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APUNTE DE CLASE: INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DE LA ESTRATIFICACIÓN SOCIAL.

A lo largo de la unidad anterior, hemos reflexionado acerca del campo de estudio de la sociología, como una
disciplina científica que estudia las relaciones sociales que establecen los individuos que conforman una
sociedad. Si quisiéramos explicar rápidamente cómo se conforma una sociedad, diríamos que se encuentra
compuesta por individuos agrupados en distintos grupos sociales, distintas clases sociales, distintos tipos de
instituciones. De esta manera, se establecen diferentes formas de comportamiento y modos de relacionarse
más o menos reglados según el ámbito de socialización.
Como ya señalamos anteriormente, es tarea de la sociología el estudio de esta complejidad. Pero, para poder
abordar esta complejidad es necesario que definamos algunos conceptos para avanzar en su estudio.
El concepto de estructura social refiere a los elementos más permanentes e invariantes de una sociedad.
Podríamos señalar que la estructura social se compone de tres elementos: en primer lugar, la idea de un
conjunto o totalidad, en segundo lugar, la existencia de partes individuales que conforman ese conjunto y, por
último, una disposición ordenada de relaciones o posiciones de las partes de ese conjunto. No puede
concebirse una sociedad sin estructura, incluso en las sociedades humanas más simples y primitivas puede
identificarse una estructura de cierta complejidad. No obstante, es necesario tener en cuenta que hasta las
estructuras más sólidas están sujetas a un proceso de cambio histórico.

La organización en torno a la función social: status y rol.

En la sociología han existido múltiples abordajes y perspectivas desde las cuales se ha buscado definir qué se
entiende por estructura social. Una de ellas, denominada escuela estructural-funcionalista (cuyo principal
exponente fue Talcott Parsons), afirmaba que el estudio de las relaciones sociales se realiza a partir de
entender a la sociedad como un sistema social, esto es, como un conjunto de componentes interrelacionados.
Según el funcionalismo, la vida social se presenta como un organismo en el que cada parte cumple una
«función» y se relaciona con el resto de los componentes del mismo organismo. A esta relación la denominan
interdependencia funcional. Por lo tanto, el sistema social se presenta como un conjunto de normas y roles
que ordenan nuestro comportamiento.
Para comprender el lugar que ocupa el individuo en el sistema social, según esta teoría, es necesario conocer
los status que ocupa en los diferentes sistemas de relación en los cuáles está involucrado y los roles que
consiguientemente debe desempeñar, inherentes a esos status. Parsons entiende por status a la posición
estática ocupada por el actor en un sistema de relaciones sociales, la cual se define en relación a la posición
de los distintos actores involucrados en ese sistema. El status es una posición que puede o no ser jerárquica.
Por su parte, el rol refiere a la conducta esperable del actor que ocupa un status determinado. Esa conducta
está definida en virtud de las expectativas que los otros tienen de uno.
Cada actor tiene varios status y varios roles porque participa de diferentes sistemas de relaciones. Por ello,
todos los actores son portadores de varios status y deben ejecutar múltiples roles que han ido aprendiendo a
lo largo de su vida. En el marco de su familia, por ejemplo, el individuo se desempeña como hijo/a,
hermano/a o nieto/a. También aprenderá a comportarse como amigo/a, estudiante, novio/a, etc. De hecho,
como desempeñamos distintos roles y ocupamos distintos status a la vez, una persona puede ser delegado/a
gremial, hijo/a y compañero/a de cancha al mismo tiempo. La edad y el sexo son aspectos que definen
también el status de una persona, ya que en la vida se esperan determinadas conductas y se reprueban o
prohíben otras según la situación en la que nos encontremos. Por ejemplo, no se espera de un hombre/mujer
de 30 años que se comporte como un niño/a caprichoso/a, ni de un/a pequeño/a de 4 años que asuma las
responsabilidades de un adulto/a. A su vez, existen otros elementos que definen el status de una persona,
entre ellos encontramos la posición social ocupada desde su nacimiento y la posición social que se alcanza a
través de la experiencia de vida, muchas veces, mediatizada por políticas públicas. Por ejemplo, podemos
pensar en una joven que ha nacido en una familia que vive en el partido de Malvinas Argentinas, en el
conurbano de la provincia de Buenos Aires, cuyo padre tiene estudios primarios y tiene un pequeño taller
metalúrgico en su casa. Su madre no terminó el secundario y, además de ser ama de casa, eventualmente
realiza trabajos de costura. La joven de nuestro ejemplo sí finalizó el secundario y, dado que existe una
universidad pública cerca de su casa, decidió inscribirse en la carrera de Ingeniería Industrial. Durante su
carrera ha viajado a Francia para realizar un intercambio estudiantil por 6 meses en una universidad de París.
Actualmente, ya cuenta con su título universitario, se encuentra trabajando en una Pyme de la zona, se
desempeña como docente en la universidad y comenzó a estudiar una maestría para perfeccionar y ampliar
su formación. De este modo podemos ver cómo diferentes factores inciden en la determinación del status y
rol de una persona.

