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Thomas Cauvin
Colorado State University, Estados Unidos
https://doi.org/10.7440/histcrit68.2018.01
Artículo recibido 1 de julio de 2017/ Aprobado: 18 de diciembre de 2017/ Modificado: 12 de enero de 2018
Cómo citar: Cauvin, Thomas. “El surgimiento de la historia pública: una perspectiva internacional”. Historia Crítica n. ° 68
(2018): 3-26, https://doi.org/10.7440/histcrit68.2018.01
Resumen: El presente artículo explora la creación y el desarrollo de la historia pública y presenta los diferentes
criterios que llevaron a su internacionalización a partir de la década del setenta y más recientemente a la creación
de la Federación Internacional de Historia Pública. Esta perspectiva internacional, estudiada principalmente en
Norte América y Europa, tiene sus orígenes en los Estados Unidos en un contexto propicio para amplios debates
sobre la naturaleza cambiante del papel de los historiadores. En la década de los ochenta, la historia pública era
entendida como la aplicación —por medio de consultorías— de la historia a asuntos de actualidad. Sin embargo,
en los últimos años una variedad de acercamientos locales y nacionales han hecho sus aportes a este campo.
Palabras clave: Thesaurus: universidad; historiador; investigación aplicada. Palabras clave autor: historia
pública, internacional.
❧ Este artículo no hace parte de una investigación y no contó con financiación. Traducción de Gloria Morales Osorio.
4 El surgimiento de la historia pública: una perspectiva internacional
Thomas Cauvin
Introducción
El término “public history”, acuñado por Robert Kelley en Estados Unidos en la década de 1970
en la Universidad de California (Santa Bárbara), tiene los signos de una historia exitosa. La historia
pública está en la vanguardia de la profesión en Norteamérica y, cada vez más, en otras partes del
mundo1. Una serie de libros se han publicado recientemente en inglés y en otros idiomas2. El hecho
de que el inglés ya no sea el único idioma al que se acuda para obtener recursos y herramientas
demuestra un cambio en el desarrollo de esta área en el mundo. Hoy, la historia pública parece
más internacional que nunca; existen programas en Norteamérica, pero también en la mayoría
de países europeos, en Brasil, Australia, Nueva Zelanda, Rusia y China. Esta popularidad interna-
cional arroja preguntas sobre su historia y su desarrollo. Sin embargo, las discusiones internacionales
sobre este tema enfrentan definiciones del área muy diversas y cambiantes. Estos desacuerdos en
su definición han implicado debates constantes, que son parte de la historia del campo, entre
historiadores y practicantes3. En mi opinión, la historia pública está basada en tres énfasis parti-
culares: la comunicación de la historia a audiencias no académicas, la participación pública y la
aplicación de la metodología histórica en asuntos del presente4. Estos criterios están relaciona-
dos con una redefinición más amplia de la profesión de la historia a partir de la década de 1960.
De la mano con el surgimiento de internet y el creciente acceso popular al conocimiento han
emergido nuevas preguntas sobre el historiador y su rol en la sociedad.
A pesar de su éxito, se conoce muy poco sobre la historia y el desarrollo de la historia pública.
La mayoría de artículos los han escrito historiadores norteamericanos que reflexionaron sobre la
creación del campo en los setenta5. Muy pocas publicaciones proponen enfoques más amplios,
internacionales y comparativos6, lo cual crea la percepción errónea de que las prácticas públicas
de la historia nacieron en Estados Unidos en la década de 1970. Lo que nació allí fue la institucio-
nalización de un movimiento, no sus prácticas. De ahí que una perspectiva internacional ayude a
ubicar dicha internacionalización en un contexto mucho más amplio y extenso.
Es importante explorar si el movimiento de la historia pública en Estados Unidos tuvo un
impacto internacional, así como una internacionalización del movimiento estadounidense, o si el
desarrollo de la historia pública en el mundo se ha debido a una revaloración simultánea del rol
1 El National Council on Public History (NCPH) —la principal institución de historia pública en Estados Unidos—
enlista más de doscientos programas de historia pública en Estados Unidos y en Canadá, y los números siguen
creciendo cada año. Ver la página web: “Guide to Public History Programs”, National Council on Public History,
<http://ncph.org/program-guide/>, consultado 30 de julio de 2017.
2 Thomas Cauvin, Public History: A Textbook of Practice (Nueva York/Londres: Routledge, 2016); James Gardner
y Paula Hamilton, eds., Oxford Handbook of Public History (Oxford: OUP, 2017); David Dean, ed., A Companion
to Public History (Forthcoming: Wiley Blackwell, 2017); Ana Maria Mauad, Juniele Rabêlo de Almeida y Ricar-
do Santhiago, eds., História pública no Brasil: Sentidos e itinerários (São Paulo: Letra e Voz, 2016).
3 Thomas Cauvin, “Public History: A Working Definition”, Thomas Cauvin. Personal Website, consultado en abril
de 2016, <http://thomascauvin.com/uncategorized/public-history-a-working-definition/>.
4 Cauvin, Public History.
5 Ver, por ejemplo, Rebecca Conard, “The Pragmatic Roots of Public History Education in the United States”. The
Public Historian 37, n.° 1 (2015): 105-120, https://doi.org/10.1525/tph.2015.37.1.105; Rebecca Conard, Benja-
min Shambaugh and the Intellectual Foundations of Public History (Iowa City: University of Iowa Press, 2002).
6 Ver: Paul Knevel, “Public History. The European Reception of an American Idea?”. Levend Erfgoed. Vakblad
voor Public Folklore & Public History 6, n.° 2 (2009): 4-8.
