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TEMA 2

LA POBLACIÓN IBEROAMERICANA

Las primeras poblaciones de América son de origen asiático hace 15.000 años y posteriormente hubo
aportes de Polinesia. En el encuentro con los europeos, la población precolombina estaba en todos los
medios físicos, aunque su horizonte cultural era neolítico, sin embargo, existía una gran riqueza y diversidad,
un enorme mosaico de civilizaciones. Cuando llegaron los españoles, Iberoamérica contaba con 50 millones
de habitantes, mientras Norteamérica no llegaba a 4 y España tenía 10 millones.

Las dos áreas de mayor densidad de población eran México y los Andes, debido a una fuerte
organización social y una productiva agricultura intensiva. Las densidades más bajas estaban en el norte de
México, sur de Chile y Argentina, cuya población eran grupos nómadas de cazadores y recolectores. En el
Caribe, con unos 3 millones de habitantes, la Amazonía con unos 5, existía una agricultura itinerante, pesca y
caza.

La colonización trajo un cambio radical del modo de vida y de alimentación, pero también aportó
enfermedades nuevas que redujeron la población precolombina. Por otro lado, unos 200 o 300.000 españoles
llegaron a América durante el s. XVI. La apertura de flujos de población de países distintos a España y
Portugal solo se abrió después de las independencias, a principios del s. XIX.

El crecimiento de la población empieza realmente en el s. XIX y prosigue en el XX, debido a las


migraciones, pero sobre todo, al crecimiento natural, especialmente en el período 1930-1960, al mejorar las
condiciones sanitarias, bajó la mortalidad. Posteriormente bajó la natalidad iniciándose así, una transición
demográfica muy rápida, de tan solo unas décadas.

Como consecuencia del proceso histórico, la población indígena solo representa el 10% de la
población, siendo los mestizos y blancos la inmensa mayoría. Su distribución es diferente según países:
destacan países indígenas como Perú, Bolivia, Ecuador y Guatemala (más del 50%) que, junto con México
albergan al 90% de los indígenas de Iberoamérica. También hay países blancos por la reciente inmigración:
Argentina, Uruguay, Costa Rica y Cuba y países mestizos (los demás) en los que la población mestiza es
mayoría, pero en los que el poder político y económico es patrimonio de los blancos.

En las últimas décadas, han habido profundas transformaciones que han afectado a su crecimiento y a
su estructura por edades. La menor mortalidad infantil, los nuevos patrones de causa de muerte, la mayor
esperanza de vida al nacer, el aumento del uso de métodos anticonceptivos modernos y la importancia de las
migraciones son los responsables de dichas transformaciones.

1 LA DISTRIBUCIÓN DE LA POBLACIÓN

América es el continente más poblado después de Asia, pero su densidad media es baja debido a su
gran extensión. Casi 2/3 de los americanos viven en Iberoamérica y el 1/3 restante en la América
anglosajona. Las áreas menos poblados están en las altas latitudes, regiones áridas y selvas, concentrándose
la población en las zonas costeras; en América del Sur, en las costas atlánticas de Colombia, Venezuela,
Uruguay, Brasil y Argentina.

Brasil tiene el mayor nº de habitantes y de centros urbanos, la mayoría próximos a la costa, nunca a
más de 200 km de distancia de ella, de modo que los espacios vacíos han aumentado en el interior. El
período de la gran ocupación comenzó con la explotación del caucho en 1840. La fase de colonización
moderna, iniciada en los 70, intenta la ocupación del espacio amazónico con la implantación agrícola y
pecuaria, con la urbanización de los poblados existentes y con la creación de nuevas ciudades.

En Argentina, los mayores índices de ocupación y urbanización se dan en el eje fluvial Paraná-de la

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Plata; y sobre el litoral atlántico se asientan importantes puertos.

Figura 1. Densidad de población

Cuadro nº 1. Algunas características poblacionales en Iberoamérica


Población 2011 Densidad
Área País P. total Grupos étnicos h/Km2
Nº %
grupos del total
México México 114.793.341 62 13 58,4
América Guatemala 14.757.316 23 48 135,5
Central Honduras 7.754.687 7 12,8 68,9
Continental
El Salvador 6.227.491 3 12 295,9
Nicaragua 5.869.859 6 9,5 45,0
31,8 h/Km2 Costa Rica 4.726.575 8 1,7 92,4
Panamá 3.571.185 7 10 47,3
América República 10.056.181 - - 206,6
Central Dominicana
Insular Cuba 11.253.665 - - 102,4
Colombia 46.927.125 83 2 41,1
Países Venezuela 29.436.891 28 2 32,2
andinos Chile 17.269.515 16 13 22,8
Ecuador 14.666.055 14 35 5,7
Perú 29.399.817 70 47 22,8
Bolivia 10.088.108 35 9,18
Brasil Brasil 196.655.014 218 43 23,1
Países Paraguay 6.568.290 17 2 16,1
Rioplatenses Uruguay 3.380.008 - - 19,1

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Argentina 40.764.561 22 2 14,6
Fuente: Banco Interamericano de Desarrollo yWorld Development Indicators 2000
1 1 Distribución de la población autóctona

La población originaria de América representa un escaso porcentaje sobre el total. Si bien la población
india no existe o es escasa en muchos países de Iberoamérica, en cambio, en otros se produjo un intenso
mestizaje. Existen, pues, grandes contrastes entre unos países y otros; por ejemplo, en Brasil los pueblos
indígenas constituyen el 0,2% de la población y habitan en la selva amazónica. Por el contrario, en algunos
países de la América andina, como Perú, Bolivia y Ecuador, la población nativa oscila entre el 25 y el 55 %,
sobresaliendo los quechuas y los aimarás.

Los pueblos indígenas viven, en general, en una situación de marginación, a pesar de haber
contribuido decisivamente a la configuración de la identidad cultural de sus países. El mestizaje étnico y
cultural que los indios han sufrido hace difícil separar lo indígena de lo no indígena. Por ello, la lengua se
utiliza como el criterio fundamental para reconocer a las comunidades indígenas. Estas poblaciones
presentan, además, una estructura por edades joven, un índice de fecundidad superior al nacional y un índice
de analfabetismo elevado, mayor en las mujeres que en los hombres.

En México, se calcula que se hablan alrededor de 62 lenguas indígenas, además de los diversos
dialectos derivados de las mismas, algunas prácticamente al borde de la desaparición; y en este mismo país,
existe una relación directa entre pobreza y zonas indígenas. Por ello, se producen migraciones frecuentes a
las ciudades, a los campos agrícolas e, incluso, a Estados Unidos y Canadá. La mezcla de razas, blanca, india
y negra, da complicadísimos mestizajes, con sus consecuencias lingüísticas, culturales y de modos de vida.

En América Central Continental, sobre un estrato autóctono indio de distintos pueblos: mayas, uto-
aztecas y chibchas se instaló una cultura española, que predominó en la costa pacífica del istmo, frente a la
anglosajona que penetró en la Mosquitia (los mosquitos son un mestizaje de los indios miskito y negros
antillanos) y en la Honduras británica.

En Guatemala en las áreas más occidentales, en la frontera con México, la raza india es dominante, en
el resto del país, así como en Honduras, El Salvador y Nicaragua predominan los ladinos, una clase
sociocultural de blancos y mestizos más españolizados, y en Costa Rica destacan los criollos, los mismo que
en el occidente panameño. En el resto de Panamá prevalecen las mezclas.

