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TRADUCIDA AL CASTELLANO.
S-xi*
X/L A M A S E p r o p i a m e n t e botánica l a p a r t e de l a h i s -
t o r i a natural q u e enseña el conocimiento de las p l a n t a s , los
diversos caracteres p o r q u e se distinguen, el l u g a r q u e c a d a
una ocupa en los distintos métodos establecidos p a r a su c l a -
sificación, los nombres con q u e h a n sido conocidas y el q u e
a h o r a se les dá.
E s t a ciencia c o m p r e n d e todos los fenómenos relativos á
la vejetacion, el conocimiento de todas las p a r t e s de las p l a n -
t a s , el de sus órganos e s t e m o s é i n t e r n o s , su nacimiento*
desarrollo, modo de r e p r o d u c i r s e , funciones v i t a l e s , y p o r
ú l t i m o las diversas épocas de su ecsistencia, su estado d e s a -
lud y de enfermedad, de fuerzas y d e desfallecimiento.
L a botánica se l i g a , 1 ° con la a g r i c u l t u r a , á la q u e
enriquece con el descubrimiento de nuevas especies de p l a n -
tas, q u e esplica con la esposicion de l a t e m p e r a t u r a y del
terreno p r o p i o p a r a c a d a una de e l l a s ; %.° con la economía,
p o r la serie de observaciones y esperimentos sobre los p r o -
ductos naturales ó artificiales q u e proporcionan los vejetales:
3 . ° con la medicina, p o r la acción de las p l a n t a s sobre la eco-
nomía animal t o m a d a s interiormente ó a p l i c a d a s a l e s -
terior.
L a botánica necesita 1 ? de la física, p a r a p o d e r esplicar
Jos fenómenos que presentan la organización de los v e j e t a -
les y sus funciones vitales: 2? de la química, p a r a la a n á l i -
sis de los p r i n c i p i o s que encierran las diferentes especies d e
p l a n t a s , su composición y descomposición: 3? de l a . m i n e r a -
lojia, p a r a d e t e r m i n a r la naturaleza de los terrenos en q u e
a q u e l l a s n a c e n , y l a c a l i d a d de las t i e r r a s q u e les con-
vienen. ^)
1
S i e m o r e se . ^ u s i d e r a d o la botánica como un estudio
II
l a t i v a m e n t e al c l i m a , t e m p e r a t u r a , elevación de la tierra, á
l a naturaleza del s u e l o , buscar en seguida como se establece
insensiblemente l a vejetacion en t i e r r a s h a s t a entonces e s t é -
r i l e s ó de nueva formación; en seguida reconociendo en las
p l a n t a s el g r a n n ú m e r o de relaciones q u e tienen con los
otros seres d e la naturaleza, p r o c u r a r a c e r t a r el l u g a r q u e o -
c u p a n los vejetales entre los s e r e s d e la creación y e s p l i c a r
d e J a m a n e r a m a s evidente las funciones q u e ejecutan : t a l
es el modo con q u e contribuyen á l a a r m o n í a de este ¿universo
en q u e todo es tan a d m i r a b l e .
E s t e espectáculo j e n e r a l q u e l a n a t u r a l e z a nos p i n t a
en J a m a j e s t u o s i d a d de sus o b r a s forma la v e r d a d e r a c i e n -
cia ; cuando se unen descripciones sin las cuales ofrecería
p o c o interés, entonces J a v i d a la vemos p r o p a g a r s e con r a -
p i d e z sobre todas Jas p a r t e s del globo, p r e s e n t a r s e desde l u e -
g o en los vejetales , perfeccionarse en los a n i m a l e s , y r e c i -
b i r en el h o m b r e t o d a su p l e n i t u d . E s t a s consideraciones
nos enseñarán á no d e s p r e c i a r ninguna de las producciones
n a t u r a l e s p o r p e q u e ñ a s q u e s e a n , y encontraremos con a d -
m i r a c i ó n q u e los seres q u e p a r e c e n menos dignos de n u e s -
t r a atención, son t a l vez los q u e l a m e r e c e n m a s según el
orden de l a vejetacion.
Descendiendo á estas consideraciones v e r e m o s cuan inte-
resante es conocer con p a r t i c u l a r i d a d la constitución de estos
seres q u e ocupan en el orden de las cosas un l u g a r tan d i s -
tinguido ; p o r tanto nos oc upar e mos en estudiar sus ó r g a -
nos, sus f u n c i o n e s , y todos los fenómenos q u e pertenecen á
l a v i d a vejetativa.
Conocido t o d o lo q u e conviene á las p l a n t a s i n d i v i d u a l -
m e n t e , es necesario estudiar los m e d i o s establecidos p a r a f a -
cilitar al entendimiento el modo de s e p a r a r todas las p a r t e s
d e las p l a n t a s , de e s t u d i a r l a s a i s l a d a m e n t e , de distinguirlas y
d e conocer el l u g a r q u e c a d a u n a d e ellas ocupa en la l a r g a
serie de las especies. E l estudio de estos métodos d e b e o -
c u p a r n o s p o r l a r g o t i e m p o , sin q u e sean considerados c o m o
ciencia sino m a s bien como reglas q u e dirijen y aucsilian al
entendimiento h u m a n o , débil por sí solo p a r a abrazar el c o n -
j u n t o de s e r e s en sus descripciones.
c
Cou0tkrarioncs jenemks.
CAPITULO PRIMERO.
Cuadro de la vejetacion en la superficie del globo.
f
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inmenso jardín creado por la in- dose entre sus menudas hojas;
dustria humana. El árbol mon- y sin embargo no pueden estos
taraz descendió á los llanos, árboles crecer mas de mil toe-
y la plauta ecsótica mas útil y sas; pero en su defecto , leños
agradable remplazó á la planta de arbustos y de abedules, de flo-
nociva ó sin utilidad para el restas, de avellanos y de sauces,
hombre. Lejos de la sociedad, cuna de rhododendros arros-
en tierras estrañas, vírjenes aun, tran allí el frió y la intempe-
es donde se puede estudiar la rie hasta la altura de doscien-
vejetacion, observar sus modifi- tas toesas. A mayor altura se
caciones sucesivas, y seguirla en divisan, pero muchos mas peque-
su desarrollo y progreso. E c - ños, una infinidad de vistosos ar-
sisten sin embargo terrenos en bustos como los daphnes, pase-
Europa, aun no cultivados ente- rinas, globularias, sauces rastre-
ramente por el hombre, pero a- ros y algunos cistos leñosos.
casono sean mas que algunos lu- Ya en la rejion del hielo don-
gares pedragosos, y la cima de los de si hai vejetales leñosos, son
Alpes, en los que, elevándose pigmeos abedules, ó alguno que
moutes sobre montes, se forman otro sauce sin medrar, se vé sa-
otras tantas gradas, que tienen lir todos los estíos por limitados
una vejetacion particular: en c- parajes un césped, ameno, fron-
sos lugares reinan ras tempera- doso, cargado de ílorecillas gra-
turas de los diversos climas, a- ciosas, á modo de ramillete y con
sí como muchos de los vejeta- raices vivaces;tambiencrecen allí
Íes propios á cada uno de es- sasifragas, vistosas prímulas, jen-
tos. cianas, ranúnculas y otra multi-
En las faldas de esas monta- tud de plantas de esta especie.
ñas vejetan plantas que nacen En la cima de estas montañas,
en los llanos, y una porción de árida como los polos mismos,
las que pertenecen á las rejio- solo se encuentran algunos li-
nes meridionales de Europa. qúenes.
Multitud de robles ocupan el En estos montes, pues, se es-
primer plano , ascienden, per- perimentan todos los grados de
diendo su vigor y hermosura, temperatura que hai desde los
por el espacio de ochocientas trópicos hasta los polos; en e -
toesas, en cuyo término sedes- llos se observan algunas de las
cubren las hayas; pero á cien plantas que crecen entre los 45
toesas mas arriba se advierten y 70° grados de latitud, esto es,
mezclados unos y otros árboles, en una estension de casi 800 l e -
que en la inmediata zona serian guas: fenómeno que acontece a -
maltratados por la impetuosidad sí en el antiguo como en el
de los yientos en razón de su a- nuevo continente (salvo algunas
bultada copa. No así el pino, modificaciones relativas al terre-
el tejo, el abeto, que teniendo no) como atestigua M. de Hum-
poco follaje, elevan libremente boldt; el cual, viajando por las
hasta las nubes su robusto y ca- rejiones equinociales y los mas
si desnudo tronco: la acción de elevados montes.de nuestro glo-
los vientos se debilita dividién- bo., ha visto que la vejetacion
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hasta la altura de 500 toesas cia ; después de Suecia, y por
se correspondía esactamente en último ya en la cima crecen las
cuanto al orden gradual de las de la Laponia. Asi varía la na-
especies, las cuales, sin ser i- turaleza en cada clima las for-
dénticas á las europeas, se ase- mas de los vejetales. Las r e -
mejan algo en el aspecto , ta- jiones equinociales ó cualquiera
maño , v consistencia. Así la otra parte donde la temperatu-
zona ardiente comprendida en- ra sea siempre húmeda y cáli-
tre el nivel del mar y el dicho da, en que el sol vivifique con-
término de 500 toesas, gozan- tinuamente la tierra, y los rios,
do de una temperatura niui di- y los lagos la bañen , se con-
vei'sa de las de Europa, está ha- vierte esta en un foco de ema-
bitada, como hemos visto , por naciones nutritivas, la vejetacion
»almeras, plátanos, amonios, he- es vigorosa y corpulenta. Las
Íechos, y otros vejetales propios alternativas de las estaciones im-
de este clima: desde ai, sobre primen también en estas comar-
los montes de la zona tórrida, cas una forma particular á los
comienza un clima semejante al vejetales; es igual en las playas,
que reina en las faldas de los donde la temperatura es casi
Alpes, partiendo del nivel del siempre la misma , diversa en
mar; y desde ai principia asi- las altas montañas, donde soplan
mismo la zona de las plantas eu- con frecuencia vientos secos
ropeas. y frios; varía algo en las aguas
Tal aparece á nuestra vista dulces, en las saladas, porque
el espectáculo admirable, rico y en ese medio no se hallan las
sublime de la vejetaciou , que plantas tan espuestas á las in-
varia la naturaleza donde quie- temperies atmosféricas. Igual-
ra con solo someterla a! influ- mente modifican la figura de
jo de las temperaturas, y no de los vejetales, una luz tuerte y
ios climas , porque es muí co- duradera, unas noches largas y
mún observar unas mismas es- frias. L a naturaleza ademas ha
pecies vejetales en diferentes la- señalado á algunos de estos un
titudes, como acontece, por e- sitio tan fijo, tan inmutable,
jemplo , en la montaña de los que jamas descenderán de sus
paises meridionales de Europa, elevados puestos los sauces pa-
donde se encuentran plantas de ra hacer vida común con las
Suecia, Noruega, y aun de L a - mimbreras de nuestros riachue-
ponia y Spitzberg, debido esto los, ni las prímulas que adornan
sin duda á ciertas circunstan- la cabellera de los Alpes para
cias locales que desenvuelven los confundirse con las de nuestros
mismos grados de calor, irlo, prados.