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de los historiadores. En otras palabras, ¿hubo una definición estadounidense de historia pública
que se adoptó en los demás países? ¿Bajo qué circunstancias ocurrió? ¿Y qué adaptaciones o
traducciones se le hicieron? Una perspectiva internacional y amplia sobre las prácticas públicas
de la historia ayudará a comprender las raíces del movimiento y cómo y por qué se desarrolló en
ciertos lugares del mundo y en otros no.
Finalmente, la perspectiva internacional plantea preguntas sobre si hoy podemos o no hablar de
una historia pública internacional, sobre si esta es construida desde la comunicación, el intercam-
bio y la cooperación entre diferentes lugares del mundo o si estamos presenciando la emergencia
de movimientos nacionales desconectados entre sí. Al hacer esto, también necesitamos cues-
tionarnos sobre los actores, es decir, las personas e instituciones, y cómo estos influenciaron el
proceso de internacionalización de la historia pública. Ahora bien, aunque este artículo usa ejemplos
de todo el mundo, la comparación principal se centra en Norteamérica y Europa desde 1970.
En su primera parte, este texto presenta las prácticas de historia pública antes del surgimiento
del movimiento de historia pública en los setenta, lo que permite entender las raíces en las cuales
se desarrolló e institucionalizó la historia pública en la década de 1980. Ese análisis involucra, enton-
ces, los diferentes procesos de internacionalización que se presentaron entre 1980 y 2000. Esta
perspectiva internacional demuestra las diversas aproximaciones a la historia pública, pues en la
mayoría de países anglosajones en los ochenta, la historia pública se desarrolló más como un campo
aplicado y orientado al trabajo por contrato, mientras que el proceso de internacionalización que
inició en 2000 parece ser más exitoso, debido a una revaloración general del rol de los historiadores.
7 Robert Kelley, “Public History: Its Origins, Nature, and Prospects”. The Public Historian 1 (1978): 16, https://
doi.org/10.2307/3377666
8 Barbara Howe, “Perspective on an Anniversary”. The Public Historian 1, n.° 3 (1999): 9.
9 Wesley G. Johnson, “Editor’s Preface”. The Public Historian 1, n.° 1 (1978): 6.
6 El surgimiento de la historia pública: una perspectiva internacional
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10 Ian Tyrrell, Historians in Public: The Practice of American History, 1890-1970 (Chicago: University of Chicago
Press, 2005), 154.
11 Knevel, “Public History”, 7.
12 Peter Novick, That Noble Dream: The “Objectivity Question” and the American Historical Profession (Cambridge:
Cambridge University Press, 1988), 43.
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permanente de la empresa Firestone Tire and Rubber (Estados Unidos) en 1943, con el objetivo de
“establecer el primer archivo corporativo con personal profesional en Estados Unidos”22.
La visión de la historia pública como un movimiento nuevo en los setenta se debió, en parte, al
deseo de los miembros fundadores de demostrar la especificidad de su propio movimiento. Muchos
historiadores trabajaban fuera de la academia, en archivos, sociedades históricas, parques nacionales,
museos, agencias federales o corporaciones. Sin embargo, estos practicantes no eran considerados
historiadores profesionales; no había un común denominador acordado para los historiadores fuera
de la academia. Los historiadores académicos estaban aislados tanto de las audiencias populares
como de los practicantes no profesionales que trabajaban en instituciones locales culturales y políti-
cas. Este aislamiento desencadenó reacciones de algunos historiadores en la década de 1970.
28 Alessandro Portelli, Biografia di una Città: Storia e Racconto: Terni 1830-1985 (Turín: Einaudi, 1985); Ales-
sandro Portelli, The Death of Luigi Trastulli and Other Stories: Form and Meaning in Oral History (Albany: State
University of New York Press, 1991); y Alessandro Portelli, They Say in Harlan County: An Oral History (Nueva
York: Oxford University Press, 2011).
29 Grele, “Whose Public? Whose History?”; Michael Frisch, A Shared Authority: Essays on the Craft and Meaning
of Oral and Public History (Albany: State University of New York Press, 1990).
30 Para ver una encuesta sobre prácticas de historia pública en Gran Bretaña, revisar el número especial de The Pu-
blic Historian, “History and the Public in Britain”, de The Public Historian (1995). Holger Hoock “Introduction”.
The Public Historian 32, n.° 3 (2010): 7-24, https://doi.org/10.1525/tph.2010.32.3.7
31 Bernard Eric Jensen, “Usable Pasts: Comparing Approaches to Popular and Public History”, en Public History
and Heritage Today. People and Their Pasts, editado por Kean y Ashton (Londres/NuevaYork: Palgrave Macmil-
lan, 2012), 46.
32 Bill Schwarz, “History on the Move: Reflections on History Workshop”. Radical History Review n.° 57 (1993):
203-220, https://doi.org/10.1215/01636545-1993-57-203
33 Knevel, “Public History”, 8.
34 Tyrrell, Historians in Public, 157.
35 Hilda Kean, “People, Historians, and Public History: Demystifying the Process of History Making”. The Public
Historian 32, n.° 3 (2010): 25-38, https://doi.org/10.1525/tph.2010.32.3.25
10 El surgimiento de la historia pública: una perspectiva internacional
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36 Guy Zelis, “Vers une Histoire Publique”. Le Débat 177, n.° 5 (2013): 157.
37 Knevel, “Public History”, 7.
38 Wesley G. Johnson, “Editor’s Preface”, 4.
39 Kelley, “Public History”, 16.
40 Johnson, “Editor’s Preface”, 4.
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Historian—, los miembros fundadores del movimiento de historia pública se proponían crear un
nuevo historiador. De hecho, Johnson afirmaba que “se necesita un nuevo tipo de profesional: el
historiador público”41. Pero la realidad era más compleja: muchos partidarios de la historia pública
en Estados Unidos (Robert Kelley, Wesley Johnson y Joel Tarr, entre otros) tenían cargos acadé-
micos en universidades, y sus propios perfiles demostraban que la oposición radical era bastante
artificial. El movimiento de la historia pública surgió del deseo de ofrecer nuevos programas aca-
démicos a fin de entrenar a los estudiantes de historia para trabajar fuera de la educación.
