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El surgimiento de la historia pública: una perspectiva


internacional❧

Thomas Cauvin
Colorado State University, Estados Unidos

https://doi.org/10.7440/histcrit68.2018.01
Artículo recibido 1 de julio de 2017/ Aprobado: 18 de diciembre de 2017/ Modificado: 12 de enero de 2018
Cómo citar: Cauvin, Thomas. “El surgimiento de la historia pública: una perspectiva internacional”. Historia Crítica n. ° 68
(2018): 3-26, https://doi.org/10.7440/histcrit68.2018.01

Resumen: El presente artículo explora la creación y el desarrollo de la historia pública y presenta los diferentes
criterios que llevaron a su internacionalización a partir de la década del setenta y más recientemente a la creación
de la Federación Internacional de Historia Pública. Esta perspectiva internacional, estudiada principalmente en
Norte América y Europa, tiene sus orígenes en los Estados Unidos en un contexto propicio para amplios debates
sobre la naturaleza cambiante del papel de los historiadores. En la década de los ochenta, la historia pública era
entendida como la aplicación —por medio de consultorías— de la historia a asuntos de actualidad. Sin embargo,
en los últimos años una variedad de acercamientos locales y nacionales han hecho sus aportes a este campo.
Palabras clave: Thesaurus: universidad; historiador; investigación aplicada. Palabras clave autor: historia
pública, internacional.

The Rise of Public History: An International Perspective


Abstract: This article explores the birth and development of public history and presents the different criteria
of its internationalization from the 1970s to the more recent creation of the International Federation of Public
History. Based mostly on North America and Europe, the international perspective sets the development of
public history in the United States into a broader context of debates about the changing role of historians. While
public history was mostly perceived in the 1980s as the application — through consulting— of history to present-
day issues, the more recent internationalization is made of a variety of local and national approaches to the field.
Keywords: Thesaurus: international; university; historian. Author keyword: public history.

O ascenso da História Pública: uma perspectiva internacional


Resumo: O artigo explora o surgimento e desenvolvimento da história pública e apresenta os diferentes critérios
da sua internacionalização desde a década de 1970 até a criação mais recente da Federação Internacional da
História Pública. Baseada principalmente na América do Norte e a Europa, a perspectiva internacional
estabelece o desenvolvimento da história pública nos Estados Unidos da América dentro de um contexto
mais amplo de debates sobre a evolução do papel dos historiadores. Enquanto a história pública era
percebida principalmente na década de 1980 como as aplicações —através de consultas— da história a
assuntos da atualidade, a internacionalização mais recente é composta de uma variedade de abordagens locais e
nacionais no campo.
Palavras-chave: Thesaurus: História Pública; historiador. Palavras-chave do autor: internacional; pesquisa
aplicada; universidade.

❧ Este artículo no hace parte de una investigación y no contó con financiación. Traducción de Gloria Morales Osorio.
4 El surgimiento de la historia pública: una perspectiva internacional
Thomas Cauvin

Introducción

El término “public history”, acuñado por Robert Kelley en Estados Unidos en la década de 1970
en la Universidad de California (Santa Bárbara), tiene los signos de una historia exitosa. La historia
pública está en la vanguardia de la profesión en Norteamérica y, cada vez más, en otras partes del
mundo1. Una serie de libros se han publicado recientemente en inglés y en otros idiomas2. El hecho
de que el inglés ya no sea el único idioma al que se acuda para obtener recursos y herramientas
demuestra un cambio en el desarrollo de esta área en el mundo. Hoy, la historia pública parece
más internacional que nunca; existen programas en Norteamérica, pero también en la mayoría
de países europeos, en Brasil, Australia, Nueva Zelanda, Rusia y China. Esta popularidad interna-
cional arroja preguntas sobre su historia y su desarrollo. Sin embargo, las discusiones internacionales
sobre este tema enfrentan definiciones del área muy diversas y cambiantes. Estos desacuerdos en
su definición han implicado debates constantes, que son parte de la historia del campo, entre
historiadores y practicantes3. En mi opinión, la historia pública está basada en tres énfasis parti-
culares: la comunicación de la historia a audiencias no académicas, la participación pública y la
aplicación de la metodología histórica en asuntos del presente4. Estos criterios están relaciona-
dos con una redefinición más amplia de la profesión de la historia a partir de la década de 1960.
De la mano con el surgimiento de internet y el creciente acceso popular al conocimiento han
emergido nuevas preguntas sobre el historiador y su rol en la sociedad.
A pesar de su éxito, se conoce muy poco sobre la historia y el desarrollo de la historia pública.
La mayoría de artículos los han escrito historiadores norteamericanos que reflexionaron sobre la
creación del campo en los setenta5. Muy pocas publicaciones proponen enfoques más amplios,
internacionales y comparativos6, lo cual crea la percepción errónea de que las prácticas públicas
de la historia nacieron en Estados Unidos en la década de 1970. Lo que nació allí fue la institucio-
nalización de un movimiento, no sus prácticas. De ahí que una perspectiva internacional ayude a
ubicar dicha internacionalización en un contexto mucho más amplio y extenso.
Es importante explorar si el movimiento de la historia pública en Estados Unidos tuvo un
impacto internacional, así como una internacionalización del movimiento estadounidense, o si el
desarrollo de la historia pública en el mundo se ha debido a una revaloración simultánea del rol

1 El National Council on Public History (NCPH) —la principal institución de historia pública en Estados Unidos—
enlista más de doscientos programas de historia pública en Estados Unidos y en Canadá, y los números siguen
creciendo cada año. Ver la página web: “Guide to Public History Programs”, National Council on Public History,
<http://ncph.org/program-guide/>, consultado 30 de julio de 2017.
2 Thomas Cauvin, Public History: A Textbook of Practice (Nueva York/Londres: Routledge, 2016); James Gardner
y Paula Hamilton, eds., Oxford Handbook of Public History (Oxford: OUP, 2017); David Dean, ed., A Companion
to Public History (Forthcoming: Wiley Blackwell, 2017); Ana Maria Mauad, Juniele Rabêlo de Almeida y Ricar-
do Santhiago, eds., História pública no Brasil: Sentidos e itinerários (São Paulo: Letra e Voz, 2016).
3 Thomas Cauvin, “Public History: A Working Definition”, Thomas Cauvin. Personal Website, consultado en abril
de 2016, <http://thomascauvin.com/uncategorized/public-history-a-working-definition/>.
4 Cauvin, Public History.
5 Ver, por ejemplo, Rebecca Conard, “The Pragmatic Roots of Public History Education in the United States”. The
Public Historian 37, n.° 1 (2015): 105-120, https://doi.org/10.1525/tph.2015.37.1.105; Rebecca Conard, Benja-
min Shambaugh and the Intellectual Foundations of Public History (Iowa City: University of Iowa Press, 2002).
6 Ver: Paul Knevel, “Public History. The European Reception of an American Idea?”. Levend Erfgoed. Vakblad
voor Public Folklore & Public History 6, n.° 2 (2009): 4-8.
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de los historiadores. En otras palabras, ¿hubo una definición estadounidense de historia pública
que se adoptó en los demás países? ¿Bajo qué circunstancias ocurrió? ¿Y qué adaptaciones o
traducciones se le hicieron? Una perspectiva internacional y amplia sobre las prácticas públicas
de la historia ayudará a comprender las raíces del movimiento y cómo y por qué se desarrolló en
ciertos lugares del mundo y en otros no.
Finalmente, la perspectiva internacional plantea preguntas sobre si hoy podemos o no hablar de
una historia pública internacional, sobre si esta es construida desde la comunicación, el intercam-
bio y la cooperación entre diferentes lugares del mundo o si estamos presenciando la emergencia
de movimientos nacionales desconectados entre sí. Al hacer esto, también necesitamos cues-
tionarnos sobre los actores, es decir, las personas e instituciones, y cómo estos influenciaron el
proceso de internacionalización de la historia pública. Ahora bien, aunque este artículo usa ejemplos
de todo el mundo, la comparación principal se centra en Norteamérica y Europa desde 1970.
En su primera parte, este texto presenta las prácticas de historia pública antes del surgimiento
del movimiento de historia pública en los setenta, lo que permite entender las raíces en las cuales
se desarrolló e institucionalizó la historia pública en la década de 1980. Ese análisis involucra, enton-
ces, los diferentes procesos de internacionalización que se presentaron entre 1980 y 2000. Esta
perspectiva internacional demuestra las diversas aproximaciones a la historia pública, pues en la
mayoría de países anglosajones en los ochenta, la historia pública se desarrolló más como un campo
aplicado y orientado al trabajo por contrato, mientras que el proceso de internacionalización que
inició en 2000 parece ser más exitoso, debido a una revaloración general del rol de los historiadores.

1. Las prácticas públicas de la historia antes de la configuración del campo:


repensar la torre de marfil
En 1978, el historiador Robert Kelley escribió que “la historia pública se refiere al empleo de histo-
riadores y de métodos históricos fuera de la academia”7. Esta oposición entre historiadores públicos
y académicos estaba en el centro de los debates en la década de 1970. Repensando los orígenes del
movimiento, Bárbara Howe, miembro y fundadora de este, subrayaba que “algo pasó a partir de
ese momento que creó una nueva manera de identificarnos a nosotros mismos”8. La creación de un
nuevo historiador público fue, según Wesley Johnson, una respuesta al aislamiento de los historia-
dores académicos. En 1978, Wesley explicó que “con mayor frecuencia, la academia, en lugar de la
sociedad histórica o la arena pública, se volvió el hábitat del historiador, quien literalmente se retiró
a la proverbial torre de marfil”9. Desde sus inicios, el movimiento de la historia pública en Estados
Unidos reclamó la creación de nuevos historiadores que pudieran quebrar esa “torre de marfil”
desde la cual los historiadores académicos venían trabajando. Sin embargo, es necesario diferenciar
las prácticas públicas de la historia de su institucionalización en las universidades estadounidenses.