La estratificación social: clases sociales y movilidad.

El término estratificación social suele ser utilizado en sociología para indicar las desigualdades entre los
individuos y grupos dentro de una sociedad. Es decir, en la mayoría de las sociedades existen estratos
sociales y los individuos o grupos pertenecen a un estrato u otro. La pertenencia a un estrato social puede
estar determinada en función de distintos atributos como el económico, el género, la edad, la filiación
religiosa, entre otros. Sin embargo, aquello que todos estos modos de organización social tienen en común,
es que los diferentes estratos presentan un ordenamiento jerárquico. Esto es, se encuentran ordenados y
organizados en estratos superiores e inferiores. Los sistemas de estratificación social han sido distintos a lo
largo de la historia y en las diferentes sociedades. Entre ellos podemos encontrar:
• Sistema esclavista: corresponde a las sociedades primitivas, caracterizadas por la división social
entre personas libres y esclavas.
• Sistema o régimen de castas: es característico de la sociedad India. Reconoce su origen en
concepciones religiosas y divide a la sociedad en cinco castas (brahmanes o sacerdotes, chatrías o
políticos/soldados, vaishias o comerciantes/artesanos, shudrás o esclavos/siervos/campesinos, y
dalits o parias). Se trata de un sistema rígido y cerrado, en el que la movilidad social es imposible.
• Sistema estamental: propio de la Europa de la Edad Media, la sociedad feudal se dividía en siervos
de la gleba, campesinos, mercaderes, artesanos y nobles. Entre esos sectores la posibilidad de
ascenso social era ínfima.
• Sistema de clases sociales: lo desarrollaremos en profundidad a continuación.

En la actualidad y en la sociedad occidental en la que vivimos dentro del marco del sistema económico
capitalista, podemos acordar que la estratificación social está constituida por las clases sociales. Como
veremos más adelante, de acuerdo al autor o a la escuela de pensamiento, las categorías de estructura social,
clase social e individuo adquirirán diferentes sentidos y significados, de acuerdo a la teoría que hayan
elaborado respecto de las mismas. En términos generales, antes de abordar un análisis pormenorizado de las
diferentes perspectivas y enfoques, podemos afirmar que la teoría sociológica busca reunir a los individuos
en grupos o clases sociales, clasificándolos a partir de ciertas características comunes, ciertos lazos de
pertenencia que permite compararlos y asemejarlos. Se pueden destacar diferentes variables o características
de los sujetos a la hora de agruparlos en clases sociales, como pueden ser:
• Características demográficas de la población: sexo, edad, ubicación geográfica, etc.
• Características socio-económicas: categoría ocupacional (trabajador asalariado, por cuenta propia,
propietario o empleador, etc.).
• Características culturales (conocimientos, saberes, etc).
• Características políticas (derechos, acceso a la participación política, etc).
A continuación, veremos cómo varían según cada autor y perspectiva teórica los modos de entender la
estratificación social. Algunos autores entienden a la estructura social como determinada únicamente por las
relaciones económicas y productivas, mientras que otros destacan, a su vez, las relaciones con la distribución
del poder político y la cultura.
El modo en que se entiende e interpreta la estratificación social de una sociedad nunca deja de tener algo de
arbitrario, ya que es el investigador quien decide cuál es la característica relevante para establecer diferencias
y agrupar conjuntos de individuos iguales diferenciados del todo (la sociedad). Sin embargo, al estar
sustentada en investigaciones y datos empíricos, recolectados siguiendo estrictos criterios metodológicos, y
fundamentados de acuerdo a las características que definen a cada sociedad, suelen contar con un alto grado
de validez.