humedad y sequedad que en es- Estas consideraciones sujirie-
tos paises; como sucede tam- ron la idea de hacer una jeogra-
bién en el Asia menor, donde, fia botánica, en la cual se distri-
según refiere Tournefort, al pie buyesen las plantas por familias;
del monte Ararat se ven plan- demarcando sus alturas respec-
tas de América, mas arriba de tivas, sus climas y límites: mu-
Italia y del medio-dia de F r a n - chos naturalistas han hecho estas
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especies de observaciones, pero se observan en todas las partes
ninguno con la perfección de M. del globo como las gramíneas,
Humboldt , quien nos dice, en pero variables en su forma s e -
sus interesantes memorias sobre gún la temperatura. Unos r i -
este punto, que en los llanos de valizan en tamaño con las pal-
la zona tórrida desaparecen casi meras , como los bambúes, & c .
del todo las plantas cruciferas y otras forman un césped fron-
umbelíferas, y en su defecto se doso. Recomendamos al lector
ven palmeras , plátanos , gramí- las eruditas disertaciones de Lin-
neas y orchideas parásitas; que neo. Statíones et colonice plan-
en las zonas templadas crecen tarum, Teutamien historia; geo-
con abundancia las malvaceas, graphiae vegetabilium de profe-
las labiadas, compuestas, los ca- sor Strohmayer, y sobre todo
lophilos, poco comunes en el e- las Memorias de MM. de Hun-
cuador: que los conísfercs y un boldt y R.amond, si quiere sa-
sin número de otros árboles ber mas pormenores acerca de
pertenecen á las repones borea- este asunto.
les: en fin bai otras familias que
CAPITULO SEGUNDO.
Del orijen de la vejetacion.
1
clon , fácil será conocer perte- De este modo las aguas tanto
necen á individuos del reino ve- como las partes desnudas y p e -
'etal, yse conocencon los nom- trosas dpi globo se pueblan de
Í >res de conservas y de bysus. vejetales, las superficies líqui-
Lentejas de aguas, (lennea) ca- das sobre las que han flotado
litriches se juntan con ellas ó a- lanchas se convierten en lagu-
parecen después; estas tienen nas ó pantanos. Estas aguas
raices y su entrelazamiento for- conducen la fertilidad á aque-
ma una especie de césped flo- llos sitios en que la corrien-
tante, cuyos despojos se preci- te les permite estenderse , au-
pitan al fondo de las aguas para mentando de superficie y dismi-
formar el terreno destinado á nuyendo de profundidad. A
recibir plantas de un rango su- medida que ellas bajan vemos
perior; bien pronto el potamo- allí crecer plantas con caracte-
jeton, el myriofilo tapizan el in- res de acuáticas y terrestres por
terior de las fuentes y lagos, ejemplo, las grandes gramíneas,
formando por su estension verda- caña, carex., cirpos, juncos, ty-
deras praderías cubiertas cons- phas Scc.j pero ninguna planta
tantemente por las aguas, y re- contribuye al cambio de estos
servadas para alimentar y dar pantanos en praderas , como
vida á muchos animales acuá- estos musgos, sobre todo los
ticos. anuales que se elevan por ca*
A medida que el fondo vá ele- pasque se sobreponen acrecen-
vándose ó adquiriendo mas consis- tándose diariamente por esta
tencia, nuevas especies de plan- causa de espesor y estension,
tas mas vigorosas se presentan si estas aguas que absorven la
por cima de las aguas ; enton- fuerza de la vejetacion no se
ces desarrollan sus preciosas co- recuperase á proporción de sus
rolas, cuya hermosura compite pérdidas; este suelo pantanoso
con la de las flores de nuestros se desecará poco á poco y se
jardines. La superficie del agua cubrirá con el tiempo de pra-
se convierte en un plantío en- deras fértiles, árboles de todas
galanado por espesas renucu i l - especies y desde entonces podría
las flotantes, náyades, hydro- ofrecer la superficie una dis-
charis, valisnerias, que sobre- posición para el arado.
salen por sus anchos cálices ar- No envuelve conjetura nada
jentínos de oro d azul, nenú- de lo que acabamos de esponer
far engalanada con hojas an- sobre los adelantos sucesivos de
chas y lustrosas, mientras que la vejetacion , á cada momen-
las flechas da agua, las caüas to hallamos la prueba, ya en el
floridas, las meoyanthes, la hot- seno de la tierra como en su
toaia &c. forman sobre los bor- superficie, sobre todo en los ter-
des un encadenamiento que pro- renos que no han sido revuela
duce un efecto elegante y va- tos por las revoluciones moder-
riado ; se juntan también con nas; eu estos puntos encontra-
las hermosas verónicas , enan- mos bajo la capa de tierra v e -
thes phyllandres que sostienen á jetal algunos montones esten-
las bidente», eupatorias occ. didos sobre camas de arenas ó
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conjunto de piedras rodaderas, fondo de los mares amontonan-
prueba nada equívoca de que do en las playas los despojos de
este suelo ha sido atravesado las rocas. Para luchar con obs-
en otro tiempo por las aguas táculos ían poderosos, era me-
de los rios ú ocupado por la de nester que las plantas marinas
los lagos. Los vastos pantanos tuviesen un modo de ecsistir
del Soma nos dan un ejemplo particular; la naturaleza les ha
entre mil. Muchas veces el sue- dado una base mas sólida que la
lo está cubierto, como lo ha ob- de una arena movible y con-
servado M. Girard, por una capa tinuamente azotada por los mo-
de tierra propia para la veje- vimientos impetuosos de las a-
tacion, de casi 2 pies en su ma- guas: ella ha fijado su asiento
yor espesor; la altura del ban- sobre los cuerpos mas duros, so-
co entre Amíens y Pecquígny bre las piedras y las rocas á las
es d e 6 á 16 pies; aumenta hasta cuales se adhieren por una em-
30 frente á la aldea de la E s - pastadura dé gran tenacidad
trella; separándonos de este pun- ó agarrándose por medio de
to disminuye mas y mas. L a manos ramosas mui diferentes
parte baja de la ciudad de A- de las raices que aparentan t e -
miens, según resulta de las ob- ner. Estos asideros no están
servaciones de M. Cellíer, es- destinados á estraer de un sue-
tá edificada sobre una capa lo que no pueden penetrar, jugos
de barro ó greda algunas veces alimenticios para conducirlos á
de 12 pies de espesor; reposa so- las partes superiores de estos
bre un banco d e marga soste- vejetales : sumerjidos entera-
nido al mismo tiempo por una mente en este abismo, ab-
torta de arena y guijarros, mez- sorven igualmente por toda su
clados de conchas marinas. E s - perficie los principios de su nu-
te vasto terreno ha sido ocu- trición ; y hasta entonces no se
pado largo tiempo por inmen- pudo conocer allí la ascensión de
sos lagos; asi lo prueba el des- ningún licor, tal como la savia
cubrimiento que se ha hecho de 6kc. Las plantas marinas tienen
lanchas y armas romanas, con- ademas otras hojas, ya planas,
servadas entre la greda á mayor ya divididas en filamentos de u-
ó menor profundidad. na consistencia blanda, coriácea,
l\o nos está concedido seguir membranosa, susceptible de pres-
en lo profundo del occeano el tarse á todos los movimientos
desarrollo de la vejetacion; p e - del agua sin sufrir alteración.
