controlada
Detectan y contienen en forma educativa y preventiva las manifestaciones de
violencia.
Alta inseguridad
Gravísima impunidad
Permisividad en comportamientos violentos
Alta desorganización
Inseguridad total
La escuela presenta una situación de anomia que posibilita manifestaciones de
gravísima violencia.
Violencia de armas blancas o de fuego.
Destrucción de la infraestructura escolar
Cuando se observan las crónicas sobre la violencia en las escuelas, hay una cierta
estigmatización, donde la escuelas, donde asisten los sectores populares son las más
violentas. ¿Hay distintas violencias escolares según el tipo de sector social que atiende a
la escuela?, para dar respuesta a este interrogante, Alcira Orsini recurrió a la ya citada
investigación del CONICET, por cierto, de carácter bastante exploratorio. Según la
investigación realizada en tres encuestas, la violencia, la violencia se manifestaría de
manera distinta en las escuelas según la clase ocial de los alumnos
Escuelas de clase media alta: agresiones verbales, alto grado de exigencia por parte de
los alumnos hacia los adultos, escasa motivación para la tarea, falta de cuestionamiento
de las normas establecidas.
PREVENCIÓN
Arbitrar las medidas para que dentro de cada colegio puedan encontrarse los medios que
generan el diálogo entre directores, maestros, estudiantes y sus padres. Debe haber una
normativa dentro de la institución porque el desorden promueve a la violencia, esta
medida debe ser clara y bien explicada para que genere adhesión de todos.
Mayor presencia del personal docente y un trabajo con los alumnos respecto de
los objetivos que tienden a cuidar y respetar su propio ámbito escolar.
Estimularlos a colaborar, integrarse y actuar cooperativamente mediante talleres
de reflexión y de intercambio como así también la puesta en marcha de jornadas
voluntarias de trabajo tendientes a mejorar y embellecer las instalaciones.
Incluir a la comunidad, para que se sienta identificada con la tarea escolar.
Se podrán proyectar películas y videos invitando a los distintos sectores de la
sociedad, repartir folletos, organizar charlas y debates.
Por lo general son niños que amenazan a otros chicos, transformando la intimidación en
amenaza activa.
Se trata de procesos en los cuales uno o más de alumnos acosan e intimidan a otro
(víctima) mediante insultos, vejaciones, aislamiento social, motes, etc.
BULLYING
El vocablo “bullying” ha sido acuñado en Suecia por los trabajadores que padecen este
problema en el ámbito laboral (intimidación y amenazas realizadas por matones) y
quienes describieron el daño psíquico y físico que les produce.
La eficacia del “bullying” reside en el silencio del niño agredido ante sus padres o
maestros; porque se siente descalificado y ridiculizado (cuando se lo descalifica como
“gordo”, “negro”, “bolita”, “peruca”, “villero”, “maricón”, etc.) por quien lo intimida, y
siente vergüenza; lo que bloquea su posibilidad de hablar.
Por otra parte, denunciar el acoso y la intimidación no forma parte del imaginario
social, como una forma de defender nuestros derechos.
Podríamos pensar – señalan algunos autores -, que la dificultad por parte de padres,
educadores y hasta de los profesionales, para detectar las conductas de
“BULLYING” de los chicos, estaría dada por el ocultamiento inconsciente de su
propia participación en la intimidación y acoso a los que someten a sus hijos
dentro de sus propios hogares, y con el cual luego los hijos se identifican.
Según los datos existentes, “el 90 % de los padres aplican algún tipo de castigo corporal
o psicológico a sus hijos, el 50% continúa haciéndolo en la pubertad y el 20 % hasta la
adolescencia”.
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Todo esto constituye acoso, pero ninguno de los maltratados lo denuncia, “eso no
forma parte del imaginario social”; lo que sí forma parte del mismo es que el que
tiene poder, está autorizado a ejercer la violencia hacia abajo, porque generalmente
contará con el silencio cómplice de la víctima.
https://www.youtube.com/watch?v=lb_23FbSHmY&feature=player_embedded
Con palabras.
(¡Quitad las espoletas a las bombas!) Sin pasiones que quiebren la armonía
de las almas.
Sin pistolas.
Sin tanques y sin espadas. Sin odios. Sin el llanto ni la muerte
que dejen a su paso las batallas.
Con palabras
Sin pistolas.
Solamente con palabras vamos Sin la tétrica voz de los cañones
construir el mundo del futuro para cargar de cruces
sobre un campo de rosas verdi-granas... los gallos de la diana.
(Fundiremos en cánticos de amor
Sin pistolas. continentes y razas
Sin metralla. para construir los mundos del futuro
Sin sangre y sin rencor con palabras).
que eclipsen la bondad de las miradas.
¡Solamente con palabras!
Con palabras