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INDICE

INTRODUCCIÓN ...................................................................................................................... 03

CAPITULO I: ASPECTOS GENERALES ................................................................................ 04

2.1 Definición de principio .................................................................................................. 04

2.2 Origen. ........................................................................................................................... 04

2.3 Concepto. ....................................................................................................................... 06

CAPITULO II: ANTECEDENTES HISTÓRICOS DEL PRINCIPIO “IURA NOVIT

CURIA” ...................................................................................................................................... 08

2.1 Etimología...................................................................................................................... 08

2.1.1 Curia. ............................................................................................................................. 08

2.1.2 Novit. ............................................................................................................................. 08

2.1.3 Iura ................................................................................................................................. 08

2.2 El origen histórico del principio “Iura Novit Curia” ..................................................... 10

CAPITULO III: TRATAMIENTO QUE SE LE DA AL PRINCIPIO “IURA NOVIT

CURIA” EN EL PROCESO CIVIL ........................................................................................... 15

3.1 Precisiones sobre Proceso Civil. .................................................................................... 15

3.2 Pretensión. ..................................................................................................................... 17

3.2.1 Pretensión material. ....................................................................................................... 18

3.2.2 Pretensión procesal. ....................................................................................................... 20

3.3 Elementos de la pretensión procesal .............................................................................. 21

3.3.1 Elemento subjetivo de la pretensión procesal ................................................................ 22

1
3.3.2 Elemento objetivo de la profesión procesal ................................................................... 23

3.3.3 Elemento causal “causa petendi" o fundamento de la pretensión. .................................. 26

3.4 Aplicación del principio Iura Novit Curia .................................................................... 28

3.4.1 Oportunidad ................................................................................................................... 28

3.4.2 Limites ........................................................................................................................... 29

3.4.2.1 Principio de contradicción ............................................................................................. 30

3.4.2.2 Principio de congruencia .............................................................................................. 32

OPINIÓN PERSONAL .............................................................................................................. 34

CONCLUSIONES ...................................................................................................................... 35

BIBLIOGRAFÍA ........................................................................................................................ 36

ANEXOS .................................................................................................................................... 37

2
INTRODUCCIÓN

La presente investigación está dentro del gran tema de los Principios Generales del Derecho

y tiene el objetivo analizar la posibilidad de la aplicación del “PRINCIPIO JURÍDICO IURA

NOVIT CURIA”, por parte de los señores magistrados, por remediar las omisiones o reconducir

el proceso civil ante errores de precisión sobre la clase de acumulación de pretensiones objetivas,

por el pretensor al imponer la demanda.

En la actualidad se ve como la emisión de resoluciones que declaran la improcedencia de

una demanda o la expedición de sentencias inhibitorias porque la parte demandante se equivocó u

omitió en precisar la clase de acumulación de pretensiones objetivas interpuestas; no obstante que

nuestros códigos civil y procesal civil determinan como un deber del Juez el de aplicar el derecho

que corresponda al proceso, aunque haya sido invocado por las partes o la haya sido erróneamente.

En ese sentido, es importante la aplicación de este principio para dar solución al problema

planteado, más aún cuando luego de un arduo trámite judicial recién en la etapa de sentenciar se

advierte estos defectos, afectando los Principios de Celeridad y Economía Procesal y porque no

decir también el debido proceso y la tutela jurisdiccional.

Para poder desarrollar la investigación se ha procedido con el acopio de información

bibliográfica, la cual fue estudiada y luego resumida en el trabajo. La investigación comienza con

el aspecto histórico de principio general del derecho y luego estudia la aplicación del principio

“IURA NOVIT CURIA”.

CAPITULO I

3
ASPECTOS GENERALES

2.1 Definición de principio

El término principio proviene de la expresión latina “principium”, que equivale a

“fundamento” o “inicio”. En el ámbito filosófico, se afirma que es “un producto de partida, idea

rectora, regla fundamental de conducta”1. Otros observan que principio proviene de la voz griega

“arché”, que desde tiempos remotos era motivo de una incesante angustia existencial de los

filósofos griegos, que pretendían determinar su esencia.

Si bien desde el plano lógico toda forma de conocimiento filosófico y científico implica la

existencia de principios, el determinar la esencia de un principio no cabe en el ámbito de la ciencia

sino en el de la filosofía de la ciencia, por cuanto esta última analiza y cuestiona cada concepto

que la primera presupone pero no explica.

Existen tres grandes categorías que agrupan a los principios en relación con su espectro de

comprensión de las ciencias: principios omnivalentes, principios plurivalentes y principios

monovalentes. Dentro de los últimos, se encuentran los llamados principios generales del derecho.

2.2 Origen.

Para Díaz Couselo, la expresión misma Principios Generales del Derecho “PGD”, tiene su

origen en la Escuela Clásica del Derecho Natural de los siglos XVII y XVIII, que elaboró su

doctrina en base a dos supuestos: la validez ilimitada del conocimiento y el considerar al hombre

en el mismo plano que la naturaleza, afirmando que su esencia es la razón, de tal modo que los

PGD “se refieren a juicios de valor inherentes a la naturaleza del hombre”2.

1
ROSENTAL, M. M. y P.F. Ludin. Diccionario filosófico, Rosario: Universo, 1973, p. 374
2
DÍAZ COUSUELO, J. M. Los principios generales del Derecho, Plus Ultra, Argentina, 1971, p. 75.

4
Hasta la época moderna nadie pone en cuestión la existencia de principios jurídicos fuera

de la letra de las leyes, que se recogían del derecho romano o del derecho canónico. Por tanto,

hasta ese momento, no son objeto de discusión doctrinal. Será la dirección individualista del

Derecho la que ponga en tela de juicio los PGD. Primero los negará y condenará, con el fin de

lucha contra la autoridad del Derecho romano y canónico, para favorecer el arbitrio de los príncipes

protestantes en el período denominado de absolutismo legalista. Más tarde, por la razón práctica

del reconocimiento de la insuficiencia del texto de las leyes y también por un deseo de dotar de

mayor fuerza a las ideas propias del movimiento, se recuperará la figura de los PGD, intentando

dotarlos de un nuevo valor, inaugurando el período de depotismo ilustrado. Se piensa que cuando

en esa época se alude a los PGD como máximas del Derecho romano o de Derecho canónico, en

realidad no se los está aplicando en el sentido que ahora le damos, sino que se está aplicando

Derecho positivo. Que éste provenga del derecho romano o del derecho canónico es indiferente,

el caso es que se trata de normas expresamente formuladas. Precisamente por ello no se cuestiona

ni su existencia ni su vigencia ya que son perfectamente identificables.

Cuando comienza el movimiento codificador surge la duda sobre si se deben incluir en los

códigos los “principios generales”, ya que desde el primer momento los legisladores fueron

conscientes de la insuficiencia del código para resolver cualquier caso que se plantease cuando,

además, se pretendía incluir en los mismos la obligación de los jueces de resolver en todo caso

ateniéndose al sistema de fuentes. En este contexto, y por acudir al Código civil por excelencia, en

el proceso de elaboración del Código Civil francés sus artífices propusieron incluir distintas

fuentes subsidiarias. Entre las propuestas cabe señalar las que se referían a la equidad natural, la

ley natural, el Derecho romano, las antiguas costumbres, los usos, las máximas, las decisiones de

los tribunales, la jurisprudencia, el derecho común, los ejemplos, la ciencia, la doctrina y los

5
principios generales. Así el proyecto de título preliminar del Código civil de Napoleón, disponía

que “en las materias civiles, el juez, a falta de ley, precisa, es un ministro de edad. La equidad es

la vuelta a la ley natural y a los usos aceptados en el silencio de la ley positiva” (art. 11), aludiendo

implícitamente a máximas de Derecho Natural, de la justicia natural o de la razón. Pero, ante las

protestas de algunos tribunales y constatado el “carácter excesivamente filosófico del preliminar3”

se suprimió. Por tanto, el Código civil francés, a pesar del intento, no hace alusión a los PGD.