La costa del Caribe ha absorbido enorme cantidad de mano de obra que venía de las Antillas, y así el
contingente negro o mulato es importante. En Honduras hay que sumar a estos, los refugiados de la isla de
Roatán, hijos de esclavos deportados de la isla de San Vicente (son los “morenos”, que viven como los indios
mosquitos), también hay que mencionar la colonia de árabes llamados turcos, sirios y palestinos que
controlan el comercio al por menor. En Panamá, como en todos los puertos francos, se han instalado indios y
paquistaníes. Los indios de la ex Honduras Británica fueron traídos en la 2ª mitad del s. XIX para la zafra
(caña de azúcar). Por lo demás, la colonia china es muy reducida y en la zona del canal, por razones obvias,
casi todos son estadounidenses.

En América Central Insular hay superpoblación en algunas islas, debido a dos hechos económicos,
con 2 etapas:
1) De colonia con cultivos de plantación en los que se utilizaba mano de obra esclava negra, que
redundó en la pigmentación oscura de la población.
2) De régimen de libertad, en el que los libertos se pasan a los cultivos de subsistencia, rozando las
montañas, al huir de las antiguas plantaciones.

En América del Sur, la ocupación de la cuenca amazónica es marginal o periférica, dadas las duras
condiciones del medio. En el sector occidental de la cuenca del Amazonas, la ocupación humana se organiza
en relación a la navegación de los grandes ríos. En el sector central, la densidad es baja. En todos los ámbitos
existen tribus indígenas en las riberas de los ríos. Hacia el oeste, en territorio brasileño, prosperaron grandes

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ciudades como Belem y Manaos, más por razones económicas que de otro orden.

Actualmente, se estima que el número de indígenas en América Latina es de 43 millones y,


aproximadamente, el 90% dependen de la tierra y de los recursos naturales para su subsistencia. La mayoría
de los territorios que habitan están ubicado en bosques dentro de áreas protegidas o adyacente a áreas
protegidas. Dentro de la gama de culturas mesoamericanas las 3 principales son: los Olmecas, los Mayas y
los Mexicas.

La cultura Olmeca es la principal de las 3 culturas, la que tiene más influencia en la región, la cultura
raíz de Mesoamérica, especialmente en la franja central y sur de México y parte de Centroamérica.
Desarrollaron una agricultura próspera, combinada con la caza y la recolección de frutos y la pesca.
Influyeron en otros pueblos como los Toltecas, quienes fundaron la ciudad de Teotihuacán, urbe que tuvo un
esplendor incomparable. Los Toltecas habitaron la región que posteriormente controlaron los aztecas y su
influencia llegó hasta los Mayas.

Los Mayas fueron pueblos que habitaron la península del Yucatán y la gran Guatemala. Tienen dos
horizontes de desarrollo cultural. El Viejo Imperio que se asienta en Guatemala y que tuvo el mayor
florecimiento y el Nuevo Imperio, que se desarrolla en Yucatán muy influido por la cultura Tolteca. Sus
asentamientos son selváticos y muy pobres para la agricultura, por lo que su economía se basa en la pesca,
caza y recolección. Al parecer, Toltecas, Olmecas y Mayas lograron un alto desarrollo cultural.

En Sudamérica, la gran extensión del Imperio Inca abarcó climas y paisajes que supusieron
diversificación de producciones agrícola, ganadera y minera, y un comercio diverso y rico en productos
textiles y orfebrería. Su próspera economía dio una vitalidad militar superior a los pueblos mesoamericanos,
y muchas de sus ciudades tuvieron un esplendor y sofisticación incluso superior al europeo del momento.

Los quechuas crearon el imperio más extenso de toda América. Su lengua tiene parentesco con otros
grupos mesoamericanos como los Purépechas o tarascos, los Seris o los Tarahumaras. El vínculo hace
suponer que los grupos andinos de lengua quechua llegaron del norte del continente. Aunque dicha
emigración pudo ser tanto de norte a sur, como de sur a norte del continente. Lo importante es que lograron
conquistar y unificar los pueblos desde Colombia hasta Chile, su influencia comprende desde la cordillera
andina hasta la selva amazónica. Tuvieron un alto nivel de sofisticación urbana y económica, así como un
comercio con nexos hasta Mesoamérica y otras regiones distantes.

Caral, es una civilización anterior a todas las culturas andinas, el Tihuanaco, ciudad ceremonial en el
hoy altiplano boliviano es la edificación urbana más antigua del continente y su peculiar arquitectura compite
en esplendor con la gran Tehotihuacán en el Valle de México.

La llegada de los ibéricos a América supuso el crepúsculo de sus culturas. Pueblos tecnológicamente
muy distintos se enfrentan en cosmovisión y cosmogonía. Las divisiones y rivalidades existentes entre los
pueblos son el principal elemento estratégico que explica la conquista, esto unido a la hecatombe
demográfica que produjo la viruela entre los indígenas, diezmó a toda la población americana. Del contacto
entre los pueblos originales y los conquistadores surgió una América mestiza. La entrega de mujeres
acompañaba a los tratados y alianzas. Los grandes capitanes se relacionaban con jóvenes nobles y los demás
con doncellas, pronto surgió y se multiplicó una clase de nuevos mestizos, produciendo muchos mulatos.
Con esta práctica y el transcurrir del tiempo, la mezcla de sangre fue más compleja. La población mestiza
americana en el s. XVII era apenas del 5,8% y para finales del s. XVIII, eran ya el 26%.

No obstante, América si no es por España o Portugal, hubiese sido conquistada por cualquier otra
potencia europea. Dada la historia, si hubiese sido conquistada por los ingleses, la experiencia hubiera sido la
misma que la de América del Norte, donde los indígenas fueron prácticamente aniquilados. España y
Portugal, tienen una gran herencia romana, lo que explica por qué los conquistadores inmediatamente se
mezclan con la población autóctona. El mestizaje concilia la conquista ya que une en una sola sangre a
conquistadores y conquistados. Así, los mestizos son portadores de ambas herencias. Aún así, la conquista
fue una experiencia traumática para los indígenas, que sufren hasta la actualidad la exclusión social y la

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discriminación colonial aún vigente en todo el continente.

2 LA DINÁMICA DEMOGRÁFICA

América Latina experimentó un proceso de cambio demográfico sin precedentes en el s.XX. En la


primera mitad, se inició una reducción de la mortalidad, se alcanzó una esperanza de vida al nacer de 71
años. Posteriormente, comenzó a descender la fecundidad y en pocas décadas se redujo a la mitad. La tasa
global de fecundidad entre 1950-1960 era de 6 hijos por mujer, en 1995-2000 era de casi la mitad, 2,8 hijos.

2 1 Natalidad y Fecundidad

En los últimos 50 años América Latina y el Caribe han reducido su fecundidad entre un 30% y un 70%
con lo que, la bajada de fecundidad es uno de los hechos más relevantes en todos los países
independientemente de los ciclos económicos y sociales. Las causas fundamentales son: el uso de métodos
anticonceptivos modernos, el incremento del nivel educativo, la mejora general de las condiciones de vida, la
urbanización y la incorporación de la mujer al trabajo. De ahí que gran parte de ese descenso se atribuya a la
relación inversa entre fecundidad y modernización. Las familias son cada vez más pequeñas y las parejas
optan por anteponer sus proyectos de vida a la reproducción.,

Pese al descenso, persisten diferencias entre el número de hijos de las mujeres, dependiendo de su
nivel socioeconómico, su nivel de educación y su origen étnico. Son también notables las diferencias entre
países, aún hay países con una fecundidad muy superior al promedio regional, debido a la mayor tardanza y
lentitud en el descenso de la fecundidad. Mientras los países más avanzados socioeconómicamente (Chile,
Uruguay, Cuba, Colombia, Costa Rica, México, Perú, República Dominicana o Puerto Rico) pasaron de 6,7
hijos/mujer en 1955 a 1,5 a comienzos del S.XXI (no alcanzando el nivel de reemplazo, 2,1 h/m), en los más
pobres y fecundos (Bolivia, Guatemala, Honduras y Nicaragua) donde llegan a superar los 4 hijo/mujer.
También se aprecian diferencias en el interior de los países, siendo más elevada entre los grupos pobres, los
menos educados y los indígenas.