ro si las plantas marinas ec- Aunque su modo de fructifi-
sijíesen , como las terrestres ó car sea todavía poco conocido,
las d e las aguas dulces, estar o- parece que su semilla ó lo que
cultas en un suelo terreo ¿ f a n - la sustituye, es mui glutinosa,
goso, apenas podríamos com- que se adhiere indistintamente
prender su resistencia á la a c - á todos los cuerpos sólidos, y cu-
ción destructiva de estas a- bre las rocas de una vejetacion
guas mujientes, que sin cesar a r - tan abundante y no menos a-
rancan y arrastran con todo lo gradable que la de los céspe-
que les pone obstáculo; talan el des que tapizan nuestras mon-
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tañas. En Terciad, ellas no pre- ticulares , destinadas para es-
sentan corolas brillantes ni em- tas tenebrosas moradas, tales
balsaman el aire con su aroma; como ciertas especies de byssus
pero ofrecen muchas vécese» su & c ; en fin no hai lugar, sea al ai-
forma, en la variedad de sus ma- re libre ó en sitios encerrados, es-
tices, y por su follaje un aspecto puestos á la luz, ó en sitios mas
seductor. oscuros, á la humedad ó seque-
Seria diíicil decir cuales son dad, que no estén cubiertos de
las circunstancias favorables ó plantas propias para estas dis-
nocivas á la vejetacion; pero si tintas localidades. Todas nues-
ecsaminamos las rocas que nos tras provisiones alimenticias se
es pex^mitido conocer, las encon- enmohecen ú ocsidan cuando
traremos casi todas cubiertas son mui abundantes y están en-
de una rica vejetacion. E s de cerradas en lugares húmedos;
creer que estas plantas, aunque numerosos hongos nacen á la
colocadas en un solo medio, es- sombra junto á plantas en pu-
tán igualmente sometidas como trefacion: los liqúenes y los
las terrestres á las influencias de musgos penetran la corteza a -
las localidades , profundidad y grietada de los árboles; una
temperatura; pero que no se multitud de animales de orden
iresentan sino en ciertos mares: inferior, como los insectos, g u -
Í as que se encuentran en el oc- sanos , moluscos, desnudos ó
con concha, arañas , vienen en
ceano no se hallan en el Medi-
terráneo, y las que se han des- tropel á establecer su morada
cubierto en los mares de las en medio de esta vejetacion
Indias, no ecsisten en los mares naciente ; allí depositan su pos-
glaciales del norte, ni en las a- teridad y viven en la abun-
guas templadas de los trópicos, dancia como nuestros ganados
o t e : otras nacen á tanta profun- en sus pastos , gozando de la
didad que las conocemos solo frescura y de la sombra co-
por sus fragmentos. mo los grandes animales en las
No seguiré mas lejos en sus selvas. Así se propaga la obra
grandes trabajos á la naturale- sublime de la creación en estos
za, que continuamente deposi- seres orgánicos que contribu-
ta en todas partes la base de la yen , durante su vida por sus
vejetacion; lo que he dicho es secreciones, y después de su
suficiente para comprender to- muerte por sus despojos al au-
dos los recursos que emplea á fin mento de la tierra ve je tal v de
de vencer los obstáculos y lle- otras muchas sustancias inorgá-
var por todas partes el movi- nicas, como tendremos ocasión
miento y la vida. La hemos de ver al describir el capítulo
visto en los llanos, en las mon- siguiente. En otra parte cuan-
tañas, en arenas movibles y hasta do trate de la semilla espondré
en el seno de las aguas: si des- los medios por los que la natu-
cendemos á aquellas cavida- raleza la dispersa en los terrenos
des donde la luz jamas pene- destinados á recibirla.
tra , encontraremos plantas par-
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CAPITULO TERCERO.
Consideraciones acerca de la íntima relación que ecsis-
te entre los vejetales y su sustancia nutritiva.
g ü e d a d evidentemente atestiguada
por su espesor y por las capas que
la cubren.
( I ) Véanse las diferentes m e m o - (2) Véase mi memoria sobre las
rias (pie be publicado sobre las t u l - causas de la disminución de las a -
lías eu el diario de Física é Historia guas del mar (Diario de Física é H i s -
natural, aíios 9 y 12. toria natural, ventóse año 18).
2b
CAPITULO CUARTO.
Relaciones entre los animales, y vej'étales*
CAPITULO QUINTO.
CAPITULO SESTO.
De la médula.
CAPITULO SÉPTIMO.
CAPITULO OCTAVO.
CAPITULO NOVENO.
CAPITULO DECIMO.
Órganos estertores. Las raices.
CAPITULO UNDÉCIMO.
12
\
72
CAPITULO DUODECIMO.
De las yemas.
CAPITULO DECIMOTERCIO.
De las hojas*
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104
dose en pequeñas cavidades, en estrema abundancia de estos ju-
poros, ranuras, ckc. bajo la for- gos si millares de insectos no es-
ma de un licor dulce, azucarado tuviesen continuamente ocupa-
y sabroso. Mas cómo pudiera el dos en estraerlos de sus reservó-
hombre convertir estos jugosen nos para subvenir al inmenso
beneficio y provecho suyo? qué consumo que de ellos se hace to-
instrumentos inventaria para es- dos los dias. (1).
traer estas partecillas apenas per-
ceptibles? como llegar, aun por
medio de reactivos químicos, á
mezclarlas y elaborarlas hasta (1) Querer esplicarlo todo por las
convertirlas en una sustancia ho- causas finales es sustituir las mas veces
mojenea? L o que el hombre no al objeto de la naturaleza los desvarios
ha podido alcanzar, consigúelo d e una imajinacion exaltada por la gran-
deza de los fenómenos de la creación;
fácilmente el mas débil insecto, es separarnos de la v e r d a d e r a via de l a
la mas simple mosca: á estos a- observación para introducirnos en el
nimales parece abandonar la na- vasto campo de las conjeturas. A l
turaleza la porción superflua de ecsaminar los órganos de las plantas
deben llamar señaladamente nuestra
los jugos nutritivos del fruto; atención las funciones que ejecutan,
por tanto les ha dotado de ór- y en segundo lugar las relaciones de
ganos propios para chupar los los productos con los demás seres de
espresados jugos, de trompas su- la naturaleza. E s t a s últimas conside-
raciones no se refieren d i r e c t a m e n t e
mamente delicadas para penetrar al estudio de los vejetales , pero lo
en los mas sutiles repliegues de hacen mas a g r a d a b l e , y le d a n un
las flores, y de un estómago para ínteres mayor. E s necesario pues ser
elaborar esta mezcla de jugos di- mui cauto en la aplicación que se
hace de estas relaciones al uso q u e
versos y reducirlos á una sus- el hombre ha sabido hacer d e los
tancia homojenea; les ha dado vejetales ó sus productos. Por e j e m -
también la facultad de deglutir- do, no es ecsajerado pretender q u e
los y depositarlos en los alveolos Í a cepa solo ha sido creada para p r o -
porcionarnos una bebida a g r a d a b l e ,
para alimentar la larva, ó la a- el trigo para suministrarnos un a l i -
bejilla próesima á salir del hue- mento diario, la quina para curar la
vo , al paso que toda la indus- fiebre & c . A la v e r d a d , la industria
tria del hombre está aquí limi- h u m a n a ha sabido sacar partido de
todas las producciones naturales, p e -
tada á separar y apropiarse en ro la mayor parte no tienen con el
medio de los aguijones que le a- hombre una relación tan inmediata
raenazan los productos de estos que deje d e ecsistir si le falta a l g u -
laboriosos insectos. na de ellas. No sucede lo mismo
con la a b e j a de que acabo de h a -
Acabamos de ver cuan im- blar : es muí probable que sin el
portantes son estas glándulas al néctar de las flores , ni él polen d e
parecer tan simples: en otro lu- las anteras, este insecto perecer/a, por-
que los instrumentos de que está d o -
gar Jas vimos nutriendo con sus t a d o , así como su organización , son
jugos el parenquima del fruto, y relativos á ios actos de su vida. C o -
ahora encontramos en ellas un mo la naturaleza vejetal es mui a -
manantial de sustancia azucara- b u n d a n t e en sus producciones puede
dejar la parte superflua á beneficio
da tan agradable que los anti- d e los animales , pues a u n le q u e d a
guos le daban un orí jen celes- b a s t a n t e para continuar ejerciendo sus
te. No se podría concebir la funciones y reproducir las especies.
105
эЬ ími'tilum спи ээо-Ло fetejev cómo las sentadas, solitarias, ac-
3.° De las bracteas^involucros, silares, ¿ c e , las últimas hojas
cápsulas y de la espala. compañeras de las flores, llenan
«.SBIJO поэ esfieq РПГШ ЭЪ r,ijolfin£ por lo regalar, antes del desar-
L a conservación de las flores rollo de las yemas florales las
es tan importante, los órganos mismas funciones que las brac-
[ixe contienen tan esenciales, que teas.
fa naturaleza les ha dado un
crecido número de defensas pa-
Se distinguen lasbracteas, co-
mo las hojas , según su forma,
ra preservarse de los acciden- situación, número, duración, co-
tes á que están espuestas: tal lor, ¿ce.: son imbricadas cuan-
sin duda ha sitio el objeto en do están colocadas entre las flo-
la formación de \asbractcas, pe- res formando una espiga ó c a -
queñas hojas particulares colo- beza como en la brunella, ore-
cadas en la base de los pedún- gano, ¿Ve. Son á modo de ca-
eulosy pedunculillos, ya casi in- bellera cuando colocadas en la
mediatamente debajo del cáliz, estremidad de una espiga de
ya á !o largo de los primeros. flores, forman una especie de
Algunas veces se diferencian, corona ó cabellera como en el
las bracteas de las hojas, solamen* espliego, la albahaca, las ana-
te por la pequenez; con frecuencia nas ¿ce.
afeetan una forma particular. Las S e dice que las braeteas son co-
bracteas cubren las flores antes loreadas cuando están manchadas
de su completo desarrollo, así ó no son verdes, como se ve en el
como las estípulas á las hojas si ormino, trigo silvestre ¿ c e ; el co-
son muchas y están colocadas al- lor de algunas es tan vivo que á
ternativamente; si se separan á veces se confunden con las flo-
medida que el pedúnculo se pro- res. Se ve este color con bastante
longa, sustituyen entonces á las frecuencia en los pedúnculos r a -
hojas y ejercen las funciones de mificados , bracteas generales y
estas, cuya misma organización particulares ; estas últimas p o -
tienen. En este easo son ver- drían llamarse bractillas.