La doctrina asigna al Código civil austriaco de 1811 el mérito de ser el primero que se

refiera a los principios generales, aunque no expresamente, sino bajo la fórmula “principios

jurídicos naturales”. La expresión en sí da buena cuenta de que el código se encuentra inspirado

por la doctrina del Derecho natural. Habrá que esperar hasta 1865 para ver reflejada expresamente

en un Código civil italiano, aunque según Arce y Flores –Valdés, ya el “código italiano Albertino

de 1837 recogía la expresión principios generales del Derecho”4.

2.3 Concepto.

En sustitución de una definición lógica de los “principios generales del Derecho”, Mans

Puigarnau enumera las principales notas de que participan: principalidad, generalidad y

juridicidad. “la idea de principio implica las de fundamento, elemento, origen, comienzo, razón,

condición y causa. En orden a la segunda, la de género en oposición a especie y la pluralidad en

oposición a singularidad”5.

3
DE CASTRO Y BRAVO, F. Los principios generales del Derecho, En Derecho civil de España, cap. IV, Civitas,
Madrid, p. 407.
4 ARCE y FLORES-VALDÉS., Jr. Los principios generales del derecho y su formulación constitucional, Civitas,

Madrid, 1990, p. 34.


5 MANS PUIGARNAU Jaime M., Los principios generales del Derecho, Editorial Bosch, Barcelona, 1957, p. XXVII

y ss.

6
“Para nosotros los principios generales son aquellos juicios de valor, anteriores a la
formulación de la norma positiva, que se refieren a la conducta de los hombres en su
interferencia intersubjetiva, que fundamentan la creación normativa legislativa y
consuetudinaria. Como consecuencia de ello, sostenemos que tiene un doble papel, pues
son el fundamento del Derecho positivo y además, fuente en sentido técnico, pues
subsidiariamente en ellos deberá apoyarse el juez para resolver el caso ante la falta de
norma expresa, al comprobar la no aplicabilidad de las que integran el ordenamiento
positivo, tanto, cuando éste lo remite a los “principios generales” como cuando guarda
silencio sobre el problema. Podemos afirmar que son más radicalmente fuentes que las
consideradas tradicionalmente fuentes formales”6.

Es que todo ordenamiento jurídico es la manifestación de criterios de valor. Los más

destacados filósofos del Derecho están de acuerdo en señalar que la remisión a los principios

generales lo es a un juicio de valor, a una estimativa jurídica, que es aquello que tradicionalmente

se denomina derecho natural, mientras que generalmente son los intérpretes de la ley positiva los

juristas que hacen ciencia del derecho únicamente, quienes sostienen que aquélla, al remitir a los

“principios generales del Derecho”, nos e refiere a un criterio ideal o de estimativa. Ello es una

consecuencia de las dos posiciones que informan toda la historia, la positivista y la iusnaturalista,

entre las cueles se presenta una lucha como dilema existencial para todos aquellos a quienes

preocupa la humanidad. Sin derecho positivo, no hay humanidad posible; pero el propio derecho

positivo puede encarnar lo inhumano. Por lo tanto el Derecho positivo debe tener un fundamento

que lo sustente y estar sujeto a una norma crítica. El mérito de los defensores del Derecho natural

reside en haber visto esta necesidad.

6 DIAZ COUSELO, J. M. op. Cit. p. 80.

7
Es que el Derecho no es sólo norma, sino que el mundo jurídico está formado por tres

aspectos: hecho, valor y norma, ya que todo fenómeno jurídico se reduce a un hecho ordenado

normativamente según determinados valores.

Recasens Siches, define al Derecho diciendo que “es un conjunto de normas humanas, es

decir elaboradas por los hombres en una situación histórica, apoyadas o impuestas por el poder

público, normas en las cuales se inspira a realizar unos valores”7.

7 RECASENS SICHES, Luis. Tratado General de Filosofía del Derecho, México, 1965, p. 158.

8
CAPITULO II

ANTECEDENTES HISTÓRICOS DEL PRINCIPIO “IURA NOVIT

CURIA”

2.1 Etimología.

El “IURA NOVIT CURIA” es un aforismo latino de gran importancia en el campo del

derecho material y procesal. Por tanto resulta indispensable para su mejor estudio y análisis, partir

de sus raíces etimológicas, con esa razón el significado del aforismo debe desmenuzarse y luego

procederse a conceptuar cada una de las tres palabras que la conforman.

2.1.1 Curia.

Tribunal, constituye el sujeto de la oración; concibiéndose como tal a la autoridad judicial

que ejerce función jurisdiccional; esto es, encargados de resolver las controversias o los casos

concretos formulados por la parte accionante y contradicha por la parte accionada.

2.1.2 Novit.

Verbo que significa “conocer”, “saber”; éste último en el sentido de no haber más que

averiguar y que la autoridad judicial sabe de derecho.

2.1.3 Iura

Significa “derecho” entendiéndose todas las normas jurídicas aplicables al caso concreto.

A partir de esta estructura etimológica podemos determinar que el aforismo latino “IURA

NOVIT CURIA” significa “El tribunal conoce los derechos”.

9
Entonces el aforismo IURA NOVIT CURIA hace alusión tanto a la función del Tribunal –

Juez-, como a su profesionalismo, es decir, a su conocimiento del derecho aplicable a la situación

que debe juzgar, sin que le sea permitido dejar de juzgar, incluso, en situaciones de laguna o vacíos

del derecho.

En el desarrollo de la etimología del IURA NOVIT CURIA ha existido una polémica al

establecer si la palabra “IURA” debe ser considerada en su forma plural o singular; sin embargo,

al constituir la palabra “IURA” como el plural de la palabra latina IUS= DERECHO y atendiendo

el significado de los otros dos componentes que conforman el aforismo, IUS debe emplearse en su

acepción plural, es decir IURA que significa “derechos” alcanzando tanto a los derechos objetivos

y subjetivos, como hoy en día se viene acogiendo, y por esa razón tal polémica no ha requerido

mayor análisis al carecer de trascendencia. Conclusión a la que incluso Sentir Melendo al

desarrollar el análisis gramatical del “iura novit curia” ha obtenido.

2.2 El origen histórico del principio “Iura Novit Curia”

No existe con exactitud la fecha probable en la que se haya dado origen el Principio “Iura

Novit Curia”, pero implícitamente se encuentra en casi todos los sistemas jurídicos.

Sentis Melendo, en su obra “El Juez y el Derecho (Iura Novit Curia)” precisa que el

aforismo ha de encontrarse en la frase de un juez, que fatigado por las disquisiciones jurídicas del

abogado, lo interrumpiría exclamando: “venire and factum. Curia novit ius” (“Vaya a los hechos.