En el contexto de la depresión económica de los setenta, las universidades entraron en una gran
crisis laboral. La escasez de trabajos académicos permanentes llevó a muchos programas de docto-
rado en Estados Unidos a reducir el número de estudiantes, y los empleos en la educación superior
disminuyeron drásticamente. Había demasiados historiadores para muy pocos trabajos en la academia.
Para 1977, la crisis había alcanzado tal nivel, que las principales instituciones históricas establecieron
programas y comités para proporcionar nuevas respuestas, y con suerte nuevas oportunidades, para los
historiadores. El Comité Nacional de Coordinación para la Promoción de la Historia se creó en 1977:
se centró en asuntos de la carrera profesional y, por tanto, trabajó en la creación de puentes entre las
universidades y los mundos no académicos. La historia pública apareció entonces como una posible
solución a esa crisis laboral, pues el tropismo vocacional de la formación en historia pública coincidía
perfectamente con este contexto de diversificación en la educación superior. En síntesis, la crisis laboral
alentó la institucionalización de la historia pública a través de programas de formación universitaria.
En 1978, mientras que reconocía que “la variedad de sectores puede sugerir que la Historia
pública es una colección de subcampos no relacionados”, Wesley Johnson explicaba que “este no es
el caso cuando se examina desde el punto de vista del entrenamiento de los historiadores”42. Hasta
cierto punto, la unidad del movimiento de historia pública se derivaba de su conexión con la for-
mación universitaria. Por caso, Kelley solicitó una subvención de la Fundación Rockefeller para
crear un programa que fomentara los vínculos entre la historia y las políticas públicas43. El primer
programa de posgrado en Historia Pública se abrió en la Universidad de California en Santa Bárbara
(UCSB) en 1976. Además de este primer programa universitario, Johnson utilizó parte de la subven-
ción para publicar en 1978 la primera edición de The Public Historian. También recibió recursos del
Arizona Humanities Council para organizar varias conferencias sobre historia pública44; realizadas
entre 1978 y 1980, estas conferencias contribuyeron a la creación en 1979 del National Council on
Public History (NCPH). Así, la nueva asociación, la revista y la creación de programas universitarios
institucionalizaron la historia pública como un campo específico de estudio.
El movimiento de historia pública se definió en la larga tradición de la historia aplicada en Esta-
dos Unidos. Asimismo, la historia aplicada y la historia pública se han usado a menudo de manera
intercambiable, la primera más centrada en el uso de la historia en temas políticos actuales, mien-
tras que la segunda incluye además la comunicación y la participación de audiencias ampliadas.
Por ejemplo, Kelley percibió que la capacitación en historia pública debía enfocarse, en primer
lugar, hacia posiciones en oficinas gubernamentales y cargos relacionados con formulación de
políticas públicas. No se debe olvidar que Kelley trabajó como experto en políticas públicas y asun-
tos ambientales. En su introducción al primer volumen de The Public Historian, Wesley Johnson
enumeró los ocho sectores en los que generalmente trabajan los historiadores públicos. Aunque
incluyó instituciones vinculadas a la historia, como museos y archivos, evidentemente hizo hincapié
en la administración gubernamental y en los negocios corporativos como los dos campos princi-
pales45. Este enfoque en las políticas públicas y el mundo corporativo reflejó el perfil de los padres
fundadores, Kelley y Johnson, quienes, de manera paralela a sus posiciones académicas, habían
trabajado como consultores, más que con la gestión del patrimonio. En un artículo de 1981 sobre
historia aplicada, Joel Tarr, director del programa de Historia Aplicada de la Universidad Car-
negie Mellon, reconoció que el programa “no estaba principalmente relacionado con registros
o artefactos, o con llegar a un público más amplio mediante nuevos métodos de presentación”46.
El nacimiento del movimiento de historia pública en Estados Unidos tuvo lugar como parte de un
contexto más amplio de revaluación del papel de los historiadores. La especificidad del movimiento
estadounidense fue su capacidad para desarrollar una rápida institucionalización de la historia pública
a través de programas universitarios, una revista y una institución que daba credibilidad al movi-
miento y creaba una identidad para los nuevos historiadores (públicos). Este enfoque en los usos
de la historia para la política pública y los asuntos corporativos tendría consecuencias en la manera
como los historiadores fuera de Estados Unidos reaccionaron a la expansión de la historia pública.
cionales durante las cuales enumeró los diferentes programas que tenían componentes de historia
pública. Por ejemplo, en Italia encontró el Istituto per la Scienza dell’ Amministrazione Pubblica,
dirigido por historiadores, a fin de capacitar a los servidores públicos en las responsabilidades
administrativas50. En 1981, aprovechó la oportunidad de una reunión sobre África e historia colo-
nial en el Instituto Francés de Historia Contemporánea (Institut d’Histoire du Temps Présent)
para presentar la historia pública51. Conoció al historiador francés François Bédarida, que se con-
vertiría en uno de los exponentes de la historia pública en Europa. En 1983, Johnson también visitó
países africanos como Costa de Marfil y Nigeria52. Del mismo modo, ya en 1983, la quinta reunión
anual del NCPH se celebró en Waterloo (Canadá)53. En la sesión de apertura, Johnson hizo hinca-
pié en que había señales de que el movimiento se estaba volviendo más internacional54. De hecho,
algunos historiadores europeos —como Peter Beck, que presentó un trabajo titulado “The British
Potential of Public History”55— participaron en la conferencia y en las discusiones internaciona-
les56. Beck recuerda que “la asistencia a las conferencias del NCPH en Chicago (1982) y Waterloo
(1983) lo puso en contacto personal con Wes Johnson, Bob Kelley y Darlene Roth, entre otros”57.