7 Robert Kelley, “Public History: Its Origins, Nature, and Prospects”. The Public Historian 1 (1978): 16, https://
doi.org/10.2307/3377666
8 Barbara Howe, “Perspective on an Anniversary”. The Public Historian 1, n.° 3 (1999): 9.
9 Wesley G. Johnson, “Editor’s Preface”. The Public Historian 1, n.° 1 (1978): 6.
6 El surgimiento de la historia pública: una perspectiva internacional
Thomas Cauvin

1.1. Las prácticas públicas de la historia y la profesionalización de la historia


Nos equivocaríamos si ubicáramos el nacimiento de las prácticas públicas de la historia en los años
setenta en Estados Unidos. Por eso es clave distinguir la historia pública como movimiento que
nace en Estados Unidos en los setenta de prácticas públicas de la historia más antiguas. Como histo-
riador, Ian Tyrrell subraya que “los académicos tienden a ver la historia pública como algo nuevo”,
pero “las raíces son mucho más profundas [...] durante mucho tiempo los historiadores han abor-
dado problemas públicos”10. Sobran ejemplos de historiadores que participan en debates públicos.
Por ejemplo, el historiador Paul Knevel indica que “desde las actividades de los historiadores
humanistas italianos del siglo XV, la historiografía occidental había tenido una función pública” y
considera a humanistas como Bruni y Guicciardini como “los primeros historiadores públicos euro-
peos ‘modernos’, que usan la historia para mostrar a sus conciudadanos importantes deberes cívicos
y los méritos de la ciudad-Estado en que vivían”11. Pero la pregunta no es si esos humanistas eran o no
historiadores (públicos), sino aclarar que siempre ha habido presencia de académicos comprometi-
dos públicamente que interactúan con un público amplio. Pero, a pesar de los ejemplos tempranos,
es cierto que la profesionalización de la historia que empezó a finales del siglo XIX afectó las relacio-
nes entre los historiadores y el público.
Aunque los historiadores nunca han estado completamente desconectados del público general,
sí experimentaron un gran cambio a finales del siglo XIX y comienzos del XX: la Historia se con-
virtió en una disciplina profesional y científica. En Alemania, Leopold von Ranke fue un modelo
inspirador para los nuevos historiadores y para la búsqueda de la objetividad científica basada en
fuentes primarias y en análisis factual. Apoyado en una nueva metodología para recuperar hechos
y evitar opiniones, el método científico derivó en la profesionalización de la disciplina y cambió
tanto la producción histórica como las relaciones entre los historiadores y sus audiencias. La publi-
cación académica se volvió el canal usual de divulgación para los historiadores profesionales; las
revistas académicas se centraban en hechos y en eventos; y los nuevos historiadores celebraban
las narrativas de historia factual como un “instrumento de liberación de la sofocante temperatura
y humedad de los sistemas dominantes”12. Esta evolución provino del deseo de objetividad de los
historiadores profesionales y de su necesidad de distanciarse de su tema de estudio. Sin embargo,
al hacerlo, participaron en la creciente distancia entre los historiadores académicos y el público
amplio: empezaron a dirigirse a audiencias cada vez más específicas, sus pares en la academia,
con el objetivo de desplazar el estilo de escritura popular. Esa especialización estuvo en los orí-
genes de esa torre de marfil que los fundadores de la historia pública intentaron combatir en los
setenta. Ahora bien, la profesionalización de la historia a finales del XIX y principios del XX afectó
principalmente a los historiadores académicos que trabajaban en las universidades; muchos histo-
riadores continuaban su trabajo a través de prácticas públicas de la historia.

10 Ian Tyrrell, Historians in Public: The Practice of American History, 1890-1970 (Chicago: University of Chicago
Press, 2005), 154.
11 Knevel, “Public History”, 7.
12 Peter Novick, That Noble Dream: The “Objectivity Question” and the American Historical Profession (Cambridge:
Cambridge University Press, 1988), 43.
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1.2. Las aplicaciones de la historia: la tradición olvidada


El aumento de historiadores académicos y profesionales no debería ocultar el hecho de que muchos
historiadores han ejercido en áreas fuera de la educación. Rebecca Conard afirma que las discu-
siones sobre los usos públicos del pasado tienen una larga historia en Estados Unidos13. Explica
cómo, a comienzos del siglo XX, personajes como Franklin Jameson (en el Carnegie Institution de
Washington), Herbert Friedenwald (en la Biblioteca del Congreso) y Benjamin Shambaugh (en la
Sociedad Histórica del estado de Iowa) proponían el carácter utilitario de hacer historia y defen-
dían “la importancia de usar la historia para explicar asuntos contemporáneos, a fin de hacerla
relevante para el presente”14. Esta tendencia se materializó en lo que Shambaugh llamó “histo-
ria aplicada”. En 1909, explicó: “No sé si la expresión ‘Historia aplicada’ ha sido empleada hasta
ahora por los estudiantes de historia y ciencia política […] pero creo que ha llegado el momento
en que puede usarse con propiedad y con provecho”15.
Aparte de historiadores nombrados en los parques nacionales de Estados Unidos en los años
treinta, otros trabajaron con el Ejército16. En un artículo sobre las raíces pragmáticas de la historia
pública en Estados Unidos, Conard explica que la Primera Guerra Mundial convirtió las inicia-
tivas de historia militar en “un esfuerzo más serio por documentar varios aspectos de la guerra,
mientras esta ocurría”17. Después de 1945, la División Histórica del Departamento de Guerra se
“estableció para escribir la historia oficial del Ejército en la Segunda Guerra Mundial” y se convir-
tió en la Oficina del Jefe de Historia Militar (OCMH), en 195018. Igualmente, en Reino Unido, la
Oficina de Guerra, el Almirantazgo y el Comité de Defensa Imperial tuvieron, como Avner Offer
explicaba, “sus propias secciones de historia antes de la Primera Guerra Mundial”19. Después de
la Segunda Guerra Mundial, este tipo de secciones históricas se extendió a otros departamentos20.
Otros historiadores han trabajado en instituciones locales. El historiador experto en historia oral
Ronald Grele señala que “antes del surgimiento de la historia pública, era el movimiento de historia
local el que ofrecía la alternativa más completa al trabajo histórico que se realizaba en la academia”21,
simbolizado en la creación en 1940 de la American Association for State and Local History. Esos
historiadores locales trabajaron principalmente en archivos y sociedades históricos. Ahora bien,
los archivos empresariales también se desarrollaron, dado el deseo de las compañías de preservar
sus documentos. En Alemania, la empresa Krupp creó archivos internos, ya en 1905, con la ayuda
de historiadores. De la misma forma, el historiador William D. Overman se convirtió en empleado

13 Conard, “The Pragmatic Roots”, 105-120.


14 Conard, Benjamin Shambaugh, 10.
15 Conard, Benjamin Shambaugh, 33.
16 Denise D. Meringolo, Museums, Monuments and National Parks. Towards a New Genealogy of Public History
(Amherst & Boston: University of Massachusetts Press, 2012), xiv.
17 Conard, Benjamin Shambaugh, 149-150.
18 Conard, Benjamin Shambaugh, 156.
19 Avner Offer, “Using the Past in Britain: Retrospect and Prospect”. The Public Historian 6, n.° 4 (1984): 28,
https://doi.org/10.2307/3377380
20 Peter Beck, “Public History: Civic Engagement and the Historical Profession”, 2006 [artículo inédito].
21 Ronald J. Grele, “Whose Public? Whose History? What Is the Goal of a Public Historian?” The Public Historian
n.° 3 (1981): 43, https://doi.org/10.2307/33771603
8 El surgimiento de la historia pública: una perspectiva internacional
Thomas Cauvin

permanente de la empresa Firestone Tire and Rubber (Estados Unidos) en 1943, con el objetivo de
“establecer el primer archivo corporativo con personal profesional en Estados Unidos”22.
La visión de la historia pública como un movimiento nuevo en los setenta se debió, en parte, al
deseo de los miembros fundadores de demostrar la especificidad de su propio movimiento. Muchos
historiadores trabajaban fuera de la academia, en archivos, sociedades históricas, parques nacionales,
museos, agencias federales o corporaciones. Sin embargo, estos practicantes no eran considerados
historiadores profesionales; no había un común denominador acordado para los historiadores fuera
de la academia. Los historiadores académicos estaban aislados tanto de las audiencias populares
como de los practicantes no profesionales que trabajaban en instituciones locales culturales y políti-
cas. Este aislamiento desencadenó reacciones de algunos historiadores en la década de 1970.

2. La historia de la gente y la historia pública: nuevas aproximaciones en los setenta


“La historia de la historia pública como término y concepto se cuenta en Estados Unidos como
una historia interna en la que emisarios estadounidenses la presentan como una práctica al resto
del mundo. De hecho, desde 1970 y 1980, muchos países occidentales experimentaron una
expansión similar en la profesionalización del patrimonio, la expansión de la interpretación de
la historia y también el movimiento de la historia oral, el método que proporcionó el mayor
impulso para proyectos comunitarios más amplios”23.

Como James Gardner y Paula Hamilton lo explicaron en su introducción al Oxford Handbook


of Public History, es necesario establecer la creación del movimiento de la historia pública en
Estados Unidos en un contexto más amplio, más internacional y comparativo. En la década de
1970, muchos historiadores ya habían mostrado interés en nuevos temas y nuevas colaboraciones.