daderas hojas, pero diferentes de Las bracteas toman el nom-
las otras por su situación y á me- bre de involucros cuando están
nudo por su forma; se les da al- dispuestas en forma de vestici-
gunas veces el nombre de hojillas lo ó anillo, ora inmediatamen-
jhrales. te bajo las flores , ora á alguna
Se pueden distinguir en je- distancia al rededor del pedún-
neral tres especies de bracteas: culo ; tal es el involucro del
1.° las bracteas propiamente di- clematis calycina, el de la ane-
clias;2.° los involucros; 3.° las mone pulsativa , nemorosa ¿ce.
ctípulas. la cubierta de la flor de la pas-
Las bracteas propiamente di- siflora (lám. 13, fig. 6): el c á -
chas (lám. 13, fig. 8) son las que liz común de las flores compues-
se asemejan mas á las hojas y se tas es también un verdadero in-
considerarían como tales á no ser volucro (lám. 13 , fig. 7). A l -
por la situación que guardan. En gunas veces el involucro pare-
las flores que no tienen bracteas ce formar parte del cáliz á cuya
17
106
baso se adhiere, y por esto se le vejetal ofrece una multitud de
dio el nombre de calicillo ó s e - transformaciones semejantes que
gundo cáliz, como en la mayor hacen siempre difícil hallar la
parte de las malvas. El cáliz analojíade unas partes con otras.»
es caliculado en el clavel, en Estas observaciones son sabias;
razón de las pequeñas escamas pero según lo que he dicho del
que rodean su base. Los invo- receptáculo, y que diré después
lucros mas notables son los de del cáliz , no considero la c ú -
las flores umbeladas, están si- pula sino como una modificación
tuados en la base de los pedún- particular del receptáculo. (Véa-
culos y pedunculillos: toman con se cáliz).
particularidad el nombre de r o - Por consecuencia de estas
dete (lám. 13, fig. 9 y 10). transformaciones, de estas rela-
E n fin se han colocado en ciones sucesivas, se han coloca-
seguida de las bracteas y como do también entre las bracteas
pertenecientes á ellas, las cúpu- las escamas calicinales de las flo-
las que muchos autores había» res á modo de engarse y las cu-
considerado desde luego como biertas particulares de las plan-
cálices : son ordinariamente de tas monocotiledones que, bajo
una sola pieza, contienen una ó la forma de una hoja membra-
muchas flores femeninas y per- nosa arrollada, contienen una ó
sisten en el fruto; tal es la cú- muchas flores , así como se ve
pula de la bellota: (lám. 3 , fig. en los narcisos , palmeras, &C.
1 ) , la del ciruelo: (lám. 13, fig. ( l á m . 1 3 , fig. 4 y 5 ) se les
2^, la del castaño: (lám. 13, fig. habia dado el nombre de espa-
3). oPudie'rase estrañar á pri- ta-, Linneola había comparado al
mera vista dice M. Mirbel ver cáliz.
colocada entre las hojas florales L a espata e s , ya de una sola
la cúpula, que en jeneral no tie- pieza, univalva, como en el dá-
ne semejanza alguna con ellas; til, el arum; ya de dos, bivalva,
pero es fácil comprobar esta u- como en muchas especies de ajo;
nion. L o que llamamos cúpu- de muchas piezas, muítivalva, c o -
la en el ciruelo, es mui seme- mo el caryota; algunas veces se
jante á dos hojas unidas por sus desgarra en lugar de abrirse r e -
bordes. L a cúpula de la enci- gularmente, como en muchas es-
na está compuesta de pequeñas pecies de narciso.
escamas ó bracteas adheridas por La espata se parece á una ho-
su parte inferior; no difiere mu- ja prolongada, arrollada en su
cho de ciertos involucros. En base, ó á un cornete oblicuamen-
Ja ephedra las vainas colocadas te ensanchado; algunas veces á u-
en cada articulación y que son una oreja de asno, á una espe-
evidentemente hojas opuestas* cie de bolsa, á un pequeño sa-
conjuntas se unen en la inme- co &cc.
diación del fruto y componen li- L a vaya de las gramíneas (lám.
na serie de cúpulas encajadas u- 13, fig» 1 1 , 1 2 , 1 3 ) ha sido igual-
nas en otras; así pudiéramos se- mente asociada á las espatas, á la
guir analizando hasta la cúpula que se parece mucho; pero corno
del pino, del abeto ócc. E l reino las vayas que la componen tie-
107
nen mas inmediatamente las fun- remos de ellas en otro logar,
ciones de cáliz y corola, habla-
El cáliz.
.Hoioolorri
Ill
La corola.
Órganos secsuales..
CAPITULO VIGÉSIMO.
De la jerminacwn.
4gj¡j& einos
visto en el segundo las caracterizan, reconocemos,
capítulo de esta obra los medios que la naturaleza ha dado al ma-
que la naturaleza emplea para yor número condiciones favora-
preparar el suelo á los vejetales, bles para que se trasladen á lar-
según conviene á cada especie; gas distancias. ¿Quién podría
hemos visto progresivamente las decir, por ejemplo, donde se de-
primeras plantas que han forma- tendrán estos lijeros vilanos que
do y aumentado con sus despo- coronan las semillas de la mayor
jos anuales la tierra vejetal; pe- parte de las flores compuestas?
ro no he dicho como han llega- Las del cardo ¿ k c , se elevan en
do á hacer esto las diversas plan- los aires con tal rapidez, que
tas que cubren al cabo de un desaparecen en pocos instantes.
cierto número de años los ter- ¿Quién podría seguir con la vista
renos de nueva formación: sin las semillas membranosas del ála-
embargo, convendría antes de mo negro, que caminan en alas
entregarnos á estas investigacio- del viento hasta los sitios mas
nes conocer bien la naturaleza remotos? ¿Con qué facilidad los
de los vejetales, y sobre todo la frutos alados de los pinos, de los
de las semillas que deben repro- arces y fresnos corren á impul-
ducirlos. Por tanto ocuparémo- sos de un torbellino impetuoso:
nos en primer lugar de su dise- otras semillas de una finura casi
minación imperceptible están continua-
Parece, á primera vista, que la mente suspendidas en la atmós-
*nayo parte de ellas deben a-
r
fera; las de los musgos, liquens
' parlarse poco del lugar de su na- &ÍC-, se escapan á nuestra vis-
cimiento; pero atendiendo á las ta , y flotan invisibles en los ai-
diversas formas y atributos que res? ¿Qué de frutos encerra-
154
•dos en cajas leñosas fogan largo dijestíon de su estómago á los es-
tiempo y sin peligro llevados crementos, y se propagan en los
por los torrentes, rios, á distan- sitios frecuentados por estos a-
cias muí considerables? Asi es nimales. S e han visto muchas
como se han visto llegar á las islas volverse á poblar de árbo-
costas de Noruega diversos fru- les de nuez noscada por medio
tos de la America: las trupas del de los pájaros, después de la des-
coco, la nuez del anacardo, las trucción completa que los holan-
largas vainas de la mimosa scan- deses habían hecho de estos ár-
dens y muchas otras. ¿Para que boles para hacer esclusivo un
sino ha dotado la naturaleza á comercio de este frulo.
ciertos pericarpios, tales como Estos pormenores, y otros mu-
los de la balsamina, moncordica, chos que podría añadir , son
elaterium, los del hura crepitans mas que suficientes para dar una
t\c, de una elasticidad que des- •idea de los medios infinitos que
pide á lo lejos los granos que la naturaleza ha empleado para
contienen? esparcir por todas partes la v e -
Los animales contribuyen tam- jetaciou ; agreguemos á esto la
bién mui eficazmente á la dis- incalculable fecundación de las
persión de las semillas: unos plantas. Según Dordat, un ála-
llevan á sus casas los frutos de mo puede suministrar en un so-
la bandana, sanícula arma- lo año 523.000 granos; Rai ha
dos de puntas encorvadas en for- contado 32.000 en un pie del pá-
ma de anzuelo; otros tales como paver; 36.000 en uno de cotigna
los loros, ratones, marmotas, tabacum. S i todas estas semi-
transportan á su habitación sub- llas faltasen , serían suficientes
terránea los granos de que se algunas jeneraciones y un cor-
nutren, y forman de ellos alma- to número de años para cu-
cenes: una parte de estos granos, brir de vejetales toda la superfi-
olvidados ií abandonados, jermi- cie del globo habitable; pero se
nan á la vuelta de la primavera, sabe que la mayor parte se
en lugares adonde no hubieran pierde por no colocarse en los
podido llegar. Los golosos ó ar- sitios convenientes: los animales,
dillas de las semillas de los pi- por otro lado, hacen de ellos
nos ocultan las pinas , las depo- un gran consumo. Tal ha sido
sitan en las alturas, levantan las también el objeto de la natura-
escamas y dispersan los granos: leza en esta inmensa profusión.
un gran número de pájaros se Pero suministrando la subsis-
nutren de las bayas, dijieren la tencia á los animales, ecsije de
pulpa, y el grano queda intac- ellos un trabajo relativo á sus
to. S e atribuye á los tordos y fuerzas; quiere que cultiven y
otros muchos pájaros el trans- paguen al suelo que los nutre:
porte de las semillas del muérda- es necesario que sea dividido,
go á los árboles, lugar donde tan preparado para recibir y hacer
solo pueden jerrninar. Muchas jerrninar las semillas. Este coi"
semillas se escapan igualmente dado está confiado á los anima-
de los cuadrúpedos granívoros: les que la hahitan : una tierra
ellas pasan sin alteración de la nueva se halia apenas cubierta
155
J e vejetales, cuando una multi- animales rumiantes pastan la
tud de pequeños animales vie- yerba de los prados. Anima-
nen á buscar en ella un asilo, les mas terribles vienen á tur-
alimentos, tales como gusanos de bar esta morada de abundan-
toda especie, moluscos desnudos cia y delicia: el gavilán cae s o -
ó con conchas, julos, escolopen- bre la tierna curruca , la zorra
dras: el elegante íbrbicino, el es- v lobo sobre el animal rumiante:
pantoso escorpión , el poderoso está nueva tierra se tme con Ja
topo-grillo y otros miles de in- sangre de sus primeros habitan-
sectos con cuyos desechos se va tes. L a naturaleza ha estable-
aumentando el suelo, graban sur- cido en sus obras tal armonía, y
cos, galerias , canales subterrá- en sus producciones tal munifi-
neos, salida para las aguas llu- cencia, que su esceso perjudica-
viosas & c . Estos primeros o- ría al fin á los demás individuos.
