Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
ISBN: 978-959-7211-...
premio editorial uh 2014
isbn 978-959-7211-...
Ni juramentos ni milagros
Liminar 23
Anexo 4 237
Bibliografía 259
g
Imprescindible tributo
I
El 5 de enero de 2018 la Universidad de La Habana arribará al 290 aniver-
sario de su fundación. A tres años de tan importante celebración, pienso
que Ni juramentos ni milagros. Raúl Roa en la cultura cubana, de la
doctora y profesora Danay Ramos Ruiz, debería considerarse como uno
de los primeros libros del plan de publicaciones inherente al festejo. La
razón fundamental es que la institución tiene una permanente deuda de
gratitud con el profesor de mérito doctor Raúl Roa García (1907-1982),
uno de sus más eficientes modernizadores en el siglo xx.
Roa matriculó en la Facultad de Derecho en septiembre de 1925. De
inmediato, se incorporó al movimiento de rebeldía estudiantil a favor de la
reforma universitaria y al combate contra la satrapía de Gerardo Machado.
Participó en las manifestaciones contra la prórroga de poderes (1927) y
perteneció al Directorio Estudiantil Universitario (DEU) de 1930, del cual
fue uno de sus primeros cronistas. Estuvo preso en el castillo de El Príncipe,
y el Presidio Modelo de Isla de Pinos (1931-1933).
Después del fin de la dictadura, como miembro del DEU, participó
en la reapertura del centro. Integrante de la comisión estudiantil
para la depuración de los machadistas, intervino en el proceso de
restructuración y modernización de la vida universitaria. Perteneció al
primer consejo de redacción de la revista Universidad de La Habana
(primer trimestre de 1934); el punto de partida de un sistema de publi-
caciones renovado y autónomo, que hoy prosigue con la Dirección de
Publicaciones Académicas de esta institución. Se graduó de abogado
en agosto de 1934.
Demoró seis años en ingresar al claustro profesoral de la Facultad de
Ciencias Sociales. Obtuvo, en el ejercicio de oposiciones, la cátedra de Histo-
ria de las Doctrinas Sociales. Entre 1940 y 1959, promovió las investigaciones,
los estudios de posgrado, las escuelas de verano, el intercambio académico
10 NI juramentos ni milagros. Raúl roa en la cultura cubana
II
La profesora Danay terminó sus estudios de licenciatura en Historia
con un trabajo de diploma dedicado al Partido del Pueblo Cubano
(Ortodoxo) (1947-1959). Justamente tal tema le facilitaba un amplio
conocimiento de ese momento de la vida republicana.
Con esta ventaja inicial, eligió como tema de investigación para la
tesis de maestría: «Raúl Roa García, director de Cultura: una política,
una revista» (2001). Después de la exitosa defensa, la monografía ob-
tuvo el premio de investigación en la Facultad de Filosofía e Historia
en ese curso y, al año siguiente, el Premio Anual de Investigación
Sociocultural del Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura
Cubana Juan Marinello. Las dos instituciones privilegiaban en su dic-
tamen la absoluta novedad de los resultados investigativos, porque se
ofrecía información desconocida en torno a Roa como gestor cultural,
entre 1949 y 1951. En 2006, se publicó el libro de título homónimo al de
la tesis de maestría por la editorial del referido centro de investigación.
Danay ya estaba lista para avanzar hacia su tesis de doctorado
con un tema muy original y necesario. Tenía una clara conciencia de
imprescindible tributo 11
g
Ni juramentos ni milagros
Raúl Roa en la cultura cubana
A mi madre,
que hace gala de su nombre y ha sido el verdadero Pilar para que esta obra
se lograra.
A mis hijos y a Racso,
por acompañarme en esta convivencia tenaz con Roa y la cultura.
A Ada Kourí y a Raulito Roa,
por sus palabras infinitas.
A Pablo Pacheco,
un amigo y verdadero promotor de nuestra cultura,
con eterno cariño.
A la gente necesaria para este libro
La gratitud es un gesto imprescindible, por eso quiero aventurarme y
corresponder a cada uno de los que han estado junto a mí en este largo
empeño.
En casa: a mi madre, mi aliada incansable, capaz de aguantar el
enojo de la humanidad para que yo pueda investigar y, sobre todo,
escribir. A mi padre, siempre pendiente y emocionado con cada paso,
desde su voluntaria quietud; donde estés, gracias infinitas.
A mis hijos, por soportar sin estallar una madre encerrada por
horas trabajando; y a Racso, que llegó en la recta final de la tesis y,
como el compañero de toda la vida, ha llenado de amor y cooperación
mis días. Ellos cinco han sido mis puntos cardinales.
A mis dos hermanos, Dago y Daniel, a mis cuñadas Sissy y Rosy, a
mis sobrinos Isela y Dagui, que desde lejos están, con el cariño que me
da fuerzas en cada paso.
A Lety y Quintana y Marlena, para quienes nunca alcanzan todas
las palabras. A Matías y Cecilia.
A mis hermanas de acullá, que nunca se han ido: Mayte, Blanca,
Patry, Yordy y Ada. Y a los de acá: Tanita, Idania, Dagoberto, María
Victoria y Loreta.
A Dina Martínez, que desde su espacio y desventuras está invaria-
blemente cerca para la ciencia y la vida.
A Ana Cairo por compartir conmigo su pasión por Roa y por sus
consejos, a pesar de sus mil deberes.
A Fernando Martínez Heredia, que, además de su amistad y su
obra, me ha legado valoraciones oportunas y sabios consejos.
A Raúl Roa Kourí, un hilo palpitante que me acerca siempre a
un tiempo que reconozco lejano a pesar de mis ímpetus, por su
preocupación, por estar invariablemente dispuesto a responder incon-
tables preguntas y permitirme llegar a papeles que arrojan tanta luz.
18 Ni juramentos ni milagros. Raúl roa en la cultura cubana
g
Roa no abandonó jamás la atención por los procesos de la cultura,
la literatura y el arte. Porque siempre vislumbró que las grandes obras
artísticas y literarias no son solo cantera inagotable de placer
y de enriquecimiento espiritual, sino que también constituyen armas
de combate, instrumentos para la lucha ideológica, baluartes
de la dignidad del hombre. Por eso no le dio nunca por la torre de marfil,
la neutralidad de la cultura y demás zarandajas manejadas
por el capitalismo.
Salvador Bueno
Liminar
La complejidad de una investigación sobre historia de la cultura y de
las políticas culturales se convierte en un desafío mayor cuando se
relaciona con una personalidad como la del intelectual y revolucionario
cubano Raúl Roa García.
El presente libro ahonda en la obra de promoción cultural de Roa y
lo hace en dos tiempos esenciales: el primero, entre los años 1930 y 1951,
analizados como un largo ciclo de transformación del Estado y la socie-
dad, época donde Roa maduró como escritor, profesor y polemista, y
fue director de Cultura; el segundo, después del triunfo de 1959, cuando
se desempeñó como canciller e hizo de la cultura un componente car-
dinal de la diplomacia revolucionaria. Por ello, es imprescindible com-
prender su pensamiento, su praxis revolucionaria y las influencias que lo
definieron, porque fue una personalidad que fungió como enlace entre
dos épocas y una misma tradición dentro de nuestra historia nacional.
Antes de adentrarnos en su labor cultural, han de fijarse algunas pautas
en torno a la cultura como política en el contexto cubano y continental.
No se puede comprender la obra de Roa si se omite la herencia en torno
a la gestión cultural y el alcance de estas estrategias en su época.
Roa no fue un funcionario designado para un cargo –lo que
llamaríamos un «tecnócrata de la cultura»–, sino un intelectual con
un sentido muy personal de la responsabilidad frente a su tiempo,
que concibió la cultura como una práctica indispensable dentro de la
necesidad de transformación que guió a su generación. Su condición
no lo colocaba en una capilla privilegiada; por el contrario, generaba
un compromiso, y así lo escribió: «[el intelectual] dotado para ver más
hondo y lejanamente que los demás, está obligado a hacer política».1
1
Raúl Roa García: «Carta a Jorge Mañach», Hospital Militar de Columbia, 18 de
noviembre de 1931, Bufa subversiva, p. 196.
24 NI juramentos ni milagros. raúl roa en la cultura cubana
g
Cultura y política cultural: concepto y praxis
Uno de los consensos que existen hoy sobre los estudios
de cultura, es que no hay consenso.
Néstor García Canclini
1
Cfr. Gilberto Giménez: Teoría de la cultura.
2
UNESCO: «Declaración de México», Conferencia Mundial sobre Políticas Cultu-
rales (MONDIACULT), México, 1982. Desde 1978 se organizó en Bogotá, y por
primera vez a nivel regional, una conferencia intergubernamental sobre políticas
culturales en América Latina y el Caribe (cfr. Cultura y sociedad en América
Latina y el Caribe, pp. 9-10).
3
George Yúdice: El recurso de la cultura: usos de la cultura en la era global, p. 16.
Cultura y Política cultural: Concepto y praxis 31
4
Cfr. Raúl Roa García: «12 de octubre», Escaramuza de las vísperas y otros engen-
dros, p. 178.
5
Raúl Roa García: «Nuevas tareas, nuevas responsabilidades, nuevos deberes»,
palabras en el acto de presentación de los ejecutivos de la sección sindical del
MINREX, Dirección de Información, Departamento de Divulgación y Prensa,
Fondo Raúl Roa García, Archivo del MINREX, p. 14.
32 ni juramentos ni milagros. raúl roa en la cultura cubana
6
José Joaquín Brunner: Un espejo trizado. Ensayos sobre cultura y políticas cultu-
rales, p. 262.
Cultura y Política cultural: Concepto y praxis 33
7
Manuel Antonio Garretón Merino: Estado y política cultural: fundamentos de
una nueva institucionalidad, p. 12.
34 ni juramentos ni milagros. raúl roa en la cultura cubana
8
Cfr. Edwin Harvey: Política cultural en Iberoamérica y el mundo, aspectos insti-
tucionales.
Cultura y Política cultural: Concepto y praxis 35
9
Mónaco 1967, mesa preparatoria de la Primera Conferencia Intergubernamental
Mundial sobre Políticas Culturales, Venecia, 1970 (cfr. ibídem, p. 15).
10
Cfr. J. Teixeira Coelho Netto: Diccionario crítico de política cultural: cultura e
imaginario, pp. 380-382.
11
Ibídem, p. 269.
12
Cfr. Sabina Berman y Lucina Jiménez: Democracia cultural, p. 147.
36 ni juramentos ni milagros. raúl roa en la cultura cubana
13
Cfr. Rafael Tovar y de Teresa: Modernización y política cultural, p. 322.
14
Néstor García Canclini: Ob. cit., p. 78.
Cultura y Política cultural: Concepto y praxis 37
15
Cfr. Manuel Palencia-Leflers Ors: 90 técnicas de comunicación y relaciones
públicas, p. 5.
Cultura y Política cultural: Concepto y praxis 39
16
Cfr. Manuel Palencia-Leflers Ors: «Donación, mecenazgo y patrocinio como téc-
nicas de relaciones públicas al servicio de la responsabilidad social corporativa»,
p. 12.
17
Acto premeditado que una persona o una entidad realiza a favor de una causa
de manera puntual; esta acción espontánea de donar –que finaliza con la propia
donación– no debe considerarse como «mecenazgo» (cfr. ibídem, p. 154).
18
J. Teixeira Coelho Netto: Ob. cit., pp. 325-326.
40 ni juramentos ni milagros. raúl roa en la cultura cubana
19
Cfr. Edwin Harvey: Ob. cit., p. 28.
20
Cfr. Catherine Marsh Kennerley: Negociaciones culturales. Los intelectuales y el
proyecto pedagógico del estado muñocista.
Cultura y Política cultural: Concepto y praxis 43
21
Los ejemplos más relevantes de golpes de Estado y gobiernos militares son Ecua-
dor (1947), Perú, Venezuela y Paraguay (1948), Colombia (1949), Haití (1950) y
Cuba (1952).
22
Se crearon 524 organizaciones entre 1951 y 1959 (cfr. Edwin Harvey: Ob. cit.,
p. 32).
23
La creación de un fondo para la cultura fue una práctica que se extendió en
Europa y Estados Unidos desde inicios de la década del sesenta. Esta última
nación lo instauró en 1965, sancionado por el Congreso.
44 ni juramentos ni milagros. raúl roa en la cultura cubana
25
Durante la década se realizaron importantes cónclaves –como la Quinta y Sexta
Reunión del Consejo Interamericano Cultural, para el Programa Regional de
Desarrollo Cultural (1968, Maracay, Venezuela; y 1969, Trinidad y Tobago)– y
se firmaron acuerdos culturales entre los ministros de Educación de Bolivia,
Colombia, Chile, Ecuador, Perú y Venezuela, como antecedente del Convenio
Andrés Bello de integración educativa, científica y cultural de los países andinos.
46 ni juramentos ni milagros. raúl roa en la cultura cubana
26
Las políticas culturales, desde el punto de vista del objeto al que se orientan,
pueden ser de dos formas: patrimonialista y creacionista (cfr. J. Teixeira Coelho
Netto: Ob. cit., pp. 384-385).
Cultura y Política cultural: Concepto y praxis 47
27
Cfr. Instituto de Literatura y Lingüística José Antonio Portuondo Valdor: Historia de la
literatura cubana: la Colonia: desde los orígenes hasta 1898, t. 1, pp. 99-100.
48 ni juramentos ni milagros. raúl roa en la cultura cubana
Sede del Museo Nacional de Bellas Artes, entre 1917 y 1924, en la Quinta de Toca, Paseo
de Carlos III.