2.1. Historia oral e historia de la gente: nueva participación pública


Aunque la historia oral tiene una larga historia y se desarrollaron grandes proyectos en Estados
Unidos en los treinta24, fue en la década de los sesenta cuando se evidenció un profundo desarrollo en
el campo en todo el mundo25. Studs Terkel, en Estados Unidos, así como Alessandro Portelli y Luisa
Passerini, en Italia, sacaron a la luz las experiencias de personas a las que la corriente principal de la
escritura de la historia había ignorado26. Los historiadores de la historia oral consideran que el pasado
está mediado por la propia percepción íntima del narrador y por la permanencia de la memoria colec-
tiva27. Alessandro Portelli, por ejemplo, ha estudiado las memorias colectivas a través de la historia
oral de la comunidad de trabajadores siderúrgicos en Terni (Italia) y de los mineros en el condado

22 Conard, Benjamin Shambaugh, 161.


23 James Gardner y Paula Hamilton, “Introduction”, en Oxford Handbook of Public History, editado por James
Gardner y Paula Hamilton (Oxford: OUP, 2017), 4.
24 El Proyecto de Escritores Federales registró miles de historias de vida, especialmente las “narrativas de escla-
vos” de esclavos ancianos que vivían en el Sur.
25 La Asociación de Historia Oral se fundó en 1967.
26 Hilda Kean y Paul Martin, eds., The Public History Reader (Londres/Nueva York: Routledge, 2013), xvi.
27 Paula Hamilton y Linda Shopes, eds., Oral History and Public Memories (Filadelfia: Temple University Press, 2008).
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de Harlan (Kentucky)28. Por su producción colaborativa, en la que historiadores y narradores hacen


historia, la historia oral contribuyó a la reconsideración de la participación de públicos. El interés del
historiador oral en narradores y comunidades explica por qué algunos de ellos, como Ronald Grele
y, más tarde, Michael Frisch, intervinieron en debates sobre la participación de los públicos en la
historia29. El auge de la historia oral simboliza nuevas corrientes en la historiografía de la década de
1960 —historia social, historia desde abajo, historia de las personas o historia ascendente—, que se
han trasladado del estudio de las élites a un enfoque centrado en la gente común y en las minorías
étnicas. Sin embargo, el impacto de las nuevas corrientes historiográficas sobre la práctica pública
resultó más significativo en Europa, que en Norteamérica.
Por ejemplo, derivadas de sus posiciones políticas, en las décadas de 1960 y 1970 algunos
historiadores marxistas desarrollaron nuevas prácticas comprometidas con el público. En Gran
Bretaña, aunque el término historia pública se empezó a utilizar hasta hace muy poco, surgieron
nuevos enfoques de participación pública en la década de 197030. El historiador Raphael Samuel
creó el Taller de Historia en Ruskin College (una institución sindical de educación para adultos, en
Oxford, Gran Bretaña). El enfoque que Samuel adoptó surgió del “deseo de disminuir la autoridad
de la historia académica y, por lo tanto, de una mayor democratización del estudio y los usos de
la historia”31. El enfoque de Raphael Samuel, que no sólo dio un rol público a los historiadores
académicos sino que también dio voz a los grupos sociales menos representados, fue, en términos
de procesos participativos, más radical que el movimiento de historia pública en Estados Unidos32.
Como argumenta Paul Knevel, “los principales miembros del Taller de Historia desarrollaron algu-
nas ideas muy influyentes sobre ‘compartir la autoridad’; y dieron un nuevo impulso a la práctica
de la historia local, los estudios comunitarios y la historia oral”33. Cuando compara las prácticas
históricas en Estados Unidos y Gran Bretaña, Ian Tyrrell enfatiza que “la tradición británica faci-
litó el registro popular y de la clase trabajadora de sus propias experiencias históricas e implicó
contribuciones importantes para este proceso por parte de los sindicatos, la educación obrera y los
grupos de historia local”34. En 1996 se creó una Maestría en Historia Pública en el Ruskin College,
como una sucesora del enfoque del Taller de Historia centrado en la historia desde abajo35.

28 Alessandro Portelli, Biografia di una Città: Storia e Racconto: Terni 1830-1985 (Turín: Einaudi, 1985); Ales-
sandro Portelli, The Death of Luigi Trastulli and Other Stories: Form and Meaning in Oral History (Albany: State
University of New York Press, 1991); y Alessandro Portelli, They Say in Harlan County: An Oral History (Nueva
York: Oxford University Press, 2011).
29 Grele, “Whose Public? Whose History?”; Michael Frisch, A Shared Authority: Essays on the Craft and Meaning
of Oral and Public History (Albany: State University of New York Press, 1990).
30 Para ver una encuesta sobre prácticas de historia pública en Gran Bretaña, revisar el número especial de The Pu-
blic Historian, “History and the Public in Britain”, de The Public Historian (1995). Holger Hoock “Introduction”.
The Public Historian 32, n.° 3 (2010): 7-24, https://doi.org/10.1525/tph.2010.32.3.7
31 Bernard Eric Jensen, “Usable Pasts: Comparing Approaches to Popular and Public History”, en Public History
and Heritage Today. People and Their Pasts, editado por Kean y Ashton (Londres/NuevaYork: Palgrave Macmil-
lan, 2012), 46.
32 Bill Schwarz, “History on the Move: Reflections on History Workshop”. Radical History Review n.° 57 (1993):
203-220, https://doi.org/10.1215/01636545-1993-57-203
33 Knevel, “Public History”, 8.
34 Tyrrell, Historians in Public, 157.
35 Hilda Kean, “People, Historians, and Public History: Demystifying the Process of History Making”. The Public
Historian 32, n.° 3 (2010): 25-38, https://doi.org/10.1525/tph.2010.32.3.25
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En los sesenta, algunos historiadores también propusieron proyectos importantes de comunica-


ción dirigida a públicos amplios. Empezando en 1969, estudiantes y profesores de la Universidad de
Lovaina (Bélgica) organizaron “Clio 70”, cuyo propósito era divulgar narrativas históricas fuera del
aula para audiencias más amplias a través de medios de comunicación36. Uno de los resultados de este
proyecto fue la creación de Fonderie (el Museo de Industria y Trabajo de la región de Bruselas)
en 1980, un espacio que conectaba historiadores y audiencias populares. Por otra parte, medios
como la televisión también les ofrecieron nuevas oportunidades a los historiadores. En Holanda,
el historiador y director del Instituto Estatal de Documentación de Guerra Loe de Jong publicó
The Kingdom of the Netherlands during World War II (catorce volúmenes, publicados entre 1969 y
1991) y produjo The Occupation, que se transmitió en televisión entre 1960 y 196537. Estas nuevas
posibilidades de comunicación crearon oportunidades para actividades de historia pública. De ahí
que la perspectiva internacional sobre las prácticas públicas de la historia muestre que la crea-
ción del movimiento de historia pública en Estados Unidos en la década de 1970 no fue el único
proceso de revalorización del papel del historiador. Menos basada en la historia radical y el
activismo, la especificidad del movimiento norteamericano, sin embargo, fue su capacidad para
institucionalizar las prácticas públicas y proponer una nueva formación académica.

2.2. Nacimiento e institucionalización del movimiento de Historia pública


en Estados Unidos
Como ya lo indiqué, Robert Kelley acuñó el término “public history” en los setenta, en la Universi-
dad de California (Santa Bárbara). Esto marcó un paso importante para la institucionalización del
movimiento en Estados Unidos. El enfoque de las prácticas públicas de la historia fue significati-
vamente diferente del enfoque del movimiento de Historia desde abajo, propuesto por Samuel en
Gran Bretaña. Como era profesor universitario, historiador del medioambiente, consultor y testigo
experto en asuntos relacionados con el derecho al agua, Kelley simbolizaba un intento por redefinir
la profesión del historiador para incluir su aplicación práctica. Los miembros fundadores del movi-
miento vieron este esfuerzo como un nuevo comienzo. En el primer volumen de la revista The Public
Historian, Wesley Johnson afirmó que “Es raro que una profesión sea testigo del nacimiento de un
nuevo campo, sobre todo cuando esa especialización es Historia [...] Sin embargo, este es un año en
que la disciplina de la historia está viendo emerger un nuevo campo, la Historia pública”38. El contexto
es crucial para comprender cómo se desarrolló el movimiento de historia pública en Estados Unidos.
La historia pública se creó, principalmente, en oposición a lo que se percibía como una historia
académica tradicional que ignoraba al público. En un principio se definió simplemente como el
tipo de historia que se hacía fuera del salón de clases39. Wesley Johnson explicaba que “el desa-
rrollo de la Historia pública como un campo especial de la historia, sin embargo, se deriva de
un conjunto diferente de presunciones. Asume que las habilidades y los métodos históricos son
necesarios ahora fuera de la academia”40. Como lo indica el nombre de la revista —The Public