breros bastan para un suelo poco Crecería yerba sobre yerba; al-
espeso; lo benefician con sus es- gunas especies no podrían des-
crementos; lo fertilizan con sus envolverse completamente si los
destrozos. Diversos reptiles ras- animales no consumiesen los v e -
trean por él, tales como los la- jetales superfluos: los insectos,
gartos, serpientes, culebras & c , los pájaros harían desaparecer
haciendo grietasy aberturas: esta- casi todos la vejetacion. No se
blecen allí su morada y dejan sus puede calcular hasta que punto
despojos. A medida que el ter- se multiplicarían á espensas de
reno se beneficia y eleva y que los vejetales las liebres y cone-
los alimentos se hacen mas abun- jos, así como otros cuadrúpedos
dantes, vienen á habitarlo peque- hervíboros sino hubiese anima-
ños cuadrúpedos como ratas, ra- les carnívoros.
tones; las liebres, marmotas 6 Í C , Así la naturaleza, encadenando
cavan por todas partes la tierra unos seres con otros, en recipro-
para formar sus obscuras madri- ca dependencia y equilibrio man-
gueras. Cuando el suelo se en- tiene este espectáculo de des-
durece á punto de necesitar o- trucción, de restauración, de a-
breros para su remoción, la na- taque y defensa , ordenado por
turaleza hace acudir á él al topo ella misma ; que multiplicó el
musculoso, que abre anchas y pro- número de los pequeños aníma-
fundas grietas , como asimismo les para dar la subsistencia á los
al robusto jabalí, el cual ejecuta mayores, y disminuyó el de estos
sobre la superficie de la tierra para impedir la total destrucción
trabajos mas penosos. He visto de aquellos. S e dirá que hai a-
en Berbería terrenos vastos, s e - si grandes sociedades entre los
cos y duros removidos por estos hombres ; pero esta es obra de
animales que acuden en tropel ellos y no de la naturaleza. ¿Les
para buscar los bulbos del gamón. ha ordenado como al tigre, que
La multiplicación de los in- beban la sangre de sus semejan-
sectos, así como la de los frutos, tes? No la beben; se contentan
atraen bien pronto á estos luga- con derramarla; numeran sus víc-
res multitud de pájaros de to- timas , y en su goce feroz se
especies; mientras que los creen héroes! Pero dejemos
m
al hombre, y volvamos al seno 1.° Los renuevos (surculis):
de la naturaleza, que sola ella pue- son ramas que nacen del cuello
de distraernos cuando disensiones de la raiz, se elevan desde que
desgraciadas turban el orden so- salen de la tierra, y son suscep-
cial, y arman al hombre contra tibles de ser separadas con una
el hombre. porción de la raiz, y formar nue-
No conviene olvidar, como he vos individuos.
a
dicho muchas veces, que solo en 2. Los vastagos (stolones):
una tierra inculta se puede c e - rama 6 tallo secundario, que sa-
sa minar esta sucesión de seres le del cuello de la raiz, fuera de
orgánicos , tanto vejetales como la tierra, cayendo y tocando a-
animales: pero así que el hom- q u í y allí, por un lado con raices
bre llega con sus numerosos r e - y por otro con hojas, tal corno
baños, sus instrumentos de la- la pelosiüa.
bor, el hierro y el fuego en las 3.° Las bardascas (fragellaj:
manos, desaparece este orden de estos son tallos que carecen de
la naturaleza: una llama devora- hojas y raices en un espacio de-
dora se lanza en medio de los terminado, y que, en sitios fijos
bosques ; los árboles caen bajo el arrojan multitud de hojas y rai-
afilado corte del hacba; el seno ces como el fresas. Tournefort
de la tierra ábrese á la reja del los llamaba viticulce.
arado; la yerba de los prados es 4.° Los mugrones (propacida
devorada por los carneros ; el Link): especie de renuevo ter-
hombre deja crecer la que le minado por una yema con ho-
conviene: renuncia,, por el a- jas, susceptible de formar raiz
fán de multiplicar las plantas, á cuando se separa de la planta
la marcha lenta y graduada de madre, tal como las siempre-
la naturaleza. vivas.
Ademas las semillas, y plantas, 5.° Los bulbos 6 bulbillos
como hemos visto, tienen tam- (bulbi bulbilli): pequeños tubér-
bién otros medios de multiplica- culos bulbiformes, separables de
ción de que usa con frecuncia el la planta madre y susceptibles de
cultivador, ora para apresurar producir nuevos individuos. Se
su desarrollo, ora para perpetuar les nombra vulgarmente bulbos:
especies desconocidas, cuyos fru- están situados sobre el tallo en
tos no pueden llegar á una com- el lis bulbífero, v entonces M.
pleta madurez en nuestros cli- Link los llama propagos: sobre
mas. Aunque se haya hablado la base de la ombela, en losrt/í'
de ellos en los primeros capítu- sos, en la cápsula de muchos a-
los de la obra, quiero recordar- marilis; v entonces algunos auto-
los aquí en pocas palabras, cua- res les han dado el nombre de
les han sido presentados por bacillus: en fin, sobre las fibri-
M. Decandolle, con los diversos llas de la raiz en la sasifraga
nombres que los dan á conocer. granosa.
La multiplicación de las plan- Los medios artificiales de mul-
tas, que no sea por la semilla, se tiplicación son, ademas de los
opera naturalmente por diversos anteriores, que también se pue-
medios, á saber: den emplear á voluntad, los que
157
sigaen. de sinuosidad que pueda echar
1.° La aguja Ctalea): peque- raices.
ña rama que, cortada é introdu- 4.° La púa (jnsertio, inocu-
cida en la tierra húmeda, echa lado/: operación por la que se
raices y forma un nuevo indi- pone la yema de un árbol en
viduo. contacto con el liber de otro, con
2.° El majuelo (malleolus) ? el que se une y desarrolla. E l
nuevo corte hecho en la hase de árbol sobre que se coloca la y e -
un tronco viejo , y susceptible ma lleva el nombre de sujeto, y
devolver á echar raiz cuando se la rama injerida, que ha nacido
le pone en tierra. de la yema, el de la púa.
3.° El acodo (circumpositio): Se le da el nombre de prove-
rama dependiente aun de la nas (1. 35, fig. 1 y 7 ) , {gongyli,
planta madre, que injerida ó a- sporce) á los glóbulos reproduc-
costada en la tierra, echa raices, tores de las plantas, en las que
sea que se la haya dejado intac- la fecundación no está demos-
ta, que se haya entallado su cor- trada, y que algunos consideran
teza ó leño, ó bien hecho en la como verdaderos granos, y otros
corteza una ligadura ó sección como especies de bulbos (Decan-,
para determinar allí una especie dolle, Teoría ciernen, de bot.)
- o FÍÍI •JOT? é'iíiííioiiJTs obaiif ¡ui¡jft<k
,
l m
24
153
C A P I T U L O V I G É S I M O Q U I N T O .
C A P I T U L O V I G É S I M O S E S T O .
C A P I T U L O V I G É S I M O S É P T I M O .
F i j a s las plantas en la tierra por duda una de las materias mas im
sus raices , ó adherentes á otros portantes de la fisiología vegetal.
cuerpos, no pueden trasladarse de No intentaré por cierto tratar este
un lugar á otro ni moverse volun asunto en toda sn ostensión, pues
tariamente , pues están privadas seria preciso haber observado mu
de sensibilidad: sin embargo el mo cho , y tener profundos conoci
vimiento es necesario á su ecsis- mientos de la organización vegetal:
tencia como á la de todos los seré* me reduciré á examinar los movi
orgánicos : sin él, no hay funcio mientos mas esenciales eme son re
nes vitales, ni desarrollo. Ecsiste lativos al desarrollo, dirección, e-
pues en los vegetales un movimien lasticidad de las plantas y otros
to general, habitual y uniforme, producidos por las influencias at
que afecta igualmente todas sus mosféricas , llamadas rnetereoló-
partes; ecsisten movimientos par gicas.
ticulares, relativos á la constitu l.° El movimiento de desarrollo
ción y funciones de cada órgano: es el primer acto de la vida de los
otros son debidos á las impresio vegetales: acaba con su muerte. Es
nes variables de la atmósfera, ó promovido por los principios ali
bien á las diversas ecsigencias del menticios que absorve la planta y
vegetal: estos últimos son momen sostenido por los fluidos y otros
táneos, pero necesarios cuando son principios constitutivos de la vege
relativos á una función esencial: ac tación ; consiste eu el balanceamien-
cidentales cuando únicamente de to de la savia, jugos propios, y su
penden del estado de la atmósfera. distribución en los diversos órga
Estos diversos movimientos y la nos; consiste también en las secre
investigación de sus causas es sin ciones y escreciones mediante las
178
cuales arrojan aquellas al esterlor mantenimiento y desarrollo de una
todos los materiales superfluos. Ese ecsistencia dividida en diferentes
movimiento tiene pues por objeto periodos hasta que haya llegado á
el crecimiento de las plantas; por la producción y madurez de los fru-
causa inmediata las fuerzas vitales tos. Esta variedad de dirección es
y organización- vegetal, dispuesta tan constante en cada parte, que no
de manera que las tres principales puede translornar.se ó detenerse si-
funciones de los seres vivientes pue- no por la fuerza particular de cada
den ejecutarse siu obstáculo, á sa- especie, y tan característica de todas,
ber : la nutrición, secreción y con- que basta para distinguirlas. Tendré
versión de los alimentos en sustan- que esponer algunos hechos ya sa-
cia vejeta!. bidos pero necesarios para la inte-
Este movimiento es habitual, aun- ligencia de lo que sigue.