Diferentes perspectivas teóricas sobre las clases sociales.

En su artículo titulado “Comprender la clase. Hacia un planteamiento analítico integrado” (2010), el


sociólogo norteamericano Erik Olin Wright (1947-2019), plantea que se pueden recuperar tres grandes
elementos o características a la hora de realizar un análisis de las clases sociales de una sociedad. Cada uno
de ellos se corresponde con una teoría o enfoque sociológico diferente. A continuación, nos detendremos en
cada una.

Atributos y condiciones.

Según el autor, tanto entre sociólogos como entre la gente en general, la clase social se suele concebir en
términos de atributos y condiciones de vida individuales. Atributos tales como el sexo, la edad, la raza, la
religión, la inteligencia, la educación, la ubicación geográfica, etc., se entiende que tienen consecuencias e
influencias respecto al lugar que ocupamos en la sociedad, y la posición que detentamos en ella. Algunos de
estos atributos se adquieren con el nacimiento, otros en un momento posterior de la vida; algunos son
estables, otros dependen mucho de la situación social específica de una persona y pueden, en consecuencia,
variar a lo largo del tiempo. En el caso de la estratificación social, la gente puede ser clasificada por las
condiciones materiales en las que vive: viviendas paupérrimas, agradables casas suburbanas o mansiones en
comunidades valladas; pobreza abyecta, renta adecuada o riqueza extravagante, etc. La “clase”, pues,
identifica aquellos atributos económicos importantes, que conforman las oportunidades y opciones de la
gente en una economía de mercado y, por consiguiente, sus condiciones materiales de vida.
De acuerdo con este planteamiento, el atributo fundamental en las sociedades económicamente desarrolladas
son la renta o poder adquisitivo de la persona, las propiedades materiales que posee, el nivel educativo,
recursos culturales, entre otros. Cuando estos atributos y condiciones de vida diferentes se agrupan o
asemejan, a estos agrupamientos se los pasa a denominar “clase”. La “clase media” denotaría a los
individuos que tienen suficiente educación y dinero para participar integralmente en un modo de vida
vagamente definido como “predominante” (que puede incluir, por ejemplo, pautas de consumo particulares).
La “clase alta” designaría a las personas cuyas riqueza y elevada renta les permiten vivir sus vidas alejadas
de la gente “ordinaria”, mientas que la “clase baja” se refiere a aquellos que carecen de los recursos
económicos y educativos para vivir con seguridad por encima del umbral de pobreza. Finalmente, la “clase
pobre” es aquella formada por los individuos que viven en situaciones de extrema pobreza, marginados de la
corriente mayoritaria de la sociedad por carecer de recursos económicos, posesiones y educación para
obtener un empleo estable.
Esta forma de comprender las clases sociales suele ser empleada, por ejemplo, en los estudios sobre
consumo, en los cuales se estratifica y dividen a los sujetos a partir de la propiedad o posesión de ciertos
atributos o recursos materiales.
La desventaja de esta forma de comprender la estratificación social es que no reflexiona ni se ocupa de los
factores o causas por los cuales están desigualmente distribuidos los recursos y atributos (¿por qué algunos
trabajos confieren gran poder y riqueza y otros no? ¿por qué hay una desigualdad en el acceso a dichos
atributos?) y que las clases sociales son pensadas de forma autónoma y sin relación una con otra (¿existe
alguna relación entre el poder y la riqueza disfrutados por algunos y la ausencia de ambos experimentados
por otros?).

