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María Teresa Gramuglio

Juan José Saer: el arte de narrar


Cuatro libros de cuentos
y cuatro novelas definen
la obra de Juan José Saer,
santafesino nacido en 1937.
" E l arte de narrar" es, precisamente,
el t í t u l o con que aparecieron
sus poemas, en 1977.
Los que hoy publicamos,
inéditos, integrarán una futura
y ampliada reedición

Hace más de diez años que definición del campo escriturario crónico, tradicional, objetivista o
Juan José Saer vive en Francia. nacional. regionalista, siempre sin acierto
V durante esos años se han agre- La palabra obra es aquí per- y sin que ninguna de esas etique-
gado a su obra El limonero reaI tinente: remite a un trabajo con- tas haya hecho más que acrecen-
(1974) y La mayor (1976). cebido como proyecto de con- tar el silencio en torno de una
editados en España. En 1977, j u n t o . a una totalidad en proce- obra que. rigurosa y sin conce-
una editorial venezolana publicó so de realizarse, y realizándose, siones, sólo puede ser leída a
El arte de narrar. La paradoja efectivamente en todas y cada partir de su propia propuesta.
de que este último libro reúna una de las partes (los libros) que El limonero real es, en la me-
los poemas que Saer fue escri- la integran. No de o t r o modo de- táfora de su t í t u l o , el texto del
biendo paralelamente o, mejor, be leerse la obra de Saer. con su relato y el sistema de la narra-
acompañando a sus narraciones, " z o n a " , rus personajes y lugares ción. 1 Punto de referencia espa-
insinúa una de las direcciones en recurrentes, su universo - s u "rei- cial, el limonero real, con su aura
que es posible reflexionar sobre n o " — edificado (edificándose) en mágica, resplandece en el centro
el sentido de una obra ya vasta, el lenguaje, en la escritura, no del monte. Su ciclo no es el ha-
aunque, con pocas excepciones, mágica, no fácilmente, sino en bitual. en el que flores y frutos
sistemáticamente ignorada por una lucha constante de la con- se siguen ordenadamente: " E l
lectores y críticos en la Argen- ciencia por alcanzar la posibi- limonero real está siempre lleno
tina. lidad del relato, de cierta forma de azahares abiertos y blancos,
Que. al mismo tiempo. El arte de relato. de botones rojizos y apretados,
de narrar sea concebido por su Relatos, poemas: una unici de limones maduros y amarillos
autor como un texto abierto, dad. La retórica, como sistema y de otros que todavía no han
capaz de crecer con nuevos poe- aceptado de convenciones, como madurado o que apenas si han
mas. que después de once años refugio, es abolida. En su lugar 1
A d e m á s d e la veto q u e abre la indaga
en que Saer no publica en la aparece la formulación de una Ción del s í m b o l o d e l á r b o l , n o se p u e d e per
Argentina algunos de esos poe poética que no ignora esas con- der de vista la p a r t i c u l a r p o l i s e m i a d e ios
mas aparezcan ahora en Punto venciones. pero que las histori- t é r m i n o s u t i l i z a d o s por Saer en algunos t i -
t u l o * - la p a l a b r a real e n El limonero real y
de vista, esperando su incorpo- za y las desencaja de sus lugares en el p o e m a Reales desencadena t o d o e l
ración a un "arte de narrar" habituales (lugares comunes) pa- j u e g o do o p o s i c i o n e s semánticas e n t r e rea'
f u t u r o , y que estos poemas se ra reinscribirlas arduamente en Y n o »cai. i m a g i n a r i o o falso, sobre t o d o
t r a t á n d o s e de u n e s c r i t o r h i p e r l i t e i a n o c o
publiquen acompañados de un textos cuya bruñida precisión m o Saer. Es v e r d a d Que la p o l i s e m i a del
comentario sobre algunos aspec- exige una lectura también ardua lenguaje p o é t i c o n o i m p l i c a u n a p r o l i f e r a -
tos de los últimos relatos de Saer. y precisa. c i ó n a r b i t r a r i a de los s i g n i f i c a d o s : e n el caso
d e l p o e m a , p o r e j e m p l o , el s e n t i d o s r pre
terminaría de dibujar ese camino De allí la dificultad, la traba, cisa e n la l e c t u r a del t e x t o , p e r o se e n r i a u e -
posible; el trabajo sobre el len- para leer a Saer en el contexto ce a su ve? c o n n u e v o s s i g n i f i c a d o s c u a n d o
guaje, sobre la lengua poética, literario nacional; distante (y no el t e m a p o é t i c o aparece v i n c u l a d o a la f i g u r a
de Cervantes. La mayor nombra un tono
para ser más precisos, que se sólo en el sentido geográfico), m u s i c a l y es u n a frase c o m p a r a t i v a . Argu
opera en los textos de Saer, complejo y erudito, no tiene mentos. t i t u l o Que r e ú n e los t e x t o s breves
cuestiona la falaz dicotomía en aún cabida en los módulos esta- d e l a segunda p a r t e de La mayor. r e m i t e al
r e s u m e n s u m a r i o de u n a o b r a y t a m b i é n a
tre vanguardismo y realismo, y blecidos por el mercado de lee razones q u e se u t i l i z a n pai«i d e m o s t r a r o
abre la posibilidad de una re- tura; se lo ha considerado ana- convencer