El tribunal conoce el Derecho”), opinión que coincide con la tan autorizada de Planiol, que se

refiere igualmente a la famosa advertencia que, en otro tiempo, interrumpió más de un informe

oral: “Abogados, pasad a los hechos; la corte sabe el derecho”8.

8 SENTIS MELENDO, Santiago. El Juez y el Derecho. Ediciones Jurídicas Europa – América. Buenos Aires, p. 14.

10
Este aforismo latino guarda estrecha relación con otro aforismo: “da mihi factum, dado tibi

ius”, el cual se traduce como “dame los hechos, yo te daré el derecho”.

Debemos precisar también que el aforismo es una declaración o sentencia concisa;

acordada por un gran número de personas (foro); que pretende expresar un principio o la verdad

en una manera breve, pensativa y aparentemente cerrada y presenta gran importancia desde el

tiempo de los romanos por cuanto contiene la doctrina fundamental de su derecho.

En el derecho romano el Principio “Iura Novit Curia” tiene fuertes cimientos en el proceso

civil, específicamente en la actuación del pretor (que era un magistrado”.

Una de las primeras manifestaciones provendrían de los actos que al pretor se le asignada

en los edictos –disposiciones-, que en su conjunto formó el Derecho pretoriano cuyo triple objeto

era aplicar, completar y corregir el derecho, al suponerse que el pretor conocía el derecho de su

región así como la costumbre y la tradición lo que le permitía modificar y corregir ese derecho. E

Roma existieron tres sistemas procesales donde se tramitaron los pleitos privados, los que se fueron

sucediendo en el tiempo con largos períodos de coexistencia: El sistema de las “legis actiones”,

rige hasta el siglo XI a.C. cuando comienza a estructurarse el segundo sistema, el “formulario”,

con la lex aebutia, en coexistencia con el de las legis acciones, que fue oficialmente abolido, por

formularios de lex lulia indiciorum privatorum del año 17 a C. A partir del comienzo de nuestra

era, con el principado se generaliza un sistema que, por haber unificado las dos etapas de los

sistemas anteriores considerados variantes del ordo iudiciorum privatorum, fue llamado sistema

“extraordinem o extraordinario”

En los dos primeros sistemas enunciados el procedimiento se divide en dos instancias de

un mismo grado: la in iure (ante el tribunal”, en la que el magistrado encuadra o plante

jurídicamente la controversia, estableciendo la relación procesal, y la apud iudicem, en la que un

11
particular, designado específicamente para esa ocasión, emite la sentencia que resuelve el caso

investigado las cuestiones de hecho.

“El sistema de las legis actiones, es el primer sistema procesal romano recogido en la Ley

de las XII tablas y las legis acciones eran cinco: legis actio sacramentum, legis actio per iudicis

postularionem y legis actio per condictionem, legis actio per iudicis postulationem y legis actio

per condictionem, legis actio per manus iniectionem y las legis actio per pignoris capionem, las

tres primeras eran consideradas como declarativas por cuanto la sentencia dice cual de las dos

partes es la beneficiada; y las otras dos eran consideradas como ejecutivas, para hacer cumplir la

sentencia y, aun sin sentencia, lograr el cobro de lo debido”9. Este procedimiento se distinguía

porque los ritos de cada acción se realizaban in jure delante del magistrado. Las partes cuya

presencia era necesaria procedían a sus riesgos y peligros, el error más pequeño traía consigo la

pérdida del proceso, este procedimiento era reservado para los ciudadanos romanos, en su origen

no podían usarlos los peregrinos. La ignorancia de las formalidades del procedimiento de las

acciones de ley por la plebe fue una de las grandes causas por la que la mantenían bajo la

dominación del patriciado. Solo se podía proceder a los ritos de las acciones de ley durante los

días fastos. Sin embargo la pignoris capio podía realizarse aun en un día nefasto, y fuera de la

presencia del magistrado; por eso se dudo que fuese una verdadera acción de ley.

El proceso empieza por el acto que tiene por objeto llevar a las partes delante del

magistrado: la in jus vocatio (era la intimidación verbal y en forma solemne del acto demandado),

se opera con sencillez, es el mismo demandante quien ordena a su adversario seguirle in jus te

voco (te conmino que comparezcas ante la justicia) o in ius ambula (marcha y ve ante la justicia),

el demandado debe obedecer y acudir a la reunión, o dar un vindex que garantice su presencia en

9 D’ORS Alvaro, Historia e instituciones del Derecho Privado Romano, Madrid, 1936, págs. 1-23.

12
el día fijado, de lo contrario el demandante toma testigos, antestatur, desde entonces puede

obligarle por vida fuerza y conducirle a pesar de su resistencia. El domicilio del demandado es

para él un asilo inviolable. Llegada las partes delante del magistrado y después de haber expuesto

el asunto, tienen que cumplir el rito de la acción de ley que se aplica al proceso, se designa un juez

y se comprometen a comparecer el tercer día delante de él, todo el procedimiento delante del

magistrado se hacía oralmente, se tomaban por testigos a las personas presentes con objeto de que

pudiesen suministrar ante el juez el testimonio de que había ocurrido delante del magistrado, (la

elección de testigos se llamaba litis contestatio), señalaba el fin de la primera parte de la instancia

y producía efectos importantes. Bajo las acciones de ley, el derecho del demandante se extingue

siempre ipso jure, por la litis contestatio, que crea un nuevo derecho a su beneficio. Delante del

juez, in juicio, se terminaba el proceso sin que hubiera que señalar nada de particular. Todo se

celebrara ya hasta la sentencia.

En aquel tiempo, este sistema se caracterizaba por su formalismo ya que el demandante y

el demandado debían realizar ciertos actos ante el magistrado; hacer gestos, pronunciar palabras

conforme a un rito riguroso determinado por la ley, y de este formalismo dependía ganar o perder

el juicio, mientras que el Juez se apegaba a una investigación bastante simple, limitada a la

verificación de los hechos, a dirigir el debate, es decir a ser un mero espectador.

El sistema formulario, es el segundo sistema procesal romano, creada en el año 242 a C.,

estaba dirigida al conocimiento de asuntos entre peregrinos y de éstos con los romanos, sin

ajustarse al formalista sistema de las legis actiones, al que no accedían los no ciudadanos. El pretor

con toda libertad, desarrolló un tipo de proceso que, en lo general, seguía el esquema de arbitraje

obligatorio de las legis actiones, con sus dos etapas: la in iure y la apud iudicem. En lugar de

formulaciones solemnes, previa información, consulta, discusión y asentimiento de las partes, el

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pretor peregrino plasmó por escrito con las partes la controversia deducida de la institución romana

y extendida a los peregrinos del principio de la bona fides, de aquí la expresión de “actuar per

concepto verbal”, es decir, dar lugar al iudicium con palabras adaptadas en cada caso, a la concreta

controversia; ello, en contraposición a las certa verba (palabras determinadas), siempre las mismas,

según la acción genérica que se ponía con el procedimiento de las legis aetioms. El pretor fue

incorporando en su iurisdictio las nuevas instituciones y criterios de ius gentium, consagrados en

el tribunal del pretor peregrino, fue imitando esas formas más libre, más funcionales, con que éste

organizaba el proceso, en especial, empezó a utilizar la fórmula en ocasión de juicios basados no

en el ius civile, en estos casos no debía emplear el rígido y sistema de las legis actiones, sometiendo

a su imperium controversias sobre instituciones del ius gentium, pero en las que eran partes

ciudadanos romanos que voluntariamente aceptaban aquel procedimiento per formuladas. El

pretor, en posesión de todos los recursos procesales y extra procesales, realizó una profunda

renovación, creación y desarrollo de instituciones jurídicas que convirtieron a la iurisdictio en la

fuente más original del Derecho romano, el pretor es el que tiene la última palabra, redactando la

fórmula, un breve documento escrito donde se reseña la cuestión y como debe resolverse el pleito,

según encontrar fundadas o no las pretensiones del demandante.