36 Guy Zelis, “Vers une Histoire Publique”. Le Débat 177, n.° 5 (2013): 157.
37 Knevel, “Public History”, 7.
38 Wesley G. Johnson, “Editor’s Preface”, 4.
39 Kelley, “Public History”, 16.
40 Johnson, “Editor’s Preface”, 4.
Hist. Crit. No. 68 · Abril-junio · Pp 3-26 · ISSN 0121-1617 · e-ISSN 1900-6152 11
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Historian—, los miembros fundadores del movimiento de historia pública se proponían crear un
nuevo historiador. De hecho, Johnson afirmaba que “se necesita un nuevo tipo de profesional: el
historiador público”41. Pero la realidad era más compleja: muchos partidarios de la historia pública
en Estados Unidos (Robert Kelley, Wesley Johnson y Joel Tarr, entre otros) tenían cargos acadé-
micos en universidades, y sus propios perfiles demostraban que la oposición radical era bastante
artificial. El movimiento de la historia pública surgió del deseo de ofrecer nuevos programas aca-
démicos a fin de entrenar a los estudiantes de historia para trabajar fuera de la educación.
En el contexto de la depresión económica de los setenta, las universidades entraron en una gran
crisis laboral. La escasez de trabajos académicos permanentes llevó a muchos programas de docto-
rado en Estados Unidos a reducir el número de estudiantes, y los empleos en la educación superior
disminuyeron drásticamente. Había demasiados historiadores para muy pocos trabajos en la academia.
Para 1977, la crisis había alcanzado tal nivel, que las principales instituciones históricas establecieron
programas y comités para proporcionar nuevas respuestas, y con suerte nuevas oportunidades, para los
historiadores. El Comité Nacional de Coordinación para la Promoción de la Historia se creó en 1977:
se centró en asuntos de la carrera profesional y, por tanto, trabajó en la creación de puentes entre las
universidades y los mundos no académicos. La historia pública apareció entonces como una posible
solución a esa crisis laboral, pues el tropismo vocacional de la formación en historia pública coincidía
perfectamente con este contexto de diversificación en la educación superior. En síntesis, la crisis laboral
alentó la institucionalización de la historia pública a través de programas de formación universitaria.
En 1978, mientras que reconocía que “la variedad de sectores puede sugerir que la Historia
pública es una colección de subcampos no relacionados”, Wesley Johnson explicaba que “este no es
el caso cuando se examina desde el punto de vista del entrenamiento de los historiadores”42. Hasta
cierto punto, la unidad del movimiento de historia pública se derivaba de su conexión con la for-
mación universitaria. Por caso, Kelley solicitó una subvención de la Fundación Rockefeller para
crear un programa que fomentara los vínculos entre la historia y las políticas públicas43. El primer
programa de posgrado en Historia Pública se abrió en la Universidad de California en Santa Bárbara
(UCSB) en 1976. Además de este primer programa universitario, Johnson utilizó parte de la subven-
ción para publicar en 1978 la primera edición de The Public Historian. También recibió recursos del
Arizona Humanities Council para organizar varias conferencias sobre historia pública44; realizadas
entre 1978 y 1980, estas conferencias contribuyeron a la creación en 1979 del National Council on
Public History (NCPH). Así, la nueva asociación, la revista y la creación de programas universitarios
institucionalizaron la historia pública como un campo específico de estudio.
El movimiento de historia pública se definió en la larga tradición de la historia aplicada en Esta-
dos Unidos. Asimismo, la historia aplicada y la historia pública se han usado a menudo de manera
intercambiable, la primera más centrada en el uso de la historia en temas políticos actuales, mien-
tras que la segunda incluye además la comunicación y la participación de audiencias ampliadas.
Por ejemplo, Kelley percibió que la capacitación en historia pública debía enfocarse, en primer
lugar, hacia posiciones en oficinas gubernamentales y cargos relacionados con formulación de

41 Johnson, “Editor’s Preface”, 5.


42 Johnson, “Editor’s Preface”, 7.
43 Meringolo, Museums, Monuments and National Parks, xvii.
44 Wesley Johnson, “The Origins of the Public Historian and the National Council on Public History”. The Public
Historian 21, n.° 3 (1999): 168-169, https://doi.org/10.2307/3378969
12 El surgimiento de la historia pública: una perspectiva internacional
Thomas Cauvin

políticas públicas. No se debe olvidar que Kelley trabajó como experto en políticas públicas y asun-
tos ambientales. En su introducción al primer volumen de The Public Historian, Wesley Johnson
enumeró los ocho sectores en los que generalmente trabajan los historiadores públicos. Aunque
incluyó instituciones vinculadas a la historia, como museos y archivos, evidentemente hizo hincapié
en la administración gubernamental y en los negocios corporativos como los dos campos princi-
pales45. Este enfoque en las políticas públicas y el mundo corporativo reflejó el perfil de los padres
fundadores, Kelley y Johnson, quienes, de manera paralela a sus posiciones académicas, habían
trabajado como consultores, más que con la gestión del patrimonio. En un artículo de 1981 sobre
historia aplicada, Joel Tarr, director del programa de Historia Aplicada de la Universidad Car-
negie Mellon, reconoció que el programa “no estaba principalmente relacionado con registros
o artefactos, o con llegar a un público más amplio mediante nuevos métodos de presentación”46.
El nacimiento del movimiento de historia pública en Estados Unidos tuvo lugar como parte de un
contexto más amplio de revaluación del papel de los historiadores. La especificidad del movimiento
estadounidense fue su capacidad para desarrollar una rápida institucionalización de la historia pública
a través de programas universitarios, una revista y una institución que daba credibilidad al movi-
miento y creaba una identidad para los nuevos historiadores (públicos). Este enfoque en los usos
de la historia para la política pública y los asuntos corporativos tendría consecuencias en la manera
como los historiadores fuera de Estados Unidos reaccionaron a la expansión de la historia pública.

3. Internacionalización de la historia aplicada en la década de 1980: un enfoque


anglosajón, orientado al trabajo por contrato y vocacional
Mientras la institucionalización del campo progresaba en Estados Unidos en los 70 y 80, el término
“public history” recibía ecos en diferentes partes del mundo. La concepción que sobre la historia
pública estadounidense tenían historiadores en Europa, Australia y otras partes del mundo era infor-
mada por su propia comprensión del papel cambiante de los historiadores. La historia pública se
consideraba usualmente un modelo de pensamiento estadounidense. En 1984, el historiador Henry
Rousso se preguntaba: “nacida en Estados Unidos, la historia pública está cruzando el Atlántico. ¿Es
el futuro de la historia?”47. Después, en Australia, Graeme Davison afirmaba que la historia pública
era informada en buena medida por el movimiento estadounidense de historia pública48. Esta per-
cepción de que la historia pública era un modelo estadounidense se deriva, en parte, de un deseo de
los historiadores estadounidenses de darle una perspectiva internacional a la historia pública.
Desde el comienzo, el Consejo Nacional de Historia Pública (NCPH) previó una asociación
internacional. Wesley Johnson, historiador de África, definido por Peter Beck como “una especie
de misionero viajero que predica el evangelio de la historia pública”, fue un agente activo de la
internacionalización de la historia pública49. De 1981 a 1983, Johnson realizó varias giras interna-

45 Johnson, “Editor’s Preface”, 6.


46 Peter Stearns y Joel Tarr, “Applied History: A New-Old Departure”. The History Teacher 14, n.° 4 (1981): 517,
https://doi.org/10.2307/493687
47 Henry Rousso, “L’histoire appliquée ou les historiens thaumaturges”. Vingtième Siècle n.° 1 (1984): 105.
48 Graeme Davison, “Public History”, en Oxford Companion to Australian History, editado por Graeme Davison,
John Hirst y Stuart Macintyre (Melbourne: Oxford University Press, 1998), 532-535.
49 Peter Beck, “History’s Future: A British View”. National Council on Public History Newsletter 3, n.° 4 (1984): 4.
Hist. Crit. No. 68 · Abril-junio · Pp 3-26 · ISSN 0121-1617 · e-ISSN 1900-6152 13
https://doi.org/10.7440/histcrit68.2018.01

cionales durante las cuales enumeró los diferentes programas que tenían componentes de historia
pública. Por ejemplo, en Italia encontró el Istituto per la Scienza dell’ Amministrazione Pubblica,
dirigido por historiadores, a fin de capacitar a los servidores públicos en las responsabilidades
administrativas50. En 1981, aprovechó la oportunidad de una reunión sobre África e historia colo-
nial en el Instituto Francés de Historia Contemporánea (Institut d’Histoire du Temps Présent)
para presentar la historia pública51. Conoció al historiador francés François Bédarida, que se con-
vertiría en uno de los exponentes de la historia pública en Europa. En 1983, Johnson también visitó
países africanos como Costa de Marfil y Nigeria52. Del mismo modo, ya en 1983, la quinta reunión
anual del NCPH se celebró en Waterloo (Canadá)53. En la sesión de apertura, Johnson hizo hinca-
pié en que había señales de que el movimiento se estaba volviendo más internacional54. De hecho,
algunos historiadores europeos —como Peter Beck, que presentó un trabajo titulado “The British
Potential of Public History”55— participaron en la conferencia y en las discusiones internaciona-
les56. Beck recuerda que “la asistencia a las conferencias del NCPH en Chicago (1982) y Waterloo
(1983) lo puso en contacto personal con Wes Johnson, Bob Kelley y Darlene Roth, entre otros”57.
Sin embargo, es fundamental reconocer que Europa no estaba desprovista de historiadores compro-
metidos con la práctica pública de la historia. Los exponentes estadounidenses de la historia pública
no inventaron las prácticas públicas de la historia ni las llevaron a Europa.
Cuando Johnson visitó Europa a principios de la década de 1980, algunos historiadores ya
estaban acostumbrados a la historia aplicada. A inicios de los setenta, el historiador económico
británico Michael Drake organizó una serie de conferencias sobre estudios históricos aplicados,
que dieron lugar a la publicación del Applied Historical Studies: An Introductory Reader, en 1973.
Los estudios históricos aplicados se centraban principalmente en datos económicos y estadísti-
cos. La visión de Drake de que estos estudios “proporcionaban ‘respuestas históricas a preguntas
básicamente no históricas’” fue muy similar a la concepción estadounidense de la historia pública
respaldada por Kelley y Johnson58. Esta proximidad de los dos enfoques explica los vínculos entre
los historiadores estadounidenses y los británicos.
El historiador británico Anthony Sutcliffe conoció a Wesley Johnson durante una reunión de his-
toriadores urbanos en 1980, en la conferencia de la American Historical Association. Él vio “la mutua
y comprensible empatía entre la historia pública y la historia urbana en Norteamérica”59 y enfatizó