Los pueblos indígenas tienen una alta fecundidad; su postergación histórica, marcada por la pobreza
extrema, bajos niveles de instrucción formal y pautas culturales, se refleja en el comportamiento
reproductivo, persistiendo este factor reproductivo aun cuando se controlen los factores económicos y
educativos del país. Las indígenas del mundo rural elevan aún más el promedio de fecundidad. Sin embargo,
hay algunos casos en los que opera el sentido contrario: las mujeres aymaras de Bolivia, a igual condición
socioeconómica, tiene hijos más tarde y en menor nº que las no indígenas, porque las uniones son más tardías
y la lactancia más extendida.

La fecundidad ha disminuido en todos los grupos de edad menos en las adolescentes entre 15-19 años,
que tienden a aumentar. Además, el 19% de las adolescentes de la región han comenzado a tener hijos antes
de los 18 años, cifra que se dispara hasta el 25% en El Salvador y Nicaragua. En otros países las mujeres sin
educación triplican la fecundidad de las que sí tienen estudios. Las repercusiones en términos de exclusión
social relacionadas con la iniciación productiva son variadas:

- La maternidad adolescente es mucho más frecuente entre los grupos más postergados, afecta las
probabilidades de salir de la pobreza de varias generaciones y dificulta la acumulación de activos y la
inserción laboral de los progenitores, presentando procesos de socialización más precarios y tiende a afectar
el presupuesto de los padres de los progenitores que tienen que asumir parte importante del proceso de
crianza.
- Este aumento se verifica con más intensidad en las edades más tempranas (15-17 años).
- La reproducción entre las adolescentes se da cada vez más fuera del matrimonio e incluso al margen
de la unión, siendo las madres solteras el grupo mayoritario.
- No hay signos de que la reproducción provoque procesos de emancipación, pues la mayoría de las
madres adolescentes vive con sus padres o sus suegros dedicándose a actividades domésticas, por lo que deja
la escuela, pero no ingresa al mercado laboral. Generando un círculo vicioso entre exclusión social y
fecundidad adolescente, ya que se da en mayor medida entre mujeres de escasos recursos.

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Para el conjunto de América Latina. El promedio de fecundidad en los años 80 del pasado siglo era de
2,2 hijos a los 30 años, en la actualidad, ese promedio es de 1,7 hijos. Esta declinación acelerada abre un
interrogante acerca de si seguirán el camino de los países europeos y de Cuba que se encuentran en valores
inferiores a la tasa de reemplazo, o si se estabilizarán en tasas globales próximas a los 2 hijos. En los países
latinoamericanos las tasas de fecundidad han descendido en todas las edades, pero principalmente entre las
mayores de 35 años. En consecuencia, le corresponde un patrón de fecundidad joven, aunque se presentan
indicios de una evolución hacia la fecundidad tardía, propia de los países europeos.

La sostenida reducción de la fecundidad ha llevado a que no haya países con una fecundidad superior
a los 5 hijos por mujer. Los cambios recientes de la fecundidad incluyen una reducción en los sectores más
pobres, entre otros la población rural y las mujeres con menos escolaridad. Por lo que, en el corto y medio
plazo, una disminución de la fecundidad tiene efectos positivos en el desarrollo impactando, sobre todo, en la
reducción de la pobreza.

2 2 La Mortalidad

Un proceso previo a la bajada de fecundidad fue la reducción de la mortalidad, que se hizo notar hacia
finales de la primera mitad del siglo XX, gracias a las mejoras en el saneamiento básico y los servicios
modernos de atención de la salud, que permitieron reducir las enfermedades infecciosas, parasitarias y del
aparato respiratorio, que afectan sobre todo a la infancia. La consecuencia fue la baja mortalidad infantil. Por
otra parte, aquellos países que tenían una esperanza de vida más elevada y baja mortalidad infantil, ven
prolongada también la vida de los ancianos.

La tasa de mortalidad infantil, aunque ha descendido mucho, muestra una marcada diferencia entre
países y en el interior de estos entre áreas geográficas y sectores sociales. Los países que más han bajado son
Cuba y Chile con tasas de 6/7 muertes al año por cada mil nacidos vivos.

Sin embargo, mientras que hay varios países con valores próximos a los del mundo desarrollado (10
por mil), los dos países de mayor mortalidad infantil tienen tasas superiores a 60 por mil. Mientras tanto, hay
sectores en el interior de los países con tasas mucho más elevadas (superan 100 muertes por mil nacidos
vivos.)

Los mayores niveles de mortalidad infantil se dan en los países pobres de la región. No obstante, la
persistencia de la pobreza y la desigualdad social no han impedido un descenso de la mortalidad infantil en
los últimos 40 años. La tasa de mortalidad infantil nacional oculta la heterogeneidad que existe entre las
divisiones administrativas más grandes e, incluso, dentro de ellas. En general, las regiones más urbanizadas y
con mayor desarrollo socioeconómico hay más control de los factores de riesgo para la salud de los niños,
relacionados con la baja escolaridad, una cobertura sanitaria más limitada y peores condiciones de acceso a
los servicios básicos.

La mortalidad de los jóvenes también ha descendido en los últimos 50 años, en conjunción con la baja
generalizada de la mortalidad. El tramo de edad con caídas más marcadas es el de 10-15 años lo que se
explica porque en los otros tres tramos (15-20, 20-25, 25-30) son más frecuentes las causas de muerte
relacionadas con conductas o estilos de vida (violencia, accidentes, suicidios). En la mayor parte de los
países (excepto Colombia, Cuba y El Salvador), en los últimos 15 años ha crecido la brecha de mortalidad
entre hombre y mujeres, siendo estas claramente beneficiadas con el descenso de mortalidad. La tasa de
mortalidad de los jóvenes iberoamericanos es relativamente baja, hecho que contrasta con la imagen,
bastante generalizada, de una persistente o hasta creciente exposición a amenazas mortales en este período de
la vida.

Son también preocupantes las muertes por causas asociadas a la maternidad, dado que las
complicaciones del embarazo y parto son fácilmente superables si se cuenta con los recursos necesarios.

Como el descenso de la mortalidad se debe principalmente a la reducción de causas de muerte por

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enfermedades transmisibles, infecciosas y parasitarias, este proceso se acompaña de un cambio en las causas
de defunción y por edades. Tiene mayor relevancia las defunciones por enfermedades crónicas y
degenerativas, propias de las personas mayores. Enfermedades como el cólera, el dengue, el hantavirus, la
tuberculosis, etc. Se producen debido a condiciones de pobreza y hacinamiento que persisten en los sectores
de menores ingresos. El VIH/SIDA, que aunque se da con menos fuerza que en otros países del mundo, es
relevante en algunos países, principalmente en el Caribe y con menor relevancia en Brasil. También en esto
hay diferencias en la región, y aunque toda la región se encuentra en un proceso de envejecimiento, este no
es homogéneo. Mientras en países como Bolivia, Guatemala y Honduras entre el 5 y el 7% de la población
tiene 60 o más años. Hay países como Chile, Costa Rica, Cuba y Uruguay que superan el promedio de vida
de 75 años para ambos sexos. Al descender las tasas de fecundidad y ser constante o mejorar la esperanza de
vida, la proporción de ancianos crece, mientras disminuye la de niños y jóvenes.

En esta situación, coexisten países con niveles de mortalidad similares a los países desarrollados, con
otros con valores inferiores. 12 países tienen esperanza de vida superior a 70 mientras que hay otros 20 que
justo llegan a los 60.