Sin embargo, es fundamental reconocer que Europa no estaba desprovista de historiadores compro-
metidos con la práctica pública de la historia. Los exponentes estadounidenses de la historia pública
no inventaron las prácticas públicas de la historia ni las llevaron a Europa.
Cuando Johnson visitó Europa a principios de la década de 1980, algunos historiadores ya
estaban acostumbrados a la historia aplicada. A inicios de los setenta, el historiador económico
británico Michael Drake organizó una serie de conferencias sobre estudios históricos aplicados,
que dieron lugar a la publicación del Applied Historical Studies: An Introductory Reader, en 1973.
Los estudios históricos aplicados se centraban principalmente en datos económicos y estadísti-
cos. La visión de Drake de que estos estudios “proporcionaban ‘respuestas históricas a preguntas
básicamente no históricas’” fue muy similar a la concepción estadounidense de la historia pública
respaldada por Kelley y Johnson58. Esta proximidad de los dos enfoques explica los vínculos entre
los historiadores estadounidenses y los británicos.
El historiador británico Anthony Sutcliffe conoció a Wesley Johnson durante una reunión de his-
toriadores urbanos en 1980, en la conferencia de la American Historical Association. Él vio “la mutua
y comprensible empatía entre la historia pública y la historia urbana en Norteamérica”59 y enfatizó
50 Wesley G. Johnson, “An American Impression of Public History in Europe”. The Public Historian 6, n.° 4 (1984):
91, https://doi.org/10.2307/3377384
51 Dr. Henry Rousso (historiador), en discusión con el autor, julio 4 de 2017.
52 Johnson, “An American Impression”, 95.
53 Barbara Howe, “Chair’s Annual Address”. The Public Historian 11, n.° 3 (1989): 77.
54 Beck, “History’s Future: A British View”, 3.
55 NCPH’s, “Waterloo, Ontario-Public History in Action: International Perspectives, 1983”, Past Annual Meetings,
National Council on Public History, <http://ncph.org/past-meetings/annual-meetings>.
56 Beck, “History’s Future: A British View”, 4.
57 Peter Beck, “Presentation, Presentation, Presentation”, 2011 [artículo inédito].
58 Michael Drake, Applied Historical Studies: An Introductory Reader (Londres: Methuen, 1973), 12.
59 Anthony Sutcliffe, “The Debut of Public History in Europe”. The Public Historian 6, n.° 4 (1984): 9. Ver también
Bruce Stave, “A Conversation with Joel A. Tarr: Urban History and Policy”. Journal of Urban History 9, n.° 2
(1983): 195-232, https://doi.org/10.1177/009614428300900203
14 El surgimiento de la historia pública: una perspectiva internacional
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Francia67. Hizo hincapié en que la historia pública plantea problemas y preguntas que los historia-
dores franceses han estado tratando con respecto a una creciente “demanda social” del Estado, los
sindicatos, los partidos políticos, las asociaciones o las personas68. Sin embargo, Rousso también
explicó que el término “public history” no podía traducirse al francés, debido a la concepción inhe-
rente del campo en Estados Unidos69, y confesó que casi nadie sabía sobre esta área70. Él mismo había
aprendido acerca de historia pública y aplicada de Wesley Johnson, quien visitó el Instituto de Inves-
tigación Contemporánea en 198171. Al cuestionar el acto de “importar la historia pública de Estados
Unidos”, su artículo, en sí mismo, invitaba a los historiadores a reflexionar no sólo sobre la definición
de historia pública, sino más ampliamente sobre el papel de los historiadores en Francia72.
Entre las nuevas posibilidades de prácticas públicas de historia para historiadores en la Francia de
los ochenta estaba la consultoría histórica. Félix Torres y la creación de Public Histoire73 —la primera
compañía francesa de consultoría histórica—, en 1983, representaron esas nuevas prácticas. Public
Histoire muestra la conexión entre los historiadores franceses y los estadounidenses. En un viaje a Esta-
dos Unidos en 1982, el historiador Félix Torres fue a la Universidad de California, en Santa Bárbara,
para conocer a Wesley Johnson. Tras su regreso a Francia, y convencido por Johnson, Torres decidió
usar el término “public history”74. A través de Public Histoire, Torres se especializó en consultoría his-
tórica —especialmente en manejo de archivos— para empresas privadas. La forma en que percibía
la historia pública era muy cercana a los desarrollos anglosajones en historia económica y aplicada.
Junto con el historiador económico Maurice Hamon —que también estaba a cargo de los archi-
vos de la compañía francesa Saint-Gobain—, Torres organizó la primera conferencia sobre historia
aplicada en Blois (Francia), en 198575. Al igual que en Gran Bretaña, la historia pública se entendió
en Francia como historia aplicada, y principalmente comprendía consultores en historia que traba-
jaban, por contrato, para empresas. Cuando la historiadora francesa Sylvie Lefranc afirmaba, en un
artículo en 1995, que “la historia pública, como una nueva práctica que viene de Estados Unidos,
floreció en Francia en la década de 1980” se refería al aumento de los servicios de consultoría ofre-
cidos por los historiadores a las empresas76. Para muchos historiadores franceses, el enfoque en la
consultoría significaba que la historia pública se entendía en gran medida como historia comercial
y por contrato. Lefranc concluyó que el contexto de recepción de la historia pública en Francia en
la década de 1980 era mucho menos favorable que en Estados Unidos77.