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CAPITULO III

TRATAMIENTO QUE SE LE DA AL PRINCIPIO “IURA NOVIT CURIA”

EN EL PROCESO CIVIL

3.1 Precisiones sobre Proceso Civil.

El proceso civil tiene como finalidad la solución del conflicto de intereses al cual le sirve

de instrumento jurídico. Si bien se discuten intereses de los particulares, el proceso es un asunto

de interés público. “Se distingue, a simple vista, del proceso penal, por su carácter negativo: no

hay de por medio un delito. Los procesos civiles se realizan inter cives, es decir, entre hombres

dotados de civilidad”10.

Opera para combatir la litis, que es, pues, un desacuerdo y el elemento esencial de ese

desacuerdo conlleva a un conflicto de intereses: si se satisface el interés del uno, queda sin

satisfacer el interés del otro, y viceversa. Sobre este elemento sustancial se implanta un elemento

formal, que consiste en un comportamiento correlativo de los dos interesados; uno de ellos exige

que tolere el otro, y la satisfacción de su interés, y a esa exigencia se le llama pretensión; pero el

otro, en vez de tolerarlo, se opone. No es posible que ambos litigantes tengan razón, esto es, que

tanto la pretensión como la oposición respondan a justicia: o es justa la una o es justa la otra, o una

y otra solo son justas en parte.

El proceso civil, puede utilizarse, no solo para la represión, sino también para la prevención

de litigio, a fines higiénicos y no terapéuticos. Precisamente la actividad preventiva del proceso

civil se da en presencia de ciertas situaciones que pueden dar lugar a peligros de injusticia;

precisamente porque la injusticia es el bacilo de la discordia, el proceso opera a fin de lo que no se

10 CARNEUTTI, Francesco. Como se hace un proceso. Ensayo preliminar de Marcelo Bazán Lazcano. P. 27.

15
manifieste. A estas dos formas de proceso civil, preventiva o represiva, se le asigna el nombre del

proceso civil con litis o sin litis; es decir, en el Código Procesal Civil peruano, proceso contencioso

y proceso voluntario o no contencioso.

Para muchos tratadistas, el proceso civil voluntario o no contencioso, que tiene carácter

preventivo, es la figura menos importante, ya que ellos aducen que es menos compleja que el

proceso civil represivo. Sin embargo, en la práctica judicial resulta lo contrario porque en muchos

casos se recurre al juez para que éste pueda adecuar la norma aplicable al caso concreto como son

solicitudes para obtener permisos, autorizaciones, convalidaciones de ciertos actos respecto de los

cuales es más grave el peligro de injusticia.

El proceso civil voluntario o no contencioso es igualmente importante respecto al tema que

estamos desarrollando (principio iura novit curia), por ejemplo, en la práctica judicial, es frecuente

que ante un pedido de rectificación de partida de nacimiento cuando se advierte un error

mecanográfico o numérico, se solicita su tramitación en el proceso no contencioso ordinario; esto

es, invocándose como fundamento de derecho el artículo 754º del Código Procesal Civil no

teniendo en cuenta la norma correcta que es el trámite especial previsto en el artículo 829º del

Código Procesal Civil, siendo así, cuando se advierte tal error es deber del Juez de acuerdo al

artículo VII del Título Preliminar del Código Procesal Civil, aplicar la norma correcta, esto es,

adecuar el trámite a lo previsto por el artículo 829º del código precitado, esas materias como bien

se han ejemplificado también son importantes porque se trata de un derecho peticionado ante el

órgano jurisdiccional, quien tiene la obligación de resolver y declarar el derecho de ser caso

corrigiendo y aplicando la norma correcta y de esta manera responden a justicia.

Si bien es cierto que la figura del proceso civil que más llama la atención del público, es el

proceso represivo, o contencioso, como se lo quiera llamar, desarrollada en presencia de un litigio,

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esto es, un juez, la parte demandante, la parte demandada y una controversia como por ejemplo

podemos citar los siguientes casos: será una persona que pretende ser hijo del otro, mientras ese

otro niega ser su padre; será uno que sostiene tener la propiedad de un poder que otro posee,

mientras ese tal no quiere reconocer su propiedad, serán dos vecinos que litigan acerca de una

servidumbre de paso, que el unjo reclama y que el otro discute, da dos socios que van de acuerdo

acerca de la parte de utilidades que a cada uno de ellos le responden; serán los herederos legítimos

que afirman l nulidad del testamento a favor de un extraño mientras este está convencido de su

validez; serán el vendedor de una mercadería que pide el pago del precio mientras el comprador

quiere restituírsele porque, según él, no responde a la calidad pactada; en todos estos casos, y en

miles más, en que el egoísmo o desconocimiento ponen en desacuerdo a los hombres que se

encuentran en conflicto de intereses vemos que estos se dirigen ante el juez para pedirle que a cada

cual se le dé la razón y/o negándole al otro litigante su pretensión, jugando aquí un papel primordial

los medios probatorios que las partes procesales aportaron en la estación procesal correspondiente.

3.2 Pretensión.

Windscheidt, en 1858, en Alemania, adoptó por primera vez el uso del término anprunch

(pretensión), para referirse al derecho subjetivo sustancial, al interés material reclamado por el

actos al emplazado y perseguido por aquel en el proceso. En el siglo XX el término pretensión fue

admitido progresivamente en las legislaciones del Derecho Procesal Civil, independizando los

términos de acción y pretensión, siendo esta ultima el elemento central de la demanda, el objetivo

del proceso y de la sentencia según la opinión de un sector de la doctrina procesal, de otro lado

auxilia al legislador en la calificación de circunstancias, previsión de requisitos de admisibilidad y

procedibilidad.

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Los tratadistas del Derecho Procesal, en el ámbito del derecho moderno diferencian dos

clases de pretensiones:

3.2.1 Pretensión material.

Juan Monroy, señala que “el acto de exigir algo a otro, antes del inicio de un proceso se

denomina pretensión material, y esta pretensión no necesariamente es el punto de partida de un

proceso; es factible que un sujeto interponga una demanda sin antes haber exigido a la persona que

ahora demanda, la satisfacción de la pretensión, por otro lado tampoco lo es porque puede ocurrir

que al ser exigida la satisfacción de una pretensión material, ésta sea cumplida por el requerido,

en consecuencia puede haber pretensión material sin proceso”11.