3
comenzado a formarse." Como el ia materialidad del mundo se afir- colorada, una verde, una azul—
árbol, el relato se construye en ma y se disuelve entre per- y distingue tres figuras en movi-
un ciclo de comienzos, recomien- cepción y duración. Vale la pe miento que parecen flotar sobre
zos y superposiciones permanen- na incluir este largo pasaje de el camino y debatirse contra e1
tes. Una breve frase: "Amanece/ El limonero real: horizonte alto y macizo de los
y ya está con los ojos abiertos", "Se sirve vino. Después corta árboles. La mitad intacta del
lo desencadena y lo clausura, en un limón y exprime una mitad limón que Agustín acaba de
circularidad total. Entre la aper- en su vaso. Deja la cascara sobre cortar está en la mesa, junto al
tura y el cierre del proceso narra- la mesa. Wenceslao ve ahora las limón entero y a la otra mitad
tivo se despliega el intento en- manchas que se aproximan —una vacía de la que cuelgan unos
carnizado de registrar todo lo
" o c u r r i d o " : una y otra vez el REALES
relato de esa jornada volverá so-
bre sus pasos, sobre acontecí - Reales - u r g e . V nadie sabe bien donde
cimientos, sueños,recuerdos, sen- está. Un viejo, ni más ni menos, un poco,
saciones, siempre con datos dis- ¿no?, ya me entiende — y el índice se pone
tintos. con reiteraciones, agrega a girar a la altura de la sien.
dos y omisiones, para indicar, De batallas,
en definitiva, que los resquicios de cárceles, de evasiones, salió, ya lo hemos visto.
de " l o "real" (lo narrable) son cambiado pero indemne, como se dice,
tan numerosos que ningún dis- un poco mejor, tal vez. según se mire, la mano
curso —salvo, quizá, un impo- izquierda inutilizada: ¿parálisis, o lisa
sible discurso i n f i n i t o — podría y llanamente un muñón? El día de juicio.
dar cuenta de ellos. Apertura probablemente, se sabrá. Por ahora nos queda
(violencia) del relato y destruc- la imagen, no sin fundamento,
ción de la ilusión de realismo (de de un viejo seco y bronceado, avanzando.
cierto realismo, no del realis- en miniatura, por campos de trigo. En el
mo), esta forma reiterativa se co- anochecer azul se sienta, en el patio de una venta, a descansar.
rresponde con otros dos nive- Embrollos con las facturas, pleitos, y , de tanto en tanto,
les de constitución del t e x t o . un soneto —su mujer, más joven y más rica; la bastarda
Uno de ellos es la variación de empleada como sirvienta en lo de una de sus hermanas
los registros, de los modos de y, pisándole los talones,
narrar: las voces, las personas, -pesadilla balzaciana- la Tesorería. Hay que hacerse
los tonos; la presencia visible de la idea exacta, sin mistificar: un viejo, un viejo
la narración, tematizada y paro- bastante ¡letrado, sin obra visible, sin protectores,^
diada: presencia de (o alusión a) debatiéndose, sin progresar, en una telaraña,
los cuentos de hadas, el relato el sol de agosto arriba
escolar, el monólogo interior, el y todo alrededor el trigal. ¿Por qué hubo
Génesis, la Odisea y el Ulises 3 . de ser él, más tarde, casi inmediatamente,
El o t r o rtivel es el avance del re- en rigor de verdad, quien desplegara ante nuestros ojos.
lato sobre el soporte de la des- para durar cuanto duremos, haciéndosenos connatural,
cripción minuciosa y obsesiva de lo que ya es vox popuIR - y sería superfluo repetirlo,
la percepción sensorial: la con- hasta tal punto su presencia nos acompaña. ¿Por qué él,
sistencia, los sabores, los olores
él, ese viejo? Y eso en la cárcel, parece, por añadidura,
y especialmente lo visual (es-
aunque esto último, como fue escrito varias veces, no se ha podido
pacios, recorridos, luces, som-
probar.
bras. colores y formas) son los
Reales-
únicos "datos ciertos", los datos
no existe nada, nada, no hay, aunque estalle
de la experiencia que, aun en su
ante nuestros ojos, ninguna realidad - y esos reales
imprecisión permiten configurar
que le reclaman, sin poder, por otra parte, dar con él,
el relato, en una oscilación donde
vienen de rey, son la escoria del siglo o el siglo mismo,
la borra de un retruécano.
2
Estos dos t e x t o * , a su v e * . estén u n i -
d o s p o r JU c o m ú n r e f e r e n c i a al m i t o de E d i -
El sol de agosto arriba
p o . f u n d a m e n t a l en £ / limonero rea!, c u y o que se apaga, de golpe, y un rasguido. Viene subiendo,
p r o t a g o n i s t a . Layo, r e c u e r d a a t u h i j o m u e r - fragilísimo,
t o y s a c r i f i c a u n c o r d e r o ( s a c r i f i c i o q u e a su
vez halla o t r a c o r r e s p o n d e n c i a l i t e r a r i a en
. desde la oscuridad.
los versos g o n g o r i n o t del « p í g r a f e ) e n la
c e l e b r a c i ó n d e la fiesta a la q u e llega a c o m - 1976
p a ñ a d o p o r su s o b r i n o , o l l./tdaado.