67 La versión en inglés del artículo se publicó en The Public Historian. Henry Rousso, “Applied History, or the
Historian as Miracle-Worker”. The Public Historian 6, n.° 4 (1984): 65-85, https://doi.org/10.2307/3377383
68 Rousso, “L’histoire appliquée”, 105, 113.
69 Rousso, “L’histoire appliquée”, 108.
70 Rousso, “L’histoire appliquée”, 114.
71 Rousso, discusión, entrevista.
72 Rousso, “L’histoire appliquée”, 105.
73 Una posible traducción de Public History al francés.
74 Félix Torres (historiador), en discusión con el autor, julio de 2017.
75 Ver Maurice Hamon y Félix Torres, eds. Mémoire d’avenir. L’histoire dans l’entreprise Mémoire d’avenir. L’histoire
dans l’entreprise (París: Economica, 1987).
76 Traducido del francés al inglés por el autor. Sylvie Lefranc, “L’histoire d’entreprise: l’état de lieux”. Communi-
cation et organisation n.° 7 (1995).
77 Lefranc, “L’histoire d’entreprise”.
16 El surgimiento de la historia pública: una perspectiva internacional
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Wesley Johnson notó reticencia e incluso críticas a los usos de la historia durante sus viajes.
Recordó que algunos estudiantes y profesores alemanes se mostraron escépticos en relación con
que los “historiadores trabajaran para corporaciones comerciales” y abiertamente hostiles a “la
idea de que los historiadores trabajaran con agencias del Gobierno federal”78. Las críticas se cen-
traban en el hecho de que las narrativas históricas se convertirían en un producto y que, como todo
producto, se usarían para propósitos mercantiles. Así mismo, en Francia también había temor por
los usos del pasado con propósitos comerciales y políticos. En 1984, Rousso citó al famoso historia-
dor francés Pierre Chaunu, quien acababa de argumentar que la única investigación histórica real
era la investigación fundamental (en oposición a la aplicada), basada en la búsqueda de la verdad
absoluta79. Y, aunque la búsqueda de la objetividad pura ya se había debatido en los ochenta,
los usos de la historia seguían siendo un tabú. Las referencias a los usos públicos del pasado se
hicieron más críticas en la década de los dos mil y se asociaron incluso con la corrupción de la
independencia histórica. El Comité de Vigilance face aux Usages Publics de l’Histoire (Comité de
vigilancia contra los usos públicos de la historia), claramente enfocado en los usos de la historia,
fue fundado en 2005 por tres historiadores para aclarar las relaciones entre historia, memoria y
política80. El Comité cuestionó correctamente la manipulación del pasado con fines políticos y surgió
como una respuesta a la propuesta del Gobierno francés de alentar a los maestros de escuela a
explicar el aspecto positivo de la colonización francesa. El Manifiesto del Comité, en 2005, hizo
una clara distinción entre la historia académica y la memoria pública81. Y aunque el Comité y el
Manifiesto deben entenderse en el contexto particular de las leyes conmemorativas de 2005, sí
revelaron una desconfianza general hacia el uso y la producción de la historia por parte de acto-
res no académicos. Los obstáculos vinieron, en parte, de una percepción de la historia pública
aplicada a cuestiones no académicas y actuales, pero también de la intención estadounidense de
crear un nuevo tipo de historiador.
En su reporte sobre la conferencia de Historia aplicada de 1982 en Holanda, Wesley Johnson defi-
nió al historiador Hans Blom como “posiblemente uno de los primeros historiadores públicos en
Holanda”83. Aunque Blom hizo parte de una comisión sobre criminales de guerra, no se veía a sí mismo
como historiador público, y en su conferencia de 1982 en Róterdam destacó “los elogios que el informe
recibió de sus colegas académicos como una contribución útil a la historiografía académica de la pos-
guerra”84. A pesar de que algunos tenían práctica en historia pública o aplicada, los historiadores se
consideraban a sí mismos, en primer lugar, como historiadores académicos. Los historiadores euro-
peos no estaban listos para hacer distinciones entre los historiadores públicos y los académicos. En
relación con el poder de las redes académicas en Francia, la falta de teoría de la historia pública se vio
como una debilidad. Rousso enfatizó que “el pragmatismo no es una cualidad francesa (ni tampoco
una deficiencia)”85, e indicó que los historiadores estadounidenses eran impulsados, quizás con dema-
siado entusiasmo, por las prácticas públicas de la historia. Antes de cualquier aplicación de la historia
pública, los historiadores franceses necesitarían, de acuerdo con Rousso, importantes debates teóricos.
Durante su gira por Europa, Wesley Johnson notó lo que llamó seminario de posgrado de historia
pública, que Bédarida lanzó en 198286. El historiador François Bédarida intentó adaptar la formación de
historia pública y aplicada estadounidense a un pensamiento epistemológico francés sobre el uso del
pasado. Como director del Instituto de Historia Contemporánea, donde recibió a Wesley Johnson en
1981, Bédarida contribuyó a un enfoque francés de la historia pública87. Bédarida, historiador urbano
y económico, participó en la conferencia de 1982 en Róterdam y se conectó a la red británica de histo-
riadores liderada por Sutcliffe. En su presentación en la conferencia de Róterdam, Bédarida se centró
en el papel de los historiadores que estudian el pasado muy reciente y que, por lo tanto, están conec-
tados con los actores políticos y económicos88. Su reflexión sobre la historia aplicada y pública estuvo
relacionada con la creación del Instituto de Historia Contemporánea, en 1978. Este nuevo instituto
de investigación, derivado del Comité de Investigación de la Segunda Guerra Mundial, se centró en el
pasado reciente: la Segunda Guerra Mundial, la vida política francesa y la descolonización. Al hacerlo,
él y sus colegas historiadores en el Instituto tuvieron que cuestionar el papel de los historiadores en la
sociedad contemporánea89. Por lo tanto, organizó un seminario titulado “Historia del tiempo presente
y la demanda social: investigación fundamental y usos sociales de la historia”90. A través de la reflexión
epistemológica sobre el papel de los historiadores en las sociedades contemporáneas, la historia pública
y aplicada entró en algunos campos académicos franceses. Sin embargo, su difusión se limitó a semina-
rios epistemológicos, y no se creó ningún curso de historia pública en Francia hasta 201591.
