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En 1974, Stephen Hawking hizo una de sus predicciones más famosas: que

los agujeros negros eventualmente se evaporan por completo.

Según la teoría de Hawking, los agujeros negros no son completamente


"negros" sino que en realidad emiten partículas. Esta radiación, creía Hawking,
podría extraer suficiente energía y masa de los agujeros negros para hacerlos
desaparecer. Dicha teoría fue asumida como certera, pero se pensaba que era
casi imposible de probar.

Afortunadamente y por primera vez en la historia, un equipo de científicos del


Instituto Technion de Tecnología de Israel, dirigidos por el físico Jeff Steinhauer,
ha mostrado esta elusiva radiación (que, en su honor, fue bautizada como
radiación Hawking), al menos en un laboratorio. Aunque la radiación de
Hawking es demasiado débil para ser detectada en el espacio por nuestros
instrumentos actuales, los físicos han visto esta radiación en un análogo de
agujero negro creado con ondas de sonido y parte de la materia más fría y extraña
del universo. En el experimento con este agujero negro virtual, detallado en la
revista Nature, han logrado "ver" la radiación Hawking en acción.
CIUDAD DE MÉXICO.
Investigadores del Instituto Tecnológico de Israel lograron confirmar que
los agujeros negros emiten partículas hasta que se evaporan.
El físico Jeff Steinhauer, líder de la investigación, publicó un artículo en la
revista Nature confirmando este descubrimiento.
Descubren 83 agujeros negros creados en el universo primitivo

Los misteriosos agujeros que la NASA encontró en el Ártico


¿Cómo se evaporan los
agujeros negros?
Son los objetos más densos del Universo, pero ni
siquiera ellos vivirán para siempre. Te explicamos
por qué.
“Es como si te preguntaras ¿se puede ser más negro? Y la respuesta es que no. No se
puede.” -Nigel Tufnel, This is Spinal Tap.

Ya habrás oído hablar de agujeros negros: regiones en el espacio donde la materia y la


energía están tan concentradas que nada, ni siquiera la luz, puede escapar de ellas.

Crédito: NASA/ Telescopio Hubble

Estos objetos existen realmente y se sabe que tienen tamaños que van desde unas pocas
veces la masa de nuestro Sol (como Cygnus X-1, en la ilustración anterior) hasta los
agujeros negros supermasivos que hay en el centro de las galaxias. Nuestra galaxia tiene
uno que es 4 millones de veces la masa de nuestro Sol (lo puedes ver abajo), pero los
mayores pueden ser miles de millones (o varios de miles de millones) de veces más
masivos que nuestro Sol.
Los más pequeños se forman cuando estrellas muy masivas – de 12 a
15 veces la masa de nuestro Sol (o más) – agotan el combustible
nuclear que hay en su núcleo. Al acabar su combustible, el núcleo
colapsa debido a la gravedad. En estrellas más pequeñas, las
propiedades cuánticas de los átomos pueden soportar la gravedad, de
forma que en estrellas mayores que nuestro Sol (de 7 a 12 masas
solares), el núcleo se fusionará en un montón de neutrones, que pueden
aguantar la gravedad, dando lugar a una estrella de neutrones. Pero por
encima de cierto límite, ni siquiera los neutrones pueden resistir la
fuerza de la gravedad, y el resultado es un agujero negro.
Y por supuesto, puedes hacer agujeros negros más
grandes fusiónandolos entre sí y mediante otros procesos; no cabe
ninguna duda de que abundan en el Universo. Pero si ni siquiera la luz
puede escapar de un agujero negro, ¿cómo puede ser que se evaporen?

Igual has oído hablar de términos como el principio de incertidumbre de


Heisenberg y la radiación de Hawking, y para empezar, esto basta para
explicarlo. Echemos un vistazo al primer concepto.
Una de la cosas más fundamentales y raras de la mecánica cuántica es
que nos dice que no podemos medir la energía de un sistema con una
precisión absoluta en un tiempo finito: existe una incertidumbre
inherente entre energía y tiempo. Y esto implica un montón de cosas: que
las partículas que viven muy poco tiempo (como el bosón de Higgs o el
quark top) tienen una incertidumbre asociada a su masa, que la medida
de la masa o la energía de un sistema no puede hacerse instantáneamente,
y -quizás lo más importante- incluso el mismo espacio vacío puede tener
una energía no nula.