La pretensión material es conocida también como pretensión sustancial, que viene hacer la

manifestación de voluntad de uno o más sujetos de derecho, auto atribuyéndose la titularidad de

un bien con exclusión o en participación con terceros. Se denomina pretensión material o sustancial

porque toda pretensión se da en la experiencia empírica, en la vida social humana, en la

interrelación social; puede devenir de un conflicto, cuando se exige la atención o satisfacción de

bien a un tercero o compartirlo con él; puede devenir de una incertidumbre, cuando el titular no

tiene seguridad jurídica o le falta reconocimiento social respecto a uno o más bienes, desde este

punto de vista las fuentes inmediatas de toda pretensión son los conflictos o las incertidumbres

humanas, la fuente formal está en el derecho material, en las normas jurídicas que regulan los

derechos de las personas individuales o socialmente consideradas, en las normas que regulan las

relaciones de las personas con los bienes y en sus relaciones inter – subjetivas de orden privado o

público. Para que una pretensión material con relevancia para el derecho tenga validez, se requiere

11 MONROY GALVEZ, Juan. El derecho de la tutela jurisdiccional. Págs. 498 y 499

18
que la manifestación sea declarada por su titular o representante, quien debe reunir los requisitos

de capacidad.

Refiriéndose a la pretensión material y tomando como ejemplo un préstamo de dinero,

Ramírez Arcila, expresa:

“Al hacer la reclamación o petición directa, al cobrar directamente al deudor, el acreedor


está ejerciendo una pretensión, la pretensión de que se le pague un dinero. De esta
pretensión no podemos decir que sea genérica, porque se trata de un caso concreto.
Tampoco podemos decir que sea procesal, porque par nada ha intervenido el proceso. Y
como se trata de una intervención directa en la cual se ha ejercido una pretensión, para
llamarla de alguna forma, unos le dicen material, otros sustancial, otro civil. Esta es, pues,
la pretensión material, sustancial o civil, y es una pretensión que, como puede verse, tiene
objeto, que es el dinero que se reclama, y tiene causa, que es el contrato de préstamo”12.

Sin embargo, cuando la pretensión material no es satisfecha y el titular de esta carece de

alternativas extrajudiciales para exigir o lograr que tal hecho ocurra, entonces solo queda el camino

de la jurisdicción. Esto significa que el titular de una pretensión material, utilizando su derecho de

acción, puede convertirla en pretensión procesal, la que no es otra cosa que la manifestación de su

voluntad por la que un sujeto de derecho exige algo a otro a través del estado, concretamente

utilizando sus órganos especializados en la solución de conflictos, llamados también

jurisdiccionales.

En esta clase de pretensión, definitivamente no es posible la aplicación del principio “iura

novit curia”, por cuanto no existe la participación del Tribunal o Juez al no haber el pretensor

recurrido al órgano jurisdiccional en amparo de tutela jurisdiccional efectiva.

3.2.2 Pretensión procesal.

12 RAMÍREZ ARCILA, Carlos. La pretensión procesal. Bogotá, Temis, 1986, p. 8.

19
La pretensión procesal difiere sustancialmente de la pretensión material, a pesar de la

homogeneidad de sus contenidos, los niveles de exigencia de su cumplimiento son distintos.

Para algunos autores la pretensión procesal es la pretensión material formalizada ante un

órgano jurisdiccional, esta característica fija la diferencia entre pretensión material o procesal; la

primera supone una manifestación del pretensor (demandante o accionante), hecha directamente a

un emplazado u obligado a satisfacer una petición; mientras que la pretensión procesal supone la

misma manifestación, pero hecha ante un órgano jurisdiccional competente, tercero destinatario

imparcial, al que se le solicita inicie y dirija la composición de un proceso y emita a favor del

pretensor un pronunciamiento favorable en su oportunidad, esta pretensión procesal se formaliza

en un acto procesal, la demanda y constituye el objeto de aquel acto procesal postulatorio y según

un sector respetable de la doctrina, constituye el objeto del proceso y del acto jurisdiccional más

importante denominado sentencia.

La pretensión procesal la formaliza el actor, denominado también demandante, sujeto

activo de la pretensión, pretensor; debiendo ser un sujeto de derecho, que actúe por derecho propio

o mediante representante. El actor al formalizar la pretensión procesal debe reunir los requisitos

de capacidad procesal; en su caso, actuará mediante representante legal, en esta pretensión el

emplazado con la misma es el demandado, ejecutado, entre otro, y de igual manera tiene que ser

un sujeto de derecho.

Al formalizar la pretensión procesal se precisa una petición fundamental; esto es, el

contenido de la petición, su importancia, así como la sustentación de los fundamentos se

desarrollan al hablar de los elementos de la pretensión. La pretensión procesal tiene por finalidad

satisfacer derechos subjetivos del titular o lograr la imposición de sanciones a través de una

sentencia.

20
3.3 Elementos de la pretensión procesal

El sector mayoritario de la doctrina considera que los elementos de la pretensión procesal

la conforman:

- Los sujetos,

- El objeto; y,

- La causa.

Respecto a estos elementos existe un sector de la doctrina considera corno elementos de la

pretensión procesal a:

 El objeto; y,

 La causa.

En seguida desarrollaremos cada una de estas posiciones respecto a los elementos de la

pretensión.

Juan Monroy Gálvez, al desarrollar la estructura interna de la pretensión procesal indica

que es el núcleo de la demanda, y en consecuencia, el elemento central de la relación procesal y

tiene como estructura la fundamentación jurídica, es decir, atrás de la exigencia del demandante,

debe invocarse un derecho subjetivo que sustente el reclamo, además, la pretensión procesal debe

sustentarse en la ocurrencia de cierto número de hechos cuya eventual acreditación posterior a

través de la actividad probatoria permitirá que la pretensión contenida en la demanda sea declarada

fundada. En este caso, se trata de loes fundamentos de hecho, y estos dos elementos de 1 pretensión

procesal (los fundamentos de derecho y de hecho), apreciados de manera conjunta, se conocen con

nombre genérico causa pretendi, iufis petitum o iurin petitio. Asimismo pretensión procesal tiene

un elemento central, este es el pedido concreto, es decir, aquello que en el campo de la realidad es

21
lo que el pretensor quiere sea una actuación del pretendido o, sea una declaración del órgano

jurisdiccional.

Este elemento de la pretensión procesal recibe el nombre de petitorio, un cuando en

doctrina suela llamársele también petitum o petitorio con lo que se denomina el objeto de la

pretensión. Desconociendo el elemento subjetivo.

Del mismo modo el profesor Dante Ludwing Apolin Meza precisa que es cuestionable la

incorporación que hace un sector de la doctrina sobre el llamado elemento subjetivo (los sujetos),

como elemento constitutivo de la pretensión procesal, ya que a diferencia del objeto (petitum), de

la causa (causa petendi), se trataría de una entidad antológicamente distinta de la pretensión

procesal, en efecto, los únicos elementos constitutivos y que identifican a la pretensión procesal

son el objeto y la causa, los sujetos vienen a ser entidades externas a la pretensión ya que

únicamente éstos tienen la titularidad de algo que ya existe y que no se modifica por el cambio de

su titular. Por esta razón los sujetos de la pretensión no serían "elementos" de la pretensión, aunque

si formarían parte de su estructura “presupuestos" de la misma.

Sin embargo, resulta indispensable desarrollar la posición adoptada por el otro sector de la

doctrina, considerando el elemento subjetivo como componente de la estructura de la pretensión

procesal, que básicamente está referida a la presencia del sujeto procesal siendo importante porque

ejercita su poder de acción al plantear la demanda.