La esperanza de vida al nacer de las mujeres es superior a la de los hombres, esta diferencia aumenta a
medida que baja la mortalidad, aunque hay indicios que hacen pensar que las diferencias podrían disminuir
en el futuro, como consecuencia de que las mujeres participan cada vez más en actividades fuera del hogar
que las expone a ciertas causas de muerte que antes afectaban más a los hombres. Además, se están haciendo
progresos en el tratamiento de enfermedades crónicas degenerativas que afectan más a los hombres, lo que
permitirá alargar sus vidas.

El envejecimiento en América Latina es inexorable. En 2025 habrá poco más de 98 millones de


mayores de 60 años en la región, y para el 2050 serán el 23,4% de la población total. Este proceso de
envejecimiento está muy marcado por dos características preocupantes:

1º- Que se está produciendo (y continuará haciéndolo más rápidamente) que en los países
desarrollados.
2º- Que el aumento de los ancianos estará enmarcado en un contexto de altos niveles de pobreza, baja
cobertura en seguridad social, condiciones de salud desiguales y una fuerte presión sobre las familias.

Las posibilidades de garantizar mínimos de calidad de vida para los ancianos exigen cambios en las
decisiones políticas públicas hoy.

2 3 El crecimiento de la población

La población mundial aumenta a razón de 78 millones de personas por año, y más del 95% de
ellas en países en desarrollo. La tasa de crecimiento iberoamericana es superior al promedio
mundial debido a la alta natalidad. Lo que hace que su población sea también la más joven. No
obstante, como consecuencia de los cambios en la fecundidad y en la mortalidad se está
produciendo un descenso de la tasa de crecimiento medio anual de la población y un envejecimiento
de la estructura por edades, que se acentuará en las próximas décadas. En la actualidad presenta de
crecimiento demográfico del 1,6%.

En épocas precolombinas, las guerras tribales mantenían un equilibrio demográfico que era el
fundamento de la sustentabilidad de estas civilizaciones. Cuando un reino controlaba al resto, su
hegemonía se traducía en paz y en crecimiento demográfico que pronto agobiaba la capacidad de
sustento de los grupos y se veían obligados a abandonar sus grandes ciudades para procurar otro
territorio nuevo. La historia mesoamericana está llena de episodios de abandono de súbito de
ciudades en pleno esplendor.

Los Aztecas aprendieron muy bien esta lección y la guerra era muy importante entre los

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pueblos del centro de México para lograr la sustentabilidad de sus civilizaciones. Dicho fundamento
bélico entre los pueblos nahuas y el resto de pueblos avivaron los odios entre los distintos grupos,
rivalidad posteriormente aprovechada por Hernán Cortés para someter a los Aztecas en 1521.

En la actualidad, Latinoamérica está en plena transición demográfica, en la que están


descendiendo tanto la mortalidad como la fecundidad. No obstante, coexisten países que están en
una fase incipiente o moderada de la transición, con alta fecundidad, con otros con una transición ya
avanzada, con fecundidad baja, cercana al nivel de reemplazo (2,1 hijos por mujer). Existen factores
básicos en la transición demográfica y en los cambios en la estructura de la población: más recién
nacidos que logran sobrevivir, parejas que deciden postergar la llegada de los hijos, mujeres que
utilizan métodos modernos de anticoncepción, avances que permiten que más hombres y mujeres
lleguen a los 80, 90 y más años, individuos y familias que migran a las ciudades o a otros países.

En la tasa de crecimiento se observan importantes diferencias según la ubicación de los países


en la transición demográfica. Así, los países con una transición temprana, caracterizada por el
descenso de la mortalidad y fecundidad alta, presentan tasas elevadas. Los países en transición
avanzada presentan una situación heterogénea, ya que incluyen casos de fecundidad con descensos
pronunciados, y otros ya de una baja fecundidad desde la primera mitad del siglo XX. Los países
con descensos recientes, todavía tiene una tasa de crecimiento moderadamente alta.

Así, se considera países en “transición incipiente” aquellos que exhiben alta natalidad.
Actualmente no hay ningún país en la región en esta etapa. En la etapa de “transición moderada”
están los países de alta natalidad, pero con una mortalidad moderada, con un crecimiento natural
todavía elevado, Guatemala es el único país en esa etapa. En “plena transición” están los países con
natalidad moderada y mortalidad moderada o baja, lo que determina un crecimiento natural
moderado (+/- 2%)- Bolivia, Colombia, Ecuador, El Salvador, Honduras, México, Nicaragua,
Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Venezuela. En la etapa de “transición avanzada”
están los países con natalidad y mortalidad moderada o baja, lo que se traduce en un crecimiento
natural bajo, (1%) -Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, Cuba, Puerto Rico y Uruguay.

Una característica de la transición demográfica es que los grupos de edad no crecen al mismo
ritmo. En general, Iberoamérica se encuentra actualmente en la segunda fase de transición
demográfica, caracterizada por la atenuación del ritmo de incremento de la población joven y el
descenso de la proporción de jóvenes dentro de la población total.

Debido a la reducción de la fecundidad y a la prolongación de la vida, se observa una


tendencia muy diferente según los grupos de edad. Así, mientras la población de menores de 15
años reduce drásticamente su crecimiento, el crecimiento del grupo de 60 años o más alcanza su
máximo histórico. Esto está relacionado con el hecho de que quienes alcanzarán la tercera edad son
aquellas personas que nacieron cuando la fecundidad era muy alta.

La tendencia es clara: el crecimiento disminuye y la población envejece. Con menos niños y


más ancianos, la región necesita replantearse el cambio demográfico, considerando los índices de
pobreza y la baja cobertura de seguridad social, se deben adecuar los recursos y a prepararse para el
aumento de población anciana, ya que serán los protagonistas del crecimiento y demandarán
atención en salud y seguridad económica que requerirán un mayor gasto.

3 LA ESTRUCTURA DE LA POBLACIÓN

La población está experimentando profundas transformaciones que afectan no solo a su

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crecimiento, sino también a su estructura por edades. La menor mortalidad infantil, los nuevos
patrones de causa de muerte, la mayor esperanza de vida, el control de la natalidad y las
migraciones son los responsables de estas transformaciones.

Al igual que ocurría con la natalidad, la mortalidad y el crecimiento, los cambios de la


estructura de la población no son homogéneos. Existe diversidad entre los países de la región y en el
interior de estos, según áreas geográficas y grupos socioeconómicos y étnicos. La tendencia es
clara: el crecimiento disminuye y la población envejece. La región necesita atención al cambio
demográfico, especialmente en lo referido a adecuar los recursos para responder a la nueva
pirámide de edades. Los ritmos de crecimiento entre los grupos de edades traerán un fuerte impacto
en la estructura por edades de la población, estando en la raíz del proceso de envejecimiento que
está ocurriendo en gran parte de los países de la región.

3 1 La estructura por edad y sexo

Respecto a los porcentajes de población en los grandes grupos de edades, la situación es


heterogénea dependiendo de la situación de estos dentro del proceso de transición demográfica. Los
países en transición incipiente y moderada tienen en la actualidad un alto porcentaje de niños (40%)
mientras la proporción de mayores de 60 años es del 5%. En el otro extremo están los países en
transición avanzada, donde la población de menores de 15 años es del 30% o menos y los mayores
de 60 superan el 10%. Uruguay es el país más envejecido. El proceso de envejecimiento se hará
sentir más pronunciadamente en las próximas décadas y a mitad de este siglo cerca de ¼ de la
población será anciana.

El descenso de la fecundidad y el aumento de la expectativa de la vida lleva a un descenso de


la población joven. En una etapa aún más avanzada de transición demográfica se producen
descensos de la cantidad de jóvenes, con tasas negativas de crecimiento en este segmento de
población que a mediados de este siglo XXI llegarán al 25% e incluso menores.