Gracias a la mecánica cuántica, incluso podemos visualizarlo.


Pares de partículas y antipartículas pueden crearse y destruirse durante
periodos muy breves. Y mientras se cumpla el principio de
incertidumbre de Heisenberg, no sólo es posible, ¡es inevitable! Y
teniendo esta imagen en la cabeza, quizá puedas imaginar cómo se
evaporan los agujeros negros.

Los agujeros negros -independientemente de su tamaño- tienen


un horizonte de sucesos, un sitio a partir del cual nada puede escapar.
Dentro del horizonte de sucesos se queda todo atrapado: cualquier tipo
de materia se queda dentro, cualquier par de partícula-antipartícula se
queda dentro, toda la luz que entra no puede escapar. Sin embargo, fuera
de dicho horizonte las cosas pueden quedarse fuera o caer en el agujero
negro. Y si hay pares partícula-antipartícula formándose por fuera, ya
nos podemos imaginar que la mayoría de las veces se aniquilarán
mutuamente estando fuera, pero muy de vez en cuando, uno de esos
pares cae hacia el agujero… ¡y el otro se queda fuera!

Esta proposición es muy tentadora, pero también es incompleta. Hay


algunos problemas que he ido señalando en el pasado y que voy a
explicar ahora.

Para empezar, las partículas cuestan energía, por decirlo de alguna


forma, y debido a la conservación de la energía, no se pueden crear de
la nada. La incertidumbre asociada a la cuántica sólo nos permite
engañar al Universo para crear las partículas durante un período muy
pequeño de tiempo; al final debes devolver dicha energía.

Además, la temperatura de la radiación asociada a este mecanismo se


puede calcular, y sólo depende de la masa del agujero negro.

Si bien harían falta miles de millones de grados de temperatura para


crear incluso el par partícula-antipartícula más ligero (sin tener en cuenta
a los neutrinos, para los que bastarían unos pocos grados), un agujero
negro de la masa de nuestro Sol tendría una temperatura inferior a un
microKelvin, y la temperatura desciende para los agujeros más masivos.
Por decirlo de otra manera: no tendríamos la energía suficiente como
para crear una sola partícula.

En efecto, estos pares partícula-antipartícula se crean todo el tiempo;


en ocasiones, la partícula cae en el agujero negro y la antipartícula
permanece fuera, a veces es al revés. ¡Pero sólo tendremos radiación
saliendo del agujero negro cuando sucede todo esto bajo las
condiciones correctas!
Imagínate que tienes dos pares partícula-antipartícula justo fuera del
horizonte de eventos: para el primer par, la antipartícula cae dentro y la
partícula escapa, mientras que para el segundo par la partícula cae y la
antipartícula escapa. La partícula del primer par y la antipartícula del
segundo par interactúan y dan lugar a dos fotones (que es lo necesario
para que se conserve la energía y el momento), que pueden escapar en
forma de radiación de Hawking con energía real y positiva.

¡Pero esa energía no sale gratis! ¿De dónde viene? Debe de haberse
sustraído a la masa del agujero negro, algo que puede suceder gracias a
las partículas virtuales de cada par que caen dentro del agujero negro.
¡Al final tenemos una radiación que se escapa y que el agujero negro
tiene menos masa!
Aunque la única forma de conseguir la respuesta exacta es realizar los
cálculos de la teoría cuántica de campos en un espacio fuertemente
curvado, lo que os he contado anteriormente se parece mucho a lo que
ocurre en realidad. La diferencia más sutil es que la radiación que se
emite corresponde a un cuerpo negro y es continua, algo que en principio
no puede saberse partiendo de lo que os he contado antes. Lo que
también es impresionante es que la velocidad con la que perdemos
energía (que sabemos gracias a la temperatura del agujero) es mayor
para los agujeros de menor masa, debido a que la curvatura del espacio
es mayor para los horizontes de eventos de los agujeros negros
pequeños.

Llevaría unos 10^67 años el evaporar un agujero negro de la masa de


nuestro sol y alrededor de 10^100 años para los agujeros negros más
masivos del Universo. Quizás sea mayor que la vida del Universo, pero
no son eternos. Aunque vivan más que cualquier otro objeto conocido
en el Universo, incluso los agujeros negros tienen sus límites, ¡y ahora
sabes por qué!

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