50 Wesley G. Johnson, “An American Impression of Public History in Europe”. The Public Historian 6, n.° 4 (1984):
91, https://doi.org/10.2307/3377384
51 Dr. Henry Rousso (historiador), en discusión con el autor, julio 4 de 2017.
52 Johnson, “An American Impression”, 95.
53 Barbara Howe, “Chair’s Annual Address”. The Public Historian 11, n.° 3 (1989): 77.
54 Beck, “History’s Future: A British View”, 3.
55 NCPH’s, “Waterloo, Ontario-Public History in Action: International Perspectives, 1983”, Past Annual Meetings,
National Council on Public History, <http://ncph.org/past-meetings/annual-meetings>.
56 Beck, “History’s Future: A British View”, 4.
57 Peter Beck, “Presentation, Presentation, Presentation”, 2011 [artículo inédito].
58 Michael Drake, Applied Historical Studies: An Introductory Reader (Londres: Methuen, 1973), 12.
59 Anthony Sutcliffe, “The Debut of Public History in Europe”. The Public Historian 6, n.° 4 (1984): 9. Ver también
Bruce Stave, “A Conversation with Joel A. Tarr: Urban History and Policy”. Journal of Urban History 9, n.° 2
(1983): 195-232, https://doi.org/10.1177/009614428300900203
14 El surgimiento de la historia pública: una perspectiva internacional
Thomas Cauvin

en que él “percibía un interés común y potencialmente constructivo entre la historia pública y la


disciplina de la historia social y económica que, en sus manifestaciones distintivas en Gran Bretaña,
ya reconocía algunas perspectivas de la historia pública”60. Así, cuando a principios de los ochenta
Michael Drake sugirió organizar un nuevo comité de historia económica, Sutcliffe se encargó de
conectarlo con el nuevo movimiento estadounidense de historia pública. Cuando el comité discutió
un reporte sobre historia económica y social en 1981, invitaron a Wesley Johnson como evaluador61.
Mediante la aplicación de la historia a la política económica y urbana, algunos historiadores europeos
contribuyeron a la internacionalización de la historia pública.
Por medio del British Social Science Research Council, Sutcliff organizó una conferencia
sobre historia aplicada en la Universidad Erasmus (Róterdam), en septiembre de 1982. Esta
conferencia reunió a historiadores de Reino Unido, Holanda, Francia, y a Wesley Johnson, de
Estados Unidos62. Como lo indica Sutcliff, “la pregunta principal planteada en Róterdam era si
una mayor convergencia de conocimientos históricos y preocupaciones contemporáneas benefi-
ciaría a la sociedad”63. Cercana a la definición de historia pública propuesta por Kelley y Johnson,
la conferencia se centró en los usos de la historia en la política pública y, en algún grado, en las
empresas privadas64. Sin embargo, no se discutió demasiado sobre gestión del patrimonio o institu-
ciones culturales. A través del prisma de los historiadores económicos y urbanos, la recepción del
movimiento de historia pública en Europa prácticamente ignoró los públicos, en cuanto audien-
cias, y se centró en la aplicación de la historia a la política pública. Así, cuando Sutcliff trató de
desarrollar la historia pública en la Universidad de Sheffield, propuso crear un Centro de Estudios
Históricos Aplicados65. Tal como lo explica Paul Knevel, tanto la conferencia de Róterdam como
la discusión general sobre historia pública “eludieron quizás el tema más intrigante de todos:
¿qué es lo público de la historia pública?”66. Este acercamiento a las historias pública y aplicada
también dio lugar a reacciones más escépticas en otros países como Francia.

4. Entre la demanda social y la resistencia académica: la percepción francesa

4.1. La historia pública como historia aplicada y de los negocios


La percepción de la historia pública en Francia en la década de 1980 arroja luz sobre su complejo
proceso de internacionalización. Encarnada por Marc Bloch y la Escuela Annales, Francia tenía una
larga tradición de historiadores comprometidos públicamente, y, por eso, no es de extrañar que el
desarrollo del movimiento en Estados Unidos no permaneciera desapercibido. En 1984, el histo-
riador francés Henry Rousso publicó un artículo sobre la historia pública y su posible desarrollo en

60 Sutcliffe, “The Debut of Public History in Europe”, 9.


61 Sutcliffe, “The Debut of Public History in Europe”, 9.
62 La lista de los participantes está en: Sutcliffe “The Debut of Public History in Europe”, 10.
63 Sutcliffe, “The Debut of Public History in Europe”, 11.
64 El historiador Peter Beck explicó su papel como asesor del Gobierno británico durante la Falklands War (Guerra
de las Malvinas), en 1981.
65 Beck, “History’s Future: A British View”, 4.
66 Knevel, “Public History,” 7.
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https://doi.org/10.7440/histcrit68.2018.01

Francia67. Hizo hincapié en que la historia pública plantea problemas y preguntas que los historia-
dores franceses han estado tratando con respecto a una creciente “demanda social” del Estado, los
sindicatos, los partidos políticos, las asociaciones o las personas68. Sin embargo, Rousso también
explicó que el término “public history” no podía traducirse al francés, debido a la concepción inhe-
rente del campo en Estados Unidos69, y confesó que casi nadie sabía sobre esta área70. Él mismo había
aprendido acerca de historia pública y aplicada de Wesley Johnson, quien visitó el Instituto de Inves-
tigación Contemporánea en 198171. Al cuestionar el acto de “importar la historia pública de Estados
Unidos”, su artículo, en sí mismo, invitaba a los historiadores a reflexionar no sólo sobre la definición
de historia pública, sino más ampliamente sobre el papel de los historiadores en Francia72.
Entre las nuevas posibilidades de prácticas públicas de historia para historiadores en la Francia de
los ochenta estaba la consultoría histórica. Félix Torres y la creación de Public Histoire73 —la primera
compañía francesa de consultoría histórica—, en 1983, representaron esas nuevas prácticas. Public
Histoire muestra la conexión entre los historiadores franceses y los estadounidenses. En un viaje a Esta-
dos Unidos en 1982, el historiador Félix Torres fue a la Universidad de California, en Santa Bárbara,
para conocer a Wesley Johnson. Tras su regreso a Francia, y convencido por Johnson, Torres decidió
usar el término “public history”74. A través de Public Histoire, Torres se especializó en consultoría his-
tórica —especialmente en manejo de archivos— para empresas privadas. La forma en que percibía
la historia pública era muy cercana a los desarrollos anglosajones en historia económica y aplicada.
Junto con el historiador económico Maurice Hamon —que también estaba a cargo de los archi-
vos de la compañía francesa Saint-Gobain—, Torres organizó la primera conferencia sobre historia
aplicada en Blois (Francia), en 198575. Al igual que en Gran Bretaña, la historia pública se entendió
en Francia como historia aplicada, y principalmente comprendía consultores en historia que traba-
jaban, por contrato, para empresas. Cuando la historiadora francesa Sylvie Lefranc afirmaba, en un
artículo en 1995, que “la historia pública, como una nueva práctica que viene de Estados Unidos,
floreció en Francia en la década de 1980” se refería al aumento de los servicios de consultoría ofre-
cidos por los historiadores a las empresas76. Para muchos historiadores franceses, el enfoque en la
consultoría significaba que la historia pública se entendía en gran medida como historia comercial
y por contrato. Lefranc concluyó que el contexto de recepción de la historia pública en Francia en
la década de 1980 era mucho menos favorable que en Estados Unidos77.

67 La versión en inglés del artículo se publicó en The Public Historian. Henry Rousso, “Applied History, or the
Historian as Miracle-Worker”. The Public Historian 6, n.° 4 (1984): 65-85, https://doi.org/10.2307/3377383
68 Rousso, “L’histoire appliquée”, 105, 113.
69 Rousso, “L’histoire appliquée”, 108.
70 Rousso, “L’histoire appliquée”, 114.
71 Rousso, discusión, entrevista.
72 Rousso, “L’histoire appliquée”, 105.
73 Una posible traducción de Public History al francés.
74 Félix Torres (historiador), en discusión con el autor, julio de 2017.
75 Ver Maurice Hamon y Félix Torres, eds. Mémoire d’avenir. L’histoire dans l’entreprise Mémoire d’avenir. L’histoire
dans l’entreprise (París: Economica, 1987).
76 Traducido del francés al inglés por el autor. Sylvie Lefranc, “L’histoire d’entreprise: l’état de lieux”. Communi-
cation et organisation n.° 7 (1995).
77 Lefranc, “L’histoire d’entreprise”.
16 El surgimiento de la historia pública: una perspectiva internacional
Thomas Cauvin

Wesley Johnson notó reticencia e incluso críticas a los usos de la historia durante sus viajes.
Recordó que algunos estudiantes y profesores alemanes se mostraron escépticos en relación con
que los “historiadores trabajaran para corporaciones comerciales” y abiertamente hostiles a “la
idea de que los historiadores trabajaran con agencias del Gobierno federal”78. Las críticas se cen-
traban en el hecho de que las narrativas históricas se convertirían en un producto y que, como todo
producto, se usarían para propósitos mercantiles. Así mismo, en Francia también había temor por
los usos del pasado con propósitos comerciales y políticos. En 1984, Rousso citó al famoso historia-
dor francés Pierre Chaunu, quien acababa de argumentar que la única investigación histórica real
era la investigación fundamental (en oposición a la aplicada), basada en la búsqueda de la verdad
absoluta79. Y, aunque la búsqueda de la objetividad pura ya se había debatido en los ochenta,
los usos de la historia seguían siendo un tabú. Las referencias a los usos públicos del pasado se
hicieron más críticas en la década de los dos mil y se asociaron incluso con la corrupción de la
independencia histórica. El Comité de Vigilance face aux Usages Publics de l’Histoire (Comité de
vigilancia contra los usos públicos de la historia), claramente enfocado en los usos de la historia,
fue fundado en 2005 por tres historiadores para aclarar las relaciones entre historia, memoria y
política80. El Comité cuestionó correctamente la manipulación del pasado con fines políticos y surgió
como una respuesta a la propuesta del Gobierno francés de alentar a los maestros de escuela a
explicar el aspecto positivo de la colonización francesa. El Manifiesto del Comité, en 2005, hizo
una clara distinción entre la historia académica y la memoria pública81. Y aunque el Comité y el
Manifiesto deben entenderse en el contexto particular de las leyes conmemorativas de 2005, sí
revelaron una desconfianza general hacia el uso y la producción de la historia por parte de acto-
res no académicos. Los obstáculos vinieron, en parte, de una percepción de la historia pública
aplicada a cuestiones no académicas y actuales, pero también de la intención estadounidense de
crear un nuevo tipo de historiador.