3.3.1 Elemento subjetivo de la pretensión procesal

Está integrado por:

1. El actor o sujeto activo, calificado en el proceso como el demandante quien en el acto

procesal llamado demanda procede como titular de la pretensión material o procede en

22
representación de aquel titular, el que pretende, afirma y exige la satisfacción de uno o más

derechos subjetivos violados o amenazados;

2. El emplazado o sujeto pasivo, calificado como demandado o ejecutado, es el sujeto a quien

se le exige la satisfacción derecho o derechos subjetivos reclamados en el petitorio de la

pretensión, El actor y el emplazado, son reconocidos en el proceso conjuntamente con la

denominación de partes; y,

3. El órgano jurisdiccional representado por el juez, magistrado árbitro; es el destinatario de

la pretensión procesal, el titular en la admisión, dirección y resolución del proceso

destinado composición de la pretensión propuesta.

Los sujetos son un elemento de la pretensión procesal, porque la pretensión exige como

condición necesaria para su existencia la identificación de los sujetos que la conciben, realizan o

ejecutan, este requisito tiene tanta importancia como sus homólogos que son el objeto y la causa,

porque es en este elemento donde se debe observar si los sujetos procesales tienen capacidad

procesal, representación, legitimación e interés para obrar, la adecuación de la jurisdicción así

como la competencia del Juez.

3.3.2 Elemento objetivo de la profesión procesal

Para algunos autores el objeto de la pretensión sería aquel “bien jurídico cuya protección o

concesión se solicita del Juzgador”13, para otros, seria “la prestación que se reclama o sea el

derecho, la medida, la ventaja o la situación jurídica que se demanda y no la cosa corporal sobre

13SERRA DOMINGUEZ, Manuel. Litispendencia. Revista de Derecho Procesal Iberoamericana. Numero 3. Madrid,
1969. En: Excepciones Procesales: fundamento doctrinario. Lima: Palestra 1997, Pág. 326.

23
la cual puede recaer la pretensión”14, de igual manera señala que el objeto consistía en el pedido

concreto, es decir, aquello que en el campo de la realidad el pretensor quiere que sea una actuación

de lo pretendido.

A quienes señalan que el objeto M proceso es el núcleo de pretensión y que la integran:

 La nominación de la pretensión;

 El objeto inmediato (Jurídico); y;

 El objeto mediato (empírico).

La nominación de la pretensión procesal se constituye con la indicación de la pretensión

material que se reclama en el proceso; por ejemplo filiación paterna, alimentos, reivindicación,

obligación de dar, nulidad de contrato. etc., la indicación expresa de la pretensión facilita la

exposición, delimitación y comprensión del petitorio. Además, en los casos donde se formaliza

varias pretensiones en uno solo acto postulatorio - en la demanda o reconvención -, debe indicarse

las clases y modalidades de acumulación de pretensiones que se postula.

El objeto inmediato de la pretensión procesal (objeto jurídico), está constituido por el tipo

de pronunciamiento Jurisdiccional perseguido; este se adecua al tipo de proceso:

a) En los procesos de conocimiento, abreviado, sumarísimo, objeto jurídico puede traducirse

en una petición de declaración de derechos en forma simple o pura, en una petición de

constitución de derecho o, en una petición de imposición de una condena;

b) En los procesos de ejecución, el objeto inmediato se traduce en una petición de

cumplimiento de una obligación de dar, hacer o no hacer;

14 DORANTES TAMAYO, Luis. Elementos de teoría general del proceso, 2da. Edición México: Porrúa, 1986, pp.
278-279.

24
c) En los procesos cautelares, el objeto inmediato es una imposición de una medida de

seguridad provisional para una ejecución forzada (mediante embargo, intervención,

administración o inscripción registral).

El objeto mediato de la pretensión procesal, está constituido por el bien jurídico o

pretendido y que quiere obtener el actor del emplazado en las pretensiones derivadas de un

conflicto o de aquellos que pretenden satisfacer el solicitante en caso de incertidumbres con

relevancia jurídica.

Juan Monroy Gálvez, indica que algunos estudiosos incluyen en el objeto de la pretensión

a su causa, pero esto no hace más que sembrar mayor incertidumbre. De esta manera se desemboca

en tres corrientes; la primera asevera que la pretensión es petición exclusivamente, la segunda que

es petición fundada y la tercera que se trata de solicitud fundada típica.

Sin embargo, el objeto de la pretensión procesal esta dado por la petición (“petitum") del

actor o reconveniente y ello reviste importancia capital desde que dicha deprecación determina ni

más ni menos que el objeto mismo del proceso civil. Asimismo los únicos habilitados para aportar

hechos (y sus medios de confirmación) al proceso son las partes. El juez nunca puede sustituirlas

en tal función, ya que solo debe pronunciarse sobre lo que se le pide, so pena de violar garantías

constitucionales.

3.3.3 Elemento causal “causa petendi" o fundamento de la pretensión.

25
Montero Aroca, “señala que la causa de pedir es un elemento identificador del objeto del

proceso, porque una misma petición (peticiones iguales y aparentemente idénticas), pueden estar

fundada en diferentes causas de pedir, de modo que, si nos limitaremos a considerar el elemento

"petición" no resultaría una pie identificación de la pretensión procesal objeto del proceso, ni sería

posible distinguirla las pretensiones que, fundadas en causas distintas, contengan una misma

petición”15.

La causa de pedir no consiste en normas o principios jurídicos en construcción o

calificaciones jurídicas, La razón es que éstas entendidas por sí misma una abstracción referible a

una plural diversidad de hechos de la vida.

La causa de pedir debe consistir pues, en hechos históricos, acontecimientos concretos de

la vida social, quedan excluidos en consecuencia, que formen parte de la causa de pedir los

argumentos y los medios de prueba (que son instrumentos para demostrar los hechos), la identidad

o diferencia de estos elementos no incluyen en la solución de los problemas derivados de la

identificación del objeto del proceso.

Lo anotado en el acápite anterior coincide con la exposición del profesor Dante Apolin, al

tratar el tema de la causa o causa petendi señala la causa como elemento de la pretensión procesal

ha sido materia de profundos estudios por parte de la doctrina y en los últimos tiempos por la

doctrina brasilera, toda vez que es considerada como un elemento fundamental dentro de la

estructura de la pretensión.

Si bien la causa petendi ha sido entendida como el fundamento o la razón de la pretensión

niega que los fundamentos de hecho (conjunto de proposiciones fácticas referidas a los hechos o

acontecimientos que dan lugar a la relación jurídica material inicial de la cual se derivo la

15 MONTERO AROCA, Juan. Derecho jurisdiccional. Tomo II. Proceso Civil. Pág. 89.

26
pretensión) y los fundamentos de derecho (conjunto de argumentos jurídicos al cual, se integran o

con el que coinciden los fundamentos de hechos o fácticos de la pretensión; es pues, en esta parte

donde operaria según lo tratado, el Principio "iura novit curia" como una medida de previsión ante

las omisiones o errores que se podrían presentar), constituyan los sub elementos de la pretensión

procesal.

En efecto, la causa petendi es en esencia, la razón que motiva solicitud de una consecuencia

“Jurídica” concreta, por lo que será necesario que la causa de dicho pedido sea también "jurídica".

En realidad los denominados fundamentos de hecho y los de derecho son requisitos formales de la

demanda como se tiene estipulado en el artículo 424º del Código Procesal Civil, cuya finalidad es

informar metodológicamente el conflicto y la posición del demandante al órgano jurisdiccional.