La transición demográfica también remodelará las relaciones entre los jóvenes y los restantes
grupos etarios. Así los jóvenes verán, a largo plazo, disminuido su peso demográfico frente a otros
segmentos lo que puede incidir decisivamente en las políticas públicas.

En general existe una posición pesimista acerca del cambio que está ocurriendo en la
estructura por edades, con lo que aumentará la carga social para brindar a los viejos una vida
saludable y digna. Opiniones más optimistas creen que la carga demográfica de los ancianos, se
verá más o menos compensada con la menor presión de la carga demográfica de los niños, por lo
que la dependencia demográfica total tenderá a ser más baja, es lo que se conoce como
“oportunidad demográfica”, en donde los menores gastos de crianza y educación de menos niños,
permitiría reasignar esos fondos al cuidado de los ancianos y para inversiones que redunden en un
mayor desarrollo, de modo que los países estén mejor preparados para cuando la relación de
dependencia suba por el envejecimiento. Lo cierto es que es un hecho irreversible y es ineludible
contemplar políticas y programas para asegurar una jubilación digna y asegurar los cuidados y
afectos necesarios para una muerte también digna.

En el caso de la población migrante, la composición por sexo y edad es bastante similar a los
nacidos en América Latina. Más de la mitad de los iberoamericanos tiene entre 20 y 49 años y un
30% supera los 50, la baja presencia de menores es normal, ya que los hijos que estos migrantes
tuvieron en los países de destino son contabilizados como “nativos”. La estructura de migrante se
concentra en las edades centrales y la proporción de los que superan los 60 años es del 12%. El

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porcentaje en este rango etario es más alto entre las mujeres. Los menores de 20 años representan
1/3 de su población. Las mujeres son mayoría entre los migrantes iberoamericanos (70%).
3 2 Estructura socio-económica de la población

La actividad laboral de los jóvenes es un factor clave para su inclusión social a corto y largo
plaza. Los jóvenes se ven afectados de exclusión laboral en un grado mayor que el promedio. Así,
en términos de desempleo juvenil los años 90 conllevaron un deterioro absoluto y un estancamiento
relativo respecto a la tasa general. En la mayoría de los países la situación fue más grave para
mujeres jóvenes, ya que, en el promedio de 16 países, la tasa de desempleo juvenil femenino subió
más que los hombres, a la vez que el porcentaje de los jóvenes que ni estudiaban ni trabajaban, ni
buscaban hacerlo, alcanzó el 20,8% siendo mucho mayor el porcentaje entre mujeres que entre
hombres.

La segmentación del desempleo tiene un claro sesgo por grupos de ingresos y nivel
educacional, que refuerza la exclusión social castigando a los pobres y a los pobremente educados.
También se da por género (a igual nivel educativo, las mujeres latinoamericanas siguen percibiendo
ingresos inferiores a los varones), por espacio (los jóvenes rurales tienen muchas menos
oportunidades que los urbanos), por redes (los jóvenes de familiar urbanas y de ingresos medios y
altos acceden con más facilidad a buenos empleos por contactos familiares, de compañeros de
escuela, de empresas o de la tecnocracia estatal), y por el color de la piel (los jóvenes indígenas y
afrodescendientes tienen empleos más precarios y de ingresos más bajos que el resto). A la vez, el
desempleo entre los jóvenes es más severo en los hogares de bajos ingresos. Por último, señalar que
a comienzos del siglo XXI algo más del 31% de las mujeres de entre 15-29 años se dedicaban a las
labores domésticas, con lo que ese trabajo, limitaba las posibilidades laborales de las jóvenes.

En América Latina si bien se ha observado una reducción de la brecha laboral entre hombre y
mujeres, aún existen desigualdades. La tasa de participación de las mujeres de zonas urbanas ha
aumentado un 37%. Este fenómeno, en el que radican las transformaciones culturales, sociales y
económicas, se caracteriza por su concentración en empleos precarios, mal remunerados y de baja
productividad.

Desde el punto de vista social, tras la conquista, se encontraban en la cúspide los blancos
peninsulares. Dentro de este grupo existía un orden jerárquico que reconocía la preeminencia del
conquistador como figura de mayor prestigio social. En torno a los virreyes surgieron verdaderas
cortes. El tercer grupo lo constituía el clero regular.

Hacia el S. XVIII junto a una aristocracia colonial prosperó una burguesía mercantil. Los
blancos siempre mantuvieron las mejores posiciones, pero los criollos (españoles americanos)
mejoraron a través de los cargos capitulares, el clero, la milicia y los títulos universitarios. El
comercio a gran escala estaba monopolizado por los españoles que eran a la vez, grandes
terratenientes, pero los criollos intervinieron en campos.

Los indios estaban al servicio de la encomienda y los negros eran esclavos. Se mantuvo una
nobleza indígena en México y Perú. También hubo hidalgos ennoblecidos durante la conquista
gracias a sus servicios. Lo que predominaba era la marginalidad social entre indios y negros, y el
desprecio y el enfrentamiento entre los grupos. En la sociedad existía también una importante
población indígena diferenciada por su ascendencia.

Entre las características sociodemográficas de los migrantes se destacan 3 para explicar la


inserción laboral y el acceso a la seguridad social son: el sexo, la edad y el nivel educativo. Entre

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los inmigrantes presentes en España hay más mujeres que hombres. La diferencia entre la
proporción de migrantes y nativos en edad activa es aún más alta en España que en América Latina.
4 LA MOVILIDAD ESPACIAL DE LA POBLACIÓN. MOVIMIENTOS
MIGRATORIOS

La migración internacional es un rasgo persistente en la historia de Sudamérica desde el


período colonial y hasta mediados del S. XX, la región recibió numerosos inmigrantes de ultramar,
la mayoría del sur de Europa, de poblaciones africanas por la esclavitud vigente hasta el S.XIX, de
trabajadores originarios de Asia (chinos, indios y japoneses) y de grupos provenientes de Oriente
Medio.

De ello se beneficiaron varios países, y los propios emigrantes, que consolidaron sus
proyectos vida. La migración entre países de la región pasa inadvertida por la mayor importancia
del éxodo rural. Hasta la mitad del siglo XX la región fue escenario de una intensa inmigración de
ultramar. Desde la segunda mitad del S. XX Iberoamérica comenzó a perder su tradicional atractivo
para los migrantes.

Cada uno de los movimientos migratorios presenta características específicas según los
lugares de procedencia, origen social, perfil lingüístico, trayectorias personales en los flujos
migratorios, etc., aunque siguen predominando las personas que provienen de las áreas rurales e
indígenas. En las dos últimas décadas, el perfil de los migrantes se ha diversificado con la creciente
participación de la población indígena y de los sectores urbanos en la migración a los USA. Se
registra también, una mayor participación de mujeres y núcleos familiares completos, así como la
incorporación de niños/as al mercado de trabajo agrícola. La migración tiene como un importante
nicho de trabajo al sector terciario que ha propiciado cambios en los tiempos y ciclos de movilidad
y permanencia en las zonas de origen y destino, ha modificado las rutas geográficas para los flujos
migratorios, las rutas de tránsito y asentamientos temporal o definitivo de los migrantes. A la vez, se
han consolidado los mecanismos de reclutamiento y traslado, las relaciones y las redes sociales que
sostienen los procesos migratorios.