Fuente: Archivo Central del Ministerio de Cultura.
28
El 17 de diciembre de 1926 fue la toma de posesión del director de Bellas Artes
con 1 200 pesos anuales como salario (cfr. expediente «Leyes, decretos y asuntos
jurídicos», Archivo Central del Ministerio de Cultura).
50 ni juramentos ni milagros. raúl roa en la cultura cubana
29
Expediente «Ley de Pensiones para Estudios Artísticos», Archivo Central del
Ministerio de Cultura.
Cultura y Política cultural: Concepto y praxis 51
30
Juan Marinello: «Discurso inaugural en el Primer Congreso de Escritores y
Artistas Revolucionarios de México».
31
Marinello fue dirigente de la Liga Antimperialista, presidió el Primer Congreso
contra la Guerra, la Intervención y el Fascismo, fue director del órgano La Pa-
labra (1935), presidente del Partido Unión Revolucionaria Comunista en 1938 y
representante a la Asamblea Constituyente (1940), a la Cámara (1942), senador
(1944) y presidente del Partido Socialista Popular, así como miembro del Consejo
Mundial por la Paz (1949).
32
«Decreto Ley n.o 283», Gaceta Oficial de la República de Cuba, La Habana, 8 de
junio de 1934 (9366).
33
Cfr. Comisión de Asuntos Cubanos: Problemas de la nueva Cuba.
52 ni juramentos ni milagros. raúl roa en la cultura cubana
José María Chacón y Calvo junto a Federico García Lorca en La Habana, 1930.
Fuente: < http://poetaennuevayork.com/es/documentos>.
34
Cfr. «Decreto Ley n.o 283», artículo 264, ob. cit.
Cultura y Política cultural: Concepto y praxis 53
Dulce María Loynaz, Gabriela Mistral y José María Chacón y Calvo en la Institución
Hispanoamericana de Cultura, con motivo de la visita de la poetisa chilena a Cuba.
Fuente:
Enrique José Varona en 1885. Por Decreto Ley del 28 de enero de 1935,
se crearon el Día del Libro y la Escuela del Aire, esta última consistía en
una hora de divulgación artística a través de la radio. Chacón impulsó
además la Cátedra Libre Enrique José Varona y el Instituto de Altos
Estudios, inaugurado por Karl Vossler.35
El director trató de colaborar con las asociaciones culturales exis-
tentes, o recién creadas, otorgándoles alguna subvención. La ayuda era
simbólica, pero fue la primera vez que el Estado concedía este tipo
de contribución. Por ejemplo, en el campo musical favoreció agrupa-
ciones como la Sociedad de la Orquesta de Cámara de La Habana,
que en cada concierto entregaba cien entradas gratuitas a la Dirección
de Cultura, para divulgar su arte en sectores más amplios.36
Entre 1934 y 1945 la Dirección de Cultura realizó una labor amplia,
si tenemos en cuenta el corto presupuesto con que contaba. Valiosas
instituciones, sobre todo por sus fines, nacieron en ese período: el Insti-
tuto de Altos Estudios (1938) y el Instituto Nacional de Artes Plásticas
(1938). Trabajó para crear la Sala Permanente de Artes Plásticas, pero
esta nunca llegó a funcionar. Creó el Seminario de Investigaciones
Históricas y la Junta Nacional de Arqueología (1937); dentro de esta
disciplina se publicó la Revista de Arqueología y Etnología. En materia
de revistas, además de la Revista Cubana (1935-1959), se editó la Revista
Cubana de Filosofía con una notable inestabilidad en su salida, a pesar
de su perfil especializado.
La dirección también patrocinó el Primer Congreso de Arte en San-
tiago de Cuba, así como los salones nacionales y el Estudio Libre para
Pintores y Escultores.37 En octubre de 1935, cuando Leonardo Anaya
Murillo fungía como secretario de Educación, se comenzó a trasmitir
una hora diaria de divulgación educativa y cultural por las emisoras
CMCD y COCD, cada tarde de 3:00 p.m. a 4:00 p.m. La secretaría la
denominó Hora de extensión educacional y de divulgación artística.
Allí se escucharon trabajos sobre literatura y pedagogía, y en mate-
ria de música la selección era excelente. El director era Gustavo Navarrete,
35
Karl Vossler (1879-1949): filólogo alemán, hispanista, uno de los fundadores de
la moderna estilística románica. Influido por Benedetto Croce, creó su propia
escuela: idealismo lingüístico o estilística. Visitó La Habana en 1939 e impartió
conferencias.
36
Cfr. José Ardévol: «Carta a Raúl Roa García», 1 de agosto de 1949.
37
Cfr. Yolanda Wood: Proyectos de artistas cubanos en los años treinta.
Cultura y Política cultural: Concepto y praxis 55
38
Cfr.. Raquel Catalá: «Los progresos de la mujer».
56 ni juramentos ni milagros. raúl roa en la cultura cubana
con el Tennis Club y pasó a llamarse Lyceum y Lawn Tennis Club. Esta
institución perseguía elevar a la mujer a través de la vinculación con el
arte, el deporte y la cultura; objetivo que logró entre sus socias de la clase
media y, en alguna medida, fuera de ese ámbito.
La segunda mitad de la década del treinta nos legó ejemplos de
gestión cultural desde otras instituciones que, sin ser estatales ni estar
bajo jurisdicción de la Secretaría de Educación, tenían gran peso en la
vida intelectual, educacional y cultural del país. Una plaza entonces
centenaria, la Sociedad Económica de Amigos del País (SEAP), tras el
cese del dominio español, se transformó, de una corporación oficial,
en una institución privada de carácter cultural. Durante el siglo xx
organizó cursos, conferencias, concursos y publicaciones, entre las
que se destaca por su larga trayectoria la Revista Bimestre Cubana,
encabezada, en su segunda época a partir de 1910, por Fernando Ortiz
y Ramiro Guerra. Contó con una importante nómina de colabora-
dores y fue un espacio para innumerables temáticas: artes plásticas,
lingüística, poesía, historia, política, discursos y otros. La Bimestre ha
quedado como una sólida revista republicana y, a la vez, testimoniante
de los acontecimientos culturales más importantes de la SEAP.
En 1934 se creó en la Universidad de La Habana la Dirección de
Extensión Universitaria, institución pública con una oficina para
canalizar las iniciativas del recinto estudiantil en materia artística y li-
teraria. Ese mismo año vio la luz la revista Universidad de La Habana, y
tres años más tarde, la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU)
creó una Secretaría de Cultura. A pesar de ser una década tan con-
vulsa, en la casa de altos estudios la cultura ganaba un espacio; allí,
en 1940, se inauguró la exposición que por primera vez recorrió toda
la historia de nuestras artes plásticas hasta entonces: 300 años de arte
en Cuba, organizada con la Corporación Nacional de Turismo y el
Instituto Nacional de Artes Plásticas.
Otra institución significativa por su trabajo cultural fue la Oficina
del Historiador, creada en 1937 y encabezada por Emilio Roig de
Leuchsenring, distinguido intelectual e historiador. Patrocinada por
la alcaldía de La Habana, animó y dirigió innumerables iniciativas:
publicó los Cuadernos de Historia Habanera, revitalizó el patrimonio
histórico y convirtió el sitio más antiguo de la ciudad en espacio
cultural para conciertos, tertulias, conferencias y otras iniciativas.
Fue lugar de confluencia de intelectuales, artistas y quienes quisieran
acercarse a la cultura. Aunque no fue una gestión que tuvo eco en los
Cultura y Política cultural: Concepto y praxis 57
39
Un estudio sobre este aspecto, menos conocido dentro de la historia del partido,
se puede consultar en Ricardo Luis Hernández Otero y Enrique Saínz: «Proyec-
ciones e iniciativas culturales de los comunistas cubanos (1936-1958)».
Cultura y Política cultural: Concepto y praxis 59
40
Ricardo L. Hernández Otero: Sociedad Cultural Nuestro Tiempo. Resistencia y
acción, p. 93.
60 ni juramentos ni milagros. raúl roa en la cultura cubana
41
Cfr. Rita Díaz García: Abriendo caminos: el movimiento obrero cubano en la
educación y la cultura (1899-1958).
42
Cfr. ibídem, p. 198.
Cultura y Política cultural: Concepto y praxis 61
con diversos fines en torno a la cultura, por solo citar algunas: Sociedad
Pro Artes y Ciencias, de Cienfuegos; Museo Oscar María de Rojas,
de Cárdenas; Sociedad Amigos de la Cultura Cubana, de Matanzas;
Grupo Orto y revista homónima, de Manzanillo; Sociedad Museo José
María Espinosa, de Remedios; Sociedad Geográfica de Oriente (Grupo
Humbolt); Sociedad Filarmónica de Santiago de Cuba; Comité Pro
Biblioteca, de Santa Fe, Isla de Pinos; Patronato Municipal de Cultura
Popular, de Santiago de Cuba; ateneos de Trinidad, Cienfuegos y Santa
Clara; entre otros. Estas áreas de sociabilidad se consolidaron más en la
medida en que los partidos políticos se desacreditaban y, especialmente,
mientras menos atribuciones se tomara el Estado en la esfera social. No
eran un espacio político, «la regla era declararse “cívicas” como sinónimo
de apolíticas»,43 pero resultaron una plaza de amplia participación por
su diversidad y efectividad en la práctica, porque viabilizaban muchas
inquietudes y necesidades de la sociedad civil.
Como parte del itinerario cubano, no se analizará en este epígrafe la
época de Roa como director de Cultura (1949-1951), porque será tratada
en el tercer capítulo. Solo es imprescindible señalar que favoreció su
gestión el apoyo de Aureliano Sánchez Arango, al frente del Ministerio
de Educación, porque aprobó un presupuesto sin precedentes para la
cultura y dio toda su colaboración para la reanimación profunda de esta
dirección. En el propio año 1949, unos meses antes de la toma de pose-
sión de Roa, se fraguaron iniciativas como el IV Congreso Internacional
de Literatura Iberoamericana y el XV Salón de Humoristas. El nom-
bramiento de Roa fue parte de un evidente renacimiento de la gestión
ministerial.
Después de la renuncia de Roa mediaron un año y unos meses
hasta el golpe de Estado. En ese tiempo dejó de publicarse la revista
Mensuario y se extinguieron diferentes iniciativas que se habían logrado
impulsar en su tiempo como director. El régimen de facto, en marzo de
1952, nombró a Andrés Rivero Agüero como ministro de Educación
y como director de Cultura a Carlos González Palacio, quien falleció
en medio del proyecto del IV Salón de Pintura y Escultura. Entonces
ocupó el cargo José López Isa, quien se mantuvo hasta 1953.
La cultura entre 1952 y 1958 ha sido poco abordada; es una época
donde la obra política de la tiranía pone una cortina que no deja ver
43
Pablo Riaño San Marful: «Asociaciones cívicas en Cuba en la antesala de la
Revolución».
62 ni juramentos ni milagros. raúl roa en la cultura cubana
casi nada más.44 Sin embargo, los investigadores toman como un punto
de partida las misiones educativas o escuelas cívicas rurales de Batista
a partir de 1936, en las que los miembros del ejército fungían como
maestros. Esta iniciativa fue parte de una estrategia que le hizo ganar
el apoyo de los sectores más populares y, a la vez, incrementar las filas
del ejército, por la extensa convocatoria de bachilleres y profesionales
que se unieron a la educación cívica y militar. En su Plan Trienal fueron
varios los puntos dedicados a estos temas, especialmente los relaciona-
dos con la educación general y la artística. Durante su primer gobierno
a partir de 1940 se ocupó, como parte de su faceta democrática, de
anunciar obras de carácter cultural; pero el mayor destaque lo tuvo en
el fomento de instituciones culturales regionales o internacionales.
A partir del golpe de Estado, Batista buscó en las iniciativas cultu-
rales un camino para disfrazar la esencia de su régimen, aunque hubo
acciones que desenmascararon tal imagen: el retiro de subvención
estatal a instituciones que no le hicieron el juego, como el Ballet Alicia
Alonso,45 y la censura explícita a determinadas obras.
El presidente de facto ensayó una postura propiciatoria hacia la
cultura con la II Bienal Hispanoamericana de Arte y con los pomposos
festejos por el centenario del natalicio de José Martí (1953). El Instituto
Nacional de Cultura (INC) fue el impulso que tuvo este sector desde
la oficialidad y al que fueron convocadas importantes personalidades.46
Creado en julio de 1955, fue presidido por Guillermo de Zéndegui,
exlegislador del Partido Ortodoxo, quien se prestó a los intereses de la
dictadura. Con el surgimiento del INC desapareció la Dirección de Cul-
tura y el nuevo organismo suplió sus funciones. No se puede decir que
los proyectos de la antigua dirección sufrieran tabla rasa. Los proyectos
de Los proyectos de publicación de Fernando Ortiz continuaron, así
como la Revista Cubana y la iniciativa de las misiones culturales.
La creación del INC fue idea de Aurelio Fernández Concheso, de-
signado ministro de Educación en 1955. Contó con un alto presupuesto
44
Sobre el INC existe el exhaustivo estudio de Isabel Ampudia: «El Instituto
Nacional de Cultura y su contexto», tesis de maestría en Historia del Arte, 1999,
inédito. También se publicó el ensayo «Cuba: cultura y dictadura (1952-1958)»,
de Ricardo Quiza Moreno.