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AURORAS
Parecía venir, dicen algunos,
de un país en el que nadie, pero nadie,
Librerías
habitara
Para que el t o d o fuese glorificado
Nadie, tampoco, ahora, podría,

fausto
ciertamente, indicar, de un modo preciso,
el lugar del naufragio. Gira, incansable,
de Niza a Leipzig, de Rapallo a Venecia,
de un modo, como Poussin y sus discípulos,
al mismo tiempo idílico y heroico:
un horno al rojo blanco por dentro,
ceniza lívida la parte externa;
hasta su hermana, en una carta, lo consignó.
Que respiren, otra vez, los profesores! La prueba, Av. Corrientes 1311
según ellos, llegó por f i n ; de otra manera
Tel. 40-1212
no hubiese terminado
golpeando el piano con los codos en la pensión
de T u r í n ; habían tenido Av. Corrientes 885
razón en no leerlo — Tel. 393-7988
no se viene a este mundo a delirar.
¿Y si el delirio fuese, más bien. Av. Santa Fé 1715
construir, mediante una colecta. Tel. 41-2708
un teatro I írico, perorar
desde un pulpito, desde una cátedra,
poseer la certidumbre de un papel absoluto
en la opereta de la historia 7 La explosión,
de la que somos, ya sin orillas, los fragmentos,
resonó, primeramente, en el centro
de su ser, hoja seca perdida
en el viento cósmico
Para que el t o d o fuese glorificado Literatura - Filosofía
No se sabe: Psicología - Arte
no puede saberse
Historia - Economía
si vale, de verdad, la pena construir,
si no es más bien preferible, ¿no Encuademaciones
es cierto?, no construir nada. Novedades al día
Habría que empezar, mejor, fusilando
Libros técnicos
al Kaiser, a los antisemitas, reconociendo,
en un viejo caballo, Ediciones de Lujo
la materia del ser uno y solidario, Regalos Empresarhles.
la vieja eternidad que regresa, puntual,
una y otra vez, al punto de partida,
por el atajo del olvido
Para que el todo fuese glorificado
Y balbucear, vociferando, brutalizar,
con los codos, el teclado, es, si se mira ENVIOS A L INTERIOR
bien, mil veces preferible CREDITOS
a componer sinfonías, convengámoslo. celestiales,
como si nada, pero nada,
se le debiera, ¿no?, a lo que
por debajo, con mano férrea,
y sin pedirnos nada, nos sostiene Cualquier libro de nuestro
Para que todo sea glorificado surtido puede ser suyo con
Himnos al dios electrónico un crédito a sola firma.
suben. continuos, del basural sideral.
EL C R U C I F I C A D O 1977
filamentos pálidos de pulpa hú- azul y colorada, debatiéndose árboles, compacto y oscuro.
meda. Wenceslao pasa la yema móviles y avanzando por el ca- Wenceslao puede adivinar el es-
del pulgar, de un modo muy m i n o arenoso. Wenceslao desvía fuerzo de Rogelio por discer-
suave, por sobre la pulpa apre- la vista del camino para obser- nir lo que ve.
tada de la mitad intacta y la sa- var en cambio a Rogelio, que - V i e n e para acá - d i c e Roge-
ca húmeda y fría. Después se tiene la mirada clavada en esa di lio. volviéndose a sentar.
lleva el dedo a la boca y lame la rección: Wenceslao ve en la ex- Después sabrán que son la Ne-
yema. Después alza la mano y presión de Rogelio el esfuerzo, gra y Josefa, las hijas de Agus