83 Wesley G. Johnson, “Public History in Europe. Maiden Voyage”. Newsletter of the National Council on Public
History, 2, n.° 4 (1982): 1.
84 Knevel, “Public History”, 7. Ver también Johannes Cornelis Hendrik (Hans) Blom, “Historical Research as an
Answer to Critical Political Questions: The Example of the Menten Case”. The Public Historian 6, n.° 4 (1984): 27-48.
85 Rousso, “L’histoire appliquée”, 114.
86 Wesley G. Johnson, “Editors’ Note”. The Public Historian 5, n.° 1 (1983): 4.
87 Bédarida viajó a Estados Unidos en 1983 y entrevistó a los padres fundadores del movimiento de historia pública.
88 Rousso, “L’histoire appliquée”, 115.
89 Rousso, “L’histoire appliquée”, 115.
90 Sutcliffe, “Gleams and Echoes of Public History”, 8.
91 El primer programa de historia pública en Francia lo creó la historiadora Catherine Brice, en la Universidad
París-East Creteil, en 2015.
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muchos historiadores académicos, si bien no podían aceptar trabajar para gobiernos y empresas
corporativas, sí se inclinaban a comunicar su investigación a un público más amplio.
Australia ofrece un ejemplo vívido de ello: los historiadores australianos Paula Hamilton y Paul
Ashton, dos de los miembros fundadores del movimiento de historia pública en su país, asistieron
a las conferencias de la NCPH en los ochenta e hicieron parte del breve comité interno sobre la his-
toria pública internacional97. La historia pública se desarrolló en Australia a finales de los ochenta,
y en 1992, la Asociación Australiana de Historiadores Profesionales lanzó la revista Public History
Review, que, junto con The Public Historian, se convirtió en una de las principales revistas en el
campo. Sin embargo, más allá del enfoque económico y de política pública en Europa, el primer
programa australiano en la Universidad de Tecnología en Sídney “tenía una inflexión mediática y un
compromiso político con el conocimiento accesible, en lugar de una orientación para proporcionar
más trabajos a los graduados (aunque este era un factor)”98. Hamilton escribió que “el consultor que
ayudó en la elaboración del curso original en 1987-1988 fue Peppino Ortoleva, de la compañía Cliome-
dia, en Italia, que se especializa en comisiones históricas que utilizan medios visuales, especialmente
cine y video, y todavía opera desde Turín”99. Comunicar la historia —más que ofrecer consultorías—
influyó en el desarrollo de la historia pública en Australia y coincidió con el paso de la aplicación de la
historia a los problemas actuales a su comunicación a un público más amplio.
Comunicar la historia a audiencias no académicas se volvió aún más más importante, ya que
las universidades experimentaron un gran cambio estructural. Debido a la disminución de la
financiación pública, estas instituciones han tenido la presión de encontrar recursos alternati-
vos, y una solución ha sido la de cultivar redes con socios no académicos, ya sean empresas o
comunidades locales. Gardner y Hamilton escriben que “la historia pública británica ha flore-
cido rápidamente a principios del siglo XXI, impulsada en parte por las políticas de educación
superior del gobierno conservador que reconocen el ‘impacto’ social o comunitario como un
componente de la financiación universitaria”100. La historia pública representa una forma en la
que historiadores académicos pueden demostrar su compromiso con la comunidad y el impacto
de su divulgación. El exdirector del Instituto de Historia Contemporánea de Francia Henry
Rousso notó la diversificación de los fondos: si bien la financiación estatal representó la mayor
parte del presupuesto del Instituto en su creación en 1978, se firmaron más y más contratos de
consultoría en la década de 1990101. En la actualidad existe la expectativa de que los académicos se
relacionen con comunidades y socios externos diversos. Esta tendencia explica por qué el enfo-
que de la historia pública en la comunicación del conocimiento a grandes audiencias recibió una
mejor recepción en los años noventa y dos mil.
de evaluar la necesidad y las formas de lograr una discusión internacional sobre las prácticas públi-
cas de la historia102. Su creación estuvo vinculada al tema de la conferencia anual del NCPH de
1998 —internacional, multicultural, interdisciplinaria— y al discurso de Jannelle Warren-Findley,
su presidenta103. Sin embargo, llevó más de una década desarrollar la dimensión internacional de la
historia pública. En 2009, un grupo de historiadores públicos estableció un grupo de trabajo dentro
del NCPH para internacionalizarla104. Si bien el equipo trabajó dentro del NCPH, su objetivo fue,
desde el principio, ir más allá de Norteamérica. Anna Adamek, presidenta de este equipo, señala
que el comité internacional debía trabajar como una sección del Comité Internacional de Ciencias
Históricas, que reúne a organizaciones históricas de todo el mundo105. El comité se nombró for-
malmente Federación Internacional para la Historia Pública (International Federation for Public
History, IFPH) en 2010 y, aunque incluyó a antiguos practicantes de la historia pública en Estados
Unidos, como Arnita Jones o Jim Gardner, demostró un nuevo proceso de internacionalización.