45
En el número de noviembre de 1956 de la revista Nuestro Tiempo, y en otras
publicaciones, se denunció este hecho (cfr. Ricardo Hernández Otero y Enrique
Saínz: Ob. cit., p. 98).
46
Cfr. Nuestro Tiempo, año 3, n.o 9, 1956, enero (hoja suelta).
Cultura y Política cultural: Concepto y praxis 63
47
Ricardo Quiza Moreno: Ob. cit.
64 ni juramentos ni milagros. raúl roa en la cultura cubana
48
Ibídem.
Cultura y Política cultural: Concepto y praxis 65
49
Cfr. Sociedad Cultural Nuestro Tiempo: «Manifiesto fundacional», Nuestro Tiem-
po, n.o 1, La Habana, 1951, pp. 1-2.
66 ni juramentos ni milagros. raúl roa en la cultura cubana
g
Pensamiento, cultura y Revolución en Roa
Roa […] es la Revolución con gracejo cubano.
Alfredo Guevara
Retorno a Roa: trayectoria y balance
Raúl Roa García nació en La Habana el 18 de abril de 1907, en una
familia cuyos medios le permitieron estudiar la enseñanza media en el
colegio Champagnat. Nieto del oficial mambí Ramón Roa Garí, desde
muy joven se sintió llamado a reconstruir la vida de su abuelo y a hon-
rar con su condición de intelectual revolucionario ese legado. Ramón
Roa, poeta, escritor y luchador incansable por la independencia de
Cuba, fue inspiración desde la niñez de Raúl, quien escribió: «Hice mi
vela de armas a la sombra radiante de sus proezas».1
1
Raúl Roa García: «Vindicación de mi abuelo», Escaramuza en la víspera..., p. 282.
68 NI juramentos ni milagros. raúl roa en la cultura cubana
Roa y sus compañeros del Directorio de 1930. El primero, sentado de derecha a izquierda,
es el joven Rafael Trejo; el segundo, de pie, de izquierda a derecha, es Raúl Roa.
Fuente: archivo de la familia Roa Kourí.
Arriba, fotografía de Roa en Cuba, 1929. Abajo, a la izquierda, Roa sentado y rodeado por
Porfirio Pendás y Manuel Guillot, miembros del DEU del 30 y del Ala Izquierda Estudiantil,
y Aureliano Sánchez Arango, Nueva York, 1930. A la derecha, otra imagen de Roa en
Nueva York, diciembre de 1930.
Fuente: archivo de la familia Roa Kourí.
2
Al tomar esta frase del poema «¡Izquierda marchen!», Roa inmortalizó y trans-
culturó al poeta ruso Maiakovski. Fue publicado en Línea, órgano del AEI, el 10
de julio de 1935. Roa lo reprodujo entre los textos de su libro Bufa subversiva.
72 NI juramentos ni milagros. raúl roa en la cultura cubana
Jóvenes revolucionarios en el Presidio Modelo de Isla de Pinos, 1931. En la fila del centro,
de izquierda a derecha, el segundo es Pablo de la Torriente y el tercero, Raúl Roa.
Fuente: archivo de la familia Roa Kourí.
Años después el propio Roa escribió sobre Bufa…: «En otros libros […]
podrá encontrarse una prosa más repujada o ciencia más o menos infu-
sa, pero en vano se buscaría el candor, el desenfado, la intransigencia, el
quijotismo y la juvenilia que palpitan en Bufa subversiva».4
Luego de la experiencia de la Revolución del Treinta Pablo de la
Torriente Brau, Roa y otros revolucionarios de izquierda fundaron en
los Estados Unidos la Organización Revolucionaria Cubana Antim-
perialista (ORCA), clandestina, anticapitalista y dedicada a promover
la unidad de los sectores consecuentes, opuestos al régimen existente
en Cuba. Pero ya la gran ola popular se había desgastado, y la unidad
tampoco pudo conseguirse.
3
Raúl Roa García: La Revolución del 30 se fue a bolina, p. 135.
4
Raúl Roa García: «Al lector», 15 años después, p. 9.
Pensamiento, Cultura y Revolución en Roa 75
Durante el exilio en Nueva York. De izquierda a derecha, Raúl Roa, Ada Kourí; detrás,
Pablo de la Torriente Brau, Daniel Saumell, Teté Casuso y otros compañeros, 1935.
Fuente: archivo de la familia Roa Kourí.
Pablo de la Torriente Brau, Carlos Martínez, Daniel Saumel y Raúl Roa García en la puerta
de la casa de Edgar Allan Poe, El Bronx, Nueva York, 1935.
Fuente: archivo de la familia Roa Kourí.
5
Raúl Roa García: «Ciencia y conciencia», Escaramuza…, p. 336.
Pensamiento, Cultura y Revolución en Roa 77
En la Universidad de La Habana, Roa con Elías Entralgo y Luis A. Baralt, director del Teatro
Universitario, en la década del cuarenta.
Fuente: archivo de la familia Roa Kourí.
78 NI juramentos ni milagros. raúl roa en la cultura cubana
Por su prestigio intelectual Roa fue parte de los invitados cubanos a la toma de posesión
del presidente de Venezuela Rómulo Gallegos, en 1948. De izquierda a derecha: Jorge
Mañach, Raúl Roa García, Rómulo Gallegos, Juan Marinello y Fernando Ortiz.
Fuente: archivo de la familia Roa Kourí.
Circuito CMQ, S. A.
Radiocentro
Habana
24 de enero de 1951
Dr. Raúl Roa García,
Dirección de Cultura
Ministerio de Educación
Habana
Mi querido Roa:
Sé que estuviste llamando ayer y que no pudiste establecer comunicación
conmigo. Tuve, en efecto, un día muy trajinado. Te llamé anoche a tu
casa, pero no estabas. Ahora, al llegar a mi oficina, encuentro tu carta
de enero 22 y supongo que tus llamadas se deberían al mismo objeto de
la carta.
Me encanta que aceptes el dar esas dos conferencias en la Universidad
del Aire, y desde luego te dejo asignadas: «La aurora del liberalismo en
Inglaterra», que será en junio 3 (y no en mayo 27, como te indiqué en la
carta anterior), y «Los movimientos del 48», en agosto 12 (¡buena fecha
histórica para tratar el tema!).
También me es muy grato saber que Aureliano acepta dar una conferen-
cia en la Universidad del Aire. El inconveniente que tiene ese enunciado
que me propone «Desarrollo de la técnica y crisis de la educación», es que
me parece menos un tema histórico que un tema crítico. ¿No le sería a él
lo mismo dar la conferencia que ya tenemos anunciada para octubre 21,
bajo el título de: «El mundo de la técnica»? Terminando este curso allá
para diciembre, podrá hablar sobre educación en la Universidad del Aire
cuando guste. Te ruego unas líneas con la decisión final.
¿Llegaron ya mis libros? No olvido tu buena disposición a editarme algunos
de mis antiguos ensayos. Tan pronto como tenga un poco de tregua te los
llevaré.
Tuyo, muy cordialmente,
Jorge Mañach
6
Elías Entralgo: Periocasociográfica de la cubanidad, p. 43.
Pensamiento, Cultura y Revolución en Roa 81
de sus grandes amores, esta vez, con una perspectiva histórica crítica en
su acontecer desde 1923. El revolucionario, protagonista y testigo, deja
una crónica llena de realismo, con hilarantes pinceladas y su habitual
imaginación.
Así Roa, rebelde, desde la barricada permanente que fue su vida a
partir de los años de lucha contra Machado y asentado en su cátedra
universitaria, respondió a una convocatoria para un cargo de la esfera
oficial. Consideró la propuesta, además, como una manera de contri-
buir, no con el proyecto del autenticismo decadente de Carlos Prío, sino
con las estrategias estatales deficientes, esta vez en la cultura. Convirtió
la oportunidad en una manera de ampliar su activismo social más allá
del aula, la prensa y otros espacios de menor alcance donde se desen-
volvía. Puso por encima de su radicalismo frente al gobierno de turno,
la posibilidad de realzar la cultura desde el Estado, porque nunca había
sido atendida como correspondía. Con Sánchez Arango podría contar
con mayores libertades y mejores recursos. Su labor como director –en
la que profundizaré más adelante– ha quedado como un digno antece-
dente de la política cultural revolucionaria a partir de 1959.
Roa en la década del cincuenta ya era un intelectual reconocido fuera de Cuba. En 1951 asistió
a la Conferencia de la UNESCO; a su lado, hacia la derecha, Luis Gómez Wangüemert y Mariano
Brull.
Fuente: archivo de la familia Roa Kourí.
7
Paráfrasis de la obra El espíritu de nuestro tiempo, del filósofo español José Ortega
y Gasset (1883-1956). El pensamiento ortegueano marcó más de una generación
de jóvenes intelectuales latinoamericanos en la segunda mitad del siglo xx. Entre
otros temas, reflexionó sobre la regeneración cultural de España. Sus obras más
importantes fueron España invertebrada, El tema de nuestro tiempo, La deshuma-
nización del arte y la Revista de Occidente.
Pensamiento, Cultura y Revolución en Roa 83
En julio de 1954, Roa se colocó entre las figuras centrales del equi-
po de redacción de la revista. En un editorial escribió: «Humanismo es
una revista de cultura con definido y beligerante acento político. No
implica ello en modo alguno, que vaya a asumir una postura sectaria
o partidista […] no somos pro soviéticos ni pro imperialistas: somos
juaristas, bolivarianos y martianos, y por eso creemos que nuestra
América debe ser leal a sí misma».8
Importantes intelectuales de toda América tributaron a Cuba en
el número dedicado al ochenta y seis aniversario del Grito de Yara.
Humanismo en estos años inclinó la balanza hacia temas de política
latinoamericana, con especial atención a las coyunturas históricas
trascendentales, como la revolución en Guatemala, el peronismo,
temas de economía, política petrolera, etcétera. En 1956, debajo de la
palabra Humanismo, se añadió el subtítulo: Revista de Insobornable
Orientación Democrática. Hacia fines de la década del cincuenta,
Cuba se convirtió en un tema eje de la publicación (el impacto de
la Revolución, los nuevos líderes, etcétera), además de cuestiones
más teóricas como el marxismo, el liberalismo, el subdesarrollo y la
guerra de guerrillas. En esta etapa de Humanismo, cuando ya Roa
estaba en las tareas de la construcción de la nueva sociedad en la isla,
la revista recogía todo el legado de los años en que fue acentuando
su carácter latinoamericano y revolucionario.
8
Raúl Roa García: «Posición y rumbo», p. 5.
84 NI juramentos ni milagros. raúl roa en la cultura cubana
Homenaje de los estudiantes de Ciencias Sociales y Derecho Público al profesor Raúl Roa
García a propósito de obtener este el premio de periodismo Justo de Lara, 1956. Detrás,
de izquierda a derecha, José Antonio Echeverría y Juan Nuiry.
Fuente: archivo de la familia Roa Kourí.
9
Raúl Roa García: «Carta al Rector», 7 de noviembre del 1957, expediente laboral
n.o 12 402, 1947-1952, Archivo Central de la Universidad de La Habana.
Pensamiento, Cultura y Revolución en Roa 85
10
Cfr. Frances Stonor Saunders: La CIA y la Guerra Fría cultural.
11
Raúl Roa García: En pie 1953-1958, p. 189.
86 NI juramentos ni milagros. raúl roa en la cultura cubana
Raúl Roa García junto al editor Radamés Giro, durante el lanzamiento de Retorno a la
alborada; La Habana, 1975.
Fuente: archivo de la familia Roa Kourí.
12
En Ambrosio Fornet: Tiene la palabra el camarada Roa, p. 22.
Pensamiento, Cultura y Revolución en Roa 89
13
Este texto de Vitier apareció publicado en 2007, en el número 247 de la revista
Casa de las Américas.
90 NI juramentos ni milagros. raúl roa en la cultura cubana
14
Cfr. José Joaquín Brunner y Ángel Flisfich: Los intelectuales y las instituciones de
la cultura, p. 32.
15
Paráfrasis del título del ensayo de Roa «El Siglo de las Luces y de las revolucio-
nes», frase que encierra el punto de partida y de llegada del pensador (Raúl Roa
García: Escaramuza en las vísperas..., p. 109).
Pensamiento, Cultura y Revolución en Roa 91
16
Ambrosio Fornet: Ob. cit., p. 8.
17
Raúl Roa García: «Martí en la casa de las Españas», Escaramuza…, p. 272.
18
Cfr. Raúl Roa García: «Ofrenda a Martí», ibídem, p. 340.
92 NI juramentos ni milagros. raúl roa en la cultura cubana
sociales reiteró una y otra vez cuánto le faltaba a Cuba para alcanzar el
modelo republicano martiano: libertades políticas, igualdad de razas
y que la ley primera fuera el culto a la dignidad plena del hombre. Roa
integró la cultura y su disfrute a los logros de una república que la isla
solo había alcanzado de nombre.
El futuro canciller estableció una interrelación dialéctica con lo
cubano y lo latinoamericano, una de las aristas más visibles de la obra
martiana. La percepción de la necesaria unidad continental fue una de
claves de la cosmovisión del Héroe Nacional y de Roa, quien reconoció
una comunión espiritual respecto a México, tierra de gran significación
para ambos, que Martí llamó la «talanquera de América». Una de las
más interesantes conexiones intelectuales las hizo el propio Roa cuando
se apropió del ideario latinoamericanista martiano para interpretar y
aprehender las ideas de José Carlos Mariátegui, quien aportó una de las
miradas más nacionales y universales desde el Perú.