que muy leuto y casi nulo en cier- El fenómeno mas notable que
tas estaciones del año : al retorno tiene lugar al primer desarrollo de
de la primavera principalmente se una planta es que luego que el em-
ejecuta con mas vigor cuando la brión ha recibido el movimiento sa-
vejet\cion recibe su influencia de len del nudo vital dos partes esencia-
un sol activo. Aunque muy lento en les, que toman dos caminos diame-
la apariencia y casi fuera del al- tralmente opuestos, se prolongan
cance de nuestros sentidos, se efec- en dos medios diferentes, y consti-
túa sin embargo con tal rapidez, tuyen lo que hemos llamado tallo
que nos maravillan sus progresos: descendente ó raíz , y tallo ascen-
tal es la aguja horaria, que apesar dente. Uno y otro tienen una direc-
de su movimiento imperceptible, ción que les es propia, y que no es
señala en su marcha rápida las ho- la misma en todas las plantas.
ras , dias, años y siglos. Esta dirección en sus modifica-
Así es como el movimiento se nos ciones tiene un objeto determina-
escapa, pero vemos sus efectos á do, que es imposible desconocer: es-
cada instante; las yemas se hinchan, te es, como ya he dicho, colocar
las escamas se entreabren , las ho- las plantas en una fovorabie posi-
jas se estienden, nuevos ramos se ción para que pueda absorver los
lanzan al ayre i nuevo verdor cu- fluidos que deben nutrirlas. Aunque
bre la desnudez de la tierra. el origen de los principios alimen-
a
2 . El movimiento de direcciones ticios de las plantas se encuentrae-
una secuela necesaria del prece- videntemente en el agua, ayre, se-
dente : pero ofrece fenómenos tan no de la tierra, calor, luz, como
variados é importantes que merecen también en muchos fluidos elásti-
observarse en todas sus modifica- cos-, está por otra parte bien reco-
ciones. Cada parte del vejetal está nocido que el mismo ayre, la misma
sometida á un movimiento de di- cantidad de agua, el misino grado
rección que le es propio, y que va- de calor, y la misma tierra no con-
ria según las espacies, como se pue- vienen á todas: que es mas probable
de notar en los tallos, raices , ho- quesos órganos no están todosdis-
jas, runos, fittbt órganos de un p ues tos para absorver rigorosamen-
ser viviente, están destinados al te los mismos principios. El ayre y la
T79
luztan favorable á los tallos y las ho- mente hacia el seno dé la tierra,
jas , hacen perecer las raíces: la pero no siempre en la misma di-
oscuridad y un terreno mas ó me- rección : las mas se introducen ver-
nos húmedo, tan convenientes á ticaimente, otras oblicua; otras se
estas últimas, son casi siempre per- estienden horizontalmcnte su su-
judiciales á las primeras : de don- perficie en largos trozos. Las hay
de se sigue la dirección opuesta que se estrechan en forma de rosi-
del tallo ascendente y descenden- ta, sin ser, rastreras, ni verticales,
te y las modificaciones de esta di- se introducen poco, y no quieren es-
rección en las raices, así como en tar cubiertas sino de una lijeracapa
la disposición de los ramos y las de tierra; su fuerza y con-figuración
hojas. son bastante jen oralmente relativas
Aqui se presenta una cuestión fi- al tallo que tienen que sostener, y
siológica, que á mi modo de ver su dirección, mas ó menos profun-
aun no está bien resuelta. Es bien da , á la naturaleza de los jugos que
cierto que no ecsiste en las plantas debennntrirlos, y que se encuen-
movimiento alguno determinado por tran, ora en la superficie de la tier-
una voluntad especial; que este ac- ra, ora mas adentro.
to de vitalidad no pertenece mas Estas direcciones no son constan-
que á los seres sensibles: la direc- tes sino cuando las raices no espe-
ción de su movimiento es pues pu- rimentan obstáculos, ó que no se
ramente mecánica, y la naturale- ven obligadas á buscar por otra parte
za debe haber suplido á ellas por los alimentos que les convienen.
Otros medios esta voluntad que Hay un hecho observado hace lar-
guia á los animales hacia los obje- go tiempo relativamente á las plan-
tos que han de nutrirlos. Estos se tas nacidas en un terreno de me-
distinguen por la vista, el olfato ó diana calidad: si no lejos de estos
el gusto: aquellos solo tienen para se encuentra una tierra que les sea
apoderarse de los principios nutri- mas conveniente, entonces las rai-
tivos el movimiento de dirección ces, abandonando su dirección na-
desús diferentes partes: movimien- tural , se dirijan hacia el suelo de
to que no dependiendo de la volun- mejor calidad: muchas veces tam-
tad, puede ser producido por o- bién para llegar á él sobrepujan to-
tra causa. dos los obstáculos, se abren paso á
¿Cuál es esta causa? A mi ver, través de los muros, se deslizan en-
no 'puede encontrarse sino en la tre las heudiduras de las rocas, ó
influencia ejercida por los princi- entre los terrenos petrosos que en-
pios alimenticios en ios órganos de cuentran, y á lo largo hienden las
las plantas; influencia que ios atrae piedras, horadan la toba y der-
y obliga á dirijirse hacia el lugar riban los muros mas sólidos. ¿De
en que estos principios son mas a- donde viene esta desviación, estos
hundantes j es pues una especie de esfuerzos constantemente opuestos
atracción evidentemente indicada á los obstáculos, sino de la atrac-
por un gran número de hechos. Me ción poderosa que ejercen los ele-
limitaré á decir los siguentes. mentos de la nutrición sobre las rai-
Las raices se dirijeu constante- ces que deben absorverlos?
Esta variedad de dirección q u e ó se enroscan al rededor de los
hemos notado en las raices se en- cuerpos immediatos. El movimien-
cuentra igualmente en los tallos; la to de su dirección se halla talmen-
mayor parte dirijen su cima hacia te determinado por los cuerpos ve-
el cielo: los hay sin embargo in- cinos, que cuando una de estas plan-
clinados ó acostados en la tierra; o- tas está separada, y que tan solo
tros no se elevan sino enroscándo- tiene un apoyo en su immediacion,
se al rededor de las demás plantas sus tallos se dirijen hacia el; fenó-
que les sirven de apoyo, ó se des- meno muy notable, eme confirma
lizan por la tierra cuando no en- lo que acabo de decir, y que he
cuentran sosten: los hay que se a- observado en la naturaleza. E l
garran á otros cuerpos, ora por s u s mismo fenómeno ecsiste para los
zarcillos ó manos, ora por peque- zarcillos: todos se dirijen hacia los
ñas raices que salen de sus articu- cuerpos que pueden recibirlos, y
laeioaes. en un sentido opuesto al costado
Seria muy difícil sin duda dar de la planta herida por la luz; va-
razón de estas diferentes direccio- nan de dirección tantas veces cuan-
nes: no dudo que la mayor parte tas varíen los cuerpos opacos que
sean relativas al modo de absorción ellas buscan si no pueden alcanzar-
ó á la naturaleza de los fluidos eme los; se encorvan hacia la tierra, y se
deben absorver. Se puede pues enrollan al rededor del tallo ó de
presumir razonablemente como ya, los ramos de la planta en forma de
he dicho, que los vejetales de ta- espiral.
llo rastrero necesitan vapores mas La anomalía en la dirección de
groseros, que apenas se elevan de las raices se encuentra también
la superficie de la tierra; que los en los tallos. Según la necesidad
otros, encontrándose mejor en un habitual que tienen del ayre y la
avre mas lijero, se elevan en la at- luz, las hemos visto abandonar su
mosfera, y son atraidos á un me- dirección natural, para procurar-
dio mas rarefacto. Hay también se el goce de estos dos elementos.
plantas provistas de zarcillos ó agar- Las circunstancias locales determi-
raderas , que necesitan apoyo: nan sus diferentes direcciones; pe-
no lo solicitan sino por alguna cau- ro la mayor parte de estas, siendo
sa particxilar que las ponen en una entonces forzadas y contra natura-
posición mas favorable para reci- les , alteran la constitución de las
bir los principios alimenticios. He plantas, ocasionan diformidades y
hecho ver que no se podia atri- muchas veces las hacen perecer.
buir esta manera de ser ala debi- En otro caso, esto es cuando
lidad de los tallos, pues que hay los tallos se encuentran en libertad
muchos mas delicados, tiernos y en el medio que les conviene, no
herbáceos, que conservan sin em- se puede llegar á cambiar su di-
bargo toda su vida una posición rección sino á la fuerza ; es ne-
vertical , sin necesidad de sosten, cesario que á ello se sometan
mientras que un gran número de por los lazos de la esclavitud : si el
plantas de tallo muy duro, y aun ojo del cultivador las abandona , si
leñoso rastrean constantemente., estos lazos se rompen, sus esfuerzos
181
tienden al panto á volver adquirir nos de la naturaleza, encontrare-
su dirección natural. Según estos mos en esta fuerza particular de
hechos he procurado establecer atracción de las hojas la causa del
con fundamento , que ecsistia entre porque las nubes se reúnen con
las plantas y sus principios alimenr preferencia sobre los grandes bos-
ticios una especie de atracción, que ques, y huyen ál parecer de los lla-
determinaba su dirección, y la ha-r nos áridos. Algunos físicos han pre-
cia variable según las circunstan- tendido que el movimiento de los
cias. árboles determinaba la dirección
Los principios que acabo de es- de las nubes sobre los bosques ; pa-
poner para la dirección de los tallos rece mucho mas natural creer que
son igualmente aplicables á las ramas los millares de poros absorventes
y ramos; pero es necesario agregar- que estos veje tales tienen sin cesar
les otra causa determinante, la de abiertos obligan á las nubes á de-
la situación de las hojas, que están tenerse por encima de ellos, y por
encargados de sostener los ramos. su acumulación convertirse en llu-
Las hojas estendiendo su superfi- vias fecundas.