Este desarrollo de la IFPH concuerda con un contexto global de preguntas sobre el papel
cambiante de los historiadores. En la Universidad de Liverpool (Reino Unido) se organizó una
conferencia internacional sobre historia pública en 2008106. La historia pública también se desa-
rrolló en Brasil107: se creó la Rede Brasileira de História Pública (red brasileña de historia pública),
que congregó a varios profesionales de este campo108. En 2014, organizaron un simposio sobre
historia pública internacional109. En síntesis, las redes de historia pública comenzaron a crecer en
diferentes contextos y la IFPH contribuyó a su conexión. Un ejemplo de ello es que en su confe-
rencia anual de 2016, en Bogotá (Colombia), la IFPH recibió a más de trescientos participantes
provenientes de cuarenta países110.
A diferencia de la internacionalización de los ochenta, el proceso en la década de 2010 fue
mucho más estructurado y menos controlado por los historiadores norteamericanos. La IFPH
ahora es una institución separada de la NCPH, tiene más de 250 miembros y su propia junta
directiva internacional111. El hecho de que sólo uno de cada siete miembros de su Junta Directiva
esté trabajando en Estados Unidos demuestra cómo la historia pública internacional se está inde-
pendizando de su contraparte norteamericana. La diversidad de esos perfiles también contribuye
al desarrollo de la historia pública en países de habla no inglesa.
102 Jannelle Warren-Findley, “The Globalizing of Public History: A Personal Journey”. The Public Historian 20, n.° 4 (1998): 11.
103 Warren-Findley, “The Globalizing of Public History”, 11.
104 Anna Adamek, “International Task Force”. Public History News 3, n.° 1 (2010): 8.
105 Adamek, “International Task Force”, 8.
106 School of Advanced Study at the University of London, “Conference Program”, School of Advanced Study, abril
de 2008, <https://www.sas.ac.uk/about-us/news/public-history-conference-liverpool-10-12-april-2008>.
107 Juniele Rabêlo de Almeida y Marta Gouveia de Oliveira Rovai, eds., Introdução à história pública (São Paulo:
Letra e Voz, 2011).
108 “Rede”, Rede Brasileira de História Pública, <http://historiapublica.com.br/?page_id=520>.
109 Ver también Mauad, Rabêlo de Almeida y Santhiago, História pública no Brasil.
110 International Federation for Public History, “Program of the 3rd Annual IFPH Conference, University of Los
Andes, Bogotá, Colombia”, IFPH, 29 de julio de 2016, <http://ifph.hypotheses.org/1056>.
111 El comité de la IFPH se compone de siete historiadores de Bélgica, Italia, Alemania, Canadá, Brasil, Colombia
y Estados Unidos.
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112 Una de las excepciones más recientes es Paolo Bertella Farnetti, Lorenzo Bertucelli y Alfonso Botti, eds., Public
History: Discussioni e Pratiche (Milán: Mimesis, 2017).
113 Para más información, ver la página “Associazione Italiana di Public History Blog”, Associazione Italiana di
Public History, <www.aiph.it>.
114 El profesor de Historia Antigua de la Escuela Normal de Pisa Andrea Giardina es el presidente del Consejo
Italiano de Estudios Históricos (Giunta centrale per gli studi storici).
115 Andrea Giardina, “Opening Speech” (Presentación en Annual Conference of the Italian Association for Public
History, Ravena, 7 de junio de 2017).
116 Chiara Ottaviano (historiador), en discusión con el autor, 4 de junio de 2017.
22 El surgimiento de la historia pública: una perspectiva internacional
Thomas Cauvin
diversas concepciones locales y nacionales del campo de estudio, pues sus definiciones y enfoques
varían de acuerdo con los contextos culturales. El proceso de internacionalización está basado, en
menor medida que en los ochenta, en la difusión del enfoque norteamericano y, en cambio, se apoya
más en prácticas locales. Es clave anotar que ni la IFPH ni la IAPH proponen una única definición
de historia pública117. Por ejemplo, mientras que el término en inglés “public history” se traduce en
francés (histoire publique) y en portugués (história pública) —en parte debido a la reticencia a usar
conceptos ingleses y norteamericanos—, otros programas en Italia (Associazione Italiana di Public
History), Alemania u Holanda mantienen la expresión inglesa118. En Italia, un argumento para mante-
ner el término en inglés era el de conectar prácticas en Italia con una red internacional más amplia de
historia pública119. Y, como lo explica Noiret, “las personas están abiertas al campo en Italia y no tienen
ningún problema en importar soluciones de otros países y readaptarlas localmente”120. Aparte de esto,
explica que, a diferencia de Francia, en donde París es omnipresente, Italia depende de “una red muy
articulada de comunidades regionales y urbanas descentralizadas, que tienen muchas instituciones
culturales territoriales que trabajan con el pasado”121. Esos actores son socios de la historia pública.
Otros ejemplos demuestran que la internacionalización de la historia pública reside en los con-
textos locales. En comparación con Estados Unidos, “Italia tiene un pasado mucho más largo con
el cual lidiar y la historia pública ofrece una gama más amplia de temas y prácticas sobre la histo-
ria antigua, medieval y de la temprana modernidad”122. Así, mucho más que en Norteamérica, la
arqueología pública ha tenido un rol en la constitución del campo de la historia pública en Italia.
Además, la creación de una asociación italiana para la historia pública se basó, más que en Estados
Unidos, en un proceso de arriba hacia abajo. La IAPH refleja la jerarquía de las asociaciones his-
tóricas en Italia. Bajo la supervisión directa del Departamento de Patrimonio, el Consejo Italiano
para los Estudios Históricos (Giunta centrale per gli studi storici) reúne a la mayoría de asociaciones
de historia en Italia. Creada por este Consejo, la Asociación Italiana de Historia Pública inicial-
mente se concibió más como un consejo de asociación que como una asociación de miembros123, y
su propósito no fue crear un nuevo historiador, como lo proponían los padres fundadores nortea-
mericanos en los ochenta, sino agrupar historiadores que ejercieran la historia en público.