El último principio tiene que ver con la cultura directamente y
tributa al imprescindible cultivo del conocimiento y el arte. Roa, bajo
preceptos martianos, defendió la política editorial, la divulgación de la
lectura y el acceso al saber por parte de las mayorías. Estas misiones
culturales tuvieron como lema «Ser cultos es el único modo de ser
libres», a partir de la idea martiana de que «En los lugares apartados y
puros del campo se crían las grandes fuerzas». 19Las misiones trabaja-
ron –al menos durante dos años– para liberar esas potencialidades y
redescubrir la verdadera nación, más allá de la gran ciudad capital.
Hay que significar que lo martiano está en Roa en su prosa, sus
precepciones y en su propia vida, consagrada a la labor revolucionaria
como ejercicio desde los diferentes ámbitos donde la vida lo colocara.
José Carlos Mariátegui, otra de las grandes influencias de Roa, le llegó
siendo muy joven a través de Emilio Roig. El ya consagrado intelectual
cubano tenía estrechas relaciones con los estudiantes universitarios
y difundió la obra del peruano que leyó inicialmente en Repertorio
americano. Este último y Roig fueron amigos e intercambiaron como
corresponsales en La Habana y Lima.20 El hilo que conduce a Mariátegui
19
José Martí: «Carta al director de La Nación», Buenos Aires, 3 de agosto de 1885,
p.
20
Dato ofrecido por Ana Cairo en el prólogo a la obra de Raúl Roa García: Nazareno
de espada y paloma, p. 10. También Ricardo L. Hernández apunta la manera en
que los intelectuales de esta generación llegaron a la obra del marxista peruano
94 NI juramentos ni milagros. raúl roa en la cultura cubana
En el cementerio de París, en 1951, ante la tumba de Laura y Pablo Lafargue, uno de los
pensadores marxistas que Roa más admiró.
Fuente: archivo de la familia Roa Kourí.
25
Ídem.
96 NI juramentos ni milagros. raúl roa en la cultura cubana
26
Raúl Roa García: «José Ingenieros», Escaramuza…, p. 224.
27
Pronunciada el 31 de octubre de 1929, apareció publicada con el mismo título en
Bufa subversiva, pp. 17-40.
28
Raúl Roa: «Uno de los doce», Escaramuza..., p. 207.
29
Ibídem, p. 209.
Pensamiento, Cultura y Revolución en Roa 97
Los jóvenes del Directorio visitan a Enrique José Varona. De pie, de izquierda a derecha:
Elías Entralgo, Raúl Roa, Renato Guitart, ¿?, José Manuel Valdés Rodríguez, Cucho López,
Gustavo Aldereguía, Pablo de la Torriente y Carlos Prío; delante: José Zacarías Tallet;
sentados: Juan Artiga, Juan Marinello, Enrique José Varona, Herminio Portel Vilá y Jorge
Mañach.
Fuente: Archivo de la familia Roa Kourí.
33
En Ambrosio Fornet: Ob. cit., p. 10.
34
Raúl Roa García: «Deuda con México», Escaramuza…, p. 342.
35
Cintio Vitier: «Un pedazo irrepetible de Cuba», p. 286.
Pensamiento, Cultura y Revolución en Roa 99
36
Fernando Martínez Heredia: Ob. cit., pp. XXX y XXXII.
37
Cfr. Raúl Roa García: «Trayectoria y balance del ciclo revolucionario», Escara-
muza…, pp. 21-75.
100 NI juramentos ni milagros. raúl roa en la cultura cubana
38
Cfr. Raúl Roa García: 15 años después, p. 471.
39
Ibídem, pp. 217-219.
40
Raúl Roa García: Viento sur, p. 77.
41
Ídem.
42
Raúl Roa García: «Mensaje de Benedetto Croce», Viento sur, p. 91.
Pensamiento, Cultura y Revolución en Roa 101
43
Fernando Martínez Heredia: «Roa, Bufa... y el marxismo subversivo», pp. XXX y
XXXII.
44
Ricardo Alarcón de Quesada: «Centenario a la manera de Roa», p. 379.
45
Cfr. Raúl Roa García: Escaramuza…, pp. 279 y 309.
102 NI juramentos ni milagros. raúl roa en la cultura cubana
1. ¿Cree usted que la obra del artista americano debe revelar una
preocupación americana?
2. ¿Cree usted que la americanidad es cuestión de óptica, de contenido
o de vehículo?
3. ¿Cree usted en la posibilidad de caracteres comunes al arte en todos
los países de nuestra América?
4. ¿Cuál debe ser la actitud del artista americano ante lo europeo?
46
Respuestas de Raúl Roa García a una indagación hecha sobre el tema por la Revista
de Avance, La Habana, 15 de agosto, 1929 (ibídem, p. 266).
104 NI juramentos ni milagros. raúl roa en la cultura cubana
47
En la biblioteca del Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI) se
conserva la biblioteca personal de Raúl Roa García.
Pensamiento, Cultura y Revolución en Roa 105
[…] la escuela y sus alumnos, la iglesia y sus fieles, los periódicos y sus lecto-
res, la televisión y sus mercados, las universidades y sus clientes: alumnos,
industrias, escuelas, asociaciones de profesionales, el Estado, las comuni-
dades académicas nacionales e internacionales. Cada vez más, la esfera de
la cultura se ensancha y se hace cargo de nuevos circuitos de producción/
transmisión simbólica.48
48
José Joaquín Brunner: Un espejo trizado. Ensayos sobre cultura y políticas
culturales, p. 23.
106 NI juramentos ni milagros. raúl roa en la cultura cubana
49
Tobby Miller y George Yúdice: Política cultural, p. 155.
Pensamiento, Cultura y Revolución en Roa 107
50
Raúl Roa García: «El padrecito rojo», Viento sur, pp. 77-79.
51
Raúl Roa García: «Arquitectura mexicana», México de mi destierro, p. 86.
52
Para mayores precisiones sobre la migración mexicana en La Habana durante la
revolución, ver Sergio Guerra Vilaboy: «Resonancia de la Revolución Mexicana
en Cuba», pp. 61-72.
108 NI juramentos ni milagros. raúl roa en la cultura cubana
53
Entre ellos estaban los huertistas Federico Gamboa, Querido Moheno, Francisco
Elguero, José María Lozano; los zapatistas Jenaro Amezcua y Paulino Martínez,
y los carrancistas Adolfo León Ossorio y Carlos Trejo Lerdo de Tejeda (cfr.
Claudia González Gómez: «Intelectuales, exilio y periodismo en Cuba durante
la Revolución Mexicana»).
54
Las memorias de José Vasconcelos, donde narra su obra educativa y cultural,
fueron editadas en cuatro libros entre 1935 y 1939: Ulises criollo, La tormenta, El
desastre y El proconsulado.
Pensamiento, Cultura y Revolución en Roa 109
60
Manuel Azaña Díaz (1880-1940): Destacado intelectual, ocupó la cartera de
Guerra en la Segunda República. Fue vital en la promulgación de las nuevas leyes,
esto le dio gran arraigo popular. En 1934 formó Izquierda Republicana y ocupó la
presidencia en febrero de 1936. Murió refugiado en Francia (cfr. Miguel Artola:
Enciclopedia de historia de España. Diccionario bibliográfico, t. 4, pp. 107-108).
112 NI juramentos ni milagros. raúl roa en la cultura cubana
61
«España en éxodo», «La vileza del caudillo», «Poesía española contemporánea»
y tres trabajos sobre Ortega y Gasset son algunos de los textos del segmento
dedicado a España (cfr. Raúl Roa García: Escaramuza..., p. 183).
62
Julio Le Riverend: «Memorias de Roa y de la República Española», pp. 120-129.
63
Raúl Roa García: «Los diez días que conmovieron a Franco», Escaramuza…,
pp. 328 y 331.
114 NI juramentos ni milagros. raúl roa en la cultura cubana
64
Cfr. Jorge Domingo Cuadriello: El exilio republicano español en Cuba, pp. 116-
117 y 188-189.
65
Para ampliar información al respecto, véase ibídem, p. 71.
66
Fernando de los Ríos (1879-1949): catedrático formado en el ámbito de la Insti-
tución Libre de Enseñanza, fue miembro del Partido Socialista Obrero Español
(PSOE) y ocupó la cartera de Instrucción Pública entre 1931 y 1933. Ministro de
Estado del gobierno republicano en el exilio, al que representó ante las Naciones
Unidas (cfr. Miguel Artola: Ob. cit., pp. 733-734).
67
Julio Le Riverend, en su artículo «Memorias de Roa y de la República Española»,
llama a este prólogo de Ciencia y conciencia la prueba de la activa comprensión
Pensamiento, Cultura y Revolución en Roa 115
que alcanzó Roa sobre España, de la que estuvo muy cerca entre 1936 y 1940. El
prólogo no vio la luz hasta después de 1959, en el volumen Raúl Roa: el Canciller
de la Dignidad, pp. 120-129.
68
Raúl Roa García: Don Fernando y don Francisco, p. 39.
116 NI juramentos ni milagros. raúl roa en la cultura cubana
69
Raúl Roa García: «Los diez días que conmovieron a Franco», Escaramuza…,
pp. 328 y 331.
70
Carlos Rafael Rodríguez: «Numerosas imágenes de su recuerdo», p. 127.
Pensamiento, Cultura y Revolución en Roa 117
En una de las visitas a Cuba del gran intelectual español Fernando de los Ríos, en el
parque Leoncio Vidal, de Santa Clara, en 1941. De izquierda a derecha: Raúl Roa , Ada
Kourí, Don Fernando, Porfirio Pendás y Silvia Kourí.
Fuente: archivo de la familia Roa Kourí.
71
Raúl Roa García: «Carta a Pablo de la Torriente», 21 de abril de 1936, en Pablo de
la Torriente Brau, Cartas Cruzadas. Correspondencia de 1936, p. 362.
72
Raúl Roa García: Viento sur, p. 31.
Pensamiento, Cultura y Revolución en Roa 121
73
Anatoli V. Lunacharsky: «Tesis del informe a la Primera Conferencia de Organi-
zaciones de Cultura Proletaria –Proletkult– de Toda Rusia» (s. p.).
122 NI juramentos ni milagros. raúl roa en la cultura cubana
74
Raúl Roa García: «El espíritu de Gibara», 15 años después, p. 36.
Pensamiento, Cultura y Revolución en Roa 123
75
Industrializada en su producción, mediática en su difusión, se trata de una forma
de cultura cuyos productos se consumen de manera inmediata, en situación de
ocio, y cuyo modo de consumo no permite la reflexión (cfr. Edgar Morín: Mi
camino. La vida y la obra del padre del pensamiento complejo, p. 104).
76
Raúl Roa García : «Trayectoria y balance del ciclo revolucionario», Escaramuza…
p. 71.
124 NI juramentos ni milagros. raúl roa en la cultura cubana
77
Raúl Roa García: «La disyuntiva electoral», 15 años después, p. 57.
78
Constitución de la República de Cuba, p. 18.
Pensamiento, Cultura y Revolución en Roa 125
79
Fernando Martínez Heredia: «Nacionalizando la nación. Reformulación de la
hegemonía en la segunda república cubana», p. 47.
Cultura y política en Raúl Roa
Roa, director de Cultura: «Ni juramentos ni milagros»
El 10 de junio de 1949 Roa fue designado director de Cultura del
Ministerio de Educación.1 Once días después pronunció un discurso
de toma de posesión, donde expuso su visión sobre la labor que Cuba
necesitaba en el ámbito de la cultura. Este apareció publicado ínte-
gramente en la Revista Cubana, y sus palabras tuvieron una notable
repercusión en diferentes publicaciones periódicas:
1
«Decreto 1791 (12906)», Gaceta Oficial de la República de Cuba, La Habana, 20
de junio de 1949.
128 NI juramentos ni milagros. Raúl roa en la cultura cubana
2
Raúl Roa García: «Ni juramentos ni milagros», Revista Cubana, vol. XXIX, La
Habana, 1949, pp. 462-464.
130 NI juramentos ni milagros. Raúl roa en la cultura cubana
Roa percibía el libro como vía esencial de acceso a la cultura, por eso
uno de sus pasos más loables fue en el campo de las publicaciones.
Le dio continuidad a las colecciones que existían desde época de
Chacón y Calvo: el Archivo José Martí, los Cuadernos de Cultura y
la serie Grandes Periodistas cubanos, así como la Revista Cubana de
Filosofía.
Vista general del Parque Central de La Habana durante la realización de la X Feria del Libro,
organizada por la Dirección de Cultura en 1950 y dedicada al Centenario de la Bandera.
Fuente: Mensuario, año 2, n.o 14, La Habana, junio, 1951, p. 24.
3
La obra fue reditada más de cincuenta años después por la Editorial Caminos del
Centro Martin Luther King (La Habana, 2002).
136 NI juramentos ni milagros. Raúl roa en la cultura cubana
La música y la danza, en sus expresiones más diversas, era parte de la gran fiesta del libro,
organizada por la Dirección de Cultura
Fuente: archivo de la familia Roa Kourí.
138 NI juramentos ni milagros. Raúl roa en la cultura cubana
El director de Cultura pronuncia las palabras por el Día del Libro Cubano (véase anexo 2),
en el hemiciclo del Ministerio de Educación, junio de 1950.
Fuente: archivo de la familia Roa Kourí.
Una de las vías para dar a conocer nuevos valores de la cultura y recono-
cer a los más consagrados fueron las convocatorias a diferentes premios.
Tal empeño abarcó desde los premios nacionales de literatura, hasta
diversos concursos: de investigaciones científicas, ensayos literarios,
filosóficos, y estudios críticos sobre historia, novela, teatro y poesía.