4.2. Un nuevo historiador (público)


En su deseo de justificar la necesidad de programas de formación en historia pública, los miembros
del movimiento en Estados Unidos se diferenciaron de “los otros”, de los historiadores académi-
cos aislados en su torre de marfil. Esta clara distinción impidió una posible institucionalización
de la historia pública en Francia, en donde los historiadores estaban asociados a esos “otros”.
Rousso advirtió en 1984 que Francia seguía siendo un paisaje académico82. A diferencia de Esta-
dos Unidos, donde algunos historiadores académicos como Kelley, Johnson y Pomeroy también
tenían actividades de consultoría, todavía existía una distinción clara en Francia entre la investiga-
ción académica fundamental y la aplicación de la historia fuera de la universidad.

78 Johnson, “An American Impression”, 90.


79 Citado en Rousso, “L’histoire appliquée”, 114.
80 En inglés, Watchdog Committee against the Public Uses of the Past. Gérard Noiriel, Nicolas Offenstadt y
Michèle Riot-Sarcey fundaron este Comité.
81 Comité de Vigilance face aux Usages Publics de l’Histoire, “Manifeste du Comité de Vigilance face aux usages
publics de l’histoire du 17 juin 2005”. CVUH, 6 de febrero, 2007, <http://cvuh.blogspot.com/2007/02/manifes-
te-du-comite-de-vigilance-face.html>.
82 Rousso, “L’histoire appliquée”, 114.
Hist. Crit. No. 68 · Abril-junio · Pp 3-26 · ISSN 0121-1617 · e-ISSN 1900-6152 17
https://doi.org/10.7440/histcrit68.2018.01

En su reporte sobre la conferencia de Historia aplicada de 1982 en Holanda, Wesley Johnson defi-
nió al historiador Hans Blom como “posiblemente uno de los primeros historiadores públicos en
Holanda”83. Aunque Blom hizo parte de una comisión sobre criminales de guerra, no se veía a sí mismo
como historiador público, y en su conferencia de 1982 en Róterdam destacó “los elogios que el informe
recibió de sus colegas académicos como una contribución útil a la historiografía académica de la pos-
guerra”84. A pesar de que algunos tenían práctica en historia pública o aplicada, los historiadores se
consideraban a sí mismos, en primer lugar, como historiadores académicos. Los historiadores euro-
peos no estaban listos para hacer distinciones entre los historiadores públicos y los académicos. En
relación con el poder de las redes académicas en Francia, la falta de teoría de la historia pública se vio
como una debilidad. Rousso enfatizó que “el pragmatismo no es una cualidad francesa (ni tampoco
una deficiencia)”85, e indicó que los historiadores estadounidenses eran impulsados, quizás con dema-
siado entusiasmo, ​​por las prácticas públicas de la historia. Antes de cualquier aplicación de la historia
pública, los historiadores franceses necesitarían, de acuerdo con Rousso, importantes debates teóricos.
Durante su gira por Europa, Wesley Johnson notó lo que llamó seminario de posgrado de historia
pública, que Bédarida lanzó en 198286. El historiador François Bédarida intentó adaptar la formación de
historia pública y aplicada estadounidense a un pensamiento epistemológico francés sobre el uso del
pasado. Como director del Instituto de Historia Contemporánea, donde recibió a Wesley Johnson en
1981, Bédarida contribuyó a un enfoque francés de la historia pública87. Bédarida, historiador urbano
y económico, participó en la conferencia de 1982 en Róterdam y se conectó a la red británica de histo-
riadores liderada por Sutcliffe. En su presentación en la conferencia de Róterdam, Bédarida se centró
en el papel de los historiadores que estudian el pasado muy reciente y que, por lo tanto, están conec-
tados con los actores políticos y económicos88. Su reflexión sobre la historia aplicada y pública estuvo
relacionada con la creación del Instituto de Historia Contemporánea, en 1978. Este nuevo instituto
de investigación, derivado del Comité de Investigación de la Segunda Guerra Mundial, se centró en el
pasado reciente: la Segunda Guerra Mundial, la vida política francesa y la descolonización. Al hacerlo,
él y sus colegas historiadores en el Instituto tuvieron que cuestionar el papel de los historiadores en la
sociedad contemporánea89. Por lo tanto, organizó un seminario titulado “Historia del tiempo presente
y la demanda social: investigación fundamental y usos sociales de la historia”90. A través de la reflexión
epistemológica sobre el papel de los historiadores en las sociedades contemporáneas, la historia pública
y aplicada entró en algunos campos académicos franceses. Sin embargo, su difusión se limitó a semina-
rios epistemológicos, y no se creó ningún curso de historia pública en Francia hasta 201591.

83 Wesley G. Johnson, “Public History in Europe. Maiden Voyage”. Newsletter of the National Council on Public
History, 2, n.° 4 (1982): 1.
84 Knevel, “Public History”, 7. Ver también Johannes Cornelis Hendrik (Hans) Blom, “Historical Research as an
Answer to Critical Political Questions: The Example of the Menten Case”. The Public Historian 6, n.° 4 (1984): 27-48.
85 Rousso, “L’histoire appliquée”, 114.
86 Wesley G. Johnson, “Editors’ Note”. The Public Historian 5, n.° 1 (1983): 4.
87 Bédarida viajó a Estados Unidos en 1983 y entrevistó a los padres fundadores del movimiento de historia pública.
88 Rousso, “L’histoire appliquée”, 115.
89 Rousso, “L’histoire appliquée”, 115.
90 Sutcliffe, “Gleams and Echoes of Public History”, 8.
91 El primer programa de historia pública en Francia lo creó la historiadora Catherine Brice, en la Universidad
París-East Creteil, en 2015.
18 El surgimiento de la historia pública: una perspectiva internacional
Thomas Cauvin

El énfasis norteamericano en los usos de la historia en áreas gubernamentales y corporativas y


su intención de crear un historiador nuevo, diferente al perfil tradicional académico, dificultaron
el desarrollo de la historia pública en Europa. A pesar de algunos esfuerzos, el movimiento nortea-
mericano de historia pública perdió allí una oportunidad de colaboración internacional. Wesley
Johnson reconoció que, “dada la propensión europea, como argumenta Rousso, a formular pri-
mero y actuar después, la posibilidad de una conceptualización teórica de autoría europea para la
historia pública es atractiva”92. Sin embargo, la cooperación y el beneficio mutuo entre la historia
pública teorizada (Europa) y la pragmática (Estados Unidos) tuvieron una corta vida. Mientras
que historiadores urbanos y económicos discutían sobre historia aplicada, ningún entrenamiento
en historia pública persistió en Europa.

5. De un modelo norteamericano de historia aplicada a un enfoque


internacional de historia pública
La internacionalización del movimiento de historia pública recibió otro estímulo en los últimos
años. Este proceso se facilitó gracias a una redefinición del campo en Estados Unidos, así como a un
contexto mucho más favorable y a una verdadera perspectiva internacional de la historia pública.

5.1. Cambiar de perspectiva: de historia aplicada a historia pública


Las definiciones de historia pública han cambiado con el tiempo. Aunque los usos y las aplica-
ciones de la historia siguen siendo centrales para la historia pública93, los practicantes proponen
ahora definiciones más diversas. Como señala Knevel, “en la década de1990, las perspectivas de
todos esos historiadores europeos y estadounidenses se fusionarían y la historia pública estadou-
nidense se redefiniría como ‘historia para el público, sobre el público y hecha por el público’”94.
Este movimiento fue parte de un nuevo enfoque en el público y las audiencias por parte de las
instituciones culturales. Representados en la “nueva museología”, los practicantes propusieron
ubicar a los visitantes en el centro del proceso95, lo que ha despertado un nuevo interés en modos
de comunicación para audiencias no académicas. Los medios (películas, podcasts, videojuegos o
storytelling) y las instituciones culturales (museos, archivos, parques) están más presentes en los
debates de la historia pública de lo que lo estuvieron, para Wesley Johnson y otros estadouniden-
ses partidarios de la historia pública, a fines de los setenta. Presentar la historia a veces se considera
más importante que aplicarla96. El paso de una historia aplicada orientada hacia negocios cor-
porativos y usos gubernamentales del pasado (criticada por muchos historiadores académicos
europeos en la década de 1980) a una historia pública basada en la comunicación del pasado a
grandes audiencias tuvo consecuencias en la internacionalización del campo. En algunos aspectos,