Tres grandes patrones migratorios han dominado las tendencias migratorias de estos países:

- La inmigración procedente del ultramar


- El intercambio de población entre los propios países de la región
- La emigración hacia el exterior de Iberoamérica, principalmente USA

En las últimas décadas se han producido cambios que han alterado visiblemente el mapa
migratorio:
-La inmigración procedente de ultramar.
-Aunque con menor intensidad la persistencia de los movimientos entre países de la región,
especialmente los fronterizos. Así se producen flujos migratorios desde Paraguay y Bolivia hacia
Argentina, de Nicaragua a Costa Rica y de Colombia hacia Venezuela y Ecuador.
-La mayoría de los países registra un saldo migratorio negativo, debido al aumento en el
número de sus emigrantes (casi 20 millones de latinoamericanos viven fuera de su país). El 78% de
la población migrante iberoamericana se encuentra en América Latina, algo más del 20% en España
y solo el 2% en Portugal.
-El fenómeno migratorio se ha acentuado con la globalización, contabilizándose más de 25
millones de emigrante latinoamericanos en el mundo. Muchos de ellos en USA o España, pero 3
millones viven ahora en otro país de la región.

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El 78% del total de los nacidos en Iberoamérica reside en América Latina, algo más del 20%
en España y solo el 2% en Portugal. Una particularidad es su alta concentración en pocos países de
destino: Argentina, España, Venezuela, Brasil y Costa Rica, estos 5 países concentran el 83% del
total. Argentina y Venezuela son los principales receptores de los originarios de América del Sur y
Costa Rica de los de Centroamérica. Conviene recordar que el auge inmigratorio de España
seguramente ha producido cambios en la configuración actual.

La mayoría tiene como lugar de destino los países limítrofes o cercanos, por las facilidades de
comunicación, las afinidades socioculturales y el menor costo que suponen los traslados. Los casos
más extremos de esta tendencia son los paraguayos, los bolivianos y los chilenos, cuyo destino casi
exclusivo es Argentina. Sin embargo, varios migrantes no comparten este patrón. Así, el 82% de los
ecuatorianos, el 60% de los cubanos, los dominicanos y los venezolanos se encuentran en España.

Los que se van son esencialmente jóvenes entre 21-30 años, les sigue el grupo de 31-40, y
luego los más jóvenes. Si hace unas décadas la migración era de varones que trabajaban la
agricultura o la construcción, las mujeres son cada vez más numerosas y se dedican a tareas de
limpieza y cuidados.

También se va una buena parte de la población cualificada. La situación de los países de


economías pequeñas es muy preocupante, ya que son los más afectados por la emigración de sus
profesionales a países desarrollados, ya que la emigración de profesionales en áreas muy
especializadas constituye un flujo constante de fuga de cerebros ya que la alta selectividad de los
migrantes, su escasa circulación y débil vinculación con sus países de origen imponen restricciones
para el aumento de la competitividad y el desarrollo. El número de profesionales, técnicos y afines
latinoamericanos fuera de su país de origen ha venido aumentando desde 1970. Del total de estos
migrantes solo 1/3 permanecía dentro de la región en el 2.000. Aunque los profesionales y técnicos
representan una fracción reducida de la población económicamente activa migrantes interregional,
su participación aumentó significativamente. La causa está en que, en el exterior, las condiciones
salariales son mucho más interesantes. Entre los factores que propician la emigración de personal
cualificado se destacan las condiciones laborales y las dificultades en el campo de la investigación,
la ciencia y la tecnología de los países en desarrollo. La migración ofrece oportunidades para las
personas que se desplazan y conlleva un gran potencial para las economías nacionales, dado el
enorme impacto macroeconómico de las remesas.

Las remesas familiares suponen cantidades ingentes. Su incidencia macroeconómica es


notable en algunos países (para algunas naciones de la región, loas remesas equivalen a más del
10% del PIB, más del 30% de las exportaciones). Esto las ha convertido en una de las expresiones
más visibles de la migración internacional. México es el primer país receptor de remesas con unos
12 millones de mexicanos en USA. La gran mayoría de esos importes, en torno al 85%, sirve para
atender las necesidades básicas y en algunos países es la primera o segunda fuente de ingresos, y
mientras en algunos, como Paraguay, las remesas ayudan principalmente al segmento más pobre de
la sociedad, en otros, como Nicaragua, Haití o Perú, la ayuda está más ligada a las clases medias.

Uno de los problemas radica en que casi no se invierten en generar riqueza y trabajo para los
locales y permitir el regreso del migrante. Hay programas como en México, por ejemplo, que
incentiva las remesas colectivas con el programa 3x1: por cada dólar que manda el migrante para
proyectos de desarrollo comunitarios, las administraciones ponen 3 con ellos realizan proyectos
agrícolas o mejoran infraestructuras, en Brasil se intenta seguir estos pasos, pero en general, los
migrantes desconfían de las autoridades y envían todo el dinero a sus familias.

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Para varios países de América Central y Caribe, las remesas representan el principal ingreso
económico, sostienen el consumo y garantizan cierta estabilidad social. Por lo tanto, las remesas son
fundamentales para la economía de estos países, que tiene poco o nulo interés en limitar las
migraciones y en invertir para desarrollar su propio tejido empresarial y las salidas laborales.
Igualmente, cuando se produce una crisis económica en el país de recepción de los emigrantes,
estos van perdiendo su trabajo, dejan de enviar dinero y en algunos casos, vuelven al país. Cuando
llegan, no hay más empleos y la situación familiar se degrada considerablemente.

A nivel individual, la experiencia de migrar, aunque mejora la situación social y salarial del
migrante, también implica riesgos para los países emisores, como la fuga de cerebros, la
desintegración familiar y una fuerte desprotección.

Durante las dictaduras, también hubo migración política, pero con la excepción de Cuba este
motivo. Queda la violencia que puede obligar al desplazamiento como fue el caso de Perú y
Colombia.

4 1 Migraciones Interiores

Las migraciones internas se dan dentro de las fronteras de un país. Este tipo de
desplazamiento no suele implicar el traspaso de las fronteras del país; pero tiene efectos en la
distribución espacial de la población, las más evidentes son:

-La migración del campo a la ciudad- La emigración rural, aunque ha descendido en


proporción sigue siendo un fenómeno muy relevante para el ámbito rural porque determina su
estancamiento demográfico y acentúa su envejecimiento: emigran los jóvenes, con lo que el
promedio de edad se incrementa. La migración del campo a la ciudad no es homogénea y presenta
una correlación con el nivel de urbanización, por lo que en algunos países las transferencias rural-
urbanas aún son muy significativas. En el pasado los desplazamientos hacia las grandes ciudades
concentraban el grueso de los migrantes internos. Hoy el mayor número de movimientos es entre
ciudades intermedias y a entramados de localidades no metropolitanas.

-La migración interurbana- Supone la consolidación de los desplazamientos entre ciudades,


lo que implica el traslado de una ciudad a otra.

-Los traslados intrametropolitanos- Son los traslados dentro de las metrópolis, que se han
incrementado. Las áreas metropolitanas no se comprenden ya como ciudades enormes, sino como
conglomerados de localidades. Así mismo, los traslados dentro de las metrópolis se han polarizado:
al histórico movimiento de pobres hacia la periferia se suma ahora, el de familias acomodadas a
zonas rurales próximas a las metrópolis desde donde se movilizan a diario para trabajar y estudiar
en la gran ciudad. Lo que se conoce como “rururbanización”. Paralelamente, varias ciudades han
implementado programas especiales de recuperación de zonas centrales.

La migración intermetropolitana- Es otra tendencia que ha aumentado. Los emigrantes de


las grandes metrópolis se dirigen a ciudades con más oportunidades de empleo y/o mejor calidad de
vida, algunas de ellas ubicadas en su entorno. Pero aun así, continúan teniendo un gran atractivo
migratorio las capitales de países pequeños. Las razones de estos desplazamientos son diferentes de
las que motivan la migración clásica.