De esta manera, de conformidad con la doctrina mas calificada considera que la causa

petendi se encuentra conformada por supuestos de hecho a partir de los cuales, se podrá derivar

lógicamente la consecuencia jurídica solicitada, es por ello, que los denominados fundamentos de

hecho o la simple denominación hechos no formarían parte de la causa petendi.

Al respecto, ya Chiovenda sostenía que "no cualquier hecho deducido en juicio puede tener

importancia para la determinación de la causa. Entran en juego aquí únicamente los hechos

jurídicos, decir, aquellos que son los únicos que pueden tener influencia en la formación de la

voluntad concreta de la ley. Cuando se cambia el simple hecho o motivo pero para deducir de él

el mismo he jurídico, no hay diversidad de acción; no hay cambio de demanda y persiste la

excepción de cosa juzgada”16.

3.4 Aplicación del principio Iura Novit Curia

16CHIOVENDA, Giuseppe. Principios del derecho procesal civil. Traducción española de la 3era. Edición italiana
por José Casáis y Santalo. Volumen I. Madrid: Reus, p. 371.

27
3.4.1 Oportunidad

El haber incorporado a la norma procesal vigente el aforismo iura novit curia, impone al

Juez el deber de su aplicación, entonces surgen las siguientes interrogantes ¿En qué momento debe

el Juez corregir el derecho mal invocado?, ¿En qué momento el Juez puede solicitar la precisión

del objeto de la pretensión?, ¿Es posible que el Juez para reconducir un proceso en trámite, corrija

actos procesales invocados en forma errónea u omitidos por las partes procesales amparado en el

principio “iura novit curia”? para dar respuesta a dichas interrogante debe tenerse en cuenta el de

no afectar uno de los derechos que contempla la garantía fundamental del Debido Proceso; esto

es, el derecho de defensa, así como el de expedir una decisión justa solucionando el conflicto

evitando la expedición luciones inhibitorias.

Siendo el Juez, director del proceso y habiéndosele conferido para el ejercicio de sus

funciones herramientas procesales que le permitan hacer eficaz el servicio de justicia y

considerando el principio lura Novit Curia, una de esas herramientas al haberle otorgado los

ordenamientos citados en el acápite anterior el rango de principios generales, deberá aplicar este

principio a lo largo del proceso y no únicamente al pronunciar sentencia, como muchas veces ha

señalado la doctrina.

En dicho contexto se debe tener en cuenta que al calificarse la demanda, se debe revisar sí

la relación procesal se encuentra debidamente establecida, si los hechos narrados concuerdan con

petitorio y con la fundamentación jurídica, es el primer momento para determinar si existe error

en la alegación del derecho, o sí existe imprecisión en el petitorio, declarando, de ser el caso la

inadmisibilidad de la demanda, sin perjuicio de que sea el Juez quien en definitiva precise cual es

la norma correcta aplicable al caso concreto; lo expuesto importa que desde un inicio la parte

demandada tenga conocimiento de cuáles son las reglas establecidas en la litis entablada, y si pueda

28
ejercitar su derecho de defensa cabalmente, nótese que muchas veces de ello dependerá la

estrategia que utilice para efectos de su defensa, corno sería la carga de la prueba por ejemplo.

Otra oportunidad para aplicar el aforismo, es al momento de sanear el proceso, dado que el Juez

vuelve a revisar, a reexaminar la relación instaurada, de advertir que de los hechos emana un

derecho diferente al pretendido, deberá proceder a su corrección.

Es común que se haga uso de Iura Novit Curia, al momento de expedir sentencia, toda vez

que es en dicho momento en que el Juez deberá subsumir los hechos expuestos a una norma

jurídica determinada; sin embargo, cabe la posibilidad que no obstante las herramientas procesales

que tiene a su alcance, corrobore recién en ese momento la existencia de error en la alegación del

derecho.

Entonces, el Juez deberá hacer uso del aforismo, siempre y cuando aplicar la norma

correcta, no afecte el objeto de la pretensión demandada, debiendo además verificar si los techos

de cual emana el derecho correcto, han sido materia de debate y de prueba (en las etapas

correspondientes, esto es, al contestar la demanda y en el desarrollo de las audiencias respectiva),

que le permita hacer eficaz el servicio de justicia.

3.4.2 Limites

El poder jurisdiccional del Juez aplicando al caso concreto el aforismo lura Novit Curia,

no es absoluto, por cuanto se han determinado límites.

El profesor Francisco Ezquiaga Ganuzas, ha señalado que “la actividad del Juez quien

posee el control para la selección de las normas jurídicas que van a ser utilizadas para resolver el

litigio, su actividad está limitada por ajunos principios procesales de inexcusable cumplimiento

29
para que sea respetado el derecho de defensa de las partes, sustentado en el equilibrio que en todo

tipo de proceso debe apreciarse - Principio de contradicción y congruencia”17.

Por su parte el profesor Lorenzo Zolezzi señala la atribución contenida en el artículo VII

del Título Preliminar del Código Procesal Civil peruano, sólo puede ejercitarse cuando no afecta

ni el derecho de defensa ni el principio contradictorio, es decir, cuando no altera en nada las

pretensiones planteadas por las partes no los hechos alegados y sometidos a probanza De la

contrarío, cabría deducir la nulidad de la resolución respectiva.

Esta terminología que se propone no recoge claramente la limitación que le impone el

principio de contradicción al Iura Novít Curia, pues debe señalarse que dicha limitación no implica

siempre una reformulación o reconducción de! criterio jurídico adoptado por las partes al criterio

propuesto por el juzgador, sino que la operatividad del principio de contradicción en el proceso

conlleva a que la calificación jurídica que proponga y adopte el juez al final del proceso deba haber

sido objeto de audiencia - incluso si adopta la formulada por una de las partes.

3.4.2.1 Principio de contradicción

El principio de contradicción consiste en que una parte tenga la oportunidad de oponerse a

un acto realizado a instancia de la contraparte y a fin de verificar su regularidad, presentándose en

los procesos donde existe un demandante y un demandado, es decir en tipo contencioso. Este

principio es inherente al mental de la tutela jurisdiccional efectiva no solo acceder al proceso y a

los recursos que la ley contempla, sino a la bilateralidad, para que las partes puedan hacer valer

sus derechos e intereses.

17EZQUIAGA GANUZAS, Francisco J. Iura Novit Curia y Aplicación Judicial del Derecho. Editorial IEX NOVA.
Págs. 31-32.

30
La doctrina señala que la finalidad que se persigue con el principio es evitar suspicacias

sobre las proposiciones de las partes La contradicción no requiere que la parte en cuyo favor se

surte realice los actos que con tal efecto consagra la ley, sino basta que se le haga conocer las

respectivas providencias (aspectos de hecho y derecho respecto de los cuales gira el litigio), puesto

esto le da la posibilidad de llevarlos a cabo. De ahí que el éste principio tenga una íntima relación

con el principio de publicidad.

El principio del contradictorio como límite al principio Iura Novit Curia, ha sido

reconocido por la doctrina, como uno que identifica al proceso mismo, teniendo en consideración

que la dialéctica procesal se encuentra constituida por la afirmación de un derecho o realidad

(tesis), una negación (antítesis), y una síntesis que parte necesariamente de los expresado por las

partes. De esta manera, no cabe duda que la colaboración de las partes en el proceso resulta

indispensable para el desenvolvimiento del mismo, ya que solo con ello se podrá contar con una

decisión justa.