señala el camino. primero por ver, y después de t í n , que vienen de la ciudad con
- V i e n e gente - d i c e . haber visto para precisar lo que una amiga que han traído de pa-
Agustín y Rogelio hacen girar ve - p a r a precisar que ve y qué seo a conocer la costa. Compro-
la cabeza y miran. Rogelio se v e - y por ú l t i m o para identifi- barán que las manchas - c o l o
incorpora y entrecierra los ojos car las manchas y las figuras rada, verde, azul— eran sus
para ver mejor. Ahora ellos tam- que se mueven, reducidas y cons- sombrillas. " I r á n desprendiéndo-
bién van a ver las manchas verde. tantes, contra el horizonte de se de a poco del horizonte de
árboles hasta convertirse en tres
CAFE Y M A N Z A N A S figuras, tres seres humanos, tres
mujeres, tres mujeres jóvenes
La taza blanca, nítida, nos saluda. aproximándose a la casa por el
corola, sobre la mesa, abierta en el centro del camino amarillo."
presente que, de nuevo, floreció. Y el gusto. En el conjunto de la produc-
ácido, de la carne otoñal, ción de Saer. El limonero real
sin nosotros, mezclado al del café. funciona como una verdadera
seguiría estando summa narrativa (poética) y ex-
prisionero en su forma: pone, en sus múltiples signifi-
vidas frágiles y solidarias. M i n u t o , caciones, las líneas directrices
rico, cuyo vaivén, que fundan su proyecto de es-
lleva y trae este mundo critura: la necesidad de situarse
en equilibrio sobre lo negro. Presente a la vez en "la literatura" (Saer
rápido y sin fin que deposita, practica una escritura intelectua-
en esta esquina del ser, lizada y erudita) y en "la reali
el ser entero hecho calor y delicia. d a d " (Saer registra la materia-
lidad del mundo a través de la
1977 percepción y la duración). De ahí
la lucha que es doble y perma-
LESCONIL nente: contra la comodidad
de las convenciones aceptadas y
Lo o t r o viene en esos barcos livianos contra la creencia ingenua de que
desde el crepúsculo, hacia el puerto, en el sol es posible, en el texto, dar cuen-
de invierno: ta del mundo, de una totalidad,
lo o t r o - l o que tiene nombre, con sólo representar su aparien-
moviéndose fuera de t u silencio cia, su fachada. Narrar se convier
innominado; te. así, en una operación de la
más allá, afuera, afuera, en la intemperie conciencia cuyos soportes son el
sin pensamiento, sin recuerdos, sin en sí, tiempo y la memoria (el recuer
como un t o l d o de feria do) y cuyo resultado sólo puede
en 4a plaza del mercado ser un producto "imaginario"
que un viajante pontempla, una mañana, que, por su propia materialidad
desde su cuarto de hotel en el tercer piso. (su lenguaje) se incorpore a su
Lo o t r o son esos barcos, ese mar. esas caras vez al mundo real.
de sal y sangre, que vuelven, cada día.
a completar, en tierra firme, su naufragio. Un pasaje de Argumentos
Visión rugosa completa esta última comproba-
que atraviesa t u mar liso: ción: "Partimos de la ¡dea bá-
máquinas de oro duro sica de la importancia del Qui-
que lo indeterminado, adentro, aniquila. jote. producto de dos datos fun-
damentales. El primero, por de-
1977 cir así de orden histórico, es la
gran envoltura en el interior de la