Explotación y dominación.
Según Olin Wright, los análisis de clases centrados en los mecanismos de explotación y dominación se hallan
más estrechamente vinculados con la tradición marxista. Como vimos en la unidad anterior, Karl Marx
construye su teoría sociológica a partir de criticar los postulados de los economistas clásicos (como Adam
Smith y David Ricardo) que concebían a la sociedad como un conjunto o aglomerado de individuos auto-
suficientes. Por el contrario, el autor propone que en el modo de producción capitalista, la sociedad se
encuentra organizada en clases sociales, las cuales ocupan diferentes papeles en los procesos de producción.
Marx distingue dos clases principales:
• la “burguesía”, la cual es propietaria de los medios de producción y del capital (el cual puede
presentar múltiples formas, como tierras, herramientas, maquinarias, inmuebles o sumas importantes
de dinero). A su vez, presenta la característica de poseer el poder de disponer del trabajo ajeno,
obteniendo ganancias del mismo.
• y los obreros o “proletariado”, que carecen de la propiedad de los medios de producción y se ven
obligados a vender su fuerza de trabajo (concebida como una mercancía) a cambio de un salario que
les permita garantizar su subsistencia.
Como vimos en la unidad anterior, la relación entre ambas clases no sólo es meramente económica, sino que
también se caracteriza por su antagonismo, conflicto y lucha por la distribución de la riqueza social. Los
burgueses, al presentarse como propietarios del capital, les permite apropiarse de la mercancía fuerza de
trabajo de los obreros, pagando por ella un valor inferior al de los productos que éstos fabrican durante su
jornada de trabajo. Este excedente del que se apropia el burgués se llama plusvalía. Esta conclusión lleva a
Marx a plantear que la sociedad moderna se construye a partir del antagonismo irreconciliable entre
burgueses y proletarios, y que de la lucha entre estas clases de la estructura social deviene el movimiento
histórico. Por lo tanto, podríamos afirmar que desde una perspectiva marxista, se entiende que:
“Las clases son grandes grupos de hombres que se diferencian entre sí por el lugar que ocupan en un sistema de
producción históricamente determinado, por las relaciones en que se encuentran frente a los medios de producción
(relaciones que las leyes fijan y consagran), por el papel que desempeñan en la organización social del trabajo y,
por consiguiente, por el modo y la proporción en que perciben la parte de la riqueza social de que disponen. Las
clases sociales son grupos humanos, uno de los cuales puede apropiarse del trabajo del otro por ocupar puestos
diferentes en un régimen determinado de economía social”. Lenin. “El socialismo vulgar y el populismo resucitados
por los Socialistas Revolucionarios”, en Obras Completas, Madrid, 1976.

Una característica interesante que destaca Karl Marx sobre las clases sociales, refiere a la relación que tienen
con la conciencia de los individuos. Ya en el Prólogo a la “Contribución a la Crítica de la Economía
Política”(2014), Marx advierte que “no es la conciencia del hombre lo que determina su ser sino, por el
contrario, el ser social es lo que determina su conciencia” (pg. 200). De este modo, plantea que los modos
de comprender la realidad, de interpretar la vida social y económica, están condicionadas por el lugar que se
ocupa en las relaciones sociales de producción; esto es, por la clase social. Sin embargo, a lo largo de su
obra, Marx advertirá sobre el modo por el cual las ideologías alteran o deforman la conciencia de clase de los
individuos. Siguiendo al autor, la ideología representa un modo invertido, deformado y opaco de representar
y pensar al hombre y su situación en la sociedad. La ideología representaría las expresiones culturales, del
derecho, políticas, religiosas, artísticas, filosóficas e incluso científicas que alteran el modo en que el
individuo se percibe a sí mismo y el lugar que ocupa en las relaciones sociales de producción. Y esta
deformación es producto del interés de la clase social dominante por mantenerse en su situación de dominio.
Marx (2005) afirma en su texto “La ideología alemana” que “las ideas de las clases dominantes son, en
todas las épocas, las ideas dominantes” (pg. 50).
De este modo, en definitiva, la ideología es entendida como una falsa conciencia. Según Marx, el
proletariado se caracteriza por compartir ciertas condiciones de vida y de trabajo similares. Pero producto de
esta falsa conciencia, no cobran dimensión de las condiciones de dominación y explotación propias del modo
de producción capitalista que pesan sobre ellos. Representan una masa desunida y diseminada de obreros por
todo el país, que comienzan a agruparse esporádicamente para luchar – mediante huelgas y reclamos – contra
sus patrones – de forma individual y no comprendiéndolos como expresión de la burguesía. A esta primera
etapa del proletariado, Marx la denomina clase en sí. Será recién con el desarrollo del capitalismo, el
incremento de los talleres y fábricas, el crecimiento numérico del proletariado, la organización creciente de
luchas contra los capitalistas – ya no como individuos particulares, sino como representantes de la clase
dominante – que la clase obrera cobre conciencia de las condiciones de explotación y dominación en las que
se encuentra inserto y redefinen sus intereses comunes como intereses de clase. Se constituirá en una clase
para sí, no afectada ya por la ideología de la clase dominante, y cobrando conciencia de su misión histórica
de emancipación de las relaciones de explotación propias del capitalismo.
De este modo, y retornando el análisis de Olin Wright, las clases sociales dentro de esta tradición se
caracterizan por la disposición de medios de explotación y dominación de otras clases sociales.
• Dominación: capacidad de controlar las actividades de otro.
• Explotación: adquisición de beneficios económicos a costa del trabajo de aquellos que son
dominados.
A diferencia de la tradición anterior, esta perspectiva presenta una mirada relacional de las clases sociales, ya
que, tanto la explotación como la dominación, son formas de desigualdad que exigen y demandan de la
cooperación activa entre explotadores y explotados, dominadores y dominados. No puede existir uno sin el
otro y viceversa. Presentan una dependencia mutua. A su vez, se diferencia por la incorporación de la
dimensión del poder, a la hora de analizar las diferencias entre las clases sociales.