92 Johnson, “An American Impression”, 94.


93 El nombre oficial del blog de la NCPH —History@work— proviene de la idea de que la historia se puede aplicar
en asuntos del presente: <http://ncph.org/history-at-work/>.
94 Knevel, “Public History”, 8.
95 Peter Vergo, ed., The New Museology (Islington: Reaktion Books, 1989).
96 Susan Porter Benson, Stephen Brier y Roy Rosenzweig, eds., Presenting the Past: Essays on History and the Public
(Filadelfia: Temple University Press, 1986); Peter Beck, Presenting History: Past and Present (Basingstoke:
Palgrave and Macmillan, 2011).
Hist. Crit. No. 68 · Abril-junio · Pp 3-26 · ISSN 0121-1617 · e-ISSN 1900-6152 19
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muchos historiadores académicos, si bien no podían aceptar trabajar para gobiernos y empresas
corporativas, sí se inclinaban a comunicar su investigación a un público más amplio.
Australia ofrece un ejemplo vívido de ello: los historiadores australianos Paula Hamilton y Paul
Ashton, dos de los miembros fundadores del movimiento de historia pública en su país, asistieron
a las conferencias de la NCPH en los ochenta e hicieron parte del breve comité interno sobre la his-
toria pública internacional97. La historia pública se desarrolló en Australia a finales de los ochenta,
y en 1992, la Asociación Australiana de Historiadores Profesionales lanzó la revista Public History
Review, que, junto con The Public Historian, se convirtió en una de las principales revistas en el
campo. Sin embargo, más allá del enfoque económico y de política pública en Europa, el primer
programa australiano en la Universidad de Tecnología en Sídney “tenía una inflexión mediática y un
compromiso político con el conocimiento accesible, en lugar de una orientación para proporcionar
más trabajos a los graduados (aunque este era un factor)”98. Hamilton escribió que “el consultor que
ayudó en la elaboración del curso original en 1987-1988 fue Peppino Ortoleva, de la compañía Cliome-
dia, en Italia, que se especializa en comisiones históricas que utilizan medios visuales, especialmente
cine y video, y todavía opera desde Turín”99. Comunicar la historia —más que ofrecer consultorías—
influyó en el desarrollo de la historia pública en Australia y coincidió con el paso de la aplicación de la
historia a los problemas actuales a su comunicación a un público más amplio.
Comunicar la historia a audiencias no académicas se volvió aún más más importante, ya que
las universidades experimentaron un gran cambio estructural. Debido a la disminución de la
financiación pública, estas instituciones han tenido la presión de encontrar recursos alternati-
vos, y una solución ha sido la de cultivar redes con socios no académicos, ya sean empresas o
comunidades locales. Gardner y Hamilton escriben que “la historia pública británica ha flore-
cido rápidamente a principios del siglo XXI, impulsada en parte por las políticas de educación
superior del gobierno conservador que reconocen el ‘impacto’ social o comunitario como un
componente de la financiación universitaria”100. La historia pública representa una forma en la
que historiadores académicos pueden demostrar su compromiso con la comunidad y el impacto
de su divulgación. El exdirector del Instituto de Historia Contemporánea de Francia Henry
Rousso notó la diversificación de los fondos: si bien la financiación estatal representó la mayor
parte del presupuesto del Instituto en su creación en 1978, se firmaron más y más contratos de
consultoría en la década de 1990101. En la actualidad existe la expectativa de que los académicos se
relacionen con comunidades y socios externos diversos. Esta tendencia explica por qué el enfo-
que de la historia pública en la comunicación del conocimiento a grandes audiencias recibió una
mejor recepción en los años noventa y dos mil.

5.2. La Federación Internacional para la Historia Pública (IFPH)


El interés norteamericano en la historia pública internacional, encarnado por Wesley Johnson en
la década de 1980, no se desvaneció. En 1996 se formó un comité internacional del NCPH con el fin

97 Dr. Paula Hamilton (historiadora), en discusión con el autor, 7 de junio de 2017.


98 Gardner y Hamilton, Introduction, 5.
99 Gardner y Hamilton, Introduction, 5.
100 Gardner y Hamilton, Introduction, 5.
101 Rousso, discusión, entrevista.
20 El surgimiento de la historia pública: una perspectiva internacional
Thomas Cauvin

de evaluar la necesidad y las formas de lograr una discusión internacional sobre las prácticas públi-
cas de la historia102. Su creación estuvo vinculada al tema de la conferencia anual del NCPH de
1998 —internacional, multicultural, interdisciplinaria— y al discurso de Jannelle Warren-Findley,
su presidenta103. Sin embargo, llevó más de una década desarrollar la dimensión internacional de la
historia pública. En 2009, un grupo de historiadores públicos estableció un grupo de trabajo dentro
del NCPH para internacionalizarla104. Si bien el equipo trabajó dentro del NCPH, su objetivo fue,
desde el principio, ir más allá de Norteamérica. Anna Adamek, presidenta de este equipo, señala
que el comité internacional debía trabajar como una sección del Comité Internacional de Ciencias
Históricas, que reúne a organizaciones históricas de todo el mundo105. El comité se nombró for-
malmente Federación Internacional para la Historia Pública (International Federation for Public
History, IFPH) en 2010 y, aunque incluyó a antiguos practicantes de la historia pública en Estados
Unidos, como Arnita Jones o Jim Gardner, demostró un nuevo proceso de internacionalización.
Este desarrollo de la IFPH concuerda con un contexto global de preguntas sobre el papel
cambiante de los historiadores. En la Universidad de Liverpool (Reino Unido) se organizó una
conferencia internacional sobre historia pública en 2008106. La historia pública también se desa-
rrolló en Brasil107: se creó la Rede Brasileira de História Pública (red brasileña de historia pública),
que congregó a varios profesionales de este campo108. En 2014, organizaron un simposio sobre
historia pública internacional109. En síntesis, las redes de historia pública comenzaron a crecer en
diferentes contextos y la IFPH contribuyó a su conexión. Un ejemplo de ello es que en su confe-
rencia anual de 2016, en Bogotá (Colombia), la IFPH recibió a más de trescientos participantes
provenientes de cuarenta países110.
A diferencia de la internacionalización de los ochenta, el proceso en la década de 2010 fue
mucho más estructurado y menos controlado por los historiadores norteamericanos. La IFPH
ahora es una institución separada de la NCPH, tiene más de 250 miembros y su propia junta
directiva internacional111. El hecho de que sólo uno de cada siete miembros de su Junta Directiva
esté trabajando en Estados Unidos demuestra cómo la historia pública internacional se está inde-
pendizando de su contraparte norteamericana. La diversidad de esos perfiles también contribuye
al desarrollo de la historia pública en países de habla no inglesa.

102 Jannelle Warren-Findley, “The Globalizing of Public History: A Personal Journey”. The Public Historian 20, n.° 4 (1998): 11.
103 Warren-Findley, “The Globalizing of Public History”, 11.
104 Anna Adamek, “International Task Force”. Public History News 3, n.° 1 (2010): 8.
105 Adamek, “International Task Force”, 8.
106 School of Advanced Study at the University of London, “Conference Program”, School of Advanced Study, abril
de 2008, <https://www.sas.ac.uk/about-us/news/public-history-conference-liverpool-10-12-april-2008>.
107 Juniele Rabêlo de Almeida y Marta Gouveia de Oliveira Rovai, eds., Introdução à história pública (São Paulo:
Letra e Voz, 2011).
108 “Rede”, Rede Brasileira de História Pública, <http://historiapublica.com.br/?page_id=520>.
109 Ver también Mauad, Rabêlo de Almeida y Santhiago, História pública no Brasil.
110 International Federation for Public History, “Program of the 3rd Annual IFPH Conference, University of Los
Andes, Bogotá, Colombia”, IFPH, 29 de julio de 2016, <http://ifph.hypotheses.org/1056>.
111 El comité de la IFPH se compone de siete historiadores de Bélgica, Italia, Alemania, Canadá, Brasil, Colombia
y Estados Unidos.
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https://doi.org/10.7440/histcrit68.2018.01

5.3. El futuro de la historia pública internacional


Cada semestre, propicio discusiones entre mis estudiantes de historia pública y compañeros de
otros programas de historia pública en Europa (Irlanda, Alemania, Francia e Italia). En ellas, los
estudiantes descubren diversos enfoques y retos que los historiadores enfrentan en Europa. Gracias
a esas discusiones internacionales es posible señalar semejanzas y diferencias. Un recurso clave para
la internacionalización de la historia pública es la transferibilidad de las habilidades del historiador,
pues aprender cómo realizar un documental o una exhibición en línea puede aplicarse en muchos
contextos culturales. Por ejemplo, en 2014, el programa de Historia Pública del Trinity College, en
Dublín (Irlanda), estaba conformado por más de un tercio de estudiantes no irlandeses, incluidos
varios norteamericanos. Esa es una muestra de la diversificación de la demanda en la formación de
la historia pública. Sin embargo, su internacionalización también se enfrenta a retos lingüísticos.
Con muy pocas excepciones, la mayoría de la literatura sobre historia pública está escrita en
inglés112. Aunque se ha desarrollado en su mayoría en países de habla inglesa como Canadá, Aus-
tralia y Nueva Zelanda —en parte, a consecuencia de su expansión desde Estados Unidos—, la
IFPH ha aportado a la internacionalización del campo. Existen muchos recursos en otros idiomas
sobre diversas prácticas públicas como la historia oral, la práctica en museos y la historia digital.
Sin embargo, estos tienden a estar desconectados entre sí y con el campo más amplio de la historia
pública. Por esa razón, la IFPH conformó un comité para crear una base de datos de recursos rela-
cionados con la enseñanza de la historia pública en ocho idiomas (alemán, italiano, francés, español,
holandés, polaco, portugués e inglés). El énfasis en nuevas lenguas se articula con el intento de la
IFPH de desarrollar la historia pública en países con lenguas diferentes al inglés.
Por primera vez, en 2017, la conferencia de la IFPH se organizó en colaboración con una asocia-
ción nacional: la Asociación Italiana de Historia Pública (IAPH)113. Creada en 2016, la IAPH es la
primera asociación nacional de historia pública en Europa, y la IFPH se involucró altamente en su
creación y desarrollo. Durante la conferencia anual de la IFPH en 2015, organizada en Jinan (China)
a través del Comité Internacional de Ciencias Históricas, el presidente de la IFPH, Serge Noiret, y
Andrea Giardina114 discutieron sobre el desarrollo de la historia pública en Italia y sobre la posibili-
dad de crear una asociación en ese país115. El historiador belga Noiret, presidente de la IFPH desde
su creación, ha estado trabajando en Italia desde la década de 1980, relacionándose profundamente
con las redes de historiadores italianos y contribuyendo en gran medida al desarrollo de la historia
pública116. Su perfil internacional, que incluye su trabajo en el European University Institute (Italia),
aportó al desarrollo de la historia pública en Italia a través de redes internacionales.
A diferencia del proceso de internacionalización de la década de 1980, que intentó principalmente
difundir un enfoque específico de la historia pública en Estados Unidos, este nuevo proceso articula