La escala intrarregional- Los migrantes intrarregionales se desplazan fundamentalmente


entre países fronterizos o con proximidad geográfica. Por lo que, es una migración que se siente

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especialmente en las regiones fronterizas. Los migrantes trasladan su residencia o se mueven de
manera temporal o circular, de acuerdo con los ciclos agrícolas, la construcción de grandes obras de
infraestructura y el comercio. Este patrón es muy sensible a las coyunturas de expansión y
retracción económicas. Así mismo, la violencia sociopolítica y los conflictos internos, fuerzan el
desplazamiento de personas entre naciones vecinas. En general, en todos los países de América
Latina, excepto Brasil, predominan los originarios del mismo continente. Los nodos migratorios
subregionales son Argentina (país que concentraba el mayor número de inmigrantes
iberoamericanos), Venezuela y Costa Rica.

Los países receptores presentan gran variación en relación con la diversidad de orígenes. Así,
pueden distinguirse los países de destino que cuentan con una representación significativa de
distintas nacionalidades de aquellos cuyos inmigrantes provienen de uno o dos países
predominantes. Entre los primeros, Argentina, donde residen muchos paraguayos, bolivianos,
chilenos, uruguayos y peruanos o Chile, donde más de 1/3 son argentinos y alrededor del 7%
peruanos, bolivianos y ecuatorianos cada uno de ellos. Entre los que tiene una representación
predominante de uno o dos orígenes está Costa Rica, principal receptor de América Central, con un
83% de nicaragüenses; Paraguay, más de la mitad son brasileños y otro 40% argentino; Venezuela,
con un 70% de colombianos. Por último, los casos intermedios representados por Brasil, donde más
de la mitad son portugueses, seguidos a gran distancia de argentinos y paraguayos.

Esta migración intrarregional combina algunos rasgos tradicionales (principales destinatarios


Argentina, Costa Rica y Venezuela) con signos de cambio, como el creciente número de países
donde se produce una yuxtaposición de la condición de receptor con la de emisor, tránsito y retorno
de migrantes.

-Los desplazamientos forzados- Movilidad que genera gran preocupación debido a sus
causas e implicaciones. El caso más dramático es el de Colombia, donde la violencia interna ha
implicado la emigración forzada de grandes contingentes de pobladores rurales hacia zonas urbanas.

La migración interna se relaciona estrechamente con las desigualdades territoriales, y en ese


terreno las acciones públicas tienen una influencia crucial.

4 2 Migraciones internacionales

Los factores de expulsión en el origen, unidos a la demanda de trabajadores y la consolidación


de las redes sociales han dado lugar a una de las subregiones con índices de emigración del mundo.
Naciones Unidad estima que en los últimos 50 años ha perdido más de 5 millones de personas por la
emigración.

Argentina y Venezuela recibieron los mayores contingentes de ultramar entre fines del siglo
XIX y las primeras décadas del siglo XX. De ahí la presencia de españoles y portugueses. Brasil
destaca por haber sido el destino privilegiado de la mayor parte de los portugueses que migraron a
América Latina. Son corrientes muy antiguas que, fueron decreciendo desde mediados del siglo
XX.

El transporte y comunicaciones, contribuyeron a una fuerte expansión de los flujos de


latinoamericanos y caribeños a España, Japón y Canadá durante la década de 1990 y primer
quinquenio del siglo XXI. Los migrantes de la región tienen una presencia importante en otros
países de Europa, en Australia e Israel.

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La migración internacional tiene dos arista encontradas: hay estímulos a la movilidad entre
países, pero hay fuertes barreras al ingreso y permanencia en los lugares de destino. Las fuerzas del
mercado atraen inmigrantes, pero estos no reciben los mismos derechos que los nativos. Así, la
migración internacional se legitima como estrategia y opción para las personas, pero también
entraña riesgos de vulnerabilidad para los migrantes, en particular los indocumentados, los jóvenes
y las mujeres.

Entre 1970 y el 2.000 aumentaron los latinoamericanos y caribeños dispuestos a buscar


nuevos horizontes y decididos a desplazarse a países más lejanos. El abanico de destinos en el
mundo se amplió, pero el mayor aumento se concentró hacia los USA. Durante esa década se
insinuó la configuración de un nuevo patrón: numerosos emigrantes, buena parte de ellos mujeres,
se dirigieron a Europa y Japón, además de a Canadá, en torno al año 2000 unos 2,8 millones de
latinoamericanos y caribeños residían en España, Canadá, Reino Unido y Japón.

Países de destino

Los Estados Unidos, es el país de destino de la mayoría de los emigrantes de América Latina
y Caribe. Se estima que en 2004 había unos 18 millones de personas nacidas en la región
latinoamericana y caribeña, que representaban poco más de la mitad del stock total de inmigrantes
de ese país. Esta población, junto con sus descendientes nacidos en los USA, conforma el grupo
latino, que es la primera minoría étnica de los USA. Aunque se trata de un grupo bastante
heterogéneo, por sus acusadas diferencias sociales y económicas, su distinto origen nacional y
étnico, distribución territorial, modos de indocumentación, formas de integración social e inserción
laboral y niveles de organización. Los mexicanos representaban el 54% de los inmigrantes es de
destinos diferentes, así como la significativa participación de las mujeres, lo que lleva a advertir la
presencia de un nuevo patrón migratorio cuyo principal destino sería España y Canadá.

Los inmigrantes de origen latino en USA según el censo de 2010 alcanzaban los 50,5
millones, 15 millones más que en el censo de 2000. Este aumento se debe más al crecimiento
demográfico natural que a la inmigración. Una cuarta parte de los menores de 18 años en EUA son
hispanos. Entre ellos, 32 millones de mexicanos. El Salvador tiene una población de 5,7 millones de
habitantes, más de 1 de cada 5 salvadoreños reside en USA. Más de las ¾ partes de esta población
vive en estados del oeste o del sur de Estados Unidos. La mitad de los latinos vive en California,
Texas y Florida, es decir, dos estados históricamente mexicanos y el refugio del exilio cubano.

Así, la comunidad hispana se la ve como un mercado potencial de gran interés, con unos
ingresos que no paran de subir. La publicidad en español se desarrolla, al tiempo que cobran peso
los latinos en los medios de comunicación. Los hispanos son la comunidad minoritaria que más
negocios posee: el 39% de los negocios de las minorías; sin embargo, son menos rentables que los
de la comunidad asiática, con mejor formación profesional.

España es el segundo destino de la emigración regional. Después de la llegada de 3,5


millones de españoles a varios países de la región entre 1850-1950, la tendencia migratoria se
invirtió durante los años 90. Así, a partir de 1990, la inmigración en España tuvo importancia tanto
para favorecer el crecimiento de la población como para abastecer un mercado de trabajo
segmentado. Las mujeres son mayoría entre los iberoamericanos residente en este país. Esto se
explica por la alta demanda de personas para realizar tareas vinculadas con el cuidado doméstico de
niños y personas de edad, asociada a la creciente incorporación de las españolas al mercado de
trabajo.

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Las personas nacidas en los países de América Latina censadas en España aumentaron de 210
mil en 1991 a 840 mil en 2001. Estas cifras ponen de manifiesto que se trata de un contingente que
crece y representa casi la mitad de las entradas de extranjeros desde el año 2000. Una parte de la
migración latinoamericana a España corresponde a una modalidad de retorno diferido entre
generaciones, de modo que algunas personas recuperan la ciudadanía de origen de sus antepasados
que migraron a América Latina. Los inmigrantes latinoamericanos se han beneficiado en mayor
medida que los inmigrantes de otros orígenes de los programas de regularización y normalización,
hasta el punto de que casi un tercio ha obtenido la ciudadanía española.