En música, además del Día de la Canción, proliferaron eventos con
un amplio repertorio, como la Fiesta de la Canción Cubana. La Direc-
ción de Cultura premió obras sinfónicas, de cámara, corales, folclóricas
y de la canción escolar. Además de la música, se convocaron certámenes
para premiar obras científicas, de aplicación industrial y sobre temas
económicos. Otros eventos y reconocimientos fueron: el premio Bachi-
ller y Morales, el premio por el Día del Libro Cubano y el concurso sobre
la vida y la obra de Tomás Romay.
140 NI juramentos ni milagros. Raúl roa en la cultura cubana
Plegable divulgativo del concierto por El Día de la Canción Cubana, junio de 1951.
Fuente: Archivo Central del Ministerio de Cultura, Fondo Dirección de Cultura.
Imágenes de las obras premiadas en los salones de pintura y escultura, publicadas en las
páginas de la revista Mensuario.
Fuente: Mensuario, año 1, n.o 10, La Habana, septiembre, 1950, pp. 8-9.
4
Cfr. Aurelino Sánchez Arango: Actividades culturales del gobierno de Carlos
Prío Socarrás.
144 NI juramentos ni milagros. Raúl roa en la cultura cubana
Roa mantuvo excelentes relaciones con artistas y creadores de su época. Estas redes
intelectuales fueron de gran utilidad para su desempeño como director de Cultura. En
esta imagen comparte (de izquierda a derecha) con Juan José Sicre, Wifredo Lam, René
Portocarrero y Félix Pita Rodríguez.
Fuente: archivo de la familia Roa Kourí.
Raúl Roa García estableció una larga y entrañable amistad con el importante escritor José
Zacarías Tallet. La foto fue tomada en La Habana, a fines de la década del cuarenta.
Fuente: archivo de la familia Roa Kourí.
146 NI juramentos ni milagros. Raúl roa en la cultura cubana
Programas de dos obras de teatro cuyas puestas en escena se realizaron en lugares con
fácil acceso de público.
Fuente: Archivo Central del Ministerio de Cultura, Fondo Dirección de Cultura.
7
Cfr.: Elizabeth Mirabal y Carlos Velazco: Sobre los pasos del cronista (El quehacer
intelectual de Guillermo Cabrera Infante en Cuba hasta 1965), pp. 21-28.
Cultura y política en Raúl Roa 147
Los poetas Justo Rodríguez Santos y Félix Pita Rodríguez, directores del Teatro Experi-
mental del Aire, estudiando la producción de un libreto.
Fuente: Mensuario, año 1, n.o 8, La Habana, julio, 1950, p. 12.
Justo Rodríguez Santos conduce la audición de un estreno del Teatro Experimental del
Aire. Junto a él aparecen Félix Pita Roríguez y los operadores de micrófono Roberto Creus
y Sarmiento.
Fuente: ídem.
Cuatro actores del Teatro Experimental del Aire estudian sus papeles: Asunción del Peso,
Lilita Lazo, José Luis Cueto y Raúl Roa Kourí.
Fuente: ibídem, p. 13.
8
Cfr. Rosa González Alfonso: «Índice de Mensuario de Arte, Literatura, Historia
y Crítica (1949-51)».
Cultura y política en Raúl Roa 149
9
Esta nota fue rescatada y publicada por Ana Cairo en Roa: imaginarios, p. 42.
150 NI juramentos ni milagros. Raúl roa en la cultura cubana
El Director es un chorro
inunda calles y plazas.
Raúl Roa en la tribuna,
Raúl Roa en la ventana,
Raúl Roa está en el uso,
el uso de la majagua.
Está al bate el profesor,
todo lleno de palabras,
en la boca, en los bolsillos
en el closet de su casa.
Raúl Roa desatado,
fuente, río, catarata
carretas llenas de frases,
sílabas en caravanas,
trenes llenos de lenguajes,
naves interplanetarias.
Raúl Roa entre esculturas,
Raúl Roa allá en su cátedra,
el director de Cultura,
detergente de palabras.
10
Cfr. Clara Díaz (selec., introd. y notas): José Ardévol. Correspondencia cruzada,
pp. 214-215.
Cultura y política en Raúl Roa 151
11
Raúl Roa García: «Un año en la Dirección de Cultura», Bohemia, La Habana, 4 de
junio de 1950, p. 84.
152 NI juramentos ni milagros. Raúl roa en la cultura cubana
12
Luz Merino Acosta: «La Revista en la Revista. La historia oficial», p. 76.
13
La revista Mensuario de Arte, Literatura, Historia y Crítica no se encuentra
íntegramente en ninguna de las bibliotecas públicas de la capital. Sus dieciséis nú-
meros pueden hallarse en la multimedia: Raúl Roa García: Cultura y Revolución,
Ediciones Cubarte, 2011. Puede verse en el anexo 4 el índice temático de toda la
publicación.
Cultura y política en Raúl Roa 153
14
Resolución del Ministerio de Educación a propuesta del director de Cultura «para
crear Mensuario», 24 de septiembre de 1949, expediente «Leyes, decretos y asuntos
jurídicos», Archivo Central del Ministerio de Cultura.
Cultura y política en Raúl Roa 155
menos culto, que aprendió sobre variadas materias desde sus páginas.
Esa era su misión: trasmitir cultura, no disertar sobre ella. Por eso
la Revista Cubana era tan contrapuesta, sus temas no siempre eran
comprensibles al lector común, ni tampoco eran de su interés. Resulta
destacable cómo muchos de los colaboradores de Mensuario lo hacían
también en la Revista Cubana, sin embargo, sus artículos poseían un
aire diferente en una y otra. Esto nos permite concluir que Roa ejercía
una dirección real sobre la publicación, el balance de cada número así lo
demuestra: no se «cargaba la mano» en ninguna temática y las de mayor
complejidad se desarrollan con sencillez, sin caer en simplificaciones.
15
Cfr. Elizabeth Mirabal y Carlos Velazco: Ob. cit., p. 23.
Cultura y política en Raúl Roa 157
16
Luz Merino Acosta: «Entre el dato y la conjetura», pp. 334-335.
158 NI juramentos ni milagros. Raúl roa en la cultura cubana
17
Cfr. Ana Cairo: Ob. cit. p. 41.
Cultura y política en Raúl Roa 159
A la izquierda, Julio García Espinosa, joven director de esta iniciativa, presenta una de las
funciones. A la derecha, anuncio de las misiones culturales, en Victoria de Las Tunas.
Fuente: archivo de la familia Roa Kourí y Archivo Central del Ministerio de Cultura.
Cultura y política en Raúl Roa 163
Si la cultura es la flor más preciosa del alma de los pueblos, sus frutos deben
vigorizar y enriquecer la conciencia de las masas, librándola de sombras,
prejuicios y supersticiones. «La cultura –ha afirmado Aureliano Sánchez
Arango, ministro de Educación– no es, ni puede ser, coto de feudo de una
minoría privilegiada. La cultura es patrimonio del pueblo. Y, porque así
es, sus conquistas y valores deben derramarse, como fecundante lluvia,
en los surcos áridos de la mente popular».
En nuestras campiñas, montes y caseríos hay miles de cubanos que, por
obra del aislamiento del abandono y de la desidia, han permanecido secu-
larmente al margen de los nobles y fecundos goces del teatro, la música, el
baile, la pintura, el cine y la ciencia. Y, cuando en los más remotos parajes
se monta esporádicamente un espectáculo cualquiera, el móvil que suele
impulsar al promotor es el mero afán de lucro, con grave daño de la sen-
sibilidad en agraz de los concurrentes. El tren de la cultura, fletado por el
Ministerio de Educación, ya está en marcha hacia los «lugares apartados y
puros, donde –al decir de José Martí– se crean las grandes fuerzas». Acaba
de salir el sol. El cielo parece un zafiro con rutilantes tonos de ámbar. El aire
sutil de la amanecida se cuela por los resquicios de las ventanillas, se pierde
en el horizonte resplandeciente el ondeante verdor de los cañaverales. La
locomotora pita alegremente devorando el paisaje. ¡La cultura es acción!
¡Las misiones culturales rumbo a Oriente!
En Limonar, los escolares, en bulliciosa bandada, acuden a esperar a
las misiones culturales. Los niños inquieren afanosamente si llevamos
«muñequitos». Y, a nuestra respuesta afirmativa, brincan de gozo. Una
maestra, chapada a la antigua y de avinagrado ademán, nos aborda sin
preámbulos: «¿Dónde está el espectáculo anunciado? ¿No se va a montar
enseguida la función? ¿No? ¡Esto es intolerable! ¡Usted me ha defraudado».
«Señora –le replico haciendo acopio de paciencia–, el tren de la cultura no
puede dar funciones en el camino. Nuestra gira es de Oriente a Occidente.
164 NI juramentos ni milagros. Raúl roa en la cultura cubana
Ya pasaremos por aquí al retorno». «¡Vengan por aquí! –gritan los chi-
cuelos al par que aplauden». «Muchachos, tengan la seguridad de que
vendremos. ¡Nosotros cumplimos nuestras promesas!» Y, dirigiéndome
a la maestra, me despido de esta guisa: «Señora, el BAGA se acabó. En el
Ministerio de Educación ya no se defrauda, ni se roba, ni se miente, ni se
juega con los intereses de los escolares. Le sugiero el tópico para la lección
cívica de mañana».
La estación del Perico es un hervidero. Nos asaltan a preguntas. Un
hombre del pueblo me interroga: «¿Y esto que es?» «Este es el tren de la
cultura del Ministerio de Educación, aquí llevamos teatro, cine, música y
museos para el pueblo». «¿Y todo eso regalao?» «Todo gratuito, absoluta-
mente gratuito». Y, dándome un golpecito en el hombro, casi al oído me
dice: «Esta es la primera vez que los curtos de La Habana se acuerdan de
nosotros». Suenan las campanas de la locomotora. El tren se despereza
lentamente. Adioses y vítores. Hemos dejado un saltaperico en el Perico.
El recibimiento en Colón es apoteósico. Un denso grupo de escolares
con su banda de música al frente, nos aguarda en la estación. Treinta
instituciones de la localidad debidamente representadas. Centenares de
personas de todas las clases sociales. La alborozada muchedumbre nos
sigue hasta un restaurante cercano. Las muchachas del ballet, pintores-
camente ataviadas, constituyen el centro de atracción de la progresista y
laboriosa villa matancera. Un negrito me aborda y me dispara a boca de
jarro: «Oiga, doctol, siga echando en Bohemia». Al doblar una esquina,
caigo en brazos de Bernardo Campos, viejo compañero de luchas y pri-
siones. No tiene automóvil, ni palacete, ni finca. Malvive de su trabajo,
oscurecido y olvidado. Sigue fiel al espíritu de 1930.
En Guayos, provincia de Las Villas, el tren se detuvo breves momentos para
aprovisionarse de agua. Un guajiro, jinete en manso rocín, lee un prospecto
de las misiones culturales que alguien le ha dado. Me le acerco y entablo
un rápido diálogo: «¿Le interesa eso, amigo?» «¡Cómo no! Nada má déjeme
usted saber cuándo viene y ya verá el guititío que se arma en el pueblo».
En Zaza del Medio los chicuelos se arremolinan junto a la plataforma del
tren. Una muchacha del ballet les distribuye material de propaganda. En el
andén un maestro le explica a un grupo de muchachos la significación y la
utilidad de las misiones culturales. Me presenta a ellos para que me conoz-
can. Y, todos aúnan: «¿Es verdad que viene el ministros? ¿Quién es? ¿Dónde
está?». Se sienten un poco tristes al enterarse por mí de que no ha podido
acompañarnos. Pero, enseguida vuelven a la carga: «¿Es verdad que viene
pronto? No se olvide de nosotros, señor. ¿Nos van a echar películas?».
Cultura y política en Raúl Roa 165
El ballet es, sin duda, una de las manifestaciones más complejas y depu-
radas del arte coreográfico. En el ballet se conjugan, maravillosamente,
lo visual y lo auditivo. Danza y música, decorado y luz, se aúnan en grácil,
rítmica y plástica síntesis. Por ser el ballet uno de los espectáculos más
finos y costosos, ha resultado siempre de difícil acceso a las masas po-
pulares. Pero la nueva política de difusión de la cultura, auspiciada por
Aureliano Sánchez Arango, ha permitido el disfrute gratuito del gran
ballet de Alicia Alonso, gloria de Cuba y orgullo de América.
El ballet de las misiones culturales ha sido organizado por el Instituto
de la Danza, novel institución que, gracias al entusiasmo generoso de un
grupo de jóvenes profesores, bajo la dirección de Blanca Martínez del
Hoyo, está en camino de convertirse en la Escuela Nacional de Ballet, ya
reclamada urgentemente por la vigilante y madura conciencia artística
nacional. El ballet de las misiones culturales es un espectáculo de verda-
dero rango estético y alta calidad coreográfica.
Su presentación en Santiago de Cuba es el hit de la noche. Las danzas
folclóricas son premiadas con redoblados aplausos. Las muchachas del
ballet interpretan magistralmente el Vals de las flores de Tchaikovski.
Las vibrantes notas del Himno Invasor dan término a la presentación
de las misiones en Santiago. Y, apenas despejado el stadium, se procede
febrilmente al desarme del escenario. Rompiendo el alba nuestra unidad
móvil, se dirige por carretera a la histórica villa de Baire. Ya las misiones
culturales del Ministerio de Educación van tierra adentro, enarbolando,
como divisa, el luminoso apotegma de José Martí: «Ser culto es el mejor
modo de ser libre».18
18
Raúl Roa García: «Cultura ambulante», Viento sur, pp. 305-310.