cie por- su espancion, absorven una 3.° Los movimientos-que Uamo
mayor cantidad de vapores nutriti- meteorices son variables y - diarios,
vos: también la vejetacion es maá diferenciándose de los ' de dirección
vigorosa cuando las hojas se encuen- en que estos son constantes y ha-
tran en la posición mas favorable bituales : aquellos son ocasionados
para absorver los fluidos y desechar por la influencia del frío ó calor,
lo superflup. Tratando de las hojas de la humedad ó sequedad , de la
espuse el orden en que están colo- luz Ó tinieblas,y muy probablemente
cadas en los ramos, según las fun- por la acción de otros fluidos par-r
ciones que tienen que llenar: creo ticulares que no podemos observar.
así mismo que la dirección de los La atracción que determina la
ramos tiene la misma dependencia. dirección de las plantas no me pa»
He atribuido jeneralmente á una rece obrar, ó no obra sino débil-
atracción particular la dirección mente en los movimientos meteó-
de las raices y tallos, atracción se- ricos, que consisten en el cambio
gún la cual estos órganos se dirijen momentáneo de la situación de las
hacia las sustancias nutritivas que hojas y flores, muy rara vez en el
les convienen; pero las hojas, fijas de los tallos y ramos. Estos movi-
en sus ramos, y de un tamaño de- mientos son mucho mas sensibles
terminado, solo débilmente pueden que los que hasta ahora nos han
seguir esta atracción; á las ramas y ocupado : parecen ser puramente
tallos corresponden por su dirección, mecánicos, y depender del estado
colocarlas en la parte de la atmosfera de la atmósfera. Seria difícil asig-
mas favorable á la constitución d e nar el grado de influencia que
cada vejetal. Las hojas entonces no ejerce sobre la situación de las
van á buscar, sino atraen los flui- hojas y las flores la presencia ó
dos alimenticios ,acuosos y aerifor- ausencia de la luz , asi corno la se-
mes: quiza también, llevando nues- quedad ó humedad del ayre, y
tra atención á los grandes llenóme* hasta que punto obran, ora en con-
Ti
junto ó separadamente sobre el es- damento, que la diferente situa-
tado de las plantas. Por lo demás, ción de las hojas y las flores du-
Se sabe que todas no se afectan y rante el dia ó eu la oseuridad dé
que la mayor parte de las que es- la noche es relativa á sus funcio-
perimentan la acción no toman to- nes , tanto para la absorción de los
das la misma posición. fluidos, cuanto para las secrecio-
Aunque asi sea, la esplicacion nes , y conservación de los órga-
mas natural de este fenómeno me nosque están destinados á la repro-
parece consistir en la acción imme- ducción. El influjo poderoso de la-
diata de los fluidos de la atmósfe- luz y calor puede ser perjudicial á
ra sobre ciertos órganos de las estas, favorable á aquellas ; unas
plantas; otros han creído encontrar quieren mas humedad que seque-
la causa , ora en la aceleración ó dad, otras al contrario: de donde
animación del movimiento de la dimana que ciertas flores se abren
savia ora en la supresión de la
?
á la aproesiniacion de la noche,
transpiración acuosa, en la ausen- y se cierran al volver el sol á
cia de la luz, mas bien que en la nuestro horizonte. El ayre carga-
del calor, ora en fin en las alter- do de electricidad ó de mucha hu-
nativas de sequedad y humedad. medad influye igualmente en las
Cada una de estas opiniones se en- hojas ó flores de ciertas plantas;
cuentra apoyada eu hechos, des- otras se hacen de tal modo higro-
truidas por otros hechos : ¿ no es metrícas, tales como los heléchos
mas probable que todas estas cau- que conservan, aun después de su
sas contribuyan mas ó menos á muerte, esta notable propiedad.
ello, según la naturaleza de las plan- Poseo en mi herbario muchas es-
tas , sin que se pueda designar el pecies de trichoíiiane de la isla de
grado de su influencia ? Madagascar que no puedo disecar
Para tener una idea de este fe- sino contrabajo desde que el tiem-
nómeno , que Linneo observó pri- po está un poco húmedo, es impo-
mero , se puede consultar lo que sible negar la influencia de la at-
este célebre naturalista dijo en su mósfera sobre tales plantas. Si se bus-
disertación sobre el sueño de las ca la causa de estos fenómenos en su
plantas, y lo que he referido al organización, será poco satisfactorio
tratar de las hojas. La mayor par- el resultado de las observaciones:
te de las hojas y las flores que pre- hay que notar sin embargo queen
sentan este fenómeno maravilloso un gran número de plantas some-
tienen una posición diferente ; y, tidas al sueño , los peciolos y pe-
para servirme de la injeniosa idea dúnculos y aun algunas veces los'
de Linneo, todas no duermen del ramos y tallos están articulados
mismo modo. Seria sin duda una por un estrechamiento , donde se
investigación tan curiosa como di- ejecuta, por un movimiento.de ro-
fícil asegurarse por una serie de tación el ranversamiento de las ho-
observaciones de 'las causas que jas.
originan esta variedad de posi- Algunas otras plantas ofrecen
ciones: á falta de pormenores, creo particularidades de lasque se ha pro-
se puede sospechar, con alguu fun- curado dar una esplicacion diferen-.
IS3
te: tal es la sensitiva, que Basta to- mientos , sobre todo entre los es-
car con la mano para que se con- tambres y pistilos, no sea entera-
traigan sus hojuelas, y abatan sus pe- mentó igual á la de los movimien-
ciolos;'fenómeno' que depende natu- tos de dirección: no tienen él mismo
ralmente de la influencia de los flui- objeto. He dicho que las plantas
dos atmosféricos; tal es también la iban por una especie de atracción
araña mosca (dionaea muse/pula, á huscar en cierto modo los medios
Lin.) cuyos dos lóbulos de las hojas que mas abundan en fluidos ali-
se unen con rapidez luego que un menticios : los movimientos de
insecto, ó cualquier otro cuerpo los ^yrganos secsuales, por el con-
4
estraño,las toca: se creía casi en- trario , se ejecutan por otra es-
contrar en esto una especie de mo- pecie de atracción , que asegura
vimiento de vitalida'd: tal es en la fecundación de las semillas. A-
fin el hedj sarun gyrans, mas ad- traidos por el estigma, hacia él se
mirable aun por el movimiento de dirigen esas nubes pulverulentas
oscilación que tienen dos desús ho- escapadas de las cápsulas de la an-
juelas, mientras que la tercera per- tera; y cuando los filamentos de los
manece inmóvil. Según estos ejem- estambres son susceptibles de elas-
plos, y otros muchos se deduce pues ticidad, aplican sobre el estigma
que la influencia de los fluidos at- sus anteras muchas veces movibles,
mosféricos escita movimientos dife- y las retiran después de la fecun-
rentes en los órganos délas plantas, dación. Basta observar los movimien-
movimientos relativos á su modo tos admirables que se ejecutan en-
particular de cesistiryalas funcio- tre los estambres y pistilos para
nes vitales que tienen que llenar: al- convencerse de la atracción que ec-
.gunas veces se ha llegado á creer que siste entre estos órganos fecunda-
la fuerza de atracción se encuentra dores. En cuanto á los movimientos
• reunida al influjo de la atmósfera, elásticos que se verifican ora en las
cual sucede por ejemplo, en las flo- válvulas del pericarpio, como en la
res, sobre todo en las que siguen la balsamina y en muchas legumino-
marcha del sol, que tienen á todas sas, ora en los cordones umbilicales
las horas del dia su corola vuelta ha- de las semillas, estos movimientos,
cia este astro como para absorver en la 'época de la diseminación de
mas fácilmente la luz y calor. los granos, anuncian mas bien el
4-° Movimientojde elasticidad. Es- término de la vejetacion, que una
- tos movimientos que parecen casi acción vital.
espontáneos, sobre todo en las par- Este es el momento en que el fru-
tes secsuales de las plantas, son to , llegado á su madurez no reci-
muy diferentes de los que nos han be sustancia alguna alimenticia; se
ocupado hasta ahora: han sido es- seca; sus válvulas, fuertemente com-
puestos en el capitulo vigésimo so- primidas , se separan de pronto en
bre la fecundación de las plantas: fuerza de su elasticidad, arrojando
solamente haré notar aquí que la á lo lejos las semillas.
causa deque estas especies de movi-
181
C A P I T U L O V I G É S I M O O C T A V O .
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B E C A P I T U L A C I O N .
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Unisecsuales. ' DIOECIA.
ocultos. 1
Cripto- ' POLIGAMIA.
gamas. ' CRIPTOGAMIA.
Jnüttt k los Capítulos
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QUE CONTIENE ESTA OBRA.
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£ot ,tto\3a'AV\:^nra a\ aa ?,o'.\v;u\ tamaSa ^ n o ' n w w ' j í t s i a , ¡Al
i 3 n o n n o < i ¿IUO-V^V» t , t a « n ó \ z\\ a*vi<w M ^ a » v ^ M * o * J **»•
гo\ 3a aonatai ai 3a x, i v \ o i \ fcv>» a s o w a ^ o ornin» m •
CORRIGENDA.