6
cual nacemos y a la cual llamamos la lucha por recuperarlo. En esa
el mundo, una de cuyas partes lucha, el presente, obstinado, du-
es la opinión general de que el rativo, infinito, el presente que
Quijote es una obra maestra. encierra todas las cosas y los S*|l S M n o t k i
(Otra de sus partes es el Quijote, actos ("Está la escalera... " 140? ERSKME ST
TAKONA PAflK MO acor? - U S * .
naturalmente). El segundo dato "Ahora voy avanzando. . . " TEL » i «¿« 3006
es nuestra lectura del Quijote". "Ahora estoy estando... ) da
(De una discusión literaria). paso, primero a la repetición:
" Y decía que otros, ellos, antes,
podían", y por fin, a un recuer- U B R O S DE
En esta poética, esa operación do cuya inasibilidad se disuelve HISPAMERICA
trabajosa que supone el narrar en una especia de "nada" que
no es ajena al tiempo histórico. pone en tela de juicio la relación
"Otros, ellos, antes, podían", di- entre ese recuerdo y las "reali- María Luisa Bastos. Borgaa ante
ce la frase inicial de La mayor, dades", el mundo, o fragmento la crítica argentina: 1923-1960,
parodiando la escena de la mag- 356 p.
de mundo que, supuestamente,
dalena en Proust. " Y yo, ahora, evocaría: " Y como si fuese po- Hernán Vidal. Literatura htspano-
me llevo a la boca, por segun- sible saber, sí es de verdad re- americana a ideología libara!:
da vez, la galletita empapada en cuerdo, de qué. nítidamente, es Surgimiento y crisis. (Una pro-
el té y no saco, al probarla, recuerdo: o lo que puede haber blemática sobre la dependencia
nada, lo que se dice nada." En- de común, por decirlo de algún en torno a la narrativa del
tre estas dos frases transcurre modo, entre la bufanda amari- boom), 120 p.
la historia de la pérdida de un lla. y el recuerdo que sube,
mundo —de un despojo—, y el ¿de qué mundo 7 , amarillo, en Saúl Sosnowski. Borges y la Cé-
desarrollo del texto puede propo- forma de bufanda que se extien- bala: La búsqueda del Verbo.
nerse como la dramatización de de. ahora, de las esquinas hasta el 120 p

Oscar Hahn, Arla de morir (poe-


mas), Proiogo de Enrique Lihn.
LA HISTORIA DE CRISTOBAL COLON 180 p.