168 NI juramentos ni milagros. Raúl roa en la cultura cubana
elenco de las grandes misiones o no, pero, como aquellas, velaban por la
calidad de sus presentaciones.
Lugares de Cuba adonde llegaron las misiones culturales entre 1950 y 1951.
Fuente: Mensuario, año 2, n.o 16, La Habana, agosto, 1951, p. 7.
La Dirección de Cultura expuso –tras casi dos años de labor– una muestra de sus más
importantes iniciativas, en el hemiciclo del Parque Central.
Fuente: archivo de la familia Roa Kourí.
Cultura y política en Raúl Roa 169
Roa demostró con las misiones que era posible llevar el arte y el saber
a los más lejanos rincones de nuestra isla. Julio García Espinosa, quien
las dirigió parte del tiempo que duraron, testimonió cuán útiles fueron,
no solo para quienes las disfrutaron en los lugares adonde llegaron,
sino también para la formación de los propios misioneros. Artistas,
conferencistas y organizadores tuvieron una experiencia reveladora
de lo que era Cuba, de cómo se vivía y se pensaba fuera de la capital y
constataron la riqueza espiritual que había en otras regiones del país.
Odilio Urfé las dirigió después que Julio García Espinosa se marchara
a Italia a estudiar cine, y estuvo vinculado a la Dirección de Cultura
hasta el golpe de Estado del 10 de marzo de 1952.
Después del golpe castrense, estas misiones fueron retomadas con
el mismo nombre por el dictador Batista, quien las organizó en coor-
dinación con los Círculos de Amigos de la Cultura de las diferentes
provincias; sin embargo, fue la obra cultural revolucionaria después
de 1959 la que logró llevar la cultura como práctica cotidiana a toda
Cuba: en cada municipio del país se crearon casas de cultura, teatros,
bibliotecas, cines, grupos de aficionados y brigadas artísticas que desde
la capital se trasladaban a comunidades muy apartadas.
En octubre de 1951, Roa solicitó la renuncia inapelable al puesto de di-
rector de Cultura en una carta muy escueta al presidente de la República,
Carlos Prío Socarrás. Por su elocuencia y valor documental, se reproduce
íntegramente la correspondencia relacionada con este proceso:
Ministerio de Educación
La Habana, 27 de septiembre de 1951.
Ministerio de Educación
La Habana, 3 de octubre de 1951.
19
Archivo de la familia Roa Kourí.
20
Cfr. Raúl Roa Kourí: «Semblanza de Roa», Fondo Raúl Roa García, Archivo del
MINREX.
172 NI juramentos ni milagros. Raúl roa en la cultura cubana
21
Julio Antonio Fernández y Julio César Guanche: «Se acata pero... se cumple.
Constitución, República y Socialismo en Cuba», p. 127.
Cultura y política en Raúl Roa 173
22
Reynier Abreu Morales: Cuba 1959, ¿una nueva civilidad?, p. 62.
23
Mildred de la Torre: La política cultural de la Revolución Cubana, p. 11.
174 NI juramentos ni milagros. Raúl roa en la cultura cubana
Fue una época donde se ejercía el derecho a pensar, pero hacer era
el deber. El hecho de que se unieran hombros en pos de un proyecto
no quería decir que estuvieran ausentes las polémicas, que en el
terreno de las ciencias sociales y la cultura eran comunes. Junto a
la realidad nacional se interpretaban las ideas de Marx, Mariátegui
y Gramsci.
24
Fernando Martínez Heredia: «Roa, Bufa… y el marxismo subversivo», p.
25
Graziella Pogolotti: «Prólogo», Polémicas culturales en los 60, p. VIII.
Cultura y política en Raúl Roa 175
escritores y artistas que creen que la vida comienza con ellos, y, por consi-
guiente, que el pasado histórico es tabla rasa y la tradición propia un tibor
herrumbroso. De aquí que su expresión sin raíces sea, paradójicamente,
anacrónica y extemporánea. Y despuntan también los escritores y artis-
tas que, disparando a diestra y siniestra en nombre de una «concepción
revolucionaria», al margen de la lucha ideológica de clases, rinden culto
esotérico a las cariátides de la burguesía en derrota, que contemplan la
tragedia social con mirada apolínea desde los balcones y detrás de las
celosías […] No pasan por la Revolución ni la Revolución pasa por ellos.26
26
Raúl Roa García: «Prólogo», Escaramuza..., p. 16.
176 NI juramentos ni milagros. Raúl roa en la cultura cubana
27
Cfr. Fidel Castro: «Palabras a los intelectuales», pp. 23-42.
28
Discurso pronunciado por el Doctor Osvaldo Dorticós Torrado en la clausura del
seminario previo al Congreso Cultural de La Habana, p. 14.
Cultura y política en Raúl Roa 177
31
Los datos sobre la nueva Dirección de Cultura en 1959 se encuentran dispersos;
Graziella Pogolotti ofrece un excelente resumen de estos años en su entrevista
«La Revolución exige la misma energía del primer día», p. 203.
32
Cfr. Alejo Carpentier: «Panorama editorial después del triunfo de la Revolución»,
La cultura en Cuba y en el mundo, p. 214.
Cultura y política en Raúl Roa 179
33
Jaime Sarusky y Gerardo Mosquera: La política cultural de Cuba.
34
Cfr. José Ardévol: «Carta a Argeliers León», 28 de marzo de 1965 (cfr. Clara Díaz:
Ob. cit., pp. 238-239). En esta misiva Ardévol refiere que pidió regresar a su labor
de creador musical, docente y crítico musical, después de algunas discrepancias
con la dirección de esa institución.
35
Pedro de la Hoz: «La nación es la amalgama de la carne, la sangre y el espíritu»,
entrevista a Lisandro Otero, p. 186.
180 NI juramentos ni milagros. Raúl roa en la cultura cubana
36
Pedro de la Hoz: «Lo que era clandestino ya no lo era», entrevista a Antón Arru-
fat, p. 36.
Cultura y política en Raúl Roa 181
42
Cfr. Alicia Céspedes Carrillo: Las relaciones exteriores de Cuba: cambios estruc-
turales (1868-2006).
186 NI juramentos ni milagros. Raúl roa en la cultura cubana
43
Milton Cummings: «Cultural Diplomacy and the United States Government: A
Survey Center for Arts and Culture».
188 NI juramentos ni milagros. Raúl roa en la cultura cubana
nente artístico es, sin dudas, más simbólico y efectivo para relacionar
naciones que un tratado internacional.
Para articular esta forma de diplomacia el agregado o el consejero
cultural, o el ministro consejero, es quien, dentro de la misión diplomá-
tica, entra en contacto con académicos y artistas, y organiza conferen-
cias y exposiciones: en sus manos está difundir la cultura propia en el
exterior. Una pregunta se impone: ¿por qué se designa frecuentemente
a artistas e intelectuales para esta función? La respuesta tiene que ver
con la cercanía que tiene esta persona con la creación, es el punto
de conciliación perfecto entre la política y el arte. Muchas veces son
figuras que ya tienen nexos creados entre las naciones donde gozan de
prestigio por su obra y esto se convierte en un puente facilitador
de las estrategias de la política cultural internacional. Esta práctica
tiene además antecedentes en nuestro continente:
En América Latina ha sido una tradición que los escritores sirvan a su país
en el servicio exterior, como lo han hecho Alfonso Reyes, Miguel Ángel
Asturias, Pablo Neruda, Gabriela Mistral, Arturo Uslar Pietri, Octavio
Paz, Carlos Fuentes, Abel Posse y Julio Ramón Ribeyro, por mencionar
a unos pocos. En Cuba han sido diplomáticos Emilio Bobadilla, Alfonso
Hernández Catá, José María Chacón y Calvo, José Antonio Fernández
de Castro, Mariano Brull y Guy Pérez Cisneros, entre otros. El propio
ministro de Relaciones Exteriores, Roa, era un escritor y en el mismo
cargo le había precedido, quince años antes, otro ensayista distinguido,
Jorge Mañach. También en Francia ha constituido una tradición, como
lo demuestran Paul Claudel, Saint John Perse y Giraudoux. Hacer un
diplomático de un intelectual es algo que jamás entendería un alemán
o un inglés. Esa tradición explicaría por qué Carpentier, un escritor tan
necesario en Cuba, pasó a prestar servicios en el exterior en la década del
sesenta.44
44
Lisandro Otero: «Carpentier en los otros».
Cultura y política en Raúl Roa 189
45
Toby Miller y George Yúdice: Política cultural, p. 184.
190 NI juramentos ni milagros. Raúl roa en la cultura cubana
Roa, desde la terraza norte del antiguo Palacio Presidencial, hoy Museo de la Revolución,
se dirige al pueblo tras regresar de la reunión de la OEA, Costa Rica, 1960.
Fuente: archivo de la familia Roa Kourí.
46
Carlos Alzugaray Treto: «La creación de una Cancillería revolucionaria (1959-
1965)», p. 172.
47
Lourdes Urrutia: «Raúl Roa García y la Revolución Cubana».
Cultura y política en Raúl Roa 191
Raúl Roa García en la sesión del Consejo de Seguridad, después de la invasión a Playa
Girón, 1961.
Fuente: archivo de la familia Roa Kourí.
Por primera vez no está Cuba ante el mundo sino Cuba en el mundo. Cuba
es hoy un diminuto planeta que tiene que tener autonomía, dirección y
traslación. Cuba es un magisterio moral en todo ese mundo de países
subdesarrollados. Cuba ha sentado bases nuevas para un ordenamiento
también nuevo en el orden político, económico, social y cultural. Es un
ejemplo de distinción aristotélica entre rebelión y revolución.48
El Roa culto, que siempre se debatió entre la alta cultura y todo lo que
esta significó, había recorrido un largo camino de pensamiento, de
polémicas con sectores intelectuales republicanos. Conocedor de la
cultura popular, el marxismo y la historia de Cuba, nunca abandonó
48
Raúl Roa García: «Política internacional de la Revolución Cubana», conferencia
en la Universidad Popular, 7 de agosto de 1960, expediente «Raúl Roa García»,
Archivo del MINREX (copia mecanografiada).
192 NI juramentos ni milagros. Raúl roa en la cultura cubana
49
Entrevista realizada a Lourdes Urrutia por la autora, en septiembre de 2010.
Cultura y política en Raúl Roa 193
50
«Ley 176 del 31 de marzo de 1959», Fondo Raimundo Lazo, Archivo del MINREX.
194 NI juramentos ni milagros. Raúl roa en la cultura cubana
51
Raúl Roa García: «Discurso en la UNAM», 14 de junio de 1960, Fondo Raúl Roa
García, Archivo del MINREX.
196 NI juramentos ni milagros. Raúl roa en la cultura cubana
Juan Marinello, Ada Kourí y Raúl Roa en la Plaza de la Revolución, 1 de mayo de 1962.
Fuente: archivo de la familia Roa Kourí.
52
Cfr. Heriberto Feraudy Espino: Yo vi la música. Vida y obra de Harold Gramatges,
pp. 39-41.
Cultura y política en Raúl Roa 197
53
Raúl Roa García: «Nuevas tareas, nuevas responsabilidades, nuevos deberes»,
palabras en el acto de presentación de los ejecutivos de la sección sindical del
MINREX, Dirección de Información, Departamento de Divulgación y Prensa,
Fondo Raúl Roa García, Archivo del MINREX, p. 14.
54
Carlos Alzugara y Treto: Ob. cit., p. 180.
198 NI juramentos ni milagros. Raúl roa en la cultura cubana
55
Raúl Roa García: «Introducción», pp. 5-6.
Cultura y política en Raúl Roa 199
56
Raúl Roa García: «Discurso pronunciado en la Asamblea de Racionalización
del MINREX», La Habana, 21 de septiembre de 1966, Fondo Raúl Roa García,
Archivo del MINREX, p. 9 (copia mecanográfica).
57
Raúl Roa García: «Discurso en la Plenaria y Seminario de Embajadores», 1976,
ibídem, p. 2.
200 NI juramentos ni milagros. Raúl roa en la cultura cubana
Raúl Roa García, José Zacarías Tallet y Carlos Lechuga. Pepe Tallet y Roa fueron entraña-
bles amigos desde la juventud.
Fuente: archivo de la familia Roa Kourí.
En una sesión del Congreso de la UNEAC, agosto de 1961. De izquierda a derecha: Nicolás
Guillén, Raúl Roa, María Teresa Freyre de Andrade, Carlos R. Rodríguez y Alicia Alonso.
Fuente: archivo de la familia Roa Kourí.
202 NI juramentos ni milagros. Raúl roa en la cultura cubana
Publicación realizada a propósito del Salón de Mayo, con las palabras inaugurales de
Raúl Roa, La Habana, 1967.
Fuente: Archivo Central del Ministerio de Cultura, Fondo Dirección de Cultura.
Cultura y política en Raúl Roa 203
dades muy diversas, y en cada una hizo de la cultura, como de las ideas
revolucionarias, su inseparable compañera.
Raúl Roa García en el programa de televisión Ante la Prensa. En el panel: Mario Kuchilán
Sol, Eddy Martin y Gregorio Ortega, 1959.
Fuente: archivo de la familia Roa Kourí.
Homenaje a Roa en el MINREX por su setenta cumpleaños. Roa hace uso de la palabra.