Los países de la Península Ibérica se han constituido en áreas de destino para migrantes
internacionales y el nexo con la emigración latinoamericana es cada vez más fuerte. La mayor
predisposición a migrar de los jóvenes reconoce ciertas causales que le imprimen un carácter
particular:

a. La migración laboral, que es la que predomina ampliamente y cuyo objetivo es la


obtención de trabajo o de mejores condiciones laborales.
b. La migración educativa, obedece a requerimientos escolares con el ingreso a la educación
n secundaria y superior.
c. La migración nupcial, derivada de la formación de pareja.
d. La migración emancipatoria, relacionada con la salida del hogar paterno y la constitución
de uno propio.
e. La migración familiar, que se subdivide entre aquella de “arrastre”, que acontece cuando
la familia se traslada y aquella de reencuentro familiar.

Las dos primeras predominan ampliamente en la región, mientras que la segunda y la última
se manifiestan en algunos períodos de la juventud. La cuarta es una práctica poco usual debido al
tipo de relaciones familiares predominantes y a las restricciones económicos de los jóvenes.

Una particularidad de la localización de los migrantes iberoamericanos es su alta


concentración en pocos países de destino: entre Argentina, España y Venezuela absorben más de 2/3
partes.

La preferencia diferencial de cada grupo migratorio es la siguiente:

-Los latinoamericanos mantienen a Argentina, España y Venezuela como los primeros países
de destino, en 4º lugar a Costa Rica.
-Los españoles se concentran en Argentina, Venezuela y Brasil,
- Los portugueses en Brasil y en menor nº en Venezuela y España.
-Los originarios de los dos países europeos son los que registran la mayor concentración: el
44% de los españoles están en Argentina y el 64% de los portugueses en Brasil.
- En general, la distribución por destinos se mantiene para ambos tipos de beneficiarios,
agudizándose la concentración en pocos países entre los económicamente activos.

A pesar de las diferencias hay algunos elementos comunes: las grandes expectativas por
mejorar su economía familiar y por movilidad social; las condiciones adversas de carácter
económico en sus comunidades de origen. También hay algunas similitudes: culturales y
antropológicas. En su tránsito entre las zonas de origen y destino enfrentan: altos costos financieros
y riesgos en los traslados, la violación a los derechos humanos, sociales y políticos; la precariedad
de las condiciones de vida; la desintegración de las unidades domésticas y la recomposición de
vínculos familiares; la insuficiencia de legislaciones para la protección de los migrantes; la

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desregulación en las formas de contratación y participación en el mercado de trabajo; y en general,
la invisibilidad de la que son objeto por parte de las políticas públicas.
Una de las características distintivas de la migración latinoamericana y caribeña es la
creciente participación de mujeres, que ya es mayoritaria en numerosos flujos. Esta “feminización
cuantitativa” trae consigo alteraciones cualitativas en los significados y consecuencias de la
migración internacional. La composición de los flujos guarda estrecha relación con el grado de
complementariedad entre los mercados de trabajo de los países. En esta dirección apunta la fuerte
representación del servicio doméstico como modalidad de inserción laboral de las emigrantes
sudamericanas en Europa, USA y Canadá. A su vez, la reunificación familiar ha perdido peso en
relación con la incorporación directamente asociada a razones laborales.

Las personas que se marchan de sus países van en busca de empleo y mejor calidad de vida,
pero también de libertad, justicia e igualdad de oportunidades. Migran porque las restricciones para
el ejercicio de sus derechos económicos y sociales terminan minando su derecho a permanecer.
Partir se transforma en una oportunidad.

América Latina es la región en desarrollo que registra una mayor proporción de mujeres
emigrantes. Particularmente compleja es la situación de los indocumentados, que tienen menor
escolaridad y se dedican a actividades de baja cualificación, y de las mujeres, que se ven, abusos
sexuales, y deterioro de su integridad física.

4 3 Repercusión demográfica de los migrantes

Según el CELADE, el nº de migrantes latinoamericanos y caribeños eran casi 25 millones de


personas en 2005, lo que representan el 13% de los migrantes internacionales en el mundo.

Una primera aproximación al impacto demográfico de la migración advierte que el total de


inmigrantes equivale a ¼ del de emigrantes, con las importantes excepciones de Argentina, Costa
Rica y Venezuela, donde los inmigrantes representan una alta proporción de las respectivas
poblaciones nacionales.

La cantidad de migrantes iberoamericanos se incrementa significativamente si se considera el


notable aumento de la migración de latinoamericanos a España durante lo que ha transcurrido del
milenio. Sin embargo, en algunos países estos migrantes alcanzan una representación más
significativa: por ejemplo, en Costa Rica, son el 7%. En otros países como Argentina y Venezuela,
representan entre el 3 y el 4%, y en España algo más del 2%. En Paraguay, que no es un país
receptor de migrantes, llegan a constituir casi el 3% de la población.

México se aleja de este patrón, pues la mayoría de sus inmigrantes provienen de los EUA, y lo
mismo ocurre con República Dominicana, cuyo contingente más numeroso se origina en Haití. En
España no representan el contingente mayoritario, pues constituían el 41% de los inmigrantes, ya
que los marroquíes eran la corriente principal. El caso de España merece un tratamiento especial,
porque protagonizó los cambios más notables en los años recientes, al producirse el aumento de la
migración de latinoamericanos hacia ese país. El impacto pasó del 2,2% en 2001 al 5,2% en 2088,
mientras que su presencia en el total de inmigrantes se mantuvo prácticamente igual porque también
se incrementó a un ritmo similar la migración de otros orígenes. Como consecuencia de estos
cambios, actualmente los inmigrantes totales alcanzan una representación del 13% en relación a la
población de un país que aumentó con un ritmo muy inferior al de la inmigración.

Las principales similitudes y diferencias son:

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- Tanto los económicamente activos como los inactivos se concentran en los 3 países,
Argentina, España y Venezuela.
- Mientras Argentina es el principal receptor para los dos tipos de beneficiarios, Venezuela
ocupa el segundo lugar entre los beneficiarios directos y España pasa al tercer puesto.
- Entre los beneficiarios indirectos, España persiste como segundo país receptor.
- Entre los inactivos, los españoles tienen una concentración mucho más alta en Argentina y
los portugueses en Brasil, lo que explica porque se trata de poblaciones envejecidas, como resultado
de la antigüedad de su migración.
-
El impacto de la migración en los cambios de la estructura por edad del m arcado laboral no
ha sido muy explorado en el contexto iberoamericano. Un efecto importante es la fuga de la
población en edad laboral, así como la fuga de cerebros. El 50% de los profesionales
centroamericanos ejercen fuera de su país. Algunos empiezan a concienciarse del problema a de la
fuga. Por ejemplo, Ecuador, ha pasado de ser un país de emigración moderada a ser el primer país
andino de emigración hacia Europa y EUA. Rafael Correa, su presidente a la vuelta de emigrados
asentados en España. Para este fin impulsó el Plan Retorno que contempla incentivos para la
repatriación y microcréditos para la reinserción.

Uno de los defectos de la presencia de los padres que han emigrado acarrea así mismo una
ruptura en la transmisión de las normas. Unicef destaca casos de violencia juvenil que relaciona con
la ausencia parental Las migraciones son uno de los factores de desarrollo de otro problema
acuciante en los países generadores de migrantes: las maras. Las maras aparecieron en los años 80
en Los Ángeles: panda de jóvenes salvadoreños y mejicanos muy violentes. A partir de 1992, fueron
repatriados a sus países donde extendieron el fenómeno. La ausencia de los adultos desarrolla el
deseo de sentirse protegido, de pertenecer a un grupo; y entre los jóvenes mareros algunos apenas
pasan de los 10 años.

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