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Título: Peregrinación anual de la zona Norte

Balzo: Por una Iglesia Sinodal


Nota: El 22 de mayo, hermanos provenientes de la Zona Norte del estado,
peregrinaron al santuario Guadalupano para visitar a su madre del Tepeyac. La
peregrinación empezó con un baile realizado por niños de las comunidades a la
Virgen fuera del santuario. Luego, empezó la eucaristía presidida por el Obispo
auxiliar, Mons. Felipe Pozos, antes de empezar la misa, a los sacerdotes se les
colocó un collar de flores, que para los hermanos de las comunidades del norte
significan el respeto, y la revelación de la verdad, en este caso es el sacerdote en la
misa quién revela la verdad de la divinidad, además de que es un signo de
confianza de parte de la comunidad que él preside. Inmediatamente después,
empezó la procesión de entrada, la cual va acompañada de una danza realizada por
todos los que entran en esta procesión, tanto laicos como sacerdotes. Está danza
tiene como significado el pedir permiso a la divinidad para poder entrar en un recinto
sagrado como lo es un templo o la liturgia propia. También desde este punto de la
celebración se puede ver otra inculturación de este pueblo, y es que, para estos
pueblos, el incienso en la liturgia siempre está ligado a la feminidad, en cambio en la
oración doméstica es siempre el varón quién ofrece primero el incienso; por eso una
mujer lleva Copal quemado y lo ofrece al llegar frente al altar e incluso en el ofertorio
es ella quien inciensa el altar.
Nuestra madre la Iglesia siempre se ha preocupado por salvaguardar la cultura
propia de un pueblo, por eso en estas zonas donde predominan las culturas
Totonaca y Náhuatl se canta en el idioma materno el propio de la misa y varios
cantos de entrada. El Vicario general de la zona, Pbro. Pedro Ramírez, comenta que
los sacerdotes de la zona, de hecho, no saben el idioma, pero que hay una comisión
especial para asegurarse que los cantos vayan de acuerdo con la fe católica.
En la homilía Monseñor Lorenzino refiriéndose al evangelio del día, habló de la
misión como zona pastoral y diócesis, y del camino a seguir para lograrla, ser una
Iglesia sinodal, es decir, caminar juntos, por lo tanto, escuchar y hablar entre
nosotros, y todo esto siempre acompañado de la humildad. "Es un examen, primero
para su servidor, sí yo escucho a los sacerdotes y también para ellos, si sus
sacerdotes los escuchan a ustedes. Es lo que nos pide el Espíritu Santo, una iglesia
sinodal, una iglesia que camina unida, que se pone con humildad a la escucha, pero
también es capaz de hablar con libertad." Concluyó Monseñor en la homilía.
Para el ofertorio, luego de las oraciones universales, también se hace una danza, la
danza de la "florecita" que es un símbolo del ofrecimiento a Dios, se hace en una
sola hilera y se va volteando todo el cuerpo hacia cada uno de los cuatro "rumbos",
primero al oriente, luego al poniente, y al final el norte y el sur. Está danza primero la
realizan los hombres, incluyendo los sacerdotes y posteriormente las mujeres. Al
final de la misa Monseñor agradeció la presencia de todos y el esfuerzo de los
sacerdotes en esta zona pastoral.

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