En la mesa: José Raúl Viera, Giraldo Mazola, José Fernández de Cossío e Isidoro
Malmierca.
Fuente: archivo de la familia Roa Kourí.
g
Epílogo
En Raúl Roa García –uno de los más brillantes revolucionarios e inte-
lectuales del siglo xx cubano– confluyeron en la misma dimensión lo
universal y lo cubano. Su concepción del mundo respondía a un sistema
interrelacionado armónicamente; para él, toda la cultura nacional
era deudora y parte de una cultura universal común. Esta constante
se corrobora en todo su pensamiento, en los libros que legó, en su
historia como profesor universitario, en su brillante desempeño como
director de Cultura, primero, y como canciller después.
Tras abordar teóricamente el tema de la cultura como política –a
pesar de la falta de consenso–, se puede afirmar que para alcanzar
una definición acertada de las políticas culturales deben tenerse en
cuenta todos los ámbitos de la sociedad que intervienen en ella: el
Estado, la sociedad civil, las leyes, las gestiones para la conservación
del patrimonio y las llamadas «industrias culturales», por solo citar
los referentes esenciales.
Durante el siglo xx en las diferentes naciones de América Latina
se implementaron paulatinamente las políticas culturales estatales y/o
privadas, colectivas e individuales, como una de las manifestaciones
de la modernización política y de la preocupación por los asuntos
sociales desde las esferas de poder. Cuba no fue muy diferente del iti-
nerario latinoamericano: transitó del mecenazgo cultural a la atención
gubernamental y fue parte de ese proceso de autorreconocimiento de
los valores culturales y del despertar de las vanguardias artísticas, en
relación estrecha con los procesos políticos nacionalistas.
Otro elemento paralelo entre Cuba y América Latina fue la incor-
poración de intelectuales destacados a la organización de la cultura
desde las instancias oficiales. Roa fue parte de esta tradición con una
obra relevante como pensador y gestor cultural en diferentes contextos
históricos del siglo xx cubano.
208 Ni juramentos ni milagros. Raúl roa en la cultura cubana
1
J. Teixeira Coelho Netto: Diccionario crítico de política cultural: cultura e imagi-
nario, p. 175.
Anexos
d
Anexo 1. Resoluciones de la Dirección
de Cultura, Ministerio de Educación (1949)*
Resolución N.o 1
Por cuanto: el Director de Cultura es el Jefe de la Dirección a su
cargo.
Por cuanto: el buen desenvolvimiento de la Dirección de Cultura
reclama la unidad absoluta de todas sus actividades.
Por cuanto: las iniciativas de Secciones y Negociados de la Direc-
ción de Cultura no deben buscar vías ajenas a la jefatura general.
Por tanto: en uso de las facultades que me están conferidas.
RESUELVO
Recordar que el funcionamiento de la Dirección de Cultura
seguirá un curso estrictamente reglamentario de acuerdo con las
leyes y jerarquías establecidas.
Y para constancia y notificación a todos los interesados, expido
la presente en La Habana, a los diez y nueve días del mes de agosto
de mil novecientos cuarenta y nueve.
Dr. Raúl Roa García
Director de Cultura
Resolución N.o 2
Por cuanto: la buena divulgación de las actividades de la Dirección de
Cultura está necesitada de un orden determinado.
Por cuanto: es imprescindible dar a conocer al país, responsable-
mente, y con los detalles requeridos, el desarrollo del programa de la
Dirección Cultural.
Por tanto: en uso de las facultades que me están conferidas,
RESUELVO
*
Expediente «Leyes, decretos y asuntos jurídicos», Archivo Central del Ministerio
de Cultura, La Habana.
214 Ni juramentos ni milagros. Raúl roa en la cultura cubana
Resolución N.o 3
Por cuanto: la Dirección de Cultura necesita conocer en detalles el
desenvolvimiento de todas las dependencias a su cargo.
Por cuanto: para un mejor funcionamiento del Departamento
es imprescindible observar las deficiencias y bondades del régimen
anterior.
Por tanto: en uso de las facultades que me están conferidas,
RESUELVO
Que todas la Secciones y Negociados rindan a esta Dirección,
a la mayor brevedad posible, un informe detallado de todas
las labores realizadas desde el 10 de octubre de 1948 hasta la
fecha.
Y para constancia y notificación de todos los interesados expido el
presente, en La Habana, a los diez y nueve días del mes de agosto de
mil novecientos cuarenta y nueve.
Dr. Raúl Roa García
Director de Cultura
Resolución N.o 5
Por cuanto: esta jefatura necesita tener al alcance inmediato cuanto dato
o informe necesite en la dirección de las actividades administrativas y
culturales.
Por cuanto: de acuerdo con el nuevo plan, la Dirección asume toda
la responsabilidad de la marcha de este Departamento.
Por tanto: en uso de las facultades que me están conferidas
RESUELVO
anexos 215
Resolución N.o 6
Por cuanto: esta Dirección es la responsable directa de todo el funcio-
namiento de nuestro Departamento.
Por cuanto: la correspondencia que viene del exterior y la que sale
de este Departamento, debe ser reconocida primeramente y en su
totalidad por el Director, sea cual fuere el destino de Sección o Nego-
ciado a que corresponda.
Por tanto: en uso de las facultades que me están conferidas,
RESUELVO
PRIMERO: habilitar los libros de entrada de Correspondencia de la
Dirección de Cultura en general.
SEGUNDO: toda la correspondencia que se reciba, así como
paquetes de libros, folletos o publicaciones, serán abiertos en esta
Dirección haciéndose la distribución correspondiente después de su
debido asiento en los libros respectivos.
TERCERO: cuando las Secciones y Negociados reciban de la
Dirección algún documento original para su estudio y conocimien-
to, devolverán el mismo a la Dirección en un término no mayor de
veinticuatro horas.
CUARTO: los originales de las cartas firmadas por los jefes de
Secciones y Negociados, serán entregados a esta Dirección para su
asiento en los libros correspondientes, habilitación del cuño respectivo
y traslado directo a las Oficinas de Correos.
QUINTA: toda la correspondencia firmada por los jefes de Sección
y Negociados, debe llevar en su encabezamiento la frase: «Siguiendo
Instrucciones de la Dirección».
SEXTO: los jefes de Secciones y Negociados, quedan autorizados
para obtener copias de la correspondencia que manejen y archivarlas
en sus respectivas correspondencias.
Y para constancia y notificación de todos los interesados expido el
presente, en La Habana, a los diez y nueve días del mes de agosto de
mil novecientos cuarenta y nueve.
Dr. Raúl Roa García
Director de Cultura
g
Anexo 2. Textos de temática cultural de Raúl
Roa García
Palabras de Raúl Roa García por el Día del Libro Cubano1
Esta sencilla velada, en el recoleto hemiciclo del Ministerio de Edu-
cación, culmina, sobriamente, el conjunto de actos organizados para
infundirle sentido y relieve a la conmemoración del Día del Libro
Cubano.
No es de ahora la preocupación por la crisis que viene afrontando
el libro cubano. Numerosas instituciones culturales y figuras repre-
sentativas de nuestra intelectualidad han examinado los múltiples as-
pectos del problema. La Ley Santovenia –pendiente de aprobación en
la Cámara de Representantes– constituye un efectivo paso de avance
en la solución de la crisis del libro cubano. Esta propia mañana, el doctor
Lincoln Rondón, presidente de la Cámara de Representantes, prometió,
solemnemente, al Comité del Día del Libro Cubano, que la Ley San-
tovenia sería sometida a la consideración de ese cuerpo en la primera
sesión de la próxima legislatura. No nos fue dable ser recibidos por
el presidente de la República, doctor Carlos Prío Socarrás, por causas
ajenas a su voluntad; pero estamos absolutamente seguros de que
acogerá nuestras peticiones en favor del libro cubano con verdadera
simpatía y calor. La feliz iniciativa de César Rodríguez Expósito de
instituir el Día de Libro Cubano, acogida y auspiciada por el ministro
de Educación, doctor Aurelio Sánchez Arango, y puesta en práctica
por la Dirección de Cultura, va enderezada en parejo sentido. No debo
ocultar la íntima satisfacción del doctor Sánchez Arango, ni la mía,
por haber contribuido a impulsarla. Ambos, por vocación y profesión,
sentimos como propia la tragedia del libro cubano, que nos ha tocado
muy cerca como lectores y como autores.
1
Hemiciclo del Ministerio de Educación, 7 de junio de 1950 (Raúl Roa García:
Viento sur, pp. 383-385).
218 Ni juramentos ni milagros. Raúl roa en la cultura cubana
2
2 de septiembre de 1966 (Raúl Roa García: Retorno a la alborada, t. I, pp. 677-
681).
220 Ni juramentos ni milagros. Raúl roa en la cultura cubana
3
22 de noviembre de 1966 (Raúl Roa García: Retorno a la alborada, t. II,
pp. 683-688).
anexos 225
4
Las altas distinciones obtenidas en los festivales internacionales de cine le han
ganado al ICAIC uno de los más señeros lugares en la obra creadora de la Revo-
lución en el campo de la cultura.
5
El haber cuantitativo y cualitativo del Instituto Cubano del Libro –organismo
descentralizado que sustituyó a la Editora Nacional– carece de precedentes en
América Latina. Su ciclópeo aporte en el ámbito estrictamente docente es uno
de los principales factores coadyuvantes al desarrollo científico y técnico en
nuestro país.
228 Ni juramentos ni milagros. Raúl roa en la cultura cubana
Salón de Mayo6
La elección de Cuba como escenario de la primera presencia del
Salón de Mayo en América no es un hecho fortuito. Si el Salón de
Mayo es la expresión universal de la revolución en la pintura –con-
creta en sus creaciones disimiles y retadoras todas las tendencias
de las artes plásticas contemporáneas, remontadas señeramente
por Pablo Picasso–, Cuba encarna hoy, en prodigiosa síntesis,
el sueño y la realidad de la Revolución aquende el Atlántico y el
camino repleto de audacias y sorpresas de la revolución dentro de
la Revolución.
El nuevo mundo que alborea en esta ínsula prometeica es fruto
de la edificación simultánea de la sociedad socialista y comunista
por un pueblo empeñado, indoblegable, en traer el cielo a la tierra
y representar el séptimo día de la creación en la lucha del hombre
por encontrarse a sí mismo y vivir en el reino de la libertad como
conciencia de necesidad, en fastuoso despliegue de sus inagotables
aptitudes y potencias. Me atrevo, por eso, a aseverar, rotundamente,
que la atmósfera más tonificante que hasta ahora ha respirado el
Salón de Mayo es el de la Revolución de Julio, mes que en Cuba
rezuma las fragancias sobrevivientes de la primavera y los hervores
iniciales del estío. Nuevo tiempo en la historia y nuevo tiempo en
la vida.
El Salón de Mayo abre sus arbitrarios vergeles –espléndida
eclosión de colores, formas, metáforas, candores, enigmas, leveda-
des, gravitaciones y sabidurías– coincidiendo, significativamente,
con la conmemoración del XIV Aniversario del Asalto al Cuartel
Moncada, la apertura de la Primera Conferencia de la Organización
Latinoamericana de Solidaridad, el coro exultante de la Can-
ción Protesta, el crecimiento de las guerras de guerrillas en la Amé-
rica Latina, la conjurada batalla de la población negra norteameri-
cana, la resistencia victoriosa del pueblo vietnamita y los sonados
triunfos de nuestros deportistas en los Juegos Panamericanos. Y,
entre tanto, la OEA haciendo el ridículo y el imperialismo yanqui
mordiéndose la cola.
Los autores de la revolución en la pintura no son ajenos a
esa conjunción simbólica de sucederes. Bracean, con admirable
6
Palabras de apertura, 30 de julio de 1967 (Raúl Roa García: Retorno a la alborada,
t. I, pp. 689-693).
230 Ni juramentos ni milagros. Raúl roa en la cultura cubana
Y esto no sería ninguna ley de excepción para los artistas y para los
escritores. Este es un principio general para todos los ciudadanos. Es
un principio fundamental de la Revolución. Los contrarrevoluciona-
rios, es decir, los enemigos de la Revolución, no tienen ningún derecho
contra la Revolución, porque la Revolución tiene un derecho, el dere-
cho de existir, el derecho a desarrollarse y el derecho a vencer, y ¿quién
pudiera poner en duda ese derecho de un pueblo que ha dicho Patria o
Muerte, es decir, la Revolución o la muerte?
La Revolución no puede pretender asfixiar el arte o la cultura cuando
una de las metas y uno de los principios o propósitos fundamentales
de la Revolución es desarrollar el arte y la cultura para que sea un real
patrimonio del pueblo. Y al igual que nosotros hemos querido para el
pueblo una vida mejor en el orden material, queremos para el pueblo
una vida mejor en el orden cultural. Y lo mismo que la Revolución se
preocupa por el desarrollo de las condiciones y las fuerzas que per-
mitan al pueblo la satisfacción de todas sus necesidades materiales,
nosotros queremos desarrollar también las condiciones que permitan
al pueblo la satisfacción de todas sus necesidades culturales.
De la misma manera debemos propiciar las condiciones necesarias
para que todos esos bienes culturales lleguen al pueblo. No quiere
decir eso que el artista tenga que sacrificar el valor de sus creaciones
y que necesariamente tenga que sacrificar su calidad. Quiere decir
que tenemos que luchar en todos los sentidos para que el creador
produzca para el pueblo y el pueblo a su vez eleve su nivel cultural
a fin de acercarse también a los creadores. No se puede señalar una
regla de carácter general, todas las manifestaciones artísticas no son
exactamente de la misma naturaleza. Hay expresiones del espíritu
creador que por su propia naturaleza pueden ser mucho más asequi-
bles al pueblo que otras.