J ^ s p í t c c t c t o t t be ía írttuwa t 3 ^ .
LI.
-H(I ob ^oijiyMnjBD y
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•0.
-mooeo:
1
-«VISITI Olí', 9Í) e9l09qZÍ ÍÍWJSDJC fij .CZCÍJIV nVíSIl'írii Pfillo Í103
dea
rArutn maculatum ; acaule foliis h a s t a t i s , integerrimi!»
ÍATIN < spadice elevato. Lir.né , cías. 20 , gynandrie p o l y a n -
l cfrie. J u s s i e u , cías. 2, ord. 1, aroides.
ITALIANO J a r o ; gicaro, gichero, pie vitellino; barbaaron.
ESPASOL Aro.
FRANCÉS A r u m ; jaro; pied de veau; jaro común. L a m a r c k .
INGLES W a k e - r o b i n ; cuckow-pint.
ALEMÁN Aron Kaebfuss.
HOLANDÉS Aron; Kalfs-voet.
L a planta r e p r e s e n t a la m i t a d de su t a m a ñ o natural.
1 Hoja.
2 E s p a t a en la que se ve la parte superior del espádice.
3 Fruto maduro.
4 Espádice reducido, en el que se ve, en a, la cabeza, en b los filamentos sirrhi-
í'ormes, en c los estambres y en d los ovarios.
5 Fruto entero de tamaño natural.
6 E l mismo cortado verticalmente para que se vea la situación de los granos.
7 Grano aislado engrosado.
$> E l mismo cortado lonjitudinalmente para que se yea la posición del em-
brión en el perismerma.
, ОЬСУЭТЭ i m i loi
o i n ß o i a n p saioocti
CXVI.
^gspncrtftott be fa fantina
CObOyuíNTIDA
CXXVIII.
¿ o s i f i c a c i ó n be fa fámína u 8 .
(^spítcttcíon be fa lamino. 2 2 . .
-'JÍI i(
^ ^ ^ f k r t c í o n be frt íámtttrt 3 5 ,
(La p l a n t a r e p r e s e n t a la m i t a d d e su t a m a ñ o n a t u r a l ) .
^sffííactott Q( fa fáitúna m.
\
V a i d y , al ungüento cetrino y individuos robustos y de tina
las lociones del sublimado cor- sensibilidad obtusa, como son la
rosivo que forman parte del tra- mayor parte de los labradores
tamiento antisifilítico usado por y de los hombres entregados á
aquel autor? En fin las aplica- trabajos rudos han podido en
ciones esteriores de esta plan- ciertos casos purgarse con la
ta , preconizadas contra la gota graciola: pero la actividad es-
y el reumatismo, no deben pros- trema de esta planta, hace que
cribirse enteramente cuando es- se deseche en todas las enfer-
tas afecciones pasen al estado medades acompañadas de infla-
crónico? Y como lo demuestra mación local, de calor, de sed,
juiciosamente M. Vaidy, si C e - y de irritación jeneral; empero
salpin Matthioli y muchos otros debe proscribirse como peligro-
de nuestros predecesores tienen sa en las personas débiles y de-
la flaqueza de pensar que la licadas, en los infantes, en las
graciola cura prontamente las embarazadas y en los viejos, del
heridas y las úlceras á que se mismo modo que en los sujetos
aplica ¿es de creer suceda esto pleíóricosy mui irritables. En
en todos los casos? No por cier- jeneral la gracioia puede subs-
to: los progresos de la cirujia tituirse con utilidad á muchas
no permiten adoptar hoi de una otras sustancias purgantes. A-
manera jeneral semejante opi- demas la superpurgación y otros
nión. accidentes que sobrevienen en
La graciola obra como pur- muchos casos á la administra-
gante , produciendo al mismo ción de esta planta , las obser-
tiempo una escitacion jeneral: vaciones curiosas publicadas por
se ha administrado con buen éc- M. Bouvier en 1815 nos ense-
sito en las hidropesías esencia- ñan que la decocción de la gra-
les del tejido celular y del pe- ciola administrada en enemas ha
ritoneo sin inflamación , y por producido en muchas mujeres
tanto acompañadas de palidez., una viva irritación del aparato
flacidez y relajamiento jeneral secsual, dando oríjen á todos los
de los sólidos; se ha puesto en síntomas de la ninfomanía mas
uso en muchos casos para espul- furiosa.
sar las lombrices de los intesti- La raíz pulverizada se ad-
nos; así lo atestigua Sala, T a - ministra como vomitivo hasta
bernamoutanus y Bouldue : co- un escrúpulo. La planta mis-
mo drástica, es útil para tratar ma se dá, como purgante, en
ciertas afecciones crónicas, r e - sustancia de uno á dos escrúpu-
beldes , acompañadas ó produ- los, ó en decocción en agua, en
cidas por la inercia y entorpe- leche, en suero ó bien en in-
cimiento del canal intestinal, co- fusión vinosa, en dosis de una
mo la hipocondría, la gota a- á dos dracmas por libra de lí-
tóuica y la enajenación mental; quido; es, al parecer, la base
y de este modo es como pue- del agua de Husson, no menos
de esplicarse la curación de los famosa que otra multitud de se-
tres maniacos de que habla Mur- cretos con que hacen su fortu-
ray según K.ostrzewski. En fin, na los curanderos.
Buerckel ( J . J . ) , De gruñóla; in-4.° Sommer ( B . ) , De virtute et vi medi-
Ji-geiuoraii, I73tj. ca graciolce qjjbinalis; in-4.° Regio-
Kostrzewski ( J e a n ) , Dissertatio de monti, 1796.
gratto Li, cuín jigurá; in-4.", Vien- Delavigae ( G . F . ) Dissertatio de gra-
ilo?, 1775. tiolà officinali ejusque usu in mor-
Jiobel, De gratiolà ejusque usa, prae- ii is cutaneis; i n - 4 . ° Erlangon, I7U9,
sertim cliiiurgico ; in-4." Erlangce,
1782.
Inaplicación oc ía lámina f r a .
1 Cáliz y pistilo.
2 Coroia abierta en la cual se vén cuatro estambres , los dos colocados
mas inferiormente estériles.
3 Fruto entero.
4 Fruto cortado horizontalmeute en el que se vén dos celdillas polispermas,
5 Grano engrosado,
ACACIA
IL
111«
/ X i n i i é , clas. 2
o r d . 11, legumi
« a c i a egiziana.
JIUiiCES..
INGLES
A L E M Á N ...
HOLANDÉS
"Il
..
..
Acacia: cgy
YVahre a<;az
Acacia.
cuentran
tudas có-
ACACIA
II.
sa) Çgfo ;
•nunio
{ Acacie d'Egypte: L a m a r c k .
Gommier rouge: Adanson.
Acacia: egyptian acacia.
ALEMAN Wahre acazie: wgyptische acazie.
uotAKDES Acacia.
1 . H o j a radical.
2 Florón hermafrodita del centro colocado en una mitad del cúTf¡5 c(»mun.
3" Flor femenina fértil en la circunferencia.
4 F r u t o abultado, junto del cuai hemos puesto otro de tamaño natural.
5 Raiz.
DIGITAL
CXXXI.
(^з|зПсас10П be fu Cammei t 3 t .
ITAU
DASES.
SUBCO..
POLACO
RUSO ...
a p o r t a d o rS
m al prineif
lía»diñes d e 3
uida al cabo
y quinque-í.n <:\
rande, ptéttMM á
do, cnyo tubo s e
¿blemute formand
*t cinco ángulos
s, cinco estambre
CXLVIII.
ggf ^$txamm0.
ALMENDRO
'raid
/Ai
IATI!Í ..
nogjrme.
JTAMJLKO sia*Ktor
ESPAKOI Alnicnd
r«ANO*s Airiandi
IHCI.ÍS» Alniortd
ALEMAS Mandell
HOLAHDBS Amaude
JPOLOHIÍS Migdal.
_ j L almendro frae su o-
ríjen del Asia y del África Sep-
tentrional; crece con abundan-
cia en los climas templados; s<
le cultiva sobre todo en España-
Italia y Francia »te árbol se
eleva cerca de i a pies. El
tronco es M r k aun áspero,
cubierto d-e uní tena de co-
lor de ceniza y etada; la de El fruto es una drupa verdbaa,
las ramas tierna lisa y de mi oval, aplanada por los lados, com-
yerde claro. puesta de una corteza de me-
Las hojas son alternas, con pe- diana espesura, apretada, poco
ciolos de una pulgada de la reo, suculenta v encierra un hueso
angostas, lanceoladas, dentadas
en sus bordes, cuyos-oVnlellencs
inferiores son glamlutoso*.
Las flores son sentada*, ra s o -
litarias, ya reunidas do* o mas, dulce ó amar
colocadas á lo largo de las ramas: del árbol de
ellas presentan un cali* monofilo El almenfl
con cinco ángulos obtusos: cinco de la mas reí
petalos también obtusos abier- Moisés, Teo
tos á modo de rosa, de color blan- Traído í E a
XXX.
Ips^ítcacton U fa (amina S o ,
sd) ,
ITAIBA
sio, V
Mar
re di
I
CLXXXIII.
1 Estambre.
2 Pistilo.
3 F r u t o , levantada la mitad de una de sus válvulas, con el objeto d e
manifestar la sustancia farinácea que llena su c a p a c i d a d .
4 G r a n o aislado.
ELIBORO
CXXX1L
^g^íteacíon be fa (amina t 3 2 .
L a planta r e p r e s e n t a el tercio de su t a m a ñ o n a t u r a l .
1 Raiz.