112 Una de las excepciones más recientes es Paolo Bertella Farnetti, Lorenzo Bertucelli y Alfonso Botti, eds., Public
History: Discussioni e Pratiche (Milán: Mimesis, 2017).
113 Para más información, ver la página “Associazione Italiana di Public History Blog”, Associazione Italiana di
Public History, <www.aiph.it>.
114 El profesor de Historia Antigua de la Escuela Normal de Pisa Andrea Giardina es el presidente del Consejo
Italiano de Estudios Históricos (Giunta centrale per gli studi storici).
115 Andrea Giardina, “Opening Speech” (Presentación en Annual Conference of the Italian Association for Public
History, Ravena, 7 de junio de 2017).
116 Chiara Ottaviano (historiador), en discusión con el autor, 4 de junio de 2017.
22 El surgimiento de la historia pública: una perspectiva internacional
Thomas Cauvin

diversas concepciones locales y nacionales del campo de estudio, pues sus definiciones y enfoques
varían de acuerdo con los contextos culturales. El proceso de internacionalización está basado, en
menor medida que en los ochenta, en la difusión del enfoque norteamericano y, en cambio, se apoya
más en prácticas locales. Es clave anotar que ni la IFPH ni la IAPH proponen una única definición
de historia pública117. Por ejemplo, mientras que el término en inglés “public history” se traduce en
francés (histoire publique) y en portugués (história pública) —en parte debido a la reticencia a usar
conceptos ingleses y norteamericanos—, otros programas en Italia (Associazione Italiana di Public
History), Alemania u Holanda mantienen la expresión inglesa118. En Italia, un argumento para mante-
ner el término en inglés era el de conectar prácticas en Italia con una red internacional más amplia de
historia pública119. Y, como lo explica Noiret, “las personas están abiertas al campo en Italia y no tienen
ningún problema en importar soluciones de otros países y readaptarlas localmente”120. Aparte de esto,
explica que, a diferencia de Francia, en donde París es omnipresente, Italia depende de “una red muy
articulada de comunidades regionales y urbanas descentralizadas, que tienen muchas instituciones
culturales territoriales que trabajan con el pasado”121. Esos actores son socios de la historia pública.
Otros ejemplos demuestran que la internacionalización de la historia pública reside en los con-
textos locales. En comparación con Estados Unidos, “Italia tiene un pasado mucho más largo con
el cual lidiar y la historia pública ofrece una gama más amplia de temas y prácticas sobre la histo-
ria antigua, medieval y de la temprana modernidad”122. Así, mucho más que en Norteamérica, la
arqueología pública ha tenido un rol en la constitución del campo de la historia pública en Italia.
Además, la creación de una asociación italiana para la historia pública se basó, más que en Estados
Unidos, en un proceso de arriba hacia abajo. La IAPH refleja la jerarquía de las asociaciones his-
tóricas en Italia. Bajo la supervisión directa del Departamento de Patrimonio, el Consejo Italiano
para los Estudios Históricos (Giunta centrale per gli studi storici) reúne a la mayoría de asociaciones
de historia en Italia. Creada por este Consejo, la Asociación Italiana de Historia Pública inicial-
mente se concibió más como un consejo de asociación que como una asociación de miembros123, y
su propósito no fue crear un nuevo historiador, como lo proponían los padres fundadores nortea-
mericanos en los ochenta, sino agrupar historiadores que ejercieran la historia en público.

117 Ver “Statuto dell’Associazione Italiana di Public History-AIPH”, Associazione Italiana di Public History,
<http://aiph.hypotheses.org/statuto>, y “IFPH/FIHP”, Associazione Italiana di Public History, <http://ifph.
hypotheses.org/sample-page/about>.
118 Ver la página web del programa alemán de la Universidad Libre de Berlín, “Public History. Master’s programs”, Free
University Berlin. Studying in a Stimulating Environment, <http://www.fu-berlin.de/en/studium/studienangebot/
master/public_history/index.html>; de la Universidad de Ámsterdam, “Public History. Museums, Films,
Television, Novels, Urban Walks and Genealogical Research All Introduce a Wider Public to History”, University of
Amsterdam, <http://www.uva.nl/en/disciplines/history/specialisations/public-history.html>. Para el programa
en París ver: “Master Histoire Parcours Histoire Publique”, Université Paris-Est Créteil, <http://www.u-pec.fr/
pratiques/universite/formation/master-histoire-parcours-histoire-publique-644604.kjsp>.
119 Ottaviano, discusión, entrevista.
120 Dr. Serge Noiret (historiador), en discusión con el autor, 28 de julio de 2017.
121 Noiret, discusión, entrevista.
122 Noiret, discusión, entrevista.
123 Curiosamente, la asociación estadounidense para la historia pública (NCPH) también se definió primero, prin-
cipalmente, como un grupo (o consejo) de asociaciones, pero se convirtió en una asociación de miembros a
principios de los años ochenta.
Hist. Crit. No. 68 · Abril-junio · Pp 3-26 · ISSN 0121-1617 · e-ISSN 1900-6152 23
https://doi.org/10.7440/histcrit68.2018.01

El objetivo es, más bien, reunir historiadores que practican historia pública (historia oral,
arqueología pública, historia digital, entre otras) o entrenar nuevos historiadores con habilidades
para lo público. El foco en profesionales, más que en la historia pública de la academia, explica
por qué la Junta de la recién creada Asociación Italiana tiene pocos historiadores con posiciones
académicas124. Queda por ver si la Asociación Italiana de Historia Pública convencerá a suficien-
tes historiadores académicos para desarrollar la historia pública como formación universitaria.

Conclusión
El nacimiento y desarrollo de la historia pública estuvieron inherentemente atados al cambio en
el rol de los historiadores. Aunque el término se inventó en Estados Unidos en la década de 1970,
la historia pública como una revaloración del uso y de la comunicación de la historia resuena en
muchos países y contextos. Las prácticas públicas de la historia no son nuevas y muchos historia-
dores reconocen hoy que han estado haciendo historia pública sin saberlo. La particularidad de la
experiencia norteamericana fue la capacidad de los miembros fundadores de institucionalizar el
movimiento de la historia pública a través de programas de formación académica en las universida-
des. A pesar de que en los ochenta crearon un modelo norteamericano de historia pública, basado
en los usos de la historia, el proceso de internacionalización no consistió en una simple difusión y
recepción de los criterios estadounidenses. Si esta internacionalización falló principalmente en esa
década fue, en parte, por la alta especificidad del enfoque norteamericano de historia pública, pero
también por el limitado número de historiadores académicos europeos con experiencia fuera del
campo de la educación, que hubieran podido apoyar el desarrollo de la historia pública en las uni-
versidades. En cambio, el reciente éxito de la historia pública internacional se debe a una definición
enriquecida de esta y a un contexto favorable, en el cual comunicar la historia a un público ampliado
se ha convertido en una forma novedosa de validar la investigación académica: internacionalizar la
historia pública está creando espacios de discusión e intercambio, en los cuales un enfoque práctico
y vocacional (en Norteamérica) podría colaborar con las discusiones más teóricas en Europa para
comprender mejor el papel cambiante de los historiadores en las sociedades contemporáneas.

Bibliografía

Fuentes primarias
Entrevistas:
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2. Henry, Rousso. En discusión con el autor. 4 de julio de 2017.
3. Noiret, Serge. En discusión con el autor. 28 de julio de 2017.
4. Ottaviano, Chiara. En discusión con el autor. 4 de junio de 2017.
5. Torres, Félix. En discusión con el autor. 15 de julio de 2017.

124 Sólo cuatro de los nueve miembros tienen cargos como historiadores académicos. Serge Noiret, Chiara Ot-
taviano, Luigi Tomassini, Marcello Ravveduto, Enrica Salvatori, Giorgio Uberti, Agostino Bistarelli, Michela
Ponzani y Paolo Pezzino fueron elegidos en julio de 2017. Ver la página de la IAPH: “2017-Elezioni Direttivo
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Thomas Cauvin
Profesor Asistente de Historia en la Colorado State University (Estados Unidos). Es presidente de la Inter-
national Federation for Public History, contribuyendo al desarrollo internacional de la enseñanza Historia
Pública. Ha trabajado con comunidades locales para la creación de exhibiciones itinerantes, proyectos
de colaboración en línea, documentales y la preservación histórica de la herencia francesa en Luisiana.
Entre sus últimas públicaciones se destacan: Public History: A Textbook of Practice (Nueva York/Londres:
Routledge, 2016), en coautoría con Serge Noiret, “Internationalizing Public History,” en The Oxford Han-
dbook of Public History, editado por James Gardner y Paula Hamilton (Oxford: Oxford University Press,
2017), 25-43, y, con Ciaran O’ Neill, “Negotiating Public History in the Republic of Ireland: Collaborative,
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doi.org/10.1111/1468-2281.12192. thomas.cauvin@colostate.edu

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