El contenido mínimo del principio de contradictorio no se agota con la consagración de las

denominadas bilateralidad de los actos procesales y la correlativa posibilidad de contradecirlo, sino

que incluye la necesidad de que los actos judiciales y su formación dependan de la efectiva

participación de las partes, debiendo tener conocimiento oportuno de todas las alegaciones o

argumentos que se consideren aplicables al caso.

Es en este sentido que si un Juez no se encuentra de acuerdo con la invocación de una

norma supuestamente aplicable al conflicto, y por lo tanto, no se encuentra de acuerdo con la

posición jurídica sumida por las partes no puede simplemente dejar de pronunciarse sobre el fondo

del conflicto; esto es, que si a lo largo de un proceso surgiera una tercera opinión - por parte del

Juez-, variándose de alguna manera las consideraciones jurídicas del caso, la solución no sería

31
quitar esta opinión - y que con ello impedir la aplicación del aforismo iura novit curia -, sino dar

la oportunidad a las partes para que puedan pronunciarse sobre el nuevo aspecto jurídico.

3.4.2.2 Principio de congruencia

Este principio tiene sus orígenes en la Ley 16 Titulo 22 de la Partida III "non debe valer el

juicio" que da el Juzgador sobre cosa que fue demandada ante él, y ha sido recogido por la Ley de

enjuiciamiento civil de España de 1881 en su artículo 359 “las sentencias deben ser claras, precisas

y congruentes con las demás pretensiones deducidas oportunamente en el pleito.

Este principio ha sido entendido a través del aforismo “ne eat judex ultra petita partium” que

significa que "El Juez no puede dar a las partes más de lo que piden".

El poder del justiciable de fijar el thema decidendum impide que el mismo exceda los

límites fijados a la controversia por la voluntad de las parten Se ha destacado que la congruencia

se concreta en definitiva en una comparación entre dos vértices: las pretensiones de las partes y la

resolución M Juzgador, es decir, que debe existir una identidad entre lo resuelto y las pretensiones

de las partes u objeto del proceso.

La congruencia exige solamente correlación entre la decisión y los ¡nos en que queda,

oportunamente planteada la litis, comprende los siguientes aspectos:

 Pronunciamiento debidamente motivado de todas las pretensiones oportunamente

deducidas.

 Pronunciamiento nada más que de las pretensiones ejercitadas o sea prohibido resolver

pretensiones no ejercitadas, es decir, aquellas pretensiones donde ambas partes procesales

han hecho valer sus derechos e intereses o se les ha dada la oportunidad de ejercer el

derecho a la defensa y de! ofrecimiento de medios probatorios, entre otros.

32
 Aplicando de estas regias a las cuestiones introducidas al debate por el demandado, ósea

resolución de todas las cuestiones planteadas por el mismo y nada más que ellos18.

18 RICER, Abraham, La Congruencia en el proceso civil, Revista de Estudios procesales. Nº 5, pág. 15.

33
OPINIÓN PERSONAL

Creo que el desestimar la demanda, por la sola invocación errónea de la causal en que se

fundamenta el petitorio, puede llevarnos al camino de la iniquidad, lo cual desnaturaliza y trasgrede

los fines del proceso, teniendo en consideración que el fin supremo del proceso es la justicia.

Cuando la parte ha probado su derecho con los medios probatorios que incorporó al proceso

en los actos postulatorios, no debe rechazarse su demanda, aún cuando los fundamentos de derecho

que exprese en la demanda se hayan invocado de forma deficiente o no hayan sido invocados.

Muchos siguen manteniendo la postura, que aplicándose este principio se afecta el derecho de

defensa de la contraparte al no haber podido defenderse de los alcances de la causal invocada por

el Órgano jurisdiccional; debido a eso es que algunos colegas con una postura interesante, han

optado previamente a la aplicación del iura novit curia, por citar a las partes a una audiencia

especial, a fin de que oralmente puedan ejercer su derecho de defensa; nosotros creemos que no

debe ser necesariamente indispensable que cuando se vislumbre la concurrencia de una causal

distinta a la invocada en la demanda, y se pretenda aplicar el iura novit curia, el juez deba correr

traslado a la parte o deba citarla a fin de hacerle saber su posición, teniendo en consideración que

la aplicación de este principio es la facultad del juez, las partes únicamente son dueñas del petitorio

y de los fundamentos de hecho incorporados al proceso en los escritos de demanda, de contestación

de demanda, de reconvención y del escrito que absuelve la reconvención, más aún no son dueños

de la fundamentación jurídica no son dueños de la calificación jurídica, labor que le compete al

Juez, dado su posición expectante como conocedor del derecho, como técnico del derecho.

CONCLUSIONES

34
 El principio “Iura novit curia” es un principio jurídico que indica que el Juez es conocedor

del Derecho, y lo obliga a decidir de acuerdo a las normas legales, aún cuando las partes

no hayan expresado las leyes en que fundan sus derechos subjetivos, o hayan invocado

normas jurídicas distintas a las que el Juez considera aplicables al caso concreto, de acuerdo

a los hechos relatados y a las pruebas ofrecidas, cuyo cargo, sí está en manos de los

litigantes, siempre sin dictar sentencia sobre hechos no peticionados por las partes.

 El Juez debe aplicar el derecho, haciendo la calificación jurídica adecuada de los hechos.

El Juez es servidor de la ley y su fiel intérprete, por supuesto inspirado por otros principios

como el de la equidad, pues las leyes son abstractas, y el Juez debe aplicarlas adecuándolas

a la situación fáctica a resolver y eligiendo entre ellas, si hay varias, la más adecuada a

resolver la cuestión.

 La función del Juez Civil en la actualidad es aplicar la justicia en el caso concreto (equidad)

resolviendo lo peticionado, dirimiendo la contienda, y restableciendo los hechos al estado

anterior o imponiendo daños e intereses.

BIBLIOGRAFÍA

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constitucional, Civitas, Madrid.

35
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Edición italiana por José Casáis y Santalo. Volumen I. Madrid: Reus.

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SERRA DOMINGUEZ, Manuel. (1969) Litispendencia. Revista de Derecho Procesal

Iberoamericana. Numero 3. Madrid.

ANEXOS

36
Aplicación - Jurisprudencia Tribunal Constitucional

STC N.º 5328-2006-HC/TC

Dte: Libertad individual

TC: Derechos al trabajo, al honor y buena reputación

“En consecuencia, al constatarse que la reclamación planteada ha sido erróneamente tramitada

como hábeas corpus, cuando lo debió ser por vía del amparo, bien podría este Colegiado disponer

la nulidad de los actuados y el reencausamiento de la demanda. Sin embargo, considerando i) la

urgencia de restituir los derechos reclamados, ii) la correlativa necesidad de que el presente

proceso se resuelva de forma oportuna y efectiva y, iii) lo inoficioso que resultaría rehacer un

procedimiento cuando existen suficientes elementos para merituar su legitimidad, este Tribunal

estima pertinente proceder a la inmediata reconversión del proceso planteado en uno de amparo y

pronunciarse sobre el fondo de la controversia. Por lo demás esta alternativa se encuentra

sustentada en el principio iura novit curia, reconocido en el artículo VIII del Código Procesal

Constitucional ”.

37

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