Hay que esforzarse en todas la manifestaciones por llegar al pueblo, pero
a su vez hay que hacer todo lo que esté al alcance de nuestras manos,
para que el pueblo pueda comprender cada vez más y mejor. Creo que
ese principio no contradice las aspiraciones de ningún artista y mucho
menos si se tiene en cuenta que los hombres deben crear para sus con-
temporáneos.
¿Significa que vamos a decir aquí a la gente lo que tiene que escribir?
No. Que cada cual escriba lo que quiera y si lo que escribe no sirve,
allá él. Si lo que pinta no sirve, allá él. Nosotros no le prohibimos a
nadie que escriba sobre el tema que prefiera. Al contrario. Y que cada
232 Ni juramentos ni milagros. Raúl roa en la cultura cubana
g
Anexo 3. Presupuesto de la Dirección
de Cultura*
Consignación Saldo
Publicaciones y colaboraciones $ 50 000,00 $ 6 435,69
Representaciones teatrales y conciertos $ 50 000,00 $ 9 612,00
Feria del Libro $ 10 000,00 $ 204,73
Feria Infantil de Trabajos Manuales $ 5 000,00 $ 4 292,00
Para artes plásticas $ 10 000,00
Concursos literarios, científicos y musicales $ 12 000,00 $ 500,00
Premio Juan Gualberto Gómez $ 12 000,00 $ 3 616,00
Premio Ruy de Lugo Viña $ 1 000,00
Misiones culturales $ 40 000,00
Equipos de las misiones culturales $ 25 000,00 $ 1 600,00
Día de la Canción Cubana $ 5 000,00
Compra, producción y arrendamiento $ 8 000,00
de películas culturales
Contratación de servicios, materiales, $ 120 000,00 $ 10 000,00
gastos diversos de
la Radioemisora CMZ
Total $348 000,00 $ 36 261,00
*
Raúl Roa García: «Un año en la dirección de Cultura», Bohemia, La Habana, 4 de
junio de 1950, p. 84.
Anexo 4
Tabla 1. Índice temático de la revista Mensuario de Arte, Literatura, Historia y Crítica
N.o y Año Temática/género Título Artículo
Año 1, n.o 11 Ballet «Veinte años de ballet Fernando Alonso
en Cuba»
Año 1, n.o 2 Cine «En torno al cine en La Guillermo Cabrera
Habana» Infante
Año 1, n.o 5 Cine «En torno al cine en La Guillermo Cabrera
Habana» Infante
Año 1, n.o 6 Cine «Trayectoria y Julio M. García
perspectiva del cine en Espinosa
Cuba»
Año 1, n.o 8 Cine «En torno al cine en La Guillermo Cabrera
Habana. El valle de la Infante
ternura»
Año 1, n.o 10 Cine «El aullido» (guión Guillermo Cabrera
cinematográfico) Infante
Año 1, n.o 10 Cine «Orientaciones para el Néstor Almendros
cine amateur»
Año 1, n.o 1 Cuento «La recompensa» Félix Pita Rodríguez
Año 1, n.o 1 Cuento «Una mentira» Jorge Tallet
Año 1, n.o 1 Cuento «La noche de los Pablo de la
muertos» Torriente Brau
Año 1, n.o 2 Cuento «El mundo» Julio Kourí
Año 1, n.o 2 Cuento «Yolanda» Justo Rodríguez
Santos
Año 1, n.o 3 Cuento «El cuentero» Onelio Jorge
Cardoso
Año 1, n.o 4 Cuento «Gladys» Marcelo Pogolotti
Año 1, n.o 4 Cuento «Cerdo número dos» José L. Galbe
(español)
Año 1, n.o 5 Cuento «La efigie» Julio García
Espinosa
Año 1, n.o 7 Cuento «Agora nos partimos» José Rubia Barcia
238 Ni juramentos ni milagros. Raúl roa en la cultura cubana
Año 1, n.o 5 Próceres Cubanos «Dos elegías, una Alberto Baeza Flores
pluma, un fusil» (Pablo
de la Torriente Brau)
Año 1, n.o 1 Próceres cubanos «Un cubano entero» J. M. García
(Eduardo Machado) Espinosa
Año 1, n.o 3 Próceres cubanos «José Martí y la
Revolución de 1895»
Año 1, n.o 3 Próceres cubanos «Martí en la Argentina» Félix Lizaso
Año 1, n.o 3 Próceres cubanos «La amistad de José Armando Guerra
Martí»
Año 1, n.o 3 Próceres cubanos «La casa natal del Joaquín Llaverías
Maestro»
Año 1, n.o 3 Próceres cubanos «José Martí» Enrique J. Varona
Año 1, n.o 3 Próceres cubanos «Originalidad de José Andrés Iduarte
Martí»
Año 1, n.o 3 Próceres cubanos «Nuestra América, la de Emeterio
Martí» Santovenia
Año 1, n.o 4 Próceres cubanos «Psicología de los Martí M. Isidro Méndez
Pérez»
Año 1, n.o 6 Próceres cubanos «Maceo y la república» Leopoldo Horrego
Estuch
Año 1, n.o 7 Próceres cubanos «Vigencia de Maceo» Leopoldo Zarragoitía
Ledesma
Año 1, n.o 8 Próceres cubanos «Máximo Gómez: genio Enrique Rodríguez
militar» Loeche
Año 1, n.o 9 Próceres cubanos «Maceo con valor Leopoldo Horrego
democrático» (discurso Estuch
en Feria del Libro)
Año 1, n.o 11 Próceres cubanos «Martí y la mujer» Gaspar Betancourt
Año 1, n.o 12 Próceres cubanos «San Martín en Martí» Félix Lizaso
Año 2, n.o 15 Próceres cubanos «¡Sé bendito, hombre Pedro González
de mármol! José Martí» morales
Año 2, n.o 16 Próceres cubanos «Signo martiano» Juan F. Sariol
Año 1, n.o 11 Próceres «Sucre el gran mariscal Armando Cruz Cobos
latino- americanos de Ayacucho»
Año 1, n.o 4 Próceres «Benito Juárez, máximo s/a
latino-americanos símbolo»
Año 1, n.o 4 Regiones de Cuba «Isla de Pinos en la Waldo Medina
cultura cubana»
250 Ni juramentos ni milagros. Raúl roa en la cultura cubana
g
Anexo 5. Raúl Roa García en las artes visuales
Raúl Roa es uno de los intelectuales del siglo xx cubano que posee más
caricaturas y retratos. Ello se debe al carisma de su personalidad, su gracia,
delgadez y permanente inquietud, y a sus entrañables amigos artistas.
A la izquierda, busto y dibujo de Roa, por Julio Girona (1930); a la derecha, Roa, por Judith
Martínez Villena, hermana de Rubén (1930).
A la izquierda, caricatura de Roa por Maribona; a la derecha, Roa, por Jorge Rigol.
252 Ni juramentos ni milagros. Raúl roa en la cultura cubana
A la izquierda, caricatura hecha por su hijo Raúl Roa Kourí (1972); a la derecha, autocari-
catura realizada en la postal que hiciera por su setenta cumpleaños.
Caricaturas de Raúl Roa García por José Ernesto Pereira Gómez (2014).
256 Ni juramentos ni milagros. Raúl roa en la cultura cubana
A la izquierda, retrato de Roa por Jorge Arche, óleo sobre lienzo, 100 cm x 80 cm (1948), a
la derecha, retrato de Roa, Víctor Manuel, óleo sobre lienzo, 78 x 62 cm (1950).
Retrato de Roa, Harry Tanner, óleo sobre lienzo, 80 cm x 60 cm (1987); a la derecha, Roa,
por Marlon Zorrilla García, acrílico sobre lienzo (2010).
Bell Lara, José; Delia Luisa López García y Tania Caram León: Docu-
mentos de la Revolución Cubana: 1959, Editorial de Ciencias Sociales, La
Habana, 2008.
Berman, Sabina y Lucina Jiménez: Democracia cultural, Fondo de Cultura
Económica, México D. F., 2006.
Bianchi Ross, Ciro: Asedio a Lezama y otras entrevistas, Editorial Letras
Cubanas, La Habana, 2009.
Blanco, José Joaquín: Se llamaba Vasconcelos. Una evocación crítica,
Fondo de Cultura Económica, México D. F., 1977.
Bobbio, Norberto: Diccionario de política, 4 t., Siglo Veintiuno Editores,
México D. F., 1994.
__________: La duda y la elección. Intelectuales y poder en la sociedad contem-
poránea, Editorial Paidós, Barcelona, 1998.
Boletines del Primer Congreso Nacional de Escritores y Artistas, Editorial
Letras Cubanas, La Habana, 2007.
Bourdieu, Pierre: Sociología y cultura, Grijalbo, México D. F., 1984.
Brunner, José Joaquín: Un espejo trizado, ensayo sobre cultura y políticas
culturales, FLACSO, Santiago de Chile, 1988.
__________: América Latina: cultura y modernidad, Grijalbo, México D. F.,
1992.
Brunner, José Joaquín y Ángel Flisfich: Los intelectuales y las insti-
tuciones de la cultura, 2 t., Editorial UAM Azcapotzalco, México D. F.,
1989.
Buck, Julie Marie: Cultural Change in Postrevolutionary Cuba, University
of Virginia, 1988.
Bueno, Salvador (selec. y pról.): Órbita de Raúl Roa, Ediciones Unión,
La Habana, 2004.
Busch Rodríguez, Luis: Gobierno revolucionario, primeros pasos, Editorial
de Ciencias Sociales, La Habana, 2004.
Cairo Ballester, Ana (selec.): Letras. Cultura en Cuba, t. 3-7, Editorial
Pueblo y Educación, La Habana, 1989.
__________: Guiteras: 100 años, Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2007.
__________ (comp.): Roa: imaginarios, Editorial de Ciencias Sociales,
La Habana, 2008.
__________: Eduardo Chibás: imaginarios, Editorial Oriente, Santiago de
Cuba, 2010.
Cancino, Hugo (coord.): Ideas, intelectuales y paradigmas europeos
en América Latina, 1850-2000, Editorial Universidad Veracruzana,
México D. F., 2007.
Bibliografía 261
Publicaciones periódicas
yyAlerta (1949-1950)
yyBohemia (1949-1960)
yyBoletín del Ministerio de Relaciones Exteriores (1962-1964)
yyCarteles (1949-1959)
yyDiario de la Marina (1949-1959)
yyEl Crisol (1949-1950)
yyEl Mundo (1949-1959)
yyHumanismo (1953-1965)
yyLa Gaceta de Cuba (1994-2010)
yyLa Jiribilla (2001-2010)
yyMensuario de Arte Literatura, Historia y Crítica (diciembre, 1949-
agosto, 1951)
yyRevista de Arqueología y Etnología (1942-1960)
yyRevista Bimestre Cubana (1948-1951)
yyRevista Cubana (1935. 1949-1959)
yyRevista Cubana de Filosofía (1949-1951)
yyRevista de la Biblioteca Nacional José Martí (n.os 1 y 2, 2007)
yyRevista Nuestro Tiempo (1951-1957)
yyRevolución y Cultura (1960-1970).
yyTemas (1998-2010)
yyUnión (1960-1970)
yyUniversidad de La Habana (1940-1952)
yyVida Universitaria (1940-1955)
Fuentes documentales
Archivo Central del Ministerio de Cultura. Expedientes:
yy«Eduardo Abela»
yy«Eugenio Florit y Eduardo Sánchez de Fuentes»
yy«Gustavo Eguren»
yy«Graziela Pogolotti»
yy«Gustavo Róbenlo»
yy«Jorge Tallet y Martínez Villena»
yy«José Zacarías Tallet»
yy«Juan David Posada»
yy«Juan Pérez de la Riva»
yy«Mariano Rodríguez»
yy«Oscar Pino Santos»
yy«Pablo Armando Fernández»
yy«Raimundo Lazo»
yy«Regino Pedroso Aldama»
yy«Roberto Fernández Retamar»
yy«Vicentina Antuña Tabío»
Fuentes orales
Entrevistas realizadas a:
g
Sobre la autora
Danay Ramos Ruiz
Isla de la Juventud, 1970
Doctora en Ciencias Históricas (2011). Profesora auxiliar de Historia
Universal de la Facultad de Filosofía e Historia de la Universidad de
La Habana desde 1994 hasta la fecha. Investigadora agregada de la
Universidad de La Habana. Premio Anual de Investigación Sociocultural
Juan Marinello 2002, por el ensayo «Raúl Roa García, director de Cultura:
una política, una revista», publicado posteriormente en 2006. Premio
Memoria 2004 del Centro Pablo de la Torriente Brau, por el proyecto: «Roa
y la cultura: una obra en dos tiempos». Realizó la investigación para el
CD-ROM Raúl Roa García : cultura y Revolución (1907-1982), de Edi-
ciones Cubarte, la que obtuvo el premio Palma Digital del Ministerio
de Cultura en la categoría de mejor multimedia del año 2010. Por su
tesis doctoral obtuvo mención a la mejor tesis de ciencias sociales y hu-
manísticas del curso 2011-2012, otorgada por la Comisión Nacional de
Grado Científico del MES. Actualmente realiza un estudio comparado
sobre las políticas culturales del siglo xx en el Caribe hispano.
g
Esta edición
de Ni juramentos ni milagros. Raúl Roa en la cultura cubana,
de Danay Ramos Ruiz,
se terminó en 2016