Un mundo, Queda un número reducido de


se me obliga, para poder, ejemplares del Anejo 1 de Hispa-
en adelante, existir, o ser algo, marica, Literatura latinoamerica-
a descubrir, otra cosa, na e ideología de la dependen-
más sólida, o, como dicen, más real, cia. que puede ser obtenido con
la suscripción al año IV (1975) de
que el mar de aceite la revista.
que no me lleva
ni más adelante ni más atrás, Suscnpciones a Hispaméríca, re-
o que me acuna, más bien, en el mismo punto. vista de literatura, tres números
sin ni siquiera por año:
obligarme a trazar Individuales: uSs 12.00
círculos metaf ísicos
Bibliotecas: uSs 18.00
que reproduzcan, a su modo, lo exterior,
y den imágenes, dignas de adoración, Patrocinadores: u$s 25.00 (sus
nombres son -mencionados en
a la memoria.
la revista)
Horizonte, a mi alrededor,
qué vacío te deja este mar blanco, sin olas,
sin espuma, y cómo TENEMOS
ni roca ni algas te dividen NUMEROS ATRASADOS
ni te dejan parir
la entrevista alteridad. Toda la correspondencia debe ser
dirigida a Saúl Sosnowski /Hispa-
En la luz, monótona, que no huele mérica 1402 Erskine Street / Ta-
ni cambia, de este día perpetuo, donde koma Park. Md. 20012 / U S A.
la fiebre es ciencia y el temblor, habitual,
conocimiento, no pareciera verse aparecer
de un mundo, nuevo, o ya recorrido, qué más da,
por encima de lo liso, ardua, la cresta. 1975 KtttmFÜCA
7
centro. No pareciera, no. que hu- tiona a la vez todo un orden de vos de Van Gogh, reproduce,
biese, o que debiera haber, me- certezas que alude al relato tra- en el t e x t o , el proceso que anu-
jor. común a las dos manchas dicional y se propone una nueva la la representación y niega la
amarillas, la que recuerdo, la que dimensión poética para la narra- ilusión de recuperar el mundo,
recuerdo que recuerdo, o la que tiva. Por su proyección ideoló- subrayando la muda materialidad
creo, más bien, al verla apare- gica, este orden implica el se- del objeto pictórico: " E l cuadro:
cer, recordar, que ha estado, fue- gundo, que se inscribe en el cam- manchas negras, amarillas, azules,
r a / en alguna parte, ninguna, po del carácter histórico social verdes, rojizas, pardas, girando,
por llamarla de algún modo, re- de la función literaria: si lo que inmóviles, o en estampida, arre-
lación. ( . . . ) La taza. por otra otros, antes, podían, ya no nos molinándose, trazos aglomera-
parte, de café que, se supondría, pertenece, la escritura deberá dos, inestables, en suspensión, no
habría estado subiendo, en ese construir a partir y en contra de de conflagración ni de ruinas,
momento, a los labios, no sería, esas posibilidades anteriores sino de inminencia, sin nada,
en realidad, en el recuerdo, nin- (apropiándoselas y transformán pero nada, ni de este lado ni del
guna taza, y el café ningún dolas) otros imaginarios posibles. o t r o , nada más que el telón azul,
café, ninguna cantidad de lí- La referencia a Borges, como amarillo, verde, negro, pardo, ro-
quido negro, humeante, cubierto siempre, surge inevitable: un aná- jizo. ¿en estampida? ¿en suspen
de espuma dorada, que no ha lisis del funcionamiento de la in- sión?, ¿aglomerándose? ¿disper-
ocupado, en ninguna parte, ni tertextualidad en ambos escrito- sándose? ¿antes, durante, des-
nunca, ningún lugar, ni pasado, res permitiría diferenciar dos es- pués? de la catástrofe, si hay lo
después de haber sido tomado crituras que ofrecen, en una lec- que entendemos que es, o que
por nadie, amargo, indiferente, tura superficial, ciertos puntos de debiera ser, una catástrofe, y so-
por ninguna garganta: no, no contacto. bre todo en torno a qué núcleo,
hay; en el recuerdo de ese café, La mayor parodia y rechaza si es que hay lo que entendemos
ningún café, y la bufanda amari- el modelo proustiano (tiempo que es, o que debiera ser, o lo
lla, de la que debiera nacer la perdido / tiempo recobrado): que llamamos, un núcleo o un
mancha amarilla que sube, ahora, "mojaban, en la cocina, en in- centro."
sola, del pantano, flota, desin- vierno. la galletita en la taza de La memoria, o mejor, el re-
tegrándose, ¿en qué mundo, o té. y sabían, inmediatamente, al cuerdo. y su sostén, el tiempo: la
en qué mundos?" probar, que estaban llenos, den- percepción sensorial y las fala-
Reconocer esta recuperación t r o , de algo y trayendo, dentro, cias de la representación; la ce-
trabajosa de la posibilidad del algo, que habían, en otros años, guera (la ilusión de totalidad)
relato remite a dos órdenes de dejando fuera, en el mundo, al- y el ver (los fragmentos, las
problemas históricos que, pro- go. que se podía, de una u otra manchas): pasos de una escri
fundamente vinculados, conver- manera, recuperar, y que había, tura que despliega la historia de
dría deslindar metodológicamen- por lo tanto, en alguna parte, su opresión, de su incomodidad,
te: al problematizar la relación lo que llamaban o lo que creían y que se niega a proponer en la
lingüística entre el signo poé que debía ser, no es cierto, un narración (en la poesía) ningún
tico y su referente —mediatiza- m u n d o " . Otro referente cultural, t r i u n f o , ningún reino, más allá
da por la conciencia— se cues- el Campo de trigo de los cuer- de sí misma.

PLOZEVET

En el reino de lo exterior, un techo


negro, árboles, colinas nítidas: la pesadilla
era nuestra
—nuestro el vicio de entreverar
hasta perder de vista lo irrefutable.
Al delirio, lo austero lo contradice. Hasta que,
cortando campo, divisamos, grisáceo, el mar indeterminado,
que apuntala nuestra locura con sus razones.

1977

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