117 Ver “Statuto dell’Associazione Italiana di Public History-AIPH”, Associazione Italiana di Public History,
<http://aiph.hypotheses.org/statuto>, y “IFPH/FIHP”, Associazione Italiana di Public History, <http://ifph.
hypotheses.org/sample-page/about>.
118 Ver la página web del programa alemán de la Universidad Libre de Berlín, “Public History. Master’s programs”, Free
University Berlin. Studying in a Stimulating Environment, <http://www.fu-berlin.de/en/studium/studienangebot/
master/public_history/index.html>; de la Universidad de Ámsterdam, “Public History. Museums, Films,
Television, Novels, Urban Walks and Genealogical Research All Introduce a Wider Public to History”, University of
Amsterdam, <http://www.uva.nl/en/disciplines/history/specialisations/public-history.html>. Para el programa
en París ver: “Master Histoire Parcours Histoire Publique”, Université Paris-Est Créteil, <http://www.u-pec.fr/
pratiques/universite/formation/master-histoire-parcours-histoire-publique-644604.kjsp>.
119 Ottaviano, discusión, entrevista.
120 Dr. Serge Noiret (historiador), en discusión con el autor, 28 de julio de 2017.
121 Noiret, discusión, entrevista.
122 Noiret, discusión, entrevista.
123 Curiosamente, la asociación estadounidense para la historia pública (NCPH) también se definió primero, prin-
cipalmente, como un grupo (o consejo) de asociaciones, pero se convirtió en una asociación de miembros a
principios de los años ochenta.
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https://doi.org/10.7440/histcrit68.2018.01
El objetivo es, más bien, reunir historiadores que practican historia pública (historia oral,
arqueología pública, historia digital, entre otras) o entrenar nuevos historiadores con habilidades
para lo público. El foco en profesionales, más que en la historia pública de la academia, explica
por qué la Junta de la recién creada Asociación Italiana tiene pocos historiadores con posiciones
académicas124. Queda por ver si la Asociación Italiana de Historia Pública convencerá a suficien-
tes historiadores académicos para desarrollar la historia pública como formación universitaria.
Conclusión
El nacimiento y desarrollo de la historia pública estuvieron inherentemente atados al cambio en
el rol de los historiadores. Aunque el término se inventó en Estados Unidos en la década de 1970,
la historia pública como una revaloración del uso y de la comunicación de la historia resuena en
muchos países y contextos. Las prácticas públicas de la historia no son nuevas y muchos historia-
dores reconocen hoy que han estado haciendo historia pública sin saberlo. La particularidad de la
experiencia norteamericana fue la capacidad de los miembros fundadores de institucionalizar el
movimiento de la historia pública a través de programas de formación académica en las universida-
des. A pesar de que en los ochenta crearon un modelo norteamericano de historia pública, basado
en los usos de la historia, el proceso de internacionalización no consistió en una simple difusión y
recepción de los criterios estadounidenses. Si esta internacionalización falló principalmente en esa
década fue, en parte, por la alta especificidad del enfoque norteamericano de historia pública, pero
también por el limitado número de historiadores académicos europeos con experiencia fuera del
campo de la educación, que hubieran podido apoyar el desarrollo de la historia pública en las uni-
versidades. En cambio, el reciente éxito de la historia pública internacional se debe a una definición
enriquecida de esta y a un contexto favorable, en el cual comunicar la historia a un público ampliado
se ha convertido en una forma novedosa de validar la investigación académica: internacionalizar la
historia pública está creando espacios de discusión e intercambio, en los cuales un enfoque práctico
y vocacional (en Norteamérica) podría colaborar con las discusiones más teóricas en Europa para
comprender mejor el papel cambiante de los historiadores en las sociedades contemporáneas.
Bibliografía
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3. Noiret, Serge. En discusión con el autor. 28 de julio de 2017.
4. Ottaviano, Chiara. En discusión con el autor. 4 de junio de 2017.
5. Torres, Félix. En discusión con el autor. 15 de julio de 2017.
124 Sólo cuatro de los nueve miembros tienen cargos como historiadores académicos. Serge Noiret, Chiara Ot-
taviano, Luigi Tomassini, Marcello Ravveduto, Enrica Salvatori, Giorgio Uberti, Agostino Bistarelli, Michela
Ponzani y Paolo Pezzino fueron elegidos en julio de 2017. Ver la página de la IAPH: “2017-Elezioni Direttivo
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❧
Thomas Cauvin
Profesor Asistente de Historia en la Colorado State University (Estados Unidos). Es presidente de la Inter-
national Federation for Public History, contribuyendo al desarrollo internacional de la enseñanza Historia
Pública. Ha trabajado con comunidades locales para la creación de exhibiciones itinerantes, proyectos
de colaboración en línea, documentales y la preservación histórica de la herencia francesa en Luisiana.
Entre sus últimas públicaciones se destacan: Public History: A Textbook of Practice (Nueva York/Londres:
Routledge, 2016), en coautoría con Serge Noiret, “Internationalizing Public History,” en The Oxford Han-
dbook of Public History, editado por James Gardner y Paula Hamilton (Oxford: Oxford University Press,
2017), 25-43, y, con Ciaran O’ Neill, “Negotiating Public History in the Republic of Ireland: Collaborative,
Applied, and Usable Practices for the Profession”. Historical Research 90, n. ° 250 (2017): 810-828, https://
doi.org/10.1111/1468-2281.12192. thomas.cauvin@colostate.edu