La apropiación de oportunidades.

El último planteo que propone Olin Wright, refiere a la caracterización y definición de las clases sociales por
el acceso a ciertas oportunidades económicas y por la exclusión de las mismas. Por ejemplo, para que un
empleo confiera una elevada renta y ventajas especiales, es importante que quienes los disfrutan tengan
diversos medios de excluir el acceso a los mismos (lo cual se conoce como un proceso de clausura social). Se
centra, de esta manera, en la “apropiación de oportunidades”. Esta mirada se asocia a la perspectiva teórica
de Max Weber.
La teoría de estratificación social de Weber parte de una crítica de la concepción marxista. En lugar de
reducir la relación de clases al antagonismo y lucha, simplificándola a los problemas económicos, Weber
presenta una idea de sociedad más compleja y multidimensional. Para él, la estratificación social no solo se
explica por la dimensión económica, es decir por la posesión o no de los medios de producción, sino también
por la dimensión social y la dimensión política. Entonces, la estratificación social no solo se asocia a la clase
social sino también a los estamentos o estatus y a los partidos políticos:
• Clase social: se vincula con la dimensión económica de la sociedad y refiere a un conjunto de
personas que comparten una misma situación de mercado. Por situación de mercado se entiende a la
distribución del poder de posesión sobre bienes en el seno de una multiplicidad de hombres que
compiten en el mercado con finalidades e interese lucrativos. En dicha competencia mutua, se busca
excluir a los no poseedores de todos los bienes más apreciados en favor de los poseedores,
monopolizando de hecho la adquisición de estos últimos. De este modo, Weber trabaja más con el
concepto de “situación de clase”, la posición ocupada en el mercado que habilita el acceso a ciertos
bienes.
• Estamento: se vincula con la dimensión social y refiere a las agrupaciones dentro de la sociedad en
función del prestigio. Estamos en presencia de un estamento cuando sus miembros comparten una
estimación social – positiva o negativa – del “honor” adscrito a alguna cualidad común que poseen.
Los estamentos se vinculan con la disposición conjunta de una misma consideración social,
educación, estilo de vida común, cosmovisión similar y cumplimiento de criterios de pertenencia al
grupo. La reputación puede ser positiva o negativa según el crédito del que goce el grupo en el seno
de su propia sociedad. El estamento depende de la evaluación subjetiva que tengan las personas
sobre las diferencias sociales.
• Partidos políticos: se vincula con la dimensión política y refiere a la agrupación voluntaria que
pretende conseguir el control directivo de una asociación con el fin de poner en práctica determinada
política dentro de ella. La pertenencia a un partido puede proporcionar poder a sus miembros dentro
de una asociación e influir en las situaciones económicas de los individuos.
De esta forma, la conjunción de estos tres elementos produce una cantidad enorme de posiciones posibles
ocupadas por los individuos dentro de la estructura social.
Así, recuperando el análisis de Olin Wright, esta perspectiva plantea que el núcleo de la división de clase se
encuentra en una forma específica de apropiación de oportunidades. Esta puede verse representada en el
acceso a credenciales educativas, empleos de mayor prestigio y renta, propiedad de bienes, derechos, etc.
Toda posibilidad de apropiación de oportunidades viene acompañada de un mecanismo de clausura social
mediante el cual, como se planteó antes, se excluye a ciertos grupos del acceso a las mismas. A lo largo de la
historia se han observado múltiples ejemplos de este proceso, trátese de la exclusión de las poblaciones
afroamericanas del acceso a empleos o bienes y servicios determinados en Estados Unidos; de las mujeres a
ciertos empleos o derechos civiles y políticos; de la población LGBTQ a ciertos trabajos así como derechos
civiles (como el matrimonio o la identidad), etc. Sin embargo, el autor planteará que el principal mecanismo
de exclusión es el derecho de propiedad privada de los medios de producción, ya que representa la forma
esencial de clausura que determina el acceso al “trabajo” de empleador.
Siguiendo a Olin Wright, desde este enfoque se distinguen tres amplias categorías de clases sociales en las
sociedades contemporáneas:
• Capitalistas: definidos por derechos de propiedad privada de los medios de producción.
• Clase media: definida por mecanismos de exclusión respecto a la adquisición de educación y
habilidades.
• Clase obrera: definida por su exclusión tanto de las credenciales educativas superiores como del
capital.
Al igual que las perspectivas marxistas, se diferencia del primer enfoque en la medida en que consideran a
las diferentes clases sociales y sus condiciones como relacionadas e interdependientes entre sí. Las ventajas
económicas ganadas por hallarse en una posición de clase privilegiada se hallan causalmente conectadas a las
desventajas de los excluidos de tales posiciones. En el planteamiento de los atributos individuales, tales
ventajas y desventajas son simplemente resultado de condiciones individuales: los ricos son ricos porque
tienen atributos adecuados, los pobres son pobres porque carecen de ellos; no existe conexión causal
sistemática entre estos hechos. Eliminar la pobreza gracias a la mejora de los atributos de los pobres
(educación, nivel cultural, capital humano) no perjudicaría a los ricos. En el caso de la apropiación de
oportunidades, los ricos son ricos porque los pobres son pobres, y las cosas que aquéllos hacen para
mantener su riqueza contribuyen a las desventajas a las que se enfrentan éstos. En este caso, las iniciativas
para eliminar la pobreza mediante la supresión de los mecanismos de exclusión erosionarían potencialmente
las ventajas de los acaudalados.

Bibliografía.

• Lenin, V.I. (1976). “El socialismo vulgar y el populismo resucitados por los Socialistas Revolucionarios”.
En Obras completas. Madrid, Akal Editor.
• Marx, K. (2005). La ideología alemana. Buenos Aires, Santiago Rueda Editores.
• Marx, K. (2007). La miseria de la filosofía. Buenos Aires, Gradifco.
• Marx, K. (2014). “Prólogo” de la Contribución a la crítica de la Economía Política y “El manifiesto
comunista”. En Antología. Buenos Aires, Siglo XXI.
• Olin Wright, E. (2010). Comprender la clase. Hacia un planteamiento analítico integrado. New Left
Review, N°60, pp. 98-112.
• Paradeda, D., Pintos, E.W. y Ros, A. (2007). Sociología. Buenos Aires, Maipue.
• Parsons, T. (1999). “Los principales puntos de referencia y componentes estructurales del sistema social”.
En El sistema social. Madrid, Alianza.
• Weber, M. (1974). “Capítulo IV. Estamentos y clases, Apartado I. Conceptos”. En Economía y Sociedad.
Esbozo de sociología comprensiva. México, Fondo de Cultura Económica.

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